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El reconocido autor David Levithan cuenta la base de la verdadera historia de Harry y


Craig, dos chicos de 17 años de edad que están a punto de participar en un maratón en el
que se besarán durante 32 horas para establecer un nuevo Guinness World Record.
Toda la novela es narrada por un coro griego de una generación de hombres
homosexuales víctimas del SIDA. Mientras que los dos chicos cada vez más
deshidratados y con falta de sueño, se les cierran los labios, se convierten en un punto
focal en la vida de los otros chicos adolescentes que se ocupan de languidecer relaciones
a largo plazo; al salir, el control por la identidad de género, mientras que la pareja
besándose trata de averiguar sus sentimiento el uno por el otro.

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Sinopsis
Two Boys Kissing
Sobre el autor
Staff
Créditos

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o puedes saber cómo es para nosotros ahora… siempre estarás un paso
atrás.

Agradece eso.

No puedes saber cómo era para nosotros entonces… siempre


estarás un paso por delante.

Agradece por eso también

Confía en nosotros: hay un balance casi perfecto entre el pasado y el futuro. A medida
en que nos convertimos en el pasado distante, tú te conviertes en un futuro que pocos de
nosotros hubiésemos imaginado.

Es difícil pensar algunas cosas cuando estás ocupado soñando o amando o follando. El
contexto se cae. Somos cargas espirituales que llevas, como esa de tus abuelos o de
amigos de tu niñez quienes en algún punto se alejaron. Tratamos de hacer tan liviana una
carga cómo es posible. Y al mismo tiempo, cuando te vemos, no podemos ayudarte sin
pensar en nosotros mismos. Fuimos una vez los que estuvieron soñando y amando y
follando. Fuimos una vez los que vivían, y después fuimos los que morían. Nos
remendamos a nosotros mismos, con el ancho de un hilo, a tu historia.

Fuimos una vez como tú, solo que nuestro mundo no fue como el tuyo.

No tienes idea de lo cerca que estuviste de la muerte. Una o dos generaciones más
temprano, y tú podrías estar aquí con nosotros.

Te molesta. Nos sorprendes.

Son las 8:07 de la noche de un viernes, y justo ahora Neil Kim está pensando en
nosotros. Él tiene 15 años y está caminando hacia la casa de su novio Peter. Han estado
saliendo por un año y Neil comienza a pensar sobre cuán duradero parece. Desde el
comienzo, todos les han estado diciendo que no durará. Pero ahora, incluso si no durase
para siempre, se siente como que duró lo suficiente para ser significativo. Los padres de
Peter tratan a Neil como su hijo y, mientras los padres de Neil están todavía
alternativamente confundidos y angustiados, no han cerrado ninguna de las puertas.

Neil tiene dos DVDs, dos botellas de Dr Pepper de dieta, masa para galletas y un libro
de poemas en su mochila. Esto, y Peter, es todo lo que necesita para sentirse
profundamente afortunado. Pero la suerte, como hemos aprendido, es en realidad parte

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de una ecuación invisible. Dos cuadras lejos de la casa de Peter, Neil consigue vislumbrar
esto y es golpeado por un profundo sentimiento, gratitud sin nombre. Él se da cuenta que
parte de su buena fortuna es su lugar en la historia y piensa fugazmente en nosotros, los
que llegaron antes. No somos nombres o caras para él; somos una distracción, una
fuerza. Su gratitud es una cosa rara, es más probable para un chico sentirse agradecido
por la Dr Pepper de dieta que estar agradecido por estar saludable y vivo, por ser capaz
de caminar a la casa de su novio a la edad de quince sin ninguna duda de que esto es lo
correcto.

Él no tiene idea de lo hermoso que es mientras camina y toca el timbre. No tiene idea
de lo hermoso que se vuelve lo ordinario una vez que desaparece.

Si tú eres un adolescente ahora, es improbable que nos conocieses bien. Somos las
sombras de tus tíos, tus angelicales padrinos, el mejor amigo de la universidad de tu
madre o de tu abuela, el autor de ese libro que encontraste en la parte homosexual de la
biblioteca. Somos personajes en una obra de Tony Kushner o nombres en un edredón
que rara vez es sacado. Somos los fantasmas restantes de la generación más antigua. Tú
conoces algunas de nuestras canciones.

No queremos espantarte sombríamente. No queremos que nuestro legado sea serio.


No te gustaría vivir tu vida de esa forma y no querrías ser recordado de esa manera
tampoco. Tu error sería encontrar uniformidad en nuestro morir. La parte viva importa
más.

Te enseñamos como bailar.

Es verdad. Mira a Tariq Johnson en la pista. En serio…míralo. 1,89 metros de alto, 82


kilogramos, todo lo cual puede ser transformado con la ropa adecuada y la canción
correcta en una masa desatenta de alegría, el cabello adecuado también ayuda. Trata a su
cuerpo como si estuviese hecho de fuegos artificiales, cada uno cronometrado para
estallar. ¿Está él bailando solo o bailando con todos en la habitación? Aquí está el
secreto: no importa. Él viajó por dos horas para llegar a la ciudad y, cuando termine, le
tomará dos horas volver a casa. Pero lo vale. La libertad no es solo sobre votar y casarse y
besarse en la calle, aunque todas estas cosas son importantes. La libertad es también
sobre lo que te permitas hacer a ti mismo. Vemos a Tariq cuando está sentado en su
clase de español, haciendo bosquejos de mapas imaginarios en su cuaderno. Vemos a
Tariq cuando está sentado en la cafetería, robando miradas a los chicos más grandes.
Vemos a Tariq poner la ropa en su cama, creando el perfil de la persona que será esta
noche. Pasamos años haciendo estas cosas. Y esto era lo que buscamos, la cosa que Tariq
busca. Esta liberación.

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La música no es muy diferente ahora de lo que era cuando salíamos a la pista de baile.
Esto significa algo. Encontramos algo universal. Enfrascamos ese deseo, después lo
lanzamos al aire. El sonido golpea tu cuerpo y te mueves.

Estamos en esas partículas que te envían. Estamos en esa música.

Baila para nosotros, Tariq.

Siéntenos en tu libertad.

Fue una ironía exquisita: solo cuando detuvimos el querer matarnos, empezamos a morir.
Justo cuando empezábamos a sentir fuerza, nos fue arrebatada.

Esto no debería pasarte a ti.

Los adultos pueden hablar todo lo que quieran sobre la juventud sintiéndose invisible.
Ciertamente, algunos de nosotros tienen esa fanfarronería. Pero estaba también esa
oscura voz interior diciéndonos que estábamos condenados. Y después estuvimos
condenados. Y después no.

Tú nunca deberías sentirte condenado.

Son las 8:43 de la misma noche de viernes, y Cooper Rigss está en ningún lugar. Él está
en su habitación, solo, y se siente como ningún lugar. Podría estar fuera de su habitación,
rodeado de gente, y seguiría sintiéndose como ningún lugar. El mundo, en sus ojos, es
plano y aburrido. Toda sensación ha sido filtrada y en su lugar su energía está corriendo a
través los ocupados pasadizos de su mente, provocando un enojado y frustrado ruido.
Está sentado en su cama, luchando en su interior y últimamente la única cosa en la que él
puede pensar es estar navegando en internet, porque la vida que hay allí es tan plana
como la vida real, sin las expectativas de la vida real. Solo tiene 17 años, pero en línea
puede tener veintidós, quince, veintisiete. Lo que sea que la otra persona quiera que él
sea. Tiene perfiles falsos, fotos falsas, estados falsos e historias falsas. Las conversaciones
son mayormente falsas también, llenas de coqueteos que nunca cumplirá, pequeñas
chispas que nunca se convertirán en fuego. Él no lo admitirá, pero en realidad está
buscando la sorpresa de algo genuino. Abre siete sitios de una vez, manteniendo su
mente ocupada, engañándose a sí mismo lejos de ningún lugar, incluso si todavía se siente
como uno. Él se pierde en la búsqueda en la que nada más parece importar y el tiempo
se vuelve insignificante, para ser gastado en cosas insignificantes.

***

Sabemos que algunos de ustedes están todavía asustados. Sabemos que algunos de
ustedes están todavía en silencio. Simplemente porque es mejor ahora no significa que
siempre será bueno.

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Soñando y amando y follando. Ninguna de estas son identidades. Tal vez cuando otras
personas nos ven, pero no nosotros mismos. Somos mucho más complicados que eso.

Desearíamos poder ofrecerles un mito de la creación, una razón exacta por la que son
de la forma que son, porque cuando leas estas frases sabrás que se trata de ti. Pero no
sabemos cómo empezó. Apenas entendemos el tiempo en que lo supimos. Recogemos
las cosas que aprendimos y esto no está cerca de llenar el espacio de una vida.

Se perderán el sabor del Froot Loops.

Se perderán el sonido del tráfico.

Se perderán su espalda contra la de él.

Se perderán incluso a él robándose las sabanas.

No ignoren estas cosas.

No teníamos internet, pero teníamos las noticias. No teníamos las páginas web, pero
teníamos sitios donde tejíamos nuestra red. Pueden verlo más en las ciudades. Incluso
alguien tan joven como Cooper, tan joven como Tariq, pudo encontrarlo. Malecón y
cafeterías. Lugares en el parque y librerías donde Wilde, Whitman y Baldwin reinan
como reyes bastardos. Estos eran los puertos seguros, incluso cuando temíamos que
siendo tan abiertos significara que nos estábamos abriendo a los ataques. Nuestra
felicidad tenía desafíos, y nuestra felicidad tenía miedo. Algunas veces había anonimato, y
otras estábamos rodeados de amigos y amigos de amigos. De cualquier modo, estábamos
conectados. Por sus deseos. Por su desafío. Por la simple y complicada realidad del
hecho de quienes eran.

Fuera de las ciudades, la conexión era más difícil de ver, la red más delgada, los
lugares más difíciles de encontrar. Pero estábamos ahí. Incluso si pensábamos que
éramos los únicos, ahí estábamos.

Hay unas pocas cosas que pueden hacernos tan felices como un baile gay.

Ahora, 9:03 en esa noche de viernes, estamos en el pueblo con el improbable nombre
de Kindling1, seguramente los pioneros tenían el ardiente deseo de muerte o tal vez era
solo un tributo a los palos ardientes que mantenían los colonos vivos. En algún lugar a lo
largo del camino, alguien debió de haber aprendido la lección del tercer cerdito, ya que el
centro comunitario está enteramente construido con ladrillos. Es un aburrido y tranquilo
edificio en un aburrido y tranquilo pueblo, su arquitectura tan bella como la palabra
municipal. Es un lugar poco probable para que se conozcan un chico de pelo azul y un
chico de pelo rosa.

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Kindling: astillas, útil para encender fuegos.

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Kindling no tiene suficientes chicos gay para soportar un baile por sí solo. Entonces
esta noche los carros estarán conduciendo a lo largo y ancho. Algunas de las parejas
manejarán juntos, riendo o peleando o sentados en sus silencios separados. Algunos de
los chicos manejando solos, ellos se han escabullido de la casa o se han encontrado con
amigos en el centro comunitario o vieron la lista en la red y se decidieron en el último
minuto. Hay chicos en esmoquin, chicos adornados con flores, chicos en sudaderas
rasgadas, con lazos tan delgados como sus jeans, irónicos vestidos de tafetán, no-irónicos
trajes de tafetán, con playeras de cuello V, chicos que se sienten incómodos con zapatos
de vestir. Y chicas… chicas vistiendo todas estas cosas, manejando al mismo lugar.

Si fuimos a nuestros bailes, fuimos con chicas. Algunos de nosotros tuvimos un buen
tiempo; algunos de nosotros vemos hacia atrás y nos preguntamos cómo habíamos
conseguido ser tan inconscientes de lo que somos en realidad. Algunos de nosotros nos
las arreglamos para ir juntos, con nuestra mejor amiga cubriéndonos como nuestra cita.
Fuimos invitados a ese ritual, pero solo manteniendo la línea de la historia ante nuestros
supervisores. Era más probable que Neil Armstrong nos invitara a un baile en la luna que
para nosotros ir a un baile como el que se mantiene en Kindling esta noche.

Cuando estábamos en la secundaria, el cabello existía en el espectro soso de negro,


café, pelirrojo, rubio, gris, blanco. Pero esta noche en Kindling tenemos a Ryan
caminando dentro del centro comunitario con su cabello teñido de un azul como un
huevo de petirrojo. Diez minutos después, Avery entra con su cabello del color de un
Cadillac de Mary Kay. El cabello de Ryan es levantado como la superficie de un océano
rocoso, mientras que el de Avery cae generosamente sobre sus ojos. Ryan es de Kindling
y Avery de Marigold, un pueblo a cuarenta millas. Podemos decir inmediatamente que
ellos nunca se han conocido y que ellos lo van a hacer.

No somos unánimes acerca del cabello. Algunos de nosotros pensamos que es


ridículo tener cabello azul o rosa. Otros de nosotros deseamos que pudiéramos volver
atrás y hacer que nuestro cabello imite la gelatina que nuestras madres nos servirían en la
tarde.

Raramente somos unánimes sobre cualquier cosa. Algunos amamos. Algunos no


pudimos. Algunos fuimos amados. Algunos no lo fuimos. Algunos nunca entendimos de
qué se trataba el alboroto. Algunos lo queríamos tan mal que hemos muerto
intentándolo. Algunos juramos que morimos de un corazón roto, no de SIDA.

Ryan entra al baile y entonces Avery entra diez minutos después. Sabemos qué es lo
que va a pasar. Hemos sido testigos de esta escena muchas veces antes. Solo no sabemos
si va a funcionar o si va a durar.

Pensamos en los chicos que besamos, los chicos que follamos, los chicos que amamos,
los chicos que no nos amaron de vuelta, los chicos que estuvieron con nosotros al final,
los chicos que estuvieron con nosotros más allá del final, el amor es tan doloroso, ¿cómo
puedes incluso deseárselo a alguien? Y el amor es tan esencial, ¿cómo puedes incluso
mantenerte en su camino?

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Ryan y Avery no nos ven. Ellos no nos conocen o necesitan o sienten en la habitación.
Incluso no se ven entre ellos hasta cerca de veinte minutos después. Ryan ve a Avery
sobre la cabeza de un chico de trece años con (es verdad, muy gay) tirantes de arcoíris. El
nota el cabello de Avery primero, después a Avery. Y Avery levanta la vista justo en el
momento y ve al chico cabello azul mirando hacia él.

Algunos de nosotros aplaudimos. Otros se voltean porque duele mucho.

Siempre subestimamos nuestra propia participación en la magia. Esos es, pensamos en


la magia como algo que existe con o sin nosotros. Pero eso no es cierto. Las cosas no son
mágicas porque han sido conjuradas para nosotros por alguna fuerza externa. Son
mágicas porque las creamos y entonces las juzgamos. Ryan y Avery dirán que el primer
momento en el que hablaron, el primer momento en que bailaron, fue mágico. Pero
ellos fueron, ningún otro, nadie más, quienes le dieron la magia. Lo sabemos. Estuvimos
ahí. Ryan se abrió él mismo a esto. Avery se abrió él mismo a esto. Y el acto de abrirse
fue todo lo que ellos necesitaron. Esa es la magia.

Enfocado. El chico de cabello azul conduce. Sonríe mientras toma la mano del chico
de cabello rosa. Él siente lo que sabemos: lo sobrenatural es natural y la admiración
puede venir del movimiento más mundano, como un latido o una mirada. El chico de
cabello rosa está asustado, increíblemente asustado, solamente la cosa que más deseas te
puede asustar de esa manera. Escucha sus latidos. Escucha con atención.

Ahora retrocede. Ve a los otros chicos en la pista de baile. Los confortables


inadaptados, los rebeldes rotos, los cobardes y los valientes. Bailando o no bailando.
Hablando o no hablando. Pero todos en la misma habitación, todo en el mismo lugar,
reunirse de una forma que no se les permitió antes.

Retrocede aún más. Estamos de pie en el alero.

Di hola si nos ves.

El silencio equivale a la muerte, diríamos. Y debajo de eso estaría la suposición, el miedo,


de que la muerte sea igual al silencio.

A veces se vislumbra el horror. Cuando alguien cercano se enferma. Cuando alguien


cercano es enviado a la guerra. Cuando alguien cercano toma su vida.

Todos los días es un nuevo funeral. Esta fue una gran parte de nuestra existencia.
Imagina estando en la escuela en la que un estudiante muere por día. Algunos de ellos tus
amigos. Algunos solo chicos que estaban en tu clase. Sigues apareciendo porque sabes
que tienes que hacerlo. Te conviertes en portador de recuerdos y portador de dolor,
hasta que llega el turno de que seas tú el que se va, por el que se está de luto.

No tienes idea de lo rápido que las cosas pueden cambiar. No tienes idea de cómo de
repente pasan los años y la vida puede terminar.

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La ignorancia no es felicidad. La felicidad es saber el significado completo de lo que se
te ha dado.

Son las 10:45. Craig Cole y Harry Ramirez están planeando su gran beso. Ha habido
meses de preparación que llevan a este beso y ahora aquí están, la noche anterior. La
mayoría de los besos solo requiere dos personas, pero este termina necesitando al menos
una docena. Ninguna de esas otras personas está en la habitación justo ahora. Solo Craig
y Harry.

—¿Realmente vamos a hacer esto? —pregunta Craig.

—Sin duda alguna —responde Harry.

Saben que necesitan su sueño. Saben que el de mañana es un gran día. Saben que no
hay respaldo, ni garantía de que lo lograran.

Ellos deben ir a dormir, pero una buena compañía es el enemigo del sueño.
Recordamos esta sensación extremadamente, el deseo de pasar las horas con otra
persona, hablando o sosteniendo o incluso solo viendo películas. En esos momentos, el
reloj parece arbitrario, desde que tú estás configurando tu comprensión del tiempo a otra,
una medida más personal.

Ellos están en la casa de Harry. Sus padres están fuera por la noche, el perro está ya
dormido. Porque la casa se siente como suya, el mundo se siente como suyo. ¿Por qué
quieres cerrar los ojos a eso?

Están en la casa de Harry porque los padres de Craig no pueden saber acerca del
beso. En cierto momento lo van a saber. Pero no ahora. No antes de que pase.

Finalmente Harry dejará a Craig acurrucado en el sofá. Arropará a Craig, entonces de


puntitas irá de nuevo a su propio cuarto. Ellos estarán en lugares separados, pero van a
tener sueños muy similares.

Echamos de menos la sensación de ser arropados, al igual que echamos de menos la


sensación de ser ese ángel que lo vela, tirando la cobija sobre sus hombros, deseándole
una dulce noche. Esas son las camas que queremos recordar.

Estamos emocionados por el beso de mañana. No vemos como lo pueden lograr,


pero esperamos que lo hagan.

Avery de cabello rosado nació niño, pero el resto del mundo lo vio como niña. Podemos
entender cómo se siente, ser visto como algo que no eres. Pero para nosotros fue más
fácil de esconder. Para Avery, hay una cadena biológica más gruesa por romper. A una
edad joven, sus padres se dieron cuenta de que estaba mal. Su mamá pensó que tal vez
ella siempre lo supo, el porqué fue que escogió el nombre de Avery, el nombre de su

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padre, el cual iba a ser dado al bebé sin importar si era niño o niña. Con la ayuda y
bendición de sus padres, aunque no siempre con su comprensión, Avery empezó una
nueva vida, condujo muchos kilómetros, no para bailar o beber, sino para obtener las
hormonas que fijarían su cuerpo en la dirección correcta. Y ha funcionado. Nos fijamos
en Avery ahora y sabemos que ha funcionado y apreciamos la maravilla de ella. En
nuestros días habría sido atrapado por un cuerpo insuperable en un mundo intratable.

Mientras estaban bailando, Avery se pregunta si Ryan se ha dado cuenta y se preocupa


de que a él le importe. El chico de pelo azul lo observa, está seguro. ¿Pero él ve todo o
solo lo que quiere ver? Esta es siempre una de las grandes preguntas sobre el amor.

Ryan está más preocupado por el tiempo y qué hacer con este. Él no puede creer que
haya encontrado a alguien aquí en las entrañas del centro comunitario de Kindling. El
mismo lugar donde aprendió a nadar. El mismo lugar donde entró a la liga de recreación
de básquetbol cuando tenía nueve. El mismo lugar donde organizó ventas de pasteles y
campañas de donación de sangre y el mismo lugar en el que votara, cuando sea lo
suficiente mayor para hacerlo. Sí, también es el mismo lugar en el que se escabulló para
fumar su primer cigarro y, un par de años después, su primer porro. Pero nunca ha sido
un lugar donde se hubiera imaginado encontrar a un chico de pelo rosa con quien bailar.
Él puede sentir a sus amigos mirando desde el margen, susurrando sobre lo que pasará
después. Esto solo aumenta su necesidad de saber. El tiempo está corriendo, ¿pero hacia
dónde? ¿Debería parar y hablarle más a su chico, antes de que el DJ ponga la última
canción y enciendan las luces? ¿O deberían quedarse así, emparejados por la música,
envueltos en una canción?

Háblale, queremos decirle. Porque sí, el tiempo puede ser impulsado por el silencio,
pero necesita ser anclado por palabras.

Sabemos cuál es su mejor oportunidad, y en esta, el DJ no decepciona. Como muchos


DJ en algún punto de la noche, pone una canción que significa mucho para él y nadie
más está para presenciarlo. En cuestión de segundos, la pista comienza a despejarse. Las
conversaciones pasan de un zumbido a un clamor. Una fila se empieza a formar en el
baño de hombres.

Ambos Avery y Ryan se detienen. Ninguno quiere irse si el otro quiere quedarse.

Finalmente, Avery dice:

—No puedo ver ninguna manera de bailar esta canción.

Y Ryan dice:

—¿Quieres ir por un poco de agua?

El escape está hecho.

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El DJ abre sus ojos y ve lo que hizo. Lógicamente, él debería cambiar la canción. Pero
es una dedicación de larga distancia al chico que ama en Texas. Llama al chico ahora
mismo y sostiene su teléfono en el aire.

No todas las canciones necesitan ser para bailar. Siempre estará la siguiente canción,
para atraer a los bailarines de vuelta.

Esto es lo que pasa cuando te pones muy enfermo: bailar deja de ser una realidad y se
convierte en una metáfora. La mayoría de las veces, es una desagradable. Estoy bailando
tan rápido como puedo. Como si la enfermedad fuese la violinista que sigue tocando
más rápido y perder un paso es morir. Tratas, tratas y tratas, hasta que finalmente la
violinista te gana por cansancio.

No es el tipo de baile que quisieras recordar, pero sí una canción lenta como el último
baile de Avery y Ryan. Tú querrás recordar bailar como Tariq recuerda bailar, mientras
se dirige a su casa por la noche en el club. Solo son las once de la noche, lo cual es
apenas temprano cuando estás de fiesta, pero él le prometió a Craig y a Harry que
conseguiría dormir un poco, así puede estar con ellos para el gran beso mañana sin
cabecear. Fue difícil para él alejarse de la música, del ritmo que creó. Trata de simularlo
poniendo música a resonar en sus oídos, ignorando los otros sonidos en el tren nocturno.
No es lo mismo, porque no hay chicos para ver o para ser visto, solo personas viajando
del trabajo a casa y algunas chicas que acaban de ver algún show de Broadway. Antes, una
de ellas trató de llamar la atención de Tariq y él solo le dio una sonrisa de buen intento,
lo siento, mandándola de vuelta a su Playbill.

Si cierras los ojos, puedes conjurar un mundo. Tariq cierra sus ojos y mira mariposas.
La intensidad de ellas, dando vueltas en el aire para la música en su mente. Eso es lo que
él quiere ser, en la pista de baile y en la vida. Una mariposa, colorida y que vuela.

Hay algo sobre la pureza de los sueños de mariposa, sobre todas las cosas que el baile
puede abrir cuando eres joven. Cuando funciona, esa libertad no se detiene cuando
ponen la última canción. La tomas contigo. La usas para cosas más grandes.

Te das cuenta cuando te la quitan.

Ryan y Avery pueden sentir sus palabras trabajando con cada uno, pueden sentir la
simple alegría de caer en el mismo ritmo, teniendo pensamientos amigables. La amiga de
Ryan, Alicia, le dará un aventón a casa. Ella estaba rondando al margen, lanzándole una
mirada de vez en cuando. Ryan ignora esto porque él y Avery están en su fortaleza de no
soledad, hablando sobre lo pequeña que es su ciudad y cuán extraño es estar en un baile
gay. Ryan ama la manera en que el cabello de Avery cae, ama la curiosidad tímida en sus
ojos. Avery, por su parte, sigue robando miradas a la punta del cuello en V de Ryan, a sus
vaqueros, a sus perfectas manos.

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Recordamos cómo es conocer a alguien nuevo. Recordamos cómo era conceder a
alguien la posibilidad. Miras desde tu propio mundo y después das un paso en el de él,
no sabiendo realmente lo que vas a encontrar ahí, pero esperando que sea algo bueno.
Ambos, Avery y Ryan, están haciendo esto. Tú das un paso dentro de su mundo y ni
siquiera te das cuenta que tu soledad está perdida. La dejas atrás y no lo notas porque no
tienes el deseo de dar vuelta atrás.

Estás pendiente de él.

Tal vez por el Dr Pepper dietético que se tomaron más temprano, Peter y Neil están
despiertos más tarde de lo que deberían. La cita fue un éxito, a pesar de que han estado
juntos lo suficiente y no piensan en eso como una cita, solo una noche juntos. Vieron dos
películas en una secuencia rápida: de horror primero (para Neil) y luego una comedia
romántica (para Peter), con Neil conteniendo una sonrisa por el miedo de Peter durante
la de horror y sus lágrimas cuando la comedia romántica se resolvió un una manera
románticamente predecible. Peter es consciente de estas cosas y Neil es consciente de esa
conciencia... aun si él nunca puede contener su diversión. (—¿Estás bien? —preguntó en
un momento durante la comedia romántica cuando Peter se veía particularmente tenso, y
él no pudo hacer nada más que apretar el brazo de Peter con simpatía fingida cuando
Peter dijo: —Solo quiero que Emma Stone esté bien.)

Ninguno de sus padres está listo para pijamadas todavía, así que Neil deja la casa de
Peter justo antes de la medianoche y ahora están en sus propios cuartos en sus propias
casas, hablándose el uno al otro por internet mientras se preparan para ir a dormir. De
vez en cuando uno de los parientes coreanos de Neil aparece en la columna de Skype, y
Neil se alivia que ninguno de ellos diga hola. La conexión de Peter está comprometida
únicamente con Neil, al menos a esa hora.

Peter piensa que no hay nada más adorable en todo el universo que Neil en su pijama.
Son pijamas apropiados, de rayas con botones, una camisa que combina con unos
pantalones elásticos a la cintura. Son muy grandes y lo hacen parecer como si estuviera
esperando a Mary Poppins para palmear su cabeza y decirle que es hora de ir a la cama.
Peter está en bóxers y una camisa que dice LEGALMENTE GAY. A pesar de que ellos
han pasado horas hablando, pasan otra hora más hablando, a veces sentados en sus
computadoras viéndose el uno al otro y otras veces dejando que la cámara los mire
mientras caminan en sus cuartos, lavando sus dientes, eligiendo su ropa para mañana.
Envidiamos tal intimidad.

Viene un punto cuando la conversación de Peter y Neil se convierte muy nublada para
continuarla. Hasta el Dr Pepper dietético desaparece después de un tiempo. Pero su
nubosidad es el blanco, de tipo inflado, la clase de nubes que los niños imaginan que los
llevarán a dormir. Peter le desea a Neil dulces sueños y Neil le desea lo mismo. Luego,
solo por un momento, se despiden con la mano. Sonríen. Un último vistazo de las
pijamas, después buenas noches.

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Eventualmente, todos nosotros tenemos que ir a dormir. Este es nuestro primer indicio
de que el cuerpo siempre gana. No importa lo felices que somos, no importa cuánto
queremos que nuestra noche se alargue infinitamente, dormir es inevitable. Deberías ser
capaz de evitarlo por un ciclo atolondrado, pero la necesidad del cuerpo siempre
regresará.

Solíamos pelear contra ello. Si nuestra lealtad estaba en hablar en la oscuridad o bailar
con las luces parpadeantes, queríamos que nuestras noches fueran interminables.
Entonces la conversación podría continuar, así el baile podría seguir adelante. Nos
llenábamos de café, de azúcar, de sustancias fuertes más peligrosas. Pero la somnolencia
siempre tiraría de nosotros, eventualmente cambiándola.

Pensaríamos alegremente del sueño como el enemigo, la plaga. ¿Por qué vivir en la
casa del sueño cuando hay demasiadas cosas que pasan fuera de ella? Y luego la lucha se
convierte más desesperada. Cuando sabes que solo te quedan meses, días, ¿quién quiere
dormir? Solo cuando el dolor es demasiado. Solo cuando estás desesperado por la
negación. De otra manera, dormir es tiempo que has perdido y nunca recuperarás.

Pero qué agradable es la negación. A la deriva sobre la tierra de los sueños, podemos
ver por qué los insomnes mendigan y los soñadores lideran, podemos ver a Craig
acurrucado en el sofá color lima de Harry, sobre una manta afgana que la abuela de Craig
tejió. Vemos a Harry en su cuarto, sus brazos redondeados y sus manos atrás de su
cabeza, su cuerpo como una “q” minúscula. En una esquina de la misma ciudad, Tariq se
ha dormido con los auriculares prendidos, música islandesa serpenteando a través de sus
viajes nocturnos. En otra ciudad, Neil en sus pijamas sueña que Peter y él están jugando
al ta—te—ti, mientras que Peter en su camisa y bóxers sueña que los pingüinos
emperadores tomaron el centro comercial local y están tratando de venderle lentes de sol
a Emma Stone. De vuelta a una ciudad llamada Marigold, Avery se queda dormido con
un número de teléfono escrito en su mano, mientras que en una ciudad llamada
Kindling, Ryan tomó una bolsa de dormir y se durmió bajo las estrellas, sonriendo al
pensamiento de un chico con cabello rosa y sobre lo que podrían hacer mañana.

Solo Cooper sigue despierto, pero eso no tardará mucho. Él se clasifica en otras zonas
horarias, habla con hombres que apenas están despertando, hombres que están tomando
un momento furtivo del trabajo. Él los engaña, pero no puede engañarse a sí mismo. No
está en ningún parte y no importa cuán duro se vea, no hay lugar para ser encontrado,
especialmente dentro de él. Cree que el mundo está lleno de gente estúpida y
desesperada, solo se puede sentir estúpido y desesperado para pasar tanto tiempo con
ellos. Esto nos preocupa. Le decimos que vaya a dormir. Todo es mejor después de
dormir. Pero no nos puede oír. Él sigue y sigue. Sus párpados se empiezan a cerrar más y
más. Ve a dormir, Cooper, susurramos. Ve a tu cama.

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Se queda dormido en su computadora. Hombres de otros horarios le preguntan si
sigue ahí, si ya se fue. Después se mueven a nuevas ventanas, dejando la de Cooper vacía.
Él no puede darse cuenta cuando todos han dejado el cuarto.

Esto es una imagen incompleta. Hay chicos que mienten despiertos, odiándose a sí
mismos. Hay chicos mintiendo por las razones correctas y chicos mintiendo por las
incorrectas. Hay chicos durmiendo en bancos y bajo puentes, y chicos desafortunados
con más suerte durmiendo en refugios, que se sienten seguros pero no como en casa.
Hay chicos embelesados por el amor que no puede hacer que sus corazones frenen para
descansar un poco y otros chicos tan dañados por el amor que no pueden dejar de
regresar a su dolor. Hay chicos que intentan atrapar secretos en la noche de la misma
manera en que intentan atrapar la negación en el día. Hay chicos quienes no piensan
sobre ellos mismos en lo más mínimo cuando duermen. Hay chicos que estarán
despiertos en la noche. Hay chicos que se quedan dormidos con sus teléfonos en sus
orejas.

Y hombres. Hay hombres que hacen todas estas cosas. Y hay algunos hombres,
menos y menos, que se duermen pensando en nosotros. En sus sueños, ellos siguen a su
lado. En sus pesadillas aún estamos muriendo. En lo borroso de la noche, ellos llegan a
nosotros. Dicen nuestros nombres en sus sueños. Para nosotros, esta es la cosa más
significativa, el sonido más desgarrador que hemos tenido el privilegio y la mala suerte de
conocer. Susurramos sus nombres de vuelta. En sus sueños, quizás ellos oyen.

Deseamos poder enseñarte el mundo mientras duerme. Después nunca tendrás ni una
duda sobre cuán similar, confiados, sorprendentes y vulnerables somos.

Ya no dormimos y, por ende, no soñamos. En cambio observamos. No nos queremos


perder nada.

Te has convertido en nuestro sueño.

A mitad de la noche, la madre de Harry abre su puerta, revisa que él este a salvo y
durmiendo. Luego se dirige a la sala y hace lo mismo con Craig, sonriendo al verlo
envuelto con la manta afgana. Sabe que tendrán un gran día mañana y está preocupada
por ellos. Pero solo mostrará su preocupación mientras ellos duermen. Sobre todo se
siente orgullosa. Está permitido que el orgullo tenga una parte de preocupación,
especialmente cuando eres madre.

La madre de Harry lo arropa por segunda vez. Lo besa levemente en la frente,


después se va de puntillas del cuarto.

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Extrañamos a nuestras madres. Las entendemos mucho más ahora.

Y aquellos de nosotros que teníamos niños, los extrañamos. Los vemos crecer, con
tristeza, asombro y miedo. Nos hemos alejado, pero no completamente. Ellos saben esto.
Lo sienten. Ya no estamos aquí, pero no nos hemos ido. Y así estaremos el resto de sus
vidas.

Observamos y nos sorprenden.

Observamos y nos sobrepasan.

La música en los oídos de Tariq desaparece, la batería disminuye. Él no lo nota. Es uno


de los grandes dones de su cuerpo, la habilidad de prolongar la música después de que
desaparece en el aire.

Dormido en su patio trasero, Ryan no nota el halo de rocío que se junta alrededor de él
mientras la noche se calienta hacia la mañana. Sus ojos se han abierto por un brillo en el
césped.

***

El mundo de la vigilia. Incluso los más cínicos entre nosotros debemos saludarlo con un
toque de esperanza. Tal vez es una reacción química, nuestros pensamientos en
comunión con la salida del sol y la creación de esa breve e intensa fe en novedad.

Caemos tranquilos mientras observamos el sol alcanzar el horizonte. No importa


dónde estemos, no importa a quién estamos viendo, nos detenemos. A veces miramos a
la distancia para ver el amanecer del día. Y otras veces somos testigos de cómo eso se
refleja en la gente a la que hemos llegado a importarle, ver como la luz se propaga a
través de sus sueños. ¿Cómo no puedes esperar que el mundo, por un instante, brille en
oro? Nosotros, que ya no podemos sentir, todavía lo sentimos, el recuerdo es muy fuerte.

Despertar es difícil, y despertar es glorioso. Te vemos revolver, luego como te


tropiezas fuera de tu cama. Sabemos que la gratitud es la última cosa en tu mente. Pero tú
debes estar agradecido.

Has llegado a otro día.

Harry se despierta emocionado. Hoy es el día. Después de toda la planificación y la


práctica. Este sábado en particular ya no es una casilla más en el calendario. Ya no se

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trata de una fecha que se habla en tiempo futuro. Es un día, llegando como cualquier
otro, pero no se siente como cualquier día que llegó antes.

Él va directamente desde su cama a la cocina, adormilado, con el cabello despeinado y


la ropa de dormir, y se encuentra a sus padres allí, preparándose en su camino para su
día. Su padre está haciendo el desayuno y su madre está en la mesa de la cocina, leyendo
el crucigrama en voz alta para que puedan resolverlo juntos.

—Estábamos a punto de despertarte —dice su madre.

Harry sigue caminando al estudio. Craig está sentado muy erguido en el sofá, mirando
como si la mañana fuera un problema matemático que tiene que resolverse antes de que
salga de la cama.

—Papá está haciendo tostadas francesas —dice Harry, sabe que la adición de alimentos
a la ecuación ayudará que se resuelvan más rápido.

Craig responde con algo que suena como:

—Muh.

Harry le da una palmadita en el pie y se dirige de nuevo a la cocina.

La alarma de Tariq suena, pero él no se siente alarmado. Con sus auriculares todavía
opacando el ruido exterior suena como si hubiera música que sale de la habitación de al
lado, y se lo toma, poco a poco, como una invitación.

Tan pronto como Neil está saliendo de la ducha, le escribe un mensaje de texto a Peter.

¿Estás despierto?, pregunta.

Y la respuesta llega al instante:

Para cualquier cosa.

Sonreímos ante esto, pero luego miramos a la casa de Cooper y nos detenemos. Él
todavía está dormido en su escritorio, su rostro apenas mira el teclado, manteniendo el
computador prendido toda la noche. Su padre está entrando en la habitación y no se ve
feliz. Todas las ventanas de conversación de Cooper están todavía en la pantalla.

Nos estremecemos en reconocimiento a lo que está a punto de suceder. Lo vemos en


el rostro de su padre. ¿Quién de nosotros no ha hecho lo que acaba de hacer Cooper?
Ese error. Ese estúpido desliz. La revista está desparramada en el suelo. Las notas de
amor escondidas bajo el colchón, el lugar más obvio. El anuncio de ropa interior rasgado

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y plegado en el diccionario, destinado a caerse cuando el diccionario sea abierto. Los
garabatos que deberían haberse quemado. La escritura del nombre de otro niño, una y
otra y otra vez. La ropa metida en el fondo de nuestro armario. El libro de James
Baldwin ubicado en nuestra repisa, llevando la cubierta de otro libro. Walt Whitman
debajo de nuestra almohada. Una instantánea del chico que nos encanta, con una sonrisa,
la conspiración de nosotros en sus ojos. Una instantánea del chico que nos gusta y que no
tiene idea de que lo amamos, capturado inconscientemente sin saber que la cámara
estaba allí. Una instantánea que mantuvimos en nuestro primer cajón de escritorio,
doblada en nuestra billetera en un bolsillo junto a nuestro corazón. Tendríamos que
haber recordado sacarla antes de tirarla en el cesto de ropa sucia. Deberíamos haber
sabido lo que iba a pasar cuando nuestra madre abrió el cajón, en busca de un lápiz. No
es más que un amigo, nos defendemos. Pero si no era más que un amigo, ¿por qué
estaba oculto, por qué estábamos tan molestos porque lo hubiesen descubierto?

Queremos despertar a Cooper. Queremos abrir la puerta más fuerte. Queremos que
los pasos de su padre suenen como un trueno, pero en cambio suenan como un rayo. Su
padre sabe cómo hacer esto, su ira construyéndose tranquilamente rápido. Se inclina
sobre su hijo y lee los restos de las conversaciones de la noche anterior. Algunos son
meramente conversacional, una jerga aburrida. ¿Qué pasa? No mucho. ¿Tú? No mucho.
Pero otros son francos, sexuales, explícitos. Aquí está lo me gustaría hacerte. ¿Esa es la
manera en que tú lo quisieras? Miramos de cerca, con la esperanza de que la
preocupación se extienda por el rostro del padre. La preocupación está bien y es
comprensible. Pero nosotros, que hemos mirado siempre en busca de signos de
preocupación en otros, solo vemos disgusto. Repulsión.

—Despiértate —dice su padre.

Ira. Rabia.

Cuando Cooper no se mueve, lo llama otra vez y patea la silla.

Eso lo hace.

Cooper se despierta sobresaltado, su rostro presionando en el teclado, creando una


palabra incomprensible. Sus lentes de contacto se sienten como hojuelas secas en sus
ojos. Su aliento sabe a los gusanos de la mañana.

Su padre golpea su silla otra vez.

—¿Es esto lo que haces? —Es la acusación enojada—. Cuando estamos dormidos. ¿Es
esto lo que haces?

