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LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA. RÍO BAKER, 1906 Origen del


cementerio Isla de los Muertos Comuna de Tortel, Patagonia Occidental

Book · April 2020

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Mauricio Osorio

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LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA.

RÍO BAKER, 1906

Origen del cementerio Isla de los Muertos


Comuna de Tortel, Patagonia Occidental

Mauricio Osorio Pefaur


LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA. RÍO BAKER, 1906
Origen del cementerio Isla de los Muertos, comuna de Tortel, Patagonia Occidental

© Mauricio Osorio Pefaur


© Ediciones Ñire Negro
1ª Edición, 2015
2ª Edición, 2016

Registro de Propiedad Intelectual: 259.451


ISBN: 978-956-8647-33-9

Diseño de portada: ManchaGráfica, Coyhaique.


manchagrafica@gmail.com.

www.nirenegro.cl
nirenegro@gmail.com

La copia, reproducción, transmisión y almacenamiento de toda o parte de esta obra


debe realizarse citando la fuente y con la expresa autorización escrita del autor y la
editorial.

Impreso en Andros Impresores, Santiago.

Coyhaique, región de Aysén. Primavera austral 2016, Chile.


A mi padre, Ramón Osorio Gaete

y a la memoria de Roberto Aedo Salazar

3
SIGLAS Y ABREVIATURAS 9

AGRADECIMIENTOS 11

PRÓLOGO 13

INTRODUCCIÓN 17

CAPÍTULO 1
ANTECEDENTES, DESARROLLO Y CONSECUENCIAS
DE LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA EN LA
PRENSA DE LA ÉPOCA, 1904-1908 29

El tratamiento de la tragedia de Bajo Pisagua en la prensa del


sur de Chile 38
El eco de la noticia en medios escritos al norte de la Provincia
de Llanquihue 52

CAPÍTULO 2
¿CÓMO SE FORMÓ LA COMPAÑÍA EXPLOTADORA
DEL BAKER? UNA NUEVA EXPLICACIÓN 61

El permiso de ocupación original 61


Las tierras del Baker en el interés de otros peticionarios 64
Contardi transfiere su permiso de ocupación y nace la
Compañía Explotadora del Baker 65
Reseña biográfica de los participantes en la solicitud de tierras
y posterior formación de la Compañía Explotadora del Baker 75
Julio Subercaseaux Browne y la Compañía Explotadora del
Baker 79
Instalación y desarrollo de la empresa: 1904-1907 83
La infraestructura: existencias previas y nuevas instalaciones 86
Insolvencia de la compañía, proceso de liquidación y nuevos
intentos privados por concesionar el área 88
Los acreedores del concurso 92
El vapor Baker es vendido por el administrador de la concesión
sin informar a la empresa 95
El Baker es formalmente vendido a Carlos Oelckers 98
El remate del ganado existente en la concesión 99
Nuevos intentos por reactivar el negocio ganadero en el área 99

5
CAPÍTULO 3
LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA 103

Las condiciones de trabajo en la concesión: secciones,


organización social, salarios. Una propuesta a la luz de las
fuentes 111
El gerente Tornero y su viaje al Baker: llegada, acompañante,
salida intempestiva y un intento de explicación sobre la
demora del vapor que habría contratado para sacar a los
obreros 114
Los tres meses de la tragedia: enfermedad, desesperación,
muertes e intentos de buscar salida a la crisis 120
La actuación de la Compañía Explotadora del Baker durante
los fatídicos meses del invierno de 1906 129
Antecedentes de algunos de los obreros fallecidos en Bajo
Pisagua 131
El vapor Araucanía, protagonista del rescate 133
La noticia de la llegada de los trabajadores en el Araucanía
también fue recibida en la Armada que la elevó al ministro de
Marina 137
Los obreros fallecidos al llegar a Chiloé 139
Norris continúa redactando su carta en Dalcahue 139
La población contabilizada en el Baker por el Censo del
Territorio de Magallanes ¿correspondió a los sobrevivientes
de la tragedia? 143
El Senado de la República tomó conocimiento de la tragedia
en noviembre 145
Corolario 153

CAPÍTULO 4
MEMORIA ESCRITA / MEMORIA ORAL EN LA
CONSTRUCCIÓN DEL RELATO SOBRE LA TRAGEDIA
OBRERA DE BAJO PISAGUA 155

Memoria escrita 155


Memoria oral 169
Fragmentos de historia oral: recuerdos de descendientes en
Chiloé 179
Nuevos fragmentos de memoria oral en la región de Aysén 182

6
APÉNDICE
CRONOLOGÍA COMPAÑÍA EXPLOTADORA DEL BAKER 185

ANEXO DOCUMENTAL 193

1. Crónicas de prensa, 1904-1908 195


2. Documentos oficiales del Gobierno, septiembre-noviembre
1906 251
3. Sesiones del Senado 1906 262
4. Accionistas Compañía Explotadora del Baker 273

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA 279

Fuentes 279
Bibliografía 282

7
SIGLAS Y ABREVIATURAS

ANH Archivo Nacional Histórico


ARNAD Archivo Nacional de la Administración
BN-SPM Biblioteca Nacional, Sección Periódicos y Microformatos
MinHac Fondo Ministerio Hacienda
MinInt Fondo Ministerio del Interior
MinMar Fondo Ministerio Marina
MinRel Fondo Ministerio de Relaciones Exteriores y Colonización
NS Fondo Notarios Santiago
NPM Fondo Notarios Puerto Montt
SOHIGEO Archivo Sociedad de Historia y Geografía de Aisén

9
AGRADECIMIENTOS

Agradezco a mis amigos y colegas de Ñire Negro, Miguel Muñoz, Ca-


rolina Huentelicán, Alejandra Muñoz, Mariela Ochoa y Eugenia Mancilla,
porque con su apoyo constante este trabajo logró desarrollarse.
Al profesor Enrique Martínez, por sus reflexiones, sus sugerencias y el
tiempo que siempre me concedió para contarle los nuevos hallazgos, las sor-
presas que iban complicando la trama de esta historia y los errores de inter-
pretación que me ayudó a corregir durante estos dos años de trabajo. Gracias
también al profesor Martínez por aceptar prologar este libro.
Al personal del Archivo Histórico Nacional, Archivo Nacional de la Ad-
ministración y la Sección Periódicos y Microformatos de la Dirección de Bi-
bliotecas, Archivos y Museos.
A Ana Victoria Justo, por su atento obsequio del libro de su padre Liborio
Justo. A Peter Hartmann, por apoyar esta investigación y facilitarme copia
de la entrevista al poblador Reinaldo Sandoval. A José Mansilla por facilitar-
me copia del documento escrito por Antonio Soto. A Francisco Mena por la
lectura del primer manuscrito, al que realizó valiosos comentarios.
A Francisco Hurtado, Orlando Cárdenas y Elizabeth Díaz, quienes se in-
teresaron en este trabajo y me permitieron acceder a sus familiares en Chiloé:
Sabina Barría de Mocopulli, José Orlando Cárdenas de Castro y Héctor Díaz
de Dalcahue, quienes accedieron a compartir sus recuerdos sobre lo sucedi-
do en Baker.
A Felipe Montiel Vera, por su permanente apoyo en la difusión de este
trabajo. A Ignacio Pastrián por su decisión y apoyo en el inicio de la inves-
tigación. A Rodolfo Aedo y Mauricio Aguilera, por su colaboración en las
actividades realizadas en Tortel.
A Wolfgang Staub por su generosidad en la traducción de Aimé Tschiffely.
A Duncan Campbell y Gladys Grace por compartir sus hallazgos y permitir-
me utilizar material que han publicado en su página web www.patbrits.org.
En Coyhaique agradezco al Círculo de Hijos de Chiloé y a la Sociedad de
Historia y Geografía de Aisén, organizaciones que me apoyaron para difun-
dir los primeros hallazgos efectuados en 2013. En Tortel, a la Ilustre Munici-
palidad de Tortel y su alcalde Bernardo López, por el apoyo y colaboración
en la charla realizada en octubre de 2013.
A Eugenia, por todo el amor prodigado, la compañía permanente, las ri-
sas, los silencios, los viajes, la distancia y los encuentros, todos necesarios
para lograr que este libro vea la luz. A mis hijas Rocío, Antonia, Leonor y Re-
nato, que se anunció con la primavera de 2015 y hoy participa en este viaje.
A mis padres, por la vida.

11
PRÓLOGO

Tenemos en nuestras manos un nuevo trabajo del antropólogo social


Mauricio Osorio Pefaur, quien ya en obras anteriores, nos ha permitido co-
nocer y reflexionar sobre diversos pasajes de la historia social aysenina. En
esta oportunidad sobre el cementerio de la Isla de los Muertos, originado
en una tragedia obrera, como acertadamente la ha titulado de acuerdo a su
investigación.
Para realizar este trabajo el autor consultó la bibliografía existente, la que
cita de manera oportuna; nuevas fuentes, como la prensa de la época en que
sucedieron los hechos, los documentos oficiales y un escrito autobiográfico
de uno de los protagonistas, con lo cual enriquece su investigación.
Conocí de cerca este trabajo, Mauricio Osorio investiga desde 2013 el
tema y han sido numerosas las dudas que me compartió: ¿qué sucedió?, ¿de
donde era la gente cuyas tumbas quedaron en la isla de la desembocadura
del Baker?, ¿por qué llegaron a ese lugar?, ¿en qué condiciones vivían?, ¿por
qué se quedaron tanto tiempo?, ¿cual fue la causa que les impidió salir antes
de ese maravilloso pero aislado territorio?, ¿quiénes los llevaron a ese lugar?;
si muchos de ellos murieron ¿qué sucedió con los que pudieron tener alguna
responsabilidad en su muerte?, etc, etc. Pero debía dar a la luz pública sus
hallazgos. A juicio del autor aún faltan elementos que ayuden a tener un pa-
norama completo de lo sucedido, pero el tiempo transcurría y era necesario
compartir algo impreso con las personas interesadas en el tema, esa es una
de las razones por las cuales esta investigación pasó a las prensas.
Resulta positivo que esta monografía haya visto la luz en Aysén, donde
la sensibilidad con el tema que aborda con tanta dedicación es alta. Tenemos
con nosotros un trabajo elaborado por alguien que vive con su familia en esta
región, por lo que conoce muchos aspectos de su gente y su modo de ser.
Los méritos de esta obra quedarán en evidencia al avanzar en su lectura,
pero antes unos comentarios a modo de prólogo.

La cuestión social es el conjunto de problemas económicos, sociales, sa-


nitarios, espirituales, que afectaron a la sociedad chilena en su conjunto y
especialmente a los sectores más desposeídos de nuestro país.
En nuestra región poco se han estudiado sus características, se ha aludido
a ella de manera tangencial, pero no se ha trabajado de manera puntual. Las
razones que podrían explicar su escaso abordaje en el territorio de Aysén son
la ausencia de población en la época y la falta de fuentes para analizar el pro-
blema en el contexto del poblamiento inicial del área; pero si consideramos

13
que la cuestión social se agudiza en Chile entre los años ochenta del siglo
XIX y treinta del siglo XX y que las sociedades ganaderas, ubicadas desde el
paralelo 42° lat. Sur, iniciaron sus actividades a partir de 1903 (de hecho la
Sociedad Industrial de Aysen trajo decenas de trabajadores a partir del año
siguiente), hay unas cuantas décadas que bien pueden ser el marco crono-
lógico para trabajar este aspecto de la historia social y con ello enriquecer la
historia social de nuestro país. Con el presente trabajo nos podemos percatar
que no es necesaria una larga duración para encontrar una coyuntura histó-
rica especial, en 1906 tenemos un suceso de capital importancia en la historia
económica y social, regional y nacional.
Por otro lado, la revisión del anexo con la mayor parte de las fuentes ana-
lizadas por el autor, confirma que una búsqueda cuidadosa ofrece la posibi-
lidad de hallazgos significativos como los que se transcriben íntegramente
en dichos anexos. Pero hay todavía más –nos advierte el mismo autor- pues
existen otras fuentes que no fueron consultadas por no haberlas ubicado en
los años que ha dedicado a esta investigación. Si esas otras fuentes son en-
contradas, permitirán estudiar nuevas aristas de la tragedia obrera de Bajo
Pisagua -nos dice Osorio-. Con ello el autor enriquece su obra y, en un gesto
que habla bien de su generosidad, las pone a disposición del lector y del es-
tudioso que no puede viajar a los grandes archivos del centro del país.
En 1903 Enrique Mac-Iver Rodríguez, líder del radicalismo doctrinario,
señaló: “La cuestión social no existe en Chile”. Pues bien, contamos ahora
con un trabajo que indica lo contrario. En aquel Aysén en formación encon-
tramos una expresión de la cuestión social, dramática, que involucró a varios
centenares de trabajadores y acabó con la vida de varias decenas de ellos. La
cuestión social no sólo se debe asociar a las salitreras, al mundo urbano del
centro del país, a las localidades mineras carboníferas de la región del Biobío,
a la sociedad campesina rural del centro sur, a las estancias magallánicas;
también estuvo presente en las nacientes sociedades de la antigua Trapa-
nanda y en especial entre los hacheros temporeros de Chiloé que llegaron a
entregar su fuerza de trabajo a la Sociedad Explotadora del Baker.
Aquellas palabras de Mac-Iver tuvieron crudo eco en las acciones y redac-
ciones del Ministerio del Interior de la época, cuyo titular era Javier Ángel
Figueroa Larraín. La respuesta de esta importantísima repartición pública
frente a la inquietud planteada por el intendente de Llanquihue es clara, en
relación a lo que está sucediendo en el Baker, “Su telegrama referente a tra-
bajadores Backer (sic) es de carácter esencialmente privado sobre cuyo con-
tenido nada puede hacer Ministerio”. Frente a la cuestión social, el gobierno
es solo un espectador. La problemática social no existe, en las relaciones entre
patrones y obreros, situaciones privadas, corresponde a ellos solucionarlas.
La oligarquía estaba sorda, ciega y muda.
La escasez de estudios en el contexto de la cuestión social aysenina, em-
pieza a ser parte del pasado, La tragedia obrera de Bajo Pisagua. Río Baker,

14
1906. Origen del cementerio Isla de los Muertos, comuna de Tortel, Patago-
nia Occidental es un trabajo de investigación principalmente archivístico,
con algunos aportes provenientes de la oralidad; una contribución funda-
mental para dilucidar los acontecimientos sucedidos y su conexión con la
historia nacional.
Una monografía histórica es un estudio específico, que intenta dar res-
puesta a las múltiples preguntas que nos hacemos sobre el pasado. Siendo
esta obra una pieza monográfica, es especial, pues apunta a contestar inte-
rrogantes referidas a un hecho acaecido en el litoral sur del actual Aysén,
un acontecimiento pretérito del cual se ha comentado mucho y se ha escrito
menos, pues el “suceso” estudiado en el presente trabajo ha sido más de
dominio oral entre los habitantes de Chiloé, Magallanes y Aysén, tradición
que se inicia con los familiares, vecinos y amigos de las víctimas, tanto de los
que partieron ese aciago invierno de 1906 como de los que sobrevivieron a
los diversos avatares. Unos y otros tan víctimas de la negligencia de quienes
debían velar por su retorno a la tierra desde la que habían salido en un viaje
de trabajo.
Uno de los grandes aportes de este trabajo lo constituye el abordaje de la
prensa escrita contemporánea a los hechos, estudio que no se había realiza-
do, pero que hoy está casi terminado. Además en la presente investigación
se incorpora la voz “oficial”: la documentación del Gobierno y del Congreso
correspondiente a la segunda mitad del año 1906, la que no produce tranqui-
lidad, la falta de seriedad de las autoridades que no se preocuparon de inves-
tigar lo sucedido, aumenta la desconfianza hacia los poderes establecidos. Si-
tuación que se mantiene hasta nuestros días y algo que necesariamente lleva
a pensar en intereses cruzados y manos “moras” que no se comprometen en
efectuar una investigación seria de lo sucedido.
Una tragedia obrera en los comienzos del siglo XX, ocurrida en los már-
genes de la República. Desafortunadamente esto no es algo extraño en la
historia nacional; desde el gobierno de Balmaceda tenemos noticas de ellas.
Y por desgracia la particular historia aysenina no es la excepción, también
cuenta con una, en la cual si hubo algún intento de reacción y movilización
de los afectados, fue mínimo y no tuvo como respuesta una fuerte represión
como sucedió en el norte, centro y posteriormente en el extremo austral del
territorio nacional. En Aysén no era posible emplear la represión legal para
aplastar a los trabajadores, por cuanto el Estado no estaba presente de modo
concreto. Fue entonces el abandono culpable de la empresa, la desatención
de parte de las autoridades de gobierno y la falta de una legislación que pro-
tegiera a los obreros, factores que finalmente condenaron a padecer y morir
a un grupo de obreros chilotes en la selva de la Patagonia Occidental.
La gente que falleció en el Baker y algunos que partieron poco más tar-
de, eran hasta hace poco personas anónimas, sin nombre conocido, estaban
condenadas al olvido. Pero hoy, gracias a esta investigación, “… comienzan
a recuperar su memoria”.

15
Tanto fue el misterio en torno a las cruces de la Isla de los Muertos que
incluso llegó a ser considerado un hecho casi legendario, cuyo misterio no
podría ser desentrañado. En este trabajo se logra aportar elementos funda-
mentales que permiten clarificar la mayor parte de lo allí acontecido.
En la época de los acontecimientos analizados en esta obra “el Aysen” era
una tierra aislada, en proceso de ocupación por parte de empresas de impor-
tantes capitales chilenos y extranjeros. Su delimitación fronteriza con tierras
argentinas, recién emergía con el siglo XX. Hubo entonces muchos ojos e
intereses observando lo que sucedía en ella, personas que pertenecían a cír-
culos poderosos vieron aquí un lugar donde multiplicar su patrimonio, en
algunos casos fácilmente. Algunos apellidos “bancosos”, al decir de Vicente
Huidobro, estuvieron por aquí intentando incrementar sus arcas de manera
fácil antes que honesta y esforzada. Quiera Dios que inversores contempo-
ráneos con fines parecidos a aquellos de principios de siglo no se acerquen
nuevamente a esta “isla” que hoy día vuelve a estar en ojos de muchos en
Chile y el mundo.

Enrique Martínez Saavedra


Profesor de Historia

Coyhaique, primavera de 2015

16
INTRODUCCIÓN

Era julio de 2013. Hacía algo de frío en el centro. Me estremecí levemente


al salir por la escalera norte de la estación Santa Lucía del Metro. El reloj del
teléfono celular marcaba las 9:30 A.M. Mi destino era la sección Periódicos y
Microformatos de la Biblioteca Nacional de Chile, para buscar información
de prensa sobre lo ocurrido en 1906 en la desembocadura del río Baker, par-
te del territorio donde una iniciativa empresarial había intentado establecer
una explotación ganadero-forestal a partir de 1904. En la literatura histórica
y referencial no se encuentran antecedentes que sugieran a los medios de
prensa de aquella época como fuente de información respecto a los hechos.
En conversaciones sostenidas con el profesor Enrique Martínez1 años atrás,
surgió la pregunta sobre la prensa: ¿habrá sido registrada alguna informa-
ción en torno a obreros muertos en Baker, en diarios o periódicos de ese
año? No había buscado respuesta a esta pregunta en visitas anteriores a la
Biblioteca. No era mi tema de investigación Isla de los Muertos… hasta ese
momento.
Ocurrió que fui invitado a participar del proyecto artístico “Radioteatros
del Origen”,2 dirigido por el psicólogo y actor Ignacio Pastrián Sánchez, una
iniciativa que se propuso crear ocho radioteatros con historias de Aysén fic-
cionadas. Ignacio quería que una de esas historias se inspirara en la Isla de
los Muertos, Monumento Nacional desde 2002. ¿Cómo narrar una historia
que aportara nuevos antecedentes, aunque fuese ficcionada? ¿Dónde hallar
esos nuevos antecedentes si es que existían?... Recordé entonces las conver-
saciones con el profesor Martínez y su perspicaz alusión a la posibilidad que
la prensa guardara “algún secreto”, algún dato desconocido o simplemente
hubiese dado cuenta someramente de los acontecimientos.
La sala de Periódicos y Microformatos estaba semi vacía, era temprano
aún en Santiago de Chile. Me dirigí a la pequeña mesa donde reposaban
los catálogos de publicaciones microfilmadas, pero éstos ya no estaban. El
funcionario me comentó que había cambiado la modalidad de consulta y
ahora todo estaba en la “base de datos”, por lo que debía consultar en uno de

1
Docente del liceo público Josefina Aguirre Montenegro de la ciudad de Coyhaique, investi-
gador de la historia regional, con especialidad en historia eclesiástica.
2
Proyecto financiado por Fondart Regional, convocatoria 2013, región de Aysén. En este en-
lace se encuentran todos los radioteatros fruto de este proyecto: https://www.youtube.com/
playlist?list=PL6MKhXxpE6-ZYJ9wNE3TC97HLOzuhZh_E

17
los computadores disponibles. Hube de aprender rápido el procedimiento y
realicé las dos primeras solicitudes: los periódicos La Cruz del Sur de Ancud
y La Alianza Liberal de Puerto Montt, año 1906. Las referencias para iniciar
la búsqueda: mayo y octubre.
Revisar medios escritos es una tarea lenta, más aún en la modalidad mi-
crofilm ya que se trata de negativos fotográficos que se visualizan bajo una
máquina que parece un viejo televisor o computadora. Y sólo tiene dos “vis-
tas”, una general y otra de aumento. La general permite ver toda la página
de la publicación que se está revisando, pero las letras se ven muy pequeñas.
La vista de aumento acerca considerablemente la página que se revisa, pero
se pierde la totalidad. Entonces se debe ir combinando ambas vistas, la ge-
neral aguzando el ojo (que rápidamente se cansa) y la aumentada, si se cree
haber dado con un dato de lo que se está buscando. La lentitud es mayor si
no se tiene mucha experiencia en el uso de la máquina y se está poco entre-
nado el ojo para dar con información sensible al tema de interés.
Lo anterior significó que ese primer día la revisión de dos rollos de micro-
film me tomara toda la mañana y parte de la tarde; al salir de aquella jornada
pensé: “habrá que abandonar la noción de tiempo, caer en una especie de
trance, concentrar la vista, preparar el cuerpo para pasar horas de varios días
frente a estas pantallas”. Ese día de julio de 2013 iniciaba este camino, sin
imaginar su derrotero y las innumerables sorpresas que me deparaba.
Coloqué en la máquina el rollo correspondiente al periódico La Cruz del
Sur y comencé la revisión. No recordaba lo tedioso de este trabajo, hoja a
hoja, avanzaba sin encontrar el más mínimo dato. Noticias sobre el obispado
de Ancud, la viruela, las disputas políticas en Chiloé, algunos hechos de san-
gre, los vapores que iban y venían con carga y pasajeros, llenaban las páginas
del periódico. Para no perder interés, fijé mi atención en la estructura de
contenidos del medio: una primera página donde destacaban textos de con-
tenido religioso, la “Sección Municipal” con información del municipio de
Ancud (sección que a veces estaba en páginas interiores), a veces noticias del
extranjero y alguna publicidad. Una segunda página con “remitidos”, cada
cierto tiempo la “editorial” del periódico y una sección denominada “Cróni-
ca” que recogía las “noticias” de la Provincia, zonas aledañas y algunas veces
del país. Una tercera página donde se podía leer correspondencia, avisos
judiciales, notariales, notas telegráficas y muchas veces la continuación de la
sección “Crónica”; y la última página donde se concentraba la “publicidad”.
De este modo entendí que de haber información sobre el tema, estaría con
mayor probabilidad en la sección “Crónica”. Continué entonces la revisión
del periódico.
Llegué a septiembre de 1906. Específicamente a la edición del día 22. De
pronto leí con sorpresa absoluta el siguiente titular en la página tres: “COM-
PAÑÍA EXPLOTADORA DE RIO BAKER”. La sorpresa aumentó conforme
seguí leyendo: era una noticia sobre la tragedia de Bajo Pisagua. El primer
hallazgo de estos dos años de trabajo.

18
En dos jornadas posteriores logré encontrar varias notas, las más relevan-
tes publicadas en el periódico La Alianza Liberal. “Todo estaba en la prensa,
siempre estuvo en la prensa” fue el pensamiento que me cruzó en ese instan-
te. Mientras revisaba intentaba imaginar cómo habrían tomado estas noticias
quienes en aquella época acostumbraban leer los periódicos de Llanquihue
y Chiloé, pues parecía claro que tuvieron posibilidad de enterarse de la tra-
gedia, de comentarla y analizar las causas y consecuencias planteadas por
los medios.
Con todas las notas que hallé, las preguntas se multiplicaron. Por una
parte tenía material suficiente para escribir el relato que el proyecto Radio-
teatros demandaba, y por otra, un cúmulo de interrogantes se abrían paso,
configurando un proyecto de investigación que hoy muestra sus primeros
resultados.
Ya de regreso en Coyhaique, le comenté a Ignacio y al equipo de Ñire
Negro la importancia de los hallazgos, entre ellos la lista de 59 personas que
habrían sido sepultadas en el área donde ocurrió la tragedia. El conjunto de
antecedentes, inéditos hasta ese momento, pero que paradójicamente siem-
pre “estuvieron allí”, requería ser difundido. Así lo consideramos al inte-
rior de Ñire Negro, por lo que tomamos contacto con el Círculo de Hijos de
Chiloé, organización social-cultural de Coyhaique, la Ilustre Municipalidad
de Tortel y la Sociedad de Historia y Geografía de Aisén, para proponerles
realizar en Coyhaique y Tortel una charla histórico-artística. El 27 de sep-
tiembre de 2013, en la sede del Círculo de Hijos de Chiloé, por primera vez
se dieron a conocer los nombres de los obreros sepultados en la Isla de los
Muertos, además de otros antecedentes desconocidos sobre la tragedia. En
esta actividad contamos además con la participación del cantautor aysenino,
Richard Sepúlveda, quien interpretó su canción dedicada a conmemorar los
acontecimientos.
El 07 de octubre del mismo año, presentamos nuestro trabajo a la comuni-
dad de Caleta Tortel, en el Centro Cultural de la localidad, con gran asisten-
cia de público. En aquella oportunidad contamos con el apoyo de Rodolfo
Aedo Paredes, ilustrador de la novela gráfica Isla de los Muertos (2013) y el
Grupo Folklórico Tradicional de la Patagonia Raíces del Baker, de Tortel.
Durante 2014, los antecedentes de esta investigación -que iban en aumen-
to con nuevas visitas a los archivos- fueron compartidos por Ñire Negro en
el ciclo de Seminarios de Historia, Identidad y Patrimonio de Aysén realiza-
dos en seis localidades: Chile Chico, Puerto Aysén, Cochrane, Puerto Cisnes,
Coyhaique y La Junta.3 Y el 9 de septiembre de ese mismo año, fui invitado

3
Proyecto Seminario Historia, Identidad y Patrimonio de la región de Aysén, Nire Negro.
Fondart Regional, convocatoria 2014, CNCA.

19
a Castro por el Centro de Estudios y Difusión del Patrimonio Cultural de
Chiloé, para ofrecer una charla en la Biblioteca Pública de la ciudad. Aquel
evento resultó muy emotivo, pues algunos de los asistentes eran descendien-
tes de trabajadores sepultados en el Baker y pudieron enterarse del destino
de quienes consideraban como “desaparecidos” en la Patagonia.
Seguí adelante con la investigación, consultando archivos cada vez que
podía ir a Santiago, analizando luego la información para darme cuenta que
aún faltaban datos, que todavía podía volver a revisarse la prensa de la épo-
ca, que aún quedaban volúmenes de los Fondos de la Administración Públi-
ca y de Notarios que podían entregar algún antecedente adicional.
En este libro se presentan los resultados del trabajo. Lo he titulado “La
Tragedia Obrera de Bajo Pisagua. Río Baker, 1906”, porque lo acaecido afectó
a un conjunto de personas que al momento de los hechos estaban en situa-
ción de trabajadores asalariados, constituyendo una fuerza de trabajo más
o menos especializada o calificada (hacheros, camineros, carpinteros, pero
también peones, ayudantes de maestros, remeros, cocineros), contratada
bajo la modalidad salarial por una empresa determinada para desempeñar-
se en un territorio distinto al de su origen, bajo condiciones impuestas por el
contratante.
Si bien la condición original de la mayoría de estas personas era la de
agricultores (como varios de ellos lo declaraban en sus inscripciones de ma-
trimonio, registro de hijos nacidos o familiares fallecidos), implementaban
estrategias económicas ampliadas y abiertas, donde la venta de su fuerza
de trabajo por un lapso de tiempo específico, medido en “temporadas” de
trabajo, constituidas a su vez por lapsos de tiempo contabilizados en meses,
les permitía acceder a dinero en efectivo con el cual podían adquirir diversos
productos a su regreso. Es así que una vez terminada la temporada asalaria-
da, los trabajadores retornaban a la isla para retomar su condición de agri-
cultores por el resto del año.
He utilizado el nombre Bajo Pisagua como referencia territorial pues fue
aquel sitio donde se situó el campamento general de los trabajadores y en las
cercanías estaban los edificios de la administración. En ese lugar se produjo
el drama que llevó a la muerte y posterior sepultación a varios obreros en un
terreno algunos kilómetros aguas arriba del río Baker. Aquel sitio funerario,
claramente un cementerio, se originó a causa de las muertes de muchos obre-
ros que no pudieron resistir el deterioro de su salud en condiciones extre-
mas, con escasez de alimentos y bajo un invierno riguroso. Posiblemente fue
bautizado como “Isla de los Muertos” en los años ochenta del siglo pasado,
nombre que habría cristalizado esa misma década (Mena y Velásquez 2000).
En 2002, este sitio funerario fue declarado Monumento Histórico bajo la
ley 17.288 de Monumentos Nacionales. La comunidad de Tortel lo reivindica
como propio, pese a no tener relación aparente con los habitantes, ya que
no se ha sabido que haya deudos de aquellos difuntos residiendo en dicha

20
localidad. Sin embargo, los tortelinos sienten una responsabilidad ritual con
el cementerio; y por otro lado saben que es uno de los atractivos histórico
culturales más relevantes de su territorio por lo que forma parte de su oferta
turística.

La historia de los sucesos que originaron el cementerio tuvo dos vías de


difusión en los años posteriores a ocurridos los hechos. En primer término
se debe considerar el relato oral, utilizado por los trabajadores sobrevivien-
tes desde el momento mismo en que llegaron a sus hogares y a lo largo de
sus años de sobrevida: al interior de sus familias aquellos que decidieron no
salir más a trabajar fuera de Chiloé; en ruedas de fogón y conversaciones en
contextos laborales en el amplio territorio de Patagonia o de otras regiones
los que siguieron migrando en busca de trabajo. De este modo, pobladores
antiguos del territorio del Baker conocieron la historia y la reprodujeron a
su vez entre vecinos y visitantes; y en Chiloé, algunos ancianos aún recuer-
dan, aunque fragmentariamente, el episodio. También cabe pensar que el
administrador de la faena de Bajo Pisagua, así como la tripulación del vapor
que recogió a los sobrevivientes pudieron usar esta vía, aunque de manera
restringida. En efecto, el primero relató años después lo sucedido en el Baker
a su amigo Aimé Tschiffely, quien publicaría dentro de su libro Viaje al final
del mundo; 7000 millas por la Patagonia y Tierra del Fuego (1940)4 una ver-
sión de la historia, basada en lo escuchado a su amigo.
Lo publicado por Tschiffely, junto al breve relato publicado por el sacer-
dote Alberto María De Agostini en su libro Andes Patagónicos (1945), se con-
virtieron en piezas representativas de la otra vía de difusión de la historia
trágica de Bajo Pisagua: la escritura. Hubo también una alusión a la tragedia
en una obra literaria del autor argentino Liborio Justo (2006 [1932]).
Finalmente, es necesario destacar un relato escrito que no ha sido consi-
derado por la historiografía. Se trata de los recuerdos del señor Julio Suber-
caseaux Browne sobre un negocio ganadero en el Baker, consignado en su
libro de memorias titulado Reminiscencias que fuera publicado en 1976, 25
años después del fallecimiento de su autor en París. El análisis de dicho tes-
timonio escrito y su contrastación con otras fuentes documentales instala a
su autor como protagonista del proceso de formación, desarrollo y fracaso
de la empresa ganadera responsable de la tragedia obrera de Bajo Pisagua, la
Compañía Explotadora del Baker.

4
Traducción del título en alemán de la 1ª edición, publicada en Suiza por Albert Muller Ed.
Este libro fue mayormente difundido bajo el título de su 1ª edición norteamericana This Way
Southward (1946) y posterior traducción al español en Argentina Por este camino hacia el Sur
(1946). Agradezco al profesor Wolf Staub por la información bibliográfica y la traducción del
capítulo referido a Bajo Pisagua.

21
La aproximación histórica a la tragedia habría comenzado con la publica-
ción de tres trabajos de circulación restringida durante la segunda mitad de
los años setenta del siglo pasado. El primero de ellos, titulado Dicen… Así
éramos nosotros (Panorama histórico social y cultural del Archipiélago de
Chiloé), pertenece a Antonio Soto Gallardo.5 Al referir las formas de despla-
zamiento migratorio de los chilotes de principios del siglo XX, menciona el
“enganche”, modalidad de contratación laboral de importantes contingentes
de trabajadores para faenas en diversas zonas del país; y presenta el caso
del “enganche a Río Baker” por su excepcionalidad y dramatismo, “lo más
insólito en esta manera de reclutar trabajadores ocurrió en el casi olvidado
enganche a Río Baker”, afirmaba Soto, pasando a describir lo que habría sido
aquel enganche, ocurrido según este autor a fines de 1905. Seguidamente, su
trabajo presenta la entrevista que él le habría hecho al “único sobreviviente
del enganche a Río Baker, que aún vivía en la isla Quinchao”, Emilio Zúñi-
ga. Los recuerdos del señor Zúñiga se pueden considerar como el primer
testimonio oral desde la perspectiva de los trabajadores que protagonizaron
los hechos de 1906. La motivación de Soto para indagar más sobre este en-
ganche había sido un supuesto reportaje publicado unos veinte años antes
de la fecha en que entrevistó al sobreviviente y en el que se daba a conocer el
hallazgo de un “cementerio indígena en Río Baker”.6
En 1977, el historiador magallánico Mateo Martinic publicó una docu-
mentada reseña histórica de la ocupación y poblamiento del territorio del
Baker.7 En ella, Martinic analizó la formación de la primera empresa gana-
dera que ocuparía los terrenos del Baker, la “Compañía Explotadora del
Baker”, su dificultoso accionar y posterior fracaso. Los sucesos trágicos de
1906 son mencionados de manera somera, sin referencia a fecha y basándose
en lo escrito por De Agostini en 1945.
El tercer trabajo publicado en esa década, corresponde a una crónica his-
tórica del periodista e investigador Baldo Araya Uribe, que apareció en El
Diario de Aysén en julio de 1978. Con un título sugerente -“Las 120 víctimas
del escorbuto”- el autor abordaba la tragedia ocurrida en el Baker, combi-
nando para ello los datos publicados por De Agostini (1945) y una conver-
sación que habría sostenido con un sobreviviente, en el sector rural de Llau
Llao, cercano a la ciudad de Castro, Chiloé. Si bien la crónica presentó inte-
resantes datos aportados por el sobreviviente anónimo, tampoco hizo luz
sobre el año en que habría ocurrido la tragedia. Antes se limitó a reproducir

5
Es un documento mecanografiado fechado en Concepción, agosto 1976. Del autor no se tie-
nen mayores antecedentes. La copia digital utilizada en este trabajo fue facilitada por el pro-
fesor José Mansilla Contreras.
6
Se ha intentado dar con este reportaje, pero la búsqueda ha resultado estéril hasta ahora.
7
Ocupación y colonización de la región septentrional del antiguo Territorio de Magallanes,
entre los paralelos 47º y 49º Sur. Anales del Instituto de la Patagonia, Vol. 8: 5-57.

22
los antecedentes escritos que se conocían. Cabe mencionar que hacia el final
de su crónica, Araya se refiere al lugar donde se ubicaba el cementerio como
“La Isla”.
A mediados de la década siguiente, el arquitecto Peter Hartmann efectuó
una nueva contribución al estudio de este episodio de la historia de Aysén, al
publicar un breve artículo en el que dio a conocer algunos datos de la entre-
vista que le hiciera en 1982 a Reinaldo Sandoval, antiguo poblador de Tortel.8
En 1986, el escritor magallánico Francisco Campos Menéndez publicó la
obra El Baker, un territorio bravío, una historia personal de dicha zona, en
la que le cupo al autor realizar labores como delegado del directorio de la
empresa ganadera Posadas, Hobbs y Cía., a fines de los años veinte del siglo
XX. En la breve reseña de la Compañía Explotadora del Baker, Campos sigue
el trabajo de Martinic (1977), pero al referir la fatal suerte de esta empresa su-
giere la ocurrencia de una huelga obrera, sin citar fecha, además del escorbu-
to como causa de la muerte de obreros en el Baker: “Además de las pérdidas
de ganado aludidas, huelga de obreros y la plaga de escorbuto que lamen-
tablemente provocó entre ellos cerca de un centenar de muertes, fue motivo
sobrado para que la Compañía entrara en franca crisis.” (Campos 1986: 81)
Si bien en esos años no se publicaron nuevos trabajos relativos al suceso,
creció el interés por el misterioso cementerio en la desembocadura del Baker
y al menos dos medios de comunicación nacional realizaron reportajes en la
zona,9 permitiendo que el cementerio y el misterio de su origen fuesen cono-
cidos en el resto del país.
En la segunda mitad de la década siguiente, el autor regional Félix Elías
Pérez publicó su relato “Dos versiones para una historia” en el nº 84 de la
revista Impactos de Magallanes (1996) y al año siguiente en su libro Acuare-
las del Baker,10 renovando el interés por el misterio sobre los sucesos de Bajo
Pisagua. El autor abre el relato con la fecha en que los hechos ocurrieron y
desarrolla literariamente las dos versiones más populares que explicaban los
acontecimientos: la primera, una mortandad producida por el abandono y
consecuente hambre debido a la falta de alimentos; la segunda, un envene-
namiento accidental ocasionado por la ingesta de harina contaminada con
un antisárnico de uso animal.
Pero además, Elías planteaba en dicho texto sus propias dudas respecto
a la primera versión y a otra considerada oficial, la del brote de escorbuto

8
“Tortel, una historia silenciada”. Revista Tierradentro, 1984.
9
Revista del Domingo, El Mercurio, 1985; Informe Especial, Televisión Nacional de Chile,
1986. Citadas en Expediente Técnico Declaratoria Monumento Nacional Isla de los Muertos,
s/f.
10
Obra que reúne artículos, crónicas, cuentos, poemas y vivencias del autor, oriundo de la
cuenca del lago General Carrera. Félix Elías Pérez falleció recientemente en la ciudad de Te-
muco.

23
como causa de la mortandad: “Siempre me había llamado la atención esa
triste historia de las ciento veinte cruces de Bajo Pisagua. Poco pude averi-
guar al respecto, salvo la información del Padre D’Agostini que, en perfecta
concordancia con las declaraciones de la Compañía Explotadora del Baker,
establece que la causa de la tragedia fue un violento y sorpresivo brote de
escorbuto.” Elías pensaba que era muy difícil sostener como causa el ham-
bre o el escorbuto “en un lugar donde había tantos recursos como la pesca
[y] tantos frutos silvestres ricos en vitamina C y sobre todo, alternativas de
alimentos que la naturaleza ofrece en gran variedad.” Con esta duda razo-
nable, el autor construye a partir de relatos orales que él habría escuchado,
la versión del envenenamiento accidental y plantea la idea de realizar una
exhumación para comprobar la versión oficial: “No con el ánimo de polemi-
zar, sino establecer la verdad de la historia, se podría exhumar un cadáver y
comprobar la aseveración de la Compañía Explotadora del Baker.”
En 1998 la Ilustre Municipalidad de Tortel contrató un equipo de arqueó-
logos para realizar una excavación en Isla de los Muertos con el fin de eva-
luar la evidencia material existente y a través de ella encontrar explicaciones
sobre la creación del cementerio. En noviembre de aquel año se efectuó el
trabajo arqueológico, cuyo diseño consideró un levantamiento y fotografía
del cementerio, la excavación de pozos de sondeo, toma de muestras de tie-
rra para análisis químico y la exhumación de una tumba. Los resultados fue-
ron publicados dos años después en un artículo científico en el que además
se presentó un análisis integrado de las fuentes escritas y orales conocidas a
la fecha (Mena y Velásquez 2000).11
El mismo año 2000, la historiadora regional Danka Ivanoff publicó su exi-
toso libro Caleta Tortel y su Isla de los Muertos, la primera obra que aborda-
ría el tema desde una perspectiva histórico narrativa basada en las publica-
ciones de Martinic y otros autores. Sin embargo, el aporte más relevante de
esta obra es la presentación de varias versiones de los hechos, siendo la más
contundente una traducción a la carta escrita por el inglés William Norris
desde el lugar de los sucesos y mientras éstos estaban ocurriendo. Ivanoff
escribe en su libro que Norris fue el primer administrador de las faenas en la
concesión de la Compañía Explotadora del Baker y debió sortear la tragedia,
asistiendo a los obreros postrados, intentando mantener en todo momento
una fortaleza digna de admiración. Dar a conocer dicho documento acercó al
público interesado en los hechos de Bajo Pisagua, de una manera profunda
y directa, pues se trataba de un relato in situ, escrito por un protagonista de
los hechos.
Una segunda edición del libro de Ivanoff, fue publicada en 2003. En ella
la autora incluyó un nuevo antecedente: la reproducción de la entrevista rea-

11
En 2004 el mismo equipo presentó una ponencia con el caso de Isla de los Muertos en un
simposio sobre Arqueología Histórica. Dicho trabajo fue publicado en Revista Chungará.

24
lizada por Antonio Soto a Emilio Zúñiga a la que ya se ha hecho referencia,
pero prescindiendo de la introducción que el autor realizara a la entrevista.
Esta nueva edición presentó también dos sugerentes fotografías tomadas en
la zona durante los años en que Norris fue el encargado, aportadas a la auto-
ra por los descendientes del administrador inglés.
Al año siguiente, el investigador argentino Ernesto Maggiori publicó su
obra Historias de Frontera, donde analizó hechos y procesos históricos pata-
gónicos desde una perspectiva transfronteriza. En un capítulo del libro, titu-
lado La Tragedia del Baker, en las crónicas y cartas del arriero Norris, intentó
analizar lo acontecido en Bajo Pisagua en 1906. Sin embargo, la combinación
de épocas (principios de siglo, sucesos de 1921, funcionamiento de otra em-
presa ganadera en Baker después de 1925), y testimonios sin citar fuentes,12
hace muy confuso el apartado y el autor no logra echar nueva luz sobre los
acontecimientos del Baker.
En 2008, Martinic publicó una comunicación en la revista científica Ma-
gallania (Punta Arenas) en la que presentó un nuevo antecedente sobre la
tragedia que refería al dudoso actuar de ciertos trabajadores para con sus
colegas enfermos. Se trataba de un relato publicado en 1908 por el ciudada-
no inglés Charles A. Milward en el periódico The Punta Arenas Mail, en el
que contaba pormenores de un viaje realizado al Aysen en 1907, siendo uno
de sus puntos de detención la zona de Bajo Pisagua donde el vapor en que
viajaba pasó a buscar carga y pasajeros, entre los que estaba el administrador
Norris. Milward se habría enterado en ese momento de lo ocurrido el año
anterior y de ciertos pormenores que hablaban de cobros por parte de tra-
bajadores sanos a aquellos enfermos, por concepto de atención alimenticia,
paliativa y religiosa. El autor del artículo presenta la información para luego
indicar que lo escrito por Milward debió provenir de dichos del administra-
dor Norris, otorgándole credibilidad, con lo que asevera se demostraba “un
rasgo de inhumanidad en los trabajadores” que así habrían actuado. Más
allá de la intencionalidad que pudo tener el autor del relato consignado en
la comunicación de Martinic, es claro que se constituye en una nueva fuente
de información escrita.
En 2011, aparece la tercera edición de Caleta Tortel y su Isla de los Muer-
tos, en la que se puede verificar la inclusión de nuevas fotografías tomadas
aquel fatídico año 1906, al parecer entre marzo y mayo. Una de ellas resulta
muy sugerente, pues muestra a dos personas vestidas con ropas alejadas
del contexto sociolaboral en el que fue tomada la imagen, se observa que las
vestimentas corresponden más bien al uso urbano de la época. ¿Habrá sido
uno de ellos el gerente de la empresa, Florencio Tornero?

12
Además, Maggiori publicó en ese texto una traducción al español de la carta de Norris, sin
citar fuente de origen, lo que la hace aparecer como aporte propio. Sin embargo, es sencillo
observar que dicha traducción es la misma publicada 4 años antes por Ivanoff, quien cita a la
traductora del documento.

25
Las explicaciones sobre las causas de la tragedia se han focalizado en
las muertes de los obreros, por constituir éste el evento más dramático de
los acontecimientos de 1906. A lo largo de los años se han levantado dos
líneas interpretativas de los hechos (Mena y Velásquez op.cit): 1) la que los
explica por causas “naturales”, no intencionales y 2) la que los considera
consecuencia de un asesinato masivo intencional. La primera afirma que el
grupo de trabajadores habría enfrentado un brote de escorbuto originado en
las deficientes condiciones de salubridad y falta de alimentos que debieron
soportar por la demora del buque que debió retirarlos del lugar hacia fines
de mayo o principios de junio de aquel año. El abandono habría sido el
principal detonante de la tragedia. La segunda sostiene que se trató de una
muerte producida intencionalmente, mediante envenenamiento, con el fin de
no pagar los sueldos a los obreros. En nota a pie Mena y Velásquez sugieren
que incluso podría haber una causalidad combinada, donde el abandono
por parte de la empresa generara condiciones extremas de hambruna y
aparición de enfermedades, brotes de amotinamiento aplacados mediante
un envenenamiento masivo; o simplemente se trató de una muerte masiva
por abandono y desidia de la empresa.
El libro está organizado en cuatro capítulos. En el primero se presenta
y analiza el rol de la prensa de la época, como agente comunicativo de los
procesos de ocupación del territorio del Aysen, desde 1904 en adelante, lo
que permite establecer un contexto general para comprender lo acaecido en
Baker en 1906 y sopesar la información entregada por los diversos medios
de prensa escrita que se ocuparon de la tragedia, así como aquellos que nada
mencionaron al respecto. Las crónicas de prensa han sido transcritas textual-
mente y se ha mantenido la grafía original y los errores de imprenta de los
textos.
El segundo capítulo está dedicado al estudio de la formación, desarrollo y
fracaso de la Compañía Explotadora del Baker, a la luz de los datos que fue-
ron surgiendo durante la investigación y que permiten establecer un origen
distinto al que hasta ahora se ha considerado en la literatura histórica que se
ha ocupado de esta empresa ganadera y los sucesos de Bajo Pisagua.
El capítulo tercero reconstruye los hechos que llevaron a la tragedia de
Bajo Pisagua y a la creación del cementerio Isla de los Muertos. Asimismo
entrega antecedentes sobre la actuación de la compañía ganadera y analiza
el rescate de más de 150 personas desde la concesión Baker a fines de sep-
tiembre de 1906.
El libro cierra con una nueva revisión de las fuentes escritas y orales ya
conocidas, buscando analizarlas en tanto fragmentos de un relato mayor al
que ahora se integran tres corpus documentales más: la prensa de la época,
la documentación oficial generada a partir de la reacción del Gobierno y el
Parlamento en ejercicio durante el segundo semestre de 1906 y las memorias
del autodenominado principal accionista de la empresa, Julio Subercaseaux
Browne.

26
Antes de iniciar el relato sobre la tragedia obrera de Bajo Pisagua se consi-
dera importante mencionar que las diez concesiones que seccionaron todo el
territorio que actualmente corresponde a la región de Aysén corrieron diver-
sa suerte, primando en todo caso el fracaso de los planes de explotación por
parte de los interesados en levantar negocios sobre estas entregas.13 Sólo dos
de ellas lograron ser transformadas en prósperas explotaciones ganaderas:
la concesión “Rodríguez & Allende” (Anglo Chilean Pastoral Co., posterior-
mente Estancia Río Cisnes) y la concesión “Aguirre” (Sociedad Industrial de
Aysén). La concesión “Contardi”, que dio origen a la Compañía Explotadora
del Baker y en cuyos límites se produjo la tragedia que será analizada en
este trabajo, fue caducada en 1911, siendo pocos años más tarde escenario de
nuevos intentos empresariales que tuvieron mejor suerte. Las tres concesio-
nes tienen un denominador común: fueron otorgadas bajo la modalidad de
permiso de ocupación.

13
Los decretos por medio de los cuales el Estado entregó las tierras de Patagonia Occidental
son los siguientes:
Decreto Nº 840 (16-06-1900), concedió a Roberto Christie costas de la península Tres Montes y
río San Tadeo, extremo sur de la península de Taitao. La concesión fue caducada por Decreto
Nº 771 (14-09-1908)
Decreto Nº 1068 (23-08-1901), concedió a Juan Tornero lotes de terrenos para colonización
entre los 42º y 52º Lat. Sur. Esta concesión se mantuvo “vigente” hasta los años veinte del
siglo pasado.
Decreto Nº 658 (19-05-1903), concedió a Juan B. Contardi el permiso de ocupación de terrenos
ubicados entre los siguientes límites: “Norte, 46º,30'; Sur, 47º,50'; Oriente, Línea divisoria con
Arjentina; Occidente, Río Baker y lago Buenos Aires”. La concesión fue caducada por Decreto
Nº 1852 (13-12-1911).
Decreto Nº 659 (19-05-1903), concedió a Luis Aguirre el permiso de ocupación de terrenos
ubicados en “Valles Collaique, Nirihuan, Manihuales en las proximidades del Aysen”. Esta
concesión perduró hasta 1928, año en que se modifica la relación contractual entre la empresa
y el Estado, pasando a ser arrendamiento.
Decreto Nº 687 (04-06-1903), concede a Joaquín Rodríguez Bravo y Antonio Allende el per-
miso de ocupación de los valles del río Cisnes. Concesión cancelada por Decreto Nº 1286 (23-
11-1918). Estos terrenos fueron nuevamente concedidos por Decreto Nº 1359 (30-10-1919) a la
sociedad Juan Dun y Cía., por 25 años.
Decreto Nº 763 (17-06-1903), concedió a Frank Lumley el permiso de ocupación de terrenos
ubicados dentro de los siguientes límites: “Norte, Río Palena; Sur, paralelo 44º,20’; Oriente,
Línea divisoria con Arjentina; Occidente, Canal Moraleda”. Concesión cancelada por Decreto
Nº 393 (23-03-1920).
Decreto Nº 764 (17-06-1903), concedió a Teodoro Freudenburg el permiso de ocupación de los
valles del río Bravo, río Pascua y Lago San Martín. Concesión caducada por Decreto Nº 877
(28-09-1917).
Decreto Nº 765 (05-06-1903), concedió a Olegario Bórquez el permiso de ocupación de los va-
lles del río Huemules. Es posible que se haya producido un error en los correlativos de decre-
tos o en la anotación de la fecha de este decreto, ya que el anterior (Concesión Freudenburg)
tiene fecha posterior. La concesión fue caducada por Decreto Nº 1906 (15-09-1913).
Decreto Nº 794 (25-06-1903), concedió a Antonio Asenjo y Alejandro Bate el permiso de ocu-
pación de los valles Blanco, Palos y Simpson. La concesión fue caducada por Decreto Nº 1170
(18-07-1914).
Decreto Nº 2157 (24-10-1904), concedió a Celestino Bousquet el permiso de ocupación de la
Isla Melchor en el archipiélago de los Chonos. La concesión perduró hasta los años veinte del
siglo pasado.

27
Portada periódico La Alianza Liberal, edición del 08 de octubre de 1906, en la que apareció la
primera crónica sobre la tragedia de Bajo Pisagua. BN-SPM.

28
CAPÍTULO 1

ANTECEDENTES, DESARROLLO Y CONSECUENCIAS


DE LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA
EN LA PRENSA DE LA ÉPOCA, 1904-1908

Puerto Montt, sábado 8 de septiembre de 1906. El país llevaba pocos días


enterándose que el presidente electo era Pedro Montt. El día anterior y como
mandaba la costumbre, el notario de la ciudad había voceado en diversas
calles el bando oficial emanado del Ministerio del Interior en el que se decla-
raba que el Congreso había aprobado la elección de Montt para el periodo
1906-1912. El periódico La Alianza Liberal 14 se hizo eco de esta importante
información publicándola en la primera página de la edición de aquel día.
En la misma página el medio de prensa publicaba una breve nota bajo el títu-
lo “En Rio Baker. Jente abandonada. Pedimos investigacion”, dando cuenta
de inquietantes acontecimientos que estarían en desarrollo en una remota
zona conocida como río Baker.
El medio de comunicación tuvo acceso a un telegrama –al parecer par-
ticular– enviado desde Chiloé, específicamente desde Curaco de Vélez a la
Intendencia de Llanquihue, en el que se denunciaba el abandono de “un
cierto número” de trabajadores, llevados a la zona austral por la “Sociedad
Esplotadora del Rio Baker”. El periódico escribía que en el denuncio se infor-
maba un número crecido de trabajadores enfermos y muriéndose, por lo que
los denunciantes pedían “amparo” a la autoridad provincial. Por su parte
el periódico pedía se investigara con celeridad y adelantaba que “No seria
posible permitir un abandono como el que se denuncia”, frase que cobraría
todo su sentido en las semanas y meses sucesivos.
Cuatro días después, el 11 de septiembre, otra crónica del mismo medio
–esta vez más enérgica– denunciaba bajo el título “Asunto Baker” el efecti-
vo abandono en que se encontraba un considerable número de trabajadores
chilotes, además de algunos oriundos de Puerto Montt, que habían sido con-
tratados por la “Cía. Esplotadora de Baker” meses antes, para realizar faenas
en la región del río Baker.

Periódico fundado en 1891 en Puerto Montt, se identificó con las ideas liberales y en la época
14

que se estudia, era de filiación liberal-radical. BN-SPM.

29
Esta crónica resultaba aún más inquietante que la primera. En primer
término se acusaba a la compañía de cesar unilateralmente el pago de la
“mesada” a las familias de los trabajadores puertomontinos que habían acor-
dado con la empresa este sistema de pago,15 para dejar a sus familias con un
ingreso seguro durante su prolongada ausencia, según se acostumbraba en
aquella época. De este modo, los obreros puertomontinos habrían asegurado
que el ingreso por su trabajo se concretara sobre sus familias directamente
y no sobre ellos en el lejano Baker o al final de la faena y posterior retorno a
sus hogares.
La cesación de pago preocupó a las familias, que de inmediato pensaron
en el cese de los trabajos y el despido sin más de los obreros. Pero más pre-
ocupante aún era la situación en la que se encontrarían éstos en la remota
región donde estaban. Esta inquietud fue hecha llegar al periódico y éste la
transmitía a sus lectores, preguntándose si los obreros tendrían alimentos
suficientes, si tendrían médico o “botica” para atender sus enfermedades.
Nada se sabía de ellos, por lo que el periódico especulaba sobre el abandono
en que los habría dejado la empresa en el sitio de faena. El redactor de la nota
se preguntaba al respecto: “¿O están simplemente abandonados en el campo
como los reses de la Sociedad?”
La crónica fue incluso más incisiva, exigiendo la intervención del gobier-
no para que obligase a la compañía a “cumplir sus obligaciones i sus deberes
humanitarios”.
Este perturbador texto continúa informando sobre un segundo telegrama
enviado esta vez por el gobernador de Quinchao al intendente de Llanqui-
hue, denunciando la situación. La crónica afirmaba que el intendente a su
vez, habría informado al ministro del Interior, reproduciendo los anteceden-
tes enviados por el gobernador de Quinchao quien habría indicado que pa-
saban de doscientos los trabajadores abandonados en Baker.
El redactor finalizaba dando a conocer los nombres de los trabajadores
puertomontinos contratados en aquella trágica faena de la Patagonia: Luis
Paredes, Jacinto Vidal, José Rojel, Lizandro Alvarado, José Baldomero Cova-
sich, Juan Pio Loaiza y Francisco Garai. Todos los demás, afirmaba el perió-
dico, eran de Achao y alrededores.
La voz de alarma había sido dada: Más de doscientos trabajadores aban-
donados en los canales australes. La única referencia geográfica era “el
Baker”, una región en extremo lejana, fuera del derrotero normal entre Puer-
to Montt o Chiloé con Punta Arenas. Una región marginal por tanto, sector

15
Según la crónica el pago se verificaba por intermedio de la Compañía Chile-Argentina a
solicitud de la Explotadora del Baker: “La espresada Cia. contrató aquí varios trabajadores,
i estos, ántes de irse, dejaron establecidas para subsistencia de sus familias, mesadas que la
Sociedad pagaba por intermedio de la Chile-Arjentina.”

30
que a duras penas se estaba incorporando al circuito comercial de los canales
desde los primeros meses de 1905 en que comenzó la instalación en el área de
la Compañía Explotadora del Baker, empresa que contaba con los derechos
de la concesión que Juan Bautista Contardi había obtenido en 1903, para tras-
pasarlos luego a Juan Tornero y su sobrino Florencio.
En aquellos años, Melinka, poblado ubicado en el extremo norte de los
canales australes, ostentaba cierto prestigio como enclave de bullente econo-
mía, pues era el centro neurálgico de la explotación del ciprés.16 Le seguía en
importancia la zona del fiordo y río Aysén y toda la extensión de territorio al
Este, donde –hacia 1904– había iniciado operaciones la Sociedad Industrial
de Aysen con una incipiente industria ganadera y sus derivados. Al oriente
de Puerto Montt, sobre el Estero Reloncaví, otra sociedad ganadera iniciaba
operaciones, la Sociedad Frigorífica y Ganadera Cochamó, abarcando un te-
rritorio hasta más allá de la frontera internacional. Ambos emprendimientos
revolucionaron el comercio puertomontino desde fines de 1904, contratando
trabajadores, comprando víveres, materiales, herramientas y todo lo reque-
rido para iniciar las faenas en sus respectivas concesiones.
El movimiento marítimo relacionado con la emergente actividad de las
nuevas empresas era crecido, como lo reportó La Alianza Liberal en su edi-
ción del 4 de noviembre:

“MOVIMIENTO MARITIMO.-
Estraordinario movimiento se ha notado en los últimos dias en nuestra
bahía. Ademas de las dos naves de guerra que han estado ancladas por
algun tiempo, i de los dos vapores de la carrera a Valparaiso i Chiloé,
el puerto ha recibido la visita de los siguientes vapores que se indican:
El ‘Cambronne’ procedente de Punta Arenas fondeó en la tarde del
domingo i regresó en la madrugada de anteayer.
El ‘Magallanes’ procedente del mismo puerto entró el lunes. Saldrá
el lunes para Aissen conduciendo los trabajadores contratados por la
Sociedad Ganadera de dicho lugar.
El ‘Elm Branch’ de Liverpool llegó en la tarde de ayer con un carga-
mento de maquinaria para la Sociedad Ganadera de Cochamó.
El ‘Reloncaví’ llegó ayer del lugar de su nombre.”

Las ganaderas traían esperanza al siempre alicaído sector agrícola y nue-


vos bríos al comercio. Se iniciaba un ciclo de riqueza en la provincia. Al me-

16
El rol de avalúos correspondiente a 1906 registró para el Distrito de Melinka, dependiente
de la comuna de Queilen, Provincia de Chiloé, los siguientes negocios: 2 tiendas de mercade-
rías surtidas, 7 baratillos, 1 despacho de licores y 1 barraca de maderas. Periódico La Justicia
de Ancud, edición del 25 de agosto de 1906. BN-SPM.

31
nos así lo percibían los habitantes y lo recogían las crónicas de prensa. Claro
ejemplo lo constituyó el gran enganche de obreros efectuado por la Sociedad
Industrial de Aysen a fines de 1904. En su edición del 9 de noviembre, La
Alianza liberal informaba de este modo:

“A AISSEN.- Gran movimiento de jente se ha notado hoi en el muelle


i el malecon desde las primeras horas de la mañana, con motivo del
embarque de los trescientos i tantos trabajadores contratados para la
Sociedad Ganadera de Aissen.”

Dos días después que zarparan las embarcaciones llevando al gran con-
tingente de trabajadores al Aysen, el mismo periódico publicó un relato de-
tallado de lo que se habría producido en el área cercana al muelle de Puerto
Montt durante el día del embarque y partida:

“A AYSEN.- Anteayer, a las 6 de la tarde mas o menos, zarpó para Ay-


sen el vapor “Magallanes” llevando a su bordo los empleados de la
Sociedad Ganadera que en la mencionada parte se ha establecido, i a
remolque una goleta en la cual iban no menos de 200 trabajadores.
Desde las primeras horas de la mañana del miércoles, se vio un inusi-
tado movimiento de jente principalmente en las calles Varas i Cayenel,
en el Mercado, en el Malecon i en el Muelle.
Los negocios, especialmente los despachos, se vieron atestados de
clientes cuya mayoria la componian los individuos contratados por la
Sociedad Ganadera, acompañados de sus parientes i amigos, que gas-
taban en copas todo o parte del anticipo que se les habia dado.
Como se comprenderá estas libaciones pusieron mui luego a la jente
en un estado demasiado alegre i belicosa, una parte, ofreciendo de este
modo el embarque un espectaculo de mui variadas impresiones.
Los viajeros, en estremo alegres, seguido de un sequito de mujeres vie-
jos y chiquillos, se despedian en abrazos efusivos, adioses cariñosos,
bajando enseguida a los botes que los conducian a bordo. Las mujeres
i los chiquillos lloraban.
En uno de los botes se trabó un altercado que dejeneró en riña, pero
luego se volvió al contento.
A las 4 P.M. puede decirse, estaba toda la jente embarcada en la goleta
la cual hormigueaba su cubierta de personas i a las 6 el vapor hacia
proa al sur.
Al muelle, malecon i la calle Portales acudieron numerosas personas a
presenciar la partida de los trabajadores de Aysen.”

Algarabía, compras de último minuto, celebraciones al amparo del al-


cohol, despedidas familiares y muchos curiosos que vieron cómo partía un

32
contingente crecido de trabajadores a tierras que se abrían promisoriamente
al mundo del trabajo y la producción de riqueza.
El Llanquihue, otro periódico de importante influencia en la ciudad,17 no
se quedaba atrás en el afán informativo de tan grande acontecimiento para
el poblado y el 14 de noviembre publicaba dos notas, la primera referida al
enganche de la Sociedad Industrial de Aysen y la segunda relacionada con la
Sociedad Ganadera y Frigorífica de Cochamó:

“A AYSEN.- El miércoles 9 de los corrientes, zarpó el vapor “Maga-


llanes” llevando al remolque una goleta de la casa de Oelkers Hnos.
Tanto el vapor como la goleta llevaron sus bodegas atestadas de carga
para el servicio de la sociedad ganadera de dicho lugar. Tambièn las
dos naves han llevado 400 hombres entre empleados, mayordomos y
trabajadores. Estos al despedirse del puerto lanzaron entusiastas vivas
y muchos subían á las jarciasde la goleta demostrando así el júbilo con
que se iban á trabajar por el adelanto y progreso de la región austral.

COMERCIO.- Con motivo del enganche de gente para los trabajos de


las socíedades de Aysen y Cochamó se ha notado mucho movimiento
en el comercio de los últimos dias. Los comerciantes deben estar de
plácemes por ello.”

Pero a poco andar surgirían los primeros recelos en torno a la efervescen-


cia de empresas ganaderas y negocios relacionados con la colonización del
sur del país. El 10 de marzo de 1905, El Llanquihue, en lo que parecía una
premonición, publicó la siguiente nota:

“SOCIEDADES.- Han sido numerosas las sociedades fundadas en los


territorios de Llanquihue y Chiloé, en los últimos tiempos.
Como del exeso de todo lo bueno puede resultar malo, hay temor de
algún mal fin.”

Por su parte, La Alianza Liberal llamaba la atención dos días después, so-
bre el aire especulativo que se notaba en el ambiente de la bolsa de Santiago
y sus efectos inmediatos:

“EFECTOS DE LAS ESPECULACIONES


Los papeles de las sociedades ganaderas organizadas ultimamente han
bajado considerablemente, en los últimos dias, produciendose un gran
pánico i muchas ruinas en Santiago.

17
Fundado en 1885, de filiación conservadora. Se autodenominaba “Periódico noticiero, polí-
tico y comercial”. BN-SPM

33
Las acciones de la Sociedad Chile Arjentina bajaron cien puntos en
quince dias i es la que mas ruinas ha causado.
Los Bancos estan tomando medidas enérjicas, para impedir la especu-
lacion con acciones.”

Ese año, las notas de prensa continuaron dando cuenta del movimiento
comercial hacia y desde los canales, producido por la actividad de las socie-
dades ganaderas y colonizadoras; analizábase desde distintas perspectivas
el impacto en la economía del territorio, los peligros de la especulación que
pudiese producirse, el futuro de los negocios de sociedades como la Chi-
le-Argentina, Cochamó, Yelcho-Palena, Cisnes, Aysén, Baker.
El mismo periódico El Llanquihue reprodujo dos semanas después de la
nota del 10 de marzo, un artículo publicado en El Mercurio del Sur de Val-
divia, en el que se reflexionaba sobre la cantidad de sociedades ganaderas
que se estaban formando. El autor planteaba que tal como en 1892 se verificó
la fiebre por la creación de Bancos, se podía hablar de una suerte de “fiebre
ganadera” y se preguntaba: “¿Hay base para el desarrollo de las numerosas
sociedades ganaderas? ¿Existe un campo de acción para el desarrollo de sus
operaciones?”
La respuesta que daba para la primera pregunta era afirmativa ya que era
claro que existían tierras para que estas empresas operaran. Sin embargo -es-
cribía el redactor-, no había lógica respecto a la cantidad potencial de carne
que se produciría con tal número de empresas ganaderas. Se aventuraba la
increíble cifra de 500 mil animales, ¿dónde se vendería esa carne?, si a lo más
la demanda interna alcanzaba a 100 mil cabezas de ganado. ¿Exportar?, im-
posible con la competencia de Australia y Argentina, continuaba el artículo.
Muchas empresas tenían asegurado el fracaso, se animaba a pronosticar el
texto. ¿Cuál podía ser entonces el objetivo de muchos de los que se sumaron
a esa fiebre empresarial? La especulación. Y allí se detenía el texto ya que:
“es fastidioso entrar en detalles de esta naturaleza, porque seguramente va á
herir los intereses de los grandes especuladores.”
En Llanquihue la actividad agrícola y mercantil registró un importante
incremento durante la segunda mitad de 1905. Las empresas ganaderas re-
querían mercaderías, herramientas e insumos y de este modo dinamizaron
abruptamente la actividad comercial en Puerto Montt y Chiloé. Así lo regis-
tra por ejemplo, una nota del periódico La Prensa de Puerto Montt,18 fechada
el 18 de junio de 1905:

“Sociedades Ganaderas
Desde que se han organizado las Sociedades ganaderas Chile-Arjenti-

La Prensa era un periódico de filiación conservadora, fundado en 1903 en dicha ciudad.


18

BN-SPM.

