Está en la página 1de 95

Una Promesa que Cumplir

(Promesa en Desagravio)
Amanda Browning

Una Promesa que Cumplir


En Harmex: Promesa en desagravio (16.12.91)
Título Original: A Promise to Repay (1991)
Editorial: Harlequin Ibérica
Sello/ Colección: Jazmín 854
Género: Contemporáneo
Protagonistas: Aidan Crawford y Kate

Argumento:
"Un hombre tortuoso, peligroso"
Así describía Kate a Aidan Crawford. Ella había estado esperando con
ilusión arruinarle, no había pensado en otra cosa sino en la venganza.
Cuando tuvo la oportunidad, sin embargo, ella se encontró con un
adversario digno... un hombre que usaba devastadoras artimañas
masculinas.
Hasta que Aidan la besó, ella se había creído frígida, incapaz de
responder físicamente a un hombre. ¿Por qué tuvo que ser justamente
Aidan quien derritiera el hielo que la rodeaba? Pero, ¿bastaría la pasión
para liberarla de las sombras de su pasado?
Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 1
Casi era hora. Kate Hardie sintió que su corazón empezaba a latir con fuerza, a
medida que la adrenalina fluía por Su cuerpo. Fijó la mirada en sus manos
temblorosas, aunque no se estremecía por el temor. Durante cuatro años esperó un
momento como el actual, supo que si era paciente, éste llegaría... y así sucedió. No
obstante, fue coincidencia que viera la noticia sobre el compromiso, un mes antes en
el periódico. La suerte también estuvo de su lado, puesto que resultó muy fácil
descubrir la hora y el lugar de la boda. Una palabra en la oreja indicada y supo que
Aidan Crawford se casaba con la honorable Julia Howell a las tres de la tarde de ese
mismo día.
Kate cerró los puños. Ese era su derecho... ojo por ojo. Se lo debía a su hermano. El
recuerdo llevó un brillo a sus ojos y tensión a sus labios. Ningún hombre podía hacer
lo que le hicieron a las personas que ella amaba, y salirse con la suya.
Cerró la mente al ruido de los coches que llegaban, a las puertas que se abrían y
cerraban, a los saludos alegres, y no intentó apartar los recuerdos. Parecía muy
correcto que ese día evocara con exactitud por qué estaba allí.
Ella tenía veintidós años en aquel entonces, y Philip, su hermano, apenas catorce.
Sólo quedaban ellos dos, desde que sus padres murieron en un accidente
automovilístico dos años antes. La vida no fue fácil, mas se las arreglaron. Vivieron
en un apartamento pequeño, el cual rentaba gracias a su empleo en una agencia de
bienes raíces. No quedaba mucho dinero para lujos, pero eso no importó, puesto que
estaban juntos.
Fue entonces cuando Philip enfermó. Un día parecía el adolescente más feliz y
saludable que ella conocía, y al siguiente, empezó a decaer ante sus ojos. Visitaron
cada hospital y especialista en el país, antes que les dieran un diagnóstico. Era una
enfermedad poco conocida, sin embargo, habían descubierto un tratamiento que
daba una buena oportunidad de recuperarse. El único problema era que Philip
tendría que ir a América y, además, el costo del tratamiento era altísimo.
Por supuesto, Kate intentó reunir el dinero, mas no tenía nada que vender y
ningún pariente que pudiera prestarle la suma que necesitaba. A medida que sus
opciones disminuyeron, el decaimiento de su hermano aumentó. Aunque Kate
intentó no demostrar su preocupación, estaba casi desesperada cuando recordó a
Aidan Crawford.
Parecía la respuesta a todas sus plegarias. Su padre le dijo en una ocasión, quizá
adivinando su muerte temprana, que si algo le sucedía a él y a su madre, podía
buscar a ese hombre para pedirle ayuda. Fueron amigos durante muchos años y
todavía se escribían. Si ella tenía problemas, ese hombre haría todo lo posible para
ayudarla.
Con renovada esperanza, Kate encontró su dirección en el directorio telefónico de
Londres, y fue a verlo.
Con un estremecimiento, Kate regresó al presente. Miró hacia el exterior y vio que
la novia llegaba. Pronto tendría su venganza, por aquella noche, cuatro años antes,

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 2—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

cuando su mundo quedó destrozado. Philip estaba tan enfermo que ella odió dejarlo,
mas no debía perder tiempo. Ella se fue, y mientras abogaba por su causa, su
hermano fue llevado con urgencia al hospital. Todavía hubiera habido tiempo, de
haber llegado el dinero. Su hermano hubiese podido salvarse, pero Aidan Crawford
se negó a ayudarlos.
Kate regresó a casa desesperada y descubrió lo sucedido a Philip. Antes que
pudiera salir para el hospital, recibió una llamada telefónica para avisarle que su
hermano había entrado en estado de coma. Murió en la madrugada del día siguiente.
El doble golpe fue demasiado. Kate sufrió un shock y recordaba muy poco de aquella
noche, excepto la negativa de Aidan Crawford, la cual, en su mente, puso sello al
destino de su hermano. Lo anterior la dejó con un inmenso odio hacia el hombre que
pudo haber salvado a Philip. Juró que algún día él pagaría por ello.
Kate estuvo en shock durante días. Ni siquiera el pequeño funeral penetró el hielo
que sentía en su interior; algo vital había muerto en ella. No pudo sentir nada más,
no deseaba sentirlo. En la soledad de su apartamento sólo supo una cosa: la falta de
dinero le dio a un hombre el poder sobre la vida y muerte de su hermano. La riqueza
pudo haber mantenido vivo a Philip, y la riqueza significaba poder. En ella nació la
decisión de que algún día, la riqueza y el poder serían de ella.
Una semana después, Kate se encontró con una vieja amiga, Rae Purcell. Mientras
tomaban café, reanudaron esa amistad y Kate se enteró de que Rae estaba en busca
de chicas para una agencia de modelos. Estudió la apariencia de Kate. La ansiedad y
falta de apetito habían dejado su cuerpo perfecto para el modelaje. El dolor afiló su
rostro y dio a sus ojos una expresión de lejanía desdeñosa.
Cuando Rae sugirió que a la agencia le encantaría esa mirada de altivez helada y
que podría hacer una fortuna, Kate se mostró escéptica, mas Rae tuvo razón. Kate
aceptó la idea porque eso era más sencillo que discutir, pero de la noche a la mañana
se convirtió en la nueva sensación. La agencia y los publicistas la adoraron. En muy
poco tiempo, ganó una cantidad fabulosa de dinero.
De pronto, la meta que se fijó estuvo a su alcance y la tomó con obsesión. Trabajó
durante cada hora disponible del día y fue a todos los sitios que le pedían. Sabía que
cada trabajo hecho con éxito significaba dinero en el banco.
El lograr una seguridad financiera no la detuvo, pues el trabajo llenaba su vida.
Los hombres quedaban en la periferia y nunca se acercaban. Trabajaba con ellos,
cenaba y salía cuando la invitaban, mas nunca entraban realmente en su vida.
Además, Kate no sentía nada. Sus besos y caricias la dejaban fría, sin responder.
Por supuesto, en lugar de que esto los alejara, era como un trapo rojo ante un toro.
Alguien le puso el apodo de "Reina Helada", mas no le importó. No permitía que
nada interfiriera con su meta. Si algún hombre se volvía demasiado posesivo, ella lo
alejaba.
No le importaba si su modo de ser le proporcionaba enemigos; simplemente los
hombres no tenían un lugar en su vida. Era consiente que cada uno de ellos quería
ser quien la "derritiera", mas sabía que eso era imposible y se mostraba indiferente.
Nunca olvidó la promesa que hizo. Esperó con la paciencia de un gato, hasta que

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 3—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

la espera llegó a su fin.


Otra mirada por la ventana de cristales oscuros del coche reveló que el atrio de la
iglesia estaba vacío. La novia y su padre entraron. Las notas de la marcha nupcial
llegaron hasta Kate... Era tiempo de actuar.
De manera automática, revisó su apariencia en el espejo del auto. Vio reflejado el
rostro cuya belleza merecía el apodo de "Reina Helada". Kate heredó su apariencia
nórdica de su abuela materna, así como su nombre, aunque nunca la conoció. La
determinación brilló en sus ojos azules y fríos, en contraste con sus labios llenos y
sensuales.
Lo único que vio Kate fue un control que la dejó satisfecha. Sus dedos bajaron el
velo del elegante sombrero que ocultaba su cabello de color rubio plata. Vestía un
traje azul y zapatillas de tacón alto. Al acercarse a la puerta se detuvo, para oprimir el
botón de intercomunicación. El chofer uniformado levantó la cabeza.
—Da vuelta al coche, John, y espérame aquí. No tardaré —informó Kate, con voz
fría y ronca. En seguida bajó del auto.
Caminó hacia la entrada de la iglesia. Como esperaba, todos los ojos estaban fijos
en las cuatro personas agrupadas ante el ministro, no en la recién llegada. Por un
momento, fijó la vista en el hombre de cabello oscuro y traje gris, y sus nervios
brincaron al verlo. Ocupó una de las bancas traseras, del lado del novio, y abrió su
libro de oraciones.
Resultaba extraño cómo la mente podía trabajar en dos niveles separados. Sus
labios pronunciaban las palabras de los rezos y las respuestas correctas, a medida
que el servicio religioso transcurría. A la vez, sus pensamientos estaban fijos en el
momento por llegar. Decían que la venganza era un platillo que debía tomarse frío, y
ahora más que nunca necesitaba una mente analítica.
Al preparar los planes, nunca dudó en poder hacer lo que se proponía, y tampoco
lo dudaba en ese momento. Aunque el odio ardía en su interior con la misma fuerza
que siempre, sabía que no debería permitir que esa emoción la dominara. Fue una
larga espera, pero casi terminaba.
—Si cualquiera de los presentes puede mencionar alguna causa justa por la que
esta pareja no pueda casarse, que hable ahora o calle para siempre —manifestó el
ministro. Se sintió una tensión familiar mientras todos esperaban, con el deseo de
que los segundos transcurrieran para poder respirar de nuevo.
El silencio se alargó, y el alivio comenzaba a reemplazar la tensión, cuando se
escuchó la voz de Kate con claridad.
—Yo hablaré —aseguró Kate y todos se volvieron hacia la puerta. Se puso de pie y
caminó por el pasillo. Con la espalda hacia la puerta, sabía que era poco más que una
sombra oscura contra la luz del sol. Casi rió al ver los rostros estupefactos—. El no
puede casarse con ella. Ya tiene una esposa... ¡yo! —se hizo un alboroto.
El sonido de las voces se elevó. La gente se movió y bloqueó la vista del rostro
guapo de Aidan Crawford, el cual expresaba furia. Kate aprovechó la confusión para
irse. No era parte de su plan esperar a responder preguntas. Al llegar a la puerta,

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 4—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

algo la hizo detenerse y mirar atrás. Se encontró con unos ojos grises y por un
segundo, fue como si sólo ellos dos estuvieran presentes... hasta el ruido pareció
apagarse.
Un estremecimiento de temor recorrió su espalda y se tensó, contenta de que él no
pudiera ver quién era ella, puesto que sabía que acababa de buscarse un enemigo
formidable.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo para dar la espalda a esos ojos hipnotizadores.
Al alejarse, sintió las piernas muy débiles. Nadie intentó detener su retirada y con
rapidez regresó al coche y al cerrar la puerta, la dominó la incómoda sensación de ser
acosada. Se dijo que eso era ridículo, después de una sola mirada.
Al dar la orden al chofer, agradeció que su voz sonara calmada:
—Puedes llevarme a casa, John.
Kate cerró los ojos y suspiró. Al fin todo terminó. Logró arruinar la vida de Aidan
Crawford, de igual manera como él destruyó la de ella en una ocasión. Quizá no de
una forma tan devastadora, mas fue suficiente. Deseó que la desolación que una vez
ella vivió, la sintiera él ahora.
Levantó el velo de su rostro, puesto que ya había cumplido su propósito. Aunque
su rostro era bien conocido en algunos círculos, dudaba que alguien la hubiera
identificado... en especial él. No quería que Aidan lo supiera, deseaba que se hiciera
preguntas y que aprendiera a odiarla como ella lo odió.
Por un momento, volvió a ver los ojos de él, grises y fríos; unos ojos que prometían
retribución. Descubrió que la venganza era dulce. Se inclinó hacia el frente y abrió el
pequeño bar que tenía enfrente para servirse un poco de brandy.
Levantó la copa y brindó:
—Por ti, Aidan Crawford. ¡Que te quemes en el infierno! —soltó una carcajada y
bebió el contenido de la copa.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 5—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 2
Esa noche, Kate estaba de pie frente al espejo en su cuarto de vestir, y acomodó la
suave tela de su vestido sobre las caderas. Era una prenda negra y sencilla que se
amoldaba a sus curvas. Tenía mangas largas y el cuello era una abertura sin
hombros. Enfatizaba su figura y la falda le llegaba arriba de las rodillas.
Vestía para una ocasión muy especial, por lo que tuvo mucho cuidado al dar los
toques finales. Recogió su cabello y en sus orejas brillaban pendientes de diamante y
platino. En cada muñeca llevaba angostos brazaletes de diamante; lo suficiente para
realzar el vestido sencillo y nada más. Aplicó el maquillaje de manera tal que daba el
efecto de llevar muy poco. Esto último era una técnica que aprendió durante sus años
de modelo, y que ahora enseñaba en la escuela de modelaje y en la agencia que
estableció ese año. Al ponerse las zapatillas negras con tacón alto, decidió que le
agradaba su apariencia.
Sus ojos brillaron al imaginar las horas que seguirían. Esa noche coronaría su éxito
con una fiesta. Fue una idea espontánea que se le ocurrió cuando regresaba a casa,
por lo que usó el teléfono del coche para hacer las invitaciones. Abajo, todo estaba
listo. Estaba a punto de celebrar el final de un capítulo en su vida. Lo que en
ocasiones le pareció un sueño imposible, ahora era realidad. Derrotó a Aidan
Crawford y el triunfo la puso eufórica.
El sonido distante del timbre interrumpió sus pensamientos. Salió de la habitación
y apagó la luz. Al bajar por la escalera, escuchó voces en el salón y sus pasos se
aligeraron al reconocerlas.
Maggie, su ama de llaves, se volvió cuando ella entró y la charla en voz baja
terminó, por lo que supo que hablaban de ella. Frunció el ceño, pues eso sucedía con
demasiada frecuencia últimamente y no estaba segura de que le gustara. Sin
embargo, resultaba imposible enfadarse. Maggie trabajaba con ella desde hacía
cuatro años y había sido parte guardián y parte madre, más que ama de llaves.
Fijó la mirada en la otra persona, su amiga Rae, una mujer baja, morena y un poco
regordeta. Rae era su confidente y ahora también su asistente. En realidad, esta
última era la única que sabía a qué se debía la celebración, aunque en ocasiones, Kate
se preguntaba qué tanto sabía Maggie y cuánto adivinaba acerca del demonio que
poseía a su joven ama. El ama de llaves podía ser muy reservada cuando quería,
como en ese momento, al recibir el abrigo de Rae con una mirada significativa, antes
de volverse hacia Kate.
—Le decía a la señorita Purcell que todo está listo —informó Maggie—. Dejé más
comida en la cocina y hay mucho hielo en el congelador. Sólo llama, si la comida
empieza a escasear.
—Maggie, eres una terrible mentirosa —manifestó Kate y suspiró con irritación—.
Ustedes dos me están volviendo paranoica. ¿Qué es lo que confabulan a mi espalda?
—esperó dos segundos y no recibió respuesta—. De acuerdo, no me lo digan, pero
les prometo esto: cuando tenga más tiempo, adivinaré con exactitud lo que sucede.
Mientras tanto, gracias, Maggie. Parece que aquí hay suficiente comida para

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 6—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

alimentar a un ejército —observó la mesa. El ama de llaves sonrió y se alejó. Kate se


volvió y descubrió que su amiga la observaba con ojo crítico. Arqueó las cejas, mas
Rae ignoró el gesto.
—Tienes la apariencia del gato que comió la crema —comentó Rae.
—¿La tengo? —preguntó Kate y sonrió con satisfacción.
—¿En realidad fuiste y lo hiciste? —inquirió Rae.
—Dije que lo haría —respondió la modelo y se volvió. Pensó que Rae debería estar
de su lado.
—No es necesario parecer tan contenta contigo misma —señaló Rae—. Piensa en
la pobre mujer con quien él se iba a casar.
—Lo hago —aseguró Kate y apartó la mirada—. Aunque ella no lo sabe, es
probable que la haya salvado do una vida miserable.
—Te agrada pensarlo, mas dos acciones equivocadas no mejoran las cosas —opinó
Rae.
—Siempre estuviste contra eso, desde un principio —la acusó con amargura y se
sintió traicionada—. ¿Por qué?
—Porque desde el principio vi lo que esta sed de poder te ocasiona, Kate. Te ha
convertido en una mujer fría y amargada. Sé lo que Aidan Crawford le hizo a tu
hermano, pero en mi opinión, no es nada comparado con lo que tú misma te haces.
Tratas a todos los hombres como si fueran él; disfrutas fastidiándolos. Te gusta ver
que se retuerzan, ¿no es así? Te sientes orgullosa de eso.
—¡No es verdad! —negó de inmediato, herida por el ataque inesperado—. Les
dejo saber en dónde están. No es deliberado. Lo que hagan entonces, depende de
ellos. ¿Por qué debe importarme si hacen el papel de tontos? ¡No es mi
responsabilidad!
—¿No lo es? —cuestionó Rae—. ¿Qué hay acerca de Jonathan?
—¿Qué hay acerca de él? —preguntó Kate y se tensó.
—La forma como lo trataste es vergonzosa. ¡El hombre está enamorado de ti!
—¡Ese es su problema, no el mío! —indicó Kate.
—¿Puedes escucharte? ¡Te golpearía si pensara por un momento que te haría
algún bien!
—Si soy tan mala persona —comentó Kate y la miró—, ¿por qué te quedas cerca
de mí?
—Porque estoy preocupada por ti —informó Rae y levantó las manos—. Tú no
eres así. Te conozco desde hace mucho tiempo, desde la escuela. No eres una mujer
vengativa, Kate, mas si no cambias pronto, lo serás. Sé que has sufrido mucho, sin
embargo, no puedes continuar tratando a la gente de esa manera. Hasta ahora todos
han sido caballerosos, pero un día, alguno de ellos no va a aceptar con amabilidad tu
trato. Podrías resultar muy lastimada.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 7—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Te preocupas demasiado —aseguró Kate—. Puedo cuidarme —sonrió.


—Esas últimas palabras son famosas —señaló Rae—. Bueno, hice todo lo posible.
Debería recordar que por lo general, el buen consejo es ignorado.
Kate rió y se inclinó para besar la mejilla de su amiga.
—Me da gusto que te preocupes por mí, pero en realidad, no hay necesidad de
ello —volvió a sonar el timbre—. Llegan los demás. Recuerda, se supone que esto es
una fiesta. Olvídate de censurar y diviértete. Eso es lo que yo intento hacer —y eso
fue lo que hizo.
Charló con un grupo y otro. La venganza actuó en ella como una droga poderosa
y Kate brillaba, como un letrero de neón.
Casi a las once, Rae se acercó a Kate, junto a la mesa.
—Veo que Jack Lancing está aquí —comentó Rae. Se refería a la celebridad de la
televisión que causó revuelo al llegar, media hora antes—. Sabes que es un lobo, ¿no
es así?
—¡Oh, Rae, no de nuevo, por favor! —pidió y se volvió, exasperada— ¿Qué tiene
de especial que él esté aquí? Asiste a muchas fiestas.
—Durante las últimas dos semanas han ligado los nombres de ustedes dos, eso es
lo que tiene de especial —señaló Rae—. El hombre es un problema, con P mayúscula.
Antes de responder, Kate dio un sorbo a su copa de champaña.
—También lo soy yo—aseguró Kate—. ¿Acaso no lo probé hoy? Sé muy bien lo
que desea Jack, y sabes que no va a conseguirlo. Mientras tanto, no puede lastimarme
el que me vean con él. Somos buena publicidad el uno para el otro.
—¿Y qué hay acerca de Jonathan? Lo has ignorado desde que llegó. ¿Crees que eso
es justo?
—No soporto a un hombre que está malhumorado —explicó y siguió la mirada de
Rae hacia un hombre que tenía una copa en la mano y estaba en un rincón—. ¡El
conoce a casi todos los que están aquí! ¡No le dañaría charlar!
—Me dijo que lo invitaste a cenar y se encontró con una fiesta.
—La invitación fue hecha hace una semana —indicó Kate—. Entonces, no tenía
planeada la fiesta —Kate encogió los hombros e ignoró a su conciencia, la que le
recordaba que se olvidó por completo de Jonathan, por dedicar todos sus
pensamientos a Aidan Crawford.
—¡Esa no es excusa y lo sabes! —exclamó Rae—. No puedes usar a la gente de esa
manera.
—Trato a la gente como la gente me trata a mí —respondió Kate.
—No, no lo haces. Los tratas como Aidan Crawford te trató a ti. Parece que no
comprendes que no son todos como él.
—No les voy a dar la oportunidad de serlo —manifestó Kate—. ¡No pedí nada y
no doy nada!

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 8—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Con honestidad, Kate... —empezó a decir Rae, pero fue interrumpida por el
sonido estridente del timbre. Kate sintió alivio, puesto que odiaba discutir con su
amiga.
—¡Me salvó la campana! —aseguró la modelo y frunció el ceño, pues quien estaba
afuera, no dejaba de oprimir el timbre. Se preguntó quién sería y caminó hacia el
vestíbulo. El timbre no dejaba de sonar—. ¡Ya voy, ya voy! —abrió la puerta,
decidida a decirle al recién llegado lo que pensaba—. ¡Tú! —exclamó horrorizada.
—¿Celebrando? —preguntó Aidan Crawford con desdén. Fijó la mirada helada en
la copa que ella tenía en la mano, en seguida se deslizó hacia donde se llevaba a cabo
la fiesta.
—A decir verdad, sí —respondió Kate y levantó la barbilla—, y no estás invitado
—intentó cerrar la puerta, mas él interpuso un pie y se lo impidió. Toda la fuerza de
Kate no era nada, comparada con la que empujó la puerta y la volvió a abrir. La chica
dio un paso hacia atrás, para evitar resultar lastimada.
—¡Oh, no, no me invitaste! —manifestó Aidan Crawford y entró, sin que ella
pudiera evitarlo. Cerró la puerta.
—¿Cómo te atreves? —preguntó Kate—. Vete, antes que ordene que te echen.
—¿Despedirme? No lo creo, señorita. Tú y yo tenemos que hablar —la ira se
reflejaba en sus ojos. Kate levantó la mano y dio un paso adelante, con la intención de
golpear ese rostro odiado. No logró su objetivo, pues él le atrapó la muñeca con
fuerza y la hizo retroceder de dolor.
—¿Kate? ¿Te encuentras bien? —preguntó Rae, quien llegó al vestíbulo, atraída
por el ruido, lo mismo que otras personas. Al reconocer quién era el hombre abrió
mucho los ojos—. ¡Oh, cielos!
—Esto es una charla privada —informó Aidan Crawford, antes que Kate pudiera
pronunciar palabra—. Estoy seguro de que Kate no desea que hablemos en público
—su mirada era una amenaza.
Kate miró hacia la audiencia y notó el brillo de felicidad en varios ojos masculinos,
ante su predicamento. De inmediato supo que una llamada de auxilio no funcionaría.
Todos estaban del lado de Aidan Crawford y en silencio deseaban que ella recibiera
el castigo que merecía. Hasta Rae parecía insegura, y eso hizo que Kate levantara la
barbilla.
—No —respondió Kate. El sonrió y ella supo que notó el ambiente. Aidan miró a
su alrededor y vio una puerta, en el lado opuesto del vestíbulo.
—Entremos allí—indicó. Abrió la puerta y, literalmente, empujó a Kate hacia la
habitación oscura—. Disculpen —añadió con cortesía burlona, antes de cerrar la
puerta—. ¿Dónde está el interruptor? —preguntó, mientras Kate intentaba soltarse—.
Mantente quieta o resultarás lastimada. ¿Dónde está el maldito interruptor?
—Detrás de ti —indicó Kate y apretó los dientes. Parpadeó cuando la luz iluminó
la habitación. Era una sala—. ¡Suéltame!
El la soltó con una presteza que hubiera resultado insultante, si Kate no estuviera

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 9—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

tan enfadada.
—¡No vuelvas a tocarme!
—¿Por qué iba a desear hacerlo? Créeme, una vez es suficiente —declaró Aidan
con tono ofensivo. Las mejillas de Kate se ruborizaron, pero de inmediato volvió a
palidecer,
Kate se volvió y se acercó al teléfono. Colocó la mano sobre el auricular.
—Si no abandonas la casa en este instante, llamaré a la policía —lo amenazó.
Sin alarmarse por la amenaza, Aidan caminó hacia ella. Al acercarse, desconectó el
teléfono.
—No llamarás a nadie, hasta que hayas respondido algunas preguntas, cariño —
opinó Aidan. Se colocó entre ella y la puerta.
—Me temo que las tácticas de un macho no me impresionan, señor. .. Tal vez
pueda empezar por decirme quién es y por qué entró de esa manera en mi casa.
—Es un poco tarde para hacer él papel de ignorante —respondió Aidan y la miró
de arriba abajo—. Supiste quién era en el mismo instante en que abriste la puerta.
También sabes por qué estoy aquí. Dejemos de jugar, ¿sí? —su voz era amenazante.
Kate lo miró a la cara, antes de sentarse en un sillón y cruzar las piernas. Había
mucha tensión en el aire. Lo miró con desafío.
—¿Cómo me encontraste? —interrogó Kate.
—¡Vaya si eres fría! —exclamó Aidan. Soltó una carcajada y movió la cabeza—.
¡Parece como si hablaras del clima! ¿El arruinar vidas es un pasatiempo para ti? ¿Te
sientes feliz al jugar a ser Dios? —habló con ira.
—En esta ocasión, sí... —aseguró. Su corazón latía acelerado—. No has respondido
mi pregunta.
—Yo también tengo amigos —explicó Aidan—. Uno de ellos anotó la matrícula de
tu auto. Otro se encargó de averiguar a quién pertenecía —se acercó—. Con
seguridad sabías que tendría un deseo ardiente de verte, para charlar sobre esto y
aquello.
—No tengo nada que decirte en absoluto —manifestó Kate.
Aidan Crawford cerró los puños y los metió con enfado en los bolsillos del
pantalón. En ese momento, Kate comprendió dos cosas: primero, que las manos de él
no rodearían su garganta y, segundo, que Aidan todavía vestía el traje de la boda.
Una parte de su mente registró que esa ropa le quedaba muy bien y que él debió
perder peso, pues ella recordaba a un hombre más robusto. Lo anterior no evitaba
que pareciera alto y amenazador.
—Bueno, yo sí tengo mucho que decirte —indicó Aidan—. ¿Quién eres, K. Hardie,
y quién te dio derecho para hacer lo que hiciste hoy?
—¡Sabes muy bien quién soy! ¡Juré que lo lamentarías... y espero que así sea!
—Señorita, estás loca —entrecerró los ojos grises—. Nunca te había visto... antes

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 10—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

de hoy. ¡Sin embargo, no creo probable olvidarte!


—¡Esa es con exactitud la clase de respuesta que esperaría de alguien como tú! —
dejó de fingir que estaba relajada y se puso de pie—. ¡Me enfermas! Para ti, todo es
un juego... el destruir la vida de las personas, ¿no es así? Hoy probaste tu propia
medicina y espero que te atragantes.
—No fue sólo mi vida —señaló Aidan—. ¿Qué hay acerca de Julia?
—Quizá ella no lo sepa, pero le hice un favor —respondió Kate y rió—. Al menos,
la salvé de descubrir la clase de canalla que eres.
—¡Estás loca! —exclamó Aidan y la miró con incredulidad.
—¡Gracias a ti!
—¿Qué quieres decir? —preguntó y entrecerró de nuevo los ojos. Kate cruzó los
brazos.
—Oh, vamos, señor Crawford. Estás hablando con Kate Taylor—Hardie —al notar
que él la reconocía, sus labios formaron una línea delgada—. Después de todo,
recuerdas. Pensé que lo harías.
—De forma vaga recuerdo a Christopher Taylor—Hardie, mas él murió hace
varios años. ¿Me estás diciendo que eres pariente de él?
—De acuerdo —indicó Kate—, si insistes en jugar esta farsa ridícula, no tengo otra
opción que seguirla. Christopher era mi padre.
—¿Tu padre? —su tono de voz indicaba que lo sorprendió—. No tenía idea que él
tuviera hijos, pero entonces...
—¡Eso es una mentira! —lo interrumpió Kate, con enfado.
—Ya me cansé de que me llames mentiroso. Mi relación con tu padre fue breve.
Dudo que él hablara de sus hijos. ¿Cómo podría estar enterado yo de tu existencia?
—¿Cómo? ¡Te diré cómo! —declaró Kate—. Hace cuatro años fui a pedirte ayuda,
Aidan Crawford. ¡No olvidaré que me la negaste! Nada podrá borrar ese recuerdo.
Kate no esperaba esa reacción de él. Aidan quedó muy quieto y muy despacio,
sacó las manos de los bolsillos. No dejó de mirarla a la cara.
—¿Me buscaste para pedirme ayuda? —inquirió.
—Para Philip —informó Kate. Notó las emociones que se reflejaban en el rostro de
él, mientras intentaba recordar.
—¿Philip?
—Mi hermano. Antes de morir, mi padre me dijo que si alguna vez teníamos
problemas, podríamos acercarnos a ti. ¡Y yo le creí! —soltó una carcajada—. ¡Pobre
tonta! Pudiste ayudar, mas no lo hiciste... y Philip murió. ¡El tenía catorce años! Tal
vez estaba muy enfermo, sin embargo, existía la posibilidad de una cura. ¡Una
posibilidad que te negaste a darlo!
Hubo un cambio en Aidan. Todavía estaba enfadado, pero sus emociones salieron
a la superficie.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 11—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Comprendo —comentó él—. No tenía idea, pero empieza a entender. El hombre


al que conoció tu padre, al que te aconsejó que localizaras, era mi padre. Yo llevo su
nombre. Con seguridad, la diferencia de edad debió indicártelo.
—Mi padre era profesor, por lo que era bastante posible que tuviera amistad con
un hombre más joven que él. Papá tenía apenas cuarenta y dos años al morir.
—Mi padre era mayor que él —indicó Aidan—. Eso no cambia los hechos. Cuando
murió tu hermano, yo ni siquiera estaba en este país. Nunca te vi —la convicción de
su tono de voz la sorprendió por un momento.
—¿Cómo puedes decir eso? —preguntó Kate—. Te vi con tanta claridad como te
veo ahora, el mismo día que Philip... murió.
Un nervio empezó a brincar en la mandíbula de Aidan. Se acercó más a ella.
—¿Me viste? ¿Estuvimos así de cerca? —cuestionó él.
—Sí, estuvimos muy cerca —aseguró Kate.
—Entonces, con seguridad viste esto —expresó Aidan y volvió su rostro hacia la
luz. Ella vio una leve cicatriz que se extendía desde un costado de la boca, hasta
llegar al extremo del ojo izquierdo.
—¿Cómo sucedió eso? —quiso saber Kate.
—En un partido de cricket, cuando tenía diez años—informó Aidan con voz suave
y torció los labios—. Alguien se opuso a quedar fuera del juego.
Los ojos de Kate se abrieron mucho, horrorizados, no tanto por el ataque que él
sufriera, sino por la otra implicación.
—¡No! ¡No es posible! —exclamó Kate—. Tú no puedes... ¡No tenías una cicatriz!
—Andrew no tiene una cicatriz —informó Aidan.
—¿Quién?
Algo en la mirada de Aidan indicaba que decía la verdad.
—Andrew... mi hermano.
—Mientes —opinó Kate. No podía creerle—. ¡No te creo!
—No imaginé que me creyeras —metió la mano en su chaqueta y sacó una
billetera—. Por fortuna, traigo mi pasaporte, esperaba usarlo en mi luna de miel —
ella estudió la fotografía que le mostró, y vio la cicatriz—. Esta fotografía fue tomada
hace varios años y prueba, sin lugar a dudas, que digo la verdad —sacó otra
fotografía de la billetera, en la que aparecían cuatro personas, en el prado de una casa
grande. Era la fotografía familiar de dos esposos y sus dos hijos... idénticos, salvo por
la reciente cicatriz que uno de los niños tenía en la mejilla izquierda. Kate cerró los
ojos—. Nunca pudieron diferenciarnos, hasta que él me hizo esto —señaló la cicatriz
y guardó la fotografía y el pasaporte.
Kate se sintió muy débil. Apenas si podía creerlo, mas era verdad. Tenía que
pensar. Notó que Aidan Crawford la miraba.
—¿Estás diciendo que yo... que?...