Cooper no lo entiende al principio. Luego levanta la cabeza, se traga el magro


escupitajo en la boca, ve la pantalla. Rápidamente, cierra el portátil. Pero es demasiado
tarde.

—¿Es esto lo que haces en mi casa? ¿Es esto lo que nos haces a tu madre y a mí?

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Desde una fría distancia, nosotros sabemos que la confusión está en el corazón de este
disgusto. Y en ese corazón está bombeando un flujo constante de odio e ignorancia.

Sabemos que Cooper no tiene oportunidad.

Su padre lo agarra por la camiseta y lo levanta, así él le puede gritar cara a cara.

—¿Qué eres? ¿Cómo pudiste hacer esto?

Cooper no sabe. No sabe qué decir. No sabe qué hacer. Incluso no tiene respuestas.

El rostro del padre se está volviendo rojo ahora.

—¿Solo vas y coges con hombres? ¿Eso es todo? Mientras estamos dormidos, ¿tú sales
y los follas?

—No —dice Cooper finalmente—. ¡No!

—Entonces, ¿qué es esto? —Hace un gesto de disgusto al portátil cerrado—. ¿Qué clase
de puta eres?

Coger. Puta. Estas no son palabras que cualquier hijo debería conocer de su padre.
Pero la furia del padre tiene su propio lenguaje. No tiene que hablar como un padre.

—Para —susurra Cooper, lágrimas cayendo de sus ojos—. Solo para.

Pero no para. El padre de Cooper lo empuja contra la pared. Impacta. El muro se


sacude y las cosas caen. Cooper ya no está en ninguna parte. Él está en algún lugar ahora.
Y es un horror. Es todo lo que nunca había querido que sucediera, y está sucediendo.

Su madre viene corriendo a la habitación. Por un momento estamos agradecidos. Por


un momento pensamos que parará. Pero al padre no le importa. Él sigue gritando.
Maricón. Desgraciado. Puta. Enfermo.

—¿Qué pasa? —grita la madre—. ¿Qué pasa?

Cooper no puede parar de llorar, lo que pone a su padre aún más furioso. Y ahora él
le explica a la madre:

—Él se vende a sí mismo a los hombres a través de internet.

—No —dice Cooper—. No es así en absoluto.

—Ábrelo —ordena su padre a su madre—. Lee.

Cooper realmente arremete, trata de apartar el portátil. Pero su padre lo golpea de


nuevo, lo empuja hacia abajo mientras su madre abre la computadora. La pantalla se
ilumina. Ella comienza a leer.

—Solo son charlas —trata de explicar Cooper—. Nunca pasa nada.

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Pero la expresión en su cara mientras ella lee... algunos de nosotros tenemos que darle
la espalda. Conocemos esa expresión. Algo dentro de ella se está rompiendo. Y en esa
ruptura, ella va a renunciar a nosotros.

No hay nada más doloroso que ver a alguien renunciar a ti. Sobre todo si es tu madre.

Algunas madres se recuperan de este momento. Algunas nunca lo hacen. Y en el


momento, el problema es: no se puede saber en qué dirección irá.

—Ya ves —dice el padre.

Un fusible en Cooper finalmente llega a las centrales explosivos y detona. Él tiene que
parar esto. Tiene que hacer algo. No pretende que sea luchando, aunque más tarde se
verá como un contraataque. Lo único que quiere es que su madre deje de leer. Así que
salta hacia el portátil y lo arranca de sus manos. En sorpresa, ella retrocede, y su padre no
estaba demasiado preparado para atraparlo. Pero a pesar de que Cooper se lo quitó de
sus manos, no se quedará en las suyas. Él busca a tientas, y el portátil se estrella contra el
piso, haciendo un ruido terrible. Él se agacha y lo recoge, pero ahora su padre está sobre
él, tirando de su espalda, haciéndolo girar. Cooper sabe el golpe que viene y él levanta el
portátil para bloquearlo. El puño de su padre es demasiado rápido y choca contra su
mejilla antes de que pueda levantar el portátil.

—¡No! —grita su madre. Ella se pone en medio de ellos. Cooper no vacila. Sus llaves y
el teléfono están en el bolsillo. Él corre y sale de la habitación, mientras su padre se
enfurece detrás de él, rabia hacia él y su madre. Corre por la puerta principal, hacia su
coche. Él ve a sus padres que vienen detrás de él, oye a su padre gritar, pero no entiende
las palabras. Cuando enciende el coche, la música explota. Él no comprueba para ver si
algún carro viene mientras sale de la calzada, aunque sabe que esto solo molestará más a
su padre.

Solo le toma diez segundos dejar a sus padres.

Además de los extraños, ellos son las únicas personas en el mundo que saben que es
gay.

Pasas tanto tiempo, tanto esfuerzo, tratando de mantener la compostura.

Y luego todo se viene abajo de todos modos.

En el tiempo que toma para que todo esto suceda, Tariq se ducha. Craig (admitiendo que
come lento) se come un pedazo de pan tostado francés. Peter carga un juego de video y
comienza a jugar. Avery se despierta para encontrar un número de teléfono aún escrito
en su mano y se pregunta qué hacer a continuación. No tiene que preocuparse, sin
embargo. Ryan ya está listo. Él tiene el número de Avery en su teléfono y, tan pronto

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como el reloj marque las diez, va a llamar. Siente que es de mala educación llamar a
alguien antes de las diez. Así que él espera. Impacientemente.

Es curioso las cosas que echas de menos. Como los cables telefónicos.

Al leer esto hoy puede que ni siquiera sepas lo que es un cable de teléfono. O es una
reliquia que se ve en una oficina o en el teléfono antiguo en la esquina de la sala de clase,
que se utiliza para llamar a la secretaria del director.

Pero hubo un tiempo, eso sería nuestro tiempo, en que un cable telefónico parecía
nada menos que un salvavidas. Era tu apego al mundo exterior y, aún más que eso, tu
apego a la gente que amabas o querías amar o intentabas amar. Todo sobre eso fue
ajustado, la forma en que se enroscaba, la manera que se ponían tan fácilmente
enredados, la forma en que podías tirar de él hasta que te hacía volver. Retorcidos,
anudados y esenciales. Nos mantuvo atados el uno al otro, sujetos a todas las preguntas y
algunas de las respuestas, atados a la idea de que podríamos estar en un lugar aparte de
nuestras habitaciones, nuestros hogares, nuestras ciudades. No podíamos escapar, pero
nuestras voces podían viajar.

Cuando el teléfono no sonaba, se burlaba de nosotros.

Cuando el teléfono sonaba, nos aferrábamos agradecidos.

A las diez de la mañana suena el teléfono de Avery. Avery no reconoce el número, luego
comprueba su mano.

—¿Hola? —dice.

—Hola —dice Ryan, tan feliz de ser escuchado como Avery está feliz de escucharlo.

Empiezan a hacer planes y un plan. Los planes son las cosas que tienes que hacer en
un tiempo preciso, mientras que un plan es la idea más general de todas las cosas que
deberían hacer juntos. Los planes son coordenadas; un plan es el mapa completo. Los
planes son las cosas que podemos discutir en la primera llamada nerviosa de teléfono. Un
plan son las cosas que hacemos sin decir, pero ponemos la esperanza en la voz en todo
caso. Mientras Avery y Ryan averiguan qué harán hoy, la palabra juntos se convierte en el
plan subyacente a los planes.

Avery sabe que sus padres le darán las llaves del coche otra vez. Así que se ofrece
voluntario para volver a Kindling, para ver lo que tiene para ofrecer. Ryan le dice que no
es mucho, pero Avery tiene experiencia suficiente en sus coqueteos para decir que el
tiempo que Ryan está ahí será suficiente.

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Cuando Avery cuelga el teléfono, sonríe. Cuando Ryan cuelga el teléfono, entra en
pánico. Objetos flotantes siguen ejerciendo presión. Ryan quiere limpiar su cuarto,
limpiar su cabello, limpiar su vida, limpiar su ciudad; todo a la vez.

Avery, por su parte, sonríe en su camino a la ducha. Hay otras cosas de que
preocuparse también, por supuesto. Pero esas bestias son lo suficientemente educadas
para esperar en la puerta hasta que él termine sus preparativos.

No hay nada tan reconfortante como una oportunidad.

Nunca olvidarás lo que se siente esa esperanza. Sí, nosotros podemos hablarte por días
sobre todas las malas primeras citas. Esas historias. Historias divertidas. Historias raras.
Historias que adoramos compartir, porque al compartirlos, obtenemos algo de la hora o
dos que desperdiciamos en la persona equivocada. Pero eso es todo lo que las malas
primeras citas son: historias cortas. Las buenas primeras citas son más que cuentos. Son
los primeros capítulos. En una buena primera cita, todo es primavera.

Y cuando una buena primera cita se convierte en una buena relación, la primavera se
retrasa. Incluso después de que terminó, puede haber primavera.

***

Una gran cantidad de pensamientos han entrado en el lugar del beso de Craig y Harry.

Si la comodidad había sido el factor decisivo, la opción obvia habría sido hacerlo en la
casa de Harry o en su patio trasero. Los Ramirez habrían estado más que bien con esto y
hubieran hecho todos los arreglos que necesitaban ser hechos. Pero Craig y Harry no
querían esconderlo. El significado de este beso vendría de compartirlo con otras
personas.

Fue Craig quien sugirió el césped en frente de su escuela secundaria. Era público, pero
también familiar. La escuela usualmente abre los fines de semana por una razón u otra.
Un partido de fútbol, ensayos de obras, un torneo de debate. Pero en el césped, no
estarían en el camino de nadie. Había un montón de acceso a agua y electricidad. Y sus
amigos sabrían dónde encontrarlos.

Debatieron sobre si debían pedir permiso. Los padres de Harry insistieron en ello.
Harry y Craig hicieron una cita con la directora y le explicaron su beso a ella.

Ella era simpática. Casi sorprendentemente. Les dio permiso, pero les advirtió que
aún había riesgos.

Ellos aceptaron eso.

Ahora aquí están, entrando en el vacío estacionamiento de la escuela. El fútbol no


sucederá hasta mañana y el ensayo no empieza hasta las dos. El edificio se ha ganado su

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indiferencia esta mañana de sábado. Se han visto muchas cosas peores que dos chicos
besándose.

Smita, la mejor amiga de Craig, ya está ahí esperando. Ella piensa que Harry y Craig
están locos por hacer esto y que de los dos Craig es el más loco. Porque, ella piensa con
solo una ligera hipérbole, sus padres van a matarlo. Y si sus padres no lo hacen, tal vez
besar a Harry lo haga. Porque cuando todo se reduce a eso, la ruptura fue mucho más
fácil para Harry de lo que fue para Craig. A los ojos de Smita, Harry la tuvo fácil. Llegó a
sentir que era mutuo. Y entonces él consiguió seguir adelante con su vida, mientras que
Craig pasó el año siguiente todavía enamorado de él.

Bueno, quizás no todo un año. Smita no es muy buena con relación a las matemática.
(¿Quién lo es?) El punto es que fue lo suficientemente largo. Demasiado tiempo. Y a
pesar de que Craig le dice arriba y abajo y de nuevo que él ha superado totalmente a
Harry, que solo son amigos ahora, y a pesar de que ella ha aprendido a no contradecirlo
en voz alta, solo para sentar las bases para que él pueda venir a ella más tarde cuando se
dé cuenta que está equivocado, Smita sigue pensando que todo este plan es
estupendamente sordo cuando se trata de lo que realmente está dentro del corazón de
Craig. La hemos oído confesar esto a su hermana y su hermana ha sido comprensiva.

Smita entiende que hay problemas más grandes aquí, al menos en lo que respecta a la
declaración que Harry y Craig están haciendo. Si le preguntaras bajo qué posibles
circunstancias estaría bien para Craig besar a Harry de nuevo, ella supone que esta sería
una de las pocas respuestas aceptables. Ella les dijo que pensaba que era una locura
cuando por primera vez le hablaron sobre esto (ella piensa que fue la primera persona a
la que le dijeron, pero en realidad fue la segunda). Y una vez que le dijeron que estaban
totalmente de acuerdo con que esto fuera una locura, ¿qué otra cosa podía decir? Ella
siempre estaría del lado de Craig, no importa qué, y si eso significaba ayudarles en la
investigación y llenar el papeleo y el plan para esta absurda hazaña de la declaración
política y el potencial corazón puesto en peligro, que así fuera. Con la precisión de
médico que sin duda será un día, trabajó con ellos para trazar la mejor estrategia posible
para obtener la máxima resistencia. Esto significó un sinnúmero de horas de ver los
videos de Youtube de personas besándose durante largos períodos de tiempo. Era la
tarea más extraña que jamás había hecho. Pero su tarea regular ya se había completado;
¿qué más tenía que hacer?

Ahora aquí está ella y aquí están ellos, y ahora se está acercando la hora de inicio. Una
vez que ellos empiecen a besarse, tendrán que seguir besándose durante al menos treinta
y dos horas, doce minutos y diez segundos. Ese es un segundo más que el récord mundial
actual para el beso más largo registrado.

La razón por la que están aquí es romper ese récord.

Y la razón por la que quieren romper ese récord comenzó con algo que le pasó a
Tariq.

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Vemos cómo se detiene en el estacionamiento. Vemos cómo ve la reunión. Harry y
Craig, el Sr. y la Sra. Ramirez. Smita, por supuesto, y Rachel, que vive lo suficientemente
cerca de la escuela para ir a pie. Él los ve, pero no sale de su coche, todavía no. Debido a
que una de las cualidades más difíciles de la mente es su capacidad de estar en dos
lugares al mismo tiempo. Así que Tariq se sienta allí y, al mismo tiempo, su cabeza vuelve
de nuevo a la peor noche de su vida. Los hechos, hace tres meses. Emocionalmente, ayer
y hoy y hace tres meses y un período de tiempo en el medio.

Sangre en su boca. Es como si todavía hubiese sangre en su boca.

Los chicos estaban borrachos, había cinco de ellos, y aunque no estaba en esta ciudad,
fue en un pueblo muy cerca. Tariq no tenía su licencia aún, no tenía un coche. La
película había terminado y estaba esperando a su padre para que lo recogiera. Sus amigos
estaban yendo por pizza, pero él tenía que regresar. Su padre estaba retrasado y la calle se
convirtió en un desierto una vez que los créditos finales de las conversaciones en las
aceras se habían acabado. Había alguien en la cabina de cine, pero eso era todo. Tariq no
podía estar quieto, por lo que caminó un poco hacia abajo en la cuadra, miró en los
escaparates de las tiendas. Cuando los otros chicos comenzaron a gritar, él ni siquiera
sabía que estaban gritándole a él. Ignorándolos solo les hizo prestar más atención. En el
momento en que entendió lo que estaba pasando, estaba ocurriendo demasiado rápido.

Al principio pensó que era porque él era negro, pero de todas las variaciones de
maricón que ellos estaban tirando a su manera, él sabía que no era solo eso. Y algunos de
ellos eran negros también. Trató de pasar por delante de ellos, regresar a la sala de cine o
incluso a la pizzería donde sus amigos estaban, pero a ellos no les gustaba eso. Lo
encajonaron y sintió el botón de pánico siendo presionado. Mientras ellos se burlaban del
color de sus pantalones, mientras se burlaban de él un poco más, trató de empujarse a sí
mismo hacia fuera. Lanzó todo su cuerpo en eso, pero había demasiados de ellos, y ellos
no fueron tomados por sorpresa. Ellos lo empujaron hacia atrás y él trató de empujar de
nuevo, esta vez uno de los chicos lo golpeó, un golpe directo al pecho, y como Tariq se
inclinó, más chicos se unieron. Porque una vez que uno de los chicos inicia, es un juego.
Tariq cayó al suelo, recordó a alguien diciéndole que se acurrucara, para protegerse a sí
mismo de esa manera. Se estaban riendo ahora, disfrutándolo, emocionados por ello. Ni
siquiera podía gritar para pedir ayuda, porque los únicos sonidos que podía hacer eran
los que nunca había oído antes, gemidos, reconocimiento gutural del repentino e intenso
dolor, mientras golpeaban y pateaban, riendo sus maricones en él, mientras rompían sus
costillas.

Al otro lado de la calle, alguien lo vio. La mujer detrás del mostrador del restaurante
Tailandés salió corriendo, gritando y agitando una escoba. Los chicos rieron ante esto,
rieron ante su escoba y su inglés chapurreado. Pero luego dos de los ayudantes del
camarero salieron detrás de ella y la oyeron gritar policía. Tariq no vio nada de esto, ni
siquiera los escuchó. Él estaba tratando de mantener su vista al frente, tratando de
acurrucarse más en sí mismo y de escupir la sangre fuera de su boca. Hasta lo que el
sabía, ellos habían estado allí y luego, con una última patada, se habían ido.

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Su padre se detuvo un minuto después. Lo encontró. Lo llevaron a la sala de
emergencia antes de que la policía llegara.

Mientras sangraba sobre el pavimento, piedritas y grava picaban en sus heridas,


sentimos como si nosotros mismos nos estuviéramos desangrando también. A medida
que sus costillas se rompieron, pudimos sentir nuestras costillas rompiéndose. Y a
medida que los pensamientos volvieron a su mente, los recuerdos volvieron a las
nuestras. Esa pérdida de deshumanización de la seguridad. Es algo que todos temíamos y
muchos de nosotros conocíamos de primera mano. No estamos familiarizados con lo que
sucede a continuación con Tariq, la larga curación, la sorprendente preocupación por
parte de algunos (incluyendo a sus padres) y la sorprendente falta de preocupación por
parte de otros (como algunos, pero no todos, de la policía).

Los asaltantes cubrieron muy bien sus rastros, y nunca fueron atrapados. Sabemos
quiénes son, por supuesto. Dos de ellos son perseguidos por lo que hicieron. Tres de
ellos no lo son.

Tariq era perseguido también, aunque prácticamente él era desafiante

—Golpearon la mierda fuera de mí —le decía a la gente y poco después—. Pero ¿sabes
qué? No necesito esa mierda dentro de mí. Me alegro de que se haya ido.

Él no dejará de ir a la ciudad, de bailar. Pero aun así, el temor permanece ahí. Los
moretones. Y luego en el fondo de su mente, sigue allí tal como lo hace en el fondo de
nuestras mentes, las preguntas más insidiosas de todo.

¿Cómo me localizaron? ¿Cómo lo sabían?

¿Que hice mal?

A las personas les gusta decir que ser gay no es como el color de piel, no es algo físico.
Ellos nos dicen que siempre tenemos la opción de esconderlo.

Pero si eso es cierto, ¿por qué siempre nos encuentran?

El odio de Cooper hacia todos los demás (sus padres, la gente en su pueblo, los hombres
con los que habla) es superado solo por su odio a sí mismo. No hay nada que añada
profundidad a la desesperación como la sensación de merecerla. Cooper conduce
alrededor, sin saber qué hacer, sin saber a dónde ir. Apenas nota que se está quedando
sin gasolina. Luego, la luz de advertencia aparece y él casi está agradecido por ello,
porque ahora por lo menos hay una cosa que hacer.

No siempre fue así. Nadie es siempre así. Hubo un tiempo en el que era feliz, un
tiempo en que el mundo se comprometió con él. Atrapando orugas y nombrando cada
una. Soplando las velas de un pastel que su madre había hecho, con veinte amigos de

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quinto grado a su alrededor. Un jonrón en un juego decisivo de la Liga Pequeña que le
hizo sentir como un campeón por semanas. Un deseo de dibujar, de pintar. Encestando
en el almuerzo con los otros chicos.

Pero la escuela secundaria confundió las cosas. No quería hacer más deportes. Los
amigos se alejaron, si no del pueblo, entonces de su mesa de almuerzo. La falta de brillo
comenzó a invadir la parte exterior de su vida, y el ruido empezó a crecer en el interior.
Él pasaba cada vez más y más tiempo en la computadora. Esto no era en realidad una
elección; simplemente era una cosa que siempre estuvo ahí.

Ahora su laptop está muerta en el asiento trasero. Eso en realidad no le molesta.

En otro auto, Avery conduce a Kindling. La tierra alrededor de él es plana, el horizonte


largo. Él trata de no practicar lo que va a decirle a Ryan, porque él no quiere que suene
como una actuación. Todas las citas en las que ha estado antes han sido intentos poco
entusiastas con el chico en el pueblo quien lo ha conocido por un largo tiempo. Ninguno
de los dos estaba seguro de lo que quería, así que trataron de ponerse el uno al otro en
ese vacío. Nunca se celebró y Avery acaba de darse cuenta cinco minutos antes que
Jason:

—No hay daño, no hay falta —había dicho Jason, y esta frase en sí misma había
apuntado a Avery por qué no estaba interesado. Él quería estar con alguien que sabe que
un daño es mucho peor que una falta

Un chico con el pelo azul tendría que saber esto, piensa Avery. O por lo menos hay
una posibilidad de que lo sepa.

Avery está a punto de averiguarlo.

***

Después de un año, Peter y Neil sienten que ya han pasado la fase de descubrimiento.
Pero estamos seguros que ellos continuamente descubrirán que este no es el caso.
Siempre hay algo nuevo que aprender sobre la persona que amas.

Neil no está sorprendido cuando llega a la casa de Peter y lo encuentra todavía con
bóxers, en el piso de su habitación, navegando en un mundo fantástico en su consola de
video juegos.

—Lo siento —dice Peter—. Casi logro que la Ciudad de los Magos firme mi tratado.
Veinte minutos, lo prometo.

Neil tontamente olvidó su tarea, así que fue a la habitación de Peter y en cambio hizo
la tarea de él. Serviría si los juegos de Peter tuvieran cantidades masivas de batallas y
luchas con espadas. Pero por lo que Neil puede decir, es más sobre hacer y romper

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alianzas. En otras palabras, políticos con barba y túnicas. No es lo suyo. Balkan
Bloodbath 12, el juego que trajo ayer, descansa en el suelo.

Peter sabe que a Neil no le importan esos juegos, pero no puede dejar de jugarlos de
todas maneras. Porque una vez que este tratado esté firmado, va a tener permitido viajar
al mundo de las ninfas de agua por primera vez.

Él ni siquiera se da cuenta de lo que Neil está haciendo hasta que termina. Tratado
logrado, se encuentra con que Neil está a la mitad de su tarea de inglés.

—Yo puedo hacer eso —dice Peter. Sabe que le debería gustar cuando Neil hace tarea
por él, pero no le gusta. Sabe que Neil lo hace porque es más fácil para él… y eso es
precisamente por lo que no le gusta.

—Tienes cosas más importantes que hacer —dice Neil—. Me refiero, ¿qué es John
Steinbeck comparado con el destino de la Ciudad de los Magos?

—Me gusta Steinbeck.

—¿Sabes que sería divertido?

—¿Qué?

—Si en tu juego estuvieran debajo del agua.

Peter sabe que Neil va a alguna parte con esto. Alguna broma. Pero él no puede
adivinar qué será.

Se da por vencido y pregunta por qué.

—Porque entonces los magos podrían ser peces y se llamaría la Ciudad de los Magos
con Branquias2.

Peter sonrió.

—Caminé derecho a esa, ¿cierto?

—Más como que nadaste dentro de ella.

A Peter le gustan estas bromas, estas burlas. De verdad, le gustan. Es solo que él no
siempre está de humor para ellas. A veces desea salir con alguien un poco más estúpido,
o al menos alguien que no piense en cada palabra que dice.

Neil no se da cuenta que él ha dado un paso muy inteligente. Él no cambia el tema


porque su sentido le dice que algo está (un poco) mal. En cambio, su innato medidor del
ritmo de la conversación sabe que es tiempo de seguir adelante.

—Panqueques —dice—. Creo que necesitamos panqueques.

2
En inglés: “the Guild of Gilled Wizards”, donde “Guild” y “Gilled” tienen pronunciaciones similares.

27
Ahora, Peter sabe lo que está por venir, y se une. Los dos empiezan a saltar en una
pierna para arriba y para abajo, gritando:

—¡Yo—brinco! ¡Yo—brinco!3

Los dos somos grandiosos idiotas, piensa Peter.

A menudo creemos que la verdadera guía de una relación es la capacidad de dejarnos a


nosotros mismos al desnudo. Pero también hay algo que comentar sobre exhibir tu
plumaje, de encontrar la verdad tanto en lo tonto que en lo grave.

Tu humor es tu brújula y tu escudo. Lo puedes convertir en un arma o puedes agarrar


sus hilos para hacer tu propia manta de algodón de azúcar. No puedes existir en una dieta
de solo humor, pero tampoco puedes existir en una sin este.

Todas las ocurrencias en el mundo no pudieron prevenir a Oscar Wilde de


convertirse en un tonto enfermo de amor. Pero se recuperó al final. Más de uno de
nosotros ha tomado prestado sus últimas palabras, viendo a la distancia y diciendo, "O
bien el tapiz se va o yo lo hago." Incluso hay variaciones: "O bien el alcalde se va o yo lo
hago"; o "Madre, o bien esos zapatos se van o yo lo hago"; o "Cariño, o bien el bigote se va
o yo lo hago." Tal vez no nuestras últimas palabras exactas y tal vez no las últimas palabras
exactas de Oscar Wilde, tampoco. Pero entiendes el punto. Cuando el final se acerque,
van a haber importantes cosas que decir, por supuesto. Pero también va a estar esa última
risa, y la vas a querer.

La risa rara vez dura más que unos pocos segundos, es verdad. Pero que agradables
son esos pocos segundos.

Antes de que Harry y Craig empiecen su beso, son presentados con algunos regalos de
broma.

Los padres de Harry les dan a los dos chicos un bote de Binaca4. Nos reímos cuando
está claro que ninguno de los chicos sabe qué es. ¿Cómo se lo vamos a explicar a ellos?
Hace mucho tiempo, cuando querías tu aliento empapado con menta, tú pondrías uno
de estos tubos delgados metálicos y rociarías un poco en tu boca. Ya sea que estabas
escondiendo alcohol o un olor más general, podrías confiar en esto para cubrirlo. No
sabía a nada natural y si lo hacías antes de besar a alguien, funcionaba mejor si los dos
tomaban una dosis, así podrían sentir el químico juntos. En nuestro arsenal de
subterfugio, era una selección en gran parte inofensiva. Nos divertimos por su presencia
ahora, en la misma manera que la señora y el señor Ramirez se divierten. Después de

3
“I-hop! I-hop”: cadena norteamericana especializada en panqueques.
4
Binaca: productos de higiene bucal, incluidos espray para el aliento.

28
una explicación, Harry y Craig les agradecen, pero ninguno de ellos ocupa el espray.
Ellos están mascando goma de mascar en su lugar.

Su amiga Rachel les muestra que ha decorado un bidel con la cara de un infame
entrevistador de radio. Ellos no tienen permitido usarla durante el beso, pero tal vez
después. Smita saca una bolsa con corazones de San Valentín (no son fáciles de encontrar
cuando no es la temporada) y les muestra que ha llenado toda la bolsa con corazones que
dicen BÉSAME en ellos. Otro amigo, Mykal, ha venido con otra fiesta y a amarrado un
poco de muérdago (también difícil de encontrar cuando no es la temporada) al final de
una caña de pescar, así él puede ponerlo por arriba de sus cabezas mientras se besan.

Finalmente es el turno de Tariq. Él ha puesto las cámaras, se asegura que todo está
posicionado correctamente, por lo que las lámparas que iluminan el patio también
iluminaran a Harry y Craig una vez que caiga la noche. Si el beso funciona, nadie va a
tomar su palabra por ello. Todo tiene que estar documentado, así que Tariq tiene un
ejército de cámaras en orden y una tropa de baterías de refuerzo a la mano. No
solamente el beso será grabado, si no que será transmitido en vivo, así que no podrán
acusarlos de que el beso fue falso o que algún descanso fue editado. Tres de los
profesores del colegio se han ofrecido a tomar turnos como testigos. La Sra. Luna, cabeza
del departamento de matemáticas, empieza.

Pero primero Tariq tiene sus regalos.

El primero requiere que arrastre una bolsa de lona sobre la hierba.

—¿Es eso un cuerpo? —pregunta Harry.

—¿O tal vez solo una cabeza? —se pregunta Craig.

Ellos no están lejos. Con una sonrisa, Tariq levanta un busto de Walt Whitman para
presidir el evento. Luego, para celebrar la ocasión, Tariq recita uno de los poemas de
Whitman:

Nosotros, dos muchachos abrazándonos,


Uno al otro nunca dejándonos,
Arriba y abajo yendo por los caminos, norte y sur, haciendo excursiones,
Gozando con nuestras fuerzas, extendiendo los brazos, cerrando los puños,
Armados y temerarios, comiendo, bebiendo, durmiendo, amando,
No reconocemos más ley que la nuestra, navegando, soldadeando, robando,
amenazando,
Alarmando a los avaros, a los mezquinos, a los sacerdotes, respirando el aire,
bebiendo agua, bailando sobre la hierba o en la orilla del mar,
Convulsionando las ciudades, despreciando las comodidades, burlándonos de los
monumentos, castigando la debilidad,
Cumpliendo nuestra incursión.

Todo el mundo aplaude.

29
Después Tariq abre su segundo regalo; un iPod con exactamente treinta y dos horas,
veinte minutos y diez segundos de música, cada canción elegida y secuenciada con el
mismo cuidado que un DJ lo haría. Todas las canciones favoritas de Harry y Craig están
ahí, así como cientos de otros temas "donados" por amigos.

—Solo díganme cuando apretar el encendido —dice Tariq.

Ellos están a punto de empezar.

***

En otra ciudad en el mismo estado, Cooper se da cuenta de que el tanque lleno de


gasolina solo va a resolver uno de sus problemas, y el menor de ellos.

Él se detiene en el estacionamiento de un Walmart. Saca su teléfono y mira los


nombres en su lista de contactos. Esos que están familiarizados con él, contactos. Gente
con la que él ha tenido contacto. Contacto en clase. Contacto en los pasillos o en el
almuerzo. No amigos. No realmente. No si ser amigo de alguien significa no ser falso. Él
ha sido falso con todos ellos. ¿Hay algunos que vendrían si él lo pide? Seguro. ¿Hay
incluso algunos que escucharían lo sucedido, que se preocuparían por él?
Probablemente. Pero cuando trata de recrear esa escena con cualquiera de ellos, falla por
completo. Esto no ayuda. Solo agrega transeúntes a lo que es esencialmente su carga y su
soledad.

Así que cierra los contactos. Abre una aplicación. Él decide hablar con unos
desconocidos en su lugar.

También hay diez mensajes en su teléfono. Él los ignora.

Avery llega a Kindling y sus nervios aumentan. Él recuerda todo sobre Ryan, pero
realmente no sabe mucho sobre él. ¿Qué pasa si la noche anterior fue una
aberración? ¿Qué si, en la luz del día normal de un día cualquiera, el sentimiento de la
coincidencia se disipa?

Nosotros llamamos a esto esperanza. El temor de que la noche es realmente un


mundo de color rosa y que la mañana será demostrar que las cosas que esperábamos que
estuvieran sucediendo no estuvieran sucediendo realmente, que tu corazón siga adelante
por sí mismo. Y, seamos honestos, una gran parte del tiempo esto era cierto; la fuerza de
la soledad era poderosa, y esto nos cimbró. O la euforia de las horas de helio era lo
suficientemente fuerte como para levantar al reino de la improbabilidad. Al día siguiente,
la fiebre del azúcar había desaparecido. Al día siguiente, había muy poco que decirnos
uno al otro.

Pero a veces (a veces) estaba allí. La magia que habíamos creado se había mantenido.
Tal vez incluso creció en la luz del día. Porque sí podría ser una parte de nuestro día, eso

30
significaba que podría ser una parte de nuestras vidas. Y si pudieras ser una parte de
nuestras vidas, era un valor mágico con muchos riesgos y saltos.

Hemos pasado por esto muchas veces, pero Avery nunca se ha sentido así. Él no sabe
todavía que la duda persiste en torno a la anticipación como cuando las abejas revolotean
alrededor de las flores. El truco es no dejar que la duda te intimide a alejarte. La duda es
un riesgo aceptable para la felicidad.

Contamos los minutos hasta que Avery se detiene en la calzada de Ryan. Contamos
los segundos hasta que Ryan abre la puerta, sale caminando. Porque sabemos que el
mejor antídoto para la duda es la presencia. La magia se desvanece de forma natural con
la distancia. Pero la proximidad; bueno, cuando funciona, la proximidad amplifica la
magia.

El chico de cabello azul sonríe mientras se acerca al chico de cabello rosa. El chico de
cabello rosa sale de su coche, se encuentra con el chico de cabello azul que lo espera.
Dicen sus saludos. Se balancean en un momento incómodo. Luego se tambalean en un
abrazo de bienvenida, un abrazo de reunión, un abrazo de esto-significa-algo.

La anticipación ya no es necesaria porque el momento es ahora.

***

Harry y Craig toman su última oportunidad para ir al baño por las próximas treinta y dos
horas, doce minutos y diez segundos. Las cámaras están listas para empezar. La Sra. Luna
sostiene un cronómetro. Otros amigos se han reunido. Los padres de Harry levantan los
pulgares a los dos chicos.

Es hora

Harry se inclina y le susurra a Craig en el oído.

—Te quiero.

Y Craig se inclina y le susurra a Harry en el oído.

—Yo también te quiero.

Nadie los oye excepto nosotros.

Entonces es aquí. Meses de preparación, semanas de práctica y años de vida les han
llevado hasta este momento.

Se besan.

Harry ha besado a Craig tantas veces, pero esto es diferente a todos los besos que han
tenido antes. Al principio estaban los besos de excitantes citas, los besos para remarcar su
gusto el uno por el otro, los besos que eran a la vez prueba y motor de su deseo. A
continuación los besos más serios, los besos se es-más-serio, seguidos de los besos de un
relación, en su variado paquete, a veces intensos, a veces resignados, a veces juguetones, a

31
veces confusos. Besos que llevaron a extenderse y besos que llevaron a decir adiós. Besos
para marcar el territorio, besos destinados solamente para la privacidad, besos que
duraron horas y besos que se habían ido antes de haber llegado. Besos que decían Yo te
conozco. Besos que declaraban Vuelve a mí. Besos que sabían que no funcionaban. O
por lo menos, besos de Harry sabían que no estaban funcionando. Los besos de Craig
aún creían. Así que tenían que parar. Harry tuvo que decírselo a Craig. Y era malo, pero
no tan malo como temía. Habían construido una amistad bastante fuerte para soportar la
desaparición de los besos. Era perder el equilibrio en un primer momento, con seguridad
sus cuerpos no sabían qué hacer, el magnetismo direccionando el beso seguía ahí, porque
incluso cuando la mente se cierra al romance, a veces hace falta un tiempo para que el
cuerpo reciba el mensaje. Pero lo hicieron mediante eso, y nunca dejaron de abrazarse,
nunca abandonaron el contacto. Entonces Craig tuvo una idea y Harry quería hacerlo.
Suficiente tiempo había pasado cuando comenzaron a besarse de nuevo, la electricidad
había desaparecido, reemplazada por algo más cercano a la arquitectura. Se besaban con
un propósito, pero el propósito no era de ellos; era del beso en sí mismo. Ellos no
usaban el beso para mantener vivo su amor, pero estaban usando su amistad para
mantener vivo el beso. Primero por minutos. Luego por horas. Lo más difícil de besar
durante horas es quedarse despierto. Enfocado. Para conectarse a otra persona, pero para
retraerte por completo en ti mismo. Porque cuando besas a alguien, realmente no se
pueden ver. Se convierten en un borrón. Debes usar el tacto como piedra angular, el
aliento como la conversación. Después de muchos intentos, encontraron su ritmo. Lo
hicieron diez horas un domingo. Eso era todo lo que habían logrado. Y ahora allí
estaban, intentándolo por más del triple del tiempo. Todo para demostrar un punto. Y tal
vez son todas esas horas y tal vez es el punto que está haciendo este beso mucho más
intenso de lo que Harry había pensado que sería. Sus labios se ponen en contacto y
Harry siente una descarga. No se le ve desde el pasado tanto como en el presente. A
pesar de que no es lo que habían planeado, se encuentra pasando su brazo por la cintura
de Craig, se encuentra alineando a Craig un poco más cerca, besándolo un poco más que
en los besos de ensayo. La pequeña multitud los aclama y Harry puede sentir la sonrisa
de Craig bajo su contacto. Puede sentir esa sonrisa en la respiración de Craig, en sus
labios, en su cuerpo. Harry quiere sonreír de vuelta, pero es presa de algo más profundo
que una sonrisa, algo vasto e inarticulado que llena sus pulmones, llena su cabeza. No
tiene idea de lo que le pasa, ni idea de lo que significa todo esto. Creía saber. Lo pensó
muchas veces. Pero, ¿para qué sirve la abstracción cuando se trata de un beso? ¿Para qué
es la planificación? Harry besa a Craig y siente que hay algo más grande que ellos dos del
otro lado del beso. Él no lo ha buscado, no todavía. Pero sabe que está ahí. Y eso es lo
que hace la diferencia de cualquier otro beso que hayan compartido antes.
Inmediatamente, él lo sabe.

Craig todavía está impulsado por el “Te quiero” que Harry le susurró. En eso es lo que
está pensando cuando comienza el beso.

32
Tariq se asegura de que todas las cámaras y computadoras están funcionando. Se asegura
de que la transmisión en vivo está funcionando.

En este momento, Tariq es el único visitante en línea.

***

Nos sentamos. Miramos.

Ryan no invita a Avery a entrar a su casa, y Avery no pregunta por qué.

—¿Hacia dónde vamos? —pregunta Avery una vez que ambos están atados a sus
asientos—. ¿Qué es lo mejor que Kindling tiene para ofrecer?

Ryan se debate. El Café Kindling es fácilmente la mejor idea que puede ofrecer. Pero
debido a eso, la mayor parte de su escuela va a estar allí en un sábado, usando la
conexión wi-fi y pasando el rato. Si lleva a Avery allí se convertirá en una reunión, y él no
quiere que se convierta en una reunión, todavía no.

Entonces solo hay un lugar que puede tener alguna clase de sentido.

—El río —le dice a Avery—. ¿Cómo te sientes acerca de ir al río?

—Me siento muy bien acerca de ir al río —responde Avery.

Exactamente lo que Ryan quiere oír.

Una de las muchas cosas horribles acerca de morir de la forma en la que morimos era la
forma en que nos robaba del mundo exterior y nos atrapaba en el mundo interior. Para
cada uno de nosotros que fue capaz de morir en paz sobre una silla de playa, con una
manta cubriéndonos, mientras el viento agitaba su pelo y el sol calentaba su rostro, había
cientos de nosotros cuya última visión del mundo era de paredes blancas y máquinas de
metal, la burla de una ventana, flores inadecuadas en un jarrón, representantes electos de
los lugares que hemos perdido. Nuestros últimos suspiros eran de aire acondicionado.
Morimos bajo techos.

O se va el papel tapiz o yo lo hago.

Nos hace más agradecidos ahora para con los ríos, más agradecidos por el cielo.

Avery se imaginaba que solo iban a sentarse junto al río y hablar. Pero Ryan tienen planes
más ambiciosos que eso, él llama a su tía y le pregunta si puede aparcar en su patio y
tomar prestada su canoa. Ella dice “Seguro”. Así que en vez de ir junto al río, se dirigen
directamente a él. Es una canoa lo suficientemente grande para dos personas adelante y

33
otra detrás. La corriente no es muy fuerte y el espacio entre las orillas no es muy amplio.
Se dirigen contra la corriente, sin hablar mucho, solo algunos comentarios sobre las casas
que pasan, la forma de las nubes sobre sus cabezas. Luego llegan a un tramo
murmurando, una entrada de poca profundidad.

—Aquí —dice Ryan—. Un punto a la deriva.

Ellos dejan sus remos y Ryan gira su cuerpo por lo que están uno frente al otro.

