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 No obstante los resultados de la prueba pueden

tratarse como verdaderos; hay buenas razones para


esperar que el resultado de una prueba rigurosa sea
fidedigno. En sentido estricto lo más que puede
decirse es que la prueba concluye con una hipótesis.
 Valorar libre y racionalmente consiste, en evaluar si
el grado de probabilidad o de certeza alcanzado
por la hipótesis que lo describe a la luz de las
pruebas e informaciones disponibles es suficiente
para aceptarla como verdadera.
 Tarea principal es medir la probabilidad, por eso el
objetivo de los modelos de valoración, es proveer
esquemas racionales para determinar el grado de
probabilidad de las hipótesis, o su aceptabilidad.
 Son criterios que indican cuándo se ha conseguido la
prueba de un hecho; o que indican cuándo está
justificado aceptar como verdadera la hipótesis que lo
describe.
 La construcción de un SP implica dos cosas: a) decidir
qué grado de probabilidad o certeza se requiere para
aceptar una hipótesis como verdadera; b) formular
objetivamente el estándar de prueba. Un SP tiene si
puede expresarse mediante un criterio controlable.
 Los SP cumplen dos funciones. Función heurística: el SP
es el criterio conforme al cual deberá el juez formular su
valoración final sobre los hechos de la causa. Función
justificadora: el SP es el criterio conforme al cual ha de
reconstruirse la justificación de la decisión probatoria.
 La racionalidad exige un grado de
probabilidad mínimo. Ese grado mínimo lo
constituye la probabilidad prevalente.
 Una hipótesis sobre un hecho resultará
probada cuando sea más probable que
cualquiera de las hipótesis alternativas,
manejadas o consideradas en el proceso y
siempre que dicha hipótesis resulte “más
probable que no”; es decir, más probable que
su correlativa hipótesis negativa.
 Un estándar probatorio muy exigente minimiza
la posibilidad de error y maximiza la posibilidad
de acierto.
 Una distribución del error supone una determinada
elección sobre la intensidad con que deben ser
garantizados los derechos o intereses afectados por cada
uno de los errores posibles. En una decisión probatoria,
hay dos errores posibles:
 Error 1: aceptar como verdadero lo que es falso
 Error 2: no aceptar como verdadero lo que es verdadero.
 Si se considera más tolerable el Error 2 que el Error 1), el SP
será particularmente exigente. Esta es la razón por la que
en el proceso penal, donde se considera que los
derechos afectados por un eventual Error 1, deben ser
intensamente protegidos
 Un SP especifico se construye decidiendo cuál de los dos
errores posibles se considera preferible o más asumible. Y
esta es, una decisión político o valorativa.
 Existen dos grandes esquemas o modelos de valoración
racional de la prueba que suponen una distinta
formulación de los SP:
 a) los basados en la aplicación de instrumentos
matemáticos al proceso de valoración y
 b) los basados en esquemas de confirmación.
 Ambos modelos se corresponden con las dos grandes
nociones de probabilidad: la matemática o estadística, la
probabilidad se predica de sucesos y se interpreta en
términos de frecuencia relativa de la clase de eventos a
la que pertenecen; y la lógica o inductiva, que se predica
de proposiciones, y no de sucesos, y se corresponde con
el uso común de “probablemente”, “posiblemente”,
“presumiblemente” algo es verdad. Dicho concepto
interpreta la probabilidad como una generalización de la
verdad.
 Formulación más simple: afirma que la probabilidad
de un evento H dado un evento E, puede
determinarse en función de la frecuencia estadística
con la que dado H se verifica E y de la probabilidad
atribuida precedentemente al evento H. Combina
información estadística sobre un suceso con
información no estadística.
 Críticas por consideraciones prácticas. Lo difícil que
resulta para el juzgador cuantificar su valoración
subjetiva previa. Se pone en cuestión la validez
epistemológica del modelo en el campo judicial,
pues conduciría a resultados contraintuitivos y
resultaría dudosamente compatible con principios
fundamentales del ordenamiento, como la
presunción d inocencia.
 La adopción de modelos matemáticos, por
la resistencia de los juristas a abrirse a
