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• Dios es Padre y nos ama

y quiere nuestra
salvación y siempre
perdona: ¡siempre! ¡Así
que no hay razón para
tener miedo de Él!
El temor de Dios, es el don del Espíritu
que nos recuerda lo pequeños que
somos delante de Dios y de su amor, y
que nuestro bien consiste en
abandonarnos con humildad, respeto y
confianza en sus manos.
• El don de temor es un hábito
sobrenatural por el que el
cristiano, por obra del Espíritu
Santo, teme sobre todas las
cosas ofender a Dios,
separarse de Él, aunque sólo
sea un poco, y desea
someterse absolutamente a la
voluntad divina.
• Para que el temor de Dios sea
• Dios es a un tiempo Amor don del Espíritu Santo ha de
absoluto y Señor total; debe, ser un temor filial, que,
pues, ser al mismo tiempo principalmente al principio o
amado y reverenciado. únicamente al final, se inspira
en el amor a Dios, es decir, en
el horror a ofenderle.
Sin el temor de Dios no
hay justificación.
En este temor hay
"confianza y fortaleza" y
es "la fuente de vida"
(Prov, 14:26, 27)
"Y si llamáis Padre a quien, sin
excepción de personas, juzga a
cada cual según sus obras,
conducíos con temor durante el
tiempo de vuestro destierro“
Pedro 1,17
EN EL EVANGELIO

Temed a Aquél que puede


perder el alma y el cuerpo
en el infierno» (Mt 10,28).
EN LA VISIÓN AGUSTINIANA
• DON DE TEMOR DE DIOS

Sermón 347

PRIMERA BIENAVENTURANZA

"BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPÍRITU”


esto es, no los que saben las cosas
elevadas, sino los que temen.
• San Agustín utiliza la
expresión Mendigos de
Dios, para recordarnos El temor, según San
que todo lo hemos Agustín, lleva al dolor del
recibido de Dios, que corazón por el pecado
sin El nada somos
San Agustín, en su sermón 161 (P.L., XXXVIII,
882 ss), habla de no pecar por temor al juicio
de Dios y pregunta: "¿Me atrevo a decir que
ese temor es un error? El mismo responde
que no se atreve a decirlo porque el Señor
Jesucristo urge a los hombres a no hacer el
mal y sugiere el motivo del temor: (Mat 10:28).
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte


clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,


que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,


pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Fr. Miguel de Guevara (agustino)
CON EL TEMOR DE DIOS
Nos apartamos
Dejamos el Alabamos a
del mal y lo
pecado Dios
aborrecemos

Conocemos la Nos ocupamos


Caminamos
voluntad de de nuestra
con rectitud
Dios salvación

Agradamos a Obramos con Somos fieles a


Dios justicia Dios
SIN EL TEMOR DE DIOS

Comenzamos a
Menospreciamos su
dudar de la Palabra
nombre
de Dios

No tenemos una
firme determinación Nos apartamos del
en el corazón de buen camino
obedecer a Dios
Ven, oh bendito Espíritu del Santo Temor, penetra en mi corazón más profundo,
para ponerte a ti, mi Señor y Dios, delante de mi rostro para siempre
Ayúdame a evitar todas las cosas que puedan ofenderte; y hazme digno de
aparecer ante los puros ojos de Tu Divina Majestad en el cielo, donde vives y
reinas en la unidad de la siempre bendita Trinidad, Dios, en el mundo sin fin.
Voz serena que aplacas la inquietud
Susurro invisible que inspiras a las almas,
Arrullo de ternura que consuela el corazón afligido,
a ti acudo a mostrarte mi alma.
Ved que en mi interior me vanaglorio fútilmente
ensalzo mis buenas obras
desprecio mis defectos,
Me veo a mí mismo según el prisma que más me conviene
y me conformo en mi vana autoestima…
¡edifico sobre arena!
Mas mi corazón carece de humildad
y en esto sé que os desagrado,
por ello os suplico vuestro último don,
aquel que ilumina mi alma, mis obras, mi vida

en vuestra diáfana presencia


a la prístina luz de vuestra mirada
Llenad mi alma en el temor de vuestra Justicia
porque conociéndola me conozco
porque despeja la niebla de la soberbia
y dispensa el gozo de la humildad
Llenad mi alma en el amor de vuestra Misericordia
porque abrigado en su amparo nada temo
¡nada en la vida es más grande ni más seguro
que la certeza de vuestro Amor!
Inundad mi alma del don del Santo Temor
que mantiene perenne la humildad del corazón
y rebosante en la confianza plena del Amor.
Amén
Oración para pedir el Temor de Dios
Voz serena que aplacas la inquietud en vuestra diáfana presencia
a la prístina luz de vuestra mirada
Susurro invisible que inspiras a las almas,
Llenad mi alma en el temor de vuestra Justicia
Arrullo de ternura que consuela el corazón afligido, porque conociéndola me conozco
a ti acudo a mostrarte mi alma. porque despeja la niebla de la soberbia
Ved que en mi interior me vanaglorio fútilmente y dispensa el gozo de la humildad
ensalzo mis buenas obras Llenad mi alma en el amor de vuestra
Misericordia
desprecio mis defectos,
porque abrigado en su amparo nada temo
Me veo a mí mismo según el prisma que más me conviene ¡nada en la vida es más grande ni más seguro
y me conformo en mi vana autoestima… que la certeza de vuestro Amor!
¡edifico sobre arena! Inundad mi alma del don del Santo Temor
Mas mi corazón carece de humildad que mantiene perenne la humildad del
corazón y rebosante en la confianza plena del
y en esto sé que os desagrado,
Amor.
por ello os suplico vuestro último don, Amén
aquel que ilumina mi alma, mis obras, mi vida

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