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Capítulo II:

Derecho Agrario
Constitucional
IMPORTANCIA
• La construcción de los institutos de cualquier
disciplina jurídica debe responder a
principios y valores generales, derivados de
su dimensión constitucional e internacional.
Este es un requerimiento esencial para
establecer la relación entre el Derecho
agrario y desarrollo sostenible.
• Nace a partir del momento en que se
incorporan en la Carta Fundamental de los
derechos económicos, sociales y culturales,
los que vienen a significar el surgimiento de
nuevos principios y valores orientados, en
primer término al fomento de la producción,
la distribución equitativa de la tierra y de la
producción agraria y la explotación racional
de la misma.
2. Principios Constitucionales de la
primera y segunda generación
• Los derechos subjetivos, enarbolados en nuestra
Constitución Política de 1821, entre ellos la
propiedad y la libertad, no son absolutos. Están
limitados por normas de convivencia social y de
orden público.
• La Corte Constitucional ha establecido que el
régimen de los derechos y libertades fundamentales
es materia de reserva de la ley (3173-93), criterio
particularmente importante en la definición del
contenido de los derechos agrarios, y el
establecimiento de las limitaciones en su ejercicio,
para el cumplimiento de las exigencias del interés
individual y social.
a. La Función Social de la
Propiedad
• El principio de la función social de la propiedad se deriva,
justamente de la imposición de limitaciones al propietario
de fundos agrarios, a través de los cuales se moldean los
derechos y deberes del propietario (estructura), para el
cumplimiento de la función del bien de acuerdo a su
naturaleza esencialmente productiva.
• Es el reconocimiento constitucional, a partir de la reforma
de 1948, de diversos regímenes de propiedades: La
propiedad civil, la urbana, la forestal, la agraria, la
intelectual, atendiendo a la naturaleza y destino del bien
de que se trate.
• La función económica y social de la propiedad agraria fue
regulada, con ese respaldo constitucional,
fundamentalmente en la Ley de Tierras y Colonización.
b. El fomento a la producción agraria y la
distribución equitativa de sus productos, con
criterios de solidaridad nacional y justicia
social.