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 12—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Le pediste ayuda a Andrew, no a mí —confirmó Aidan—. Me temo que mi


hermano tiene un perverso sentido del humor. Si puede hacerme una mala jugada, la
hace, incluyendo fingir que soy yo.
—¡Oh, cielos! —gimió Kate—. ¿Qué hice?
—Precisamente. ¿Qué hiciste? —preguntó él con ironía. Kate palideció y apartó la
mirada.
—¿Cómo podía saberlo, pensé que él era tú. Te he odiado mucho —confesó con
angustia.
—¿Porque pensaste que yo era quien se negó a ayudar a Philip?
—Sí, por Philip quise vengarme —explicó Kate. Aidan respiró profundo.
—Y hoy te vengaste... pero con el hombre equivocado.
—Pensé que me vengaba con el hombre indicado. No sabía que ustedes fueran
gemelos.
—¿Piensas que eso excusa tu acción de hoy? —cuestionó Aidan.
—No ofrezco disculpas. Hice lo que tenía que hacer y no puedo lamentarlo.
—¿No sientes remordimiento por haber destruido a dos personas con un solo
golpe? —inquirió Aidan.
—¿Tu hermano sentiría remordimiento? —lo desafió Kate.
—No.
—¿Y qué hay respecto al otro Aidan Crawford? ¿El hubiera negado también la
ayuda a Philip?
—Nunca lo sabremos —respondió y sonrió.
—Eso es tanto como decir que sí —opinó Kate—. ¡Todos los Crawford son iguales!
¿Remordimiento? Sólo lamento que fuera el hombre equivocado.
—Alguien tiene que ser responsable por lo sucedido hoy... y esa persona eres tú.
¿Qué intentas hacer al respecto?
—¿Hacer? Nada. Por supuesto, no permitiré que me hagas sentir culpable.
—Sin embargo, lo eres —la miró con desdén—. Eres culpable y ambos lo sabemos.
Estás en deuda conmigo, Kate Hardie.
Ella levantó la barbilla ante la mirada fría de esos ojos.
—No te debo nada —aseguró Kate—. En lo que respecta a mí, la familia Crawford
merece lo que recibe.
—No cometas el error de menospreciarme. Tienes una deuda conmigo y tengo la
intención de cobrarla con intereses —hablaba en serio. Kate sintió un nudo en el
estómago.
—Puedes intentarlo, mas no tendrás éxito —declaró Kate—. Tampoco sería sabio
de tu parte menospreciarme.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 13—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Oh, no lo haré —respondió Aidan y sonrió—. Ya vi lo que puedes hacer, pero


estás en aguas profundas. Espero que sepas nadar, porque vas a necesitarlo.
Kate se puso de pie y sonrió un poco.
—No me impresionan las amenazas —manifestó—. No soy la tonta que era hace
cuatro años. Aprendí mucho desde entonces. Aprendí a odiar... y eso me fortaleció
contra hombres como tú y tu hermano. Si ya expresaste todo lo que tenías que decir,
será mejor que te vayas. Interrumpes mi fiesta.
Aidan Crawford la miró de pies a cabeza.
—Vengativa e inflexible. Sin remordimientos y fría. La perfecta Reina Helada,
señorita Hardie.
—Precisamente. Por lo tanto, dudo mucho que cobres tu deuda —habló con
dulzura.
—¿Pensaste que me refería a un pago similar? Oh, no, Kate, no hay nada en ti que
me tiente para arriesgarme a quedar congelado. Hay otras formas de pagar una
deuda, y en tu caso, sin duda más agradables.
Las mejillas de Kate se ruborizaron al escucharlo.
—Siento alivio al escuchar eso. Ahora, señor Crawford, ¿quiere irse de mi casa?
Aidan Crawford sonrió y caminó hacia la puerta.
—Me voy, pero regresaré. Puedes contar con eso —se fue. Segundos después, Kate
escuchó el ruido de la puerta principal al cerrarse.
Kate se sintió muy débil y tuvo que sostenerse de la chimenea. Temblaba con
violencia y los dientes le castañeteaban. Perdió toda la compostura, al pensar que se
vengó del hombre equivocado.
Gimió y apoyó la cabeza en la mano. El triunfo se convertía en desastre. ¡Cómo se
estaría riendo Andrew Crawford! Su conciencia le indicaba que sembró las semillas
de la destrucción en dos personas inocentes. Sin importar lo que le dijera a Aidan
Crawford, la culpa era de ella. El aceptarlo no significaba que cedería ante las
amenazas. A pesar de las amenazas de Aidan, no pensaba que él pudiera hacerle
algo. Además, ella ya no podía hacer nada, pues la leche estaba derramada.
Kate levantó la cabeza y vio sus ojos en el espejo. Recordó las palabras de Rae. ¿En
realidad era una mujer negativa y amargada? Miró con honestidad a la persona en la
que se convirtió durante esos últimos cuatro años. Rae tenía razón. Iba por mal
camino y a no ser que cambiara el curso, observaría cómo esa mujer a la que veía en
el espejo, se convertiría en una anciana amargada y solitaria.
Era un pensamiento demasiado horrible para contemplarlo, al igual que el
recuerdo de las dos vidas que acababa de arruinar. Ya era demasiado tarde para
ayudarlos, pero... ¿sería tarde para ayudarse ella misma? Probaría que Rae estaba
equivocada. Fue fría y vengativa porque no le importaba nada ni nadie. Era
indiferente hacia los que hería. Aceptó que pasó por encima de los sentimientos de
las personas y que lo disfrutó. En particular, se deleitó con su poder sobre los
hombres. Estuvo equivocada y no supo cómo ser humana.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 14—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Se estremeció. ¿Y si ya era demasiado tarde? No podía serlo, de otra manera, no


tendría esa oportunidad para cambiar de rumbo. ¿Qué hacer ahora? Philip estaba
muerto y la victoria de ella se convirtió en tragedia. Tenía más dinero del que podría
gastar, por lo que no era necesario trabajar todas esas horas. De pronto se sintió un
poco perdida y muy sola.
¿Qué hacer con el resto de su vida? Llamaron a la puerta y dio un salto. Levantó la
mirada, desorientada; apenas si recordaba la fiesta.
—¿Quién es? —preguntó Kate. Agradeció que su voz sonara normal.
—Soy yo —anunció Rae—. Escuché que él se fue. Como no saliste de inmediato,
pensé en venir para ver si estabas bien —la miró con preocupación. Kate suspiró.
Estaba exhausta.
—Sorprendentemente, estoy bien.
—Veo que lo estás. En lo personal, pensé que llegarían a los golpes —opinó Rae—.
Nunca vi a un hombre tan enfadado.
—Sí. El tenía derecho de estar enfadado —comentó Kate.
—¡Tenía derecho! —exclamó Rae y frunció el ceño—. Repite eso. Hubiera jurado
que dijiste...
—Lo dije —la interrumpió Kate—. Era el hombre equivocado, Rae. El Aidan
Crawford que conocí no tenía cicatriz. El hombre que vino, el verdadero Aidan, tiene
esa marca en el rostro desde los diez años. Se la hizo su hermano gemelo. Andrew.
—¿Hermanos gemelos? —Rae se sentó en el sofá—. Entonces, fue Andrew quien...
¡Oh, Kate, será mejor que me cuentes todo! —Kate le contó lo sucedido—. ¡No podías
saberlo! —aseguró Rae cuando su amiga guardó silencio—. ¡No sólo el Aidan
equivocado, sino también el gemelo equivocado! ¿Quién podía pensar que su
hermano era así? ¿Qué harás?
—No hay nada que pueda hacer para corregir lo que ya hice —explicó con voz
suave y culpable.
—Supongo que no —admitió Rae—. El no podrá llevarte ante la corte, ¿o sí? ¿Hay
alguna ley acerca de asegurar ser la esposa de alguien, cuando no lo eres?
—Si la hay, lo averiguaré —respondió e hizo una mueca.
—¡No bromees, Kate, esto es serio!
—Puedo asegurarte que no lo encuentro divertido —confesó y se puso de pie—.
Vamos, será mejor reunimos con los demás. Todo está muy tranquilo.
—Eso se debe a que todos se fueron —informó Rae y la siguió—. Jack Lancing
inició el éxodo. De pronto recordó que tenía que estar en otro sitio. Pienso que no
quería estar aquí, por si llegaba la policía. Eso dañaría su imagen.
—Supongo que te pusiste en su camino para detenerlo —comentó Kate, por
encima del hombro. Rae sonrió.
—Estaré lastimada durante semanas.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 15—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

De la garganta de Kate escapó una carcajada.


—¡Eres incorregible! —aseguró—. Me agrada que seas mi amiga. Tengo la
sensación de que puedo necesitarte —dudó un momento—. Decidí que tienes razón.
Es tiempo de que cambie.
—¡Oh, Kate! ¡Creo que voy a llorar!
—No te atrevas —Kate sintió un nudo en la garganta—, o haré lo mismo. No me
siento muy orgullosa de la manera como me comporté. ¡Si sólo lo hubiera notado
antes que fuera demasiado tarde!
—Fue como una fiebre, Kate —opinó Rae y le oprimió el brazo—. Tenía que seguir
su curso. El oírte hablar de esta manera... No sabes cuánto tiempo esperé para decir
"bienvenida". Estaré aquí si me necesitas, lo único qué tienes que hacer es pedirlo.
—Gracias —dijo Kate. Se preguntó qué tan cerca estuvo de perder a una amiga
que estimaba mucho. Intentó controlar las lágrimas—. Vamos a revisar el daño.
Más tarde, Kate subió a su habitación. Comprendió que no podría cambiar lo
sucedido, aunque lo deseara; el verdadero Aidan Crawford llegó a su vida y la puso
de cabeza. Nada volvería a ser lo mismo.
No sabía cuan proféticas resultarían esas palabras.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 16—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 3
Los domingos por la mañana, eran por lo general los únicos días de la semana en
que Kate podía quedarse más tiempo en la cama. Sin embargo, ese domingo en
particular despertó temprano, con el cuerpo bañado en sudor y con temor. Se sentó,
su corazón todavía palpitaba con fuerza. No recordaba nada, sólo fragmentos de lo
que fuera una pesadilla.
Con seguridad en otras ocasiones tuvo pesadillas, pues todos las tenían alguna
vez, pero no recordaba haber sentido tanto terror. Se apartó el cabello de los ojos, se
levantó de la cama y fue al baño. Puso agua en un vaso y la bebió. Se miró en el
espejo. ¿Por qué ahora? ¿Su conciencia hablaba o lo sucedido se debía a la gran
tensión?
Ciertamente, esto último era la causa. El día anterior estuvo muy tensa. El trabajo
era la respuesta. Necesitaba alguna actividad intensa que la ayudara a relajarse. Por
fortuna, tenía mucho para escoger.
Tomó una ducha rápida y se vistió con pantalones de mezclilla y un suéter. Bajó
para lavar todos los platos que Rae y ella amontonaron la noche anterior en la cocina.
Esto la ayudó, aunque no lo suficiente, pues aunque sus manos estaban ocupadas, su
mente tenía la tendencia a divagar. Por su mente pasaron las cosas que hizo durante
los últimos cuatro años y se estremeció. Era como ver la película de alguien que le
fuera muy familiar, pero al mismo tiempo, un extraño. Su comportamiento fue tan
malo que era una maravilla que la predicción de Rae no se hubiera convertido en
realidad.
Encendió la radio para ahogar sus pensamientos con la música. No escuchó
cuando Maggie llegó, media hora después, y la observó en silencio mientras secaba
los platos. Kate dio un salto violento cuando una mano apagó la radio.
—¡Me asustaste, Maggie!
—Eso veo —comentó Maggie y la miró con ojo crítico—. Con seguridad, algo te
preocupa, pues bajaste al amanecer para lavar los platos. En especial, cuando hay
una lavavajillas en el rincón.
—Pensé que la actividad me ayudaría —indicó Kate.
—¿Y así fue?
—Sí y no —admitió Kate y suspiró. Miró por encima del hombro—. Debes saber
que ayer hice algo muy malo.
—¿Y ahora te lamentas por eso? —Maggie arqueó las cejas; Kate asintió.
—Eso y muchas cosas más —aceptó Kate.
—¡Alabados sean los santos! —exclamó Maggie—. Pensé que ese día nunca
llegaría. Permíteme que te mire —asió a Kate por los hombros para mirarla a la
cara—. Sí, allí está. Un poco maltratada, tal vez, pero es la Kate de la que tanto oí
hablar.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 17—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Kate se sonrojó un poco y sintió un nudo en la garganta.


—¿Tu también, Maggie? —protestó Kate—. Has hablado con Rae.
—No fue necesario, pues tengo ojos —indicó Maggie—. Lo único que ella dijo fue
que te vigilara, porque estabas herida. No la culpes. Ella te ama y ha estado
preocupada por ti —sus ojos se humedecieron—. Dijo que nunca lloraste por tu
hermano; además, pude ver que en ti había mucha ira, pero ya desapareció. Lo que
sucedió ayer hizo que se esfumara, y no lo lamento.
Kate comprendió en ese momento a qué se debieron todas esas charlas
interrumpidas.
—Yo tampoco, Maggie, yo tampoco —confesó Kate e intercambiaron una sonrisa.
Maggie aclaró la garganta y volvió a animarse.
—Bueno, empezaré a limpiar la sala y te dejaré que termines aquí, —manifestó.
Tomó el sacudidor y la escoba y salió.
Kate comprendió que de acuerdo con la reacción de las dos personas más cercanas
a ella, desde la muerte de Philip su comportamiento fue bastante detestable. Era una
muestra de verdadera amistad el que ellas dos no se alejaran, aunque quizá ella
merecía que lo hicieran.
Maggie regresó poco después y comentó:
—Debe haber sido una fiesta salvaje —revisó el agua de la marmita—. Alguien
arrancó el teléfono de la sala.
Por segunda vez esa mañana, Kate dio un salto y sus mejillas se ruborizaron. Se
preguntó cómo pudo haber olvidado el incidente, sin embargo, la noche anterior
sucedieron muchas cosas.
—Oh, sí, el teléfono. Las cosas quedaron sin control por un tiempo —señaló Kate.
—Debiste llamar. John hubiera venido a ayudarte —opinó Maggie. Su marido era
el chofer de Kate y también el jardinero. Vivían en una cabaña, en el mismo terreno
donde estaba la casa de Kate.
—Oh, no estuvo tan mal —aseguró Kate de inmediato—. Pronto controlé la
situación. Será mejor que hagas arreglos para que alguien venga a conectarlo
mañana.
Después de preparar el té, Maggie llevó dos tazas humeantes a la mesa y se sentó.
—John lo arreglará —comentó Maggie—. Será mejor que te asegures de no invitar
a esa persona en particular.
—Está bien, Maggie —respondió Kate y rió con ganas—. No tengo intención de
hacerlo —dudaba que Aidan Crawford necesitara invitación para que volviera a
aparecerse por su casa.
Apartó ese pensamiento inquietante y recordó que decidió que la amenaza de él
era vacía. Agradeció el trabajo que la mantuvo ocupada hasta la hora del almuerzo.
Sólo pudo comer una ensalada, lo cual no aprobó Maggie. Más tarde, tomó una
chaqueta y salió a caminar.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 18—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

No recordaba la última vez que hizo ese ejercicio. Ese era otro recordatorio de lo
mucho que cambió su vida. Era un día de invierno y el sol no calentaba. Al regresar
de nuevo a casa, se sentía con vigor, casi como una nueva persona, lista para
enfrentar los cambios drásticos en su vida.
Mientras caminaba hacia la casa, hizo planes para unas vacaciones, las primeras en
cuatro años. De pronto atrajo su atención un miniautobús descompuesto, no lejos de
la casa, que pertenecía a una escuela. Una docena de rostros curiosos se pegaban a las
ventanas.
Sorprendida, comprendió que días antes hubiera pasado sin detenerse, pues sólo
pausaba en sus ambiciones y no tenía tiempo para otros. Sus pasos fueron más lentos
y sintió una ola de enfado hacia ella misma. ¿Qué clase de valores eran esos? La
imagen que veía de sí misma impresionaba... no se parecía a la verdadera Kate, quien
se perdió al morir Philip.
Amaba a los niños y siempre soñó con tener una familia grande. Sabía que nunca
la tendría y eso la entristecía. Era algo que aceptó años antes. Para tener hijos, tendría
que tener un marido y la experiencia pasada le mostraba que su falta de adaptación
hacían que eso fuera imposible. Estuvo muy segura del camino que tomaría su vida,
mas el destino tenía otras ideas.
Cuando adolescente, Kate tuvo citas como cualquier otra joven; sin embargo, no
experimentó esa excitación de la que hablaban sus amigas. Al principio, luchó contra
ese conocimiento, intentó sentir algo. Al fin aceptó la realidad... como mujer, le
faltaba algo vital.
Por lo tanto, juró que nunca se casaría. Como no tenía alternativa, aceptó que
nunca tendría un marido y una familia propia; no obstante, eso no evitó que le
agradaran los niños. Al comprender que los apartó de su vida durante los últimos
años, aceptó que era una especie de traición. Tenía que encontrarse de nuevo consigo
misma y podía comenzar en ese momento.
Dudó un momento y se acercó a la joven que estaba a cargo, quien tenía la cabeza
metida en el capó levantado del vehículo, para preguntarle:
—¿Necesita ayuda?
La mujer se enderezó y se apartó los mechones con una mano grasosa.
—¡Oh, gracias al cielo! ¿Entiende algo de motores?
—Me temo que no —admitió Kate—, pero mi casa está allí —señaló—. Puede usar
el teléfono para pedir ayuda.
—Es muy amable. El director debe estar preocupado. Hubiera caminado hasta la
caseta telefónica más cercana, mas no podía dejar solos a los pequeños. Están
demasiado cansados para caminar.
Kate miró hacia las ventanas, por donde asomaban seis rostros que la miraban con
esperanza. La niña más pequeña, rubia y con colitas, le sonrió y Kate sintió algo en su
interior.
—Si pueden caminar hasta la casa, estoy segura de que tendremos leche y galletas

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 19—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

para ellos, mientras hace la llamada —sugirió Kate. La joven dudó un momento.
—No quiero causar problemas —respondió la joven.
—No los causará —aseguró Kate—. La ayudaré con los niños.
Organizaron a los pequeños en la acera.
—Estoy cansada —informó la pequeñita rubia.
—¿Lo estás, cariño? —preguntó Kate—. Entonces, yo te llevaré. Vamos —extendió
los brazos y la pequeña se acercó y la asió por el cuello. Kate comprendió lo mucho
que deseaba un hijo. La imposibilidad de tenerlo significaba que siempre sentiría ese
vacío doloroso en su vida.
Si Maggie se sorprendió al verlos llegar, no dijo nada, sino que los condujo a la
cocina, donde les sirvió leche y galletas, mientras Kate condujo a Amy hacia el
teléfono. En tanto esperaban la llegada del mecánico, Kate vivió las dos horas más
animadas que podía recordar. Los niños, todos huérfanos, pronto perdieron su
timidez jugaron fútbol en el césped, con una pelota que Maggie sacó de algún sitio.
Cuando llegó la noticia de que el miniautobús estaba arreglado y Amy informó
que deberían irse, Kate lo lamentó. La vida había entrado en la casa y no quería
dejarla ir. Ayudó a que los más pequeños se pusieran sus abrigos; sabía que su casa
pronto se sentiría vacía. A la que más extrañaría sería a la pequeña Megan, pues la
niña se mantuvo cerca de ella todo el tiempo y charló, hasta quedarse dormida. Kate
la recostó con cuidado en un sillón de la sala.
Mientras Amy llevó a los otros pequeños al miniautobús, Kate fue en busca de
Megan. Era sorprendente la forma rápida como la niña se ganó su corazón. Por
instinto, al tomarla en sus brazos, inclinó la cabeza y sus labios acariciaron la mejilla.
Sonrió y le apartó los mechones de la frente. Sintió la sensación de ser observada, por
lo que se tensó y volvió la cabeza hacia la puerta.
El corazón de Kate dejó de latir un segundo, al ver que Aidan Crawford estaba en
la entrada. Parecía un hombre muy diferente del que vio la noche anterior. El vestía
pantalones de mezclilla, suéter y una chaqueta de piel. Tenía una apariencia muy
diferente, parecía menos amenazador y poderoso... y más guapo, con un magnetismo
animal que ella no podía dejar de notar. Un estremecimiento recorrió la espina de
Kate.
Se tensó y se sintió incómoda al recordar que no estaba maquillada, que tenía el
cabello despeinado y una niña en sus brazos. Palideció y un momento después, sus
mejillas se sonrojaron, al notar la expresión de mucha sorpresa de él. Dicha expresión
cambió de pronto a una de incredulidad c ira. La tensión que se sentía en el aire hizo
que Kate tragara saliva para humedecer su garganta seca. Por un momento, el
silenció reinó y se miraron.
—Una joven que está afuera me dijo que entrara —informó Aidan con voz tensa.
—¿Qué quieres?
—Hablar contigo —respondió Aidan y entrecerró los ojos—. Dije que regresaría.
Kate estaba a punto de despedirlo, cuando la pequeña se movió en sus brazos.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 20—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Lastima, tía Kate —protestó Megan. Kate comprendió que de manera


inconsciente, oprimía demasiado a la niña. Se relajó y le besó la mejilla.
—Lo lamento, cariño. Vamos, te llevaré con Amy —miró a Aidan Crawford y
descubrió que la observaba con una intensidad que desconcertaba—. Será mejor que
esperes aquí —sugirió al pasar a su lado.
Kate espiró el aire contenido y tuvo la sensación de que logró escapar, aunque no
supo de qué. No le agradaba la forma como él la inquietaba, y mientras más pronto
se fuera Aidan, mejor.
Amy se despidió y volvió a darle las gracias. Kate observó cómo desaparecía el
vehículo y devolvió los saludos. Bajó la mano y su sonrisa desapareció. Volvió a
pensar en Aidan Crawford y regresó a la casa. ¿Por qué tuvo él que llegar en ese
momento preciso? Su presencia la hacía vulnerable de inmediato, tanto, que al
regresar a la sala, estaba todavía más tensa.
El estaba de pie, con la espalda hacia la ventana, mas Kate no dudó que observara
la escena del exterior. Sintió ira, no quería que él invadiera su soledad. Como la
nueva Kate no podía enfrentar la situación, llamó a la antigua Kate para que lo
hiciera.
—Parece que le agradas a los niños —comentó Aidan. No hizo esfuerzo alguno
por ocultar su sorpresa.
—A mí también me agradan.
El arqueó una ceja.
—¿Lo mantienes oculto, porque no va de acuerdo con tu imagen? —preguntó
Aidan con tono burlón.
—Lo mantengo oculto, porque es algo personal —respondió Kate.
—Si valoras tanto tu vida personal, ¿por qué permites que los niños la invadan?
Sería muy sencillo responder que porque los necesitaba, mas la perversidad la
hizo levantar la barbilla al responder.
—Tal vez disfruto hacer el papel de Lady Bountiful —indicó con dulzura.
—Lo creería, de no haber visto tu reacción hacia la pequeña. Nadie puede fingir
afecto, y los niños lo comprenden con más rapidez que los adultos. Eso me hace
preguntarme por qué no tienes hijos.
La pregunta casual llenó su corazón con tanto dolor que no pudo evitar un
pequeño gemido. La percepción de Aidan asustaba. Nadie más vio tanto en tan poco
tiempo. Kate intentó sonreír y ocultó su descontrol al acercarse al pequeño bar. Se
sentía temblorosa y se preguntó qué le sucedía. Estaba decidida a que Aidan no
descubriera lo que le sucedía. Sin volverse hacia él, soltó una carcajada y encogió los
hombros.
—Supongo que he estado muy ocupada —indicó Kate—. Tal vez un día los tenga
—mintió. Intentó controlarse y lo logró—. ¿Te sirvo algo?
—No, gracias. Es demasiado temprano —señaló Aidan Crawford. La observó con

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 21—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

los ojos entrecerrados.


—¿Por qué querías verme? —se apresuró a preguntar Kate, pues temía que él
viera demasiado. Sintió orgullo al escuchar su voz fría.
—Hoy fui a ver a Julia —explicó Aidan.
Kate arqueó las cejas, a pesar de que sintió un poco de culpa. Intentaba no pensar
en la pobre chica.
—Supuse que lo harías. Sin embargo, no comprendo lo que eso tiene que ver
conmigo —manifestó Kate.
—Sé que no lo comprendes, mas lo comprenderás —prometió Aidan—. Julia, mi
querida Kate, todavía estaba furiosa.
—Con seguridad, le confesaste la verdad —opinó Kate.
—Seguro, pero, ¿esperabas que me creyera?
—Está molesta —opinó Kate—. Estoy segura de que si te ama, ella...
—Veo que esto te divierte —la interrumpió Aidan—. Quizá esto también te
alegrará. Julia no me ama... nunca me amó.
Impresionada, Kate guardó silencio. Todo lo que planeó sucedía, sólo que, por
supuesto, ahora no quería que aconteciera. Sintió compasión por él.
—Lo lamento... —empezó a decir Kate.
—No lo lamentes, pues yo tampoco la amo. Lo que tuvimos fue un entendimiento
mutuo.
La forma fría como Aidan hablaba de una institución que ella siempre consideró
sagrada, hizo que su compasión hacia él desapareciera.
—En ese caso, no hay motivo para que no se casen —comentó Kate. Le pareció que
esos dos se merecían uno al otro.
Aidan Crawford rió, mas sin humor.
—No conoces a Julia. Hay muchas razones para que aborrezca el escándalo. En
especial, le desagrada que se rían de ella. Su orgullo no le permite contemplar la idea
de casarse conmigo ahora.
¡Esa era la gente que ocasionó que su vida cambiara!
—Estoy segura de que con el tiempo, podrás encontrar quien la reemplace —
comentó Kate—. ¡El amor no es necesario!
Aidan se volvió y miró por la ventana. Metió las manos en los bolsillos.
—Como dices, el amor no es necesario, y estoy seguro de que encontraría a
alguien, pero no tengo tiempo —soltó de nuevo una carcajada. Kate encogió los
hombros c ignoró sus palabras que intrigaban.
—Ese es tu problema —indicó Kate—. No comprendo que es lo que esperas que
haga.
Aidan se volvió y sus ojos brillaron.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 22—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Lo que espero que hagas, señorita Hardie, es muy simple...y es algo que sólo tú
puedes hacer —algo en el tono de su voz, hizo que Kate se estremeciera. Lo miró
como si estuviera hipnotizada—. Necesito una esposa y de no ser por ti, ya tendría
una. No tengo tiempo para buscar otra, y no creo que necesite buscarla. Ayer te
proclamaste como mi esposa, y me apego a eso. Me lo debes. Kate Hardie... y cobro
mi deuda.
Se miraron, parecía como si la habitación acogedora se convirtiera de pronto en un
coliseo.
—¡No puedes hablar en serio! —exclamó Kate al fin.
—Nunca he hablado con más seriedad —indicó Aidan.
—Entonces, estás loco... loco por completo —intentó reír, mas la mirada de él y su
determinación se lo impidieron. Su corazón latió con fuerza. ¡El hablaba en serio!
—No, no estoy loco, sólo juego con las cartas que me entregaron —informó Aidan.
Bajo la ira, la nueva Kate detectó una nota de... ¿desesperación?
—¿Por qué? —preguntó Kate con curiosidad. La boca de Aidan formó una línea
delgada.
—El porqué viene después, cuando hayas aceptado casarte conmigo—aseguró
Aidan. Kate rió ante la arrogancia de él.
—¡Estás loco si esperas que cualquier mujer acepte dar ese paso en la oscuridad!
—exclamó. Levantó una mano en señal de incredulidad—. ¿Por qué iba a aceptar
casarme con el hombre que... —dejó de hablar al comprender lo que decía.
El leyó sus pensamientos y una sonrisa apareció en sus labios.
—El hombre que no te hizo nada —completó Aidan—. Quien hubiera ayudado a
tu hermano, de haberlo sabido a tiempo. El hombre al que destruiste ayer, por gusto.
Si necesitas un porqué, hay uno muy simple... obligación moral.
Kate palideció. Cada palabra que Aidan pronunciaba era verdad. ¿Cómo podría
decir que no lo ayudaría, aunque deseara decirlo? El pedía lo imposible... lo que ella
no podía hacer. Se sintió incómoda y vulnerable. Eso no le agradó, por lo que
recuperó su vieja imagen, para protegerse.
—Admitiré que me equivoqué, señor Crawford, pero el matrimonio no es parte de
mis planes. Tendrá que buscar en otra parte.
Aidan se acercó hacia ella, mas se controló y cruzó los brazos.
—Ya te dije que no hay tiempo —insistió Aidan—. No pido un compromiso para
toda la vida. Lo único que necesito, es una esposa por un tiempo limitado.
Kate dudó. Ella era la última persona a la que él buscaría si tuviera opción. Por lo
tanto, debía ser algo importante. Ella era la culpable y le debía algo. ¿Podría vivir con
ese hombre, en un matrimonio temporal, que era más un trato de negocios? Lo miró
y supo que no. A no ser por la cicatriz, él era Andrew Crawford... un recordatorio
constante de Philip. ¡No, era imposible! ¡Hasta un día sería demasiado tiempo!
—No, lo lamento. Está fuera de cuestión, sea por poco o mucho tiempo —aseguró

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 23—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Kate con voz ronca—. Si deseara un marido, puedes estar seguro que no te escogería
a ti.
—¡Maldición! —exclamó Aidan. Sus ojos brillaron—. ¿Piensas que de tener
alternativa, te escogería a ti? ¿Una mujer que es fría y vengativa y que trata a los
hombres con un desdén helado? Oh, no, escogería a una verdadera mujer en todo el
sentido de la palabra; una mujer cariñosa, que sepa responder amorosa y que sepa
dar... No posees ninguna de esas cualidades, ni en lo más mínimo. Un hombre desea
a una verdadera mujer en su cama, Kate, no a la Reina Helada, quien no tiene nada
que dar.
Pálida como un fantasma, lo miró, mientras cada una de sus palabras golpeaba su
corazón. ¡Ni siquiera la antigua Kate soportaría ese bombardeo! Las lágrimas, que
creyó olvidadas, brillaron en sus ojos. Cuando él terminó de hablar, Kate tragó saliva
de manera dolorosa.
—¡No comprendes! —protestó Kate. Cuando vio cómo se curvaban los labios de
Aidan, deseó no haber pronunciado esas palabras.
—Por el contrario, te comprendo demasiado bien —aseguró Aidan— No tienes
corazón... y te compadezco por eso.
El hecho de que él la compadeciera era demasiado.
—¡Entonces, tuviste mucha suerte de que no aceptara tu propuesta! —indicó Kate.
Su voz se quebró al pronunciar las últimas palabras y de pronto le dio la espalda.
Se hizo un silencio cargado de emoción.
—¿Kate? —preguntó al fin Aidan, con voz sorprendida.
Ella se volvió para mirarlo, con la barbilla en alto. Sus ojos ya no expresaban nada.
—Creo que ya dijimos más que suficiente —opinó Kate—. No cambiaré de
opinión, no pierdas tu tiempo. Creo que ya debes irte.
Por un momento, Kate pensó que él discutiría, que intentaría saciar la curiosidad
que despertó la reacción de ella.
Sin pronunciar otra palabra, Aidan caminó hacia la puerta, antes de salir se detuvo
para mirar a Kate. El desdén que expresaban sus ojos la dejó helada.
—Te desprecio, Kate Hardie. Espero que puedas vivir contigo misma —habló con
amargura. Se fue y dio un portazo en la puerta principal.
Temblorosa, Kate se abrazó. El se había ido y sabía que en esta ocasión no
regresaría. Torció los labios. ¿Quién desearía regresar al lado de una mujer
incompleta? Se enfadó por sentir lástima por sí misma. Maldijo a Aidan, pues
destruyó sus defensas con acusaciones que ella escuchó con anterioridad, pero que
nunca tuvieron tanto éxito.
Esas acusaciones la herían, en especial, porque no eran verdad. Quizá durante
cuatro años se comportó como si no existiera ese lado suave y tierno en su ser, pero sí
existía. Ahora, sufría las consecuencias de la imagen que creó; deseó que regresara la
antigua Kate, mas sabía que nada volvería a ser igual. En una noche cambió

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 24—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

demasiado y no podía ya retroceder.


