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INTRODUCCfON.

HISTORIA ECONOMICA 4"


DESARROLhO ECONOh4ft?O

¿Por. que unas naciones son ricas y otras pobres? Esta pregunta aparentemente
simple reunite al fondo de uno de los problemas contemJxirilneos reds apremiantes:
el del _desarrollo econ‹imico desigual. Comparados con él, s6lo los problemas de la
guerra y la paz, de la presidii demogr;ifica y la salubridad ambiental y, por tanto,
de la supervivencia de la raza humaiia ----con todos los cuales estii fntirnarnente
relacionada— son de similar magnitud e importancia. Por su causa se han producido
revoluciones y golpes de Estado; gobiemos totalitarios y dictaduras rnilitares han
privado a naciones enteras de libertad politica, y a muchos individuos de la libertad
personal e incluso de su vida. Millones de personas hari muerto de hambre, desnu-
trici‹in y enfermedad de forma lamentable y gratuita; no porque no se dispusiera de
comida y de recursos, sino porque no podian distribuirse entre los necesitados. Los
Estados Unidos y unas cuantas naciones pudientes runs han gastado miles de millo-
nes de dolares en voluntariosas tentativas de ayudar a sus vecinos me nos aforiuna-
dos. A pesar de estos variados esfuerzos, la diferencia entre la rent a del relativa-
mente pequeiio eiimero de naciones opulentas y la de la gran mayorJa de naciones
pobres no solo se maritime, sino que aumenta aiio tras aiio.
La situacidn parece paraddjica. Si unas naciones son ricas y otras pobres, ¿per
qué las pobres no adoptan la politica y los métodos que han hecho ricas a las otras?
De hecho, se han producido tales intentos, pero, en la mayorfa de los cases, sin
éxito notable. El problema es inucho runs complicado de to que parece a prlmera
vista. Err primer lugar, no existe un acuerdo general respecto a cuél de los métodos y
a put politica se deben las altas rentas de las naciones ricas. Err segundo lugar,
incluso en el caso de que tal acuerdo existiese, no es nada seguro que métodos y
politica similares produjesen los mismos resultados en las distintas circniistancias
geogr:ificas, culturales e histdricas de las actuales naciones de rentas bajas. Final-
mente, aunque muchas investigaciones abordan este problema, ni los eruditos ni los
cientificos que se han ocupado del tema han presentado aun una teorfa sobre ct
M H.””storia eoondmica sundial

desarrollo econdmico que sea iitil desdc un punto de vista operativo y que se pueda
aplicara de forma general.
Hay varios modes de enfocar el estudio del desarrollo econdmico, que, por for-
tuna, no se excluyen entre st. El enfoque hist6rico utilizado en este libro no aspira
a presenter una teoria general sobre el desarrollo econdmico que sea aplicable uni-
versalmente. A diferencia de otros enfoques, el anélisis histdrico piiede concentrarse
en los origenes de los desiguales niveles de desarrollo existentes en la actualidad.
Un diagn6stico correcto de los orfgenes del problema no garantiza per st solo una
receta eficaz, pero dificilmente puede esperarse que el problema se remedie sin tal
diagndstico. Err segundo lugar, at concentrarse en ejemplos de crecimiento y ocaso
del pasado, el enfoque histdrico puede aislar los /iiiidnmeiitos del desarrollo econii-
mico, sin dejarse distraer por discusiones sobre la eficacia o la conveniencia de
polfticas concretas aplicadas a problemas actuales especfficos. Err otras palabras, es
un instrumento que facilita la objetividad y la claridad de pensamiento.
Frecuentemente, los gobernantes y sus equipos de expertos, al enfrentarse a la
responsabilidad de ofrecer y ejecutar una politica de desarrollo, minimizan la posible
aportacién del an:ilisis historico a la soluciiin de sus problemas, alegando que la
situacibn contemporanea es iinica y que, por to tanto, la historia no hace at caso.
Una postura ast es doblemente falaz. Err primer lugar, aquellos que lo ignoran no
est:in capacitados para generalizar sobre el pasado. Err segundo lugar, ese modo de
pensar mega implicitamente la uniformidad de la iiaturaleza, incluyendo el compor-
tamiento del hombre y de las instituciones sociales, base de la que se parte para
toda investigacidn cientlfica. Posturas asi revelan la facilidad con que, per falta de
perspectiva histdrica, se pueden confundir los sintomas de tin problema con sus
causas.
Este libro trata de ser una introducciiin tanto al estudio de la historia econdmica
como del desarrollo econdmico. Sin embargo, no pretende ser completo en ninguno
de los dos aspectos. Existen muchas razoties vdlidas para estudiar la historia, apane
de su posible aportaci6n a la soluci6n de los problemas précticos contempordneos;
asimismo, para un cornpleto entendimiento del problema del desarrollo ei:onomico
deben emplearse también otros métodos de estudio y observacidn. Err este estudio
general del desarrollo econ6mico de la humanidad desde la prehistoria hasta el
presente, se resaltardn ciertas «lecciones de la historia». Aunque algunos historia-
dores creen que su Duncton es dejar que «los hechos hablen per st mismos•, •los
hechos» responden tan sdlo a preguntas concretas que formula el investigador que
los aborda. Esto implica inevitablemente un process de seleccion, consciente o in-
consciente, y con mayor razon en un volumen tan breve y aindptico como el que
nos ocupa.
Pero, antes de acometer la narraci6n histdrica, es necesario definir ciertos tér-
minos y forrnular algunos conceptos b:isicos que guiariin el an£lisis posterior '

El resio de de este capltulo esté dirigido a los Icctores poco versados en economta. Aquellns que
posean unos buenns fundamentos pueden, si In desean, echarle tan sdlo un vistazo, o bien saltdrs•lo.
En 1988 la renta media o per ciipita de los residentes en los Estados Unidos era
de aproximadamente 20.001 ddlares. Err Suiza, probablemente el pats in:is pr6spero
de Europa, .ascendia a unos 27.5tD ddlares. La media de Europa Occidental consi-
derada en conjunto era de aproximadarnente 17.tD0 d6lares. Estas naciones, junto
ciii Caiiadd, Australia y Nueva Zelanda, albergaban rnenos del 14 ºA’ de la pobla-
cidn mundial, pero contaban con aproxiinadamente el 58 % de la renta mensurable y
reds del 80 % de la producci6n industrial del mundo. Si sumamos a Jap6n a los
antes mencionados, los porcentajes ascienden al 16 % de la poblacitin, e1 67,5 %
de la renta y at 88 % de los artfculos manufacturados; la mayor parte de fa produc-
cidn industrial restante se produjo en la Uni6n Soviética y en lps parses socialist'as
de la Europa Oriental, que albergaban en conjunto el 8 % de la poblacidn mundiali

CUADRO 1.1. PNB per cdpitii, parses seleccionados, alrededor de 1988 (en ddlares
de 1988).