34
na, Cochamó y Aysen, el comercio y la agricultura en Puerto Montt se
han desarrollado considerablemente.
Tanto los comerciantes como agricultores, ateniéndose a sus propios
intereses, manifiestan su entusiasmo y votos fervientes por el éxito
completo de estas sociedades.
Nosotros fijándonos por los grandes beneficios que las buenas espe-
culaciones de las Sociedades ganaderas, reportarán a la Provincia de
Llanquihue, nos adherimos cordialmente a los deseos del comercio é
industria.
Con la instalación definitiva de estas sociedades se afianzarán las fun-
dadas espectativas que los accionistas cifran en ellas.
La Chile-Arjentina que se estableció sobre la base de la casa comercial
de la acreditada firma S.S. Hube y Achelis, ha desarrollado en comercio
de un modo considerable, duplicando este año su esportacion é inter-
nación.
La Sociedad de Cochamó ha terminado sus edificios que le han de ser-
vir para la instalación del frigorífico y han hecho traer todas las maqui-
narias que requiere su negocio.
De modo que a principios de Setiembre, empezará, con toda activi-
dad, su movimiento comercial, haciendo traer grandes cantidades de
ganado vacuno de las haciendas argentinas y comprando partidas no
pequeñas del ganado del país.
Por su parte la de Aysen, ha terminado las reparaciones del camino, en
la última temporada de verano que la pone en comunicación fácil y rá-
pido con los campos feraces que existen al Este del estuario de Aysen.
Según opiniones de personas entendidas esta Sociedad, en poco tiem-
po mas, será una de las que produzcan mejor dividendo, por la razón
sencilla de que le cupo en suerte esplotar los mejores terrenos de toda
la región austral.
Luego dará ella comienzo a la construcción de un vapor, en su mismo
puerto, que utilizará la Sociedad para su servicio.
Estuvo entre nosotros el prestigioso caballero don Carlos Bianchi
acompañado de su hijo, quien ha sido nombrado Jerente de la Socie-
dad ‘Tres Valles’.
Tanto a esta Sociedad, como a las anteriores, deseamosle completo éxi-
to en sus especulaciones y negocios futuros.”

Pero no todo era progreso y bienaventuranza. Por esa misma época se


producían conflictos entre algunos proyectos ganaderos y colonos libres en
la misma provincia de Llanquihue. Bullado fue el caso de la Sociedad Ga-
nadera y de Colonización Rupanco que se tomó las páginas de los medios
escritos del sur de Chile, especialmente de los afines al conservadurismo. Se
denunciaba insistentemente en dichos medios los intentos de apropiación de

35
tierras por parte de dicha sociedad, con sede en el corazón de la provincia.
“La Rupanco” como se la denominaba coloquialmente, intentaba por diver-
sos medios legales y extralegales, despojar de sus tierras a colonos chilenos,
mapuche y extranjeros que se encontraban en los límites de la concesión que
les había sido otorgada por el Gobierno.
Por su parte, en la provincia de Chiloé, la pobreza arreciaba, la produc-
ción en los minifundios familiares no alcanzaba para alimentar a las crecidas
familias del territorio, los hombres en edad de trabajar –ya desde los 14 o
15 años aproximadamente- buscaban vender su fuerza de trabajo en otras
zonas del país: para faenas de cosecha agrícola en las provincias trigueras
al norte de Llanquihue; extracción de salitre en el extremo norte; esquila de
ganado o infraestructura urbana en el territorio de Magallanes; trabajos de
explotación de bosques o instalación de empresas ganaderas en el Aysen.
Con todo, a través de la prensa escrita se aprecia que entre 1904 y 1906,
las provincias de Llanquihue y Chiloé experimentaron una fuerte dinámica
económico-social, la primera en tanto región productora de alimentos, pla-
za de abasto de mercancías y mano de obra, requeridas por los nacientes
emprendimientos ganaderos y de colonización; la segunda, principalmente
como zona abastecedora de jornales para los duros trabajos en distintas zo-
nas, pero principalmente en su extremo sur.
De acuerdo con la información pesquisada en la prensa de la época, la So-
ciedad Industrial de Aysen habría sido una de las primeras en realizar gran-
des enganches de trabajadores para dar inicio a las faenas en su concesión de
las hoyas de los ríos Aysén y Coyhaique.
El 21 de octubre de 1904 La Alianza Liberal, medio que dos años después
se dará a la tarea de denunciar la tragedia obrera de Bajo Pisagua, informaba
sobre la febril actividad generada por esta compañía en Puerto Montt:

“SOCIEDADES GANADERAS.- Estraordinario movimiento ha toma-


do la poblacion con motivo del enganche de trabajadores para las es-
tancias ganaderas que, establecerán en Cochamó, Aissen i otros puntos
las sociedades recientemente constituidas en el pais i en el estranjero.
Es de ver los grupos de individuos que se estacionan a las afueras de
las casas donde residen los ajentes, administradores o empleados de
estas sociedades, para obetener una plaza de trabajador en las faenas
ganaderas.
Con motivo de la órden recibida por el empleado de la Compañía In-
dustrial de Aissen, señor Guillermo Müller para contratar trescientos
trabajadores, la afluencia de jente en la calle Quillota ha sido enorme.
Para evitar aglomeraciones i confusiones, el señor Müller ha ido ano-
tando a los individuos en cuadrillas de a quince hombres.
Las plazas estan todas llenas i ahora se espera unicamente la llegada
del jerente de la Compañía señor Yhon Dun, el cual ya debe estar en
viaje de Punta Arenas a este puerto.

36
El señor Dun ha contratado un vapor de los Srs. Braun i Blanchard
para conducir la jente a Aissen.
Uno vez en este lugar los trabajadores seran destribuidos en cuadrillas,
unos para construir un camino desde Aissen a la estancia arjentina Ñi-
rihuao, los otros en roces i otros trabajos.
Se han contratado tambien treinta carpinteros, los cuales seran ocupa-
dos en levantar cien edificios para las familias de colonos que la socie-
dad se ha obligado instalar en el mencionado lugar.”

Los obreros viajaron al territorio austral, trabajaron todo el verano y hasta


entrado el otoño de 1905 en el mejoramiento del camino existente,19 vivien-
das y bodegas, instalaciones portuarias menores, cercos y corrales. Y la gran
mayoría volvió a Llanquihue a mediados de mayo de 1905, movimiento que
fue consignado nuevamente por El Llanquihue en su edición del 19 de mayo:

“El ‘Patagonia’.- Este vapor llegó a éste puerto procedente de Aysen, el


mártes 16 del actual á las 9 de la noche. Trajo carga y como 300 pasaje-
ros entre empleados y trabajadores de la Sociedad Ganadera de Aysen.
Dicho vapor saldrá mañana para Magallanes con escala en Ancud y
Aysen, para cuyos puertos está recibiendo carga.”

En tanto que algunos trabajadores de confianza se mantuvieron en tierras


de la concesión a cargo de puestos, faenas e inversiones. En octubre de ese
año, un nuevo contingente de trabajadores viajaría al Aysen, pero sufrirían
un naufragio a la altura de Las Guaitecas, sin consecuencias fatales. La noti-
cia fue registrada en periódicos de Chiloé y Llanquihue.20
Este modelo de faena de temporada –alrededor de 6 meses-, habría sido
implementado por otras empresas, entre ellas la Compañía Explotadora del
Baker, que según todas las versiones históricas revisadas, habría enganchado
más de 200 hombres en Chiloé a fines de 1905, la mayor parte de ellos cam-
pesinos dispuestos a desarrollar faenas asalariadas durante la temporada
estival de cada año. La empresa los trasladó al Baker para faenas madereras
principalmente. Sin embargo, nada salió como se habría previsto. Al contra-
rio, se produjo una tragedia de proporciones, cuyas principales víctimas fue-
ron aquellos hombres que en su situación temporal de obreros enfrentaron
condiciones extremas durante el invierno de 1906.

19
Camino abierto en 1901 por miembros de la Comisión de Límites chilena. Ver Osorio, 2014
p. 67-71.
20
El Independiente, Nº 19 (19-10-05); La Cruz del Sur, Nº 350 (21-10-05); La Justicia de Ancud,
Nº 13 (21-10-05); La Alianza Liberal, Nº 666 (22-10-1905); El Llanquihue, Nº 857 (27-10-05).
BN-SPM. La transcripción de estas notas se encuentra en Anexos.

37
La Alianza Liberal fue el primer medio de prensa escrita del país en in-
formar sobre lo que se estaba produciendo en el lejano territorio del Baker.
Su director y los cronistas que allí trabajaban tuvieron acceso directo a do-
cumentos oficiales emanados desde la isla de Quinchao a la Intendencia de
Llanquihue y de ésta a las autoridades nacionales. Sobre esta base comen-
zaron a seguir la noticia, publicando entre el 8 de septiembre y el 10 de no-
viembre de 1906, ocho crónicas. A continuación se revisarán éstas y todas
las noticias que los medios escritos de Llanquihue y Chiloé publicaron sobre
estos sucesos, para continuar luego analizando el tratamiento de esta noticia
en medios escritos de otras provincias del país.

El tratamiento de la tragedia de Bajo Pisagua en la prensa del sur de Chile

Después que La Alianza Liberal denunciara lo que acontecía en el Baker,


otro medio de prensa escrito, esta vez de Chiloé, publicaba una nota referida
a los hechos. Se trataba de La Cruz del Sur, órgano informativo del obispado
de Ancud,21 que indicaba haber recibido varios denuncios sobre lo sucedido:
la compañía habría “despedido un número considerable de operarios, los
cuales se hallan en la mayor miseria en los solitarios y aislados parajes de Río
Baker.” La nota avanzaba sobre información que ya había sido difundida por
el periódico de Puerto Montt y de hecho parece ser que La Cruz del Sur fue
alertada de la nota aparecida, pues indicaba que había recibido información
desde aquella ciudad del continente.
Con lo informado por La Cruz del Sur, la noticia del abandono de más de
doscientos trabajadores en el Baker, se diseminaba ahora en Ancud y zonas
aledañas. Como se ha mencionado anteriormente, en la isla de Quinchao ya
era materia de gobierno debido a las notas dirigidas por el gobernador de
Quinchao a las autoridades superiores, las que serán analizadas más ade-
lante. En Quinchao no había prensa escrita, por lo que la noticia sólo debió
haber corrido vía oral entre la población.
Septiembre finalizó sin más noticias en los periódicos de Chiloé y Llan-
quihue sobre lo que estaba ocurriendo en el Baker. La real magnitud de la
tragedia recién fue difundida en varios medios la primera semana de octu-
bre. No podía ser de otro modo, ya que el 1 y 2 de aquel mes, los sobrevi-
vientes habían desembarcado en Achao y Dalcahue, una gran parte de ellos
en condiciones lamentables. Los periódicos de Ancud se enteraron de los
hechos el jueves 4, día en que recaló en el puerto de dicha ciudad el vapor
que había traído en sus bodegas a los sobrevivientes del Baker.

21
Este periódico circulaba una vez por semana, los días sábado.

38
El Independiente,22 fue el primer medio que publicó los pormenores del
arribo del vapor que había traído a los sobrevivientes desde el Baker. En efec-
to, una breve nota apareció el 4 de octubre, bajo el título “IGONOMINIA”:

“El vapor ‘Araucania’ procedente de punta Arenas en viaje a Puerto


Montt pasó a la colonia del Rio Backer y reebió 157 hombres que se
encontraban trabajando ahí desde mucho tiempo.
De ellos habian como 50 enfermos de ascorbuto, muriendo dos de ellos
despues de embarcados.
Por estas circunstancias el capitán Sr. Titus se vió obligado a recalar en
Achao y Dalcahue en busca de auxilios.
Se nos asegura ha levantado la protesta de estilo a fin de libertar a la
nave de los consiguientes perjuicios.
Nos hacemos un deber de llamar atencion del supremo Gobierno a fin
de que no se repítan en lo sucesivo actos tan inhumanos como el que
narramos. Las Compañias que obtienen concesiones fiscales de terre-
nos dejan en el abonado a los pobres trabajadores. Creemos que otro
tanto pasa en Yelcho palena.”

En esta nota sólo se mencionaba que dos personas habían muerto de es-
corbuto después de embarcarse en Baker, de entre cincuenta enfermos. Nada
dice respecto a fallecidos en el campamento de Bajo Pisagua.
La Cruz del Sur informó el desenlace el sábado 6 de octubre. La redac-
ción se lamentaba al confirmar que la noticia dada quince días antes, había
terminado con la muerte de cerca de 66 personas y la sobrevivencia de más
de un centenar, que habían logrado retornar a sus hogares en muy malas
condiciones:

“El Jueves [4 de octubre] arribó á nuestro puerto, al mando del capi-


tán Titus, el vapor ‘Araucanía’ (ex ‘Cambronne’) procedente de Punta
Arenas. A petición de la Sociedad de Rio Baker, recaló al puerto de este
nombre, donde embarcó 149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes
de más de 200 personas que la citada compañía enganchó, hace poco,
en Chiloé, para sus faenas. Entre hombres, mujeres y niños, ya habían
muerto como 60 personas. De los 149 individuos que el vapor tomó á
su bordo, había 60 atacados de escorbuto y disentería á consecuencia
del mal alimento con que tuvieron que nutrirse y que solo consistía en
fréjoles, arroz y agua de mala calidad. Momentos después de haberse
efectuado el embarque, murieron dos personas.”

22
Su director era Olegario Bórquez, conocido en la historia de Aysén como uno de los conce-
sionarios de tierras del área central del territorio, específicamente la zona del río Huemules
que desemboca en el Pacífico y hasta el valle del Ibáñez por el Este y el paralelo 46º 30’ por el
Sur, según Decreto Nº 765 citado en nota 13.

39
El párrafo transcrito, contiene una serie de antecedentes hasta ahora des-
conocidos acerca de la tragedia, otros que otorgan un dramatismo mayor a
los acontecimientos y algunos que llaman a cierta confusión.
En primer término consigna el nombre del vapor que embarcó a los so-
brevivientes y la fecha aproximada en que habrían arribado a Chiloé;23 en
segundo lugar, se lee que la empresa pidió a dicho vapor (en realidad a la
empresa naviera Braun y Blanchard, propietaria de la embarcación), pasar
por Baker a recoger trabajadores cuya cifra se presenta en la nota –siendo
la primera conocida desde que se ha escrito sobre los acontecimientos-; se
registra también una cifra de los muertos en el Baker, entre los que no sólo
habría hombres según el periódico, sino ¡mujeres y niños!; luego se informa
que las causas de la tragedia habrían sido dos: una epidemia de escorbuto
y otra de disentería, originadas en una deplorable alimentación y agua con-
taminada respectivamente; finalmente informaba que algunos trabajadores
murieron en el mismo vapor durante el viaje.
La tragedia adquirió una dimensión de horror a juzgar por lo expuesto
en el semanario ancuditano. ¿Habrán recogido la noticia los otros medios de
las provincias de Llanquihue, Chiloé y el Territorio de Magallanes?, ¿qué in-
formaron El Llanquihue y La Prensa de Puerto Montt; La Voz de Castro y La
Justicia de Ancud; El Magallanes y El Comercio, ambos de Punta Arenas?24
En Puerto Montt, El Llanquihue se limitó a publicar una sola crónica fe-
chada el 6 de octubre de 1906, reproduciendo sólo el primer párrafo de la
nota publicada el 22 de septiembre del mismo año por La Cruz del Sur, pero
sin citar a dicho periódico:

“Compañía Explotadora del río Baker


Han llegado á nuestra mesa de redacción diversos denuncios de que
esta Compañía ha despedido un número considerable de operarios,
los cuales se hallan en la mayor miseria en los solitarios y aislados
parajes de Río Baker. El Sr. gobernador de Quinchao ha informado á la
Intendencia de Llanquihue que pasan de doscientos los trabajadores
abandonados…”

A este texto, la redacción del periódico puertomontino agregó una frase


adicional, de su redacción: “…El señor Intendente de la provincia informó
al Gobierno de este asunto a que proporcione a aquellos infelices algunas
facilidades para poder regresar al lado de sus familias.”

23
Martinic (2005, 2014) consigna el nombre del vapor, pero no cita la fuente, por lo que no
queda claro cómo conoce el autor dicha información. Por otra parte, éste indica que el vapor
habría llegado al Baker la primera quincena de septiembre, sin embargo la prensa que se ana-
liza aquí confirma que ello ocurrió a fines de dicho mes.
24
Todos estos periódicos fueron pesquisados en la BN-SPM.

40
Este párrafo agregado sugiere que dicho periódico conocía sobre los tele-
gramas enviados desde Llanquihue en septiembre, sin embargo habría de-
cidido no informar sobre estos hechos a sus lectores. No se explica de otro
modo que habiendo llegado ya a Chiloé los sobrevivientes, el medio publi-
cara una noticia que parecía haber sido redactada semanas antes, pues nada
informaba sobre el arribo del vapor Araucanía a Chiloé.
No se ha podido saber si el semanario La Prensa, que aparecía los días do-
mingo, hizo referencia a los sucesos, debido a que no existen en archivo los
ejemplares correspondientes al 30 de septiembre, 7 y 14 de octubre, fechas
clave en que la noticia fue consignada en los demás medios. En su edición
del 21 de octubre no hay referencia alguna a lo ocurrido en los canales aus-
trales, pero sí se puede leer cómo este medio continuaba librando una ácida
batalla contra el periódico La Alianza Liberal, acusándolo desde su editorial
por el liviano tratamiento que habría dado al otro gran caso de la época en
la provincia: los atropellos de la “Rupanco” contra pequeños propietarios:25

“La acctitud que a la hora undécima quiere asumir el periódico ‘La


Alianza Liberal’ en favor de los agricultores de Llanquihue, es simple-
mente irrisoria y bastante desfachatada.
Cuando nosotros levantamos bandera defendiendo sin ambages ni co-
bardías los vitales intereses del pueblo y del pequeño agricultor, ‘La
Alianza’ guardó un silencio, tanto mas culpable, cuanto que él obede-
cía a calculaciones de política estrecha y de conveniencias mezquinas.
Nosotros estamos en el secreto de por que ese periódico no lanzó una
sola palabra de protesta en contra de esas Sociedades Agrícolas y Ga-
naderas, cuando ellas pretendieron despojar ignominiosamente al
honrado ocupante q’, con el empuje de su brazo y el sudor de la frente,
labra la tierra que constituye su pan y el unico porvenir de sus hijos.
(…)”

Tampoco se ha podido conocer lo que pudo haber publicado La Voz de


Castro,26 pero sí se encontró información en otro semanario isleño, La Justicia
de Ancud, que publicó el 6 de octubre de 1906, en primera página, una nota
bajo el título “Concesion de Rio Backer. Actitud criminal de los concesiona-
rios”. Esta es su transcripción:

25
La Prensa defendía con fuerza a los colonos alemanes y chilenos que se habían visto ame-
nazados por el accionar de la Sociedad Rupanco. Detrás de todo esto se dejaba entrever una
lucha política entre conservadores y liberales. Al parecer, la Sociedad Rupanco era propiedad
de empresarios de filiación liberal y su accionar fue denunciado con fuerza por los periódicos
conservadores, llegando el caso a las altas esferas del poder.
26
Las ediciones de 1906 del periódico La Voz de Castro, no se encontraron en la Biblioteca
Nacional.

41
“‘La Alianza Liberal’ de Puerto Montt en repetidas ocasiones se ha ve-
nido ocupando de la inhumanidad sin nombre, por no decir criminal,
cometida por los concesionarios de los terrenos de Rio Backer al dejar
abandonados en aquel apartado lugar a dos centenares de trabajado-
res contratados, hace mas de un año, para efectuar las faenas de dicha
empresa colonizadora.
Noticias que hemos recogido hablan de numerosas víctimas, que al-
gunos hacen subir a un medio centenar, producidas por el escorbuto
entre los infelices trabajadores, que fueron contratados por un tiempo
determindo i despues quedaron abandonados i sin víveres frescos en
aquelos parajes de los cuales no podian salir por carencia de medios de
comunicación.
El escorbuto, enfermedad que empezó a desarrollarse habria conclui-
do con todos aquellos desgraciados, si no hubiese tocado a Rio Backer
el vapor ‘Araucania’ que recojió a todos aquellos condenados a muerte
por la criminal desidia de los concesionarios i que se encontraban en
un estado que inspiraba a la vez repugnancia conmiseracion. La mayor
parte de los trabajadores habian sido contratados en diferentes lugares
de esta provincia i como se trata de jente pobre i sin recursos veremos
que la desidia incalificable de los jefes de la empresa de Rio Backer
quedará sin el merecido castigo.
Haciéndonos eco del clamoreo jeneral de indignacion que lo sucedido
en Rio Backer ha despertado en todas partes, pedimos al Gobierno se
abra una severa investigacion para establecer a quien afecta la respon-
sabilidad de estos criminales sucesos.
Mientras nos ocupamos en recoger nuevas informaciones, que ojala
nos fueran proporcionadas por personas que hayan conversado con
aquellos infelices, nos limitamos por hoy a publicar a continuacion la
protesta levantada ante el notario de esta ciudad por el Capitan del
vapor ‘Araucania’.”

Como se ve, la crónica iniciaba con el reconocimiento del trabajo que es-
taba realizando el periódico La Alianza Liberal de Puerto Montt.27 Luego
afirmaba haber obtenido información de la tragedia en la que habrían falle-
cido muchos trabajadores, indicando que algunas fuentes elevaban a “medio

27
No es motivo de este trabajo profundizar en las disputas que libraban los medios de prensa
de Chiloé en aquella época, las que no eran menores. Sólo se mencionará que La Justicia de
Ancud y La Cruz del Sur se habían declarado “guerra” a juzgar por las notas y crónicas que
publicaban. El Independiente, de filiación conservadora, tampoco se llevaba bien con La Jus-
ticia de Ancud. En cambio, el trato dado por este último semanario ancuditano al periódico
de Puerto Montt era claramente amistoso y su reconocimiento se constituye en el único que
recibió La Alianza Liberal por su trabajo informativo respecto a los hechos del Baker.

42
centenar” los muertos. La causa de muerte habría sido el escorbuto, anotaba
el periódico ancuditano, pero con fuerza afirmaba que la tragedia se desató
por la “…inhumanidad sin nombre, por no decir criminal, cometida por los
concesionarios de los terrenos de Rio Backer al dejar abandonados en aquel
apartado lugar a dos centenares de trabajadores contratados, hace mas de un
año, para efectuar las faenas de dicha empresa colonizadora.”
La nota cerraba con la reproducción íntegra, de un documento notarial
firmado por el capitán del vapor Araucanía, Guillermo Titus, en el que de-
claraba las circunstancias que debió enfrentar en Baker y Chiloé. El texto se
inscribió como “Protesta” en la notaría de Ancud28 y su objetivo era justificar
el accionar y las decisiones que se vio obligado a tomar en atención a la situa-
ción que se le presentó con el traslado de los sobrevivientes del Baker.
Este documento corresponde al testimonio de un protagonista directo del
desenlace de la tragedia y a través de él es posible conocer cómo se sucedie-
ron los acontecimientos a partir del rescate de los trabajadores.
Titus declaró que zarpó desde Punta Arenas el 14 de septiembre con rum-
bo a Puerto Montt e intermedios. Luego indicó que debió “pasar a la colonia
de Río Baker a fin de buscar una cantidad de hombres que se encontraban ahí
desde hace mucho tiempo, trabajando en desmontes i fabricacion de cami-
nos.” Según sus palabras, allí embarcó 157 hombres de los cuales 50 estaban
gravemente enfermos. En el trayecto, determinó compartir los víveres de la
tripulación con los trabajadores, pese a que las raciones estaban ajustadas
sólo para los tripulantes y no tenía obligación de realizar esta redistribución.
Luego de dar otros detalles que serán revisados más adelante, dejó estable-
cido que las recaladas en los puertos menores de Achao y Dalcahue sólo fue-
ron motivadas por la necesidad de dar aviso a las autoridades de Quinchao
y dejar en tierra a los obreros enfermos.
En Punta Arenas, el diario El Magallanes29 publicó sólo dos referencias a
la tragedia, ambas en su sección “Telegramas del Norte”. En la edición del 6
de octubre de 1906 se lee el siguiente telegrama:

“Valparaiso, 6
Procedente de Punta Arenas, habiendo hecho escala en rio Baker, llegó
el vapor ‘Araucania’ ex ‘Cambronne’ conduciendo 143 pasajeros.
Sesenta de ellos vienen enfermos de escorbuto.
Dos han muerto al desembarcar.”

28
El original de esta protesta no ha sido hallado debido a que en ARNAD no se encuentran
copias de libros de la Notaría de Ancud para el año 1906.
29
Diario informativo, fundado en 1894 por Juan Bautista Contardi, Lautaro Navarro y Manuel
Señoret. (Rodríguez, 2013)

43
En la edición del 11 de octubre, se transcribió otro telegrama:

“Valparaiso, 11
Han fallecido a consecuencia de la enfermedad de escorbuto, sesenta
trabajadores de los llegados a bordo del vapor ‘Araucania’ embarcados
en rio Baker.
Hai otros sesenta enfermos.”

Ambos telegramas son confusos además de escuetos en extremo. Los dos


son fechados en Valparaíso y por ello mueve a confusión si la referencia de
recalada del vapor rescatista es aquella ciudad u otra. En el primero no se
menciona la palabra trabajadores, sino “pasajeros” y sólo se indica que ve-
nían 60 enfermos “de escorbuto”, de los que dos habían muerto al desem-
barcar (¿dónde?). El segundo telegrama confunde aún más pues indicaba
que sesenta “trabajadores” que viajaron en el Araucanía habían fallecido y
otros sesenta estaban enfermos. Los telegramas no hacen referencia alguna
a los obreros muertos en Baker, pero al hablar del vapor Araucanía, ahora
sabemos que referían a los rescatados desde Bajo Pisagua.
Por su parte, El Comercio30 -otro diario de Punta Arenas dedicado princi-
palmente a noticias económicas y mercantiles-, nada informó respecto a los
acontecimientos.
Llama la atención que la prensa magallánica no haya informado mejor
sobre los hechos, ni durante el período en que ocurrieron y que fue noticia
en las demás provincias, ni semanas o meses después, pese a que el Baker
formaba parte del territorio jurisdiccional de Magallanes y a que el vapor
rescatista era parte de la flota de la empresa Braun y Blanchard y que como
se verá llegó semanas después a Punta Arenas con gran cantidad de obreros,
noticia que sí fue cubierta por dichos medios.
Volviendo a La Alianza Liberal se puede afirmar que asumió un rol ac-
tivo no sólo dando a conocer lo sucedido en el territorio de río Baker, sino
que denunciando la responsabilidad de la empresa contratante. Es así que
en octubre volvió a la carga con más fuerza. En sus crónicas queda clara la
intención de denunciar la responsabilidad punible de la empresa a cargo de
las faenas, ya que el abandono en que dejó a sus trabajadores fue el causante
del dramático desenlace. Se transcriben a continuación las notas publicadas.
El martes 9 de octubre de 1906, el periódico puertomontino publicó:

“EN RIO BAKER


Más de 200 trabajadores abandonados
67 personas mueren de hambre
PEDIMOS CASTIGO PARA LOS CULPABLES”

30
Fundado en 1900 por Juan Bautista Contardi.

44
La crónica da a entender que el destino de los obreros se manejó a nivel de
rumores por más de un mes, temiéndose lo peor en muchas oportunidades
y dudando de una fatalidad en tantas otras ocasiones. La llegada del vapor
con los sobrevivientes sólo vino a confirmar lo que ya muchas familias es-
peraban, un desenlace fatal. En Puerto Montt se conoció la tragedia con la
llegada de los obreros de esa ciudad en una embarcación que ellos mismos
debieron contratar en Chiloé después de desembarcar allí. Así lo expresaba
la noticia del periódico:

“Desgraciadamente todo, i mas que todo esto, ha tenido fatal confir-


macion. En la tarde del sábado arribó a nuestro puerto una chalupa
procedente de Chiloé tripulada por Lisandro Alvarado, Francisco Ga-
rai, Juan Pio Loaiza, Jacinto Vidal, José Baldomero Covasich, José Rojel
y Luis Paredes, trabajadores todos de las faenas de Rio Baker.
Estos trabajadores tienen sus familias en este pueblo i han soportado
con felicidad las crueles privaciones que han causado la muerte a mu-
chos de sus compañeros de trabajo.
Hemos tenido la oportunidad de conversar con todos estos trabajado-
res i todos ellos nos han pintado en su sencillo lenguaje los horrores de
las espantosas privaciones del abandono en que estuvieron sumidos
durante tres largos i rigurosos meses de invierno.
Es casi increible lo que ha pasado o mejor dicho lo que se ha dejado
pasar en Rio Baker.
Aquello fué incomparablemente horroroso.
Se dejó a doscientos trabajadores para que mueran de hambre como en
los tiempos de salvajismo que a los criminales se les hacia perecer en el
mas completo olvido.”

La crónica continúa con un pormenorizado relato de lo sucedido:

“Veamos como pasaron las cosas.


A mediados de abril arribaron a Baker los trabajadores contratados
aquí i en Chiloé.
Todo marchó bien hasta junio en que el jefe señor Florencio Tornero
abandono Baker para tomar un buque que se dirijia a Punta Arenas, de
donde, dijo, enviaria un vapor para sacar a los trabajadores.
Las provisiones comenzaron a escasear i la situacion se angustiaba.
Solo harina, arroz i porotos constituian la comida.
La falta de carne comenzó a tener consecuencias. Muchos trabajadores
enfermaron.
El escorbuto hacia su aparicion i bajo sus garras moría en la noche del
7 de Julio la primera víctima.
Todos los trabajadores traen anotadas en sus libretas esta fecha fatídica
que marcó la iniciacion de nuevos i grandes martirios.

45
Portada periódico La Alianza Liberal, edición del 11 de octubre de 1906. El medio escrito pu-
blica una lista de los obreros muertos en río Baker. BN-SPM

46
Los enfermos i los muertos se sucedian diariamente.
No había donde recurrir.
La situacion se empeoraba mas i mas.
Un dia se trajo cuatro animales vacunos que fueron destinados a los
enfermos, i otro ocho huemules que algunos trabajadores cazaron en
las cercanías de su campamento.
A fines de Julio la harina se concluyó i con ello la situacion se hacía aun
mas angustiosa.
Las muertes de los trabajadores se redoblaron. Pocos eran ya los real-
mente sanos.
La llegada del vapor prometido era esperado con loca ansiedad.
Por fin, a mediados de Setiembre arribaba el vapor Araucanía i en el se
embarcaban los que lograron sobrevivir a esta verdadera hecatombe.
Quedaban sepultados a las orillas del Rio Baker cincuenta i nueve tra-
bajadores, víctimas del criminal abandono en que estuvieron relega-
dos.
El 1° de Octubre arribaban en el Araucanía, 170 personas muchas de
las cuales venian en un lastimoso estado de postracion.
De Achao se trasladó a Dalcahue una gran parte de los trabajadores,
entre éllos los de Puerto Montt.
En Dalcahue fallecieron 8 a consecuencia del escorbuto.
De ese puerto, las personas que pertenecian a nuestro pueblo, fletaron
una chalupa en la cual han vuelto a sus hogares.”

Dos días después, 11 de octubre, el periódico publicó nuevamente en pri-


mera página más información, esta vez de mayor dramatismo. Se trataba de
la lista completa de los fallecidos y sepultados en Bajo Pisagua. Cincuenta y
nueve nombres con su fecha exacta de defunción, publicados en aquel pe-
riódico de Puerto Montt, como único testimonio de las víctimas fatales de
la tragedia. En la crónica se exigía al gobierno un pronunciamiento, a las
autoridades judiciales la aplicación de la ley y el castigo a los eventuales cul-
pables, que para el periódico eran sin duda los dueños de la empresa. Tam-
bién hacía una declaración de principios: no abandonar la noticia, continuar
informando. He aquí la trascripción completa:

“LOS MUERTOS DE BAKER


PEDIMOS JUSTICIA

Reclamamos con enerjía en setiembre cuando supimos que la Cia Baker


tenia en abandono punible a doscientos trabajadores.
Cuando fue Intendente suplente don Jerman Oecklers, dirijió
representacion sobre este asunto al Ministerio, i éste contesto que ‘eso
no era asunto del Gobierno’.

47
Entre tanto, ciudadanos chilenos morian como moscas, por el hambre i
por el escorbuto, víctimas de la avaricia de una Sociedad de opulentos.
Despues de tres largos meses de martirio, los sobrevivientes de la
hecatombe han llegado a sus hogares i sus narraciones nos horrorizan.
Hemos pedido una investigacion i el castigo de los culpables.
No tenemos noticia de que esa investigacion haya comenzado.
Es necesario que se sepa que no estamos dispuestos a dejar de mano
este asunto.
Necesitamos justicia completa.
---
Damos a continuacion la lista de los muertos con la fecha de la muerte.
Faltan los nombres de los
ocho que llegaron enfermos i murieron en Dalcahue.

Julio
7 Santiago Barrientos
11 Miguel Soto Ojeda
12 Gabriel Ojeda
14 Emilio Perez
27 Victor Yahuel
28 Isaias Barrientos
29 Hipólito Ojeda
30 Pedro Jil Oyarzo
Agosto
1 Pedro Guerrero
2 Clodomiro Barrientos, Melchor Navarro
3 Guillermo Millapel
7 Juan Ruiz
8 Santiago Torres
9 Francisco España
11Roman Diaz, Juan Pedro Triviño
14 Juan de Dios Ruiz
17 Antonio Barrientos
19 Juan Pedro Sanchez
21Rudecindo Aguilante
22 Francisco Diaz
23 Hermenejildo Aguilar
24 Manuel Telcan
25 Pedro Antonio Villegas
27 Enrique Diaz, José Ulloa, Francisco Ruiz, Enrique Cárdenas
28 Eusebio Barria
29 Casimiro Soto, Juan B. Agüero
30 Ramon Barrientos

48
Setiembre
1 Santiago Trujillo
2 Daniel Barrientos
4 Guillermo Navarro
6 Braulio Obando
7 Ignacio Paillante
8 José Rosas Tribiño
10 José Dolores Ampuero, Agustin Yahuel, Juan Vidal, Santiago
Millapel
12 Santiago Barrientos Barrientos
15 Manuel Ojeda
16 Juan de Dios Ampuero, Cirilo Aguilante, Olegario Vidal
18 Aureliano Runin, David Velasquez, Julian Toro, Santiago Alarcon
21 Ramon Millapel, Victoriano Caro
22 Prudencio Caro
25 Inocencio Anquintin, Juan Gallardo
26 Juan Antonio Muñoz, Pedro Borquez

La lista de muertos es verídica. En ella figura el único nombre que aún se


conserva en una de las cruces de la Isla de los Muertos: Melchor Navarro,
fallecido el 02 de agosto de 1906. En ella figura también Casimiro Soto, nom-
bre aportado por Emilio Zúñiga, sobreviviente entrevistado muchos años
después por Antonio Soto31 en Chiloé, texto que como se ha dicho en la in-
troducción, fue publicado por Ivanoff (2003, 2011).
¿Cómo obtuvo esta lista el periódico?, es una pregunta sin respuesta aún.
Tal vez fue la lista que el administrador de la faena de Bajo Pisagua, señor
Williams Norris entregó a las autoridades en Chiloé. Tal vez fue una lista
elaborada por los mismos trabajadores, pues a juzgar por lo mencionado en
el periódico en su edición del 9 de octubre, muchos de ellos mantenían “bitá-
coras personales”, en las que anotaban ciertos hechos, los días trabajados, lo
que se les adeudaba, tal vez cartas a sus familiares.
Hay una frase en el texto que podría pasar ya como “condimento” del
periódico para dar dramatismo a la nota, ya como intención de enlodar al
gobierno acusando su inacción o desinterés por lo sucedido: “Cuando fue
Intendente suplente don Jerman Oecklers, dirijió representacion sobre este
asunto al Ministerio, i éste contesto que ‘eso no era asunto del Gobierno’.”
Más adelante se verá que esta afirmación se corresponde con la realidad de
los acontecimientos a nivel gubernamental.
El sábado 13, La Alianza Liberal insistía sobre los sucesos del Baker repro-
duciendo la protesta notarial del capitán del vapor, que había publicado La

31
Zúñiga le dice a Soto: “su tío Casimiro quedó allá”.

49
Justicia de Ancud el 6 del mismo mes, no sin antes manifestar duros concep-
tos contra la empresa ganadera:

“Tomándola de La Justicia de Ancud damos a continuacion la protesta


hecha ante el notario de Ancud por el capitan del Araucanía que trajo
a Chiloé a los sobrevivientes del Baker.
Es la declaracion de un testigo intachable, que servirá para agregarla al
proceso que deberá formarse a la criminal Sociedad de Baker por haber
dejado morir a sus trabajadores.
Hai que obedecer a la opinion pública que, representada por la prensa
de Chiloé, pide las mas severas penas para los delincuentes.”

El 16 de octubre el periódico informaba que lo ocurrido en Baker ya esta-


ba en la justicia provincial gracias a una nota emanada desde la Intendencia
de Llanquihue:

“ASUNTO BAKER
EN PODER DE LA JUSTICIA

Empieza la accion de la justicia sobre este grave asunto.


La Intendencia ha dirijido al juzgado la siguiente nota:
Pto Montt, 13 de Octubre de 1906 “N° 408-Adjunto remito a US. 3 nu-
meros de LA ALIANZA LIBERAL en que se hacen sérios denuncios a
la Sociedad Rio Baker por abandono de mas de doscientos trabajadores
en el rio del mismo nombre, trabajadores que fueron contratados en
esta Provincia i en la de Chiloé, i aun se dá cuenta de la muerte de 67
de estas mismas personas.
Ruego a US. se sirva proceder en la forma que estime conveniente. –Sa-
ludos a US.-E. Wolleter F.”

Dos días después, se daba cuenta que el Juzgado del crimen había inicia-
do una investigación:

“JUSTICIA
Asunto Baker

El Juzgado del crímen ha comenzado la investigacion de los sucesos


de Baker.
Para hoy a las 2 P.M. estan citados a prestar declaracion los trabaja-
dores residentes en este pueblo que estuvieron en Baker en el último
invierno entre los abandonados por la opulenta sociedad.”

Esta nota, aunque breve, informó la tramitación de la denuncia en el tribu-


nal de Puerto Montt. No se ha podido establecer la existencia del expediente

50
de aquella causa, donde de seguro se podrían conocer los testimonios de
protagonistas y testigos (trabajadores rescatados, administrador, familiares,
funcionarios del gobierno provincial) sobre lo ocurrido en Baker.
En Chiloé en tanto, la noticia no se mantuvo en los medios de prensa. Sin
embargo, una breve nota aparecida el 20 de octubre de 1906 en La Cruz del
Sur, da cuenta de la tensión vivida semanas después de la llegada de los tra-
bajadores sobrevivientes:

“COMPAÑÍA DE RIO BAKER. –Ayer se ha recibido en la Intendencia


el siguiente telegrama:
‘Temo algun desenlace grave gente sublevada. Jefe comisión no paga
sueldos completos trabajadores. Gente quiere tomar vapor. Dígame
qué medidas tomo. –Subdelegado.”

Esta nota sugiere la ocurrencia de al menos un altercado entre trabajado-


res y empleados de confianza de la Explotadora del Baker. Se menciona el
pago parcial de sueldos, la intención de las personas por tomarse un vapor
(¿qué vapor?). El telegrama fue firmado por un Subdelegado, pero el perió-
dico no indica de quien se trata, sólo consigna el texto.
En esa misma edición el periódico informaba –como lo había hecho antes
La Alianza Liberal– que los hechos ocurridos en Baker habían llegado a la
justicia por gestiones de la Intendencia de Llanquihue:

“Puerto Montt
(…)
La Intendencia ha denunciado al Juzgado la actitud criminal que la
Sociedad de Rio Baker ha observado con sus trabajadores.”

Las últimas noticias entregadas por La Alianza Liberal sobre el caso de


los trabajadores contratados por la Sociedad Explotadora del Baker fueron
publicadas el 10 de noviembre. Se trató de dos notas en primera página, co-
mentando que el caso del Baker había llegado a discusión en el Senado y el
senador Elías Balmaceda exigía castigo a los responsables:

“Sobre Baker
Ha repercutido en el Senado de la República la conducta inhumana de
la Sociedad de Baker que dejó morir a sus trabajadores por haberlos
abandonado en los mas crudos meses del año.
El Senador señor Balmaceda ha pedido una investigación.
Se recordará que LA ALIANZA denunció esos hechos bochornosos i
pidió completo remedio.
Agradecemos al Senador de Tarapacá su jenerosa intervención en fa-
vor de los desvalidos tan mal tratados por los ajentes inescrupulosos
de la opulenta Sociedad.”

51
Salvajismo de Baker
SE PIDE INVESTIGACION
Hoy también en el Senado, don Elias Balmaceda senador de Tarapacá,
hizo presente al Gobierno el salvajismo de la Sociedad de Baker que
dejó morir cerca de la mitad de sus trabajadores, i pidió una investiga-
cion y severo castigo para la Sociedad responsable.”

Nada más se comentó en La Alianza Liberal sobre el caso el resto del año
1906, situación que llama mucho la atención, a juzgar por la fuerza con que
denunció lo sucedido durante septiembre y octubre. Tal vez la dirección del
periódico decidió confiar en la acción de la justicia o quizás recibió presiones
para poner fin a su campaña de denuncia.

El eco de la noticia en medios escritos al norte de la Provincia de Llanquihue

En otras provincias del norte del país, la noticia tuvo cierto eco y varios
medios publicaron notas al respecto. En Valdivia fue difundida el 10 de octu-
bre por El Correo de Valdivia:

“Enfermos de escorbuto
El Gobernador Marítimo de Ancud ha comunicado a la Direccion del
Territorio Marítimo, que ha fondeado en ese puerto el vapor “Arau-
cania”, procedente de Punta Arenas, conduciendo 143 pasajeros que
embarcó en Rio Baker, de los cuales 60 venian enfermos de escorbuto.
Dos de ellos fallecieron al tiempo de ser desembarcados.

Este diario citó como fuente a entidades de la Armada Nacional. Pero la


nota reprodujo similares datos que el primer telegrama publicado por El Ma-
gallanes el 6 de octubre, lo que hace pensar que el diario valdiviano utilizó la
misma fuente que su par magallánico.
La nota de El Correo cierra con un párrafo reflexivo sobre vigilancia sani-
taria en el puerto de Corral:

“Bueno seria que en el vecino puerto de Corral se estableciera una es-


crupulosa vijilancia sanitaria, para que no se introduzca alguna peste
infecciosa, de las muchas que suelen desarrollarse en la estación esti-
val.”

En Osorno, el periódico El Liberal reprodujo el 13 de octubre bajo el título


“POR LO QUE SE OFREZCA. Al colega La Cruz del Sur de Ancud pertenece
el párrafo que va enseguida.”, los tres primeros párrafos de la crónica publi-
cada por La Cruz del Sur una semana antes.

52
En Concepción, el diario El Sur informó sobre los hechos el día 10 de oc-
tubre citando como fuente a los periódicos de Ancud:

“Los tres periódicos locales condenan enérjicamente la actitud de la


Sociedad de Rio Baker por el abandono en que ha dejado a sus opera-
rios, de los cuales han muerto 66 y quedan atacados de escorbuto 54.”

Otra nota breve en la misma edición de dicho medio, titulada “Muertos


de Escorbuto” mencionaba nuevamente la cantidad de muertos y enfermos
resultantes de la tragedia de río Baker y que había voces que denunciaban
como culpable a la empresa:

“Sesenta y seis operarios de la Sociedad de Rio Baker han muerto de


escorbuto y quedan 54 enfermos.
Se culpa de la muerte de los operarios a la Sociedad, que dejó a los
enfermos en el abandono y sin ningun cuidado.”

El Sur vuelve sobre el caso del Baker en sus ediciones del 14 de octu-
bre: “Fallecieron en Dalcahue ocho individuos de disenteria, traidos de Rio
Baker.”, información extraída de alguno de los medios escritos de Ancud que
no es citado; y del 18 del mismo mes: “El asunto de la Sociedad ‘Rio Baker’,
en donde murieron muchos a causa del hambre, está en poder de la justi-
cia.”, noticia recogida desde Puerto Montt, pero que tampoco cita fuentes.
La Unión, el otro diario que circulaba en dicha ciudad, publicó el 16 de
octubre bajo el título “Los abandonos en rio Baker.- Graves denuncios de un
diario”, una extensa nota citando al periódico La Cruz del Sur de Ancud:

“Lo siguiente lo leemos en ‘La Cruz del Sur’.


Hace 15 días dimos cuenta de que en Río Baker se hallaban en com-
pleta miseria como 200 trabajadroes, contratados por la Sociedad que
explota aquellos parajes. En estos últimos días descraciadamente se ha
confirmado de una manera tristísima aquel denuncio.
El jueves arribó á nuestro puerto, al mando del capitán Titus, el vapor
“Araucanía” (ex “Cambronne”) procedente de Punta Arenas. A peti-
cion de la Sociedad de Río Baker, recaló al puerto de este nombre, don-
de embarcó 149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes de más de
200 personas que la citada compañía enganchó, hace poco, en Chiloé
para sus faenas. Entre hombres, mujeres y niños, ya habían muerto
como 60 personas. De los 149 individuos que el vapor tomó á su bordo
había 60 atacados de escorbuto y disentería á consecuencia del mal
alimento con que tuvieron que nutrirse y que solo consistía en fréjoles,
arroz y agua de mala calidad. Momentos después de haberse efectua-
do el embarque, murieron dos personas. A causa de la estrechez del

53
vapor, todos los desgraciados que fueron recogidos en Baker tuvieron
que acomodarse en una estrecha bodega del buque, sin comodidad
alguna, enfermos y sanos.
El vapor arribó primero á Achao desde donde se puso en conocimiento
de las autoridades de Ancud lo que acabamos de relatar. Desde Achao,
siguio viaje á Dalcahue donde desembarcó á todas las personas que
había salvado de su angustiosa situación en Río Baker, pues la mayor
parte era de las inmediaciones de esta localidad. El mismo día de la
llegada á Dalcahue fallecieron otros cuatro enfermos.
De lo expuesto resulta que la Sociedad Explotadora de Río Baker, en
pocos meses, ha ocasionado una muerte prematura a 66 comprovincia-
nos nuestros, número que sin duda pasará de un centenar dentro de
pocos días…
Desde Dalcahue pasó el “Araucanía” á Ancud, y el capitán, que tan hu-
manitarios servicios prestó en esta ocasión á nuestra provincia, apro-
vechó las horas de la travesía para hacer lavar y desinfectar el vapor
de la mejor manera posible. En Ancud, se trasladó á bordo el médico
de ciudad Don Liborio Sánchez para constatar el estado sanitario de
la tripulación, que parece satisfactorio. El vapor sin embargo continua
incomunicado y se están practicando en él nuevas desinfecciones.
Como ya lo hemos anunciado anteriormente á nuestros lectores, el
Araucanía ha venido á este puerto con el fin de llevar trabajadores á
las diversas faenas de Punta Arenas y Territorio de Magallanes.”

Como se ve, corresponde a la trascripción completa de la noticia que el


periódico ancuditano publicara el 6 del mismo mes.
En Valparaíso ni El Mercurio ni El Chileno publicaron notas sobre lo su-
cedido en Baker.32
En Santiago en tanto, la noticia fue recogida por algunos medios escritos.
Es así que el diario El Ferrocarril publicó el 9 de octubre, en su sección “Tele-
gramas de provincias” lo siguiente:

“ANCUD. Octubre 8.- Los otros tres periodicos locales han condenado
enerjicamente la actitud de la sociedad de Rio Baker por abandono de
sus operarios; murieron 66, quedando atacados de escorbuto mas de
54.”
Días después, el domingo 14 se puede leer en la sección dedicada a
telegramas con noticias breves de las provincias: “ANCUD, Octubre
13.- (…) Fallecieron en Dalcahue 8 individuos de desinteria, traidos
del rio Baker.”

No se ha tenido acceso a La Unión por no encontrarse microfilmado en el Archivo Nacional.


32

La colección completa de este diario se guarda en el Museo y Archivo Naval, Valparaíso.

54
Finalmente, el día 18, en la misma sección telegramas de provincias el
diario consigna: “(…) El asunto de la Sociedad Rio Baker donde mu-
chos trabajadores murieron de hambre ha pasado a poder de la justi-
cia.”

Por su parte, el diario La Unión informó lo sucedido en las mismas fe-


chas que El Ferrocarril: 9, 14 y 18 de octubre. El día 9 lo hizo basándose en
la prensa de Ancud y de manera muy similar a lo publicado por El Sur de
Concepción:

“ANCUD. Abandono de operarios.


Octubre 8.- Los tres periódicos de la localidad publican una enérgica
censura contra la actitud de la Sociedad Rio Baker, por el abandono
en que ha dejado a sus operarios, de los cuales 66 murieron, y 54 han
quedado enfermos de escorbuto.”

El 14 publicó lo mismo que El Ferrocarril: “(…) Fallecieron en Dalcahue 8


individuos de disenteria, que fueron traidos del Río Baker.” Y el 18 también:
“(…) El asunto de la Sociedad ‘Rio Baker’, donde murieron muchas personas
á causa del hambre está en poder de la justicia.”
Ni El Diario Ilustrado ni La Reforma, ubicados en posiciones políticas
diametralmente opuestas en la época,33 hicieron referencia a la tragedia del
Baker. El primero publicó noticias de las provincias de Llanquihue, Chiloé
y territorio de Magallanes los mismos días en que lo hicieron los otros me-
dios de prensa de Santiago, teniendo como fuente la prensa y telegramas de
dichas zonas, pero se cuidó de omitir la información referida a la tragedia.
El segundo no consignó información de las provincias del sur del país sino
hasta el 24 de octubre que publicó una información referida a una huelga
ocurrida en Punta Arenas y la carta de un dirigente obrero dando cuenta de
los vejámenes de la policía contra otro dirigente.
Tampoco se refirieron a la tragedia los diarios capitalinos El Mercurio y
Las Últimas Noticias.

33
El Diario Ilustrado, fundado el 31 de marzo de 1902 por Ricardo Salas Edwards, era de fi-
liación conservadora, en tanto que La Reforma, fundado por Luis Emilio Recabarren el 22 de
junio de 1906, era el órgano de prensa del Partido Demócrata en Santiago. BN-SPM.

55
Tabla 1: Fallecidos y sobrevivientes según los medios de prensa escrita de la época

56
Periódicos y diarios (por orden Muertos Total Sobrevivientes Enfermos Total
cronológico de la noticia) muertos embarcados en llegados a obreros
1. En Bajo 2. En vapor 3. En Chiloé Baker Chiloé
Pisagua Araucanía
El Independiente (04/10/1906) --- 2 --- 2 157 50 ---
La Cruz del Sur (06/10/1906) 60 2 4 66 149 60 209
(al salir de Baker) (60+149)
El Llanquihue (06/10/ 1906) --- --- --- --- --- + de 200
La Justicia de Ancud “un medio 157 (información 50 + de 200
(06/10/1906) centenar” del protesto de
G. Titus)

El Magallanes 60 (indica que son 2(edición del 06 62 143 60 ----


(06 y 11/10/1906) parte de los em- de octubre)
barcados llegados
a Chiloé)
La Alianza Liberal 59 8 (mueren en 67 170 Crecido 229
(9 y 11/10/1906) Dalcahue) número (59+170)
El Ferrocarril (9/10/1906) 66 54
La Unión, Santiago 66 54
El Sur (10/10/1906) 66 54
El Correo de Valdivia 2 2 143 60
(10/10/1906)
La Alianza Liberal (13/10/1906) 50
El Liberal, Osorno (13/10/1906) 60 2 4 66 60 + de 200
El Ferrocarril y La Unión, 8 54
Santiago; El Sur, Concepción
(14/10/1906)
La Unión, Concepción 60 2 4 66 149 60 + de 200
(16/10/1906)
(Elaboración propia)
Periódico La Cruz del Sur, Ancud. Extremo
inferior izquierdo, crónica del 22 de septiembre
1906. Primer hallazgo de esta investigación.

Periódico La Alianza Liberal. Crónica del


08 de septiembre de 1906. Primera noticia
sobre la tragedia del Bajo Pisagua.

57
Como se puede apreciar, la noticia sobre lo ocurrido en 1906 al numeroso
contingente obrero que laboraba en las tierras de la “concesión Contardi”,
traspasada a la Compañía Explotadora del Baker, tuvo importante cobertura
en las dos provincias de la que eran oriundos los trabajadores. Pero sin duda
resalta la decisión y persistencia de La Alianza Liberal para seguir el caso,
denunciar a la empresa como culpable y pedir justicia para los obreros veja-
dos por medio del abandono y la falta de auxilio. De los periódicos chilotes,
La Cruz del Sur dedicó las notas más contundentes en cuanto a información
sobre lo acaecido, pero La Justicia de Ancud dio un golpe noticioso al publi-
car de manera íntegra la protesta notarial del capitán del vapor que rescató
a los sobrevivientes. El Independiente se limitó a condenar en una sola nota
lo ocurrido, sin hacer mención a los fallecidos en Baker guardando total si-
lencio luego.
En cuanto a los medios de las provincias al norte de Llanquihue, el trata-
miento fue desigual, siendo Concepción la ciudad donde se dio mayor eco a
lo ocurrido. En Valparaíso al parecer se optó por esquivar la noticia, en tanto
que en Santiago se le dio cabida en ciertos medios y en otros simplemente no
se la consideró. Al constatar que dichos medios publicaron noticias referidas
a las provincias del extremo austral de la República, la omisión de lo ocurri-
do en Baker resulta más inquietante.34
Esta omisión a lo ocurrido en Baker, parece haber tenido razones políti-
cas y sociales, pues los empresarios tras la Compañía Explotadora forma-
ban parte de la oligarquía chilena y sus redes se extendían a las altas esferas
del poder ejecutivo y legislativo. Pareciera ser que los medios de prensa de
mayor influencia en el centro del país, establecieron una suerte de cerco in-
formativo, anulando el impacto de lo informado por La Alianza Liberal. Se
ha visto cómo aquellos medios que decidieron informar sobre los hechos,
siempre prefirieron como fuente la prensa ancuditana y cuando algunos
mencionaron que el caso había llegado a la justicia, no citaron la fuente que
comprobadamente había anunciado el curso de las denuncias y la acción de
los tribunales de Puerto Montt: La Alianza Liberal.
Sin embargo, la denuncia de este periódico puertomontino logró llegar
al Senado de la República donde algunos legisladores sacaron a colación el
caso en dos sesiones consecutivas a principios de noviembre de 1906, como
se verá en el tercer capítulo. Después de aquellas encendidas alocuciones
registradas al interior del Congreso Nacional, el tema parece haber dejado de
interesar a los congresistas. En las sesiones siguientes nada se ha encontrado
respecto a los acontecimientos trágicos de Bajo Pisagua ni informes que den
cuenta de las acciones judiciales o administrativas que se pidieron y prome-
tieron en las sesiones que se presentan en este trabajo. ¿Se olvidó la tragedia

34
El Mercurio de Valparaíso y Santiago, Las Últimas Noticias, El Diario Ilustrado y La Refor-
ma de Santiago. BN-SPM.

58
en el ambiente político?, ¿se determinó silenciarla?, ¿o simplemente perdió
su relevancia ante otros problemas que ocuparon la agenda de los parlamen-
tarios acusadores?
En el extremo norte del país la noticia tampoco tuvo eco, suficiente infor-
mación había con la dinámica economía originada por la industria salitrera
y la creciente organización de los trabajadores asalariados.
Lo concreto es que la tragedia al parecer desapareció de la discusión po-
lítica en el centro del país… Pero el recuerdo de la misma retornó en 1908 y
de manera extrañamente coincidente. En dos medios escritos, alejados físi-
camente por cerca de mil kilómetros uno del otro, se publicaron textos que
trajeron de regreso el drama sufrido por obreros chilotes en tierras del Baker
hacía menos de dos años.
Uno de estos recuerdos forma parte de una carta enviada por A. y S. S.
el 26 de abril de aquel año a la dirección del diario El Mercurio de Santia-
go, cuya principal reflexión decía relación con el aislamiento de las regiones
situadas entre Chiloé y los canales autrales y la necesidad de aumentar la
oferta de líneas de vapores para comunicarlas con el resto del país evitando
que se originasen nuevamente “…acontecimientos mui dolorosos, tal como
pasó hace algun tiempo con la mortandad de trabajadores en el Baker, cuya
única y esclusiva causa fué la falta de alimentos, motivada por el abandono
culpable en que se dejó durante seis meses a esos pobres individuos, entrega-
dos inhumanamente a las crudezas e inclemencias de un invierno riguroso.”
El otro es directamente el fondo de una reflexión dolorosa enviada una
semana antes al periódico La Cruz del Sur de Ancud, bajo el título: “Indem-
nización. ¿No valen nada los chilotes?”. El autor –anónimo– recoge la noticia
sobre una sentencia judicial emanada del juzgado de Antofagasta, que or-
denaba a una empresa salitrera indemnizar con una fuerte suma de dinero
–veinte mil pesos de la época–, a la madre de un obrero muerto por falta de
seguridad en la faena. Y a partir de ella inicia su remembranza:

“Esta noticia nos hace recordar la reclamacion deducida hace dos años
contra la Sociedad Baker por las viudas y huérfanos de los operarios
chilotes (cerca de un centenar) que perecieron allá, a causa de un cul-
pable y criminal abandono.
En este último caso existe aún el antecedente explicito de un contrato,
según el cual la expresada Sociedad debia restituir en la Provincia de
Chiloé a los operarios en un plazo fijo. Lo que no hizo, como todo el
mundo sabe, dejándolos perecer en el mas cruel aislamiento, víctimas
del escorbuto y del hambre.
Hasta la fecha no tenemos noticia del estado de ese juicio, que ya pudo
haberse fallado. ¿Será que los hijos de Chiloé no valen ni siquiera tanto
como un guanaco de las pampas patagónicas? Si alguien, por negligen-
cia culpable, no hubiese impedido la destrucción de un rebaño de ca-
bras de la Sociedad Baker, debiendo impedirla, tiempo ha se habria im-

59
puesto la indemnización correspondiente. Pero parece que los chilotes
valen menos que los guanacos de las pampas y las cabras montaraces!
Ah! no: queremos resistirnos a dar pábulo a una idea semejante. Espe-
ramos que todavia el principio de justicia en Chile sea capaz de mante-
ner el rol que le corresponde, sosteniendo los derechos coculcados del
pobre contra las invasiones opresoras del rico.”

Es posible que existan en la prensa de las primeras décadas del siglo XX,
otros textos que refieran a la tragedia obrera de Bajo Pisagua; es posible que
alguno de ellos informe sobre el juicio seguido y su destino. Ante esta proba-
bilidad habrá que continuar revisando los medios escritos, con la esperanza
de aportar nuevos antecedentes que ayuden a comprender en su integrali-
dad estos luctuosos sucesos.
Por otra parte, es claro que la historia de lo ocurrido en Bajo Pisagua se
alojó fuertemente en la memoria oral popular, relatándose en fogones de
Chiloé y la Patagonia, en las casas de los deudos, los campamentos de traba-
jadores; y se cobijó también entre las historias que atesoraban los pobladores
que iban llegando al Aysen, sobre todo a las tierras del Baker. El relato se
sostuvo en el tiempo con diversas variaciones y énfasis, pero la estructu-
ra central que acusa como culpables de la muerte de los trabajadores a los
propietarios y gerentes de la empresa ganadera por haberlos abandonado,
se ha conservado. Este aspecto de la tradición oral parece validarse a par-
tir de la información de prensa analizada. Sin embargo, la versión sobre el
envenenamiento, que también forma parte de diversos relatos orales, se ve
contradicha por las dos causales consignadas en esa misma prensa: un brote
de escorbuto y el hambre, ambas generadas en un abandono culpable.
La historia de la tragedia también se comenzó a relatar literariamente. Es
así que en 1932, veintiseis años después de ocurridos los hechos, se publica-
ba el primer texto conocido donde se mencionaba al cementerio y a la viruela
como causante de la mortandad. La referencia es breve y forma parte de un
cuento escrito por el argentino Liborio Justo y publicado junto a otros relatos
en su libro La Tierra Maldita (Justo [1932] 2006).
Se iniciaba así otro proceso, la construcción social de la leyenda en torno
al cementerio en el que fueron enterrados los obreros y que a principios de
los ochenta del siglo pasado comenzó a denominarse “Isla de los Muertos”.35

35
El nombre “Isla de los Muertos” también refiere a otros dos sitios de inhumación. Se le lla-
ma así a Poveglia, pequeña isla situada entre Venecia y Lido, Italia, donde por siglos miles de
personas contagiadas de peste fueron dejadas para morir; en Chiloé la isletilla Aucar, ubicada
al sur de Quemchi recibe este nombre.

60
CAPÍTULO 2

¿CÓMO SE FORMÓ LA COMPAÑÍA EXPLOTADORA DEL BAKER?


UNA NUEVA EXPLICACIÓN

De acuerdo con todos los antecedentes oficiales y también con documen-


tación generada por algunos de los protagonistas en la puesta en marcha
de la concesión sobre los terrenos de la ribera Suroriental del río Baker, la
compañía ganadera se creó para explotar el permiso de ocupación otorgado
al ciudadano puntarenense Juan Bautista Contardi Gastaldi por Decreto N°
658 de 19 de mayo de 1903.
En primer término es necesario analizar el proceso que llevó a dicha con-
cesión.

El permiso de ocupación original

1902 estaba llegando a su fin cuando Juan B. Contardi ingresaba al Mi-


nisterio de Colonización una solicitud de ocupación. Era 18 de diciembre.
En ella expresaba los fundamentos de su pedido, comenzando por afirmar
que durante el tiempo que llevaba viviendo en Magallanes, había realizado
exploraciones con el objetivo de encontrar terrenos colonizables. Al “encon-
trarlos” en el paralelo 47°, se decidió a elevar la solicitud en calidad de “en-
sayo previo de colonización”, modalidad que –indicaba- estaría dentro de la
legislación vigente.
En lo específico Contardi expresaba en su solicitud:

“Me propongo hacer un ensayo de colonización en los terrenos que


se presten al acceso i esplotacion del hombre a inmediaciones de los
rios Baker, del Salto, lago Cochrane i rio Chacabuco.
Estos terrenos se encuentran comprendidos dentro de los siguien-
tes límites: por el norte, el grado 46°30’ de latitud; por el sur, el grado
47°50’ de latitud; por el oriente la línea divisoria con la República Ar-
jentina; i por el occidente, el rio Baker i el lago Buenos Aires.”

El mismo Contardi sugería al Ministerio la extensión temporal del permi-


so por 20 años y las condiciones que se comprometía cumplir si éste le era
otorgado: establecer una línea regular de navegación entre Punta Arenas y
canal Baker, con frecuencia bimensual, un transporte fluvial vía río Baker ha-
cia los terrenos en colonización, beneficios para el Estado en el uso de estos
servicios, introducción de 40 familias de colonos, 10 dentro de los primeros

61
5 años y 30 después, sin aclarar si éstas debían ser sajonas o nacionales y
$50.000 en mejoras al expirar el permiso.
El peticionario aseguraba en su escrito que contaba con la capacidad para
llevar adelante la empresa descrita y que sus compromisos no diferían mu-
cho de lo que se había exigido “en las concesiones al señor Christie en Taitao
i al señor Campelo en Palena i Yelcho.”36
La solicitud de Contardi fue informada positivamente cuatro días des-
pués, el lunes 22 de diciembre, por el inspector general de Tierras y Colo-
nización, Agustín Baeza Espiñeira.37 Este funcionario le indicó al ministro
que se trataba de una solicitud similar a las ya efectuadas por José Campelo
y Pablo Hoffmann (meses antes), pero que se veía más interesante para el
Fisco, porque ofrecía mejoras concretas por la suma de cincuenta mil pesos.
Los argumentos que le hicieron sugerir se aprobara la concesión fueron los
siguientes:

“Esta Oficina ha informado siempre bien estas solicitudes porque el


infrascrito está penetrado de la conveniencia que hay en dar toda clase
facilidades a jentes que desean invertir capitales en aquellas despobla-
das rejiones.
La introducción de capitales allí significará: esploraciones que nos da-
rán a conocer perfectamente aquellas rejiones desconocidas hoi dia
para nosotros, apertura de caminos para las comunicaciones con la
vecina República que es la base de operaciones en aquella rejion, el po-
blamiento de esa zona con los trabajadores que tendrán que llevar los
concesionarios para sus trabajos, poner en produccion bosques i tierras
qe hoi estan desconocidos e incultos. Esto, junto con hacer la felicidad
i fortuna del que con enerjia i confianza invierta allí capitales, hará la
riqueza del Fisco con el aumento de productos, i la venta futura de esas
tierras en un plazo relativamente corto pero con pleno conocimiento
de ellas i de su valor.”

Baeza consideraba que por medio de las concesiones “las gentes” intere-
sadas harían inversiones que darían beneficios al Estado: conocimiento geo-
gráfico, vías de comunicación, colonización, explotación de recursos natura-
les y una vez ingresados los terrenos al conocimiento público, la venta de los
mismos a mayor valor y en favor del Fisco.
No deja de llamar la atención que el funcionario argumentara descono-
cimiento de la geografía del lugar, siendo que las autoridades estatales es-
taban ya informadas del trabajo de exploración y mejoras realizado por las

36
Campelo obtuvo permiso de ocupación por Decreto Supremo 1209 del 8 de octubre de 1902.
37
Oficio 1404. ARNAD, Fondo MinRel.

62
comisiones de límites, que reconocieron entre 1900 y 1902 el Baker, e incluso
desde antes, cuando Hans Steffen realizó la primera expedición exploratoria
chilena en el área.38 Llama también la atención que Baeza no mencionara con
claridad a la ganadería como actividad productiva potencial para la zona,
siendo que la misma comisión de límites había expresado su opinión respec-
to de la calidad de los terrenos. Y finalmente, resulta llamativo que indican-
do el beneficio de introducir trabajadores que “poblarán” el área, indique
que una vez incorporada la zona a la explotación de sus recursos, el Estado
podrá venderla, obteniendo ingresos por este concepto, sin aclarar qué desti-
no tendrán los colonos que fuesen instalados por el concesionario.
El informe del Inspector General de Tierras contiene además otros ele-
mentos de interés para comprender el contexto en el que se enajenaron las
tierras de Patagonia a principios de siglo. En efecto, el funcionario sostenía
su posición “...contra la opinion de otros funcionarios”, afirmación que su-
giere la existencia en la época de cierta oposición a la concesión de tierras
como mecanismo provechoso para el Estado.39 Más adelante, Baeza plantea-
ba que otros funcionarios combatían la legalidad del modelo de entrega de
tierras, pero que él consideraba que mientras no se transfiriera el dominio de
la tierra a los privados y sólo se otorgasen permisos de ocupación, el Fisco no
estaría en peligro de perder el control de la misma.40
Para finalizar el trámite de aprobación de la concesión, el beneficiario de-
bió rendir una fianza de $ 50.000 para asegurar que cumpliría con los tér-
minos del permiso. El fiador fue Guillermo Jones, sí, el mismo que a su vez
había pedido una concesión en el área del Yelcho.41 Y el mismo que muchos
años después (1917 para ser exactos), solicitaría permutar su concesión del
Yelcho por terrenos en la ex concesión Freudenburg ubicados en territorio de
la actual comuna de O’Higgins (Osorio 2013a).
La tramitación de la solicitud demoró algunos meses en las oficinas de la
Inspección General de Tierras y Colonización; luego se preparó el Decreto nº
658 y se elevó a la oficina del ministro para su firma el 19 de mayo de aquel
año.42

38
Descubriendo y bautizando el río Baker, además de fundar el puerto “Bajo Pisagua” justo
frente a la zona donde el vapor Pisagua había varado en unos bajos producidos en la desem-
bocadura del río. Ver Steffen [1944] 2007.
39
Se sabe que el otro mecanismo de otorgamiento de tierras a particulares era el arrendamien-
to. Este mecanismo había sido ya implementado en el territorio de Magallanes.
40
Baeza Espiñeira mismo probó suerte años después como estanciero arrendatario de tierras,
pero en el territorio del Chubut, Argentina, donde arrendaba al Fisco argentino 9.000 hás. En
1906, Baeza pierde el contrato de arrendamiento por no cancelar la segunda anualidad. Bole-
tín Oficial de la República Argentina, 15-06-06, p. 1189. http://www.archive.org.
41
Jones obtuvo permiso de ocupación en dicha zona por Decreto 1242 del 01 de octubre de
1903.
42
Con la misma fecha fue expedido el Decreto nº 659 que concedía permiso de ocupación a
Luis Aguirre en la cuenca del río Aysén, cuya solicitud ingresó al Ministerio de Relaciones
Exteriores en enero de 1903. ARNAD, MinRel, Vol 1092.