conocimientos extrajurídicos, ha tenido
escaso éxito, los modelos de valoración
racional de la prueba más aceptados se
basan en esquemas de confirmación: la
probabilidad (lógica o inductiva) de una
hipótesis depende del apoyo que le
prestan las pruebas con las que está
conectada a través de reglas casuales.
 Se adecua mejor a los problemas probatorios del
juez: la existencia de una o varias hipótesis sobre los
hechos de la causa y la necesidad de establecer,
sobre la base de las pruebas disponibles, cuál de
ellas resulta más aceptable o atendible.
 Puesto que la probabilidad lógica o
inductiva de una hipótesis es equivalente a
su grado de confirmación por las pruebas
 disponibles, cabe decir que una hipótesis
podrá aceptarse como verdadera si no ha
sido refutada por las pruebas y ha sido
confirmada por ésta en grado suficiente.
 Encuentra su razón de ser en la historia del
proceso penal inglés.
 La razón por la cual un sistema penal debería
adoptar el criterio de la prueba más de
cualquier duda razonable es esencialmente
de naturaleza ética o ética- política.
 Fuera del common law parece posible
conectar la adopción de este criterio de
prueba a principios fundamentales del
proceso penal moderno que pretenden
respetar las garantías del proceso y el deber
de racionalidad y de justificación en lo que
respecta al juez.
 La necesidad de adoptar este criterio no
deriva de la presunción del imputado.
 BLACKSTONE, y antes que él FORTESCUE; han
dicho que es preferible que 20 culpables sean
absueltos que un inocente condenado.
 Resulta poco sensato razonar en términos de
margen de error en situaciones no verificables,
no es posible saber si el condenado ha sido
inocente o el absuelto culpable o cuantas
personas, de 100 o 100 sentencias de
condena, han sido inocentes.
 No es con la lógica del cálculo estadístico
que se puede obtener una definición
precisa del criterio, o se puede decir en los
casos concretos si la prueba consiste o no
el límite necesario para emitir sentencia de
condena.
 La política y la justicia personal, se basa en
la premisa de minimizar la frecuencia de las
condenas, con independencia del hecho
que las absoluciones se refieran a sujetos
culpables o inocentes.
 En casos particulares la prueba científica
por sí sola puede satisfacer el criterio
probatorio.
 Las pruebas científicas son sumamente
útiles, pero pocas veces suficientes para
determinar -por sí solas- la decisión judicial.
 En el proceso penal, en pocos casos la
prueba científica puede -por sí sola-
proporcionar elementos de certeza lo
suficientemente altos para considerar
probado un hecho.
 Puede ser muy útil en el proceso penal cuando
resulte favorable a la verificación de la inocencia del
imputado, dado que el grado de confirmación
aportado podrá ser suficiente para constituir una
duda razonable que aún en presencia de una
probabilidad prevalente impediría la condena del
imputado.
 Son necesarios modelos conceptuales y lógicos
particularmente satisfactorios, frente a los cuales
queda todavía mucho por hacer a los juristas y
epistemólogos, para afrontar en modo adecuado el
problema de la decisión y la correcta utilización de
la ciencia en los distintos contextos procesales.
EL CONTEXTO DE LA DECISIÓN SOBRE LOS
HECHOS PROBADOS EN EL DERECHO
JORDI FERRER BELTRÁN
 La prueba jurídica no pude ser estudiada
desde la perspectiva de las ciencias naturales.
La fragmentación lleva al extremo de sostener
la necesidad de contar con una noción propia
y especifica de prueba jurídico-penal, distinta
de jurídico- civil o administrativa.
 El proceso judicial puede sustentar
únicamente verdades aproximadas. El
proceso judicial no es un adecuado
instrumento para la adquisición de información
completa; el desarrollo de la actividad
probatoria está ampliamente reglado.
 Probar, en efecto, ya no significará
demostrar la verdad de los hechos
controvertidos, sino determinar o fijar
formalmente los hechos mediante
determinados procedimientos. Uno no está
jamás obligado más allá de los límites de lo
posible (ultra posse nemo obligatur). No se
puede requerir racionalmente que
hagamos más que lo mejor posible en
determinadas situaciones, incluyendo lo
cognoscitivo.

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