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El discurso de

Pericles Integrantes: Benilda Torres


Ester Araya
Maria Alfaro
Eloisa Berrios
“El Discurso Fúnebre de Pericles”
El discurso comienza con elogios a los
antepasados, quienes por costumbre
comenzaron hacer discursos de elogios en los
entierros de los caídos en combate, pero para
Pericles en cambio hubiera sido suficiente que
quienes con obras demostraron su valor.
Recuerda a sus antepasados que gracias a ellos,
dejaron su tierra como herencia, legado libre con
un Imperio que ellos mismos han incrementado,
dándole autarquía a la ciudad, tanto para la guerra
y para la paz
Orgulloso de su régimen político que no imita a
ninguna otra nación, se le llama Democracia, con
iguales derechos en la defensa de todos los
intereses particulares, su norma es respetar la
libertad en asuntos públicos como en las
rivalidades diarias unos con otros.
Por otra parte, han procurado para su espíritu una serie de
recreaciones.
Llevan la ventaja en el adiestramiento en la artes de la guerra,
ya que mantienen las puertas abiertas de la ciudad y jamás
recurren a la expulsión de los extranjeros. Nunca van al
campo de batalla con todas sus tropas, ya que deben
atender la mantención de sus flotas, no como sus
enemigos que realizan sus expediciones acompañados con
otros compañeros.
Aman el arte y la belleza, sin motivo de soberbia, en cuanto a
la pobreza no constituye una vergüenza reconocerlo si no el
esforzarse para evitarla. También por sus liberalidades son
muy distintos de la mayoría de los hombres, ya que no es
recibiendo beneficios sino prestándolos que se obtienen
amigos.
Su ciudad, en su conjunto es norma para toda Grecia,
que un mismo hombre basta para enfrentar las más
diversas situaciones y lo hace con gracia y con la mayor
destreza.
La mayor parte de este elogio ya está hecho, pues las
excelencias por las que ha celebrado a nuestra ciudad
no son sino fruto del valor de estos hombres y de otros
que se les asemejan en virtud, demostrándolo con su
coraje genuinamente varonil, no importándole a seguir
gozando de sus riqueza, hombres bizarros, conscientes
de su deber, entregaron su vida por su comunidad.
El consuelo a los Padres de estos muertos que es difícil
de aceptar, sepáis sobrellevar vuestra situación, los que
están en edad de procrear tengáis la esperanza de
tener otros hijos y los que han llegado a la ancianidad
consolaos con la fama alcanzada por estos vuestros
hijos.
Consuelo para hijos o hermanos y para las viudas,
evitando que sus nombres anden de boca de los
hombres, ni para bien ni para mal.
En conformidad con sus leyes y costumbres, queda
dicho este y de la educación de sus hijos, desde
este momento hasta su juventud, se hará cargo la
ciudad. Tal es la provechosa corona que ella impone
a estas víctimas, y a los que ellas dejan, como
premio de tan valerosas hazañas. Cuando los más
preciados galardones que una ciudad otorga son los
que recompensan la valentía, entonces también
posee ella los ciudadanos más valientes.

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