63
Las tierras del Baker en el interés de otros peticionarios

La solicitud de Contardi no fue la única que recayó sobre las tierras del
Baker. En abril de 1901 cinco ciudadanos ingresaron una petición al Minis-
terio de Relaciones Exteriores para establecer una “Colonia Agrícola” en un
terreno apto ubicado en la región comprendida entre los paralelos 47 y 49 La-
titud Sur. Se trataba de Luis Aguirre, Juan Antonio Orrego, Carlos R. Ovalle,
Emilio Orrego Luco y Alfredo Vergara G. En su solicitud expresaban estar re-
cabando antecedentes sobre dichas regiones “vecinas al lago Cochrane” e in-
dicaban haber conversado con miembros de la “Comisión de Límites”, quie-
nes con sus descripciones del área, los resolvieron a “…tentar una espedicion
i aprovechando uno de los viajes del transporte nacional ‘Casma’ enviamos
una espedicion esploradora con víveres i elementos de construccion; pero a
pesar del ausilio prestado mas tarde por la cañonera ‘Magallanes’ no nos fué
posible llegar al interior por falta de caminos o senderos practicables.”
Más adelante indicaban que sabían de la apertura de un camino desde río
Baker al interior, lo que facilitaría intentar una nueva expedición. Sin embar-
go, consideraban que era muy arriesgado realizarla “…sin tener la seguri-
dad que nuestros sacrificios sean compensados.”
Esos sacrificios consideraban que la nueva expedición a realizar debía pa-
sar a lo menos un invierno en el área para conocer cabalmente el comporta-
miento climático en el territorio. Como ello consideraba una fuerte inversión
de dinero, querían asegurar la concesión de los terrenos que descubriesen
“...o a lo menos un título provisorio que nos garantice la posecion de esos te-
rrenos hasta que el Supremo Gobierno esté en condiciones de otorgar Títulos
definitivos de arrendamiento o venta, tal como se ha hecho con los concecio-
narios del Territorio de Magallanes.”
Estos ciudadanos prometían formar una Sociedad de capitales “naciona-
les” de no menos de medio millón de pesos de capital “para establecer la
ganadería”; por ello pedían un derecho de ocupación provisorio sobre un
terreno que calculaban en algo menos de 500.000 hectáreas.
La petición fue analizada, se solicitó pronunciamiento al perito chileno
en el proceso de demarcación de límites y a la Inspección General de Tierras
y Colonización. El perito, de apellido Martínez, informó sobre la situación
y cabida de los terrenos en el proceso demarcatorio. El inspector de tierras,
Agustín Baeza Espiñeira, manifestó su aprobación en general a la idea, pero
planteó la existencia de trabas “administrativas” que impedían otorgar lo so-
licitado. Pero también sugirió soluciones para que la petición pudiese llegar
a buen puerto si se replanteaba su tenor. Con estos antecedentes, el ministro
instruyó se informara a los interesados. Luis Aguirre y sus compañeros no
persistieron en su solicitud.
Pocos meses despúes que Juan Contardi ingresara su petición, otros so-
licitantes de tierras elevaron sus peticiones. Entre ellos se encontraban An-

64
tonio Asenjo y Alejandro Bate,43 quienes en febrero de 1903 hacían llegar un
documento que fundamentaba su petición de tierras en la hoya hidrográfica
del río Baker.
Asenjo y Bate, conocidos en la historiografía regional como los concesio-
narios de los valles Simpson, Palos y Blanco (Pomar 1923; Araya 1978; Mar-
tinic 2005; Osorio 2014), habrían efectuado esta primera solicitud sobre las
tierras del Baker. Iniciaron su carta informando al ministro de Colonización
que les interesaba “establecer una industria ganadera i de pesqueria” y por
ello solicitaban “el uso y goce de los valles aptos para ganaderia situados en
las margenes del rio Baker y sus afluentes”. Para llevar adelante el proyecto
se proponían construir instalaciones para todo tipo de industrias derivadas:
pesquería, conservas, grasería, carnes congeladas y para la comunicación
interna de la concesión así como para el despacho de la producción: casas,
caminos, puentes, cierros, balseos, teléfonos, por lo cual solicitaban también
la autorización de parte del gobierno en calidad de ocupantes de tierra.
Asenjo y Bate le proponían al Estado el derecho de este último a introdu-
cir colonos, pero “sin perjudicar, los intereses de los concesionarios.” Esta
cláusula debe haber sido señalada en atención a que se conocía perfectamen-
te la concesión de colonización que ostentaba Juan Tornero desde 1901.
Los solicitantes sugirieron –como todas las demás solicitudes de la épo-
ca– el plazo de la concesión, 20 años, pero ofrecían al Estado que pasados los
primeros 10 años, éste podía establecer un cánon de arriendo basado en la
extensión de tierras ocupadas y en el valor de ellas calculado en la fecha de
su solicitud.
Sin embargo, Asenjo y Bate no persistieron en su petición, pues debie-
ron haber sido informados que Contardi tenía prioridad por haber elevado
solicitud dos meses antes que ellos. En cambio, iniciaron las gestiones para
solicitar una concesión en el valle Simpson (Osorio, Op. Cit.).

Contardi transfiere su permiso de ocupación


y nace la Compañía Explotadora del Baker

Al año siguiente, 1904, Contardi transfirió su permiso a Juan y Florencio


Tornero, operación comercial que fue aceptada condicionalmente por el Mi-
nisterio de Colonización por decreto 1682 de 20 de julio.44 El Ministerio fue

43
Del otro peticionario que figura en los antecedentes, sólo se menciona su apellido: Leiva. No
ha sido posible hallar pistas de su biografía.
44
Reducido a escritura pública por el Inspector General de Tierras y Colonización de la época
Ramón Briones Luco, el 01 de agosto de 1904 ante el notario Florencio Márquez de la Plata.
Cabe mencionar que en la escritura aparece la frase “apruébase incondicionalmente por aho-
ra” y más abajo aparece la condición de retener la fianza hasta la formación de la sociedad que
motivaba la transferencia. Esta escritura pública daba la legalidad completa a la transferencia
de la concesión Contardi a Juan y Florencio Tornero. ARNAD, NS.

65
claro en indicar que la aprobación de la transferencia era provisoria y que se
realizaba en el entendido que se debía “constituir una sociedad para la ex-
plotación de los terrenos comprendidos en la mencionada concesión.”
Tan condicional fue la aceptación de esta transferencia que la fianza de
$50.000 que Contardi debió cancelar por medio de Jones, quedó subsistente
mientras se tramitaba la autorización definitiva de la operación y sólo se re-
integraría una vez se formara la sociedad, momento en el que la fianza sería
reemplazada por otra de cargo de la empresa constituida.
Los Tornero –que eran tío y sobrino como se explicará más adelante– y
todos los accionistas invitados a embarcarse en la aventura empresarial, ha-
bían adelantado terreno ya que el 15 de julio de aquel año concurrieron a la
Notaría de Enrique Gana, domiciliada en Valparaíso, para reducir a Escritu-
ra Pública los Estatutos de la empresa en formación a la que denominaron
“Compañía Esplotadora del Baker”. Llevaban meses reuniendo información
y preparando documentación. Accedieron a copias de los informes del in-
geniero Ricardo Michell (1901, 1902) y a una copia del documento titulado
“Relación de la utilidad práctica de los terrenos que existen en los valles de
los ríos Baker, Bravo y Pascua”, entregado al árbitro inglés durante el proce-
so de delimitación con Argentina. Con estos y otros antecedentes encargaron
o tal vez prepararon ellos mismos un prospecto comercial45 que inicia afir-
mando que la empresa se formaba “sobre la base de la Concesión hecha por
el Supremo Gobierno al señor Juan B. Contardi el diezinueve de Mayo de
mil novecientos tres, en los valles tributarios del Rio Baker y en condiciones
análogas á las demás afectuadas en la misma zona.” Luego se transcribía ín-
tegramente el Decreto Nº 658, indicando que había sido reducido a escritura
pública el 15 de julio de 1903 y que la concesión fue transferida por Contardi
“á los señores Juan y Florencio Tornero según escritura de veintidos de Junio
de 1904, estendida en Santiago ante el Notario señor Melo Egaña.”
Los autores del prospecto calculaban que la extensión total de la conce-
sión alcanzaba aproximadamente “un millon cuatrocientas mil hectareas”,
pero que sólo una pequeña proporción de ella se prestaba para la crianza de
lanares y vacunos, unas 135.000 hás., de acuerdo al cálculo que había hecho
años antes el ingeniero Michell. Descartaban de entrada el área cercana a
la costa: “Constituye ella la zona de los inmensos bosques vírjenes y de las
copiosas lluvias. La humedad es su caracteristica.” En cambio evaluaban po-
sitivamente la zona montañosa intermedia, que tenía valles de cierta cabida,
convirtiéndola en “igualmente apropiada para la crianza de vacunos como
para la de ovejas, así como para la agricultura.” Otra característica positiva
estaba en los cursos de agua y zonas de pantanos que podían ser usados
como “cercos naturales”, abaratando así el costo de levantar alambrados.

45
“Sociedad Ganadera del Baker”. Copia mecanografiada, autor desconocido, s/f. Presumi-
blemente elaborado a fines de julio o principios de agosto de 1904. Archivo Sociedad de His-
toria y Geografía de Aisén, SOHIGEO.

66
Una tercera zona era la que hoy se denomina como de transición bosque-es-
tepa, más seca, con vegetación más abierta, terreno más firme, “reune todas
las condiciones requeridas para a crianza del ganado lanar.”
Una vez efectuada la descripción general del territorio concesionado, el
prospecto avanzaba en definir el objetivo de la empresa:

“Por lo que acabamos de esponer sumariamente, se comprenderá


que de el millon cuatrocientas mil hectareas que encierra la concesion
Contardi, solo una parte de ellas puede ser destinada con provecho a
fines industriales. En efecto, la zona mas próxima a la costa, lluviosa y
cubierta de bosques, no puede, al menos por el momento, ser utilizada
en otra forma que para la esplotacion de su madera.
El resto no está tampoco formado de terrenos útiles, pues una gran
estension de él está ocupada por altas cordilleras, lagos y terrenos pan-
tanosos. Sin embargo, esa parte encierra estensos y valiosos valles que
constituyen una base sólida para la esplotacion beneficiosa como ense-
guida lo espondremos.
La Sociedad Ganadera del Baker, que ahora se forma, tendrá por
fin principal dedicar los terrenos de la concesion Contardi a la crianza
de los ganados lanar y vacuno y accesoriamente a la esplotacion de
sus abundantes bosques de cipreces y de otras maderas, así como a las
industrias derivadas de aquellas que conviniese establecer.”

Los promotores de la empresa sabían que el negocio no era novedoso,


pero prometía tener éxito como lo demostraban diversos ejemplos en el te-
rritorio de Magallanes y “una de las más lucrativas empresas que hoy dia
[1904] pueden emprenderse.”
La cabida útil al negocio que se presentaba (135.000 hás.), se estimaba
podía aumentar al explorar otras zonas aún desconocidas en la época como
“la rejion situada entre los valles del rio Chacabuco y el lago Buenos Aires,
en la cual no se han divisado cerros altos y en donde es de suponer que se
encuentran tambien terrenos de poca altura y apropiados para la ganaderia
por su situacion tan próxima a la division de las aguas continentales, donde
se encuentra esta clase de terrenos.”
El documento continuaba describiendo las vías de comunicación que per-
mitían acceder a la concesión: en primer término se mencionaba la vía marí-
tima con acceso por el canal Baker en cuya entrada “se encuentra el puerto
Hale Cove en el cual fondean los vapores alemanes que siguen la ruta de
los canales.” Una vez recorrido dicho canal por embarcaciones de cualquier
calado y en alrededor de siete horas –indicaba el documento– se llegaba al
puerto Bajo Pisagua en la desembocadura del río Baker, desde donde se po-
día, en doce horas, remotar el río Baker hasta el lugar conocido como Saltón,
en vapores pequeños de hasta cinco pies de calado. Allí comenzaba el cami-
no abierto por la comisión de límites que conducía hasta el desagüe del lago

67
Buenos Aires. Hasta el lago Cochrane eran otras doce horas de viaje, pero a
caballo. El recorrido total desde el Pacífico al “centro de los terrenos”, demo-
raba treinta y un horas aseguraban los autores. El camino podía mejorarse
para el servicio de transportes pesados; el río también para hacer más segura
la navegación, pero ello significaría una importante inversión, $ 30.000 para
el camino y otros $ 30.000 para los trabajos en el río.
Esta reseña se basaba totalmente en tres informes del ingeniero Michell, el
primero analizaba las vías de comunicación del territorio del Baker y estaba
fechado en noviembre de 1901. El segundo, de junio 1902, efectuaba una rela-
ción de las construcciones dejadas por la comisión de límites en el territorio.
El tercero correspondía a un breve informe sobre la “utilidad práctica” de
los terrenos. Todos estos documentos se anexaban al prospecto que debió
hacerse llegar a los accionistas.
La empresa se formó con un capital de dos millones de pesos dividido en
20.000 acciones con un valor nominal de $100 cada una. En total fueron 129
los accionistas fundadores de esta empresa (ver anexo documental), inclu-
yendo a Juan y Florencio Tornero que cedían la concesión a la nueva compa-
ñía recibiendo en conjunto 4.000 acciones liberadas como pago.
Se trata de una gran cantidad de accionistas, sin embargo, la mayoría (71)
suscribían entre 10 y 200 acciones. Solo un pequeño grupo de ocho accionis-
tas sobresalía por la cantidad de papeles suscritos. Ya se ha mencionado a
Juan y Florencio Tornero que recibieron acciones liberadas como pago por la
concesión. Pero estaban también Ernesto Makin, corredor de bolsa, que sus-
cribió como propias un total de 1.352 acciones al mismo valor nominal; este
corredor suscribió además, como apoderado de 50 accionistas santiaguinos,
un total de 7.180 acciones;46 Jorge Herrera con 700 acciones; Alberto Browne
Vicuña,47 Carlos Subercaseaux Browne48 y Manuel Pérez López,49 con 500 ac-
ciones cada uno; Ottorino Zanelli50 con 250 acciones.

46
Entre sus representados figuraban Con 1.000 acciones, Carlos Concha Subercaseaux (impor-
tante abogado de Santiago, hijo de Melchor de Santiago Concha y Toro, el fundador de la viña
Concha y Toro. Fue alcalde de Santiago y congresista. Embajador en Argentina entre 1900 y
1903. En la época de fundación de la Compañía Explotadora del Baker era diputado conserva-
dor por Santiago. Estaba emparentado con Julio Subercaseaux por el lado materno en calidad
de tío). Con 500 acciones, Luis Claro Solar (abogado integrante del Consejo de Defensa Fiscal
en la época. Posteriormente fue senador) y José Valenzuela Day. Con 300 acciones cada uno,
Darío Sánchez y Julio Subercaseaux Browne. Los demás con 200 y 100 acciones.
47
Primo por línea materna de Julio Subercaseaux Browne (ver: http://www.genealog.cl).
48
Hermano de Julio Subercaseaux Browne. (ver: http://www.genealog.cl).
49
Pariente político de Alberto Browne Vicuña, casado con su prima paterna Virginia Browne
Sarraeta. Miembro de la familia Pérez Rosales, sobrino-nieto de Vicente Pérez Rosales. (ver:
www.genealog.cl).
50
Magnate salitrero en aquella época y accionista en la Sociedad Industrial de Aysen con 600
acciones nominales. Estatutos SIA, 1903. Archivo SIA, Sohigeo.

68
La estructura de la empresa se componía de un Consejo Directivo forma-
do por cinco accionistas propietarios y 2 suplentes, quienes ostentarían sus
cargos por dos años, pudiendo ser reelegidos. Recibirían un pago de dos li-
bras esterlinas por cada sesión de directorio a la que concurriesen.51 Además
los estatutos estipularon dos cargos de confianza para el funcionamiento del
negocio. El primero, llamado “administrador”, debía velar por la marcha de
la empresa en terreno, quedando responsable de representar a la empresa
en el Territorio de Magallanes, la contratación de trabajadores, la fijación de
sueldos, impartir órdenes operativas a los empleados de la compañía, ad-
ministración de la concesión y el ganado que se adquiriese, firma de todo
documento de la empresa, despacho de correspondencia y supervisión de
la contabilidad de la misma. Por otra parte, en Valparaíso operaría otro em-
pleado denominado “secretario gerente” a cargo de “la dirección superior de
la oficina de la Sociedad en el lugar de su domicilio y la ejecución de todos
los acuerdos del Consejo directivo bajo su inmediata y exclusiva dependen-
cia.52 Por último la empresa constituyó una comisión revisora que debía ser
integrada por dos accionistas propietarios cuya tarea sería revisar la marcha
de la misma.
El primer directorio quedó compuesto por los siguientes accionistas: San-
tiago Lyon,53 Ramón Nieto,54 Víctor Gana,55 Carlos Subercaseaux Browne y
Osvaldo Prieto Goñi56 como directores propietarios, más Ernesto Makin y
Víctor Vergara Salvá como suplentes. Este directorio hubo de lidiar con la
tragedia de Bajo Pisagua y las denuncias de la prensa de Llanquihue y Chi-
loé.
Los estatutos estipulaban que Florencio Tornero fuese comisionado para
realizar todas las gestiones tendientes a obtener la aprobación de los mismos.
De tal modo que el administrador Tornero concurrió al Ministerio de Ha-
cienda la primera semana de agosto de 1904 con una carta de presentación y
toda la documentación para solicitar dicha aprobación.
El secretario del ministro revisó los documentos e instruyó –a nombre de
la autoridad– al Consejo de Defensa Fiscal para que evacuara un informe
sobre el cumplimiento de lo prescrito en las leyes. El informe del Consejo de

51
En 1904 1 libra esterlina equivalía a $14,66. http://www.economia.puc.cl/cliolab/BD.
52
Estatutos Compañía Explotadora del Baker, Títulos IV y V. Antecedentes Decreto Nº 2857
Ministerio de Hacienda. ARNAD.
53
También miembro del primer directorio de la Sociedad Industrial de Aysen en la época.
Estatutos SIA, Título XII, artículo 45. Archivo SIA, Sohigeo.
54
Empresario salitrero de origen español, oriundo de Lavadores, municipio cercano a la ciu-
dad de Vigo, Galicia. También fundó el Banco Español y dos compañías de seguros. Su obra
benéfica fue mandar construir un conjunto de escuelas en su tierra natal, las escuelas Nieto.
A su muerte, toda su fortuna fue donada a esta obra benéfica. http://www.cronicasdelaemi-
gracion.com/articulo/galicia/ramon-nieto-de-lavadores-a-iquique/19700101010000046996.
html
55
Posiblemente era Víctor Gana Edwards, agricultor, corredor de la Bolsa de Valparaíso. (ver:
http://www.genealog.cl)
56
Político conservador, gerente del Banco Santiago.

69
Defensa Fiscal fue remitido al Ministerio el 16 de Agosto y este organismo
emitió el 23 de agosto el Decreto Nº 2857 aprobando los Estatutos y, siguien-
do las recomendaciones del Consejo de Defensa Fiscal, le fijó a la empresa
un plazo de tres meses para que enterara el 16% del capital social (incluidas
las acciones liberadas) por un valor de $320.000 pesos con el fin de iniciar
formalmente sus operaciones, entre otras condiciones.
La tramitación administrativa estaba completa. La Compañía Explotado-
ra del Baker ya era una realidad y de este modo se solicitó a los socios enterar
los aportes para completar el valor fijado por Hacienda y calculado en los
mismos estatutos que definían que en un máximo de tres meses, es decir
noviembre de 1904, debían contar con el 20% del capital total efectivo (des-
contando las acciones liberadas), o sea los mismos $ 320.000.
Siguió entonces la puesta en marcha de la empresa, comenzando así la
historia que desembocaría en la tragedia obrera de Bajo Pisagua, que se ana-
lizará paso a paso en el capítulo siguiente.
Respecto al proceso de formación de esta empresa, la reseña más antigua
que se conoce, posterior a la creación de la entidad, es la de Lautaro Navarro
Avaria, persona que tuvo a su cargo la dirección del Censo General del Te-
rritorio de Magallanes efectuado el 8 de septiembre de 1907 y en dicha cali-
dad firmó como autor del informe consolidado del mismo, publicado en dos
tomos entre 1907 y 1908. En el tomo de 1908, Navarro expresó lo siguiente
respecto a la empresa analizada:

“En 19 de Mayo de 1903 por decreto supremo se concedió a D. Juan


B. Contardi permiso por veinte años para esplotar los siguientes te-
rrenos fiscales: al norte, grado 46°30' de latitud; al sur grado 47º50’, al
oriente, la linea divisoria con la República Arjentina, i al oeste el rio
Baker i lago Buenos Aires.
Como se vé, esta concesion queda sobre el paralelo 47º que divide la
provincia de Llanquihue del Territorio de Magallanes.
El concesionario quedaba obligado entre otras a las condiciones de
radicar cuarenta familias de colonos estranjeros de raza sajona i agri-
cultores de profesion; a establecer comunicacion marítima bimestral
con Punta Arenas, i a dejar, al fin del contrato, a beneficio fiscal, la
suma de 50.000 en mejoras.
En 20 de Julio de 1904, el supremo Gobierno prestaba su aproba-
cion a la transferencia que el señor Contardi hacia a los señores Juan
i Florencio Tornero de aquel permiso de ocupacion, con el objeto de
constituir una sociedad anónima para la esplotacion de esos terrenos.
Luego se constituyó la compañia Esplotadora del Baker cuyos es-
tatutos fueron aprobados por decreto supremo de 23 de Agosto del
mismo año 1904 i que ahora esplota esa concesion.”57

Navarro A., Lautaro 1908. Censo Jeneral del Territorio de Magallanes, Tomo II: 81 (http://
57

www.memoriachilena.cl)

70
En 1919, casi una década después de la quiebra de la Compañía Explota-
dora del Baker, la sociedad Díaz, Contardi & Cía. publicó el trabajo titulado
“Ganadería, Industria y Comercio de Magallanes”, de autor desconocido y
en el que se afirmaba primeramente que aquella empresa ganadera se habría
formado, junto con otras sociedades anónimas, a raíz del remate de tierras
magallánicas efectuado el 20 de marzo de 1903, el que junto al remate de 01
de octubre del mismo año se constituían en “los primeros de enajenación
definitiva del suelo”. La fecha de formación dada por los autores del escrito
era el 23 de agosto de 1904.
Sin embargo, algunas páginas más adelante, se indicaba otro origen para
la misma empresa:

“Otra de las concesiones de aquella época [principios del s. XX],


cuyos campos están en explotación es la de Río Baker. El 19 de Mayo
de 1903 se concedió a don Juan B. Contardi permiso por veinte años
para ocupar campos entre los grados 46.30’ y 47.50’; al este la Repúbli-
ca Argentina y al oeste Río Baker hasta el Lago Buenos Aires. El señor
Contardi transfirió sus derechos a los señores Juan y Florencio Tornero,
siendo aprobada esta transferencia el 20 de Julio de 1904. Los señores
Tornero con fecha 23 de Agosto de ese mismo año, formaron la Com-
pañía Explotadora del Baker, la que quedó legalmente constituída, el
30 de noviembre de ese año con un capital social de dos millones de
pesos. La Compañía quebró y esos campos pasaron a poder de don
Julio Vicuña Subercaseaux, éste ha entregado su explotación a la Socie-
dad Lago Posada, radicada en campos vecinos de la república vecina.”

Se observa aquí la descripción completa del proceso en pocas palabras:


un permiso de ocupación dado en 1903 a Juan Contardi, su posterior trans-
ferencia a Juan y Florencio Tornero y la creación de la Sociedad por parte de
estos últimos. La fecha aportada por este escrito para referir la creación de la
empresa no es correcta como se ha visto, pero sí coincide con la del decreto
de Hacienda que aprobó los estatutos de la sociedad.
Luego los autores indican el 30 de noviembre como fecha de legalización
de la empresa. La fecha corresponde a la escritura pública de legalización
del decreto de Hacienda. También hay concordancia en el capital social de
la sociedad. Finalmente se informa la quiebra y la aparición de Julio Vicuña
Subercaseaux quien remató las tierras de la ex concesión y las traspasó a la
estancia Posadas. Llama la atención que no haya ninguna mención a quienes
eran los empresarios involucrados en la Compañía Baker.
Cabe asimismo destacar un punto que podría pasar desapercibido: en la
descripción hecha por los autores se sugiere una “continuidad temporal” del
emprendimiento del río Baker. Desde la perspectiva empresarial parece ser
que el negocio del Baker inició y sufrió transformaciones en el tiempo, que-
dando finalmente en manos de la Sociedad Posadas, Hobbs y Cía. Si bien los

71
72
Detalle Concesiones Contardi (línea anaranjada) y Tornero (línea azul). Plano Jeneral de las Concesiones, 1920. Nótese que al río Baker se lo
considera como límite entre ambas concesiones.
autores indican que la Explotadora del Baker quebró, plantean que a raíz de
ello los campos pasan a manos de Vicuña Subercaseaux quien los transfiere
a Posadas. Todo habría sido un solo proceso, cuyo objetivo central era la ex-
plotación ganadera y maderera del área.
En definitiva se puede afirmar que la Compañía Explotadora del Baker se
formó sobre la concesión Contardi –como sus mismos estatutos lo indican– y
no sobre la concesión Tornero de 1901;58 por otra parte, la revisión de la lista
de accionistas fundadores (publicada como anexo en este trabajo) no arrojó
la presencia de Mauricio Braun ni Juan Blanchard, ni familiares de ambos.
Tampoco se verifica su participación en un listado de accionistas que apa-
reció publicado el 31 de marzo de 1906 en la sección “Avisos de Sociedades
Anónimas” de El Mercurio de Santiago.
Lo anterior permite sugerir que los capitales magallánicos no estuvieron
involucrados en la constitución de esta empresa ganadera, ni con su desem-
peño y fracaso. Dichos intereses, si bien participaron de lo que se podría defi-
nir como la “disputa” inicial por el control de las tierras australes, perdieron
la primera partida y sólo pudieron acceder al control del área septentrional
del antiguo Territorio de Magallanes una vez se concretó la caducidad de la
concesión Contardi y dichas tierras fueron rematadas por el Fisco.

58
Esta última concesión habría sido la que dio origen a la Compañía Explotadora del Baker,
según la tesis planteada por Martinic en todos sus escritos referidos a la historia empresarial
del área y ha sido reproducida por otros autores. Sin embargo, esta investigación la ha des-
cartado, sobre la base del estudio de los estatutos de la empresa y otros documentos oficiales
relacionados que son presentados en este trabajo.

73
Aviso publicado por la Compañía Explotadora del Baker el 31 de marzo de 1906 en el
diario El Mercurio de Santiago. Informa la nómina de accionistas de la empresa al día
06 del mismo mes.

74
Reseña biográfica de los participantes en la solicitud de tierras y posterior
formación de la Compañía Explotadora del Baker

1. Juan Bautista Contardi

En primer término se encuentra Juan Bautista Contardi Gastaldi, ciuda-


dano de origen italiano, afincado en Punta Arenas. De reconocido prestigio
en la sociedad magallánica, Contardi desarrolló diversas actividades econó-
micas y sociales. Martinic (en Estrada 1993) entrega la siguiente reseña bio-
gráfica de él:

“Arribado muy joven, a fines de 1889, su inquietud social y su voca-


ción de servicio le llevaron a participar en muchos emprendimientos de
provecho comunitario. Fue así uno de los fundadores del Cuerpo de Bom-
beros de Punta Arenas (1889), institución donde militó por años sirviendo
diversos cargos de responsabilidad hasta culminar como superintenden-
te. También fue uno de los introductores de la imprenta en Magallanes
(1893) y cofundador del diario homónimo, que aún circula. Más tarde dio
vida a El Comercio, otro de los grandes y más prestigiados diarios de
principios del siglo XX. Se contó asimismo entre los inspiradores de la
actividad masónica en la región, del mismo modo como entre los funda-
dores de la Sociedad de Instrucción Popular, que estableció la primera
escuela nocturna para obreros en el territorio, y de varias otras obras de
bien público. Va de suyo que participó en grado relevante en la creación
y dirección de las instituciones societarias surgidas de la inmigración. Su
bonhomía y prestigio le merecieron su designación como miembro de la
Junta de Alcaldes del Territorio de Magallanes, organismo edilicio, en el
que se desempeñó con eficiencia por largos años.”

En la época en que ocurrió la tragedia, Contardi ejercía en la Junta de


Alcaldes, pero ya no tenía relación alguna con la actividad industrial en el
Baker.59

2. Juan y Florencio Tornero

Juan Tornero Olmos de Aguilera era hijo de José Santos Tornero,60 quien
se afincó en la ciudad de Valparaíso donde tuvo una destacada actividad

59
Y de hecho en julio de ese año, Contardi se embarcó rumbo a Europa junto a su familia, para
disfrutar de un periodo de vacaciones. Diario El Magallanes, 12 de julio 1906. BN-SPM.
60
José Santos Tornero Montero fue un inmigrante español, oriundo del poblado Viniegra de
Abajo, provincia de Logroño, llegado a Chile en 1834, a los 26 años. Editor, librero y dueño de
“El Mercurio” de Valparaíso. Se casó en aquella ciudad con Carmen Olmos Orrego y tuvieron
13 hijos, de los cuales sobrevivieron 7: Orestes (fallecido a los 43 años en 1881), Recaredo, Ma-
tilde, Isabel, Enrique, Juan y Carlos Tornero Olmos. José Santos Tornero, 1889. Reminiscencias
de un viejo editor. (consultado 03 de agosto 2014. http://www.memoriachilena.cl)

75
como editor. Su madre fue Carmen Olmos Orrego. Según algunos registros
genealógicos casó con Práxedes Bravo.61 No registra descendencia.
Médico de profesión, a principios del s. XX ejercía en Punta Arenas. Se ha
hecho conocido en la historia regional por la enorme concesión de coloni-
zación que obtuvo, en conjunto con otros solicitantes, para introducir 1.000
familias de colonos de origen sajón en el territorio comprendido entre los 42°
y 52° Latitud Sur, concesión que fuera sancionada por decreto 1068 de 23 de
agosto de 1901.62
La “concesión Tornero” desató gran polémica en su época por lo desco-
munal de su cabida. Pero también porque en algunos casos se sobrepuso
a la pequeña propiedad de inmigrantes europeos llegados al Llanquihue y
colonos chilenos del mismo sector.63
Juan Tornero nunca logró establecer colonos y al parecer no fue esa su real
intención. Más bien se interesó en realizar negocios financieros a partir de la
misma concesión. Vendió derechos sobre secciones del territorio que debía
colonizar.64 Su accionar fue recurrentemente citado incluso en el Parlamento
de la época, donde parlamentarios denunciaban el descaro de la especula-
ción de las concesiones ganaderas en el extremo sur del país.
Juan Tornero Olmos emigró de Chile en fecha desconocida, radicándose
en Italia.65
Florencio Agustín Tornero Echeverría nació el 5 de septiembre de 1871,
hijo de Orestes León Tornero Olmos (hermano de Juan Tornero) y Ana Rosa
Echeverría.66 No se sabe mucho de su juventud, pero al momento de realizar
el negocio de formación de la Compañía Explotadora del Baker contaba con
33 años. En 1899 incribió en Santiago a su hijo Florencio Alfredo, habido con
Adela Baeza, su esposa.67
En enero de 1909, Florencio Tornero residía y trabajaba en Arica, al pare-
cer en la administración pública. En diciembre del año anterior se le había
nombrado como Subinspector del Impuesto sobre Alcoholes para dicha ciu-
dad, pero debió renunciar al nombramiento por no estar en condiciones de
retirarse del empleo en el que estaba para asumir en la fecha que el Ministe-
rio de Hacienda requería.68 En octubre de 1909 fue nombrado agente general

61
www.genealog.cl (consultado en diciembre 2013)
62
Ver nota 13.
63
Al respecto la prensa de la época publicó varias crónicas entre 1904 y 1907.
64
ARNAD, MinRel.
65
Figueroa, V., 1931. Diccionario Histórico Biográfico y Bibliográfico de Chile, Tomos IV y V,
p. 901.
66
"Chile, bautismos, 1585-1932," index, FamilySearch (https://familysearch.org/pal:/
MM9.1.1/FJ8H-VY8 : accessed 03 Aug 2014), Florencio Agustin Tornero, ; citing , reference ;
FHL microfilm 798167.
67
Registro Civil, circunscripción Portales, Santiago. https://familysearch.org.
68
MinHac., Decreto 1909. Vol 4066.

76
de la Aduana de Arica.69 Hacia 1931 habría ejercido como gobernador de la
Provincia de San Felipe.

3. Julio Vicuña Subercaseaux

Es escasa la información que se ha logrado pesquisar sobre este ciudada-


no. Se ha podido establecer que fue uno de los doce hijos del político Liberal
Claudio Vicuña Guerrero y la señora Lucía Subercaseaux Vicuña. Posible-
mente nació en 1876.71
Su madre era hermana de Francisco Subercaseaux Vicuña, padre de Julio
Subercaseaux Browne. Virgilio Figueroa (1931) escribió lo siguiente sobre Vi-
cuña Subercaseaux:

“D. Julio Vicuña Subercaseaux ha figurado en importantes empre-


sas comerciales y se ha destacado siempre por su rectitud de carácter.”
(p. 1.046)

Lo que más se ha difundido de la biografía de este ciudadano es su rela-


ción con las tierras de la actual región de Aysén. En primer término se lo ha
hecho aparecer como beneficiario de una concesión en 1893, bajo una ley de
colonización de aquel año,72 lo que resulta difícil de sostener si se conside-
ra que ese año habría contado recién con 17 años. Por otra parte, su padre,
político liberal democrático, amigo personal de José Manuel Balmaceda y
elegido presidente en julio de 1891 para sucederlo, no pudo asumir ya que el
bando Balmacedista perdió la guerra civil. Vicuña Guerrero se exilió en Eu-
ropa y luego se estableció en Buenos Aires hasta 1894, año en que regresó al
país. Esto hace muy difícil que uno de sus hijos pudiera recibir un beneficio
estatal en aquellos turbulentos años.
Su figura volverá a aparecer en 1914 como peticionario de las tierras del
Baker, abandonadas por la empresa mencionada. Participó en la posterior
subasta de arrendamiento de los terrenos efectuada en 1916, adjudicándose-
los y traspasándolos a la firma Posadas, Hobbs & Cía. Algunos años después

69
MinHac., Decreto 1909. Vol 4069
70
Figueroa, V., Op. cit.
71
Claudio Vicuña Guerrero fue senador y uno de los políticos más cercanos a José Manuel Bal-
maceda, lo que le costó el exilio un par de años. Fue candidato a la presidencia. En las luchas
intestinas del liberalismo, perdió poder ante los hermanos Sanfuentes, quienes finalmente se
impusieron en la coducción del partido y sus facciones.
72
Ley s/n promulgada el 07 de febrero de 1893 y publicada en el Diario Oficial el 11 del mismo
mes. Dicha ley facultaba al Presidente de la República para arrendar los terrenos que el Estado
poseía en el territorio magallánico, Tierra del Fuego e islas australes de la República, arren-
damiento que debía hacerse en pública subasta y en conformidad al reglamento que dictó al
efecto el Presidente de la República. http://www.leychile.cl

77
intentó sin éxito quedarse con los terrenos del lago Buenos Aires. También
actuó como representante de la Sociedad Ganadera de Magallanes en algu-
nas solicitudes ante el Ministerio de Relaciones Exteriores.73
En noviembre de 1923 asumió la presidencia de la Comisión de Construc-
ción del Hospital de San Antonio, obra que formaba parte de la beneficencia
de su madre Lucía quien había donado la suma de $ 200.000 para iniciar la
obra. Vicuña Subercaseaux estuvo al frente de este proyecto hasta la inaugu-
ración de la primera etapa del hospital, en 1930.74
Muchos años después, en 1945, Julio Vicuña Subercaseaux fue menciona-
do por De Agostini como protagonista en la gestión de la Compañía Explo-
tadora del Baker entre 1904 y 1908.
Y ya en 1982 el poblador Reinaldo Sandoval refiere nuevamente a la rela-
ción directa de Vicuña Subercaseaux y la Compañía Explotadora del Baker,
en entrevista concedida al arquitecto Peter Hartmann. Más adelante se entre-
gan antecedentes que confirman la presencia y relación de Vicuña Suberca-
seaux con el negocio de la Compañía Explotadora del Baker.

4. Julio Subercaseaux Browne

Hijo del banquero y empresario salitrero Francisco Subercaseaux Vicuña


y la señora Juana Browne Aliaga, de origen angloperuano. Su biografía pú-
blica75 consigna:

“Nació en Santiago de Chile, el 12 de febrero de 1870. Se casó en


Pirque, el 4 de junio de 1892, con Marta Aldunate Echeverría y tuvie-
ron quince hijos. Estudió en París, Francia, donde se graduó de Licen-
ciado en Leyes, en La Sorbonne; se licenció en 1893. Fue gerente del
Banco Mobiliario, propiedad de su padre, durante 7 años. Se dedicó a
las actividades agrícolas; explotó el fundo "Las Majadas de Pirque" y
se dedicó a la crianza de caballar de raza; fundó en Chile y fue dueño,
con su hermano Eugenio, Haras de "Pirque". Militó en el partido Con-
servador, del cual fue director y fue electo diputado por Llanquihue,
Carelmapu y Osorno, período 1894-1897; integró la Comisión Perma-
nente de Negocios Eclesiásticos. Colaboró en la prensa con temas de
interés general.
Fundador de la Comunidad Aguas Frescas, que se ocupó de los son-
dajes de petróleo en Chile. Fundador también, de la primera fábrica de
sacos para el envase de cereales, establecida en Llay-Llay. Fundador de
la Sociedad "El Volcán", que explotó yacimientos de yeso.

73
ARNAD, MinRel.
74
http://www.bibliotecaminsal.cl/wp/wp-content/uploads/2011/09/Historia-Hospi-
tal-Claudio-Vicuna-Guerrero-de-San-Antonio.pdf (consultado: agosto 2015)
75
Registrada en el sitio web www.biografias.bcn.cl (consultado: diciembre 2013)

78
Fue presidente de la Sociedad de Criadores de Caballos de Carrera
de Fina Sangre. Fue presidente del Club Hípico de Santiago, 1904-1908.
Fue miembro de la Junta de Beneficencia de Santiago. Presidente de la
Asociación de Embotelladores de Leche.
Socio del Club de La Unión de Santiago; del Prince of Walles Coun-
try Club; del Jockey Club Argentino.
Falleció en París, el 6 de julio de 1951.”

Julio Subercaseaux Browne y la Compañía Explotadora del Baker

En 1976 se publicó en Santiago de Chile el libro Reminiscencias escrito por


“una persona sin importancia y sin ambiciones”.76 Su autor, Julio Suberca-
seaux Browne, pertenecía a una de las familias más influyentes de la aristo-
cracia criolla a fines del siglo XIX y principios del XX. El libro mismo se escri-
bió para dar cuenta, desde la perspectiva autobiográfica, de la importancia
del autor y de su familia en la historia económica, política y social del país.
Pero más allá de conocer la historia familiar de Julio Subercaseaux, interesan
a este trabajo las “reminiscencias” sobre uno de sus negocios, situado –en sus
propias palabras– “en el río Baker”.
El título elegido por el autor para su libro constituye un dato relevante,
pues el significado del término remite a la acción de traer a la memoria un
recuerdo, que en sí mismo es vago e impreciso para quien recuerda. De este
modo, las “reminiscencias” del autor referidas a sus actividades económicas
y políticas, aparecen “vagas e imprecisas”, amén de escuetas, no así aquellas
referidas a la niñez y la vida familiar en Chile y Francia principalmente.
Para la investigación, el tono vago de los recuerdos relativos al Baker re-
sulta particularmente sugerente. La sección novena del último capítulo77 co-
mienza con el siguiente relato:

“Intenté realizar algunos negocios particulares en la esperanza de


hacer fortuna; desgraciadamente a corto trecho se desvanecieron mis
esperanzas. Gran parte de mis energías las dediqué a un negocio ga-
nadero en el sur de Chile, basado en una concesión Fiscal de 200.000
hectáreas en el río Baker. Con algún capital formé una sociedad de la
cual fui Presidente y primer accionista.”

Este breve párrafo nos sitúa de inmediato en el área de estudio. Y una de-
claración inicial golpea por su claridad y transparencia: Subercaseaux que-

76
Frase del autor, parte del prólogo del libro.
77
Titulado “Juventud Dorada”.

79
ría hacer fortuna personal con un negocio ganadero situado en el Baker. La
explicación posible de este interés por hacer su propia fortuna, es que hasta
aquel momento su fortuna en realidad era la de su padre. Él sólo administra-
ba los negocios de su progenitor, Francisco Subercaseaux, dueño del Banco
Mobiliario, relacionado desde fines del siglo XIX con la explotación del sali-
tre en el norte del país, posterior a la Guerra del Pacífico.
Julio Subercaseaux continúa su relato explicando que el negocio se basaba
en una concesión de doscientas mil hectáreas. Posiblemente es esta la famo-
sa concesión que la historiografía regional atribuye a Julio Vicuña Suberca-
seaux.78
El autor recordaba en su escrito que una vez obtenida la concesión habría
reunido “algún capital” para formar una sociedad que le tocó presidir y de
la que además era el “principal accionista”. Esta sociedad fue la Compañía
Explotadora del Baker, como se ha descrito más atrás.
Pero esto no es todo. El relato de Subercaseaux entrega más antecedentes:

“Después de grandes esfuerzos se logró colonizar parte de la con-


cesión, abriendo sendero, escampando potreros, habilitando el puerto,
e incluso conseguí una oficina telegráfica y que recalaran barcos cada
15 días. Construimos algunas casas y llevamos algunos colonos y una
apreciable cantidad de ganado vacuno.”

Subercaseaux habla de colonización en el área, faenas camineras, despeje


de campo, habilitación de un puerto, línea regular de barcos, cada 15 días; y
lo más llamativo: ¡una oficina telegráfica! ¿Será efectiva la existencia de esta
línea telegráfica? ¿de qué año dataría?, ¿existirán mensajes enviados desde
aquella “colonia ganadera”?, ¿o sólo se trataba de una línea telegráfica entre
el casco de la Estancia en La Colonia y las instalaciones de Bajo Pisagua?
La mención a la construcción de casas y gran masa ganadera introducida,
es coherente con la información aportada por la carta personal y las memo-
rias de William Norris, el administrador de la concesión entre 1904 y 1907
Pero hay todavía más:

“Cuando juzgamos que había campo suficiente para poner ovejas


compramos cuarenta mil y recurrí a mi querido primo Julio Vicuña
Subercaseaux para que nos preparara el arreo. Yo no estaba práctica-
mente en condiciones para controlar la situación y estar al tanto de
lo que pasaba, las múltiples preocupaciones me tenían fuera de mis
casillas.”

78
Martinic 2005.

80
“El caso es que perdimos las cuarenta mil ovejas en el paso del río
Negro. El capital se había concluido y el Banco reclamaba el pago de la
deuda. Hubo que realizar el ganado vacuno para cancelarlo quedán-
donos con el fundo pelado, teniendo que anular al mismo tiempo el
pedido de maquinarias para un aserradero que pensábamos instalar.
No teniendo, pues, cómo cumplir nuestras obligaciones con el Fisco,
dueño de las tierras, tuvimos que liquidar en pésimas condiciones.”

En estos dos párrafos el autor entrega antecedentes claves que acercan


su reminiscencia sobre el “negocio ganadero” que intentó, a la historia de
la Compañía Explotadora del Baker. Acercan, porque habla de cuarenta mil
ovinos adquiridos, al parecer en Argentina, bajo la gestión de su primo Ju-
lio Vicuña Subercaseaux. Los ovinos comprados parecen corresponderse con
los que Norris comenta haber tenido que adquirir, muy contra su opinión
como hombre sabedor de las condiciones reales de vida en Patagonia (Iva-
noff 2003). Norris afirmó que él compró veinte mil y que se compraron en
otra zona las otras veinte mil cabezas de las que sólo llegaron doce mil al
Baker, donde se perdieron otros 2.000 en un zanjón del que no pudieron salir.
Ahora bien, la frase final del primer párrafo es sugerente. Subercaseaux
rememora que su situación era en extremo compleja debido a las “multiples
preocupaciones” que debía atender, por lo que habría perdido control sobre
el destino del negocio ganadero del Baker. No pudo “estar al tanto de lo que
pasaba”. ¿Qué pasaba en el Baker que él no pudo controlar? Pareciera que el
autor quiere excusarse de la marcha que habría tenido la empresa de la que
era presidente y primer accionista según sus propios recuerdos.
Resultado: pierden las ovejas al vadear el río Negro. Se les acaba el capi-
tal. El banco que les habría hecho préstamos para instalar la empresa, exige
cobro. Deben liquidar el ganado vacuno y parar la compra de maquinaria
forestal. Finalmente deben devolver las tierras al Fisco y finiquitar la empre-
sa. Todo parece indicar que se trata de la Compañía Explotadora del Baker.
Nada dice el autor respecto a la presencia de trabajadores, ni a la ocurren-
cia de alguna tragedia con víctimas fatales. Esta omisión parece intencional,
pues como se verá más adelante fue el mismo Subercaseaux quien en 1906,
remitió un documento al ministro de Relaciones Exteriores, explicando lo
sucedido.
¿En qué contexto económico familiar se inscribe esta “aventura empre-
sarial” del, en aquel entonces, joven Julio Subercaseaux? Pues en uno muy
complejo: la debacle financiera del clan. Ya se ha dicho que el padre de
Subercaseaux era el fundador y dueño del Banco Mobiliario uno de los más
prestigiosos bancos relacionados con el negocio del salitre. Esta familia se
jactaba a fines del siglo XIX de competir en poderío con el Banco de Tarapa-
cá, de capitales ingleses y sentían orgullo de representar capitales “chilenos”,
con lo que consideraban ejercían nacionalismo económico, rememoraba el
mismo Subercaseaux.

81
Pero el otrora poderoso Banco Mobiliario, entró en crisis el año 1906, de-
bido a su participación en la especulación financiera con contratos a futuro
del salitre y quebró a fines del siguiente, llevándose con él las esperanzas de
hacer fortuna que Subercaseaux habría depositado en el negocio del Baker.
¿Por qué? Pues porque el Banco Mobiliario era a principios de 1906 el prin-
cipal accionista de la Compañía Explotadora del Baker. Según la nómina de
accionistas publicada por la empresa en el diario El Mercurio el 31 de marzo
de dicho año (ver imagen en p. 74), este Banco poseía 3.570 acciones (22,3%
de la empresa). Los dos accionistas que lo seguían eran Julio Pizarro Espoz
con 525 (3,28%) y José Luis Riesco con 500 (3,18%). Julio Subercaseaux era
dueño de 300 acciones en calidad de particular. Ernesto Makin, el principal
suscriptor de acciones al momento de la fundación de la empresa ganade-
ra, aparecía con ¡2 acciones! ¿Cómo y por qué este corredor se deshizo del
99,86% de las acciones que habría suscrito como particular al constituirse la
empresa en 1904? Cabe especular al respecto…
Es de destacar –por lo que se analizará más adelante en este trabajo– que
entre los accionistas aparece también William Norris, uno de los protago-
nistas de la tragedia, en tanto se mantuvo junto a los trabajadores todo el
invierno de 1906.79 Norris poseía 100 acciones de la empresa.
La predominancia del Banco Mobiliario en la propiedad de la empresa
ganadera, hace pensar que Subercaseaux intentó controlar la sociedad desde
dentro de la entidad financiera, de la que era gerente y que pasaría a conver-
tirse en uno de los principales alimentadores financieros de ésta, lo que ex-
plica que al momento de la declaración de insolvencia haya sido uno de los
más fuertes acreedores, como se verá más adelante, pese a que había entrado
ella misma en quiebra.
¿Cómo se hizo de tal cantidad de acciones el Banco Mobiliario? Analizan-
do las pizarras de la Bolsa de Santiago y Valparaíso, que eran publicadas en
los medios de prensa de ambas ciudades, se puede observar que el precio de
las acciones de la Explotadora del Baker se mantuvo relativamente estable
durante 1905,80 al menos hasta fines de septiembre en que se cotizaban en
$19. En octubre el precio bajó a $17. Pero en noviembre las acciones experi-
mentaron una drástica caída en el transcurso de unas pocas semanas, $12 las
primeras dos semanas, $10 la tercera; para terminar en $8 a fines de dicho
mes.
Para la primera semana de diciembre, el precio volvió a subir a $10 y la
segunda semana de ese mes mostró una nueva alza: $19. El precio cerró en
$23 el año 1905 y durante el primer semestre de 1906 se mantuvo estable
entre los $21 y $19.

79
Ivanoff 2003, 2011.
80
Se consultó la información de las pizarras publicadas en la sección “Comercio” de los Dia-
rios El Mercurio de Valparaíso y El Mercurio de Santiago. BN-SPM.

82
Entonces es posible que Subercaseaux, a través del Banco Mobiliario haya
aprovechado la caída del precio en noviembre para adquirir una gran canti-
dad de acciones y así lograr el control indirecto y financieramente seguro de
la empresa.
Instalación y desarrollo de la empresa: 1904-1907

Las operaciones se iniciaron en octubre de 1904, con el viaje de Florencio


Tornero a Puerto Montt y de allí a la Argentina, vía Nahuelhuapi, para con-
tratar un administrador de la faena que junto a un grupo de trabajadores
debía realizar un viaje de reconocimiento a la concesión y elevar un informe
del potencial productivo. El nuevo empleado era William Norris, quien salió
desde Puerto Santa Cruz con 5 hombres y 75 caballos “criollos” el 15 de fe-
brero de 1905. Tenían escasas referencias sobre la ubicación de las tierras que
debían recorrer, pero la suerte lo acompañó y consiguió que un joven que
había estado antes en las cercanías, como ayudante de la comisión de límites
argentina, lo guiara al menos hasta un punto en que pudiesen encontrar el
paso hacia el territorio del Baker. A mediados de marzo ya estaban en el área
y se reúnen con el otro grupo de trabajadores que había sido enviado por la
empresa ganadera. Este grupo viajó desde Chiloé y estaba al mando de un
conocedor de la zona, Enrique Bórquez, que había participado en la comi-
sión de límites chilena.
Norris exploró junto a Bórquez las tierras del curso medio y bajo del Baker
y luego fue llevado a remo hasta Caleta Hale para, después de algunos días
de espera, abordar un vapor con rumbo a Puerto Montt. Bórquez y su gente
se quedaron en el Baker levantando construcciones y abriendo sendas.
Según relata el mismo Williams Norris en sus memorias81 de 1939, des-
pués de estar en Baker, viajó a Valparaíso para reunirse con el directorio de
la empresa y organizar la instalación de la actividad que comprendía el arreo
del ganado hasta Baker y la contratación de hacheros para la explotación de
ciprés. Norris asumió la tarea de arrear el ganado, mientras que debió ser
el gerente Florencio Tornero quien asumiera el enganche de obreros para la
actividad forestal.
La empresa había comprado 2.000 vacunos de raza Shorton en la zona
de Saladillo, provincia de Buenos Aires (Norris 1939). El ganado viajó en
tren hasta Río Negro durante la primavera de 1905. Desde allí Norris y los
arrieros, lo trasladaron al sur hasta un campo de la Argentine Southern Land
Company (ASLCo), donde pasarían el invierno de 1906, ya que el adminis-
trador consideró que dichos animales no serían capaces de aguantar el largo

81
Norris, William. Memories, 1939. Inédito. Una traducción del relato sobre la experiencia del
Baker ha sido publicada por Ivanoff en su libro Caleta Tortel y su Isla de los Muertos. En el
presente trabajo se ha preferido utilizar la versión en inglés, publicada en Campbell & Grace:
http://patlibros.org/ficha.php?thm=ranc&fun=wn&lan=eng (consultado: 2014, 2015)

83
viaje hasta el Baker. Una vez que dejó allí el ganado, arrendando talaje hasta
fines de 1906, se trasladó rápidamente más al Sur, a la zona de Tecka para
adquirir un gran lote de ganado “criollo”, que le habrían ofrecido y que por
sus características sí sería capaz de aguantar el duro viaje. El 14 de febrero de
1906, inició el arreo al sur, llegando al Baker en mayo del mismo año con más
de 2.000 cabezas de ganado en muy buenas condiciones.
A su llegada, esperaba encontrar las instalaciones de la sección ganadería
(en el sector La Colonia) en óptimas condiciones y las faenas forestales fina-
lizadas, con los obreros esperando el buque que los llevaría de regreso a sus
lugares de origen.
Lo primero ocurrió sin inconvenientes, el ganado fue instalado en el área
y los peones que estarían a cargo recibieron las instrucciones correspondien-
tes. Norris bajó entonces hasta la desembocadura del Baker, donde se encon-
tró con la desagradable sorpresa de que no se tenía certeza de la fecha en que
llegaría el vapor a recoger a los trabajadores. También encontró al gerente
Tornero, que para la sorpresa del administrador seguía en el Baker, creído de
tener tiempo suficiente para recorrer la concesión y luego salir a buscar un
vapor para retirar a los trabajadores.
Al llegar el mes de junio, Tornero y una persona que lo acompañaba de-
cidieron salir de Bajo Pisagua –ningún vapor había llegado a buscarles–, di-
rigiéndose en bote a una isla 50 millas al oeste, en cuya costa, frente al canal
Messier se ubicaba la pequeña Caleta Hale, punto utilizado desde antes para
esperar buques en carrera al sur o al norte. Allí estuvieron casi tres semanas
hasta que un buque con rumbo sur los recogió. En Bajo Pisagua, Norris que-
dó obligadamente a cargo del campamento, pues constató que la situación
era muy delicada. La idea original del administrador inglés era verificar la
salida del contingente obrero emplazado en Bajo Pisagua para luego retornar
al casco de la estancia en La Colonia. Así lo expresó en su carta de 1906 como
se verá en el capítulo siguiente. El gerente Tornero al parecer se habría ido
sabiendo que la situación era anormal y se podía complicar, pues algunos
trabajadores habían caído enfermos.
A principios de julio, mientras Tornero llegaba a Punta Arenas, en Bajo
Pisagua aumentaron los obreros enfermos, los alimentos disminuyeron rá-
pidamente y se habría presentado un brote de escorbuto que comenzó a
enfermar a decenas de trabajadores. Norris intentaba controlar la situación,
administrar medicamentos a discresión y buscaba soluciones para proveerse
de carne y racionar el poco alimento que iba quedando. Al iniciar agosto y ya
con 8 obreros muertos, Norris instruyó a un empleado de confianza para que
abordara un vapor y fuese a buscar ayuda a Chiloé o Punta Arenas. Intentó
también subir a La Colonia para buscar alimentos allá, pero no logró reunir
obreros que lo acompañaran, todos estaban muy asustados y ansiosos ante la
expectativa de la aparición del vapor que los sacararía de allí.

84
El contingente de obreros y el grupo de empleados cercanos a Norris,
debieron soportar los rigores del invierno durante los meses de julio, agosto
y septiembre, tiempo en que cincuenta y nueve trabajadores fallecieron y
fueron sepultados por sus compañeros. Un importante grupo de hombres
(entre sesenta y ochenta) debió aguantar la enfermedad hasta la llegada del
vapor Araucanía a fines de septiembre de 1906, contratado en Punta Arenas
para hacer una detención en río Baker y recoger a los trabajadores. En dicho
vapor se habrían embarcado todos los sobrevivientes, unas 157 personas en
total, llegando a Chiloé el 01 de octubre. William Norris debió quedarse va-
rios días en Chiloé para dar cuenta a las autoridades de lo sucedido en Bajo
Pisagua, hacerse cargo del vapor que la empresa había enviado construir a
Valdivia y que se encontraba en Puerto Montt desde el 04 de dicho mes y
al parecer liquidar los pagos pendientes a los trabajadores que regresaron a
Chiloé. Luego regresó al Baker con un nuevo aunque más reducido grupo de
trabajadores. En dicho vapor debió llevar también víveres y herramientas,
con el fin de continuar las faenas… había que seguir trabajando, el ganado se
encontraba en buenas condiciones y el directorio pretendía introducir ovejas
durante la temporada de 1907.
Los trabajadores fueron dejados en Baker y Norris continuó viaje a Punta
Arenas, para recibir las 20.000 ovejas que había comprado a los dueños de la
Estancia Cóndor. También debía buscar a alguien que llevara aquel ganado
al Baker, vía territorio argentino. Por otra parte, la madera cortada en la fatí-
dica temporada de 1906, aún permanecía en el área, pero se debía cortar más.
Las actividades en la concesión del Baker continuaron durante todo 1907.
En mayo de ese año llegaba el arreo de vacunos Shorton sin novedad. Las
ovejas también habían llegado, pero muy mermadas.
En Santiago y Valparaíso se produjeron algunos cambios y asumieron la
gerencia otras personas. Hacia fines de 1907 ejercía dicho cargo el accionista
José Luis Riesco. Hacia fines de aquel año o principios de 1908 Norris decidió
retirarse de su cargo, pues la empresa le debía muchos meses de sueldo, pese
a haber cumplido a cabalidad con su trabajo. Es posible que él, quien -como
se ha dicho- también se había convertido en accionista entre 1905 y 1906, su-
piera que la empresa se encontraba en una delicada situación financiera que
la llevaría a la insolvencia. Por ello decidió alejarse y a raíz de la deuda por
salarios impagos que la empresa tenía con él, pasó a formar parte de la junta
de acreedores de la misma. Durante los primeros meses de 1908, Norris se ra-
dicó en Puerto Montt, donde realizó algunas actividades como representante
de otras empresas ganaderas para la compraventa de activos.82
Según el propio testimonio de Norris,83 en el Baker quedaron más de cinco
mil vacunos, diez mil ovinos y más de ciento cincuenta mil pesos en postes
de ciprés:
82
Notaría Puerto Montt, 1er Semestre 1908. ARNAD, FN.
83
Campbell & Grace: http://patlibros.org/ficha.php?thm=ranc&fun=wn&lan=eng (consul-
tado: 2014, 2015)

85
“After 3 years' work, early in 1908, we had in the Baker over 5,000
head of breeding cattle, 10,000 sheep and more than 150,000 pesos'
worth of cypress poles piled up on the rocks at the mouth of the river,
waiting for a steamer to take them away.”

La infraestructura: existencias previas y nuevas instalaciones

Según el censo del Territorio de Magallanes, levantado el 8 de septiembre


de 1906, en el Baker existían 20 edificaciones, 16 de ellas de un piso y 4 de
dos plantas. Tres de estas edificaciones se describen con un uso comercial (al-
macenes). La totalidad de las edificaciones estaban construidas en madera.
Una parte de esta cantidad de edificaciones debió corresponder a las cons-
trucciones más sólidas levantadas por la “comisión del río Baker” a cargo del
ingeniero Ricardo 2º Michell, que trabajó en el área durante la temporada
1900-1901. Michell (1901)84 describió de este modo la infraestructura levanta-
da por los trabajadores a su cargo entre Bajo Pisagua y La Colonia:

“Construcciones
En el puerto Bajo Pisagua:
1. Una casa de 12 x 9 metros, con 4 piezas, pasadizo, corredor, subterrá-
neo i con segundo i tercer piso; toda de madera aserrada.
2. Una casa-bodega de 8 x 6 metros, con dos piezas i dos pisos.
3. Una de 9 x 5,5 metros, con techo i paredes de paja i un segundo piso
de tablones.
4. Una casa-cocina, de 8 x 6 metros, con techo de paja i paredes de
quincha.
5 i 6. Dos casa-galpones de 9,5 x 5 metros, de paja, para chalupas.
7. Una cocina de 3,5 x 3,5 metros, con techo i paredes tinglados de ma-
dera.
Un muelle de 18 metros de largo por 3,20 metros de ancho, reforzado
con pernos en la roca i montado en dos caballetes dobles empernados,
con su respectiva baranda i escalera.
Además unos 120 metros de envaralados, colgados sobre pilotes de 2 a
3 metros de ancho, para comunicarse entre las casas i el muelle.
Debo hacer presente que todo el puerto es artificial, teniendo que traer
todo i principalmente la madera de mui léjos.
8. Una casita de 5 x 4 metros, de raja parada i techo de paja, en el cam-
pamento ‘Animales’ a los 10 kilómetros de la boca del rio.
9. A los 35 kilómetros, en Punta Huillin, una casa de madera de 7,5 x 4
metros, con dos piezas i un segundo piso.

84
En Risopatrón 1905: 175-181.

86
10. A los 50 kilómetros, en el Papal, una casa igual a la anterior
11 i 12. A los 56 i 57 kilómetros, en la Llanada, dos casas iguales a las
anteriores.
13. A los 68 kilómetros, en la Quema, una casa igual a las anteriores.
14 i 15. A los 73 kilómetros, en San Cárlos, una casa igual a las anterio-
res, i una de raja de 4 x 3 metros.
16, 17 i 18. A los 85 kilómetros, en Caña Brava i en el balseo del rio de
los Ñadis, dos casas iguales a las anteriores i a 2 kilómetros una de otra,
i una tercera de 3,5 x 3 metros, de raja, con techo de tabla tinglada.
19. A los 115 kilómetros, en la Isla, una casa igual a las anteriores.
20. A los 120 kilómetros, Colonia, una casa igual a las anteriores.
21. A los 132 kilómetros, una casa de 5 x 4 metros i dos pisos, en el
puente del rio del Salto.
22. En el campamento del Gallo, estremo sur de la laguna Esmeralda,
una casa de 7,5 x 4 metros i dos pisos.
23. A los 140 kilómetros, en el Traro, una igual a la anterior.
24 i 25. En el estremo norte de la laguna Esmeralda, dos casas iguales
a las anteriores.
26. En el desagüe del lago Cochrane i remate del camino, una casa
igual a las anteriores.
27. En el puerto Herradura del lago Cochrane, una casa de 5 x 4 metros
i dos pisos.
28. En el desagüe del lago Buenos Aires en el lago Bertrand, una casa
de 5 x 4, igual a la anterior.
Todas estas casas son de madera aserrada, con pisos de tablones de
0,03 metros, paredes tingladas de 0,02 metros i techo de tejuela de 0,
0125 metros, de tres ramales; tienen dos piezas en el primer piso, un
segundo piso con su respectiva escalera i un corredor volado de 1,20
metros.”

Instalaciones en sector La
Colonia, 1906. (Imagen pu-
blicada por la empresa en
revista Zig-Zag, octubre
1906)

87
Insolvencia de la compañía, proceso de liquidación
y nuevos intentos privados por concesionar el área

La tragedia producida en Bajo Pisagua impactó profundamente las bases


de la Compañía Explotadora del Baker. Muchos accionistas debieron sentirse
avergonzados ante las acusaciones de abandono y negligencia aparecidas en
la prensa y que escalaron al Parlamento en noviembre. El directorio inten-
tó mantener la calma y llamó a junta ordinaria de accionistas para el 31 de
octubre de 1906.85 Dicha reunión debía realizarse en el mes de septiembre,
pero los acontecimientos lo impidieron. Ya habían tenido que suspender, por
el terremoto de Valparaíso, un llamado a los accionistas para que enterasen
la 4ª cuota de aporte por acción. En la Bolsa de Valparaíso las acciones de
la compañía volvieron a cotizarse a partir del 3 de noviembre a un valor de
$15,86 pero en la Bolsa de Santiago no figuraban en ese mismo periodo.87 Tal
vez varios inversionistas decidieron deshacerse de sus papeles, expresión
física de una participación no deseada en un proyecto de oscuro sino. Ju-
lio Subercaseaux, principal promotor del proyecto, en un intento por salvar
como fuese la situación, debió decidir que el Banco Mobiliario a su cargo,
adquiriera muchos de los papeles de los accionistas que abandonaban.88 Pero
como se ha visto, el mismo banco entró en crisis el segundo semestre de
1907. La compañía estaba a la deriva en términos financieros. Sin liquidez,
contrayendo más y más deudas y con sus activos productivos estancados en
las tierras de la concesión.
El mismo Subercaseaux recordaba en sus memorias que en un momen-
to estuvo con todos sus sentidos puestos en resolver el problema del Baker
entre otros, lo que le habría impedido aceptar un cargo diplomático que le
ofreciera Pedro Montt, el recién asumido Presidente de la República:

85
El aviso aparecido en El Mercurio de Valparaíso, publicado los días 24 al 30 de octubre de
1906 decía: “COMPAÑÍA EXPLOTADORA DEL BAKER. En conformidad al artículo 27 de
los estatutos, se cita a junta general ordinaria de accionistas para el 31 de los corrientes, a las
5 P. M., en los altos del Banco Mobiliario. Santiago, octubre 22 de 1906. EL PRESIDENTE.”
BN-SPM. El artículo 27 de los estatutos estipulaban que estas reuniones de accionistas tenían
como objetivo central la renovación del directorio, específicamente los directores que hubie-
sen cumplido su periodo. También podían tratarse otros asuntos relativos a la marcha de la
empresa, por lo que se cree que los hechos ocurridos en Baker debieron ser analizados en
dicho encuentro.
86
Sección “Comercio”, El Mercurio de Valparaíso, 04 de noviembre 1906. BN-SPM.
87
En los meses posteriores a la tragedia, las acciones de la empresa desaparecen de las tablas
que se publicaban en la prensa santiaguina.
88
Según la memoria de Quiebra del Banco Mobiliario, éste contaba con 4.800 acciones nomi-
nales y 750 liberadas de la Compañía Explotadora del Baker, 1.500 acciones más que las que
poseía en marzo de 1906. Riesco G. 1914. Cuenta que presenta al Cuarto Juzgado en lo Civil
de Santiago.

88
“El ofrecimiento que me hiciera [el presidente Pedro Montt] por
intermedio de don Oscar Viel, y que mencionara anteriormente,89 lo
atribuí como un desagravio de su parte. Desgraciadamente había en-
trado yo en negociaciones con un negocio ganadero en Río Baker y la
construcción de una Fábrica de Sacos en LlayLlay…”

La idea de la liquidación definitiva de la empresa cobró real fuerza a ini-


cios de 1908. La madera continuaba estancada en el Baker, pues no había sido
posible venderla. La venta de ganado no reportaba ingresos en ningún gra-
do. En marzo o abril de aquel año, la comisión liquidadora ingresa una soli-
citud de “concurso de acreedores”90 al Cuarto Juzgado Civil de Santiago, con
los antecedentes correspondientes. El día 23 de abril, el Juez letrado Ricardo
Dueñas, acoge la solicitud y da lugar al concurso respectivo, nombrando
síndico provisorio al abogado Francisco Langlois Vidal91 y fijando para junio
la primera junta de acreedores. En El Mercurio de Santiago se informaba el
asunto en un pequeño anuncio de la sección “Judiciales”:

“JUDICIALES. CONCURSO.-POR AUTO DEL 23 DEL presente, del


señor juez del 4º juzgado civil, se ha declarado en concurso voluntario
a la Compañía Esplotadora del Baker; se ha nombrado síndico provi-
sorio a don Francisco Langlois y se ha señalado el 25 de junio próximo,
a las 2 ½ P.M., para la primera junta de acreedores.-El secretario M 29”

A partir de este momento, Langlois toma las riendas de la empresa. El


gerente de la época, accionista Walterio Blanche debía informar al síndico de
los pasos a seguir. Entre las primeras acciones tomadas al iniciarse el periodo
de concurso estuvo la contratación de un reemplazante para cubrir el cargo
dejado por Norris. Lo encontraron en Santiago [James] Steele, persona con

89
Montt le ofreció a Julio Subercaseaux la legación en España durante su mandato. Riesco le
había ofrecido anteriormente, ser intendente de Santiago.
90
La Real Academia Española define el “Concurso de acreedores” como: Juicio universal para
aplicar los haberes de un deudor no comerciante al pago de sus acreedores. El concurso re-
mite a una situación especial de una persona natural o jurídica en la que no puede pagar sus
deudas pese a tener activos que se lo permitirían si pudieran transformarse en dinero efectivo.
Al parecer era esta la situación de la Explotadora del Baker, ya que tenía ganado, madera, in-
fraestructura, embarcaciones, herramientas y otros, pero se había quedado sin liquidez. Pudo
haber ocurrido también que el directorio haya visualizado la quiebra debido a que los activos
e ingresos proyectados hayan sido menores a las deudas acumuladas para fines de 1907, pero
se decidiera por pedir un concurso de acreedores para “matizar” la grave situación financiera
y no generar un pánico mayor entre los accionistas.
91
En la publicación del 30 de marzo de 1906, Langlois aparece con 200 acciones en la nómina
de accionistas de la empresa ganadera.