—Hola —dice él.

—Hola —responde Avery.

—He traído el equipo de pesca, pero es solo, bueno, quiero decir, para los peces.

—Soy vegetariano.

—Yo también.

Una sonrisa.

—Por supuesto que lo eres.

Avery se inclina un poco, extiende sus dedos en el agua. Se siente bien crear una
corriente, aunque sea pequeña. El aire es ligero y el agua es tranquila, los arboles
inclinándose desde la orilla para escuchar las pequeñas olas. El bote se mece suavemente.

—Así que, ¿cuál es tu historia?

Avery lo mira, todavía con la mano en el agua.

—¿Mi historia?

—Sí. Todos tienen al menos una.

Durante unos segundos incómodos, Avery se preocupa de que Ryan piense que es un
mutante, piensa que se está burlando de él y quiere empezar de nuevo. Pero entonces
Avery se da cuenta por la expresión de Ryan que no, no se trata de eso. Ryan está
tratando de crear una conversación y quiere que sea importante. Porque, ¿qué es más
importante que la historia de una persona?

—Puedo empezar yo si quieres —se ofrece Ryan.

—Claro —dice Avery—. Empieza tú. —Porque es un poco más seguro así. Avery no sabe
cómo contar una historia sin contar la historia, y quiere estar seguro de que Ryan
realmente estaba buscando algo importante cuando hizo la pregunta.

—Está bien —dice Ryan—. Aquí va.

Él toma un aliento cariñosamente nervioso y luego exhala el comienzo de su historia,


le cuenta a Avery como nacieron casi todos los de su familia aquí y como casi todos en su

34
familia han estado aquí. Su padre fue la gran excepción. Se fue cuando Ryan tenía tres
años, y Ryan y su mamá se quedaron atrapados casi cinco años después de eso, hasta que
conoció a su padrastro, Don. No es tan malo, como los padrastros suelen ser, pero
tampoco es que Ryan lo hubiera elegido de todas maneras. Él está pasado de moda sobre
lo que los hombres y las mujeres hacen. La madre de Ryan está bien con eso, a ella le
gusta que él sea el jefe. Pero Ryan no está bien con eso. Tuvieron dos hijos juntos,
medias hermanas de Ryan, Dina y Sharon.

—Dina es realmente dulce —dice Ryan—. Y Sharon está creciendo para ser un
monstruo. Solo tiene ocho, pero te das cuenta. Si las cosas no van a su manera, el mundo
tiene que pagar por ello, ¿entiendes?

Avery asiente y Ryan continúa:

—Así que sí. Eso es todo. Crecí aquí y me meto en peleas a veces con mis padres. Mi
tía Caitlin salva mi vida cada día. Bueno, eso es una exageración. Ella me salva la vida
semanalmente. Ella me apoya totalmente en ser gay. Mi madre estaba demasiado perdida
en sí misma para darse cuenta y Don ni siquiera quería verlo, así que lo ignoró. Caitlin
me esperaba para atraparme. Yo tenía otras cosas en qué pensar al principio, con Don y
entonces mis hermanas, y encajando en Kindling. Las Pequeñas Ligas, esa clase de cosas.
Pero eventualmente me di cuenta a quién estaba mirando, y no era a las chicas. Seré
honesto… me asusté. Intenté que me gustaran las chicas. Realmente lo hice.

—¿Qué tan difícil fue para ti? —pregunta Avery, dejando su voz bromear un poco.

Ryan se burla en un suspiro.

—Bueno... salí con Tammy Goodwin por casi un año, en cuarto grado. Muy serio.
Quiero decir, nos compramos animales de peluche en San Valentín. Eso es
prácticamente matrimonio en cuarto grado, ¿no? En la secundaria, sabía quién era. Y
cuando le dije a Caitlin, ella no se sorprendió en lo absoluto. Me llevó al final de este río,
en esta canoa, y hablamos de cosas. Ella no es mucho mayor que yo, está a punto de
cumplir los treinta, y ella ha tenido tanta suerte con los chicos como yo. Ella fue la que
me convenció de no intentar esconderme. Dijo que esconderse nunca funciona. Me dijo
que mi padre pasó tanto tiempo escondido que le fue imposible ser feliz aquí. Él no es
gay, supongo que suena como si él fuera gay. No lo es. Pero no quiso quedarse aquí. Él
nunca quiso quedarse aquí. No fue lo bastante fuerte para decírselo a mi madre hasta que
fue demasiado tarde.

Ryan procede a explicarle que no ha tenido noticias de su padre desde hace mucho.
Solo una llamada de vez en cuando. Ryan lo visitó una vez en California, y fue un
desastre. Ryan tenía doce, pero su padre planeó todo como si tuviera siete.

—Realmente se esforzó, pero de la manera equivocada. Pensó que Disneylandia podía


hacer todo mejor, ¿sabes? Nos quedamos sin cosas que decir bastante rápido. Le mande
un correo cuando me declaré gay y su reacción fue una de las mejores que obtuve. Me
dijo que hiciera lo que quisiera hacer. Pero parte de mi sintió como se hubiera sido fácil

35
para él estar bien con eso porque se había dado por vencido conmigo hace tiempo. De
todos modos, él no actuó como todos los demás.

Ryan se detiene ahora, consiente de sí mismo, del momento en el que se sale de la


historia.

—Dios —dice—. Estoy hablando demasiado.

—No —dice Avery—. Continúa. ¿Cómo reaccionaron todos los demás?

—Bueno, ya sabes. Mamá lloró. Mucho. Don estaba enojado. No conmigo, en


realidad. Pero si con el fabricante, por darle un hijastro defectuoso. Mis hermanas, sin
embargo, lo tomaron bien. También la mayoría de mis amigos. Quiero decir, un par de
ellos se agitaron un poco al principio, algunos chicos se preguntaban si estaba
secretamente enamorado de ellos. Lo que era cierto en un caso, pero no fue a ninguna
parte. Las chicas en general eran geniales, incluso las mojigatas. Bueno, también con una
excepción. Los inevitables rumores comenzaron, y decidí que lo único que podía hacer
era confirmarlos, así que me teñí el cabello y comencé a poner botones LGBT5 en mi
mochila y a hacer ruido sobre empezar una GSA6. Los idiotas en la escuela tenían las
típicas reacciones idiotas. Pero había otro par de chicos gay, así que se unieron. Salí con
un chico, Norris, durante unos dos segundos, que fue el tiempo que nos tomó darnos
cuenta de que lo único que teníamos en común era que éramos gay. Nuestro asesor del
GSA, el Sr. Coolidge, es súper genial y nos consigue un montón de cosas, incluyendo el
baile de anoche. Fue su idea. La graduación gay. Contactamos con todos los grupos GSA
en el área. ¿Es así como te enteraste?

—Un amigo me vinculó a la invitación en Facebook —dice Avery—. Nuestro GSA es


algo escaso.

—Bueno, como sea estabas ahí, me alegro que lo hicieras. Supongo que ese es el
último giro en mi historia, ¿no es así?

Avery piensa que se siente como una responsabilidad, ser parte de la historia de otra
persona. Sabe que Ryan lo dice en broma, no mucho. Sabe que Ryan lo dice para
demostrar que ha terminado con su propia narración, lo que significa que es hora de que
Avery comience. Avery no está seguro de que Ryan forme parte de su propia historia
todavía, pero eso puede ser porque él no siente que cualquier persona pueda ser parte de
su historia hasta que él o ella la escuche y la acepte.

Están a la deriva en el agua, no demasiado, solo un tirón. Avery encuentra su


mente a la deriva en una pequeña parte de la historia de Ryan, un pequeño punto de
comparación. Cuando sale de ese breve pensamiento, se da cuenta de que Ryan lo está
mirando, esperando a ver qué es lo que va a decir a continuación.

5
LGBT: Unión internacional de “Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales”.
6
GSA: organizaciones de Alianza Gay-Heterosexual, del inglés Gay-Straight Alliance

36
—Estaba pensando en ti y tu tía en este bote —explica Avery—. Qué bueno debe haber
sido, hablar aquí. Para mí siempre es un consejo de guerra en la mesa de la cocina.
Nosotros contra el mundo. Dar con un plan.

—Eso suena estresante.

—Sí, pero al menos todos en mi casa están en el mismo lado. Sé lo afortunado que soy
por eso. E infortunado en otras cosas.

—¿Infortunado cómo? —pregunta Ryan.

Y eso es todo. Aquí es donde Avery debe decidir cuánto decir, cuánto dejar entrar a
Ryan. Como todos los demás, Avery considera su mundo interior un lugar aterrador,
enrevesado e inescrutable. Es algo que quieras mostrarle a alguien tu mejor y más limpia
versión. Es completamente distinto a hacerlo consciente de su más profundo daño.

Aquí en la luz del día, ¿Ryan ya se ha dado cuenta? Si lo ha hecho, no parece que le
importe. O tal vez está esperando la parte de Avery.

Suficiente, Avery se dice a sí mismo. Solo habla con él.

La primera frase de la verdad siempre es la más difícil. Cada uno de nosotros tiene una
primera frase y la mayoría de nosotros encontramos la fuerza necesaria para decirla en
voz alta a quien merezca oírla. Lo que esperamos y lo que encontramos es que la segunda
frase es siempre más fácil que la primera, y la tercera es aún más fácil que eso. De
repente, ya estás hablando la verdad en párrafos, en páginas. El miedo, el nerviosismo,
siguen ahí, pero se unen a una nueva confidencia. Todo el tiempo, has usado la primera
frase como cerradura. Pero ahora encontrarás esa llave.

—Yo nací niño en el cuerpo de una chica, —Avery comienza. Luego se detiene, esperando
la reacción de Ryan. La cual es de sorpresa. Sus ojos se abren un poco. Luego se reducen
mientras le da un largo vistazo a Avery, imaginándoselo. Avery se siente como un cuerpo
en exhibición.

O tal vez Ryan solo está esperando por la siguiente frase.

—Continúa —dice él. Su tono es alentador.

—Creo que era obvio para todos desde el principio. Mis padres son muy… liberales,
supongo. Prácticamente hippies. Así que realmente intentaron hacerme parecer normal.
O por lo menos un poco normal. Ahora puedo ver la tensión y lo fácil que hubiera sido
para todos si no hubiera nacido niña. Pero nunca me asusté. Eran todos los demás.
Bueno, no todos. Había algunas personas que eran geniales. Pero había un montón de
personas que no eran geniales. Fui educado en casa mucho tiempo. Hemos vivido en una
gran cantidad de ciudades, tratando de encontrar a los médicos adecuados. Con el

37
tiempo los encontramos, y encontré otros miembros de mi tribu. Sobre todo en línea.
Pero mis padres y yo vamos a las conferencias también. Me pusieron hormonas
temprano, para detenerme de pasar por el tipo equivocado de pubertad. ¿Es DI7? Estoy
seguro que no quieres todos los detalles.

Ryan se inclina hacia Avery, el bote se mece hacia adelante y hacia atrás como él.
Avery se agarra del costado y Ryan pone su mano sobre la de Avery.

—Dime lo que quieras decirme —dice él—. Está bien.

Avery se estremece y puede sentir el estremecimiento viajando a través del bote, a


través del agua, hasta que el agua se vuelve suave otra vez, hasta que siente sus nervios
volverse lo bastante suaves para seguir hablando. Es demasiado, demasiado pronto, pero
ahora que está hablando no puede detenerse. Está hablando acerca de las hormonas y las
cirugías que ha tenido y las que tendrá, y a lo largo de todo eso la única cosa que llena su
cabeza es la pregunta de si Ryan lo está viendo como una chica o como un chico. Ahora
que Ryan sabe, ¿Avery sigue siendo un chico a sus ojos?

Ryan está midiendo sus siguientes palabras con cuidado, de hecho, él ha estado
pensando en ellas, practicando en su cabeza, y Avery ha estado hablando. No lo
culpamos. Sabemos que a veces es difícil recibir la verdad de alguien. No es tan difícil
como decirlo, pero aún es difícil si te preocupas de cómo lo tomarán en respuesta.

Finalmente, dice:

—Me gusta lo que sea que te haga la persona que eres. —Es como algo que su tía
Caitlin le habría dicho, en la época en que imaginaba cosas. Luego, para demostrar que
no cree que esa sea toda la historia de Avery, pregunta—. ¿Tienes hermanos o hermanas?

La conversación continúa y les dejamos tenerla. Observamos desde lejos que el bote
se desvía casi una milla, sin que ninguno de ellos se dé cuenta realmente.

Puedes dar las palabras, pero no puedes tomarlas. Y cuando las palabras se dan y se
reciben, es cuando son compartidas. Recordamos cómo era. Palabras tan reales que eran
casi tangibles. Hay conversaciones que recuerdas, por cierto. Pero más que eso, está la
sensación de conversación. Recordarás que, aún cuando las palabras precisas comienzan
a desdibujarse. Cómo diste, cómo recibiste. Que tan cerca te sentiste de esa otra persona,
que tan extraordinaria era la cercanía. El intercambio de palabras se vuelve tan
importante como las palabras mismas. La sensación se queda contigo, uniéndote con el
mundo.

***

Fue idea de Craig besarse así. Y una media hora haciéndolo y seguía sin entender en qué
estaba pensando.
7
DI: Demasiada Información.

38
Hay demasiadas raíces. Una de ellas corría profundamente y conectaba directamente
con su infancia, con todas esas horas que pasó estudiando minuciosamente el libro de
records Guinness mundiales, soñando que un día estaría en él. Cuanto más extraño fuese
el récord, mejor (la tarta de cereza más grande del mundo o el hombre que podía poner
más pinzas en su boca). Como niño, probablemente omitió la sección de besos.
Demasiado asqueroso.

Entonces está la raíz que corre más cerca, que circula directo donde Tariq está parado
con las cámaras y los monitores de ordenador, cada uno atado a un cable extensible que
ellos habían hecho correr por la escuela secundaria. Craig y Harry no habían sido
realmente amigos de Tariq, no antes de que fuera asaltado. Incluso aunque todos
estuvieran declarados, no se movían en los mismos círculos. Pero cuando Craig y Harry
escucharon que estaba en el hospital, escucharon qué había pasado, sintieron la distancia
evaporarse. Craig se imagina en el día que visitaron su casa, su cuerpo una colección mal
combinada de contusiones, su sonrisa de siempre demasiado dolorosa para usarla. Craig
había llorado ahí mismo en la sala de Tariq, había llorado, y se sentía tan mal por eso.
Tariq le dijo que estaba bien, todo estaba bien, que no lo habían matado. Las costillas
sanan. Los moretones se desvanecen. Pero Craig no podía dejar de llorar, no solo porque
Tariq estaba herido sino porque era tan sin sentido, tan enormemente equivocado. Harry
trató de consolarlo y Tariq dijo más palabras suaves, y Craig quería sentir ira, quería
sentir indignación pura, pero en cambio era la tristeza lo que estaba llenándole, una
tristeza extrema e impotente. Se recuperó entonces, dejó de llorar, dejó a Tariq decirles
lo que él quería decir. Sin embargo, por las próximas semanas, la tristeza no lo soltó. En
la escuela podía distraerse de ella, y con Harry y Tariq podía ocultarlo. Pero cuando
estaba en casa le envolvía. Debido a que su familia no sabía y no podía saber. No lo iban
a golpear. No le romperían las costillas. Él lo sabía. Pero tenían otras formas de
romperle, con silencio y decepción, con desaprobación. Su padre nunca aceptaría quien
era. Nunca. Y su madre estaría de acuerdo con eso. Tenían sus creencias, y esas creencias
eran más fuertes que cualquier creencia que tuvieran en él. Tal vez este era el pozo que
se estaba llenando con su tristeza.

Él sabía lo que era ahogarse en él, sentir la tristeza subiendo hasta el cuello, tu boca,
tus ojos. Durante mucho tiempo pensó que tenía un demonio sobre sus espaldas, le
agobiándolo para que se ahogara más rápido. Al demonio le gustaban los chicos, quería
nada más que besar a un niño. Craig no podía deshacerse de él, no importaba lo mucho
que lo deseara, no importa qué promesas le hiciera a Dios. Luego conoció a Harry y de
repente el demonio se reveló como un amigo. Le ofreció una mano a Craig, lo levantó.
Craig emergió, jadeando, de la tristeza; luego creó una presa para mantenerlo a raya. No
permitió que Harry lo viera, al igual que no permitió que sus padres lo vieran. Tenía que
permanecer dentro de él, contenido. Cuando Harry rompió con él, la presa se deshizo.
Empezó a ahogarse de nuevo, incluso mientras fingía para Harry y sus amigos que sabía
nadar. Smita mantuvo un ojo de cerca sobre él y, a su propia manera, Harry también lo
hizo. Su amistad le ayudó a reconstruir la presa. Todavía tenía su vida dentro de su casa y
su vida fuera de su casa, pero estaba casi acostumbrado a eso. Todo estaba bajo control.

39
Hasta que vio a Tariq después del asalto, y sintió en su corazón que este era su futuro,
que esta vez los demonios estaban tan mal como temía y que iban a ganar.

Odiaba sentirse de esta manera. Odiaba sentirse impotente. Se preguntó qué podía
hacer. ¿Cómo podía valerse por sí mismo? Sabía que la venganza no era una opción. No
iba a localizar a los chicos que habían golpeado a Tariq. No iba a castigarlos. Pero tenía
que haber alguna manera de mostrar al mundo que él era un ser humano, un ser humano
igual.

Pensó en protestas. En gestos. En hacer una vigilancia mundial. Entonces pensó en


récords mundiales y se le ocurrió la idea del beso.

No había nada en la normativa que lo impidiera. Para el libro de los récords


mundiales, un beso era un beso, no importaba quién se estaba besando. Todos los que
consiguieron el récord se preocuparon de que las dos personas estuvieran de pie todo el
tiempo, que no hubiera descansos que los labios estuvieran siempre tocándose.

El único problema era que Craig no podía hacerlo solo y sabía que la única persona
con la que podía hacerlo era Harry.

Harry no tuvo ninguna vacilación. Pensó que era una gran idea. Y cuando Craig y
Harry le dijeron a Tariq al respecto, parecía que le ayudara a ahogarse un poco menos
también. Harry era un soñador, no un planificador, por lo que fue cosa de Craig, Smita y
Tariq descubrir toda la logística. Craig estaba seguro de que había cosas que habían
olvidado y, sin embargo, ahí estaban. Allí estaba él. Besando a Harry. Smita había sido
despiadada en sus bromas (Sin duda, hay formas menos elaboradas para que tú ex vuelva
a besarte). Pero no se trataba de eso. O por lo menos eso es lo que Craig se dijo a sí
mismo. Era Harry porque eran de la misma altura (sin dolor de cuello), porque él y sus
padres lo apoyaban, porque él lo tomó en serio, porque habían entrenado a sus cuerpos y
sus mentes para ello de una manera que solo dos personas que fueran muy cercanas
podían hacer. Los labios de Harry son tan familiares para Craig. Ha memorizado estos
labios. Y, sin embargo, cada vez que estaban juntos era un poco diferente, cada vez había
un pequeño estremecimiento. Estos labios. Los brazos de Harry a su alrededor. Se
compensaban entre sí. Craig podría perderse en esto, si no hubiera la necesidad de
mantenerlo en marcha durante treinta y una horas más, si no hubiera gente mirando, si
fuera acerca de él y Harry, no sobre él, Harry y el mundo. No pienses en ello como
besarlo, dijo Smita. Piensa en ello como estar de pie durante treinta y dos horas con
vuestros labios juntos. Pero ¿cómo no pensar en ello como un beso? Él recuerda la
primera vez que Harry lo besó, inclinándose en el cine mientras los créditos finales
pasaban. La sorpresa de ello. La bienvenida sorpresa. El mundo entero estrechándose a
una intersección de piel y respiración. Entonces expandiéndose, más grande que antes. El
jadeo de un beso. Su cuerpo recuerda eso. Incluso ahora. Incluso aún. Tenían sus
señales (por agua, por el teléfono, para necesitar un abrazo, para cancelar todo). Pero no
hay ninguna señal para lo que está sintiendo Craig. No hay forma en que su mano pueda
tomar la forma de un signo de interrogación. Mira en los ojos de Harry, preguntándose
qué está pensando Harry. Harry lo ve y Craig puede sentir su sonrisa. Pero todavía sigue

40
sin saber lo que eso significa o realmente lo que significa todo esto, excepto por el hecho
de hacerlo.

Hay menos de un centenar de gente mirándolos en línea, en su mayoría los amigos de


Harry y Craig, demasiado perezosos o demasiado lejos para venir a verlo en persona.
Algunos de esos amigos transmiten el enlace a otros amigos. Tienen que ver esto, dicen.
Algunos más la sintonizan.

***

Dos chicos besándose. Ya sabes lo que eso significa.

Para nosotros era un gesto secreto. Secreto porque teníamos miedo. Secreto porque
estábamos avergonzados. Secreto porque era una historia que nadie estaba contando.

Pero el poder que tenía. Ya sea camuflados bajo la apariencia de Tú sé el chico y yo


la chica, o si somos desafiantemente llamados por su nombre, cuando nos besamos,
sabíamos lo poderoso que era. Nuestros besos eran sísmicos. Cuando eran vistos por la
persona equivocada, podrían destruirnos. Cuando eran compartidos con la persona
adecuada, tenían el poder de la confirmación, la fuerza del destino.

Si pones suficientes armarios juntos, tienes el espacio suficiente para una habitación. Si
pones suficientes habitaciones juntas, tienes espacio para una casa. Si pones suficientes
casas juntas, tienes espacio para un pueblo, luego una ciudad, luego una nación, a
continuación, un mundo.

Sabíamos del poder privado de nuestros besos. Luego vino la primera vez que fuimos
testigos, la primera vez que vimos lo que pasó al descubierto. Para algunos de nosotros,
fue antes de que hubiéramos sido besados. Huimos de nuestros pueblos, vinimos a la
ciudad y en las calles vimos dos chicos besándose por primera vez. Y el poder ahora era
el poder de la posibilidad. Con el tiempo, no fue solo en la calle o en los clubes o en las
fiestas a las que nos arrojamos. Fue en el periódico. En la televisión. En las películas.
Cada vez que veíamos a dos chicos besándose así, el poder creció. Y ahora, oh, ahora.
Hay millones de besos para ser vistos, millones de besos a solo un clic de distancia. No
estamos hablando sobre sexo. Estamos hablando acerca de ver a dos chicos que se aman
el uno al otro besándose el uno al otro. Eso tiene mucho más poder que el sexo. E
incluso como mientras se convertía en un lugar común, el poder seguía estando ahí. Cada
vez que dos chicos se besan, se abre el mundo un poco más. Tu mundo. El mundo que
dejamos. El mundo en el que te dejamos.

Este es el poder de un beso:

No tiene el poder de matarte. Pero tiene el poder de traerte a la vida.

41
Nadie está mirando como Peter y Neil se besan. Es solo un beso rápido al salir del
International House of Pancakes, antes de ir a casa. Es un beso almibarado, un beso de
mantequilla. Es un beso con nada que demostrar. No se preocupan de quién pueda ver o
quién pueda pasar. No están pensando en nadie más que en sí mismos e incluso cuando
se siente como un pensamiento tardío. Es solo una parte de quienes son juntos, algo que
hacen.

Caminando por los pasillos de Walmart, Cooper no está pensando en besar. Él se está
desplazándose por su aplicación, charlando con extraños y los besos no están en ninguna
de sus mentes. Entró en la tienda porque estaba harto de la parte interior de su coche, se
sentía estúpido allí sentado en el estacionamiento mientras madres y ancianos desfilaban
frente a él con sus carritos de compras. Ahora pasea mientras su mente se fragmenta en
pantallas, ventanas, torsos y estados y ruegos. La mayoría de los chicos de aquí son más
viejos, algunos mucho mayores que él. Cooper no toma en cuenta a los más viejos, pero
eso todavía le deja mucho donde escoger.

—Hey, Cooper.

Cooper ni siquiera reconoce su nombre al principio. Este tipo le está diciendo todas
las cosas que quiere hacer con su boca y todo lo que Cooper tiene que hacer es escribir
Sí, Wow y Oh, tío al hombre para seguir adelante.

—¿Cooper?

Es la segunda vez que pasa esto, levanta la mirada y ve a esta chica de la escuela, Sloan,
mirándolo extrañamente. Mierda, piensa, empujando el teléfono en el bolsillo.

Sloan se ríe.

—Estabas muy intenso allí. No dejes que te interrumpa.

Cooper se pregunta lo que ella vio. Era solo una pantalla de chat. Sin fotos. Ella no
está lo suficientemente cerca como para haberlo leído, ¿verdad?

—No es nada —murmura.

—Oh, lo sé todo sobre tu vida secreta, Cooper.

Cooper se siente como que se le va a caer algo y ni siquiera está sosteniendo nada.
Sloan se encuentra en algunas de sus clases. A veces están en la misma mesa del
almuerzo. Él nunca la ve fuera de la escuela. ¿Cómo iba a saber nada?

—Eres un policía encubierto de Walmart, ¿no es así? Persiguiendo a adolescentes


delincuentes como yo. Mi delineador de ojos me hace una gran amenaza de robo. Sé el
perfil que hay aquí.

Cooper no sabe qué decir.

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—Tomo tu silencio como señal de complicidad. —Sloan levanta sus manos—.
Comprueba mis bolsillos si es necesario.

¿Por qué ella simplemente no desaparece? El teléfono de Cooper está vibrando como
loco en su bolsillo e imagina que ella puede oírlo cada vez que lo hace.

Ella deja caer las manos. Ha recibido el mensaje de que Cooper no está jugando.

—Pero en serio —dice ella—. ¿Qué estás haciendo?

Él realmente quiere que ella se vaya. Mantiene su respuesta lo más corta posible.

—Compras.

—¿De qué?

—Gasolina.

—¿Gasolina?

Se siente estúpido. ¿Por qué dijo eso?

—Para la parrilla.

—¿Porque se supone mañana hará calor?

—Claro.

Este es el problema de tener una barrera entre tú y todos los demás, los ves, pero ellos
no. Hablan contigo, pero no puedes hablarles de vuelta. Se preocupan por cosas como el
clima y lo que estás comprando, y tú no te preocupas por una sola cosa. Es tan obvio para
ti y es indignante que ellos no entiendan. Simplemente pone de manifiesto que tú eres el
que está defectuoso, tu eres el único que no puede ser normal, eres el que tiene que
sufrir, mientras que todos los demás viven sus mentiras. Lo sabemos. Hemos estado allí.

Si Sloan fuera una amiga, vería que algo andaba mal. Si Sloan fuera una amiga, se
sentiría cómoda preguntando por lo que está mal. Pero Sloan no es una amiga. Ella es
solo una chica que conoce. Un contacto. Su teléfono está fuera de control en el bolsillo.
Sloan le mira divertido. Entonces, finalmente dice:

—Está bien, Sr. Social. Nos vemos el lunes. Buena suerte con la parrilla.

—Te veo el lunes —dice Cooper. Incluso trata de hacer que suene como si estuviera
deseando que llegue. Porque así conseguirá librarse de ella más rápido.

La barrera sigue en pie. Sloan se mueve y Cooper toma el teléfono de su bolsillo.


Estos chicos apenas se habían dado cuenta de que se había ido. Cooper hojea, todavía
tratando de encontrar al hombre que realmente quiere conocer.

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Todos estos hombres y chicos con sus ordenadores, todos estos hombres y chicos con
sus teléfonos. Después de la oleada como una droga de hacer algo aventurero, haciendo
algo que ellos consideran en el borde de algo más. Todos estos hombres y chicos
fragmentándose a sí mismos, esperando que los fragmentos se ensamblen en el otro
extremo. Todos estos hombres y chicos probando esta nueva forma de gratificación.
Todos estos hombres y chicos todavía solitarios cuando la fiebre ha terminado y los
dispositivos están apagados y están solos consigo mismos de nuevo.

Hay un término para esto.

El término es limbo.

Es mejor estar a la deriva en una canoa. Es mejor que te cepillen tu cabello mientras te
soplan en los ojos. Es mejor saber que todo lo que dices importa. Es mejor saber que
todo lo que dices es escuchado.

Ryan le pregunta a Avery sobre el cabello de color rosa.

—Lo sé, extraña elección de color, ¿verdad? Para un chico que nació como una chica
que quiere ser visto como un chico. Pero piensa en ello, simplemente muestra cómo es el
género de injusto. Rosa es de chicas… pero, ¿por qué? ¿Son las chicas más rosas que los
chicos? ¿Son los chicos más azules que las chicas? Es algo que se ha vendido a nosotros,
sobre todo por lo que otras cosas pueden ser vendidas a nosotros. Mi pelo puede ser de
color rosa porque soy un chico. El tuyo puede ser azul porque eres una chica. Si te
liberas de toda la estúpida mierda injusta de la sociedad, te sientes más libre, y si te
sientes libre, puedes ser feliz.

—Mi cabello es azul porque me gusta el azul —dice Ryan.

—Y el mío es de color rosa porque me gusta rosa. Igualmente no tenía intención de


darte un sermón. Simplemente me vuelve loco. Toda la estúpida mierda injusta.

—Te hace querer derribar el mundo.

—A diario.

Estúpida mierda injusta. Sabemos a lo que se refiere Avery y también sabemos que no
sabe todo el peso de su daño, o la desesperación que puede causar. Él no sabe cómo el
simple hecho de ser humano puede significar que él y miles de otros como él morirán,
porque nadie quiere hablar de la enfermedad que los está matando, nadie quiere gastar el
dinero para que no mueran. Estúpida mierda injusta significa que el presidente de los
Estados Unidos puede esperar seis años antes de incluso decir el nombre de la
enfermedad. Estúpida mierda injusta significa que se necesita que una estrella de cine y
un adolescente hemofílico mueran antes de que las personas comiencen a movilizarse,
empiecen a sentir que la enfermedad tiene que ser detenida. Decenas de miles de
personas morirán antes de que los medicamentos se hagan y sean aprobados. Qué

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sensación horrible es la de saber si la enfermedad afectara a los presidentes de la PTA 8 o
a los sacerdotes o a las adolescentes blancas, la epidemia podría haber terminado años
antes, y decenas de miles, si no cientos de miles, de vidas habrían sido salvadas. No
elegimos nuestra identidad, pero fuimos elegidos para morir por ella. Por estúpidas
razones injustas inculcadas por las personas que se negaban a ver lo injustos que eran.
Creemos en una regla de oro, pero también creemos que la gente no puede vivir de
acuerdo a ella. Debido a que son víctimas de las diferencias. Debido a que algunos
utilizan la injusticia deliberadamente para mantener su propio poder.

Nosotros no cargaríamos a Avery con esto. ¿Por qué íbamos hacerlo? Existe la
esperanza de que el mundo vaya a ser menos estúpido, menos injusto, conforme pasa el
tiempo. Lo bueno del progreso del mundo es que tiende a moverse en una dirección y
hasta un tonto que mira a la diferencia entre hace cien años y ahora puede ver cuál es. Se
mueve como una flecha, se siente como un signo de igual.

Mientras tanto, estamos vigilantes. La muerte nos enseña a estar vigilantes.

Avery mira hacia el río, luego mira a Ryan al otro lado del bote.

—Pienso que el mundo desde aquí no es tan mal —dice él—. Este ahora es un mundo
en el que puedo vivir.

Esto es lo que las personas adecuadas pueden hacer. Pueden hacerte ver ese mundo
mejor.

Hay cosas que no están dichas, por supuesto. Ryan se vino abajo con un trastorno
alimentario grave cuando tenía trece años, en el momento que salía, la enfermera de la
escuela le hizo conseguir ayuda. Incluso sus padres no lo saben, porque él hizo jurar a la
enfermera y el consejero no decírselo. Y Avery no es consciente del hecho de que él
nunca ha estado en segunda base en el pasado y la idea del sexo le petrifica. Ryan no
confiará aún en su determinación de irse lejos, muy lejos a la universidad, y de no volver
nunca más a Kindling, ni siquiera para las bodas o funerales. Avery no hará las absurdas
medidas. Fue a lograr gustarle a Freddy Dickson y como salió espectacularmente, se
cortó por primera y única vez en su vida. No todo necesita ser dicho inmediatamente.
Compartir la verdad no es el tipo de regalo que viene en papel de regalo rasgado y listo,
ya está. No, esto es un regalo que debe ser abierto. Es suficiente con empezar a decirla.
Es suficiente con empezar desde el principio y sentir que es un comienzo.

Harry ha estado besando a Craig durante cuarenta y siete minutos y está sorprendido de
lo fácil que es. Estar besando Craig de nuevo, pero sin el drama de ser novios. Es mucho
más cómodo ahora. Mucho menos tenso. Él había sabido todo el tiempo que habían
llegado, que tendrían que hacer esto. Cuando llegaba a su fin (cuando la parte del novio

8
PTA: Parent Teacher Association, Asociación de Padres y Profesores.

45
terminaba) había sido muy cuidadoso en cuanto a la elección de sus palabras. No quería
decir “vamos a ser amigos” o “espero que podamos seguir siendo amigos”, porque eso
hizo que la amistad sonara como un premio de consolación, la cinta azul que miras
mientras que otra persona se marcha con el trofeo. No, lo que dijo fue:

—Creo que tú y yo estaríamos aún más cerca, y que será aún mejor juntos entre sí, si
somos mejores amigos, no novios. —Él sabe que aún lastima a Craig y él sabe que le tomó
aún más tiempo a Craig ajustarse, pero había estado en lo cierto, ¿o no?

Ellos nunca habrían intentado esto si hubiesen sido novios. Ellos nunca habrían
durado lo suficiente para llegar hasta aquí. Y él no hubiera durado incluso cuarenta y
cinco minutos si hubiera querido hacer algo más que un beso con Craig. Tal vez hubo
algo al principio, pero ahora se está estabilizando. Está contento de que Craig no puede
leer su mente, porque sabe que podría haberlo asustado un poco, pero en realidad es un
cumplido. Hay momentos en los que Harry está tan acelerado, tan caliente, que él
dormiría con casi cualquier cosa. Se necesita mucha restricción para darse cuenta del
daño que esto puede hacer y no aventurarse a lugares donde no se debe ir, incluso si
estás acelerado. Claro, él y Craig se divirtieron, pero nunca fue sobre el sexo. Y ahora
Harry tiene que dejar de pensar en sexo, porque su cuerpo está comenzando a...
reaccionar. Así que piensa en otra cosa, sobre si debería pedir un sorbo de agua. Están
permitidos tener algunos, pero solo si es a través de un pitillo y los labios todavía están
pegados. Truculento, pero se puede hacer. El problema es que si bebe ahora, corre el
riesgo de tener que orinar después. Y él realmente quiere evitar eso. Esta es otra de las
reglas: no hay pañales, sin trampas en el departamento de baño. Si tiene que ir, ya sea
que lo saque y haga pis en el pasto o simplemente deja escapar un poco en sus
pantalones. Ninguna de las opciones es realmente atractiva, y el lado sexual está
totalmente fuera de su mente ahora. Craig aprieta sus brazos, sintiendo que está a la
deriva. Buena decisión. Él tiene que centrarse en el beso. No dejar ir el beso. Lo peor
que puede hacer es ir la deriva. Hay gente por todas partes, pero no pueden dar vuelta
para mirar a alguno de ellos. Él tiene que centrarse en Craig. Y tal vez en las personas
sobre el hombro de Craig. Eso es todo. Él ama a Craig, de verdad. Y la razón número
uno por la que no quiere estropear esto es porque él quiere que Craig tenga este logro. Él
quiere hacer esto por Craig. Porque significa más para él. Harry no sabe por qué, tal vez
porque era la idea de Craig o tal vez porque solo necesita más de algo como esto. Sí,
debe ser eso. Craig necesita más algo como esto.

Una pequeña multitud comienza a formarse. La gente que caminaba por la ciudad,
preguntándose qué sucedía en la escuela. Los chicos de la prácticas, algunos sabían que
esto sucedería, pero otros recién se enteran. Mykal organiza a sus amigos y a otras
personas que conoce para hacer correr la voz, para obtener algunos aplausos. Algunas
personas, en su mayoría adultos, son lo suficientemente curiosos para venir y ver, para
luego disgustarse cuando se enteran de lo que es.

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—¿Saben sus padres? —pregunta una mujer que pasea a su caniche—. ¿Cómo pueden
dejar que suceda algo como esto?

—Sus padres están aquí —responde la Sra. Ramirez con fiereza.

La mujer niega con la cabeza y se aleja.

Otras personas, en su mayoría niños, están preguntando cómo pueden ayudar. Están
siendo tomadas muchas fotografías en un montón de teléfonos.

Uno de los niños que pregunta sobre ayudar tiene once años. Su nombre es Max y su
padre lo trajo a ver esto.

Max es una maravilla para nosotros. Él nunca tendrá que declararse porque nunca
tendrá que mantenerlo dentro. Aunque tiene una mamá y un papá, ellos se aseguraron
desde el principio de decirle que no tenía por qué ser una mamá y un papá. Podría ser
una mamá y una mamá, un papá y un papá, solo una mamá o solo un papá. Cuando los
primeros afectos de Max quedaron claros, no lo pensó dos veces sobre ellos. No los ve
como definiéndolo. Es solo una parte de su definición.

¿Qué ve Max cuando mira a Harry y Craig? Ve a dos chicos besándose. Pero no es a
la parte de dos chicos que le da una pausa. Es el beso. Él no puede imaginar que algún
día querrá besar a alguien durante tanto tiempo.

Solo espera, queremos decirle. Solo espera.

Después de los panqueques, Neil y Peter convencen a la madre de Peter para llevarlos a
la Librería Clinton. Hay librerías más cercanas, pero están de humor para un paseo. En
el camino no dicen mucho, pero su relación ha llegado a esa etapa donde el silencio es
cómodo, no amenazante. El silencio solo perjudica cuando hay cosas que no se dicen o
cuando hay temor de que el pozo esté vacío y no haya nada que decir. Tampoco es el
caso aquí. Todavía tienen mucho que decir el uno al otro, pero no cualquier cosa ahora.

En la librería, Neil busca una gran biografía para darle a su padre por su cumpleaños
mientras Peter recorre la sección de Jóvenes Adultos. Es allí donde el teléfono de Peter
vibra y se encuentra con un mensaje de su amigo de debate Simon. Hay un enlace
adjunto.

Peter le da una mirada, luego busca a Neil.

—¿Quieres ver algo impresionante? —pregunta, mostrándole a Neil el mensaje y


haciendo clic en el enlace—. Son dos chicos en Millburn. Están tratando de romper el
récord mundial de besar.

Neil mira en el teléfono.

—¿Conocemos a alguno de ellos?

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—No lo creo. ¿Pero no es genial?

Neil cree que es genial. Pero su mente se ha quedado atascada en algo que no cree
que sea genial en absoluto.

—¿“Hola, hermoso”? —pregunta.

Peter no lo entiende.

—¿Qué?

—Así es como Simon comenzó su texto. "Hola, hermoso.”

—Esa es solo la forma en que Simon habla.

—Solo estoy haciendo una observación.

—Biiiiiiiiieeen.

—No le restes importancia con eso.

—¿Realmente tenemos que tener esta conversación otra vez?

—¿Por qué no me lo dices tú, hermoso?

—Es solo un amigo coqueto. Los dos tenemos amigos coquetos.

—Sí, pero los míos son mujeres.

—¿Clark? ¿Clark es una mujer?

—Clark no es coqueto. Él es demasiado científico para ser coqueto.

—Él piensa que los compañeros de laboratorio deben tener plenos derechos
matrimoniales.

—Lo único que Clark alguna vez ha llamado hermoso en su vida es una ecuación
algebraica.

—Oh, pero a él le encantaría ver cómo su x corresponde a tu y.

—Espera, ¿cómo es esto sobre Clark? Creo recordar que se trata de Simon.

—Simon es inofensivo.

—Simon está llamándote hermoso y enviándote un enlace de dos chicos besándose.

