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LECTURAS:

1. El punto de partida. La desigualdad y el poder, la democracia de


ciudadanía. Pp. 29-36
2. Un balance de los logros y falencias de la democracia latinoamericana.
Pp. 57-79

UGALILEO/FACTI 2017
Somos al mismo tiempo una región democrática y
la mas inequitativa del planeta.
El mayor problema de nuestras democracias: las
desigualdades de nuestras sociedades y su
reflejo en el poder y en el ejercicio de los
derechos de los ciudadanos.
En las ultimas décadas, 10% del sector mas
rico de la población ha recibido, en el
promedio de la región, 37% del ingreso.
Esta proporción es casi tres veces la que
ha recibido el 40% mas pobre (poco mas
de 13%).
Destaca la desigualdad en el acceso al poder. Esta
concentración de poder, a su vez, puede
acrecentar las desigualdades económicas y
sociales.
La función de la democracia es redistribuir
el poder para garantizar a los individuos
el ejercicio de sus derechos.

Pero, para lograr organizar el poder en la


sociedad, la democracia a su vez precisa
poder.
La democracia define la ciudadanía como
un precepto de igualdad básica asociada
con la pertenencia a una comunidad, que
“en términos modernos es equivalente a
los derechos y obligaciones de los que
todos los individuos están dotados en
virtud de su pertenencia a un Estado
nacional”
La democracia busca corregir, por tanto, el
desbalance de poder; es decir, crear otro poder
que regule el poder en la sociedad y,
haciéndolo, permitir la creación de ciudadanía
La democracia es una forma de organización del
poder en la sociedad con el objetivo de ampliar
la ciudadanía, evitar o limitar la dominación de
individuos o grupos que impidan este objetivo
y lograr la perdurabilidad de la organización
democrática.
Una democracia con un Estado anacrónico,
ineficiente e ineficaz no puede resolver las
carencias que la debilitan.
La democracia se presenta como un régimen
siempre marcado por formas inacabadas y de
no cumplimiento
La postransición plantea interrogantes sobre el
futuro, sobre la capacidad de la democracia
para sobrevivir y ampliarse.

Nos plantea la cuestión de la sostenibilidad


democrática.
En esta nueva fase de democratización surgen
nuevas experiencias políticas y conflictos de
distribución (o redistribución) del poder.
La región se presenta como una América Latina a
la búsqueda de su personalidad democrática.
Al termino de la primera década del siglo XXI el
panorama regional tiene diferencias
importantes con el que existía hacia el final del
siglo precedente:
1. El surgimiento de nuevos movimientos políticos y
nuevas experiencias de gobierno.
2. Un reconocimiento creciente de los derechos de sectores
antes discriminados por adscripción, como el caso de
las mujeres, los indígenas y los
afrodescendientes.
3.La profunda tendencia en varios países de la región a una
mayor concentración del poder en el Ejecutivo, con
relativa independencia de la inclinación política.
4. Una aceptación generalizada de la urgencia de
la lucha contra la pobreza y, en menor grado,
contra las agudas desigualdades de las
sociedades de América Latina.
Un sistema político se desarrolla en un espacio,
con actores precisos, con historia y,
preferentemente, con objetivos.

La democracia no es abstracta, atemporal. Se


desarrolla en el contexto de una nación. Da y
recibe de ella, organiza a la sociedad y al
Estado, y es modelada por su historia y su
futuro.
En América Latina, las elecciones se han
afianzado como el único medio de acceso a los
cargos públicos.

En efecto, las elecciones para presidente y


miembros del Congreso y la Corporación
Municipal se producen regularmente.

Sus resultados son a veces cuestionados,


Países como Guatemala donde la violencia
criminal, la inseguridad y las fallas o
debilidades del Estado limitan la participación
política abierta y plena.
Un primer paso para ir mas allá de la democracia
electoral es incluir en el análisis el proceso de
toma de decisiones de gobierno.
Importancia del sistema de controles y
contrapesos entre las dos ramas del Estado que
son electas popularmente: el gobierno y el
parlamento.
Los problemas que acarrea el ejercicio del poder
sin los controles y balances necesarios no han
sido reconocidos con la misma claridad que las
violaciones al principio de elecciones libres y
justas.
La concentración de poder político se ha
convertido en materia de discusión en la región
y hasta puede hablarse del surgimiento
gradual de un nuevo estándar que ha sido
formulado en términos de la noción de
“legitimidad del ejercicio” del poder político.
Los gobiernos no sólo deben ser constituidos
democráticamente (legitimidad de origen);
además, deben gobernar democráticamente
(legitimidad de ejercicio).
Dentro de un contexto en el que la democracia
electoral ha sido la norma regional, los
vaivenes de los gobiernos por un lado muy
débiles y por otro lado muy fuertes y la
existencia de expresiones autoritarias han
producido los hitos clave en la evolución de la
ciudadanía política en América Latina.

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