89
experiencia en administración ganadera en Magallanes. También fue con-
tratado el marino mercante Guillermo Titus como capitán del vapor Baker.
El mismo que había protagonizado el rescate de los obreros en el Baker en
septiembre de 1906 como capitán del vapor Araucanía. Otros trabajadores se
mantenían en la faena del Baker desde 1907, trabajando sin salario.
Casi al mismo tiempo de declararse el concurso de acreedores, varios tra-
bajadores intentaron cobrar lo que se les adeudaba. Se generaron de este
modo una serie de protestos en notarías de Santiago92 contra la Compañía
Explotadora del Baker, por letras de cambio fechadas tanto en las mismas
instalaciones de la empresa en Bajo Pisagua, como en Castro, Calbuco y Val-
divia. A modo de ejemplo se transcribe una cuya emisión original ocurrió en
Bajo Pisagua, llamada en la época “Puerto Baker”:

Protesto Nº 55. Notaría Francisco Márquez de la Plata, Santiago.


“Pto Baker Marzo 28 de 1908. Por $ 277.50 A la vista se servirá Ud.
mandar pagar por esta única de cambio, a la orden de Juan de la Cruz
Guerrero, la cantidad de doscientos setenta y siete pesos 50/100 valor
que cargará Ud. en cuenta según aviso de S.S pp Cia. Esplotadora del
Baker. M. Vergara Por Administrador. A la Cia. Esplotadora del Baker.
Santiago. Páguese a la orden de los SS Llorente y Cia. Juan de la C.
Guerrero. Páguese a la orden del Banco de Chile valor en cobro. Valdi-
via 8 de abril de 1908. Llorente y Cia.”
Conforme. Santiago, Mayo 12 de 1908.
Francisco Marquez de la Plata (firma)
En Santiago de Chile, a doce de Mayo de mil novecientos ocho, a las
dos y media de la tarde y asociado a los testigos infrascritos, requerí
de pago de la letra cuya copia fiel precede, al señor Francisco Langlois,
Síndico de la quiebra de la Cia. Esplotadora del Baker, y me espuso
que no la pagaba por estar en quiebra la Compañia librada. Hice la
comunicacion de daños y perjuicios y la reserva necesaria de derechos.
Cumplí con los demás requisitos legales. No firma por no ser innece-
sario. Doi fé
(Firma de testigos ilegibles. Firma de notario legible)

Como este protesto hubo catorce más entre el 12 de mayo y el 13 de julio


de 1908. En la siguiente tabla se presenta la lista de trabajadores que busca-
ban se les cancelaran sus salarios:

92
ARNAD, NS, Primer semestre 1908.

90
Tabla 2: Lista de trabajadores con protestos contra la Compañía Explotadora del
Baker, 1908.

Martin Nielson 154,5


Juan de la Cruz Guerrero 277,5
Santiago Deugenio 251,5
Augusto Medel 124
Nemecio Alarcón 243,48
José Alberto Reyes 122,6
Anjel Aguilera 94
Santiago Sepúlveda 163,84
Alberto Deugenio 364,45
Gabriel Perez 220
Francisco Hernández 227
Manuel Jesús Aguilar 499,25
Victoriano Oyarzún 400
Manuel Gómez Márquez 209,85
José Santos Lenquen 151,15
Total adeudado a trabajadores 3503,12

(Elaboración propia en base a revisión de protestos


notariales, 1908)

Un dato interesante sobre la actividad mermada de los obreros en el pe-


riodo de liquidación de la empresa lo entregó el explorador sueco Carl Sko-
ttsberg en su libro Wilds of Patagonia (1911). Era el mes de junio de 1908 y
Skottsberg relata que mientras pasaban el canal Troya para devolverse hacia
el Oeste, ya que el capitán de la nave en la que estaban, se había negado
remontar el canal Baker para llegar a la desembocadura del río homónimo,
por considerarlo arriesgado dado el escaso tiempo que tenían para retornar
a Punta Arenas; y con un temporal desatado en el área:

“…we suddenly caught sight of a sailing-boat. We guessed it to be people


from the Baker Company, a Chilean enterprise, wich has the leasehold of
larges stretches down the river from the inlet to the Argentina frontier. Of
course we stopped at once, took the crew on board, and towed their boat to
a harbour.”93

93
Skottsberg, C. 1911 p. 86.

91
Mientras Langlois comenzaba con el proceso liquidatorio de la empre-
sa, recibiendo notificaciones de los acreedores, inventariando los activos de
la empresa, pensando una estrategia para venderlos y así resarcir deudas,
los trabajadores se mantenían sin sueldos y en condiciones cada vez más
precarias. Para no repetir la tragedia de 1906, Santiago Steele debió haber
establecido un sistema de autoabastecimiento usando el vapor para buscar
alimentos, racionando lo que aún quedaba en las bodegas y eventualmente
consumiendo carne del mismo ganado que pastaba desde La Colonia al valle
Chacabuco.
En cuanto a la situación de endeudamiento de la Compañía, se ha logrado
pesquisar dos créditos del año 1907, protestados a inicios de 1908. El más
antiguo era una letra en libras esterlinas a nombre de W.H. Crossmann &
Co. emitida el 18 de septiembre de 1907 en Nueva York (£ 1.434,17.2). El otro
corresponde a una letra de cambio de la Compañía Braun y Blanchard, por
poco más de treinta mil pesos de la época, emitida el 21 de noviembre de
1907.94 Hubo un tercer crédito fechado a principios de 1908 (11 de enero) por
la suma de $ 1.210,30 a nombre de la firma comercial Martens Roepke y Cía
de la ciudad de Valdivia.
Por otra parte, la Compañía Explotadora del Baker también intentó cobrar
deudas que terceros tenían con ella. Es así que el 29 de enero de 1908 se pro-
testaba una letra de cambio contra el ciudadano Florencio Echeverría, por
un monto de $ 1.640, la que no pudo ser cobrada por el notario al no ubicar
al deudor.

Los acreedores del concurso

El 25 de junio de 1908 se llevó a cabo la primera reunión de acreedores tal


como lo estipulara el Juez Dueñas al aceptar la tramitación del concurso. Esta
primera junta tuvo como objetivo central ratificar en el cargo al síndico pro-
visional Francisco Langlois. También se acordó una segunda junta de acree-
dores para levantar un acta de verificación de todos los créditos impagos, la
que se fijó para el martes 04 de agosto de aquel año.
Esta segunda junta se llevó a cabo y se formalizaron créditos a veinte
acreedores. La mayor parte eran en moneda nacional, pero había también en
libras esterlinas y en peso oro de 18 peniques.

94
El 21 de noviembre Braun y Blanchard emitió en Punta Arenas una letra de cambio del
Banco Anglo-Sudamericano, por la suma de $30.083,57 a pagar en un plazo de 30 días. La Ex-
plotadora del Baker la aceptó el 5 de diciembre, pero no pudo pagarla a tiempo, por lo que la
empresa magallánica la protestó ante el notario Larrazábal de Santiago el 7 de enero de 1908.

92
Tabla 3: Acreedores del concurso de la Compañía Explotadora del Baker, 04 de agosto 1908.
Oro 18
Nº Nombre acreedor Residencia Representante Profesión Monto $ Libras Chelines Peniques
peniques
1 Banco Mobiliario Santiago Luis Alberto Villegas Abogado 132000, 66
2 Banco Anglo Sud Roberto Arriagada Agente judicial
16350,93 4051 314
Americano
3 46375,67
4 1219
5 Braun y Blanchard Punta Arenas Santiago Mckensie Comerciante 23717,87
6 Pedro Vergara Santiago Carlos Edwards Abogado 9106,8
7 Santiago Edwards Santiago Carlos Edwards Abogado 2000
8 Santiago Victor León Comerciante 13459,41
9 Ignacio García Abogado 1263,55
10 17570
11 Banco de Chile Santiago Emilio Espinoza Agente judicial 288,5
12 Ramón Henriquez Abogado 1974,67
13 Pablo Horning Comerciante 1457,75
14 Guillermo Werthe Comerciante 109,09
15 Williamson Balfour Bernardino Leiva Abogado 2400
16 William Norris Carlos Alberto Novoa Abogado 1788 11 10
17 Tomas Slaughter Santiago Mckensie Comerciante 318 8 4
18 Morrison y Cía Enrique Donoso Abogado 1350,11
1350,11
19 Granton P Jones Santiago Comerciante 100
20 Timmermann y Cía Santiago Alberto Koch Comerciante 4648,75

93
(Elaboración propia a partir de Escritura notarial 1908)
La deuda total que reclamaban los acreedores concurrentes en el concurso
de la Compañía Explotadora del Baker ascendía a $ 330.594,7 pesos chile-
nos de la época.95 A esto habría que sumar los $ 3.503,12 reclamados por los
trabajadores y lo adeudado al administrador en faena Santiago Steele y al
capitán del vapor Baker, Guillermo Titus.96
El principal acreedor era el Banco Anglo Sudamericano97 por créditos en
pesos chilenos y libras esterlinas, sumando un total de $194.634,7. Le seguía
el Banco Mobiliario con un crédito por $132.000,66. El tercer acreedor era
nada menos que William Norris, accionista minoritario y administrador de
la faena del Baker hasta 1907. La deuda que reclamaba estaba en libras es-
terlinas, que convertidas a pesos chilenos ascendía a $44.753,64. El cuarto
mayor acreedor era la firma magallánica Braun y Blanchard, con un crédito
por $23.717,87.
El origen de las deudas de la Explotadora del Baker era diverso, siendo
las financieras (dinero para inversión) las más crecidas. Habían acreedores
como Norris que al parecer exigían el pago de sus remuneraciones. También
estaban las deudas comerciales con firmas y comerciantes particulares. Lla-
ma la atención el acreedor Tomas Slaughter. Posiblemente se trataba de otro
empleado de la Compañía del que no se tienen mayores antecedentes.98 Su
crédito contra la empresa estaba en libras esterlinas como el de Norris, que
convertido a moneda nacional de la época sumaba $ 7.959,74.
Con los créditos verificados, la labor del Síndico Langlois era repartir de
la mejor manera el dinero que pudiese rescatarse con la venta de los activos
de la empresa, todos situados en la concesión misma. Había que reunir el
ganado existente y arrearlo a algún punto para su venta. Había que intentar
vender las piezas de madera, además de las embarcaciones, desde el vapor
Baker hasta los botes a remo usados para navegar el río.

95
La conversión de libras esterlinas a pesos se realizó sobre la base de £1/$25,03, valor de
cambio de 1908, en tanto que para el peso oro de 18 peniques, la relación fue 9,6d/$1.
96
Estas cifras no han podido ser determinadas. El administrador Steele se cobró con la venta
del vapor Baker como se verá más adelante, en tanto Guillermo Titus solicitó por intermedio
del comprador del vapor Baker, Carlos Oelckers el pago de su salario ante el Síndico Langlois.
ARNAD, NPM, segundo semestre 1908, primer semestre 1909.
97
Este Banco no era otro que el antiguo Banco de Tarapacá y Londres, fundado por John North
en 1889 para controlar la financiación del negocio salitrero.
98
En la web http://patbrit.org, se registra una lista de nombres que aparecen en el libro Pa-
tagonian Panorama del inglés Tom P. Jones. Entre ellos está el de Tom Slaugter, cuyo oficio
según Jones había sido el de administrador de granja de ovejas. Ver http://patbrit.org/bil/
ranchers/tpjnames.htm#firms.

94
El vapor Baker es vendido por el administrador
de la concesión sin informar a la empresa

En los terrenos de la concesión en tanto ya se tenía mediana claridad so-


bre el fin que esperaba a la sociedad ganadera. Había que tomar entonces
una decisión. Es así que el administrador Steele viajó a Puerto Montt, se con-
tactó con Carlos Oelckers, comerciante de Calbuco y le ofreció en venta las
dos embarcaciones mayores de la empresa, el vapor Baker y la goleta Luisa.
Esta fue una decisión personal de Steele, quien deseaba pagarse todo lo
adeudado en sueldos por parte de la empresa. No es posible saber si el ad-
ministrador acordó con los trabajadores a su cargo repartir el resultado del
negocio. El caso es que el 5 de diciembre de 1908 Steele y Oelckers firmaban
la escritura de compraventa de las embarcaciones en la notaría de Calbuco.99
El administrador regresó al Baker y ordenó hacer abandono de las instala-
ciones. Envió a un grupo de trabajadores por territorio argentino con rumbo
a Punta Arenas, mientras que él junto a otro grupo y la tripulación del vapor
Baker, emprendían viaje a Puerto Montt para hacer entrega de las embarca-
ciones al nuevo dueño.
De algún modo el síndico Langlois se enteró de la maniobra del admi-
nistrador y solicitó al Juez Dueñas intervenir y detener la embarcación pues
la venta que se había efectuado no contaba con la aprobación de la junta de
acreedores.
A mediados de diciembre se emite una notificación urgente a los tribu-
nales de Puerto Montt para coordinar la interceptación del vapor Baker. Se
ordena entonces a la autoridad marítima de dicho puerto disponer embar-
caciones oficiales para salir en búsqueda del Baker. La prensa accedió a la
información y el 22 de diciembre aparece en La Alianza Liberal lo siguiente:

“Marítima
Vaporcito “Baker”
Pronto saldrá en busca de este vaporcito, uno de los escampavias, para
dar cumplimiento a órdenes Superiores de la Armada. Parece que este
vapor ha sido vendido fraudulentamente, por lo cual la Justicia ha to-
mado tambien carta en el asunto.
El Baker trae a remolque una goleta cargada de mercaderías, desde el
estuario del mismo nombre i hasta la fecha nada se sabe, de la suerte
que puede haberle cabido, en los procelosos mares del golfo de Penas i
Tres Montes, donde se desarrollan temporales tremendos, en todas las
estaciones del año.”

99
Los libros de esta notaría no se encuentran en el Fondo Notarías de ARNAD. La información
se ha obtenido de una escritura de protesta del capitán Titus, realizada en la notaría de Puerto
Montt.

95
Dos días después La Alianza Liberal informaba:

“Marítima
El vaporcito “Backer”
Una verdadera odisea – El Toro zarpa en su busca

Hoi, cumpliendo una órden de la Direccion de la Armada, el escampa-


vía Toro zarpó en busca del vapor Backer que segun disposicion judi-
cial debe ser depositado en este puerto.
Según noticias traidas por el Pisagua el Baker estaba hace días en Me-
linka en viaje a este puerto.
A fuerza de necesidad este vaporcito se ha transformado en pirata,
pues de los pocos trabajadores que quedaban en Baker, como veinte i
tantos hombres, viéndose abandonados, con su salarios de largos me-
ses perdidos i aun amenazados por el hambre, resolvieron abandonar
ese lugar i se lanzaron con el vapor i una goleta cargada de cuanto
pudieran vender.
Pero parece que el jefe de estos pseudo piratas ha sido informado de
la accion judicial pues en Melinka manifestó deseos de regresar al Sur
para dirijirse a la Arjentina.
Toma visos de odisea los descalabros de Baker especialmente de los
tripulantes del vapor que se han insurreccionado, por la necesidad.”

Finalmente, el 29 de diciembre el mismo periódico reseñaba las maniobras


de interceptación del vapor Baker y la goleta que traía a remolque, además
informaba sobre la protesta del capitán Titus ante la acción de los marinos:

“El secuestre del ‘Backer’


Cómo lo efectuó el “Toro”-Protesta de los tripulantes
Como lo anunciamos hace poco, zarpó de este puerto con rumbo al
sur el escampavía Toro, llevando la comisión de tomar en secuestre al
vapor Backer i una goleta que navegaban al sur de Chiloé.
Un poco al sur de la isla grande encontró el Toro al buscado vapor i
dió cumplimiento a la órden que llevaba trayéndolos en seguida a este
puerto donde fondearon en la tarde del domingo último.
Como ese dia no se encontraba en esta ciudad don Ricardo Hollstein,
encargado por la Justicia, depositario del secuestre, el Delegado del
Territorio Marítimo dispuso que el vapor Backer i la goleta permane-
ciesen incomunicados hasta la hora de la entrega que fué en la mañana
del siguiente dia.
Hasta aquí la actuacion que han tenido los miembros de la Armada en
este bullado asunto. Ahora las cosas están en poder de la Justicia ante
la cual se ventila la liquidacion de la desgraciada Sociedad Backer.
---

96
Conviene tambien saber que este vapor no habia salido ocultamente
de Backer como se creía al principio sino habia sido vendido por el
administrador de la sociedad en liquidación a don Carlos Oelkers de
Calbuco.
Para recibirse de esta compra fué allá un empleado del señor Oelkers,
quien ayer en compañía del capitan señor Titus formularon la corres-
pondiente protesta ante el Notario.
Hai, pues, una cuestion judicial de por medio en que se ha anulado,
por motivos que no es de nuestra inconbeniencia apreciar, la venta he-
cha por el administrador de Backer.

Marítima
La captura del ‘Baker’
Anteayer en la tarde entró el Toro trayendo en secuestre al vaporcito
Baker i una Goleta, cuya odisea narramos en otras columnas.”

La instrucción de interceptar el vapor Baker también fue expedida a Pun-


ta Arenas, desde donde fue despachado el escampavía Cóndor con la orden
de rastrear la embarcación.100 A pocos días de salir, el Cóndor debió retornar
pues recibió la noticia que el Baker había sido interceptado en la zona de
Melinka.
Mientras todo esto ocurría, el grupo de trabajadores que viajó vía Argen-
tina tenía destino la ciudad de Punta Arenas. Carl Skottsberg dejó testimonio
escrito del encuentro que tuvo con esta partida a cargo de un empleado de la
empresa. El encuentro se produjo durante la espera del ferry para cruzar el
río Santa Cruz. El explorador relató:

“Down at the river Santa Cruz, the outlet of the Lakes Argentino
and Viedma, we met two others parties wainting to cross with their
tropillas. One of them was the inspector of police at Lago Argentino,
the other a man from the Baker Company on his way to Punta Arenas
with the last peons. Through Captain Steele he had heard about us and
now brought news from him. A Steamer had called in Baker, Steele
and the other men has gone away in her, and the farm was now empty,
cattle and sheep running wild.” (p. 264)

Por esa misma época o a principios de 1909, Luis Larraín Bulnes a quien
el síndico Langlois había autorizado para retirar ganado desde Baker con el
fin de venderlo, habría realizado un rodeo de 3.500 animales, según informó
posteriormente al mismo síndico.101

El Magallanes, 22 de diciembre 1908. BN-SPM.


100

Antecedentes Decreto Nº 3055, liberación derechos de internación Carlos F. von Flach. AR-
101

NAD, MinHac., Vol. 4246, 1911.

97
El vapor Baker es formalmente vendido a Carlos Oelckers

Si bien el síndico Langlois logró su objetivo de retener judicialmente el


vapor Baker y contaba con una autorización judicial (fechada el 29 de di-
ciembre de 1908) aprobada por los acreedores, para trasladarlo a Valparaíso
y venderlo en pública subasta, no tuvo otra opción que regularizar la com-
praventa entre el administrador Steele y Carlos Oelckers. Este último había
emitido protestas en la notaría de Puerto Montt por el actuar del síndico y
entregó poder de representación a un abogado para que lo defendiera ante
el intento de requisación de la empresa. Por otro lado, la empresa adeudaba
sueldos a Steele, por lo que de sostener su idea de anular la venta, recu-
perar las embarcaciones y rematarlas podría haber significado un reclamo
mayor de Steele, quien por lo demás ya estaba en poder del dinero pagado
por Oelckers y el 4 de enero de 1909 había dado poder notarial al abogado
Amador Mujica para que lo representara, cobrando los sueldos adeudados e
impidiendo se anulara la venta.
La autorización judicial que tenía el síndico, consideraba como última
opción la venta en cualquier forma de las embarcaciones si la subasta no
pudiera realizarse. Es así que Langlois optó por negociar con el comerciante
calbucano, llegando a acuerdo a fines de marzo de 1909. Oelckers viaja en-
tonces a Santiago para firmar la escritura que regularizaría por completo la
compraventa de las embarcaciones. En dicho documento, suscrito en la nota-
ría de Desiderio Lizama el 6 de abril de 1909 se estableció que Langlois ven-
día a Oelckers las embarcaciones con el acuerdo de la comisión liquidadora y
en representación de la empresa; que la venta se realizaba en el estado en que
se encontrasen el vapor y la goleta y con todos los útiles y herramientas in-
ventariados al momento de ser secuestrados, todo lo cual el comprador reco-
nocía; que éste se desistía de toda acción judicial anterior o posterior contra
la Explotadora del Baker, por el secuestre de las embarcaciones; que el precio
de venta sería veintiseis mil pesos pagaderos del siguiente modo: cinco mil
pesos al contado, tres mil quinientos pesos que Oelckers había ya pagado
al administrador Steele (“por sueldos”, dice la escritura) y los diecisiete mil
quinientos pesos restantes a 90 días, con interés anual de ocho por ciento.
El vapor Baker prestó servicios en Puerto Montt y Calbuco, bajo la propie-
dad de Carlos Oelckers posterior al 30 de abril 1909, fecha en que el comer-
ciante recibió las embarcaciones de manos del secuestre a cargo, el abogado
Ricardo Holstman. Terminó sus días como embarcación menor en el puerto
de Valparaíso. Su matrícula oficial fue dada de baja en los registros de la Ma-
rina Mercante Nacional el 12 de mayo de 1910.102

Memoria del Ministerio de Marina, presentada al Congreso, 1911. Imprenta Cervantes.


102

ANH.

98
El remate del ganado existente en la concesión

Luego de resolverse el problema del vapor Baker, Langlois se abocó a la


venta del ganado remanente en la concesión, luego del arreo realizado por
Larraín Bulnes. Según los inventarios enviados desde La Colonia en 1908,
habían seis mil cabezas de ganado vacuno en la concesión. Como Larraín
retiró sólo tres mil quinientos, el síndico estimaba que aún debían quedar
dos mil cabezas, sino más, en el territorio. En cuanto al ganado ovino, se
calculaba la existencia de unas dos mil cabezas. De los caballares no se ma-
nejaban cifras. Es por ello que Langlois consideró muy difícil la venta directa
del ganado, nadie estaría dispuesto a comprar sin saber la cantidad exacta
de animales. La mejor opción era el remate de la hacienda al barrer. De este
modo, el síndico solicitó al Juez Dueñas aceptar la idea del remate y fijar
una fecha para llevarlo a cabo. Elaboró las bases del mismo, las sometió a la
aprobación de los acreedores y luego del Juez. La postura mínima del remate
serían diez mil pesos. Los postores pujarían por el “derecho de propiedad”
sobre la hacienda existente, sin responsabilidad de la empresa en la cantidad.
Quien se adjudicara el ganado adquiría igualmente el derecho a usar la mar-
ca de la Explotadora del Baker y a reclamar y perseguir el ganado con dicha
marca que hubiese sido tomado, robado o hurtado por terceros.
El 14 de septiembre de 1909 el Juez Dueñas determinó la fecha del remate
para el 14 de octubre a las 2:30 de la tarde en las oficinas del Cuarto Juzgado
de Santiago.103 Fueron dos los postores en el remate, siendo James Metcalfe,
representante de Carlos Flach, a quien el Juez Dueñas adjudicó el ganado por
la suma de catorce mil ochocientos pesos. El 28 de octubre se produjo la total
tramitación del remate, con la presencia de Carlos Flach, quien canceló me-
diante cheque el saldo del remate a conformidad total del síndico Langlois.104

Nuevos intentos por reactivar el negocio ganadero en el área

A mediados de 1909, cuando todavía el concurso de la Compañía no se ce-


rraba, Santiago Díaz Cárdenas, vecino de Punta Arenas, elevó una solicitud
al Ministerio de Colonización105 en la que luego de informar el fracaso del
esfuerzo empresarial organizado a partir de la concesión otorgada a Contar-
di, pidió se declarase caducado de hecho el permiso de ocupación otorgado
a éste en 1903 y que se le permitiera a él establecerse en los mismos terrenos

103
Acta de Remate ganado Cía. Explotadora del Baker, proceso de liquidación. Antecedentes
Decreto Nº 3055, liberación derechos de internación Carlos F. von Flach. ARNAD, MinHac,
Vol. 4246, 1911.
104
Carlos Flach comenzó a usar en Chile la partícula “von” en su apellido, como signo de
“distinción”. Ver Osorio, M. 2014. Antiguas Historias del Valle Simpson. Región de Aysén.
105
Antecedentes Decreto 1852 del 13 de diciembre de 1911. ARNAD, MinRel, Vol. 1556, 1911.

99
de dicha concesión con el objeto de instalar un negocio ganadero basado en
la crianza de ovejas y vacunos, proponiendo además establecer una grasería
a vapor o fábrica de carne en conserva y al menos un aserradero.
La solicitud planteaba un esfuerzo de inversión mínimo de cien mil pesos
y la oferta de dejar mejoras por “más de sesenta mil pesos” a la vuelta de
20 años “de posesión”. Díaz ofrecía obligarse a otras compensaciones a be-
neficio fiscal: proporcionar maderas al costo para necesidades de la marina;
dar trabajo en los establecimientos industriales que se proponía instalar, a
colonos que llegasen a Magallanes bajo contrato con el gobierno; establecer
línea de navegación mensual “si el Supremo Gobierno me lo exige”, entre el
canal Baker y cualquier otro puerto del Estrecho de Magallanes, para com-
binar con vapores “que hacen la carrera a Valparaiso suvbencionados por el
fisco”, edificar inmuebles a razón de diez mil pesos de inversión por año y
desde el primer año de posesión, también se comprometía a no destruir nada
que estuviera ya construido y a dar otros beneficios al fisco sobre ganado en
pie, charqui o carne en conserva a precio rebajado y destinado al ejército o
la marina.
Como se ve, la estrategia de Díaz era conseguir la concesión sobre la base
de una resolución de hecho del contrato por parte del Fisco, ya que la Explo-
tadora del Baker había abandonado totalmente el área concesionada, retiran-
do incluso sus máquinas e instalaciones. Ofrecía a cambio hacerse cargo per-
sonalmente de la empresa que describía, confiado en el criterio del ministro
por “fomentar i ayudar a la industria nacional…”
La solicitud fue recepcionada el 23 de julio de 1909, dando comienzo a
una larga tramitación burocrática que culminará en la caducación de la Con-
cesión Contardi, el 13 de diciembre de 1911.
El primer informe al ministro, evacuado desde la Oficina General de Men-
sura de Tierras sugería no conceder lo solicitado, pues antes se debía realizar
un exhaustivo estudio sobre el asunto y no se contaba con tiempo para ello
(27 de julio 1909). El ministro solicitó entonces informe al gobernador de
Magallanes, Sr. Chagneau (30 de julio), quien a su vez instruyó al agrimensor
del Territorio para que se pronunciara al respecto. Dicho funcionario respon-
dió al gobernador (30 de agosto) con un breve informe en el que indica que
en julio su oficina recibió y tramitó la solicitud de Díaz; y que según era sa-
bido en Magallanes, la Explotadora del Baker que se había formado para ex-
plotar los campos concesionados a Contardi, había quebrado y debido a las
dificultades enfrentadas por la empresa, los campos fueron abandonados.
Finalizaba el agrimensor Hugo Pietrogrande, afirmando que no le constaba
en absoluto si la Sociedad Explotadora habría cumplido alguna de las cláu-
sulas del artículo 2º del decreto de concesión de 1903.
Al día siguiente, el gobernador redactó su respuesta al ministro de Tierras
y Colonización, la que resulta totalmente favorable a la petición de Santiago
Díaz en todos sus términos, indicando solamente que el Gobierno debía esta-
blecer una fianza al solicitante con el fin de que éste garantizara su petición.

100
Este informe fue recibido en Santiago el 22 de septiembre y al día siguiente
se pidió nuevamente pronunciamiento al Consejo de Defensa Fiscal, orga-
nismo que a su vez pidió antecedentes al abogado jefe de Colonización (28
de septiembre).
Este funcionario de Colonización no se apartó en nada de su primer infor-
me, afirmando que “…es inaceptable por ahora la solicitud del señor Díaz”.
Pero esta vez agregó más información para el Consejo. Indicó que la sección
de Colonización tuvo conocimiento de la denuncia por incumplimiento de
la totalidad de las cláusulas del permiso de ocupación por parte de la “Socie-
dad del Backer”, sugiriendo investigar la veracidad de la situación y en caso
de ser efectiva, propuso que el Gobierno recuperase los terrenos para luego
“venderlos en remate ó darlos en arrendamiento en licitación pública.”
Con estos antecedentes, el Consejo de Defensa Fiscal emitió su informe
(12 de febrero 1910) al ministro, refrendando totalmente lo propuesto por el
abogado de colonización. De este modo, el ministro instruyó a la Inspección
General de Colonización tomar las acciones que sugería el Consejo. El jefe
de la Inspección señor Borgoño Dávila, solicitó a su vez al interventor fiscal
de colonias Otto Rehren, investigar el denuncio y elaborar con urgencia un
informe.
Rehren respondió a su superior el 28 de abril de 1910. Su informe confir-
maba lo denunciado: la Explotadora del Baker no introdujo ningún colono
de origen sajón, estando obligada a hacerlo por el decreto de 1903 cedido
por Contardi para la formación de la empresa. Ni siquiera introdujo las pri-
meras diez familias antes del 15 de julio de 1908, fecha en que expiraban los
primeros cinco años de plazo para este compromiso. Si bien el vapor de pro-
piedad de la empresa realizó el servicio entre Baker y Punta Arenas, lo hizo
por corto tiempo y fue vendido en 1908 –informaba Rehren–. Los animales
vacunos fueron retirados el mismo año y llevados a “Teca” e incluso más al
norte, proseguía el interventor de colonias. Finalmente mencionaba que “los
trabajadores contratados en Chiloé abandonaron sus faenas.”
Para el funcionario estaba claro que la empresa no cumplió los compro-
misos y por tanto debía dejarse sin efecto la concesión. Con este informe,
el inspector general de colonización Temístocles Urrutia, emitió su informe
definitivo al ministro (6 de mayo 1910), en el que refrendaba lo dicho por Re-
hren, y sólo aclaraba las fechas de expiración para la introducción de colonos
y para el establecimiento del servicio de vapor.
El ministro generó una nueva providencia (16 de mayo), instruyendo a la
Oficina de Mensura de Tierras emitir su pronunciamiento. Luis Risopatrón
firmará dicho documento el 27 de mayo de 1910, indicando no haber incon-
veniente en caducar la concesión Contardi y destinar los terrenos involucra-
dos a una subasta pública de arrendamiento.
Con todos estos antecedentes, el ministro volvió a pedir al Consejo de
Defensa Fiscal (31 de mayo) que se pronunciara al respecto. Este órgano del
Estado, vuelve a refrendar el informe anterior y de este modo, el Ministerio

101
inició la gestión interna para declarar caducada la concesión Contardi, cuyo
decreto fue emitido recién a fines de 1911.
Se cerraba de este modo, el ciclo trágico de la Compañía Explotadora del
Baker. Y comenzaría un nuevo proceso, iniciado por las peticiones eleva-
das por Carlos Flach, Roberto Unwin y Julio Vicuña Subercaseaux, primo
del principal financista de la fracasada empresa, Julio Subercaseaux Browne.
Pero también Ernesto Hobbs, quien apadrinó a Flach y también incentivó a
otros para obtener el permiso de ocupación de las tierras del Baker y de este
modo lograr la instalación de una empresa ganadera, objetivo que al cabo de
cinco años lograría.

102
CAPÍTULO 3

LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA

Ya antes de haberse enterado totalmente el primer aporte de capital por


parte de los accionistas de la Compañía Explotadora del Baker, que como se
indicó ascendía a $ 320.000 moneda corriente de la época, comenzaron las
actividades para dar inicio a los trabajos en el territorio concesionado.
Era Septiembre de 1904 y el directorio de la compañía decidió organizar
un viaje de reconocimiento a los terrenos de la concesión. Si bien la empresa
contaba con todos los informes de Ricardo 2º Michell, ingeniero que había
dirigido la apertura de la senda entre Puerto San Carlos y el sector de La
Colonia y además había establecido varios puntos de descanso entre Bajo
Pisagua y Puerto San Carlos (Osorio 2006; Osorio y Hartmann 2009);106 inte-
resaba hacer un reconocimiento definitivo del terreno.
Por ello se instruyó al gerente de la empresa, Florencio Tornero, viajar a
Puerto Montt para buscar un administrador de terreno capacitado y de no
hallarlo, trasladarse a la Argentina en su búsqueda, además de iniciar ges-
tiones para la compra de ganado en dicha nación. Tornero también debía
conseguir un grupo de trabajadores chilotes que conocieran la zona, con el
fin de enviarlos a fines del verano al Baker apertrechados de víveres y herra-
mientas y con la instrucción de encontrar a la partida de exploradores que
ingresarían por la frontera internacional. De este modo, el gerente se trasladó
al sur la segunda semana de octubre en el vapor Arica, que hacía la carrera
Valparaíso-Puerto Montt. Así lo informó La Cruz del Sur de Ancud en su
edición del 15 de octubre:

“El ‘ARICA’.- Por telegrama recibido sabemos que este vapor salió de
Valparaiso el Miércoles último. Si no sufre algún otro atraso lo tendre-
mos en ésta el lúnes.
Trae los siguientes pasajeros de Valparaiso, para Ancud i Puerto Montt:
familia Lynch, Santos Tornero, Teniente E. Costa, P.G. Relin, I. Oyar-
zún, A. Sepúlveda, A. Araya y M. Sepúlveda.”

En dicha ciudad Tornero permaneció hasta fines del mismo mes realizan-
do diversas gestiones para la empresa. La Alianza Liberal informaba sobre
su presencia y actividades el 23 de octubre:

106
Osorio y Hartmann 2009. Expediente declaratoria Monumento Histórico Paso San Carlos;
Michell 1900, 1901 Bitácoras de viaje al Baker; Michell 1902. Informe técnico.

103
“SOCIEDAD GANADERA.- Se encuentra en esta el administrador Je-
neral de Sociedad Esplotadora del Becker, que tiene una concesion de
un millon de hectareas i emprenderá el miércoles viaje a la Arjentina,
via Nahuelhuapi a fin de introducir en la concesion las primeras parti-
das de ganado lanar, a cuya crianza se destinara el terreno cedido. Esta
sociedad tiene muy buenas espectativas de éxito.”

El 30 del mismo mes era el periódico La Prensa el que informaba la pre-


sencia de Tornero en Puerto Montt y su viaje a Nahuelhuapi. Esta crónica
resulta de mucho interés pues comentaba también la actividad de empleados
de otras empresas del mismo rubro:

“Sociedades agrícolas i ganaderas.- Ultimamente han estado entre


nosotros una buena parte de los Administradores i empleados de las
sociedades organizadas para esplotar las costas i campos de nuestra
provincia hasta Magallanes. Asi hemos tenido ocasión de ver a los se-
ñores Weber, Bornemann Director i Administrador de la sociedad es-
plotadora de Llanquihue; los señores Cousin, Valdes, Benitez y Christi
de la sociedad Frigorífica de Cochamó; don Santos Tornero Echeve-
rria i varios empleados mas de la sociedad Esplotadora del rio Bac-
ker, los que marcharon hace cuatro días por vía Nahuelhuapi; i don
Gmo. Müller, jefe de trabajos de la Sociedad Ganadera de Aisen, que
tiene contratado cerca de cuatrocientos operarios, para trasladarse al
sur una vez que llegue en el vapor Cambronne el Jerente de la sociedad
don Juan Dun.
Se nos dice que en breve llegaran tambien a emprender trabajos los
directores i empleados superiores de la sociedad Bododahue.
Todo este movimiento de jente i de trabajo hacen que en esta plaza se
note grande actividad comercial.” (El destacado es nuestro)

No deja de llamar la atención que Florencio Tornero se presentara o fue-


se mencionado con el nombre de su abuelo Santos en dos de los medios de
prensa citados. Tornero tenía un hermano, Aníbal, que llevaba como segun-
do nombre Santos. Tal vez este hermano lo acompañó en aquella ocasión,107
de otro modo habría que considerar la posibilidad de que Florencio utilizara
aquel nombre que no le pertenecía, para presentarse en Puerto Montt.
Estando el gerente administrador en territorio argentino, se presentó ante
él el ciudadano inglés William Norris, que se había enterado de la formación

Aníbal Santos Tornero Echeverría también era accionista, aunque minoritario de la Compa-
107

ñía. Al fundarse la empresa suscribió 20 acciones, que mantenía en 1906, según el registro de
marzo de aquel año. Ver Anexo Accionistas.

104
de la empresa y del interés que el gerente tenía en contratar un administra-
dor. Tornero lo contrató de inmediato.108
Las primeras instrucciones dadas a Norris fueron viajar a puerto Santa
Cruz, contratar allá personal, comprar caballos, víveres y equipamiento para
realizar una expedición de reconocimiento al Baker. El mismo Norris relatará
en sus memorias109 que por toda orientación se le facilitó un mapa del sector
y dos o tres indicaciones geográficas. También se le había informado que
a su llegada al territorio de la concesión, lo estaría esperando un grupo de
trabajadores contratados en Chiloé para iniciar faenas de exploración, cons-
trucción de infraestructura y aprovisionamiento del propio grupo al mando
de Norris. Dicha partida estaba bajo la dirección de un explorador con expe-
riencia de apellido Bórquez.110
El flamante empleado inglés, contratado como administrador de la con-
cesión, emprendió viaje junto a su equipo compuesto de 5 hombres, el 12 de
febrero de 1905. Las escasas referencias sobre el punto donde debía internar-
se al suroeste los hizo recorrer en vano por varios días, pese a que contaron
con el apoyo de un joven peón que había formado parte de una comisión de
límites argentina y recordaba el sitio del último campamento donde dicha
comisión estuvo.
Pocos días después de haber dado con el río Baker y seguir orillándolo
corriente abajo, Norris se encontró con Bórquez y su gente que habían lle-
gado al sector a mediados de marzo a bordo del vapor Patagonia.111 Junto
a Bórquez recorrió y evaluó las condiciones de los distintos sectores de la
concesión, comprobando la calidad de los terrenos para la crianza de gana-
do. Cuando Norris llegó al sector de La Colonia, instruyó a cuatro de sus
hombres para que iniciaran la construcción de viviendas y bodegas que per-
mitieran recibir más trabajadores el año siguiente.
Él en tanto, continuó viaje a Bajo Pisagua reconociendo en el trayecto la
calidad y potencial de la madera existente en el área inferior de la cuenca
fluvial. Desde la desembocadura del Baker se trasladó a la pequeña Caleta

108
No resulta muy claro cómo Tornero se encuentra con Norris. Ivanoff (2000, 2003) indica
que la contratación ocurre en Argentina. Martinic (2005, p.146), indica que Norris contactó a
la gerencia situada en Punta Arenas, lo que parece estar errado a la luz de los antecedentes
expuestos.
109
Campbell & Grace: http://patlibros.org/ficha.php?thm=ranc&fun=wn&lan=eng (consul-
tado: 2014, 2015)
110
Norris relata en sus memorias que este empleado había estado antes en el área con ingenie-
ros chilenos: “The Baker Company had sent from northern Chile a man that had been in the
Baker country with the Chilean engineers (…)”
111
El vapor Patagonia pertenecía a la empresa naviera Braun y Blanchard. El 18 de febrero
de 1905, La Cruz del Sur informaba que el Patagonia venía desde Punta Arenas y recalaría
en esas semanas en Ancud, para continuar de inmediato “viaje á Puerto Montt y rio Aysen,
llevando pasajeros.” BN-SPM.

105
Hale, sitio desde el cual era posible avistar los vapores que realizaban la
carrera Punta Arenas-Norte del país y viceversa. Luego de nueve días de
espera, avistaron un vapor con rumbo al norte y le hicieron señales de humo
para que se detuviera. Bórquez le indicó que era el Patagonia que volvía des-
de Punta Arenas, luego de dejar allá carga y pasajeros. En su viaje al sur, este
vapor había hecho escala también en el río Aysén para dejar trabajadores y
víveres, aprovechando de cargar seis mil piezas de madera que serían vendi-
das en Punta Arenas.112 Antes de embarcarse junto a uno de los trabajadores
que lo acompañaba, Norris instruyó a Bórquez que continuara con las faenas
de despeje, apertura de sendas y construcción de viviendas a la espera de la
llegada de otros trabajadores para la temporada siguiente y del ganado antes
del invierno de 1906.
Los trabajadores volvieron a remontar el canal Martínez hacia el Baker
y continuaron su labor. Ya entrado el invierno de 1905, la tragedia se hizo
presente en la concesión. El grupo de obreros al mando de Bórquez sufrió un
trágico accidente:113 tres o cuatro de ellos perdieron la vida, ahogados en las
aguas del gran río. La lamentable noticia llegó a Chiloé a fines de junio –tal
vez con el regreso de los sobrevivientes– y fue recogida por los periódicos
de Ancud. El Independiente, en su última edición de aquel mes publicó lo
siguiente:

“AHOGADOS
Hace poco, murieron ahogados en la exploracion del Rio Baker, Her-
menegildo Millapel, Enrique Bahamonde y otro de apellido Sanchez,
cuyo nombre no recordamos.
Andaban bajo las órdenes del conocido explorador D. Enrique Borque
M., de Dalcahue.”

En tanto que La Cruz del Sur hizo lo propio el 01 de julio:

“AHOGADOS.- Hace pocos días, según noticias que tenemos, murie-


ron ahogados en el Rio Backer Hermenegildo Millapel Enrique Baha-
monde y dos más, cuyos nombres no ha sido posible obtener.”

La cifra de ahogados sugiere que el accidente debe haberse producido por


el volcamiento de la embarcación en la que navegaban. Las dos notas difie-
ren en la cifra de muertos, pues la primera indica que fueron tres, mientras
que la segunda contabiliza cuatro.

112
El Magallanes informaba el 30 de marzo de 1905 la llegada del Patagonia y el desembarque
de las piezas de madera traídas desde el Aysen. BN-SDyR.
113
Era el primer año de actividad concreta en el área y el sino de la tragedia se instalaba en el
territorio. Acerca de este fatal accidente no se tenía conocimiento. Ni siquiera Norris lo men-
cionó en sus escritos de 1906 y 1939.

106
Norris llegó a Puerto Montt a mediados de abril de 1905. Desde allí em-
prendió viaje a Valparaíso donde sostuvo reuniones con el directorio de la
Compañía Explotadora del Baker para entregar su informe y compartir ideas
en relación con la implantación de ganado. El relato de Norris sobre el po-
tencial ganadero de los valles centrales y maderero de los bosques del curso
inferior del río, coincidía con los informes que los gestores de la empresa ma-
nejaban a principios de 1904. Con los antecedentes que aportó y sus propias
sugerencias acerca de cómo operar en adelante, el directorio le encomendó
un nuevo viaje con el objetivo de supervisar la compra de ganado vacuno
en la zona de Buenos Aires (Argentina). La adquisición de ganado se realizó
en la primavera de 1905, 3000 cabezas de fino ganado Shorton que fue tras-
ladado en tren hasta Río Negro y de allí arreado por Norris y sus hombres
un poco más al sur, hasta las tierras de la ASLCo. Norris consideró que este
ganado, acostumbrado a vivir en campos suaves y bajo un clima húmedo
y cálido, no resistiría la travesía directa al sur, debía antes “aclimatarse” al
territorio. Es así que le fue ofrecido talaje por parte del administrador de la
ASLCo, ofrecimiento al que accedió gustoso. Al cuidado de los animales No-
rris dejó al capataz Lino Jirado, de toda su confianza. Dicho trabajador quedó
con la instrucción de arrear el ganado en la primavera de 1906.
La idea de los directores era llevar los vacunos al valle Colonia, dejando
los campos más secos y cercanos a la frontera (el sector conocido como valle
Chacabuco) para la implantación de ovinos durante la temporada de 1907.
Norris estaba en desacuerdo con la colocación de ganado ovino, consideraba
que era necesario concentrarse en la crianza de vacunos primero.
Por otra parte, el directorio acordó también iniciar en la temporada 1905-
1906 la explotación de Ciprés de las Guaitecas en el área de la desemboca-
dura del río y sectores aledaños, además de la habilitación de la senda que
comunicaba con el interior. Para ello era menester la contratación de trabaja-
dores chilotes, conocidos por su experiencia en la tala de maderas y trabajos
rudos en los bosques australes.114
En esta visita a las oficinas centrales de la compañía es posible que Norris
haya aprovechado la oportunidad para adquirir algunas acciones de la em-
presa o dejar a alguien de confianza el encargo de adquirirlas, en el convenci-
miento que el negocio daría ganancias en el mediano plazo, máxime si era él
quien llevaría adelante las labores de implantación de ganado, organización
de la explotación forestal y administración de la mano de obra. Es así que se
hizo de 100 acciones.115

114
Desde las expediciones de Hans Steffen, quien se admira del valor del obrero chilote para
trabajar en ambientes boscosos, hasta los comentarios de los empresarios madereros de la
época.
115
Norris figura como accionista en la lista publicada por la empresa en marzo de 1906 en el
diario El Mercurio. BN-PM.

107
El “enganche grande” de obreros en Chiloé se habría efectuado durante
el segundo semestre de 1905 según todas las versiones que hasta ahora se
conocen. Sin embargo, no podría haber sido Norris quien lo organizara, ya
que al salir del Baker en abril de aquel año, su destino era Valparaíso como se
ha descrito. Tal vez instruyó al trabajador que lo acompañó en ese viaje para
que pasara a Puerto Montt y Chiloé a realizar gestiones con el fin de con-
tratar la mano de obra para la temporada 1905-1906, pero ello no puede ser
asegurado. Por otro lado, en la primavera de aquel año, Norris se encontraba
trasladando al sur el ganado adquirido en Buenos Aires. En rigor la gestión
debió estar a cargo del gerente administrador Florencio Tornero, pues era
una de sus tareas en tanto ejercía ese cargo dentro de la empresa como se
ha visto en el capítulo anterior. Y si así fue, con toda probabilidad consideró
replicar la exitosa fórmula de enganche implementada por la Sociedad In-
dustrial de Aysen desde la temporada 1904-1905.
Como se demostró en el primer capítulo, desde dicha temporada la de-
manda y contratación de trabajadores en Puerto Montt y Chiloé para faenas
en el Aysen y Magallanes, era de cierta importancia. A fines de 1905, la de-
manda de fuerza de trabajo se había acrecentado ya que desde Magallanes se
pedían obreros, pues se había aprobado la construcción del alcantarillado en
la ciudad de Punta Arenas. En diciembre llegaban a aquella ciudad cerca de
300 trabajadores a bordo del vapor Córcega y en enero de 1906, serían cerca
de 150 los trasladados a dicha región en el vapor Maipo.116
Pero los periódicos de Chiloé y Puerto Montt no registraron en sus cróni-
cas de octubre, noviembre o diciembre de 1905, ni en las de enero y febrero
de 1906, un enganche de trabajadores al Baker.117 El 6 de octubre de 1905 El
Llanquihue informó sobre movimientos de la Sociedad Industrial de Aysen,
a cargo del gerente de la misma, John Dun:

“Sociedad industrial De Aysen. Esta sociedad á abierto una oficina en


la casa de la señora María W. v. De Roa
Para Aysen. El señor Dunn jerente de la Sociedad Industrial de Aysen
zarpó anteayer en el vapor Chacao para Aysen llevando sesenta traba-
jadores.”

No obstante lo anterior, se encontró en la edición del 23 de noviembre de


1905 de El Independiente una información que podría tener relación con el
enganche al Baker. La nota dice:

El Magallanes, 02 de diciembre 1905; El Independiente, 25 de enero 1906. BN-SPM.


116

Se revisaron los siguientes periódicos: La Alianza Liberal, El Llanquihue, El Independiente


117

y La Voz de Castro, meses de octubre a diciembre 1905. BN-SPM.

108
“El Córcega. Entró en nuestra bahía el sábado 18 del presente mes, pro-
cedente de Valparaíso, después de 7 dias de navegación. En el mismo
dia siguió viaje para la Argentina, con escala en varios puertos, llevan-
do carga y varios pasajeros.”

El Córcega, vapor de matrícula extranjera, había zarpado desde Valpa-


raíso el 10 de noviembre de aquel año.118 Su destino final era el puerto de
Buenos Aires, aunque habría recalado en diferentes puertos chilenos, inclu-
yendo Punta Arenas, donde lo hizo el 2 de diciembre, desembarcando allí
muchos pasajeros, 290 según El Magallanes:

“El Corcega- A las 2 de la tarde fondeó en el puerto el vapor “Córce-


ga” procedente del norte, habiendo hecho escalas en Ancud y Puerto
Montt.
Trae doscientos noventa pasajeros.
Como carga 90 toneladas, siendo la principal partida de maderas y
frutas.
A bordo no ocurria novedad.”

De haber viajado a fines de 1905 la principal partida de obreros chilotes


contratados por la Explotadora del Baker, puede ser que los haya llevado el
Córcega como escribió décadas más tarde Aimé Tschiffely (1940). También es
posible que después de este viaje a Buenos Aires, dicho vapor haya sido fle-
tado por la Explotadora del Baker para realizar una serie de viajes de cabota-
je y transporte de trabajadores durante diciembre de 1905. Esto por cuanto su
itinerario se pierde en los comunicados sobre el tráfico marítimo publicados
en los principales diarios del país, lo que resulta llamativo ya que este vapor
había comenzado a operar poco tiempo antes el itinerario internacional Val-
paraíso-Buenos Aires con escalas intermedias en distintos puertos del cono
Sur. Recién el 4 de enero de 1906 un anuncio publicitario119 informaba que el
vapor retornaba desde Buenos Aires el día 10. Posteriormente dicho vapor
fue destinado a la ruta de los puertos del norte del país.120
Desde que inauguró sus operaciones en mayo de 1905,121 el Córcega rea-
lizó varios viajes que incluyeron recaladas en Puerto Montt, Ancud, Aysén

118
El Mercurio de Valparaíso, 11 de noviembre 1905. BN-SPM.
119
El Mercurio de Santiago, 4 de enero de 1906. BN-SPM.
120
En El Mercurio de Santiago del 19 de abril de 1906 se anunciaba viaje del Córcega a los
puertos de Coquimbo, Caldera, Taltal, Antofagasta, Tocopilla e Iquique. BN-SPM.
121
La empresa de navegación la inició el capitán francés Jorge Croisé d’Ancourt con los va-
pores Tronador y Córcega, comprados en Europa. El 7 de mayo de dicho año, el periódico La
Prensa informaba: “Este vapor de la Compañía Magellan salió de Buenos Aires (Arjentina) el
30 de abril ppdo. Ricibirá carga para Talcahuano i Valparaiso. Los ajentes en esta ciudad es
Chile-Arjentina.” BN-SPM.

109
y Punta Arenas.122 No se han hallado registros sobre detenciones en puertos
menores o fuera del itinerario de navegación. Esta falta de información hace
difícil asegurar que los obreros hayan viajado en dicho vapor. El Maipo tam-
bién podría haber dejado obreros en Baker en enero de 1906 durante su viaje
a Punta Arenas, como se ha visto.
Tal vez fue más de una partida de obreros los que viajaron, en un periodo
de tiempo más amplio del que hasta ahora se ha considerado, completando
recién en abril del año 1906 los más de 200 trabajadores en faena. Esta posibi-
lidad se ve apoyada por una crónica aparecida ese mes en La Alianza Liberal
de Puerto Montt donde se denunciaba el vejamen sufrido por un trabajador
conocido de la ciudad que había sido contratado junto a otros compañeros
por “una empresa ganadera”, a bordo de un vapor que había partido al sur.
El vapor referido era el Chile que había zarpado de Valparaíso “con rum-
bo al Sur” el 29 de marzo.123 Durante la recalada hecha en Puerto Montt, su-
bieron al vapor varios trabajadores. Uno de ellos, Lisandro Alvarado prota-
gonizó un altercado a bordo de la embarcación, motivado por su “temeraria”
acción de subir a la cubierta siendo pasajero de 2ª clase. Esto habría provo-
cado la ira de un marinero de origen inglés, quien lo golpeó e increpó para
que volviera a su sitio. Alvarado se defendió, pero fue detenido y amarrado.
Logró zafarse y se escondió en un bote de auxilio, pero fue nuevamente agre-
dido por el marinero y sus compañeros, ante lo cual varios pasajeros recla-
maron y de no mediar la intervención de la persona que lo había contratado,
la paliza hubiese sido mayor. Parece ser que el trabajador Alvarado, víctima
de los marineros del vapor Chile según la crónica de La Alianza Liberal,124
era el mismo Alvarado registrado el 11 de septiembre por el mismo periódico
en la lista de siete trabajadores puertomontinos contratados por la Explota-
dora del Baker, que se hallaban entre los obreros abandonados:

“(…) De este pueblo fueron contratados i llevados a Baker, los siguien-


tes trabajadores en su totalidad jefes de familias domiciliadas en Puer-
to Montt:
Luis Paredes
Jacinto Vidal
José Rojel

122
El 23 de junio de 1905 apareció en El Llanquihue una nota sobre este vapor, informando
que “…llegó á este puerto á principio de la presente semana. Anteayer salió nuevamente con
rumbo al norte.” Los servicios del vapor Córcega se fueron consolidando de tal modo que en
agosto se organizó una sociedad anónima de ciento diez mil libras esterlinas de capital, de la
que el principal accionista era el capitán Croisé D’Ancourt, según informó La Cruz del Sur el
2 de septiembre 1905). BN-SPM.
123
El Mercurio de Santiago, 30 de marzo 1906; El Mercurio de Valparaíso, 30 de marzo de 1906.
BN-SPM.
124
9 de abril de 1906. BN-SPM.

110
Lizandro Alvarado
José Baldomero Covasich
Juan Pio Loaiza
Francisco Garai (…)”

Esos mismos trabajadores salvaron con vida de la tragedia de río Baker y


La Alianza Liberal informó cómo debieron retornar a Puerto Montt, ya que
fueron desembarcados en Chiloé junto a todos los obreros de esa provincia:

“(…) En la tarde del sábado arribó a nuestro puerto una chalupa pro-
cedente de Chiloé tripulada por Lisandro Alvarado, Francisco Garai,
Juan Pio Loaiza, Jacinto Vidal, José Baldomero Covasich, José Rojel y
Luis Paredes, trabajadores todos de las faenas de Rio Baker.
Estos trabajadores tienen sus familias en este pueblo i han soportado
con felicidad las crueles privaciones que han causado la muerte a mu-
chos de sus compañeros de trabajo.
----
Hemos tenido la oportunidad de conversar con todos estos trabajado-
res i todos ellos nos han pintado en su sencillo lenguaje los horrores de
las espantosas privaciones del abandono en que estuvieron sumidos
durante tres largos i rigurosos meses de invierno.” (9 de octubre 1906)

La frase final de esta crónica permite reforzar la hipótesis de que se tra-


taría del mismo trabajador, lo que significaría que todavía en abril de 1906
llegaron trabajadores al Baker. ¿Eran estos últimos obreros calificados, con-
tratados para faenas específicas?, ¿pretendía Tornero dejar una partida de
obreros a cargo del campamento hasta la próxima temporada?

Las condiciones de trabajo en la concesión: secciones, organización social,


salarios. Una propuesta a la luz de las fuentes

La Compañía Explotadora del Baker estableció dos secciones: La Colo-


nia, donde se encontrarían las oficinas centrales y Bajo Pisagua con oficinas
anexas de administración y el campamento maderero. En La Colonia había
dejado Norris un grupo de trabajadores en marzo de 1905, bien apertrecha-
dos y con instrucciones de levantar infraestructura para recibir a nuevos tra-
bajadores la temporada siguiente. Allí llegó el administrador en mayo de
1906, con el ganado criollo arreado desde Tecka. La Colonia contaba desde
antes con una casa de 3,5 x 3 mts, construida en tabla rajada y techo tinglado
(¿tejuela?), según el detalle dejado por el ingeniero Michell. Los trabajadores
dejados por Norris debieron levantar las otras viviendas, incluida la casa de
administración que contaba con corredor y segundo piso.
En la sección de Bajo Pisagua, al momento de ser ocupada por el contin-
gente de trabajadores chilotes a fines de 1905 o inicios de 1906, contaba con

111
una infraestructura mucho más desarrollada, dejada también por la comi-
sión de límites, aunque probablemente en condiciones de abandono: Una
casa de madera aserrada, de 12 x 9 metros, con 4 piezas, pasadizo, corredor,
subterráneo y tres pisos; una casa-bodega de 8 x 6 metros, con dos piezas y
segundo piso; una de 9 x 5,5 metros, con techo, paredes de paja y segundo
piso de tablones; una casa-cocina, de 8 x 6 metros, techo de paja y paredes
de quincha; dos casa-galpones de 9,5 x 5 metros, de paja, para chalupas; una
cocina de 3,5 x 3,5 metros, techo y paredes tinglados de madera; y muelle de
18 metros de largo por 3,20 metros de ancho. Michell indicó que también se
dejaron 120 metros de envaralados, colgados sobre pilotes de 2 a 3 metros de
ancho, para comunicarse entre las casas y el muelle.
Algunas de estas construcciones se pueden observar en las fotografías
del sector Bajo Pisagua tomadas por Norris en 1906 (Ivanoff 2003, 2011). Los
trabajadores que arribaron en 1905, debieron dedicar tiempo a la habilitación
de los espacios, que llevaban al menos tres años sin uso.
El grupo humano que se instaló en Bajo Pisagua estuvo constituido por
el contingente obrero mismo y los empleados a cargo de la administración,
dos ingleses. Los obreros rápidamente se debieron organizar en cuadrillas de
acuerdo a las faenas que debían desarrollar. Los más jóvenes debieron que-
dar bajo el mando de los más experimentados. Cuadrillas de hacheros, ca-
mineros y carpinteros. Es posible que también se hayan formado cuadrillas
de remeros a cargo de las embarcaciones y la movilización entre los diversos
puntos de actividad del campamento, pese a que probablemente la mayoría
de los trabajadores sabía maniobrar embarcaciones. Debió existir también
cocinero (muy probablemente con uno o más ayudantes) y encargado de
bodega. Según el testimonio del administrador Norris, a cargo de las faenas
había quedado un hombre de su total confianza que no parece haber sido
ninguno de los dos empleados ingleses. No es claro que este trabajador haya
supervisado ambas secciones de la concesión, pero parece ser lo más pro-
bable, aunque las fuentes no entregan datos sobre un contacto fluido entre
ambos campamentos, con personal dedicado a faenas totalmente diferentes:
en La Colonia el cuidado de ganado vacuno; en Bajo Pisagua la explotación
maderera y apertura de sendas.
En relación con la paga de los obreros y de acuerdo a referencias salaria-
les de la época, se ha calculado que el salario mensual de la mayor parte de
los trabajadores podría haber alcanzado un mínimo de $30 y un máximo de
$60.125 Dicha cifra se basa en que en aquella época se pagaban jornales de $1
y $2 diarios para faenas agrícolas. Mucho menos que para las labores de ma-
nejo ganadero, donde los expertos eran pocos y muy requeridos, por lo tanto

125
Soto (1976) indica que de acuerdo a los relatos de antiguos obreros, el salario ofrecido por
la Explotadora del Baker era de $24 al mes: “Se ofrecía una incitante paga de veinticuatro pe-
sos mensuales, o sea 8 reales diarios. ¡Caramba! ocho reales en ese tiempo era una cosa muy
seria.” En la época, 8 reales (correspondiente a una moneda colonial cuyo uso simbólico debe
haberse mantenido en Chiloé) equivalían a $1, moneda corriente.

112
se hacían pagar bien. El promedio oscilaba en $4 diarios. En casos excepcio-
nales el pago era muy superior, como de hecho ocurrió con los arrieros que
llevaron el ganado criollo a la frontera frente a la concesión. Norris escribió
en su carta de 1906 que le costó conseguir hombres para el arreo. Comenzó
pagando $6 diarios al salir de Tecka y en Río Mayo los arrieros decidieron
retornar, pese a que les ofreciera $10 diarios. Fue ese jornal el que tuvo que
pagar a un grupo liderado por un “chileno”, que aceptó acompañarlo hasta
las cercanías de la concesión.
Respecto al régimen de trabajo de los obreros contratados para la faena
maderera y de caminos, no hay antecedentes: si se respetaban o no días de
descanso, si la jornada laboral consideraba una cantidad específica de horas
o algún sistema de turnos. En cuanto a la alimentación se puede especular
que al menos contaban con dos comidas al día, desayuno y almuerzo, no se
sabe si éstas eran descontadas o no del salario.
En cuanto a la forma de pago de los salarios, es posible que se pactara
cancelarla al término de la temporada en la mayor parte de los casos, des-
contando gastos incurridos en faena. Lo anterior se ha deducido del breve
comunicado aparecido en La Cruz del Sur a fines de octubre de 1906 en el
que se indicaba que el encargado de la empresa estaba pagando sólo una
parte de los sueldos.
En el caso de los obreros de Puerto Montt, que viajaron en abril al Baker,
se cuenta con el antecedente entregado por La Alianza Liberal en su crónica
del 11 de septiembre de 1906 en la que aseguraba que ellos habrían acordado
con la empresa que su salario fuese entregado mensualmente a sus familias
en dicha ciudad.
El contrato también habría estipu-
lado que la faena correspondía a una
temporada calculada en meses corri-
dos, entre diciembre de 1905 y mayo
de 1906 o enero y junio de 1906. La
llegada de obreros en abril de 1906 re-
sulta extraña, aunque tal vez la idea
de la empresa era que estos trabaja-
dores realizaran una suerte de reem-
plazo de mano de obra o se trataba
quizás de obreros calificados, contra-
tados para efectuar labores específi-
cas o incluso para asumir la estadía
invernal en el campamento.

Obreros en faenas madereras y de navega-


ción, Bajo Pisagua, 1906. Nótese la modalidad
de traslado de postes por medio de una balsa.
(Fotografía publicada por la empresa en revis-
ta ZigZag, octubre 1906)

113
El gerente Tornero y su viaje al Baker: llegada, acompañante, salida
intempestiva y una posible explicación sobre la demora del vapor que
habría contratado para sacar a los obreros

En el vapor Chile también viajó el “gerente administrador en terreno”


de la empresa, Florencio Tornero. Su objetivo habría sido evaluar el avance
general de las faenas; no iba solo, lo acompañaba Julio Vicuña Subercaseaux.
En marzo la noticia de su viaje corría en los círculos sociales y empresariales
de Valparaíso y sería publicada el día 27 de ese mes en El Mercurio de dicha
ciudad que consignó en su sección “Vida Social” lo siguiente:

“A MAGALLANES
En la presente semana, se dirijirán a Magallanes, los señores Florencio
Tornero E. y Julio Vicuña Subercaseaux.”

El vapor Chile tenía anunciada su salida para el día 29 de marzo, según


los avisos publicados en el mismo medio de prensa por la empresa propieta-
ria The Pacific Steam Navigation Company. El destino del buque era Puerto
Montt, con escalas en los puertos de Tomé, Talcahuano, Coronel, Lota, Lebu,
Corral, Ancud y Calbuco. No había mención en el aviso sobre puertos en el
extremo sur del continente. El capitán era P.W. Morgan.
Esto hace pensar que la Explotadora del Baker pudo haber contratado un
viaje especial de este buque con destino al Baker, donde los pasajeros Torne-
ro y Vicuña Subercaseaux, junto a los obreros embarcados en Puerto Montt,
arribaron a mediados de abril.
La estadía de Tornero y Vicuña Subercaseaux en las tierras de la concesión
se prolongó hasta mediados de junio. Una dilatación innecesaria, molesta
y temeraria según la opinión que Norris registró en su carta escrita en Bajo
Pisagua durante el desarrollo de la tragedia y cuyo destinatario era un tío.126
El administrador no lograba entender qué pudo estar haciendo Tornero en
Baker, cuando debía estar gestionando el vapor para sacar a la gente de la
faena. En la misiva dejó entrever su contrariedad ante la irresponsabilidad y
negligencia del “gerente” Tornero, pero también del directorio de la empresa
que a su juicio era igualmente responsable por todo el enredo que impidió
llegara un vapor para sacar a los trabajadores en mayo o junio:

126
Una traducción de este documento clave para la comprensión de los hechos ocurridos
en Bajo Pisagua, fue publicada por Danka Ivanoff en su libro Caleta Tortel y su Isla de los
Muertos. En este trabajo se ha utilizado la transcripción realizada por Campbell & Grace de
la versión original en inglés, disponible en http://patlibros.org/wn/letter.php. La versión
original fue facilitada a los autores de la transcripción por Ivanoff.

114
“(…) They right to have gone from here by the 15th of June at the
latest, but the Board of Directors and the Gerente, Florencio Tornero,
who promised to see to it during my absence have made an awful mess
of it and the steamer is not here yet. Tornero was here when I arrived
from outside with the cattle, like a fool he didn´t arrange with a stea-
mer to came here and fetch the men before he left civilization – he got
here early in april thinking he would have plenty of time to have a
look round and get away again in time to send a steamer.” (W. Norris,
Letter, 1906. El destacado es nuestro)

Resulta clave en este extracto la afirmación “Board of Directors and the


Gerente”, pues la palabra “y” une en la negligencia a ambos. Por otro lado,
Norris no podía explicarse cómo Tornero pudo haber pensado que tendría
tiempo para pasear por la concesión, luego salir de allí y recién enviar el va-
por para recoger a los trabajadores. Incluso trató a dicho ejecutivo como un
“tonto” o “necio”, por no haber dejado coordinado –antes de dejar la civili-
zación– que un vapor pasara a recoger a los hombres.
El escrito de Norris afirma que Tornero llegó a Baker en Abril de 1906. Lo
que llama la atención es que Norris nunca mencionó en su carta la presencia
de Vicuña Subercaseaux. El administrador inglés también le relató a su tío
cómo habría salido Florencio Tornero del lugar, nuevamente sin mencionar
a su acompañante:

“He only left here on 12th of June for the island where I waited
twice for a steamer. He had bad luck and had to wait 3 weeks before a
steamer passed…”

Ubicación de Caleta Hale sobre la margen occidental de isla Orlebar, frente al canal Messier.

115
Como se ve, recién el 12 de junio Tornero y Vicuña Subercaseaux aborda-
ron un bote cuya tripulación los llevó a “la isla” para esperar allá la aparición
de un vapor. Con toda seguridad Norris se refería al sitio donde se empla-
zaba Caleta Hale, lugar conocido por él mismo pues en dos oportunidades
tuvo que esperar la pasada de un vapor. Una de ellas fue en abril de 1905,
como ya se ha comentado anteriormente.
Caleta Hale es una pequeña bahía en la isla Orlebar, del grupo conocido
como islas Baker, ubicado a la salida del canal Baker, con vista hacia la boca
norte del canal Messier, principal vía de navegación para entrar al golfo de
Penas desde el sur. Esta caleta era la que utilizaban los operarios de la faena
del Baker para otear la aparición de vapores desde el sur o norte. Estaba a 50
millas marinas (80 km.) al suroeste de Bajo Pisagua.
Tornero y Vicuña Subercaseaux debieron esperar tres semanas la pasada
de un barco, tiempo que no debió ser nada glamoroso para ellos, acostum-
brados a la vida citadina. Pero probablemente estuvieron acompañados todo
ese tiempo por la tripulación que los llevó al lugar… y debieron alimentarse
también todo ese tiempo. Esto debe hacer reflexionar, como ya lo sugirie-
ra Ivanoff (2011) para el caso de Tornero, en torno a la disponibilidad de
alimentos en el lugar o al traslado de los mismos desde Bajo Pisagua para
mantener a estos “ejecutivos” durante esas tres semanas.
Recién a principios de julio lograron abandonar del todo el sector del
Baker a bordo del vapor inglés Samara, procedente de Taltal y que se detuvo
ante las señales provenientes de la caleta. El 10 de julio ambos desembarca-
ron en Punta Arenas, hecho que fue informado por el diario El Magallanes
de aquella ciudad:

‘El Samara’.- En la mañana de hoy entró en el puerto el vapor ingles


‘Samara’ procedente de Taltal, con un cargamento completo de salitre
para Hamburgo.
En este vapor llegaron, embarcados en rio Baker, los Srs. Florencio Tor-
nero Echeverría i Julio Vicuña Subercaseaux, que vienen en viaje de
negocios.”

