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ABOGADOS
BOLETÍN INFORMATIVO
SUMARIO
1. Normas Legales.
2. Noticias.
3. Artículos
4. Jurisprudencia
5. Entrevistas
6. Opiniones, etc…
BOLETÍN INFORMATIVO
10de Noviembre de 2008
NORMAS LEGALES
DE LA SEPARATA DEL DIARIO OFICIAL “EL PERUANO” DEL LUNES 10 DE NOVIEMBRE.
No se han publicado normas de interés.
JUDICIALES
Artículo 1.- Nombrar al doctor Letelier Lucas Najarro Silva, como Fiscal Adjunto Provincial
Provisional del Distrito Judicial de Lima, designándolo en el Pool de Fiscales de Lima, destacándolo al
Despacho de la Fiscalía Suprema de Control Interno.
NOTICIAS
DIARIO LA REPÚBLICA
Fuente:http:www.larepública.com.pe
Los precios del trigo y el aceite crudo de soya en puerto peruano aún no
reflejan la caída internacional puesto que fueron pactados tres o cuatro
meses antes, cuando la cotización era alta, situación que viene afectando
a la industria nacional, informó ayer la Sociedad Nacional de Industrias
(SNI).
"Por ello una disminución de la cotización internacional de las materias primas no puede reflejarse de
manera inmediata en los precios de los productos finales, como tampoco se reflejó cuando las
cotizaciones internacionales se elevaron", indicó la SNI.
ESTUDIO YATACO ARIAS
ABOGADOS
DIARIO EL COMERCIO
Fuente:http:www.elcomercio.com.pe
Indicó que también están analizando algunas oportunidades de expansión en México y Canadá y que
solo esperan que se concreten algunos acuerdos comerciales para materializarlas. "Esperamos que el
Gobierno acelere la firma de estos acuerdos para poder cerrar algunos negocios", dijo. Refirió que a
pesar de que las ventas se han desacelerado, cerrarán el año con una facturación de S/. 90 millones,
monto ligeramente menor al registrado el 2007.
Los seguros siempre han sido percibidos como un producto de élite social.
Además, no hay cultura de seguros y pocas personas entienden que es mejor
tener un seguro y no usarlo, que necesitarlo y no tenerlo. Por eso, el trabajo
de Protecta, la compañía de seguros del grupo ACP, es difícil, pese a lo cual y
a haber empezado sus operaciones en mayo de este año, planean alcanzar los
500.000 clientes antes de fin de año.
DIARIO GESTIÓN
Fuente:http:www.diariogestion.com.pe
DIARIO CORREO
Fuente:http:www.correoperu.com.pe
JURISPRUDENCIA
JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL
¾ ACCIÓN DE AMPARO
Por tal motivo, estando a que el demandante cuestiona la regulación estatal vinculada a la imposición
de restricciones cualitativas al ingreso de vehículos usados, el Tribunal Constitucional evaluará la
intervención normativa conforme a la técnica del test de proporcionalidad, el cual, según se
desarrolló en las SSTC N.os 0045-2004-AI y 0004-2006-AI/TC, involucra la evaluación de la
intervención normativa en base a los tres subprincipios que lo conforman; esto es, a) idoneidad, b)
necesidad, y c) proporcionalidad en sentido estricto.
a) Análisis de Idoneidad.- Refiere que toda injerencia en los derechos fundamentales, debe ser
apta o capaz para fomentar un objetivo constitucionalmente legítimo. Resulta obvio, tal como
fluye de lo actuado, que las medidas estatales adoptadas persiguen fines constitucionalmente
legítimos, como son la salvaguarda del derecho a la vida, a la salud y a un medio ambiente
equilibrado, y que las medidas sub exámine devienen en adecuadas e idóneas para la
consecución de la finalidad a la que se dirigen, no resultando excesiva porque, a diferencia de
otros países de la región, no se prohíbe la actividad sino que a través de normas se cumple
una función regulatoria en un ámbito determinado.