—¿En serio? De todos los lugares a donde ir, ¿vas ahí?

Están hablando un poco demasiado alto. No se dan cuenta del sonriente vendedor
detrás del mostrador. Él sabe de primera mano que cada relación cae en esta ranura en
algún momento.

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Neil no cree realmente que Peter lo engañe. No cree que Peter alguna vez lo
engañaría. Eso no es de lo que se trata. Es sobre el miedo de que Peter vaya a querer
engañarlo, cuando algún día se dé cuenta de que hay alguien mejor por ahí afuera.

Peter es lo suficientemente joven como para no entender realmente esto. Piensa que
Neil está siendo tonto, un poco paranoico. No ha hecho nada malo y se ofende al ser
atacado igualmente.

—Mira —dice—. Creo que tenemos que dar un paso fuera por un segundo. Voy a ir a la
calle y tomar un café. ¿Quieres algo?

Neil niega con la cabeza.

—Bien. Estaré de vuelta en un par de minutos. Espero que sea el tiempo suficiente
para que te des cuenta de que incluso si un millón de chicos me dicen “Oye, hermoso”,
no cambia lo que somos, ni un poco.

—¿Un millón? ¿Quién ha dicho nada sobre un millón?

—Sucede que hay una gran cantidad de personas que utilizan “Oye, hermoso” como
saludo cuando estoy involucrado.

—Bueno, eres hermoso. Te concedo eso. Debe de ser el oye al que me opongo. Es tan
común. Para los caballos, realmente. Y tú eres tan poco común, no hermoso como un
caballo.

Peter se da cuenta de que este último giro en la conversación significa que las cosas
con Neil están yendo mejor, pero ahora que ha mencionado el café, lo quiere. Así que se
dirige afuera, obtiene un café helado con leche, lo bebe en unos tragos (demasiados
malditos cubos de hielo), luego se dirige de nuevo a la librería. Encuentra a Neil todavía
en la sección de Jóvenes Adultos, con los brazos llenos de libros.

—Wow —dice Peter—. ¿Te pondrán a reposar en cama o algo así?

Neil pone los libros sobre una mesa y hace callar a Peter con un dedo en sus labios.

Después coge el primer libro y lo sostiene para que Peter pueda leer el título.

No Había Querido Decirte Esto

Peter se calma. Observa como Neil sostiene los libros uno por uno.

Solo Escucha
Quédate
Eres al Único al que Quiero
Mucho Más Cerca
Donde Quiero Estar
La Diferencia Entre Tú y Yo
Positivamente

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Unidos
Perfectos
Maravilla
Estas Aquí
Donde Pertenezco
Estaré Allí
A lo Largo del Paseo
Nuestro Futuro
Novios en la Realidad
Sigue Aguantando

Cuando termina, Peter sonríe y levanta la mano, haciendo un gesto a Neil para que
espere allí, para que no diga nada. Selecciona dos libros de la sección Adulto Joven, luego
corre a la sección de ficción por un tercero. Todavía está sonriendo cuando regresa con
Neil y muestra sus selecciones, uno por uno.

Haz Una Reverencia


Hasta un Ciego Puede Ver Cuánto Te Quiero
Sigue Aguantando

Peter hace una pila de sus libros y toma una foto de los lomos, se la envía a Neil. Neil
hace lo mismo para Peter. Pusieron algunos de los libros en los estantes y compraron
algunos de ellos. (Los habrían comprado todos si tuvieran el dinero para hacerlo.)

Mientras hacen su camino en las cintas a través de la tienda, mientras atraviesan el


alfabético y el actual y el arcano, recordamos las librerías a las que fuimos, cafeterías y
tiendas de sexo y Barneys y las Piggly Wiggly, todos los pasillos donde comenzamos
relaciones, todas las conversaciones que fueron parte de la conversación global de
nuestro amor.

No es hasta que están en el coche de la madre de Peter que Neil se acuerda de los dos
chicos besándose en Millburn. Con su permiso, toma el teléfono de Peter y cliquea en el
enlace de nuevo.

Ninguno de ellos lo puede creer. Allí mismo, en la localidad próxima a la de ellos, dos
chicos se besan durante horas frente a la escuela secundaria.

—No es tu típico sábado —dice Peter.

—No —está de acuerdo Neil—. No, en absoluto.

Cooper tuvo que salir de Walmart después de que chocó con Sloan, así que ahora está
en un Starbucks un par de pueblos de distancia. Está lleno de gente que es del mismo
tipo que va a su escuela secundaria y viven en su ciudad, pero no son las mismas
personas. Cooper se siente en el anonimato, y le sienta bien.

50
Está hojeando tres aplicaciones diferentes de interconexión, encontrando una gran
cantidad de los mismos tipos en cada una. Cuarenta y siete años de edad que quiere
acercarse. Dieciocho años de edad que busca ligar sin rumbo. Veinte y nueve años de
edad que quiere saber lo que le gusta. Él nunca comienza las conversaciones. Nunca los
escoge. Significan más si vienen a él, porque eso significa que es deseable. Y si es
deseable, tiene el poder de elegir.

Creemos que es demasiado joven para saber esto. Pero lo sabe. Se aprende ahora a
una edad mucho más joven.

Por ahora, ha visto que hay por lo menos una docena de mensajes en su teléfono,
todos de sus padres. La línea de la casa. Cada uno de sus teléfonos celulares. Él no va a
escucharlos y no va a llamar de nuevo. Está negando todo eso. Está en el otro lado de la
barrera. No sabe dónde va a dormir esta noche, pero todavía no es de noche, ¿verdad?
Está seguro de que algunas personas piensan que es la negación, pero no lo es. No le
importa. Para estar en negación, tiene que importarte de alguna manera.

Lo único que siente es el vacío aburrido del plano, plano mundo. Y no hay nadie que
le aburra más que sí mismo. Vuelve a mirar a los hombres en las aplicaciones, y esta vez
uno nuevo ha aparecido. Veintitrés. Caliente. Su nombre de usuario es Antimateria. Sus
estadísticas son las estadísticas correctas. Su única línea de descripción es “Tratando de
encontrar la cepa sensible en el medio de todo el caos.”

Cooper espera por cinco minutos. Quiere que Antimateria entre en contacto con él
primero. Pero es impaciente. Después de cinco minutos, piensa, Bien.

Sigue adelante y hace el primer movimiento.

***

La pregunta, en la mente de Avery, es si se van o no a besar.

Ellos han estado en el barco durante un par de horas hoy. Han hablado, han remado,
han hablado un poco más. A medida que el sol se acerca al horizonte, se hace más
cálido. La canoa es de metal y se está poniendo caliente al tacto. No han traído algo de
beber o comer, y el sol está empezando a hacer que sientan sueño. Avery desea que el
barco fuera lo suficientemente amplio como para que ellos se sentaran uno al lado del
otro. Es mucho más fácil besar cuando estás así.

—Creo que me estoy empezando a cocinar —dice Ryan—. Tal vez deberíamos entrar.

Avery está de acuerdo. Empiezan a remar en serio y Avery se sobresalta por la


satisfacción que siente cuando los remos atraviesan el agua, lo gratificante que es empujar
a través de la resistencia, sentir el esfuerzo en sus brazos. Todavía tiene un largo camino
para estar orgulloso de su cuerpo, pero a veces un movimiento le pondrá al día de la
manera correcta.

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El aire se enfría a medida que avanzan, pero sus cuerpos se mantienen calientes.
Encuentran su tándem y fila en el ritmo. Ni una palabra necesita se dicha.

Cuando llegan al muelle, los dos tienen que limpiar el sudor de sus frentes. Ryan salta
primero y ata la canoa. Entonces él tiende la mano a Avery. A pesar de que es un lío
recalentado, Avery la toma. Ryan le tira al muelle y lo sostiene. Se paran allí, el ruido
metálico de la canoa contra el muelle por la marea ligera.

—Eso fue divertido —dice el chico de pelo azul.

—Lo fue —contesta el chico de pelo rosa.

Estas palabras no son suficientes.

Ryan mantiene la mano de Avery mientras ata la popa. Luego se vuelve a subir y gira
su cuerpo para que estén frente a frente, cara a cara.

—¡Hey! —llama una voz, la tía de Ryan, quien baja de la casa—. ¿Cómo estuvo el río?

Se acerca un poco más, ve cómo se han separado un poco, pero todavía están
tomados de las manos. No están mirándose el uno al otro ahora; están mirándola a ella.

—Entonces, Ryan —dice ella—. ¿Vas a presentarme a tu amigo? Supongo que tienen
sed. Tengo justo la cosa.

Justo la cosa.

Otra hora pasó, y Harry y Craig mantienen el beso. Más personas se reúnen. El Sr.
Nichol, un profesor de ciencias, toma el lugar de la Sra. Luna. Ahora hay dos mil
personas viendo la transmisión en vivo. Tariq le entrega a Harry y a Craig sus teléfonos,
así ellos pueden tuitear y responder a los comentarios sobre la filmación. Ya es algo
mundial. Las personas en Alemania están enviando su apoyo; un chico en Helsinki ha
hecho un cartel que dice "¡VAMOS, BESADORES, VAMOS!" Algunos de los blog
homosexuales estaban reportando lo que está pasando. La palabra se estaba difundiendo.

Harry ama responder a los comentarios. Pero ahora está preocupado de que sus pies
están empezando a doler y solo han pasado cuatro horas. Se inclina sobre Craig y los
sacude. Entonces el sol empieza a golpear, forma una S con la mano, por lo que Smita
vendrá y sostendrá un paraguas sobre su espalda, asegurándose de no ponerse en el
camino de la cámara. (Hay copias de seguridad desde todos los ángulos, pero todos
sienten que es más importante la filmación principal y solo debe ser bloqueada en caso
de emergencia). Él y Craig, ambos están usando calcetines de personas-viejas, para tratar
de mantener la sangre fluyendo en sus pies. Pero el resultado final es que estar de pie
durante mucho tiempo no es como se supone que el cuerpo funcione. Ya sienten como
si estuvieran en un concierto donde solo se puede estar de pie y ha habido siete actos de
apertura.

52
La canción Dream a Little Dream of Me aparece en la lista de reproducción de Tariq,
lo que hace que Harry piense en la película Beautiful Thing, como Tariq sabía sin duda
que lo haría. Harry puede sentir sonreír a Craig debajo de sus labios y sabe que debe
estar compartiendo el mismo pensamiento. Como una confirmación, Harry siente el
dedo de Craig en su espalda, trazando la letra B y luego la T. Ellos empiezan a arrastrar
los pies, bailando lento. Eso se siente bien, el mover sus piernas. Smita da un paso atrás
con el paraguas, Tariq la alcanza y comienza a bailar con ella. El Sr. y la Sra. Ramirez los
imitan también. Otras personas parecen querer participar, pero Rachel, mirando a las
cámaras, les dice que necesitan mantenerse fuera del camino. El oficial de policía que ha
sido asignado para vigilar las cosas le ofrece algo de cinta de precaución, Rachel dice que
podría ser una buena idea, pero pregunta si hay alguna manera de que pueda evitar que
diga precaución. El oficial dice que va a ver lo que puede hacer.

Se siente bien para Harry estar bailando. Lo hace muy feliz ver a sus padres sonriendo
mientras se balanceaban. Quiere cantar, pero sabe que no puede. Sostiene a Craig
ligeramente y se deslizan lentamente en círculo. Los ojos de Craig están cerrados y los de
Harry se abren

Así es como Harry la ve primero.

Craig siente cuando Harry se detiene. Siente cuando Harry tensa su agarre. Él traza un
signo de pregunta en la espalda de Harry. Pero no hay manera de que Harry responda.
Él solo lo besa más cerca, pone su mano en la parte posterior del cuello de Craig,
advirtiéndole que mantenga la concentración, advirtiéndole que no gire.

Luego Craig oye su nombre. La voz de su madre. Su nombre.

Todos nos giramos hacia ella. Es una mujer pequeña, quien hace diez minutos atrás
pensaba que Craig estaba en un campamento de fin de semana. Ella parece más
confundida que molesta y nos gustaría que hubiera una manera para que pudiéramos
explicárselo. Queremos ponerla al lado y decirle todo lo que sabemos, todo lo que
nuestras madres hicieron mal, todo lo que nuestras madres hicieron bien. Tu hijo está
vivo, queremos decirle. Tu hijo vive.

Ella no entiende por qué él no está respondiendo. Ella no entiende porque él sigue
besando a este otro chico a pesar de que está de pie justo detrás de él, diciendo su
nombre

—La señora Meehan me llamó y empezó a hablar conmigo y yo no tenía idea de lo


que estaba hablando...

Craig quiere darse la vuelta. Quiere intentar explicarle. Pero siente la mano de Harry
en la parte de atrás de su cuello. Recuerda por qué está aquí. Ellos ya han avanzado
demasiado. No puede volver a cero.

—Craig.

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La voz de su madre se está quebrando

Es Smita quien da un paso hacia adelante. Deja el paragua y camina hacia la madre de
Craig

—Él no puede decir nada —dice ella—. Ellos tienen que seguir besándose

La madre de Craig conoce a Smita. La conoce de hace mucho tiempo. Smita es la


única cosa que tiene sentido para ella ahora. Es solo que vagamente ella entiende a la
gente, entiende las cámaras.

—¿Que está pasando? —pregunta ella, su voz es la más fina de la fila.

Esta no era la manera que se suponía que se enteraría. Craig siente las lágrimas que
empiezan en sus ojos. Trata de detenerlas. Pero es demasiado. Ellas se escapan por sus
mejillas. Harry lo sostiene. Craig se estremece y Harry presiona su boca más cerca. Esta
no era la manera como se suponía que iba a ser. Había imaginado diciéndoles después.
De alguna manera, había creído que podría haberlo mantenido en secreto hasta que todo
hubiera acabado. Habría tenido este gran logro y entonces podría decirles. Había
imaginado juntándolos en la sala de estar, sus padres y sus hermanos sentándose en el
sofá mientras se paraba frente a ellos y les decía, como cuando era un niño y les había
presentado un espectáculo de un hombre para ellos justo antes de ir a la cama; y lo que
sea que pasara, ellos no serían capaces de quitarle nada, ellos no serían capaces de borrar
todo lo que había hecho.

Pero no estaba pensando en ellos. Sobre lo que sería estar en esa audiencia. Se da
cuenta que con tales golpes, no estaba pensando en ellos en lo absoluto. Pocos de
nosotros lo hicimos. Esta era nuestra revelación. Nuestro evento. ¿Cómo podíamos saber
que ellos tienen derecho a sentir las cosas también? No tenían derecho a negarnos. Pero
ellos tenían todo el derecho a sentir las cosas.

Comprende todo esto en el sonido de su voz. La manera en que dice su nombre.

Los padres de Harry nunca conocieron a los padres de Craig. La madre de Harry se
acerca a la madre de Craig ahora y se presenta a sí misma. Ella y Smita tratan de decirle
lo que está pasando. Le dicen sobre el récord mundial. Le dicen lo que Craig y Harry
están tratando de lograr.

—Pero… no lo entiendo —dice la madre de Craig llorando—. No lo entiendo

Craig no puede soportarlo. Abre sus ojos, mira a Tariq, que tiene lágrimas en sus ojos.
Él hace mimos de escribiendo. Tariq revuelve por un marcador y un papel. Se lo da a
Craig. Todas las cosas que Craig tiene que decir se reducen a lo esencial. Es la cosa que
ni Smita ni la señora Ramirez pueden decir. Es dentro de todo lo que están diciendo,
pero no pueden revelar esto por la madre de Craig, no puede explicar la fundación.

SOY GAY, MAMÁ. SOY GAY

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Craig rota su cuerpo y el de Harry, así él está frente a su madre. Entonces levanta su
letrero temblorosamente. Ve sus ojos cuando ella lo entiende. Luego, rápidamente,
escribe otra señal

NO PUEDO PARAR AHORA. LO SIENTO

No lo siente por ser gay, pero siente infinitamente que esta fuera la forma en que ella
se enterara. O tal vez no se enteró, ella no parece del todo sorprendida por la revelación.
Solo en la forma en que está siendo revelada. Solo en la forma en que está siendo
confirmada. Ella está preguntando a Smita si este es el novio de Craig y Smita, pobre
amiga, no sabe cuál es la mejor respuesta, por lo que va con la verdad y dice que no, eso
no es de lo que se trata. Harry y Craig son amigos. Ellos están besándose para mostrar al
mundo que está bien para dos chicos besarse.

El Sr. Ramirez lleva más de una silla, así la madre de Craig puede sentarse

—Es mucho que procesar —dice él.

En este punto, algunas de nuestras madres se hubieran reído, hubiesen dicho el


eufemismo del año. Otras hubieran dicho Jódete y se irían. Todavía algunas hicieron lo
que la mamá de Craig está haciendo: caer en silencio, caer completamente en el sonido
de sus propios pensamientos, los cuales no pueden ser escuchados por otros. El Sr.
Ramirez trata de agarrar su mano, darle apoyo. La madre de Craig aleja su mano.

Craig se está retorciendo en su lugar, un espectador de uno de los momentos más


importantes en su vida. Harry lo entiende y afloja su agarre. Si tienes que ir, está bien.
Pero, ¿qué puede decir Craig? Y si él lo deja ir ahora, todo esto habrá sido para nada.
Deja el papel y el marcador caer a la hierba. Envuelve sus brazos alrededor de Harry y lo
agarra para un beso real, un verdadero beso. Sus lágrimas corren por sus mejillas, dentro
de sus bocas.

No me sueltes.

La multitud aplaude. Craig y Harry habían olvidado que estaban allí.

Tariq no lo puede soportar. Siente que de alguna manera también es su culpa.

Va justo ahí en frente de la madre de Craig y dice:

—Necesita amarlo. No me importa quién creía que era o qué quiere que él sea,
necesita amarlo exactamente como es, porque su hijo es un humano asombroso. Tiene
que entender eso.

Y la madre de Craig susurra de vuelta.

—Lo sé. Lo sé.

Esta vez es Smita quien toma su mano, ella no se aleja.

—Está bien —dice Smita—. Él está bien. Todo está bien.

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Harry puede sentir a Craig ir más despacio y lo entiende. Toda esa tensión de pronto
es lanzada en sollozos. Harry mantiene su boca sobre la de Craig.

Ellos no rompen el beso.

***

Algunos de nuestros padres estaban siempre a nuestro lado. Algunos de nuestros padres
eligieron desterrarnos en lugar de vernos por quiénes éramos. Y algunos de nuestros
padres, cuando se enteraron de que estábamos enfermos, dejaron de ser los dragones y
se convirtieron en matadragones en su lugar. A veces eso es lo que se necesita, la batalla
final. Pero debería tomar mucho, mucho menos que eso.

Por catorce minutos, ella se sienta en la silla. Mirando a su hijo. Mirando a su hijo besar a
este otro chico. Smita no deja su lado, pero tampoco intenta hablar con ella. Deja que
ella lo asimile. Deja que lo sienta.

Al principio Craig no puede enfrentar a su madre. Él y Harry están de pie para que
ella esté viendo sus perfiles, fuera de sus líneas de visión. Pero eventualmente él la tiene
que ver. Y él desplaza sus ojos alrededor, baila un cuarto de vuelta y mira hacia ella sobre
el hombro de Harry. Sus ojos se encuentran y se mantienen unidos durante unos
segundos en los que Craig se olvida de respirar. Ambos empiezan a llorar de nuevo, pero
no parece tan desesperado como antes, tan devastador.

Existen todos esos momentos en los que crees que no vas a sobrevivir. Y entonces
sobrevives.

Hay tantas cosas que Harry quiere decirle a Craig. Todas las palabras de consuelo que
se reúnen en el interior de la boca pero deben permanecer sin decir. Sabemos cómo se
siente, porque nosotros reunimos esas palabras dentro de nuestras bocas todos los días,
sabiendo lo que sabemos ahora, viendo lo que vemos ahora. Pero Harry puede
sostenerlo. Al menos le puede dar fuerza de esa manera. Y entonces se da cuenta de que
hay otra cosa en que puede hacerlo. Él hace la seña del teléfono y luego, después de que
Tariq le ha dado el suyo, él hace el gesto de teléfono de nuevo y apunta a Craig. Tariq
está confundido, pero Rachel comprende. Ella trae el teléfono de Craig a él y lo abre en
la página de mensajes.

Sobre su hombro, Harry le escribe:

Es mejor así. Todo va a estar bien.

Craig le escribe de regreso:

Creo que lo sé. Pero es difícil.

Harry sabe la respuesta, pero él tiene que preguntar de todos modos:

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¿Quieres parar y hablar con ella?

Craig niega con la cabeza ligeramente, sus labios aún tocándose.

No. Vamos a hacer esto.

Mientras tanto, la madre de Harry ha traído su propio teléfono para mostrarle a la


madre de Craig los miles de comentarios que han dejado en apoyo a Harry y Craig hasta
ahora. Hay cerca de cuatro mil personas que están mirando, animándolos.

—Sé que no me conoce —dice la madre de Harry—, pero definitivamente tenemos algo
en común.

Esta vez, cuando ella ofrece su mano, la madre de Craig la sostiene, aprieta una vez
antes de soltarla.

Es difícil dejar de ver a tu hijo como un hijo y comenzar a verlo como un ser humano.

Es difícil dejar de ver a tus padres como padres y empezar a verlos como seres
humanos.

Es una transición de dos caras, y muy pocas personas lo manejan con gracia.

***

A veces, es más fácil con las tías.

La tía de Ryan, Caitlin, les da a Avery y a Ryan un poco de limonada rosa y unas
galletas de avena y pasas. Incontables veces Ryan se ha sentado aquí, en esta mesa de esta
cocina cuando él sentía que el mundo era demasiado, cuando todo lo que quería era
sentarse dentro de su casa, la cual se sentía más como un hogar. Todos hemos hecho
esto, crear nuestras mezcladas y combinadas familias, nuestras redes caseras de seguridad.
Él piensa que esta mesa fue testigo de gran parte de su angustia. La presencia de la mesa
hace aún más real una parte de la vida de Ryan.

Caitlin es una chica con la que nosotros nos podríamos emparejar, si nos
emparejáramos con chicas. Después de años de tratar de aumentar en el mundo de
seguros corporativos, ahora va por un título de bibliotecaria. Su sentido del humor es
indistinguible del sentido de sí misma. Y su amor por Ryan es un amor incondicional que
él nunca sentirá. Todo lo que ella tiene que hacer es gustar de él y amarlo, y ambas cosas
ella las sabe hacer. Su responsabilidad con él es completamente voluntaria y eso es lo que
importa.

Avery quiere dar una buena impresión y está muy nervioso como para darse cuenta de
que es muy fácil, cuando Caitlin pregunta cómo se conocieron, se dedica a contar la
historia más larga en la historia de la humanidad, diciéndole de todo menos la cantidad
de gasolina que dejó en su tanque después de aquel viaje a su casa en Marigold. A mitad

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del camino él sabe que está hablando mucho pero Ryan y Caitlin no parecen darse
cuenta, así que continúa. Cuando ya termina Caitlin le pregunta:

—¿Y esto hace cuántas semanas fue?

Es Ryan quien sonríe y responde:

—Esto fue ayer en la noche.

—Eso tiene sentido —dice Caitlin—. Para algunas personas desde que empezaste
parecía que se habían conocido hace años. Lo que solo significa que se suponía que se
conocieran antes. Están sintiendo todo ese tiempo en el que debieron conocerse, pero no
lo hacían. Ese tiempo cuenta. Y definitivamente lo pueden sentir.

Avery sabe que debe estar tratando de alejar a Ryan, debería por sí solo conseguir
estar lo suficientemente cerca como para un beso. El tiempo pasa en silencio hasta que
llega el momento en el que se tiene que ir (le prometió a su mamá que llegaría a casa
antes de que oscureciera), pero se está divirtiendo en compañía de la limonada y las
galletitas. Siente que está mal pensar en esto como signos para besarse. Pero es momento.
Ahora.

—¿Quieres ver algunas fotos embarazosas de Ryan vestido de Britney Spears en


Halloween? —le pregunta Caitlin.

¿Cómo podría Avery decir que no?

Mientras tanto Cooper ha estado hablando durante casi una hora con Antimateria. Por lo
que él sabe, Cooper es un estudiante de diecinueve años que estudia en la escuela del
condado local. Se está especializando en finanzas, tiene dos compañeros de cuarto, uno
de los cuales es un borracho. Antimateria no cuestiona eso y dice que acaba de conseguir
su propio espacio y que trabaja como gerente en una cafetería. También es un pintor,
pero no ha hecho mucho dinero con eso hasta ahora. Cooper solía querer ser un pintor y
se encontró a sí mismo diciéndole eso a Antimateria. Este pregunta qué pasó y Cooper
dice que perdió el interés. La historia de mi vida, dice Cooper. Y Antimateria responde:
Tu historia todavía no termina.

Cooper está un poco interesado y un poco aburrido. Para subir la apuesta él le envía
una foto a Antimateria sin camisa y este responde enseguida. Cooper tiene un buen
cuerpo, le pregunta si se podrían encontrar, Antimateria responde que sí, ¿quizá después
de la cena? Cooper se pregunta qué planes tiene Antimateria para la cena, pero no le
pregunta. Dice que estaría bien y sugiere el Starbucks. Antimateria dice que va funcionar
mientras no tengan que beber café. Cooper, quien ya ha tomado tres tazas, está bien con
eso.

Es el momento de la cita. Antimateria dice que probablemente debería ir a hacer


algunas cosas de la vida real.

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—Pero antes de que me vaya… ¿cuál es tu nombre?

—Drake —responde Cooper.

—Hola Drake. Soy Julian.

Cooper no puede evitarlo, le gusta más como Antimateria.

Pero no cancela la cita. Sería tonto cancelarla solo por el nombre.

Cuando estés muerto empezarás a ver los ángulos diferentes que han existido en tu vida,
especialmente aquellos que estuvieron ciegos todo el tiempo como para verlos. Tienes
mucho tiempo para trazar las direcciones de tus mayores y menores errores y para tener
simpatía por los errores de los demás. A veces quedamos indefensos, sí. Pero otras veces
nos quedamos sin corazón. Nos jodemos a nosotros mismos, jodemos a los demás,
decimos palabras que no sabíamos que iban a ser dañinas para otros, decir palabras que
sabíamos que iban a ir justamente en la herida. Incluso después de todo lo que pasamos,
ni la santidad se nos puede garantizar. Cuando entendemos nuestra mierda desde la
distancia, no la hace ser menos real.

Debes entender: éramos como Cooper. O al menos tuvimos momentos en los que
fuimos como Cooper. Al igual que tuvimos momentos en los que fuimos como Neil,
Peter, Harry, Craig, Tariq, Avery, Ryan. Tuvimos momentos en los que fuimos como
cada uno de ustedes.

Así es como lo entendemos. Tuvimos tus defectos. Vestimos tus temores. Cometimos
tus errores.

Seis horas y diez minutos lleva el beso de Harry y Craig, un bloguero popular con el
cabello aún más rosa y brillante que el de Avery, está diciéndole al mundo sobre lo que
Harry y Craig están haciendo.

El número de personas que visitan el beso va de 3.928 a 40.102 en cinco minutos, y


luego de otros cinco ya son 103.039 visitas.

Al mismo tiempo que esto sucede, la madre de Craig se levanta de su silla y se acerca a
él. Ella le pide a Smita si es posible que se quede fuera de cámara, para que el sonido sea
apagado mientras ella habla con su hijo, Smita le pasa el mensaje a Tariq, quien lo hace.

—Necesito volver a casa —dice ella—. Tu padre y tus hermanos pronto volverán y yo
debería estar ahí. —Hace una pausa. Está claro por sus ojos que él está escuchando,
incluso mientras está besando a Harry al mismo tiempo—. Espero que te des cuenta de
que tendré que decirles lo que estás haciendo, si ellos se enteran por otra persona será...
peor. ¿Entiendes?

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Craig quiere decir que sí, sabe que puede hacer que en su voz suene un “uh-hu” por lo
menos, pero no se siente bien, el signo que acordaron para decir que sí es un pulgar hacia
arriba, lo cual también se siente mal.

La madre de Craig toma una profunda respiración. Ella no ha terminado. Luego


exhala y dice en una voz que puede lograr:

—Te amo, Craig, pero también estoy muy enojada contigo. No porque seas gay. Nos
ocuparemos de eso. Pero saberlo de esta manera… no es lo que hubiera querido. Estoy
segura de que tuviste tus razones, y espero que puedas hablarnos de ellas cuando toda
esta... cosa termine.

Otra vez, Craig le da un pulgar hacia arriba. Se siente ridículo.

Su madre suaviza su expresión.

—¿Necesitas algo? —pregunta.

Por un momento el corazón de Craig se siente completamente lleno de poros. No


porque su madre le haya hecho una gran pregunta, sino porque es una pregunta común.
Esta es la mama que él conoce. ¿Necesitas algo? Como si pudiera ir corriendo a
Walgreens o la tienda. Como si nada hubiera cambiado.

No hay manera de que Craig dijera: Necesito convencerte, convencer a Papá, Sam y
Kevin de que todo está bien. Necesito su apoyo tanto como Harry necesita el de sus
padres. Necesito que estés orgullosa de lo que estoy haciendo, porque significaría aún
más para mí si lo hicieras. Necesito que vuelvas. Necesito saber que ninguno de los dos
se irá abajo a causa de esto.

Sus dedos hicieron la señal de “está bien” otra vez.

—Muy bien, entonces —dice ella—. Me iré.

Él quiere que ella venga y lo abrace. O que por lo menos le ponga una mano en el
hombro.

Pero en lugar de eso ella se da la vuelta y comienza a caminar a casa. Harry siente lo
que está pasando, luego comienza a cambiar de posición, así que Craig no tiene que verla
irse. Pero Craig aguanta, firme. Él la ve despedirse de Smita, no de nadie más, ni de los
padres de Harry, solamente de Smita, y entonces da unos pasos hacia la multitud. Todos
ellos están de cara a ellos, mientras ella está de espaldas, caminando hacia la casa. Él mira
cómo se va volviendo cada vez más pequeña en la acera, entonces se va de su línea de
visión. Son como unos diez minutos hasta la casa desde aquí y él está seguro de que el
latido de su corazón va al ritmo de sus pasos, luego pararan.

Es solo después de que ella se ha ido. Solo después de que se la imagina caminando
sola y esa visión la trae más cerca. Desde el primer momento en el que ella llegó se dio
cuenta de cuán grande se había vuelto la multitud. Hay muchas caras desconocidas, así

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como también hay algunos familiares. Alguien comienza a cantar: “¡Harry y Craig! ¡Hasta
el Final! ¡Harry y Craig!” Él sabe que debería estar tomando fuerzas de esto, deberían
seguir por esto. Pero la verdad es que se ha dejado llevar por un rato. Él sigue viendo su
casa, espera a que su mamá vuelva. Es demasiado humano para ver a través del techo o
escuchar la conversación que sus padres tienen en su habitación.

***

Peter y Neil están en la habitación de Peter, viendo la trasmisión en línea.

―¿Era esa tu madre? ―pregunta Peter.

―Creo que sí ―dice―. Ellos lo cortaron muy rápido, es difícil de decir. Pero creo que
lo era.

―¿Crees que lo sabía antes de tiempo?

―Por la forma en que se veía antes, probablemente no. ―Neil puede imaginarse a su
propia madre mirándolo de esa manera y está tratando de no pensar en eso.

―¿Qué tanto crees que duraríamos? ―pregunta Peter.

―¿Teniendo un hijo como Craig? Bastante, creo.

―Ja-ja. Quiero decir besándonos.

―No creo que sean unas treinta y dos horas, pero un par de horas tal vez.

―Aquí. ―Peter lo empuja de su silla del escritorio, lo pone en pie en el medio de la


habitación―. Intentémoslo.

―¿En este momento?

―No hay mejor tiempo como el presente.

Antes de que pueda protestar, Peter lo besa y se queda allí. Durante el primer o
segundo minuto se siente totalmente normal, la gentil presión, las lenguas
correspondientes, las manos trazando espaldas y deslizándose por las caderas. Luego
llega un momento en que llegan al ritmo en el cual generalmente tomarían un respiro.
Sonreír o decir algo, tirar hacia atrás para que los dedos puedan arrastrarse hacia abajo.
Se mueven a través de la pausa, trazando su ardor. Peter mantiene la mano por su
espalda, deslizando sus dedos por debajo de la cintura del pantalón, se apoya en la piel,
allí, el calor. Se mueve en la dirección opuesta, su mano pasando bajo la parte posterior
de la camiseta de Peter, entre los omóplatos. Todavía sabe a café y leche; él sabe a menta
de invierno. La respiración de Peter se atora un poco en sus pulmones. Lo toca en la
nuca, luego se retira lentamente hacia abajo, las uñas rastrillando su piel. Están
hiperconscientes de sus cuerpos, de sus respiraciones. Peter lleva la mano alrededor,
levanta su mano al latido de su corazón. Los minutos pasan. Sus cuerpos se calientan

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mucho más. Su beso es más húmedo. La incipiente barba erizada de Peter se presiona
contra su barbilla. Peter siente el silencio de la habitación, la falta de música. Sus caderas
se presionan una contra la otra. Su respiración se acelera. La ropa interior de Peter crece
con más fuerza. Ninguno de los dos quiere ser el que se aleje. Once minutos. Doce
minutos. Peter pierde el rastro de su respiración, exhala cuando debería inhalar.
Instintivamente, se tira hacia atrás por más aire y el beso se rompe. El momento se
rompe, deja caer los brazos. Se alejan un paso el uno del otro. Miran el reloj.

―Eso fue intenso ―dice Peter, ajustando sus jeans.

―Sí ―dice Neil, limpia un poco de saliva de su barbilla.

Ellos regresan de nuevo a la pantalla, ven a Harry y Craig en su danza.

Peter está a punto de decir algo más, pero su padre lo llama para decir que la cena está
lista, es el momento de bajar.

Avery puede intentar ignorar el reloj, pero es más difícil ignorar el sol. Él y Ryan dijeron
adiós a Caitlin, cada uno dándole un abrazo y un beso en la mejilla. Ya llamó a su casa,
en busca de una extensión. Pero solo tenía una licencia para un poco de tiempo y nunca
ha conducido por la noche en la autopista. Su madre no quiere que su primera vez sea
solo y es difícil discutir con eso. Pero empujaría el atardecer tanto como puediera,
sabiendo que incluso después de la puesta de sol, hay una brecha delante de todo el cielo
que va a la sombra de la noche.

Ryan hace que se estacioné un par de minutos antes de que su casa aparezca.

―Este es un buen lugar ―dice―. No quiero despedirme en frente de mi casa, si sabes


a lo que me refiero.

Avery cree que sabe a lo que a Ryan se refiere, sabe lo que quiere hacer, y de
inmediato todos sus sentidos están alcanzándolo para él. La radio está en volumen bajo,
el tablero de instrumentos brilla tenuemente en la creciente penumbra.

―He tenido un gran momento ―dice porque siente que necesita ser dicho.

―Yo también… ―murmura Ryan.

Y es ahí, el cambio de ese murmullo que marca el giro dentro del coche. De repente
siente que está respirando aire eléctrico y es a través de este aire que Ryan se está
inclinando. Avery también se inclina hacia él, se inclina del todo, y ahí es cuando sus
labios se tocan por primera vez, es la consagración de todo lo que ya han conocido.

Esto es lo que no admitimos sobre primeros besos: una de las cosas más gratificantes de
ellos es que son la prueba, la prueba real, de que la otra persona nos quiere besar.

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Somos deseables. Nosotros deseamos.

Cada beso que importa contiene un reconocimiento en su núcleo.

***

Cooper regresa a Starbucks unos minutos antes de las siete y treinta, solo en caso de que
Antimateria (Julian) llegue temprano. En el intermedio, fue a Subway a cenar. Y ahora
finalmente comprueba sus mensajes. Bueno, el primer mensaje. Lo cual es un error:

“Lo mejor es que traigas tu trasero aquí ahora mismo si sabes lo que es bueno. Te
arrastraré de regreso yo mismo si tengo que…”

Cooper presiona borrar. Luego presiona borrar trece veces más.

Queremos sacudirlo. Queremos decirle lo que hemos aprendido de la experiencia


contundente: mientras que tú tienes que escuchar el primer mensaje, es el más reciente
mensaje el que más importa, el temperamento se puede calmar. La rabia se puede
desgastar. El sentido puede volver.

No estamos diciendo que debería volver. Sabemos que es una decisión difícil. Pero
pensamos que él necesita escuchar el mensaje más reciente antes de que decida.

Todos los mensajes eran de su padre o de su madre. Nadie más había llamado. Ha
llegado al punto en el que Cooper apenas lo nota.

Julian llega cuatro minutos tarde. Él se ve como en la foto de la aplicación. Lo que es


un alivio. Cooper está seguro que la persona y la foto no siempre son las mismas. Desde
que él nunca ha conocido a alguien por internet antes, él no tiene experiencia ni de una
manera ni de la otra. Él sabe que se ve como en su propia foto, solo las palabras son
mentiras.

—Hola —dice Julian. Cooper no puede decir si está nervioso. Nosotros podemos decir
que lo está.

—Hola —dice Cooper de vuelta, casual. Como si el hiciera esto todo el tiempo.

Julian permanece de pie.

—¿Quieres ir a otro lugar? ¿Algún lugar menos Starbucks?

—¿Cómo dónde? —le pregunta Cooper. Sale como un desafío.

—No lo sé. Lo siento… debería haber pensado en eso. ¿Un trago, tal vez? Oh, espera.
Eso no va a funcionar.

—¿Por qué?

—Uhm... ¿tu edad?

—Puede ser que tenga diecinueve, pero todavía puedo tomar.

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—¿Tienes una identificación?

—No. Pero no tenemos que ir a un bar.

—¿Entonces donde…? —empieza Julian. Luego él lo entiende—. No estoy seguro que


debamos ir a mi casa. No… todavía.

—¿Por qué no nos quedamos aquí un rato? No tienes que comprar nada. Iré a
conseguir un café con leche y podemos hablar, ¿de acuerdo?

Así, Cooper se encarga. Y se gana un punto por eso.

Es suficiente, por ahora, para sacar su decepción. Cooper imagina que este chico no es
un sueño y él no es una pesadilla. Es solo más de lo mismo, probablemente mejor de lo
que Cooper cree que merece. Pero al menos está la posibilidad de que la noche pueda ir
un poco más diferente de lo usual.

El sol se retira del cielo y la luz alrededor de Harry y Craig se oscurece. Las lámparas
sobre ellos se encienden y es una luz más fuerte de la que Tariq había imaginado. Si se
mira en el ordenador, Harry y Craig parecen manchas blanqueadas inmersas en sombras.

El club de drama salta en acción. La mayoría de ellos se han quedado después de


ensayo a animar a Harry y Craig. El líder del grupo de tecnología llama a su supervisor
para pedir permiso, luego le da instrucciones a su equipo para que empiecen a poner
extensiones desde la escuela. Tariq es consultado y las luces se obtienen. El equipo
tecnológico trabaja en silencio. Smita expresa su gratitud y ellos casi están avergonzados
por eso. Es una de las reglas del equipo: si eres bueno con ellos, ellos te ayudarán. Si eres
malo con ellos (si los metes en las taquillas, si les pones apodos, si dejas claro que los
menosprecias), entonces ellos te quemarán en la primera oportunidad que tengan y lo
disfrutarán. Harry y Craig siempre habían sido buenos con ellos, por lo que están
colaborando.

En una hora todo el lugar está amañado. Harry está agradecido por la distracción. Sus
pies se sienten como incómodos bloques de cemento, sin importar cuán a menudo los
mueva. También empieza a sentir sus párpados pesados, por lo que hace la seña de una
E y obtiene una bebida energética. Es una operación complicada, besar a Craig y beber
de una pajilla al mismo tiempo. Pero Craig se asegura de que Harry está cubierto y
consigue más que unas cuantas gotas de bebida energética en su boca como resultado.
Casi inmediatamente Harry puede sentir su corazón acelerarse mientras la bebida recorre
su sistema. Estará bien por unas cuantas horas y luego podrá necesitar otra recarga. Por
suerte, su vejiga se está comportando.