• El artículo 50 de la Constitución Política fue incorporado como una


norma programática que impone al Estado el fomento de la
producción, incluyendo la producción agraria y el adecuado reparto
de la riqueza.
• Se trata de un principio general, aplicable de igual modo al Derecho
agrario, porque el Estado promulga gran cantidad de legislación
especial, a fin de fomentar la producción agraria, sobre todo en
productos tradicionales, y lograr un equilibrio de las relaciones entre
los productores, industrializadores y comercializadores de productos
agrarios.
• El constituyente garantizó una protección jurídica a los productores
agrarios, al imponer como principio concreto del Derecho agrario, la
distribución equitativa de los productos agrícolas (artículo 69), lo cual
se logra mediante la regulación de las condiciones contractuales
agrarias, por ejemplo con el contrato agroindustrial, cuyas
regulaciones tienen un connotado interés público, porque establecen
derechos irrenunciables para los productores.
c. La explotación o uso racional
de la tierra.
• El constituyente desde el siglo pasado ha tenido una gran
sensibilidad hacia la protección de los recursos naturales,
especialmente de los terrenos cubiertos de bosques.
• El rompimiento del lazo común entre el Derecho agrario y el
desarrollo sostenible significó, a su vez, que los valores
inspiradores de los derechos de la tercera generación:
justicia social y solidaridad, no se cumplieran con toda su
plenitud.
• Por ello los tribunales agrarios ha retomado el rumbo de la
aplicación e interpretación de estos principios en conflictos
derivados del agro y medio ambiente,
d. Los valores de justicia social y
la solidaridad en el agro
• Los principios constitucionales arriba mencionados,
encuentran su máxima expresión y respaldo
constitucional en lo dispuesto en el artículo 74 de la
Constitución Política, que establece el derecho
fundamental al trabajo, con criterios de justicia social y
solidaridad nacional.
• La justicia Social como valor constitucional, se concretiza
para el Derecho Agrario en los principios de la justa
distribución de la tierra y de los productos agrícolas. La
justicia social en el agro costarricense comienza a tener
nuevos bríos cuando el Estado comienza a intervenir de
manera más agresiva en aras de proteger la producción
nacional, hasta el punto de obligarse a readecuar deudas
del sector agropecuario, para poder reactivar sus
economías
3. Principios Constitucionales de
la Tercera Generación
• Los derechos al desarrollo sostenible y a un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado han
sido incorporados recientemente en nuestra
Constitución Política, con la reforma al artículo 50 y
46.
a. Derecho a un ambiente sano y ecológicamente
equilibrado
b. La protección de la salud de los consumidores
c. El principio de la responsabilidad ambiental.
4. La Fusión del ambiente y el
desarrollo sostenible
La Sala Constitucional reconoció el "derecho a un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado" como
un derecho fundamental, antes de haberse
operado la reforma constitucional al artículo 50.
Estaba dentro de la Constitución Material, y con
una interpretación sistemática, material y evolutiva
de los artículos 6, 11, 69 y 89, comienza a darle
respuestas distintas a la contraposición entre
intereses privados e intereses difusos, dentro de
las exigencias de la Sociedad costarricense.
También reconoció la presencia de intereses
difusos para legitimar la acción en aras de
proteger el ambiente.
La Sala resaltó la necesidad de una toma de
conciencia en el ámbito gubernamental de la
importancia del ambiente para la salud
humana.
5.- El desarrollo sostenible en la
jurisprudencia: la actividad productiva
sostenible
• Resulta de suma trascendencia, citar algunos fallos de la Sala
Constitucional, reconociendo como modelo de la sociedad costarricense
el desarrollo sostenible:
• “Nuestro país ha dependido y seguirá dependiendo, al igual que
cualquier otra nación, de sus recursos naturales y su medio ambiente
para llenar las necesidades básicas de sus habitantes y mantener
operando el aparato productivo que sustenta la economía nacional, cuya
principal fuente la constituye la agricultura y, en los últimos años, el
turismo, especialmente en su dimensión de ecoturismo. El suelo, el agua,
el aire, los recursos marinos y costeros, los bosques, la diversidad
biológica, los recursos minerales y el paisaje conforman el marco
ambiental sin el cual las demandas básicas- como espacio vital,
alimentación, energía, vivienda, sanidad y recreación- serían imposibles.
De igual modo, nuestra economía también está íntimamente ligada al
estado del ambiente y de los recursos naturales; así,
• por ejemplo, tanto la generación de divisas por explotación agrícola y
turística, como el éxito de importantes inversiones en infraestructura
dependen, en última instancia, de la conservación de aquellos. Las
metas del desarrollo sostenible tienen que ver con la supervivencia y el
bienestar del ser humano y con el mantenimiento de los procesos
ecológicos esenciales, es decir, de la calidad ambiental y de la
sobrevivencia de otras especies. Hablar de desarrollo sostenible en
términos de satisfacción de las necesidades humanas presentes y
futuras y del mejoramiento de la calidad de vida es hablar de la
demanda de los recursos naturales en el ámbito individual y de los
medios directos o de apoyo necesarios para que la economía funcione
generando empleo y creando los bienes de capital, que a su vez hagan
posible la transformación de los recursos en productos de consumo, de
producción y de exportación” (Sala IV, 3705-93)
6.- La reforma constitucional
• En la sentencia relacionada con la consulta de constitucionalidad de la
Asamblea Legislativa para modificar el artículo 50 de la Carta Magna se
dijo: "No obstante, como se desprende de lo anterior, esta Sala ha
establecido que el derecho a un ambiente sano y ecológicamente
equilibrado es un derecho fundamental, como tal ya consagrado y
garantizado por el Derecho de la Constitución, no considera inútil ni,
mucho menos, objetable que se reconozca de manera expresa y
claramente individualizado, como se hace en el Proyecto consultado
fallos.
• De esa forma, la jurisprudencia constitucional fue delineando las bases
para incorporar el concepto de desarrollo sostenible como modelo, para
orientar en su justo equilibrio todas aquellas actividades productivas,
entre la actividad agraria, que atentaban contra el ambiente y ponían en
peligro el equilibrio ecológico
7.- El principio precautorio.

• Efectivamente, uno de los pilares de esta nueva


orientación constitucional, lo es el principio
precautorio en materia ambiental, contenido en la
Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo (principio 15), de la
Declaración de Río, el cual se aplica ante el peligro
de daño grave e irreversible, aún cuando exista
falta de certeza científica absoluta, debiendo
adoptarse las medidas eficaces, en función de los
costos, para impedir la degradación del medio
ambiente, disposición que la Sala relaciona con el
artículo 18 de la Ley de Biodiversidad.
• El ambiente debe ser entendido como un potencial del
desarrollo para ser utilizado adecuadamente, sin degradar
su productividad y sin poner en riesgo el patrimonio de las
generaciones venideras. La sala entiende y acepta sin que
ello sea un elemento que violente el ambiente que en todo
proceso de producción es necesario transformar y procesar
recursos, todo lo cual significa un costo ambiental. Es claro
que debe darse un desarrollo controlado, de modo tal que
sean satisfechas tanto las necesidades ambientales, como
las de progreso y es allí donde cada institución estatal debe
cubrir con la prevención, protección y seguimiento de todos
aquellos procesos o proyectos que impliquen un impacto al
medio en el cual se da.

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