No sería fácil enfrentar al mundo sin su concha, pero al menos no tendría que ver
de nuevo a Aidan Crawford. Ese matrimonio a sangre fría que él planeó era horrible
y lo ponía a la par de su hermano. Kate sintió ira, al pensar que ellos usaban a las
personas para sus propias necesidades.
Estaba contenta por no haber aceptado y su conciencia culpable se acalló por el
comportamiento mercenario de él. Decidió que no había destruido nada de valor. No
tenía motivo para sentirse culpable.
Los Crawford estaban fuera de su vida para bien... y eso era lo que Kate deseaba.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 25—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 4
Por desgracia, el pasado tenía la manera de levantar la cabeza, mas Kate no pensó
en eso mientras se preparaba para una fiesta de caridad, el domingo siguiente por la
noche. Se comprometió a asistir desde varios meses antes, por lo que no podía faltar,
como deseaba. Sin embargo, estaba acostumbrada a poner expresión alegre y al
menos la causa valía la pena.
Gran parte de su renuencia se debía al hecho de que Jonathan Carteret la
escoltaría. Mientras tomaba un baño, sus pensamientos volvieron hacía él. Jonathan
representaba un nuevo dilema. Lo trató mal porque él era demasiado insistente e
intenso. El problema era que la nueva Kate no podría tratarlo con tanta arrogancia
como lo haría la antigua. No quería lastimarlo más de lo que ya lo había hecho.
Suspiró y decidió que la semana anterior había sido una experiencia que no
deseaba vivir de nuevo. Sus intentos de cambio fueron recibidos con gran sospecha,
lo cual le dolió; sin embargo, no cedió y al llegar el viernes, supo que sus colegas
dejaron de reír y estaban dispuestos a otorgarle el beneficio de la duda.
No obstante, todavía quedaba el problema de Jonathan. El redescubrir su
conciencia resultó penoso, pues trajo fantasmas que la perseguían. Salió de la bañera
y se envolvió en una toalla. ¡Si Aidan Crawford pudiera ver sus agonías mentales,
cómo lo disfrutaría! Tenía que dejar de pensar en él. Durante toda la semana, no
pudo olvidar sus palabras al partir.
Intentó apartarlo de su mente una vez más y se dedicó a vestirse. Por lo general,
disfrutaba decidir qué ropa usaría para causar un efecto máximo, mas esa noche no,
era sorprendente que su mente estuviera en otra cosa. Escogió un vestido azul, sin
tirantes y peinó su cabello recogido. Los diamantes que llevaba en las orejas y cuello
eran reales, a diferencia de la estola de piel que Jonathan colocó sobre sus hombros,
antes de salir de la casa. Kate creía que la piel luciría mejor en el sitio donde
pertenecía... en un animal.
La Opera House estaba muy iluminada y se escuchaban las voces excitadas. Todas
las personas importantes se habían dado cita allí y las joyas y vestidos de las damas
aumentaban el brillo de la ocasión. Su progreso hasta el palco fue lento, pues después
de caminar unos metros encontraban algún amigo con quien intercambiar saludos.
Sólo un control severo y su entrenamiento, evitaron que Kate hiciera lo que deseaba...
escapar de ese lugar para tener un momento de paz. Cuando al fin llegaron a sus
asientos, tenía los nervios de punta y los músculos del rostro le dolían por tanto
sonreír.
Kate suspiró y se sentó. No había esperado con alegría esa noche, pero ignoraba
que sería inolvidable. Las selecciones de ópera y ballet no atrajeron su atención, a
pesar de que varias eran sus favoritas. Tenía demasiadas cosas en la mente y las
atenciones constantes de Jonathan, las cuales antes había aceptado con desdén, la
hacían sentir incómoda y algo avergonzada. La devoción que él le demostraba era
degradante y el saber que ella era por completo responsable, la hacía despreciarse.
Por consecuencia, al llegar el intermedio, Kate estaba irritada y molesta. Cuando

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 26—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Jonathan le preguntó por enésima vez si estaba cómoda, explotó.


—¡Oh, por todos los cielos, Jonathan, cállate!
—Supongo que no le hablarías a él de esa manera —respondió Jonathan. Kate
parpadeó sorprendida.
—¿El... quién es él? —preguntó. El sonrió con amargura
—¡Ella pregunta quién es él! El hombre macho, con tácticas poderosas, ese es él. La
otra noche no te vi poner mucha resistencia. Siempre te he respetado, Kate. Debiste
decirme que eso no era lo que deseabas.
Kate lo miró muy sorprendida. Por supuesto que sabía a lo que Jonathan se
refería, pero su interpretación de lo que atestiguó la impresionó mucho.
—Si piensas que disfruté eso, estás equivocado —aseguró Kate.
— No protesté porque no quise hacer una escena, ¡puedo apostarlo! —exclamó su
compañero y se olvidó de los buenos modales—. ¿Qué sucedió allá adentro, Kate? El
no me pareció del tipo que pide permiso; es la clase de hombre que toma lo que
desea. ¿Qué hay respecto a ti, Kate... lo disfrutaste?
—¡Jonathan, no pareces ser tú! —aseguró, demasiado sorprendida para negar lo
que él decía.
—¿Cómo lo sabes? —cuestionó Jonathan y se puso de pie—. ¡Nunca me has
mirado lo suficiente para averiguarlo!
—Lo lamento —se disculpó Kate. Lo que él decía era verdad—. Tienes razón, me
comporté muy mal. Deberíamos hablar, pero no es el momento ni el lugar
apropiados. Más tarde, yo... tengo algo importante que decirte.
—¡Permíteme que adivine lo que es! —manifestó Jonathan y rió—. ¡Y pensar que
creí que eras especial! Voy al bar. ¿Deseas algo?
—Gracias, me encantaría un vaso con agua.
—Con hielo, por supuesto —opinó Jonathan y salió del palco.
Kate nunca había visto a Jonathan en ese estado de ánimo y tenía que admitir que
la inquietaba. Tenía la esperanza de romper con él de una manera digna; sin
embargo, ya no estaba tan segura de que eso fuera posible.
Llamaron a la puerta del palco e interrumpieron sus pensamientos. Con rapidez
volvió la cabeza, consciente de que era demasiado pronto para que regresara
Jonathan. Mas no le sorprendió demasiado ver entrar a Aidan Crawford. Se negó a
apartar la mirada de él; por supuesto no tenía nada que temer. Cuando él se acercó,
Kate notó que en su rostro no había ninguna cicatriz.
Kate palideció por la impresión. No era Aidan Crawford, sino Andrew. Era con
exactitud como lo recordaba y se preguntó cómo pudo confundirlo con Aidan.
Aunque eran parecidos, tenían sus diferencias. Unos ojos grises la estudiaron. ¿Cómo
pudo olvidar esa mirada? ¿Cómo pudo olvidar esos labios sensuales que hablaban de
una vida llena de placeres? Su sonrisa la hizo estremecer.
La reacción de Kate fue alarmante e inesperada por completo. Sintió un gran

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 27—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

temor y se le erizaron los cabellos de la nuca. De pronto, le resultó difícil respirar.


Una parte de su mente registró esas señales de ansiedad y aunque desconocía el
motivo, sí sabía que le temía a ese hombre. Todos sus instintos le ordenaban huir,
mas la experiencia le había enseñado que no debía demostrar lo que sentía.
El ocupó el asiento de Jonathan, se relajó y cruzó las piernas. La recorrió con la
mirada de una manera posesiva, y notó que sus senos se elevaban y bajaban
agitados.
—Kate —la saludó.
Ella sintió que su temor iba en aumento y luchó por controlarlo. El intentaba
inquietarla, pero no lo lograría. Kate hizo uso de toda su fuerza de voluntad para
volver a la normalidad.
—Andrew —respondió Kate y ocultó su repulsión. Como respuesta, él movió la*
cabeza y rió.
—Al fin conociste a mi estimado hermano. Querida, estuviste perfecta. No creo
poder olvidar nunca esa maravillosa escena en la iglesia.
—¿Estabas allí? —preguntó Kate. .
—Por supuesto, soy de la familia —respondió Andrew y volvió a reír—. Debiste
quedarte más tiempo. Aidan estaba fuera de sí y Julia hizo una rabieta. No hubiera
podido planear algo mejor, aunque lo intentara.
—No te vi —comentó y controló el impulso de borrar esa sonrisa del rostro de él.
Pensó que de haberlo visto en la iglesia, las cosas habrían sido muy diferentes.
—Lo sé, sólo tenías ojos para un hombre —indicó Andrew—. Yo sí te vi, Kate. Has
recorrido un largo camino desde que nos conocimos. Estás más hermosa.
—Por supuesto que tengo más edad... y soy más sabia —admitió. Andrew
Crawford sonrió.
—Sin embargo, no menos impulsiva. ¡Qué bien recuerdo esa impulsividad!
Apenas te vi, supe lo que hacías. Es una lástima que no hayas logrado tu venganza.
Aprecié tu iniciativa, aunque dudo que alguien más lo hiciera.
—Me da mucho gusto que eso te divirtiera —indicó Kate con sarcasmo, mientras
su mente asimilaba las palabras de él. ¿Qué quería decir con impulsividad?
—No te amargues, debiste saber que no podrías derrotarme—señaló Andrew.
—No podría derrotarte, si no supiera que existes... pero ahora lo sé —observó Kate
con voz fría. Deseó que él se fuera, pues esa atmósfera la oprimía.
—Oh, Kate, ésa no es forma de hablar —manifestó Andrew Crawford y movió la
cabeza—. Además, no puedes enfadarme ahora que celebro la caída de Aidan —la
antipatía que sentía hacia su hermano era evidente.
—¿Qué fue lo que él te hizo? —preguntó Kate.
—Existe, ¿acaso eso no es suficiente? —respondió Andrew, sin que la sonrisa se
borrara de su rostro—. El desearía no existir... y todo por ti, Kate. Supuse que estarías
aquí esta noche, por lo tanto, vine para compadecerme de ti. Fue un buen intento,

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 28—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

pero soy demasiado listo para ti. Sin embargo, eso no debe impedir que te unas a mi
pequeña celebración.
—¿No debería saber qué es lo que celebras? —cuestionó Kate. Un instinto
femenino le indicó que eso era importante. Andrew Crawford llegó para presumir, y
no sólo de su victoria sobre ella. La vanidad de él necesitaba una audiencia, como
parte de su diversión.
—Sólo esperaba que preguntaras —indicó Andrew—. Mi querido hermano Aidan
está a punto de perder una fortuna. Sin duda, has oído hablar de Cranston
Electronics. Esa empresa fue fundada por nuestro abuelo materno, después de la
Segunda Guerra Mundial; sin embargo, fue Aidan quien le dio auge. El sucedería al
viejo Cranston como director, cuando se retirara, y eso sucedió hace seis años. Aidan
siempre fue el consentido del viejo, mas hubo una cosa en la que nunca pudieron
estar de acuerdo. El anciano quería que él se casara... y mi hermano siempre se negó.
Riñeron mucho por eso; yo tuve conocimiento sobre la última discusión. El abuelo le
dijo a Aidan que si no se casaba antes de cumplir los treinta y ocho años, quedaría
fuera de su testamento. Eso no significa sólo el dinero, sino también las acciones de la
compañía, por lo que el control se iría a otro lado.
Antes de continuar su historia, Andrew hizo una pausa y la observó:
—Para no aburrirte con detalles, el abuelo murió hace dos meses. Dos semanas
después, Aidan anunció su compromiso. Un mes más tarde, la boda casi se llevó a
cabo. No se necesita ser un genio para comprender que el abuelo hizo lo que aseguró
que haría, y que el pobre Aidan quedará sin nada. El hubiera ganado, de no haber
sido por ti.
Kate quedó muda por la ira. ¡Ese hombre no era humano!
Un momento después, Andrew continuó:
—Lo más hermoso fue que no tuve que hacer nada en absoluto.
En ese momento, regresó Jonathan y se detuvo de pronto, al ver que ella no estaba
sola. Al reconocer a su acompañante, se puso tenso.
—Tu bebida, Kate —informó Jonathan y le entregó el vaso. Habló con enfado.
Kate supo lo que Jonathan pensaba, pero no se molestó en aclarar la situación.
—Maravilloso, Jonathan, esperaba esto —aseguró Kate. En el instante siguiente,
arrojó el contenido del vaso en el rostro de Andrew Crawford. La sonrisa de él se
extinguió como una llama y se puso de pie.
—¡Haré que lamentes esto! —la amenazó Andrew.
A Kate no le importó la amenaza proferida por él. Estaba demasiado enfadada y
sólo deseaba irse de allí. Lo ignoró y se volvió hacia el sorprendido Jonathan.
—Llévame a casa, Jonathan —se puso de pie y con rapidez salió del palco.
—¿Por qué fue todo eso? —preguntó su acompañante, al alcanzarla en el corredor
con su estola.
—No querrías saberlo, créeme —respondió Kate.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 29—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¿Qué significa para ti ese hombre, Kate?


Ella se volvió hacia él con impaciencia. ¿No comprendía Jonathan que eran el sitio
y el momento inoportunos?
—No significa nada para mí. Ningún hombre significa algo para mí, Jonathan.
Habló con más sarcasmo del que intentaba y se mordió el labio al notar que él se
tensaba.
—Comprendo. Bueno, eso me pone en mi lugar —comentó Jonathan—. Todos los
demás tenían razón, ¿no es así? Sólo usas a los hombres.
—Jonathan... —empezó a decir Kate y colocó una mano sobre el brazo de él. No
era de esa manera como quería que resultaran las cosas. El le apartó la mano con
desprecio.
—Ya entendí el mensaje —indicó—. Tendrás que encontrar a alguien más para
que lo manejes a tu gusto. Te llevaré a casa, pero no tiene objeto que volvamos a
vernos.
Kate no podía culparlo por descargar su ira contra ella, pues lo merecía. Manejó
muy mal la situación, desde el principio hasta el fin.
—Conseguiré un taxi —informó Kate de inmediato. Deseaba dar fin de inmediato
a otra noche desastrosa.
—Me educaron de acuerdo con los buenos modales y me enseñaron que debo
asegurarme que mi compañera llegue a salvo a casa, después de una cita, sin
importar las circunstancias —explicó Jonathan.
El viaje lo hicieron en silencio. Ninguno de los dos tenía nada que decir. Jonathan
la acompañó hasta la puerta, como el caballero perfecto que era, le dio las buenas
noches y se alejó de su vida con su dignidad intacta.
Kate entró en la casa y se dirigió al salón. Encendió las luces. No era una gran
bebedora, mas necesitaba un brandy en ese momento. Lo bebió con rapidez y sintió
calor en el estómago, calor que poco a poco se extendió hacia sus extremidades.
Ningún hombre jamás la hizo sentir temor sólo con su presencia, como sucedió
con Andrew Crawford. Era inexplicable, mas fue muy real y todavía estaba inquieta.
Sabía que debería odiarlo, mas ignoraba por qué reaccionó de esa manera. ¿Por qué,
si sentía eso por Andrew, no sucedía lo mismo con Aidan? No tenía sentido y le
enfadó que ello la inquietara.
No podía apartar de su mente el rostro de Andrew Crawford, mientras le hablaba
sobre su hermano. Para él, todo era un juego y no le importaba quién resultaba
lastimado en el proceso, siempre que él ganara. Emitió un gruñido y arrojó la copa
contra la chimenea.
—¡Maldito Andrew Crawford! ¡Maldita sea tu odiosa alma por haber ganado de
nuevo! —comprendió que la usó para derrotar a su hermano. Sintió una ira
impotente—. ¡No! ¡No! —no podía permitir que Andrew ganara.
Esa noche, Andrew Crawford cometió el error de coronarse demasiado pronto y
ante la mujer equivocada. Andrew no estaba enterado de los encuentros de Kate con

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 30—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

su hermano. Quiso hacerla sufrir; sin embargo, lo único que logró fue ponerla
furiosa. La ira era lava en el interior de Kate, y buscaba una salida.
Comprendió la furia y frustración de Aidan Crawford. ¿Por qué no le habló sobre
el testamento? Ella ya sabía la respuesta. ¿Por qué iba Aidan a revelar sus problemas
más íntimos a una mujer que ayudó a su destrucción? No podía esperarse que él
supiera que había despertado el sentido de moralidad en Kate, puesto que no sabía
que ella lo tenía.
Esa noche, el hermano de Aidan la hizo enfadar lo suficiente para olvidar toda
precaución y hacer lo que nunca pensó hacer... ¡casarse con Aidan Crawford!
Ya no era asunto de deberle algo a Aidan o de buscar venganza, sino simplemente
de hacer lo correcto. Nunca se perdonaría si se quedaba indiferente, puesto que era
un asunto de principios. Tenía en su poder hacer el bien, donde se intentaba causar
un mal. Los sentimientos personales ya no contaban, podían apartarse.
Una vez que hubo tomado la decisión, Kate no perdió tiempo. Entró en su estudio
y buscó el directorio telefónico, localizó el número que deseaba y llamó. Al otro lado
de la línea, el teléfono sonó y sonó. Kate se preguntó si él estaría dormido. Encogió
los hombros, pues sabía que a Aidan no le importaría ser despertado por esa
llamada.
—Aquí Crawford —dijo una voz que ella recordó muy bien, con tono irritado.
Kate se estremeció y respiró profundo.
—Señor Crawford, soy Kate Hardie. Cambié de opinión. Si todavía necesita una
esposa, me casaré con usted.
Hubo un silencio de unos diez segundos.
—Iré de inmediato —respondió al fin Aidan y colgó.
Kate observó el auricular y despacio lo puso en su lugar. Tenía la sensación de
haber quemado sus naves. Acababa de aceptar casarse con el hermano del hombre
que arruinó su vida... Las piernas le temblaban. Aidan estaba en camino a verla en
ese momento y ella no esperaba eso.
Miró su vestido de noche y decidió que tendría que cambiarse, no podía recibirlo
vestida de esa manera, como la Reina Helada. ¡Cómo empezaba a odiar ese mote! La
ira que la llevó a tomar la decisión, empezaba a evaporarse; no obstante, dio su
palabra y la cumpliría. Intentó controlar el pánico y subió para cambiarse.
El timbre sonó cuando Kate bajaba por la escalera y fue a abrir la puerta. Ese
encuentro sería una prueba de carácter. Mientras se cambiaba, había decidido
mostrarle que tenía un lado suave.
Aidan Crawford entró, sin esperar que lo invitaran a pasar. Kate notó que la
observaba con los ojos entrecerrados al cerrar la puerta, y agradeció haberse puesto
esos pantalones de color crema y un suéter azul. ¡Podía imaginar sus comentarios, de
haberlo recibido con el vestido de noche! En especial, porque Aidan vestía de una
forma muy parecida a la de la otra noche.
—No había necesidad de apresurarse —comentó Kate y se volvió hacia él.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 31—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—No estoy de acuerdo —señaló Aidan—. Es probable que tengas la costumbre de


cambiar de opinión, tan a menudo como cambias a tus hombres. Quise llegar aquí,
antes que pensaras de forma diferente.
Kate palideció y se desanimó al notar, la actitud de Aidan, pues con ingenuidad
espero gratitud, lo cual fue un error.
—¿Cambiar? —juntó las manos, porque empezaban a temblarle. Odiaba que él
notara que no estaba en completo control.
—Me interesa saber qué sucedió, para que decidieras pagar tu deuda a este simple
mortal —manifestó Aidan.
—¡Te lo diría, si dejaras de insultarme!
—Suelen decir que si uno no soporta los insultos, no debe insultar —indicó Aidan.
Las mejillas de Kate se ruborizaron.
—Tal vez lo digan, mas ellos no necesitan una esposa con rapidez —opinó Kate—.
¿Con toda deliberación intentas hacerme cambiar de opinión?
—Mis disculpas. No tenía idea de que fueras... tan... sensible —aseguró Aidan.
Kate tuvo que hacer un esfuerzo para ignorar sus palabras.
—Pasemos a la sala —sugirió la modelo. Se sentó en el mismo sillón que ocupó la
noche anterior y observó que él se acomodaba frente a ella—. ¿Quieres café? Puedo
prepararlo.
—No por el momento, gracias —respondió Aidan y fijó la mirada en el rostro
pálido de Kate—. Entonces, te casarás conmigo. ¿Por qué ese cambio de opinión tan
repentino?
Había supuesto que él haría esa pregunta, y decidió que lo mejor sería decir la
verdad.
—Esta noche me encontré con tu hermano —indicó Kate—. El celebraba —notó
que Aidan quedaba muy quieto; parecía como si esperara algo que no le gustaría.
—¿Celebrando?
Kate comprendió que él sufría por una vieja herida y que lo que ella diría la abriría
de nuevo. Aunque Aidan no lo había expresado, ella sabía que a pesar de todo
amaba a su hermano y que las heridas de recibir a cambio sólo odio, eran amargas.
—En realidad, él expresó un placer malicioso —comentó Kate.
—Adelante —la animó. Kate humedeció sus labios con nerviosismo.
—Al principio, pensé que sólo se mostraba contento por el error que cometí al
confundirte con él, pero eso no era todo. El... me dio las gracias por arruinar tu boda,
puesto que eso significaba que perderías el control de Cranstons —hizo una pausa,
pues se le dificultó continuar al ver que él palidecía. Se aclaró la garganta y
continuó—. Debiste hablarme del testamento.
—¡El testamento! —exclamó Aidan. Se puso de pie y se acercó a la ventana para
mirar la oscuridad—. ¿Qué fue lo que dijo Andrew? —habló por encima del hombro.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 32—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Que tu abuelo te dejaría fuera de su testamento si no te casabas, y que perderías


el control del negocio.
—Comprendo. Eso es.
—Debiste decírmelo—repitió Kate.
—La compañía es mi problema —aseguró con firmeza Aidan.
Kate le observó la espalda.
—Intentaste hacerlo mío —le recordó Kate y él se volvió.
—¿Estás diciendo que de habértelo dicho la semana pasada, hubieras aceptado
entonces? —inquirió Aidan. Sus ojos grises la miraron con fijeza y Kate se vio
obligada a bajar la mirada
—Yo... no estoy segura —respondió con voz ronca.
—No te engañes, Kate. No haces esto por la compañía o por mí, sino por ti —
opinó Aidan—. Todavía quieres tu venganza.
Kate se puso de pie, impresionada de que él hubiese descubierto la verdad. Era
humana y la antigua Kate no podía desaparecer con tanta rapidez. Se pasó una mano
por el cabello.
—Tal vez así sea, pero han sucedido tantas cosas que ya no estoy segura de nada.
Lo único que sé es que no permitiré que tu hermano gane de nuevo. Tú quieres tu
compañía y estoy dispuesta a hacer todo lo posible para ayudarte. El motivo por el
que lo hago, a la larga no importa en realidad, ¿o sí?
Una expresión curiosa pasó por el rostro de Aidan.
—Ese es el asunto —indicó Aidan—. Pienso que eso sí importa. Quiero a mi
hermano, Kate. No me quedaré quieto mientras intentas lastimarlo.
Kate soltó una carcajada.
—¡Eso es una locura! —exclamó—. El es quien te lastima. El te odia.
—¿Y por eso, piensas que yo también debo odiarlo? —inquirió Aidan—. Me temo
que no funciona de esa manera.
—Es tu hermano, sea bueno o malo, ¿no es así?
Aidan entrecerró los ojos con enfado.
—No puedo... no cambiaré lo que siento —le informó.
—Y él lo sabe... y te odia todavía más por eso —dijo Kate.
—Hablo en serio, Kate. No quiero que resulte lastimado. No permitiré que le
hagas una jugada.
Ella recordó el temor inexplicable que había sentido.
—No hay peligro de eso —aseguró Kate—. Lo creas o no, no quiero herir a tu
hermano... aunque eso fuera posible, lo cual lo dudo. Lo único que intento es evitar
que me use para lastimarte.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 33—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Y por eso, con toda nobleza aceptaste casarte conmigo.


—Sí, aunque hay condiciones —explicó Kate.
Una sonrisa burlona apareció en los labios de Aidan.
—Naturalmente... no esperaría que lo hicieras por nada —comentó.
Kate apretó los dientes, antes de hablar.
—No quiero tu dinero —aseguró ella—. Tengo más que suficiente. Me refiero a
que sólo me casaré contigo si queda entendido que el matrimonio será por
conveniencia —existía una base firme para que Kate necesitara ese arreglo. No veía
motivo para exhibir su insuficiencia ante él, si sólo sería un matrimonio temporal. El
ya tenía bastantes armas, sin privarla de su orgullo también. Si Aidan ponía alguna
objeción, no habría trato.
—Ese, mi querida Kate, es el único tipo de matrimonio que estoy dispuesto a tener
contigo —respondió Aidan.
No existía motivo para que las palabras de él le dolieran tanto, pero al igual que
muchas otras cosas que dijo, encontraron un sitio vulnerable. Como Kate no supo
cómo manejar la situación, escondió su reacción detrás de la ira.
—No es necesario que insultes —opinó Kate—. Después de todo, te hago un favor,
recuérdalo.
—Así es, pero vamos a aclarar algo en este momento. La imagen de Reina Helada
no me impresiona en lo más mínimo. No voy a empezar a arrastrarme ante ti. Si eso
es lo que esperas, entonces, gracias, pero no.
Nadie le había hablado a Kate, con tanto desdén.
—¿Cómo te atreves? ¿Por qué clase de mujer me tomas?
Aidan Crawford levantó la mano y le asió la barbilla. Kate intentó apartarlo, pero
fue en vano. Su corazón empezó a latir con fuerza, mientras él la observaba con
fijeza.
—Te tomo por lo que eres —expresó Aidan—. Ne he estado quieto, sino que me
enteré de todo respecto a ti. Kate Hardie, la eterna virgen. Atraes a los hombres con
la promesa dé tu sensualidad, los conviertes en tus esclavos para que hagan
cualquier cosa, por la oportunidad de entrar en esa ciudadela que guardas con tanto
celo. Cuando dejan de divertirte, cuando te aburren, los apartas, ¿no es así, Kate?
Ningún hombre derrumbará esa barrera, porque tú no lo permitirás. Nadie puede
amarte más de lo que tú te amas. Por lo tanto, permaneces inalcanzable y desdeñas a
los tontos que se estrellan contra tus muros.
Horrorizada por la imagen que él describía, Kate no pudo apartar la mirada. Se
estremeció porque eso había sido verdad cuarenta y ocho horas antes.
—Eso es... horrible —comentó Kate. Su corazón latió desbocado.
—A menudo, la verdad es horrible —opinó Aidan—. Estás prevenida, Kate. No
soy como los hombres que has conocido hasta ahora. No pido, suplico o me arrastro.
No juego siguiendo tus reglas, sino las mías —su voz era ronca—. Tomo lo que

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 34—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

deseo. Como esto...