Craig está molesto, pero no sorprendido, de que su madre no haya regresado. Esa
debió ser la orden de su padre. Ignorar. Negar.

Él podría escribirle. Podría rogarle que regresara. Podría peguntarle qué sucedía.

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Pero se detuvo. Sus padres tienen que descubrirlo solos. Porque él no es el del
problema, son ellos.

Harry lo siente irse a la deriva. Tira de Craig más cerca. Lo besa como si fuera en
serio. Lo besa para acercarlo.

Las personas animan. Pero no todos. En este punto hay personas en la audiencia que
no sonríen para nada. Su disgusto sería visible para cualquiera a su lado, si las personas al
lado los estuvieran mirando. Pero por ahora son invisibles, excepto para nosotros.
Nosotros los vemos y no tenemos duda de que no permanecerán invisibles. No por
mucho.

La noche continúa.

—No te preocupes por el desorden, —Julian dice mientras gira la llave en la puerta.

Cooper promete que no lo hará. De todas formas apostaría que su habitación está más
desordenada.

Bastante seguro, cuando entra en el apartamento no sabe de lo que habla Julian. Todo
parece en orden. No es un lugar muy grande, pero no es como si hubiera ropa interior
por todas partes o tubos goteando desde el techo. Hay canvas en varios estados de
completado por toda la sala.

Julian ve a Cooper mirando y siente la necesidad de explicar.

—Es la forma en que trabajo. Paso una hora en una cosa, luego cambio a algo más,
luego cambio de nuevo. Usualmente estoy trabajando en al menos veinte pinturas al
mismo tiempo. Mucho déficit atencional, lo sé. Pero lo he intentado de la otra forma y
las pinturas se vuelven cansadas.

Cooper gesticula hacia la pintura en el caballete.

—¿Esa es tu mamá o algo?

Julian se sonroja.

—No. De hecho es Joni Mitchell. La escucho mucho mientras pinto, así que me
imaginé que le devolvería el favor. Aunque no estoy seguro de que apreciaría el gesto.
¿Sabías que ella también es pintora?

Cooper claramente no tenía idea de lo que Julian hablaba y cuando Julian lo notó se
sonrojó aún más.

—Estoy siendo un mal anfitrión —dice—. Aún no te he ofrecido algo para tomar,
Drake. ¿Qué quieres?

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Cooper casi se equivoca con lo de Drake, ha olvidado que ese es su nombre justo
ahora. Pero se recupera rápidamente y pide un Jack con Cola. Él nunca ha bebido con
alguien más, solo con la compañía del gabinete de licor de su padre cuando ellos no
estaban. Jack y Cola es lo primero que se le viene a la mente.

—Tal vez tendrá que ser un Jack con Cola Dietética, —Julian dice—. Déjame
comprobar. —Se va hacia la cocina y grita—: Sí, Cola Dietética.

—¡Está bien! —Cooper responde gritando.

Cooper puede escuchar la máquina de hielo hacer su trabajo, luego el tintineo de los
cubos de hielo al caer en el vaso y la liberación de la botella de Cola dietética cuando se
abra la tapa. Mira algunas de las pinturas y le gustan más de lo que creyó. Julian no es
nada malo. Y hay algo que le gusta sobre la forma en que las pinturas están sin terminar.
Parece más real de ese modo. Las personas están atrapadas entre borradores y estar
completas. Cooper no tiene idea de quiénes son. Pero no lo espera, así que está bien.
Hay uno que parece que podría ser su profesor de inglés del octavo grado. Pero está
seguro de que probablemente no lo es y de todas formas apenas lo recuerda.

Julian regresa con dos vasos con la misma bebida. A Cooper le gusta el saber de la
suya, es el balance exacto, el Jack sabe como caramelo alcohólico con un núcleo de
efervescencia química de la Cola. Julian le pregunta quién es su pintor favorito y Cooper
dice que Picasso porque es el primer pintor en el que puede pensar. Luego Julian le
pregunta su período favorito de Picasso y de lo más hondo de su mente la frase período
azul aparece, así que esa es su respuesta y por la satisfactoria reacción de Julian puede
decir que es una buena.

Julian se va por una tangente sobre como los Impresionistas están sobrevalorados por
la población general, lo que los llevan a ser menospreciados por los esnobs del arte.
Cooper se concentra en su bebida y quiere que Julian deje de hablar sobre Monet porque
no era una aplicación de apreciación del arte donde se conocieron, era una de sexo.
Julian nota que ha perdido a Cooper y anuda las oraciones que dice, luego bebe de su
propia bebida un cuarto vacía.

—Déjame poner algo de música —dice y pregunta si Cooper tiene alguna petición.
Cooper dice que lo que sea está bien por él, luego es impresionado cuando Julian va a su
computadora y pone algo de Arcade Fire.

—Me gustan, —Cooper dice y aunque solo son tres palaras se siente extraño
diciéndolas, como si hubiese regalado algo.

—A mí también, —Julian dice y toma otro trago.

Cooper quiere algo que empiece y quiere que empiece ya. Así que se acerca a Julian.
Muy cerca. Innegablemente cerca. Julian está por empezar una oración, pero el
movimiento de Cooper lo bloquea. Cooper piensa: Esto es lo que buscamos, ¿no? Deja
su vaso abajo, con cuidado de no ponerlo muy cerca de alguna pintura. Es tiempo de

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actuar. Ha visto muchas escenas de chicos haciendo esto, se ha puesto duro por ellos
haciéndolo, se ha venido por ellos haciéndolo. Ahora aquí está. Julian tiene un gran
cuerpo, una linda cara. Cooper quiere ver qué sucederá, quiere ver si esto cambia algo.
Julian baja su propia bebida, pasa su mano por el brazo de Cooper. Cooper sabe que lo
tiene a él, que tiene eso. Se estira y pone su mano a un lado del cuello de Julian. Se
inclina. Y aquí está, ellos presionando sus bocas juntas, presionando sus cuerpos. Cooper
lo quiere tanto, quiere algo y no quiere detenerse a respirar, quiere seguir y seguir. Es
Julian quien se aparta por u segundo, quien pregunta si está bien. Y Cooper dice que sí,
por supuesto que está bien y luego están de nuevo presionados entre sí. Es lo que creía
que sería y no es lo que creía que sería porque Julian es más gentil de lo que imagino que
sería un extraño y cuando Cooper intenta presionar con más fuerza, Julian lo detiene. Es
un ligero desacuerdo y lo juegan como el juego que es. Cooper quiere tirar de él al sofá,
lo quiere en horizontal, pero el sofá está cubierto de pinturas, así que continúa un poco,
luego se aparta y pregunta:

—¿El dormitorio? —Y cuando Julian lo mira sorprendido dice—: No quiero aplastar las
pinturas.

Julian sonríe con eso, toma su mano y llegan a la pequeña habitación, todavía en pie y
besándose, así que Cooper los dirige hacia la cama. Julian ríe y Cooper besa esa risa. Se
va, la risa, y en lugar de eso hay manos explorando; Cooper, al no saber nada mejor, se
mueve fuera de ritmo, va directo por la ingle y Julian lo aparta, lo dirige por arriba de la
cintura, pero Cooper no está satisfecho, Cooper no siente lo que quiere sentir. Se aparta
por unos minutos, se besan con él encima, luego ruedan para besarse con él por debajo,
ingles tocándose ahora, él siente lo que sucede debajo de los pantalones de Julian, luego
ruedan de nuevo para que él pueda quitarse la camiseta y luego quitar la de Julian. Ahora
es piel contra piel, sudor con sudor, y es caliente, es realmente caliente, pero Cooper aún
no siente lo que quiere sentir, aún es vacío para él, se sigue sintiendo vacío, por lo que
besa a Julian con más fuerza, mueve sus manos hacia abajo y Julian susurra:

—Aún no.

Y Cooper siente que ya no puede esperar, va muy lento y él quiere que sea lo
suficientemente rápido como para que no sienta nada más, no piense en nada más,
porque no se supone que así es el sexo, no se supone que debe ser una forma de olvido y
él aún no está ahí, no ahí, y Julian está ralentizando las cosas, calmando las cosas y
Cooper no entiende por qué aún no están desnudos, así que se dirige al cinturón de
Julian, pero Julian se mueve por lo que es imposible soltarlo. Cooper va por los botones
de sus propios pantalones, solo que Julian toma su mano, fuerza a sus manos a ir sobre
su cabeza y a Cooper le gusta el fuerte movimiento de eso, le gusta la fuerza, siente el
vello del pecho de Julian contra su pecho desnudo, jadea involuntariamente cuando
Julian besa su cuello, luego la unión entre su cuello y su hombro, un punto que no sabía
que tenía. Él quiere más, aún más, por lo que se doble para que estén lado a lado, bajo
sus manos, las aparta de las de Julian, empieza lo suficientemente inocente en sus
hombros, pero luego las lleva abajo, abajo y las manos de Julian están ahí de nuevo,
bloqueándolo. Julian dice:

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—Vamos un poco más lento. Solo es la primera cita.

Y Cooper quiere decirle que solo van a tener una primera cita, así que bien podrían
hacerlo del todo, podrían ir debajo de los pantalones. Si esta fuera una porno ya estarían
desnudos, estarían complaciéndose mutuamente. Pero por supuesto no lo dice, no dice
que esta es la única cita que tendrán, no quiere terminar las cosas por completo, quiere
negar que tal vez en alguna parte de su mente esperaba encontrar una novio esta noche
porque todos saben que no vas a una aplicación de sexo para encontrar un novio y de
todas formas Julian nunca querría estar con él porque Julian cree que justo ahora esta
lamiendo el pezón de un estudiante universitario de diecinueve años con dos
compañeros de casa, un estudiante universitario de diecinueve años que tiene su mierda
controlada y Cooper piensa: ¿Dónde está el olvido?, porque ahora incluso su cuerpo está
empezando a separarse y eso es ridículo porque es un chico de diecisiete años y una brisa
puede ponerlo duro y, mientras sigue duro, siente que no va a ir a ninguna parte y ahora
Julian nota que han perdido el ritmo y se aparta, se acuesta sobre una almohada, se
inclina y acaricia el hombro de Cooper, toca la mejilla de Cooper, dice:

—Eres tan adorable.

Y Cooper no quiere ser adorable, no quiere ser una pintura, quiere estar follando
hasta el olvido y sabe, sabe completamente, que Julian no es la persona indicada para el
trabajo. De hecho, el chico adecuado sería alguien a quien no le importara nada él y eso
solo sería peor. Así que este es el final de un camino. Este es un alivio tachado. Julian
pregunta:

—¿Estás bien?

Y Cooper dice que está genial porque ¿qué es una mentira vacía más? Julian lo besa
de nuevo y luego existen así, medio abrazados, Julian tocando su cabello, su pecho.
Respirando suavemente, intentando atraparlos en algo más suave que la vida regular.
Cooper sabe que debería sentirse encantado o al menos relajado. Pero descansando ahí
se siente como hecho de piedra. O no, ni siquiera piedra. Se siente como carne. No piel,
no latido. Solo carne. Julian lo trata como alguien especial, pero Julian no sabe nada
porque Cooper es un pedazo de mierda y Julian descansa ahí, admirándolo.

Cierra sus ojos, siente el toque, pero no ninguna sensación. El tiempo se expande y
luego abre los ojos y mira el reloj y este se contrae. Cooper debió dormir un poco. Julian
debió unírsele. Ahora Cooper está completamente despierto y Julian se mueve a su lado.

—¿Qué hora es?

—Debimos habernos dormido, —Julian dice con una sonrisa. Se levanta, se pone la
camiseta, luego le advierte a Cooper antes de encender la luz—. Creo que deberíamos
terminar la noche, —Julian le dice—. Tengo el primer turno mañana en la mañana, tengo
que levantarme a las cinco y treinta. Así que probablemente debería irme a dormir. O
regresar a dormir, como sería el caso. Déjame llevarte a tu auto. O caminar contigo.

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El pensar en su carro lo deprime. Pero incluso así Cooper no puede creer lo que dice
luego. Incluso mientras las palabras salen de sus labios no puede creer que las esté
diciendo. Se odia a sí mismo profundamente por decirlas. Lo hacen sentir como si
tuviera nueve.

—¿Quizás podría quedarme aquí esta noche? —pregunta.

Julian no lo espera. Mira la camiseta de Cooper arrugada en el suelo.

—No esta vez, ¿bien? —dice—. Sé que suena tonto, pero ese es un gran paso para mí.
Además, me tengo que levantar condenadamente temprano. En otra ocasión.

Las próxima palabras que quieren salir de la boca de Cooper son Puedo dormir en el
sofá. Pero esta vez las logra atrapar, se las traga. Si fuera un mejor mentiroso
probablemente podría inventar una historia para justificar la oración (fiesta salvaje en el
dormitorio, el novio o novia de un compañero quedándose, la sensación del Jack con
Cola golpeándolo demasiado fuerte como para manejar), pero las mentiras son tan
inaccesibles para él como la verdad para Julian.

Cooper se estira por su camiseta y se la pone, luego regresa el cambio que se le salió
del bolsillo mientras Julian y él estaban rodando. Le dice a Julian que no necesita que lo
lleve o lo acompañe a su carro. Le dice que le vendría bien caminar y que no tiene un
inicio tan temprano como Julian. Julian aún no se ha puesto sus zapatos y por esto y
porque Cooper no parece querer la compañía se rinde. Juntos salen del dormitorio hacia
la puerta. Julian lo besa de nuevo, pero Cooper apenas lo siente en este punto. Antes de
que Julian abra la puerta le pide a Cooper su número telefónico. Cooper le da uno falso.

—Espero verte de nuevo. —Julian dice en cuanto se va a ir.

—Sí, gracias, —Cooper replica. Luego sale por la puerta.

Por un momento cuando sale, el aire se siente bien. Pero eso es solo porque no está
pensando en nada más.

Luego empieza a pensar en otras cosas y no se siente bien. El ruido ha vuelto a


reclamarlo de nuevo. El plano y muerto ruido.

***

Vemos mientras Julian lleva los dos vasos a la cocina, los cubos de hielo derretidos. Lo
vemos ponerlos en fregadero, luego se queda por ahí, ambas manos sobre la encimera
preguntándose qué acababa de suceder.

A kilómetros de distancia, Peter y Neil sienten mucha más seguridad. Después de la cena
se esconden en el sótano y se besan por un rato, un intenso intermedio que llega a una
placentera conclusión mutua. Luego entraron en línea y hablaron con amigos, muchos de

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los que seguían viendo el Gran Beso. Finalmente es tiempo de que Neil se vaya a casa, así
que ahora se dan sus usuales buenas noches: Peter en bóxers, Neil en piyamas.

—Podría besarte por horas y seguir de pie —dice Peter.

—Yo igual —dice Neil.

Luego se despiden y se desconectan en un sueño.

Ryan le envía un mensaje de texto de buenas noches a Avery y le pregunta qué hará
mañana. ¿Estaría dispuesto a tener otra salida?

Avery tiene como un millón de cosas que hacer, pero por supuesto dice que está libre.
Completamente libre.

Debería estar flotando por el día, pero una mirada al espejo lo arrastra hasta abajo.
Tiene un espejo de cuerpo completo en su dormitorio, y a menudo es su enemigo. Esta
noche lo mira e intenta ver lo que Ryan ve, y todo lo que obtiene es decepcionante. Ha
trabajado tan duro para cambiar su cuerpo, para hacerlo el cuerpo correcto. Él cree que
es porque nació en el cuerpo incorrecto, pero queremos susurrarle en sus oídos que
muchos de nosotros nacimos en el cuerpo correcto y aun así nos sentíamos como
extraños dentro de ellos, nos sentimos traicionados. Malentendimos completamente
nuestros cuerpos, los reprendimos, los mantuvimos con ideales Olímpicos que eran
profundamente injustos. Detestábamos el cabello en algunas partes y la falta de cabello en
otras. Queríamos que todo fuera más estrecho, más fuerte, más duro, más rápido. Rara
vez reconocíamos nuestra propia belleza a menos que alguien más la reconociera por
nosotros. Pasábamos hambre o nos presionábamos o nos escodíamos o desfilábamos, y
siempre había otro cuerpo que creíamos era mejor que el nuestro. Siempre había algo
mal, la mayoría de veces muchas cosas mal. Cuando estábamos sanos éramos ignorantes.
Nunca podíamos estar contentos en nuestra piel.

Respira, queremos decirle a Avery. Siéntete respirar. Porque eso es tan parte de tu
cuerpo como todo lo demás.

Avery, susurramos, eres una maravilla.

Y lo es. Puede que nunca nos crea, pero lo es.

Son las once de la noche del sábado. Ya que raramente hay algo que hacer los sábados
por la noche en el pueblo de Harry y Craig, muchas personas llegan al terreno de la
secundaria para ver a los dos chicos besándose. Una multitud de fotografías es tomada
con los teléfonos celulares, la conmemoración desechable de estos días y época. A veces
las chicas tienen que callar a sus novios ebrios, los cuales quieren decir algo inapropiado.

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O quizás los novios lo dicen en voz baja y las novias ríen. No todos están aquí para
apoyar. Algunos solo están aquí porque piensan que es un espectáculo de mosntruos.

—Apuesto a que si quiesieramos romper el récord con un beso heterosexual nunca


nos darían la escuela —se queja un chico, como si esta fuera una aspiración en particular
que le hubiesen robado.

—Totalmente —su novia está de acuerdo.

—Esto es una mierda —declara fuertemente otro chico, su voz y confianza amplificados
por la Budweiser que ha consumido.

Tú eres una mierda, quiere decir la chica del club de teatro a su lado.

Eventualmente la multitud se arrala, no hay mucho que ver después de un rato. Se


hace tarde, un poco frío. Las personas regresan a sus carros, algunos para ir a fiestas
nocturnas, pero la mayoría para ir a casa.

Incluso en el equipo de Harry y Craig (así es como se consideran ahora, luego de más
de once horas dedicados a esto) hay un ligero cambio. La mamá de Harry lanza un beso
para Harry y Craig, luego se va a casa a descansar. Ella los verá en la mañana. Rachel
también se dirige a casa, para poder reemplazar a Tariq luego, aunque él está empeñado
en quedarse despierto todo el tiempo. Smita le prometió a su madre que estaría en casa a
la una. Mykal tiene un horario de algunos amigos que están durmiendo justo ahora, pero
que vendrán a mitad de la noche llevando luces y cafeínas.

También es el final del turno del Sr. Nichol. Mientras su reemplazo se acerca,
nosotros no podemos creer lo que nuestros ojos ven.

Mira, mira, nos decimos entre nosotros. ¡Es Tom!

Él es el Sr. Bellamy para sus estudiantes de historia. Pero es Tom para nosotros.
¡Tom! Es bueno verlo. Tan maravilloso verlo. Tom es uno de nosotros. Tom pasó por
todo con nosotros. Tom lo logró. Él estuvo en el hospital con tantos de nosotros, el
arcángel de San Vincent, nuestra versión más saludable, estimulando a los doctores y
llamando a las enfermeras y tomando nuestras manos y tomando las manos de nuestros
compañeros, nuestros parientes, nuestras pequeñas hermanas; cualquiera que tuviera una
mano por ser tomada. Él tuvo que ver a tantos de nosotros morir, tuvo que despedirse
tantas veces. Afuera de nuestras habitaciones se podría poner enfadado, molesto,
desesperado. Pero cuando estaba con nosotros era como si fuera energetizado solamente
por un motor de gracia. Incuso las personas que nos amaban dudaban del primer
contacto, más de la sorpresa por nuestro desvanecimiento, de la extrañeza de cómo
estábamos idos y presetes, no quienes éramos sino quienes aún éramos. Tom se
acostumbró a eso. Primero por Dennis, la forma en que él se quedó con Dennis hasta el
final. Se pudo haber ido después de eso, después de que Dennis se fue. No lo
hubiésemos culpado. Pero se quedó. Cuando sus amigos enfermaron, él estaba ahí. Y
para aquellos de nosotros que nunca antes había conocido, él siempre era una sonrisa en

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la sala, siempre un toque en el hombro, un leve flirteo que necesitábamos. Debieron
hacerle enfermero. Debieron hacerle alcalde. Él perdió años de su vida con nosotros,
aunque esa no es la historia que él contaría. Él diría que ganó. Y diría que tuvo suerte
porque cuando cayó en eso, cuando su sangre se tornó en su contra, fue un poco después
y el coctél empezaba a funcionar. Así que vivió. Él logró llegar a un diferente tipo de
después que nosotros. Aún es un después. Cada día para él se siente como un después.
Porque está aquí. Está vivo.

Un profesor de historia. Un muy abierto profesor de historia. El tipo de profesor de


historia que nunca hubiésemos tenido. Pero esto es lo que hace el perder a la mayoría de
tus amigos: te quita el miedo. Cualquier cosa que amenaza a alguien, cualquier cosa por
la que las personas se ofenden, no importa porque ya has sobrevivido algo mucho,
mucho peor. De hecho, sigues sobreviviendo. Sobrevives cada sagrado día.

Tiene sentido que Tom esté aquí. No sería lo mismo sin él.

Y tiene sentido que tomara el turno más difícil. La vigilancia nocturna.

El Sr. Nichol le pasa el cronómetro. Tom camina y saluda a Harry y Craig. Él ha


estado mirando la transmición, pero es aún más poderoso ver a los chicos en persona. Él
gesticula hacia ellos, como un rabino o un cura ofreciendo una bendición.

—Continúen —dice—. Lo están haciendo genial.

La Sra. Archer, la vecina de Harry, trae café y le ofrece una taza a Tom. Él la toma
agradecido.

Quiere estar completamente despierto para todo esto.

De vez en cuando mira el cielo.

Llegamos a la medianoche. Tariq no puede seguir todos los comentarios. Incluso con
Harry y Craig también contestando con sus teléfonos, hay demasiadas personas para
agradecer uno por uno. Tariq había pensado que disminuiría conforme se hiciera más
tarde, cuando las personas empezaban a irse a dormir. Pero él no había contado con que
se volviera global. Mientras las personas se iban a dormir en Nueva Jersey, otras se
despertaban en Alemania. Australia ya iba para la tarde. Tokio también. Por el bloguero
de cabello rosa y todos los otros mensajes que se han reproducido, la palabra ha sido
pasada y pasada y pasada. Rachel arma una página en Facebook y ya tiene cincuenta mil
fans.

Tariq intercambia mensajes con alguien del sitio que está con la trasmisión, se asegura
de que hay suficiente conexión, cuando escucha un motor rugir detrás de él, como un
camión pasar.

Hay un grito:

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—¡MARIIIIIIIIIIIIIIIIIIICAS! ¡SUCIOS MARICAS!

Luego risa y aplausos salen del carro que hace el ruido. Todos se giran y el carro
rueda por el estacionamiento, da un giro para otra vuelta.

—¡NO SON NADA MÁS QUE MARICAS!

Por las luces es difícil ver más allá de su círculo, difícil ver algo más que las luces
delanteras y una borrosa cabeza saliendo por la ventana del acompañante. Tariq siente
que se congela. Sabe que estos chicos no van a salir del auto, no van a venir con todas
esas cámaras y el oficial de policía y tantos testigos. Pero aun así, su instinto es miedo.

Harry y Craig también lo escuchan. Craig se tensa con el sonido y Harry está tanto
asombrado como molesto. Se niega a tomarse en serio las mierdas de un borracho. Él
mira mientras el oficial de policía se aleja sin entusiasmo un par de pasos de la zona
protegida con cinta de seguridad, intenta ver mejor el carro. Pero ya está acelerando para
alejarse, su punto claro. El padre de Harry le pregunta a Tariq y a Smita si saben quién
era, si eran chicos de la ecuela. Pero ninguno los conoce. Mykal hace preguntas.

Harry hace una M para música, luego le indica a Tariq que suba el volumen. Tariq ha
planeado bien su lista de reproducción, no hay baladas a esta hora de la noche. En lugar
de eso es todo de Lady Gaga, Pink, Kylie, Madonne, Whitney, Beyoncé… las Mujeres
Fatales de los gay, esto para apartarte del sueño y que te lleven a bailar. Tariq ha
encontrado una mezcla de Express yourself/Born this Way y le sube el volumen, Harry
convence a Craig de que baile con él. Si van a ser maricas, van a ser maricas bailando.
Maricas bailando y besando.

El pulso de Tariq todavía corre, pero él deja que la música lo tranquilice, lo aleje de lo
que acaba de suceder. Empieza a balancearse, muestra algunos movimientos, imagina que
este es su club, su espacio, su dominio. Smita se une también e incluso el Sr. Bellamy
empieza a bailar en una forma de adultos. Tariq no puede creerlo cuando el Sr. Ramirez
y la Sra. Archer, la vecina que trajó el café, empiezan a cantar. Ellos probablemente sepan
las canciones por Glee, ¿quién sabe? El oficial de policía de turno es el único que no se
une, pero Tariq está bastante seguro que hay algo de Zeppelin luego en su mezcla para él.

Es loco, Harry está completamente consciente de nuevo. ¿Está completamente


cansado de besar a Craig? Oh, totalmente. Ambos han estado cansados de eso desde
hace unas horas en este punto. Pero ese es el reto, pasarlo todo. Si corres un maratón, no
se espera que encuentres placer en cada paso. La música está ayudando, recordándole
que el tiempo luego de la medianoche puede usarse para algo más que dormir.

Él siente que algo golpea su espalda y al inicio no entiende lo que es. Casi podría ser la
mano de Craig marcando el ritmo. Pero luego un segundo huevo le da contra el lado de
la cabeza. Lo escucha romperse junto a su oreja. Siente la sorpresa, la clara. Otro golpea
su pierna. Su instinto es apartarse, girarse. Pero por suerte Craig está ahí, justo ahí, para
estirar su mano y protegerlo, para estirar su mano y recordarle a Harry dónde está. La
yema empieza a bajar por su rostro, por su cuello. Craig intenta limpiarlo mientras el

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padre de Harry grita algo y se va corriendo hacia la oscuridad más allá de las luces. El
oficial de policía ahora está alerta, habla por su radio. Smita se apresura con una toalla
para que Craig pueda limpiar el huevo del rostro de Harry. (Nadie más está autorizado a
tocarlos, podría ser considerando como “apuntalamiento”.) Tariq se congeló por un
segundo, mirando en la dirección en que el Sr. Ramirez se fue, preguntandose qué
debería hacer. Mira su computadora y los comentarios están locos, todos preguntan
“¿Qué fue eso? ¿Qué sucede?” Así que ahora tiene algo que hacer y estúpidamente se
encuentra gritándole a Harry y Craig:

—¡Sigan besándose!

Porque eso es lo que él necesita ver ahora mismo, eso es lo que todos necesitan ver.
Pero Harry está temblando. No puede evitarlo… está temblando. No puede creer lo que
pasó y sabe que no debería estar avergonzado, pero lo está. Se siente reducido,
ridiculizado. Por idiotas. Él puede oler el huevo, olerlo en su piel. Aunque Smita está
mojando la toalla con botellas de agua para que Craig pueda quitarlo todo, él todavía lo
siente en su piel, la sorpresa del impacto.

Su padre regresa con las manos vacías, dice algo al oficial de la policía. No hay forma
de saber quién fue. Se fueron corriendo a pie. Pudieron haber ido en cualquier
dirección. El Sr. Ramirez piensa que fue más de uno. Pero era difícil saberlo en la
oscuridad.

Criag siente a Harry estremecerse. Él acerca a Harry, siente la mancha de huevo en la


espalda de Harry. Craig hace una R con su mano (ropa) y señala a Harry. El Sr. Bellamy
entiende y le ofrece a Harry su sudadera con capucha. Harry tiembla con más fuerza
ahora y Craig tiene que sostener su cabeza para asegurarse de que no tiemble lejos de él.
Harry estira su brazo para que Craig pueda ayudarlo a ponerse la sudadera, un brazo a la
vez. Se siente extraño vestirse de esta forma, pero está agradecido por la calidez.

Se acabó, se dice a sí mismo.

Pero no se ha acabado. Aún no. Porque ahora hay voces en la oscuridad. Voces que
se acercan. Y puntos de luz de las linternas. Son las 12:23 a.m. y las personas están
llegando, vienen a ayudar. Vieron lo que pasó y no pueden quedarse en sus casas. No
solo los amigos de Harry y Craig. También amigos de sus padres. Jim del equipo
tecnológico se ha apresurado con más luces de su sótano. Tiene que haber por lo menos
una docena de personas. Luego más de una docena. La mamá de Smita está aquí. Dos
oficiales de policía más. Y un hombre que Harry nunca antes había visto camina directo
hacia el Sr. Bellamy diciendo:

—Me quedo justo aquí contigo. —Ellos llevan anillos a juego.

El sitio se convierte en una colmena de actividad. Jim pone más luces para que el
campo se vea más claramente. Y donde las personas observaban, lo hacían en grupos de
conversación, ahora es una línea, una pared, entre Harry y Craig y el mundo exterior. Los
protege.

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Todo el tiempo, la música no se ha detenido. Can’t Get You Out of my Head resuena
en el aire. Harry siente a Craig ponerse alerta por algo. Mira al lado y ve dos figuras
acercándose.

La mamá de Craig. Su hermano mayor, Sam, un estudiante de último año de la


secundaria.

Se dirigen directos hacia Craig y la madre de Craig pregunta si está bien.

Él asiente ligeramente.

—Sam estaba mirando y vino a nosotros.

Nosotros. Craig escucha el nosotros y al inicio no lo entiende. Luego su padre y su


otro hermano, Kevin, están ahí también.

—Estacioné el auto —dice el padre de Craig—. Tu mamá no pudo esperar.

Golpea a Craig completamente: él está, justo ahora, besando a Harry frente a su


padre. Su mente no puede acostumbrarse a esto. Para nada.

El papá de Harry se acerca para presentarse ante el padre de Craig y sus hermanos y
también, más sutilmente, para asegurarse que no terminen bloqueando las cámaras. Craig
puede ver a su padre examinar al papá de Harry; por su parte, el papá de Harry intenta
dar una buena impresión.

Kevin, un estudiante de sétimo nivel, parece no entender por qué fue despertado para
esto. Aunque Sam se queda mirando a Craig. Diez minutos atrás, si le hubiesen dicho a
Craig que Sam había estado en el carro con los chicos gritando “¡MARICAS!”, él no
habría estado tan sorprendido. Pero ahora tiene que aceptar que la mirada de su
hermano es más complicada que eso. No es la mirada mortal de un hermano mayor. Él
probablemente solo intenta entender la situación en la que Craig está.

—No nos quedaremos mucho —dice el papá de Craig.

—Pero acabamos de llegar —lloriquea Kevin.

—Es tarde. Queríamos asegurarnos que está bien y lo está.

Craig puede sentir a su padre mantener la distancia, pero aun así, está más cerca de lo
que Craig pensó que estaría. Se pregunta lo que su madre le dijo, cómo lo explicó.

—Yo me quedaré —menciona Sam.

El padre de Craig no se ve feliz con esto.

—Es más de medianoche —entona—. Vendrás a casa.

Sam sonríe malvadamente y dice:

—Pero Craig puede quedarse…

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Craig puede sentir el temblor de la risa de Harry por esta frase.

Aunque el padre de Craig no lo encuentra gracioso.

—No me presiones —dice—. Esto es tan lejos como puedo llegar.

Craig puede ver a Sam considerándolo. Él intenta usar sus ojos para implorarle a su
hermano: Solo vete. No es como si Sam lo hubiese escuchado antes.

La mamá de Craig se interpone.

—Todos podemos regresar mañana —dice, guía a Sam en dirección al auto.

—¡Estaremos aquí! —dice el papá de Harry, quizás un poco muy alegre.

La mamá de Craig va hacia la pared de observadores que se ha formado. Cuando se


gira hacia Craig es difícil leer la expresión en su rostro. O quizás eso es lo que está
expresando: una completa falta de definición.

Craig señala hacia el estacionamiento y luego indica que está bien. Así que ella sabe
que está bien que se vaya. Aunque nadie le preguntó a él.

Tan rápido como aparecieron, su familia se dirige a casa.

Los dos aún tienen veintitrés horas por delante.

Harry todavía puede oler el huevo en su piel.

A las dos de la mañana, Cooper se despierta en el asiento trasero de su propio auto. Su


cuerpo está en alguna dolorosa postura. El cinturón de seguridad se está clavando en su
espalda. Ve su reloj y se siente decepcionado por la hora, él quiere que sean las cinco o
las seis o el olvido. Nunca antes ha dormido en su auto y no sabe por cuánto tiempo
podrá hacerlo. Si esta es su vida ahora, si esto es en lo que se ha transformado, eso es aún
más patético de lo que era antes. Debió haberse llevado ropa consigo. Debió haber
llevado comida. Ni siquiera hay voces en su cabeza diciéndole esto, sería mucho más fácil
si hubiera voces porque eso bien podía ser una conversación. Pero esas son cosas que él
sabe y ninguna voz necesita molestarse en decirlas. Podría intentar distraerse a sí mismo
con su teléfono, pero la batería está baja y el auto necesita estar en marcha para cargarlo.
También él está cansado de su teléfono. Cansado de los hombres y los chicos. Cansado
de todos los que esperan ser excitados que se han convertido en esas personas de una
sola mentalidad que viven en un solo camino de un minuto al siguiente. ¿Y a dónde lleva
ese camino? Hombres y chicos alrededor de los Estados Unidos se liberan y ni uno se
preocupa por Cooper. Sí, si ellos leen sobre él en el periódico, estarían tristes. Pero
Cooper no cree que ellos sepan que es él, el chico con el que chateaban la noche
anterior.

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Cooper no cree que mañana vaya a ser mejor. O cualquier mañana. No realmente.
Queremos decirle que está equivocado en cientos de formas distintas. ¿Pero quiénes
somos nosotros? Incluso si pudiéramos hablar, incluso si pudiéramos golpear su
ventanilla y hacerlo bajar del coche, él nunca creería en lo que le quisiéramos decir, no
comparado con lo que cree de sí mismo o del mundo.

Su mente está ardiendo justo ahora y pasarán horas hasta que se enfríe lo suficiente
como para que pueda dormir. Está enojado con su padre, enojado con su madre, pero
principalmente resignado a sentir que eso era inevitable, que él había nacido para ser un
chico que debía dormir en su coche, que no había manera de pasar la secundaria sin ser
atrapado. Él siente que ha sido agriado por sus propios deseos, malgastado por sus
impulsos. Se odia a sí mismo y esa es la llama que pone su mente en llamas.

Está demasiado cansado para hacer nada acerca de eso. Demasiado cansado para
encender el auto y cargar el móvil. Demasiado cansado para buscar un sitio mejor.
Demasiado cansado para huir a algún sitio. Demasiado cansado para terminar con todo
eso. Por lo que se queda en el asiento trasero, contorneándose pero nunca logrando estar
cómodo. Incapaz de dormir. Incapaz de vivir. Incapaz de irse.

Nosotros nos despertábamos a la mitad de la noche. A veces con tubos en nuestras


gargantas. A veces conectados a máquinas que parecían más vivas que nosotros. A veces
la oscuridad se entremezclaba con la luz. A veces soñábamos que estábamos en casa y
que nuestra madre estaba en la habitación de al lado. No conocíamos la habitación en la
que nos despertábamos o la conocíamos muy bien. La última parada. El destino final. Y
estábamos ahí, atrapados en esas interminables e implacables horas. Sin poder dormir.
Sin poder vivir. Sin poder irnos.

El mundo está muy silencioso ahora. Nunca está silencioso, pero puede estarlo aún más.
Somos criaturas extrañas al encontrar el silencio pacífico, cuando el silencio permanente
es lo que más tememos. La noche no es eso. La noche aún murmulla, aún cruje y susurra
y se estremece su garganta. No es la oscuridad a la que le tememos, sino a nuestra
impotencia en ella. Qué misericordioso es que se nos hayan concedido los otros sentidos.

Hay muy pocas luces encendidas en este pueblo a las cuatro de la mañana. La mayoría
de las que estaban encendidas han sido por accidente. Hay uno o dos lectores nocturnos,
uno o dos vagabundos, uno o dos trabajadores nocturnos se pueden encontrar. Pero la
mayoría están durmiendo.

Nosotros somos los que estamos despiertos.

Excepto en el campo de la escuela local. Ahí, dos chicos se siguen besando. Músculos
adoloridos, bocas cansadas, párpados pesados, Harry y Craig se aferran el uno al otro, se
aferran a las fuerzas dentro de ellos para mantenerse despiertos. A las cuatro de la

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mañana te puedes sentir tan mareado que incluso las estrellas parecen tener un sonido.
Harry y Craig se mueven al ritmo de esas estrellas, las pocas que brillan sobre sus
cabezas, pero también al ritmo de esas estrellas escondidas, toda la nebulosa que está
fuera de alcance pero aún presente. A las cuatro de la mañana, puedes imaginar que todo
el universo te está mirando. Harry y Craig bailan para el universo y para los amigos que se
han reunido, el círculo de personas que permanece alrededor de ellos. El Sr. Ramirez
ronca ligeramente en su silla. Los dedos de Tariq teclean un idioma en el teclado
mientras responde preguntas desde Roma y Edimburgo y Dubái. La mamá de Smita
toma las órdenes de café. Jim se ríe de algo que un chico del grupo de tecnología dice. El
Sr. Bellamy, nuestro Tom, le dice a su marido que todo está bien, que debería ir a su
casa y dormir un poco. Harry y Craig bailan con esos sonidos también. Craig necesita que
lo sostengan y Harry lo sostiene. Harry permite que su mente divague (a los libros que ha
leído, a las películas que ha visto, a las cosas que quiere decir a las miles de personas que
los están mirando). Pero la mente de Craig no divaga más allá de Harry. Con todo lo que
ha sucedido, Craig solo puede pensar en la cercanía de Harry, en la familiaridad de su
cuerpo, en él. Esto es lo que él había extrañado cuando ya no estaba, lo que su soledad le
había gritado. Él conoce las razones por las que Harry lo besa, pero él aun así lo siente
como un beso. Él no puede evitarlo porque eso lo ayuda. Él no puede evitarlo porque
justo ahora lo necesita demasiado.

Él no se equivoca al hacer esto. Cuando necesitas aferrarte a algo, debes hacerlo. Lo


que sea que te ayude a superarlo, tómalo.

Harry también lo necesita. Incluso si él no está concentrado en esa necesidad justo


ahora, está ahí. Él está tan seguro en su interior que apenas se da cuenta de que está
presente. Como la frescura de la noche, como los pequeños sonidos de las estrellas.

Nosotros sabemos lo que es necesitar que te sostengan. Nosotros nos aferramos a ti. Lo
que quiere decir que nos aferramos a la vida.

Tienes música a las puntas de los dedos. Cualquier canción que quieras oír, ahí está.

Nos maravillamos con eso. La rocola infinita.

Si nosotros queremos escuchar alguna canción, debemos robar las ondas sonoras que
envían al aire. Pero hay momentos que son tan palpables, tan en sintonía con alguna
canción que alguna vez conocimos, que se reproduce sola en algún reproductor de
casetes perdido tanto tiempo atrás que incluso nuestra memoria no parece controlar.

