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El libro de Judit

La época de las luchas macabeas fue propicia para reflexionar sobre las fuerzas
determinantes de la historia de Israel.
Al inicio de su historia está Jacob, quien, en las vísperas del encuentro con Esaú,
reconocía en su oración que todo lo que tenía se lo debía a Él, puesto que él “poco
merecía de todas los dones” que YHWH le había otorgado (Gn 32,9s).
Israel tenía que confiar más en la ayuda de Dios que en sì mismo.
Siempre salía victorioso de todos los torbellinos históricos en que se hallaba envuelto.
Todos estos pensamientos fueron vertidos en este libro.
El autor
• utilizó algún episodio de la historia de su pueblo o,
• elaboró una trama artificial con base en elementos conocidos a través de los libros.
El autor, no pretendió escribir una historia por historia, sino que usò una trama
histórica ficticia para comunicar una enseñanza a Israel (Cf. c. 7).
En estas circunstancias de independencia, quiso llamar la atención de sus
contemporáneos sobre la necesidad de tener más confianza en Dios que jamás los
abandona y que les asiste en todas las dificultades, librándolos y salvándolos de ellas.
1. EL contenido del libro de Judit
1,1-7;2,1, el autor nos habla de Nebucadnezar, “rey de los asirios”, que reinaba
sobre “los asirios desde la gran ciudad de Nínive”.
Éste mismo quiso luchar contra Arfaxad, que “reinaba sobre los medos en
Ecbátana”.
Por eso, invitó a todos los habitantes de Siria, Palestina, Arabia, Egipto y hasta
Etiopía para que tornaran parte en la empresa.
Nebucadnezar venció a Arfaxad en la batalla y, luego de haber celebrado su
victoria, comenzó a castigar a los pueblos que no le prestaron ayuda.
Llamó a Holofernes, jefe supremo del ejército, y le encargó tornar represalias.
Todos los pueblos se rindieron a Holofernes, que comandaba a un ejército de
ciento veinte mil hombres con doce mil arqueros a caballo.
Llegó hasta la llanura de Esdrelón, junto a Dotán “que está ante la gran sierra
montañosa de Judea”.
Israel no se le rindió.
Recién regresaban del exilio de Babilonia y habían reconstruido su templo.
El sumo sacerdote Yoyaquim mandó fortificar las alturas de los montes, cerrar
los pasos de las montañas y poner obstáculos en las llanuras.
Escribió a los habitantes de Betulia que ocuparan las subidas de la montaña
que dan acceso a Judea, y ellos, obedeciéndole, se atrincheraron en su ciudad,
esperando el ataque decisivo de Holofernes.
Holofernes recibió orden de Nebucadnezar de destruir templos y divinidades
de los países subyugados, para que éstos le rindiesen homenaje (Jdt 3,8).
Con el sitio a Betulia, Holofernes pensaba que ya había triunfado sobre Israel y
que les podía imponer a la fuerza el culto.
En vano le advirtió Ajior, general de los amonitas que prestaban ayuda a
Holofernes, que él nada podía hacer en contra de los hijos de Israel, si ellos no
cometían pecado de infidelidad a su Dios, pues éste los protegía
Holofernes desatendió a Ajior e, hinchado de vanagloria, amenazó a Ajior con la
muerte después de la victoria sobre Israel, pues estaba convencido de la
superioridad de la divinidad de Nebucadnezar, (Jdt 6,2).
Mas vino el cambio inesperado del cual nos habla el autor en 8,1—16,31.
Cuando la desesperación alcanzaba ya su clímax intervino Judit, la joven viuda
temerosa de Dios, que guardaba la fidelidad a su marido en su viudez.
Increpó al sacerdote Ozías, a los sacerdotes y a los ancianos de la ciudad de
Betulia por la cobardía que demostraron en el sitio de su ciudad.
Hizo sus planes para derrocar a Holofernes.
Se dirigió al campamento asirio con su sierva.
La avanzada del ejército asirio la detuvo y la introdujo en la tienda de
Holofernes y, una vez delante del temible Holofernes, le explicó la razón de su
venida.
Ella se dio cuenta del pecado de desconfianza en YHWH que cometieron los hijos de
Israel y por ese motivo ella sabía de antemano que por este pecado YHWH entregaría
a Israel en las manos de Nebucadnezar y que este se vengaría de ellos.
Se decide guiar a Holofernes para que se apoderara de Betulia y de toda la Judea y
conseguir así el perdón de Nebucadnezar para su pueblo.
