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ACTIVOS, PASIVOS Y

PATRIMONIO
Tal y como lo hemos visto anteriormente
tenemos que un activo es un bien que la
empresa posee. No todos los activos son
dinero, por ejemplo tenemos entre los activos
los edificios, terrenos, maquinaria y equipo, etc.
Pero si podemos decir que una característica
importante de los activos es que todos pueden
convertirse en dinero u otros medios líquidos
equivalentes.
Teniendo comprendido el concepto de activo y
algunos de sus ejemplos, vamos ahora a
hacer una comprensión y análisis de los
activos, éstos se clasifican según su
capacidad para convertirse en efectivo, o
según la destinación o uso que se le dé.
Al presentar los estados financieros, los
activos son clasificados en: corrientes o no
corrientes.
Se considera activo corriente, todo aquel
activo que es susceptible de convertirse
en efectivo en un plazo igual o inferior a
un año.

Es corriente todo aquel activo que se


puede vender en un tiempo corto.
se denominan activos no corrientes, a los
activos que para poderlos convertir en
efectivo, se requiere de un plazo mayor a
un año.

Vemos que la clasificación del activo


depende del tiempo esperado para su
realización.
La clasificación del activo de esta forma, es
importante para medir la liquidez de la
empresa, su capacidad de cubrir pagos de
corto plazo. De allí que el capital de trabajo
esté fundamentado en el activo corriente.

Una empresa donde la gran mayoría de sus


activos sean convertibles en dinero, en
plazos mayores a un año, es una empresa
que tendrá dificultades para cumplir con sus
obligaciones.
Según nuestro plan de cuentas, los activos
se dividen en disponible (11), inversiones
(12), cuentas por cobrar (13), inventarios
(14), activos fijos (15), intangibles (16),
diferidos (17), otros activos (18) y
valorizaciones (19).

Veamos cada uno de ellos para determinar


cuales se pueden catalogar como corrientes
y cuales como no corrientes.
El disponible por sobradas razones es un
activo corriente puesto que ya es efectivo.

En este encontramos las cuentas:


1105 Caja
1110 Bancos
Y sus respectivas subcuentas y auxiliares
Las inversiones, según su objetivo o plazo,
pueden ser activos corrientes o no corrientes.
Por costumbre, se suelen clasificar las
inversiones como activo corriente, pero esto
no siempre es así, puesto que aquellas
inversiones permanentes, son
indiscutiblemente no corrientes, mientras que
las inversiones a plazos mayores a un años
son no corrientes
Las cuentas por cobrar o deudores por lo
general son activos corrientes. Muy pocas
empresas, dan créditos superiores a un
año.
Aunque pueden existir algunas cuentas
por cobrar a más de un año, las cuentas
por cobrar son básicamente activos
corrientes.
Los inventarios son activos corrientes
puesto que su objetivo es precisamente
ser enajenados dentro del giro ordinario
de la empresa.
Sin embargo cuando la empresa adquiere
inventarios para ser vendidos a un plazo
superior a un años, éstos serán activos no
corrientes.
Los activos fijos o lo que conocemos
también como propiedad, planta y equipo,
son siempre activos no corrientes, puesto
que están destinados para ser utilizados
por la empresa y no para ser vendidos.

