Jesús Rodrígues Robert Nieto Sergio Movilla Características • Deseo de conocimiento y enriquecimiento cultural. • Espíritu aventurero. • Exaltación de las cualidades humanas. • Se rescatan los valores de la época clásica: armonía, optimismo, equilibrio, mesura e individualismo. Poesía religiosa
• Tiene como constante el tema de Dios, como presencia visible o
invisible; es la manifestación poética donde se establece una relación con la Divinidad (relación de afirmación, duda, negación, exaltación, reverencia, adoración, blasfemia, etc.). Poesía cortesana • Tipo de poesía lirica desarrollada principalmente en la cortes, y cuyo tema es fundamentalmente amoroso. • Formas métricas: versos (octosílabos y versos de arte mayor castellano). • Poesía muy elaborada, culta refinada y minoritaria. • autores: poetas cultos protegidos por reyes y nobles. La Celestina • Autor: Fernando De Rojas Pinilla. • personajes: Dos mundos se contraponen en la obra: el ideal o renacentista, de los jóvenes enamorados que sólo viven para su pasión; y el real o medieval de la Celestina y los criados, ruines explotadores de aquel amor. • El personaje mejor trazado en la obra es de Celestina, la vieja astuta, encarnación del mal, que con tentadoras palabras quebranta la virtud de Melibea. CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. MELIBEA.- ¿En qué, Calisto? CALISTO.- En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase y hacer a mí, inmérito, tanta merced que verte alcanzase y en tan conveniente lugar que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Sin duda incomparablemente es mayor tal galardón que el servicio, sacrificio, devoción y obras pías que por este lugar alcanzar tengo yo a Dios ofrecido, ni otro poder mi voluntad humana puede cumplir. ¿Quién vio en esta vida cuerpo glorificado de ningún hombre como ahora el mío? Por cierto los gloriosos santos, que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo ahora en el acatamiento tuyo. Más ¡oh triste!, que en esto diferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de tal bienaventuranza y yo me alegro con recelo del esquivo tormento que tu ausencia me ha de causar.
MELIBEA.- ¿Por gran premio tienes esto, Calisto?
CALISTO.- Téngolo por tanto en verdad que, si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad. MELIBEA.- Pues aun más igual galardón te daré yo, si perseveras. CALISTO.- ¡Oh bienaventuradas orejas mías, que indignamente tan gran palabra habéis oído! MELIBEA.- Mas desaventuradas de que me acabes de oír, porque la paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. Y el intento de tus palabras, Calisto, ha sido de ingenio de tal hombre como tú. ¿Haber de salir para se perder en la virtud de tal mujer como yo? ¡Vete! ¡Vete de ahí, torpe! Que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano conmigo el ilícito amor comunicar su deleite. CALISTO.- Iré como aquel contra quien solamente la adversa fortuna pone su estudio con odio cruel. El Lazarillo De Tormes • Se caracteriza principalmente por dividirse en 7 tratados que narra la infancia y vida de Tormes. • personajes: Lázaro de Tormes( que es un antihéroe, opuesto al héroe épico y al caballero andante, porque el viene de una familia humilde. no de reyes y/o nobles; lo mueve un solo deseo, lograr el alimento de cada día, a veces, conseguir un vaso de vino, a diferencia del héroe que es movido por sus ideales, de salvar a una doncella o de batallar con su malvado enemigo; no es una doncella ni una princesa la mujer con quien se casa, es una criada de pasado bastante dudoso) y sus amos (Ciego, Clérigo, Escudero, Fraile, Buldero, Aguador). Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y, estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre (que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad y alquiló una casilla y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día llegaba a la puerta en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas, de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el invierno leños a que nos calentábamos. De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuérdome que, estando el negro de mi padrastro trebejando con el mozuelo, como el niño vía a mi madre y a mí blancos y a él no, huía de él, con miedo, para mi madre, y, señalando con el dedo, decía: -¡Madre, coco!