Antes que Kate tuviera oportunidad de hacer algo, él inclinó la cabeza y le besó la
boca. De forma automática, se quedó helada; en seguida, cada uno de los nervios de
su cuerpo se quebró como cristal. Todo concepto de lo que podría ser un beso fue
explorado por esa caricia.
El calor de los labios de Aidan aceleró su sangre y no pudo moverse cuando el
beso la obligó a inclinar la cabeza hacia atrás. Su cuerpo se convirtió en una masa
extraña, pues por primera vez respondía a un llamado tan antiguo como el tiempo
mismo.
Sintió que los huesos se le derretían, a medida que el deseo explotaba en su
interior. Nada la preparó para esa excitación intensa, cuando el beso continuó. Se
estremeció y un gemido escapó de su garganta, mientras, de manera inconsciente, se
inclinaba hacia él.
Como si fuera la señal que Aidan esperara, levantó la cabeza al fin y la miró a los
ojos, los cuales expresaban emociones conflictivas. Kate encontró fuerzas para
apartarse de él. A pesar de que su cuerpo no deseaba moverse, sino oprimirse más y
experimentar de nuevo esa extraña y exquisita excitación.
Con un estremecimiento, levantó una mano temblorosa para cubrir los labios que
ansiaban la caricia de él. Al ver esto, la boca de Aidan formó una línea tensa y un
músculo de su mandíbula empezó a saltar.
Después de un momento, él comentó:
—No te preocupes, Kate, permanecerás inmaculada. Eso sólo fue un ejemplo de lo
que haría, si rompieras las reglas. Como veras, también tengo mis condiciones.
Aceptaré tus términos, siempre que tú acates los míos. No harás ninguno de tus
trucos habituales mientras estés casada conmigo. Desde este momento los otros
hombres quedan afuera. Actúa el papel de mi devota esposa y permanecerás tan
virginal como el día que naciste. Si intentas jugar conmigo o con alguien más, el
pacto se rompe. ¿Está entendido?
Kate tenía dificultad para concentrarse. Sus ojos siguieron los movimientos de los
labios de Aidan, como un imán, y sus oídos apenas si escucharon las palabras. Estas
parecían llegar desde muy lejos. Cuando al fin penetraron en su conciencia, Kate se
acobardó. Tragó saliva y agradeció que Aidan interpretara mal su reacción. Aidan no
tenía idea de la sorprendente respuesta de Kate ante sus caricias... y nunca la tendría.
Kate no era tan tonta como para colocar en las manos de él un arma que podría
usar en su contra. En ese momento, Aidan pensaba que ella le temía porque no
quería que ningún hombre violara la pureza de su cuerpo. Ella se sintió feliz de que
él pensara de esa manera, puesto que la verdad era mucho más devastadora.
—Sí, comprendo —respondió Kate y sintió la garganta seca—. Ahora, tú
comprende esto... ¡Nunca vuelvas a tocarme!
—No me des motivo para hacerlo —señaló Aidan—. ¿Hacemos el trato?
Todos sus instintos protectores le indicaban a Kate que respondiera que no, mas
dio su palabra.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 35—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Sí.
—Bien —la sonrisa de Aidan llegó hasta sus ojos—, me da gusto que nos
entendamos —miró su reloj—. Es tarde. Me iré ahora, pero todavía tenemos muchas
cosas que discutir. Pasaré mañana a la una, para que charlemos durante el almuerzo
—caminó hacia la puerta, mientras hablaba.
Kate lo siguió, como un autómata. Aidan se despidió y le deseó que durmiera
bien. Furiosa, Kate deseó darle con la puerta en la nariz.
¡Dormir bien! Dudaba que pudiera dormir después de esa noche. Se apoyó en la
puerta y llevó los dedos hasta los labios; todavía podía sentir el beso punitivo de
Aidan, ardiente. Gimió. ¿Como sucedió eso? En un momento, él era un antagonista
enfadado pero al siguiente, puso de cabeza al mundo de la chica. Ella, Kate, quien
pensó que no podía sentir nada, se excitó cuando Aidan Crawford la besó.
¿Por qué él? Aidan la despreciaba, con seguridad todavía no la perdonaba.
Tampoco sentía respeto por ella. El revivir con un beso de él no era un cuento de
hadas, sino una locura que no debería suceder de nuevo. Kate se salvó, porque Aidan
no esperaba que respondiera, mas no siempre podría contar con ser tan afortunada.
En el futuro, sus defensas tendrían que estar muy sólidas, como la roca, hasta que
tuviera bajo control esa desafortunada atracción. Con seguridad no tardaría mucho
en controlarla. ¡Ni siquiera le gustaba ese hombre! Era sólo una de esas cosas locas
que suceden y nada más.
Aidan pensó que ella era una virgen decidida a permanecer así, porque ningún
hombre era lo suficientemente bueno para tocarla. Era una mentira que ella tendría
que mantener, porque no le diría que hasta que la besó, ella pensó que era frígida y
que no podría responder físicamente ante un hombre.
Al perpetuar la mentira, tendría que mostrarse como la persona que no le gustaba
ser. Resultaba una ironía cruel no poder cambiar exteriormente cuando en su
interior, ya era una persona diferente.
Sabía que podría interpretar el papel de la Reina Helada, mas el problema
radicaba en que eso ya no sería una protección. En su interior, era vulnerable.
Había emprendido una travesía por un sendero lleno de peligros, y estaba en
manos de los dioses el saber cómo lograría sobrevivir a ese viaje.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 36—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 5
A la mañana siguiente, tan pronto como Kate llegó a su oficina, mandó buscar a
Rae. Su asistente llegó con su habitual buen humor. Kate apenas si había dormido la
noche anterior. La pesadilla se intensificaba, empezaba a tomar forma. Nunca se
sintió tan amenazada y eso lo descubrió al mirar su rostro pálido y sus ojos en el
espejo. Sólo un magistral toque de maquillaje la ayudó a ocultar los estragos.
Estaba cansada, sin ganas de trabajar. Se quitó la chaqueta y se sentó ante el
escritorio. Respiró profundo.
—¿Podrías atender por mi el negocio durante las próximas semanas, Rae? —
preguntó sin preámbulos.
—¿Por qué? ¿Dónde estarás?
—Estaré de luna de miel —respondió Kate y con las uñas golpeteó el escritorio—.
Voy a casarme.
—¡Casarte! —exclamó Rae y se sentó—. ¿Dijiste casarte?
—Sí —aseguró Kate—. ¿Crees que podrás hacerlo? —inquirió con la esperanza de
evitar las incómodas preguntas de Rae.
—Por supuesto... una vez que me recupere de la impresión. Todo esto es muy
repentino. Si no es un secreto, ¿me dirás quién es el novio? ¿Acaso es Jonathan?
—No, no es Jonathan —indicó Kate—. En realidad, no volveremos a vernos. Fue
decisión de él, no mía.
Rae dejó escapar un silbido.
—¿Te apartó? —cuestionó Rae—. No creí que pudiera hacerlo.
—Tampoco yo.
—¿Quién es él, entonces? —insistió la asistente.
—Aidan Crawford.
La manera como Rae dejó caer la quijada, resultaría graciosa, si Kate hubiese
estado de humor para reír.
—¡Oh, cielos, Kate! ¿Qué estás haciendo?
—Es una historia larga y complicada —indicó Kate.
—Como las que me gustan. Ya me senté con comodidad, por lo tanto, será mejor
que empieces —sugirió Rae. Kate suspiró ante lo inevitable. La chica la escuchó en
silencio y frunció el ceño cuando su jefa terminó de hablar—. Es muy bueno ser
noble, pero... ¿casarte?
—No hay otra manera —aseguró Kate—. Además, di mi palabra.
Rae respiró profundo, pues conocía demasiado bien el significado de eso.
—Espero que sepas lo que estás haciendo —comentó—. De acuerdo, sé que se

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 37—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

supone que es un arreglo de negocios, pero, ¿qué sabes de él en realidad? ¿Sabías que
se le considera el hombre más sensual? Dicen que es muy atractivo.
Al recordar su reacción ante él, Kate se ruborizó y no pudo negar lo que decía Rae.
La asistente añadió, después de una pausa:
—Alguien lo reconoció en la fiesta, y de inmediato proporcionó la información.
Hubo apuestas sobre si él tendría éxito donde los otros fracasaron.
—¡Oh! —exclamó Kate.
—¡Yo y mi bocota! —se lamentó Rae—. Heriste a mucha gente, Kate, y el negocio
en el que estás no es el más benévolo. Lo mejor que puedes hacer es olvidar el
asunto. Ahora, todo está en el pasado. El punto es que tengo un mal presentimiento
sobre esto.
Kate no señaló que sentía lo mismo.
—Estaré bien —indicó—. No soy su tipo. Como bien sabes, no me pondré en una
situación peligrosa. Tengo que hacer esto, Rae; en realidad, no creo tener alternativa
—guardó silencio al experimentar una sensación de fatalidad. Empezaba a dolerle la
cabeza y se frotó la frente.
—¿Te duele la cabeza? —preguntó Rae al observarla. Kate suspiró.
—No dormí bien —confesó.
—Es más que eso —opinó la otra—. Conozco los signos, Kate. Estás ojerosa. ¿Qué
sucede?
La modelo levantó la vista, sin poder controlar un estremecimiento.
—No es nada, en verdad, sólo una reacción ante la tensión. Todos la tienen —
insistió Kate, como si intentara convencerse a sí misma, más que a su amiga.
—¿Todos tienen tu apariencia, después de un mal sueño? —interrogó Rae—. ¿No
te parece un poco extraño que tengas esas pesadillas ahora? Quizá algo las ocasionó.
Lo único que sucedió últimamente, es la aparición en escena de Aidan Crawford.
¿Puede haber alguna conexión?
—Por supuesto —aceptó Kate—, aunque sólo se debe a la tensión, a una
conciencia culpable. ¿Puedes olvidarlo, por favor? —pidió Kate, pues quería que esa
charla terminara. Ya era bastante malo tener esos sueños, sin querer interpretarlos—.
Quería saber si serás testigo.
Rae iba a protestar por el cambio de tema, más lo dejó pasar y encogió los
hombros.
—No te volvería a hablar si no me lo pidieras —respondió la chica—. Hemos
pasado muchas cosas juntas y no te fallaré ahora... aunque piense que estás loca.
Más tarde, cuando Rae se fue, Kate sintió alivio. Suspiró, tomó un expediente con
cartas y se puso a trabajar. Tenía muchas cosas pendientes antes de dejar la agencia
en manos de Rae. Eso significaba que, al menos por un tiempo, no tendría que
pensar.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 38—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

A la una menos cinco, Rae asomó la cabeza por la puerta y dijo:


—El señor Crawford quiere verte.
Al escucharla, Kate sintió un vacío en el estómago.
—Gracias, Rae —respondió Kate. Hubiera pedido unos minutos para recuperar la
compostura, pero su asistente se apartó para dejar entrar a Aidan Crawford,
Kate pensó que estaba preparada para enfrentarlo, que había recuperado el control
después de la sorprendente revelación de la noche anterior, mas en el momento en
que él entró en la oficina supo que estaba equivocada. Su corazón latió con fuerza y
Kate no dejó de repetirse que él sólo era un hombre y que ella sabía cómo manejarlo,
sólo debía mantenerse fría y distante; sin embargo, no funcionó de esa manera.
Kate cerró las manos sobre el cajón del archivador y notó que el traje gris que él
llevaba puesto era de primerísima calidad. Le quedaba a la perfección a su cuerpo
musculoso. De pronto, muchas sensaciones nuevas la dominaron.
Nunca experimentó algo parecido. El impacto era tremendo, parecía como si cada
centímetro de su cuerpo fuera consciente de Aidan. Para Kate, esa atracción física tan
intensa era algo nuevo y la atemorizó. Sabía que, aunque en la habitación hubiera
mucha gente, ella notaría su presencia. Era como si estuviera programada para
responder sólo ante ese hombre. Recordó aquel beso que él le dio.
Sin poder moverse, no dejó de observarlo. Una sonrisa irónica apareció en la boca
de Aidan, al acercarse a ella. Kate comprendió lo que él intentaba hacer y levantó una
mano débil para detenerlo. Eso fue un error fatal, puesto que Aidan la tomó por la
muñeca y la atrajo. Oprimió los labios sobre los de ella, para darle el beso que Kate
quiso evitar.
La reacción de Kate fue instantánea. Se sintió muy débil y la sangre ardió en sus
venas. Cerró los párpados pesados y entreabrió los labios al sentir la caricia de los de
Aidan, deseosa de responder, mas no tuvo tiempo, pues él apenas si le rozó los labios
y levantó de nuevo la cabeza.
—Querida —saludó Aidan y Kate se ruborizó. Escuchó como Rae respiraba
profundo, antes de cerrar la puerta.
Aidan la soltó de inmediato y se apartó, muy tenso. Kate comprendió que el
momento anterior sólo fue una actuación, en cambio a ella la dominaron las
sensaciones. ¡El sólo tenía que tocarla y ella se convertía en cera en sus manos! Los
hechos de la noche anterior se habían repetido, sólo que con más intensidad. Kate
apenas si podía creer que hubiese perdido el control de esa manera.
Pensó que al menos, Aidan no lo adivinó y su secreto todavía estaba a salvo. Se
odió por sentir una atracción que sólo era de su parte y cerró con fuerza el cajón del
archivador.
—¿Por qué hiciste eso? —preguntó Kate con enfado, parte del cual iba dirigido
contra sí misma. ¡Estuvo muy cerca de traicionarse!
Aidan se apoyó en una esquina del escritorio y la estudió con curiosidad. Una luz
extraña brillaba en sus ojos.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 39—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Sólo preparaba el escenario —comentó Aidan.


Un estremecimiento recorrió la espina de Kate. Decidió que él no pudo adivinar,
pues no hubo tiempo. Lo miró y tragó saliva, y la expresión que creyó ver en los ojos
de él desapareció.
—No tienes que preocuparte por Rae —indicó Kate—. Sabe con exactitud por qué
me caso contigo. Por lo tanto, preferiría que mantuvieras tus manos alejadas de mí.
No quiero que me toques, ni que me beses —sus sentidos le dijeron que era una
mentirosa. Su cuerpo era tan consciente de él, que los senos le dolían. Como una
colegiala enamorada, deseaba más. ¡Era como una fiebre! Supo que tenía que
controlar sus sentimientos y que estaba loca al sentir algo por ese hombre. ¡Sería una
locura permitir que él descubriera lo que la hacía sentir!
—Eso lo sé muy bien, sin que tengas que decírmelo —informó Aidan—. La forma
como congelas por completo a un hombre, habla por sí sola. Quizá tu amiga no
esperaba que yo te besara, pero mucha gente sí. Nosotros sabemos que este
matrimonio es un arreglo de negocios, pero todos los demás tienen que creer que es
real. Para lograr lo anterior, tenemos que ocultar nuestra aversión mutua y fingir que
nos amamos. Por eso, te besaré cuándo y dónde tenga que hacerlo, y esperaré que
respondas.
Kate agradeció que sus manos estuvieran ocultas, pues empezaron a temblarle.
Las imágenes que él conjuraba encendían su piel. Después de años de celibato, un
hombre la besaba dos veces y el deseo la dominaba. Hasta el momento, logró ocultar
lo que experimentaba, pero si Aidan llevaba a cabo su amenaza, ella no sabía por
cuánto tiempo más lograría ocultar su secreto.
Se llamó tonta por no haber considerado lo que su acuerdo significaba. Aidan
esperaría que se besaran y acariciaran como enamorados normales. Ya que Kate dio
su palabra, no tenía salida. Se estremeció ante la idea, aunque en realidad, no era
temor lo que experimentaba.
Aidan notó su expresión, pero la interpretó mal. La ira brilló en sus ojos.
—Baja de ese pedestal del que estás tan orgullosa, Kate, o te obligaré a hacerlo. Al
tocarte, no te contaminaré. Recuerda que una ducha te volverá a ese estado de virtud
que tanto admiras en ti —habló con desdén—. Dime... ¿no te sientes muy solitaria en
esa atmósfera esotérica?
—Disfrutas esto, ¿no es así? —inquirió Kate con voz ronca.
Aidan se puso de pie y se acercó a la ventana.
—Tiene un valor novedoso que no buscaba —opinó él—. No creo que me aburra
—habló con tono burlón—. No te gustan los hombres viriles, ¿no es así, Kate? Te
gusta ser la que domina. Por desgracia para ti, en este matrimonio sólo habrá un
amo... yo. Resultará muy instructivo para ti... y muy entretenido para mí.
—No seré usada como entretenimiento de ningún hombre —expresó Kate—. Soy
un ser humano, no un objeto que pueda levantar y colocar donde desee, señor
Crawford.
—Tampoco lo soy yo, Kate... ni ninguno de los hombres a los que rechazaste con

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 40—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

tanta despreocupación —manifestó Aidan. Kate sólo pudo mirarlo, impotente,


puesto que sabía que decía la verdad—. Míralo como una justicia poética y toma tu
medicina como una niña buena. Para empezar, mi nombre es Aidan. Será mejor que
te acostumbres a pronunciarlo, porque nadie creerá en nuestro matrimonio, si llamas
a tu marido señor Crawford.
La tenía acorralada y la única manera de ocultar su tumulto interno era luchando.
—Mereces que suspenda todo este asunto —amenazó Kate—. ¿Qué harías sin
esposa?
—Haría todo lo posible solo —aseguró Aidan con enfado.
—¡Y perderías!
—Es probable —aceptó y entrecerró los ojos—. Sin embargo, no lo suspenderás,
¿no es así, Kate? No lo harás, si deseas que crea que posees un corazón, después de
todo. Haces esto por mí, ¿no es cierto? ¿O acaso tuve razón al decir que lo que
querías era vengarte?
Una vez más, Aidan tenía la carta del triunfo y Kate tuvo que tragarse su ira con
un esfuerzo.
—¡Maldición! —exclamó Kate y él rió.
—Será mejor que prepares tu actuación, mi amor. Ahora, si estás lista, nos iremos.
Tengo una mesa reservada para la una y media.
Sin pronunciar palabra, Kate se volvió para tomar su chaqueta, antes que pudiera
ponérsela, él se la quitó y la sostuvo para que metiera los brazos. La miró a los ojos y
arqueó una ceja. Kate sólo pudo aceptar que la ayudara.
El peso posesivo de las manos de Aidan sobre sus hombros era un recordatorio
silencioso de su dominio. Kate quedó muy quieta, puesto que su orgullo no le
permitía huir; sin embargo, tuvo que cerrar los ojos y de pronto se sintió como si
estuviera en un túnel largo y oscuro, consciente sólo de esas manos posesivas que se
apoyaban en sus hombros. Contuvo la respiración y al instante esa sensación
desapareció y dejó sólo la reacción temblorosa de una pesadilla.
Impresionada, Kate palideció. ¿Qué le sucedía? ¿Se volvía loca? Ese pensamiento
daba vueltas en su mente, por lo que transcurrieron algunos segundos antes de darse
cuenta de que las manos de Aidan todavía la sostenían.
Con seguridad, él notó su estremecimiento y al volverse, lo confirmó. Kate se negó
a mirarlo, y entonces Aidan le asió la barbilla. Ella notó la fuerte impresión que se
reflejaba en el semblante de Aidan, al notar lo que Kate ocultaba... el temor y
aflicción en sus ojos. Esto hizo que Aidan aflojara las manos y Kate se apartó. Bajó la
cabeza y apretó los labios.
Mientras la modelo tomaba su bolso del escritorio, Aidan preguntó:
—¿Kate?
Kate lo ignoró. Nunca experimentó algo parecido con anterioridad. ¿Por qué tuvo
que estar Aidan presente para atestiguarlo? Fuera lo que fuera, Kate no deseaba

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 41—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

hablar de eso, mucho menos meditarlo. Cuando se volvió para mirarlo, una vez más
estaba controlada.
—¿Nos vamos? —preguntó y no esperó respuesta. Salió y escuchó que él la seguía.
Aidan no intentó detenerla hasta que estuvieron en la calle.
Allí, la tomó por el brazo y la hizo volverse.
—¿Qué sucedió? —inquirió Aidan.
—¿Suceder?
—Sabes muy bien a lo que me refiero, Kate. Por un momento parecías... temerosa;
además, no es la primera vez que sucede —comentó.
—No seas ridículo —soltó una breve carcajada—. ¿Cómo podría sentir temor?
—Eso es con exactitud lo que pensé —indicó Aidan—; sin embargo, sé lo que vi.
Por la determinación que vio en sus ojos, Kate supo que no dejaría el tema. Se le
ocurrió que la mejor forma de defensa sería el ataque.
—¿Sientes lástima por mí, Aidan? —preguntó y le dirigió una mirada provocativa.
—Comprendo. Creí haberte advertido que no emplearas tus trucos conmigo, Kate.
Ella nunca había comprendido cuan amenazadora puede ser una voz suave. No
obstante, estaba decidida a no cambiar de táctica. Lo sucedido era privado, casi como
una pesadilla.
—Lo hiciste, pero tenía que ver si hablabas en serio —respondió Kate.
—Sabes que sí —aseguró Aidan—. Ahora, sé de lo que eres capaz. Vámonos de
aquí, antes que me sienta tentado a estrangularte —habló con los dientes apretados.
Caminó con rapidez y ella tuvo que apresurarse para alcanzarlo.
Aidan reservó una mesa en un restaurante francés. Fueron conducidos hasta una
mesa apartada, donde podían hablar sin ser escuchados. Sin consultar a Kate, Aidan
ordenó para ambos. Ella hubiera discutido, mas vio el brillo en los ojos de él y
decidió controlarse. Notó que Aidan curvaba los labios al notar que era precavida.
Mientras saboreaban una copa de vino blanco y esperaban que les llevaran la
comida, Kate rompió el silencio, a pesar de que se había propuesto no hablar
primero.
—¿Qué sucederá ahora? —inquirió la joven.
Aidan cruzó las piernas y ese movimiento atrajo la mirada de Kate e hizo que su
boca se secara, al ver que los pantalones se ceñían a los musculosos muslos. Era tan
grácil y peligroso como un felino.
—Arreglaré una licencia especial —explicó Aidan—. Podremos casarnos al final
de la semana.
—¿Tan pronto? —cuestionó Kate, a pesar de que esperaba algo como eso. Sintió
un nudo en el estómago.
—No tenemos tiempo que perder —opinó Aidan—. Faltan sólo unos días para mi

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 42—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

cumpleaños. No hay tiempo para una boda formal; además, mientras menos
personas se enteren de esto, mejor.
—¿Te refieres... a tu hermano?
—Me refiero a que la prensa tendrá un día de fiesta, si descubren que, días
después de que debía haberme casado con una mujer, me caso con la que impidió el
matrimonio al asegurar que era mi esposa. Puedo estar muy bien sin esa clase de
publicidad. Hasta el momento, logré que lo sucedido el sábado pasado no saliera en
los periódicos.
—¿Eso perjudicaría tu propósito? —preguntó Kate y se mordió un labio. Ese
ángulo en particular, no se le había ocurrido y ahora sentía más culpa.
—Con franqueza, lo dudo —opinó Aidan—. Lo único que requiere el testamento
es un matrimonio. No obstante, preferiría no ponerlo a prueba. Las excentricidades
de mi abuelo podrían tener codicilos que todavía no se descubren. Supongo en que
puedo confiar en que no hablarás.
—¿Aceptarías mi palabra si te la diera? —inquirió Kate.
—Hay un viejo proverbio árabe que dice: "Confía en Alá, pero ata tu camello".
Después de tu comportamiento reciente, ¿puedes darme un buen motivo por el que
deba confiar en ti?
—Porque no tienes alternativa —indicó Kate y sonrió con dulzura.
Por fortuna, el camarero llegó con la comida en ese momento, pues el rostro de
Aidan se oscureció de forma dramática. El se vio obligado a callar.
Sin darle tiempo a hablar, apenas se fue el camarero, Kate preguntó:
—¿Si tu abuelo te confió a ti la compañía, ¿por qué hizo ese testamento?
—Porque no aprobaba mi estilo de vida —explicó Aidan y rió con suavidad.
Como cualquier otro hombre joven, me divertía. Eso fue aceptable por un tiempo,
mas el abuelo esperaba que algún día me estableciera. Por desgracia, el matrimonio
nunca me atrajo, después de haber visto el resultado de la unión de mis padres, y un
divorcio. No estábamos de acuerdo y pude ser tan terco como el abuelo. Sin
embargo, al final él ganó, ¿no es así? Si yo deseaba el control de la empresa, tenía que
encontrar una buena mujer con quien casarme y, más importante, que se convirtiera
en madre de mis hijos.
—Y esa soy yo —comentó Kate con voz suave. Sintió un calor extraño en su
interior.
—¡El cielo nos libre! —exclamó Aidan.
—¿No crees que poseo todo lo necesario para ser una buena madre? —por
milagro, las palabras fueron pronunciadas con frialdad. Aidan la observó con
soberbia por un tiempo.
—Para nosotros, la pregunta es irrelevante —indicó—, pero sí lo creo. Te he visto
con niños. No puedes ocultar ese tipo de afecto.
Kate sintió intenso placer al escuchar esas palabras y eso la confundió.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 43—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Gracias. ¿Hubieras permanecido casado con Julia?


—Esa era la idea general —respondió Aidan—. No obstante, puedes estar segura,
Kate, de que nuestro matrimonió será temporal.
En lugar de sentir alivio, Kate experimentó celos. Esto la confundió e irritó y se
reflejó en el tono agudo de su voz.
—¿No parecerá extraño que te presentes con una mujer por completo diferente
como esposa?
—Por fortuna, no. En los Estados Unidos, sólo mi padre y Netta, mi madrastra,
sabían que me casaría.
—Ellos se enterarán, con seguridad —manifestó Kate y frunció el ceño.
—Ellos estuvieron presentes en la boda; por lo tanto, saben que no me casé con
Julia. Ayer volaron a casa, antes que yo tuviera noticias tuyas, pero más tarde los
llamé. Saben acerca de ti.
—¿Todo? No puedes referirte a...
—Oh, sí. Saben que eras la mujer misteriosa y que aceptaste ayudarme —informó
Aidan—. Te aceptan bajo esos términos.
—¿Cómo pudiste? —preguntó Kate—. ¡Deben despreciarme mucho!
—De eso, sólo tú puedes culparte —opinó Aidan—. Si deseas respeto, tienes que
ganarlo.
—¡Creo que te odio! —masculló Kate. Aidan soltó una carcajada y se inclinó sobre
la mesa.
—¿Me odias, Kate? Bueno, eso no me quita el sueño. Lo único que importa es que
nuestra actuación resulte convincente, mientras estemos en los Estados Unidos.
—¿Los Estados Unidos? Pero pensé que...
—¿Pensaste que tendríamos una luna de miel? —cuestionó Aidan y sonrió.
—Bueno... sí —como él comentó que había pensado tener una luna de miel con
Julia, Kate supuso...
—Julia y yo hubiéramos tenido dos semanas de vacaciones —informó Aidan, al
adivinar sus pensamientos—. Ese era todo el tiempo que podía tomar, debido a
compromisos de negocios. Por lo tanto, creo que tendrás que quedarte sin una luna
de miel, Kate. Mi padre vive en Washington, y después de la boda, volaremos para
hospedarnos con él. Eso significa que no habrá más Reina Helada. El invierno
terminó, es tiempo de derretirse. Acostúmbrate a la idea. Tan pronto como lleguemos
a América, el telón se levantará y empezaremos la función. Sólo espero una buena
actuación de tu parte.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 44—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 6
Kate miró hacia el exterior oscuro, sin prestar atención a su imagen que se
reflejaba en la ventana de la habitación del hotel. Pudo ver la nieve que caía, pues era
invierno en Nueva York. Podría parecer muy romántico y quizá lo fuera para otros,
mas no para ella. Suspiró y dejó caer la cortina de brocado en su lugar, miró su reloj.
Eran casi las seis. Muy pronto, regresaría Aidan. Ese pensamiento la hizo estremecer.
La última semana fue turbulenta y regresaron las pesadillas. El efecto era notorio,
pues perdió peso y apetito. Por fortuna, no se repitió el incidente de su oficina y
logró apartar el pensamiento, como si hubiera sido alguna ocurrencia aislada.
Resultó muy fácil controlar esa atracción no deseada que sentía hacia su marido.
Antes de la boda lo vio poco, y en esas ocasiones, fue muy consciente de su
presencia, a pesar de que él no la tocó. Aidan se había mantenido en contacto por
teléfono, pero hasta su voz tenía la capacidad de inquietarla. Kate tuvo que
concentrarse por completo para no demostrar lo que sentía, y esto resultó una labor
agotadora en extremo.
Era difícil adivinar el estado de ánimo de Aidan, pues sus encuentros fueron
cortantes. El llegaba, le daba instrucciones y se iba lo más pronto posible, lo cual no
hizo que la confianza de Kate aumentara.
Se casaron esa mañana, teniendo como testigos a Rae y a un hombre llamado Tim.
Como prueba de lo anterior, Kate llevaba en su dedo los anillos que le diera Aidan.
Protestó respecto a la sortija de compromiso, mas él se la compró de todas maneras.
Era un aro que tenía un zafiro, rodeado de diamantes, y que usaba junto a la argolla
de oro, símbolo de que ahora era la esposa de Aidan.
No hubo celebración, puesto que no tuvieron tiempo. De inmediato partieron
hacia el aeropuerto, para tomar el avión hacia Nueva York, no hacia Washington,
como Kate esperaba. Al llegar al hotel, descubrió la causa. Tan pronto como salió el
botones, Aidan tomó su portafolio y le informó que tenía una cita de negocios; en
seguida desapareció. Desde entonces, Kate estaba sola.
La suite que ocupaban tenía dos habitaciones, una sala y un dormitorio con dos
camas gemelas, así como un baño. Kate nunca pensó que tendría que compartir la
misma alcoba. Por lo que veía, no había motivo para que lo hicieran y sí muchos para
que no la compartieran. Al convivir en la misma habitación, ella podría delatarse de
mil formas. Además, era muy probable que volviera a tener esos sueños, los cuales
empeoraban cada vez más. No deseaba que Aidan los atestiguara, pues sería la
humillación final.
Cuando él regresara, le exigiría que buscara otra forma para que se acomodaran.
En ese momento, Aidan entró, dejó su portafolio en una silla y aflojó el nudo de su
corbata. Kate lo notó cansado, mas eso no era tan importante como su propio
problema. Ya tensa ante la idea del enfrentamiento, su reacción ante la presencia de
él aumentó la tensión.
—¿Tienes idea de la hora que es? —preguntó Kate—. ¿Dónde has estado?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 45—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

El la miró y arqueó las cejas.


—Hablas como una esposa, Kate. ¿Eso significa que me extrañaste?
—¿Tengo la apariencia de haber enloquecido de pronto? —él rió con una risa
profunda que la hizo estremecer.
—Tengo que admitir que no —respondió Aidan—. Pareces muy molesta. ¿Vas a
decirme lo que sucede o tendré que adivinar? —habló con ironía y se acercó al
pequeño bar para servirse un whisky.
Kate controló su temperamento, pues ya sabía que él la provocaba con toda
deliberación. Toda la semana fue de esa manera. Era como si Aidan la pusiese a
prueba para saber hasta dónde podía llegar, antes que ella explotara. Kate no había
explotado hasta el momento y no le daría esa satisfacción.
—Quiero cambiar de suite —comentó Kate. El volvió a arquear las cejas.
—¿Tan pronto haces demandas? No me lo digas, el color no hace juego con tus
hermosos ojos azules.
Estuvo a punto de desarmarla con ese comentario. ¡Ojos hermosos! Kate nunca
pensó que él encontraría algo hermoso en ella. Sorprendida por sus pensamientos, lo
miró y notó que parecía muy divertido.
—Sabes a lo que me refiero, Aidan. Quiero una habitación para mí sola.
Antes de responder, Aidan dio un trago a su bebida.
—No —aseguró.
—¿Qué quieres decir con "no"? —inquirió Kate. Aidan se acomodó en un sofá y
estiró las piernas.
—¿Tienes dificultad con el idioma? No quiere decir no. Permite que te lo diga de
otra manera. Aunque este matrimonio va a ser corto, tengo la intención de empezar
bien. No pondré en duda su credibilidad al tener habitaciones separadas.
Kate cruzó los brazos para ocultar el temblor repentino de sus manos.
—Supongo que mis sentimientos no cuentan —indicó Kate con voz ronca.
—Son un lujo que no puedo permitirme —manifestó Aidan—. Debes agradecer
que tienes una cama sólo para ti. Respecto a la habitación, sólo necesitamos una —
terminó de beber el whisky.
—Entonces, dormiré aquí —informó Kate—. Supongo que no pondrás alguna
objeción si duermo en el sofá —habló con ironía. El entrecerró los ojos.
—¿Qué sucede, Kate? ¿Temes revelar más secretos?
Kate se estremeció con violencia y sintió las piernas muy débiles. Se apresuró a
sentarse en el brazo del sofá, temerosa de caer.
—¿Secretos? No sé a lo que te refieres —señaló Kate. Aidan la observó, dejó la
copa y colocó las manos detrás de la cabeza.
—¿Sabes si hablas dormida? —preguntó él con curiosidad. Por un momento, Kate

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 46—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

pensó que se desmayaría. Los latidos de su corazón se aceleraron y palideció.


—¿Qué?
—Pregunté si sabes que hablas durante tu sueño —repitió Aidan—. Durante el
vuelo fuiste muy elocuente.
Kate se preguntó si era posible que hubiera hablado dormida y lo que pudo haber
dicho. Estaba a punto de que la dominara el pánico y luchó para controlarlo con la
ira.
—¿Es esto alguna especie de broma pervertida? —preguntó Kate—. Puedo
asegurarte que no me parece divertida.
—No, puedo verlo —comentó Aidan—. Me pregunto el porqué. ¿Qué es lo que
temes?
—¡Nada! —aseguró—. Además, no hablo dormida —insistió con firmeza.
—¿Cómo ibas a saberlo? Estabas dormida...
Si deseaba intranquilizarla, lo logró, mas él sería la última persona en saberlo. Kate
se obligó a permanecer calmada y encogió los hombros, decidida a actuar.
—Interesante, ¿no es así? —señaló—. Odiaría pensar que te aburro — su tono fue
descuidado, a pesar de que estaba desesperada por saber lo que dijo, aunque temía
conocerlo.
—¿Interesante? —repitió Aidan—. Es probable que lo fuera. No podría decirlo.
—¿Por qué no? —quiso saber Kate. Habló con enfado al verlo sonreír—. ¡Oh,
comprendo! Intentas amenazarme con eso, ¿es así?
—Tienes una mente muy suspicaz, Kate Crawford. ¿En realidad, podrías revelar
algo tan terrible como para un chantaje?
—No lo sé. Tú dímelo —pidió Kate con los dientes apretados. El rió.
—Parece como si hablara una conciencia muy culpable —sugirió Aidan—. Vaya,
Kate, ¿qué es lo que hiciste?
En ese momento, Kate supo que no dijo nada y que Aidan le tendió una trampa y
ella cayó.
—¡Era sólo una broma! ¿No es así? —inquirió Kate.
—Y caíste. No importa, Kate. Además, no fue una mentira total, aunque balbucear
sería una mejor descripción que si dijera que hablaste.
Kate lo miró un momento y después, respiró profundo.
—Así es como va a ser, ¿no es verdad? Tengo que fingir que estoy felizmente
casada, mientras tú atacas de esa manera. No creo que así logremos engañar a
alguien.
—Tienes razón —admitió Aidan y sonrió—. Sin embargo, te interesaste tanto que
no pude resistirme.
—¡Eres un...! —Kate miró a su alrededor, en busca de algo para arrojárselo. Aidan

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 47—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

rió y se protegió ante el ataque.