Economias de Renta Alta (media) ...... 17.080 Renta Media—Baja (media) ....... ...-. ...., 1 80
Suiza .... .. .. .. ..... ,.,,....... .. .. .. ... .. .. .. . 27.5(D México.................................,.,,... 1.760.
Jap6n. ... .. .. .. .. ..... ., ,,....... .. .. .. ... .. .. . 2t.02il Turqufa . .. ... .. .. . .. .. ... .. .. ... .. ... .. .-. ., .. 1.280
Estadns Unidos. .. ......, ,, ,...... .. .. .. .. .. 19.840 Tailandia . ... .. .. . .. .. .. . .. .. . .. .. ... .. ... .. .. 1,tOl
Repiiblica Federal de. Alemania....... 18.480 Guatemala .... .. .. . .. .. ... .. ... .. .. ... .. ... .. 9tXl
Gran Bretaiia ... .. .. ........, ,, ,........ .. .. 12.810
Israel .......... ............. ,, ,, ....... ........ . 8.650
Espaiia ... .. ..... .. ,. ,,....... .. .. ..... .. .. .. .. 7.7d0

Renta Media-Alia (media). ..... .. .. .. ..... 3.24() Parses de Renta Baja (media) ............ 320
Grccia,..........,............................. 4,8lXJ Ghana.. .. .. ..... ., ... ,, ... ,. ....... ... .. ... .. . 4fKl
Portugal ....,,................................ 3,650 Pakist:in .
Yugos[avia .... .. ....... .. .. .. .. ..........,... 2.520 India. .
Hungi-ia, ,........ .. ......... .. .. ......,...,.., 2.460 Zaire .. .. ... .. . . . . . ., ... ,. ,, ... .. ... .. . . . .. ... . 170
Africa del Sur ... .. .. .. .. ..... .. .. .. ......, , 2.290 Bangladesh . , . . . . ,... .. ... .. . . . . . . . .. . . 170
Brasii.............................,............ 2.161 Tanzania , . . . ,, ,, . . . ., . . . .. .. . . . .. . . . .. . . . .. ..‘ lb0

furrier: Banco Mundial, IY’ortd Devrtopiiieiif depoir, 299i9 (Nueva York, l9lO).

Err el otro extremo, la renta per cépita en Etiopla, probablemente el pats runs
pobie del mundo, era de 120 ddlares; en Chad, de unos 160; en India, de m6s o
menos 340, y en Indonesia, de unos 430 d6lares. Se cree que la renta per ciipita en
la Repiiblica Popular China, donde vive runs de una quinta parte de la poblacidn
mundial, estti entre 300 y 350 ddlares. Le renta per cilpita en America Latina oscila
entre los 570 ddlares de Bolivia y los 3.170 de Venezuela, cuya cifra es anormal-
mente alta debido a sus considerables ingresos por petrdleo. El cuadro 1.1. presenta
las rentas per cdpita en los iiltimos aiios de una muestra representativa de parses.
Err 1988 habfa un total de 50 naciones cuya renta media o per ctipita era
inferior a 500 ddlares a las que hay que aiiadir otras 63 con rentas que oscilaban
entre 5tD y 2.0lXl d6lares. Las naciones incluidas en estas dos categorlas son coun-
cidas como parses «pobres», •de baja renta• y •subdesarrollados» (o por los eufe-
mismos de «menos desarrollados• o •en desarrollo»). No hay duda de que, por su
baja renta, son pobres, pero ¿por qué subdesarrollados?
Las estadisticas de la renta per clipita son, en el mejor de los casos, medidas
brutas del nivel de desarrollo econ6rnico. En primer lugar, son tan s6lo estimaciones
o aproximaciones. Adem:is, por una serie de razones técnicas, las comparaciones
entre las rentas de unos y otros parses son especialmente poco dignas de coofianza.
Pero hay otras medidas del desarrollo o subdesarrollo que, aunque menos globales,
son runs grhficas. El cuadro 1.2 muestra algunas de ellas. Como consecuencia de los
altos indices de mortalidad, la esperanza de vida at nacer oscila entre 40 y 70 aiios
en los parses subdesarrollados de Asia, Africa y Latinoamérica, mientras que en
Europa Occidental y Norteamzrica estti muy por encima de los 70. La mortalidad
infantil es especialmente elevada en los pafses pobres. A la luz de estas cifras, no
constituye ninguiia sorpresa que las prestaciones sanitarias sean mucho reds abun-
dantes en las naciones ricas: en Estados Unidos, hay aproximadamente, un m6dico
per cada blXI habitantes y en Austria uno por cada 4ID, frente al uno por cada 2.0lXl
de Bolivia y at uno por cada 14.0lXl de Zaire. Err términos todavfa runs materialistas,
en Estados Unidos per cada 1.fO0 personas hay 700 coches; en Francia, 450; en
Ecuador, 41; en Tanzania, 3; y en Birmania, 1,3.

Crocimien[o,&eserm]oyprogrwo

Err el lenguaje corriente los términos crecimiento, desarrollo y pirogreso a menu-


do se usan como si fuesen sin6nimos. Sin embargo, para nuestros fines cientificos
es necesario establecer una distinci n entre ellos, aun cuando tal distincid6n se esta-
blezca con una cierta este libro definimos el crecimiento econtimico
como el incremento sostenido del producto («output») total de bienes y servicios
que se producen en una sociedad dada. J n las tiltimas décsdas este producto total
se ha medido atendiendo a la renta national o at producto nacional bruto (PNB).
(Estadisticamente, hay una leve diferencia entre el producto nacional bruto y la
renta nacional, siendo ésta ligeramente inferior at PNB, pero para nuestros fines
podemos ignorarla; ambas magnitudes se mueven sierripre at unlsono en la misma
direcci6n. A veces se utiliza también otro concepto, el de producto interior bruto o
PlB, un valor intermedio entre el PNB y la renta national.) Aunque no existen
dates de la renta national de épocas anteriores, en ocasiones puede calcularse y, en
cualqiiier case, aun cuando no se disponga de cifras precisas, en general se puede
establecer, bastindose en datos indirectos, st el producto total aument6, disminuy6 o
ermaneci6 aproximadamente constante durante un perfodo dado.
crecimiento en el producto total puede darse bien por un aumento en los
factores de produccidn (•input•) —tierra, trabajo y capital—, bien porqUé SP dé
una utilizacidn mms eficaz de cantidades equivalentes de «inputs•. Si aumeota la
poblaci6n piiede haber crecimiento del producto total, pero no necesariamente del
producto total per cépita; puede include darse la circunstancia de que este iiltimo
disminuya si la tasa de crecimiento de la poblacidn supera la de crecimiento del
producto, tal como ha ‹x:urrido en aiios recientes en algunos pafses subdesarrollados.
CUADRO J.2. lndicadores del desarrollo econdm’ico, parses seleccionados.