Las palabras astutas de Judit le agradaron a Holofernes, que se enamoró de ella.
Al cuarto día Holofernes hizo un gran banquete para sus oficiales, invitando a Judit.
Holofernes, después de haberse embriagado con vino, se acostó en su tienda, donde
lo esperaba Judit junto al lecho.
Cuando ya salieron todos de la tienda, Judit elevó una oración al Señor pidiendo
fuerza para el acto que iba a realizar.
Se levantó, se dirigió a la columna del lecho, tomó la cimitarra de Holofernes, agarró
su cabeza por los cabellos y después de una breve oración, descargó con todas sus
fuerzas dos golpes sobre el cuello de Holofernes, cortándole la cabeza.
Inmediatamente se alejó del campamento junto con su sierva, fingiendo que
iban a elevar sus oraciones matinales acostumbradas.
De esta manera se alejó del campamento asirio y se dirigió a Betulia, donde la
esperaban sus conciudadanos, que al enterarse del suceso, asaltaron el
campamento de los asirios, que al saber la noticia de la muerte de su jefe
Holofernes, huyeron en desbandada.
Después de la victoria llegó el sumo sacerdote Yoyaquim de Jerusalén, con el
consejo de los ancianos, para ver y saludar a Judit que, en presencia de ellos y
de todo el pueblo, entonó un himno de acción de gracias.
Luego se dirigieron a Jerusalén para adorar a Dios en el Templo.
Pasados estos penosos días, Judit volvió a Betulia donde vivió honrada por sus
conciudadanos, durante ciento cinco años, y al morir fue enterrada en la
caverna de su marido Manasés.
2. Judit y la historia
¿El libro de Judit refiere una verdadera historia o es una ficción literaria?
Es una pregunta a la cual se han dado varias respuestas a través de los siglos.
Los Santos Padres y la mayoría de los intérpretes católicos modernos piensan
que allí se refiere una verdadera historia, sucedida tal como se la describe.
Los exégetas protestantes, comenzando con Lutero, piensan que allí se trata
más bien de una enseñanza religiosa, sin una referencia histórica.
Por tales motivos, repetimos las palabras de F. Stummer:
“El contenido doctrinal de la historia del samaritano misericordioso, referido
en el evangelio de Lucas (10,30-37), queda en pie, aunque no sepamos si
este episodio es una historia verdadera o más bien ficticia, es decir,
inventada libremente”.
El autor no pretende escribir historia por historia, sino sólo utilizar la histori.
Pero la historia le sirve como fondo, para hacer aún más atractiva la
presentación de la doctrina.
De otra manera, no podríamos dar una adecuada respuesta a los múltiples y
gravísimos errores históricos que contiene el libro.
Según el autor, Nebucadnezar era “rey de Asiria” (Jdt 1,7).
Pero ello contradice nuestros conocimientos de la historia pues era rey de los
neobabilónicos y reinó en los años 604-562 aC.
La capital de su reino era la ciudad de Babilonia y no la ciudad de Nínive, como
se dice en Judit (1,1).
Nínive fue destruida en el 612 aC. por el rey babilónico Nabopalasar, antecesor
de Nebucadnezar.
Por esa razón, Nebucadnezar no podía “reinar sobre los asirios en la gran
ciudad de Nínive” (Jdt 1,1).
5, 19s: Nebucadnezar vivía todavía cuando los hijos de Israel retornaron del
exilio babilónico (entre 538-515; Jdt 5,19s).
¿Cómo podía vivir Nebucadnezar en los años 538-515, cuando este mismo
Nebucadnezar, según los historiadores, había muerto en el año 562 aC.?
La historia no conoce ningún rey Arfaxad que hubiera reinado sobre los
medos en Ecbátana en los tiempos de Nebucadnezar (Jdt 1,1).
El nombre de Holofernes es un nombre persa, lo cual dificulta creer que el
ejército asirio hubiera podido tener como jefe supremo a un oficial persa.
Por todo esto, podemos decir que el autor, probablemente, tuvo
algunas noticias del rey persa Artajerjes III, llamado Oco (359-336),
quien hizo una expedición militar contra el Asia Menor y Egipto.
Según los historiadores, este mismo rey tuvo en su ejército dos generales que
se llamaban Holofernes y Bagoas.
También sabemos que el rey Artajerjes III Oco hizo deportar a muchos judíos a
Hircania y a las cercanías del mar Caspio, elementos que sacados de la historia
profana podían servir fácilmente al autor como trasfondo para una historia
ficticia, complementada con otras de Israel.