—¡Vaya, vaya, Kate, esto no es muy majestuoso de tu parte!
Kate tomó un cojín para usarlo como proyectil. Después de su primera reacción de
sorpresa, Aidan asió el cojín, sin dejar de reír. Kate odió y adoró al mismo tiempo, el
sonido de su risa e intentó golpear a su esposo, mas sólo perdió el equilibrio.
No cayó, pues un brazo la rodeó por las caderas y al siguiente instante estaba
recostada en el sofá, respirando con dificultad mientras el cuerpo de Aidan se
colocaba sobre el de ella. El la abrazó, con ojos brillantes, y el corazón de Kate dio un
vuelco.
Se miraron a los ojos y todo pareció quedar muy quieto. Fascinada, Kate observó
que los ojos de Aidan se oscurecían y que fijaba la mirada en sus labios, los cuales
temblaron como si él los hubiese tocado. Un gemido escapó de los labios de Kate.
Aidan levantó la cabeza y tenía las mejillas sonrojadas. Kate lo notó cuando él intentó
apartarse, mas no logró hacerlo.
Con voz ronca, Aidan bajó la cabeza hacia ella y murmuró:
—Kate...
Si Aidan hubiera guardado silencio, quizá ella no hubiese perdido la cabeza, pero
la pasión en su voz fue su ruina. Con vehemencia deslizó los labios sobre los de Kate,
saboreó, mordisqueó, buscó una respuesta que con un gemido de necesidad, ella le
dio deseosa. Kate entreabrió los labios y el mundo ardió a su alrededor. Era como si
la batalla siguiera; no obstante, se abrazaban y sus manos ofrecían caricias que
encendían sus cuerpos al máximo.
Kate disfrutaba sentir el cuerpo excitado de Aidan contra el suyo. Cada beso
buscaba saciar esa gran necesidad, más sólo añadía combustible al fuego que con
rapidez amenazaba con quedar fuera de control.
Aidan dejó de besarle la boca para trazar un sendero de besos por el cuello, lo cual
la hizo gemir de placer. Sus manos juguetearon con los botones de la chaqueta de
Kate, hasta apartarla para que quedaran al descubierto los senos perfectos con su
delgada cubierta de encaje.
Despacio, una mano se deslizó hasta acariciar un seno y la hizo estremecer. Kate
gimió y Aidan quedó muy quieto y la miró, con ojos brillantes de pasión.
Con voz ronca y apasionada, murmuró:
—Te deseo, Kate.
Esas palabras la hicieron volver a la realidad y estremecerse. ¿Qué hacía? Aidan la
deseaba, aunque nunca lo esperó y quizá, tampoco lo quiso. No obstante, la poseería
porque ella demostró que también lo deseaba. Ella sólo era algo que le convenía y
nada más. Además, él estaba acostumbrado a las aventuras casuales y ella no... y
nunca lo estaría. Todavía más importante era el hecho de que Kate no tuvo la más
mínima precaución y olvidó el serio riesgo que corría.
Agradeció haber recuperado el control a tiempo y apartó a Aidan. De inmediato se
puso de pie y, todavía temblorosa, le dio la espalda.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 48—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Eso no fue parte del trato, ¿recuerdas? —indicó Kate y abotonó su chaqueta.
Escuchó que él se ponía de pie. Momentos después la volvió para que lo mirara, con
expresión de ira.
—¿Qué significa eso? —preguntó Aidan.
Kate levantó la barbilla.
—Sólo un recordatorio de que en el futuro, debes mantener tus manos alejadas de
mí.
—Me deseaste —murmuró con voz ronca.
—Pero después ya no —respondió Kate con tono agridulce. Se odió al ver la
expresión de Aidan.
—¡Eres... veo que todavía haces tus jugadas, ¿no es así, su alteza? Hay una palabra
para describir a una mujer como tú... aunque supongo que ya la habrás escuchado —
habló con desdén—. Hasta allí y no más, ¿no es así, Kate? Es una táctica peligrosa.
Desafías demasiado a un hombre al apasionarlo para después desalentarlo No te
preocupes, en el futuro, mantendré mis manos alejadas de ti.
—¡Bien! —respondió Kate y se obligó a sostenerle la mirada. El sacudió la cabeza.
—¡Eres única! —aseguró—. Por fortuna, vamos a salir, de otra manera quizá me
sentiría tentado a quitarte la vida.
—¿Salir? —inquirió Kate e ignoró la amenaza. Sintió la boca seca al ver que Aidan
se abotonaba la camisa, la cual, ella desabotonó minutos antes sin darse cuenta.
—El hombre al que vi hoy nos invitó a reunimos con él y su esposa para cenar. Al
enterarse de que no tuvimos una celebración, reservó una mesa en uno de los
mejores centros nocturnos.
—¿Por qué no lo detuviste? —cuestionó Kate de inmediato. Aidan se pasó una
mano por el cabello.
—Porque tenemos que empezar alguna vez. Quiero limar cualquier aspereza —
manifestó Aidan.
Muy a su pesar, ella tuvo que admitir que Aidan tenía razón en eso. Nunca se
sintió segura de engañar a la gente. Al menos, de esa manera tendrían un ensayo. Sin
embargo, podría haber problemas.
—¿Ellos saben algo acerca de Julia? —preguntó con ansiedad.
—No. Mitch es un colega de negocios —explicó Aidan—. Siempre que estoy en
Nueva York, ceno con él y su esposa. No se espera que sepan cosas acerca de mi
pasado. Tendremos una buena excusa para cualquier cosa que ignoremos. Recuerda
que fue un romance relámpago. Tenemos el resto de nuestras vidas para conocernos
—habló con tono burlón y la observó.
—¡Gracias al cielo por los pequeños favores! Un breve conocimiento acerca de ti,
deja honda huella... como la parafina; derramas una pequeña gota y todo, kilómetros
alrededor, huele y sabe a parafina.
—¿Acaso detecto cierta nota de censura? —preguntó Aidan y la observó caminar

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 49—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

hacia la puerta del dormitorio.


—No tendría el valor —comentó Kate.
—Cariño, tienes valor para cualquier cosa... lo sé —aseguró.
Kate entró en el dormitorio, se apoyó en la puerta y miró las dos camas. Apenas si
pudo escapar; la Reina Helada se había salvado una vez más. Sintió pesar al recordar
el desdén de Aidan. No fue su intención molestarlo, pero sería una locura ceder ante
una atracción que no tenía futuro. Cerró los ojos, pues su cuerpo anhelaba lo que le
negó. Tendría que ser más cuidadosa, ya que si Aidan descubría lo vulnerable que
ella era en realidad, la Reina Helada estaría en peligro. Sabía que si intentaba
seducirla, no tenía armas para luchar contra él. ¡Ella se rindió antes del primer
disparo! No podía darse ese lujo.
Volvió a mirar las camas y supo que no resultaría fácil compartir la habitación. A
pesar de que expresó su intención de dormir en el sofá, sabía que no podía hacerlo.
Esa opción no la tendría en la casa de los padres de Aidan, por lo que tenía que
acostumbrarse a compartir y sólo tenía esa noche. Sintió un nudo en el estómago.
Probablemente Aidan creyera que ella tenía el valor de hacer cualquier cosa, mas eso
era algo diferente por completo.
Tomó un vestido de color violeta y ropa interior limpia y entró en el baño. Cerró la
puerta con llave, pues sabía que Aidan entraría si no la cerraba.
Enrolló una toalla alrededor de su cabello, para mantenerlo seco, y tomó una
ducha rápida. Se puso una bata y se maquilló. Después, se puso el vestido, que era
uno de sus favoritos y siempre lo usaba cuando necesitaba sentirse segura. Recogió la
ropa que se quitó y abrió la puerta. Quedó muy quieta al entrar en el dormitorio y
ver que su marido estaba de pie, a unos metros de distancia, y sólo vestía los
pantalones. Observó el pecho ancho y bronceado, cubierto por sedoso vello oscuro.
Kate sintió calor y frío ante el recuerdo de aquellos acalorados momentos que pasó
en sus brazos. ¡Era tan alto y fuerte! Aidan tenía una apariencia muy masculina y
Kate sintió un nudo en la garganta y la boca seca. La necesidad de acariciarlo fue tan
fuerte que dio un paso, antes de darse cuenta de lo que hacía.
—¿Tienes que hacer eso aquí? —preguntó iracunda. Su voz pareció tensa y no
pudo mirarlo a los ojos. Dejó la ropa que llevaba en la mano y buscó en su maleta
unos zapatos y un cinturón negros.
—¿Hacer qué? —inquirió Aidan y dejó de desabotonar los botones de su camisa
limpia. Los dedos de Kate temblaron tanto que hasta el segundo intento pudo
abrochar el cinturón.
—Cambiarte de ropa.
—¡Oh! —exclamó Aidan—. ¿Y dónde querías que lo hiciera... en el corredor?
—Hay un baño —indicó Kate y metió los pies en los zapatos.
—El cual usabas hace treinta minutos —señaló Aidan—. No estoy desnudo aquí,
Kate, por lo tanto, no comprendo tu modestia.
Ella levantó la mirada para responderle, pero perdió la capacidad de pronunciar

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 50—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

palabra al ver que él se acercaba. Aidan se detuvo a unos centímetros de ella. Kate
sintió el calor que despedía el cuerpo de él y percibió su aroma.
Antes de hacer la pregunta, Aidan la observó:
—¿Acaso comprendo mal? ¿Era ira, Kate... o algo más? ¿Se suponía que no debería
haber aceptado un no como respuesta? ¿Te desilusionaste porque me aparté, como
todos los demás? ¿Esperabas que te siguiera hasta aquí, para tomar lo que ambos
deseábamos? ¿Es eso, Kate? No te rindes... ¿y al vencedor le toca el botín? —habló
con voz baja y ronca, con un tono de intimidad que la hizo estremecer.
Kate quedó sorprendida por la mala interpretación de Aidan y no puso moverse.
—Yo...
—Sí, Kate. ¿Tú... qué? ¿Quieres que te bese? ¿Es eso? ¿Deseas que te derrote?
—¡No! —exclamó al fin. Con la boca seca, dio un paso atrás.
—Me pregunto por qué no te creo—comentó Aidan y rió. La asió por los brazos—.
Puedo sentir cómo tiemblas, Kate, por lo tanto, creo que tendrás que probarme que
hablas en serio.
Al ver que él inclinaba la cabeza, Kate empezó a luchar, pero Aidan fue más
fuerte. Un gemido escapó de la garganta de Kate, en tanto los labios de Aidan
tomaban los suyos y la abrazaba contra su cuerpo. Kate estuvo perdida, como supo
que sucedería. Un estremecimiento de placer la recorrió, cuando sus senos estuvieron
en contacto con el pecho de Aidan. Cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás y
entreabrió los labios. Aidan introdujo la lengua en la boca de ella y la incitó.
Kate suspiró y lo abrazó por el cuello. Pasó una mano por el cabello de él y sus
dedos se cerraron en forma convulsiva, a medida que el beso se profundizaba. Aidan
deslizó las manos por su espalda y la hizo estremecer. Kate se oprimió más contra él.
Fue Aidan quien se separó primero. Kate gimió y abrió los ojos para mirarlo a la
cara, sin importarle lo que pudiera revelar.
Aidan soltó una carcajada ronca y murmuró:
—¿Dónde están tus garras, gatita? —no fue el beso lo que la hizo estremecer, sino
el nombre que él le dio. Estaba atrapada y el odio volvió a inundarla. Ella deseaba
luchar, pero temblaba tanto que era poco lo que podía hacer. Sollozó desesperada y
dio una patada. Al instante, cayó y sintió el peso de Aidan sobre su cuerpo. Se
derrumbaron en la cama y el cuerpo de él registró los estremecimientos que la
dominaban. Se apoyó sobre los codos y miró, muy pálido por la impresión, el rostro
de Kate—. ¿Kate? —con una mano le volvió el rostro hacia él—. ¡Cielos! ¡Kate!
Ella escuchó su nombre y lo miró a la cara. Notó que estaba tan pálido como ella.
Aidan tenía semblante de preocupación y la cicatriz se notaba más.
Kate recordó quién era él y dónde estaban. ¿Qué hizo? Supo que volvió a suceder
lo mismo que aconteció en su oficina aquel día, sólo que mucho peor. ¿Acaso se
volvía loca?
—¡Deja que me levante! —pidió Kate, sin el control habitual. Por un momento,

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 51—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

pensó que él ignoraría su súplica, pero Aidan rodó hacia un lado y ella quedó libre.
Sin mirarlo, se puso de pie con dignidad. Con manos temblorosas, se acomodó el
vestido y después el cabello, despeinado por la lucha. Se mordió un labio e intentó
acomodar el cabello, mas ya no tenía las horquillas. Con lágrimas en los ojos, las
buscó en el suelo—. ¿Dónde están las malditas horquillas? —escuchó su voz casi
histérica e intentó controlarse.
—Que no te domine el pánico —sugirió Aidan y se puso de pie—. Están aquí —le
entregó las horquillas.
—¡No me domina el pánico! —aseguró Kate. Notó que él la miraba con
preocupación y apartó los ojos—. Gracias —tomó las horquillas e intentó evitar el
contacto.
—¿Kate, qué?... —empezó a preguntar Aidan y con una mano la detuvo.
—¡No me toques! —exclamó Kate y dio un paso atrás con rapidez, pues temía que
si la tocaba, todo comenzaría de nuevo. Comprendió que sólo empeoraba la situación
e intentó calmarse—. Por favor, no me toques, no... lo soportaría en este momento —
se acercó al espejo y arregló su cabello. Intentó ignorar la figura masculina que se
reflejaba detrás de ella y que no apartaba la mirada.
—Kate, tenemos que hablar sobre esto —opinó Aidan—. Resulta muy claro que
algo te asustó, pero yo no iba a violarte... sin importar lo que pienses. Creo que tengo
derecho de saber lo que sucede.
—¡Derecho! —exclamó Kate y se volvió hacia él—. ¡No tienes ningún derecho
sobre mí! ¡Ningún hombre lo tiene! Si se trata de eso, entonces tengo derecho a que
no me manosees —la expresión de Aidan le indicó que su reacción era exagerada—.
Disculpa —caminó hacia el baño y allí se encerró.
Apoyó las manos en el lavabo y varias veces respiró profundamente, mientras se
estremecía. Muy despacio, se obligó a calmarse. ¿Qué le sucedía? Primero las
pesadillas y ahora eso. ¿Qué significaba todo eso? Se cubrió el rostro con las manos.
¡Le aterraba sentir que sucedía eso en su interior y no saber lo que era!
Aidan le pedía explicaciones que ella no podía dar, puesto que no las conocía.
¿Cómo explicar lo inexplicable? Tendría que encontrar alguna mentira que él
aceptara. Pero... ¿qué? Se mordió el labio. Deseó que Rae estuviera a su lado para
poder hablar con ella. Rae se preocupaba por ella... y Aidan no. ¡No soportaba que él
quisiera enterarse de sus angustias! Tendría que sobrevivir sola. No le importaba
admitir que estaba asustada... asustada de lo que podría descubrir.
Por el momento, tendría que controlarse y enfrentar a Aidan y a la noche que tenía
por delante. Arregló su maquillaje, respiró profundo y regresó al dormitorio. Aidan
estaba junto a la ventana.
Kate tomó control de la situación y dijo:
—Tendrás que apresurarte o llegaremos tarde. Estaré en la otra habitación.
—Ni por un momento pienses que me di por vencido, Kate —se volvió hacia
ella—. Quiero saber.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 52—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¿Saber? —Kate sonrió con frialdad—. Lo lamento, no tengo idea de a qué te


refieres —salió hacia la sala.
—Comprendo. No sucedió nada, yo lo imaginé todo —comentó Aidan—. ¿No
hacíamos el amor y te atemorizaste?
—No me atemoricé —aseguró Kate—, como dices. Sólo puse fin a algo que me
resultó desagradable —logró que su voz sonara helada y le agradó el resultado.
—¿Qué tan desagradable? —preguntó Aidan, después de un momento.
—Con franqueza, no soporté que me tocaras —inventó con desesperación.
Aidan arqueó las cejas y cruzó los brazos.
—¿Así fue?
—¿Acaso te mentiría? —cuestionó. El se frotó la barbilla.
—Esa es una pregunta interesante. Tendré que meditarla —manifestó—. Mientras
lo hago, tú piensa en esto. Lo que te asustó tanto, no desaparecerá, al igual que yo —
entró en el baño y cerró la puerta.
Kate se sentó en un sillón y supo que la batalla apenas comenzaba. Aidan no
bromeaba y ya sabía demasiado. Decidió que no debería satisfacer la curiosidad de
él.
Aidan entró en la sala media hora después y la encontró sentada en el sillón,
hojeando una revista. La observó y preguntó:
—¿Ya estás lista? —su voz sonó fría.
—Sólo tengo que tomar mi abrigo y el bolso —respondió Kate, también con voz
fría. Al entrar en el dormitorio se miró en el espejo y notó que no parecía tan tensa
como se sentía. Tomó sus cosas y salió.
Mitch y Sarah Norman, una amistosa pareja cincuentona, los esperaban en el
vestíbulo del hotel. Los felicitaron y Kate lamentó engañarlos. Esa sensación de culpa
aumentó, mientras tomaban una copa y Sarah le entregó una caja envuelta para
regalo.
—No es mucho —comentó Sarah—, pero Mitch me dijo que Aidan acababa de
casarse y quise regalarles algo —el obsequio consistía en una copa de cristal, con sus
nombres grabados. Kate se conmovió, al recordar que su matrimonio era fingido.
—Regresa, Kate —la voz de Aidan la volvió al presente
Kate parpadeó y comprendió que esperaban que dijera algo. Sonrió.
—No debiste molestarte, gracias. Es hermosa. ¡Oh! —exclamó al observar el
grabado—. Escribieron Katrine.
—¡No me digas que eso está mal! —indicó Sarah—. Estaba segura que era el
nombre que me dio Aidan.
—Lo es —aseguró ella de inmediato—. Es sólo que casi nadie me llama así. Me
dicen Kate —rió.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 53—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¡Es un nombre tan encantador! —opinó Sarah—. Tan femenino. Te queda bien.
¿No estás de acuerdo, Aidan?
Aidan arqueó y deslizó un brazo alrededor de la cintura de Kate. Ella se ruborizó
y quedó rígida. Intentó apartarse, más él cerró los dedos sobre su cintura para
indicarle que no lo hiciera y sus labios rozaron su mejilla.
—Acto uno, escena uno, recuérdalo —murmuró Aidan en su oreja. Con voz alta
añadió—. Sí lo estoy. Un nombre elegante, para una dama elegante —parecía tan
convincente que Kate se sorprendió. El la miró sonriente a los ojos. El mensaje era
claro y eso la irritó. Kate supo que tendría que actuar.
—¿Esto es suficiente para ti, cariño? —murmuró Kate a Aidan. Los ojos de él
brillaron y le dio un beso que la dejó sin aliento.
—Sin embargo —comentó Aidan al apartarse. Con aprobación, notó las mejillas
sonrojadas de ella—, en ocasiones, en definitiva es una fierecilla. Me costó mucho
trabajo persuadirla para que se casara conmigo. ¿No es así?
Kate se enfadó por el triunfo que vio reflejado en los ojos de él.
—¿Implicas que soy una arpía? —preguntó Kate con dulzura, aunque sus ojos
parecían dagas. El respondió con una sonrisa.
—Ten cuidado como respondes a eso, Aidan —aconsejó Mitch y rió—. He sabido
de gente que va a Reno a divorciarse por menos provocación.
—No le temo a Kate —señaló Aidan y le sostuvo la mirada a su esposa. Algo en su
tono de voz parecía decir que le gustaría saber a qué le temía ella.
—No —intervino Sarah con tono de broma—, ya sabemos a lo que le temes, ¿no es
así cariño?
—Sarah, te juro que si dices una palabra, tus días están contados —amenazó
Aidan, mas a Sarah eso no pareció importarle.
—Ustedes los hombres son puras palabras —opinó Sarah—. Si deseo decírselo a
Kate, lo haré. Una mujer necesita todo el estímulo que pueda recibir —le guiñó el ojo
a Kate y se volvió hacia su marido—. ¿Dónde comeremos? ¡Me muero de hambre!
Mientras Mitch pagaba la cuenta del bar, Aidan llevó la copa para que la
guardaran en la caja de seguridad. Las dos mujeres quedaron solas. Sarah tomó el
brazo de Kate y caminaron por el vestíbulo.
La mujer le comentó a Kate, en tono confidencial:
—Aidan no soporta las arañas. Si no me crees, espera a que encuentre una en el
baño. ¡Oh, aquí vienen! Recuerda, no digas una sola palabra, sólo guárdalo en la
mente. Sabrás cuándo usarlo.
Kate sonrió y se controló para no comentarle que su matrimonio sólo era
temporal, por lo que no habría tiempo. De cualquier manera, era bueno conocer que
Aidan tenía una debilidad.
Durante la cena, Kate no pudo relajarse. Fue un día exhaustivo y la debilitaba el
tener que cuidar su comportamiento. Tuvo que hacer un gran esfuerzo para

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 54—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

responder con alegría y sonreír. Aidan sostuvo la charla y reveló tener un inesperado
sentido del humor, que en ocasiones la hizo reír.
Al llegar al centro nocturno, Kate ya no soportaba la tensión, pero como la otra
pareja se esforzó tanto para que pasaran un buen rato, no tuvo corazón para decir
que para ella ya era suficiente. Brindaron con champaña y cuando la orquesta
empezó a tocar, las parejas pasaron a la pista de baile.
—¿Kate? —Aidan colocó la mano en su hombro—. ¿Bailamos?
No había motivo para que se negara a bailar y le dio la mano para que la ayudara
a ponerse de pie. En la pista, Aidan la tomó en sus brazos. Kate intentó conservar la
distancia, pero no fue posible. Nada parecía importante cuando estaba tan cerca de él
y, ante lo inevitable, cerró los ojos y sólo recordó el placer que sentía cuando él la
abrazaba.
En unos segundos, el cuerpo de Kate se relajó y se amoldó al de Aidan. Sentía
cada uno de sus movimientos al moverse por la pista. Un muslo musculoso rozaba
los de ella al dar cada paso. La multitud se evaporó... sólo quedaron los dos.
Aidan preguntó con voz ronca. I
—¿Te diviertes? —su aliento rozó la mejilla de Kate.
Kate lo miró con ojos soñadores. Más allá de la cabeza de Aidan, pudo ver el cielo,
parpadeó y comprendió que él la había llevado a la terraza. Estaban solos en la
oscuridad. No respondió la pregunta, pues no podía hacerlo.
Un poco de nieve cayó en la mejilla de Kate y se derritió. Aidan secó la humedad
con un dedo y murmuró:
—¡Oh, Kate! Creo que la Reina Helada se derrite.
Antes que pudiera responder, la boca de Aidan rozó la de ella y se olvidó de lo
que iba a decir. Respondió al beso y gimió, cuando éste se hizo más profundo. Aidan
la aprisionó entre sus brazos.
Cuando él la soltó, Kate sólo pudo mirarlo y vio que las estrellas brillaban en sus
ojos. Aidan musitó con voz ronca:
—¿No soportas que te toque, Kate?
Ella intentó soltarse, pero él no se lo permitió. Se vio obligada a permanecer donde
estaba, mas se negó a mirarlo.
—¡Muy listo! —declaró Kate.
—Eso pensé. Kate, no te amargues porque te descubrí.
—Sea lo que sea que intentas hacer, no resultará —opinó Kate, a punto de llorar.
El la sacudió un poco.
—Pequeña tonta, ¿no comprendes que sólo intento ayudar?
—Lo único que veo es curiosidad y no me agrada —respondió herida. Aidan
maldijo entre dientes.
—¿Por qué no puede ser genuino mi deseo de ayudar?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 55—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¡Porque no hay motivo para que quieras ayudarme! —opinó Kate—. Para ti, sólo
soy una conveniencia, algo útil y me deseas; eso es todo.
—No olvides que tú también me deseas —le recordó Aidan con ira—. Podría
llevarte a la cama y obligarte a decírmelo.
—Inténtalo y sólo te diré una cosa... ¡Vete al diablo!
—¿Y reunirme contigo? —preguntó Aidan—. No creo que me guste estar allí.
Kate, puedes confiar en mí.
Kate se estremeció, pues sabía que deseaba confiar en él y que no podía
arriesgarse a hacerlo.
—¿Confiar en un Crawford? ¡No llegará el día!
—Lo harás, al final —prometió Aidan.
—No necesito ayuda... ni de ti, ni de nadie.
—Muy bien, si así deseas actuar —comentó Aidan con el rostro tenso por la ira—.
Recuerda esto, no hay reglas. Si el juego se torna rudo, sólo puedes culparte a ti
misma. Ahora, sonríe, querida, nos observan. Recuerda que me amas.
Kate pensó que él era odioso, sin embargo, sonrió cuando entraron y los Norman
no notaron que sucediera algo malo. Poco tiempo después, la reunión terminó.
En silencio, hicieron el viaje en el taxi que los llevó al hotel, donde pasarían la
primera noche juntos. Kate giró un poco la cabeza para estudiar el perfil de Aidan.
Comprendió que él podía enfadarse y ser burlón, sin embargo, nunca vio que sus
ojos brillaran con la malicia que caracterizaba a su hermano.
Todo indicaba que Aidan era un hombre fuerte en quien se podía confiar. ¿Acaso
ella hizo mal al no aceptar el ofrecimiento de él? Sin embargo, estaba acostumbrada a
sólo confiar en ella misma, a ocultar los terrores que la asaltaban. Temía la piedad, no
la soportaba; por lo tanto, hizo lo correcto, ¿no era así?
De pronto, se dio cuenta de que Aidan la observaba. ¿Desde cuándo la miraba... y
qué pensaba?
Aidan comentó con voz suave, sin dejar de mirarla:
—Cambia de opinión, Kate.
Kate apartó la mirada y se apresuró a hablar.
—Me agradaron Sarah y Mitch.
—Son buenas personas —indicó Aidan y suspiró—. Tú también les agradaste,
Katrine. Katrine —repitió el nombre—. ¿Sabes cómo suena tu nombre? Como el roce
de la seda, sobre una piel suave y perfumada. Katrine.
—Prefiero Kate —le informó y Aidan rió.
—Por supuesto —aceptó él.
—No intentes seducirme, Aidan —advirtió Kate.
—¿Podría? —preguntó con voz burlona y Kate apretó los dientes.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 56—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—No volveré a caer otra vez —aseguró ella.


—¿No lo harás?
—¡Te odio! —exclamó Kate.
—¿En realidad? Entonces, odias a todos los hombres, ¿no es así, mi pequeña Reina
Helada?
Era una afirmación, no una pregunta, y Kate agradeció no tener que responder,
pues llegaron al hotel. No obstante, las palabras de Aidan la hirieron, porque no eran
verdad. No lo odiaba... no todo el tiempo. Sabía que él no debería agradarle y que no
debería enamorarse, aunque no era probable que eso sucediera. ¡No era tan tonta!

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 57—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 7
Como temiera Kate, la pesadilla volvió durante la noche, cuando sus defensas
estaban bajas. Las sombras cobraban forma y el terror se intensificó. Se encontraba en
una habitación extraña, dominada por una cama. Era una alcoba tan grande que no
podía ver los rincones; sin embargo, intuía que algo diabólico se ocultaba en la
oscuridad. No podía moverse para huir o luchar, cuando eso se acercaba.
Bajo las sábanas de la cama del hotel, Kate gimió con más fuerza y movió la cabeza
de un lado a otro, al atestiguar que en sus sueños, ella quedaba muy quieta, a pesar
de que deseaba huir. No había escape y lloró y gritó. Sintió que la envolvía una
oscuridad opresiva y escuchó su nombre, cada vez más cerca y más fuerte.
—¡Kate!
Sintió una mano en el hombro y abrió los ojos, dominada por el terror. Al instante
despertó, mas el temor no desapareció. Vio que Aidan estaba sentado en la cama de
ella. Notó la luz suave de la lámpara y que él tenía una mano sobre su hombro.
—¿Qué? —preguntó Kate. Aidan frunció el ceño, su mirada expresaba
preocupación.
—Gritaste mientras dormías. Llorabas —explicó Aidan. La chica llevó una mano a
la mejilla y sintió la humedad.
—¡Oh, cielos! —lo que más temía sucedió—. Lamento haberte despertado.
—Tenías una pesadilla —comentó Aidan—. Supongo que la has tenido con
anterioridad.
—Sí —aceptó Kate y se pasó una mano por el cabello, húmedo por el sudor. El
pijama de seda se pegaba a su piel. Esa noche la pesadilla fue peor y lo terrible era
que cada vez se volvía más clara, cada noche revelaba más y el temor aumentaba.
Temblorosa por la reacción, se sentó contra las almohadas y cerró los ojos. ¿Cuánto
más soportaría? Le atemorizaba lo que podría dejar al descubierto. Notó el pecho
desnudo de Aidan y de inmediato apartó la mirada. Esa noche compartieron la
habitación y ella vio mucho más en sus sueños. ¿Podría haber alguna conexión? Esos
incidentes... cuando él la tocó y después, cuando empleó ese nombre. Quizá era
coincidencia, pero algo sucedía—. Estaré bien ahora —mintió, pues dudaba volver a
dormir esa noche.
—Seguro. Te traeré un poco de agua —ofreció Aidan y desapareció en el baño.
Regresó y le dio un vaso con agua. Observó cómo lo bebía—. ¿Te sientes mejor? —le
quitó el vaso—. ¿Quieres hablar sobre eso? Algo debió desencadenar esa pesadilla.
Su marido era la última persona con quien podía discutir su pesadilla. ¿Cómo
podía decirle "creo que fuiste tú", si todavía no podía explicárselo ella misma?
—No tiene objeto —respondió Kate—. Una vez que despierto, desaparece.
—Cuando intenté despertarte, luchabas como si tu vida dependiera de ello —
explicó Aidan—. ¿Qué protegías con tanta fiereza?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 58—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Te lo dije, no recuerdo —flexionó las piernas y apoyó la barbilla sobre las
rodillas—. No lo recuerdo.
—¿Deseas recordarlo? —preguntó Aidan.
—¿Fuiste enviado para atormentarme? —inquirió Kate. El entrecerró los ojos.
—¿Es lo que piensas?
—¡No lo sé! —exclamó Kate—. Ya no sé nada. Yo no... Creo que será mejor que no
te fijes en mí. Estoy muy cansada. No soy yo quien habla. ¿Nunca terminan las
pesadillas?
—Las nocturnas, casi siempre —opinó Aidan.
—Sin embargo, no terminan...
—Por el momento, ésta finalizó —indicó Aidan y apartó el cabello de la mejilla de
Kate—. Duerme. No hay nada que temer. Estoy aquí. Ahora, no estás sola.
—¿Por qué eres amable conmigo? —inquirió la chica. El se puso de pie y apagó la
luz.
—Todos merecen un poco de bondad en ocasiones, Kate. Duérmete.
Kate cerró los ojos, y a pesar de que creía que no conciliaría el sueño, se quedó
dormida, sin pesadillas, y fue Aidan quien permaneció despierto en la oscuridad.
Cuando Kate despertó, el suave sol del invierno se filtraba por la abertura de las
cortinas. Apartó el cabello de su frente y miró su reloj. Eran poco más de las nueve y
su primer pensamiento fue que llegaría tarde al trabajo. Recordó en donde estaba y
miró hacia la otra cama. Suspiró con alivio al ver que estaba vacía.
Agradeció esos momentos de soledad para aclarar sus pensamientos. La pesadilla
había sido tan vivida como siempre, pero había otras cosas más turbadoras. Recordó
a Aidan y su amabilidad inesperada, así como las cosas que ella dijo. ¿Cómo pudo
ser tan infantil? Ahora, él ya no adivinaba, sino que sabía que algo andaba mal. ¿Qué
clase de tonta pensaba él que era ella, al no poder enfrentar un mal sueño?
Kate se puso unos pantalones negros y un suéter. Cada vez que recordaba lo
sucedido se sentía furiosa consigo misma. Se calzaba unas botas de tacón alto,
cuando Aidan apareció en la puerta. Ella lo miró en silencio y se ruborizó.
—Buenos días —la saludó.
—¿Lo son?
—He visto días peores —comentó Aidan. Ella no quiso mirarlo.
—¿En realidad?
—¿Qué sucede, Kate?
—Nada —respondió Kate y sintió un nudo en la garganta. —Me quedé dormida y
eso no me gusta. Debiste despertarme —descargó su ira en él.
—No hay prisa —comentó Aidan y encogió los hombros—. Dejó de nevar durante
la noche. Si no partimos demasiado tarde, llegaremos a Washington sin ningún

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 59—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

problema. Ordené el desayuno. Te espero en diez minutos, ¿de acuerdo?