Como el momento en el que Ryan se despierta y piensa en Avery; y el momento


(cuarenta minutos después) en que Avery se despierta y piensa en Ryan. Solo se escuchan
sus respiraciones mientras parpadean para recibir el nuevo día, solo un movimiento sobre
el colchón, la accidental caída de una almohada al suelo. Esto debería ser todo lo que

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escuchamos, pero también está el inconfundible sonido de Aretha Franklin en nuestros
oídos, cantando What a Diffrence a Day Made. Ambos se despiertan en la felicidad en
lugar de la incertidumbre, en una mejor versión del mundo porque el ayer fue tan
bienvenido. No hay forma de que puedan explicarlo de mejor manera que la de Aretha
cuando estalla con: “It’s heaven, heaven, heaven when you / When you find love
and romance on the menu.9” Ve y escúchala ahora, la tienes justo en las puntas de los
dedos, por menos que el precio de una barrita de dulce. La letra suena vieja, pero la
música es eterna, esa felicidad al descubrir que la persona correcta en el momento
correcto puede abrir todas ventanas y desbloquear todas las puertas.

El mundo se despierta alrededor de Harry y Craig.

Harry levanta los pies, mueve los dedos de los pies y solo siente la hinchazón, la
inflamación. Su espalda se siente como si hubieran puesto papel de lija entre cada
vértebra. Su cuello es un gancho de alambre del que un elefante está tirando. Sus ojos
están secos, pero su cuerpo está empapado. Todavía huele el huevo, siente el huevo.
Pero tal vez eso es solo como el sudor huele y se siente después de veinte horas. A pesar
del hecho de que está rodeado por electricidad, él se encuentra con ganas de que llueva.

Craig quiere lavar sus dientes. Harry y él lo habían intentado con enjuague bucal
mientras practicaban, pero nunca funcionó, era imposible escupir y besar al mismo
tiempo. Usualmente las fantasías de Craig con Harry son elaboradas (bailar en trajes de
etiqueta sobre el piso de la Grand Central Terminal o andar en canoa en un lago
mientras el mundo alrededor de ellos se convierte instantáneamente de verano a otoño,
todos los árboles ardiendo de color a la vez). Pero la más profunda y clara fantasía que
Craig tiene es la de ellos sentados. Eso es. Él y Harry en esas dos sillas de ahí. Sentados.
Ni siquiera tomándose las manos. Ni besándose. Solo sentados ahí, descansando. Nadie
más en el mundo. Solo ellos dos, sentados.

Pensamos en nosotros mismos como criaturas marcadas por una inteligencia peculiar.
Pero una de nuestras mejores características es la incapacidad de nuestras expectativas
para simular realmente la experiencia que estamos esperando. Nuestra anticipación de
alegría nunca es lo mismo que la alegría. Nuestra anticipación del dolor nunca es la
misma que el dolor. Nuestra anticipación de desafío no es en absoluto la misma
experiencia que la del propio desafío. Si pudiéramos sentir las cosas que tememos antes
de tiempo, estaríamos traumatizados. Así que en vez de eso, nos aventuramos a pensar
que sabemos cómo las cosas se van a sentir, pero sin saber nada de cómo se sentirán las
cosas realmente. Ya Craig y Harry están más allá de la expectativa, de cualquier
preparación. Deben besarse cada minuto que llegara y al hacerlo son creativos. Sí,
creativos. No necesitas estar escribiendo o pintando o esculpiendo para ser creativo.
Simplemente debes crear. Y esto es lo que Craig y Harry hacen. Están creando un beso y
también están creando historias y, al crear estas historias, están creando sus vidas.

9
Es el cielo, cielo, cielo, cuando tú, cuando tú encuentras amor y romance en el menú.

79
Este puede ser un proceso muy doloroso.

Nosotros, quienes ya no podemos crear más, podemos soportar por horas y días y
meses sin sentir nada. No pensarías que extrañaríamos el dolor físico, teniendo en cuenta
todo el dolor que pasamos. Pero lo hacemos. Lo extrañamos. Extrañamos el precio que
pagamos por la vida. Porque fue parte de la vida.

Craig y Harry están agotados, a un grado que podemos entender bien. Algunos
podrían considerarlos tontos, ponerse a través de esto, especialmente si fallan. Pero
entendemos la necesidad de ir más allá de las expectativas, más allá de la preparación.
Entendemos el deseo de crear, de meterse en un nuevo territorio. De sentir cada
centímetro del espacio que estás tomando en el mundo. De soportar.

Alrededor del mundo, las pantallas se iluminan. Alrededor del mundo, palabras vuelan
por los cables. Alrededor del mundo, las imágenes se reducen a partículas y, momentos
después, son perfectamente reacomodadas. Alrededor del mundo, las personas miran a
dos chicos besándose y encuentran algo en ello.

Alrededor del pueblo, chicos y chicas se despiertan. Alrededor del pueblo, hombres y
mujeres se movilizan. Alrededor del pueblo, las quejas se hacen y la incredulidad se
alimenta dentro de una caja de resonancia. Alrededor del pueblo, el desayuno es servido
y el desayuno es dado. Alrededor del pueblo, se sirve el desayuno y se come. Alrededor
del pueblo, se siente como un día normal, pero no lo es, no si sabes lo que está pasando
en campo de la secundaria.

Equipos de cámaras de estaciones de televisión locales comienzan a llegar.

***

Poco después de despertarse, Peter está en su computadora. Esto es lo que haces ahora
para darle a tu día topografía: revisar las cajas, leer las noticias, ver la cadena de amigos
reportarse, aprovechar las explosiones expositivas en 140 caracteres y pasar por la
información que necesitas. Es un mundo bastante engañoso, uno que constantemente te
pide que comentes, pero que realmente no le importa lo que tengas que decir. La ilusión
de participación a veces puede dirigir a la participación. Pero más a menudo que no, solo
guía a más ilusión, disfrazada de realidad.

Los titulares en Yahoo no requieren mucho de la cabeza de Peter. Las últimas hazañas
de una chica rica con su propio programa de televisión, la última encuesta que muestra
que por primera vez los estadounidenses prefieren el chocolate amargo al chocolate con
leche. Él rápidamente entra a la transmisión de los chicos besándose y está aliviado de
encontrar que siguen ahí, siguen besándose. Han pasado veintidós horas, quedan menos

80
de diez horas. Pasa por los comentarios y encuentra muchos mensajes de aliento y más
que un poco de aborrecedores. Estas palabras ahora están en su habitación, en su vida.
¿Cómo puede no tomárselas personalmente? Si dejas entrar al mundo te abres a ti
mismo al mundo, incluso si el mundo no sabe que estás ahí.

Los medios sacan su equipo. Los reporteros comprueban su maquillaje, miden la luz.
Harry siente algo de satisfacción por eso, la atención era el objetivo de todo esto y ahora
ha llegado. Craig siente un poco de intranquilidad y también algo de alivio de no tener
que preocuparse porque sus padres vean esto sin advertencia, sintonizar el canal y
descubrir algo inesperado.

Los equipos de noticias (hay tres de ellos) son agresivos. Quieren hacer preguntas,
quieren acercarse. Los oficiales de policía los mantienen al otro lado de la cinta de
precaución. Pero aun así… ellos aspiran todo el aire del área. Son el nuevo centro de
gravedad para la multitud. Hay personas ahora que no se habían visto antes, quienes no
habían hablado antes. Están los amigos de Craig y Harry, sí, pero también las personas
que creen que esto es criminal, que debería ser detenido, que es una afrenta contra la
escuela, la ciudad, la sociedad. Las cámaras los buscan y ellos felizmente les permiten
encontrarlos.

Siempre estás tan dispuesto a aparecer en una transmisión. Te has acostumbrado a la


ubicuidad de las lentes, la constante presencia de cámaras, ya sea en los bolsillos de tus
amigos o vigilándote desde los postes de luz. Para nosotros, era nuestra elección aparecer
en las cámaras. Había un largo y elaborado proceso para revelar una imagen, para sacarla
del rollo y exponerla en papel. Si nos transmitíamos, usualmente era solo a las otras
personas en la habitación. Todos éramos actores, justo como todos son actores ahora.
Pero nuestra audiencia no era tan grande como la suya. Y nuestras presentaciones, como
esas en escenarios, eran fugaces, no se capturaban.

Harry y Craig no sentían nada cuando solo eran sus cámaras las encendidas. Incluso
cuando decenas de miles de personas los observaban, ellos realmente no sentían los ojos
sobre ellos, no más de lo usual. No había una percepción de que las personas
observando eran amigos, no desconocidos. Pero es diferente cuando los noticieros los
apuntan. Es diferente cuando ellos pueden escuchar a los reporteros contar su historia de
un punto de vista periodístico. Ellos han estado pensando en sí como una causa, pero
ahora se sienten reducidos a una curiosidad. Y no pueden hablar por sí mismos. No
pueden decir una palabra. Deben continuar besándose.

Tariq es muy tímido para hablar por ellos. En el fondo de su mente, él puede
imaginar a todos los homófobos violentos anotar su nombre, recordarlo para luego. Es el
padre de Harry quien se adelanta y explica sus objetivos. Es Smita quien prepara las
frases pegadizas para darles apoyo. Es el Sr. Bellamy, Tom, quien puede estar
arriesgando su empleo al decir que él es un profesor en esta escuela y que él apoya a los

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chicos en un cien por ciento. No se identifica a sí mismo como gay, pero tampoco intenta
ocultarlo.

Craig intenta mantenerse concentrado en besarse. Cuando las distracciones son


múltiples, es mejor recordar qué se supone que debes estar haciendo.

Las palabras viajan rápido, nuestros padres nos advirtieron. Es sorprendente pensar en
eso ahora. Pensábamos que las palabras tenían tanta velocidad antes, pero no teníamos
idea.

Avery conduce hacia Kindling de nuevo. Ryan se ofreció a conducir hacia Marigold,
luego admitió que tendría que tomar el auto de alguien prestado para hacerlo, ya que no
tiene uno propio. A Avery no le importa, le gusta conducir, le gusta la sensación de estar
en la carretera.

En un cierto punto, la música que ha estado escuchando inicia de nuevo y no quiere


volver a escucharla. Cuando saca el disco, la radio aparece, una estación que tiene un
Top 40 durante la tarde y la noche, pero habla demasiado en la mañana. Avery
usualmente solo pondría más música, pero su oído es atraído por la palabra gays y la
forma en que es dicha. Despectivamente. Desdeñosamente.

—Esto es lo que los gays hacen, no se detienen ante nada para estar frente a nosotros
con sus asquerosos hábitos y luego actúan como que ellos son tratados de mala manera.
Yo no quiero ver eso y no quiero que mis hijos tengan que ver eso.

El locutor habla:

—¿Entonces no crees que tienen el derecho de estar ahí?

—No creo que los fundadores de nuestro país realmente tuvieran a dos homosexuales
en sus mentes cuando escribieron la Constitución. Eso es todo lo que digo.

—Y tenemos nuestra próxima llamada.

—No entiendo por qué no son arrestados. ¿Por qué la policía no los arresta? Es un
lugar público.

—Sabes que la policía está protegiendo a los dos chicos…

—Bueno, deberían estar avergonzados de sí mismo y empezar a hacer su trabajo.

—Te apoyo en eso. Próxima llamada.

—Creo que lo que los chicos hacen es valiente.

—¿Valiente? Diles que se unan al ejército si quieren ser valientes.

—Estar en público…

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—¡Simplemente deberían conseguirse una habitación! ¡Próxima llamada!

Avery no sabe de lo que hablan estas personas y ya que está conduciendo no puede
comprobarlo en internet. La sensación es una extraña y difícil. Sabe que estas personas
no hablan de él. Pero al mismo tiempo están hablando sobre él, con su desprecio. Y
también hablan sobre nosotros. Porque tantos de ellos tienen nuestra edad o son
mayores, atrapados en décadas previas del pensamiento. Los gays de hoy, los gays de
ayer; todos somos la misma molestia, igual de equivocados. Realmente no somos
personas. Solo algo sobre lo que gritar.

—Si permitimos que esto continúe, ¿qué sigue? ¿Hombres teniendo sexo con perros
en una iglesia? ¿Es eso libertad de expresión?

La frase apresurarse a juzgar es una tonta. Cuando se refiere a juzgar, la mayoría de


nosotros no se apresuran. Ni siquiera tenemos que dejar el sofá. Nuestro juicio es muy
fácil de alcanzar.

Ninguna de estas personas que hablan conocen a Craig o a Harry, o siquiera les
importa quiénes son Craig y Harry. El minuto en que dejes de hablar sobre los individuos
y empieces a hablar del grupo, tu juicio tiene una falla ahí. Cometemos este error muy a
menudo.

—No puedes romper un récord mundial si eres dos chicos. Eso no es un récord
mundial.

Avery sabe que debería poner música, bloquear estas voces. Pero ninguno de nosotros
puede dejar de escuchar. ¿Porque qué te deja más estupefacto que el sonido de las
personas que te odian?

En las partes más oscuras de nuestros corazones, solíamos pensar que quizás tenían
razón.

Ya no pensamos eso.

Cooper también está conduciendo, pero la radio está apagada. Se ha despertado por un
fuerte golpeteo en su parabrisas, alguien le decía que tenía que liberar el estacionamiento.

La mente de Cooper lentamente trabaja algo. Los químicos se están reuniendo,


algunos en los lugares equivocados. Debería estar pensando en ropa, en una ducha, en
volver a casa. Debería estar dándose cuenta que sus padres probablemente irán a la
iglesia esta mañana, dándole una oportunidad de colarse y conseguir algunas cosas.
Debería estar descifrando su siguiente paso. Debería importarle.

Pero Cooper siente tanta distancia como para que realmente le importe. Es como si
estuviera sentado en un cine vacío, mirando a una pantalla en blanco. Sus padres no
cambiarán. El mundo no cambiará. Él no cambiará. ¿Entonces por qué intentar? Está

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demasiado cansado para pelear, demasiado cansado para colarse en su propia casa,
demasiado cansado para llamar a la línea caliente o pedirle a alguno de sus contactos que
pretenda ser su amigo por una hora o dos.

Lo sabemos: una forma casi segura de morir es creer que ya estás muerto. Algunos de
nosotros nunca dejamos de pelear, nunca nos rendimos. Pero otros lo hicimos. Algunos
de nosotros sentimos que el dolor se había convertido en demasiado y que no había nada
más por lo qué pelear en la vida, la cual no era razón suficiente para quedarse. Así que
nos salimos. Cedimos. Pero nuestras razones no son nada que Cooper conozca. Si él
pudiera salirse de su vida un momento, si él pudiera verla como nosotros la vemos, sabría
que aunque siente que está tan bien como acabada, aún hay miles de formas en que
podría seguir.

Sus padres llaman de nuevo, antes de que se vayan a la iglesia.

Él apaga su teléfono. Pero no se puede obligar a tirarlo.

—Espero que se estén trasmitiendo el SIDA, —el que llama le dice al locutor—. Espero
que cuando se estén muriendo de SIDA también muestren eso en internet, así los niños
sabrán qué pasa si se besan así.

El locutor ríe, pide la siguiente llamada.

—Apaga eso.

Neil llega a la cocina y no puede creer lo que sus padres están escuchando, con su
hermana allí.

—¿Qué? —pregunta su padre, parpadea desde el periódico de domingo.

Neil se acerca y apaga la radio.

—¿Cómo pueden escuchar eso? ¿Cómo?

—No estábamos escuchando —dice su madre—. Solamente estaba prendida.

—La mujer dijo que quiere que la gente muera de SIDA —informa Miranda, de once
años.

El padre de Neil le da una mirada para que se calle. La madre de Neil suspira.

—Realmente no estábamos escuchando —repite.

Neil sabe que debería dejarlo. Este hogar funciona a través de una serie de treguas
tácitas, negociadas por instinto más que por una conversación real. Neil siempre ha
considerado su homosexualidad un secreto abierto con sus padres. Han conocido a

84
Peter, saben cuál es la historia, pero la historia nunca se dice en voz alta. Neil puede dar
su versión de su vida y sus padres pueden creer en su versión de su buen hijo.

Pero un secreto abierto es una mentira que nos gusta decirnos a nosotros mismos. Es
una mentira que nos decimos a menudo, tanto en la enfermedad y en la salud. No
funciona, porque si sientes que todavía tienes un secreto, no hay manera de ser
verdaderamente libre. En el interés de la auto-conservación, a veces es mejor mantener
algo a cambio, para mantener algo oculto. Pero usualmente llega un momento, con el que
Neil está golpeándose, cuando no quieres auto-conservación para definir quién eres, o
quien es tu familia. Las treguas pueden detener las batallas, pero una parte de ti siempre
sentirá como si estuvieras en guerra.

Neil debería dejarlo ir, pero no lo hace. Piensa en Craig y Harry besándose, a pesar de
que no puede recordar sus nombres. Piensa en Peter, y como los padres de Peter toman
a Neil, extendiendo su familia de modo que él es como un miembro. Piensa en su
hermana escuchando la charla basura en la radio y sus padres dejando que se quede sin
respuesta.

—¿Cómo puedes no escuchar eso? —pregunta a su madre—. Cuando algo así se está
diciendo, ¿cómo puedes solo sentarte ahí?

Neil nunca le habla a su madre así. No desde que era pequeño, no desde que fue
obligado a salir de eso castigo después de castigo. Su padre interviene, conciliador.
Siempre el buen policía. Neil está cansado de sus padres siendo policías.

—Realmente no lo escuchamos. Si lo hubiéramos hecho, lo habríamos apagado.


Estábamos escuchando las noticias en la cima de la hora y lo dejamos.

—¡Cuando alguien habla así, deberías escucharlo! —dice Neil, alzando la voz.

Su madre lo mira como si fuera un empleado incompetente.

—¿Por qué deberíamos escucharlo?

—Porque tienes un hijo gay.

La mandíbula de Miranda cae teatralmente. Esto es, para ella, la más interesante
conversación familiar que nunca, nunca ha sucedido.

Neil no pudo haberlos sorprendido más si hubiera usado una mala palabra.

Él ha roto la tregua.

—Neil… —Comienza su padre, su tono medio amonestador, medio simpático.

—No. Si algún idiota en la radio estuviera diciendo que todos los inmigrantes deberían
volver a sus países, hubieras prestado atención. Incluso si no estabas escuchando,
escuchas. Si ellos estaban diciendo que esperan que todos los coreanos mueran de SIDA,
tu sangre podría hervir más con cada palabra. Pero cuando están hablando de

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homosexuales, lo dejas pasar. No te molestas en escuchar. Es aceptable para ti. Incluso si
no estás de acuerdo con eso, y no estoy diciendo que quieres que contraiga el SIDA por
besar a Peter, aceptas cuando alguien lo dice. Tú dejas que pase.

Tratamos de decirles lo que estaba sucediendo. Tratamos de decirles que la


enfermedad se estaba propagando. Necesitábamos doctores. Necesitábamos científicos.
Más que todo, necesitábamos dinero, y para conseguir dinero, necesitamos atención.
Pusimos nuestras vidas en manos de otras personas y, en su mayor parte, nos miraron
fijamente y dijeron: ¿Qué vidas? ¿Qué manos?

—Soy homosexual. Siempre he sido homosexual. Siempre seré homosexual. Tienen


que entender eso y entender que no somos realmente una familia hasta que sea
entendido.

El padre de Neil niega con la cabeza.

—Por supuesto que somos una familia. ¿Cómo puedes decir que no somos una
familia?

—¿Qué te pasa? —pregunta su madre—. Tú hermana está aquí. Esto no es una


conversación apropiada para ella.

Apropiada. La palabra es una caja bien vestida, utilizada para capturar la verdad y
colgarla en una habitación donde nadie se aventuraría a entrar.

—Ella necesita escuchar esto —dice Neil—. ¿Por qué no debería escucharlo? Sabes que
soy homosexual, ¿verdad, Mirada?

—Totalmente —responde Miranda.

—Así que no hay grandes revelaciones aquí. Todos saben que soy homosexual. Todos
saben que tengo un novio.

Pero él nunca había usado la palabra antes. Siempre había sido voy a la casa de Peter.
O Me voy a ver películas con Peter. Su madre una vez los vio tomados de las manos
mientras estaban viendo una película. Esa es la única razón por la que él está seguro de
que saben.

—Sí, Neil —dice la señora Kim sin molestarse en ocultar la irritación en su voz. Toma
su periódico de nuevo—. Ahora si podemos volver a nuestra mañana de domingo…

Neil siente que debería estar satisfecho por este breve reconocimiento, debe tomar la
tregua que se le está ofreciendo una vez más. La conversación claramente ha llegado a su
fin. Su madre ha empezado a leer el periódico de nuevo y su padre le está diciendo qué
hay para desayunar. Nos damos cuenta que esto es, esto es todo. La mayoría de nosotros
encontramos la aceptación a través de pequeños pasos como estos. Nuestras familias
raramente estaban dispuestas a dar saltos, al menos no hasta el final.

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Pero no es suficiente para Neil. Él siente que si acepta la tregua ahora pasaran meses,
tal vez años, antes de que llegue hasta este punto de nuevo.

—Necesito que lo digan —les dice—. Necesito escucharlos decirlo.

La señora Kim arroja el periódico y golpea la mesa.

—¿Qué? ¿Que lo sentimos? ¿Por no apagar la radio cuando algún idiota dijo algo
idiota? Estás actuando como un bebé.

—No. —Neil trata de mantener el control en su voz—. No necesito que digan que lo
sienten. Necesito que digan que soy homosexual.

Gruñidos de la madre de Neil y las mira a su padre. Tú lidia con esto.

—Neil —dice él—, ¿está todo bien? ¿Por qué te comportas de esa manera?

—Solo dilo. Por favor. Solo dilo.

Es Miranda quien habla.

—Tú eres homosexual —dice, con total seriedad—. Y te quiero.

Lágrimas brotan de los ojos de Neil.

—Gracias, Miranda —dice. Luego mira a sus padres.

—Neil… —dice su padre.

—Por favor.

—¿Por qué esto es tan importante para ti? —pregunta su madre—. ¿Por qué estás
haciendo esto?

—Solo quiero que lo digas. Eso es todo.

—No tengo que decirte que tienes el cabello negro, ¿verdad? No tengo que decirte que
eres un chico. ¿Por qué debería tener que decirte esto? Nosotros lo sabemos, Neil. ¿Eso
es lo que quieres escuchar? Lo sabemos.

—Pero no les importan las otras cosas… que tengo el cabello oscuro, que soy un chico.
Les molesta que sea homosexual. Es por eso que necesito que lo digan.

—Solo diganlo —replica Miranda.

Solo diganlo, imploramos.

Las palabras de Miranda enojan más a su madre.

—¿Ves lo que estás haciendo con tu hermana? —Coge el periódico y lo empuja de


vuelta a su silla.

87
Por favor.

Cuando la madre de Neil lo atrapó a él y a Peter tomados de la mano, él se sintió


aliviado. Aliviado de que se trataba de una prueba innegable. Aliviado de que no había
tenido que decir una palabra.

Pero ella no dijo una palabra. Si Peter no hubiera estado en la habitación, habría
pensado que había inventado toda la cosa.

—Eres homosexual —dice ahora su padre.

—Y Peter es mi novio —dice.

—Y Peter es tu novio.

Miranda se estira y toma la mano de su padre. Ellos miran a la señora Kim. Todos
miramos a la señora Kim.

—¿Por qué esto significa tanto para ti? —pregunta ella.

—Porque eres mi madre.

Muchos de nosotros tuvimos que hacer nuestras propias familias. Tantos de nosotros
tuvimos que fingir cuando estábamos en casa. Muchos de nosotros tuvimos que irnos.
Pero cada uno de nosotros desea que no haber tenido que hacerlo. Cada uno de nosotros
desea que nuestra familia hubiera actuado como nuestra familia, que incluso cuando
encontráramos una nueva familia, no hubiéramos tenido que dejar a la otra atrás. Cada
uno de nosotros hubiera amado haber sido amado incondicionalmente por nuestros
padres.

No hagan que los deje, queremos decirle a la señora Kim. Él no quiere dejarlos.

Ella realmente no entiende lo que significa escuchar las palabras en voz alta.
Realmente no comprende por qué es tan importante para Neil oír a sus padres decir que
es homosexual, decirlo como un hecho, concederle la articulación de su voz.

La señora Kim se queda ahí, el periódico en su mano. Se queda allí y mira a su hijo.
Tanto la madre como el hijo se enrollan y se pierden en su propia actitud defensiva. Hay
algo quejumbroso en el argumento de Neil, una vulnerabilidad que puede fácilmente
pasarse por alto en el fragor de la batalla. Él quiere una tregua, desesperadamente quiere
una tregua, pero esta vez quiere una tregua con sus términos, no los de ellos. La señora
Kim reconoce eso. Incluso si la memoria en realidad no está jugando para ella, ella siente
el eco del momento en que le dijo a su madre que iba a comenzar una nueva vida, a
miles de kilómetros de distancia. Que su decisión estaba tomada y no había nada que ella
pudiera hacer para detenerla. ¿Cuánto había eseado que su madre dijera entiendo?
¿Cuánto había querido que su madre estuviera de su lado?

En un cuento de hadas, la madre a menudo necesita estar muerta. En la mitología, el


padre debe morir para que un príncipe pueda convertirse en rey.

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¿Pero quién quiere una vida familiar de cuentos de hadas, de mitología?

Eres homosexual. La señora Kim puede escuchar las palabras en su cabeza. Puede
escucharlas claramente. Una vez que se las ha dicho a sí misma, debería ser fácil decirlas
en voz alta. Pero ella aún duda, por la misma razón que Neil necesita tanto oírlas.

Decir la verdad en voz alta hace que sea más real.

Peter es su novio.

De algún modo, esto parece un lugar más seguro para comenzar. Así que mira a su
hijo y lo dice:

—Peter es tu novio.

Eso sería suficiente para Neil. Solo escuchar estas palabras de su madre. Porque las
implicaciones están claras, incluso si no se lo dijo.

Pero no es suficiente para Miranda.

—Y —dice ella.

Lo más extraño sucede entonces. La señora Kim sonríe. La irritación de su hija ha


hecho que sonría y le ha dado el trampolín que necesita para tomar la zambullida.

—Y —dice—, Neil es homosexual. —Mira a los tres a su vez—. Ahora, si esto está
arreglado, me voy a terminar mi periódico en el estudio.

No habrá abrazos aquí. Ninguna lágrima, aparte de las de Neil. Ninguna otra
conversación. A menos que cuentes al Sr. Kim diciéndole a su hijo de nuevo qué hay
para desayunar. A menos que cuentes la sonrisa de Miranda mientras él se sienta, el
distintivo orgullo que siente tanto por él como por sí misma. A menos que cuentes la
forma en que las palabras penetran en Neil, la forma en que su vida se siente un poco
más sólida que cinco minutos atrás, la forma en que ya no siente el impulso irresistible de
huir.

¿Cómo pudo suceder esto?, nos preguntaron algunos de nuestros padres cerca del final.
Sabíamos lo que realmente estaban preguntando, y algunos de nosotros encontramos la
gracia en decir: no fue nada que hiciste.

Regresamos al beso. El público comienza a contar los minutos hasta que Craig y Harry
rompian la marca de veinticuatro horas.

No todo el mundo cuenta. Hay abucheos ahora; la gente de la ciudad y de otros


pueblos quienes han venido en protesta, que han venido a gritar, a romper el hechizo que
dos chicos besándose puede lanzar. Algunos hacen una producción de rezo por las almas

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de Craig y Harry. Otros sostienen carteles con apresurados garabatos: ADÁN Y EVA,
NO ADÁN Y ESTEBAN, LA HOMOSEXUALIDAD ES UN PECADO, NO
PUEDES BESAR TU SALIDA DEL INFIERNO. Algunos han traído a sus hijos.

La policía no sabe qué hacer, separarlos a todos en dos campos o dejar que se
mezclen. Se necesita solo una pelea a empujones para que la separación comience. Pero
los protestantes no se ocultarán. Quieren estar dentro del rango de audición de las
cámaras, de los chicos.

El anillo alrededor de los chicos resiste. Cuando alguien tiene que irse, ya sea para ir a
casa o al baño, otro toma su lugar. Se mantienen de espalda a los protestantes, sus ojos en
Craig y Harry.

Tariq ha estado despierto durante casi 30 horas. Su cuerpo está destruido con cafeína,
sus ojos borrosos por tanto tiempo frente a la pantalla. La gente sigue diciéndole que vaya
a casa, que tome una siesta, pero no quiere perderse ni un momento. Si Craig y Harry
van a mantenerse despiertos, él va a quedarse despierto, también. Solidaridad.

Él sigue pensando en Walt Whitman, sobre dos chicos juntos aferrándose. Se


pregunta qué haría Whitman de todo esto. Sigue manteniendo el busto de Whitman en
la mesa junto a él, observando la escena.

Craig y Harry pueden oír las burlas, el retumbar de la antipatía, pero no pueden oír
muy claramente. Tariq se ofreció a conseguirles auriculares para bloquear todo, pero se
quedan con los altavoces, con la lista de reproducción. Ayuda tener palabras que
alcanzar, un elemento de la imprevisibilidad.

El día se está acalorando. Harry señala para la remoción de su sudadera, pero incluso
cuando se la quita sigue caliente. Sudando. Craig puede sentirlo, también; el rubor
levantándose de la piel de Harry, el sudor de su camiseta. Lo que él no siente, es lo
mucho que las piernas de Harry lo están matando. No importa cómo las cambie o las
patee, no puede conseguir que se sientan normales. El dolor se hace insoportable, como
si alguien retorciera cada una y todas las venas de sus músculos. Trata de pensar en otras
cosas, pero el dolor es la emisión más fuerte.

Es traído de vuelta por el veinte, diecinueve, dieciocho de la cuenta regresiva. Siente la


sonrisa de Craig debajo de sus labios. Diecisiete, dieciséis, quince. Las personas ejercen
presión para ver. Se pone más y más caliente. Catorce, trece, doce. Él trata de enfocarse.
Once, diez, nueve. Tariq dice que hay más de trescientas mil personas que están viendo
en línea. Ocho, siete, seis. Una de las estaciones de noticias los quema con sus luces,
queriendo capturar el momento. Cinco, cuatro, tres. Craig está besándolo ahora.
Realmente besándolo. Como cuando estaban juntos. Dos. Está tan caliente. Las luces son
tan brillantes. Uno. Una enorme ola de aplausos.

Ellos lo han hecho por veinticuatro horas. Lo han hecho por un día.

90
En medio de la salvaje prensa de celebración, Harry comienza a perder el
conocimiento.

Exactamente al mismo tiempo, Avery se detiene en el camino de entrada de Ryan. Él ya


está afuera esperándolo, sonriendo a su llegada. Avery aparca el automóvil, apagando el
motor. Pero antes de que pueda salir del coche, Ryan salta dentro.

―Vamos ―dice Ryan.

―¿Puedo entrar por un segundo? ―pide Avery—. Tengo que hacer pis.

―Encontraremos otro lugar —le dice Ryan—. Lo prometo, no será muy lejos.

Avery no quiere explicar que sería mucho más fácil usar un baño privado que uno
público. Especialmente en una ciudad como Kindling. Así que conduce, preguntándose
todo el tiempo por qué Ryan no lo quiere dentro de su casa.

—Tengo un plan —dice Ryan—. ¿Estás listo para un plan?

Avery asiente.

—Está bien. Pero primero, un baño. —Le dice a Avery que gira a la izquierda, luego a
la derecha. Llegan a la carretera del centro comercial y Ryan indica el McDonald’s que se
acerca—. ¿Eso funciona?

Avery se acerca.

—¿Tienes hambre?

—Todavía no. No a menos que tú tengas hambre. Me imaginé que podrías hacer pis
aquí.

Una vez más, Avery no quería explicar. Así que se baja del coche y encabeza hacia el
interior. Antes de entrar siente los ojos puestos en él mientras va al baño de hombres. La
gente detrás del mostrador lo observa porque no compró nada. La gente en las mesas lo
mira porque sabe a dónde va, saben lo que está haciendo. Nadie tiene que estar mirando
para que Avery se sienta observado. Él casi está acostumbrado a eso, pero en realidad
nunca te acostumbras. La sensación de que estás invadiendo. La sensación de que
deberás confrontar. La sensación de que el mundo está lleno de gente que piensa que la
palabra diferente es sinónimo de malo.

No importa cuán fuerte se vuelva Avery, siempre estará ese temor subterráneo, esa
irritante vergüenza. Queremos susurrarle que la única forma de liberarse de esa
vergüenza es darte cuenta de cuán completamente arbitraria es, justo lo que estaba
diciendo hace un día. Estúpida mierda arbitraria. Él tiene que tomar esas palabras en
serio. Hay un poder en decir: no estoy mal. La sociedad está mal. Porque no hay ninguna
razón por la cual hombres y mujeres deban tener baños separados. No hay ninguna razón

91
por la que debamos avergonzarnos de nuestros cuerpos o de nuestro amor. Se nos dice
que nos cubramos a nosotros mismos, que nos escondamos lejos, de modo que otras
personas pueden tener el control sobre nosotros, hacernos seguir sus reglas. Es una
bastardización del concepto de la moral, esta regla de la vergüenza. Avery debería ser
capaz de entrar a cualquier baño, cualquier restaurante, sin ningún miedo, sin ninguna
duda.

Se siente aliviado de que sea un baño de un urinario, que pueda bloquear la puerta y
tener privacidad. Esta avergonzado por su alivio, incómodo con el hecho de que él está
tan incómodo. Ryan permanece ajeno en el coche. Avery envidia eso, y también está
molesto por ello.

A la salida, los ojos todavía están ahí, con extra autoconsciencia. Avery no dejará que
cambien sus acciones, ya no. Pero no puede negar que está ahí. Siempre está ahí.

No perdimos nuestro miedo hasta que no tuvimos nada más. Pero todavía sentimos
miedo por otras personas.

Cuando Avery llega de nuevo al coche, Ryan está enviando mensajes de texto a
algunos de sus amigos.

—Todo el mundo quiere conocerte —dice Ryan. Esto llena a Avery con otra clase de
ansiedad.

—¿Todo el mundo? —pregunta.

—Pude haber dicho a uno o dos o a siete de mis amigos sobre ti. Quiero decir, nos
vieron bailar la otra noche. Tenía que mantenerlos actualizados.

Avery enciende el automóvil y pregunta:

—¿A dónde?

—¿Quieres conocer a algunos de mis amigos?

La respuesta es sí y la respuesta es no. La respuesta es que Avery quiere ver más de la


vida de Ryan, eso seguro. Y la respuesta es que a él le gustaría ser ellos dos solos por
ahora.

—¿Tal vez más tarde?

—Oh, definitivamente después. Solo necesito saber si los pongo en estado de espera o
no. Pero tenemos horas de nuestro tiempo para gastar antes de eso.

A Avery le gusta eso. Pero todavía se siente incómodo. No porque Ryan este haciendo
que se sienta mal. Tal vez solo esté incómodo porque nada es fácil. La incomodidad es
el estado natural.

***

92
Cooper está conduciendo su automóvil alrededor para recargar su teléfono. Quiere
volver a la caza, ver si tal vez encuentra algo mejor que el chico de la otra noche. Una
última oportunidad. Una última vez.

Vuelve al Starbucks y se sienta en una esquina así nadie puede ver la pantalla. Es solo
después del mediodía en un domingo, pero los sitios de sexo están llenos de gente. Tiene
diez mensajes de la otra noche, gente que ignoró mientras estaba chateando con
Antimateria.

Es todo tan aburrido. Siente como si hubiera gastado su vida buscando a estos rostros,
a pesar de que solo haya tenido esta aplicación por un par de meses.

Twinkhunter es quien lo empuja al límite. Ha bloqueado a este tipo por lo menos diez
veces. Pero el hombre simplemente se crea otro perfil y comienza a mandar mensajes de
nuevo. Eres tan lindo. Eres tan caliente. Creo que tendríamos un buen rato. El tipo
parece como si trabajara en un banco. Tiene una foto sin camisa a pesar de que es
demasiado viejo para tener una foto sin camisa.

Antes, Cooper simplemente golpeaba la tecla bloquear. Esta vez, sin embargo, le
escribe de vuelta.

Eres repugnante.

Twinkhunter responde:

¿Te gusta eso?

Y a Cooper ya no le importa más. ¿Por qué mierda tiene que ser amable con gente
como esta?

No eres nada más que un desesperado y patético pedófilo.

Diez segundos después, Twinkhunter lo ha bloqueado.

A Cooper le gusta la forma en que se siente. Así que sigue.

Les dice a los hombres que buscan “solo masculino” que son tan malos como los
homofóbicos, tratando de convertir lo masculino en algún idel de macho de gimnasio.

Le dice a los tipos que dicen “solo blancos” que son escoria racista.

Les dice a los de sesenta que buscan “menores a 18” que son pedófilos.

Les dice a los chicos jóvenes con fotos desnudos que deben dejar de prostituirse.

Eres patético, escribe.

Estás desesperado.

¿Tienes miedo de mostrar tu cara? ¿Por eso muestras tu pene?

93
¿Sabe tu novio que haces esto?

Creo que hay algo mal en mi pantalla, no puedo decir si eso es tu trasero o tu cara.

¿Estás buscando un buen momento? ¿De verdad crees que lo vas a encontrar aquí?

Todos ellos comienzan a bloquearlo. Justo así, desaparecen de su teléfono,


desaparecen de su vida. Antimateria no se encuentra en línea en este momento, pero
Cooper siente como que si lo estuviera, también encontraría la forma de que lo bloquee.

Hay un tipo, treinta y cuatro años, que dice orientarse a las relaciones de largo plazo,
Cooper le escribe de vuelta: ¿Cuánto de largo crees que son estás relaciones? ¿Dos
horas? ¿Tres? Si quieres encontrar un marido, entonces deberías dejar de buscar a
alguien para follar.

Cooper imagina que lo van a bloquear en tiempo récord. Pero el tipo, cuyo nomre es
TZ, le escribe de vuelta:

¿Por qué estás tan enojado?

Cooper responde: No estoy enojado. Solo soy veraz.

TZ no se lo cree. ¿Quién te ha hecho daño?, pregunta. ¿Necesitas ayuda?

Cooper lo bloquea de inmediato. No hay manera de deshacerlo. Fuera.

Él desarma a otro padre buscando por un hijo, otro hijo en busca de un padre,
diciéndoles que esta no es la manera de buscar familia. Encuentra al hombre de hace una
semana que sugirió que se reunieran en el parque. Le dice que estará allí en quince
minutos. Entonces, cuando el tipo dice que está en camino, lo bloquea. Dejándolo
preguntarse.

Cooper está disfrutando. Porque cada vez que es bloqueado un nuevo rostro aparece.
Es como una fuente inagotable de desesperado descontento. (Sí, hay algunos chicos que
parecen perfectamente felices y tienen sentido del humor sobre todo el asunto, pero
Cooper los ignora). Ocho kilómetros de distancia. Veinticuatro kilómetros. Cuarenta y
ocho.

Podría seguir durante horas. Pero la aplicación está tras él. Debe de haber quejas.
Porque de repente un mensaje aparece diciéndole que su cuenta ha sido suspendida. Ha
sido congelado. Excluido por su mal comportamiento. En un sitio de sexo.

Bien, piensa. Él elimina la cuenta. Elimina la aplicación.

Es demasiado fácil. Se dirige a otra aplicación y comienza a hacer lo mismo. Lo


suspenden en cuestión de minutos.

Se dirige a Facebook, en vez de sus “amigos” el decide ir tras estrellas de pop y


políticos. Publica vínculos de porno gay en la página de Justin Bieber. Publica vínculos de
grupos Nazis en una página de un congresista Republicano quien comparó la violación

94
con el mal tiempo. Para la página de Taylor Swfit, encuentra un video de una oveja
siendo decapitada.

Solo toma dos minutos y medio antes de que su perfil sea asesinado. Esa parte de su
vida ha terminado.

Es expulsado de todos los sitios donde alguna vez haya creado un perfil. Un bloqueo
en todos y cada uno. Apilados, esos bloqueos hacen una pared. Él en un lado. El resto
del mundo en el otro. Podría ser su obstáculo mucho más exitoso.

Solo le llevó una hora en Starbucks para que abandonara su vida virtual. Lo cual es, si
era honesto, la mayoría de su vida real, también. Borra su perfil. Uno a uno, borra sus
contactos, hasta que su teléfono está en blanco.

