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| 5/72 15 COPIAS n 1a nocién de "incorporacién" parece ir en el sentido de una mejor inteligencia de ese fendmeno, En cambio, si uno se contenta con explicar la adhesi6n de los sujetos por lo projeccion de estucturas socioeconsmicas (perteneer a fal grapo-Social = est obligade a creer en tal discurso) se mantiene una @ extorionidad entre discurso y sociedad. 7 "As{ como la pragmética ha cuestionado Ja-foncepcién de wn lenguaje que fendrta por funcién representar un mundo ya-ahi, también el Analisis del Discurso ha echazadio la concepcién que harfa de jaciiscursividad un soporte de ‘doctrinas" o de "yisiones del mundo". El discusso“@s menos un punto de vista que una red de restricciones que regulan paréctividad especifica. La enunciacién no es esa escena relacign. ilusoria donde vendsiar(“a decirse contenidos elaborados en otro lado sino un dispositive que esteInvolucrado en la construccién del sentido y de los sujetos que en fl se reconpeeh. El AD no debe dar cuenta solo del hecho de que tales enunciados y no tales o476s hayan sido proferidos, debe explicar también la manera en que han podido: vilizar fuerzas, investir redes sociales. Pathos y discurso Amossy, Ruth, El pathos o el rol de las emociones en la argumentacion 1. Larazén y las pasiones. 2, Laemocion en la interaccién argumentativa. 3. La inscripci6n de la afectividad en el discurso. La retbrica aristotélica dedica un libro entero a la cuestion del pats, ef cual Exatiinar los pormenores significa para Aristételes analizar lo que puede conmover, conocer la paturaleza de las emociones y lo_que las suscita, preguntarse 2 qué sentimientos el alocutario accede particularménte de acuerdo a su status, su edad... trata acerca de los medios para “predisponer_al_juez (0 a cualquier piiblico)” (Arist 1991: 161). SEGLIO#" concierne a las esiratepias discursivas en cuanto tes, y thos 9a ime 1. el ftiod se relaciona directainente von el guditorio. Este saber es necesario para el orador que desea emplear la c6lera, la indignaci6n, la piedad, como medio oratorio (Ibid. :183), El término “pathé” en plural designa también las emociones a las que un orador “tiene interés de conocer para ‘actuar eficazmente en las almas” y elas son “la célera y la calma, la amistad y el odio, ‘el temor y la confianza, la vergienza y 1a impudencia, la bondad, la piedad y la indignacién, la envidia, la emulacion y el dlesprecio” (Patillon 1990:69) Sabemos que Ja retérica aristotélica dedica al tema un libro entero, el Libro Tl, que examina los diferentes tipos de pasiones bajo tres aspects principales: en qué estado del alma se Jos experimenta, hacia qué clases de personas, y por qué motives. No se trata aqui de ‘una pura empresa taxonémica, ni de un estudio ce la psych? que serfa en si misma su propio fin. El libro sobre el pathos no es tampoco Daunque se aproxima bastante en Ciertos aspectosC) una semiética de las pasiones antes de tiempo. Si el conacimiento de las pasiones humanas se presenta en la Retérica como indispensable, & porque permite, actuar alabra: contribuye paderosamente para alcanzar la conviccion. ~~ REPT DE os hombres emocionandolos, tansporténdolos le Sle 0 x s haciéndolos accesibles a la piedad, o simplemente despertando en ellos el miedo, no CaN CB fs sin embargo contravenit a les exigencias de la racionalidad? {La argnmentacion Concemiente a las decisiones importantes no deberfa arrastrar la adhesin de ls almas sin tener que perturbar ene Esta no es la posicion d€Aristételes>quien se “og nlega a sepacar ef pala No es s6lo en el epidictico donde la apelacién a los Sheet 5/72 15 COPIAS 4 sentimientos esta bien visto. En el género judicial como en el género deliberative, importa saber en qué disposiciones afectivas se encuentran los auditores a quienes uno se dirige y, ademés, saber conducitlos a las disposiciones convenientes puesto que la pasion “es lo que, al modificarnos, produce diferencias en nuestros juicios” (Arist6teles 1991:182}, y puede pesar en las decisiones del juez en un proceso como en las del ciudadano en la gestion de la poli. Al darle un lugar importante al pathos, el andlisis argumentativo permanece fiel al proyecto retérico inicial. Sin embargo, debe resolver los problemas que plantea Ia alianza de la raz6n y de la pasidn ‘ales como trataron las ret6ricas y teorlas de la argumentacién, de le edad clasica a nuestros dias. 1. La raz6n y las pasiones LLConviccién y persuasion: una dicotomia persistente “EL catequismo retérico -resume C. Plantin- nos ensefa que la persuasion e popJa-conjuncién de tres ‘operaciones discursiva’’7 el-discurso (docs, dlectare, movere): puiesto que la Via intelectual adeniaria accion. (Plantin 1996; 4). En otros términos, imponerse. . Foluntad.que autoriza la accién, Esta division dio corigen al Pat "Convencer-perstiadi"él primero se Girige a las facultades intelectuales, “segundo al corazdn. Frent® a una perspectiva integradora que insiste en el azo orgénico entre conviecion y persuasi6a, logos y pattas, encontramos posturas que las disocian radicaimente insistiendo en su autonomia respectiva, incluso en su antinomia. Unas_veces es la conviccion racional la que recibe todos los Ronores; otras, por el contrario, es el arte de conmover y de movilizar emocionando lo que resulta elogiado. ta