—Sí —dijo Kate. Se preguntó por qué él no se enfadaba—. Estaré allí. Casi
termino, pero me apresuraré si no estás en mi camino.
—Eso parece una orden para que me marche —indicó Aidan—. A propósito, me
gusta tu cabello de esa manera, te queda bien —sonrió y salió.
Kate entró en la sala cuando llegaba el carrito con el desayuno. Se sentó a la mesa,
junto a la ventana, y notó que Aidan observaba que cambió su peinado.
Cuando quedaron solos, él comentó:
—Supongo que si hubiera dicho que me gustaba tu cabello recogido, lo habrías
dejado suelto.
—De ninguna manera; nada que digas influye en mí. Me gusta mi cabello
recogido, pues no me estorba mientras trabajo.
—Ah, comprendo —murmuró Aidan y sirvió café para ambos—, sin embargo,
ahora no trabajas. ¿Por qué no lo dejas suelto?
—Porque... —dejó de hablar al notar el desafío en la mirada de él. Una sonrisa
apareció en los labios de Aidan.
—¿Se debe a que entonces, no parecerías la mujer que deseas que yo crea que eres?
—Estás siendo ridículo —opinó Kate—. Un peinado es un peinado.
—Y un fraude es un fraude —indicó Aidan.
—¿Fraude? —preguntó Kate. La taza que llevaba a los labios estuvo a punto de
caer de sus dedos temblorosos.
—Anoche medité, después de tu pesadilla —al escucharlo, Kate se ruborizó.
—En realidad, quería hablarte sobre eso —lo interrumpió Kate.
—¿En realidad? No comes. ¿No tienes hambre?
—Quería disculparme por haberte molestado —manifestó Kate y de manera
automática tomó una tostada—. Creo que actué como una tonta.
—¿Lo crees?
—¿Tú no? —inquirió Kate.
—No.
—¡No te comprendo! —aseguró Kate.
—Es una lástima, porque creo que yo empiezo a comprenderte.
—No quiero que me comprendas —indicó Kate.
—Lo sé, mas ayer te dije que no me detendrías. ¿Quieres saber lo que pensé?
—No —respondió Kate y cerró los puños—, aunque no creo que eso evite que me
lo digas.
—Después de todo, me comprendes —manifestó Aidan y rió—, pero hablábamos

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 60—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

de ti, Kate. No sólo eres un fraude, sino también una ilusionista. La rapidez de la
lengua engaña al ojo.
—¿Así es? —cuestionó Kate.
—Hay otra cosa —informó Aidan—. Creo que debes saber que no creo que exista
la Reina Helada.
—Sabes que existe —aseguró Kate, con la boca seca por la impresión—. La has
visto.
—Quizá existió, pero ya no. Oh, ella intenta existir. De vez en cuando, cuando te
sientes amenazada, allí está ella, mas no puedes retenerla. ¿Por qué no la dejas ir,
Kate? Ya no la necesitas.
—Yo sí...
—No, no la necesitas —la interrumpió Aidan—. Ya perdió su credibilidad, al
menos conmigo. No creo que te haga falta ahora, a no ser que pienses que soy una
verdadera amenaza... y no lo soy, Kate. Espero que pronto llegues a creerme.
—¿Y entonces qué?
—Entonces, mi querida Kate, podemos empezar a ayudarte.
—Te dije...
—Te escuché —volvió a interrumpirla Aidan—. Piénsalo. No tomes una decisión
rápida. Olvida el pasado. Empieza aquí... ahora.
—No sé por qué haces esto —observó Kate, temblorosa. Tomó un trago de café y
al sentirlo frío, hizo una meca. Aidan le sirvió otra taza.
—Lo sé, pero lo sabrás a su tiempo —aseguró él.
—Creo que te prefiero enfadado conmigo —opinó Kate.
—Por supuesto, mas eso se debe a que la gente gruñona rara vez ve más allá de su
ira.
—Creo que eres un hombre muy peligroso —aseguró y él sonrió.
—Recuérdame que alguna vez te hable sobre Abraham Lincoln —indicó Aidan y
se puso de pie—. Iré a preparar la maleta, mientras terminas tu desayuno. Ordené un
coche alquilado para las diez y media. Pensándolo bien, deja tu cabello recogido,
Kate. Acabo de descubrir que tienes una nuca deliciosamente invitadora —antes que
Kate adivinara lo que haría, le besó la nuca. Kate se apartó y él soltó una carcajada—.
Sólo me aseguraba.
Kate pensó que Aidan parecía muy sincero y se preguntó lo que ella haría.
La nieve fue retirada de los caminos y no tuvieron problema al viajar hacia
Washington. El coche era un lujoso Mercedes y Aidan era un buen conductor, por lo
que ella se sentía segura a su lado.
Se preguntó que si también podría confiar en él. Si sólo supiera por qué Aidan
actuaba de esa manera. ¿Qué deseaba de ella? ¿Por qué sólo tenía preguntas y no
respuestas?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 61—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

No esperaba con ansiedad el encuentro con el padre y la madrastra de Aidan, pues


no podía imaginar que la recibieran con gusto, al saber quién era y lo que hizo. De
acuerdo, ella intentaba hacer cambios, mas eso no la ayudaría con ellos.
—Ibas a hablarme del presidente —comentó Kate, al sentir que la tensión iba en
aumento. Rompió el silencio de una forma tan abrupta, que Aidan volvió la cabeza
para verla y el auto estuvo a punto de caer en una cuneta. El maldijo entre dientes y
enderezó el auto.
—¡Cielos! ¿Qué intentas hacer? ¿Matarnos?
—¡No lo permita el cielo! —exclamó Kate.
—¿Qué es lo que quieres saber sobre Bush?
—No sobre Bush —explicó Kate—, sino sobre el presidente Lincoln.
—¿Lincoln? —preguntó Aidan y frunció el ceño—. ¡Abraham Lincoln! ¡Ah! —una
sonrisa apareció en sus labios—. Abraham Lincoln, Kate, fue un pequeño terrier que
ladraba como un galgo ruso. Había sido muy maltratado por su dueño, mas en lugar
de acobardarse, como debiera esperarse, atacaba a todos y no confiaba en nadie. Sin
embargo, uno podía ver en sus ojos que quería ser amado. Deseaba que alguien le
dijera que sin importar qué tanto mordiera, lo amarían de cualquier manera. Por eso
lo llevé a casa. Tuvimos algunas batallas muy grandes, pero al final, me aceptó y
confió en mí.
Kate escuchó en silencio y sintió que la emoción le oprimía el pecho. La voz de
Aidan tenía una calidez que le estrujaba el corazón y le impedía respirar.
—Detén el coche! —exclamó Kate con voz ronca. Aidan la miró alarmado.
—¿Qué sucede?
—Detén el auto. —volvió a ordenar Kate. Cuando él obedeció, abrió la puerta y
salió al aire frío. Se alejó unos pasos del coche y respiró profundo. Aidan se reunió
con ella—. ¿Qué intentas hacerme?
—Trato de lograr que confíes en mí —explicó Aidan y metió las manos en los
bolsillos de la chaqueta—, para poder ayudarte. Te hablé sobre Abe porque te
pareces mucho a él. Atacas y haces que todos piensen que eres salvaje y mala,
cuando lo único que en realidad piensas es en protegerte detrás de una máscara.
Kate palideció, pues era como si Aidan pudiera ver su interior, y adivinar todo lo
que los demás desconocían de ella. No había secreto que él no descubriera.
Aidan suspiró, sacó las manos de los bolsillos y la volvió hacia él:
—Kate, alguna vez tienes que confiar en alguien. ¿Por qué no permites que sea yo
el primero?
—Porque nunca me he pasado al otro bando —respondió Kate.
—Inténtalo una vez, quizá te agrade —opinó Aidan. Sabía que ella perdía terreno.
—Aléjate, tengo una piel gruesa —comentó.
—Sea lo que sea, Kate, ya no tienes que enfrentarlo sola.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 62—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Ella sintió un nudo en la garganta. ¡E1 no se daría por vencido! Era muy tentador
ceder ante el sonido de su voz, al mirar sus ojos. Estaba tan cansada de luchar sola
contra ese temor. ¿Por qué no apoyarse en alguien más fuerte que ella?
—De acuerdo —dijo al fin Kate. Aidan cerró los ojos un momento y respiró
profundamente.
—¿Quieres que nos sentemos en el coche? —preguntó Aidan.
—No —respondió Kate. Se volvió y alzó el cuello del abrigo—. No hay mucho que
decir, en realidad. Tengo esas... pesadillas. Lo sabes. Al principio, no podía recordar
lo que sucedía en ellas, sólo conocía el temor que me invadía —tragó saliva—.
Empezaron de pronto.
—¿No fue cuando me conociste? —cuestionó Aidan.
—Sí. ¿Cómo?...
—No estoy ciego, Kate —la interrumpió—. He visto los cambios durante la última
semana. Eso no es todo, ¿no es así?
—No —aceptó Kate con voz ronca. Aclaró la garganta—. Las pesadillas
empezaron a ser más claras... cada vez más —se estremeció. De inmediato, Aidan se
acercó y la tomó en sus brazos. Ella no pensó en luchar contra él.
—Dímelo —pidió Aidan. Ella cerró los ojos y se asió de la chaqueta de Aidan.
—Siento temor. No puedo verlo, mas está allí, me oprime. Quiero huir, mas no
puedo. Estoy atrapada en una habitación grande, y lo único que puedo ver es mi
persona y una cama. ¡Deseo huir y no puedo! ¡Es horrible! —se estremeció con
violencia.
—Ssh... —Aidan le acarició el cabello—. Pobre Kate, con razón estás asustada. No
debiste guardar esto sólo para ti, durante tanto tiempo.
—Pensé que sólo eran los sueños, pero... también veo cosas a la luz del día. Oh,
Aidan, me atemorizan mucho —lo miró con angustia—. ¿Me estoy volviendo loca?
—¡No! —negó Aidan—. No pienses eso. No soy siquiatra, Kate, sin embargo, creo
que por medio de esos sueños, tu subconsciente te revela algo que has bloqueado. Si
tengo razón, debe haber sido algo muy duro para ti. Sé que estás asustada, pero es
algo que tendrás que enfrentar para poder sanar. Me gustaría que vieras a una amiga
mía. Ella te agradará. Siempre ha sido amable y comprensiva. Creo que confirmará lo
que dije. Sea lo que sea, no lo enfrentarás sola, Kate. Estaré contigo a cada paso del
camino.
—¿Cómo puedes decir eso, si este matrimonio sólo es temporal?
—No tengo intención de abandonarte, Kate —la abrazó con fuerza. Kate apoyó la
cabeza en su hombro y disfrutó su aroma masculino.
—No sé por qué haces esto —manifestó ella.
—¿Tiene que existir un motivo? ¿Siempre sospechas de todos? La gente hace las
cosas sólo con el deseo sincero de ayudar.
—No en mi experiencia —opinó Kate.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 63—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Eso fue desafortunado —comentó Aidan y suspiró—. Esto es diferente.


—¿Cómo puedo estar segura de eso?
—Porque tus instintos te dicen que confíes en mí —respondió Aidan. Tenía razón.
Kate no recordaba haberse sentido tan protegida. Encontró la paz mágica que nunca
supo que buscaba—. ¿Crees que fuiste violada, Kate?
—¿Violada? No lo sé —pensó que de ser así, no respondería ante Aidan de esa
manera.
—No importa, sólo me pareció que encajaba con lo que me dijiste. Olvídalo por
ahora. Sólo recuerda que no estarás sola. Yo te ayudaré, Kate. Tienes mi promesa
solemne —sonrió.
—No hagas promesas que no puedas cumplir.
—Cuando me conozcas mejor, sabrás que nunca lo hago —indicó Aidan.
Regresaron al coche y continuaron el viaje. Kate permaneció en silencio y recordó
lo sucedido. Pensó que nadie actuaba como lo hacía Aidan, sin un motivo. Era
probable que tuviera que cambiar su opinión sobre él. Decidió esperar para ver qué
sucedía después.
Se detuvieron a almorzar en un restaurante. Kate ya no sentía tensión.
Al ver que Kate estudiaba el lugar, Aidan comentó:
—Pensé que te agradaría.
—Oh, sí, es encantador. ¿Vienes aquí a menudo?
—Lo intento, cuando visito a papá. Si lo deseas, puedo mostrarte algunas vistas de
Washington, mientras estamos aquí.
—Pensé que tendrías trabajo que hacer —señaló Kate.
—Nada que no pueda esperar. ¿Qué dices?
—Sí... y gracias —respondió Kate—. Me encantaría.
La comida fue buena, como sugería el ambiente. Mientras Aidan hablaba, Kate se
relajó cada vez más. Sin dejar de mirarlo, estudió cada una de sus expresiones. Rió
ante las historias que le contó, sobre vacaciones en Adirondacks. Aidan tenía una risa
profunda que iluminaba sus ojos y le quitaba años de edad. Kate estaba fascinada al
escucharlo.
Sabía que él hablaba para tranquilizarla y se lo agradecía, pero a medida que
transcurrió el tiempo, olvidó eso también.
Al regresar al auto para continuar el viaje, no pudo apartar los ojos de Aidan,
mientras él se concentraba en conducir. Un mechón cayó sobre la frente de él y Kate
extendió una mano para apartarlo. Aidan la miró y sonrió. El corazón de Kate dio un
vuelco.
Se preguntó si toda esa confusión que sentía no se debería a que estaba enamorada
de él. Nunca amó a alguien, por lo tanto, no lo sabía. ¿Sería una locura amar a Aidan
Crawford? ¿Ya era demasiado tarde?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 64—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

A media tarde, llegaron a Washington. El padre y la madrastra de Aidan vivían en


los suburbios, en una casa grande. Apenas Aidan se estacionó en el sendero, abrieron
la puerta y salieron tres perros, seguidos por dos personas.
Mientras Aidan recibía una bienvenida escandalosa, su padre ayudó a Kate a bajar
del coche. Era un hombre alto, como su hijo y el parecido era muy grande, excepto
que el cabello del padre era blanco.
—Entonces, tú eres Kate —comentó el señor—. Armaste un gran alboroto,
jovencita.
Kate se ruborizó hasta la raíz del cabello.
—Lo sé y lo lamento. Debo explicar...
—No es necesario —la interrumpió el padre de Aidan—. Tenías tus motivos. Si
Aidan lo sabe y lo comprende, eso es suficiente para nosotros. Bienvenida a la familia
—le besó las dos mejillas.
—Eres bienvenida —comentó Netta. Al instante, Kate supo que la mujer no estaba
tan segura como su suegro, de que su presencia fuera algo bueno. Kate comprendía y
aceptaba su reserva. La mujer la abrazó—. Aquí hace mucho frío. Llevaré a Kate a la
casa y prepararé té, mientras ustedes se encargan del equipaje —tomó el brazo de
Kate y le guiñó el ojo—. Tardarán una media hora, los conozco, y no quiero
congelarme. Los dejaremos aquí. Aidan me dijo que tienes tu propia agencia de
modelaje. Eso debe de ser fascinante.
Treinta minutos después, cuando los hombres entraron al fin en la casa, Kate y
Netta bebían su segunda taza de té, junto a la chimenea.
—¿Hay un poco de té para nosotros? —preguntó el padre de Aidan y acercó las
manos al fuego. Netta se puso de pie.
—Prepararé más —informó—. ¿Qué hiciste con los perros?
—Los encerré, pues Aidan no sabía si a Kate le agradarían. ¿Cómo eres con los
perros, Kate? Espero que te agraden tanto como a mi hijo. Los tres son de él.
Aidan se sentó en el sofá, junto a Kate.
—Cuando Philip vivía, siempre tuvimos perros —comentó Kate.
—Ah sí, tu hermano —murmuró el padre de Aidan—. Eso fue un asunto triste,
Kate. Tu padre me simpatizaba mucho. Puedes tener la seguridad que de haberlo
sabido, hubiera ayudado. Sé que eso no es un consuelo y sólo puedo disculparme por
Andrew. Me temo que en él hay un demonio que nunca pude controlar... y él nunca
intentó hacerlo. Su madre y yo nos divorciamos cuando los niños eran muy
pequeños. Parecía el arreglo ideal que cada uno de nosotros se quedara con un niño.
Andrew era su favorito y eso lo arruinó. Ella nunca pudo controlarlo y ahora, por
supuesto, es demasiado tarde. Se puede decir que a mí me tocó el mejor. Fue fácil
educar a Aidan, nunca me preocupó más de lo necesario. Sin embargo, es el débil
quien en realidad necesita nuestra ayuda, no el fuerte. Siempre me pregunto si
Andrew hubiera sido diferente, de haber estado conmigo.
—Sólo hubiera fingido cambiar —intervino Aidan—, y eso sería peor, papá. No

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 65—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

puedes culparte de nada. El nació salvaje.


—Lo sé, hijo. Todos lo amamos y damos excusas. No obstante, recuerda mis
palabras, pues algún día, él irá demasiado lejos y hará algo que no podamos
perdonarle. No es un día que yo espere con ansiedad, puedo asegurártelo —
suspiró—. Hablábamos de los perros. Te gustarán estos; que Aidan te los presente
más tarde... y entonces, los soltaremos.
Netta regresó con una bandeja con el té y escuchó parte de la charla.
—¡De lo único que tendrás que preocuparte es de que te lamerán mucho! —opinó
Netta—. A propósito, Aidan, los pusimos en la habitación principal de huéspedes.
Ahora será tuya y de Kate. Pasamos allí gran parte de tus cosas, pero dejamos que tú
las arregles a tu gusto.
—Gracias, Netta. Primero tomaré el té, y después iremos a vaciar las maletas —
indicó Aidan.
Un cuarto de hora después, Aidan tomó las maletas y subieron. Se detuvo ante la
puerta de la habitación, miró a Kate y comentó:
—Esta es nuestra habitación —Kate entró, tensa y de inmediato supo por qué él
actuó de forma tan extraña. Era una habitación hermosa, pero sólo tenía una cama.
Aidan cerró la puerta—. Me temo que no pensé en los arreglos para dormir, una vez
que llegamos aquí. Estoy seguro de que sabes que no tienes nada que temer de mí.
Como puedes ver, la cama es grande. Ni siquiera tendremos que tocarnos.
—No, no lo haremos —señaló Kate y se acercó a la ventana. No era temor lo que
secaba su boca al pensar que compartiría la cama con él, sino el sentir que su pecho
se estremecía por los fuertes latidos de su corazón.
Notó que Aidan levantaba las manos y dudaba un segundo, antes de colocarlas
sobre sus hombros. La tibieza de esas manos relajó sus músculos. Sus ojos se
encontraron en el cristal de la ventana y Aidan sonrió. Kate cedió ante la tentación de
apoyarse en él, pero los dedos de él se tensaron de pronto y evitaron el movimiento,
antes que se tocaran.
—Como sabrás, en tiempos pasados, un caballero colocaba su espada a mitad de la
cama, para asegurar su honor —Aidan habló en voz baja.
—¿Qué intentas decir? —preguntó Kate. El la soltó.
—Intento decir que no necesitas temer que intente hacerte el amor.
—Oh, comprendo —respondió Kate y bajó la cabeza, avergonzada. Se acercó a las
maletas y comprendió que él intentaba decirle que no estaba interesado—. Quitas un
peso de mi mente. Será mejor que vacíe las maletas. Si lo deseas, vaciaré también la
tuya.
—Gracias —dijo Aidan y colocó su maleta sobre la cama—, pues odio hacerlo yo
—salió de la habitación.
Kate se sentó en la cama cuando la puerta se cerró. Aidan la trataba como un
hermano mayor, lo cual no le agradó, pues no deseaba un hermano, deseaba... Un
gemido escapó de sus labios, al comprender que estaba enamorada de él. La amistad

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 66—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

no era suficiente. ¿Cómo sucedió con tanta rapidez?


Kate no conocía la respuesta. Después de la cena, llevaron a pasear a los perros y,
al regresar, tomaron chocolate caliente y pastelillos. Fue un día cansado y Kate no
protestó cuando Aidan la ayudó a ponerse de pie y dieron las buenas noches a sus
padres.
En la habitación, Aidan tomó su bata y dijo:
—Tú usa este baño, yo usaré el que está al otro lado del pasillo —ella lo vio salir,
tomó su camisón y caminó hacia el baño. Esperaba estar en la cama cuando él
regresara, pero al salir del cuarto de baño, vio que estaba recostado sobre las
almohadas, desnudo hasta la cintura. Palideció—. ¿Te encuentras bien? —se levantó
de la cama.
—Por supuesto.
—Pensé que tenías una de esas pesadillas repentinas.
—No, me dolió la cabeza, eso es todo —aseguró Kate. Tuvo que hacer uso de todo
su valor, para acercarse a la cama y meterse bajo las sábanas, como si no le importara.
Se recostó lo más lejos posible, para no tocarlo y traicionarse.
Aidan apagó la luz y Kate esperó escuchar su respiración acompasada, señal de
que estaría dormido. Hasta entonces pudo relajarse, pero pensó que nunca lograría
dormir. Sin embargo, debido al cansancio, pronto se quedó dormida.
Horas después, su propio grito la despertó y se encontró sentada en la oscuridad,
temblorosa y con lágrimas que corrían por sus mejillas. Todo pareció suceder de una
forma repentina. Aidan despertó y encendió la luz. Se sentó y en ese momento, la
puerta se abrió y su padre y Netta aparecieron, con expresión alarmada.
Temblorosa, Kate colocó la cabeza en las manos y se volvió hacia Aidan, quien la
abrazó de inmediato.
—¿Qué sucedió, Aidan? ¿Se encuentra bien Kate? —preguntó Netta
—Es una pesadilla. Las ha tenido con anterioridad —explicó Aidan.
—¿Hay algo que podamos hacer? —quiso saber su padre, preocupado.
—Gracias, papá, pero no lo creo. Pueden regresar a la cama.
—Bueno, de acuerdo. Sabes dónde estoy, si me necesitan —ofreció Netta.
—¡Oh, cielos! —exclamó Kate cuando quedaron solos.
—Gritaste, ¿Puedes recordar por qué?
—El se reía —explicó Kate y se estremeció.
—¿El? Kate, tienes que decirme a quién te refieres.
—No sé quién... no pude verlo —aseguró Kate—. Sólo son... fragmentos. Recuerdo
unas escaleras... y risas. Una risa horrible de hombre. ¡Oh, cielos! —sollozó contra el
hombro de él.
—Está bien, está bien. Ya pasó —la tranquilizó Aidan, como si fuera una niña.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 67—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Estoy asustada. ¿Qué significa eso?


—No lo sé, Kate. Desearía saberlo para poder evitarte esto —habló sobre el cabello
de Kate.
—Abrázame, no me sueltes —suplicó Kate.
—No te soltaré, cariño. Cálmate, ya no llores —se recostó, con ella en los brazos.
Acomodó las sábanas y apagó la luz.
Para Kate, los minutos parecían horas, pero poco a poco empezó a tranquilizarse.
Sentía el calor que le proporcionaba Aidan. De cuando en cuando se estremecía,
aunque cada vez con menos frecuencia. Escuchó los latidos del corazón de Aidan
junto a su oreja y deseó permanecer en sus brazos para siempre.
Si sólo él pudiera amarla como ella lo amaba. Un suspiro escapó de sus labios y
cerró los dedos y los párpados.
Al fin se quedó dormida. Aidan suspiró y también cerró los ojos.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 68—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 8
Kate se movió, con una sensación maravillosa de bienestar y seguridad. Suspiró y
se estiró. De pronto notó el cuerpo tibio que se oprimía contra ella y recordó la
pesadilla y que Aidan la consoló hasta que quedó dormida en sus brazos.
Una sonrisa apareció en sus labios, al sentirse cómoda y protegida... segura, como
nunca se sintió. Durante la noche se movieron y Aidan tenía un brazo sobre la
cintura de ella. Kate sabía que tenía que moverse, mas quería saborear al máximo el
momento. Deseaba fantasear un poco y pensar que Aidan la abrazaba así porque la
amaba. Deseó acurrucarse para dormir de nuevo.
Aidan se movió y su brazo la ciñó con más fuerza. El corazón de Kate se detuvo
un momento al escucharlo suspirar satisfecho.
—Mmm... esto es agradable —murmuró Aidan con voz ronca por el sueño.
A Kate se le puso la piel de gallina y una oleada de deseo la asaltó. También sintió
vergüenza porque resultaba evidente que Aidan no recordaba a quién abrazaba de
esa manera. El peligro era que ella quería permanecer así y fingir que él si lo sabía.
Comprendió que era una tentación destructiva que sólo avergonzaría a ambos; por lo
tanto, hizo lo único que podía hacer.
—Creo que será mejor que me levante —sugirió. Esperaba que él le permitiera
alejarse de inmediato y se impresionó al escucharlo gemir y al sentir que se acercaba
todavía más.
—¿Quieres levantarte? —preguntó Aidan—. A mí, me gustaría quedarme así para
siempre.
—¡Aidan! Soy yo, Kate, ¿lo recuerdas?
Aidan suspiró, se apoyó en un codo y la miró.
—Lo recuerdo —musitó y con ojos adormilados la recorrió—. Buenos días.
¿Perdiste la lengua?
—Esto es una tontería —opinó Kate.
—Ese no es el adjetivo que yo emplearía —indicó Aidan—. ¿Sabes que da gusto
abrazarte?
—No.
—Oh, Kate —Aidan rió—, eres una mujer a mi gusto. Sabía que no podía
equivocarme. ¿Dónde has estado durante toda mi vida?
—Parte de ella, todavía no nacía —indicó Kate.
—¡No soy tan viejo! —protestó—. ¿Cómo te sientes hoy?
—Mucho mejor, gracias a ti.
—¿No sientes ningún malestar?
—No.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 69—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Eso está bien —murmuró Aidan. Se movió y ella quedó de espaldas—, porque
tengo que confesarte algo. Me gustaría mucho hacerte el amor, Kate Crawford.
—¿Qué? Pero pensé...
El colocó un dedo en sus labios para callarla.
—Lo sé, mas comprendiste mal. Te deseo mucho; sin embargo, ayer no era el
momento indicado.
—¿Y hoy lo es? —preguntó Kate con voz ronca. Los dedos de Aidan se deslizaron
por su cuello.
—Eso espero —musitó.
—Yo también. Bésame, Aidan —pidió Kate con pasión. Una risa ronca escapó de
los labios de él.
—Oh, Kate, eso debería ser... —no dijo más, porque ella lo abrazó por el cuello y le
besó la boca, borrando todas sus dudas. Fue un beso muy dulce.
La pasión los hizo perder pronto el control. Cada beso era más profundo que el
anterior y más sensual y excitante. Kate se estremeció de placer cuando le acarició los
senos con la palma y después con los labios. Jugueteaba con el pezón, a través del
camisón, y la volvía loca. Aidan gimió y la hizo gritar de placer.
El deseo dominaba a Kate y deslizó las manos por los hombros y espalda de
Aidan. Lo sintió estremecer bajo sus caricias. Deseaba sentir su piel, sin ninguna
barrera.
Aidan deslizó la mano por el muslo y Kate se tensó.
—¡No! —exclamó de pronto Kate. Aidan palideció, al igual que ella y levantó la
cabeza para mirarla.
—¿Kate?
—No puedo. Lo lamento, no puedo —aseguró con voz tensa. Aidan no se movió,
sólo respiró profundamente.
—¿Qué sucedió? —quiso saber—. ¿Qué te hice?
—No lo sé. Es sólo... Tu mano... No pude continuar. Lo lamento.
Con mucho cuidado, Aidan se apartó y se sentó.
—¿Te lastimé? —preguntó Aidan.
—No. No sé qué sucedió. Todo estaba bien... y de pronto, ya no. Lo lamento —
volvió a decir Kate.
—Está bien. No hubo daño alguno —aseguró Aidan. Ella se preguntó cómo se
sentía él, pues la pasión todavía la dominaba y eso la hacía sentirse frustrada.
—No jugaba contigo —explicó Kate—. No haría eso —se sentó y dobló las piernas
para apoyar su mentón en las rodillas—. No sé por qué me helé de esa manera. No
deseaba que sucediera.
—Deja de disculparte, Kate.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 70—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¿Por qué me sucede esto? —inquirió Kate.


—No lo sé. No estoy calificado para juzgar. Necesitas hablar. No creo que puedas
posponerlo por más tiempo. Deseo que veas a una amiga.
—¿Qué clase de amiga? —preguntó Kate. Recordó que él comentó algo al respecto
con anterioridad, mas no prestó mucha atención.
—Una sicóloga. Te...
—¡Oh, no! —exclamó Kate, sin esperar a escuchar más—. ¡De ninguna manera iré
a verla!
—Kate... —murmuró sorprendido por la reacción violenta.
—No iré, Aidan... y eso es todo.
—¡Pequeña tonta, es por tu bien!
—¿Por qué? Piensas que estoy loca, ¿no es así?
—No pienso que lo estés —opinó Aidan—. Eso sí lo sé. Lo que no puedo decirte es
lo que sucede. Quieres saberlo, ¿no es así?
—¡No, no quiero! —señaló Kate y levantó la barbilla.
—¿Qué es lo que temes? ¿Temes descubrir la verdad... o que yo la descubra?
—No sé lo que quieres decir —aseguró Kate.
—¿No? Entonces, te lo explicaré. Tal vez no quieres que descubra que lo que acaba
de suceder sólo fue una jugarreta, después de todo.
—Eso es una mentira —indicó Kate—. ¡Te dije lo que sucedió!
—Entonces, no hay motivo para temer, ¿o sí?
—Eso es chantaje —opinó Kate—. ¡Debí saber que un Crawford acudiría a esas
tácticas!
—De acuerdo, Kate, tú ganas. No te obligaré a visitarla.
—Bien.
—No pareces muy contenta con tu victoria —manifestó Aidan.
—Lo estoy —respondió Kate.
El se acercó al armario y sacó ropa limpia.
—Tengo hambre —comentó Aidan—. Te veré abajo en diez minutos, para
desayunar. ¿De acuerdo? —sin esperar respuesta, se fue.
Kate sabía que actuó de esa manera por cobardía, pues temía lo que pudieran
decirle. Se estremeció y se dio cuenta de que todavía vestía el camisón. Tomó ropa
limpia y caminó hacia el baño para tomar una ducha.
Veinte minutos después, vestida con pantalones y un suéter, bajó por la escalera.
Al acercarse al comedor, vio que la puerta estaba entreabierta y escuchó la voz de
Netta.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 71—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Comprendo cómo te sientes, Aidan, pero creo que cometes un error.