(1987)

Econ. Ind. de Mercado


Eatados Unidos ... .. ., ......... .. . 15,7. 8,7 76
9,1
Alemania Occid.ental............ 11,0
Gran Bretafia ...... 13,6
Eapafia.............................. 12,5
Jap6n ...................,........... 11,0 6,2

Pafses de Renta Media


Bolivia .. .. .. ., ......... .. .... ...... 42,8
Egipto ....... .. .. ........... .. .. .. ... 40,7
Indonesia ......... .. ............... . 27,4
M6xico ..... .... .................... . 29,0
Pafses i(e Renta Baja
Cltina..-.-...,,..................-... 20,:5
Etiopfa ...........................,.. 43,7 38

Diatribucidn dcl producto


lntqri0r brute (1988) Pobl. Urb. ’l'GéfoiiW Iclevnsioii_ ca

Econ. Ind. de Mercado


Estados Unidos.. ...-......... .. .. 7.655 2 43 54 73,7 7611 813
Suiza ......... ..........,.... .. .. ..... 4.193 • * • 58,0 855 411
Rep. Fed.. Alemania . .. .. ........ 4:421 2 51 47 85,6 . 650 373
Gran Bretafia ............ .. .. ...,, 3.736 2 42 56 911.,8 .517 534
R.spaiia .......,.......... .. .......... 1.902 5 37 57 77,6 396 322
Japdn .....-...., ,........-. .. .. .. .... 3.3Ij6 3 41 57 76,9 555 585
Pafses de Renta Media
Bolivia -..... ...........-. .. .. ....... 249 24 27 49 50,1 29 76
Egipto ........... ................. ... btl7 2i 25 54 46,8 2s
Indonesia ........... .. ............. , 229 24 36 40 27,6 5
México . .. .. ,.......... .. .. .. ........ 1.305 8 35 56 71,6 96
Pdises dc Ren'ta Baja
Q›sd... . 18 47 18 35 30,9
580 32 46 21 21,0
Etiopia .. 20 42 t7 40 13,1 3 1,6
India .. ,, ............. .. ..;.. 211 32 30 3B 2d,4 b. 7
• Bate mieiubro no'pnoporcion6 batos-
Por to que se reficre u prosperidad, el crecimiento econ6mico sdlo es significativo
cuando se wide en términos de producto per cdpita.
Asimismo, comparar los productos de dos sociedades distintas, o de una misma
sociedad en momentos muy alejados temporalmente, resulta dificil principalmente
per dos razo(ies. Por regla general, la renta national y similares magnitudes se dan
en unidades monetarias, pero las unidades monetarias tienen un valor notoriamente
inestable, y con frecuencia son dificiles de comparar unas con otras. Err principio,
to que necesitariamos es un modo de medir la renta •real», es deem, medir la renta
en unidades de valor real constante. Pasaremos per alto los obstdculos con que se
tropezaria a la hora de obtener tal medida, pero daremos por sentado que el
lector los tiene en cuenta al valorar las comparaciones que haremos de aqut en
adelante ' U n a segunda dificultad estriba en la comparacion de los productos
de dos economias distintas cuando existe gran diferencia en su composici6n: por
ejemplo, cuando uno consiste principalmente en productos agricolas que no
necesitan --—-o apenas necesi- tan— elaboracidn, mientras que el otro consiste
fundamentalmente en productos industriales. No hay una soluci6n clara y
definitiva para este problema, pero nor- inalmente sus dimensiones cuantitativas no
son tales que impidan un an:ilisis fecundo.
El término desarrollo econdmico, tal como se usa en este libro, significa creci-
miento econdmico acompaiiado per una variaciiin sustancial en las estructuras o en
la organizacion de la economia, per ejemplo, pasar de una economia local de sub-
sisteiicia a mercados y comercio, o el crecimiento relativo de la production de bienes
industriales y servicios respecto de la agricultura. El cambio estructural o de orga-
nization puede ser la «causa» del crecimiento, pero no tiene por qué serlo de modo
ineludible; a veces la sucesi6n causal se mueve en direccidn contraria, o bien puede
que ambos cambios sean el fruto conjunto de otros cambios en el interior o en el
exterior de la economia. Los conceptos de estructura econdmica y cambio estructu-
ral seriln discutidos posteriormente con reds detalle en este capttulo.
El crecimiento econdrnico, tal coino lo hemos definido agm, es un proceso
reversible. Es decir, at crecimien4o puede seguir la decadencia. Ldgicamente, el
desarrollo econ6mico es igualmente reversible, aunque de hecho es raro que se
produzca una regresidn a estructuras o formas de organizacitin exactamente iguales.
Es reds frecuente que inmediatamente después de un perlodo prolongado de deca-
dencia econdmica -----o durante el mism se de algiin tipo de regresidn econ6mica,
un retroceso a formas runs simples de organizacidn, pero per to general diferentes
de las que existfan anteriormente.
Aunque por to comiin se considera que el desarrollo y el crecimiento son «cosas
buenas•, ambos son, en principio, términos desprovistos de valor, en el sentido de
que los dos pueden medirse y describirse sin referencia a normas éticas. Sin duda
no es 6ste el case del término progreso econ6mico, a no ser que se le dé una
definicidn sumamente restrictiva. La moral secular inoderna equipara con frecuencia
crecimiento y desarrollo a progreso, pero no necesariamente existe tal conexidn.

² Para una introducci6n brew y sdlo ligeramente t6cnica a la problemlitica de la comparaci6n de las
renlas reales, véaac Dan Usher, Rich rind f'nor Countries (Londres, 1966). La historia, uses y cnnstruc-
cidn de la contabilidad de la renta national est6n iratados de forma excelcnte en P8iil Studenshi, 77ic
Income of l•laiions (Nueva York, 1958).
econdm/co 31

Segiin algunos criterios morales, un mayor bienestar material podria considerarse


perjudicial para la naturaleza espiritual del hombre. Ni siquiera con criterios con-
temporaneos pueden considerame sintomas de progreso la produccidn cada vez ma-
yor de armas nucleares, quimicas y bioldgicas, o la utilizacidn de sisteinas produc-
tivos que envenenan el medio ambiente, aunque sean manifestaciones de crecimien-
to econ6mico.
Otra razdn por la que crecimiento y desarrollo no pueden considerarse autom:i-
ticamente equivalentes a progreso es que un aumento de la renta per chpita no not
dice nada respecto a la distribuci6n de dicha renta. Oué constituye una «buena» c
«mala» distribucidn de la renta es una cuesti6n normativa sobre la que la economic
poco puede deem. Puede, es cierto, decir qué tipo de distribuci6n de la renta favo-
rece re:is el crecimiento en ciertas situaciones, pero, desde el punto de vista moral,
esto viene a ser un argumento circular. Bajo cienos supuestos morales es posible
sostener que es preferible rentas per ciipita reds bajas distribuidas re:is equitativa-
mente a rentas medias altas distribuidas de modo menos equitativo. Sin embargo,
ese tipo de debates quedan fuera del alcance de los temas que aborda este libro
Err las ptiginas que siguen, crecimiento y desarrollo se describir:in y analizar:in sir
referencia alguna al término progreso.