Los trabajadores que llevaron al gerente, regresaron al campamento, en-


contrándose con el inicio del drama. Norris escribió que entonces comenzó
la tensa espera del vapor. El administador inglés afirmaba que Tornero se fue
del Baker sabiendo que la situación era difícil y prometiendo enviar pronta-
mente un vapor. El gerente nunca pudo haber pensado que la situación lle-
garía al extremo que llegó. La afirmación de Norris parece sugerir que Torne-
ro salió de Bajo Pisagua cuando los primeros obreros ya habían enfermado.
Pero, ¿por qué Tornero decide salir tan intempestivamente de Bajo
Pisagua? ¿Habrá sido tan inepto como para no prever su salida en tiempo
prudente desde Baker, mediante un vapor que lo pasara a retirar (junto

116
a todos los obreros, sería dable pensar) a más tardar la primera quincena
de junio? O al contrario, ¿sí contrató un buque, el que no cumplió con su
compromiso?
Hay una posible respuesta a este –hasta ahora– poco atendido comporta-
miento del “gerente”.
Tomando como base una frase redactada por el mismo William Norris en
el texto de su carta fechado el 27 de septiembre, se construye esta posibili-
dad. La frase es la siguiente:

“27th [septiembre] At last the steamer [vapor Araucanía] has arri-


ved from Punta Arenas with the news that the SS Valdivia that right to
have taken us off in June went to the bottom after leaving Punta Arenas.
She had on board all our correspondence that had been collecting in P.
A. For about 8 months. also encomiendos and some cargo, everything
went to the bottom except the crew -3 of them were drowned.”

Norris escribió que un vapor de nombre “Valdivia” era el que debió ha-
berlos sacado del Baker en Junio. Esto, habría que suponer, debió ser infor-
mado al administrador por el mismo Tornero o el directorio. Sin embargo,
Norris no hace alusión a ello en la parte en que se queja de la negligencia del
gerente y directorio. La noticia que traían los tripulantes del Araucanía indi-
caba que dicho vapor habría naufragado “después de dejar Punta Arenas”.
El vapor referido por Norris, que al parecer tenía matrícula uruguaya
(siendo su agente en Chile la Compañía Braun y Blanchard),127 128 efectiva-
mente naufragó, pero muy lejos de Punta Arenas… y muy lejos también del
Baker. El buque se perdió completamente frente a las costas de Lebu, en las
cercanías de la Isla Mocha durante la noche del 24-25 de junio de 1906. El dia-
rio santiaguino El Porvenir, publicó una crónica detallada –basada en el tes-
timonio de tres pasajeros sobrevivientes– el 9 de julio, por medio de la cual es
posible conocer la propia tragedia que protagonizó este vapor, su tripulación
y pasajeros, entre el 18 de abril y el 25 de junio. El zarpe desde el Atlántico
debió ser el 11 de abril, pero el buque estaba en tan malas condiciones –sus
máquinas fallaban a cada momento– que recién partió desde Buenos Aires el
18 de ese mes. Pasó a Montevideo donde debió fondear 14 días por repara-
ciones. Salió el 4 de mayo rumbo al sur y llegó el 9 a Bahía Blanca, en tan ma-
las condiciones que estuvo allí detenido 35 días, según afirmaba la crónica
del diario. Después de un día de viaje, recaló en Punta Arenas el 14 de junio,
donde estuvo dos días más, reanudando la marcha el 16. Ocho días después:

127
Diario El Comercio, 21 de abril 1906. BN-SPM.
128
Diario El Magallanes, 3 de julio 1906. BN-SPM.

117
“En la noche (…) á la 1 y 3 minutos de la mañana se despertaron al
ruido siniestro de los preparativos de salvamento.
El buque comenzaba á hundirse en la costa del islote de Quechal, á dos
o tres millas de la isla Mocha.
El capitán fué de los primeros en ganar la tierra firme y desde allí diri-
gió las operaciones de salvamento.
Gracias á que el vapor duró algunas horas sin hundirse, sólo perecieron
ahogados un pasajero de primera, un piloto segundo y un ingeniero.
De la carga salvaron unas cuantas pipas con sebo que el mar ha arroja-
do á la playa y otras mercaderías.”

Se trata del mismo vapor al que hace referencia Norris, cuyo naufragio
dejó como resultado tres ahogados y casi la totalidad de la carga perdida.
Si el vapor hubiese seguido un itinerario normal, habría pasado por la
zona del Baker durante el mes de mayo, como tranquilamente esperaba Tor-
nero que ocurriera. Pero nunca apareció, lo que habría puesto en alerta al
gerente y su acompañante, quienes entraron en franca desesperación hacia
principios de junio, viendo que sus opciones de abandonar la zona se habían
esfumado. Entonces decidieron salir a como diera lugar y la opción era que
los llevaran en bote hasta “la isla” para esperar allí el paso de un vapor, ha-
cerle señas y una vez se detuviera, abordarlo con autorización del capitán.
El vapor Valdivia recién salió de Punta Arenas el 16 de junio, por lo que
debió haber pasado frente a Caleta Hale –donde Tornero y Vicuña Suberca-
seaux esperaban–, entre el 20 y 22 de dicho mes, lo que permite especular
que los ejecutivos debieron haberlo visto o al menos sentido pasar si hubiese
corrido de noche o madrugada.
Las condiciones que llevaba el vapor debieron ser muy graves ya que los
náufragos entrevistados por El Porvenir indicaron que las fallas frecuentes
de las máquinas “y la noticia de que el buque podía naufragar en cualquier
momento habían infundido un pánico extraordinario en la tripulación y en-
tre los pasajeros.” Ello pudo influir en que –si era cierto que la Compañía
Explotadora del Baker contrató los servicios de dicho vapor– la tripulación
desestimara por completo una detención en Baker para recoger pasajeros, lo
que hubiese agregado un factor de riesgo más a la ya dramática situación, al
verse aumentada la cantidad de personas a bordo.
Ahora bien, considerando las circunstancias, cabe preguntarse por qué el
gerente Tornero no adoptó otro camino cuando se dio cuenta que el vapor
que “habría contratado” no llegaría: organizar por ejemplo una evacuación
de emergencia junto al administrador Norris.
Pero sigue inquietando la seguridad con que William Norris emitió un
duro juicio contra Tornero al catalogarlo de “necio” por no haber coordinado
la ida de un vapor a buscar a los trabajadores. Entonces, ¿habrá sido real-
mente efectivo que ese vapor fue contratado a Braun y Blanchard para tal fin

118
y simplemente no cumplió? O por el contrario, Tornero utilizó la noticia del
naufragio para elaborar una excusa que tapara su negligencia por no haber
contratado vapor alguno para el retiro de los obreros?
Recuérdese que Tornero y Vicuña Subercaseaux llegaron a Punta Arenas
el 10 de julio. La noticia del naufragio del Valdivia fue publicada en la prensa
magallánica siete días antes, el 3 de julio:129

“Naufrajio del vapor ‘Valdivia’


Perdida completa
Ahogado
En las primeras horas de la tarde de hoy se ha tenido conocimiento de
haber ocurrido cerca del puerto de Lebu, un naufrajio.
El vapor ‘Valdivia’ de matrícula oriental i que habia zarpado de nues-
tro puerto el dia 16 del pasado mes, se ha perdido totalmente, no pu-
diendo soportar el temporal.
El capitan Langren que lo mandaba, ante la imposibilidad de salvar el
buque, desembarcó los pasajeros, que pudieron llegar a Lebu.
Desgraciadamente uno de los pasajeros perdió la vida, muriendo aho-
gado.
Ese pasajero era el señor Arturo Conte, embarcado en Punta Arenas,
donde deja personas de su familia.
Según los telegramas del capitan, el ‘Valdivia’ se ha perdido totalmen-
te.
Este buque desplazaba 1798 toneladas, i tenia 48 hombres de tripula-
cion.”

Tornero debió enterarse en dicha ciudad sobre los hechos. Pudo enton-
ces –en un acto ciertamente reprochable– decidir utilizar dicha información
a su beneficio, asegurando a quien le preguntara que él había contratado la
carrera, pero el naufragio de la embarcación impidió que pasara a buscar a
los obreros. De este modo podía explicar la demora del vapor y tenía tiempo
para resolver el lío provocado por no haber contratado un vapor que pasara
al Baker.
Que la contratación del Valdivia fuese efectiva y no fructificó por lo ya
expuesto, o sólo se trató de una coartada de Tornero, resulta difícil de probar.
Lo que sí parece haber ocurrido es la gestión de este ejecutivo o tal vez al-
gún otro representante de la sociedad ganadera desde Santiago, para lograr
la contratación con Braun y Blanchard de un vapor que en carrera al norte
pasara a Baker a recoger a los obreros. Más adelante se analizará este punto.

129
El Magallanes, 03 de julio 1906. BN-SPM.

119
Los tres meses de la tragedia: enfermedad, desesperación,
muertes e intentos de buscar salida a la crisis

La primera semana de julio, en que todavía el gerente y Vicuña se en-


contraban en Caleta Hale, se elevaba a cerca de cien el número de enfermos
postrados en sus camastros en el campamento de Bajo Pisagua. El día 7 fa-
lleció el primer obrero. Su nombre era Santiago Barrientos. El periódico La
Alianza Liberal informaría tres meses después que habría muerto en horas
de la noche.
Para el día 30 de julio eran ocho los muertos. Norris intentó actuar lo
más rápido posible, administrando a los enfermos la poca medicina con que
contaba en el campamento, labor que se volvía complicada, según relata, por
la reticencia de varios obreros a “purgarse”. Los que aceptaban la medicina,
mejoraban un poco, los que la rechazaban, agonizaban hasta encontrar la
muerte escribió el inglés. Pero no sólo ejerció labores de médico, también de-
cidió enviar a un hombre de su plena confianza por ayuda. Era una drástica
decisión, pero se verá que fue tomada con la mayor celeridad que podían su-
gerir las circunstancias que se vivían. El 1º de agosto envió a este empleado
de confianza –que de hecho había estado a cargo del campamento durante
su ausencia–, a esperar un vapor en Caleta Hale que lo sacara de allí con des-
tino a alguna ciudad en la que pudiera averiguar por qué el vapor no había
llegado aún y realizar gestiones para apurar dicho transporte. Así lo relata en
esta sección de la carta que escribió a su tío:130

“On the 1st of August I sent the man I brought from B. A. [Buenos
Aires] the first trip and who has been in charge here all the time I have
been away, to the island [Caleta Hale] to get outside and see why the
steamer didn’t came and hurry them up. He had a little better luck
and got a steamer on 13th going north so it can’t possibly be long now
before the steamer arrive.”

Este empleado contó con mejor suerte que Tornero ya que debió esperar
sólo 12 días por un vapor que, proveniente de Punta Arenas, lo llevó hasta
Chiloé131 donde a fines de agosto dio la voz de alarma sobre lo que acontecía
en Baker.
Para desgracia del emisario y de todos los trabajadores abandonados en
Baker, un terremoto de grandes proporciones había azotado el centro del

130
La traducción publicada en Ivanoff sugiere que este empleado sólo habría entregado un
mensaje al vapor que pasó y divisó su presencia en la “isla” (2011, p. 67)
131
El 2 de agosto de 1906 dos vapores salieron de Punta Arenas con destino a Valparaíso, el
Pentaur y el Ramses. El primero venía desde Hamburgo, el segundo partía desde Punta Are-
nas. Es posible que haya sido este último el que abordó el emisario de Norris. Periódico El
Magallanes, agosto 1906. BN-SPM.

120
país el 16 de agosto, destruyendo pueblos y ciudades, entre ellas Valparaíso.
Las autoridades nacionales debieron enfrentar las consecuencias de la catás-
trofe y en las provincias rápidamente la noticia corrió y copó el interés de
autoridades y ciudadanía.
Norris había comenzado a redactar su carta ese mismo día 16. En ella
empezó contándole a su tío la travesía de tres meses que realizó con el ga-
nado traído desde Tecka, cerca de 1600 km. al nororiente de la concesión. El
administrador había encontrado un tiempo de relativa tranquilidad, ya que
desde el 14 de agosto no habían habido fallecimientos entre los trabajadores.
Aquel día habían completado 18 obreros sepultados, ya que 10 más habían
muerto desde el primer día de dicho mes. Pero los enfermos seguían siendo
decenas, todos postrados en el galpón dormitorio; se cumplían ya dos meses
desde que todo había iniciado y Norris le escribió a su tío que primero había
pensado que el reumatismo atacó a los obreros, producto de alguna fuerte
gripe. Pero después de los primeros muertos y la verificación de presencia
de gusanos intestinales, se dio cuenta que la situación era en extremo grave.
La tranquilidad aparente, se rompió abruptamente el 17 de agosto cuando
la muerte volvió a presentarse y su presencia no se detuvo hasta el día del
rescate. Norris abandonó la carta para atender a los enfermos, administrar
medicinas a los obreros que aceptaban tomarlas, intentar comprender a los
que las rechazaban y entraban en estado de agonía; y además buscar fórmu-
las para proveer de carne al campamento, como la intención de subir a La
Colonia para traer carne fresca, lo que no resultó porque no pudo conseguir
obreros para remar, ya que éstos estaban realmente al pendiente del vapor.
También se organizaron partidas para cazar huemules. De tres incursiones
realizadas, se logró resultados sólo en las dos últimas, lo que permitió contar
con carne por algo más de 10 días.
En su carta Norris le asegura al tío que debió lidiar prácticamente solo
con todo lo que estaba aconteciendo, pues los otros dos empleados ingleses
que al parecer vivían con él en dependencias distintas a las de los obreros,
poco aportaban, uno por ser un muchacho sin experiencia y el otro por con-
siderarlo un inepto ya que no habría tomado medidas de cuidado y habría
terminado enfermando:

“I was all by myself really. There were two Englishmen with me,
one a youngster of 21, not much use, and the bookkeeper, a perfect
fool: in fact, I think he would have died if I had not made him wear
the "wet bandage" around his waist. He was getting very sick when I
made him put it on and also pumped a little spirit into him. He started
to pick up at once, and in 10 days was quite well; and he says himself
he is now in better health than he has been for 2 or 3 years”

El administrador no menciona nada respecto a cómo los obreros se po-


drían haber organizado para atenderse entre ellos. Es en el testimonio del

121
sobreviviente Emilio Zúñiga donde se puede encontrar información en este
sentido:

“Los que aún sobrevivían desempeñaban los menesteres más ur-


gentes. Cirilo Ruiz, hombre de gran corazón, desde un comienzo se
había dado a la tarea de confeccionar los ataúdes. Trabajaba de día y
de noche, hasta concluir con una faena que no terminaría sino con el
desenlace definitivo.
Barrientos me tomó como ayudante para atender a los enfermos
tratamos de combatir los primeros síntomas con pociones a base de
hierbas que ellos mismos recomendaban. Participamos en los corrillos
pero nunca nos dieron la razón. No es ‘mal de brujos’ ni ‘peste maldita’,
decíamos. El origen está en la vida miserable que estamos soportando.
Esta es la enfermedad del navegante, sostenía a veces Barrientos. Re-
cordaba algunas narraciones escuchadas en boca de viejos marineros;
pero así y todo pocos le dieron crédito.”

En la situación crítica que debieron soportar todos los habitantes del cam-
pamento de Bajo Pisagua, la organización social establecida al momento de
la llegada e instalación de la faena, se vio fuertemente tensionada. El grupo
de los empleados superiores, con Norris a la cabeza, sufrió un quiebre de-
bido a que fue incapaz de confrontar en tanto grupo, el escenario de crisis
social y de salubridad.
En cuanto al grupo social de los trabajadores, la reacción a la crisis parece
haber reforzado las relaciones de parentesco, lo que probablemente atomizó
la organización y cohesión del grupo en tanto trabajadores, generando sub-
grupos de parentesco cuyos miembros se apoyaban entre sí. Es posible que
dos o más grupos de parentesco se hayan apoyado en función de relaciones
sociales más abiertas como parentesco político, vecindad entre familias en el
territorio de origen o relaciones de amistad cultivadas los meses anteriores
en el mismo campamento. No obstante ello, cabe la posibilidad que la atomi-
zación del grupo haya contribuido a una propagación mayor de la enferme-
dad, debido a que surgieron diversas explicaciones sobre el origen del mal
que arreciaba y por tanto se adoptaron distintas fórmulas para combatirlo,
aunque sin éxito. El señor Zúñiga afirmó en su entrevista que se formaron
“corrillos” en los que se discutía lo que ocurría y cada grupo adoptaba y
defendía sus propias explicaciones, unos afirmando ser “mal de brujos”,
otros “peste” de origen indeterminado, los menos al parecer, entre los que se
contaba el mismo Zúñiga, apoyaban la idea que se trataba del “mal del ma-
rinero” (escorbuto). Esta divergencia debió imposibilitar al grupo en su con-
junto enfrentar de manera cohesionada la situación. Habría que considerar
aún otro grupo al interior de los trabajadores: aquel formado por los obreros
puertomontinos, quienes debieron haber cerrado filas frente a la mayoría

122
cuyo origen era chilote y de este modo pudieron enfrentar la crisis unidos,
situación que mantuvieron hasta su regreso definitivo a Puerto Montt.
El 27 de agosto Norris retomó la redacción de su carta, anotando que la
cifra de muertos se elevaba a 28 trabajadores, que las medicinas se agotaban
irremediablemente, que después de fracasar su segundo intento de subir a
La Colonia, por haberse arrepentido el grupo de 10 obreros que le habían
asegurado acompañarlo, estaba pensando que tendría que embarcarse junto
a los trabajadores cuando llegara el vapor a sacarlos, dejando abandonado el
campamento. Terminó esta sección de su carta diciendo a su tío que retoma-
ría la redacción una vez llegara el vapor a buscarlos. Un mes completo sin
escribir, sólo atendiendo la crisis sanitaria, conteniendo el intento de algunos
obreros sanos por escapar del lugar e intentando mantenerse en las mejores
condiciones posibles dado que a él también se le agotaban las provisiones.
Mientras tanto, en Chiloé la noticia sobre el abandono de los trabajadores
corría de casa en casa. El emisario de Norris, junto a familiares de los aban-
donados dieron cuenta a las autoridades de Quinchao y muy probablemente
a las familias de los trabajadores oriundos de esa isla.
A nivel oficial no fue hasta el 4 de septiembre, que la voz de alarma sobre
la tragedia del Baker logró llegar a Puerto Montt. El gobernador de Quin-
chao, Antonio Morales,132 telegrafió al intendente de Llanquihue, dándole la
trágica noticia:133

“Gobernacion
Achao, setiembre 4 de 1906
Intendente Puerto Montt

Ha denunciado Lindor Gallardo i otros á esta gobernacion que en


Rio Backer hai alrededor de doscientos hombres pereciendo de hambre
abandonados su propia suerte por sociedad contratante existente ahí.
Seria de desear US. averigue hecho poniendo conocimiento gobierno
caso ser verdad para (ilegible) alguna medida de ausilio inmediato.

Morales”

La denuncia era precisa, hombres abandonados por la sociedad que los


había contratado. La solicitud, auxilio inmediato. El gobernador Morales pa-
recía no estar seguro de la veracidad del denuncio del ciudadano Gallardo.
Por ello solicitó al intendente de Llanquihue, al parecer con mayor capacidad
de gestión que el de Chiloé, averiguar si la denuncia era cierta y le pidió ade-
más le indicara si enviar o no el auxilio inmediato pedido.

132
Ratificado en el cargo en agosto de 1906. Telegramas Ministerio del Interior ARNAD Mi-
nInt, 1906.
133
ANH, Fondo Gobernaciones, Gobernación Quinchao, Vol 86.

123
Telegrama del gobernador Morales dirigido al
intendente de Llanquihue. Fechado el 04 de sep-
tiembre de1906. ANH.

Ese mismo día moría en Bajo Pisagua el trabajador Guillermo Navarro.


Era ya el trigésimo sexto obrero en fallecer.
El cansancio de los obreros a cargo de la inhumación era extremo. La dis-
tancia que debían recorrer desde el campamento a la isla donde levantaron
el cementerio, si bien no era excesiva, se había convertido en un sacrificio,
pues debían remontar la corriente con los ataúdes en los botes. Ya no queda-
ban fuerzas para seguir braceando o tirando de las cuerdas desde las orillas.
Después de sepultar a Ramón Barrientos, fallecido el 30 de agosto, se ha-
bría decidido ubicar otro sitio para sepultación, más cercano al campamento.
Guillermo Navarro sería el tercero en ser inhumado en el nuevo cementerio
ubicado en la puntilla que daba sobre la desembocadura del brazo norte del
río. Antes de él se sepultó a Santiago Trujillo y Daniel Barrientos, muertos el
1 y 2 de septiembre respectivamente. En aquel segundo cementerio habían
sido enterrados en total 26 obreros, todos los que fallecieron durante el mes
de septiembre.
En tanto, los acontecimientos seguían su curso en las provincias de Chiloé
y Llanquihue. Es así que el contenido del fatídico telegrama enviado por el
gobernador Morales como también el de otros telegramas de particulares

124
denunciando los hechos del Baker, llegaron a oídos de los redactores del pe-
riódico La Alianza Liberal quienes prepararon la primera crónica para que
saliera impresa en la edición del 8 de septiembre. Mientras el intendente de
Llanquihue preparaba un escrito informando a Santiago y pidiendo instruc-
ciones, La Alianza Liberal recababa información y volvía a arremeter contra
la empresa en otra crónica fechada el 11 de septiembre de 1906.
En el Baker la muerte seguía llevándose trabajadores, uno cada día, aun-
que aquel mes de septiembre hubo al menos tres días en que murieron tres y
hasta cuatro obreros de una vez.
En Puerto Montt el intendente suplente de la provincia, Germán Oelckers,
quien había recibido el telegrama del gobernador de Quinchao, no quiso o
no tuvo la osadía de tomar una decisión autónoma, como contratar un va-
por que fuera en rescate de los obreros. Prefirió informar al Ministerio del
Interior y esperar una respuesta, que sería respaldo para las acciones que en
adelante se tomaran. La respuesta llegó a fines de septiembre en un escueto
y frío telegrama:134

“27 Set 6
Intendente Puerto Montt
Su telegrama referente trabajadores Backer es de carácter esencial-
mente privado sobre cuyo contenido nada puede hacer Ministerio.

Figueroa”

Ese mismo día, en el Baker los sobrevivientes terminaban de abordar el


vapor Araucanía. Emilio Zúñiga recordaba así el abordaje de los obreros y
los empleados a cargo:

“Subimos tal como estábamos, barbados y cubiertos de andrajos,


gracias al apoyo solicito de los marineros que comprendían la situa-
ción creada. Cuatro murieron en el primer día de navegación. Los dos
gringos también dispusieron el regreso. Narciso Triviño apenas pisó la
cubierta se arrojó sobre las tablas víctima de un ataque histérico.
-Vean, escuchen imbéciles; cuántos vinimos; cuántos trajeron y
cuantos regresamos, gritaba arrastrándose sin aceptar ayuda. Era una
piltrafa humana.”

Un día antes, los trabajadores que se encontraban en buenas condiciones


de salud, habían enterrado a los últimos dos compañeros muertos. Sus nom-
bres eran Juan Antonio Muñoz y Pedro Bórquez.

134
ARNAD, MinInt, Vol. 3178.

125
El “asunto esencialmente privado” para el ministro Figueroa, había ter-
minado con la vida de 59 obreros chilotes y de no haber llegado el vapor
Araucanía, habrían sido muchos más los muertos allá. La crudeza con que
la autoridad de gobierno decretaba no hacerse parte del drama que ocurría
en tierras australes, demuestra de modo llano, el escaso interés por las con-
diciones laborales de obreros que –se estimaba– estaban allí por voluntad
propia y debían resolver ellos solos el problema habido con su empleador.
Ahora bien, recuérdese que La Alianza Liberal acusó este desentendimiento
por parte del Gobierno en su crónica del 11 de octubre:

“Cuando fue Intendente suplente don Jerman Oecklers, dirijió represen-


tacion sobre este asunto al Ministerio, i éste contesto que ‘eso no era asun-
to del Gobierno’.”

Se podría considerar que el ministro no tuvo conocimiento de trabajado-


res fallecidos, sino solamente abandonados. Sin embargo, el telegrama del
gobernador de Quinchao lo sugiere ya el 4 de septiembre al indicar “trabaja-
dores pereciendo de hambre”. No ha sido hallado el telegrama del intenden-
te de Llanquihue, por lo que no es posible conocer el tenor de las palabras de
dicho funcionario. Sin embargo, la insensibilidad que denota la respuesta del
ministro del Interior es clara.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores, Culto y Coloniza-
ción, tuvo similar actitud distante. Ello hace pensar que el asunto se intentó
mantener silenciado. Pero el 12 de octubre se recibía en la oficina de partes
del Ministerio del Interior el oficio Nº 78, despachado seis días antes por el
intendente de Chiloé. Dicho documento hablaba del abandono de gran can-
tidad de trabajadores, de la enfermedad de casi un centenar, de rebeldía del
capitán Titus ante las autoridades de la isla y de la muerte de obreros una vez
desembarcaron del vapor Araucanía. No había forma de mantenerse en una
actitud de desentendimiento:

“Nº 78
Intendencia de Chiloé
Ancud, 6 de Octubre de 1906

Esta Intendencia se hace un deber en comunicar á US. un suceso que


á mi juicio reviste suma gravedad y que conviene prevenir que vuelva
á repetirse en lo sucesivo.
Procedente de Punta Arenas (Magallanes) y al mando del Capitán
don Guillermo Titus, llegó al puerto de Achao, el primero del presente,
el vapor “Araucania” conduciendo abordo un crecido número de tra-
bajadores procedentes de rio Baker, de los cuales fallecieron dos duran-
te el trayecto, según comunicó el capitán al Gobernador de Quinchao,
igualmente espuso que el resto se encontraban enfermos abordo.

126
Inmediatamente que tuve conocimiento de este hecho, ordené que
se tomaran las medidas necesarias que el caso requeria. En efecto, se
trasladó abordo el médico de ciudad de Achao. Como en dicho puerto
no hay Subdelegación Marítima y el capitán manifestaba que el térmi-
no de su viaje era Puerto-Montt, continuó su marcha hasta Dalcahue,
llevando siempre el médico abordo. Viendo que el capitán no obedecía
las órdenes del gobernador de Quinchao de trasladarse á esta, dirijime
por telégrafo al Subdelegado de Dalcahue, dándole instrucciones pre-
cisas para que obligara al capitán venirse á este puerto, no obstante,
como en aquel lugar no hay fuerza ninguna, no se pudo evitar que des-
embarcara allí, como ochenta enfermos en su mayor parte graves, de
los que murieron en la noche Rudecindo Muñoz, Serapio Barrientos,
Jerónimo Muñoz y Juan Diaz.
Despues el vapor se dirijió á este puerto, adonde llegó el cuatro del
presente. El infrascrito de acuerdo con la Gobernación Marítima toma-
ron las medidas necesarias, ordenando al Dr. Don Liborio Sanchez C.
que se trasladase abordo y certificase sobre la naturaleza de la enfer-
medad y las causas que la habian producido.
Del informe se desprende que el vapor “Araucania” recojió un cre-
cido número de personas en rio Baker, que se encontraban allí mas de
seis meses, trabajando á una empresa particular; dicha gente se en-
contraba sin los víveres suficientes y que á consecuencia de la mala
alimentacion, estenuados se produjo en ellos ‘desintería aguda epidé-
mica’ que por falta de cuidados, alimento y médico pudo ocasionar el
fallecimiento de muchos de esos infelices. Viendo el infrascrito que no
se trataba de una enfermedad infecciosa dejó en libre platica al vapor
“Araucania” con este puerto, permitiéndole después continuar su via-
je. Este vapor es pequeño, de 200 toneladas mas ó menos, y esa gente
enferma venia amontonada en las bodegas, por lo que hubo que hacer-
las desinfectar bajo la dirección del Dr. Sr. Sánchez.
Ahora bien, Señor Ministro, la empresa Baker es culpable del des-
graciado suceso ocurrido y viene á demostrar de una manera palmaria
la falta de dirección que tienen esas pequeñas Sociedades que se for-
man con fines aventurados y que producen hechos verdaderamente
anti-humanos. Por tal razón, ruego a US. que se sirva poner en co-
nocimiento del Supremo Gobierno este desgraciado suceso para que
se tomen las medidas necesarias que tiendan á evitar la repetición de
acontecimientos de tal naturaleza.

Dios gue á US.


Menchaca”

El ministro del Interior ordena a su subsecretario informar a su colega de


Relaciones Exteriores y en una medida estratégicamente evasiva, instruye

127
al mismo tiempo oficiar al ministro de Marina pidiendo que allí se aloje la
investigación sumaria sobre los hechos denunciados por el intendente Men-
chaca. Al tratarse de un vapor que incumple un itinerario preestablecido, es
responsabilidad de la Autoridad Marítima investigar lo sucedido. Y de paso,
lo ocurrido en Baker quedaba “en el aire”:

“Santiago, 19 de Octubre de 1906


Nº 2018
Para su resolución pase al Ministro de Marina
Anótese
Por el Ministro
Lastra”

Una anotación al margen del oficio enviado por Menchaca es muy clara
respecto a la decisión de Interior. Allí se lee, “Trasc. a RR. EE.” [trascriba a
Relaciones Exteriores] y también “Trasc. a la D. J. de la A. [trascriba a Di-
rección Jeneral de la Armada] en que US. se sirva ordenar que la autoridad
marítima respectiva instruya un sumario sobre los sucesos enumerados en
el of. anterior.”
Sin embargo, las crónicas del periódico liberal-radical de Puerto Montt
eran demasiado fuertes para mantener el asunto acallado, obligando al in-
tendente titular de Llanquihue, Eduardo Wolleter135 a dirigir una nota al juz-
gado local el 13 de octubre de 1906, en la que pedía se investigara lo denun-
ciado por La Alianza Liberal, adjuntando al comunicado ejemplares de tres
ediciones del periódico. Dicho medio tuvo acceso a la información sobre esta
última gestión realizada por la Intendencia y lo publicaron tres días después,
el 16 de octubre:

“ASUNTO BAKER
EN PODER DE LA JUSTICIA

Empieza la accion de la justicia sobre este grave asunto.

La Intendencia ha dirijido al juzgado la siguiente nota:


Pto Montt, 13 de Octubre de 1906 “N° 408-Adjunto remito a US. 3 nu-
meros de LA ALIANZA LIBERAL en que se hacen sérios denuncios a
la Sociedad Rio Baker por abandono de mas de doscientos trabajadores
en el rio del mismo nombre, trabajadores que fueron contratados en
esta Provincia i en la de Chiloé, i aun se dá cuenta de la muerte de 67
de estas mismas personas.

135
Nombrado intendente el 13 de febrero de 1905, en reemplazo de Jorge Prieto. Ejerció el
cargo por 10 años de manera ininterrumpida. http://portada.diariosregionales.cl/prontus_
blogs/site/artic/20101123/pags/20101123153122.html (consultado 04-08-13)

128
Ruego a US. se sirva proceder en la forma que estime conveniente. –Sa-
ludos a US.- E. Wolleter F.”

La actuación de la Compañía Explotadora del Baker


durante los fatídicos meses del invierno de 1906

Por la misma época en que cerca de un centenar de obreros chilotes yacían


postrados en Bajo Pisagua y ya habían muerto 13 de ellos, comenzaron a apa-
recer en la prensa nacional (específicamente a partir del 7 de agosto de 1906
en El Mercurio de Valparaíso y Las Últimas Noticias de Santiago), insertos
pagados que decían lo siguiente:

Compañía Esplotadora del “Baker”


El directorio de esta compañía ha acordado cobrar una cuarta cuota
de ($10) diez pesos por accion, que deberá ser pagada por los señores
accionistas en el Banco Mobiliario, desde el 15 del presente hasta el 15
de setiembre próximo.
El rejistro de transferencias de acciones se cerrará desde el 12 del pre-
sente hasta el 15 de setiembre próximo.
Santiago, 7 de agosto de 1906.
EL SECRETARIO

Días después la compañía debió suspender el anuncio a causa del terre-


moto que azotó a la zona central del país el 16 de agosto de aquel año. La
ciudad más devastada fue Valparaíso, aunque muchas otras ciudades y pue-
blos hasta la misma región del Maule sufrieron estragos con el movimiento
telúrico.136 Pero solo unas semanas después del terremoto, la Compañía Ex-
plotadora del Baker volvía a publicar su aviso, esta vez del siguiente modo:

Compañía Esplotadora del Baker


El directorio de esta compañía ha acordado prorrogar hasta el 1° de
octubre próximo el plazo para el pago de la cuarta cuota de diez pesos
($10) por accion, que deberá ser pagada en el Banco Mobiliario.
El rejistro de transferencias de acciones permanecerá cerrado hasta la
misma fecha.
EL JERENTE

La publicación de este llamado hace pensar que la empresa requería con


urgencia “hacer caja”, es decir generar alguna liquidez. El caso es que la
compañía pretendía recaudar $160.000 en dinero fresco.

136
Diario El Mercurio de Santiago. Agosto, septiembre 1906. BN-SPM.

129
Página 13 de la revista Zig Zag, edición del 07 de octubre de 1906. BN-SPM

130
Entre las actuaciones durante el periodo en que ocurrieron los lamenta-
bles sucesos de Bajo Pisagua, debe consignarse asimismo la contratación del
vapor Araucanía para la recogida de los obreros. Si esta gestión fue realizada
a tiempo, pero por compromisos de cabotaje anteriores de los agentes, el
vapor no pudo viajar a fines de julio o durante agosto, es difícil aseverarlo.
Hay también otro hecho extraño que se relaciona con la actividad de la
empresa en el centro del país. Se trata de la publicación de 9 fotografías en
una revista de variedades que circulaba en la alta sociedad santiaguina, Zig-
Zag. En efecto, en la edición del 07 de octubre, la página 13 de la revista se
destina completamente a reproducir estas nueve “vistas” bajo el título “Des-
de el Sur de Chile”. Un título ambiguo, genérico, que no sitúa de inmediato
en el territorio que exhiben las imágenes.
Serán los textos que describen cada una de las 9 fotografías los que permi-
tirán situarse en la zona específica de ese “Sur” de Chile. Se trataba del Baker
y las imágenes establecen un relato en relación con cierta actividad produc-
tiva en esa remota y bucólica región, actividad que más parece un paseo
campestre, donde hay tiempo para capturar crías de guanaco, o posar en uno
de los hitos limítrofes, retratar a los esforzados trabajadores que remontan
el caudaloso río Baker o conducen enormes balsas de madera de ciprés. Da
la impresión que aquella página recogía una especie de mensaje publicitario
dirigido a los accionistas de la empresa, indicando que todo marchaba en
orden… pero la realidad en la concesión era totalmente distinta.

Antecedentes biográficos de algunos obreros fallecidos en Bajo Pisagua

Sin duda el nombre de Melchor Navarro es emblemático por ser el único


testimonio de identidad entre las cruces de Isla de los Muertos. Su nombre
ha resistido, aferrado a la grafía sobre la madera de ciprés. Fue una mano
anónima de bella caligrafía la que plasmó este testimonio y tal vez muchos
otros. Este epitafio es el que ahora permite dar veracidad a la lista de falleci-
dos publicada en La Alianza Liberal.
La información biográfica que se ha logrado reunir sobre Melchor inicia
este ejercicio de reconstrucción biográfica de 15 de los 59 obreros muertos y
sepultados en Baker.
Los datos grabados en la cruz de Isla de los Muertos son correctos. En
1906 Melchor Navarro contaba 35 años de edad. Su segundo apellido era
Sánchez. Según los datos del Registro Civil de Dalcahue, contrajo matrimo-
nio con María de Gracia Villarruel y Alderete en 1896. Él tenía 25 años y ella
17. Ambos eran solteros y declararon residencia en Astillero, en las cercanías
de Dalcahue. Al año siguiente nació su hijo Pedro Aureliano Navarro Villa-
rruel.
Manuel Talcan Oyarzo (Telcán en la lista de 1906), tenía 33 años cuando
se enganchó al Baker. También era oriundo de Astillero. Allí se había casado

131
con Balbina Güenchur Güeicha en 1902. Ese mismo año nació su hija María
Inés y en 1904 su hijo Gabriel, que murió párvulo.
Manuel viajó junto con Guillermo Millapel Oyarzo de 46 años, hermano
de Hermenejildo Millapel Oyarzo que estaba casado con una hermana de
Manuel, Inés Talcan Oyarzo. Como se ha descrito, en 1905 Hermenejildo Mi-
llapel había integrado la partida de Enrique Bórquez al Baker y fue uno de
los que se ahogó en el accidente que sufrió aquel grupo entre mayo y junio
de ese año. Guillermo Millapel en tanto, se había casado en 1902 con María
Rosalía Ulloa Ampuero.
José Rosas Triviño (Tribiño en la lista), tenía unos 50 años cuando se en-
ganchó al Baker junto a su hijo Juan Pedro Triviño Villegas de 19 años, que
era el segundo de los cinco que tuvo con su esposa Rosario Villegas Barrien-
tos. Padre e hijo sucumbieron a la crisis sanitaria producida en el campamen-
to de Bajo Pisagua. Juan Pedro murió primero, el 11 de agosto. José Rosas
resistió hasta el 8 de septiembre. Provenían de Punahuel, localidad rural al
suroeste de Dalcahue y cercana a Pidpid. Tal vez también los acompañó el
menor de sus hijos, José del Carmen, que en 1906 sólo tenía 14 años de edad.
De haber sido así, el muchacho sobrevivió y volvió a Chiloé.
Durante la última década del siglo XIX José Rosas y su familia se trasla-
daron al sector de Astillero. La tragedia se les hizo habitual. Una hija párvula
murió de tisis en 1890. Su esposa falleció de fiebre en 1894, a los 35 años. El
hijo mayor murió de pulmonía al año siguiente. José debió criar solo a tres
hijos sobrevivientes. Con su muerte y la de Juan Pedro, la familia sólo que-
daría compuesta por José del Carmen y Rudecinda Triviño Villegas, que se
había casado con su primo Pedro Antonio Triviño Villegas.
Isaías Barrientos Torres era pariente lejano de José Rosas, ya que se había
casado en 1894 con una sobrina de éste, Rosa Triviño Villegas, hija de Ignacio
Triviño. Isaías tenía 28 años y su esposa 16. Con 40 años Isaías se enganchó
al Baker junto a varios parientes Barrientos y vecinos. Falleció el 28 de julio.
Otro caso de padre e hijo muertos en Baker es el de Victoriano o Victorino
Caro Leiva y su hijo José Prudencio Caro Díaz. En 1906 tenían 41 y 21 años
respectivamente. El padre falleció el 21 de septiembre, el hijo al día siguiente.
Eran oriundos de San José, al norte de Castro.
Aurelio Runin Muñoz (Aureliano en la lista) era oriundo de Dalcahue.
Nació en 1887. Sus padres eran Marcos Runin y María Mitilia Muñoz. Tenía
19 años cuando se enganchó al Baker. Falleció el 18 de septiembre.
Los hermanos José Rudecindo y José Cirilo Aguilante Coney, eran oriun-
dos de Huyar, un poblado rural al norte de Curaco de Vélez, en isla Quin-
chao. Se engancharon a la faena del Baker, seguramente con otros pobladores
más del sector. Tenían entre 30 y 40 años de edad al momento de su falleci-
miento. Rudecindo fue el primero en morir, el 21 de agosto. Cirilo falleció el
16 de septiembre junto a Olegario Vidal y Juan de Dios Ampuero.
En 1894 Rudecindo se había casado con María del Tránsito Mancilla Nai-
mañ en la iglesia Nuestra Señora de las Gracias de Achao. Dos años después,

132
cuando tenían 26 y 25 años respectivamente efectuaron la unión civil en la
oficina del Registro Civil de Achao. Rudencindo firmó la partida de matri-
monio. En 1901 tuvieron una hija de nombre Carmen Dolores.
Juan de Dios Ampuero era oriundo de Dalcahue y se había casado en
1888 a los 25 años con María Clorinda Barrientos Ojeda de 23 años. Ambos
estamparon su firma en la partida de matrimonio. Registraron cuatro hijos
entre 1891 y 1897.
Casimiro Soto Gallardo salió junto a otros vecinos y familiares de San
Javier, poblado rural ubicado en la costa norte de isla Quinchao, frente a
Dalcahue. Tenía 36 años y vivía con su esposa Candelaria Vidal y dos hijas:
Esperanza de 10 y María Filomena de 8 años. Falleció en Baker el 28 de agos-
to de 1906.
Julián Toro Vidal tenía 30 años cuando falleció, el 18 de septiembre de
1906. Era oriundo de Curaco de Vélez. En 1902 y con 26 años se había casado
con Vitalia Soto, vecina de San Javier de 25 años.

El vapor Araucanía, protagonista del rescate

El vapor Araucanía fue construido en 1893 en New Castle. Lo trajo a las


costas magallánicas su propietario Collet, bajo el nombre de “Cambronne”.
En 1904 fue vendido a Jules Koenigswirther, quien lo vendió a su vez a la fir-
ma Braun y Blanchard en marzo de 1906. Esta empresa naviera lo rebautizó
Araucanía,137 destinándolo inicialmente a servicios de cabotaje en la costa
Atlántica. Durante el segundo semestre de 1906, el Araucanía realizó varios
viajes en las costas del Atlántico y el Pacífico Austral. En julio y agosto, efec-
tuó viajes entre Punta Arenas y Río Gallegos. Y entre septiembre y diciembre
corrió la ruta Punta Arenas-Puerto Montt, inaugurando dichos viajes con el
dramático periplo que se inició el 14 de septiembre, fecha en que zarpó desde
Punta Arenas con destino a Puerto Montt138 e intermedios.
Uno de aquellos intermedios era justamente río Baker, según lo demues-
tra el aviso que Braun y Blanchard publicó desde el 4 de septiembre en El
Magallanes y que indicaba:

“VAPOR ARAUCANIA. Saldrá para Ancud con escalas en Ultima Es-


peranza, Rio Baker, Dalcahue, Quellón i Melinka hacia el 10 del presen-
te. Recibe carga i pasajeros. BRAUN I BLANCHARD.”

137
Braun y Blanchard lo reinscriben el 6 de marzo de 1906 en los registros de la Marina. La
transferencia definitiva se produce el 9 del mismo mes en el Registro general de la Marina
Mercante. Memoria Ministerio de Guerra y Marina, 1906. ANH.
138
El Magallanes, 14 de septiembre 1906. BN-SPM.

133
Vapor Araucanía en 1923. (Fotografía, gentileza Felipe Montiel V. Castro,
Chiloé)

El aviso apareció del mismo modo hasta el 12 de septiembre, dos días


después de anunciarse su zarpe. Lo cierto es que recién zarpó desde Punta
Arenas el día 14.
Su llegada a Ancud era esperada para el día 27 de septiembre, según el
itinerario informado desde Punta Arenas.139 Sin embargo, ese mismo día, el
Araucanía se detenía en Baker, sector Caleta Hale donde un grupo de trabaja-
dores hacía guardia esperando avistar cualquier vapor que pudiera sacarlos
del infierno en el que estaban. Si la escala en río Baker era efectiva como lo
demuestra el aviso, el vapor ingresó hasta el mismo muelle de Bajo Pisagua.
Una vez que todos los obreros estuvieron a bordo, el capitán del Arauca-
nía dispuso que ocupasen las bodegas de la embarcación y ordenó que se les
proveyera de alimentación, utilizando para ello las reservas de la misma tri-
pulación del vapor. Esto constituyó una gracia para decenas de trabajadores
que pudieron de este modo recuperar alguna energía. Pero los más enfermos
debieron mantenerse sin alimentación, ya que no les quedaba fuerza para
ello. Dos obreros fallecieron durante el viaje de cuatro días a Chiloé.
Era 1 de octubre y el Araucanía, contraviniendo su itinerario, se acercó al
puerto de Achao para que allí desembarcara un grupo de obreros oriundos
de la isla Quinchao. El capitán Titus también bajó a tierra para informar al
gobernador de Quinchao sobre la grave situación y la necesidad de un mé-
dico que ayudara a los enfermos que seguían a bordo. También comunicó su
decisión de seguir viaje a Dalcahue para dejar a los demás trabajadores. El
gobernador telegrafió de inmediato al intendente de Chiloé, que le respon-
dió instruyendo que el médico de Achao embarcase para verificar la situa-

La Justicia de Ancud en su edición del 29 de septiembre informaba: “El vapor Araucania


139

cuya llegada a Ancud se anuncio de Punta Arenas para el 27 del actual, aun no ha llegado.”

134
ción. Al día siguiente y con el médico Liborio Sánchez C. a bordo, el vapor
recaló en Dalcahue donde desembarcaron los demás sobrevivientes, ochenta
enfermos según informaba el intendente de Chiloé al ministro del Interior.
Lamentablemente, durante la noche de aquel día y en los días siguientes,
fallecieron seis personas más de las cuales se ha podido conocer el nombre
de cuatro, por el oficio del intendente.
Luego de realizar gestiones en Dalcahue, el vapor zarpó con rumbo a la
ciudad de Ancud, donde recaló el 4 del mismo mes. Es aquí donde el capitán
Titus decidió estampar una “protesta” oficial en la notaría local, para denun-
ciar los hechos y explicar las decisiones que debió tomar ante la emergencia.
Titus sabía que se lo podía acusar de contrabando en puertos menores, por
lo que se cuidó formalmente ante esta posibilidad.
El mismo día 4 el Araucanía fue sometido a una exhaustiva desinfección.
Así lo informó La Cruz del Sur: 140

“Desde Dalcahue pasó el “Araucanía” á Ancud, y el capitán, que tan


humanitarios servicios prestó en esta ocasión á nuestra provincia, apro-
vechó las horas de la travesía para hacer lavar y desinfectar el vapor
de la mejor manera posible. En Ancud, se trasladó á bordo el médico
de ciudad Don Liborio Sánchez para constatar el estado sanitario de
la tripulación, que parece satisfactorio. El vapor sin embargo continua
incomunicado y se están practicando en él nuevas desinfecciones.”

En esa misma nota, el periódico ancuditano indicaba que el objetivo del


viaje del vapor no era otro que recoger trabajadores para las faenas de alcan-
tarillado en la ciudad de Punta Arenas. Muy probablemente el contingente
obrero ya había sido enganchado por agentes contratados desde Magallanes.
El caso es que la información indicaba:

“Como ya lo hemos anunciado anteriormente á nuestros lectores, el


Araucanía ha venido á este puerto con el fin de llevar trabajadores á las
diversas faenas de Punta Arenas y Territorio de Magallanes.”

Sin embargo, en Puerto Montt se manejaba otra información –errada al


parecer– respecto al objetivo del viaje del Araucanía. La Alianza Liberal in-
dicaba que el vapor: “Viene, ahora, a este puerto consignado a la Sociedad
del Aysen con el objeto de llevar a Magallanes un cargamento de madera.”
Luego de la desinfección, el vapor estuvo nuevamente en condiciones de
emprender la navegación por lo que comenzó el embarque de pasajeros que

140
6 de octubre 1906. BN-SPM.

135
esperaban desde fines de septiembre la llegada de un vapor magallánico que
los llevaría a un trabajo seguro por una larga temporada. Como todos los
años, varios obreros esperaban cambiar el destino de pobreza que los mar-
caba. Otros sólo iban en busca de ahorrar algo para poder volver a la isla y
mejorar en algo la vida familiar. Y de seguro había también quienes empren-
dían un viaje sin retorno, pues se quedarían en la Patagonia para siempre.
Este embarque no fue corriente. En el puerto de Ancud se aglomeraron
más de 200 personas, muchas de ellas provenían del continente y habían sa-
lido en el vapor Arica rumbo a Ancud pues tenían la noticia que allá recalaría
un vapor que venía en busca de la mano de obra para Punta Arenas. El día 9
de octubre el Araucanía zarpó desde Ancud con destino a Punta Arenas con
sobrecarga de pasajeros, alrededor de 360 personas, algo totalmente temera-
rio dada la cabida de la embarcación que llegaba sólo a 150 pasajeros.
El 13 de octubre de 1906, La Justicia de Ancud consignaba en breve nota
el zarpe del Araucanía rumbo al Sur:

“El ‘Araucania’
Este vapor de la casa Braun i Blanchard de Punta Arenas zarpó el mier-
coles de este puerto con rumbo a los canales.
Aquí embarcó numerosa carga i mas de 200 personas que van en busca
de trabajo a Magallanes, debiendo tomar en Dalcahue i Achao otros
tantos.”

El 18 del mismo mes El Magallanes consignaba lo siguiente:

“El ‘Araucania’.- Llegada de 350 personas.- En la mañana de hoy ha


sido avisado de San Isidro el paso del vapor nacional ‘Araucania’, pro-
cedente de Valparaiso, con escalas en distintos puertos.
A su bordo llegan 350 personas embarcadas en Achao i Ancud.
La Gobernacion Maritima pidio al médico de ciudad se trasladase a
bordo para reconocer a los pasajeros, en prevision de cualquier altera-
cion de la salubridad de los mismos i asi se ha hecho.
A las tres de la tarde ha regresado de abordo el médico de ciudad, des-
pues de haber recibido el buque.
A bordo no ocurre novedad, siendo bueno el estado sanitario.
La impresión de los obreros que llegan es buena, jente joven i aptas
para el trabajo.”

La autoridad marítima tomó precauciones en relación a este contingente


de trabajadores. Es probable que estuviese al tanto de los acontecimientos en
que se vio involucrado el vapor Araucanía y decidió verificar las condiciones
de salud de los trabajadores, con el fin de anular cualquier posibilidad de
que una enfermedad contagiosa se instalase en la austral ciudad.

136
Al día siguiente una larga crónica en el mismo diario, criticaba la situa-
ción del Araucanía, tratándolo como barco ‘negrero’, pero en general dicho
diario celebraba la llegada de obreros, siempre tan necesarios para los cre-
cientes trabajos en la ciudad.141

La noticia de la llegada de los trabajadores en el Araucanía también fue


recibida en la Armada que la elevó al ministro de Marina

Un día antes del oficio que enviara el intendente de Chiloé al ministro del
Interior, el gobernador marítimo de Chiloé informaba vía telégrafo la recala-
da del Araucanía a su superior, el director del Territorio Marítimo. Éste a su
vez ofició el mismo día al director de la Armada informando sobre el asunto,
quien transmitió el telegrama al ministro de Marina:

“Valparaiso, 17 de octubre de 1906


Señor Ministro:

El Director del Territorio Marítimo, en oficio Nº 1351 de 5 del actual,


me dice lo que sigue:
‘El Gobernador Marítimo de Chiloé (Ancud), en telegrama de fecha de
hoy, me dice lo que sigue:
Vapor Araucanía, fondeó ayer procedente de Punta Arenas, trayendo
de río Baker 146 pasajeros que pasó dejarlos Dalcahue, de estos venian
como 60 enfermos escorbuto, muriendo dos, mismo dia se embarca-
ron. Detalles correo. Firmado. Del Pino.
Lo que tengo el honor de trascribir a US para su conocimiento.
Saluda a US
Firma.

El ministro acusa recibo de la información el 22 mediante un oficio en el


que sólo se destaca lo referente a la recalada del vapor Araucanía. Pero el 29
remite al director de la Armada el siguiente oficio, obligado por la instruc-
ción impuesta desde el Ministerio del Interior:

“Santiago, 29 de octubre 1906


Nº 841. El Intendente de Chiloé, en oficio Nº 78 de 6 del actual me dice
lo siguiente:
‘Esta Intendencia se hace un deber en comunicar a US. un suceso que
mi juicio reviste suma gravedad i que conviene prevenir que vuelva a
repetirse en lo sucesivo.

141
19 de octubre 1906. BN-SPM.

137
Procedente de Punta Arenas (Magallanes) i al mando del capitan don
Guillermo Titus, llegó al puerto de Achao, el primero del presente, el
vapor Araucanía conduciendo a bordo un crecido numero de trabaja-
dores procedentes de rio Baker, de los cuales fallecieron dos durante
el trayecto, según comunicó el capitán al Gobernador de Quinchao,
igualmente espuso que el resto se encontraban enfermos a bordo.
Inmediatamente que tuve conocimiento de este hecho, ordené que se
tomaran las medidas necesarias que el caso requería. En efecto, se tras-
ladó abordo el médico de ciudad de Achao. Como en dicho puerto no
hai Subdelegación Marítima y el capitán manifestaba que el término
de su viaje era Puerto Montt, continuó su marcha hasta Dalcahue, lle-
vando siempre el médico abordo. Viendo que el capitan no obedecía
las órdenes del Gobernador de Quinchao de trasladarse a ésta, dirijí-
me por telégrafo al Subdelegado de Dalcahue, dándole instrucciones
precisas para que obligara al capitan vebirse a este puerto, no obstan-
te, como en aquel lugar no hai fuerza ninguna, no se pudo evitar que
desembarcara allí, como ochenta enfermos en su mayor parte graves,
de los que murieron en la noche, Rudecindo Muñoz, Serapio Barrien-
tos, Jerónimo Muñoz y Juan Díaz. Después el vapor se dirijió a este
puerto, a donde llegó el 4 del presente. El infrascrito de acuerdo con la
Gobernación Marítima tomaron las medidas necesarias, ordenando al
Dr. don Liborio Sánchez C. que se trasladase abordo i sertificase sobre
la naturaleza de la enfermedad i las causas que la habían producido.
Del informe se desprende que el vapor Araucanía recojió un crecido
número de personas en rio Baker, que se encontraban allí mas de seis
meses, trabajando a una empresa particular; dicha jente se encontraba
sin los viveres suficientes i que a consecuencia de la mala alimentación,
estenuados se produjo en ellos ‘disentería aguda epidémica’ que por
falta de cuidados, alimento i médico pudo ocasionar el fallecimiento
de muchos de esos infelices. Viendo el infrascrito que no se trataba
de una enfermedad infecciosa dejó en libre plática el vapor Araucanía
con este puerto permitiendole despues continuar su viaje. Este vapor
es pequeño, de 200 toneladas mas ó menos, i esa jente enferma venía
amontonada en la bodegas, por lo que hubo que hacerlas desinfectar
bajo la dirección del Dr. señor Sanchez.
Ahora bien, señor Ministro, la empresa Baker es culpable del desgra-
ciado suceso ocurrido i viene a demostrar de una maneria palmaria la
falta de dirección que tienen esas pequeñas sociedades que se forman
con fines aventurados i que producen hechos verdaderamente anti-hu-
manos. Por tal razón, ruego a US que se sirva poner en conocimiento
del Supremo Gobierno este desgraciado suceso para que se tomen las
medidas necesarias que tiendan a evitar la repetición de acontecimien-
tos de tal naturaleza.
Lo que trascribo a US. para su conocimiento i a fin de que US. se sirva

138
ordenar que la autoridad marítima respectiva instruya un sumario so-
bre los sucesos enumerados en el oficio anterior.
Dios gue US.
(Fd) Belisario Prats B.”

De este modo, el ministro de Marina baja la orden de instruir sumario “a


la autoridad marítima respectiva”, que en este caso debía ser la Dirección del
Territorio Marítimo, cuya labor era supervisar el actuar de empresas y parti-
culares que usaran el territorio marítimo para sus actividades. El director de
la Armada debía entonces ordenar se hiciera este sumario de cuya existencia
aún no se tiene antecedentes.

Los obreros fallecidos al llegar a Chiloé

Las notas oficiales consignaron los nombres de cuatro obreros que falle-
cieron luego de llegar al puerto de Dalcahue: Jerónimo Muñoz Pérez (50),
Juan Díaz Pérez (25), Rudecindo Muñoz (23) y Serapio Barrientos Villarroel
(28). Sus inscripciones de defunción son correlativas (Nº 70 a 73) y se reali-
zaron entre el 03 y 04 de octubre de 1906. En ellas se consignó que eran agri-
cultores, profesión de origen de casi la totalidad de los enganchados. En los
cuatro casos se estableció como causa de muerte “Reumatismo”, pese a que
los informes oficiales reproducen otra enfermedad diagnosticada por el mé-
dico Sánchez: “Desentería”. Fueron sepultados en el cementerio parroquial
de Dalcahue.
Jerónimo Muñoz estaba casado con Rosa Muñoz, Juan era viudo de Clo-
tilde Barría, Rudecindo era soltero y Serapio estaba casado desde 1904 con
Rosalía Alvarado. Este último agricultor-obrero era hermano de Daniel Ba-
rrientos Villarroel, que murió en Baker.
Sin embargo, es posible que otros hombres, fallecidos en Dalcahue y Cas-
tro, hayan sido parte de los enfermos que llegaron en el vapor Araucanía.
Es el caso de Clodomiro Pérez Barría de 26 años, que falleció en el sector de
Teguel (Teel en la inscripción) el 06 de octubre. Como causa del deceso se
consignó “fiebre”. Estaba casado con María Leonor Calisto. Fue sepultado en
el cementerio parroquial de Dalcahue.
En Castro en tanto, el 6 de octubre falleció el joven Fructuoso Sánchez
Navarro, de 23 años. No se registra causa de muerte. El 8 de octubre falle-
ció Germán Sánchez Pérez, de 25 años. Como causa del deceso se consignó
“reumatismo”, al igual que los fallecidos registrados en Dalcahue. Ambos
jóvenes registraban domicilio en San José.

Norris continúa redactando su carta en Dalcahue

El 15 de octubre Norris retoma la redacción de su carta. Se encontraba en


Dalcahue y le cuenta a su tío que en total habían sepultado 57 personas y dos

139
Vista del muelle de Bajo Pisagua. Nótese los castillos de ciprés y la
balsa sobre la que se observan tres obreros cargando postes. Foto
publicada por la empresa en revista Zig Zag, 07 de octubre 1906. El
texto que corresponde a la imagen dice: “Seccion maderas, 50,000
piezas de ciprés a cargadero de cualquier vapor, por grande que
sea, en puerto Bajo Pisagua, a la desembocadura del rio Baker”.

140
habían muerto en el vapor de regreso. ¿Y qué había sido todo eso?, escorbuto
y gusanos, afirmaba Norris. La misma enfermedad que tenían los marineros
durante los largos viajes de navegación en que se quedaban sin carne ni ve-
getales, reflexionaba. Se congratulaba también de haber salvado la situación,
siendo que había comido sólo porotos y arroz y bebido té y café durante dos
meses. Norris le cuenta a su tío que si se les hubiese acabado la grasa habría
sido un gran problema para ellos.
Los porotos y el arroz habrían sido la principal fuente de alimento para
todo el campamento durante el periodo de escasez y consiguiente hambru-
na, pues el señor Zúñiga relató a su entrevistador Antonio Soto que era sólo
eso lo que comían: “La cantidad de alimentos se consideró escasa desde el
primer momento; siempre lo mismo: porotos con charqui, charqui con poro-
tos, sin ninguna posibilidad de cambio.”
Norris continúa su carta, contándole al tío que debió lidiar además con
un grupo de obreros que deseaba tomar los 7 botes que existían en el cam-
pamento y abandonar el lugar “dejando solos a los trabajadores enfermos”.
Habría logrado contener el alzamiento en ciernes, pese a que debió hacerlo
sólo ya que no podía contar con los otros dos empleados ingleses.
El administrador le decía a su tío que creía firmemente que de haberse
concretado el abandono por parte de los obreros alzados, las muertes ha-
brían aumentado al doble de las producidas, dejando entrever que temía un
naufragio por lo frágil de las naves para el mar abierto.
Según Norris, en Chiloé fallecieron 12 obreros más, en sus casas. Este dato
tiene cierta relación con el testimonio de Zúñiga que afirmó murieron en
Achao 11 personas y en Dalcahue otras 4.
El administrador inglés finaliza su carta indicando que debe recibir la em-
barcación que mandó construir en Valdivia y con ella volver al Baker. Tam-
bién le habla de una embarcación menor que habría sido enviada construir
a Inglaterra, para navegar el río y que en el Baker había cuarenta mil piezas
de ciprés, entre postes de cerco, durmientes para líneas férreas y postes de
telégrafo, esperando ser embarcadas.
Este último dato permite dimensionar el trabajo invertido en la faena pre-
via a la tragedia, en cuatro grandes fases: la tala de los árboles, su trozado y
clasificación, la construcción de balsas para su traslado al campamento y el
apilamiento en el mismo campamento.
Norris no comenta en su carta el intento de agresión que habría sufrido a
manos de familiares y vecinos de los trabajadores, estando en Dalcahue –y
que es relatado con detalle por Aimé Tschiffely–, ya que este hecho habría
ocurrido días después del 15 de octubre. Pero como se ha visto, ese intento
de agresión habría ocurrido ya que fue consignado en la prensa.

141
Tabla 4: Fallecidos y sobrevivientes según fuentes de la época

142
Fuente T o t a l Sobrevivientes E n f e r m o s T o t a l
Muertos
muertos embarcados en llegados a obreros
Baker Chiloé
1. En Bajo 2. En vapor 3. En Chiloé
Pisagua Araucanía
Declaración notarial 2 (en el vapor) 2 157 50 ----
Guillermo Titus (Ancud,
04 de octubre 1906)
Carta de William No- 57 2 (al salir de 12 71 ___ + de 200
rris, 1906 (Traducción en Baker)
Ivanoff, 2003 y original
inglés en www.patbrits.
org, 2013)
Oficio intendente Chiloé “muchos” 2 (en el viaje 4 --- “crecido número + de 80 + de 200
a ministro Interior (Nº de regreso) de trabajadores”
78, Ancud 06 de octubre
1906)
Oficio intendente Llan- --- --- 67 + de 200
quihue a Juzgado Puerto
Montt (Nº 408, 13 de oc-
tubre 1906. Reproducido
en La Alianza Liberal Nº
784)
Oficio Ministerio de Ma- “muchos” 2 4 “crecido número + de 80 ---
rina (Nº 841, Santiago 29 de trabajadores”
de octubre 1906. Repro-
duce oficio intendente
Chiloé)

(Elaboración propia en base a fuentes consultadas)


El Censo del Territorio de Magallanes (1906) contabilizó población en Baker
¿Habrán sido los sobrevivientes de la tragedia?

El Censo del Territorio de Magallanes debía realizarse un único día, el 08


de septiembre de 1906. Sin embargo, en los extremos sur y norte del Territo-
rio se tuvo que adoptar otra modalidad dada las condiciones de aislamiento
y lejanía de esos sectores:

“El Censo de Población i Ganadería en las islas australes, o sea del


sur del canal de Beagle, no pudo efectuarse el día 8 de Setiembre como
en el resto del Territorio.
Como se dijo antes, la Gobernación solicito de la Comandancia en
Jefe del Apostadero el envio de una de las escampavías, única manera
de poder efectuar el trabajo.
La «Huemul», al mando del teniente de la Armada, señor José I. Me-
rino, solo pudo zarpar a aquel destino en los primeros dias de Octubre.
Sin embargo, ese atraso en nada podia influir en los resultados je-
nerales del recuento de la población, por cuanto aquella rejion esta
completamente aislada del resto del Territorio, siendo mui tardías las
comunicaciones con Punta Arenas.
Ademas, su escasa poblacion –poco mas de un centenar de indivi-
duos– no habia esperimentado movimiento alguno durante ese mes de
diferencia con el 8 de Setiembre.
En idénticas condiciones se hizo el Censo en la rejion del rio Baker,
ubicada en el estremo norte del Territorio, donde hai tambien un pe-
queño grupo de habitantes.
Respecto a la población de los faros de Evanjelistas i Magdalena que
se hallan en sitios absolutamente aislados, se tomó antes de la fecha del
Censo por una escampavía que fué a esos parajes.”142

En la zona del Baker, el Censo contabilizó un total de 187 personas (Nava-


rro, 1908: 9).143 Si realmente el Censo se realizó en octubre, debió haber sido
hacia fines de aquel mes y significaría que Norris volvió en el vapor Baker
con un importante contingente de personas que sumadas a las que quedaron
en La Colonia y otros sectores, completaron esa cantidad.144

142
Navarro, L. 1907. Censo Jeneral del Territorio de Magallanes, T. I: XLII y XLIII. http://
www.memoriachilena.cl
143
Navarro, L. 1908. Censo Jeneral del Territorio de Magallanes, T. II: 9. http://www.memo-
riachilena.cl
144
Un año después durante la realización del Censo General de la República, los datos del
Baker no llegaron y se consignó una población aproximada de cien habitantes. (Navarro, op.
cit: 250a)

143
¿Podría el Censo haber sido levantado en el Baker a fines de Septiembre?
Aunque es una pregunta muy difícil de responder, cabe especular que de
haber sido este el caso, el o los censistas debieron aprovechar el vapor Arau-
canía para dirigirse al Baker y de este modo contabilizar a los obreros sobre-
vivientes (157 según el capitán del vapor Araucanía), a la que se debió sumar
una cifra adicional correspondiente a aquellos que residían en La Colonia.
Pero más allá de esto, llama la atención que en uno u otro caso, no se
registrara la mortandad como un dato sensible o tal vez fuese omitida al mo-
mento de presentar los resultados censales, pese a que Navarro efectuó un
detallado registro respecto al origen de la empresa, sus instalaciones y masa
ganadera.145

Fotografía que muestra a un grupo de 20 obreros remontando el río Baker “a


la sirga”, donde tres de ellos, jalan con cuerdas cada bote mientras los demás
reman contra la corriente. Publicada por la empresa en revista Zig Zag, 7 de
octubre de 1906.

145
Información citada por Martinic en sus trabajos de 1977 y 2005.

144
El Senado de la República tomó conocimiento de la tragedia en noviembre

A pesar de las gestiones del Gobierno central por mantener la tragedia


fuera del interés público, las que se vieron favorecidas con el silencio de los
principales diarios de Santiago y Valparaíso donde no se publicó ninguna
información al respecto, algunos senadores tomaron conocimiento de los he-
chos por medio de las crónicas publicadas en Llanquihue y Chiloé.
Las encendidas denuncias de La Alianza Liberal de Puerto Montt, llega-
ron al Congreso alarmando a ciertos senadores de filiación liberal. Tal vez el
mismo medio de prensa escrita informó vía telegrama a parlamentarios libe-
rales o pidió apoyo a sus redes en Santiago para hacer llegar la información
a los legisladores.
El caso es que en la octava sesión extraordinaria del Senado de la Repú-
blica, realizada el 9 de noviembre de 1906,146 el senador por Tarapacá Elías
Balmaceda,147 planteó lo acontecido en río Baker, aprovechando la interpe-
lación que el senador por Llanquihue Ramón Rozas148 hacía al ministro de
Colonización Ricardo Salas Edwards,149 por los abusos que estaban pade-
ciendo colonos nacionales en las zonas de Coihueco y Rupanco por parte de
la Sociedad Colonizadora de Rupanco:

“Ya que se trata de esta materia, deseo recordar al señor Ministro un


suceso a que llamó la atencion en esta Cámara uno de mis honorables
colegas, creo que el Señor Senador por Llanquihue.
Me refiero a lo que aconteció en la colonia de Río Baker.
Se sostuvo que los concesionarios habían abandonado centenares
de familias, dejandolas sumidas en la mas completa miseria, a conse-
cuencia de lo cual fallecieron de hambre veinticinco personas o mas.
Esto se ha publicado en periódicos del sur que han llegado a mis
manos. Me parece aquello tan enorme de suyo, i tan perjudicial al país
en el momento que mas necesitamos promover la inmigracion, que
creo que el Gobierno se encuentra en el caso de someter los antece-
dentes a la justicia ordinaria. En los hechos, tal como se relatan, hai no
solo la responsabilidad moral, sino que tambien está comprometida la
responsabilidad criminal de los empresarios.”

Lo primero que llama la atención al leer esta intervención es que el sena-


dor hizo recuerdo al ministro del ramo, de un tema que al parecer ya había

146
www.historiapolitica.bcn.cl (consultada 28-07-2013)
147
Militante del partido Liberal Democrático. Hermano del Presidente José Manuel Balmace-
da.
148
Militante del partido Conservador.
149
Militante del partido Conservador.

145
sido tratado en la cámara por otro parlamentario, en este caso el senador por
Llanquihue.150 Lo segundo es que se hace referencia a una “colonia de Río
Baker”. Al parecer era un hecho conocido la instalación de una colonia en el
área o al menos se le reconocía esta calidad en tanto era uno de los objetivos
de los empresarios a cargo de la concesión.
En su alocución el senador Balmaceda fue más allá y denunció que los
abandonados correspondían a “centenares de familias”. Esto hace recordar
lo que publicó el periódico La Cruz del Sur el 6 de octubre: “Entre hombres,
mujeres y niños, ya habían muerto como 60 personas.”
Lo dicho por el senador confirma el hecho que la Sociedad del Baker dejó
abandonadas cientos de personas en dicha zona, “sumidos en la miseria”.
Ahora bien, la cifra de fallecidos que entregó el parlamentario denun-
ciante era de 25 personas, “pudiendo ser más”, se cuidó de agregar. Pero se
puede colegir que en este punto no estaba muy seguro el parlamentario.
A renglón seguido el senador Balmaceda afirmaba que su fuente de infor-
mación eran los periódicos del sur que habían publicado noticias al respecto.
Esto resulta relevante en tanto confirma que la prensa escrita de las provin-
cias del sur fue la que dio real importancia a la tragedia.
El parlamentario finalizó su intervención exigiendo la actuación del Go-
bierno y la justicia ordinaria por su intermedio, pues le parecía que los em-
presarios a cargo de la sociedad ganadera denunciada, no sólo tenían res-
ponsabilidad moral sino sobre todo “criminal”.
Al cerrar Balmaceda su intervención, el senador Rozas que había sido
aludido por el primero, le interrumpió respetuosamente para agregar lo si-
guiente:

“¿Me permite el señor Senador?...


