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LA PRIMERA PALABRA:
"Padre, perdónalos porque no
saben lo que hacen", (Lc. 23,34);
la necesidad de perdonar.
Presupuestos
• El perdón libera de los aspectos emocionales
que generan el sufrimiento y el dolor.
• No importa el motivo por el cual uno esté
sufriendo o sumergido en la experiencia
dolorosa, liberarse de todo lo que se pueda a
través del perdón tanto recibiéndolo como
otorgándolo, es un bálsamo que disminuye la
experiencia dolorosa.
¿Qué es el perdón?
• Significa la remisión de la pena
merecida, de la ofensa recibida o de
alguna deuda u obligación pendiente
(diccionarios).
• El perdón, esencialmente consiste en
un acto: la renuncia al deseo de
venganza del agravio sufrido.
• Sin embargo, para que el perdón sea completo,
incluye otros aspectos:
1. Absolver a la persona responsable del agravio, de la
pena merecida; y,
2. No dejar huella de rencor, ni de resentimiento, en la
persona dañada.
• La renuncia al deseo de venganza del agravio
sufrido, es la parte más importante del perdón.
• La energía que consume rumiar la forma de
llevar a cabo una venganza, implica un enorme
desgaste personal que deteriora la salud física
y mental de la persona.
• En cambio, absolver de la pena merecida,
al infractor, ni siquiera está siempre en
nuestras manos.
• Este aspecto no es parte esencial del
perdón, aunque lo hace más completo.
• Algunas personas han insistido en que,
para perdonar, es necesario resarcir el
daño que el agravio provocó.
• Otras personas añaden, que para
perdonar, es necesario liberar las
emociones reprimidas.
• Nosotros hemos visto que, a veces es imposible
que en el corazón no quede amargura por la
ofensa recibida, por lo que, es necesario saber
qué hacer en situaciones como ésa.
• del perdón en la vida cotidiana, éste significa
recuperar la paz interior, aprovechar el propio
tiempo de vida en forma más positiva que rumiar
o esperar venganzas y cultivar el odio.
• El perdón significa volver a ser libre en lugar de
dejarse atar por las fantasías y las
maquinaciones de destrucción de las personas
que nos dañaron.
Es un acto de
autoliberación
personal, muchas
veces a pesar de
que, aquél o
aquélla a quien se
le otorga, pudiera,
ni siquiera
merecerlo.
Diferencias entre perdonar,
perdonarse y ser perdonado
• La necesidad de establecer esta
distinción se debe a que cada uno de
estos actos, el activo de perdonar, el
pasivo de ser perdonado y el reflexivo
de perdonarse, implica acciones
propias, trampas y resistencias
peculiares y actitudes propias de cada
uno de nosotros, ante estas mismas
decisiones.
• Muchas veces ya se recibió el perdón de la
persona o personas a quienes se ofendió, y
uno no logra terminar de perdonarse a sí
mismo.
• Otras veces es uno mismo el que ofendió y
se requiere hacer algo para lograr el perdón,
por lo menos, pedirlo.
• En otras ocasiones, todo sucede hacia el
interior de uno mismo y el acto que se
requiere es el de perdonarse a sí mismo.
Factores que influyen en la
dificultad para el perdón
• El perdón significa algo mucho más complejo para
cada uno de nosotros, y este significado no está
exento de la influencia de nuestra historia personal,
• del lugar y de la época en que nacimos,
• de la manera como nos educaron nuestros padres
y nuestros maestros,
• de la forma como ellos manejaban sus rencores y
sus resentimientos
• Incluye, además, elementos de nuestra
propia fisiología, ya que algunos tenemos
una carga impulsiva mucho mayor que la
que tienen otros,
• nuestra inteligencia es diferente y
• nuestra capacidad para resolver problemas
es también diferente.
• también sabemos que en el perdonar
influyen también las circunstancias
culturales y sociales.
¿Por qué nos cuesta tanto trabajo
perdonar?
1. Porque no hemos sido educados en el
perdón.
2. Porque algunos hemos sido educados
para tomar venganza, desde niños.
3. Porque vivimos esclavizados por una
cultura de la venganza.