Fgctorm determtnantes del desarrollo econémico

La economia cl:isica desarrollé la clasificacidn tripartita de los «factores de pro-


ducci6n•: tierra, trabajo y capital. (A veces se incluia un cuarto factor, el empre-
sarial, entendido como el esfuerzo e ingenio necesarios para combinar u organizer
los otros tres.) Err un momento dado, y sujeto a cienos supuestos que més tarde
especificaremos, se determina el producto total de una economfa por la cantidad de
factores de produccidn empleados. Esta clasificacidn y las diversas f6rmulas que de
ella pueden derivarse, como, por ejemplo, la famosa ley de rendimientos decrecien-
tes (tema sobre el que nos extenderemos reds adelante), son indispensables para el
analisis econdmico moderno y sumamente iitiles, asimismo, en el estudio de la his-
toria econ6mica. Sin embargo, como marco para el aniilisis del desarrollo econémi-
co, esta clasificacidn es excesivamente limitada. Presupone que los gustos, la tecno-
logta y las instituciones sociales (tales como las diferentes formas tie organizacidn
social, econdmica y politica, el sistema legal, e incluso la religi6n) nos vienen dados y
son fijos, o bien to que lleva a la misma conclusion, que no tienen nada que ver
con el proceso productive. Ni que decir tiene que en la realidad histdrica todos ellos
est in estrechamente relacionados con el process productivo y todos estdn sujetos a
niodificaciones. De hecho, los Hambros tecnol6gicos e institucionales son la fuente
de cambio runs din:imica de toda la economfa. Son, por tanto, el manantial runs
profundo de desarrollo econ6mico.
Dicho de otro modo, at analizar la economia en un memento dado (estdtica
econdmica), o incluso en momentos sucesivos, siempre que los intervalos no sean
grandes (diniimica o estdtica comparativa), es permisible considerar factored como
los gustos, la tecnologia y las institucionales sociales, parametros -----es deem, cons-
de un sistema dentro del cual las v los de los
convencionales de producci6n son las variables principales. Sin embargo, cuando
pasamos del anhlisis econdmico a corto plazo at estudio del desarrollo economico,
los parémetros se convierten en las variables in:is importantes. Por to tanto, para
analizar e1 cambio econ6mico en la historia, es necesario una clasificaci6n reds am-
plia de los factores determinantes del producto.
Err dicha clasificacidii, el producto total en un momento dado y la tasa de cambio
del producto a través del tiempo se conciben como funciones de la «mezcla» de la
poblaci6n, los recursos, la tecnologia y las instituciones sociales '. Por supuesto,
cada uno de estos cuatro factored no es una variable individual, sino una amalgama
de variables en una. No es suficiente considerar la poblacidn sdlo en términos de
su cantidad total; ciertas caracteristicas de la misma estan intimamente relacionadas
con su componamieiito econdmico: su distribucidn por edades y sexo, sus caracte-
risticas biol‹igicas (estatura, fuerza, salud, etc., de sus miembros), el nivel de sus
técnicas adquiridas (reds adelante hablamos del concepto de «capital humano») y su
tasa de participation laboral, entre otras.
Los recursos son to que los economistas cldsicos denominaban, en un sentido
amplio, «tierra•. El término abarca no sélo la cantidad de tierra, la fertilidad del
suelo y los recursos naturales convencionales, sino también el clima, la topografia,
la disponibilidad de agua y otras caracteristicas del medio, incluyendo la localizacion.
En los iiltimos siglos, la fuente mms dinamica de cambio econdmico y desarrollo
ha sido la constituida por las innovaciones tecnoldgicas. Hace cien aiios no existian
ni el coche, ni el avi6n ni la radio ni la television, per no mencionar los ordenadores
y nuriierosos medios de destruccion; hoy, segiin algunas voces critical, amenazan
con dominar nuestras vidas. Pero no siempre el cambio tecnoldgico ha sido asi de
riipido. La tecnologia de la Edad de Piedra se mantuvo sin apenas cambios durante
miles de aiios. Todavia hoy en dia en algunas zonas del mundo se utilizan métodos
de produccidn agricola que siguen siendo esencialinente iguales a los de la e’poca de
la Biblia. lDada una tecnologia concreta, sea ésta la de la Europa medieval o la de
la Ame’rica precolombina, son los recursos de que dispone una sociedad los que
determinan los limites economicos m;1ximos que dicha sociedad puede alcanzar. Sin
embargo, el cambio tecnolégico perrnite que tales Granites aumenten, tanto rnediante el
descubrimiento de nuevos recursos, como por una utilization runs eficaz de los
factored de produccién convencionales, especialmente del trabajo del hombie. Hoy
dia en los Estados Unidos viven mms de 240 millones de habitantes con uno de los
niveles de vida, en el aspecto material, mas altos que se han alcanzado. Antes de
la llegada de los europeos, sus habitantes empleaban una tecnologta de la Edad de
Piedra y sdlo unos pocos millones, y con apuros, podia vivir en esa misma Area. La
Europa medieval, con una tecnologia mucho reds avanzada que la de la América
precolombina, alcanzd un méximo de quizii 80 millones de habitantes at principio
del siglo antes de que su niimero bajase a 50 millones o menos, como resultado de
la crisis demogr:1fica. Cuatrocientos aiios después, tras un largo periodo de cambios
constantes —pero no dramtitico en la tecnologia y en la organizaci6n, la pobla-
ci6n habia aumentado a aproximadamente 150 millones. Hoy, después de tan sdlo
dos siglos de crecimiento econdmico basado en la niieva tecnologta, la poblacidn de

’ Para un modelo matem£tico simple de esta clasiticacidn, véasc el ap6ndicc de este capltulo.
Introduccidri.- historia acondmica y dasarroiio acoridmico M