Fueron mas de doscientos los individuos abandonados, i los muertos
de hambre llegaron a setenta i siete. Tengo a la vista los diarios en que se
publicaron los datos de semejantes enormidades.”

Más allá de la evidente molestia del senador Rozas ante la “intromisión”


de su colega en los asuntos de su circunscripción, los antecedentes que apor-
tó en su breve alocución no sólo “corregían” la información de Balmaceda,
también demostró que contaba con los medios escritos que publicaron la
información y por tanto sabía la cifra de muertos, que era considerablemente
mayor que la aventurada por Balmaceda. Pero Rozas aumentaba en diez el
total de personas fallecidas informado por la prensa del sur.
Con todo, estas intervenciones permiten considerar con mayor fuerza la
veracidad de las noticias publicadas por los medios de Puerto Montt y Chi-

150
Si esta primera intervención ocurrió, no ha sido posible encontrarla en las actas anteriores
de las sesiones del Senado.

146
loé, especialmente de La Alianza Liberal, a pesar de las contradicciones entre
unos y otros y de que al medio puertomontino se lo invisibilizó como fuente
de información.
Balmaceda cerró la ronda de intervenciones sobre la tragedia manifestan-
do:

“No he visto que desde entónces acá se hayan tomado medidas por
el Gobierno. Parece que ajentes administrativos ajitaron sus empeños
para hacer sobre todo aquello un silencio sepulcral.”

Esta frase es lapidaria. Balmaceda denunciaba en un tono algo irónico,


un eventual encubrimiento de los sucesos por parte de agentes del Estado.
¿Por qué hizo tan fuerte acusación?, ¿manejaba información adicional este
parlamentario?
Parte de este incidente fue publicado al día siguiente en El Mercurio de
Valparaíso, en su sección “Sesiones del Congreso”.
Al día siguiente, al iniciarse la novena sesión extraordinaria del Senado,
el secretario dio lectura al acta de la sesión anterior, en la que la denuncia del
senador Balmaceda se resume del siguiente modo:

“El señor Balmaceda espuso que habia llégado a su noticia que en


río Baker habian sido abandonados, a su propia suerte, un gran núme-
ro de trabajadores que allí llevó para sus faenas la sociedad ganadera
del mismo nombre, i que, como esto era muy grave, esperaba que el
Gobierno enviara a la justicia ordinaria los antecedentes de este asunto
a fin de que se hiciera la investigacion correspondiente.”

En esta reseña se puede ver que la referencia es a trabajadores y no fami-


lias. Lo demás está dentro de lo que puede interpretarse de lo dicho por el
parlamentario.
El 12 de noviembre de 1906, concurrió el ministro de Colonización, señor
Salas Edwards para dar explicaciones sobre tres interpelaciones efectuadas
por los parlamentarios: los denuncios efectuados contra la Sociedad Rupan-
co, un funcionario de la Intendencia de Llanquihue, que además trabajaba
para la Rupanco y la tragedia del Baker.
En relación al Baker, lo dicho por este ministro en aquella oportunidad
fue lo siguiente:

“Por otra parte, el Senado se esplicará facilmente que, dada la difi-


cultad de esclarecer bien los hechos a tanta distancia, no haya podido
obrarse inmediatamente en el asunto a que se refirió el honorable se-
ñor Balmaceda: a la muerte por abandono i por hambre de setenta i
tantos colonos en Rio Backer.

147
Segun una comunicacion que tengo a la mano del jerente de esa
colonia, señor Julio Subercaseaux, las desgracias acaecidas no fueron
consecuencia del abandono ni del hambre sino de una epidemia de
escorbuto i de haberse negado los enfermos a tomar remedios.
Las investigaciones, sin embargo, continuarán adelante hasta hacer
completa luz en este negocio, poniéndolo en manos de la justicia si
fuere necesario.
La comunicacion a que me he referido dice a este respecto:
“1. No es exacto que la jente se haya muerto de hambre; el jerente
de la Empresa don Florencio Tornero i don Julio Vicuña estuvieron en
la colonia hasta julio i dejaron víveres en abundancia.
El administrador Mr. William Norris, que se encuentra actualmente
en Chiloé contratando jente, dice que se desarrolló una epidemia de
escorbuto que cundió porque los chilotes se negaron a tomar remedios.
2. Que la Empresa hizo lo humanamente posible para sacar cuanto
ántes a dichos trabajadores, que estaban solos i no con familias, como
se ha dicho.”
Como se ve, lo sucedido se debe a casos fortuitos i a la imposibili-
dad en que se encontró la Empresa para proporcionarse buques.”

Esta intervención muestra que de entrada el funcionario de Estado excu-


saba la poca celeridad del Ministerio a su cargo para esclarecer los hechos
debido “a la distancia” entre sus oficinas y el sitio del suceso. Esto no se
parece en nada al telegrama enviado por el ministro de Interior Figueroa al
intendente de Llanquihue donde indicaba que por ser asunto privado, nada
puede hacer el Gobierno.
Para explicar lo sucedido, el ministro Salas daba a entender que el Minis-
terio solicitó un pronunciamiento a la empresa y que el gerente de la misma
le comunicó por escrito lo acontecido, por lo que él pudo deducir que la
causa de la calamidad habría sido de índole sanitario y no alimentario: una
epidemia de escorbuto se habría declarado entre los trabajadores y los que
murieron, fue a consecuencia de su propia negación a recibir medicamentos
para sanar. Llama la atención que el funcionario intentase dar a entender que
la aparición del escorbuto no se relacionaba con falta de alimentos o deficien-
cia de los mismos.
Acto seguido prometía investigar en profundidad el asunto, pero desde
su Ministerio, indicando que de ser necesario, se pondrían los antecedentes
en poder de la justicia. Esto sugiere que no había interés de parte de di-
cho ministro por llevar el asunto ante instancias judiciales. Pero también da
cuenta que en Santiago al parecer no se conocía de las acciones que la justi-
cia puertomontina estaba realizando a raíz de la solicitud del intendente de
Llanquihue.

148
Finalmente y para dar mayor veracidad a lo que afirmaba verbalmente,
el ministro Salas leyó el documento de la empresa ante los senadores. Antes
de poner atención y evaluar el contenido de la nota leída por el ministro,
se debe tomar nota del primer nombre que mencionó en su alocución: Julio
Subercaseaux, a quien asignaba el rol de “gerente de la colonia”.
El documento que el ministro de Colonización presentó al Senado y con el
cual pretendía despejar dudas sobre la responsabilidad de la empresa frente
a lo acontecido, es valioso por varias razones. La primera de ellas es que fue
producido al interior de la empresa implicada en la tragedia. La segunda,
porque reconocía el hecho. En tercer término, el documento buscaba “escla-
recer” las causas de lo sucedido mediante una explicación somera y suma-
ria, de dos numerales. En cuarto lugar, porque mencionó a los protagonistas
relacionados con ella, y que son recordados también con distinto énfasis en
las diferentes versiones escritas y orales que se conocen actualmente en la
región de Aysén y que se revisarán en su momento. Finalmente, porque su-
giere serias contradicciones con estas mismas versiones.
El breve texto menciona en el primer numeral a Florencio Tornero ejer-
ciendo el rol de gerente de la empresa. Este antecedente, unido a la alusión
de Subercaseaux como gerente de la colonia cobra sentido en relación con los
estatutos de la compañía que definieron dos cargos de gerenciamiento como
se mencionó en el capítulo anterior.
Acompañando a Florencio Tornero, el gerente Subercaseaux menciona a
Julio Vicuña, lo que de inmediato sugiere que se trata de Julio Vicuña Suber-
caseaux. De ser así, es una confirmación más de la presencia y participación
de este personaje durante el desarrollo de los hechos. Es el mismo Vicuña
Subercaseaux tantas veces nombrado en la historia de las concesiones gana-
deras y especulación de tierras en Patagonia.
Pero luego se lee con inquietud, a la luz de lo que hasta ahora se conoce
de lo acontecido en Baker, la afirmación de que ambos representantes de la
Compañía Baker habrían estado hasta julio, mes en que se retiraron dejando
“víveres en abundancia”.
¿Mes de julio? Esto parece contradecir lo escrito por el administrador Wi-
lliam Norris en su carta, fechada en Bajo Pisagua, donde aseguraba que Tor-
nero abandonó el área en junio. Una cuidada lectura de la versión en inglés
de la carta, sugiere que ambas versiones no están tan alejadas, sino que difie-
ren en el énfasis. En efecto, Norris afirmaba que Tornero dejó Bajo Pisagua el
12 de junio para dirigirse a Caleta Hale donde debió esperar tres semanas el
paso de algún vapor.
La misma prensa de Punta Arenas, ha permitido tener certeza respecto a
la salida de Tornero desde Baker y su destino, como ha quedado demostrado.
¿Víveres en abundancia? Norris indicaba en su carta que Tornero se fue
sabiendo lo grave de la situación de escasez de alimentos en que se encontra-
ba el campamento en su conjunto. Si la aseveración del gerente Subercaseaux

149
fuese correcta, el administrador Norris habría faltado a la verdad respecto a
Tornero. ¿Por qué?, es la pregunta que surge instantáneamente. ¿Qué gana-
ba Norris con faltar a la verdad respecto a los alimentos?, ¿ocultar que estos
hubiesen enfermado a los obreros?
Si por otro lado se otorga credibilidad a Subercaseaux, cabe preguntarse
lo siguiente: ¿Habrá llevado el gerente Tornero víveres en abundancia en su
viaje de “inspección” a Bajo Pisagua? Si esto pudiese comprobarse, otorgaría
cierta base a las hipótesis que acusan envenenamiento en los alimentos.
Si al contrario, Norris estaba en lo correcto y había una grave situación en
desarrollo, la versión de Subercaseaux no era verdadera y entonces: ¿Inten-
taba el empresario que se descartara el abandono y hambruna consecuente
como origen y causa de las muertes? O tal vez los representantes de la em-
presa acordaron afirmar lo anterior para deslindar responsabilidades, ase-
gurando que hubo real preocupación por sostener a la población trabajadora
que debería entonces pasar allá el invierno a la espera de un vapor que los
recogiera.
En el párrafo siguiente de la nota escrita por Subercaseaux, se mencio-
naba a Norris, administrador en terreno de la empresa. Y se sugería que él
informó la causa de la tragedia: un brote de escorbuto. Pero el escrito va más
allá, indicando que la enfermedad se propaga por la negativa de “los chilo-
tes” a tomar medicamentos. En este punto hay coincidencias con el testimo-
nio de Norris que se quejaba de la negativa de varios trabajadores ante sus
intenciones de administrar los escasos medicamentos que poseía.
En el numeral dos, la empresa defendía su gestión. Indicaba Subercaseaux
que hicieron “lo humanamente posible” para recoger a los trabajadores de
Bajo Pisagua, pero no describía ninguna gestión en concreto. ¿Qué significa-
ba para la empresa “lo humanamente posible”?
Para cerrar su “informe” sobre lo acontecido, la nota indicaba que los
obreros estaban solos y no con familias (léase mujeres y niños); desmintien-
do así las versiones que corrían sobre la presencia de familias y de las que
el senador denunciante se había hecho eco como se ha podido colegir de las
actas parlamentarias.
Hasta aquí lo que se puede considerar como la versión “de la empresa”.
El ministro de Colonización se encargó de cerrar el asunto, o al menos de
intentar cerrarlo, manifestando que a partir de la escueta explicación que
recibió era posible inferir que lo sucedido había sido “fortuito” y se habría
complicado por las dificultades de la compañía para conseguir buques; últi-
ma afirmación que parece gratuita en relación con la nota que nada mencio-
na respecto a las gestiones para conseguir una embarcación.
Al respecto cabe destacar lo siguiente: al revisar las ediciones de junio y
julio de los diarios magallánicos, se identificaron los siguientes barcos cuyas
carreras los obligaba a pasar por el área del Baker: procedentes de Valparaí-
so, los vapores Orita, Edfu, Itauri y Victoria; procedendes de Punta Arenas

150
el vapor Panamá.151 Y entre ellos, como ya se ha descrito, el Valdivia en com-
plejas condiciones de navegación.
En la misma sesión, pero después de otras intervenciones referidas al Fe-
rrocarril de Arauco y el presupuesto de Justicia, el ministro Salas Edwards
vuelve a ser interpelado, esta vez por el senador Luis Devoto,152 que repara
con molestia en el modo que el funcionario había usado para expresarse res-
pecto a los trabajadores chilotes. Este senador, refrendó en primer término lo
planteado por el senador Balmaceda en cuanto a una mortandad producto
del hambre y refutó la versión del ministro en lo que refiere a la negativa de
los obreros a recibir medicamentos, argumentando: “A mí me parece estraño
que haya un solo hombre que no quiera tomar remedios cuando está enfer-
mo i prefiera morir.” Y continúa interpelando al ministro debido a que a su
juicio: “EI señor Ministro, al referirse a estos desgraciados, empleaba un tono
despreciativo llamándolos «chilotes»...”
El ministro Salas respondió de inmediato la acusación, asegurando no
haber usado el concepto de modo despreciativo, sino haberse “(…) limitado
simplemente a dar lectura a una comunicación de presidente de la Sociedad,
i he agregado que, en vista de estos denuncios, enviaré los antecedentes a
la justicia ordinaria para que se haga efectiva la responsabilidad dé quien
corresponda, si es que la hai”.
Devoto, se mostró satisfecho de escuchar que el ministro se comprometie-
se a tomar medidas, ya que consideraba inhumano “…dejar morir a setenta
personas, ya sea por falta de alimentos o por falta de remedios.”
El diálogo que se produjo a continuación es de gran interés y su transcrip-
ción es digna de presentarla completa:

“(Senador Devoto) He querido acentuar este hecho con el propósito


de llamar mas vivamente la atencion del Gobierno sobre el particular, a
fin de que tome medidas severas i eficaces contra esta barbarie, que no
puede llamarse de otro modo dejar morir de hambre o de enfermedad,
sin proporcionarles ausilios, a estos infelices.
No ha podido ser causa de este abandono la falta de buques, puesto
que hai lanchas suficientes en aquellos parajes para el trasporte.
Pero las palabras desdeñosas del señor Ministro están revelando
que por ser «chilotes», ha podido dejarse morir de hambre a un consi-
derable número de nuestros conciudadanos.

151
En El Magallanes se anunciaba la recalada y el zarpe de vapores. El Orita, llegó el 03 de julio
y siguió luego rumbo a Buenos Aires. El Itauri recaló el 09. Al día siguiente zarpó el Panamá
rumbo a Valparaíso. El Edfu recaló el 12 de julio y el mismo día zarpó rumbo a Europa, en
tanto que el Victoria también recaló ese 12 de julio. BN-SPM.
152
Militante del partido Liberal Democrático. Senador por el Bio Bío al momento de elevar
su opinión en el asunto del Baker, discutiendo la información entregada por el ministro de
Relaciones Exteriores de la época.

151
¿Qué razon pudo haber para no suministrarles ningun ausilio i de-
jarlos morir abandonados?
El Gobierno debe tomar medidas inmediatas para investigar lo que
ha pasado, nombrando a un funcionario público que vaya a aquel pun-
to a tomar las informaciones correspondientes.
El señor SALAS EDWARDS (Ministro de Colonizacion ).-Repito que
el Gobierno ha tomado las medidas que le ha sido posible i que tomará
todas aquellas que conduzcan al esclarecimiento de este asunto, por-
que, como es fácil comprender, bien puede haber datos equivocados
en lo que se dice. Si de las investigaciones resultan exactas las informa-
ciones de los señores Senadores, se hará efectiva la responsabilidad de
quienes corresponda.
El señor DEVOTO.--No deben ser equivocadas ni exajeradas nues-
tras informaciones, puesto que el jerente de esa Compañía, señor
Subercaseaux, no niega el hecho de haber muerto el número de perso-
nas de que se habla.
El escorbuto, ademas, no se desarrolla sino en lugares desolados o
abandonados en los cuales no hai medios de combatirlo i tiene su orí-
jen justamente en la alimentacion escasa i malsana. Es enfermedad que
se produce comunmente entre los marineros, en las largas travesías,
por carencia de alimentos o por usar alimentos descompuestos.
Esto está probando la gravedad de las faltas cometidas por esta
Compañía al dejar abandonados a una multitud de individuos.
Rogaría al señor Ministro que cuando reciba noticias de estos suce-
sos, tenga a bien comunicarlas al Senado.
El Señor SALAS EDWARDS (Ministro de Colonizacion) -Perfecta-
mente, señor Senador; me haré un deber en comunicarlas a la Cámara.”

En las sesiones posteriores al 12 de noviembre de 1906 –ordinarias y ex-


traordinarias– no se ha encontrado otra referencia a la tragedia. Se revisaron
las actas desde noviembre de 1906 a noviembre de 1907. En años posteriores
sólo se identificó una referencia al Baker, fechada en 1913 y cuyo autor fue
el senador Bañados que durante la discusión del problema de comunicación
marítima en los archipiélagos australes expresó:

“Voi a dar de paso una ínformacion a la Cámara, que la hará ver


hasta qué punto era útil la carrera de los trasportes nacionales al sur. Al
amparo de estos viajes periódicos se establecieron colonias en Puerto
Otway, Seno Backer, Puerto Bueno, Puerto Ramirez i en otros puntos
que no recuerdo por el momento. Estas colonias estaban en el período
inicial de su existencia, cuando se puso término a esa carrera i todas
ellas murieron de inanición, i Punta Arenas se vió nuevamente forzada
a buscarse mercado en el Atlántico.”

152
Corolario

La tragedia obrera de Bajo Pisagua parece no haber identificado responsa-


bles ante la justicia… El juicio que se habría seguido en Puerto Montt a raíz
de la denuncia hecha por el intendente Wolleter, aún no tenía resultados en
1908 como lo afirmaba el autor del texto publicado en La Cruz del Sur el 28
de abril de aquel año y que fue revisado en el primer capítulo. De existir un
expediente sobre esta causa, no ha sido hallado todavía.
La explicación más razonable sobre lo acontecido en el Baker, de acuerdo
a los antecedentes presentados en este trabajo, es que debido a una absurda
negligencia del gerente Tornero Echeverría, secundada o al menos conocida
por miembros del directorio de la empresa, relativa a la gestión de un buque
que recogiera a los trabajadores en mayo o junio de 1906, se desencadenó
una de las mayores tragedias laborales de la región de Aysén: el abandono de
más de doscientos trabajadores durante el invierno, con escasos alimentos.
La consiguiente aparición de un brote de escorbuto entre los obreros más
debilitados, que se extendió a más de la mitad del campamento. La muerte
de 59 trabajadores en la zona, entre el 7 de julio y el 27 de septiembre. El
deceso de entre 8 y 15 trabajadores más entre el viaje de retorno desde el
Baker y la llegada a Chiloé de los sobrevivientes. El desentendimiento culpo-
so de las autoridades de gobierno y los intentos culpables de la gerencia de
la compañía ganadera, representada por Julio Subercaseaux por “explicar”
lo sucedido. Una posterior denuncia a la justicia cuyo resultado no ha sido
posible conocer.
En Chiloé, el relato de la fatal suerte de este contingente obrero, se sumó
a la vida cotidiana de las pequeñas comunidades rurales y ciudades isle-
ñas. La vida continuó, la memoria de los muertos en Patagonia se mantuvo
con dificultad. Hombres solos y familias enteras siguieron viajando al Sur en
busca de un nuevo destino. Pero quedó entre los recovecos del recuerdo la
idea que todo fue culpa de la empresa y se moldeó a fuego el nombre de Julio
Vicuña Subercaseaux como responsable.
Sobre la participación de este ciudadano en los momentos previos a que
se desencadenara la tragedia no se ha podido hacer claridad. ¿Por qué Julio
Vicuña Subercaseaux acompañó a Tornero en aquel viaje al Baker?, ¿iba allí
como “representante” de su primo Julio Subercaseaux?, ¿con qué objetivo, si
Tornero era el gerente de la compañía?, ¿o sólo iba para “conocer”, en plan
turístico?
Vicuña abandonó el Baker junto a Tornero, pero en ningún momento es
mencionado por Norris en su carta, ¿por qué?, ¿qué poder tenía este ciuda-
dano? Hacia fines de julio de aquel año Vicuña volvía solo a Valparaíso,153

153
El Mercurio de Valparaíso, 30 de julio 1906. BN-SPM.

153
lo que hace pensar que Tornero se quedó en Punta Arenas, probablemente
intentando resolver la situación.
Llama poderosamente la atención que el nombre de esta persona haya
quedado grabado en los relatos orales y también haya sido mencionado por
De Agostini como “gestor” de la iniciativa. Tal vez sea porque años después
protagonizó una serie de eventos que tensionaron e incluso violentaron las
relaciones sociales en la zona oriental del Baker. Estas interrogantes están
aún sin respuestas, pero todavía hay posibilidad de hallar más antecedentes
que permitan esclarecer si Vicuña Subercaseaux –más allá de las circunstan-
cias que lo sitúan como acompañante de Tornero en aquel viaje–, tuvo algu-
na actuación concreta en la tragedia de Bajo Pisagua.
Por otra parte, no puede seguir considerándose que el drama acaecido en
el invierno de 1906, haya motivado el fracaso de la Compañía Explotadora
del Baker. Al contrario, la tragedia se originó por una negligencia y los res-
ponsables fueron el gerente de la misma y el directorio en ejercicio aquel año.
La empresa fracasa como tal por un mal gerenciamiento, errores de inversión
y, aunque aún es difícil probarlo, por el afán especulador de los principales
accionistas de la misma. Los obreros chilotes enganchados en 1905-1906 tu-
vieron la desgracia de ser contratados por una compañía en manos de perso-
nas sin escrúpulos y claramente sin capacidad para enfrentar un desafío de
tamaña envergadura en territorio poco conocido. El arrojo del administrador
William Norris para enfrentar el trabajo que se le encomendara no bastó y,
pese a que logró enfrentar una crisis sanitaria de grandes proporciones, su
esfuerzo fue opacado por la negligencia demostrada por sus jefes.
Esa misma crisis sanitaria, nunca fue considerada como tal por el Gobier-
no de turno, que en primera instancia intentó desentenderse de la tragedia,
argumentando en palabras de su ministro de Interior, que se trataba de un
problema entre particulares. Cuando el escándalo era inminente, buscó la
salida burocrática, determinando que se efectuara un sumario administrati-
vo que estuvo a cargo de una repartición de la Armada de Chile, cuando es
evidente que debieron ser los Ministerios de Relaciones Exteriores e Interior
los encargados de investigar y sancionar administrativamente a la empresa,
ya que la sanción judicial seguía su propio camino.

154
CAPÍTULO 4

MEMORIA ESCRITA / MEMORIA ORAL EN LA CONSTRUCCIÓN


DEL RELATO SOBRE LA TRAGEDIA OBRERA DE BAJO PISAGUA

La presente investigación encontró la última referencia a los luctuosos


acontecimientos del Baker, en dos publicaciones de prensa fechadas en abril
de 1908. Desde esa fecha y por más de dos décadas, la tragedia permaneció
invisible en la memoria escrita nacional. Los escasos informes y escritos de
funcionarios públicos producidos entre 1910 y 1930 en relación con el territo-
rio de Patagonia Occidental nada mencionaron respecto de los hechos.
Serán los relatos literarios y de aventuras los que desde principios de los
años treinta del siglo pasado darán cabida a la porfiada verdad que intentaba
abrirse paso desde el olvido.

Memoria escrita

El libro de José Pomar, 1923

En primer término se debe considerar el trabajo de José Pomar (1923), en


tanto este autor efectúa un recuento de las concesiones de tierra y las socie-
dades anónimas formadas en el territorio comprendido entre los paralelos
45° y 47° Lat. Sur. En este sentido, Pomar mencionó la concesión que el Esta-
do había entregado a Contardi, el traspaso que éste hizo a Juan y Florencio
Tornero “quienes la transfirieron a la Sociedad Explotadora del Baker”. El
autor reseñó a renglón seguido la suerte de la empresa ganadera:

“Las desfavorables condiciones del suelo y del clima influyeron en


la quiebra de la sociedad, la que no radicó ninguna familia; el vapor
que hizo el servicio desde Punta Arenas fue vendido en 1908, los ani-
males vacunos retirados por tierra a Tecka y de allí más al N. y los
trabajadores contratados en Chiloé abandonaron sus faenas.” (El
destacado es nuestro)

Esta última frase es la única que hace mención a la presencia de obreros


provenientes de Chiloé. Pomar no mencionó la tragedia. Llama la atención
que no lo hiciera. La omisión de un episodio tan crudo y brutal pudo deberse
a que el autor citado no tuvo antecedentes de lo sucedido, ni por boca de los

155
pobladores del valle Simpson ni por testimonios orales de funcionarios de
Colonización en Santiago. Cabe destacar que su reseña se corresponde en
todo con los documentos que forman parte de los antecedentes del Decreto
N° 1852 de 13 de diciembre de 1911, que canceló el permiso de ocupación
otorgado a Contardi.154
Ahora bien, considerando lo exhaustivo que Pomar fue respecto a diver-
sos acontecimientos y procesos acaecidos en el territorio, cuesta creer que de
haber sabido algo sobre lo sucedido, haya decidido omitirlo, pues son varios
los pasajes de su texto en que se permite por ejemplo, mencionar con cierta
elegancia en la redacción, abusos de la policía y de las mismas empresas
ganaderas en contra de pobladores libres (Osorio 2014); incluso efectúa un
resumen de gran interés sobre los hechos de violencia ocurridos en la ribera
sur del lago Buenos Aires en 1918.
Habiendo ocurrido en fecha tan cercana a la publicación del libro de este
ingeniero (17 años antes), ¿estaba tan oculto lo que ocurrió en Baker en 1906?
¿Lograron los implicados borrar toda referencia a lo allí sucedido, al punto
que no hubiese mención escrita ni registro oral en las instancias públicas cen-
trales del país, sobre aquella tragedia? En definitiva, ¿habrá estado en esos
años sepultado el episodio de Bajo Pisagua? La lectura de Pomar sugiere que
fue lo más probable.

El Informe de Carlos Oportus Mena, 1928

El ingeniero de la Oficina de Tierras y Colonización, Carlos Oportus


Mena, recibió en 1927 la instrucción de trasladarse a la región de Baker para
realizar un estudio detallado de la situación en que se hallaban las tierras
arrendadas por el Estado a la Sociedad Posadas, Hobbs & Cía. Oportus se
trasladó en febrero de 1928 a Punta Arenas y de allí a Bajo Pisagua para co-
menzar a recorrer el área.
El informe de este funcionario, publicado en diciembre de 1928, no men-
ciona absolutamente nada sobre el cementerio ubicado en la desembocadura
del Baker, siendo en sí un informe muy exhaustivo en lo que refiere a la des-
cripción de instalaciones y condiciones de desarrollo de la compañía ganade-
ra existente en el área y que contaba con oficinas en Bajo Pisagua.
Pero hay una mención en el informe de Oportus que llama la atención. Es
la referencia al escrito que dejaron él y el funcionario de carabineros de ape-
llido Jeria en el Libro de Novedades del Cuartel de Carabineros de Entrada
Baker:

“Con el objeto de no complicar el actual problema entre los ocupantes


y la Sociedad Arrendataria, problema de Colonización que el Supremo

154
Copia digital de dicho decreto. Archivo personal del autor.

156
Gobierno tiene que resolver, la Comisión tomó el acuerdo de dejar es-
crito en el Libro de Novedades del puesto de Carabineros respectivo, el
siguiente temperamento con fecha 10 de Marzo del presente año: La Co-
misión de Estudio y Censo de la región del rio Baker, estima que hay con-
veniencia en mantener la actual situación relacionada con la Compañia
Explotadora del Baker y los ocupantes, mientras el Supremo Gobierno no
solucione las cuestiones pendientes derivadas del actual arrendamiento
de esa Zona y las posesiones de los ocupantes. En consecuencia, reco-
mienda no permitir la entrada de nuevos ocupantes o pobladores en la
Zona que indica, ni actos por parte de la Estancia, Posadas, Hobbs & Cia.,
que signifiquen expulsión de ocupantes, salvo arreglos que entre éstos y
la Estancia se hubieren acordado con anterioridad a esta fecha.- (Fdos.) C.
Oportus M. – R. Jeria C.” (el destacado es nuestro)

Oportus y el carabinero nombran a la empresa como Compañía Explota-


dora del Baker, aquella antigua denominación, supuestamente desaparecida
por haberse liquidado la figura legal de la empresa. La “compañía vieja”
(como se la denomina en la oralidad del Baker) conservaba al parecer su
presencia en el área. La antigua compañía formada por los Subercaseaux se
mantenía como un fantasma en el imaginario de funcionarios estatales.

Una referencia literaria: El cuento “El Palo seco” de La Tierra Maldita,


1932

En un viaje de aventura por el extremo sur del continente, realizado du-


rante el verano de 1930, el escritor argentino Liborio Justo Bernal alcanzó el
canal Martínez y visitó el pequeño puerto de Bajo Pisagua. El barco en el que
viajaba con destino final Puerto Montt, debió desviarse a dicho asentamiento
para dejar una carga. Este escritor describió de este modo el viaje que lo llevó
a la desembocadura del Baker:

“Aquel fue un viaje magnífico, en medio del paisaje selvático, desha-


bitado, húmedo, eternamente brumoso y cargado de nubes bajas que le
dan un aspecto salvajemente impresionante. Seguimos por los canales
Smith, Sarmiento y Messier, llenos de restos de antiguos naufragios, los
“raques”, en un largo trayecto de más de una semana hasta Bajo Pisagua,
sobre la desembocadura del Río Baker, único punto habitado de aquella
región, y verdadero pozo en medio de la selva virgen, donde desembar-
camos algunos alambrados para una estancia argentina del Lago Buenos
Aires, que tenía una vía más fácil de comunicación por el Pacífico. En el
trayecto, antes de llegar al canal Martínez en medio de aquella impresio-
nante y fúnebre soledad, aplastada por las lluvias y azotada por el viento
y el frío, habían salido a nuestro paso algunas barcas de troncos con los

157
últimos restos de los indios alacalufes que aún quedan, quienes en la más
miserable condición, vestidos con harapos que apenas cubren sus carnes,
lo mismo hombres y mujeres, las que aparecen muchas veces con sacos
masculinos o viceversa, van al encuentro de los buques que pasan, desde
los cuales se les arrojan víveres y tabaco.
De Río Baker, seguimos por los canales hasta salir al Pacífico en el golfo
de Penas, famoso por sus temporales, entrando luego al resguardo del ar-
chipiélago de los Chonos y de la gran isla de Chiloé, hasta llegar a Puerto
Montt, donde había resuelto quedarme.” (Prontuario, 2006: 147-148)

Si bien Justo nada menciona en sus memorias sobre el cementerio existen-


te en el lugar, las impresiones que le dejó esta breve visita al desolado paraje
de Bajo Pisagua, incluyendo la del cementerio en medio de la selva húme-
da, pasaron a formar parte rápidamente de uno de los relatos ficcionados
de su libro La Tierra Maldita. Relatos bravíos de la Patagonia salvaje, libro
publicado por Justo en 1932 bajo el seudónimo Lobodón Garra. El cuento se
titula “El Palo Seco” y narra una expedición fantástica, tras las huellas de
una criatura prehistórica, un monstruo antiguo cuyos rastros encontraron
fortuitamente el protagonista y su acompañante. En las primeras páginas del
relato, el narrador alude al paso por “Bajo Pisagua”:

“Salimos de Bajo Pisagua a principios del invierno para cazar


zorros y chingues en Santa Cruz. Si ustedes no saben dónde queda
Bajo Pisagua, les diré que es un punto perdido en la costa chilena del
Pacífico, en el fondo del canal Martínez, y hundido en la espesura de
la selva virgen que, desde Tierra del Fuego hasta Puerto Montt, cubre
toda una zona inhospitalaria y desierta, sembrada de islas boscosas
y festoneada de fiords inexplorados, donde las lluvias y las densas
brumas son casi perennes. Es el solo sitio habitado entre el Aysen y
Magallanes.
Debo advertir, sin embargo, que eso de habitado es bastante relati-
vo, porque lo único que puede verse en Bajo Pisagua son dos o tres gal-
pones y una casa de madera al pie de la barranca del mar, donde el río
Baker, de aguas turbias, desemboca en un ancho cauce poco profundo
y turbulento. Estos galpones son los depósitos de una estancia argen-
tina que tiene más fácil vía de comunicación por el Pacífico, dado que
en esa región los brazos del mar llegan casi hasta la frontera. Antigua-
mente existió allí un aserradero, hace de esto veinte o treinta años; pero
una terrible epidemia de viruela, en medio del aislamiento en que vi-
vían, arrasó con todo, dejando como único recuerdo las tumbas de los
obreros, que se extienden como una cuadra sobre la margen derecha,
donde el río hace el último recodo en su camino desde las montañas.”

158
El narrador refiere a una mortandad producida por una epidemia de vi-
ruela, ocurrida 20 o 30 años atrás de la fecha en que efectúa su periplo. Si se
considera que el cuento fue escrito alrededor de 1931 o 32, podemos inferir
que la referencia temporal alude a una fecha entre 1912 y 1902. El narrador
habla de condiciones de aislamiento como escenario de la tragedia y de un
conjunto de tumbas de obreros, dispuestas en una extensión de alrededor
de “una cuadra”,155 sobre la margen derecha del río (referencia que sugiere
un desplazamiento del observador en ascención del curso fluvial). El escri-
tor no habla de isla, lo que podría deberse a que sólo se utilizaba el brazo
occidental del delta para navegar, por encontrarse más cercano al puerto de
Bajo Pisagua. Cabe mencionar finalmente que este autor recogió este último
topónimo para designar el lugar tanto en sus memorias como en el relato
ficcionado.

Aimé Tschiffely: la escritura de una versión oral escuchada a William


Norris

Aimé Tschiffely (1895-1954) fue un aventurero de origen suizo que realizó


memorables expediciones a caballo,156 motocicleta y automóvil. Justamente
en este último medio de movilización realizó una expedición de 7.000 millas
a través de Patagonia, la que plasmó en un interesante libro cuya primera
edición en alemán apareció en 1940.157 Es en este trabajo donde Tschiffely
registra la versión por él conocida sobre la tragedia de Bajo Pisagua. Gracias
a la colaboración del profesor e investigador Wolfgang Staub, citaremos al-
gunos pasajes de la traducción de esta primera edición en alemán.
Dos fueron las razones del aventurero suizo para desviar su itinerario
e ingresar a territorio chileno, por el camino de Entrada Baker. La primera
era conocer en persona a Lucas Bridges, de quien tenía referencias sobre su
osadía y perseverancia en la exploración y conquista de inhóspitos territo-
rios patagónicos. La segunda motivación de Tschiffely era, según sus propias
palabras:

“…seguir las huellas de aquella memorable expedición realizada


hace algunos años por William Norris – un viejo amigo mío – y que
había sido tan compleja con 69 personas que perecieron en su trans-
curso. Sus tumbas sin nombres en medio del monte salvaje son hoy

155
Una “cuadra” corresponde a 125 mts. lineales.
156
La más relevante sin duda fue la que efectuó desde Buenos Aires a Nueva York con dos
caballos criollos llamados Gato y Mancha.
157
La traducción del título es la siguiente: Viaje al final del mundo; 7000 millas por la Patagonia
y Tierra del Fuego. (Con 56 fotografías del autor y 40 impresiones artísticas). Editorial Albert
Müller, Zürich (Suiza), 1940, 1ª Edición.

159
día el único recuerdo de un emprendimiento, que ha sido descrito por
reconocidos exploradores andinos como increíble y realmente único
por su osadía.”158

Ya en esta frase se observan varios elementos de interés. En primer tér-


mino Tschiffely habla de expedición, es decir considera lo obrado por Norris
en los términos de su propia actividad de expedicionario. Lo segundo, nos
informa que Norris era un viejo amigo suyo, por tanto se puede deducir que
conocía lo que aconteció en aquella expedición por boca del mismo Norris.
En tercer término, entrega un dato clave: 69 personas fallecidas en el trans-
curso. Y como cuarto elemento, afirma “Sus tumbas sin nombres…”, indi-
cando así que en aquellos años las tumbas no poseían epitafio.
Sin embargo, no queda claro que Tschiffely haya podido “seguir las hue-
llas” de la expedición de Norris, al menos no hasta la desembocadura del
Baker, ya que él mismo no comenta haber bajado a Bajo Pisagua junto a Brid-
ges, sino más bien que Bridges le habría mencionado su intriga respecto a un
conjunto de tumbas anónimas, halladas sobre la boca del río, lo que habría
motivado al autor del libro a relatarle lo acontecido:

“Las tumbas sencillas que [Bridges] había encontrado durante sus


exploraciones, especialmente en las cercanías de la desembocadura del
Río Baker, representaban un enigma para él, que recién le fue aclarado
tras nuestro encuentro, cuando le conté la historia de aquellas sepul-
turas.”

Entonces hubo un intercambio de impresiones entre Tschiffely y Bridges


sobre el territorio a cargo del último, lo que habría permitido que la historia
sabida por el primero fuese por fin conocida por el estanciero argentino. Este
punto es muy interesante por cuanto parece sugerir que Bridges habría en-
contrado tumbas en más de un punto del río y “especialmente” en su desem-
bocadura. Pero además plantea que Bridges no habría conocido la historia
tras el surgimiento del sitio funerario sino hasta su encuentro con Tschiffely
a fines de los treinta.
El aventurero suizo no menciona siquiera que en la época hubiese existi-
do en el área una versión “oral” sobre los hechos. Pareciera ser que Bridges
tampoco hubiese escuchado nada al respecto. ¿Es que entre los peones de la
estancia o los pobladores del Baker de aquellos años no circulaba ninguna
versión sobre el misterioso cementerio?, ¿sería que tampoco ellos conocían
el sitio?, ¿Bridges se habría cuidado de mencionar su existencia a los trabaja-
dores y por eso las versiones orales nunca las conoció? Todas son preguntas
sin respuesta por ahora.

158
Tschiffely, 1940: 189 y ss. Traducción Wolfgang Staub, 2013.

160
Continuemos con el relato de Tschiffely. Al leerlo se reconoce una estruc-
tura temporal ordenada cuyo inicio remonta muy atrás con la visita al Baker
entre la desembocadura del río y las estepas de un grupo de cateadores de
oro159 que identificaron recursos naturales de gran valor: maderas hacia la
boca del río y grandes valles con potencial ganadero hacia el Este. Esta in-
formación la habrían divulgado oportunamente y –escribe Tschiffely–: “A
raíz de estos relatos se fundó entonces la ‘Compañía Exploradora del Río
Baker’ en Valparaíso; a la cual el gobierno le entregó una concesión por vein-
te años, con la condición, de que esa llevara unas treinta familias a las tierras
concesionadas para su colonización.” La afirmación de Tschiffely –quien re-
producía un relato oído a su amigo Norris– otorga gran relevancia a los su-
puestos relatos de los cateadores como causantes de la organización de una
compañía ganadera, omitiendo una serie de acontecimientos que también
influyeron en la formación de la sociedad ganadera. Pero por otro lado, se ve
que se menciona a Valparaíso como sede de la naciente compañía, dato que
coincide con los documentos referidos a la formación de la sociedad. Ahora
bien, Tschiffely indica que una vez formada la empresa el gobierno le entre-
ga la concesión y la obligación de introducir 30 familias de colonos. Lo de la
concesión no ocurrió como lo indica el texto, pero la obligación de introducir
familias sí (40 indica el decreto), entre varias otras como ya se ha expuesto en
el segundo capítulo.
Los propietarios –continuaba Tschiffely– decidieron realizar una expedi-
ción de toma de posesión de la concesión, llevando ganado y caballares. Al
no encontrar en Valparaíso quien pueda hacerse cargo de este trabajo, en-
vían a un agente a Buenos Aires para buscarlo allá. Norris se presenta y es
inmediatamente contratado con órdenes de viajar desde la capital argentina
al puerto de Santa Cruz, contratar trabajadores, comprar caballada e iniciar
un viaje de reconocimiento al Baker hasta su desembocadura donde lo esta-
ría esperando una partida de trabajadores con víveres y herramientas para
levantar campamentos en la zona.
Todo este relato se condice con el propio testimonio escrito de Norris, ya
analizado en otro capítulo, con una leve diferencia: Tschiffely menciona que
la llegada a Santa Cruz fue “en el verano de 1904”; Norris en sus memorias
habla que salió de Santa Cruz en febrero de 1905. Es posible que el aven-
turero suizo se refiriera a diciembre de 1904 al decir verano, lo que indica
que Norris estuvo al menos dos meses en Santa Cruz, preparando el viaje al
Baker.
La referencia a la partida de trabajadores que los esperaría en la concesión
es correcta: se trataba de Enrique Bórquez y sus hombres con los que Norris
se encontró aguas arriba del río Baker y no en la desembocadura.

159
Tal vez Tschiffely se refería a una expedición efectuada por un grupo de ingleses men-
cionado por Steffen que los encuentra en Bajo Palena a fines de 1893 y por Ap Iwan, que los
encuentra en las cercanías del lago Buenos Aires hacia 1894.

161
Tschiffely relata seguidamente que su amigo se retira del Baker con rum-
bo a Puerto Montt y desde allí Valparaíso para dar cuenta de la expedición
al directorio de la empresa. Una vez hecho esto viajará a Buenos Aires para
adquirir 3.000 cabezas de ganado de raza Shorton que trasladará al sur en
tren primero y luego de arreo hasta cierto punto donde decidió dejarlo para
invernar, a cargo de un arriero conocido, por darse cuenta que no podría
arrearlo al Baker antes del invierno de 1906. Más al sur comprará ganado
criollo y con él llegará al Baker en el tiempo prometido a los trabajadores que
dejó el año anterior. Todo ello es coherente con lo escrito por el propio Norris
(1906 y 1939).
El relato de Tschiffely continúa directamente con la explicación de la lle-
gada de obreros chilotes, “en viajes sucesivos” realizados por el vapor “Cor-
sega”, fletado por la Explotadora del Baker para trasladar gente y víveres y
traer madera desde Baker. Según el suizo, fueron 270 los obreros llevados
por dicho vapor. Este número lo repetirá al menos tres veces en su relato.
Según el aventurero, el mismo vapor debía sacar a los obreros desde el
Baker, pero se retrasaba y no llegaba nunca. Los víveres escasearon y se de-
sató la hambruna. Luego hizo su aparición el escorbuto y como grupos de
obreros habrían comido una harina enmohecida dejada por “agrimensores
chilenos” años antes, aparecieron en ellos gusanos intestinales. La muerte
no tardó en llegar y Norris debió lidiar con la tragedia, relata Tschiffely. Un
intento de motín hubo de ser aplacado por el administrador. Lo más cercano
en la carta de Norris a este supuesto motín fue su relato sobre un grupo de
obreros que quiso salir a cualquier precio y que él logró detener:

“Two or three times the sound men got a regular panic and wanted
to clear out in the 7 boats we have and leave the sickly ones to die;
and they would have done so if there had not happened to be someo-
ne near them strong enough to hold them. How I managed it, I don't
know. I was all by myself really.” (Norris, carta de 1906)

Respecto al actuar de los obreros durante la tragedia, Tschiffely escribió:

“Un mestizo, quien hizo de cura, hizo lo mismo en el ámbito reli-


gioso. Los pocos que se sentían medianamente bien, se sentaban juntos
de día y de noche y cantaban canciones sobre la muerte. Entremedio
sin embargo se iban donde los moribundos y muertos para quitarles
sus pertenencias. Tras haber hecho su último suspiro un enfermo, se
le colocaban dos velas encendidas al lado de su lecho; luego el cura
murmuraba algo, lo que se supone sería una misa fúnebre, y entonces
sacaban al cuerpo para ir a sepultarlo.”

La afirmación sobre la sustracción de pertenencias por parte de obreros


sanos sobre los enfermos, aparece como un accionar repudiable en un con-

162
texto de tragedia. Lo que probablemente no sabía Tschiffely y tal vez tam-
poco Norris, era que los lazos de parentesco entre varios de los obreros eran
estrechos y es posible que una gran parte se reuniera en grupos mediados
por estos lazos (hermanos, tíos, sobrinos, yernos, “entenaos”). Entonces, lo
que ante los ojos del observador inglés –que relató al escritor suizo lo ocurri-
do–, aparecía como “quitar” pertenencias, pudo tratarse simplemente de la
recolección de ellas en tanto familiares o con el objeto de llevarlas de regreso
a Chiloé y entregarlas a los deudos, si es que lograban salir de aquel infierno.
La presencia de un trabajador oficiando como sacerdote se corresponde
con la posible existencia entre los obreros de uno o más “fiscales”, personas
preparadas en la fe y que podían impartir algunos ritos sagrados. Es intere-
sante la mención a una suerte de rito funebre sumario, pero respetando la
tradición de despedir al muerto antes de la sepultación.
En su relato Tschiffely elevaba a 60 los obreros sepultados en el área a los
que se habrían sumado 9 más, fallecidos en Chiloé.
La llegada del vapor permitió que muchos enfermos se salvaran sólo por
el consumo de alimentos y líquidos durante el viaje de regreso. Una vez en
Chiloé, Norris sufrió un intento de agresión, escribió Tschiffely, justo des-
pués que éste había pagado lo adeudado a los trabajadores: “El pago de los
sueldos fue llevado a cabo correctamente, pero una vez que el último hombre
había recibido su pago, apareció nuevamente una muchedumbre enfurecida
delante de la cabaña de Norris y lo amenazaron vociferando y con maldicio-
nes de grueso calibre hasta con la muerte, ya que él habría sido el culpable
de la horrible muerte de los sesenta y nueve”. Tschiffely cuenta con detalle
este intento de agresión y la forma en que su amigo habría salido airoso de él.
Dicha descripción puede tener relación con el clima de tensión que había
en Dalcahue hacia el 19 o 20 de octubre de 1906 y que fuera informado por La
Cruz del Sur el día 20, en una brevísima nota que daba cuenta de un telegra-
ma del subdelegado de Dalcahue a la Intendencia de Chiloé informando que
la población estaba sublevada y había intentado tomarse el vapor de la Ex-
plotadora, ya que “Jefe comisión no paga sueldos completos trabajadores”.
El hecho que Norris no hubiese consignado este intento de agresión en
la carta escrita a su tío, se explica porque el último día de redacción de la
misma fue el 15 de octubre y el altercado con los vecinos de Dalcahue habría
ocurrido días después.
El relato de Tschiffely finaliza reseñando el fracaso del intento empresa-
rial y el abandono de la concesión.

La extraña reseña del sacerdote explorador Alberto María De Agostini,


1945

En su obra Andes Patagónicos (1945) el padre Alberto María De Agostini,


en solo tres párrafos reseñó la historia de aquella Compañía Ganadera que
intentó explotar el río Baker. Su relato se remontaba a las exploraciones de

163
Steffen y luego a los reconocimientos de Michell, todo esto entre 1898 y 1902.
De Agostini consignó que Steffen habría emitido halagüeños juicios sobre la
colonización de la región del Baker, pues había terrenos para cultivo y abun-
dante pasto para criar ganado.
La referencia del sacerdote a las palabras del explorador retratan las tie-
rras orientales de la hoya del Baker, mas no las ubicadas en el bajo Baker.
Sin embargo, De Agostini planteaba que los juicios auspiciosos del geógrafo
alemán habrían incentivado en el gobierno la idea de ceder a privados la ex-
plotación de estas tierras mediante la modalidad del permiso de ocupación.
El sacerdote continuaba así su reseña:

“Poco después se constituyó la Sociedad Explotadora del Baker, cuyos


estatutos fueron aprobados por superior decreto del 23 de agosto de 1904.
La compañía adquirió un pequeño vapor, el Baker, y en el puerto Bajo
Pisagua se inició una incipiente población de trabajadores dedicados a la
explotación de cipreses. Se adquirieron también veinte mil ovinos en la
estancia Cóndor de Río Gallegos y una buena cantidad de bovinos en las
cercanías de Bahía Blanca, que fueron llevados al valle central del Baker.
Pero la incipiente colonia, que había tenido como principal propulsor y
sostenedor a don Julio Vicuña Subercaseaux, iba a dejar de existir pronto.
El escorbuto producido como consecuencia de muchas penurias a que de-
bieron someterse los trabajadores, aislados y con escasos víveres, cundió
entre ellos, causando la muerte de 120 hombres.”
Tan sensible revés sembró el desaliento en la compañía, la cual se retiró
en el año 1908, abandonando sus instalaciones y llevando a Argentina el
poco ganado que sobrevivía.” (p. 206)

En este texto, el sacerdote italiano resumió cinco años de gestión de aque-


lla compañía ganadera. Su reseña, en la búsqueda de una síntesis, presen-
ta algunas confusiones. En primer término, afirmar que el Estado chileno
decidió entregar las tierras a raíz de la opinión de Steffen, es otorgarle una
influencia excesiva al geógrafo alemán y de paso significa que se trataba de
un Estado que funcionaba a partir de sugerencias particulares.
El segundo punto de confusión está en que De Agostini da a entender
que la adquisición del vapor Baker fue anterior al inicio de las faenas en
Bajo Pisagua, lo que es erróneo, según lo descrito en esta investigación. Sin
embargo, el sacerdote no se equivoca en el tipo de faena, la tala de cipresales;
ni en la adquisición de ganado lanar y vacuno; ni en el destino de dicho
ganado: valle central del Baker, a saber, sector Colonia. Ambos negocios
fueron referidos por el administrador Norris en su carta de 1906.
Luego reconocía la participación de Julio Vicuña Subercaseaux en este
negocio, describiéndolo como “propulsor y sostenedor” de la “colonia” exis-
tente en el área. Esta afirmación ha sido considerada por otros autores como

164
un error del sacerdote, pero en esta investigación se ha demostrado que es
correcta en cuanto a que dicho personaje sí estuvo presente y sí tuvo relación
con el principal accionista de la empresa que le pidió colaboración para es-
tablecer el negocio.
De Agostini cierra su relato con la referencia a la tragedia, atribuyéndola
a un brote de escorbuto desatado entre los trabajadores a causa de falta de
alimentos y aislamiento, con la consecuente muerte de 120 de ellos. Por toda
emoción, De Agostini expresa “tan sensible revés”. La muerte de gran can-
tidad de hombres, un revés para los objetivos de una empresa ganadera. Su
relato cierra con dos hechos posteriores: el retiro de las actividades en 1908 y
el arreo de animales hacia Argentina. Ambas referencias son correctas como
ya se ha descrito. Los últimos trabajadores se retiran a fines de 1908 por or-
den del administrador Steele, algunos vía Argentina arreando ganado al Sur.
Otros junto a Steele, en el vapor Baker con rumbo a Calbuco.
Pero, ¿dónde habrá obtenido el autor la información sobre la cantidad de
fallecidos?, ¿la habrá recogido durante su viaje, de versiones orales? También
es posible que la haya recogido “en círculos eclesiásticos” de Magallanes, ba-
sados a su vez en las confusas y parciales noticias publicadas en la prensa
magallánica de 1906 y que por efecto de su relato y repetición terminaron
siendo aceptadas como verdad.
Pero a la luz de lo que se ha presentado en este trabajo, ¿será posible que
De Agostini haya cometido un error al indicar esta cifra como fallecidos?,
siendo ella en realidad una cifra aproximada de los sobrevivientes? Puede
ser también que la cifra tenga relación con un número global de ‘enfermos’,
pero no de muertos.
Cabe mencionar que esta fuente escrita fue considerada hasta fines del
siglo XX como la fuente valida para referir la cifra de muertos. Las razones
para ello tal vez radiquen en la investidura del autor: era un sacerdote.
En efecto, el relato escrito por De Agostini dio paso a una serie de repe-
ticiones escritas que consolidarán en el tiempo esta versión de los hechos,
tanto como un “acontecimiento misterioso” del que poco o nada se sabía,
cuanto como causante de la muerte de 120 personas.
La primera repetición de la versión “De Agostini” como se la denomina-
rá en adelante, se encuentra en el trabajo de Carlos Keller La región del hielo
continental de Aysén, publicado en 1949. Dicho autor relata lo acontecido con
la Explotadora del Baker, basándose totalmente en lo escrito por el sacerdote
salesiano, a quien por lo demás, cita en varias ocasiones en el mismo libro
para refrendar temas diversos. Keller no agrega ningún dato nuevo respecto
a lo allí acontecido.

La versión aportada por el religioso Raúl de Baeremaeker Dethiou sj

En 1998 se publica el libro Andanzas y Misiones. Sur y Norte de Chile del


sacerdote misionero jesuita Raúl de Baeremaeker. Esta obra reúne los relatos

165
del trabajo misional realizado por el autor en la zona austral (desde Puerto
Montt al lago O’Higgins) y en el extremo norte del país (altiplano y costa).
Los capítulos III y VI de esta obra contienen relatos referidos al traba-
jo misional en el territorio del río Baker. Es en el primero de ellos donde
Baeremaeker refiere una versión sobre lo que habría acontecido en la des-
embocadura del Baker y que diera origen al cementerio ubicado en el delta
del mismo. A fines de 1962 el sacerdote jesuita inicia un viaje misional a los
canales. Estando en Melinka consigue que un grupo de “gateros” (cazadores
de huillín) lo incorpore a su expedición al golfo de Penas. De este modo y
luego de un mes de viaje, Baeremaeker logra llegar a Caleta Tortel el 19 de
diciembre. Allí celebrará misa y el 22 remontará el río Baker para misionar
entre las pocas familias que habitaban el área. Bautizó niños y participó de
un asado: “Tuve tres bautizos, seguidos de un gran asado al aire libre; hubo
hermoso sol y sacamos varias fotos. Nos regalaron un cargamento de carne
de vacuno, que es lo que más abunda en la región.”
A media tarde se retiraron del lugar para iniciar el retorno a Caleta Tortel.
En este viaje toman el brazo norte del delta y orillan la Isla de los Muertos:

“A las 5 de la tarde partimos de vuelta río abajo; en la desembocadu-


ra tomamos el brazo norte, el más hondo, pasando junto a la isla de los
Muertos donde se ven todavía algunas cruces que el tiempo, el mar y
la lluvia van acabando de destruir. Cuenta la historia, fueron más de 60
personas las que murieron envenenadas a comienzos de siglo en el lapso
de cuatro meses por alimentos descompuestos que les trajo la Compañía
por cuya cuenta trabajaban. Según se cuenta aún hoy, la culpa de esas
muertes la tendría un famoso administrador inglés, el que también habría
hecho matar a varios indígenas que en esos tiempos vivían todavía en la
región. Pero la realidad histórica es muy distinta, una vez al año la com-
pañía mandaba un pequeño barco con víveres desde Punta Arenas para
los puesteros y trabajadores de esa extensa estancia que se extendía desde
el mar hasta la frontera con Argentina. Ese año se cargó el barco con los
víveres en sus bodegas, pero el capitán se enfermo por bastante tiempo;
cuando se mejoró hubo varios días de tempestades con lo cual la partida
se demoró casi dos meses y los víveres amontonados en las bodegas hú-
medas del barco desarrollaron unos hongos muy venenosos de lo cual
no se percataron los trabajadores, y con el fin de consumir algo distinto
a la carne se envenenaron y murieron, la compañía tuvo que indemnizar
a los familiares de los trabajadores en Chiloé y entregó la estancia a otra
compañía de los Campos Menéndez que la arrendó al fisco por 30 años.”

El relato del sacerdote sugiere que no habría desembarcado en el lugar.


El padre sólo se limita a describir la impresión que le dejó la observación
del sitio donde “…se ven todavía algunas cruces que el tiempo, el mar y la
lluvia van acabando de destruir.”. Pero no es muy claro que esa haya sido la

166
imagen del cementerio en 1962. Parece ser que el autor refiere la situación del
lugar a fines de los años noventa cuando escribe sus memorias.
Respecto al origen del cementerio, la versión que recoge el sacerdote je-
suita sigue la línea explicativa del envenenamiento accidental, pero con ele-
mentos nuevos y distintos a los que se conocían sobre esta hipótesis (conta-
minación de la harina con químico antisárnico, cfr Elías 1997).
El relato de Baeremaeker inicia reproduciendo lo que parece ser la versión
“oral” de lo sucedido, versión que debió haber escuchado de boca de alguno
de los pobladores que visitó durante su viaje: más de 60 personas muertas
por consumir alimentos descompuestos traídos por la empresa contratante.
La tragedia habría ocurrido en un periodo de 4 meses. El relato oral res-
ponsabilizaba a un administrador inglés. Pero el sacerdote afirma que hay
una “realidad histórica muy distinta” que explica el “envenenamiento” de
los trabajadores: debido a un retraso del barco con víveres, en las bodegas
del mismo los alimentos habrían sido lugar de cultivo para “hongos muy
venenosos”, que no habrían sido detectados por los trabajadores, que sólo
deseaban comer “algo distinto a la carne”. El relato cierra con la afirmación
de que la empresa habría tenido que indemnizar a las familias de los obreros
en Chiloé y que habría entregado la estancia a la familia Campos Menéndez.
Este relato tiene nuevamente fragmentos que son coherentes con otras
versiones, pero a la vez presenta otros elementos que son contradictorios.
La cifra de fallecidos es cercana a la aportada por Norris y posteriormente
por Tschiffely. La referencia a alimentos descompuestos se puede relacionar
con lo relatado por el aventurero suizo, sin embargo, la causa de la descom-
posición es muy distinta a la consignada por éste. La referencia al periodo
de tiempo en que ocurrieron las muertes es coherente con lo relatado por
Norris en su carta. La mención a un responsable de origen inglés en el relato
oral, puede referir a Norris o alguno de los otros dos ingleses presentes en el
campamento. Sin embargo, la mención de responsabilidad en otras muertes,
entremezcla la tragedia de 1906 con otros hechos de violencia ocurridos en
Baker en los años treinta del mismo siglo (Osorio 2012). Finalmente, es claro
que lo relatado por Baeremaeker es muy diferente de lo escrito por De Agos-
tini en 1945. El primero recoge como real la versión del envenenamiento,
considerándolo accidental, pero originado en un abandono también acciden-
tal; en tanto que el segundo recogió la versión de una muerte causada por
escorbuto, originada por condiciones de aislamiento en las que se habrían
encontrado los obreros (aunque sin explicar el por qué de ese aislamiento).

167
Tabla 5: Fallecidos y sobrevivientes según fuentes secundarias escritas.

Relato Fuente primaria Trabajadores Muertos en M u e r t o s Sobrevivientes


enganchados Bajo Pisagua durante viaje
de regreso
L o b o d ó n Directa. Viaje
Varias cruces.
Garra (Liborio y detención en
___ Muertos de ___ ___
Justo, 1932) Bajo Pisagua,
viruela
1930
T s c h i f f e l y Directa. Relato
(1940, versión oral de William 270 60 ¿9? ___
en alemán Norris
De Agostini Desconocida
___ 120 ___ ___
(1945)
Keller Indirecta. Ver-
sión De Agostini ___ 120 ___ ___

Raúl de Indirecta. Re-


Baeremaeker coge versiones
orales oídas en
1962 y datos ___ Más de 60 ___ ___
“históricos” sin
mencionar ori-
gen

168
Memoria oral

En las entrevistas a antiguos pobladores del Baker, realizadas por diver-


sos investigadores, con fines también diversos (recopilaciones, investigacio-
nes históricas, rescate patrimonial) la historia de la tragedia de Bajo Pisagua
siempre ha surgido como un jalón imposible de soslayar en el relato que
rememora aquel territorio y sus habitantes.
La remembranza contribuye a sostener la imagen salvaje del territorio,
aquella idea de un ambiente despiadado que acogió sin embargo, a más de
medio centenar de trabajadores chilotes muertos debido a la “actitud crimi-
nal” de los representantes de la “compañía vieja” como se ha dado en llamar
a la Explotadora del Baker.
Los testimonios orales registran los hechos, cargados de subjetividad, tro-
zos de olvido, confusión, pero siempre sosteniendo datos clave en el relato:
más de 200 trabajadores enganchados en Chiloé, sucesos ocurridos en invier-
no, entre 60 y 80 muertos, intencionalidad en la provocación de las muertes,
“gringos” a cargo de la faena, Julio Vicuña Subercaseaux como implicado,
sobrevivientes.
El tratamiento que se ha hecho de dichos testimonios, equivocado a nues-
tro juicio, ha generado una suerte de tergiversación de los hechos, mediada
por las interpretaciones descontextualizadas de los mismos recopiladores e
investigadores. Los testimonios han sido tratados al mismo tiempo como ver-
siones “fidedignas” de los hechos y como testimonios sujetos a las trampas
de la memoria. Ello produce por lógica, que dichos relatos sean despojados
de su capacidad de ser parte de la verdad histórica. Nosotros creemos que sí
se acercan y por lo mismo hemos vuelto sobre dos de ellos para analizarlos
como fuentes confiables y contrastarlos con las demás fuentes, surgiendo de
este modo todo el potencial de veracidad de estos testimonios.

El relato del poblador del Baker Reinaldo Sandoval

Reinaldo Sandoval Cifuentes fue entrevistado por el arquitecto Peter


Hartmann en 1982. En dicha entrevista entregó datos reveladores respecto a
lo que habría sucedido en Bajo Pisagua. Al parecer fue este testimonio el que
originó el mito de la mortandad de 200 obreros en 1906. Sin embargo, el aná-
lisis del relato sobre los hechos, permite comprobar que Reinaldo Sandoval
nunca habló de tal cantidad de fallecidos.
Sandoval pobló en la zona de Los Ñadis, río Baker, hacia 1921 o 1922. In-
gresó desde Argentina, después de las huelgas obreras: “yo vine arrancando
de los argentinos, los argentinos mataban a los chilenos por una huelga que
hicieron afuera, mataron a once mil creo… Yo trabajaba afuera en la Argenti-
na y vine al Baker… en ese tiempo el Baker estaba poblado hasta el Colonia,
no más hasta ahí.”

169
Luego de entrar en tensión con la empresa liderada por Lucas Bridges,
se reinstaló más al suroeste, después de vender sus mejoras a la sociedad
ganadera en 1928.
Reinaldo Sandoval testimonia en su entrevista que conoció la historia de
los obreros muertos en Bajo Pisagua por boca de sobrevivientes: “Hay un
hombre vivo de esos, pero está en… allá en la Argentina, tiene una estancia
allá, la estancia Los Machos…”
El relato del poblador Sandoval inicia afirmando que la empresa a cargo
de la concesión a la que llama “Compañía Vieja” (término usado por los
pobladores del Baker para diferenciarla de la compañía a cargo de Lucas
Bridges), estaba a cargo de Julio Vicuña Subercaseaux y que habría sido esta
persona la principal responsable de su quiebra:

“…antes hubo otra, una compañía vieja de Julio Vicuña Subercaseaux; ese
fue el que se fundió la Compañía vieja. Claro, no ve que en ese tiempo circu-
laba oro y por no pagar a la gente y todo lo que se debía la Compañía, él se
quedó con el oro y quebró la Compañía vieja. (…) Quedó todo desocupado
sin gente.”

Ante la pregunta del entrevistador por la suerte de aquella gente, Sando-


val comentó que hubo sobrevivientes y que él conoció algunos. Luego relata
los acontecimientos indicando que:

“...en 1906 quebró la Compañía vieja ahí están las cruces donde están los
muertos
P: ¿Cómo murieron?
Dn.R: Unos dicen que murieron de hambre, otros dicen que escorbuto.”

Y aquí Reinaldo Sandoval relata que por los testimonios que él escuchó
de sobrevivientes:

“...según lo que conversan los que quedaron vivos dicen que no, que era
una mixtura que le hacían con la harina para que coman los chilotes y
mueran… Para quedarse Vicuña con el dinero, no ve que ahí está claro;
muriendo no se les pagaba nada a esos muertos… Ese que está vivo cuen-
ta bien la historia. Quedaron varios; yo conocí seis de esos…”

La entrevista continúa y el poblador menciona que algunos obreros (es


probable que se refiera a cuerpos de trabajadores fallecidos) habrían sido
llevados fuera del país donde se habría comprobado el envenenamiento:

“Claro, esos llevaron 8 ó 10 a Norteamérica; ahí se justificó que estaban


envenenados con no sé como nombran el que los va matando de a poco,

170
sin dolor; (…) Sí, es cierto. Dicen que de repente se quedaban tristes un
día, al otro día ya se les caían todos los dientes, los sacaban y no les dolía
ni una cosa, y de ahí ya venía la muerte… cuando venían a sepultar unos
allí en Pisagua, volvían y ya había uno o más muertos.”

A continuación Sandoval testimonia que no fue uno, sino que fueron dos
los sitios de inhumación erigidos en el sector:

“Así que al último se cabriaron de venir a una islita, ahí están; entonces
dispusieron sepulturas frente a Pisagua en la punta de la playa esa, ahí
habrían como 70. Ahora no hay ni uno, se los llevó el mar todo eso.”

Un primer sitio sería la actual Isla de los Muertos. El otro un sector ubica-
do más cerca del campamento el que habría desaparecido por la acción del
“mar”. La cifra de sepultados que indica Sandoval para este segundo sitio es
de cerca de 70 personas.
En este punto de la conversación se produce una intervención del hijo de
Reinaldo Sanvoval que acota: “No se lo llevó todo el mar”.
Cuando el entrevistador pregunta por la cantidad de sepultados en la isla,
Sandoval afirma: “Ahí donde están esos que se pueden contar todavía hay
30 y tantos…” para indicar que cuando el llegó y exploró el sector cercano al
mar “…habrían como 25 todavía”.

Una nueva intervención del hijo aclara el sector de inhumación cercano


al mar:

“No ve que antes del cementerio , cerca del cementerio verdadero cuando
él bajó ahora, frente de donde sale el río al mar, hay una punta del cerro
bajita y cerca hay una playa grande, ahí en toda esa playa estaba y ese es
el cementerio que cuenta él.”

El entrevistador entonces entabla una conversación con el hijo para acla-


rar el punto de los dos sitios de inhumación, ocupando el término “Isla de
los Muertos” para referir al sitio ubicado en la isla del delta del río:

“P: Ya, o sea había otro cementerio…


L: Claro
P: Pero, ¿el cementerio ese de la Isla de los Muertos?
L: De la misma época… del mismo tiempo
P: Ya
L: Pero más abajo había otro, una playa donde hay playa ahora, ahí había
otro
Dn.R: Sí, es playa ahora, claro.
P: Ya”

171
Respecto a la cifra de tumbas que habrían existido en el cementerio de la
isla en la conversación se indica:

“P: ¿Ahí en la Isla de los Muertos cuántos habrían?


Dn.R: ¿Ahí en la Isla de los Muertos? Habrían 37 parece que hay
L: Sí, 36 parece que son los que quedan, pero habían más antes”

La última frase, del hijo de Reinaldo Sandoval, reafirma la cifra de sepul-


tados que testimonió el poblador Sandoval. En efecto, éste siempre sostuvo
que en Isla de los Muertos había “treinta y tantas”, “37” tumbas y que en el
otro sitio de inhumación quedaban 25 tumbas más, para finalmente afirmar
que: “Habrían más de 70 en total de esos.”
Reinaldo Sandoval afirmaba entonces que como máximo hubo unas 70
tumbas, testimonio de la tragedia ocurrida en 1906.
Seguidamente se vuelve a producir una conversación entre el entrevista-
dor y el hijo de Sandoval, en la que aparece la cifra extrema de 200 personas:

“P: Y ¿cómo dices tú que eran 200?


L: Sí, más de 200 dicen que hay
P: ¿Quién dice?
L: Él mismo, es que no se acuerda.”