4. Porque el propio orgullo no nos
permite hacerlo.
5. Porque
hemos
permitido que
nuestro deseo
de venganza
se vuelva
resentimiento.
¿Por qué perdonar?
• Perdonar aparece como una opción para
quienes se han dado cuenta de que su
deseo de venganza y la venganza de hecho,
no son más que pérdida de tiempo,
• Una grave desviación de la propia misión de
evolucionar, de crecer espiritualmente
• El odio consume una valiosa energía que
trastorna el orden del universo entero.
• Más fuerte que las drogas, el deseo de
venganza enajena nuestra inteligencia y
nos conduce a cometer innumerables
torpezas;
• El anhelo ciego de venganza puede
obnubilar nuestra conciencia, nuestro
darnos cuenta;
• Nos hace actuar fuera de los principios
rectores de la sabiduría y del buen vivir.
LAS
ETAPAS
DEL
PROCESO
DE
PERDONAR
• Algunos autores (Linn et al. 1997), en un libro
muy interesante: "No perdones demasiado
pronto", señalan las etapas del perdón,
considerándolas idénticas a las del duelo
según las etapas que propone Elisabeth
Kübler Ross (1970):
1. Negación: no acepto que estoy herido;
2. Ira: es culpa de ellos que esté herido;
3. Regateo: impongo condiciones que deberán
cumplirse antes de que esté listo para perdonar;
4. Depresión: es mi culpa que esté herido;
5. Aceptación: espero crecer a partir de la herida.
PRIMERA ETAPA DEL
PROCESO DEL PERDÓN.
• Comienza, con frecuencia, con la necesidad
de que la persona se dé cuenta de que
necesita el perdón, o de que necesita
perdonar, o de que no ha podido perdonarse.
• Uno percibe que quedarse con el agravio
internamente, es como tener un veneno en el
interior. No resulta tan importante saber
quién te dio el veneno, cuanto saber cuál es
su antídoto.
• Lo que actúa como veneno en el
interior, es el agravio que le hicieron
a uno, es la culpa de no haber
hecho algo que uno debió hacer o
que no debió hacer, o es la herida
narcisística de haber hecho o dejado
de hacer algo que ahora le
avergüenza (cómo pude ser tan
estúpido ¡YO!).
SEGUNDA
ETAPA DEL
PROCESO DEL
PERDÓN.
La segunda etapa
del proceso del
perdón tiene un
carácter
diagnóstico
• Se busca determinar el estado de la
situación, los recursos con que se cuenta y
las alianzas que deberán hacerse, para
realizar las tareas implicadas en el proceso
de perdonar.
• Se realiza un estimado de las dimensiones
del agravio, de las posibilidades objetivas
propias para reparar los daños y para
realizar los cambios que se requieran.
Cuando uno cree que no puede ser
perdonado
• Hay gente que se queda largas
temporadas sin solicitar el perdón porque
su fantasía es que el daño que cometieron
no tiene perdón de nadie.
• Esto con frecuencia le pasa a la gente en
relación con Dios.
• Piensan: No tengo perdón de Dios y se
alejan de Dios y de toda práctica religiosa.
• Ocurre con frecuencia en personalidades
depresivas que se ven agobiadas por un
sentimiento de culpabilidad, el cual, con
frecuencia, tiene que ver más con un
exagerado peso de las propias demandas
morales, que con las dimensiones objetivas
del agravio.
• A veces el daño recibido no es realmente tan
severo, pero resulta que dio en el blanco de
algo que traemos atravesado desde la
infancia y por ello nos resulta materialmente
intragable.
• Conozco un caso de una persona que fue
engañada desde su infancia: se le dijo que
alguien era su papá cuando realmente su
padre era otra persona; se le dijo que era la
responsable de que su familia viviese en
desgracia porque la habían repudiado en su
pueblo desde que ella había nacido, y cosas
por el estilo. Ahora, esta persona es
particularmente sensible a sentir mucha rabia
contra las personas que la tratan de engañar.
• Otra persona que sufrió el abuso por parte
de su padre, tiene una particular dificultad
para discernir cuándo se abusa de ella y
cuándo no.