Europa (sin contar con la Uriidii Soviética) es de mms de StD millones, y sus miem-
bros gozan de una opulencia mucho mayor de la que sus antepasados del siglo
catorce, o incluso del siglo diecinueve, hubiesen imaginado.
La rel‹icion entre poblacion. recursos y tecnologia dentro de la economia viene
condicioiiada per las instituciones sociales, incluyendo entre éstas a los valores y
modos de pensar. (Este conjunto de variables a veces se denomina tarnbién •coii-
texto socio-cultural• o «matriz institucional» de la actividad econornica.) Normal-
mente, las institucioiies que tienen mayor relevancia en las economias nacionales y
otros conjuntos similares son la estructura social (numero, tamafio relativo, base
economica y fluidez de las clases sociales), la naturaleza del Estado o del régimen
politico, y las inclinacioiies religiosas o ideoldgicas de los grupos o clases domiiiantes
(y de las masas, si es que difiereii de las de los grupos dominaiites). Asi mismo,
quizd debamos tener en cuenta un buen niimero de instituciones meriores, como son
las asociaciones voluntarias (empresas, sindicatos, colectivos de agricultores), el sis-
tema educativo, e incluso la estructura familiar (extendida o nuclear) o cualquier
otra via de adquisicidn de valores morales.
Una de las funciones de las instituciones consiste en proporcionar elementos de
continuidad y estabilidad, sin los cuales las sociedades se desintegrarian; pero puede
ocurrir que, at realizar esta funcidn, actuen como obstaculo para el desarrollo eco-
niiinico, poniendo trabas at trabajo humano, irnpidiendo la explotacidn racional de
los recursos (el caso de las vacas sagradas de la India) o inhibiendo la innovaciiin y
difusitin de la tecnologia. Sin embargo, cac dentro de lo posible que se produzcan
tambiéii innovaciones en las instituciones, con consecuencias parecidas a las de las
innovaciones en la tecnologia, esto es, que posibiliten rna utilizacidn rn:is eficaz o
intensiva tanto de los recursos materiales como de la inventiva y energia humanas.
Ejemplos histiiricos de innovaciones institucionales son los mercados organizados,
la acuiiacidn de rnonedii, las patentes, los seguros y las diversas formas de einpresas
comerciales, como las sociedades an6nimas modernas. Err los capitulos que siguen
destacaremos muchas otras.
Una eiiumeraciéin cornpleta de todas las instituciones senates que de nn modo
u otro tienen que ver con la economia ocuparia muchas pdginas y, per otra parte,
el aniilisis de la rnutua influencia con otras variables también relacionadas con aqué-
lla es el aspecto mips dificil y frustrante del estudio de la historia econdmica; pero
cualquier tentativa de comprender las modalidades y naturaleza del desarrollo eco-
ni5mico que no haga refereiicia a ellas esta abocado at fracaso. Sin embargo, todavia
no contamos con una metodologia causa-efecto sistemdtica para estucliar su relation
con la actividad economica; por tanto, en el contexto de cada problema o episodio
especifico, el estudiosO O investigador tendril que establecer cu:iles son las institu-
ciones in:1s estrechamente relacionadas con la economia e intentar analizar la in-
fluencia que han ejercido sobre variables més puramente econdmicas.
Los marxistas afirman haber descubierto la clave para la comprensidn, no sdlo
de todo proceso ecoiidmico, sino también de la evolucidn de la humanidad.
Segiin ellos, el elemento clave es el •rnodo de produccidn» (in:is o menos
equivalente a to que en nuestra introduccidn anterior denominamos •tecnologia»);
todo to denims
—la estructura social, la naturaleza del Estado, la ideologia dominante, etc.— es 1s
La lucha entre las clases sociales para controlar los medios de
producciéin proporciona el elemento din:1mico. Si bien algunos aspectos del andlisis
marxista son iitiles para entender la historia econdmica, el sistema en conjunto estii
demasiado simplificado y es, en manes de sus tedricos, excesivamente dogmdtico.
Uno de sus puntos mas débiles es que, al destacar el modo de produccidn, no ofrece
explicacién satisfactoria del process de cambio tecnoldgico. También se equivoca al
considerar que las instituciones sociales vienen determinadas por la infraestructura
ecoiidmica exclusivamente.
Una teoria similar, aunque menos cargada de ideologia, considera que el desa-
rrollo econiimico es el resultado de la tensidn o lucha permanente entre el cambio
tecnologico y las instituciones sociales. Segiin esta teorfa, a veces denominada •ins-
titucionalista», la tecnologia es el elemento dinémico que favorece el prOgrt2SO,
mientras que las instituciones se oponen invariablemente at cambio ’. Esta teorfa
preseiita una serie de brillantes acierios at abordar el proceso del cambio histdrico,
pero tiene el defecto de considerar el cambio tecnoldgico un proceso automdtico o
cuasiautomdtico y, ademils, simplifica de modo exclusivo la relacidn entre las insti-
tuciones y la tecnologia. Al igual que la teoria marxista, cree que puede pronosti-
carse el resultado final. De hecho, como se veré en los capttulos siguientes, la
relacidn entre recursos, tecnologfa, instituciones y poblacidn es compleja, interde-
pendiente y en modo alguno puede predecirse.

Producciciri es el proceso mediante el cual los factores de produccidn se combi-


nan entre sf para producir los bienes y servicios que desea la poblacidn. La produc-
cidn puede medirse en unidades fisicas (o unidades de servicios idénticos) o en
términos de valor ----es decir, su valor monetari . Se puede comparar la produc-
cio de, pongamos, dos hnertos de manzanos, ateiidiendo a los kilos producidos en
cada uno; comparar la produccion de un huerto de manzanas y un naranjal en los
misrnos terminos es inucho menos significativo. Deberiamos llevar la medida ffsica a
términos de valor; es deem, multiplicar el ntimero de kilos de cada uno por los
precios respectivos para tener el valor total de cada uno.
L.e productividad es la relacidn entre to obtenido tras un proceso productivo y
los factored de produccidn utilizados. Igual que en el caso de la produccidn, puede
medirse en unidades fisicas —.r kilos de trigo per hectérea, y unidades de producci6n
por hombre-hora— o en términos de valor. Para medir la productividad del fiictor
total, es decir, la suma de la productividad del conjunto de todos los factores, es
necesario utilizar términos de valor.
La productividad de los factored de produccitin depende de un sinniimero de
elementos. Hay tierras reds fértiles que otras y obreros mms fuertcs o reds hébiles
que otros. La productividad del capital depende en parte de la tecnologia que in-
corpora: un tractor que rinda adecuadamente es més productivo que en equivalente
en arados tirados per bueyes, y un generador eléctrico es reds productivo que su

’ Para una ezplicaci6n clara y extensa viiase Clarence Ayres, J’fic Theory o[ Economi£ Pro ,ress
(Chapel Hill, North Carolina, 1944, i978).
introduce/dn: ft/stoda eoandrnica y dasarroilo econdm/co 36

equivalente en dimples tnrbinas hidriiulicas. Adem:is, ciertas combinaciones de los