Esta breve conversación es la que inicia toda una confusión posterior res-
pecto a la cifra de muertos y sepultados en Bajo Pisagua. El hijo de Sandoval
indica que su padre ya no recuerda que él mismo ha mencionado 200 per-
sonas. Pero asume que esa cifra corresponde a fallecidos, cuando el mismo
poblador entrevistado menciona que eran unas 70 personas. Ante esto, es
posible interpretar que si Reinaldo Sandoval mencionó esa cifra, lo hizo con
referencia a la cantidad de obreros enganchados en las faenas del Baker y
no la cantidad de muertos. Es por ello que en este trabajo se considera que
el testimonio de Reinaldo Sandoval no se apartó de los datos ampliamente
conocidos y difundidos por la memoria oral y fue fiel a su reproducción
durante su vida, refiriendo tanto el número de obreros enganchados para la
faena (más de 200) como el de muertos (70).160
Se considera relevante aclarar esta información debido a que ha sido am-
pliamente difundido en la región de Aysén que habría sido Reinaldo San-
doval quien inició el relato de los 200 fallecidos, lo que está alejado de la
realidad como lo demuestra el análisis de la entrevista de 1982.
Sandoval se constituyó en un portador de la memoria oral sobre la
tragedia y conservó datos clave que a la luz de lo que se ha presentado en
este trabajo. Se confirman: la presencia de Julio Vicuña Subercaseaux en

160
Entrevista realizada en 1982 por Peter Hartmann.

172
Bajo Pisagua (aunque no su participación culposa) y una cifra de fallecidos
cercana a las que mencionan otras fuentes. Este testimonio además aporta
otros elementos que deben ser considerados para continuar con nuevas
líneas de investigación sobre la tragedia: el segundo cementerio, los cuerpos
que habrían sido llevados a norteamérica para ser estudiados.

Los recuerdos de Emilio Zúñiga

Emilio Zúñiga Soto nació en 1884 en Achao. Participó en el enganche al


Baker de 1905-1906. Contaba con 21 años al momento de embarcarse rumbo
al sur. Su testimonio fue recogido por Antonio Soto y presentado en forma
de entrevista-conversación en su trabajo sobre costumbres chilotas reseñado
en la introducción de este trabajo.
Al tratarse de una entrevista “intervenida literariamente”, su análisis re-
sulta un poco más complejo, en tanto se debe considerar que el testimonio
directo pudo ser adornado o mejorado varias veces. Sin embargo, el relato
es imprescindible por cuanto se trata de la primera versión conocida de un
sobreviviente de la tragedia.
Lo primero que el señor Zúñiga reconocía a su entrevistador era que se
había enganchado muy joven, “era un muchachote; los viejos decían que
viajaba de intruso. Algunos me tenían lástima…”. En esta frase se observa un
primer dato de interés: la presencia de trabajadores de distintas edades, pero
una división étarea marcada entre “viejos” y “muchachos”.
Luego el obrero recordó al vapor que los habría trasladado: el Araucanía.
Como se ha visto, este vapor antes de enero de 1906 llevaba el nombre Cam-
bronne. Lo anterior no significa que dicho vapor no hubiese realizado un
viaje para dejar trabajadores en Baker, puede que lo haya hecho, pero bajo
su primer nombre. Zúñiga recordaba sólo el nombre Araucanía en atención
a que en él lograron abandonar el Baker y salvar sus vidas.
La escena del abordaje al momento de iniciar el traslado al Baker es muy
vívida: “Los botes se apiñaron buscando una mejor ubicación para el embar-
que. Desde la cubierta empezaron a gritar la lista: Juan Mansilla, Bernardo
Santana, Casimiro Soto, Cirilo Ruiz… A empujones treparon con sus pilchas
recién lavadas y el saquito con víveres: algunas tortillas y la infaltable ración
larga de harina.”
Se reconocen aquí varios elementos de interés: el barco estaba anclado
en las afueras del puerto, cosa común dado el tonelaje de las embarcacio-
nes. Los botes salían desde la orilla con una cantidad de trabajadores y se
acercaban al vapor, buscando sitio para que los pasajeros embarcaran. Por
otra parte la empresa o sus agentes en Chiloé, manejaban una lista de los
enganchados a los que iban llamando y éstos comenzaban a subir, llevando
consigo un atado con ropa de muda, algunos víveres para el viaje y “la ra-
ción larga de harina” tal vez para prepararse pan los primeros días de faena
o como alimento (harina tostada).

173
Zúñiga indicó que el viaje demoró cinco días y cuatro noches, lo que es co-
herente con la demora que el vapor Araucanía tuvo entre río Baker y Chiloé
en septiembre-octubre de 1906. Habría sido un viaje tranquilo, incluso en el
golfo de Penas. Al llegar a destino comenzaron de inmediato a trabajar en el
desembarque de las provisiones para la temporada: porotos, charqui, harina,
arroz y chancaca. Estos productos habrían sido para la alimentación de los
trabajadores. Aquí el obrero Zúñiga recordó que dos empleados de origen
inglés iban como encargados y llevaban azúcar para su consumo, alimento
al que ellos no tuvieron acceso. Llevaban también a un trabajador como coci-
nero, mayordomo y cuidador del campamento en el que se instalaron ellos,
aparte del de los trabajadores.
Las jornadas de trabajo descritas por Zúñiga iniciaban en la mañana, pa-
raban dos horas a mediodía para preparar alimentos y almorzar y continua-
ban hasta el anochecer. Esto es indicativo de jornadas laborales de entre 12
y 14 horas si se considera por ejemplo el inicio de faenas a las 6 hrs. y el
término a las 22 hrs.
Los obreros trabajaron así por seis meses, afirmó el trabajador sobrevi-
viente. Si las faenas comenzaron en diciembre por ejemplo, en mayo con-
tinuaban trabajando, probablemente menos horas pues la noche llega más
temprano en esa época. Los víveres, que todos consideraron escasos desde
que salieron de Chiloé, empezaron a faltar y el hambre se hizo sentir mien-
tras continuaban en faena, según su testimonio. La bella imagen que obser-
varon al llegar a ese territorio virgen, se transformó en un infierno: “Cuando
recién llegamos esto nos parecía lo más lindo del mundo; en las islas no se
ven estos paisajes… Ahora le encontrábamos otro color. En las noches éra-
mos prisioneros de la obscuridad; algunos creían escuchar ruidos raros que
el eco hacía rebotar como aullidos de león o parecidos a sombras errantes.”
El vapor no llegaba y la desesperación comenzó a cundir entre los obre-
ros. Los “patrones” intentaban calmar la situación y pedían a los obreros
sanos que continuaran en faena, testimonió Zúñiga.
Cuando se desató la crisis sanitaria, muchos enfermaron y comenzaron
las muertes: “A medida que el tiempo corría el número [de enfermos] fue en
aumento; por término medio tres hombres caían [muertos] en cada noche.
Nadie conocía esta enfermedad, solo atinaban a creer que se trataba de una
‘peste maldita’ que terminaría con todos. Los más viejos, maduros en estas
peripecias del trabajo, no sentían tan directamente el impacto.”
El cálculo promedio de muertos consignado en el testimonio es exagera-
do, ya que el promedio que arroja la lista publicada en el periódico La Alian-
za Liberal es de 1,4 personas considerando el total de días en que ocurrieron
fallecimientos y 1,7 personas en septiembre, el mes en que más obreros fa-
llecieron. Pero resulta de interés la afirmación que los trabajadores de mayor
edad habrían soportado mejor la crisis.
Zuñiga recuerda también que entre los obreros se discutieron y analizaron
las posibles causas del drama. Se sopesaron causas sobrenaturales, asociadas

174
a la presencia de brujería o a la invocación de ésta por parte de aquellos
trabajadores que “…seguían talando el bosque sin otra pretensión que acu-
mular más días de trabajo y una buena cantidad de trozos amontonados.”
Algunos de los obreros sanos, habrían culpado a los propios trabajadores
que enfermaron, “porque cuando los víveres comenzaron a escasear se dedi-
caron a consumir chancaca sin medida.”.
Zuñiga relata que él adhería a una tercera línea explicativa del drama,
planteada por un señor Barrientos que había oído narraciones de antiguos
marineros: “El origen está en la vida miserable y el hambre que estamos so-
portando. Esta es la enfermedad del navegante, sostenía a veces Barrientos.”.
El sobreviviente recordaba que los demás trabajadores no le daban mucho
crédito a esta explicación.
Zuñiga testimonia también que trabajadores sanos comenzaron a ejercer
funciones urgentes en la situación de crisis y ejemplifica dos: la atención fu-
neraria y la paliativa.
Las tareas funerarias correspondieron a la confección de ataúdes para de-
positar a los obreros que fallecían: “Cirilo Ruiz, hombre de gran corazón,
desde un comienzo se había dado a la tarea de confeccionar los ataúdes.
Trabajaba de día y de noche hasta concluir con una faena que no terminaría
sino con el desenlace definitivo”. Es probable que el señor Ruiz contara con
ayudantes para este trabajo, obreros que prepararan y cargaran las tablas
hasta el sitio de confección, otros que ayudaran en la confección misma. La
madera debe haber estado disponible o tal vez los trabajadores desmontaron
alguna construcción en mal estado y usaron las tablas para los ataúdes.
Al mismo Zúñiga le habría tocado participar de tareas paliativas. El obre-
ro Barrientos, habría comenzado a atender a los trabajadores enfermos to-
mándolo de ayudante: “…me tomó como ayudante para atender a los en-
fermos, tratamos de combatir los primeros síntomas con pociones a base de
hierbas que ellos mismos recomendaban.”
En su testimonio Emilio Zúñiga dejó entrever que entre algunos traba-
jadores sanos se consideró la posibilidad de salir del campamento en las
chalupas diponibles. Esta información se acerca a lo relatado por Tschiffely
sobre el intento de escape o rebelión, con la diferencia que Zúñiga asegura
que un grupo de obreros, “apenas veintitrés”, logró salir en las chalupas y
alcanzaron la boca del canal Baker frente al golfo de Penas y que “…aquellos
que permanecían con vida y sabían de estos trajines estaban ciertos que las
chalupas se dirigían al golfo, para averiguar cuando recalaría el barco…”
Zúñiga fue uno de los obreros que se embarcaron en las chalupas con
rumbo al golfo. Al parecer la expedición consistió en búsqueda de comida
con la que recuperaron fuerzas y eventualmente habrían retornado al cam-
pamento. Esta expedición debió haberse realizado en los días previos a la
aparición del vapor Araucanía que rescató a todos los trabajadores, puesto
que Zúñiga indica que todos se embarcaron en dicho buque, logrando así

175
salir de aquel drama. Cuatro obreros habrían muerto durante el viaje según
testimonió el sobreviviente.
El testimonio de Emilio Zúñiga cierra con el relato de la llegada a Chiloé,
coincidiendo plenamente con las informaciones de prensa presentadas en
este trabajo:

“La primera recalada se hizo en el puerto de Achao. Empleando


sus propias fuerzas, Juan y Vicente Cárdenas, descendieron al bote sin
mayores molestias. Tránsito Pacheco llegó a tierra en estado agónico.
Luego bajaron siete cadáveres que correspondían a los fallecidos a bor-
do y domiciliados en la ciudad y alrededores.
A las once de la mañana el Araucanía cruzó frente a San Javier, rum-
bo a Dalcahue. Dicen que la playa estaba repleta de gente, mariscando
unos, otros amontonando lamilla, aprovechando la baja marea. Cuan-
do reconocieron el barco se produjo una indescriptible agitación. Bo-
taron botes y chalupas; dicen que se escuchaban gritos de loma a loma
transmitiendo la noticia. Cada cual deseaba llegar primero al puerto
y abordar el Araucanía; querían indagar qué había sucedido y el por
qué de tan larga espera. (…) Bajaron cuatro cadáveres para ponerlos a
disposición de familiares y amigos.”

Esta parte del testimonio de Zúñiga registra once fallecidos desembar-


cados en Chiloé. Los cuatro que menciona habrían sido desembarcados en
Dalcahue, podrían corresponder a los consignados en los documentos gu-
bernamentales presentados en el capítulo anterior. No se ha confirmado la
información respecto a los siete que habrían sido desembarcados en Achao,
pues no se tienen mayores antecedentes al respecto.

El sobreviviente anónimo que habló con Baldo Araya Uribe

En julio de 1978, el periodista, cronista e historiador Baldo Araya publicó


una crónica en El Diario de Aysén bajo el título “Las 120 víctimas del Escor-
buto”161 en la que reprodujo la versión que escuchara de boca de un sobrevi-
viente en la localidad rural de Llau Llao, comuna de Castro, con el que afir-
mó había conversado “hace años”. Según este autor, el sobreviviente recordó
que:

“En el barracón donde nos alojábamos amanecían cinco o seis muer-


tos, todos los días. Los patrones nos dejaron diez ovejas. Hasta que las

161
En esa época Baldo Araya publicaba sus crónicas históricas en la sección “Buenos días,
pasados”

176
terminamos nadie se enfermaba. Después comimos puros mariscos y
pescados. Un amigo me dijo un día: ‘comamos los cueros a escondidas.
A lo mejor nos salvamos.’ Los alquilabamos como para aprovechar la
lana, pero a escondidas en la noche, los chamuscábamos en el fuego
y les poníamos un poco de agua de mar y los comíamos. No era una
comida muy sabrosa, pero así logramos sobrevivir. Un día llegó la em-
barcación con alimentos. ¡Ave María la alegría, caballero! Claro que la
cosa no era para hacer fiesta, porque al final quedábamos diez. Se pasó
lista. Los muertos fueron en total 120. Testigos mudos de esa tragedia
son las numerosas cruces que se levantan en la isla ‘Sola’, en la desem-
bocadura del río Baker.”

La crónica de Araya es muy interesante por varias razones. En primer tér-


mino porque de alguna manera toma partido por la versión oral al momento
de interpretar los hechos, ya que afirma que éstos se habrían producido por
responsabilidad de la empresa. Cuando reseña los acontecimientos, parece
estar citando el relato escrito más emblemático, publicado por Alberto María
De Agostini (1945) y a renglón seguido adopta la versión oral que recogió.
Araya escribe:

“Según cuenta la historia, ‘tan sensible revés sembró el desaliento


en la Compañía, la cual se retiró en el año 1908, abandonando sus ins-
talaciones y llevando a la Argentina el poco ganado que aun sobrevi-
vía.’ Pero esto es lo que dice la historia, enfocada a una sola banda, a
manera de darle a la tragedia una salida honrosa. En el fondo, según
me informó el viejo de Llau Llau, hubo desidia en la atención de abas-
tecimiento de la gente.”.

177
Tabla 6: Fallecidos y sobrevivientes según testimonios orales posteriores a la tragedia

178
Relato Fuente primaria Sepultados en Muertos en va- Muertos al llegar Total de muertos Sobrevivientes
Bajo Pisagua por Araucanía a Chiloé
al iniciar viaje
Reinaldo Sandoval (entre- Directa. Sobre- 37 (en Isla de los 25 (en otro 70 calcula en total. Varios. Conoció 6
vistado por P. Hartmann, vivientes que le Muertos). cementerio en de ellos.
1982). contaron la his- playa frente a
toria. Bajo Pisagua).
Emilio Zúñiga (entrevista- Directa. Él fue 79? 4 7 (desembarcados 79 Varios, pero sólo
do por A. Soto, 1976). un sobrevivien- en Achao). menciona a 7 por
te. 4 (desembarcados sus nombres.
en Dalcahue).
Sobreviviente anónimo Directa. Él fue 120 (No es una 120 10
que conversó con Baldo un sobrevivien- cifra entregada
Araya (1978). te. por el entrevista-
do. Es aportada
por el autor de
la crónica basa-
do en la versión
De Agostini).
Aimé Tschiffely (su escri- Directa. Repro- 60? 9? 69
to puede tomarse como duce lo que le
testimonio oral, pues es la contó Norris.
redacción “de lo que él le
contó a Bridges a partir de
lo que a él le contó Norris).
Fragmentos de historia oral: recuerdos de descendientes en Chiloé

A fines de marzo de 2014 fuimos a Chiloé para conversar con dos perso-
nas que nos esperaban para contar lo que sabían del enganche a río Baker. En
un sector cercano a Dalcahue estaba la señora Sabina Barría, de 87 años. El
contacto lo hicimos por intermedio de su nieto Francisco Hurtado, que nos
contactó vía internet, indicando que su abuela recordaba algo sobre el Baker.
En Castro en tanto, estaba don José Orlando Cárdenas Miranda, nieto de uno
de los obreros fallecidos en 1906. Nos contactamos con él también gracias a
internet, pues escribimos a su hijo Orlando, quien en un foro sobre la Isla
de los Muertos, consultaba detalles sobre los acontecimientos, ya que en su
familia había memoria fragmentada sobre los hechos.162

Mocopulli, abril 2014

Un poco antes de arribar a Dalcahue, siguiendo el acceso a Mocopulli y


antes de llegar al cruce Teguel, está la casa de la familia Hurtado-Barría. Nos
recibió amablemente una hija de la señora Sabina Barría a quien le relatamos
que Francisco nos había dicho que podíamos visitar a su abuela para con-
versar sobre el Baker. Nos hicieron pasar a la casa y allí nos saludó la señora
Sabina, ofreciéndonos de inmediato un gran tazón de leche recién ordeñada,
tortillas y mermelada. El calor de la cocina a leña inundaba la habitación.
Los recuerdos de la señora Sabina reconocen el territorio del Baker como
el punto al que muchos antiguos viajaron contratados a trabajar. Pero un bro-
te de viruela –afirma–, provocó una mortandad grande que incluso alcanzó
a varios trabajadores que volvieron vivos a la isla y después de un tiempo,
fallecieron siendo sepultados en tumbas aisladas en distintos campos del
sector de Teguel (entre Dalcahue y San Juan).

“Esa fue una compañía que vino a la madera y contrató la gente y la


llevó pa’ Baker. Entonces la gente se fue pa’ que trabajen la madera allá
y después no sé qué pasó, el año muy frío, le dio viruela, vino el invier-
no malo y con eso sonaron. Y vinieron los de Chiloé aquí, volvieron,
pero esos no los sepultaron en el cementerio, de lejos le iban a dejar co-
mida para que coman, una señora la dejaron ahí para que los atendiera
y les llevara comida. Y cuando morían los sepultaban ahí mismo en el
campo. Esto yo se lo oí conversar a mi padre.”

La señora Sabina recuerda que la empresa llevó a los trabajadores para


faenas madereras, que la zona de trabajo era el Baker, que la tragedia ocurrió

162
www.isladelosmuertos.blogspot.com

179
en invierno, un invierno riguroso y que hubo trabajadores que volvieron
vivos, pero enfermos.
El testimonio de la señora Sabina tiene un elemento que contrasta fuerte-
mente con lo que hasta ahora se ha esgrimido como explicaciones para las
muertes en el Baker: ella afirma que escuchó decir a sus mayores que la causa
de muerte fue la viruela, pues se llevó a varios de los que volvieron al sector
donde ella se crió.
Aunque esta causa parece no tener sustento al compararla con las demás
fuentes de la época donde son el hambre y el escorbuto las causas esgrimidas
para explicar la mortandad, es interesante analizarla en cuanto a su plausibi-
lidad. Chiloé como otras zonas de Chile sufrió importantes brotes epidémi-
cos de viruela a fines del siglo XIX y principios del XX. De hecho, es posible
leer crónicas de prensa fechadas en 1905, dando cuenta de brotes en distintos
sectores de la isla. La viruela era una enfermedad con clara presencia en la
época de la tragedia y a la cual se le temía sobremanera en Chiloé. Es posible
que los obreros que llegaron enfermos la contrajeran muy fácilmente debido
a su precario estado de salud y fallecieran por acción de dicha enfermedad,
a pesar de haber llegado con otra enfermedad, escorbuto o tal vez disentería,
desde Baker. Tampoco es descartable que obreros de enganches posteriores a
Baker (1906, 1907, 1908) hayan contraído la enfermedad y al retornar hayan
fallecido en sus hogares.

Castro, abril 2014

Don José Orlando Cárdenas Miranda nos recibió en su casa en la ciudad


de Castro. Estaba muy emocionado por haber logrado dar con el dato defi-
nitivo de su abuelo muerto en Patagonia. Cuando nos contactamos con su
hijo Orlando, ellos no tenían claridad sobre el nombre del abuelo. Pero en la
lista había una sola opción: Enrique Cárdenas, el único trabajador con ese
apellido que falleció en Baker. Con ese dato, la familia comenzó a buscar an-
tecedentes en los registros parroquiales, el Registro Civil y los diarios de la
época. Orlando y su padre se encargaron de las dos primera fuentes de infor-
mación, mientras que Pedro Enrique, el otro hijo de José Orlando, trabajó en
la Biblioteca Nacional. A fines de 2013 vieron un reportaje de televisión163 en
el que pudieron comprobar el nombre del abuelo. También lograron dar con
las partidas de bautismo y matrimonio de don Enrique, el abuelo muerto en
Baker. Los recuerdos de don José Orlando reconocen como fuente del relato
a su abuela paterna:

163
Reportaje “Isla de los Muertos”, Noticiero AhoraNoticias de Canal Mega. En este reportaje
se mostró la página del periódico La Alianza Liberal en la que se publicaba la lista de falleci-
dos y sepultados en Baker.

180
“Desde que mi abuela nos contaba sobre el abuelo, yo quedé con la
inquietud de saber un poco más. Yo ni siquiera sabía cómo se llamaba mi
abuelo, porque el abuelo que yo conocí era otro, un señor Caro. Porque mi
abuela ya cuando no le dieron más esperanza de que mi abuelo iba a vol-
ver y que estaba muerto po’, ya le habían avisado que quedó allá nomás,
no había modo de traerlo, no tenían plata, era gente humilde.
Después ya, creo que hicieron trámites para cobrar algo… nada, no le
pagaron ni una chaucha, dice que, ella siempre decía que no le avisaron
nada y no le pagaron nada, como a cualquier otro de esos que llevaron. Y
les dijeron nomás que habían muerto todos de hambre, porque se había
roto el barco, el barco que los llevó después ya no llegó. Así que cuando
llegaron allá con el barco con víveres otra vez ya estaban todos muertos.
Así que ahí ni una esperanza que vuelva, así que ahí se casó de nuevo mi
abuela, después yo conocí al otro abuelo que era de apellido Caro y ahí
empezaron los Caro-Cárcamo, los Cárdenas fueron dos nomás, mi tío Ra-
món y mi papá que se llamaba Enrique. Y mi abuelo también se llamaba
Enrique Cárdenas Cárcamo.
Mi abuela se llamaba Manuela Cárcamo y ella contaba que a su marido
lo vinieron a buscar de una empresa, ella no sabía decirnos de qué parte
era, pero que lo llevaron y que le iban a pagar muy bien… una empresa
inglesa parece que era. Y él se fue con su hacha, él era hachero. Y decía mi
abuelita que ya no volvió más po’. Y nunca más supo nada, porque no sé
si lo contrataron en Puerto Montt, lo llevaron de aquí parece, no sé si fue
de Castro o Chonchi. Él era de Putemún, una parte que le dicen Putemún,
cerquita aquí, de Llau Llao un poquito más allá. Mi papá en ese tiempo
tenía un año, cuando se fue mi abuelo. Según mi hijo Orlando, mi abuelo
tendría 27 años cuando se fue y mi papá tenía un año y mi otro tío que era
mayor tenía dos.”

En este testimonio don José Orlando aporta datos relevantes como que su
abuelo era del sector de Putemún; que era hachero y habría viajado “con su
hacha”; que fue una empresa inglesa la que lo contrató y que bien pudo via-
jar al sur desde Puerto Montt o haber abordado el barco en Castro o incluso
Chonchi. En el Baker habrían muerto de hambre debido a que el vapor con
alimentos no volvió a ir. La familia habría intentado cobrar el sueldo o al-
gún tipo de indemnización, pero la empresa no habría respondido. También
menciona que aunque hubiesen querido traer el cuerpo no podían porque
era una familia “humilde”, de escasos recursos económicos.

181
Nuevos fragmentos de memoria oral en la región de Aysén

Las actividades de difusión de los hallazgos en la prensa escrita de 1906,


generaron gran interés. Y también sorpresas que han abierto nuevos caminos
de investigación desde la perspectiva de la memoria oral. En uno de los se-
minarios de Historia, Identidad y Patrimonio de Aysén que Ñire Negro reali-
zó en Cochrane (julio de 2014), una de las asistentes, Elizabeth Díaz Monsal-
ves, profesional oriunda de Dalcahue (Chiloé) y que se desempeñaba como
trabajadora social en la Delegación Provincial de SERVIU en aquella época,
se sorprendió cuando se presentó el radioteatro “La Tumba de Melchor”, en
el que se reproducía la lista de obreros fallecidos en Baker. Algunos apellidos
que escuchó resonaron en su memoria, los sintió cercanos, muy cercanos.
Llamó a sus padres para preguntar si en la familia se conocía alguna historia
relacionada con el Baker… y entonces la memoria retornó a su padre, a su
abuela y a otros miembros de la familia. Al día siguiente, Elizabeth nos con-
taba emocionada que ella había asistido al seminario motivada por conocer
algo más del territorio donde había llegado a trabajar y se encontraba aquí
con un trozo de su historia familiar: un bisabuelo que junto a su hermano
fueron parte del enganche al Baker.
La familia decidió entonces preparar un viaje a la Isla de los Muertos. El
padre de Elizabeth sentía la necesidad de conocer el sitio donde tantos veci-
nos y tal vez parientes de sus antiguos habían sido sepultados. El verano de
2015 viajaron a Tortel y conocieron el cementerio. A su regreso y en una pa-
rada que realizaron en Coyhaique pudimos conversar con don Héctor Díaz
Bórquez, padre de Elizabeth y nos relató los fragmentos de la historia que le
escuchó a su padre y otros antecedentes sobre su abuelo, uno de los sobrevi-
vientes de la tragedia:

“Cuando me enteré del cementerio Isla de los Muertos y de que había


apellidos conocidos del sector Astillero entre los fallecidos fue igual sor-
prendente. Mi hija fue la que se enteró y me llamó y de ahí yo me acordé
de lo que contaba mi papá, que era lo que le había contado su papá a él.
Contaba que habían trabajado acá, habían venido al Baker, siempre se
acordaba del Baker, que fue muy… pasaron mucha hambre ahí, que baja-
ban balsas de trozos de ciprés por el Baker. Y una de las cosas que contaba
mi abuelo fue que en la rancha que tenían, encontraron unas sopaipillas
no sé cuántos días después, que tenían pelos verdes y esas se las comían,
porque quedaron sin víveres parece. Yo no sé cómo salieron de ahí… pa-
rece que salieron con su hermano pa’ la Argentina, mi papá y su hermano,
pero no tengo claro eso.
Hay un caballero que es descendiente, de apellido Sierpe, él puede sa-
ber algo más, pero no sé si estará lúcido en estos momentos para que
cuente algo de su padre que falleció ahí. Eso contaba mi mamá.

182
Mi abuelo se llamaba Alejandrino Díaz Mansilla y su hermano se lla-
maba Santiago Díaz Mansilla. Con ellos fueron al Baker vecinos y amigos.
Fue impresionante cuando me contó mi hija y era como que tenía un
deber de ir allá, porque aparte yo llevo el nombre de mi abuelo y mi papá
vivió en el terreno de mi abuelo.
Mi abuelo después de lo del Baker parece que no salió más al sur, se
quedó en su tierra y salía pa’l norte sí. En su campo fue bien progresista
en sus trabajos, sembraba, tenía molino de esos de piedra, tenía sus cosi-
tas ahí. Lo otro que mi papá se acordaba era que cuando iba a trabajar a
Valparaíso, se bajaba en Osorno mi abuelo y se pasaba a comprar un ca-
ballo y se venía de a caballo hasta el canal de Chacao, porque en Osorno
habían caballos muy buenos. Traía uno o dos caballos con su plata que
ganaba por allá.
Tenía una historia bien particular mi abuelo porque, es que se había
casado a los 17 años y después enviudó porque su señora falleció en el
parto y después él se fue a trabajar para el norte y entre esas salidas pasó
a inscribirse al servicio militar y lo hizo por Temuco parece…”

En su testimonio don Héctor Díaz afirma que los obreros pasaron mucha
hambre en el Baker y que en una ocasión habrían consumido “sopaipillas”
que encontraron llenas de “pelos verdes” (¿hongos?). Don Héctor recuerda
también que el trabajo desempeñado en Baker era la extracción de madera,
entregando un dato muy interesante: “…bajaban balsas de trozos de ciprés
por el Baker.” Este antecedente es coherente con una fotografía que se ha
presentado en este trabajo, donde se aprecian balsas de ciprés y castillos de
de la misma madera en el muelle de Bajo Pisagua.

A partir de los tres últimos testimonios es posible reconocer fragmentos


del relato oral que conservó la historia de los obreros muertos en Baker y de
aquellos que lograron sobrevivir y volver a su tierra para continuar la vida.
Muchos otros fragmentos deben permanecer aún entre las antiguas fami-
lias de los sectores rurales ubicados entre San José, al norte de Castro (costa
oriental de la isla grande de Chiloé) y San Juan, al norte de Dalcahue; tam-
bién en isla Quinchao, desde Achao a San Javier. Todos ellos podrán ser re-
cuperados con un necesario y exhaustivo trabajo de recopilación testimonial.
No importa que sea la tercera generación la que relate la historia oída a sus
mayores, porque aunque de seguro los relatos presentarán diversos errores,
omisiones y lagunas, entregarán información relevante para completar la
historia de esta tragedia desde la perspectiva de los obreros que la sufrieron
y que ya había presentado ecos aislados pero contundentes décadas atrás,
como se analizó anteriormente.

183
Enrique Víctor Cárdenas Cárcamo falleció el 27 de agosto de 1906, fue el
vigésimo séptimo obrero en sucumbir a la tragedia, según la lista publicada
en La Alianza Liberal de Puerto Montt el 11 de octubre de 1906.
Los obreros de apellido Barría y Muñoz fueron varios y algunos regre-
saron a Chiloé, falleciendo al poco tiempo como recuerda la señora Sabina
Barría.
Victoriano Caro y su hijo Prudencio fallecieron el 21 y 22 de septiembre,
pocos días antes de la llegada del vapor. En 2014 descendientes residentes en
Castro reconocieron sus nombres y pudieron así completar su propia historia
familiar.
Alejandrino y Santiago Díaz Mansilla salvaron sus vidas y regresaron a
Chiloé, pero un vecino que llegó agonizando a Dalcahue, falleció en la tarde
del 2 de octubre de 1906. Era Juan Díaz Pérez, cuya hermana, Rosa Díaz Pé-
rez se casó con Alejandrino Díaz diez años después, en 1916.
Todavía hay preguntas sin respuesta en esta investigación. Todavía que-
dan pistas por seguir. Resulta evidente y urgente dar continuidad a la reco-
pilación de testimonios orales en Chiloé y Aysén, que permitan constituir un
corpus oral amplio, donde sea posible fijar la mayor cantidad de fragmentos
de la historia sobre la tragedia y así reconstituirla desde una perspectiva que
se acerque a la mirada de quienes se vieron afectados por la desidia de la
empresa y enfrentaron la muerte o sobrevivencia en condiciones extremas.
También es necesario trabajar en las biografías de los obreros fallecidos,
quienes han dejado el anonimato al conocerse ahora sus nombres y en varios
casos las localidades de procedencia, pero merecen la reivindicación total
después de más de un siglo de ser sólo un conjunto de cruces.
En el ámbito documental debe continuar la búsqueda de los expedientes
que pueden arrojar luz sobre dos perspectivas de la verdad: la judicial y la
administrativa. De ninguna de ellas sabemos los resultados: ¿qué acciones
determinó la justicia de Llanquihue luego de las denuncias que se efectua-
ron?, ¿prestaron declaración los obreros sobrevivientes?, ¿cuántos de ellos
quisieron hablar?, ¿declaró ante la justicia William Norris?, ¿se dictaminó
alguna sanción contra la empresa o sus representantes, aunque ésta haya
finalmente quebrado?
Lejos de agotarse, la historia de la tragedia obrera de Bajo Pisagua y el
cementerio creado a raíz de ella, abre nuevos caminos de investigación. Pero
ahora se puede pesquisar teniendo en frente la identidad de las víctimas,
cuyas memorias parecían haberse diluido tras la falsa creencia de que el mis-
terio que envolvía las tumbas del Baker sería imposible de develar.

Ahora aquellos trabajadores dejan de ser anónimos y comienzan a recu-


perar su derecho a la memoria.

184
APÉNDICE

CRONOLOGÍA COMPAÑÍA EXPLOTADORA DEL BAKER

Referencias
1898 Acontecimiento (ver fuentes y
bibliografía)
27 de noviembre Zarpa de Puerto Montt una comisión Steffen, Hans 1898.
exploradora al mando de Hans Steffen En Risopatrón, Luis
con instrucciones de reconocer la zona 1905.
comprendida entre el paralelo 46º
y 49º Lat. Sur y buscar un paso para
atravesar de Oeste a Este el territorio.
20 de diciembre El vapor Pisagua vara en un banco de Steffen, Hans 1898.
arena justo frente a la ribera norte de En Risopatrón, Luis
la desembocadura de un río. La comi- 1905; Michell, Ri-
sión puede así explorar dicha entrada cardo 1898.
y descubren un gran río que el capitán
Rodríguez, de la Marina, había consi-
derado de pequeño tamaño años an-
tes. Lo bautizaron Baker y al sector del
varamiento le llamaron "Bajo Pisagua"
en recuerdo del accidente sufrido por
el vapor.
28 de diciembre Reunidos todos los exploradores des- Steffen, Hans 1898.
pués de recorrer los ríos Baker (32 km, En Risopatrón, Luis
explorados por Michell), Bravo (ex- 1905; Michell, Ri-
plorado por Hambleton) y de la Pas- cardo 1898.
cua (explorado por Steffen), la comi-
sión decidió remontar el Baker hasta
sus nacientes.
1900
8 al 18 de febrero Ricardo Michell remonta el Baker has- Michell, Ricardo
ta el Saltón, evaluando el terreno para 1900. En Risopatrón
abrir un camino. Luis 1905.
7 de octubre Michell inicia segunda expedición al Briceño, Carlos
Baker esta vez para abrir la senda has- 1901. En Risopatrón
ta el lago Buenos Aires. Luis 1905. Michell,
Ricardo 1901 (Bitá-
cora inédita).

185
1901 Acontecimiento Referencias
(ver fuentes y
bibliografía)
Abril Luis Aguirre, Juan Antonio Orrego, Solicitud Luis Agui-
Carlos R. Ovalle, Emilio Orrego Luco rre y otros, 1901.
y Alfredo Vergara G., solicitan las tie-
rras del Baker para organizar una "Co-
lonia Agrícola".
18 de septiembre Asume la presidencia de la República www.bcn.cl
el candidato electo Germán Riesco.
30 de diciembre Ricardo Michell inicia tercera expedi- Michell, Ricardo
ción al Baker, para concluir trabajos 1902 (Bitácora in-
iniciados en temporada anterior. édita).
1902
21 de abril Michell y sus trabajadores abandonan Michell, Ricardo
Bajo Pisagua en el vapor Pisagua. 1902 (Bitácora in-
édita).
20 de noviembre Se firma el laudo arbitral entre Chile y
Argentina.
18 de diciembre Juan Bautista Contardi ingresa solici- Decreto 658 con an-
tud sobre Baker. tecedentes.
22 de diciembre Agustín Baeza Espiñeira, Inspector Decreto 658 con an-
General de Colonización informa po- tecedentes.
sitivamente solicitud Contardi.
1903
Febrero Alejandro Bate y Antonio Asenjo in- Solicitud Asenjo y
gresan solicitud al Ministerio de Rela- Bate, 1903.
ciones Exteriores para ocupar tierras
en el Baker.
19 de mayo Decreto 658 RREE, otorga permiso de Decreto 658 con an-
ocupación a Juan B. Contardi. tecedentes.
2 de junio Toma de razón del Decreto 658 por Decreto 658 con an-
parte de Tribunal de Cuentas. tecedentes.
1904
15 de julio Reducción a escritura pública Estatu- Notaría Valparaíso.
tos de la Compañía Explotadora del
Baker.
20 de julio Decreto 1682 aprueba traspaso Con- Decreto 2857 con
tardi a Juan y Florencio Tornero. antecedentes.

186
23 de agosto Decreto 2857 Min. Hacienda, autoriza Decreto 2857 con
funcionamiento de la empresa. antecedentes.
23 de octubre Florencio Tornero se encuentra en Periódicos de
Puerto Montt. Puerto Montt y
Chiloé.
26 de octubre Florencio Tornero viaja junto a otros Periódicos de Puer-
empleados de la compañía a Argenti- to Montt y Chiloé.
na vía Nahuelhuapi.
30 de noviembre Se reduce a escritura pública Decreto Notaría Santiago.
2857 de Hacienda.
1905
14-15 de Febrero William Norris y 5 hombres salen de Norris, William
Santa Cruz rumbo al Baker para efec- 1939. Tschiffely,
tuar una exploración dentro de la con- Aimé 1940.
cesión.
Marzo Llegan al Baker Enrique Bórquez y su Norris, William
gente, enviados por la empresa desde 1939. Tschiffely,
Chiloé para esperar a Norris. Aimé 1940.
Norris llega a fines de marzo y se en- Norris, William
cuentra con Bórquez. 1906 y 1939.
Abril A mediados llega Norris a Puerto Norris, William
Montt. 1939.
Mayo o junio Tres o cuatro trabajadores mueren aho- Periódicos de Chi-
gados en el río Baker al darse vuelta la loé.
embarcación en la que navegaban.
1906
14 de febrero Norris deja río Negro para arrear el Carta Norris 1906.
ganado hasta Baker.
Antes del 14 de Norris llega al río Mayo. Carta Norris 1906.
marzo
27 de marzo Se anuncia viaje a Magallanes de Flo- Diario El Mercurio
rencio Tornero y Julio Vicuña Suberca- Valparaíso.
seaux.
9 de abril Florencio Tornero sale desde Puerto Periódico La Alian-
Montt en vapor Chile. za Liberal (referen-
cial).
Abril Tornero y Vicuña Subercaseaux llegan Carta Norris 1906.
al Baker.

187
15 de Mayo Norris llega a La Colonia para buscar Carta Norris 1906.
personal que ayude a los arrieros que
esperan con el ganado en la pampa.
17 de mayo Por la mañana sale Norris desde La Carta Norris 1906.
Colonia con 8 hombres para ir en bus-
ca de los otros arrieros rezagados.
21 de Mayo Norris encuentra a los arrieros y el ga- Carta Norris 1906.
nado detenidos por la nevazón.
12 de junio Tornero y su acompañante Vicuña Carta Norris 1906.
Subercaseaux salen de Bajo Pisagua
rumbo a Caleta Hale. Tornero asegura
que irá a gestionar un vapor para sa-
car a los obreros.
16 de junio El vapor Valdivia zarpa de Punta Are- Diario El Porvenir.
nas rumbo al norte, iba en malas con-
diciones.
16 de junio Habría comenzado el proceso de en- Carta Norris 1906.
fermedad de los trabajadores (el 16 de
agosto Norris escribe: "desde hace 2
meses están enfermos".

25 de junio Naufraga el vapor Valdivia frente a Diario El Porvenir.


Lebu, al sur de Isla Mocha.
7 de julio Muere el primer obrero, Santiago Ba- Periódico La Alian-
rrientos. za Liberal, 11 de oc-
tubre 1906.
10 de julio Llegan Tornero y Vicuña Subercaseaux Diario El Magalla-
a Punta Arenas en vapor Samara. nes.
1 de agosto Norris envía a su hombre de confianza Carta Norris 1906.
a Caleta Hale con orden de abordar un
vapor y apurar la venida de rescate.
13 de agosto Empleado enviado por Norris aborda Carta Norris 1906.
un vapor en Caleta Hale rumbo al nor-
te.
16 de agosto Norris comienza a escribir su carta Carta Norris 1906.
desde Bajo Pisagua.
27 de agosto Norris retoma la escritura de su carta Carta Norris 1906.
e informa el entierro de 28 fallecidos y
tres muertos más y que casi se habían
acabado las medicinas.

188
4 de septiembre Gobernador de Quinchao telegrafía Fondo Intendencias,
a intendente de Llanquihue dando la ANH.
noticia.
8 de septiembre Aparece la primera noticia sobre Bajo Periódico La Alian-
Pisagua en La Alianza Liberal za Liberal.
15 de septiembre Se termina el azúcar en el campamen- Carta Norris 1906.
to de Bajo Pisagua.
27 de septiembre Ministro del Interior responde a inten- Fondo MinInt, AR-
dente Llanquihue. NAD.
Norris retoma su carta comentando Carta Norris 1906.
que ha llegado el vapor a sacarlos.
2 de octubre Sale de Valdivia el vapor Baker rumbo Diario El Correo de
"a Punta Arenas". Valdivia.
4 de octubre Llega a Puerto Montt el vapor Baker. Periódico La Alian-
za Liberal.
6 de octubre Intendente de Chiloé telegrafía a mi- Fondo Minint, AR-
nistro del Interior. NAD.
15 de octubre Norris finaliza su carta en Dalcahue Carta Norris 1906.
dando los últimos antecedentes al tío
y probablemente la envía.
Norris recibe el vapor Baker. Carta Norris 1906.
Norris cierra trato por 20.000 ovejas Carta Norris 1906.
(¿vía telégrafo desde Chiloé?)
15 y 19 de Ministro del Interior oficia a RREE y Fondo MinInt, AR-
octubre a Marina, instruyendo que sea Marina NAD.
la que investigue lo ocurrido en Baker.
En Dalcahue, familiares y vecinos de Periódico La
obreros fallecidos y sobrevivientes ha- Cruz del Sur,
brían intentado atacar a Norris 19/10/1906.
Tschiffely, Aimé
1940.
19 o 20 de Norris retorna al Baker para dejar tra- Carta Norris 1906.
octubre bajadores y sigue rumbo a Punta Are-
nas para arreglar la entrega de ovejas
y contratar un capataz de ovejas.
17 de diciembre Norris se encuentra en Punta Arenas y Libro de visitas
visita el Club Inglés. Club Inglés de Pun-
ta Arenas. En www.
patlibros.org.

189
1907 Acontecimiento Referencias
(ver fuentes y
bibliografía)
1 de febrero Norris se encuentra nuevamente o to- Libro de visitas
davía en Punta Arenas y presenta en Club Inglés de Pun-
el Club Inglés a una visita. ta Arenas. En www.
patlibros.org.
Noviembre Charles Milward, cónsul británico en Martinic, Mateo
Punta Arenas visita Bajo Pisagua y allí 2008.
se entera, de boca del administrador Ivanoff, Danka
William Norris, sobre la tragedia ocu- 2011.
rrida el año anterior.
Noviembre, di- Gerente de la Cía. Baker es José Luis Notaría Santiago.
ciembre Riesco.
Diciembre Se declara la quiebra del Banco Mobi- Prensa chilena.
liario.
1908
7 de enero El notario Larrazábal recibe letra pro- Notaría Santiago.
testada a favor de Braun y Blanchard
por $ 30.083,57 contra Cía. Baker to-
mada el 27 de nov. 1907 en Banco An-
glo Sud Americano
15 de enero Charles Milward publica una crónica Martinic, Mateo
sobre el viaje que realizó a Aysén a fi- 2008.
nes del año anterior, en la que mencio-
na su recalada en Bajo Pisagua y relata
haber escuchado que durante la crisis
de 1906, los obreros sanos tuvieron un
comportamiento inhumano para con
los enfermos, cobrándoles por aten-
ción.
29 de enero El notario Abalos recibe letra protes- Notaría Santiago
tada a favor de la Cía. Baker y contra
Florencio Echeverría, tomada el 14 de
nov. 1907 en Banco de la República
por $1.640.
23 de abril Se publica Concurso de quiebra de la Diario El Mercurio
Cía. Explotadora del Baker y se nom- de Santiago.
bra síndico provisorio a Francisco
Langlois.

190
2 de mayo Francisco Langlois otorga poder a Notaría Valparaíso.
Walter Battle para representarlo en
Valparaíso.
10 de mayo El gerente de la época Walterio Battle Notaría Santiago.
-previa autorización del Síndico Lan-
glois- contrata a Guillermo Titus como
capitán del vapor Baker y la Goleta
Luisa situados en Bajo Pisagua.
26 de mayo Francisco Langlois otorga poder al Notaría Santiago.
Banco de Londres y Río de la Plata en
Argentina para cobrar deudas.
6 de junio Abogado Nazario Berrios, en repre- Archivo Judicial de
sentación de la Municipalidad de Santiago, ANH.
Santiago, demanda a la Cía. Baker por
deudas de contribuciones.
25 de junio Se realiza la primera junta de acree- Notaría Santiago.
dores del concurso de la Cía. Explota-
dora del Baker. Se ratifica a Francisco
Langlois como síndico.
4 de agosto Segunda junta de acreedores en San- Notaría Santiago.
tiago. Se levanta acta de verificación
de créditos contra Cía. Explotadora
del Baker.
9 de octubre Francisco Langlois otorga poder a Notaría Santiago.
Juan Shepard Carlile, comerciante de
Buenos Aires, para representar los in-
tereses del concurso.
5 de diciembre Guillermo Steele, administrador en Notaría Puerto
Bajo Pisagua vende por escritura pú- Montt.
blica en Calbuco el vapor Baker a Car-
los Oelckers.
28 de diciembre Guillermo Titus estampa un protesto Notaría Puerto
en Notaría de Puerto Montt por el se- Montt.
cuestre del vapor Baker.
31 de diciembre Titus estampa nueva protesta ante el Notaría Puerto
notario. Montt.
1909
11 de enero Guillermo Titus otorga poder a Carlos Notaría Puerto
Oelckers para que cobre lo que la Cía. Montt.
Explotadora del Baker le adeuda en
sueldos desde el 10 de mayo de 1908.

191
6 de abril Escritura pública de compraventa va- Notaría Santiago.
por Baker y goleta Luisa entre Cía. Ex-
plotadora del Baker y Carlos Oelckers.
30 de abril Carlos Oelckers se da por recibido a Notaría Puerto
satisfacción de las embarcaciones y to- Montt.
dos sus útiles según inventario de 30
de diciembre 1908.
23 de julio El Ministerio de Relaciones Exteriores Decreto 1852, 13 de
recibe la solicitud de Santiago Díaz de diciembre de 1911.
Punta Arenas, en la que pide se declare MinRel, ARNAD.
caducada de hecho la concesión Con-
tardi, debido al fracaso de la Cía. Ex-
plotadora del Baker y le entreguen a él
las tierras del Baker. En esta solicitud
se origina el proceso de caducación de
la concesión Contardi, que se verifica-
rá el 13 de diciembre de 1911.

192
ANEXO DOCUMENTAL
Nota: El presente anexo documental contiene la transcripción literal de todas
las fuentes de prensa escrita que fueron halladas y utilizadas en la presente
investigación. También se han transcrito literalmente los documentos produ-
cidos por organismos gubernamentales (oficios, telegramas) y las sesiones
del Senado de la República.

No se ha querido intervenir los textos con correcciones o advertencias res-


pecto de la ortografía o redacción, por cuanto se trata de documentos origi-
nales cuya factura da cuenta de la época en que fueron producidos.

194
1. CRÓNICAS DE PRENSA, 1904-1908

Periódico La Alianza Liberal, Puerto Montt: publicación trisemanal, mar-


tes, jueves y sábado

Año XI, Nº 565


30 de septiembre 1904

SOCIEDADES GANADERAS
Como dato indagador para el estado financiero de nuestro pais los diarios
del norte toman nota de las sociedades ganaderas que se han organizado con
fuertes capitales en el curso del presente año.
Las sociedades que se han constituido hasta la fecha son las siguientes: Socie-
dad de Laguna Blanca, con 150,000 libras esterlinas de capital.
Sociedad Estancias Santa Cruz con 60,000 pesos;
Sociedad Chile i Arjentina con 625000 pesos;
Sociedad Ganadera de Bodudahue con 1,200,000 pesos;
Sociedad Lecka con 1000,000 i medio de pesos;
Sociedad Cerro Palique con 600,000 pesos;
Sociedad Backer con 2 000,000 de pesos;
Sociedad Rio Bueno con medio millon de pesos;
Sociedad Ganadera de Magallanes con 2.000 000 de pesos;
Sociedad Explotadora de la Riqueza de Llanquihue con 1,000 000 de pesos;
Sociedad Simpson con 1.000,000 de pesos;
Sociedad Cochamo con 3 000,000 de pesos;
Sociedad de Lanas i Graserias con 1 500,000

Año XI, Nº 567


8 de octubre de 1904

NUEVA SOCIEDAD GANADERA.- A la lista de las Sociedades Ganaderas


que publicamos en números anteriores, debemos hoi agregar la Anglo-Chi-
lena Pastoril Limited formada recientemente en Londres con un capital de
120.000 libras esterlinas.
Esta Sociedad esplotará los terrenos del Rio Cisne que en un tiempo fueron
otorgados a unos señores Bravo i Allende.
Se introducieran cincuenta familias de colonos e implantarase, ademas de
otras industrias, la ganaderia con base de 300 mil ovejas.
El Directorio de esta importante sociedad, cuyo centro de operaciones será
Puerto Montt, lo componen los señores:
Presidente Thomas Holdich.

195
Consejeros: Franck Hgue; capitalista i gran corredor de lanas; Arnold Wethe-
red ganadero de Nueva Zelanda i hnombre mui estimado en estos negocios;
Andely Charlee Cosling, ex - Ministro de Inglaterra en Chile.

Año XII, Nº 572


21 de octubre 1904

SOCIEDADES GANADERAS
Estraordinario movimiento ha tomado la poblacion con motivo del engan-
che de trabajadores para las estancias ganaderas que estableceran en Cocha-
mó, Aissen i otros puntos las sociedades recientemente constituidas en el
pais i en el estranjero.
Es de ver los grupos de individuos que se estacionan a las afueras de las
casas donde residen los ajentes, administradores o empleados de estas socie-
dades, para obtener una plaza de trabajador en las faenas ganaderas.
Con motivo de la orden recibida por el empleado de la Compañía Industrial
de Aissen señor Guillermo Müller para contratar trescientos trabajadores, la
afluencia de jente en la calle Quillota ha sido enorme. Para evitar aglome-
raciones i confusiones el señor Müller ha ido anotando a los individuos en
cuadrillas de a quince hombres.
Las plazas estan todas llenas i ahora se espera unicamente la llegada del je-
rente de la Compañía señor Yhon Dun, el cual ya debe estar en viaje de Punta
Arenas a este puerto.
El señor Dun ha contratado un vapor de los señores Braun i Blanchard para
conducir la jente a Aissen.
Uno vez en este lugar los trabajadores serán distribuidos en cuadrillas, unos
para construir un camino desde Aissen a la estancia arjentina Nirihuao, los
otros en roces i otros trabajos.
Se ha contratado tambien treinta carpinteros, los cuales seran ocupados en
levantar cien edificios para las familias de colonos que la sociedad se ha obli-
gado instalar en el mencionado lugar.

Año XII, Nº 573


23 de octubre 1904

SOCIEDAD GANADERA.- Se encuentra en esta el Administrador Jeneral


de Sociedad Esplotadora del Becker, que tiene una concesión de un millón
de hectareas i emprenderá el miercoles viaje a la Arjentina, via Nahuelhuapi
a fin de introducir en la concesion las primeras partidas de ganado lanar, a
cuya crianza se destinará el terreno cedido. Esta sociedad tiene mui buenas
espectativas de éxito.

196
Año XII, Nº 578
4 de noviembre 1904

MOVIMIENTO MARITIMO.-
Estraordinario movimiento se ha notado en los últimos dias en nuestra ba-
hía. Ademas de las dos naves de guerra que han estado ancladas por algun
tiempo, i de los dos vapores de la carrera a Valparaiso i Chiloé, el puerto ha
recibido la visita de los siguientes vapores que se indican:
El “Cambronne” procedente de Punta Arenas fondeó en la tarde del domin-
go i regresó en la madrugada de anteayer.
El “Magallanes” procedente del mismo puerto entró el lunes. Saldrá el lunes
para Aissen conduciendo los trabajadores contratados por la Sociedad Gana-
dera de dicho lugar.
El “Elm Branch” de Liverpool llegó en la tarde de ayer con un cargamento de
maquinaria para la Sociedad Ganadera de Cochamó.
El “Reloncaví” llegó ayer del lugar de su nombre.

Año XII, Nº 580


9 de noviembre 1904

A AISSEN.- Gran movimiento de jente se ha notado hoi en el muelle i el ma-


lecon desde las primeras horas de la mañana, con motivo del embarque de
los trescientos i tantos trabajadores contratados para la Sociedad Ganadera
de Aissen.

Año XII, Nº 581


11 de noviembre 1904

A AYSEN.- Anteayer, a las 6 de la tarde mas o menos, zarpó para Aysen el


vapor “Magallanes” llevando a su bordo los empleados de la Sociedad Ga-
nadera que en la mencionada parte se ha establecido, i a remolque una goleta
en la cual iban no menos de 200 trabajadores.
Desde las primeras horas de la mañana del miércoles, se vio un inusitado
movimiento de jente principalmente en las calles Varas i Cayenel, en el Mer-
cado, en el Malecon i en el Muelle.
Los negocios, especialmente los despachos, se vieron atestados de clientes
cuya mayoria la componian los individuos contratados por la Sociedad Ga-
nadera, acompañados de sus parientes i amigos, que gastaban en copas todo
o parte del anticipo que se les habia dado.
Como se comprenderá estas libaciones pusieron mui luego a la jente en un
estado demasiado alegre i belicosa, una parte, ofreciendo de este modo el
embarque un espectaculo de mui variadas impresiones.

197
Los viajeros, en estremo alegres, seguido de un sequito de mujeres viejos
y chiquillos, se despedian en abrazos efusivos, adioses cariñosos, bajando
enseguida a los botes que los conducian a bordo. Las mujeres i los chiquillos
lloraban.
En uno de los botes se trabó un altercado que dejeneró en riña, pero luego se
volvió al contento.
A las 4 P.M. puede decirse, estaba toda la jente embarcada en la goleta la cual
hormigueaba su cubierta de personas i a las 6 el vapor hacia proa al sur.
Al muelle, malecon i la calle Portales acudieron numerosas personas a pre-
senciar la partida de los trabajadores de Aysen.

Año XII, Nº 608


12 de marzo 1905

EFECTOS DE LAS ESPECULACIONES


Los papeles de las sociedades ganaderas organizadas ultimamente han baja-
do considerablemente, en los últimos dias, produciendose un gran pánico i
muchas ruinas en Santiago.
Las acciones de la Sociedad Chile Arjentina bajaron cien puntos en quince
dias i es la que mas ruinas ha causado.
Los Bancos estan tomando medidas enérjicas, para impedir la especulacion
con acciones.

Año XII, Nº 664


15 de octubre 1905

COLONOS
En el Quito que fondeó la tarde del viernes en este puerto llegaron doscien-
tas familias de colonos para Yelcho.

Año XII, Nº 666


22 de octubre 1905

NAUFRAJIO
El vapor “chacao” de propiedad de los señores Oecklers Hermanos que sa-
lió de este puerto el cuatro del presente conduciendo trabajadores para la
sociedad Aysen, naufragó el dia siete, a causa de haber chocado con una
roca veinte millas al sur de Melinka.- A su bordo iba el jerente de la sociedad
Aysen señor Dun.
La tripulacion i jente se salvaron.
Se cree completamente imposible salvar el vapor.

198
Año XII, Nº 684
24 de diciembre 1905

GOLETA AYSEN
El jueves veintiuno llegó a este puerto la goleta “Aysen” procedente del
puerto del mismo nombre que fue construida por don Guillermo Müller.
La goleta “Aysen trae un cargamento de maderas para esta ciudad.
Aquí se le pondrá el caldero i las maquinarias para transformarla en vapor.

1906

Año XIII, Nº 688


11 de enero 1906

AJENTE DE ADUANA
El jerente de la sociedad Industrial de Aysen don Juan Dun ha sido reconoci-
do como Ajente de Aduana en este puerto.

Año XIII, Nº 690


17 de enero 1906

COCHAMÓ
Se nos informa que la mayor parte de la jente trabajadora contratada por la
sociedad Agrícola i Frigorífica de Cochamó, se esta retirándo debido al mal
trato que se les dá.
Si esto sigue, mui pronto veremos paralizados los trabajos en Cochamó por
falta de brazos.

Año XIII, Nº 692


25 de enero 1906

A PUNTA ARENAS
A mas de doscientos subio el numero de personas que se embarcaron en el
“Arica” con destino a Punta Arenas.
La mayor parte de estas personas es jente trabajadora contratada en este pue-
blo para trabajar en el alcantarillado de esa ciudad.
Esta jente se quedará en Ancud, esperando la llegada del transporte “Mai-
po,” que debe llevarlos al lugar de su destino.

GOLETA AYSEN
Han quedado terminados los trabajos de instalacion de la maquinaria a va-
por de la goleta Aysen.
El domingo se hizo la primera prueba en el canal de Tenglo.

199
Año XIII, Nº 711
08 de abril 1906

EN EL VAPOR CHILE
ATROPELLOS INAUDITOS

En la noche del jueves ultimo se llevo a cabo a bordo del vapor ‘Chile’ un
atropello inaudito en la persona de un humilde jornalero.
La condicion de la victima y del autor de los desmanes de que vamos a dar
cuenta, harán que este acto sea duramente condenado por la opinion, i casti-
gado, como merece, por la justicia.
En calidad de pasajero de segunda clase, se habia embarcado en la noche
citada, en compañia de otros individuos que habia contratado una Sociedad
Ganadera, el conocido jornalero Lisandro Alvarado.
Por un deseo de curiosidad subió Alvarado a la cubierta, donde permanecia
paseándose por algunos instantes cuando un piloto de nacionalidad inglesa,
irritado sobre manera por su presencia, le dió un feroz golpe con un martillo
ordenándole a la vez que se retirara de este lugar.
Naturalmente, con este acto atropellado i violento Alvarado creyéndose
agredido, como en realidad lo estaba, tomó una actitud de defensa para re-
peler tan inesperado como cobarde ataque.
Viendose el gringo en situacion distinta a como se la habia imaginado co-
menzo a llamar a sus marineros los cuales acudieron en el acto i como lobos
hambrientos se lanzaron sobre Alvarado a quien derribaron al suelo a puñe-
tazos i punta-pies.
El piloto alentado por esta facil victoria golpeaba e insultaba a Alvarado al
mismo tiempo que ordenaba se le colocaran esposas.
Personas de esta localidad que se encontraban a bordo, indignados ante es-
tos actos de barbarie, quisieron interponerse, pero no se les permitió ni que
realizaran la menor protesta pues el piloto i sus marineros amenazaban a
todo el mundo.
Lo peligroso de tales circunstancias xxx.
Alvarado fue encadenado como al peor criminal i atado a una columna en la
cubierta de donde pocos momentos despues de verse libre de sus victimarios
logró escaparse i refujiarse en uno de los botes que se encontraban al costado
del vapor.
Impuesto de esto el piloto i sus esbirros sanguinarios, se precipitaron como
locos al bote, de donde subieron arrastrando i pisoteando a Alvarado i su
zaña habria llegado quiza donde si las protestas de las personas, especial-
mente el patron del infeliz jornalero no se hubieran redoblado en forma har-
to enérjica.
Hechos como los que narramos se suceden con cierta frecuencia en los va-
pores donde cualquier empleado se cree un Zar autorizado para vejar en la

200
forma que mejor le plazca, a los pasajeros o fleteros que tienen la verdadera
desgracia de pisar las cubiertas de sus buques.
Hoy mas que nunca nos hemos sentido irritados por este acto que debe ser
castigado por nuestras leyes, ya que el se ha desarrollado en la forma del mas
refinado salvajismo.
Denunciamos de una manera formal estos hechos a la Gobernacion Maríti-
ma, la cual esperamos, se apresurará a levantar el sumario correspondiente
para el castigo del culpable.
Reclamamos garantías para la jente de mar, para los comerciantes, en fin
para todo el mundo que tiene necesidad de frecuentar los vapores.

Año XIII, Nº 740


21 de julio 1906

Malestar del pueblo (editorial)


Es evidente que algo grave pasa en Chile en cuanto a la organización social.
Las frecuentes amenazas de huelga lo estan diciendo.
El estado social chileno seguramente no corresponde a lo que debe ser en
justicia.
No conocemos bien el fondo de este asunto. Nuestros estadistas (si los tuvié-
ramos) deberian conocerlo i remediar el mal.
No obstante, un hecho es visible para todo el mundo: las dificultades de la
vida, el malestar del trabajador i su familia.
Los diversos trusts que se han organizado, han elevado los precios de los
articulos de consumo en provecho del capital i en perjuicio del trabajador.
Probablemente el salario del trabajador no es ahora suficiente para la satis-
faccion de sus necesidades. A veces ni aun le alcanzará para su alimentacion,
mucho menos para su abrigo i mucho menos aun para darse alguna como-
didad.
El capitalista, en cambio, ve acrecentarse su caudad i las ventajas de que
goza.
La irritante desigualdad crea naturalmente una lucha entre el trabajador i el
capitalista.
De ahí los choques mas o menos violentos, las huelgas i la ajitacion de las
clases trabajadoras que va en aumento.

Año XIII, Nº 769


08 de Septiembre 1906

EN RIO BAKER
Jente abandonada
Pedimos investigacion
De Curaco se denuncia que la Sociedad Esplotadora del Rio Baker ha dejado

201
abandonados un cierto número de trabajadores que llevó a los terrenos de
su Concesion.
La denuncia ha sido dirijida por telégrafo a la Intendencia de Llanquihue,
solicitando amparo.
Se agrega al denuncio que varios de esos trajadores abandonado están mu-
riéndose enfermos sin recibir auxilio de ninguna clase.
Creemos necesario hacer una investigacion rápida, i poner el remedio.
No seria posible permitir un abandono como el que se denuncia.

Colonización
INMIGRANTES INGLESES
En el vapor Callao que pasó para Yelcho, vienen de Liverpool para instalarse
en los terrenos de la “Yelcho Palena” 21 familias de inmigrantes ingleses,
industriales i agricultores con un total de 80 personas.

Año XIII, Nº 770


11 de Septiembre 1906

ASUNTO BAKER
Reclamamos

Desgraciadamente parece ser efectivo el abandono de sus trabajadores por la


Cia. Explotadora de Baker, a juzgar por las noticias que tenemos.
La espresada Cia. contrató aquí varios trabajadores, i estos, ántes de irse, de-
jaron establecidas para subsistencia de sus familias, mesadas que la Sociedad
pagaba por intermedio de la Chile-Arjentina.
Pues bien, estas mesadas han sido suspendidas desde el mes pasado para
todas las familias a la vez.
Hai ahora que averiguar porqué la Cia. ha dejado de pagar esas mesadas
perjudicando a familias pobres.
¿Ha suspendido la Cia. sus trabajos? ¿Ha despedido a la jente contratada?
¿Dónde está esa jente? ¿Hai recursos en Baker para su mantenimiento i para
atenderlos en sus enfermedades?
¿Tienen médico, tienen botica?
¿O están simplemente abandonados en el campo como los reses de la Socie-
dad?
En nuestro entender, las autoridades deben poner mano en este asunto, i
obligar a la Cia. a cumplir sus obligaciones i sus deberes humanitarios
Reclamamos pronta investigación i justicia.
---------
En la Intendencia se nos ha informado que el Gobernador de Achao mandó
por telégrafo un denuncio sobre este grave asunto i q’ el telegrama fue comu-
nicado al Ministro del Interior.

202
Según el Gobernador de Quinchao, son más de doscientos los trabajadores
abandonados en Baker.
------
De este pueblo fueron contratados i llevados a Baker, los siguientes trabaja-
dores en su totalidad jefes de familias domiciliadas en Puerto Montt:
Luis Paredes
Jacinto Vidal
José Rojel
Lizandro Alvarado
José Baldomero Covasich
Juan Pio Loaiza
Francisco Garai
Los demás son de Achao i sus vecindades.

Año XIII, Nº 777


29 de septiembre 1906

Marítima
Vapores
Hoy o mañana debe llegar a este puerto el vapor Araucanía que hace varios
días salió de Punta Arenas con rumbo a Puerto Montt.
Este vapor ha sido adquirido en Europa por la Sociedad Ganadera del Aysen.

Año XIII, Nº 778


02 de octubre 1906

Marítima
Una errónea información nos hizo decir en el número anterior que el vapor
Araucanía, que es esperado de un dia a otro en este puerto, habia sido adqui-
rido en Europa por la Sociedad de Aysen.
El nombrado vapor no es otro que el antiguo Cambronne de la casa Braun y
Blanchar de Punta Arenas.
Viene, ahora, a este puerto consignado a la Sociedad del Aysen con el objeto
de llevar a Magallanes un cargamento de madera.

Año XIII, Nº 779


04 de octubre 1906

Marítima
(…) Vapores i pasajeros
(…) En la mañana de hoi entró al puerto el vapor inglés Agophantum proce-
dente de la India.
Viene consignado a los SS Oecklers Hnos. para quienes trae un cargamento
de 1000 sacos de arroz.

203
También fondeó hoi en esta bahía el vaporcito Backer adquirido en Valdivia
por la sociedad del rio Baker.

Año XIII, Nº 781


09 de octubre 1906

EN RIO BAKER
Más de 200 trabajadores abandonados
67 personas mueren de hambre
PEDIMOS CASTIGO PARA LOS CULPABLES

Hemos estado casi a diario denunciando el rumor, cada vez más acentuado,
de que en el Rio Baker habian sido abandonados cerca de doscientos trabaja-
dores que allí llevó para sus faenas la Sociedad Ganadera del mismo nombre,
por cuya suerte se temió en mas de una vez.
El aislamiento completo, la falta de toda comunicación impedian tener datos
precisos de los hechos denunciados y muchas veces, dada la magnitud de
la gravedad, llegamos a dudar de la veracidad de las informaciones que al
respecto recibimos.
Desgraciadamente todo, i mas que todo esto, ha tenido fatal confirmacion.
En la tarde del sábado arribó a nuestro puerto una chalupa procedente de
Chiloé tripulada por Lisandro Alvarado, Francisco Garai, Juan Pio Loaiza,
Jacinto Vidal, José Baldomero Covasich, José Rojel y Luis Paredes, trabajado-
res todos de las faenas de Rio Baker.
Estos trabajadores tienen sus familias en este pueblo i han soportado con
felicidad las crueles privaciones que han causado la muerte a muchos de sus
compañeros de trabajo.
----
Hemos tenido la oportunidad de conversar con todos estos trabajadores i
todos ellos nos han pintado en su sencillo lenguaje los horrores de las es-
pantosas privaciones del abandono en que estuvieron sumidos durante tres
largos i rigurosos meses de invierno.
Es casi increible lo que ha pasado o mejor dicho lo que se ha dejado pasar en
Rio Baker.
Aquello fué incomparablemente horroroso.
Se dejó a doscientos trabajadores para que mueran de hambre como en los
tiempos de salvajismo que a los criminales se les hacia perecer en el mas
completo olvido.
Veamos como pasaron las cosas.
A mediados de abril arribaron a Baker los trabajadores contratados aquí i en
Chiloé.
Todo marchó bien hasta junio en que el jefe señor Florencio Tornero abando-
no Baker para tomar un buque que se dirijia a Punta Arenas, de donde, dijo,
enviaria un vapor para sacar a los trabajadores.

204
Las provisiones comenzaron a escasear i la situacion se angustiaba.
Solo harina, arroz i porotos constituian la comida.
La falta de carne comenzó a tener consecuencias. Muchos trabajadores en-
fermaron.
El escorbuto hacia su aparicion i bajo sus garras moría en la noche del 7 de
Julio la primera víctima.
Todos los trabajadores traen anotadas en sus libretas esta fecha fatídica que
marcó la iniciacion de nuevos i grandes martirios.
Los enfermos i los muertos se sucedian diariamente.
No había donde recurrir.
La situacion se empeoraba mas i mas.
Un dia se trajo cuatro animales vacunos que fueron destinados a los enfer-
mos, i otro ocho huemules que algunos trabajadores cazaron en las cercanías
de su campamento.
A fines de Julio la harina se concluyó i con ello la situacion se hacía aun mas
angustiosa.
Las muertes de los trabajadores se redoblaron. Pocos eran ya los realmente
sanos.
La llegada del vapor prometido era esperado con loca ansiedad.
Por fin, a mediados de Setiembre arribaba el vapor Araucanía i en el se em-
barcaban los que lograron sobrevivir a esta verdadera hecatombe.
Quedaban sepultados a las orillas del Río Baker cincuenta i nueve trabajado-
res, víctimas del criminal abandono en que estuvieron relegados.
El 1° de Octubre arribaban en el Araucanía, 170 personas muchas de las cua-
les venian en un lastimoso estado de postracion.
De Achao se trasladó a Dalcahue una gran parte de los trabajadores, entre
éllos los de Puerto Montt.
En Dalcahue fallecieron 8 a consecuencia del escorbuto.
De ese puerto, las personas que pertenecian a nuestro pueblo, fletaron una
chalupa en la cual han vuelto a sus hogares.

