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Establece:
“…existe un género de composición poética al igual que la
composición de historias que procede sólo por imitación, tal es el
caso de la tragedia y de la comedia, como tú muy bien lo has
dicho. Asimismo, existe otra clase que emplea la narración hecha
por el propio poeta, como es el caso de los ditirambos. Y finalmente,
una tercera que reúne ambos procedimientos y se encuentra en las
epopeyas y en otras poesías”. (Rep.394c)
Safo fue una poetisa griega que vivió en la Isla de Lesbos, situada en la
ribera oriental del Mar Egeo. Sobre su vida apenas conservamos datos
precisos. Se calcula su nacimiento entre los años 630 y 612, mientras que su
muerte se fecha alrededor del 570, pero su biografía apenas consigue
tomar forma con la poca información de que disponemos.
No existe ninguna fuente histórica contemporánea sobre su vida aparte de
sus poemas, y todo lo que sabemos de ella procede de autores posteriores
que no la conocieron directamente. Esto ha contribuido a rodear su figura
de una nebulosa que la situa a medio camino entre la realidad y la
leyenda, lo cual no ha hecho sino aumentar el interés sobre su vida y su
obra a lo largo de los siglos. Grandes autores como Platón, Boccaccio,
Baudelaire, Lord Byron, Ezra Pound o Virginia Woolf sintieron por ella gran
admiración.
Parece ser que Safo nació en la aldea lesbia de Eresos, aunque más tarde
se trasladó a la capital Mitilene, y que procedía de una familia noble y
adinerada. Su padre era un próspero comerciante de vinos llamado
Skamandar, y tenía tres hermanos, todos menores que ella.
En Lesbos Safo
fundó una
especie de
escuela o
academia, al
estilo de Platón,
en la que
enseñaba arte,
canto, danza y
literatura, a un
grupo de mujeres
jóvenes. Para
todas estas
chicas hubo odas
nupciales
compuestas para
ellas cuando se
preparaban para
casarse.
¡Tú que te sientas en trono resplandeciente,
inmortal Afrodita!
¡Hija de Zeus, sabia en las artes de amor, te suplico,
augusta diosa, no consientas que, en el dolor,
perezca mi alma!
Desciende a mis plegarias, como viniste otra vez,
dejando el palacio paterno, en tu carro de áureos atalajes.
Tus lindos gorriones te bajaron desde el cielo,
a través de los aires agitados por el precipitado batir de sus alas.
Una vez junto a mí, ¡oh diosa!, sonrientes tus labios inmortales,
preguntaste por qué te llamaba, qué pena tenía,
qué nuevo deseo agitaba mi pecho,
y a quién pretendía sujetar con los lazos de mi amor.
Safo, me dijiste, ¿quién se atreve a injuriarte?
Si te rehuye, pronto te ha de buscar;
si rehúsa tus obsequios, pronto te los ofrecerá él mismo.
Si ahora no te ama, te amará hasta cuando no lo desees.
¡Ven a mí ahora también, líbrame de mis crueles tormentos!
¡Cumple los deseos de mi corazón, no me rehúses tu
ayuda todopoderosa!
Lamento:
Dulce madre mía, no puedo trabajar,
el huso se me cae de entre los dedos
Afrodita ha llenado mi corazón
de amor a un bello adolescente
y yo sucumbo a ese amor.
En la teoría literaria del
romanticismo, el modo
de enunciación lírica
enlaza con la
consideración típica de
este género como
expresión de lo subjetivo,
lo emotivo y de la
interioridad imaginaria
del poeta. Hegel, que
habla de modo objetivo –
épica- y modo subjetivo –
lírica-de la poesía,
relaciona la lírica con el
sujeto individual, con el
mundo interno en el que
el poeta encuentra “las
pasiones de su propio
corazón y espíritu”
(Estética VIII, La
poesía, 1832) Para Hegel,
la lírica libera al espíritu
no del sentimiento sino en
el sentimiento.
Valor estético
Métrica, rima, ritmo
Uso de elementos de valor
simbólico
Procedimientos para lograr el
ritmo y las imágenes literarias
Latín “versus” = línea, renglón
Medida: cantidad de sílabas.
Heptasílabo, octosílabo,
decasílabo, endecasílabo,
alejandrino o de catorce
sílabas
Agrupación
SERIES INDEFINIDAS
ESTROFAS
ASONANTE
CONSONANTE
Lo que quería,
lo que buscaba con ansia
su amorosa vigilancia,
encontró gozosa al fin