cucston de as pastes p de ou movilzaton er Ws Ghia de petseesion musta hhasta qué punto le ret6rica depende de una visi6n antropoldgica, Est intrinsecamente vinculada con ufa concepcién cambiante de la facionalidad humana y del estatuto de GEST SnRTS pereante CHilore-ae tr vetorque dans TEATOPE Tadic ‘(Famaroli, 1999) y ef libro reciente de G. Mathieu-Castellani (2000) sobre la Rhétorique des passions permiten captar las modificaciones que suéri6 la importancia acordada al sentimiento en funcin del espacio cultoral e ideolégica donde se nuestra la reflexion. sobre el arte de Ia palabra eficaz, Bastard mencionar algunos cesos ejemplares de entre quienes sestuvieron tas razones del coraz6n, entre ellos uno de los preceptos muy conacidos de Pascal: Sea lo que sea lo que se quiere persuadir, ¢s necesano tener en cuenta a la persona en quien se sth interesado, de la cual hay que conocer ia mente y el corazn , con qué principios concuerda, ‘qué cosas le gustan [..] De miodo que el arte de persuadir corsista tanto en el de agradar como ‘en el de convencer, dado que los hombres se gobiernan més por capricho que por razon. (Pascal 1914: 356) Para Pascal, dirigirse al entendimiento es insuficiente si uno no se preocupa del encanto que influye directamente en las conducias. Incluso Lamy no concibe la persuasion sino en el movimiento que tiene en cuenta los intereses de los auditores, los Cuales pueden ser contrarios a la tesis que se intenta hacerles admiitir. ” La elocuencia no serla entonces'la duefta de los corazones, y hubiera encontrado una fuerte resistencia en ello, $i los iubiera atacado sélo con las armas de la verdad. Las pasiones son los resories del alma, son las que la hacen actuar” (Lamy 1998: 229, 1” ed. 1675). Frente a-estas posturas que forman parte‘de Ja naturaleza humana, seAalemos la de 5/72 15 COPIAS 1 Givert que’ se pronuncia en contra de la conviccin, y en favor de la persuasién fundada én la apelaci6n al sentimiento que se basa en la verdadera elocuencia: ‘La (primera) es la gujeciOn del intelecto a una verdad, sobre el claro conocimiento de la relacién que wsia tone con is azanes Gua price Li seporsela eon ee a valutad cael anor, ¢ con ol odio de una accign, de manera tal que ol intelecto yo estésujeto a uno verdad por las cazones mas claras, sin que haya todavia una verdadera Persuasion. Hay und , jandd eI gorazin resulta vencido. (Gibert 1730 : 251 citado en Fumaroli 1999-886) De esto se deduce que “Io que no conmueve es lo contrario de la persuasion’. (Did) Enel mismo orden de ideas, C. Perelman menciona a Rousseau quien en el Emilio observa que de nada sirve convencer a un nifo “si no se sabe persuadilo”. La consideracién de las pasiones que movilizan al ser humano da origen a una visién de la retérica como arte de conmover los corazones. Se describe la capacidad de ‘emocionar_como_an don de elocuencia que marca ls del verdadero _ofador. Ya encontramos este concepcién en Quintiliane: a Pero daber entusiasinar y cnstivar @ los jueces , predisponer sus mentes como queramos, {inflamarids de colera o enternecerlos hasta Ins kigrimas, es realmente raro, Sin eaibargo, es por esto que el orador logra dominar, y es lo que asegura 2 la elocuencia el imperio que tiene sobre tos corazdines. (Citado en Molinié 1992: 251) 7 En la edad clasica, la elocuencia se opone a menudo ala ret6rica, considerada como fotzada y artificial mientras que Ja elocuencia serfa una palabra proveniente de las profindidades que estremece al ser humano hasta lo més profundo de si mismo para hacerle tomar una verdad interior o-para conducitlo al bien Encoritramos as actitudes muy diversas en todo fo que concierne a Ie funciéit de las ethocionés en el arte ce la oratoria, Para uncs, son la palanca de la verdadera eloctiencie. Para-otros, aparecen como un medio inevitable aunque lamentable para lograr resultados concretos:'el hombre se dirige segiin sus pasiones y sus intereses mis que ségiin su razén. Finalmente, para [os demés constituyen un medio seguro para ‘manipular al auslitorio, cuyo dominio resulta esencial asegurarse, El peligro del poder que puede tomarse sobre sus auditores dirigiéndose a sus pasiones es objeto de seflexiones desde la Antigitedad. Ast, Arist6teles consideraba que zo hay que “pervertir’ al juez'despertando en él sentimientos que podctan interferir con una Pvahuacion objetiva de las cosas. Cicer6n, por al contrario, hace decir a Antonio que el ofador debe “ganarse et favor del que lo escucha, sobre todo excitar en él tales ‘emociones que en lugar de seguir a uicio ya la razén, ceda al arrastre dele pasion y 0 Ja pertufbaci6ri de su. alma” (Ciceron If 1966 :-178). Vemos porque la nocién de persuasién que,se disige a los corazones pudo transformarse en objeto de litigio. Plantea tuestiones que en la actualidad continian siendo vigentes. Es necesario ver en la emocion la pruebe de una elocuencia del coiéz6n superior a cualquier téenica de la palabra,|y apta para hacer toniar una. verdad interibr? 1O por el contrario el oradox, intentando'emocionar, manipula a su auditorio eri la medida en la que gjerce una influencia que no surge de la razin? : | : i eerite Pepto IGE Ae. del colagiio de” Conk "atehen Ero intrieure,C. Doraies J Siess, ediciones Paris, Champion)

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