En este grupo podemos encontrar los


edificios, maquinaria, equipo de oficina,
etc.
Los activos intangibles, son generalmente no
corrientes, puesto que por su naturaleza no
están destinados para la venta.
Se definen Intangibles como el conjunto de
bienes inmateriales, representados en
derechos, privilegios o ventajas de
competencia que son valiosos porque
contribuyen a un aumento en ingresos o
utilidades por medio de su empleo en el ente
económico.
Los activos diferidos, que son gastos
pagados por anticipado y cargos diferidos,
por ser un gasto o una erogación ya
ocurrida, no se puede esperar obtener
efectivo de ellos en ningún tiempo, por lo
que no se podrían clasificar como activo no
corriente, aún en los casos en que se trate
de activos amortizables en un corto tiempo.
Los “otros activos” son activos no corrientes,
puesto que corresponden a activos que no
forman parte o no tienen relación alguna con
el objeto de la empresa, por tanto se deben
clasificar como no corrientes.
Las valorizaciones corresponden al mayor
valor comercial de los activos fijos e
inversiones, por tanto, las valorizaciones
correspondientes a los activos fijos son
activos no corrientes, y las valorizaciones de
las inversiones permanentes serán también
activos no corrientes.
En el caso de las valorizaciones de las
inversiones temporales, se podrían clasificar
como corrientes, aunque sería poco usual.
El pasivo son las deudas que la empresa
posee, ya sea a terceros o a empleados
de la misma compañía, entre éstos se
encuentran: las obligaciones financieras,
salarios, proveedores, impuestos...
La clasificación de los pasivos es un aspecto
importante por los efectos y situaciones que
se pueden derivar de él.

Los pasivos son tan importantes como los


activos, puesto que tienen un gran efecto en
la realidad financiera de la empresa, tanto
que puede llegar a comprometer la
operatividad de la misma.
La clasificación más común y simplista del
pasivo, lo divide en pasivos corrientes o a
corto plazo, y los pasivos no corrientes o a
largo plazo.

Esta clasificación es importante por cuanto


tiene una relación directa con el capital de
trabajo de la empresa, y con su liquidez.
Es importante que la empresa tenga muy
presente el pasivo a corto plazo, el que tiene
que pagar con inmediatez, puesto que deberá
garantizar los recursos para cubrirlos llegado el
momento.
Si la empresa llegara a tener dificultades en la
generación de flujos de efectivo que le impida
cubrir los pasivos a corto plazo, deberá
necesariamente recurrir a más pasivos para
cubrir esas obligaciones, lo cual tiene un alto
costo financiero.
Dentro de este grupo se encuentran
aquellas obligaciones que no van a ser
satisfechas en el ejercicio económico
siguiente, siendo su vencimiento de más
de doce meses.
Por ejemplo: Provisiones a largo plazo,
obligaciones financieras a largo plazo, etc.
Otra clasificación que es importante realizar,
es la que tiene que ver con el tipo o
naturaleza del pasivo, clasificación que ya no
depende del plazo para pagarlo, sino de su
origen y naturaleza.

Entre estos pasivos podemos identificar por


ejemplo las obligaciones financieras, los
pasivos laborales y los fiscales.
Quizás los pasivos laborales y fiscales son
los más importantes, puesto que estos
pasivos gozan de especial protección por
parte de la ley.
Bien sabemos que la ley protege de forma
especial los derechos del trabajador, por lo
que la empresa deberá garantizar el pago de
los pasivos laborales, inclusive cuando la
empresa se encuentre en proceso de
reestructuración o liquidación, máxime si se
afecta el mínimo vital de algún trabajador.
En cuanto al pasivo fiscal, el estado nunca
pierde, y la empresa deberá pagarle los
impuestos, puesto que el no pago, puede
tener implicaciones penales.

No siempre la clasificación se debe hacer en


función del tiempo que se tiene para pagar,
sino en el nivel de exigibilidad de los pasivos
y de las consecuencias de su no pago
oportuno.
En este grupo encontramos todo lo que la
empresa le adeude a bancos y/o
entidades financieras, ya sean
inversiones, acciones, fiducias, títulos,
bonos o cualquier obligación adquirida con
alguna de éstas entidades.
Podemos definir el patrimonio como todos los
recursos aportados por los socios para la
constitución de una empresa.

El capital social es exclusivamente el aporte


de los socios o propietarios de la empresa, y
hace parte del patrimonio de la empresa.

Según el plan único de cuentas colombiano,


el patrimonio está dividido en 8 grupos a
saber:
1. Capital social
2. Superávit de capital
3. Reservas
4. Revalorización del patrimonio
5. Dividendos y participaciones decretados en
acciones o cuotas partes
6. Resultados del ejercicio
7. Resultados de ejercicios anteriores
8. Valorizaciones

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