¿Qué queda?, se pregunta.

La respuesta es un satisfactorio nada.

Craig pensó que al menos su madre vendría a la marca de las veinticuatro horas. Pero el
hecho de que no está aquí significa que tal vez ella no esté viendo. Tal vez no sabe que ha
pasado un día entero. O tal vez sí y ha decidido mantenerse lejos.

Con un par de minutos restantes, Craig vuelve sus pensamientos hacia Harry.
Sudoroso y pegajoso Harry. Por la forma en que se mueve y se tensa, Craig sabe que le
duele. Pero no va a echarse atrás y Craig lo ama por eso. Lo ama genuinamente. En este
punto, incluso sus almas se han convertido en un diagrama de Venn 10 y el espacio
sobrepuesto crece y crece. Olvida la unidad de las citas, la unidad del sexo. Esto es algo
más grande. Una pieza de ellos ha dejado de estar junta y comenzado a ser la misma.

La cuenta regresiva comienza. Craig quiere que Harry sepa lo que está sintiendo. Craig
quiere besarlo y que signifique algo. Pueden estar cansados, pueden estar angustiados,
pero quiere que siempre tengan esto. Sin importar qué pase después, quiere que sean
uno por esto. Besa a Harry mientras los números se filtran, mientras el segundo día
comienza. Se siente tan cercano a Harry, y entonces repentinamente puede sentir a Harry
escurriéndose. Mientras la multitud se vuelve loca, Harry se afloja. Craig lo toma más
fuerte, siente los bordes de sus labios separándose, pero mantiene el centro allí, mantiene
sus labios juntos incluso aunque Harry no esté respondiendo. Lo aprieta más fuerte y
Harry reacciona. Como una cuestión de instinto, Harry comienza a voltear la cabeza,
pero Craig permanece encima de él. Los párpados de Harry revolotean para abrirse y
Craig, apoyándolo, hace la señal de agua. Harry está ardiendo ahora. La multitud no
entiende; la multitud aún está animando. Pero Tariq sabe. Smita sabe. Los padres de
Harry saben. Craig puede verlo en sus ojos, en su urgencia por conseguirle agua a Harry.

10
Diagrama de Venn: diagramas utilizados para mostrar gráficamente la agrupación de cosas o elementos en
conjuntos, representando cada conjunto mediante un círculo o un óvalo.

95
Harry está recuperándose ahora, haciendo gestos de dolor. Bebe un poco de agua a
través de una pajita, mientras los labios de Craig mantienen sus bocas juntas. Pero Harry
aún está demasiado caliente. Necesita aire. Comienza a tirar de su camisa, exponiendo su
piel. Pero es una camiseta. Estúpidamente, usaba una camiseta. Por lo que no había
forma de quitársela.

El Sr. y la Sra. Ramirez están a sus lados, haciendo preguntas.

¿Está él bien?

Hace la señal de sí. Porque sabe qué pasará si hace la señal de no.

¿Tiene calor?

Sí.

¿Necesita quitarse la camisa?

Sí.

¿Estará bien sin la camisa?

Sí.

La Sra. Ramirez se va por un segundo. La multitud se ha dado cuenta ahora que algo
está pasando. La animación ha parado y las burlas pueden escucharse detrás de esta.

Alguien está ofreciendo conseguir un ventilador, pero Harry no puede esperar. Su


madre regresa con unas tijeras y le pregunta si está seguro.

Sí.

Le entrega las tijeras y él incómodamente comienza a cortar la parte trasera de su


camisa. Justo por la mitad. Y cuando ha sido bifurcada, los dos chicos coreografían su
delicada remoción. Por primera vez en veinticuatro horas, las manos de Craig deben
quedarse quietas a sus costados. Sus labios son el único punto de contacto. Esto hace a
Craig sentirse alejado, frágil.

Tan pronto como la camisa está fuera, Harry se siente mejor. El ventilador, cuando
llega, trae más alivio.

Craig vuelve sus manos a los hombros de Harry, a su espalda. El calor de su piel, lo
resbaladizo de su sudor. Harry mueve sus brazos alrededor de Craig, también. Mueve su
mano debajo de la espalda de la camisa de Craig. Piel sobre piel. Lo marea.

Por un momento allí, Tariq pensó que había acabado. Observando la pantalla, no se
atrevía a respirar. Como si conteniendo su respiración pudiera prevenir que los labios de
Harry se deslizaran de los de Craig. Pero sentimos su conexión todo el tiempo, ¿no?

9
Nuestros cuerpos no tienen que estar tocándose para estar conectados los unos con los
otros. Nuestros corazones se aceleran sin contacto. Nuestro aliento se contiene hasta que
la amenaza se ha ido.

—¿Qué pasa?

Neil entra al cuarto de Peter y ve una profunda expresión de preocupación en su


rostro.

Peter gesticula hacia la pantalla.

—Pareció por un segundo que Harry iba a desmayarse. Ahora están cortando su
camisa.

—¿Quién es Harry?

—Del beso. —Peter ahora señala a uno de los chicos en la pantalla—. Harry. ¿No has
estado viendo?

—He estado haciendo otras cosas.

—Bueno, se está volviendo bastante intenso.

Neil sabe que este es el momento para decirle a Peter qué pasó con su familia, cómo
las cosas se sienten un poco diferentes ahora. Pero Peter está demasiado concentrado en
los chicos en la pantalla, no le está preguntando cómo estuvo su mañana. Y Neil aún está
ensamblando su reacción, no quiere que Peter se haga cargo de la situación hasta que él
se haga cargo por sí mismo. O al menos eso es lo que se dice a él mismo para justificar el
quedarse en silencio. La verdad es que Peter entenderá, pero solo hasta cierto punto.
Peter nunca ha tenido que tener tal conversación con sus padres. Peter nunca se ha
sentido como un extraño en su propia casa. Él podría clamar que hubo momentos en
que lo hizo. Pero no lo hizo realmente. No desde el punto de vista de Neil.

—Parece que está reponiéndose —dice Peter—. Han pasado veinticuatro horas. Solo
ocho más para terminar.

Neil se acerca. Está mirando el beso, sí. Pero sus ojos naturalmente van al torso de
Harry.

En 1992, cuando alrededor de doscientos mil de nosotros estábamos infectados y


alrededor de diez mil habían muerto, Calvin Klein lanzó una nueva campaña publicitaria
con un rapero blanco llamado Marky Mark. Si eres joven y eres hombre, la mayoría de
las concepciones que tienes de tu cuerpo ideal pueden remontarse a esos anuncios. Cada
modelo Hollister que te llama la atención, cada voz en tu cabeza que te dice que esos
abdominales necesitan “definición”, cada gramo del mito de Abercrombie, puede ser

97
rastreado directamente a Marky Mark. Tanto si te suscribes a esos ideales como si los
rechazas, son los estándares irrealistas que debes enfrentar. Es lo que se te está
vendiendo.

El torso de Harry no es así. Se atreve a ser un cuerpo normal que se difunde fuera de
todos los ideales. No es ni gordo ni delgado. Hay una línea de vello desde su pecho hasta
sus pantalones. Su estómago no es firme. No puedes ver sus abdominales.

En otras palabras, nos recuerda la forma en que éramos en la adolescencia, la forma


en que éramos antes de que el mundo se estableciera.

¿Por qué está sonriendo Marky Marks en esos anuncios? No es solo que tiene un
cuerpo perfecto. No, es como si supiera que muy pronto nuestros cuerpos serán
difundidos. Muy pronto, nuestras imágenes entrarán en el éter11. Todos querrán lucir
como él, porque se sentirán como si estuvieran siendo observados todo el tiempo.

Harry, por supuesto, sabe que está siendo observado. Pero cómo luce es la cosa más
alejada de su mente. Cuando tu cuerpo comienza a volverse en tu contra, cuando el valor
superficial de la piel no es nada comparado con los fuegos artificiales de dolor en tus
músculos y huesos, la supuesta verdad de la belleza decae porque hay preocupaciones
más importantes de las cuales ocuparte.

Créenos. Lo sabemos.

***

Avery se pregunta por qué Ryan lo está mirando por el rabillo del ojo, por qué Ryan
preferiría observarlo a observar la carretera. Incluso cuando los amigos miran a Avery,
una pequeña parte de él aún se preocupa de que estén buscando defectos,
irregularidades. En esto, Avery no es muy distinto de cualquier otra persona. Todos nos
preocupamos de que mirar sea en realidad buscar.

Finalmente, Avery no puede soportarla. La mirada. Luego una sonrisa intencionada.


Luego otra mirada.

—¿Qué? —pregunta.

Eso solo hace que Ryan sonría más.

—Lo siento —dice—. Usualmente no me gusta la gente. Así que cuando sí, parte de mí
está realmente entretenida y la otra parte se rehúsa a creer que está pasando.

11
Éter: el espacio; el ciberespacio; el aire.

98
Quizás es por esto que nos gusta observarte tanto. Todo aún es nuevo para ti. Estamos
mucho más allá de la experiencia, aunque presenciamos cosas nuevas todo el tiempo.
Excepto a ti. Lo nuevo no es solo un hecho. Lo nuevo puede ser una emoción.

—¿Qué haremos? —pregunta Avery. No pretende ser una pregunta existencial. Solo
quiere saber qué es lo próximo que harán.

—Supuse que empezaríamos con panqueques. ¿Quieres panqueques?

—Es difícil imaginar un escenario donde alguien diría que no a los panqueques.

Así que fueron a la casa del panqueque. Como es una ciudad pequeña, Avery nota a
Ryan fijándose quién más está adentro antes de dirigirse a una mesa.

—¿Buscando a alguien en particular?

Ryan sonríe de nuevo.

—No. Solo un hábito, creo.

—¿Cuántas personas hay en tu secundaria?

—Alrededor de doscientas. ¿En la tuya?

—Ochenta.

—Debes destacarte. Quiero decir, con el cabello rosa y todo.

—Apuesto a que tú te mezclas bien.

—Tratar de mezclarte sería como ser puesto en una licuadora. Me abstengo.

Avery lo encuentra gracioso.

—¿Qué acabas de decir?

—Dije “me abstengo”.

—¿Es eso lo que dices cuando los chicos populares tratan de lograr que salgas con
ellos? “Lo siento pero me abstengo de mezclarme. Es solo que hay demasiadas ventajas
en ser invisible”.

—Sip. Eso es precisamente lo que digo. ¿Pero se detienen? No. Los chicos populares
siguen fastidiándome. Llamando. Enviando textos. Apareciendo en mi puerta. Rogando
como perros. Me avergüenzo de ellos.

—Sé precisamente como te sientes.

Para enfatizar su punto, Avery estruja la mano de Ryan. Es una excusa tan
abiertamente patética para tocarlo y ambos sonríen ante el conocimiento de ello.

9
—Parte de ti está entretenido —dice Avery—. Y parte de ti no cree que esto esté
pasando.

Ryan asiente.

—Y en el Cena de Panqueques del Siglo, de todos los lugares.

—Bueno —dice Avery—, este es el Panqueque del Siglo, después de todo.

La camarera viene a tomar su orden. Cada uno piensa en retirar su mano, pero
ninguno de ellos lo hace.

***

Craig piensa en panqueques. Piensa en la cálida miel de maple y en arándanos y en


mantequilla derritiéndose. Piensa en el sabroso humo del tocino en su lengua. Un vaso
de frío jugo de naranja. Intenta conjurar el sabor, pero el sabor es difuso en la memoria.
Así que en lugar de eso tiene que confiar en su memoria de cómo lucen. Cómo huelen.
Cuán feliz lo hacen.

Se vuelve a concentrar en Harry. Quien se está desvaneciendo. Craig se siente horrible


por pensarlo, pero el pensamiento está ahí: si no lo logran probablemente será por
Harry. Le ha escrito textos sobre su hombro, le pregunta si está bien; Harry sigue
diciendo que lo está, sigue diciendo que ahora que se ha calmado todo está bien. Pero
Craig puede sentir la mentira a través del cuerpo de Harry, puede tocar los músculos
tensos, puede notar todos los pequeños movimientos que está haciendo para mantenerse
consciente, para continuar.

Y yo nunca fui el más fuerte. Craig se permite decirlo, aunque solo para él mismo.
Durante toda su relación Harry era el que estaba a cargo, era el que los guiaba. Eso no
era porque era más inteligente o incluso mejor que Craig, solo significaba más para él,
estar en control. Y a Craig realmente no le importaba, por lo que se lo cedió. Le gustaba
no ser responsable todo el tiempo.

Complacencia. Craig ahora nota como esto era complacencia. Una de las razones por
las que le gustaba el sonido de la voz de Harry era porque significaba que no tenía que
usar la suya. Pero eventualmente esta estrategia falló. Eventualmente Harry descubrió lo
que sucedía y no se sintió bien con eso. Él quería que Craig peleara un poco más, pero
para cuando Craig empezó a pelear para que ellos permanecieran juntos, ya había
perdido.

Ahora él está peleando por algo diferente, algo que se siente más elemental. Está
peleando por seguir de pie. Está peleando por seguir sin comida, sin baños. Está
peleando por mantener sus labios en los de Harry por siete horas más. Y está peleando
por ayudar a Harry a hacer todas estas cosas por igual.

10
Es uno de los secretos de la fuerza: es más probable que la encontremos al servicio de los
otros que encontrarla al servicio propio. No tenemos idea por qué es así. No es solo una
madre que levanta un carro para liberar a su hijo o el chico que escuda a su novio cuando
el hombre con el arma empieza a disparar. Esos son ejemplos extremos, los cuales la vida
raramente nos ofrece. No, es la fuerza menos extrema, una fuerza que no es tan
situacional como es constitucional, que encontraremos para dar. ¿Cuán a menudo vimos
esto, mientras moríamos? ¿Cuántos tranquilos amantes se convirtieron en temerarios
vigilantes sobre nuestro cuidado? ¿Cuántos reticentes padres se despojaron de esa
reticencia para estar con nosotros? No todos. Ciertamente no todos mostraron fuerza.
Algunas personas supuestamente fuertes en nuestras vidas mostraron que su fuerza
realmente estaba hecha de paja. Pero tantos nos apoyaron de formas que no habrían
usado en sí mismos. Nos vigilaron todo el tiempo, incluso después de que nos fuimos. O
especialmente porque nos habíamos ido. Ellos continuaron peleando por nosotros.

Ya nos fuimos y quizás nuestros espíritus ya se fueron también cuando los que nos
conocían dejaron de recordarnos tan a menudo o se nos unieron. Pero el espíritu de esa
fuerza… este aguanta. Está ahí para ser tomado. Solo tienes que estirarte y encontrarla,
como Craig hace justo ahora. Nunca la tomaría para sí mismo, no de esta forma. Pero
por Harry lo hará.

Mientras tanto Cooper se niega a tomarla. Se niega a aferrarse. Se niega a sentir.

Lo vemos soltarse, pero nosotros no lo dejaremos.

Él conduce sin notar que está conduciendo. Sabe que hay un destino ahí fuera para él
y se está abriendo camino hacia ahí. Durante eso, hace un conteo vacío de las personas
que lo aman. No teme herir a nadie porque no cree que le importe lo suficiente a nadie
como para que sufran. De seguro pasarían por los pasos. Derramarían sus lágrimas en
cuanto se fuera. Pero por debajo de esa actuación de tristeza, él siente su alivio. Ellos no
quieren que él regrese, así que no lo hará.

El amor, piensa, es una mentira que las personas se dicen entre sí para hacer el
mundo tolerable. Ya no desea más esa mentira. Y de todas formas nadie le mentirá así.
Él ni siquiera vale la pena para mentir.

Queremos que haga un conteo del futuro. Queremos que considere que el amor sí
hace el mundo más tolerable, pero eso no lo hace una mentira. Queremos que vea el
momento en que lo sentirá, realmente sentirlo, por primera vez. Pero el futuro es algo
que él ya no está considerando.

En su mente el futuro es una teoría que ya se ha probado falsa.

***

Que poderosa palabra, futuro. De todas las abstracciones que nos podemos articular, de
todos los conceptos que tenemos que otros animales no, que extraordinaria habilidad de

101
considerar un tiempo que no se ha experimentado. Y que trágico es no considerarlo. Nos
mortifica, nosotros con tan limitado futuro, ver a alguien apartarlo como si no tuviera
significado, cuando tiene una infinita capacidad de significado y un infinito número de
significados que pueden ser encontrados en este.

Adjúranos ese viejo refrán.

¿A dónde quieres ir?


No lo sé… ¿a dónde quieres ir?
¿Qué quieres hacer?
No lo sé… ¿qué quieres hacer?

La trasmisión de los dos chicos besándose continúa encendida en el fondo mientras Neil
y Peter juegan videojuegos en el cuarto de Neil. Peter siente que algo no está del todo
bien con Neil, su corazón no parece estar en el juego y es el que trajo un par de días atrás,
desesperado por llegar al nivel treinta y dos para el fin de semana. Peter teme que sea por
el estúpido mensaje de texto que recibió de Simon o sobre algo más relacionado a ellos.
Así que no dice nada porque sabe que Neil lo dirá cuando esté listo para hacerlo. Quizás
no es nada.

Por su parte, Neil no entiende por qué no está hablando con Peter, por qué está
matando asesinos rusos en lugar de diciéndole a Peter que su mundo ha cambiado. Está
esperando a que Peter le pregunte qué sucede porque cree que está claro que algo ha
sucedido y ¿por qué él siempre tiene que ser el que indique las cosas?

Peter le pone pausa al juego.

—¿Tienes hambre? —pregunta.

—No realmente. —Es la respuesta de Neil.

—¿Sediento?

—No.

—¿Quieres hacer algo más?

—¿Tú quieres hacer algo más?

—¿Estás con la angustia de la constipación?

Neil no está de humor para esto.

—No.

—¿Embarazado?

10
—No.

—¿Cansado del juego?

—¿Cuál juego?

—El que estamos jugando.

—¿Cuál estoy jugando?

—El de la pantalla justo ahora. Balkan Bloodbath 12.

—Oh, no. Estoy bien.

Aquí es cuando Peter debería decirlo. ¿Qué sucede?

Pero en lugar de eso quita la pausa al juego.

—Si tú estás bien —dice—, yo estoy bien.

Continúan jugando.

***

Ryan no ha tenido que pasar mucho tiempo pensando sobre dónde llevar a Avery luego
porque ya se están quedando sin lugares geniales en Kindling. Si no están en el río en la
casa de la tía Caitlin o en el Restaurante Panqueques Centenarios, hay muy pocos lugares
que valga la pena explorar. La cafetería Kindling es el que queda, pero ahí es donde
todos van. Quiere que Avery conozca a sus amigos, pero aún no. Quiere que estén solos,
con nadie observándolos, nadie siquiera notándolos. Así es la relación de Ryan para este
pueblo: realmente no quiere dejar marcas y quiere que Kindling deje tan pocas como sea
posible en él. Sabe que ha sido definido por este pueblo. Y, por supuesto, entre más ha
intentado resistir esa definición, más lo han definido. Pero esto, esta vez con Avery,
necesita existir fuera de definición. O, al menos, él y Avery necesitan tener la
oportunidad de definirse a sí mismos.

Así que guía a Avery al Mr. Footer’s, la vieja reliquia de un minigolf. Ha estado
cerrado por años, pero nadie ha comprado el terreno, así que permanece abandonado,
casi en una decadencia post-apocalíptica. Hay un candado en las puertas, pero las mismas
se han deshecho por partes, provocando que sea fácil entrar y salir. En la noche es un
lugar para drogadictos y fumadores, pero durante el día está tan silencioso como un
cementerio.

—¿A dónde exactamente me estás llevando? —pregunta Avery. Ryan ve una imagen del
sitio a través de sus ojos y nota que esto puede ser un error. Pero no quiere regresar. Le
dice a Avery que estacione al frente.

—Cuando era niño —explica—, este lugar era el mejor lugar aquí. Si eras realmente
bueno y hacías todos los deberes, mamá y papá te traían aquí. Jugarías todo el minigolf
que pudieras y luego habría helado y videojuegos en el cobertizo de ahí.

10
Avery lo asimila todo.

—¿Entonces qué pasó?

Ryan se encoge de hombros.

—Un día estaba aquí y luego al siguiente había un rótulo diciendo que se había
acabado. Ha estado aquí desde entonces, abandonado.

—¿Y vienes a menudo?

—Solo con personas especiales.

—Oh, vaya. Me siento halagado. —Avery se abanica con la mano. Pero de una forma
está halagado. Si Ryan hubiese conducido hasta Marigold Avery se hubiese visto obligado
a llevarlo a un Friday’s o al cine. Esto definitivamente no es eso.

—Vamos —dice Ryan. Dejan el coche y atraviesan un agujero en la puerta. Dentro todo
está roto. Molinos de viento derribados, fosos fétidos, botellas rotas y latas aplastadas.

—¿Quieres jugar? —pregunta Avery.

Ryan mira las zonas verdes destrozadas. Los agujeros están llenos de colillas de
cigarrillo.

—No estoy seguro de que eso vaya a funcionar —dice—. No hay palos. O pelotas de
golf.

—¿Y qué?

—Y… es difícil jugar minigolf sin esas cosas.

—Usa tu imaginación —dice Avery mientras camina hacia la base del primer hoyo y
pone una pelota invisible—. Este es el minigolf más increíble jamás creado. Por ejemplo,
este agujero está vigilado por lagartos. Si se tragan tu pelota son tres golpes. Si te tragan a
ti son cinco.

Avery da un giro exagerado con un palo no existente, luego representa el ver la pelota
alejarse por el aire y caer al agujero.

—Vamos, vamos, vamos, suelta. —Luego suspira—. No hoyo en uno, pero al menos
esquivé los lagartos. Tu turno.

Ryan se acerca y pone su pelota invisible.

—Espero que no te importe que haya tomado la rosa —dice.

—No me importa para nada.

Ryan hace un giro hacia la pelota. Ambos la observan subir y caer.

10
—Nada mal —dice Avery.

—Al menos no le di a un lagarto.

Ryan piensa que Avery se detendrá entonces, querrá irse de ese lugar desolado. Pero
se dirige a donde está su pelota y la golpea, luego se aparta para el turno de Ryan. Ryan
sigue su ejemplo, pero falla el golpe. Al siguiente lo consigue. Avery pretende recoger las
pelotas y se dirige al siguiente agujero.

—Tu turno —dice—. ¿Cuál es la historia?

La historia que Ryan dice es que este agujero está acribillado por comederos de
chocolate; si tu bola caía ahí sabría mejor, pero también te retrasaría. Y realmente la
pelota de golf ya no es una pelota, es un dulce del tamaño de una pelota de golf.

La historia que Ryan siente es un asunto diferente. La historia que Ryan siente es la
que está siendo escrita con cada minuto, esta confusa y disfrutable historia de ellos dos
encontrando un buen tiempo en lo que él ahora ve que es un lugar muy agradable.
Siempre ha apreciado lo desolado que estaba, pero eso fue cuando él se sentía bastante
desolado. En el último par de años, hubo una catarsis al ver su infancia tan visiblemente
tirada a la basura, como si hubiese alguna confirmación aquí sobre cómo se debería sentir
el crecer.

Pero con Avery, un poco de esa vieja maravilla regresa. Ryan sigue el juego y es un
alivio estar jugando. Para el quinto hoyo ya no están jugando golf, solo describen las cosas
que realmente no ven. Avery erige el Taj Mahal en el agujero cinco y Ryan presenta el
primer golf anti gravedad del mundo en el agujero seis. En el sétimo agujero empiezan a
caminar tomados de las manos, admiraban un paisaje imaginario. En lugar de tomarse las
manos solemnemente, ellos las balancean adelante y atrás, se separan y regresan. El sol
no está brillando, pero ellos no lo notan. Si alguien les preguntara luego, ellos jurarían
que sí lo hacía.

No es tan simple como Ryan mirando a Avery y sintiendo que se conocen desde
siempre. De hecho, no se siente como eso para nada. Ryan se siente como si él acabase
de conocer a Avery y ese conocer a Avery no será como conocer a cualquier otra persona
que ha llegado a conocer. Hay una fuente de los deseos en el medio del noveno hoyo.
Esta no es imaginaria, está aquí, mayormente intacta desde sus días de gloria. Avery busca
en su bolsillo y saca un centavo.

—No. —Ryan se descubre diciendo—. No lo hagas.

Avery le lanza una mirada interrogante.

—¿No?

—He lanzado centavos en esa fuente toda mi vida y ni un solo deseo se ha cumplido.

10
De niño deseaba por dinero o fama o juguetes o amigos. Los deseos más recientes
eran por otras cosas diferentes, todos sinónimos de amor o escape. Se preocupa de
haberlo arruinado, por repentinamente ser serio. Ese siempre ha sido su problema, su
incapacidad de vivir en mundos falsos por mucho tiempo. Avery no le pregunta qué ha
deseado. No necesita hacerlo.

—Aquí —dice—. Quizás no lo hiciste correctamente.

Avery toma el centavo y lo mueve a los labios de Ryan. Ryan lo sostiene ahí, realmente
sin saber qué sucede. Luego Avery se inclina y lo besa, lo besa de una forma que ambos
besen el centavo. Cuando se aparta el centavo cae y él lo atrapa en su mano.

—Ahora pide un deseo —dice.

Y Ryan piensa: Quiero ser feliz.

—¿Lo tienes? —pregunta Avery.

Ryan asiente y Avery lanza el centavo a la fuente. Ambos escuchan, pero este nunca
cae. Luego Avery regresa a él, se acerca y ahora se están besando con nada entre ellos.
Los labios cerrados, luego los labios abiertos. Las manos vacías, luego entrelazadas.

Un minuto o dos de esto, luego Avery se aparta y dice.

—¡Solo hemos terminado a medias!

Caminan, los dedos todavía juntos, hacia el décimo hoyo.

—Es una nube —dice Ryan—. Toda la cosa es una nube.

Se enfrascan tanto en la conversación sobre golf entre las nubes que no escuchan las
pisadas, no escuchan la risa que se acerca.

Luego las voces son muy fuertes para ignorarlas.

Ryan se gira y ve quién se está acercando.

—¿Qué? —pregunta Avery.

Y Ryan dice:

—Oh mierda.

Harry está llorando. Siente tanto dolor que ha empezado a llorar. Sus piernas se están
agarrotando y su vejiga como si estuviera llena de piedras, él no decide llorar, pero sus
ojos están llorando de todas formas. Ha perdido el control de ellos. Ha perdido el
control de todo, excepto sus labios. Todo el control que le queda lo tiene que poner ahí.
Incluso mientras su cuerpo grita que se rinde. Incluso mientras su mente le dice que no
hay forma de que aguante otras cinco horas.

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Son cuatro. Avery no tiene idea de quiénes son y nosotros tampoco, pero al igual que
nosotros, tiene una idea de lo que esto significa. Son las miradas llenas de desprecio, la
confianza al caminar, el toque despreocupado al reír. Es la marca particular de los idiotas,
fácilmente encontrada en chicos que viajan en manadas.

—Qué tal, Ryan? —se mofa uno de ellos—. ¿Quién es tu novio?

Ryan suelta la mano de Avery.

—¿Qué quieres, Skylar? —dice.

—Vimos un auto afuera. ¿Qué hacen chicos?

Avery ve que Skylar y uno de los otros chicos tienen unos palos de golf. Skylar lo ve
mirando y sonríe. Luego descubre una botella en el suelo y gira el palo, golpea la botella
en dirección a Ryan y Avery. Ryan no reacciona, pero Avery sí.

No necesitamos decirte cómo es Akylar, ¿no? Ya debes de saberlo. En la gran


maquinaria de las cosas, es un diente sin poder. Así que demuestra tanto poder como
puede en cualquier situación que puede dominar. Intenta construirse su propio a valor a
expensas de los demás y funciona un poco, pero nunca es suficiente. No lo hace más
inteligente. No le da mucho futuro. Le da la misma gratificación instantánea que el sexo o
las drogas. No odia a Ryan, no realmente. Él solo ve en este una oportunidad de tener el
control. Especialmente con una audiencia.

Ryan intenta mantenerse alejado de él, intenta mantenerse lejos de todos ellos. Porque
siempre hay más de ellos y porque si pelea contra ellos, tendrá que pelear contra ellos
todos los días después de eso, mientras que si lograba evitarlos al final lograría
desaparecer del todo. O eso era lo que se decía a sí mismo, eso es lo que nosotros
siempre nos dijimos. No te comprometas. No lo hagas peor. Aléjate. No huyas, no seas
un cobarde, pero no los dejes ver tu miedo. Aléjate.

Si Avery no estuviera aquí, eso es lo que él estaría haciendo. Les diría que tuvieran un
entretenido juego, luego se alejaría como si les entregara a ellos el campo. Pero no hay
como alejarse de eso ahora. Es más divertido para Skylar atacar con Avery observando.

Skylar se acomoda frente a otra botella y esta vez la rompe con el impacto, el vidrio
vuela por todas partes. Los otros chicos lo encuentran hilarante.

Avery puede sentirse cerrando, poniéndose en modo sobreviviente.

—¿Qué demonios quieren chicos? —escupe Ryan.

—¡Tan rudo! —Skylar se burla. Luego tira su palo de golf al rostro de Avery.

O al menos pretende que tirará su palo al rostro de Ryan. En el último momento lo


retiene. Pero no antes de que Ryan haya levantado su brazo, asustado por el golpe que

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nunca llega. Avery puede ver la humillación de Ryan por caer en la farsa. Mientras los
chicos ríen un poco más, Avery quiere adelantarse y poner una reconfortante mano en la
espalda de Ryan, quiere decirle que está bien. Pero no puede hacer eso porque no está
seguro de cuál reacción provocará y no está seguro si realmente está bien.

Lo que Avery no sabe es que la humillación de Ryan no es solo por ese momento,
sino la acumulación de abuso por parte de Skylar y los otros chicos como Skylar. Ellos se
han entrometido en toda su vida, escupido y tirado y saboteado cualquier grado de
seguridad o comodidad que haya logrado construir. Esta es la verdadera tiranía, no las
bromas o empujones, sino la extenuación de vivir con esto por tanto tiempo tan
implacablemente.

Eso nos mató, ser molestados, ser ridiculizados por ser algo que no se nos permitía
ser. Muchos de nosotros primero escucharon la palabra gay como un insulto, una
abominación. A muchos nos llamaban maricas antes de saber lo que significaba. No a
todos nosotros; algunos lo escondían tan profundamente que nadie podía encontrar
nuestra debilidad. Algunos de nosotros éramos matones para cubrir nuestros pasos o
porque odiábamos tanto lo que éramos que teníamos que atacarlo en otras personas.
Muchos de nosotros sufrimos por las manos de las persones que eran más tontas y/o más
malvadas que nosotros, solo porque eran más grandes, solo porque eran más ruidosos,
solo por quiénes eran sus padres o en cuál equipo estaban o porque tenía el nervio frío
para patearnos mientras nosotros no teníamos las defensas para devolver el ataque.

Siempre hubo un tiempo cuando fuimos marcados. Para Ryan hubo un tiempo en
que jugaba en la Liga Menor con Skylar. Sus madres incluso utilizaban el transporte
juntas. Pero esa historia no significa nada aquí.

—¿Interrumpimos su besuqueo? —Skylar lo dice con un juguetón disgusto—. ¿Nos


perdimos el espectáculo? —Ahora está cerca, muy cerca. Toma el palo de golf y lo usa
para empujar Avery hacia Ryan—. No permitan que los detengamos. Veamos lo que
tienen.

Avery siente los ojos de los chicos sobre él y no tiene idea de lo que ven.

—¡Vamos! —grita uno de los chicos—. ¡Háganlo!

Ryan está enfadado, pero no puede convertirlo en acción. No hasta que Skylar
empieza a presionar el palo de golf contra él y hace fuertes sonidos de besos. Es
demasiado, Ryan toma el palo, intenta arrancarlo de las manos de Skylar. Él espera que
Skylar tire, pero en lugar de eso Skylar sorprende a Ryan empujando. Ryan pierde el
equilibrio y cae de espaldas sobre su trasero, golpeando a Avery. Luego Skylar vuelve a
tirar del palo, fácilmente lo arranca de la mano de Ryan.

Todos están mirando a Ryan en el suelo, incluso Avery. Los otros chicos lo aman,
sueltan insultos. Pero Skylar se queda quieto. Deja que su satisfacción hable por él. No
importa lo que Ryan haga ahora, Skylar ya ha ganado.

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—Necesitas conseguirte un nuevo novio —le dice a Avery—. Este está dañado.

—Jódete —dice Avery. Parece patético decir eso. Estúpido. Debe haber algo mejor para
que diga, pero eso es todo lo que tiene.

—No —dice Skylar—. Tú jódete.

Ryan se está levantando ahora. Skylar camina hacia atrás y tira un pedazo de vidrio
que le da en los zapatos a Ryan.

—Vámonos —dice Avery.

—¿Qué, tan pronto? —Skylar se mofa—. ¡Ese no fue un gran espectáculo!

Avery intenta leer la expresión en los ojos de Ryan, pero no puede. No tiene idea de
lo que Ryan está pensando ahora, de lo que hará después. Es como si ninguno de los
otros estuviera ahí, solamente son Ryan y Skylar, enfrentándose.

—Quiero irme —dice Avery. Que lo culpen a él. Que él sea el débil, si eso los sacará
de ahí.

—Bien —dice Ryan. Está dirigido a Avery, pero no aparta su mirada de Skylar—. Fue
genial verlos, chicos.

—Sí, marica, genial verte —replica Skylar.

Ryan y Avery empiezan a alejarse. Los chicos responden golpeando más latas y
botellas en su dirección. Ryan no empieza a correr. Solo continúa caminando y Avery
mantiene el paso. El vidrio y aluminio los golpean, vuelan alrededor de ellos. Los chicos
están vociferando con alegría. Los siguen por una corta distancia, luego finalmente, por el
sexto hoyo, los dejan ir. Ryan odia cuán agradecido se siente por eso.

Tan pronto como están fuera de rango, saliendo a salvo por la abertura en la puerta, el
corcho salta y deja salir todas las palabras que Avery se ha estado guardando.

—Eso fue espantoso —dice—. Pero estamos bien. Estamos completamente bien. Esos
tipos son idiotas. Lo importante es que estamos bien. Solo olvidémonos de eso porque es
inútil preocuparnos. Estamos bien, ¿cierto?

—Realmente lo lamento —dice Ryan—, pero creo que necesito que nos quedemos en
silencio por un segundo.

Él intenta decirlo gentilmente, intenta dejar claro que no es nada personal contra
Avery, pero Avery no puede evitar sentirse un poco reprendido. Skylar ha estacionado su
auto de forma que bloquea el de Avery. Y es una camioneta, así que no es como si
pudiera empujarla para abrirse camino. En lugar de eso tiene que dar una vuelta y subirse
a la acera para salir. Todo el tiempo Ryan hierve con ira.

—Todo está bien —dice Avery.

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—No, no lo está —suelta Ryan.

Avery termina de maniobrar y los saca del estacionamiento.

—¿Qué sigue? —pregunta.

Ryan sabe que debe librarse de lo que acaba de suceder, necesita alejarse de eso y
regresar al día que él y Avery estaban teniendo. Pero la furia que siente es volcánica y si
Avery no estuviera ahí, estaría regresando con un palo de golf propio. Esperaría hasta que
no estuvieran viendo y luego los golpearía. Estos escenarios son mucho más claros
cuando no están sucediendo realmente.

—¿Ryan?

Ryan no ha escuchado la pregunta de Avery y no nota que necesita saber lo que harán.
Él mira su reloj y nota que le ha dicho a Alicia que llegarían en unos quince minutos.

—Gira a la izquierda —dice.

Avery quiere preguntar más, pero en lugar de eso espera con paciencia. Sácalo, quiere
decirle a Ryan. Di lo que necesites decir.

Pero Ryan ya no está ahí. Él no puede decirlo en voz alta. Y no puede sacarlo.

Cooper va a McDonald’s por algo de comer y nota que ya no le queda mucho dinero.
Esto debería molestarlo, pero no es así. Apenas lo nota.

En lugar de eso se sienta en una mesa en una esquina y come su Cuarto de Libra. Las
personas hablan y ríen y empujan alrededor de él, pero él tiene la mirada perdida en un
espacio que no está ahí, sus pensamientos son ajenos a su entorno. Termina su
hamburguesa en seis minutos, luego se queda sentado por otros treinta. Juega con cosas
en su mente. Se habla a sí mismo porque no hay nadie con quién hablar.

La muerte es dura y enfrentar la muerte es doloroso. Pero es incluso más dolorosa la


sensación de que a nadie le importa. No tener amigos en el mundo. Algunos de nosotros
morimos rodeados de los que amábamos. Algunos de nosotros habíamos amado a
personas que no habían llegado a tiempo, que estaban lejos o solo descansaban. Pero
también están esos que pueden decir lo que es no tener a nadie a quien amar, nadie que
te ame. Es muy difícil mantenerse con vida por el beneficio de uno mismo. Es muy difícil
mirar día tras día tras día sin algún otro rostro familiar devolviéndote la mirada. Convierte
a tu corazón en un músculo sin propósito.

Entre menos conexiones tengas con el mundo, más sencillo es dejarlo.

110
Necesitamos volver a Harry y Craig. Necesitamos verlos ahí de pie. El día es cada vez más
cálido y como resultado sus cuerpos parecen exudar más calor. Vemos las manos de
Craig presionar la espalda de Harry y recordamos la milagrosa sensación de la piel. Algo
que extrañar. Tocar su pecho y la sensación de su latido por debajo. Tocar su espalda y la
sensación de su columna. Aliento contra nuestros cuellos. El escalofrío por apartarse. El
calor de abrazarse.

Veintisiete horas y cinco minutos es un largo tiempo para estarse besando. Igual
veintisiete horas y seis minutos. Harry y Craig son conscientes de todo lo que pasa
alrededor de ellos. El mar de rostros continúa alterándose, se actualiza. La música pasa
de canción en canción. Mykal se ha convertido en el autodesignado animador, si los que
apoyan se quedan muy callados, él los anima. Después de la práctica de fútbol
americano, hay un bullicio adicional de disidentes, no todos los jugadores, pero algunos.
Pero estos disidentes pronto se aburren.

No hay mucho que ver cuando son dos chicos besándose. Tienes que ser devoto para
quedarte.

La consciencia de Tariq se está deformando en sueño. Empieza a murmurar a Walt


Whitman para mantenerse despierto, para mantener sus pensamientos en secuencia.
Smita lo escucha y también empieza a hacerlo. Cuando Mykal escucha esto lo convierte
en un canto:

¡Nosotros, dos muchachos abrazados!,


¡que nunca dejamos de estar juntos!,
¡gozamos con nuestras fuerzas!,
¡extendemos los brazos!,
¡cerramos los puños!,
¡armados y temerarios!,
¡comemos!,
¡bebemos!,
¡dormimos!,
¡amamos!

Harry y Craig se aferran uno al otro. Cada uno de ellos, en sus propios pensamientos,
en su propia manera, se pregunta: ¿Cuánto te puedes aferrar a un cuerpo?

Queremos decirles: Mucho tiempo. Ellos son jóvenes. No entienden. Es natural que
otro cuerpo se convierta en el tuyo propio. Es natural tener esa conexión, esa
familiaridad. Somos seres que nos regeneramos siempre, pero siempre mantenemos la
misma aproximación y de esta forma podemos ser conocidos. Y sostenidos.

Aférrate a su cuerpo, queremos decirle a cada uno de ellos. Y luego, aférrate al tuyo
propio.

Harry tose. Craig lo toma. Ni siquiera parpadea.

111
Neil se sienta junto a Peter mientras Peter juega videojuegos. Peter juega videojuegos,
pero está más consciente de Neil sentado a su lado.

Peter no sabe qué decir, así que se inclina. Solo unos pocos centímetros, pero ahora
sus hombros se tocan. Ahora están de una simple manera juntos.