factored de produccidn sirven para incrementar la productividad. Por ejemplo, la
fertilidad del suelo puede aumentar aiiadiendo abonos -----es decir, capital—; los
trabajadores que disponen de maquinaria apropiada son reds productivos que los
que trabajan sdlo con las manos o con herramientas sencillas y, en la mayoria de
los cases, los que saben feet y escribir to son mas que los analfabetos.
Esta reflexidn nos conduce a una combinacidn determinada de los factores de
produccidn, al ciipitizf ?itimniio. El capital humano (rim los esclavos, aunque hubo un
momento en que se consideraron capital) es el resultado de la inversidn en conoci-
mientos, habilidad o capacitacidn. Tal inversién puede adoptar la forma de escola-
rizacién formal (un universitario, por ejemplo, es una considerable inversion), de
aprendizaje o de capacitaci6n per la priictica. Sea cual sea el modo de adquirirlo,
una de las diferencias reds notables e importantes que se observan entre las econo-
mias runs avanzadas y las menos desarrolladas es la de capital humano per capita.
Los datos empiricos de las ultimas décadas muestran sin dejar margen a la duda
que, en las economfas avanzadas, los incrementos de los factores convencionales dc
producci6n constituyen tan s6lo una minima pane del incremento de su producci6n.
Err otras palabras, lo que ha aumentado, y rnucho, cs la productividad del conjunio
de los factores de produccidn. . A qué se debe tal aumento? Ya hemos adelantado
varias respuestas a la pregunta; estli claro que entre los principales factores deter-
minantes est:in los avances tecnologicos, las mejoras en la organizaci‹in, tanto a nivel
macro como microeconomico (incluidas las llamadas «economias de escalu»), y, so-
bre todo, la mayor inversidn en capital humano. Si bien a lo largo de toda la historia
escrita -----e incltiso antes, como demostraremos en capitulos posteriore se han
producido aumentos de la productividad, llama extraordinariamente la atencifiii el
alcanzado en los ultirnos cien aiios.
Llegados a este punto, quizii sea iitil examiner con runs detalle la llamada ley de
rendimientos decrecientes, la cual podria denominarse con mayor precisidn ley de
la productividad marginal decreciente. Un sencillo ejemplo hipotético nos ilnstrara
su importancia. Imaginemos un campo de cultivo de, pongamos, lfD hect:ireas (su
tamaiio exacto carece de importancia). Con una tecnologia dada, sea simple o so-
fisticada, un unico trabajador obtendrh una cierta produccidn, digamos, 10 kilos de
trigo. Al aiiadir un segundo trabajador, el trabajo se divide, lo que permite obtener
una produccitin de mas del doble, quizti 25 kilos; es decir, su produccion marginal
es de IS. Un tercer trabajador podria aumentar la producci6n aim reds, a 45 kilos,
to ijue supondrta una produccidn marginal de 20; y asi sucesivamente. Err otras
palabras, hasta un cierto punto, cada nuevo trabajador empleado aumentar el pro-
ducto marginal. Sin embargo, llegarh un momento en que, at emplear nuevos tra-
bajadores, se estorban unos a otros, pisotean la cosecha, etc. , y en ese caso el
producto marginal disminuye. Esta es la nocidn de la ley de rendimientos decrecien-
tes.
Vamos a trasladar este ejemplo simplista at caso de una sociedad. RecordelRo$
que en e1 ejemplo suponfamos recursos fijos (HD hectareas) y una tecnologfa dada
(sin innovaciones que pudieran acrecentar la productividad). Si en un cieno momen-
to, la sociedad tiene una poblaci6n relativamente me nor que los recursos dé QUO
dispone, podrti, durante algiin tiempo, aumentar el niimero de sus miembros, asf
como su renta per cdpita. Pero, a la larga, en cuanto utilize sus recursos plenamente,
el aumento de la poblacidn provocar:i una disminuci6n de la productividad marginal,
y, por tanto, de la renta real. Esta disyuntiva sdlo puede resolverse mediante una
innovacidn que acreciente la productividad, sea técnica, institutional, o ambas a la
vez.
Err 1798, el reverendo Thomas R. Malthus, clérigo inglés metido a econornista,
publicd su famoso Principle of Population [Primer ensayo sobre el Rº ’ncipio de la
poblacién]. Err él daba per sentado que «la pasidn entre los sexos• llevaria a la
poblacidn a crecer en proportion geométrica (2, 4, 8, . .), mientras que los alimen-
tos crecerian en proporci6n aritmética (1, 2, 3, .. .). Lleg6 a la conclusion de que,
ante la ausencia de «frenos morales•, como el celibato o el matrimoiiio a edad
madnra (no fue capaz de prever la contracepcidn artificial), la mayorfa de la pobla-
cidn estaba condenada a niveles de vida de mera subsistencia, como consecuencia
de la intervencidn de la ley de rendimientos decrecientes y a los «reveses positivos•
que suponen el hambre, la guerra y la peste. A hora, cast 2110 aiios después, podria
parecer que Malthus se equivocd —al menos per to que se refiere a las naciones
industrializada Pero es que hubo otra coas que Malthus tampoco fue capaz de
prever: la cantidad de innovaciones tecnol6gicas e institucionales que han acrecen-
tado la productividad, aplazando repetidamente la intervencidn de la ley de rendi-
mientos decrecientes. No obstante, para muchas de las naciones de lo que llamainos
el Tercer Mundo —los in:is pobres de los p o b r e s , el fantasma malthusiano es aun
una lugubre realidad.

Estructura econ6mica y hambre estructural

El concepto de estructura econdmica (que no hay que confundir con el de es-


tructura social, si bien ambas son afines) comprende la relacidn entre los diversos
sectores de la economia, especialmente entre los tres sectores principales, conocidos
como primario, seciindario y terciario ’. Err el sector primario se incluyen aquellas
actividades cuyos productos se obtienen directamente de la naturaleza: la agricultu-
ra, la pesca, la explotaci6n forestal. Err el secundario se incluyen las actividades que
transforman o elaboran los productos de la naturaleza, como la industria y la cons-
truccion. El terciario o sector •servicios» no se ocupa de productos o bienes mate-
nates, sino de servicios; éstos cubren desde el servicio doméstico y personal (coci-
neros, doncellas, peluqueros) hasta los servicios financieros y comerciales (depen-
dientes, comerciantes, banqueros, agentes de bolsa), profesionales (médicos, abo-
gados, educadores) y gubemamentales (carteros, burdcratas, polfticos, militares).
(Err esta clasificaci6n, se dan ciertas ambigiiedades y anomalies: por ejemplo, la
mineria pertenece per ldgica at sector primario, pero con frecuencia se la considera
parte del secundario; del mismo modo, los transportes, un servicio, a menudo for-

El primer trabajo sobre estructura eoin6mica es el de Colin Clark, Cniiditioiis o/ £coiinmic Progress
(Londrcs, 1940, 1957). Simon Kuznets realizd importantes aportaciones a la elaboraci6n del conceplo,
especialmente en 3foderii I:cziziomic Growth.' Rum, Structure end Spread (New H8ven, 196i) y The
Economic Growth Total Output and Structure (Cambridge Mass., 1971).
man parte del sector secundario. La caza, la mms importante actividad primaria del
paleolitico, esta conceptuada actualmente como una actividad recreativa: consumo
en lugar de production.)
Durante miles de aiios, desde las primeras civilizaciones hasta hace menos de un
siglo, la principal ocupaci6n de la gran mayorfa de la humanidad era la agricultura.
Si examinamos el cuadro 1.2 vercmos que éste es aim el caso de las naciones de
rentas bajas. Esto era debido a la baja productividad, que obligaba a concentrarse
sdlo en la produccidn de alimentos para sobrevivir. Hace unos pocos mientos de
aiios, y por razones que se explicar:in en capftulos posteriores, la productividad de la
agricultura empezd a crecer, lentamente at principio, mls r4pidamente después.
Segiin aurnentaba, se iban necesitando menos trabajadores en la produccidn de bie-
nes de subsistencia y habia reds que podian dedicarse a otras actividades productivas.
De este modo comenzd el proceso de industrializacidn, que se extendid desde el
final de la Edad Media hasta mediados del siglo xx (en Europa Occidental y Nor-
teamérica; en cast todas las demds iireas del mundo el proceso todavia estd en
curse). Err las naciones industrializadas reds avanzadas, la proporcidn de mano de
obra empleada en la agricultura cayd, del 90 % u 80 % del total, a menos del 50 % a
finales del siglo xIX, y reds recientemente a menos del ltl %. Lo misino ocurrid con
la proporcién de la renta total o PNB proveniente de la agricultura, aunque el
valor total de la producci6n agricola aument6 coiisiderablemente en términos absolu-