b) Análisis de Necesidad.- Determina que para que una injerencia en los derechos
fundamentales sea necesaria, no debe existir ningún otro medio alternativo que revista, por lo
menos, la misma aptitud para alcanzar el objetivo propuesto y que, sea más benigno con el
derecho afectado. El principio de necesidad supone, en este punto, la evaluación de la
intensidad con el que el medio elegido puede afectar los derechos en cuestión, a efectos de
analizar si dicha intensidad puede ser morigerada o reducida sin poner en riesgo la finalidad
constitucional a la que intentan servir las normas adoptadas y, al mismo tiempo, sin afectar
innecesariamente los derechos de otros. Conforme a Robert Alexy, “los principios de idoneidad
y de necesidad conciernen a la optimización relacionada con aquello que es fácticamente
posible”. En el presente caso, a juicio de este Colegiado, no existe ningún otro medio
alternativo que sea adecuado para alcanzar el objetivo propuesto y que a la vez, sea más
benigno, razón por la cual, dicha restricción es un medio necesario en tanto no hay medidas
alternativas igualmente eficaces. Es necesaria, además, porque las estadísticas que antes se
han detallado determinan que hay una relación causa-efecto, pues a mayor obsolescencia de
los vehículos usados, mayor probabilidad de accidentes de tránsito, toda vez que se trata de
vehículos que ya cumplieron su vida útil.
ESTUDIO YATACO ARIAS
ABOGADOS
c) Análisis de Proporcionalidad Stricto Sensu.- Para que una injerencia en los derechos
fundamentales sea proporcional, el grado de realización del objetivo de intervención debe ser
por lo menos equivalente o proporcional al grado de afectación del derecho fundamental,
comparándose dos intensidades o grados: el de la realización del fin de la medida examinada y
el de la afectación del derecho fundamental. Así pues, tales limitaciones suponen al recurrente,
y en general, a los importadores, restricciones de baja intensidad que no afectan el contenido
esencial de sus derechos económicos fundamentales, debido a que la importación de autos
usados no se encuentra per se proscrita –a diferencia de otros países de la región– sino
regulada y razonablemente restringida con la imposición de medidas legislativas limitadoras.
Por tanto queda claro que, si la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad son el fin
supremo de la sociedad y del Estado, y la protección del medio ambiente es una obligación no solo
estatal sino de la sociedad en su conjunto, tales limitaciones al recurrente devienen a todas luces
proporcionales pues dicha intervención de menor intensidad optimiza en mayor medida la
salvaguarda del medio ambiente y, en especial, el derecho a la vida y a la integridad de la población.
¾ HÁBEAS CORPUS
Los beneficios penitenciarios no son derechos fundamentales, sino garantías previstas por el Derecho
de Ejecución Penal, cuyo fin es concretizar el principio constitucional de resocialización y reeducación
del interno. A diferencia de los derechos fundamentales, las garantías no engendran derechos
subjetivos, de ahí que puedan ser limitadas.
Desde esa perspectiva, atendiendo a que las normas que regulan el acceso a los beneficios
penitenciarios no son normas penales materiales sino normas de derecho penitenciario, sus
disposiciones deben ser consideradas como normas procedimentales, puesto que ellas establecen los
presupuestos que fijan su ámbito de aplicación, la prohibición de acceder a beneficios penales y la
recepción de beneficios penitenciarios aplicables a los condenados.
“[e]n el caso de las normas procesales penales rige el principio tempus regis actum, que establece
que la ley procesal aplicable en el tiempo es la que se encuentra vigente al momento de resolverse el
acto. [No obstante, se considera asimismo que] la legislación aplicable para resolver un determinado
acto procedimental, como el que atañe a los beneficios penitenciarios, está representado por la fecha
en el cual se inicia el procedimiento destinado a obtener el beneficio penitenciario, esto es, el
momento de la presentación de la solicitud para acogerse a éste”.
En el presente caso, los derechos de tramitación cuestionados por la denunciante no pueden ser
conocidos por la Comisión debido a que fueron cancelados por la denunciante con anterioridad a la
interposición de su denuncia y que las disposiciones que los sustentaban ya no se encuentran
vigentes, por lo que ya no es posible que la Comisión disponga su eliminación para garantizar el
acceso o la permanencia de la empresa denunciante en el mercado.
No obstante ello, se deja a salvo el derecho de la denunciante de acudir a las instancias competentes
en caso considere que las tasas por derechos de tramitación cuestionadas en el presente
procedimiento fueron indebidamente exigidas y pagadas y, de ser el caso, solicitar su devolución, lo
cual no puede ser dispuesto por esta Comisión.