—Lo harás por mí, de cualquier manera —comentó Aidan.
—¡Necesito pensarlo bien! —exclamó la mujer. Kate empujó la puerta y Netta se
volvió hacia la chica—. Buenos días, Kate. ¿Cómo te sientes?
—Mucho mejor, gracias —sonrió—. Sea lo que sea que te pidió Aidan que hicieras,
no lo hagas —aconsejó Kate. Se sentó y lo miró.
—Por lo general, tomo mis propias decisiones sobre las cosas —respondió Netta.
—El sabe chantajear —añadió Kate.
—Lo sé. Su padre hace lo mismo —opinó Netta—. Sólo cedo cuando tengo
ventaja. ¿Qué te sirvo para desayunar? ¿Qué te parece café y panecillos?
—Me parece delicioso —comentó Kate—. Permite que te ayude con eso —se
volvió para recoger el plato de Aidan y él le asió la muñeca.
—¿Estás segura de que no cambiarás de opinión? —preguntó Aidan.
—Muy segura, gracias. Ahora, ¿no te importaría soltarme?
—Deja de molestarla, Aidan. Lleva a pasear a los perros o haz algo —sugirió
Netta—. Kate está a salvo conmigo.
—Sé cuando no soy deseado —salió de la habitación
Kate siguió a Netta hasta la cocina y la ayudó a colocar los platos en el lavavajillas.
—El es un buen hombre —opinó Netta—. Tiene el corazón en el sitio indicado.
Siéntate Kate y sírvete, a no ser que prefieras ir al comedor.
—No, aquí está bien —insistió Kate y se sentó.
—Anoche nos asustaste mucho —le sirvió una taza de café—. Las pesadillas
pueden ser algo terrible. ¿Tienes muchas?
—Demasiadas —admitió Kate.
—¡Pobrecita! ¿Siempre son iguales? Cuando era joven, recuerdo que tuve
pesadillas respecto al agua. Eso fue porque mi padre pensó que la mejor manera de
aprender a nadar era arrojarlo a uno en la parte profunda —rió.
—Desearía que mis pesadillas fueran de ese tipo —opinó Kate—. Son muy
diferentes. Al principio no veía nada, sólo sentía temor. Ahora, cada vez hay más
detalles y el miedo es mayor —se estremeció y tomó un trago de café.
—Por eso estás asustada —comentó Netta con expresión preocupada—. ¿No
tienes idea de lo que significa?
—No —admitió Kate y se quitó las horquillas—. Aidan piensa que quizá fui
violada y que bloqueé lo sucedido.
—Supongo que eso es posible —opinó Netta, después de considerarlo por un
momento—. No culparía a alguien por desear olvidar eso. ¿Qué sientes al respecto?
—Sé que es ridículo —respondió Kate—, mas no siento como si me hubiera
sucedido a mí.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 72—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Entonces, es probable que no te sucediera. Sin embargo, resulta claro que


bloqueaste algo bastante traumático. El subconsciente encubre lo que no podemos
manejar, para que la mente consciente no sepa nada. No obstante, el subconsciente
revive el trauma en sueños.
Kate la escuchó con incredulidad. De hablar con interés amistoso y preocupación,
Netta lo hizo después de una forma técnica y Kate empezó a sentir ira.
—¡No puedo creerlo! —exclamó Kate e interrumpió a Netta.
—¡Oh, querida!
—Tú eres la "amiga", ¿no es así? —preguntó con enfado Kate.
—Le dije a Aidan que no resultaría —indicó Netta y suspiró.
—¡Oh! —Kate se puso de pie y caminó hacia la ventana. Vio que Aidan jugaba con
los perros, al otro lado del jardín nevado—. ¡Canalla!
—Es un canalla, pero esta preocupado —informó Netta—. El quiere ayudar. Sabe
que estás atemorizada, y que podemos ayudar a controlar ese temor. A menudo,
Kate, el miedo a saber cuál es el fondo del problema es peor que el problema en sí.
Me dijiste bastante y creo que puedo ayudarte. ¿Por qué no me cuentas el resto?
Prometo que cualquier cosa que digas no la comentaré con nadie. Aidan no sabrá
nada, a no ser que tú se lo digas. ¿Qué opinas?
—De acuerdo —respondió Kate, después de meditarlo. Suspiró.
—Buena chica. Siéntate, traeré la cafetera, creo que la necesitaremos.
Una hora después, Kate salió de la charla con Netta, pero con más seguridad.
¡Aidan tuvo razón! No obstante, eso no evitaba que estuviera furiosa por la forma
como él actuó.
Al acercarse, los perros corrieron hacia ella para recibirla. Aidan se enderezó,
metió las manos en los bolsillos y esperó que ella llegara a su lado.
—Esa fue una jugada sucia, Crawford —le reprochó Kate.
—Si Mahoma no va a la montana...
—¡Fue una jugada sucia y baja!
—Funcionó —opinó Aidan.
—Esa no es excusa. El final no siempre justifica los medios, lo sabes —aseguró
Kate.
—Quise ayudar.
—¡Interferiste! ¡Podría golpearte por lo que hiciste! ¡No tenías derecho! —al dar
una patada en el suelo, golpeó a uno de los perros—. Mira lo que hice por tu culpa —
inspeccionó al perro y vio que no lo dañó. De pronto se inclinó, tomó un puñado de
nieve y lo arrojó al rostro de Aidan.
—¡Muy bien, tú te lo buscaste! —exclamó él y se inclinó. Arrojó una bola de nieve
sobre el pecho de ella.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 73—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Empezó la batalla, pero Aidan era demasiado bueno al arrojar bolas de nieve. Kate
olvidó la ira y empezó a reír, mientras intentaba escapar de las bolas de nieve y de
los perros que ladraban excitados. Una bola de nieve le golpeó el rostro y la hizo caer
sobre un perro. Apartó la nieve de sus ojos y miró a Aidan.
Aidan se acercó y la ayudó a retirar la nieve de su cabello y cara, mientras decía:
—¿Todavía estás enfadada conmigo?
—No.
—Entonces, me disculpo con humildad. Sólo pensaba en ti. ¿Me perdonas?
—No te confíes de tu suerte —respondió Kate.
—¿Qué dijo Netta?
—¿No has oído hablar de la reserva que existe en la profesión médica? —preguntó
Kate.
—Sí, pero no le pregunto a ella, sino a ti.
—Ayúdame a levantarme —pidió Kate y suspiró. El obedeció.
—¿Y bien?
—Dijo que las pesadillas eran mi subconsciente que daba rienda suelta a algo que
con toda deliberación está enterrado... que de alguna manera, tú ocasionaste que esto
sucediera, al recordarme el trauma que sí recuerdo... la muerte de Philip.
—¿Y?
—Resulta evidente que un hombre está mezclado, así como la cama. Piensa que es
posible que tengas razón. Lo que hay en el fondo de mi mente es algo traumático, y
no hay algo que lo sea más que una violación —no comentó que Netta indicó otra
posibilidad... que ella bloqueara algo que hiciera, y no que le hicieron. Las
implicaciones de eso eran peores y prefería guardarlas para sí—. También dijo que
tengo que ser paciente. Me aconsejó que no luche contra los recuerdos, que sólo los
deje llegar e intente no preocuparme.
—En otras palabras, que te olvides del asunto lo más posible —manifestó Aidan.
—Haces que parezca fácil.
—Al menos, podemos hacerlo más fácil.—opinó Aidan—. Te prometí un paseo y
eso es lo que haremos. Te mantendré ocupada para que no puedas pensar. ¿Qué
dices?
—Podemos intentarlo —aceptó Kate.
—Vamos a quitarnos esta ropa mojada, antes de que pesquemos una neumonía;
después, te probaré cuan equivocada estás.
Kate lo siguió y caminaron hacia la casa, pero no creía, ni por un momento, que
resultara. Sin embargo, se sentía feliz por la oportunidad de pasar un tiempo al lado
de Aidan, en armonía.
Aidan tuvo razón, pues Kate tuvo muy poco tiempo para pensar. Ese día y los

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 74—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

siguientes, recorrieron Washington. Aidan le dio una pequeña lección de historia


ante los monumentos de Jefferson y de Lincoln. Tomados de la mano recorrieron
museos y galerías de arte. En el exterior de la Casa Blanca, Aidan colocó un brazo
sobre su hombro y le dio una cátedra.
Fue un tiempo mágico y a cada momento, Kate se sentía más enamorada de él.
Fueron a patinar a la luz de la luna y llevaron a los perros de paseo. Las pesadillas
parecían haber desaparecido.
Todo hubiera sido maravilloso, excepto por el hecho de que al descubrir que
estaba enamorada de Aidan, nuevas emociones despertaron en ella y la hicieron
olvidar algo vitalmente importante. Como nunca esperó enamorarse, tampoco
imaginó desear a un hombre de la manera como deseaba a Aidan. Tampoco imaginó
la gran necesidad de que ese amor fuera consumado. Ahora, la realidad volvía.
De haber consumado su amor la otra noche, hubiera podido quedar encinta,
puesto que nunca se le ocurrió tomar precauciones. Ahora, esa posibilidad la
obligaba a enfrentar los hechos. Tener un hijo de Aidan sería maravilloso, si ese
matrimonio estuviera fundado en el amor y entrega. El llevar a una criatura a un
matrimonio predestinado al fracaso sería una irresponsabilidad. Aidan sería un buen
padre y es probable que insistiera en que el matrimonio aún continuara, si había un
hijo, mas eso sólo conduciría a la destrucción. Resultaba tentador, pero los riesgos
eran muy grandes, porque aunque ella lo amaba, él sólo la deseaba. Por lo tanto,
tenía que ser sensata y eso sólo la dejaba con una opción; apartarse del peligro.
La ayuda de Aidan casi la hacía llorar, puesto que la comprensión de él estaba
basada en un malentendido. Aidan pensaba que se mantenía apartada de él en la
cama por el mismo motivo que antes. El controlaba su frustración e insistía en
abrazarla para confortarla, por lo que dormía muy poco.
Cuando Kate intentaba protestar, él no escuchaba ningún argumento y la obligaba
a ceder. Vivían días felices y la ira de su primer encuentro parecía haber quedado
muy atrás.
El jueves por la noche, Netta y el padre de Aidan los llevaron a cenar para celebrar
la boda. Desde aquella larga charla con Netta, establecieron lazos que sólo
terminarían cuando el matrimonio acabara.
Kate vivía cada día e intentaba no pensar en que Aidan no estaría en su futuro.
Esa noche, Kate se puso un vestido sencillo de coctel, con manga larga y escote en
V. Netta escogió un conjunto de dos piezas y los dos hombres estaban muy elegantes
con sus camisas blancas y trajes negros.
La mesa fue reservada en el club campestre, por lo que hubo muchas
presentaciones y felicitaciones. El padre de Aidan le habló a Kate sobre la infancia de
su hijo y Aidan contó una o dos historias que hicieron que su padre se ruborizara.
Hacía mucho tiempo que Kate no se sentía parte de una familia y era una grata
sensación el saberse aceptada por esas dos buenas personas.
Padre e hijo fueron llamados por unos amigos, para dar su opinión sobre un
argumento, por lo que Netta y Kate quedaron por el momento solas.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 75—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Brindo por ti, Kate —manifestó la señora y levantó su copa—. Debo admitir que
al principio tenía reservas respecto a ti, pero ya no. Has logrado maravillas. Aidan ya
no es el mismo, y todo debido a ti. Lo haces muy feliz. La vida no ha sido siempre
buena con él. Veo que lo amas y eso es lo que él necesita —sonrió.
—Gracias, Netta —dirigió la mirada hacia Aidan y su padre—. Lo amo mucho.
—Y él te ama.
Kate sonrió y no la contradijo.
—Has sido muy generosa conmigo —agradeció Kate—, si consideramos que
Aidan y yo nos conocimos en... circunstancias muy difíciles. Entonces yo estaba muy
confundida, pero me da gusto haber cambiado de opinión y decidir ayudarlo.
Cuando Andrew me habló sobre el testamento...
—¿Qué testamento? —preguntó Netta.
—Ya sabes, el que hizo el abuelo de Aidan, en el que lo desheredaba si no se
casaba.
—¿Su abuelo? —inquirió Netta y frunció el ceño—. Pero... ¡Oh! —sus mejillas se
sonrojaron un poco—. ¡Oh, sí, por supuesto! Ese testamento —rió con nerviosismo—.
Debes perdonarme, mi mente divagaba. Por supuesto, todos estuvimos contentos.
Kate sintió ira al observar que Netta bebía su copa, con intranquilidad. Miró en
dirección a Aidan y lo vio reír.
—No hay testamento, ¿no es así? —cuestionó Kate.
—Por supuesto que hubo un testamento, Kate —aseguró Netta.
—Pero sin límite de tiempo, sin amenaza de perder el control sobre Cranstons —
apretó los dientes—. Aidan inventó todo, ¿no es así? Hasta hizo que lo respaldaran.
¿Por qué?
—Tuvo sus buenas razones —explicó Netta—. Temo que, si quieres saberlo,
tendrás que preguntárselo, Kate.
—¡No pienses que no lo haré! Me engañó. ¡Todo lo que dijo era mentira! ¡No
necesitaba casarse conmigo ni con otra mujer! ¿Por qué fingir que tenía que hacerlo?
Kate se sorprendió al ver que Netta reía.
—Una joven inteligente como tú puede encontrar la respuesta a eso, querida —
opinó Netta.
—¿Qué quieres decir?
—Oh, Kate, no es sólo una prerrogativa femenina el sentirse vulnerable. Piensa en
eso. Ahora, sonríe, pues regresan.
Con un esfuerzo, Kate borró su expresión de ira cuando Aidan se acercó a la mesa.
—¿Quieres bailar, Kate? —preguntó Aidan. Al darle la mano, Kate sonrió, pero su
sonrisa no llegó a sus ojos. En la pista, él la abrazó—. ¿Qué sucede, Kate?
—Nada. ¿Por qué iba a suceder algo?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 76—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—No lo sé, pero podría apostar una fortuna que algo sucede.
—¿La misma fortuna que tu abuelo te dejó en su testamento? ¿El testamento por el
cual te casaste conmigo? —preguntó con dulzura Kate.
—¡Ah! —murmuró Aidan, después de un momento.
—¡Eres un mentiroso! —exclamó Kate.
—Kate, estás magnífica cuando te enfadas —opinó, mas ella lo ignoró.
—¿Por qué? Sólo responde eso... ¿por qué?
—El porqué es simple, Kate, si piensas en ello —respondió Aidan.
—¿Eso quiere decir que no vas a decírmelo?
—En una ocasión te dije —le recordó Aidan—, que la gente enfadada no ve más
allá de su ira.
—No necesito más sicología, muchas gracias. Si fuera tan inteligente como Netta y
tú piensan que soy, no me habría casado contigo, en primer lugar —no lo miró
durante el resto del baile.
Ya fuera por la música o por otra influencia, poco a poco la ira de Kate empezó a
desvanecerse y otros pensamientos llegaron a su mente. El primero de ellos fue que
él no necesitó casarse con ella y, sin embargo, la engañó para que lo hicieran. Eso no
tenía sentido. A no ser que... El corazón de Kate dio un vuelco. No, no podía ser. El
no podía... amarla, ¿o sí? En agonía, escuchó que la música terminaba y lo miró a los
ojos.
Kate preguntó, casi en un murmullo:
—¿Aidan?
—Ese fue el último vals —comentó él y sonrió—. Será mejor que regresemos con
Netta y papá. Con suerte, podremos irnos antes que empiece la aglomeración.
Esas fueron las únicas palabras que Kate logró sacarle, hasta que llegaron a casa,
casi cuarenta y cinco minutos después, puesto que encontraron mucho tráfico.
Al llegar a casa, Netta ofreció prepararles una última bebida, pero Aidan dijo que
estaba muy cansado, por lo que dieron las buenas noches y subieron a su habitación.
Kate observó que Aidan se quitaba los zapatos y el traje, y oyó que abría el grifo
de la ducha. Ella se sentó en la cama y también se quitó los zapatos; en ese momento,
escuchó un grito que venía desde el baño. Cuando iba a ponerse de pie, Aidan
apareció en la puerta y señaló hacia el interior del baño. Con la otra mano sostenía
una toalla que lo cubría. Kate se mordió el labio para no reír, pues nunca lo vio en ese
estado de descontrol.
—¿Qué sucede? —cuestionó Kate.
—¿Cómo eres con las arañas, Kate?
—¿Arañas? Yo... ¡Oh! —con una mano, Kate ocultó su sonrisa—. ¿Qué harías si yo
también les temiera?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 77—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¡Kate!
—De acuerdo. ¿Dónde está ese monstruo? —inquirió Kate y tomó el pañuelo que
él había dejado sobre la cómoda.
—¡Mujeres! —exclamó Aidan—. Está en la ducha. Si te apresuraras... no tenemos
toda la noche —Kate entró en el baño, atrapó a la araña con el pañuelo y la arrojó por
la ventana. Aidan asomó la cabeza por la puerta—. ¿Ya se fue?
—¡Mi héroe! —exclamó Kate y se mordió el labio para no reír.
—Disfrutas esto, ¿no es así? —preguntó Aidan.
—¿Cuántos años dijiste que tienes?
—¡Kate Crawford, eres una arpía!
Kate ya no pudo controlar la risa por más tiempo.
—¡Debiste haber visto tu rostro! —exclamó Kate. Se dejó caer en la cama, sin poder
dejar de reír. Los ojos se le llenaron de lágrimas, por lo que no notó que la expresión
de él cambiaba.
—¿Fue divertido? —quiso saber Aidan y avanzó hacia ella.
—Lo lamento, sé que no debería reír, pero... Oh, Aidan, parecías tan... tan... —él la
obligó a ponerse de pie.
—Esto... —Aidan le besó los labios— es por reír... y esto... —volvió a besarla— es
porque lo disfruté la primera vez... y esto... es porque te amo, Kate Crawford.
Le dio un beso en la nariz y la soltó. Sorprendida, Kate se dejó caer en la cama.
Con una gran sonrisa, Aidan desapareció en el baño.
Kate necesitó un minuto para comprender lo que él confesó, pero al asimilarlo, de
inmediato entró en acción. Se puso de pie, abrió la puerta del baño y después, la del
cristal de la ducha.
—¿Qué dijiste? —preguntó Kate. Aidan la abrazó por la cintura y la metió bajo la
regadera. En segundos, Kate estaba ensopada.
—Dije que te amo —repitió Aidan con solemnidad y arqueó una ceja al ver que
ella guardaba silencio—. ¿No dices nada?
—¡Oh, Aidan! Yo también te amo... te amo mucho. Pensé...
—Pensaste demasiado... y cosas equivocadas —opinó Aidan—. Calla y bésame.
Al besarse, Kate sintió como si intercambiaran almas. Era un beso que trascendía
más allá de lo físico. Cada beso se hizo más profundo y apasionado. Aidan le besó la
mandíbula y el cuello, y Kate se oprimió contra él, consciente de que estaba desnudo
y de que su vestido ensopado era una delgada barrera.
Ya no hubo obstáculo alguno cuando Aidan bajó la cremallera del vestido y se lo
quitó, junto con las pantimedias. Kate gimió de placer y se estremeció, al sentir el
vello del pecho de Aidan rozar sus senos. Se arqueó y acercó más. Era una sensación
electrizante el sentir como esas manos la acariciaban. Aidan deslizó las manos por la
espalda de ella y la oprimió contra él. Kate hundió las uñas en su espalda.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 78—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Hey, gatita, eso duele —comentó Aidan y rió. Kate no reía, sino que su cuerpo
quedó muy quieto y se apartó de él.
—¡No me llames así!
Aidan dio un paso hacia ella y se detuvo. Cerró los puños para controlarse.
Despacio, cerró el grifo del agua y se hizo un silencio pesado. Kate se volvió, no
soportaba ver su expresión. Sintió una toalla sobre los hombros y se volvió despacio.
Aidan tenía una toalla alrededor de las caderas.
Después de un momento, Kate murmuró:
—Lo lamento. Fue ese nombre. El me llamó así. ¡No puedo soportarlo!
—¿Qué voy a hacer contigo?
—¡Oh, Aidan! —exclamó Kate, con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Cómo puedes
amarme, si te hago esto?
Aidan la abrazó y apoyó la barbilla sobre su cabello.
—Supongo que estoy loco... loco de amor por ti —confesó y Kate cerró los ojos.
—¡No es justo!
—No siempre será así —prometió Aidan.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque nos amamos. Podremos resolver el problema. Cuando me oigas
lamentarme, entonces deberás preocuparte —indicó Aidan—. Ven, vamos a la cama.
Es tarde y ambos estamos cansados.
Aidan entró en el dormitorio y Kate se quedó en el baño, para secarse y ponerse
un camisón. Al entrar en la habitación, Aidan ya estaba en la cama y observó que ella
tomaba el cepillo y lo pasaba por su cabello.
Con voz suave, Aidan ordenó:
—Ven aquí y permite que yo haga eso —Kate obedeció y se sentó en el borde de la
cama.
—¿Cómo pudiste amarme? —preguntó Kate—. Fui tan cruel cuando nos
conocimos.
—Me hice la misma pregunta. Fui a verte para hacerte sentir culpable y dije e hice
algo por completo diferente —confesó Aidan—. El simple hecho de verte abrazando
a aquella niñita, hizo que estuviera perdido.
—¿En verdad? —Kate se sorprendió al enterarse de que él la amó desde entonces.
—Sí. Al darme cuenta, pensé que era tan tonto como todos esos otros hombres y
estaba decidido a que no lo supieras. El pedirte que te casaras conmigo fue un
momento de locura. Sin embargo, quería tenerte, ser el único hombre en tu vida. La
confusión de Andrew sobre el testamento me dio la excusa que necesitaba.
—Entonces... ¿por qué te ibas a casar con esa mujer?
—¿Con Julia? La verdad es que nunca esperé enamorarme, no obstante, quería

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 79—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

tener una familia. La ocasión pareció adecuada y Julia era alguien a quien conocía
desde hacía mucho tiempo, me gustaba y la respetaba. Entonces, te conocí y ya no
hubo nadie más para mí. Cuando no me aceptaste, me alejé y pensé que era un tonto
y que tu negativa era quizá lo mejor que podía suceder. No pude apartarte de mi
mente durante toda aquella semana. No sé si hubiera intentado ponerme de nuevo
en contacto contigo o no... fue entonces cuando me llamaste. Estaba intrigado y sentí
alivio al ver que me dabas la excusa que necesitaba.
—Andrew mintió —indicó Kate.
—Andrew no mintió —la corrigió Aidan—. El lo creyó. Para él, ésa era la verdad.
Nunca pudo ver más allá de su odio. El deseaba que yo perdiera todo, por lo que
nunca dudó sobre ese rumor que escuchó. Si alguien intentara convencerlo, sólo lo
hubiera creído más. No se puede razonar con él. Por primera vez, su ceguera
funcionó a mi favor.
—¡Fui tan mala contigo! —opinó Kate.
—No más de lo que yo fui contigo. Dije cosas que lamento, sólo porque era
vulnerable. Estaba enamorado de ti, a pesar de todo lo que sabía y en contra de mi
buen juicio. No tenía otro plan que sobrevivir día con día. Casi desde el momento en
qué nos conocimos, comprendí que no eras todo lo que parecías ser. Eso me dio
esperanza de que algún día pudiera lograr que me amaras.
Kate sintió un nudo en la garganta.
—No lo supe. Pensé que te odiaba —explicó Kate—, mas nunca fui indiferente.
Ningún hombre me hizo sentir lo que tú me hiciste experimentar. Estaba asustada.
Tal vez te amé mucho antes de darme cuenta. Cuando lo supe, no pensé que
pudieras sentir algo por mí. Estaba segura de que me odiabas, porque pensabas que
era muy mala.
—Pronto descubrí que eras una persona muy diferente —aseguró Aidan—,
vulnerable, de una manera contraria a tu reputación. Vi que necesitabas ayuda, mas
luchabas contra mí. Luchabas contra todo. Comprendí que una mujer que amaba a
los niños no podía ser tan mala. Me da gusto que te agraden los niños, porque a mí
también me gustan.
—¿Quieres tener una familia? —preguntó Kate.
—Una familia grande... cuatro, al menos. ¿Y tú? —cuestionó Aidan. Kate cerró los
ojos.
—Siempre deseé una familia, también, pero... ¿y si no podemos tenerla?
Aidan la tomó en sus brazos.
—Cariño, me niego a pensar en esos términos. Si pensara así, nunca me habría
casado contigo ni descubierto que me amas.
—Oh, Aidan, te amo. Te amo mucho —confesó Kate. El le acarició el cabello con
los labios.
—Eso es lo único que quiero saber. Dejemos que el futuro tome su curso. Créeme,
seremos muy felices. Aquí es donde perteneces, Kate... y aquí te quedarás.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 80—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¿Y bien? —preguntó Netta a Kate, en la cocina, al día siguiente—. ¿Lo


descubriste?
—Sí —informó Kate y se ruborizó—. Con seguridad estaba ciega.
—Ambos lo estaban —aseguró Netta—. No creerías la charla que tuve con Aidan,
respecto a ti. Sin embargo, todo terminó bien. Es el regalo de cumpleaños perfecto
para él.
—¿Cumpleaños? ¡No puede ser! —exclamó Kate.
—Es mañana —indicó Netta—. Mañana cumplirá treinta y ocho años.
—Pero... ¡no tengo nada!
—Que no te domine el pánico —sugirió Netta—. Hoy iré a la ciudad. Puedes venir
conmigo y comprarle algo.
Kate acompañó a Netta y le compró a Aidan un pequeño tigre de jade. Kate le
entregó el regalo, la noche siguiente, cuando cenaban en un restaurante, a la luz de
las velas, y brindaron con champaña.
—Eres la mujer más hermosa —opinó Aidan—. Recuérdame que más tarde te dé
las gracias adecuadas por el regalo.
—Lo haré —aseguró Kate y sonrió.
—Brindemos por ti, mi tigresa y por el futuro —sugirió Aidan. Debido a la
iluminación tenue, no notó que ella palidecía.
—Brindaré por eso —respondió Kate y levantó su copa—. Me aseguraré de que
nunca lamentes el haberte casado conmigo.
—Nunca me lamentaré —indicó Aidan y la miró a los ojos.
Kate sonrió, sin embargo, también se estremeció. Durante el resto de la noche no
pudo apartar un presentimiento de desastre.
Regresaron tarde a casa, pero las luces todavía estaban encendidas y se
escuchaban voces en el salón. La curiosidad los hizo acercarse a la puerta abierta. Fue
Netta quien los vio primero y se puso de pie.
—Al fin llegan —dijo Netta—. Nunca adivinarás quién llegó, Aidan —miró hacia
un extremo del salón. De manera automática, Aidan siguió su mirada. Ambos
quedaron helados al ver a la persona que se ponía de pie.
—Vine para desearte un feliz cumpleaños, hermano —informó Andrew Crawford.
Se hizo un silencio.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 81—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 9
Por instinto, Kate se acercó más a Aidan y sintió esa ansiedad que experimentó la
última vez que enfrentó a Andrew. Aidan la abrazó por la cintura y ella sintió su
tensión, a pesar de que parecía relajado.
—¿Y bien? ¿No piensan decir nada? ¿Van a quedarse en la puerta por siempre? —
preguntó con tono burlón Andrew.
—¿Qué quieres, Andrew? —cuestionó Aidan. Andrew rió.
—Ya te lo dije. No tengo excusa para olvidar tu cumpleaños, ¿o sí?
—Y yo no tengo motivo para creer que algo es tan simple contigo —respondió
Aidan—. Sin embargo, feliz cumpleaños —se estrecharon la mano—. Ya conoces a mi
esposa, Kate.
—Ah, sí, Kate —comentó Andrew y la miró con frialdad, aunque sonrió—. Netta
mencionó que adquiriste una encantadora novia. No esperaba que fuera Kate, pero el
mundo está lleno de sorpresas. Según recuerdo, nuestro último encuentro tuvo un
efecto húmedo.
—Le arrojé un vaso con agua al rostro —explicó Kate, sin preocuparse por ocultar
su satisfacción.
—Siempre fue impulsiva —indicó Andrew.
—Si van a hablar de los viejos tiempos —intervino Netta—, los dejaré. Su padre
subió hace mucho tiempo y necesito dormir. Andrew, tendrás la habitación
acostumbrada, por supuesto. Los veré por la mañana. Buenas noches.
—Entonces, te quedaste con el control de la empresa —señaló Andrew, cuando
Netta se fue—. Kate fue muy noble al ayudarte.
—La compañía nunca estuvo en duda, Andrew —informó Aidan—. Debiste
asegurarte de los hechos, antes de dejar correr el rumor. Sin importar nuestras
diferencias personales, el abuelo nunca habría dejado el control de la empresa fuera
de la familia.
—¡Siempre tuviste muy buena suerte, hermano! —exclamó Andrew.
—Tuve mucha suerte al casarme con Kate.
—Parece que el matrimonio resultó muy bien —manifestó Andrew—. Netta me
dijo que nunca ha visto a dos personas más enamoradas que ustedes.
Kate sintió como se tensaba el brazo de Aidan. Lo miró y sonrió.
—Somos muy felices —confirmó Kate y le sostuvo la mirada a Andrew.
—Me da gusto por ustedes —Andrew sonrió—. Es extraño cómo resultan las
cosas. En un momento uno se siente hundido y al siguiente, hay un mundo de
posibilidades frente a uno. Como no sabía que se habían casado, no tenía qué
regalarles y eso me molestaba. Ahora sé con qué obsequiarlos. Creo que es necesario
un brindis. Haz los honores, Aidan. Quiero un whisky en las rocas.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 82—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—¿No podrá esperar esto hasta mañana? —preguntó Aidan.


—Por supuesto que no. No sería tu cumpleaños —insistió Andrew. Aidan se
acercó al bar para servir las bebidas—. Espero que Kate te trate bien —no apartó los
ojos de Kate y ella levantó la barbilla con desafío—. Odiaría pensar que todos mis
esfuerzos fueron en vano y que estás desilusionado. Al mirarla, no puedes imaginar
lo salvaje qué puede ser.
—¿Qué intentas decir, Andrew? —inquirió Aidan y se volvió. Su hermano lo
ignoró y se acercó a Kate.
—Bueno, gatita, ¿todavía usas tus garras?
Al escuchar ese mote, odiado, Kate quedó sin aliento y palideció.
—¡No! —exclamó Kate.
—¡Cielos! —exclamó Aidan. Andrew los observó.
—¿No te dijo Kate que yo ya la había tenido? —preguntó Andrew con tono
burlón.
—¿Tú? ¿Fuiste tú quien la violó? —cuestionó Aidan con ira.
Andrew arqueó las cejas.
—¿Violarla? —soltó una carcajada—. ¿Es eso lo que te dijo? Oh, no, no usé la
fuerza, no fue necesario. Ella se fue a la cama conmigo por dinero, querido
hermano... y créeme, valió la pena cada dólar.
—No te creo —dijo Aidan y palideció.
—Entonces, pregúntaselo a ella, veremos si se atreve a negarlo —sugirió Andrew.
Ambos se volvieron hacia Kate.
Temblorosa, Kate sintió las miradas acusadoras, no pudo hablar ni verlos. Por su
mente pasaron las imágenes antes bloqueadas y comprendió todo. Gimió con enfado,
se volvió y huyó hacia su habitación.
Ahora, ya sabía todo y no podía ocultarse de la verdad. Supo por qué le temió a
Andrew, puesto que él sabía la verdad. Ella hizo con exactitud lo que él dijo y sentía
un gran desprecio hacia sí misma. Se dejó caer en la cama.
Dio un salto violento cuando la puerta se abrió y entró Aidan. El la observó con
frialdad, como si fuera un extraño, no el hombre que la amaba.
Observó que cerraba la puerta y se acercaba. Aidan le levantó la cara y no pudo
evitarle la mirada.
—Dime que no es verdad —pidió él con los dientes apretados—. Dime que no te
entregaste a mi hermano por dinero —Kate intentó apartar la mirada y él se lo
impidió—. ¡Dímelo!
—Yo... no puedo —logró decir Kate. El la empujó hacia atrás y cayó sobre la cama.
Aidan cayó sobre ella, y sus ojos tenían un salvajismo al mirarla.
—¿Dinero? —preguntó Aidan—. ¿Es en eso en lo que me equivoqué, Kate? ¿Debí
ofrecerte dinero para que hicieras el amor conmigo?