A medida que disminnla el porcentaje de mano de obra dedicada a la agricultura,


fue aumentando el de la dedicada al sector secundario, st bien no en la misma
proporcidn; en las naciones altameote industrializadas es tfpico que la industria y
ocupaciones afines empleen entre el 30 y el 50 %« de la fuerza de trabajo, quedando ct
resto dividido entre los sectores primario y terciario. El auinento de la proporcidn de
maiio de obra en el sector secundario, se vio acompaiiado per el correspondiente en
la proporcidn de renta proveniente de esc sector.
Los precedes gemelos de cainbio en las proporciones de fuema de trabajo em-
pleada en los dos sectores y renta proveniente de los mismos son importantes ejem-
plos de cambio estructural en I× economia. Desde 1950 aproximadainente, las eco-
nomias re:is avanzadas han experimentado un nuevo cambio estructural, del set:for
secundario at terciario.
¿C6mo pueden explicarse estos cambios estructurales? Err relaci6n con e1 prime-
ro de ellos, el cambio de las actividades agricolas a las secundarias, entraron en
juego dos importantes procesos. Por pnrte de la oferta, la creciente productividad,
como ya se ha explicado, hizo posible producir la misma cantidad de producto con
menos mano de obra (o mhs producto con la misma mano de obra). Por parte de
la demanda, se puso en funcionamiento una constante del comportamiento humano
denominada Ley de Engel (por Ernst Engel, estadistico alemdn del siglo xIX, no
por Friedrich Engels, el colaborador de Karl Marx). Basada en numerosos presu-
puestos familiares, la Ley de Engel afirma que, at aumentar la renta de un consu-
midor, baja la proporcidn de la misma que se destina a comida. (A su vez, esto estil
relacionado con la ley de la utilidad marginal decreciente; a saner, cuanto reds se
tiene de uii determinado bien, menos se aprecia cada nueva unidad de él.)
Con respecto al segundo cambio estructural ahora en curso, e1 cambio relativo
de la produccidn (y consume) de bienes a la de servicios, entra en funcionamiento
un corolario de la Ley de Engel: al aumentar la renta, aumenta la demanda de todos
los bienes, pero en menor proporci6n que la renta, siendo la demanda de bienes
sustituida en parte per las de servicios y ocio.
Los cambios tecnoldgicos, que incrementan la productividad, y de gustos son los
responsables bdsicos de tales cambios estructurales, pero, en general, su causa in-
mediata es el cambio de los precios (y salarios) relativos. Esto es también viilido
para otros muchos cambios en la economia, como el alza de las nuevas industrias y
el ocaso de las antiguas, o el desplazamiento de la produccidn de un :irea geografica
a otra. Los precios de los bienes y servicios vienen determinados per la mutua
influencia entre la oferta y la demanda, como enseiian los manuales de economia
elementales. Un precio relativo alto indica que la ofena es escasa en relacidn con
la demanda; un precio relativo bajo indica to contrario. Como regla general, los
factores de producci6n se llevan alli donde obtengan una mejor remuneraci6n, es
decir, allf donde los precios sean in:is altos. Err los cases hist6ricos que vamos a
examinar quedan patente la importancia de la escasez relativa y los precios relativos
como elementos dindmicos del cambio econ6mico.

I.e logistics del creclmiento econ6niico

El término ioglsficn se usa corrientemente para referirse a la organizacidn del


aprovisionamiento de un grupo numeroso de gente, como, por ejemplo, el ejército.
Pero logistics es-también el nombre que recibe una f6rmula matematica. La curva
que la representan, la curva logistica, tiene la forma de una S estirada y a veces se
denomina curva-S (véase Fig. 1.1.). Los bi6logos la denominan curva de crecimiento
porque describe con bastante precisidn el crecimiento de muchas poblaciones infra-
humanas, como puede ser una colonia de moscas de la fruta en un recipiente cerrado
y con un suministro constante de alimento. La curva tiene dos fases: una primera,
de crecimiento acelerado, seguida per otra de crecimiento menor. Mateméticamen-
te. la curva se acercarfa en el limite a una asintota horizontal paralela a la asintota
de oiigen.