ARTÍCULO
ALCANCES Y PRECISIONES ACERCA DE LA LIBRE COMPETENCIA COMO UNO DE LOS
PRINCIPIOS RECTORES DEL ORDEN CONSTITUCIONAL ECONÓMICO
I. NOTA INTRODUCTORIA:
A continuación nos permitimos hacer un breve pero interesante desarrollo acerca de uno de los
principios constitucionales rectores del sistema económico adoptado por la actual Carta Fundamental,
es el denominado Principio de la Libre Competencia que, al colisionar con la realidad económica,
experimenta importantes manifestaciones y efectos que ponen en cuestión su misma naturaleza y
dinamisidad al tratar de regular las relaciones económicas.
Paulatinamente este principio se fue consolidando como uno de los más importantes mecanismos
para regular la economía sobre todo en aquellos sistemas de libre mercado o sistemas económicos
liberales, en los que la intervención estatal es mínima, casi inexistente, siendo los agentes
económicos, a través de la oferta y la demanda, los autorreguladores del sistema económico. Pero
como el Derecho no puede ser ajeno a la realidad económica, necesariamente debe de intervenir a
fin de encausar el conjunto de relaciones económicas dentro de un marco jurídico que alcanza su
máxima expresión cuando adquiere estatus constitucional, es así que la libre competencia en nuestra
actual Constitución posee estatus de principio constitucional, que como apreciaremos líneas adelante,
sirve de fundamento a la llamada Constitución Económica.
En tal sentido, es de nuestro interés brindar al lector algunas presiones sobre su origen, naturaleza,
alcances y dinamisidad, para de esta manera poder entender, partiendo de su definición y contenido,
cual es la verdadera vigencia y eficacia de este principio en nuestro Ordenamiento Económico
Constitucional.
Asimismo, debemos señalar que la competencia económica es una característica propia del llamado
sistema del libre mercado, esto es, aquel en el cual la dinamisidad de la oferta y la demanda es el
mecanismo regulador de la economía. Bajo este sistema se consolida y desenvuelve la libre
competencia a la luz de las libertades económicas consagradas, como la concurrencia de los agentes
económicos (demandantes y ofertantes) en el mercado, originándose una suerte de competencia
paralela, pues los ofertantes concurren al mercado a fin de ofrecer el mejor producto a los mejores
precios, y los demandantes concurren al mercado para competir por adquirir o comprar el mejor bien
o servicio y al precio mas bajo. Esto es, se exige que en un mismo escenario, que es el mercado
(mercado de bienes o servicios según sea el caso), se de la concurrencia de una pluralidad de
agentes económico (ofertantes y demandantes) que buscan una misma meta o finalidad, requiriendo
para ello la dinámica de la libre competencia la misma que establecerá los precios del mercado, tanto
para quienes deseen producir y vender como para quines deseen comprar o adquirir.
No obstante, hay que poner en claro que el concepto de libre competencia no pertenece con
exclusividad al campo de la economía, sino que es derecho de los agentes económicos y a la vez un
deber del Estado que a sido avalado y tutelado por el orden constitucional, pues excede al campo de
los hechos económicos para mostrar matices y efectos en el campo jurídico. Así, nuestra actual
Constitución, en su Artículo 61 ha consagrado el principio de la libre competencia, el que cumple con
dos finalidades básicas, por un lado, cumple un rol instrumental a favor del sistema de economía
social de mercado y por otro lado, se ha constituido como el criterio básico y fundamento del sistema
legal que permite el desarrollo y protección legal de la libre competencia. Líneas adelante,
trataremos con más detalle este punto, a continuación veamos brevemente la Constitución
Económica que es fuente del principio constitucional que venimos tratando.
1. LA CONSTITUCIÓN ECONÓMICA
Víctor Malpartida Castillo apunta que el origen del término “Constitución económica” tiene que ver
con el surgimiento del Estado Social de Derecho o Constitucionalismo Social, que se caracterizó por
adicionar a los derechos fundamentales, los llamados derechos sociales que limitan los derechos
individuales (como el de la propiedad) en función de las necesidades de la convivencia social. Pero
qué entendemos por constitución económica, el autor antes citado la define como el conjunto
normativo que trata, reconoce o establece un sistema económico. Al respecto hay que señalar que la
constitución económica es un orden jurídico establecido por la Constitución Política del Estado, del
cual es parte integrante y complementaria, pero que de manera específica, viene a regular el sistema
económico adoptado, esto es, los principios rectores del régimen económico como son el principio de
la iniciativa privada, el principio de la libertad económica, el principio de la libre competencia, entre
otros, siendo este último el principio que nos hemos propuesto tratar. Entonces, por constitución
económica hay que entender aquel conjunto de normas, principios e instituciones de rango
constitucional que constituyen el marco regulador de un modelo o sistema económico adoptado.