Avery está feliz de conocer a los amigos de Ryan, pero también se siente un poco
mareado. No es que Ryan no los presenta, pero en cuanto lo hace, es como si se hubiese
salido de la conversación. Su mente continúa en el campo de minigolf. Todavía arde en
su propia ira.

La mejor amiga de Ryan, Alicia, siente que algo está mal. Avery quiere decirle: No fui
yo. Juro que no fui yo. Pero ella también debe sentir eso porque ella le da una gran
bienvenida a Avery, intenta contarle historias graciosas sobre Ryan mientras crecía para
hacerle sentir menos aislado. De hecho, de los cuatro amigos sentados a la mesa de la
cafetería, solo uno de ellos, Dez, parece estar estudiando a Avery con mucha fuerza,
intenta descifrar lo que está debajo de la camiseta de Avery.

Finalmente, Ryan les dice lo que sucede, no cada detalle, pero la idea general. Avery
está aliviado, supone que esta voluntad permitirá a Ryan liberarse, superarlo. Claro todos
son simpáticos, murmuraba una casi infinita lista de sinónimos para la palabra idiota para
describir a Skylar y los otros chicos. Pero no es suficiente como para que Ryan lo
convierta en una historia. Al final dice:

—Realmente debí hacer algo. Golpear su auto. Llamar a la policía para reportarlos.
Algo. Quiero decir, creo que no es muy tarde.

—¿Qué quieres decir con “no es muy tarde”? —Alicia pregunta de una forma que
Avery no siente que él pueda.

—Quiero decir, no es como si no supiera dónde vive.

Alicia asiente. Pero luego dice:

—Ryan, entiendo que estés enfadado, pero creo que necesitas olvidar esto.

—Fácil decirlo. No estuviste ahí. ¿Cierto? —Con esto él mira a Avery.

Avery no sabe exactamente qué le está preguntando. La pregunta parece ser si Alicia
estaba o no ahí y todos saben la respuesta a eso. Ryan quiere algo más de él.

—Creo que ustedes son mejor compañía —dice Avery ganando puntos de todos menos
Ryan.

Vemos cuán insatisfecho está Ryan con esto. Con Avery. Con Alicia. Con todos ellos
por no compartir su misma ira. Conocemos bien esa sensación. Hubo veces en las que

112
sucumbíamos ante nuestra ira, no se sentía como algo que habíamos creado, sino algo
que estaba fuera de nosotros, alrededor de nosotros, nos encerraba. Después de muchos
años negando nuestra ira, negando nuestro enojo, era poderoso aceptarla, permitirle
impulsarnos, aprovechar la ira para convertirla en un desmán, tomar la cosa que cayó
fuera de nosotros y luego dispararla de regreso al interior.

Parte del uso de la ira es reconocerla, aprovecharla. Pero la otra parte, la parte que
algunas veces aprovechada por nosotros, especialmente en nuestro dolor, es el objeto que
se apunta. Eso es, a veces el poder de la ira es tan intenso que lo dispararás hacia todos
lados. Incluso cuando, de verdad, solo deberías disparar a tu ira contra las personas con
las que realmente estás enfadado, las personas que realmente merecen tu enojo. Ryan,
tan fijado en su odio contra Skylar, ni siquiera nota que está dejando su odio salirse,
esparcirse.

Alicia le pregunta a Avery sobre su cabello rosa y cuán largo lo ha tenido, luego hace
más preguntas sobre la vida en Marigold. Lo que realmente quiere es que Avery vaya al
baño o afuera a contestar una llamada, para así poder quedarse a solas con Ryan y decirle
que recuerde lo que ese día se suponía iba a ser, que recuerde la emoción que tenía
cuando le pidió que reuniera a las personas para conocer a este chico que había caído en
su vida. Pero Avery no deja la mesa y Ryan se va sin ser advertido por su mejor amiga.

—¿Qué harán ahora? —ella pregunta cuando la conversación debe continuar.

—No estoy seguro —dice Ryan. Pero ella lo puede ver. Su mente sigue llena con la
palabra venganza.

Neil sabe lo que hace Peter, inclinado así contra su hombro. Él sabe lo que Peter está
diciendo. Él no se aparta. Pero aun así no le cuenta a Peter lo que sucede y aún no
entiende por qué.

Cooper deja el McDonald’s. Regresa al mundo. Espera a que llegue la noche.

Craig mira a la multitud en busca de su familia y no los ve.

Harry intenta concentrarse en los mensajes de texto y los correos electrónicos que llegan,
todos los comentarios. Él apenas tiene fuerzas para sostener su teléfono, pero escribe
tantas respuestas como puede, intenta perderse en las palabras, intenta pasar el tiempo en
las palabras.

113
El padre de Harry observa a su hija y siente algo enorme dentro de él. Su propio padre
nunca habría entendido lo que él estaba viendo, lo que estaba sintiendo. Su propio padre
habría tenido más de una cosa que decir sobre esto. Pero piensa: Aquí está el significado
de todo. Justo aquí frente a él. Su hijo.

***

Tom, de pie junto al Sr. Ramirez, desea que estuviéramos ahí para verlo.

Estamos justo aquí, le decimos.

Estamos justo aquí.

—¿Hay algo que quieras hacer? —Ryan pregunta cuando llegan al auto de Avery.

Quiero hacerlo de nuevo, Avery piensa. Quiero las dos últimas horas de regreso.

Craig ve la expresión en el rostro deTariq antes de ver su propio teléfono en la mano de


Tariq. Por las últimas horas, Craig ha dejado que Harry sea el que escribe, ha dejado que
Harry sea la persona agradeciendo a las inexplicables miles de personas que se han
comunicado. Pero la expresión de Tariq le hace saber que esto no es sobre eso. Esto es
algo más.

Tariq le pasa el teléfono. Es un mensaje de su hermano Kevin.

Fuimos de viaje. Buena suerte.

Eso es todo. Eso es.

Su familia no vendrá.

Su familia. No. Vendrá.

En algún momento durante la noche su padre debió haber decidido. Tenía que haber
sido su padre.

Se han ido. No regresaran hasta que haya acabado.

Craig siente que su piel ha sido desgarrada desde adentro. Siente que todas estas
personas observando, todas estas personas pueden ver lo que ha sucedido, pueden ver
todo lo que nunca va a suceder. Ninguna reunión. Ninguna selección de animadores.
Nada.

Las lágrimas caen incluso antes de que piense en ellas. De todas las cosas que su
cuerpo está haciendo, esta es la que tiene más sentido. Cuando estás triste tiene sentido
que el cuerpo quiera que tus ojos se aclaren rápidamente.

114
Harry aún no sabe lo que sucede, aunque tiene la sensación de que lo sabe. Craig le
hace señas a Tariq para que comparta el mensaje con Harry y los temores de Harry son
confirmados. Ahora Smita y la Sra. Ramirez también se acercan, ven que algo anda mal.

La multitud anima con más fuerza, grita los nombres de los chicos. Cientos de voces
gritan el nombre que los padres de Craig le dieron. Nada tiene significado para él.

Algo invade a Tariq. No puede detenerse de hacerlo. Le dice a Rachel que vigile las
computadoras, que revise la trasmisión y corre por la multitud. Esta es la primera vez que
está lejos de Craig y Harry, es la primera vez que se toma un descanso, y no entiendo de
dónde viene la energía, pero en cuanto atraviesa el grupo de personas, acelera como un
medallista de oro a través de su pueblo. Su respiración es pesada y todas sus viejas
heridas se sienten a punto de abrirse, pero presiona a través de eso, se presiona a sí
mismo hasta que llega a la calle de Craig, al camino de entrada de Craig, corre por el
patio delantero de Craig. Luego aporrea la puerta, realmente la aporrea, les grita que
salgan, grita que sabe que están ahí, ruega que estén ahí, que vengan con él, que no sean
tan estúpidos, que no cometan este error.

—Él los necesita —les dice—. Él los necesita —dice una y otra vez hasta que sus manos
se cansan de golpear y sus pulmones de gritar.

La casa cruje y se acomoda, como si le dijera a Tariq sobre su abandono.

El sol brilla bajo una nube. No hay una sola palabra como respuesta porque no hay
nadie para decir una.

Tariq no llora. No molesta más la casa. Él quería ser quien lograra convertir lo malo
en bueno, como tantos de nosotros queremos. Que él ha fallado está casi junto al punto.
En la prisa de todo cuando se haya terminado, él probablemente olvidará decirle a Craig
que intentó esto, que hizo esto.

Le decimos que fue un buen intento. Mientras camina hacia la escuela intentamos
caminar a su lado. Queremos que sienta que tiene compañía.

Craig nota cuánto estaba esperando por ellos, ahora que ya no los espera más.

También está sorprendido de descubrir que su ausencia no lo traerá abajo.

Harry intenta estar ahí para Craig. Lo intenta con mucha fuerza. Justo cuando se siente
que no puede haber nada nuevo que decir en su beso, él intenta decir esto. Y Craig lo
escucha. Craig empieza a trazar algo en su espalda. Al principio Harry cree que es una P
o una e minúscula. Pero se doble sobre sí mismo… un corazón.

Harry responde con un signo de exclamación.

115
—No estás solo —dice, su boca sigue sobre la de Craig.

—¿Qué? —pregunta Craig.

—No estás solo, —Harry dice de nuevo.

Y esta vez Craig lo escucha.

Neil se va del lado de Peter, camina hacia la computadora de Peter. Los dos chicos
siguen ahí, besándose. Neil se inclina, intenta darle sentido a sus pensamientos. Pone la
pantalla completa, pero eso solo los deja más borrosos.

—Deberíamos ir ahí —se descubre diciendo—. ¿Crees que tu mamá nos llevaría?

—Solo quiero que pasemos por ahí —dice Ryan—. Para ver si siguen ahí.

Avery quiere negarse. Pero en lugar de eso obedece mientras Ryan le dice que gire a la
izquierda, que gire a la derecha.

Ahí está de nuevo. El minigolf abandonado.

La camioneta ya no está.

Avery no puede decir si Ryan está decepcionado o aliviado. Quizás ambos.

—Creo que sé dónde pueden estar —dice. Le dice a Avery que se aleje y doble a la
izquierda.

Avery pasa dos luces verdes. Cuando una luz roja los detiene en la tercera intersección
y Ryan dice que gire de nuevo a la izquierda, Avery decide que no va a ceder o rendirse.
En lugar de eso le dará una última oportunidad a Ryan.

Ryan está confundido cuando Avery dobla a la derecha. Aún más cuando Avery se
estaciona en la plaza de una oficina.

—¿Qué haces? —le pregunta a Avery.

Y Avery dice:

—Lo estás arruinando. Tienes que detenerte ahora antes de arruinarlo completamente.

Cooper saca su auto a la carretera. Dejará su pueblo del todo. No lo piensa dos veces.
No siente que nadie ahí merece una despedida.

116
Solo dos horas más.

Más equipos de cámaras, más protestantes. Más calor, más ruido.

A pesar de todos los tragos de cafeína, Craig quiere dormir tanto como quiere sentarse.
Intenta mantener su mente lejos de las malas preguntas, pero en este punto está algo
indefenso contra ellas. Todas estas razones no dichas, incluso desconocidas, para hacer
esto están cayendo. ¿No creyó que iba a traer a su familiar alrededor de él? ¿No creyó
que estarían orgullosos? ¿Y no tenía razón Smita, no creía que volvería con Harry, que
serían una pareja de nuevo? ¿Y qué sobre lo que le pasó a Tariq, él realmente pensaba
que esto lo corregiría de laguna forma, que prevendría tales cosas de suceder otra vez? En
todo caso, ¿no lo está empeorando, dándoles una razón a las cámaras de vender el odio
del otro lado a las masas?

¿Por qué están haciendo esto?, se pregunta a sí mismo y con todas las otras respuestas
cayendo, no está seguro de lo que queda. Podríamos decirle, pero él debe descifrarlo
solo. Lo sabemos. Es imposible para nosotros armarlo contra la desesperación. Él debe
armarse solo.

Harry está tan caliente. Ha estado haciendo la A para agua, ha estado bebiendo lo que
siente que es demasiado. (Realmente solo es media botella.) Y ahora tiene tantas ganas de
orinar. Pero todas estas personas están observando. Todas estas personas están aquí. Él
no puede imaginar el tomar un descanso para orinar frente a todos ellos. Esta es la
máxima vergüenza para orinar. Él intenta contenerlo. Es doloroso.

La policía ahora bloquea las calles. Toda la fuerza está fuera, pero realmente no hay
tantos. No hay forma de revisar a todos los que se acercan. Cualquier tonto podría llevar
un arma. Cualquiera que quisiera detener el beso podría.

La mayoría de las personas que vienen a este punto son como los dos que se suben al
auto de la mamá de Peter. Mientras que no hay escasez de protestantes, la mayoría de las
personas que están migrando aquí lo hacen porque sienten alguna conexión con el beso.
En sus acciones, Craig y Harry están diciendo lo que quieren decir. Así que se
encuentran a sí mismo subiéndose en buses, en autos. Se encuentran a sí mismo en la
estación del tren de Millburn, donde una colaboradora señora les dice hacia donde
caminar para la escuela y que no se confundan con la escuela media, la cual está mucho
más cerca. Ahora quedan menos de dos horas, hay una emoción vibrando en el campo
cuando Peter y Neil llegan. Están asombrados de ver a todas estas personas, de ver la
pared de amigos que están protegiendo a Craig y Harry de los protestantes, de cualquier
amenaza que pueda llegar. Entre la muchedumbre, Craig y Harry son solo dos cuerpos

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formando una A. Son el estático centro de una celebración más grande, la primera y más
estricta onda.

Peter y Neil se detienen a las afueras del campo. O al menos por eso se detiene Peter,
para intentar ver dónde están todos los demás y para ver si conoce a alguien ahí. Neil se
detiene para ver a Peter, para realmente verlo y preguntarse lo que quiere. Él sabe que
ama a Peter y también sabe que no está seguro de lo que eso significa. No hay nadie más
en el mundo con quien se quiera besar o tener sexo o hablar o compartir el resto de su
vida. ¿Entonces por qué, se pregunta, una parte todavía se siente vacía? ¿Por qué,
después de un año, no está completa?

Está al margen de eso, podemos decir. Está al margen de encontrar la difícil verdad…
que nunca estará completa. Esto usualmente es algo que solo tienes que aprender una
vez, tal y como que no hay algo como para siempre, no hay nada de total. Cuando eres
esclavo de tu primer amor, el descubrimiento se siente como romper con todo el ímpetu,
la socavación de toda promesa. Durante el último año, Neil ha asumido que el amor es
como un líquido llenando una vasija y que entre más amas, más llena estará la vasija,
hasta que esté completamente llena. La verdad es que con el tiempo la vasija también se
expande. Tú creces. Tu vida se amplía. Y no puedes esperar que el amor de tu
compañero te llene. Siempre habrá espacio para otras cosas. Y ese espacio nunca está
vacío siempre que esté lleno de otro elemento. Aunque el líquido es más fácil de ver,
tienes que aprender a apreciar el aire.

No aprendimos esto todo junto. Algunos no lo aprendimos del todo o lo aprendimos


y luego lo olvidamos cuando las cosas fueron realmente malas. Pero para todos nosotros,
hubo un momento como este, la cinta salta y tienes la oportunidad de cambiar la canción
o dejarla continuar, un poco más dañada que antes.

—Mira a todas estas personas, —Peter le dice a Neil—. ¡Mira esto!

Neil lo mira y ve un gran bobo nerd. Él lo mira y ve a alguien cuya mamá traería aquí y
luego los recogería. Él lo mira y ve quizás no su futuro, pero definitivamente su presente.

Cuando Neil le diga a Peter lo que pasó en su casa esta mañana, que será como en
unos cuarenta segundos, Peter al inicio estará confundido y dolido porque Neil no le
dijera de inmediato. Neil lo verá, pero no se disculpará. Unos cinco minutos después, a
Peter realmente no le importara porque querrá saber todo lo que sucedió, querrá estar
ahí para Neil, incluso después del hecho, para dar apoyo. Él rodeará a Neil y Neil lo
abrazara y más amor fluirá en la vasija del otro y cada vasija se expandirá un poco más.

***

—¿Arruinándolo? —dice Ryan. Cuando comienza con la primera palabra, genuinamente


no entiende a qué se refiere Avery, pero para el momento en que marca el signo de
pregunta, lo hace. Así que antes de que Avery pueda responder dice—: Oh. Sí.

—Quiero recuperar el día —dice Avery.

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Y Ryan, a la defensiva, replica:

—No fui el único que se lo llevó.

Tan pronto como dice esto, sabemos que Ryan tiene que tomar una decisión y es una
importante. Porque si aquí toma la decisión equivocada, hay grandes posibilidades de que
las seguirá tomando. Aquellos de nosotros que morimos enfadados podemos reconocer
el patrón. Es injusto que Ryan necesite hacer esta elección, estaba absolutamente en lo
correcto sobre que el día le fue quitado. Pero ahora está en su poder el recuperarlo. Solo
necesitará superar su rabia para poder lograrlo.

Avery no sabe que las apuestas están tan altas. Todo lo que él sabe es que si Ryan va a
seguir así, Avery no va a permanecer en Kindling mucho más tiempo. Él sabe que es una
vergüenza, pero también sabe que es verdad.

—Por favor —dice. A Ryan. Al universo.

Ryan golpea su nuca en el reposacabezas del asiento. Luego se gira y mira a Avery a
los ojos.

—Lo siento —dice—. Verdaderamente, lo siento. Soy todo un idiota.

—Está bien. No hemos pasado el punto de sin retorno.

Ryan sacude la cabeza.

—Sí, pero casi nos pongo ahí, ¿no? —Su teléfono vibra en su bolsillo y él lo saca.
Cuando ve la pantalla, ríe. Se lo enseña a Avery: un texto de Alicia.

Estás jodiendo esto, chico. No seas un idiota.

—Creo que le gustaste —dice Ryan.

—Ella me agradó —dice Avery—. Todos ellos.

—¿Incluso Dez?

—Un ochenta por ciento.

Ryan asiente.

—Suena bastante bien. ¿Y dónde estaba yo, hace dos minutos?

—¿En cuarenta por ciento? ¿Treinta y siete?

—Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Quiero regresar al noventa.

¿Qué quieres hacer?

No lo sé… ¿qué quieres hacer tú?

119
En este momento, Avery responde.

—Vamos a buscar el bote de tu tío —dice—. Quiero dirigirme de vuelta al agua.

No es que Ryan lo haya olvidado. Y ciertamente no lo ha olvidado. Pero lo está


recordando: solo tiene otro año de esto. Skylar y sus amigos nunca se irán. Pero Ryan se
marchará. Incluso si es tan simple como escabullirse con un chico de cabello rosado.

Mientras tanto, Harry no puede soportarlo más. Solo no puede. Su cuerpo se separa de
su mente por él y, justo allí, justo en frente de todos los demás, se está orinando. Una vez
que empieza, es casi imposible detenerlo. En horror, siente su ropa interior
humedecerse. El frente de sus jeans.

***

Craig siente que Harry se tensa, no sabe qué está pasando. Ninguno de ellos puede
realmente ver hacia abajo, no en la forma en que están parados. Harry deletrea una P,
luego una E, R, D, O y N en la espalda de Craig. Craig responde con un signo de
interrogación. Luego Harry responde con una P12 y, en vez de disgustarse, Craig lanza una
risa.

Smita lo nota, pero nadie más lo hace. Harry ni siquiera sabría que ella sabe, pero camina
hacia allí y acomoda el ventilador para que sople más abajo, justo hacia sus pantalones.

Queda una hora. Todo lo que quieren es que quede una hora. Y entonces solo queda
una hora.

El sol está cayendo del cielo, llevándose un poco del calor del día con él. Las estaciones
locales de noticias están emitiendo sus reportes a las noticias nacionales. Esta noche, los
anfitriones de los talk-shows de madrugada hablarán de dos chicos besándose. Los
tableros de conmutadores de radio se encenderán. Fox News lo ignorará y luego lo
censurará. Donde sea que esté, el padre de Craig se asegurará de que las televisiones y
radios estén apagadas y las computadoras desconectadas del mundo exterior.

No quiere que sus otros hijos lo vean.

***

Harry no quiere beber más agua, ni más bebidas energéticas. Como resultado, se siente
mareado. Y por increíble que pueda parecer, hay momentos en donde él vagamente sabe
dónde está. Se golpea a sí mismo en el pecho para mantenerse despierto.

Cooper se acerca a un gran puente, que cruza un gran río, con una gran ciudad al otro
lado. Cuando estábamos creciendo, esta escena era la que siempre preveíamos como los
12
P en inglés se pronuncia pi que suena igual a pee, que significa orinar.

12
créditos iniciales de nuestra nueva vida. Incluso aquellos de nosotros nacidos en la ciudad
imaginábamos esto. Tanto si estábamos conduciendo o si estábamos en la parte trasera
de un taxi amarillo, la ciudad se extendería en su maravilla infinita, cada ventana brillando
en invitación, los rascacielos señalando como flechas a las alturas que podríamos
alcanzar. Para la mayoría de nosotros no resultó tan fácil, pero aún estuvo la emoción de
aquellos créditos iniciales que nos llevó a través de los tiempos difíciles, que sostuvo
nuestra fe en una ciudad que a menudo no mostraba mucha fe en nosotros. Incluso
mientras moríamos, recordábamos aquella primera llegada o recordábamos cómo
habíamos imaginado que sería esa llegada o combinábamos las dos cosas (la memoria, el
sueño) en una realidad, y eso nos parecería como mucho tiempo atrás, pero aún un
momento digno de visitar.

Mientras Cooper se acerca a la ciudad, no podemos evitar sentir un poco de aquella


excitación, un pequeño reconocimiento de las escapadas que hicimos, de la línea final
que cruzamos, solo para encontrar tantas otras líneas finales después de esta.

Observamos el auto de Cooper en el desfile de faros. Todos esos autos. Todos esos
peregrinos. Pero el coche de Cooper se libera. Sus faros cambian de dirección.
Observamos mientras él sale del carril de peaje, se dirige hacia las calles locales. Justo
debajo del puente, justo cerca de la unión donde sobresale de la tierra hacia el cielo, él se
detiene. Apaga el motor. Sale del auto.

Ha aparcado ilegalmente y no le importa. La señal justo allí dice NO ESTACIONAR


EN NINGÚN MOMENTO. Cierra la puerta del auto sin asegurarla. Luego, sin mirar
atrás, se dirige hacia el puente. Nos asomamos y vemos su billetera en el asiento del
pasajero. El cargador del teléfono. Algunos recibos y cambio. Ha dejado todo atrás, salvo
su teléfono, que se ha llevado con él.

Nuestra primera reacción es: No dejes tu billetera en un auto sin llave.

Luego nos retractamos. Tenemos que retractarnos. Tenemos que dejar de pensar en
la ciudad, de recordar la ciudad. Tenemos que concentrarnos. Hasta este momento,
había lugar para creer que se estaba dirigiendo en otra dirección. Pero ahora solo hay una
dirección.

Le gritamos, gritamos detrás de él. Incluso aunque ya no tenemos voces, gritamos a


todo pulmón. Nos agrupamos en un coro destrozado y en angustia al oír la nada que sale
de nuestros labios. Tratamos de bloquearlo y él camina justo a través de nosotros.
Tratamos de aporrear su auto, hacer sonar la alarma, pero no podemos hacer nada.

Los autos pasan. Él es, para ellos, solo otro adolescente. Dando un paseo. Cruzando
el puente. Lo ven lanzar algo al río. No se dan cuenta que es su teléfono.

Intentamos atraparlo. No podemos atraparlo.

Siente la barandilla bajo sus manos. No. La barandilla está bajo sus manos, pero él
realmente no la siente. Camina hacia el centro del puente. Le tomará cerca de dos

121
minutos llegar allí. Quizás tres. No tiene ninguna prisa. Observa el agua oscura
ondulando muy por debajo.

No puede ver a su madre llorando en su cuarto. No importa lo que su padre diga, ella
no soltará su teléfono.

Nosotros le aullamos. Le rogamos. Le suplicamos. Le gritamos. Le explicamos.


Nuestras vidas fueron cortas y nunca habíamos querido que fueran cortas. Algunas veces
la perspectiva viene demasiado tarde. No puedes confiar en ti mismo. Crees que puedes,
pero no. No porque eres egoísta. No puedes vivir por el bien de alguien más. Por mucho
que podrías quererlo, no puedes seguir vivo porque otras personas quieren que vivas. No
puedes seguir vivo por tus padres. No puedes seguir vivo por tus amigos. Y no tienes
ninguna responsabilidad de seguir vivo por ellos. No tienes ninguna responsabilidad con
nadie salvo tú mismo para vivir.

Pero estoy muerto, nos diría él. Yo ya estoy muerto.

No, discutiríamos. No, no lo estás. Sabemos cómo es estar vivo en el presente pero
muerto en el futuro. Pero eres lo opuesto. Tu futuro tú aún está vivo. Tienes una
responsabilidad con tu futuro tú, que es alguien a quien podrías ni siquiera conocer, ni
siquiera entender aún. Porque hasta que mueras, ese futuro tú tiene tanto de vida como
tú.

Podemos ver ese futuro tú. Incluso si tú no puedes. Nosotros podemos verlo. Él está
hecho no solo de tu alma presente, sino también de todas nuestras almas, todas nuestras
posibilidades, todas nuestras muertes. Él es lo opuesto a nuestra negación.

No eres inútil, le gritamos a Cooper. Tu vida no es prescindible.

Crees que no tiene sentido.

Crees que nunca encontrarás un lugar.

Crees que tu dolor es la única emoción que siempre sentirás. Crees que nada más
nunca se acercará a ser tan fuerte como ese dolor.

Estás seguro de esto.

En este minuto, en este, el más importante minuto de tu vida, estás seguro de que
debes morir.

No ves ninguna otra opción.

Necesitas despertar, gritamos.

Escúchanos. Infructuosamente demandamos que nos escuches. Defecábamos sangre y


teníamos nuestra piel lacerada y rota por lesiones. Teníamos hongos creciendo en
nuestras gargantas, bajo nuestras uñas. Perdimos la capacidad de ver, de hablar, de
alimentarnos solos. Escupíamos piezas de nosotros mismos y sentíamos nuestra sangre

12
convertirse en magma. Perdimos el uso de nuestros músculos y nuestros cuerpos fueron
reducidos a colecciones de huesos encerrados en piel. Nos rendimos irreconocibles,
disminuidos y demolidos. Nuestros amantes tuvieron que vernos morir. Nuestros amigos
tuvieron que vernos mientras la enfermera cambiaba nuestros catéteres, tuvieron que
tratar de hacer a un lado esa imagen mientras nos recostaban en ataúdes, bajo la tierra.
Nunca besaremos a nuestras madres de nuevo. Nunca veremos a nuestros padres. Nunca
sentiremos el aire en nuestros pulmones. Nunca oiremos el sonido de nuestras voces.
Nunca sentiremos la nieve o la arena, o participaremos en una conversación. Todo nos
fue quitado, y lo extrañamos. Extrañamos todo eso. Incluso si no puedes sentirlo ahora,
todo está allí para ti.

Cooper está cerca del centro del puente. Los autos continúan pasándolo; cuando un
camión pasa, puede sentir el puente sacudirse, puede sentir el aire desplazado. Esto lo
siente. Incluso si se ha cerrado en su decisión, aún está en el mundo.

El último minuto.

Los últimos treinta segundos.

Nuestros finales nunca fueron tan precisos.

Queremos cerrar los ojos. ¿Por qué no podemos cerrar los ojos? Nosotros, que no
hicimos más que soñar, amar y joder… ¿por qué hemos sido desterrados aquí? ¿Por qué
el mundo no ha resuelto esto para este momento? ¿Por qué debemos observar a Cooper
subirse a la barandilla? ¿Por qué debemos observar mientras un chico de doce años pone
un arma en su cabeza y jala el gatillo? ¿Por qué debemos observar mientras un chico de
catorce años se cuelga en el garaje para ser encontrado por su abuela dos horas después?
¿Por qué debemos observar mientras un chico de diecinueve años es colgado al costado
de una carretera vacía y abandonado para morir? ¿Por qué debemos observar mientras
un chico de trece años se llena el estómago con píldoras y luego coloca una bolsa de
plástico en su cabeza? ¿Por qué debemos observar mientras vomita y se ahoga?

¿Por qué debemos morir una y otra vez?

Cooper se alza en el aire. Aquí estamos, miles de nosotros, gritando que no, gritándole
que se detenga, chillando y haciendo una red con nuestros cuerpos, tratando de ponernos
entre él y el agua, incluso aunque sabemos, siempre sabemos, que sin importar cuán
ajustada hagamos una red, sin importar cuán duro tratemos, él aún caerá.

Morimos una y otra vez.

Cooper salta de la barandilla y es golpeado a un costado. Antes de que pueda saber


qué está pasando, antes de que nosotros podamos saber qué está pasando, es traído de
vuelta al suelo, tacleado hacia el suelo. Él grita, pero el grito es ignorado. Un conductor,
viendo qué está pasando, frena de golpe y el coche detrás de él casi lo golpea. Cooper
está forcejeando, Cooper está tratando de volver arriba, pero el hombre encima de él le
está diciendo que no se mueva, que se quede quieto, que se quede ahí. Cooper siente al

12
hombre sosteniéndolo, siente al hombre no dejándolo ir. Se dan un buen vistazo el uno
al otro al mismo tiempo. Cooper ve un uniforme, una placa… un policía de tráfico. El
policía ve a Cooper y dice:

—Jesús, eres solo un niño.

Otra gente está corriendo hacia allí, están preguntando qué está mal, están
preguntándole al policía si necesita ayuda. Cooper empieza a temblar, todas sus
emociones desbordándose al mismo tiempo. Rabia y tristeza al haber sido detenido.
Humillación. Odio a sí mismo, ni siquiera pudo hacer esto bien. Y en algún lugar allí
dentro, una pequeña voz de alivio.

El policía aún está sosteniendo la billetera que encontró en el auto. No dejando ir a


Cooper, le entrega la billetera a la mujer preocupada junto a él y le pide que le diga el
nombre del chico. Ella lo hace y entonces el policía quita algo de su peso de Cooper y le
da la vuelta, así puede ver al chico a los ojos.

—Podría no sentirse así —dice el policía—, pero, Cooper, hoy es tu día de suerte.

Esto no trae de vuelta al chico de doce años que puso una pistola contra su cabeza. No
trae de vuelta al chico de catorce años que se colgó a sí mismo. No trae de vuelta al chico
de diecinueve que fue abandonado al lado de una carretera vacía para que muriera. No
trae de vuelta al chico de trece años que se llenó el estómago de pastillas. No trae a
ninguno de nosotros de vuelta.

Pero sí trae de vuelta a Cooper.

***

A menos de una hora de viaje, Craig y Harry alcanzan su última hora, mientras Neil y
Peter observan desde la multitud.

Craig se siente extrañamente despierto, inmensamente vivo. Su cuerpo está adolorido,


su mente sobrecogida y el aire huele a sudor y orines, pero después de 31 horas no
puede verse a sí mismo o a Harry caer antes de llegar a las 32 horas, 12 minutos y 10
segundos. Incluso se permite asimilar a la multitud, saludar a las personas quienes están
animando y a todas las cámaras que se han reunido.

Harry, sin embargo, siente como si su cuerpo estuviera a punto de fallar. No puede
soportar la idea de otro minuto de esto. De alguna retorcida manera, sabemos cómo se
siente. Cuando nuestros cuerpos estaban fallando, a menudo sentíamos que el espacio
entre respiración duraba siglos. Y luego el sueño acabaría en un parpadeo, dejándonos
más cansados que nunca.

Él ha intentado sacudiendo sus piernas, moviendo sus piernas. Haciendo los


pequeños ejercicios que había planeado. Pero es todo. Ya no puede más. No puede
imaginar el decepcionar a todas estas personas, no puede imaginar el decepcionar a sus
padres y, principalmente, a Craig. Pero no puede imaginar 56 minutos más de esto.

12
Intenta pensar en una forma de comunicárselo a Craig. Intenta pensar en una forma de
pedir perdón antes de dejarse ir. Necesita un descanso. Necesita algo.

Debido a la desesperación rodea con sus brazos a Craig, lo acerca, lo aprieta. Craig
hace lo mismo. Primero solo se rodean. Un abrazo. Un apretón. Más y más fuerte. Con
toda la energía que les queda. Solo que también hay más energía después de eso. Porque
siguen de pie. Siguen aferrándose. No se están dejando ir. Ninguno se deja ir. Lo hacen
más intenso. Corredores al final de una maratón. A pesar del cansancio, está la necesidad
de completarlo. La multitud a su espalda los anima con más fuerza. Las personas en
frente tienen una reacción diferente. Tariq casi está llorando porque puede ver el dolor
en el que están sus amigos, los puede ver luchando. El Sr. y la Sra. Ramirez deben resistir
el instinto de mantener a Harry seguro, de protegerlo del dolor. Smita se preocupa sobre
lo que pasará si no lo logran, cómo se enfrentarán ante tal fracaso. Claro, las personas
dirán que es sorprendente que resistieran tanto. Pero aun así seguirá siendo un fracaso.

Harry no tiene que escribir ninguna letra en la espalda de Craig para que él sepa que
tendrá que agarrarlo con fuerza por el tiempo que les queda. Así es como son las cosas
ahora. Por lo que Craig se aferra con fuerza. Y mientras lo hace intenta asimilar todas las
sensaciones, todas las cosas que está viendo, sintiendo y escuchando. Nada como esto le
volverá a suceder nunca y él quiere recordarlo. Y nada como esto le volverá a suceder a
Harry y a él de nuevo, un hecho que intenta poner en el contexto de su amor por Harry.
Ahora que han compartido esto, sería natural querer intentarlo de nuevo. Y parte de
Craig quiere intentarlo otra vez, quiere ver si hay alguna manera de llevar algo de esta
intensidad en sus vidas reales. Pero también está recordando lo que Harry le dijo cuando
terminaron, como aún serían importantes para el otro y eso era lo importante. Craig no
había querido escucharlo entonces y realmente no le gustaría que se lo repitiera ahora.
Pero también sabe que es verdad.

Así que ahora regresa a la pregunta de por qué ha hecho esta cosa tan loca. Por todos
los medios sabe que la historia será comunicada y espera que tal vez haga que las
personas estén un poco menos asustadas de dos chicos besándose que antes y un poco
más bienvenidos ante la idea de que todas las personas, en efecto, nacen igual, sin
importar a quién besan o con quién se acuestan, sin importar cuáles sueños tienen o cuál
amor entregan. Entonces está eso. Pero esa no es una razón personal. ¿Cuál es su razón
personal? Si no es regresar con Harry. Si no es hacer que su familia vea quién es y
tenerlos animándolo.

Lo que Craig descubre al sacar a todas estas personas de la ecuación es una simple
variable de sí mismo. Él se da cuenta, lo hace por sí mismo. No por la gloria. No por la
popularidad. Ni siquiera por la admiración. Lo hace porque se siente vivo. Hay tantos
minutos y horas y días que desperdiciamos dando la vida por sentado, sin sentirla tanto
como seguirla. Pero luego hay momentos como este, cuando la vitalidad de la vida es
cristalina, palpable, innegable. Es la máxima boya contra el ahogo. Es la gracia siempre
salvadora.

12
Cuarenta y dos. Treinta y cuatro. ¡Veintiséis! La multitud grita los números en
intervalos de un minuto. Se filtran alrededor de Harry como la temperatura, pero él tiene
que mantenerse concentrado en el beso, en asegurarse que sus labios siguen en los de
Craig. Está seguro que si se suelta de Craig caerá al suelo.

¡Veintidós! ¡Diecinueve!

Un auto se detiene a un lado del Puente George Washington y los padres de Cooper
salen corriendo. Encuentran a su hijo sentado en una banca de seguridad, un oficial de
tránsito a su lado le permite su silencio. No debería ser el caso, pero, en ese momento,
no le han amado más.

¡Diecisiete! ¡Dieciséis!

Alegre, alegremente, un chico de cabello azul y uno de cabello rosa flotan en un


silencioso río, con una serenata de su propia conversación. Este ahora es su lugar.
Regresarán aquí muchas veces.

¡Trece! ¡Doce!

Deseamos haber estado ahí para ti. No tuvimos muchos modelos a seguir para
nosotros, nos asegurábamos con el tonto amor de Oscar Wilde y el anhelo bien versado
de Walt Whitman porque nadie más estaba ahí para enseñarnos un camino sin tortura.
Nosotros íbamos a ser tus modelos a seguir. Nosotros íbamos a darte el arte, la música, la
confidencia, el refugio y un mundo mucho mejor. Aquellos que sobrevivieron vivieron
para hacerlo. Pero nosotros no hemos estado ahí para ti. Hemos estado aquí. Mirándote
mientras te conviertes en el modelo a seguir.

¡Diez! ¡Nueve!

Neil y Peter gritan los números con los demás. Se toman de las manos, sienten que
son testigos de algo monumental, algo que puede cambiar las cosas. No lo hará, pero esa
sensación, ese espíritu vivirá en todos aquí, todos los que vean. El espíritu cambiará las
cosas.

¡Ocho! ¡Siete! ¡Seis!

Tariq ve que hay casi medio millón de personas de todo el mundo mirando esto.
Luego deja de ver la computadora y lo ve en vivo.

¡Cinco! ¡Cuatro!

Vamos a lograrlo, piensa Harry.

¡Tres! ¡Dos!

Estoy vivo, piensa Craig.

Uno.

12
***

Te miramos, pero no podemos intervenir. Ya hemos hecho nuestra parte. Tal y como tú
haces la tuya ahora, lo sepas o no, lo intentes o no, lo quieras o no.

Elige tus acciones sabiamente.

Vendrá un momento, tal vez incluso para cuando leas esto, en que las personas ya no
estarán en Facebook. Vendrá un momento en que tendrás los mismos derechos
inalienables que tu amigo más hetero. (Probablemente antes que tus estrellas de televisión
adolescentes favoritas cumplan sesenta.) Vendrá un momento en que el baile gay no será
por separado. Vendrá un momento en que verás a alguien más joven que tú y sentirás
que él o ella sabrá más que tú. Vendrá un momento en que te preocuparás por ser
olvidado. Vendrá un momento en que el evangelio será reescrito.

Si juegas bien tus cartas, la próxima generación tendrá mucho más que tú.

Cooper vivirá para conocer a su futuro yo.

***

Todos deberían vivir para conocer a sus futuros yos.

Nosotros vimos a nuestros amigos morir. Pero también vemos a nuestros amigos vivir.
Tantos de ellos vivos y a menudo brindamos por sus largas y llenas vidas. Ellos nos llevan
consigo.

Está lo repentino. Está lo eventual.

Y en medio, está la vida.

No empezamos como polvo. No terminamos como polvo. Somos más que polvo. Eso es
todo lo que te pedimos. Sé más que polvo.

12
David Levithan (nacido en 1972) es un editor estadounidense de libros infantiles y un
autor ganador de premios. Publicó su primer libro para jóvenes adultos, Boy Meets Boy,
en 2003. Levithan también es el editor y fundador de PUSH, una imprenta para Jóvenes
Adultos de la Prensa Escolástica.

12
Moderadores de traducción
PrisAlvS Daniel MaryJane♥

Traductores
Daniel Natalicq PrisAlvS

GabyNox98 Piopolis Leeconemi

Lizbeth Andrea Sofy Gutz Belisrose

Maphyc Vaalra Viqijb

Marielaoac Valen<33 Caro_02

Recopilación y revisión
MaryJane♥ Leeconemi PrisAlvS

Correctores
Daniel Marielaoac Leeconemi

Emmie MaryJane♥ PrisAlvS

Esperanza.nino Pagan Celesmg

GypsyPochi Smile18 Pily

Yeeis.M3

Diseño
GypsyPochi

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