FlGU 1.1

Se ha observado también que la curva logfstica puede representar con cierta


aproximacidn muchos fendmenos senates, especialmente los crecimientos demogrii-
6cos. Err el caso de Europa, se han identificado tres ondas que describen periodos
largos de crecimiento demogrdfico, cada uno de ellos seguido por un periodo de
relativo estancamiento, o incluso de descenso. El primero de ellos comenzo en el
siglo IX o X, la tasa de crecimiento alcanzo su punto mas alto probablemente en el
si§lO XII, émpezd a disminuir en el XIII y termini abruptamente con la Peste de 1348,
cuando Europa perdid una tercera parte o in:is de su poblaci6n total. Tras un siglo
de relativo estaiicamiento, la poblacion empezé a crecer de nuevo a mediados del
siglo xv, alcanzd su tasa més alta en el xVI, y en el xvIiI otra vez se estabilizd, O
incluso puede que dismiiiuyera. Hacia mediados di2l siglo xVIII el proceso se puso
nuevamente en marcha, esta vez con mucha in:is fuerza, y sigui6 a un ritmo sin
precedente hasta que fue interrumpido, en la primera mitad del siglo xx, por las
dos gnerras mundiales y las calamidades que las acompafiaron. Existen pruebas de
una cuana logistica, esta vez a escala mundial, que tiene lugar desde la Seguiidd
Guerra Mundial.
A pesar de carecer de datos exactos, tenemos pr:icticamente la certeza de que
la poblacion griega sigui6 el modelo logistico entre los siglos ix y v a.C. , e igual-
mente la de la cuenca mediterrdne a en la era de la pax romans
(aprox. 50 a.C. - 200 d.C.). Hay investigadores que creen que las tree logistical
identifica- bles en Europa son en realidad mundiales y que estiin relacionadas con
las varia- ciones chmiiticas. La poblacidii china, per ejemplo, parece haber ido a la
par que la europea. Menos aun sabemos sobre el modelo de crecimiento
demogriifico de épocas anteriores, pero, como veremos en el capitulo 2, la poblacidii
de to que hoy conocemos corno Cercano Oriente y Oriente Medio crecid, sin
ningiin géiiero de duda, tras el siirgimiento de la agricultura en el neolitico; la
poblacidn de los valles de grandes rios (Nilo, Tigris, Eufrates, Indo y Amarillo)
crecid asimismo r:ipida- mente después de introducir el regadio en la agriculture.
Se adecue o no el crecimiento demogrdfico a la curva logistica, hay aspectos
relacionados con él que despiertan el interés cientJfico. Es précticamente seguro que
cada una de las fases de crecimiento demogrJfico acelerado se vio acompafiada de
crecimiento economico, en el sentido de que aumentaron tanto la produccidn total
como la produccidii per ciipita. (Si el producto per c:ipita hubiera permanecido
constante mientras aumeiitaba la poblacidn, habria aumentado el producto total,
claro est;i; pero tenemos razones para afirman que fueron arnbos productos.) Esto
est;i comprobado en la logistica tercera (y en la incipiente cuarta), para las que
contamos con una cantidad relativamente copiosa de pruebas estadisticas; pero tam-
bién tenemos en las logisticas primera y segunda datos iiidirectos que prueban el
mismo comportamiento.
La hip‹itesis de que crecimiento econ6inico y demogriifico corrieron juntos se
apoya en la evidencia iiicuestionable de la expansion, tanto fisica como ecoiidmica,
de la civilizaci6n europea durante cada una de las fases de crecimieoto demogr;ifico
acelerado. DUfRnte los siglos xI, xII y xIIi la civilizacidn europea se exténdio desde
su antiguo centro geogriifico, situado entre los Hos Loira y Rin, hacia las islas 8ri-
tanicas, la Peninsula Ibérica, Sicilia y el sur de Italia, por Europa Central y Orieiital,
e incluso temporalmente, durante las Cruzadas, a Palestina y el Mediterr:iiieo Orien-
tal. Durante la ultima parte del siglo xv y todo el xvI, las exploraciones geogriificas
allende los mares, los descubrimientos y las conquistas llevaron a los europeos a
Africa, at Océano lndico y at hemisferio occideiital. Finalmente, durante el xix y a
través de la emigracidn, la conquista y la anexi‹in, los europeos establecieron su
heiieinonia politica v econ6mica en todo el mundo.
Hay asimismo pruebas de que las condiciones de vida de la gente corriente
empeora progresivamente en las fases de desaceleraci6n de las dos primeras logisti-
cas (las primeras initades de los siglos xIV y xVII, respectivamente), lo que sugiere
uii descenso, o at menos un estancamiento, de la renta per c:ipita. Err la tercera
logistica, la oportunidad de emigrai de Europa en gran escala durante la iiltima
parte del siglo xix y la primera del xx alivid la situacidn de las masas; a pesar de
ello, hubo parses que sufrieron crisis de subsistencias localizadas, de las cuales la
runs dram:itica fue la hambruna irlandesa de la década de 1840. A la luz de estos
comentarios, adquiere un nuevo significado la observaci‹in de Adam Smith, escrita
durante la fase de crecimiento acelerado de la tercera logistica, de que la situaci‹in
del trabajador era muy buena en una sociedad «progresiva», gris en una estacionaria
y miserable en rna en decadencia.
Otra similitud digna de menci6n es que las fases finales de todas las logisticas,
asi como los intervalos de estancamiento o depresi6n que las siguieroii, fueron tes-
tigos de la propagacidn del desorden, las tensiones senates y los disturbios civiles,
asf como del estallido de gtierras extraordinariamente destructivas y feroces. Las
guerras y los conflictos civiies, no obstante, se dieron también en otras épocas, y
no existe tedricamente nada que indique que el descenso del crecimiento demogr;i-
fico tiene como resultado el fracaso de las relaciones internacionales. Probablemente
las guerras fueron hechos fortuitos que pusieron punto final a periodos de creci-
miento que .ya estaban en decadencia. Pero la cuestidn merece un estudio in:is
detenido.
La sugerencia de que hay perlodos de notable ferinento intelectual y cultural que
tuvieron también de algiin modo relacion con la logistica segnrameiite snscitarii en
el lector muchas reservas. Sin embargo, llama la atenci6ii que las fases de crecimien-
to acelerado de cada periodo hayan sido testigos de explosiones de creatividad ar-
tlstica e intelectual a las que siguio la proliferaci‹in de la arquitectura monumental:
las catedrales medievales, los palacios barrocos y el estilo neogtitico del siglo XIX.
En épocas anteriores, las «Edades de Ore» de Grecia y Roma —y antes aim las de
Mesopotamia y Egipt fueron periodos de crecimiento econdmico y acabaron en
conflictos civiles y guerras devastadoras (la Guerra del Peloponeso, la caida de
Roma).
Ni que deem tiene que lOs esfuerzos creadores del hombre no estiin confinados
a periodos especificos de la historia, como tampoco, to estén nuestros tendencias
destructivas. Los origenes del Renacimiento est:in en la gran depresi6n del final de
la Edad Media, y el siglo de genios que produjo a Galileo, Descartes, Newton,
Leibnitz y Locke cubre el intervalo de estancamiento y agitation que va de la se-
gunda a la tercera logistica europea. Con todo, es posible, que las e‘pocas de crisis,
cuando el orden establecido parece estar desmorondndose, estimulen a los mejores
intelectos a revisar las doctrinas aceptadas. En cualquier caso, consideraciones tan
excelsas caen fuera del alcance de esta obra.
Se puede elaborar una explicacidn plausible de la correlacidn entre el crecimien-
to/estancamiento/descenso de la poblacion y los movimientos de la renta mediante
el aniilisis de la interaccidn de los factores principales que determinan el desarrollo
econi’imico y que anteriormente hemos presentado (pag, 31). Como ya hemos dicho,
con una tecnologia dada, son los recursos disponibles los que fijan los limited mIi-
/ntroducc/dn: h/sforra econ‹:›m/ca y' desarrollo ecortdm/co 41

ximos de los logros economicos dc uoa sociedad, incluyendo el tamaiio de su po-


blacion. El cambio tecnologico, al aumentar la productividad y dar a conocer nuevos
recursos, produce el efecto de elevar el techo, per decirlo asi, haciendo posible de
este modo que la poblacitin crezca. Finalmente, no obstante, y st no hay un ulterior
cambio tecnologico, per el fenomeno de los rendimientos marginales decrecientes
la sociedad se to pa con un nuevo techo productivo y la poblaci6n de nuevo se
estanca (o decrece) hasta que una nueva «innovacion trascendental» (término acu-
iiado por Simon Kuznets, ganador del Premio Nobel de Economia; véase el capi-
tulo 6) vuelvc a provocar tin aumento de la productividad y a dar a conocer nuevos
recursos. La figura I .2 i›frecc una representaci6n simplificada de la relacidn entre
la poblacion y las iiinovaciones tr:iscendentales.
Los capitulos que siguen sirven de ensayo empirico para esta hip6tesis, en cuanto
son un intento dc explicar el desarrollo economico a to largo de la historia.

FioURA I.d

APHNDICE

Si F represents la renta (o el producto) nacional, y P, R, T y I la p‹iblaciiin, los


recursos, la tecnologia y las instituciones senates (la «gran inci5gnita»), respectiva-
mente, tenemos

Y ——f(P,R, T,X)

y la tasa de cambio a través del tiempo sent

Por razones ya aducidas, la ecuacion no puede escribirsc en forma explicita.

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