Como veníamos señalando líneas arriba, la libre competencia ha sido elevada a rango constitucional,
y ello debe de condecir con el sistema o modelo económico adoptado, así, el Art. 58º de nuestra
Constitución establece que “La iniciativa Privada es libre. Se ejerce en una economía social de
mercado, bajo este régimen, el Estado orienta el desarrollo del país, y actúa principalmente en las
áreas de promoción de empleo, salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura”.
Hay que anotar que el modelo económico adoptado es el de una Economía Social de Mercado, es
decir es un sistema económico neoliberal, pero con intervención estatal en determinadas áreas de la
economía. Al respecto se señala que, “desde el punto de vista normativo constitucional, que es el
que nos corresponde exponer, la expresión de economía social de mercado permite en el plano
constitucional introducir correctivos al libre juego del mercado que orienta toda la actividad hacia
objetivos no sólo individuales sino también colectivos.”
El Principio de La Libre Competencia, fluye del Art. 61º del Texto Constitucional, que en su primer
párrafo establece: “El estado facilita y vigila la libre competencia. Combate toda práctica que la limite
y el abuso de posiciones dominantes y monopólicas. Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni
establecer monopolios.” Pues el Estado, a fin de brindar plena eficacia al sistema de economía social
de mercado, pretende utilizar a la libre competencia como el mecanismo adecuado para lograr el
mejor funcionamiento de dicho sistema económico. No obstante ello, la realidad parece haberse
impuesto a lo establecido en el Artículo 61º del texto constitucional, pues, no es ajeno a nuestro
mercado la existencia legal o real de los sistemas monopólicos, que contradicen abiertamente al
sistema de amparo de la libre competencia (regulación constitucional y legal.) En cuanto a los
monopolios legales, éstos no sólo son inconstitucionales, sino que además, son avalados en su
mayoría por el Estado bajo el régimen de los Contratos Ley o Contratos de Estabilidad Jurídica,
gozando de protección lega, especial y privilegiada. En cambio, los monopolios reales constituyen
prácticas que tienden a limitar o eliminar la libre competencia, deformándola, pues son consecuencia
de las relaciones económicas se dan en el mercado entre los distintos agentes económicos. A la par
de los sistemas monopólicos, se encuentran otros fenómenos relacionados con el abuso de la
posición de dominio en el mercado, que pese a estar prohibidos, tienen pleno asidero, restringiendo
la dinamisidad de la libre competencia.
ESTUDIO YATACO ARIAS
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Es así, que entre el Principio de la Libre Competencia, como lineamiento, criterio básico y pilar de un
orden normativo infraconstitucional de la libre competencia, y el Orden Constitucional Económico
existe una doble relación. Por un lado, existe una relación de continente a contenido, y por otro lado,
existe una relación de medio a fin, pues el principio de la libre competencia es el instrumento con
estatus constitucional, a partir del cual se pretende llevar a cabo la aplicación y concreción del
modelo económico adoptado por el orden constitucional económico.
La libre competencia, como dejamos anotado, comprende una relación paralela. Por un lado, se
encuentra la relación de competencia entre productores o empresarios, la misma que se verifica
cuando éstos tratan de competir para producir mas y mejor y al menor precio, un determinado bien o
servicio. Pues aquí, la competencia por vender, por captar las mayores cantidades de consumidores
suele resultar en una pugna feroz, en la que muchas veces es la misma libre competencia la que
facilita el exterminio de los agentes productivos que carecen de los medios necesarios para competir
frente a las llamadas transnacionales que, según postula la libre competencia, tienen el libre derecho
de concurrir y de competir en igualdad de condiciones con aquellas empresas que carecen del poder
productivo y económico semejante al de aquellas. Esta desigualdad de poder y de medios entre
productores o empresarios, es capaz de originar lo que se conoce como prácticas restrictivas de la
libre competencia, que pretenden eliminar o restringir la libre competencia del mercado. Entre estas
prácticas por ejemplo encontramos a los acuerdos de cártel o las prácticas colusorias, que son
acuerdos entre productores de algún bien o servicio de consumo para elevar el precio de éste o para
evitar su caída, es lo que sucede por ejemplo con la concertación del precio de la harina de trigo y no
hace mucho tiempo con la concertación de precios del seguro obligatorio de accidentes de tránsito
(SOAT.) Pero existen otras prácticas que restringen la libre competencia de una manera menos
directa, nos referimos a los monopolios o al abuso de la posición dominante, mediante las cuales las
empresas poderosas realizan acciones que tienden a eliminar competidores o a impedir la entrada al
mercado de posibles competidores, perjudicando de esta manera a los consumidores y al mercado en
general.