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 83—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Aidan, no —suplicó Kate e intentó escapar. Comprendió que él se sentía muy


herido.
—¿Cuánto, Kate?
—¡No comprendes! —aseguró ella.
—¿No comprendo? Lo único que entiendo en este momento es que me vuelves
loco. Creí que fuiste violada y ahora descubro que fue una mentira y que mi propio
hermano... ¡Maldición, Kate! Sólo menciona tu precio, pero ahora, tomaré algo a
cuenta —le besó la beca con ira y Kate intentó evitarlo, pero él tenía demasiada
fuerza y estaba muy enfadado.
Kate sintió cómo su labio se abría y sangraba, y sufrió náuseas. Con una fuerza
que no sabía que poseía, levantó una mano y le golpeó un costado de la cabeza.
Logró con esto que Aidan aflojara un poco las manos y ella pudo rodar para no estar
debajo de él. Cayó de la cama y corrió hacia el baño.
En el baño, Kate se arrodilló y vomitó. Se llevó las manos a la cabeza y se
estremeció de frío. Comprendió que Aidan estaba a su lado cuando la ayudó a
sentarse en él borde de la bañera y le humedeció el rostro con una toalla húmeda.
Aidan tenía expresión de preocupación y remordimiento.
Con voz ronca, se disculpó.
—Kate, lo lamento, no sé que me sucedió.
Ella apartó la mirada y tragó saliva.
—¿No lo sabes? ¿Qué más te dijo él, Aidan? ¿Te dijo que también lo disfruté? ¿No
fue suficiente? —la expresión de Aidan le indicó que tenía razón—. ¿No sabes que la
piel me hormiguea al pensar que le permití tocarme? ¡No sabes lo que me costó hacer
eso! —los ojos se le cuajaron de lágrimas, mas logró controlarlas—. Ahogué mi
orgullo y abandoné mi autorrespeto porqué estaba desesperada. ¡Oh, cielos! —se
estremeció—. Me siento tan sucia y avergonzada.
—¿Andrew te hizo eso... en mi nombre? —preguntó Aidan, muy pálido.
—No quiero hablar de eso —respondió Kate y se estremeció de nuevo.
—Tienes que hablar, es por tu propio bien —declaró con voz firme Aidan—.
Tengo que saber todo.
Kate supo que él tenía razón, aunque ella no quisiera revivir ese pasaje de su vida.
—Muy bien —respondió y caminó hacia el dormitorio. Evitó la cama y se sentó en
el sofá pequeño, junto a la ventana. Aidan se sentó en el borde de la cama—.
¿Recuerdas que te dije que fui a pedirte ayuda para Philip? Nunca me preguntaste
por qué. Philip había enfermado desde hacía tiempo. Tenía una enfermedad rara,
sobre la cual se sabía poco; sin embargo, había disponible un tratamiento que ofrecía
una buena oportunidad de recuperación. Eso significaba venir a América y además,
el costo era tremendo. Yo no ganaba tanto dinero. Recordé que mi padre mencionó
en una ocasión, que buscara a Aidan Crawford si estaba en problemas. Por supuesto,
yo no lo conocía, no obstante, fui a verlo; estaba desesperada, pues Philip empeoraba
a cada momento. Me permití tener esperanzas, puesto que era lo único que me

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 84—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

quedaba. Por lo tanto, fui a verlo...


La casa del señor Aidan Crawford se encontraba en una de esas tranquilas y
elegantes plazas pequeñas. Un hombre con traje oscuro abrió la puerta y le preguntó
a Kate lo que deseaba.
—Me gustaría ver al señor Crawford —explicó Kate—. Es un asunto privado y
muy urgente.
—Temo... —empezó a decir el hombre.
—Que pase, Bates —lo interrumpió una voz desde el interior de la casa. Una
expresión de desagrado pasó por el rostro del criado.
—Muy bien, señor. Si quiere pasar, señorita —invitó.
Fue conducida a un estudio. Aidan Crawford estaba de pie junto a la chimenea,
era un hombre guapo, más joven de lo que Kate esperaba. Cuando sonrió, ella notó
que la sonrisa no llegaba a sus ojos. El le dirigió una mirada calculadora, de pies a
cabeza, y ella se estremeció.
Si su misión no fuera tan importante, Kate se hubiera ido en ese momento, pero
ese hombre fue amigo de su padre y ella necesitaba su ayuda.
—¿Quería hablar conmigo, señorita...
—Taylor—Hardie —completó Kate—. Kate Taylor—Hardie. Sí, quería hablar con
usted. Nunca nos conocimos; sin embargo, conoció a mi padre, Christopher Taylor—
Hardie.
Aidan Crawford frotó su barbilla, pensativo.
—Ah, sí, Christopher —se colocó detrás de ella mientras hablaba y apoyó las
manos sobre los hombros de Kate—. Por supuesto, me da mucho gusto conocer a su
hija. Permítame su abrigo —se lo quitó, antes que ella pudiera protestar—..Ahora,
siéntese y dígame en qué puedo ayudarla.
Kate se sentó frente al escritorio y el hombre al otro lado.
—Estoy aquí por mi hermano —informó Kate—. Philip está... Philip... —dudó,
pues no sabía cómo hacer la petición.
—Kate... espero poder llamarte así, como a una amiga de la familia —manifestó
él—. Philip tiene problemas, ¿no es así? ¿Por qué no me lo cuentas todo? —Kate le
contó lo que sucedía. El se acomodó en la silla y la observó—. ¿Cuánto necesitas? —
Kate mencionó la cantidad—. Eso es mucho dinero.
—Lo sé —respondió Kate y mordió su labio—, pero puedo asegurarle que le
pagaré hasta el último centavo.
Después de una pausa larga, Aidan Crawford se puso de pie y recorrió pensativo
la habitación. Kate lo siguió con la mirada, hasta que desapareció detrás de ella.
Kate recibió una fuerte impresión, al sentir sus manos de nuevo sobre sus
hombros, dándole masaje.
—¿Sabes, Kate? —murmuró él—, pides demasiado de la amistad. No dirijo una

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 85—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

sociedad de beneficencia. Sin embargo, no puedo evitar pensar que hay una manera
para que una joven como tú... y debo añadir que una joven muy hermosa, haga que
valga la pena el riesgo.
Kate se puso verde al comprender lo que él sugería, le parecía increíble.
—¿Qué? —¿cómo podía ese hombre haber sido amigo de su padre? Aidan
Crawford rió.
—Vamos, eres inteligente —empezó a acariciarle los brazos. Kate controló un
estremecimiento de enfado.
—¡Pensé que era un amigo! —exclamó Kate con enfado.
—Lo soy, mas no puedes esperar que haga esto por nada. Si voy a ser generoso,
con seguridad, tú también puedes ser generosa.
—Debe estar loco si piensa que aceptaré algo tan desagradable —respondió Kate
con violencia. El se inclinó y acercó la boca a su oreja.
—Parece un trato razonable —opinó Aidan—, por supuesto, eres libre para
negarte. Sin embargo, recuerdo que me dijiste que viniste aquí como un último
recurso. Me parece que tu respuesta depende de lo mucho que ames a tu hermano.
La tenía atrapada, pues Kate no tenía a quién más acudir... o hacía lo que él
sugería o su hermano empeoraría ante sus ojos. Ella amaba demasiado a Philip para
hacer eso, por lo tanto, no tenía alternativa.
—¡Es despreciable! ¿Cómo puede llamarse amigo?
—¿Eso es sí o no, Kate?
—Sabe que es sí —murmuró Kate con voz ronca—. Si me da el dinero, prometo...
encontrarlo donde me diga.
—Oh, no. El dinero llegará después, Kate. Por supuesto, confío en ti, sin embargo,
la gente puede ser olvidadiza. Tenemos un trato, y los mejores convenios se sellan
con un beso —inclinó la cabeza. De no haber dado su palabra, Kate hubiera huido.
Oró para poder soportar lo necesario—. Creo que estaremos más cómodos allá arriba
—sugirió él.
Kate sólo pudo seguirlo por la escalera hacia la oscuridad, y sintió mucho frío. Era
como si fuera a su propia ejecución. No dejó de repetirse que lo hacia por Philip.
Lo que sucedió detrás de la puerta cerrada de la habitación de él fue una pesadilla.
Kate se negó a relajarse o a responder y no lo incitó, mas no pudo apartar la mente de
lo que le sucedía a su cuerpo. El no fue brutal, sólo no le importó que ella no
respondiera y tampoco su inocencia. No dejó de llamarla gatita y no quedó satisfecho
hasta avanzada la noche. Para entonces, Kate ya no era virgen y se sentía degradada.
El observó cómo bajaba de la cama y se vestía, y cuando ella se volvió hacia él y le
pidió el dinero, el hombre rió y preguntó:
—¿En serio pensaste que te entregaría esa cantidad de dinero por el placer de tu
cuerpo? No te lo daría, aunque pudiera, gatita.
Si Kate hubiera tenido un cuchillo en ese momento, se lo hubiera enterrado en el

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 86—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

corazón.
—¡Eres despreciable! —manifestó Kate—. Aunque sea lo último que haga, haré
que pagues por esto, Aidan Crawford —juró con amargura.
Kate regresó al presente y sintió las mejillas mojadas con lágrimas. Las secó con los
dedos.
—El permaneció recostado y se rió de mí —añadió Kate con un susurro—. El sólo
rió.
Se hizo un silencio y esperó la respuesta de Aidan, la cual no llegó. Lo miró con
ansiedad y se preguntó si le creía.
—¡Oh, Kate! ¿Qué puedo decir? El expresar que lo siento es inadecuado. Cuando
pienso... —dejó de hablar y se puso de pie. Se acercó a la cómoda y la golpeó con los
puños cerrados—. ¡Esta vez fue demasiado lejos! —caminó hacia la puerta.
—¿A dónde vas? —preguntó Kate.
—A buscar a mi hermano y hacer algo que debí hacer hace mucho tiempo —dijo
Aidan, por encima del hombro y salió.
Kate lo siguió; al llegar a la puerta, escuchó que Aidan bajaba por la escalera.
Cuando ella llegó al descanso, escuchó voces de enfado que llegaban desde el piso
inferior. Se quedó muy quieta, sin poder moverse. Escuchó un grito y el ruido
producido por muebles que se rompían.
Kate se llevó una mano hasta los labios, al ver que Aidan aparecía en el vestíbulo y
con una mano daba masaje a la otra. Con seguridad ella hizo algún ruido, porque él
levantó la mirada. La expresión de Aidan era de satisfacción. Despacio, subió hacia
ella.
Aidan se detuvo a su lado e informó:
—Andrew decidió no quedarse, después de todo.
—¿Me creíste entonces? —preguntó Kate.
—Oh, sí. ¿Podrás perdonarnos por lo que sufriste?
—¿Puedes perdonarme tú? —cuestionó Kate y apoyó la cabeza en su hombro.
—No tienes nada que reprocharte, Kate. No hay nada que perdonar. Desearía
poder hacer algo para borrar por completo el pasado.
—Sólo deseo olvidar —aseguró Kate y se estremeció—. Dejar el pasado atrás para
siempre.
—¿Puedes hacerlo, Kate? —la miró con una expresión extraña.
—No... lo sé —confesó Kate.
Con una sonrisa, Aidan la hizo volverse y sin soltarla, regresaron a su habitación.
Kate miró de inmediato la cama y se acercó para apartar las sábanas. Aidan la
observó en silencio un momento, suspiró y tomó su bata de una silla.
—Creo que ambos necesitamos dormir un poco, antes de tomar alguna decisión —

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 87—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

opinó Aidan. Su falta de ánimo hizo que Kate lo mirara.


—¿Tienes alguna decisión que tomar? —inquirió Kate.
—Eso creo. Por eso intento dormir en la habitación desocupada esta noche.
—No tienes que hacerlo —indicó Kate, muy tensa. Aidan medio sonrió.
—Oh, pero lo haré. No te preocupes, no estaré lejos, si me necesitas. Dudo que
vuelvas a tener pesadillas. Duerme bien, Kate. Te veré por la mañana.
Antes que Kate pudiera discutir, él salió y cerró la puerta. Ella se sentó en la cama,
con los ojos fijos en la puerta. ¿Por qué hizo eso Aidan? ¿Por qué se fue? Una idea
horrible pasó por la mente de Kate. Aidan dijo que ella no tenía que culparse, sin
embargo, quizá no pudo soportar el pensamiento de imaginarla con su hermano.
Tenía que ser eso, ¿qué otra explicación podía haber? Kate lo amaba demasiado
para permitir que Andrew se interpusiera entre ellos. ¿Qué hacer?
Esa pregunta no se apartó de su mente, después que se metió en la cama. Era
difícil pensar, al sentir la cama fría y vacía, sin Aidan a su lado. Desesperada, tomó la
almohada de Aidan y la abrazó con fuerza. Allí estaba el aroma de él, cerró los ojos y
controló las lágrimas.
Al fin se quedó dormida, sin encontrar una solución.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 88—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

Capítulo 10
Kate se encontraba de pie junto a la ventana; tenía una taza de café en las manos.
Sentía frío, a pesar de que la habitación estaba tibia. No era la nieve que caía al otro
lado del cristal lo que la hacía estremecerse, sino el hombre que caminaba despacio
hacia la casa.
Todavía era temprano y ellos dos eran los únicos despiertos en la casa, esa mañana
de domingo. Kate estaba despierta cuando Aidan entró en su habitación, una hora
antes, para tomar ropa limpia. El no hizo intento alguno de acercarse a la cama, por
lo que Kate permaneció en silencio.
El no deseaba hablar, pero su silencio, después de los sucesos de la noche anterior,
hizo que Kate dejara la cama y se acercara a la ventana, al escuchar que él salía de la
casa. Kate se vistió con pantalones y un suéter y bajó a esperar que él regresara.
Cuando Aidan se acercó a la puerta, Kate regresó a la mesa, pues necesitaba un
soporte sólido. Aidan entró, limpió sus pies y sacudió la nieve de su cabello. No notó
la presencia de Kate, hasta que se volvió y vio que ella lo observaba en silencio, con
la taza en las manos. Por un instante, una llama ardió en los ojos de él, mas se apagó
con rapidez.
Aidan se volvió y se quitó la chaqueta. La colgó junto a la puerta.
—Hay café fresco —ofreció Kate y dejó su taza, para servirle una a él.
—Gracias, yo lo serviré —respondió Aidan—. Te levantaste temprano.
—También tú —hablaban como extraños que intentan llenar un silencio
incómodo.
—Supongo que ninguno de los dos pudo dormir —comentó Aidan y encogió los
hombros. Apoyó su peso contra la mesa.
Kate deseó poder acercarse y abrazarlo, mas algo la detenía. Lamió sus labios con
un gesto nervioso. Se sentó.
—¿Disfrutaste la caminata? —preguntó Kate.
Aidan levantó la mirada que tenía fija en su taza y la miró a los ojos.
Kate ya lo sabía, por eso sentía un vacío en la boca del estómago. La noche anterior
supo que algo estaba mal y la luz del día sólo intensificó esa sensación.
Aidan parecía muy lejano. Kate pensó que conocía el motivo, pero tenía que estar
segura.
—Dijiste que no deberíamos tomar ninguna decisión apresurada —le recordó
Kate—, sin embargo, parece que ya tomaste una, ¿no es así?
Aidan suspiró y dejó su taza, antes de responder.
—Tienes razón, por supuesto. No hay forma fácil de decir esto, por lo tanto, seré
franco. Creo que debemos divorciarnos, Kate.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 89—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Estás enfadado, ¿no es así? A pesar de lo que digas, lo que hice te enfada —
afirmó Kate con voz que reflejaba su dolor.
Aidan palideció, se enderezó y dio un paso hacia ella, antes que Kate lo detuviera.
—¡No! —dijo Aidan—. Ese no es el motivo.
—¡No te creo! —aseguró Kate—. ¿Qué otro motivo puede haber para que hagas
esto? Yo misma me desprecio, ¿por qué no ibas a sentir lo mismo?
Aidan llegó al instante a su lado y extendió las manos para ayudarla a ponerse de
pie.
—Te estoy diciendo la verdad —aseveró Aidan.
—Entonces... ¿por qué? —demandó con voz quebrada. Aidan la soltó y extendió
las manos en un gesto de impotencia.
—Porque creo que es lo mejor —declaró él.
—¿Y si yo pienso que es lo peor?
—Eso no hace ninguna diferencia —indicó Aidan—. Nuestro matrimonio está
destinado al fracaso, Kate. Lo comprendo y también deberías aceptarlo. Lo mejor
para ambos es terminarlo ahora —la miró a la cara y tragó saliva—. Créeme, es lo
mejor —entonces salió de la habitación.
Kate se sentó y lo miró partir. Le dolía la manera como él mató a sangre fría, todo
lo que había entre ellos. Aidan dijo que la amaba, fue paciente y bondadoso, ¿por qué
actuaba así ahora? El decía que no estaba enfadado, sin embargo, sabía que su
matrimonio fracasaría. ¿Qué quería decir?
Todo parecía tan perfecto, a pesar de que Kate expresó sus temores de que quizá
nunca tuvieran un matrimonio normal e hijos.
Kate se enderezó. ¿Era eso? El le dijo que ese aspecto de su vida no era un
problema, pero... ¿acaso descubrió que no podía vivir con eso? ¿Aidan descubrió que
no soportaba saber que quizá nunca tendría los hijos que tanto anhelaba?
Esa era la única explicación posible para que él cambiara de opinión, y una que
Kate no podía discutirle. Lo amaba y el desearle una vida que nunca sería completa
era injusto. Dadas las circunstancias, ¿no era lo mejor romper el lazo que los unía?
Aidan tenía razón. Era mejor sufrir ese dolor ahora, y no lo que después vendría, sin
lugar a dudas.
Sin embargo, dolía, pues un futuro sin él parecía vacío y sin esperanza. No
obstante, Kate tenía que enfrentarlo de la mejor manera posible. Mientras más pronto
se fuera, mejor sería para ambos. Tenía la excusa perfecta, pues nadie se sorprendería
si ella tenía que regresar a Inglaterra para atender su negocio. Después, sería muy
sencillo inventar las excusas necesarias por el rompimiento del matrimonio.
La puerta se abrió y Kate se volvió de inmediato; el corazón le latió con fuerza al
pensar que podía ser Aidan. Fue Netta quien entró y arqueó las cejas, sorprendida, al
ver a Kate.
—Buenos días, Kate, te levantaste temprano. ¿Por qué? Encontré a Aidan en la

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 90—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

escalera, y cuando busqué a Andrew, hace dos minutos, no lo encontré por ningún
sitio.
—Andrew decidió no quedarse, después de todo —informó Kate.
—El no es así —opinó Netta—. Andrew ama la comodidad. El salir con una
temperatura bajo cero, no es su estilo.
—Aidan lo convenció —explicó Kate.
—¿Aidan lo hizo? —inquirió Netta—. Vaya, vaya. Supongo que a eso se debe la
desaparición de mi aspidistra —se sentó frente a Cate—. No es que me importe, pues
nunca me gustó, pero fue un regalo de mi tía y como ella todavía me visita, tenía que
mantenerla a la vista. Dime lo que sucedió.
—Tuvieron una discusión —indicó Kate, ya que era imposible quedarse callada.
—¿Y Aidan lo golpeó? Bueno, Andrew se lo merecía desde hace tiempo —opinó
Netta—. Me da gusto que al fin Aidan perdiera el control con él. A ninguno de los
dos le hacía bien que Aidan actuara como si su hermano no hiciera nada malo. Es
demasiado tarde para salvar a Andrew, pero al menos, debería comprender que
cierto comportamiento es inaceptable, aun a su edad. El problema es que Andrew fue
mimado en exceso por su madre. Le daba todo lo que él pedía; sin embargo, él sentía
celos y creía que era Aidan quien recibía todo. Aidan nunca pidió demasiado y con
gusto compartía lo que tenía. En ocasiones, es difícil pensar que son gemelos.
—Sé a qué te refieres —comentó Kate—. Son parecidos; no obstante sus
personalidades son muy diferentes.
—Aunque nosotros conocemos sus diferencias, otras personas no —señaló
Netta—. En lo físico, de no ser por la leve cicatriz de Aidan, parecen la misma
persona. ¿Qué ven los demás? ¿Cuando ven a uno, ven al otro? ¿Notan la diferencia?
¿Las cosas que se atribuyen a uno, automáticamente se transfieren al otro? ¿Qué hay
acerca de ellos? Ambos saben que son diferentes, sin embargo, todos los miran como
si fueran la misma persona. ¿Es bueno nunca ser visto como un individuo, y siempre
saber que uno hace que recuerden a otra persona?
Las palabras de Netta la hicieron dar un salto... "Saber que uno hace que recuerden
a otra persona". Kate vio al fin la luz y brilló la esperanza. Rodeó la mesa y abrazó
con afecto a Netta.
—Netta, eres un salvavidas —aseguró Kate con voz ronca.
—¿Lo soy?
—Sí y nunca cambies —indicó Kate y rió feliz.
—No cambiaré, si tú lo dices —respondió Netta y sonrió—. Espero que me lo
expliques.
—Lo haré, más tarde —prometió Kate.
—Después de la iglesia —comentó Netta—. Aidan y yo siempre vamos temprano
al servicio. Son bienvenidos si quieren acompañarnos.
Kate se detuvo en la puerta.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 91—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—No esta mañana, Netta. Si todo sale como pienso, iremos esta noche. Es una
promesa —sonrió y salió.
Kate subió por la escalera y se dirigió a su habitación. Allí estaba Aidan, junto a la
ventana. Con seguridad la escuchó llegar, pero no se volvió. Kate cerró la puerta y se
apoyó en ésta.
Con voz ronca y baja, Kate preguntó:
—¿Me amas, Aidan?
El se volvió de pronto.
—¿Qué clase de pregunta es ésa? —inquirió Aidan.
—Una pregunta simple. Sólo quería asegurarme, porque sabes que yo te amo, ¿no
es así? —el corazón de Kate latía con fuerza.
Aidan pasó las manos por el cabello, antes de comentar:
—Kate, esto no tiene objeto. El que te ame no tiene nada que ver con lo que
sucede.
Kate sintió alivio. El la amaba. Aunque nunca lo dudó, era agradable saberlo.
—¿No te desagrado por lo que hice? —cuestionó Kate.
—Nada acerca de ti me desagrada, Kate —habló con voz ronca—. Tienes que
creerlo.
—Lo creo.
—¿De qué se trata todo esto? —cuestionó Aidan y extendió las manos.
—Pensé que se debía al hecho de que decidiste que no podías aceptar un
matrimonio que nunca estaría completo, pues quizá no incluiría niños.
—Hace días te dije que eso no importaba —le recordó Aidan.
Kate lo miró y sonrió. Se preguntó si él se daba cuenta de que extinguía las
excusas que podría haber empleado.
—Sé que lo hiciste —murmuró Kate—. Dije que lo pensé, mas después cambié de
opinión.
—Kate, será mejor que te expliques. ¡No estoy hecho de piedra!
Se acercó a él y se detuvo a unos centímetros. Levantó la mano y le acarició la
mejilla. El contuvo la respiración y cerró los ojos.
—Sé que no eres de piedra, Aidan... y también sé que no eres Andrew.
El abrió los ojos para mirarla.
—Kate —pronunció el nombre con un gemido. Kate tragó saliva para controlar la
emoción.
—Querido, cuando te miro, sólo te veo a ti. No me recuerdas a Andrew, porque tú
no eres él.
—Porque ya tengo la cicatriz —señaló Aidan y se alejó de ella.

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 92—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

—Sin la cicatriz, sería lo mismo —aseguró Kate—. ¿No comprendes? Mi corazón


te conoce. Cada parte de mí responde ante ti, como nunca sucedió con Andrew. Son
dos personas diferentes y al mirarte, sólo te recuerdo a ti. Por favor, créeme —suplicó
con pasión.
—Quiero creerte, sin embargo... ¿cómo puedo hacerlo? Kate, cada vez que intenté
hacerte el amor, él nos detuvo. Anoche, cuando supe que si dormía contigo te haría el
amor, porque lo deseo con desesperación, también descubrí que era imposible,
puesto que me dijiste que no sabías si podrías olvidar. En la cama, sólo te haría
recordar lo que te hizo Andrew. Te amo demasiado para hacerte vivir eso de nuevo.
Las lágrimas nublaron los ojos de Kate.
—Escúchame, Aidan... No disfruté lo que sucedió con Andrew. Me sentí
degradada, mas nunca ha sido así contigo. Me hace sentir mucha alegría. Deseaba
tanto experimentar todo contigo, que quedé tan sorprendida como tú al no poder
continuar. No podía entenderlo, pero ahora lo comprendo. Yo fui quien nos detuvo,
no él. El desprecio que siento hacia mí por lo que hice me detuvo, porque no quería
recordarlo y de haber continuado, lo hubiera recordado. Ahora, lo sé todo y
aprenderé a aceptarlo. Por lo tanto, el motivo por el que no continuaba, desapareció.
Creo que eso no volverá a suceder.
—Sin embargo, no estás segura —indicó Aidan.
Kate lamió sus labios, porque no estaba absolutamente segura. Temía estar
equivocada, pues sabía que eso reforzaría la decisión de Aidan.
—Sólo hay una manera de averiguarlo —sugirió Kate—. Debemos hacer ese
último intento. No quiero dejarte, Aidan, no ahora que te encontré. Por favor,
querido.
—¡Oh, Kate! Te quiero demasiado —confesó Aidan y la tomó en sus brazos—. No
quiero verte herida de nuevo. Ya has sufrido demasiado en la vida.
—Tú también —insistió Kate—. Lo único bueno que hizo Andrew fue reunimos.
Eso tiene que significar algo —lo miró con ojos suplicantes.
Aidan le tomó la mejilla y suspiró.
—¿Cómo puedo luchar contra ti y contra mí? —preguntó él—. Te necesito como
nunca necesité a nadie. Le has dado un propósito a mi vida. Tampoco quiero
perderte. El dejarte, fue la decisión más difícil que tomé. No podría soportar eso de
nuevo.
Kate sonrió para ocultar sus dudas.
—No tendrás que hacerlo —aseguró Kate—. Confía en mí. Haz el amor conmigo
—suplicó con voz ronca y emocionada.
Aidan dudó por un momento y gimió derrotado. La tomó en sus brazos y la llevó
a la cama. La depositó allí con suavidad y se arrodilló a su lado. Le acarició el cabello.
Despacio, con infinito cuidado, le quitó la ropa. Kate no sintió temor, sólo un intenso
placer cuando los ojos de Aidan le dijeron que la encontraban hermosa.
Aidan se puso de pie y se quitó la ropa. En seguida se recostó a su lado y con una

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 93—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

mano le acarició la mejilla. Kate volvió la cabeza para besarle la palma de la mano,
antes de mirarlo a los ojos. Los ojos de Kate reflejaban amor y necesidad.
—Si algo te atemoriza, dímelo —pidió Aidan y le besó el cuello.
—Ámame —murmuró Kate con voz ronca. Aidan gimió y le besó la boca.
Fue como antes y, sin embargo, muy diferente de todo lo que Kate conocía. Con
infinita paciencia, los labios y manos de Aidan la acariciaron y recorrieron cada
centímetro de su piel. Dominada por una exquisita sensualidad, Kate no podía
pensar, sólo sentía.
Cuando los dedos de Aidan acariciaron sus senos, gimió y se arqueó hacia él.
Cuando Aidan volvió a besarle la boca, Kate creyó que moriría de placer.
Ella no pensó en detenerlo, ni siquiera cuando las manos de él se deslizaron por
sus caderas y muslos y la acariciaron con mucha intimidad. Kate descubrió lo mucho
que lo anhelaba y gimió, dominada por el placer que le proporcionaban sus caricias.
Aidan levantó la cabeza para mirarla y ella murmuró:
—No sabía que podría sentir de esta manera.
Aidan sonrió, sus ojos reflejaban la pasión.
—Esto es sólo el comienzo —aseguró con voz ronca.
Kate descubrió que él tenía razón, cuando volvió a excitarla. Con las extremidades
entrelazadas, escalaron nuevas alturas y descubrieron un placer exquisito. Al fin,
Aidan la poseyó y llegaron al éxtasis, en una explosión mutua de satisfacción.
Seguramente se quedaron dormidos, porque Kate despertó minutos después y
sintió el peso del cuerpo de Aidan sobre el suyo. Casi al mismo tiempo, él se movió y
se sostuvo con los codos, para mirarla con un afecto que la derritió.
Una sonrisa apareció en los labios de Kate.
—Es bueno que no sea yo la clase de persona que acostumbra decir, te lo dije —
murmuró Kate. Aidan giró y ella quedó sobre el pecho de él.
—Puedes decirlo, si lo deseas —sugirió Aidan—. Tenías razón... de una manera
increíble y maravillosa —suspiró. Le tomó la mano y la llevó a los labios.
Kate se retorció sobre él, disfrutando su felicidad.
—¿Qué sucederá ahora con Andrew? —preguntó Kate. Al mencionar ese nombre
no destruyó su felicidad; además, la pregunta tenía que hacerse.
—El no se saldrá con la suya, Kate, puedes estar segura —informó Aidan. —Hablé
con papá y él va a tirar de algunos hilos. Me temo que para Andrew, la vida ya no
será fácil. Mi hermano tiene deudas y si quiere pagarlas, tendrá que trabajar para
ganar su dinero... y tendrá que trabajar mucho. Papá lo enviará a África, tenemos
negocios mineros allá. Creo que estará muy ocupado por algún tiempo y no podrá
causar problemas —Aidan habló con tono de satisfacción y Kate no pudo culparlo,
pues ambos fueron heridos.
El cabello de Kate rozó la barbilla de Aidan y ella lo besó. Sintió su respuesta

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 94—95


Amanda Browning — Una Promesa que Cumplir (Promesa en Desagravio)

inmediata.
Después de un momento, Aidan preguntó:
—¿Tienes idea de cuánto te amo, Kate? —habló con tono provocativo—. Mi dulce
Katrine —ese nombre en sus labios, era como una caricia.
—Mmm. Casi tanto como yo te amo —respondió Kate.
—Oh, no, en eso estás equivocada, es al contrario —aseguró Aidan.
—No estoy de acuerdo —indicó Kate y levantó la cabeza. Los ojos de Aidan
también brillaron.
—Estás discutiendo, Kate. En realidad, podría llamarte regañona. Sólo tengo una
cosa que añadir a eso.
Kate gimió y con una mano le cubrió la boca.
—¡No, no lo digas! ¡No te atrevas a decirlo! Lo he escuchado durante toda mi vida
adulta.
Aidan le apartó la mano de su boca.
—Mas no de mí —opinó Aidan y le tomó la mejilla—. Esto será diferente, confía
en mí —Kate asintió y él sonrió. Deslizó el pulgar por los labios de ella y murmuró—:
Bésame, Kate —ella sonrió y obedeció, porque él tenía razón, era diferente.
Kate casi podía jurar que lo escuchó decir "te amo".

Fin

Escaneado por Galshah y corregido por Tallitach Nº Paginas 95—95

También podría gustarte