Tal como la historia de Débora y Yael, en la lucha contra el general Sísara, que
también tiene por escenario la llanura de Esdrelón (Jue 4,1ss; Jdt 4,5; 7,3), o la
derrota final de los enemigos de Dios y de Israel (Ez 16; 20; 38s; Jl 2,17; 4,1-4;
Dn 1,8; 2,38; 3,1-45).
La historia así surgida le sirvió al autor del libro como armazón para la doctrina
que quiso proponer a los suyos, que vivían en circunstancias difíciles.
El autor escribió su libro, muy probablemente, en hebreo o en arameo, un
poco antes del siglo III aC., obra que se conservó solo en griego, trabajada
luego en los tiempos de las luchas macabeas con una clara intención doctrinal
3. Doctrina del libro de Judit
Podríamos decir que la clave del entendimiento del libro de Judit es el
capítulo noveno del mismo libro.
De allí que si queremos conocer el contenido teológico del libro, tenemos
que recurrir a este capítulo.
Allì encontraremos la doctrina sobre Dios y los principios de la moral,
emanados del concepto de Dios
3.1 Doctrina sobre Dios
Dios es el creador del universo y en sus manos están pasado, presente y futuro (9,5).
Su “Nombre” (persona) está en el Templo, desde donde reina (9,8).
Él es Dios de los humildes (los que no confían en sí, sino en Él).
Defensor dé los pequeños, apoyo de débiles, refugio de desvalidos (9,11).
“Él es el Señor (dominador) de los cielos y de la tierra, Creador de las aguas, rey de
toda la creación” (9,12).
Sobre todo, es Dios de Israel.
Israel es su herencia (9,12) y no tiene otro protector, sino YHWH (9,14).
Debe ser reconocido como único Dios por todos los pueblos de la tierra (9,14).
En este Dios YHWH está todo poder y toda fuerza (9,14).
Israel debe confiar en la fuerza de YHWH.
Los asirios confían en su fuerza.
Ellos desconocen que YHWH es el quebrantador de las guerras (9,7).
3.2 Los principios de la moral emanados del
concepto de Dios
El hombre puede querer llevar a cabo algo, pero es YHWH quien le da la fuerza.
Por eso Judit pide a YHWH “fuerza para lo que ha proyectado” (9,9).
Cuando ella corte la cabeza a Holofernes, no será ella, sino el mismo de YHWH quien
“herirá al jefe por la astucia de los labios” de Judit (9,10).
Las palabras seductoras de Judit serán un don de YHWH para que pueda “herir y
matar a los que traman duras decisiones contra Israel”, el Templo, Sión, YHWH (9,13).
En resumidas cuentas Judit es instrumento en las manos de YHWH.
Por eso, se presenta a Judit como ejemplo de virtudes:
• de la fidelidad a su marido durante toda su viudez,
• del cumplimiento de las prescripciones de la ley,
• del temor de Dios, de la fe y confianza inquebrantable en la protección divina, etc.
Conclusiones
1) La teología de la protección divina, porque Israel no debe confiar tanto en
sus propias fuerzas, sino más bien en la fuerza protectora de su Dios (9,14).
2) La teología del pueblo de Dios, porque Israel es la “herencia” de YHWH
(9,12), la “alianza” de YHWH (9,13); puede no sólo hacer frente a sus
enemigos, que ya no serán solamente enemigos suyos, sino enemigos de su
Dios YHWH.
3) La teología de la misión, porque Israel tiene una misión que cumplir para con
los pueblos paganos, que deben entrar en la casa de Israel, así como era el caso
de Ajior, jefe del ejército amonita (14,10).
4) La teología de la historia, porque la historia no es un cúmulo de sucesos
acaecidos sin ton ni son; ella es la realización de las disposiciones divinas (9,5).
Después de haber visto toda la riqueza doctrinal extraordinaria que
encierra el libro, no nos puede extrañar que este haya sido leído con tanta
frecuencia tanto entre los judíos, como entre los cristianos.
La liturgia de la Iglesia, incluso, tomó a Judit como tipo, figura de María, la
Madre de Jesucristo.
Así como en la persona de Judit podemos ver representado al pueblo de
Israel (c. 16,4), protegido por Dios YHWH, del mismo modo podemos
considerar a María como tipo de la Iglesia, del nuevo pueblo de Dios, que
sigue siendo protegido por Jesucristo, con tal que no se aparte de Él

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