Frente a estos fenómenos descritos, que deforman a la libre competencia, adquiere un rol
protagónico el principio constitucional de la libre competencia, pues es uno de los pilares
fundamentales a partir del cual se ha constituido todo un sistema de protección legal de la libre
competencia. Por un lado existe un Sistema Administrativo de Protección, que en nuestro país está
básicamente representado por el INDECOPI, entidad que ante cualquier tipo de prácticas restrictivas
de la competencia, tiene la facultad de aplicar las llamadas sanciones administrativas como la multa
administrativa, el decomiso de los beneficios obtenidos producto de las prácticas desleales; y las
medidas accesorias como pueden ser: la disolución de la empresa, la clausura de establecimiento, la
prohibición temporal de ejercer el negocio que propició el ilícito, entre otras.
Por otro lado, encontramos el Sistema Judicial de Protección de la libre competencia que comprende
a su vez el Sistema de Protección Civil y el Sistema de Protección Penal. El primero de ellos, permite
a los directamente perjudicados con alguna práctica restrictiva de la competencia de la cual se hayan
derivado daños y perjuicios, accionar civilmente para obtener el resarcimiento respectivo que de ello
derive. En el sistema de protección penal, debido a la vigencia del principio de la personalidad, solo
es aplicable a las personas naturales más no a las personas jurídicas, en este caso solo son
responsables sus representantes legales. La sanción penal mas represiva y grave, es la pena
privativa de la libertad, entre otras encontramos la multa penal, así como la inhabilitación. Estos
sistemas, tratan en lo posible de regular y proteger, que el desarrollo de la libre competencia en el
mercado se dé con normalidad.
ESTUDIO YATACO ARIAS
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V. CONCLUSIONES:
Sobre la base de lo expuesto, estamos en condiciones de poder establecer que la libre competencia
como principio constitucional, debe reunir determinados presupuestos para que pueda definirse y
realizarse como tal en el mercado, a nuestro criterio hemos considerado los siguientes:
c. c. Un mismo escenario: Este presupuesto se refiere a que el lugar en el que concurran los
agentes económicos sea el mismo. Si bien es cierto, el escenario global en el que se compite es
el mercado, este a su vez contiene sub-escenarios, es decir unidades específicas como por
ejemplo el mercado de bienes o el mercado de servicios, pero incluso dentro de estos hay
esferas mucho mas delimitadas.
d. La misma meta o finalidad: implica que los agentes económicos deben dirigirse a satisfacer la
misma necesidad, esto es, producir o consumir el mismo bien o servicio.
Sin embargo, la falta de todos o de alguno de los elementos constitutivos que moldean la libre
competencia, genera la deformación de dicho principio, convirtiendo al mercado ya no en un
escenario de libre competencia, regulado por la dinámica de la oferta y la demanda, sino en un
espacio manipulado y dirigido por las empresas poderosas y monopólicas. Es aquí precisamente,
donde debe jugar un rol importantísimo el sistema de amparo constitucional y legal de la libre
competencia, el mismo que debe ser mejorado y unificado, para que pueda regular con más eficacia
este importante principio constitucional. Puesto que como dejamos anotado, la libre competencia en
el mercado se manifiesta en dos facetas, entre ofertantes y entre demandantes, ambos concurriendo
para competir. Por eso, se hace necesario tutelar no solo a los empresarios o productores, sino
también a los consumidores o adquirientes, permitiendo de este modo que el mercado sea regulado
por la dinámica del principio de la libre competencia y no de manera unilateral por fuerzas extrañas o
el poder económico de las grandes empresas que pretenden ser las conductoras de nuestra
economía, dejando de lado no solo a este importante principio, sino también a todos aquellos
principios que forman parte de nuestro ordenamiento económico constitucional, los que deberían ser
respetados para que adquieran plena validez y eficacia en nuestro sistema económico adoptado.