• Con frecuencia equivoca las señales, lo cual
la hace ser una persona menos feliz de lo
que pudiera ser y con ello perturba también
sus relaciones de pareja.
• Estas personas sufren mucho y hacen sufrir
mucho a los demás.
Evaluación del daño recibido
• Se valora también el daño que nos ha producido o
nos está produciendo el seguir con el resentimiento
o los deseos de venganza como un odio enlatado
que sigue ahí.
• Ese daño puede verse en el grado de soledad en el
que vivimos, pues la soledad puede ser una
medicina autodosificada, cuando a raíz de una
decepción muy dolorosa, imperdonable, se piensa
que más vale solo que mal acompañado.
El libro de cuentas por cobrar
• son muy pocas las personas que se han entrenado
en técnicas para resolver conflictos.
• Los más rencorosos, por lo general acumulan una
gran cantidad de asuntos que arrastran en sus
relaciones interpersonales.
• Algunos, sobre todo los de memoria mejor dotada,
llegan a situaciones tragicómicas de recordar desde
la primera vez que se les hizo algo, la forma como
estaba vestido (a), el lugar en donde se le hizo la
ofensa, y más cosas por el estilo.
• El libro de cuentas por cobrar es una asombrosa
obra de arte de gente rencorosa que guarda
cuidadosa, meticulosa, escrupulosamente, el
recuerdo de cada una de las ocasiones en que se
les ha hecho algún daño.
• Muchas parejas tienen uno o dos ejemplares.
• Suelo pedir que escriban este libro de cuentas por
cobrar; la tarea puede adquirir las dimensiones
que cada quien individualmente necesite. Les
pido que lo redacten cada uno por su lado y con
frecuencia bromeo con ellos diciéndoles que
pueden hacerlo en rollos de papel de fax, si
quieren.
• Hacer esta tarea implica que haya disposición para
analizar juntos ese libro tanto en forma cuantitativa
como cualitativa.
• En el caso de las parejas, lo ordinario es que haya
necesidad de determinar claramente dos cosas: si
se aman todavía y si están dispuestos a poner de
su parte todo lo necesario para finiquitar, de una
vez por todas, el libro de cuentas por cobrar. Más
adelante se podrá pensar en un plan para generar
mayor armonía y calidad de vida en la pareja.
• En el caso de las personas que, en forma
individual, se preparan para perdonar, la
tarea no es muy diferente, uno también tiene
que tener claro si está dispuesto o no, a
hacer todo lo necesario para finiquitar su
libro de cuentas por cobrar. Si esto no se
hace por amor, tal vez no tenga uno una
adecuada motivación para realizar tan
importante esfuerzo.
Establecimiento de tareas
personales
• Se inicia el proceso diagnóstico, en camino a
determinar la dinámica de las fuerzas que lo
generan y mantienen, con frecuencia encuentro que
todos los actores involucrados en el conflicto,
requieren llevar a cabo algunos cambios en sí
mismos.
• Resulta que venían por lana y salen trasquilados.
Lo ordinario es que la gente inculpe siempre a otro
u otra, de los conflictos que la aquejan.
• Seco bajo la lluvia (cuento página 14)
• la gente echa la culpa a segundas o terceras
personas de todo lo malo que le ocurre.
• No hace lo mismo con lo bueno, o sea reconocer
siempre que lo bueno que le ocurre y que tiene, o
que es, lo debe a los demás.
• Se trata del viejo echarle la culpa a todos para
aparecer uno como blanca paloma.
• Hay muchas personas adictas al papel de víctimas,
y para no caer en este juego, en esta primera
reflexión, invito a la gente a que se coloque en una
postura de auto observación, con el propósito de
darse cuenta de la contribución propia a la
dinámica del conflicto.
• Es frecuente ver cómo el flojo justifica su
miseria echando la culpa a sus padres de no
haberle enseñado a esforzarse y a trabajar.
• La esposa infeliz, echando la culpa al marido
estúpido que le tocó.
• El marido promiscuo inculpando a la mujer
frígida que tiene ...
• Una adecuada evaluación lo lleva a uno a
darse cuenta de que no hay café con leche si
no hay café y leche.