OPINIÓN
LA FISCALIZACIÓN DE LOS SERVICIOS ASISTENCIALES EN EL PERÚ.
1. Introducción.
El lunes 15 de septiembre se inició la huelga médica indefinida convocada por la Federación Médica
Peruana. Como en el pasado, lo que buscaba era una mejora salarial. Sin embargo, la huelga es
también un reflejo de la precariedad de los servicios asistenciales en el Perú.
ESTUDIO YATACO ARIAS
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Los servicios básicos como la educación y la salud se rigen por los principios de gratuidad y
continuidad. Sin embargo, la inercia del Estado y su desinterés por supervisar los servicios
asistenciales ha generado que su prestación sea onerosa y que esté expuesta a severas
interrupciones como consecuencia de los continuos reclamos de los trabajadores del sector. Aún más
lamentable es la calidad de los servicios asistenciales. La precariedad de la infraestructura pone en
grave riesgo la salud y la vida de los usuarios.
El artículo 1° del Decreto Legislativo Nº 716, Ley de Protección al Consumidor, dispone lo siguiente:
“Están sujetas a la presente Ley todas las personas, naturales o jurídicas, de derecho público o
privado, que se dediquen en establecimientos abiertos al público, o en forma habitual, a la
producción o comercialización de bienes o la prestación de servicios en el territorio nacional”. En este
sentido, esta ley sólo es aplicable a las relaciones de consumo que suponen la concurrencia de un
consumidor, un proveedor y un producto o servicio materia de transacción comercial.
La Ley de Protección al Consumidor incluye como proveedores a las personas de derecho público
dedicadas a la producción o comercialización de bienes o a la prestación de servicios en el territorio
nacional. Por esta razón, en principio, esta ley se aplicaría a los servicios que presta el Estado, como
la educación y la salud. Sin embargo, no existe un criterio uniforme para calificar a los servicios
públicos asistenciales como relaciones de consumo. Se dice que la Ley de Protección al Consumidor
sólo se aplicaría a los servicios de contenido económico, es decir que suponen una retribución,
porque ésta es el elemento esencial de toda transacción comercial en un esquema de mercado. No
obstante, la ley no excluye expresamente de su ámbito de aplicación a los servicios de contenido
asistencial.
Así, en la denuncia iniciada por Víctor Roberto Montes Díaz contra el Hospital Nacional Arzobispo
Loayza y otros, la Sala de Defensa de la Competencia del INDECOPI señaló lo siguiente: “(…) la
Comisión tiene competencia para conocer del presente procedimiento al haberse acreditado, en
primer término, la existencia de una relación de consumo entre el prestador del servicio médico y el
usuario o destinatario final del mismo, es decir, la existencia de un servicio prestado por un
proveedor en favor de un consumidor o usuario final, a cambio de una retribución económica”. 1
Coincidimos con el criterio de la Sala de que los servicios públicos de educación y salud suponen una
relación de consumo, ya que consisten en la prestación de un servicio de manera habitual en el
territorio nacional a favor de un usuario de escasos recursos.
El hecho de que el proveedor sea el Estado o que el servicio sea asistencial, no enerva la existencia
de una relación de consumo a los efectos de la Ley de Protección al Consumidor, ni el carácter
comercial de la transacción. Ciertamente, al final del día, todos los ciudadanos pagamos por la
prestación de dichos servicios mediante, por ejemplo, los impuestos. Esta es la retribución a la que
se refiere el INDECOPI.
1
Ver Resolución Nº 0331-2001/TDC-INDECOPI del 25 de mayo de 2001, emitida en el Expediente Nº 126-
2000-CPC, en la denuncia iniciada por Víctor Roberto Montes Díaz contra el Hospital Nacional Arzobispo
Loayza y otros.
2
Ver Resolución Nº 1818-2006/TDC-INDECOPI de fecha 15 de noviembre de 2006, emitida en el
Expediente Nº 1504-2005/CPC en la denuncia iniciada por Martha Goya Ureta Vda. de Cabrera contra el
Seguro Social de Salud.
ESTUDIO YATACO ARIAS
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Cabe preguntarse si los servicios asistenciales a cargo del Estado pueden ser prestados sin garantizar
su calidad. La respuesta obvia es que no. Y es que la ausencia de una contraprestación equivalente al
servicio prestado o financiada en parte con dinero de otros contribuyentes, no exime al proveedor de
garantizar la calidad del servicio.
Ciertamente, en el caso de los servicios públicos asistenciales, el consumidor sí paga una retribución,
de manera directa a través del monto del seguro que es deducido de su remuneración mensual, o
indirecta mediante el pago de los impuestos con los cuales se financian estos servicios. Por esta
razón, es justo que el servicio sea idóneo y cumpla sus expectativas.
Por lo tanto, el Estado debe garantizar la calidad e idoneidad de los servicios públicos asistenciales de
educación y salud.
En este sentido, propone que sea materia de la Ley de Protección al Consumidor los defectos en la
información o en la idoneidad de los servicios públicos asistenciales prestados por el Estado; mas no
la decisión de las entidades públicas de contratar médicos o profesores, equipos quirúrgicos, libros,
construir establecimientos para la prestación del servicio, entre otras decisiones que son actos de
gobierno.
Ahora bien, sobre esto último, el texto de la iniciativa es confuso por cuanto dispone: “[s]e
encuentran excluidos de la presente Ley aquellos servicios educativos y de salud que son realizados
por los sectores respectivos en cumplimiento de sus funciones administrativas propias (…)”. En
realidad debió decir que es competencia del INDECOPI la verificación de los servicios públicos
asistenciales y no los actos de gobierno que subyacen a la prestación de tales servicios.
Actualmente, los usuarios de los servicios públicos de educación y salud carecen de mecanismos
eficientes que garanticen sus derechos frente a la actuación del Estado en su condición de proveedor
de dichos servicios. Las normas específicas en materia de educación y salud se limitan a regular los
derechos y deberes de los usuarios, el ejercicio de la profesión y las competencias de la autoridad en
temas de seguridad, infracciones y sanciones. Estas normas no establecen los mecanismos legales a
los que pueden acceder los usuarios en caso de infracción por defectos en la información o en la
prestación del servicio, ni las medidas correctivas destinadas a rectificar los efectos de la conducta
infractora en el mercado.
Por las razones expuestas consideramos que la iniciativa legislativa es correcta en la medida que
busca cautelar los derechos de los consumidores en una relación de consumo donde el Estado es el
proveedor de un servicio público asistencial.
Sin embargo, también creemos que la fiscalización por parte del INDECOPI y las medidas correctivas
que pueda ordenar no resuelven el problema de fondo que es la falta de interés y recursos del Estado
para garantizar un servicio asistencial de calidad. Mientras no se tome la decisión política de invertir
en los servicios públicos asistenciales, contratando a gente responsable y proveyendo la
infraestructura y herramientas necesarias, las medidas preventivas, correctivas y sancionadoras se
limitarán a casos concretos, y no resolverán el problema real de la precariedad de nuestro sistema
asistencial.
ESTUDIO YATACO ARIAS
ABOGADOS
DICCIONARIO LEX
TERMINOLOGÍA DE COMPETENCIA DESLEAL Y DEL CONSUMIDOR.
DUMPING
(Decisión 283 del Acuerdo de la Junta de Cartagena; DS 133-91-EF; Reglamento del "Acuerdo
Relativo a la Aplicación del Artículo VI del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de
1994", del "Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias", y del "Acuerdo sobre
Agricultura" de la Organización Mundial de Comercio - DS 043-97-EF) Se considera que existen
prácticas de "dumping", cuando el precio de exportación de un producto es inferior a su "valor
normal" o precio comparable, el cual está referido al precio del producto en el mercado local, siempre
y cuando este precio sea el resultado de operaciones comerciales normales, y se trate de un
producto similar.
CREDITO AL CONSUMIDOR
En toda operación comercial en que se conceda crédito al consumidor, el proveedor está obligado a
informar previamente lo siguiente: (i) El precio de contado del bien o servicio de que se trate. (ii) La
cuota inicial. (iii) El monto total de los intereses y la tasa de interés efectiva anual. (iv) El monto y
detalle de cualquier cargo adicional, si lo hubiere. (v) El número de cuotas o pagos a realizar, su
periodicidad y la fecha de pago. (vi) La cantidad total a pagar por el producto o servicio, que no
podrá superar el precio al contado más los intereses y gastos administrativos.