• Establecer honestamente el
deseo de ver en cada uno de
nosotros la parte o el porcentaje
de responsabilidad en la
problemática que ha dado origen
a la necesidad de perdonar o ser
perdonado
EL OGRO Y EL SUFÍ
Un maestro Sufí, que atravesaba solo una desolada región
montañosa, fue repentinamente enfrentado por un ogro, un
vampiro gigante, el cual dijo que lo iba a destrozar. El maestro
dijo: "Muy bien, prueba si quieres, pero yo puedo vencerte,
pues soy, en más sentidos de los que tú piensas,
inmensamente poderoso." Tonterías, dijo el vampiro, Tú eres
un maestro Sufí interesado en cosas espirituales. Tú no
puedes vencerme, pues yo cuento con la fuerza bruta, y soy
treinta veces más grande que tú. "Si deseas confrontar fuerzas,
toma esta piedra y exprime líquido de ella, dijo el Sufí. Alzó una
piedra y se la entregó. El vampiro hizo varios intentos sin
obtener resultado. "Es imposible, no hay agua en esta piedra,
muéstrame tú si la hay." En la semioscuridad, el maestro tomó
la piedra, sacó un huevo de su bolsillo, y los apretó juntos,
apoyando su mano sobre la del vampiro. Este quedó
impresionado; pues con frecuencia la gente se impresiona por
cosas que no entiende, valorándolas más allá de lo que por su
propio interés debería.
• "Debo pensar sobre esto", dijo, ven a mi cueva y
te daré hospitalidad por esta noche." El Sufí lo
acompañó a una inmensa caverna, sembrada con
las pertenencias de miles de viajeros asesinados,
una verdadera cueva de Aladino. "Acuéstate aquí,
a mi lado, y duerme", dijo el vampiro, "y mañana
sacaremos conclusiones." Se acostó y se durmió
inmediatamente.
• Prevenido por instinto de una traición, el maestro
repentinamente sintió un impulso de levantarse y
situarse a cierta distancia del vampiro. Hizo esto,
después de arreglar la cama de tal modo que éste
pensara que aún permanecía allí.
• Ni bien se ubicó a prudente distancia del ogro, éste
despertó. Tomó un tronco con una mano y asestó
siete poderosos golpes al bulto en la cama. Luego
se acostó, y dijo al vampiro: !Oh, vampiro! Tu
caverna es confortable, pero he sido picado siete
veces por un mosquito. En verdad, deberías hacer
algo al respecto."
• Esto impresionó tanto al vampiro, que no osó
intentar un nuevo ataque. Después de todo, si a un
hombre un vampiro lo golpea siete veces con todas
sus fuerzas con un tronco ...
• Por la mañana el vampiro arrojó al Sufí un enorme cuero de
buey diciéndole: "Tráeme agua para el desayuno, de modo
que podamos hacer té." En vez de recoger el cuero (al que
difícilmente hubiera podido levantar) el maestro caminó hacia
el cercano arroyo y comenzó a cavar un pequeño canal hacia
la caverna. El vampiro comenzaba a tener sed: "Por qué no
traes el agua?"
• "Paciencia, mi amigo, estoy haciendo un canal permanente
para traer agua fresca directamente a la entrada de la
caverna, de modo que nunca tengas que acarrear agua en
un cuero." Pero el vampiro estaba demasiado sediento para
esperar. Alzando el cuero, se dirigió con paso largo hacia el
arroyo y lo llenó él mismo. Cuando el té estuvo hecho, bebió
varios galones, y sus facultades mentales comenzaron a
funcionar un poco mejor "Si tú eres tan fuerte - y me has
dado prueba de ello - por qué no puedes cavar el canal más
rápidamente, en vez de hacerlo pulgada por pulgada?"
• El maestro contestó: "Porque nada que en verdad
valga la pena hacerse, puede realizarse
correctamente sin el empleo de una mínima
cantidad de esfuerzo. Cada cosa requiere una
adecuada cantidad de esfuerzo; y yo estoy
aplicando el mínimo necesario para la excavación
del canal. Además, sé que a tal punto eres una
criatura de hábitos, que seguirás usando el cuero
de buey.“