Año XIV, Nº 782


11 de octubre 1906

LOS MUERTOS DE BAKER


PEDIMOS JUSTICIA

Reclamamos con enerjía en setiembre cuando supimos que la Cia Baker tenia
en abandono punible a doscientos trabajadores.
Cuando fue Intendente suplente don Jerman Oecklers, dirijió representacion
sobre este asunto al Ministerio, i éste contesto que “eso no era asunto del
Gobierno”.

205
Entre tanto, ciudadanos chilenos morian como moscas, por el hambre i por el
escorbuto, víctimas de la avaricia de una Sociedad de opulentos.
Despues de tres largos meses de martirio, los sobrevivientes de la hecatombe
han llegado a sus hogares i sus narraciones nos horrorizan.
Hemos pedido una investigacion i el castigo de los culpables.
No tenemos noticia de que esa investigacion haya comenzado.
Es necesario que se sepa que no estamos dispuestos a dejar de mano este
asunto.
Necesitamos justicia completa.
---
Damos a continuacion la lista de los muertos con la fecha de la muerte. Fal-
tan los nombres de los
ocho que llegaron enfermos i murieron en Dalcahue.

Julio
7 Santiago Barrientos
11 Miguel Soto Ojeda
12 Gabriel Ojeda
14 Emilio Perez
27 Victor Yahuel
28 Isaias Barrientos
29 Hipólito Ojeda
30 Pedro Jil Oyarzo
Agosto
1 Pedro Guerrero
2 Clodomiro Barrientos
2 Melchor Navarro Sánchez
3 Guillermo Millapel
7 Juan Ruiz
8 Santiago Torres
9 Francisco España
11 Roman Diaz
11 Juan Pedro Triviño
14 Juan de Dios Ruiz
17 Antonio Barrientos
19 Juan Pedro Sanchez
21 Rudecindo Aguilante
22 Francisco Diaz
23 Hermenejildo Aguilar
24 Manuel Telcan
25 Pedro Antonio Villegas
27 Enrique Diaz
José Ulloa

206
Francisco Ruiz
Enrique Cárdenas Cárcamo
28 Eusebio Barria
29 Casimiro Soto
Juan B. Agüero
30 Ramon Barrientos
Setiembre
1 Santiago Trujillo
2 (José?) Daniel Barrientos
4 Guillermo Navarro
6 Braulio Obando
7 Ignacio Paillante
8 José Rosas Tribiño
10 José Dolores Ampuero
Agustin Yahuel
Juan Vidal
Santiago Millapel
12 Santiago Barrientos Barrientos
15 Manuel Ojeda
16 Juan de Dios Ampuero
Cirilo Aguilante
Olegario Vidal
18 Aureliano Runin
David Velasquez
Julian Toro
Santiago Alarcon
21 Ramon Millapel
Victoriano Caro
22 Prudencio Caro Díaz
25 Inocencio Anquintin
Juan Gallardo
26 Juan Antonio Muñoz
Pedro Borquez

Año XIII, Nº 783


13 de octubre 1906

LO DE BAKER
Nuevas informaciones

Tomándola de La Justicia de Ancud damos a continuacion la protesta hecha


ante el notario de Ancud por el capitan del Araucanía que trajo a Chiloé a los
sobrevivientes del Baker.

207
Es la declaracion de un testigo intachable, que servirá para agregarla al pro-
ceso que deberá formarse a la criminal Sociedad de Baker por haber dejado
morir a sus trabajadores.
Hai que obedecer a la opinion pública que, representada por la prensa de
Chiloé, pide las mas severas penas para los delincuentes.

Protesta
En la ciudad de Ancud a 4 de Octubre de mil novecientos seis, ante Nota-
rio Público de este departamento i testigos cuyos nombres se espresarán a
la conclusion, compareció don Guillermo Titus capitan del vapor nacional
Araucanía, marino, mayor de edad a quien conozco i dijo: que venía en redu-
cir a escritura pública la siguiente protesta: Señor Notario Público. Guiller-
mo Titus capitan del vapor nacional Araucanía de la casa Braun i Blanchard
de Punta Arenas a Ud. respetuosamente digo: que se sirva insertar en el pro-
tocolo a su cargo la presente protesta por las causales que paso a esponer.
El 14 de Setiembre del presente año salimos de Punta Arenas con destino a
Puerto Montt e intermedios, debiendo pasar a la colonia de Río Baker a fin de
buscar una cantidad de hombres que se encontraban ahí desde hace mucho
tiempo, trabajando en desmontes i fabricacion de caminos. Llegamos a aque-
lla colonia i me encontré que debía embarcar ciento cincuenta i siete hombres
en miserable estado i de los cuales cincuenta estaban gravemente enfermos.
A poco de embarcarse i antes d’ salir de los canales se murieron dos. Encon-
trándose sin víveres de ninguna especie, i aun cuando no tenía obligacion de
darles víveres, dada la aflictiva situacion en que se encontraban, dispuse se
les proporcionasen de los víveres de abordo, previniendo que solo teníamos
los suficientes para la tripulacion hasta Puerto Montt.
Habiendome formado juicio en consejo de oficiales que no podría ir hasta
Ancud con los hombres en aquel miserable estado, resolví pasar a Achao
donde llegamos el primero del presente. Allí desembarcamos a los que iban a
ese destino i tomamos al doctor para que nos acompañase a cuidar a los que
debían desembarcarse en Dalcahue. Vuelvo a repetir Señor Notario que el
estado sanitario de los pasajeros era lastimoso i que, a pesar de los cuidados
i atenciones q’ se les prestaron abordo se murieron algunos mas. Por estas
consideraciones es lójico suponer la fuerza mayor que me obligo a recalar en
aquellos puertos, ya que al haber hecho el viaje directo a Ancud se habrian
muerto tal vez unos veinte.
Debo igualmente prevenir S. Notario, como puedo probarlo, que en aquellos
puertos no he desembarcado ni un solo bulto de modo que no hai ni puede
caber responsabilidad alguna a la nave de mi mando. En consecuencia i en
virtud de lo que dispone el Código de Comercio vengo en protestar cuantas
veces sean de derecho contra la fuerza mayor que me obligó a recalar en los
puertos inhabilitados de Achao i Dalcahue a fin de desembarcar la cantidad
de enfermos que traia. Por tanto suplico al Sr. Notario se sirva insertar en el

208
protocolo a su cargo la presente protesta i darme la correspondiente copia
para los fines que me convengan. –Guillermo Titus-. Conforme con su oriji-
nal que he tenido a la vista i que agrego al final bajo el numero sesenta. –Pre-
via lectura lo otorgó i firmó con los testigos don Manuel F. Maldonado i don
Arturo Rosas. –Doi fé. –Gmo. Titus-José M. Saavedra.

Año XIII, Nº 784


16 de octubre 1906

ASUNTO BAKER
EN PODER DE LA JUSTICIA

Empieza la accion de la justicia sobre este grave asunto.


La Intendencia ha dirijido al juzgado la siguiente nota:
Pto Montt, 13 de Octubre de 1906 “N° 408-Adjunto remito a US. 3 numeros
de LA ALIANZA LIBERAL en que se hacen sérios denuncios a la Sociedad
Rio Baker por abandono de mas de doscientos trabajadores en el rio del mis-
mo nombre, trabajadores que fueron contratados en esta Provincia i en la de
Chiloé, i aun se dá cuenta de la muerte de 67 de estas mismas personas.
Ruego a US. se sirva proceder en la forma que estime conveniente. –Saludos
a US.-E. Wolleter F.

Año XIII, Nº 785


18 de octubre 1906

JUSTICIA
Asunto Baker

El Juzgado del crímen ha comenzado la investigacion de los sucesos de Baker.


Para hoy a las 2 P.M. estan citados a prestar declaracion los trabajadores resi-
dentes en este pueblo que estuvieron en Baker en el último invierno entre los
abandonados por la opulenta sociedad.

Año XIII, Nº 795


10 de noviembre 1906

Sobre Baker
Ha repercutido en el Senado de la República la conducta inhumana de la So-
ciedad de Baker que dejó morir a sus trabajadores por haberlos abandonado
en los mas crudos meses del año.
El Senador señor Balmaceda ha pedido una investigación.
Se recordará que LA ALIANZA denunció esos hechos bochornosos i pidió
completo remedio.

209
Agradecemos al Senador de Tarapacá su jenerosa intervención en favor de
los desvalidos tan mal tratados por los ajentes inescrupulosos de la opulenta
Sociedad.

Salvajismo de Baker
SE PIDE INVESTIGACION
Hoy también en el Senado, don Elias Balmaceda senador de Tarapacá, hizo
presente al Gobierno el salvajismo de la Sociedad de Baker que dejó morir
cerca de la mitad de sus trabajadores, i pidió una investigacion y severo cas-
tigo para la Sociedad responsable.

1907

Año XIV, Nº 834


7 de febrero 1907

Marítima
NAUFRAJIO DE LA GOLETA “AYSEN”
A medio dia de anteayer recibio noticias el Jerente de la Sociedad del Rio
Aysen, don Juan Dun, de haberse perdido al Sur de Chiloé la goleta Aysen
que no ha mucho habia zarpado de este puerto al lugar del mismo nombre.
Según estas informaciones la Aysen naufragó en la madrugada del 2 de Fe-
brero cerca de la isla Garrao I, situada al Sur de Melinka.
La tripulacion i los pasajeros que allí iban se salvaron.
La goleta como la carga de mercaderías que llevaba se considera totalmente
perdida.
No se conocen mas detalles de este siniestro ocasionado por el temporal que
ese dia reinó en toda la rejion.
La Sociedad pierde varios miles de pesos, pues el seguro de quince mil pesos
que tenia la embarcacion no alcanza a cubrir el valor de la embarcacion i i el
de las mercaderias.
La goleta era completamente nueva. En 1905 fué construida completamente
en Aysen i poco despues se la dotó en este puerto de una maquinaria a vapor
que ayudaba eficazmente a la marcha de la embarcacion, cuando el viento
no le era favorable.

Año XIV, Nº 882


6 de junio 1907

Marítima
Ayer salió el Cordillera para Maullín.
Hoi zarparon el Backer para Backer i el Reloncaví para Cochamó.
(…)

210
1908

Año XVI, Nº 1,133


9 de diciembre 1908

Ciprés de Guaitecas (aviso publicitario)


Ofrezco, de todas dimensiones, en grandes i pequeñas partidas.
Especialidad en durmientes para ferrocarril i durmientes para telégrafo.
Para pedidos i precios, dirijirse a Juan A. Vera Vargas, en Pto. Montt, i al in-
frascrito en Melinka.
CIRIACO ALVAREZ
Octubre 29 de 1908

Año XVI, Nº 1,146


22 de diciembre 1908

Marítima
Vaporcito “Baker”
Pronto saldrá en busca de este vaporcito, uno de los escampavias, para dar
cumplimiento a órdenes Superiores de la Armada. Parece que este vapor ha
sido vendido fraudulentamente, por lo cual la Justicia ha tomado tambien
carta en el asunto.
El Baker trae a remolque una goleta cargada de mercaderías, desde el estua-
rio del mismo nombre i hasta la fecha nada se sabe, de la suerte que puede
haberle cabido, en los procelosos mares del golfo de Penas i Tres Montes,
donde se desarrollan temporales tremendos, en todas las estaciones del año.

Año XVI, Nº 1,148


24 de diciembre 1908

Marítima
El vaporcito “Backer”
Una verdadera odisea – El Toro zarpa en su busca

Hoi, cumpliendo una órden de la Direccion de la Armada, el escampavía


Toro zarpó en busca del vapor Backer que segun disposicion judicial debe
ser depositado en este puerto.
Según noticias traidas por el Pisagua el baker estaba hace días en Melinka en
viaje a este puerto.
A fuerza de necesidad este vaporcito se ha transformado en pirata, pues de
los pocos trabajadores que quedaban en Baker, como veinte i tantos hom-
bres, viéndose abandonados, con su salarios de largos meses perdidos i aun
amenazados por el hambre, resolvieron abandonar ese lugar i se lanzaron
con el vapor i una goleta cargada de cuanto pudieran vender.

211
Pero parece que el jefe de estos pseudo piratas ha sido informado de la ac-
cion judicial pues en Melinka manifestó deseos de regresar al Sur para diri-
jirse a la Arjentina.
Toma visos de odisea los descalabros de Baker especialmente de los tripulan-
tes del vapor que se han insurreccionado, por la necesidad.

Año XVI, Nº 1,151


Martes 29 de diciembre 1908
El secuestre del “Backer”
Cómo lo efectuó el “Toro”-Protesta de los tripulantes

Como lo anunciamos hace poco, zarpó de este puerto con rumbo al sur el es-
campavía Toro, llevando la comisión de tomar en secuestre al vapor Backer i
una goleta que navegaban al sur de Chiloé.
Un poco al sur de la isla grande encontró el Toro al buscado vapor i dió cum-
plimiento a la órden que llevaba trayéndolos en seguida a este puerto donde
fondearon en la tarde del domingo último.
Como ese dia no se encontraba en esta ciudad don Ricardo Hollstein, encar-
gado por la Justicia, depositario del secuestre, el Delegado del Territorio Ma-
rítimo dispuso que el vapor Backer i la goleta permaneciesen incomunicados
hasta la hora de la entrega que fué en la mañana del siguiente dia.
Hasta aquí la actuacion que han tenido los miembros de la Armada en este
bullado asunto. Ahora las cosas están en poder de la Justicia ante la cual se
ventila la liquidacion de la desgraciada Sociedad Backer.
---
Conviene tambien saber que este vapor no habia salido ocultamente de Bac-
ker como se creía al principio sino habia sido vendido por el administrador
de la sociedad en liquidación a don Carlos Oelkers de Calbuco.
Para recibirse de esta compra fué allá un empleado del señor Oelkers, quien
ayer en compañía del capitan señor Titus formularon la correspondiente pro-
testa ante el Notario.
Hai, pues, una cuestion judicial de por medio en que se ha anulado, por
motivos que no es de nuestra inconbeniencia apreciar, la venta hecha por el
administrador de Backer.

Marítima

La captura del “Baker”


Anteayer en la tarde entró el Toro trayendo en secuestre al vaporcito Baker i
una Goleta, cuya odisea narramos en otras columnas.

212
Periódico El Llanquihue, Puerto Montt

1904

Año XIX, Nº 801


16 de septiembre 1904

AVENIDA EN EL RIO AYSEN.- Se dice que el rio Aysen salió de madre y


hubo una creciente que subio hasta 18 pies.

Año XIX, Nº 808


14 de noviembre 1904

A AYSEN.- El miércoles 9 de los corrientes, zarpó el vapor “Magallanes”


llevando al remolque una goleta de la casa de Oelkers Hnos. Tanto el vapor
como la goleta llevaron sus bodegas atestadas de carga para el servicio de la
sociedad ganadera de dicho lugar. Tambièn las dos naves han llevado 400
hombres entre empleados, mayordomos y trabajadores. Estos al despedir-
se del puerto lanzaron entusiastas vivas y muchos subían á las jarciasde la
goleta demostrando así el júbilo con que se iban á trabajar por el adelanto y
progreso de la región austral.

COMERCIO.- Con motivo del enganche de gente para los trabajos de las so-
cíedades de Aysen y Cochamó se ha notado mucho movimiento en el comer-
cio de los últimos dias. Los comerciantes deben estar de plácemes por ello.

1905

Año XX, Nº 824


10 de marzo 1905

SOCIEDADES.- Han sido numerosas las sociedades fundadas en los territo-


rios de Llanquihue y Chiloé, en los últimos tiempos.
Como del exeso de todo lo bueno puede resultar malo, hay temor de algún
mal fin.

Año XX, Nº 826


24 de marzo 1905

El porvenir de las Sociedades Ganaderas


Reproducimos lo siguiente de “El Mercurio del Sur” de Valdivia del 17 del
mes en curso.
Sólo en 1892, cuando nos invadió la fiebre por la fundación de Bancos, sobre

213
la base del ensanche del crédito personal, se han visto hechos análogos á los
que hoy se desarrollan en la Bolsa. Entónces muy luego vino el más comple-
to fracaso, un verdadero desastre y tres Bancos tuvieron que unirse para la
mutua salvación.
El problema presente debe plantearse en estos términos: ¿Hay base para el
desarrollo de las numerosas sociedades ganaderas? ¿Existe un campo de ac-
ción para el desarrollo de sus operaciones?
Respecto del primer punto se puede afirmar, sin equivocarse, que todo el
territorio del país, salvo aquellos valles inabordables, está á la disposición de
las sociedades.
Ahora bien, para que el negocio merezca el nombre de tal, entre todas ellas
deben beneficiar anualmente 500 mil cabezas de ganado.
Cabe preguntar ¿á quiénes se va á exprender esas carnes?
Las provincias centrales se bastan por sí mismas. Por lo tanto hay que recu-
rrir a la región del norte.
Calculemos el consumo de esas poblaciones, por lo demás ya conocido.Se
sabe que entre ellas tendrían apenas colocación 50 mil cabezas; pero ponga-
mos 100 mil, para no quedarnos cortos.
¿Qué se haría con las otras 400 mil?
¿Se esportarán?
Imposible entonces competir con las carnes de Australia y Argentina; pero
suponiéndonos en este camino ¿cuál sería el negocio?
Llegamos pues á la conclusión de que el verdadero negocio habría existido
para tres o cuatro sociedades; para veinte es absurdo imaginar éxito.
Y según se ve cada día se constituyen nuevas empresas, muchas de las cuales
sobre bases falsas, problemáticas.
Lo que en un principio se presentó con los mejores caracteres, ha sido brocea-
do por la obra de la especulación.
Es fastidioso entrar en detalles de esta naturaleza, porque seguramente van
á herir los intereses de los grandes especuladores.

Año XX, Nº 834


19 de Mayo 1905

El “Patagonia”.- Este vapor llegó a éste puerto procedente de Aysen, el már-


tes 16 del actual á las 9 de la noche. Trajo carga y como 300 pasajeros entre
empleados y trabajadores de la Sociedad Ganadera de Aysen.
Dicho vapor saldrá mañana para Magallanes con escala en Ancud y Aysen,
para cuyos puertos está recibiendo carga.
Por este vapor irá á tomar su nuevo puesto de Administrador de Correos en
Punta Arenas el señor M. J. Hernández.
Le deseamos a él y á la familia un feliz viaje y gratos recuerdos de esta ciu-
dad de Puerto Montt donde más de diez años desempeñó el mismo puesto
de Administrador de Correos.

214
Año XX, Nº 839
23 de junio 1905

El “Corcega”.- Este vapor de la compañía que se ha establecido para hacer


la navegación entre Buenos Aires y Valparaíso y puertos intermedios, llegó
á este puerto á principio de la presente semana. Anteayer salió nuevamente
con rumbo al norte.

Año XX, Nº 841


7 de julio 1905

Navegación entre Talcahuano y Punta Arenas


El Ministerio del Interior ha pedido propuestas cerradas para la navegación
entre Talcahuano y Punta Arenas con escala en Tomé, Coronel, Lota, Corral,
Ancud, Puerto Montt, Melinka, Puerto Lagunas (para la correspondencia
para Aysen) y canales de la Patagonia.
Los vapores deberán andar 11 ó 12 millas constantes; deberán tener comodi-
dad para pasajeros de 1ª y 3ª clase bajo abrigo, y para animales lanares, va-
cunos y caballares y cámaras frigoríficas para frutas, verduras, huevos, etc.
Los pasajes de 1ª clase no deberán exeder de 70 pesos oro de 18 peniques y
los de 3ª de 25 pesos.
Los pasajes de ida y vuelta tendrán una rebaja de 25%.
Los empleados fiscales tendrán rebaja de 50%
El flete de la carga no deberá exeder de 12 pesos oro de 18 d. la tonelada
puesta en la playa de Punta Arenas ó Talcahuano y de 8 pesos al costado del
buque.
La carga fiscal tendrá un descuento de 25%.
Cada vez que un vapor se atrase, sufrirá una multa de cien pesos oro por día,
y trescientos por cada puerto que suprima en su escala.

Año XX, Nº 854


6 de octubre 1905

Sociedad Industrial de Aysen.- Esta Sociedad á abierto una oficina en la casa


de la señora María W. viuda de Roa.

Para Aysen.- El señor Dunn jerente de la Sociedad Industrial de Aysen zarpó


anteayer en el vapor Chacao para Aysen llevando sesenta trabajadores.

Año XX, Nº 857


27 de octubre 1905

Hundimiento del vapor “Chacao”.- Este vapor de la casa de los señores Oec-
klers y Compañía que hace 20 dias salió de Puerto Montt llevando como cien

215
trabajadores para la Compañía de Aysen, según noticias recibidas última-
mente, naufragó chocando en unas rocas cerca del lugar de su destino. Feliz-
mente no hubo desgracias que lamentar porque todos los pasajeros como la
tripulacion se salvaron.
Se calcula el valor del vapor en 50,000 pesos y se dice que no estaba asegu-
rado.
Sus dueños han fletado al “Primer Chilote” para que vaya en auxilio del
“Chacao” y trate de salvarlo si se puede.

Año XX, Nº 859


10 de noviembre 1905

[aviso publicitario]
Para Cochamó se necesitan trabajadores.
Se pagan buenos jornales

1906

Año XXI, Nº 902


11 de agosto 1906

Rescatando bienes nacionales


LA CONCESIÓN CAMPELO
Caducado el contrato
El señor Ministro de Colonización ha dado el primer paso en la obra de res-
catar los bienes nacionales, tan ligera y generosamente regalados por Minis-
tros anteriores. Esas concesiones han servido para formar sociedades, sobre
cuyas acciones se ha fundado un absorvente juego de bolsa, sin que ni los
concesionarios ni las sociedades que han comprado sus derechos –en la ma-
yor parte- pensaran seriamente en colonizar el país.
Llegado ya el plazo para algunas, han solicitado prórrogas: y entre ellas la
llamada concesión Campelo. El señor Ministro, en fundado decreto, declara
caducada la concesión por falta de cumplimiento del concesionario.
Es la solución recta y justa en estos negocios, y el señor Ministro ha demos-
trado que se inspira en la justicia y el interés nacional.

Las Sociedades Ganaderas de Llanquihue


Las mismas consideraciones que ha hecho valer el Gobierno para anular la
concesión Campelo, existen contra las Sociedades llamadas Rupanco, Rodri-
guez Bravo y Tornero, que tantos perjuicios hacen y están llamadas á traer a
los agricultores de esta provincia.
La Rodriguez Bravo, que nació anémica, buscó el apoyo de su hermana ma-
yor la “Chile-Argentina”. Esta le presta hoy su protección y está llamada a

216
compartir las ventajas que se obtengan con el producto de los terrenos que
poseen particulares en esta zona, pero también puede correr el riesgo de per-
der su prestigio por aquello de que “quien mucho abarca, poco aprieta”.

Año XXI, Nº 911


06 de octubre 1906

Editorial: Las sociedades ganaderas apoderándose de los terrenos de colo-


nización

Compañía Explotadora del río Baker

Han llegado á nuestra mesa de redacción diversos denuncios de que esta


Compañía ha despedido un número considerable de operarios, los cuales se
hallan en la mayor miseria en los solitarios y aislados parajes de Río Baker.
El Sr. gobernador de Quinchao ha informado á la Intendencia de Llabquihue
que pasan de doscientos los trabajadores abandonados El señor Intendente
de la provincia informó al Gobierno de este asunto a que proporcione a aque-
llos infelices algunas facilidades para poder regresar al lado de sus familias.

Faltan nºs 913 y 914 de octubre 1906

Año XXI, Nº 915

4 de noviembre 1906

Falta de brazos.- La agricultura viene sintiendo la falta de brazos, pues los


pocos jornaleros que llegan á esta se contratan para las Sociedades. En los
fundos de la Laguna se han doblado los salarios y ni así se obtienen trabaja-
dores.

Año XXI, Nº 916


10 de noviembre 1906

Escasés de brazos
Los diarios se ocupan de la escasés de brazos que se nota en Llanquihue

Año XXI, Nº 918


24 de noviembre 1906

Telegramas
La Rupanco ante el Senado
En la sesión que el Senado celebró el viernes, el honorable señor don Ramón

217
Ricardo Rozas denunció las violencias que cometen los concesionarios de
Rupanco y Coihueco con los colonos nacionales. Con este motivo el Sr Mi-
nistro de Colonización envió un oficio al Inspector de Tierras quien impartió
órdenes para hacer investigaciones.

1907

Año XXI, Nº 927


25 de enero 1907

Sociedad Yelcho Palena


Esta Sociedad, según su último Balance obtuvo una útilidad líquida de $
62,860.68
Esto talvez sería un buen negocio, á no ser que en el mismo Balance figura en
las partidas Ganancias y Pérdidas el aumento del valor orijinal de los 80.000
hectareas de terrenos de concesión que en el principio se avaluó en $ 320.000
en $ 170.000 más.
Pues así bien le queda de ganancia líquida $ 62.866.68 Todo consiste en llevar
bien los libros de partida doble.

Año XXII, Nº 938


26 de abril 1907

Jelcho-Palena
Durante la administración del presidente Riesco se hizo un sin número de
concesiónes á varios regeneradores con el fin de colonizar los territorios, con-
cesiónes que fueron los principios de la formación de diversas sociedades.
Entre ellas también figura la Jelcho-Palena.
Como los compromisos contraídos con el Gobierno exigen la introducción de
cierto número de colonos extranjeros, la Sociedad de Jelcho-Palena en Sep-
tiembre del año pasado hizo llegar, con mil promesas 25 familias inglesas.
No habiendo en aquellos lugares terrenos aptos para la colonización, se han
ocupado esos extranjeros en calidad de mozos de la sociedad, pagándoles un
sueldo más bajo del que se paga á la gente paisana.
Por la carestía de víveres y las demás necesidades de la vida; aquellos infe-
lices extranjeros al poco tiempo se vieron en la necesidad de reclamar para
que se les aumentara el sueldo, circunstancia que aprovecho la sociedad para
poner á más de la mitad de dicha gente al aire libre. Hoy, después de solo seis
meses, no quedan allí sino once familias, las cuales como se nos dice, pronto
recibirán su destitución.

218
CHILOÉ
Los trabajadores de Huafo
Hace tres ó cuatro meses, el Gobierno y un empresario enviaron á Huafo 50
hombres del departamento que deben haberse dedicado á trabajos en el faro
de aquella isla.
Según las últimas noticias llegadas de allá, el 12 de febrero quedaban víveres
para pocos días, dos vaquillas y dos quintales de harina para alimentar á
cincuenta hombre durante una semana; pues bien, se sabe que en la isla no
hay pescado ni marisco.
El viernes de la semana pasada zarpó desde Pto. Montt el remolcador “Yel-
cho” que lelvaba dos animales de carne, animales que fueron degollados
para tal fin unos cuatro días antes, y así se embarcó dicha carne en estado de
descomposición.
Sabe esto el Gobernador de Castro, pero no ha tomado medida alguna ni ha
intentado ningún socorro para salvar á esas víctimas de la incuria oficial.
Se obligó el Gobierno á mantener comunicación mensual con la isla, pero no
se ha cumplido el compromiso. Si por desgracia se ha consumado la muerte
de esos trabajadores, ¿Se hará efectiva la responsabilidad del Gobernador?

Periódico La Prensa, Puerto Montt

1904

Año II, Nº 89
30 de octubre 1904

Sociedades agrícolas i ganaderas.- Ultimamente han estado entre nosotros


una buena parte de los Administradores i empleados de las sociedades orga-
nizadas para esplotar las costas i campos de nuestra provincia hasta Maga-
llanes. Asi hemos tenido ocasión de ver a los señores Weber, Bornemann Di-
rector i Administrador de la sociedad esplotadora de Llanquihue; los señores
Cousin, Valdes, Benitez y Christi de la sociedad Frigorífica de Cochamó; don
Santos Tornero Echeverria i varios empleados mas de la sociedad Esplotado-
ra del rio Backer, los que marcharon hace cuatro días por vía Nahuelhuapi;
i don Gmo. Müller, jefe de trabajos de la Sociedad Ganadera de Aisen, que
tiene contratado cerca de cuatrocientos operarios, para trasladarse al sur una
vez que llegue en el vapor Cambronne el Jerente de la sociedad don Juan
Dun.
Se nos dice que en breve llegaran tambien a emprender trabajos los directo-
res i empleados superiores de la sociedad Bododahue.
Todo este movimiento de jente i de trabajo hacen que en esta plaza se note
grande actividad comercial.

219
Año II, Nº 90
6 de noviembre 1904

Sociedades industriales
La ciudad de Puerto Montt viene palpando de dia en dia los grandes be-
neficios que le reportan las instalaciones de las sociedades de “Cochamó”,
“Aysen” y otras.
En las calles se nota un extraordinario movimiento de gente que se apre-
suran a inscribirse en el numero de los muchos trabajadores que necesitan
las sociedades para sus labores, y como a todos ellos se les dan anticipos, el
comercio está de pláceme, por la gran salida de sus artículos, lo que significa
un verdadero progreso para la plaza.
Este desarrollo comercial tomará mayor y muy considerable incremento una
vez que la sociedad “Chile-Argentina”, empiece sus operaciones, pues ésta
cuenta con un poderoso capital y con negociaciones implantadas de un tiem-
po atrás, y con resultados conocidos como muy satisfactorios.
Debido a estas mismas sociedades, el movimiento marítimo ha aumentado:
por cuenta de la C.ª Aysen han llegado dos vapores el “Cambronne” y el
“Magallanes” para conducir a Aysen unos 400 y mas trabajadores.
La de “Cochamó” por su parte, tiene para su servicio el vapor “Reloncaví”;
y para traerle las poderosas maquinarias destinadas al frigorífico, el jueves
de esta semana fondeó el vapor “Elm Branch” de 2060 toneladas de registro.
El trasbordo de esas maquinarias y demas mercaderias se han efectuado en
este puerto.
Todo esto ha venido a contribuir al desarrollo comercial de Puerto Montt
dándole mayor vida y movimiento, por lo que hace a los agricultores, éstos
han duplicado sus sementeras en vista del buen precio que han alcanzado
sus productos.
Nosotros deseando a todas estas sociedades prosperidad y éxito en sus es-
peculaciones tanto por el bien de ellas, como por el interes general de la
Provincia.

1905

Año III, Nº 115


7 de mayo 1905

Vapor “Corcega”.- Este vapor de la Compañía Magellan salió de Buenos Ai-


res (Arjentina) el 30 de abril ppdo. Ricibirá carga para Talcahuano i Valparai-
so. Los ajentes en esta ciudad es Chile-Arjentina.

220
Año III, Nº 121
18 de junio 1905
Sociedades Ganaderas
Desde que se han organizado las Sociedades ganaderas Chile-Arjentina, Co-
chamó y Aysen, el comercio y la agricultura en Puerto Montt se han desarro-
llado considerablemente.
Tanto los comerciantes como agricultores, ateniéndose a sus propios intere-
ses, manifiestan su entusiasmo y votos fervientes por el éxito completo de
estas sociedades.
Nosotros fijándonos por los grandes beneficios que las buenas especulacio-
nes de las Sociedades ganaderas, reportarán a la Provincia de Llanquihue,
nos adherimos cordialmente a los deseos del comercio é industria.
Con la instalación definitiva de estas sociedades se afianzarán las fundadas
espectativas que los accionistas cifran en ellas.
La Chile-Arjentina que se estableció sobre la base de la casa comercial de
la acreditada firma S.S. Hube y Achelis, ha desarrollado en comercio de un
modo considerable, duplicando este año su esportacion é internación.
La Sociedad de Cochamó ha terminado sus edificios que le han de servir
para la instalación del frigorífico y han hecho traer todas las maquinarias que
requiere su negocio.
De modo que a principios de Setiembre, empezará, con toda actividad, su
movimiento comercial, haciendo traer grandes cantidades de ganado vacu-
no de las haciendas argentinas y comprando partidas no pequeñas del gana-
do del país.
Por su parte la de Aysen, ha terminado las reparaciones del camino, en la
última temporada de verano que la pone en comunicación fácil y rápido con
los campos feraces que existen al Este del estuario de Aysen.
Según opiniones de personas entendidas esta Sociedad, en poco tiempo mas,
será una de las que produzcan mejor dividendo, por la razón sencilla de que
le cupo en suerte esplotar los mejores terrenos de toda la región austral.
Luego dará ella comienzo a la construcción de un vapor, en su mismo puer-
to, que utilizará la Sociedad para su servicio.
Estuvo entre nosotros el prestigioso caballero don Carlos Bianchi acompaña-
do de su hijo, quien ha sido nombrado Jerente de la Sociedad “Tres Valles”.
Tanto a esta Sociedad, como a las anteriores, deseamosle completo éxito en
sus especulaciones y negocios futuros.

221
Periódico La Cruz del Sur, Obispado de Ancud (semanal, días sábado)

1904

Año VI, Nº 298


15 de octubre 1904

El “ARICA”.- Por telegrama recibido sabemos que este vapor salió de Valpa-
raiso el Miércoles último. Si no sufre algún otro atraso lo tendremos en ésta
el lúnes.
Trae los siguientes pasajeros de Valparaiso, para Ancud i Puerto Montt: fa-
milia Lynch, Santos Tornero, Teniente E. Costa, P.G. Relin, I. Oyarzún, A.
Sepúlveda, A. Araya y M. Sepúlveda.

Año VI, Nº 300


29 de octubre 1904

BONITA ENTRADA.- Sólo en Ancud el vapor “Cambronne” que hace la ca-


rrera entre este puerto y Punta Arenas (Magallanes) ha obtenido al rededor
de cuatro mil doscientos pesos en fletes y pasages. A esto hay que agregar lo
que obtendrá en Dalcahue y Castro, donde deberá tomar pasageros y carga.
Esto demuestra palpablemente la conveniencia de establecer una carrera fija
y con vapores que presten mayores comodidades; en una palabra que vinie-
ra la competencia.
Actualmente los fletes y pasages son subidísimos. La tonelada de carga á
Punta Arenas vale veinte pesos.
A propósito de esto, y como se verá en nuestra sección telegráfica, la Com-
pañía Sud-Americana de vapores ha contraido con el Fisco subvención para
hacer la carrera á Punta Arenas.

1905

Año VII, Nº 316


18 de febrero 1905

EL “PATAGONIA”.- Según hemos sabido, el vapor de este nombre llegará á


esta en pocos días más, procedente de Punta Arenas (Magallanes), y en se-
guida continuará viaje á Puerto Montt y rio Aysen, llevando pasajeros.

Año VII, Nº 334


1 de julio 1905

AHOGADOS.- Hace pocos días, según noticias que tenemos, murieron aho-
gados en el Rio Backer Hermenegildo Millapel Enrique Bahamonde y dos
más, cuyos nombres no ha sido posible obtener.

222
Año VII, Nº 343
2 de septiembre 1905

LA NAVEGACIÓN A BUENOS AIRES.- Se ha organizado en Valparaiso una


sociedad anónima con ciento diez mil libras esterlinas de capital para explo-
tar la navegación en la región magallánica hasta Buenos Aires.
El capital ha sido suscrito totalmente, siéndolo en gran parte por el capitán
francés señor Jorge Croisé d’Ancourt, que tenía, aunque incompletamente,
establecida allí la navegación con los vapores “Tronador” y “Córcega” ad-
quiridos por él para el efecto en Europa.
La nueva compañía comprará estos vapores al señor Croisé y dos mas que él
mismo tiene comprados ad referendum en Copenhague, y que traerá próxi-
mamente, pues actualmente anda en viaje á Europa por asuntos relaciona-
dos con estos negocios.
Son directores de la compañía los señores Ramón Puelma Besa, Nicanor Ma-
rambio, Gustavo A. Ochminger, Luis Piza, Mauricio Schiavetti.

Año VII, Nº 350


21 de octubre 1905

EL “CHACAO”
.-Según noticias recibidas sabemos que este remolcador, perteneciente á los
señores Oelckers Hermanos, naufregó al sur de Melinka, salvándose la tri-
pulación.
El Chacao llevaba muchos pasageros para las sociedades industriales que se
han establecido últimamente en el sur.

1906

Año VIII, Nº 364


27 de enero 1906

TRABAJADORES PARA MAGALLANES.- Por el “Arica” llegaron de Puerto


Montt 150 hombres de Calbuco 10 para esperar en esta el transporte “Maipo”
y trasladarse al lugar de su destino.
También se nos dice que de Chiloé irá un crecido número de trabajadores,
quedando así nuestra provincia casi despoblada, al decir de muchos. Pero
esto no es todo el tema: sino que con esto la agricultura disminuirá notable-
mente de tal manera que, si hoy nos cuesta un saco de papas, mañana nos
costará el doble. Nuestros agricultores deberían meditar que por muy gran-
des que sean las ganancias que obtengan fuera de sus hogares, es casi malo
porque muchas veces tienen que comprar mucho más caro. Este punto de ca-
pital importancia que no debe pasar desapercibido á fin de impedir sequiera
en algo esta costumbre que yá vá siendo (…) en nuestros comprovincianos.

223
Año VIII, Nº 397
22 de Septiembre 1906

COMPAÑÍA EXPLOTADORA DE RÍO BAKER


Han llegado á nuestra mesa de redacción diversos denuncios de que esta
Compañía ha despedido un número considerable de operarios, los cuales se
hallan en la mayor miseria en los solitarios y aislados parajes de Río Baker.
El Sr. Gobernador de Quinchao ha informado a la Intendencia de Llanquihue
que pasan de 200 los trabajadores abandonados.
La mayor parte de esta gente es oriunda del Departamento de Quinchao.
Se nos escribe de Puerto Montt que el Sr. Intendente de esta ciudad ha so-
licitado del Gobierno que decrete una seria investigación de este asunto y
proporcione á aquellos infelices algunas facilidades para poder regresar al
lado de sus familias.

EL VAPOR ARAUCANÍA
Desde Punta Arenas se ha dado aviso que alrededor del 27 fondeará en An-
cud y que en este puerto admitirá pasajeros y carga para el Estrecho.

Año VIII, Nº 398


29 de setiembre 1906

ESPERANDO VAPOR
Desde hace unos días se hallan en ésta como ciento veinte individuos ve-
nidos del interior de la Provincia, que por el primer vapor del Estrecho se
dirigirán á Punta Arenas en busca de trabajo.

Año VIII, Nº 399


06 de Octubre 1906

LOS ABANDONADOS EN RÍO BAKER.


Hace 15 días dimos cuenta de que en Río Baker se hallaban en completa mi-
seria como 200 trabajadores, contratados por la Sociedad que explota aque-
llos parajes. En estos últimos días desgraciadamente se ha confirmado de
una manera tristísima aquel denuncio.
El Jueves arribó á nuestro puerto, al mando del capitán Titus, el vapor
“Araucanía” (ex “Cambronne”) procedente de Punta Arenas. A petición de
la Sociedad de Río Baker, recaló al puerto de este nombre, donde embarcó
149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes de más de 200 personas que
la citada compañía enganchó, hace poco, en Chiloé, para sus faenas. Entre
hombres, mujeres y niños, ya habían muerto como 60 personas. De los 149

224
individuos que el vapor tomó á su bordo, había 60 atacados de escorbuto y
disentería á consecuencia del mal alimento con que tuvieron que nutrirse y
que solo consistía en fréjoles, arroz y agua de mala calidad. Momentos des-
pués de haberse efectuado el embarque, murieron dos personas. A causa de
la estrechez del vapor, todos los desgraciados que fueron recogidos en Baker
tuvieron que acomodarse en una estrecha bodega del buque, sin comodidad
alguna, enfermos y sanos.
El vapor arribó primero á Achao desde donde se puso en conocimiento de
las autoridades de Ancud lo que acabamos de relatar. Desde Achao, siguio
viaje á Dalcahue donde desembarcó á todas las personas que había salvado
de su angustiosa situación en Río Baker, pues la mayor parte era de las inme-
diaciones de esta localidad. El mismo día de la llegada á Dalcahue fallecieron
otros cuatro enfermos.
De lo expuesto resalta que la Sociedad Explotadora de Río Baker, en pocos
meses, ha ocasionado una muerte prematura a 66 comprovincianos nuestros,
número que sin duda pasará de un centenar dentro de pocos días…
Desde Dalcahue pasó el “Araucanía” á Ancud, y el capitán, que tan huma-
nitarios servicios prestó en esta ocasión á nuestra provincia, aprovechó las
horas de la travesía para hacer lavar y desinfectar el vapor de la mejor mane-
ra posible. En Ancud, se trasladó á bordo el médico de ciudad Don Liborio
Sánchez para constatar el estado sanitario de la tripulación, que parece satis-
factorio. El vapor sin embargo continua incomunicado y se están practican-
do en él nuevas desinfecciones.
Como ya lo hemos anunciado anteriormente á nuestros lectores, el Arauca-
nía ha venido á este puerto con el fin de llevar trabajadores á las diversas
faenas de Punta Arenas y Territorio de Magallanes.

Año VIII, Nº 400


13 de octubre 1906

El martes [9 de octubre] zarpó de nuestro puerto en viaje para Punta Arenas


el vapor Araucanía. De aquí llevó para Magallanes 217 individuos, cada uno
de los cuales tuvo que pagar $ 40 por su pasaje sin comida. En Achao y en
Dalcahue también embarcó un número crecido de pasajeros.
Creemos que el capitán del buque, cuando menos ha cometido una ligereza
censurable, al admitir tanta gente á bordo; pues el vapor solo tiene 263 tone-
ladas de registro y comodidad para 150 personas, y además acaba de traer
de Río Baker una multitud de enfermos de disentería, que es enfermedad
contagiosa y aunque haya sido desinfectado el buque, es seguro que la des-
infección no ha sido tan prolija que haya quitado todo peligro.
De hecho el Sr. Gobernador de Quinchao formuló una protesta contra esta
conducta del capitán del Araucanía ante el Sr. Intendente de la Provincia, y
este funcionario á su vez dirigió anteayer al Sr. Ministro del Interior el si-
guiente telegrama:

225
Varios pasajeros vapor Araucanía en Achao presentaronse Gobernación, ex-
poniendo serio peligro que corren sus vidas en travesía á Magallanes, debido
á que el capitán permitió embarcarse más de 360 pasajeros, habiendo espa-
cio solo para 150. –Ruego Usía darme instrucciones al respecto, pues vapor
hállase ya en viaje y no es posible comunicarle exceso pasajeros. En Punta
Arenas, Autoridad Marítima puede tomar medidas represivas. –Menchaca.

Telegramas de ultima hora nos comunican que el Araucanía embarcó en


Achao 136 personas y en Dalcahue 32. De la gente que el vapor llevó desde
Ancud, 40 individuos se desembarcaron y quedaron en tierra en Achao, re-
celando una desgracia del vapor en su viaje al Estrecho.
Asimismo se nos informa que el capitán no quiso admitir pasajeros en Dal-
cahue; y que los que allí se embarcaron lo hicieron á escondidas y contravi-
niendo órdenes terminantes del capitán.

Año VIII, Nº 401


20 de octubre 1906

COMPAÑÍA DE RIO BAKER. –Ayer se ha recibido en la Intendencia el si-


guiente telegrama:
“Temo algun desenlace grave gente sublevada. Jefe comisión no paga suel-
dos completos trabajadores. Gente quiere tomar vapor. Dígame qué medidas
tomo. –Subdelegado.

Puerto Montt
(…)
La Intendencia ha denunciado al Juzgado la actitud criminal que la Sociedad
de Rio Baker ha observado con sus trabajadores.

1907

Año IX, Nº 462


21 de diciembre 1907

Banco Mobiliario.- Hace algunos dias se ha declarado en quiebra esta ins-


titución bancaria. Con este motivo el señor Director del Tesoro ha dirigido
á los Tesoreros fiscales de Valdivia, Osorno, Unión, Puerto Montt, Calbuco,
Ancud, Achao y Castro el siguiente telegrama:
“Billetes del Banco Mobiliario son fiscales por estar garantida su emisión
en la Casa de Moneda. No hay inconveniente para que Ud. los reciba.- D.
Zañartu

226
Año IX, Nº 463
28 de diciembre 1907

El vapor Lircay.- Zarpó ayer de este puerto con rumbo á Melinka llevando
más de 130 pasajeros en cámara
Sabido es que este vapor apenas tiene comodidad para 30 personas, de modo
que en este último viaje ni aún siquiera todas las señoras han podido lograr
camarotes
Huelgan los comentarios.

1908

Año X, Nº 479
18 de abril 1908

INDEMNIZACION.
¿No valen nada los chilotes?
Dice un diario de Santiago que por el primer juzgado de Antofagasta, servi-
do accidentalmente por Don Delfin Alcaide, se acaba de fallar un importante
juicio, seguido por Doña Andrea Reyes en contra de la Compañía Salitrera
Lastenia, sobre indemnización, a consecuencia de la muerte de un hijo de la
demandante, que cayó en uno de los cachuchos de caliche hirviendo y que
no están provistos de rejas.
La sentencia manda pagar a la madre del muerto, á titulo de indemnización,
la suma de veinte mil pesos, y con ella queda consagrado una vez mas el
principio legal que establece la responsabilidad de los patrones que, por ne-
gligencia, no toman las precauciones necesarias para resguardar la vida de
los operarios que ocupan en trabajos peligrosos.
Esta noticia nos hace recordar la reclamacion deducida hace dos años contra
la Sociedad Baker por las viudas y huérfanos de los operarios chilotes (cerca
de un centenar) que perecieron allá, a causa de un culpable y criminal aban-
dono.
En este último caso existe aún el antecedente explicito de un contrato, se-
gún el cual la expresada Sociedad debia restituir en la Provincia de Chiloé
a los operarios en un plazo fijo. Lo que no hizo, como todo el mundo sabe,
dejándolos perecer en el mas cruel aislamiento, víctimas del escorbuto y del
hambre.
Hasta la fecha no tenemos noticia del estado de ese juicio, que ya pudo ha-
berse fallado. ¿Será que los hijos de Chiloé no valen ni siquiera tanto como
un guanaco de las pampas patagónicas? Si alguien, por negligencia culpable,
no hubiese impedido la destrucción de un rebaño de cabras de la Sociedad
Baker, debiendo impedirla, tiempo ha se habria impuesto la indemnización
correspondiente. Pero parece que los chilotes valen menos que los guanacos
de las pampas y las cabras montaraces!

227
Ah! no: queremos resistirnos a dar pábulo a una idea semejante. Esperamos
que todavia el principio de justicia en Chile sea capaz de mantener el rol que
le corresponde, sosteniendo los derechos coculcados del pobre contra las in-
vasiones opresoras del rico.

Periódico El Independiente, Ancud

1905

Año I, Nº 2
29 de junio 1905

AHOGADOS
Hace poco, murieron ahogados en la exploracion del Rio Baker, Hermenegil-
do Millapel, Enrique Bahamonde y otro de apellido Sanchez, cuyo nombre
no recordamos.
Andaban bajo las órdenes del conocido explorador D. Enrique Borque M.,
de Dalcahue

Año I, Nº 14
28 de septiembre 1905

EL CÓRCEGA
Procedente de Valparaiso fondeó el martes. Dejó un cargamento de mercade-
rias surtidas y siguio viaje para los canales.

Año I, Nº 19
19 de octubre 1905

NAUFRAGIO DEL CHACAO


Ayer se ha recibido la noticia de haber naufragado el remolcador Chacao, de
los Srs. Oelckers Hnos., como a 25 millas al sur de Melinka, por haber choca-
do con una roca. Se asegura que el naufragio ha sido total, pero se ha salvado
toda la tripulación.
El Chacao conducía trabajadores para una de las sociedades industriales es-
tablecidas en las cordilleras del Sur.

Año I, Nº 23
16 de noviembre 1905

EL CHILOTE
Ha sido vendido en $ 23.000 a la Sociedad de Aysen. Hoy salio para Puerto
Montt para ser entregado.

228
Año I, Nº 24
23 de noviembre 1905

EL CÓRCEGA
Entró en nuestra bahía el sábado 18 del presente mes procedente de Valpa-
raiso, después de 7 dias de navegación. En el mismo dia siguio viaje para la
Argentina, con escala en varios puertos, llevando carga y varios pasajeros.

1906

Año I, Nº 29
4 de enero 1906

TRABAJADORES
Con el objeto de iniciar los trabajos del alcantarillado de Punta Arenas, se
necesitan trescientos trabajadores a quienes se les abonará la suma de tres
pesos diarios dándoseles pasaje gratuito de ida y regreso, por cuenta de la
Junta de Alcaldes de Punta Arenas [Magallanes].
Además a los que llevasen familia se les dará habitación. Se aprovechará la
oportunidad del transporte Maipo que debe llegar en pocos dias mas a ésta.
Al mismo tiempo tendran mientras permanecen en Ancud, casa y alimentos.
Verse con el Agente en la Secretaria de la Intendencia.

Año I, Nº 32
25 de enero 1906

TRABAJADORES PARA MAGALLANES


Por el vapor Arica llegaron ayer de Puerto Montt, 150 trabajadores para el
alcantarillado de Punta Arenas. Estan en ésta esperando el transporte Maipo
para que lo conduzca a dicho lugar, que bede llegar lo mas pronto posible.

Año II, Nº 64
04 de octubre 1906

IGONOMINIA:
El vapor ‘Araucania’ procedente de punta Arenas en viaje a Puerto Montt
pasó a la colonia del Rio Backer y reebió 157 hombres que se encontraban
trabajando ahí desde mucho tiempo.
De ellos habian como 50 enfermos de ascorbuto, muriendo dos de ellos des-
pues de embarcados.
Por estas circunstancias el capitán Sr. Titus se vió obligado a recalar en Achao
y Dalcahue en busca de auxilios.
Se nos asegura ha levantado la protesta de estilo a fin de libertar a la nave de
los consiguientes perjuicios.

229
Nos hacemos un deber de llamar atencion del supremo Gobierno a fin de que
no se repítan en lo sucesivo actos tan inhumanos como el que narramos. Las
Compañias que obtienen concesiones fiscales de terrenos dejan en el abona-
do a los pobres trabajadores. Creemos que otro tanto pasa en Yelcho palena.

Periódico La Justicia de Ancud (semanal, días sábado)

1905

Año I, Nº 13
21 de octubre 1905

Vapor perdido
Como a 25 millas al sur de Melinka el vapor Chacao, de propiedad de los
señores Oecklers Hnos. chocó contra una roca, perdiéndose totalmente.
La tripulación se ha salvado.

1906

Año II, Nº 56
29 de Septiembre 1906

Movimiento Marítimo
(…)
El vapor Araucanía cuya llegada a Ancud se anunció de Punta Arenas para
el 27 del actual, aún no ha llegado.

Año II, Nº 56
06 de octubre 1906

Concesion de Rio Backer


Actitud criminal de los concesionarios
‘La Alianza Liberal’ de Puerto Montt en repetidas ocasiones se ha venido
ocupando de la inhumanidad sin nombre, por no decir criminal, cometida
por los concesionarios de los terrenos de Rio Backer al dejar abandonados en
aquel apartado lugar a dos centenares de trabajadores contratados, hace mas
de un año, para efectuar las faenas de dicha empresa colonizadora.
Noticias que hemos recogido hablan de numerosas víctimas, que algunos
hacen subir a un medio centenar, producidas por el escorbuto entre los infe-
lices trabajadores, que fueron contratados por un tiempo determindo i des-
pues quedaron abandonados i sin víveres frescos en aquelos parajes de los
cuales no podian salir por carencia de medios de comunicación.

230
El escorbuto, enfermedad que empezó a desarrollarse habria concluido con
todos aquellos desgraciados, si no hubiese tocado a Rio Backer el vapor
‘Araucania’ que recojió a todos aquellos condenados a muerte por la cri-
minal desidia de los concesionarios i que se encontraban en un estado que
inspiraba a la vez repugnancia conmiseracion. La mayor parte de los trabaja-
dores habian sido contratados en diferentes lugares de esta provincia i como
se trata de jente pobre i sin recursos veremos que la desidia incalificable de
los jefes de la empresa de Rio Backer quedará sin el merecido castigo.
Haciéndonos eco del clamoreo jeneral de indignacion que lo sucedido en Rio
Backer ha despertado en todas partes, pedimos al Gobierno se abra una se-
vera investigacion para establecer a quien afecta la responsabilidad de estos
criminales sucesos.
Mientras nos ocupamos en recoger nuevas informaciones, que ojala nos fue-
ran proporcionadas por personas que hayan conversado con aquellos infe-
lices, nos limitamos por hoy a publicar a continuacion la protesta levantada
ante el notario de esta ciudad por el Capitan del vapor ‘Araucania’

PROTESTA
En la ciudad de Ancud a 4 de Octubre de mil novecientos seis, ante Nota-
rio Público de este departamento i testigos cuyos nombres se espresarán a
la conclusion, compareció don Guillermo Titus capitan del vapor nacional
Araucanía, marino, mayor de edad a quien conozco i dijo: que venía en redu-
cir a escritura pública la siguiente protesta: Señor Notario Público. Guiller-
mo Titus capitan del vapor nacional Araucanía de la casa Braun i Blanchard
de Punta Arenas a Ud. respetuosamente digo: que se sirva insertar en el pro-
tocolo a su cargo la presente protesta por las causales que paso a esponer.
El 14 de Setiembre del presente año salimos de Punta Arenas con destino a
Puerto Montt e intermedios, debiendo pasar a la colonia de Río Baker a fin de
buscar una cantidad de hombres que se encontraban ahí desde hace mucho
tiempo, trabajando en desmontes i fabricacion de caminos. Llegamos a aque-
lla colonia i me encontré que debía embarcar ciento cincuenta i siete hombres
en miserable estado i de los cuales cincuenta estaban gravemente enfermos.
A poco de embarcarse i antes d’ salir de los canales se murieron dos. Encon-
trándose sin víveres de ninguna especie, i aun cuando no tenía obligacion de
darles víveres, dada la aflictiva situacion en que se encontraban, dispuse se
les proporcionasen de los víveres de abordo, previniendo que solo teníamos
los suficientes para la tripulacion hasta Puerto Montt.

Habiendome formado juicio en consejo de oficiales que no podría ir hasta


Ancud con los hombres en aquel miserable estado, resolví pasar a Achao
donde llegamos el primero del presente. Allí desembarcamos a los que iban a
ese destino i tomamos al doctor para que nos acompañase a cuidar a los que
debían desembarcarse en Dalcahue. Vuelvo a repetir Señor Notario que el

231
estado sanitario de los pasajeros era lastimoso i que, a pesar de los cuidados
i atenciones q’ se les prestaron abordo se murieron algunos mas. Por estas
consideraciones es lójico suponer la fuerza mayor que me obligo a recalar en
aquellos puertos, ya que al haber hecho el viaje directo a Ancud se habrian
muerto tal vez unos veinte.

Debo igualmente prevenir S. Notario, como puedo probarlo, que en aquellos


puertos no he desembarcado ni un solo bulto de modo que no hai ni puede
caber responsabilidad alguna a la nave de mi mando. En consecuencia i en
virtud de lo que dispone el Código de Comercio vengo en protestar cuantas
veces sean de derecho contra la fuerza mayor que me obligó a recalar en los
puertos inhabilitados de Achao i Dalcahue a fin de desembarcar la cantidad
de enfermos que traia. Por tanto suplico al Sr. Notario se sirva insertar en el
protocolo a su cargo la presente protesta i darme la correspondiente copia
para los fines que me convengan. –Guillermo Titus-. Conforme con su oriji-
nal que he tenido a la vista i que agrego al final bajo el numero sesenta. –Pre-
via lectura lo otorgó i firmó con los testigos don Manuel F. Maldonado i don
Arturo Rosas. –Doi fé. –Gmo. Titus-José M. Saavedra.

Año II, Nº 57
13 de octubre 1906

El “Araucanía”
Este vapor de la casa Braun i blanchard de Punta Arenas zarpó el miércoles
de este puerto con rumbo a los canales.
Aquí embarcó numerosa carga i mas de 200 personas que van en busca de
trabajo a Magallanes, debiendo tomar en Dalcahue i Achao otros tantos.

Año II, Nº 61
10 de noviembre 1906

El “Araucania”
Según noticias llegadas al ajente, este vapor debe haber zarpado el 8 del pre-
sente de Punta Arenas con direccion a este puerto donde llegará en el curso
de la próxima semana.

Año II, Nº 64
1 de diciembre 1906

El “Araucania”
Procedente de Punta Arenas fondeó ayer en este puerto el vapor “Arauca-
nia” de la casa Braun i Blanchard.

232
Diario El Magallanes, Punta Arenas

1905

30 de marzo 1905

El Patagonia.- En viaje de regreso de Puerto Montt i Ancud, con 17 dias de


marcha, llegó en la mañana de hoy el vapor nacional “Patagonia”.
Desembarcaron los siguientes pasajeros, I. Diaz i sobrina, Rosario Vidal, se-
ñora Alvarez e hija, Griselda Silva, Ana Laudan, Rufina Ruiz, S. Mayorga,
Elisa Oyarzun, D. Gallardo, A. Cárdenas, señora Soto de García i cinco niños.
Carolina Diaz E. Navarro. F. Vargas i dos niños. J. Cárcamo, Rosalia Perez i
J. Velasquez.
La carga total consiste en seis mil piezas de madera, embarcada en Rio Ay-
sen.

2 de diciembre 1905

El Corcega- A las 2 de la tarde fondeó en el puerto el vapor “Córcega” proce-


dente del norte, habiendo hecho escalas en Ancud y Puerto Montt.
Trae doscientos noventa pasajeros.
Como carga 90 toneladas, siendo la principal partida de maderas y frutas.
A bordo no ocurria novedad.

1906

19 de enero 1906

El “Cambronne”.- El vapor de este nombre ha sido adquirido por los Sres.


Braun i Blanchard, habiendo cedido al Sr. Hoeneisen, propietario del “Cam-
bronne”, la goleta “Rápida” con mas una suma de importancia.

Año XIII, Nº 2231


3 de julio 1906

Naufrajio del vapor ‘Valdivia’


Perdida completa
Ahogado

En las primeras horas de la tarde de hoy se ha tenido conocimiento de haber


ocurrido cerca del puerto de Lebu, un naufrajio.
El vapor ‘Valdivia’ de matrícula oriental i que habia zarpado de nuestro
puerto el dia 16 del pasado mes, se ha perdido totalmente, no pudiendo so-
portar el temporal.

233
El capitan Langren que lo mandaba, ante la imposibilidad de salvar el bu-
que, desembarcó los pasajeros, que pudieron llegar a Lebu.
Desgraciadamente uno de los pasajeros perdió la vida, muriendo ahogado.
Ese pasajero era el señor Arturo Conte, embarcado en Punta Arenas, donde
deja personas de su familia.
Según los telegramas del capitan, el ‘Valdivia’ se ha perdido totalmente.
Este buque desplazaba 1798 toneladas, i tenia 48 hombres de tripulacion.

El Valdivia.- No han vuelto a tenerse detalles de la pérdida del vapor ‘Val-


divia’.
Además del desgraciado Arturo Conte que perdio la vida en el siniestro,
habian embarcado en Punta Arenas los siguientes pasajeros.
Visconde de Menou, Pedro Molina i señora, Juan Pérez. Estos pasajeros se
han salvado.

Año XIII, Nº 2237


10 de julio 1906

‘El Samara’.- En la mañana de hoy entró en el puerto el vapor ingles ‘Samara’


procedente de Taltal, con un cargamento completo de salitre para Hambur-
go.
En este vapor llegaron, embarcados en rio Baker, los Srs. Florencio Tornero
Echeverría i Julio Vicuña Subercaseaux, que vienen en viaje de negocios.

Año XIII, Nº 2293


15 de septiembre 1906

En la bahía.- Procedente de Swansea con 95 dias de viaje llegó hoi el va-


por “Sexta” con cargamento de carbon, i de Seno del Almirantazgo el cutter
“Dayman”.
Zarparon el “Araucania” a Puerto Montt, el “Amadeo” a Rio Grande i el
“Sur” a Rio Verde.

Año VII, Nº 1779


15 de septiembre 1906

Movimiento Marítimo
Entradas
El “Amadeo” de Tres Brazos, el “Serta” de Siuansen i el cutter “Dayman” del
Almirantazgo.
Salidas
El “Patagonia” para San Julian, el cutter “Magallanes” para Peket Harbour i
el “Araucania” para Puerto Montt.
Hoi saldrá el “Sur” para San Isidro i la goleta “Rápida” para Islas Australes.

234
Año XIII, Nº 2310
6 de octubre 1906

Telegramas del Norte

Valparaiso, 6
Procedente de Punta Arenas, habiendo hecho escala en rio Baker, llegó el
vapor ‘Araucania’ ex ‘Cambronne’ conduciendo 143 pasajeros.
Sesenta de ellos vienen enfermos de escorbuto.
Dos han muerto al desembarcar.

Año XIII, Nº 2314


11 de octubre 1906

Telegramas del Norte

Valparaiso, 11
Han fallecido a consecuencia de la enfermedad de escorbuto, sesenta trabaja-
dores de los llegados a bordo del vapor ‘Araucania’ embarcados en rio Baker.
Hai otros sesenta enfermos.

El “Araucania”
Su regreso
A las 8 i media a.m. ha pasado por frente a San Isidro el vapor “Araucania”,
que regresa de Ancud.
En el vienen a esta como trescientos individuos contratados para las faenas
de estancia i minería.
El arribo del “Araucania” es una buena noticia para los industriales i propie-
tarios de campos ganaderos.

Año XIII, Nº 2320


18 de octubre 1906

El “Araucania”.- Llegada de 350 personas.- En la mañana de hoi ha sido


avisado de San Isidro el paso del vapor nacional “Araucania”, procedente de
Valparaiso, con escala en distintos puertos.
A su bordo llegan 350 personas embarcadas en Achao i Ancud.
La Gobernacion Marítima pidió al médico de ciudad se trasladase a bordo
para reconocer a los pasajeros, en prevision de cualquier alteracion de la sa-
lubridad de los mismos, i asi se ha hecho.
A las tres de la tarde ha regresado de a bordo el médico de ciudad, despues
de haber recibido el buque.
A bordo no ocurre novedad, siendo bueno el estado sanitario.

235
La impresión de los obreros que llegan es buena, jente jóven i apta para el
trabajo.

Año XIII, Nº 2321


19 de octubre 1906

Llegada del “Araucania”


Verdadero buque negrero
350 personas!!
Como ayer lo anunciamos, a las 2:30 p.m. fondeó en el puerto el vapor nacio-
nal “Araucania”, de la casa Braun i Blanchard procedente de Ancud i escala
en otros puertos de la isla de Chiloé, conduciendo la crecida cantidad de 350
personas que vienen a nuestra rejión en procura de trabajo mejor remunera-
do que lo que obtienen en su tierra natal.
Entre esos pasajeros venian mujeres i niños.
Bienvenidos sean, que acá necesitamos brazos para los muchos trabajos de
la temporada.
Se nos decia a bordo que en Ancud i demas puertos de Chiloé la jente está de-
seosísima de venir a Magallanes i que llegarian acá muchos otros centenares
i aun millares si tuvieran facilidades para hacerlo.

Periódico El Liberal, Osorno

Año II, Nº 608


13 de octubre 1906

POR LO QUE SE OFREZCA


Al colega La Cruz del Sur de Ancud pertenece el párrafo que va enseguida.

LOS ABANDONADOS EN RÍO BAKER.


Hace 15 días dimos cuenta de que en Río Baker se hallaban en completa mi-
seria como 200 trabajadores, contratados por la Sociedad que explota aque-
llos parajes. En estos últimos días desgraciadamente se ha confirmado de
una manera tristísima aquel denuncio.
El Jueves arribó á nuestro puerto, al mando del capitán Titus, el vapor
“Araucanía” (ex “Cambronne”) procedente de Punta Arenas. A petición de
la Sociedad de Río Baker, recaló al puerto de este nombre, donde embarcó
149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes de más de 200 personas que
la citada compañía enganchó, hace poco, en Chiloé, para sus faenas. Entre
hombres, mujeres y niños, ya habían muerto como 60 personas. De los 149
individuos que el vapor tomó á su bordo, había 60 atacados de escorbuto y
disentería á consecuencia del mal alimento con que tuvieron que nutrirse y

236
que solo consistía en fréjoles, arroz y agua de mala calidad. Momentos des-
pués de haberse efectuado el embarque, murieron dos personas. A causa de
la estrechez del vapor, todos los desgraciados que fueron recogidos en Baker
tuvieron que acomodarse en una estrecha bodega del buque, sin comodidad
alguna, enfermos y sanos.
El vapor arribó primero á Achao desde donde se puso en conocimiento de
las autoridades de Ancud lo que acabamos de relatar. Desde Achao, siguio
viaje á Dalcahue donde desembarcó á todas las personas que había salvado
de su angustiosa situación en Río Baker, pues la mayor parte era de las inme-
diaciones de esta localidad. El mismo día de la llegada á Dalcahue fallecieron
otros cuatro enfermos.
De lo expuesto resalta que la Sociedad Explotadora de Río Baker, en pocos
meses, ha ocasionado una muerte prematura a 66 comprovincianos nuestros,
número que sin duda pasará de un centenar dentro de pocos días…

Diario El Correo de Valdivia

Año XII, Nº 3120


2 de octubre 1906

Maritima
-El Baker, saldrá esta tarde de Valdivia con destino a Punta Arenas.

Año XII, Nº 3127


10 de octubre 1906

Enfermos de escorbuto
El Gobernador Marítimo de Ancud ha comunicado a la Direccion del Terri-
torio Marítimo, que ha fondeado en ese puerto el vapor “Araucania”, pro-
cedente de Punta Arenas, conduciendo 143 pasajeros que embarcó en Rio
Baker, de los cuales 60 venian enfermos de escorbuto.
Dos de ellos fallecieron al tiempo de ser desembarcados.
Bueno seria que en el vecino puerto de Corral se estableciera una escrupulo-
sa vijilancia sanitaria, para que no se introduzca alguna peste infecciosa, de
las muchas que suelen desarrollarse en la estación estival.

Diario El Sur, Concepción

10 de octubre 1906
Ancud, octubre 9
Los tres periódicos locales condenan enérjicamente la actitud de la Sociedad

237
de Rio Baker por el abandono en que ha dejado a sus operarios, de los cuales
han muerto 66 y quedan atacados de escorbuto 54.
- En el primer vapor del Estrecho se embarcarán aquí 150 individuos que van
a trabajar en las faenas de Magallánes.
- “La Cruz del Sur” dedica un hermoso articulo a la memoria de don Carlos
Walker Martínez, con motivo del primer aniversario de su muerte.

Muertos de Escorbuto
Sesenta y seis operarios de la Sociedad de Rio Baker han muerto de escorbu-
to y quedan 54 enfermos.
Se culpa de la muerte de los operarios a la Sociedad, que dejó a los enfermos
en el abandono y sin ningun cuidado.

14 de octubre 1906
Ancud, octubre 13
El nombramiento del intendente.- Nota ridiculizada.- Muertos de disente-
ria.- Exceso de pasajeros en un vapor.
Los periodicos se limitan a dar noticias del nombramiento del intendente
señor prado Puelma, sin hacer comentarios.
- “La Justicia” ridiculiza la versión de “La Unión” de Valparaiso de que se
han descubierto en Chiloé yacimientos de petróleo que esplotaria el Banco
de Chiloé organizado por don Camilo Segundo Menchaca.
- Falleción doña María Hudson.
- Fallecieron en Dalcahue ocho individuos de disenteria, traidos de Rio Baker.
- “La Cruz del Sur” protesta del exceso de pasajeros llevados por el vapor
“Araucanía” a Magallánes. Eran tantos que tuvo que desembarcar cuarenta
en Achao perjudicando sus intereses.

18 de octubre 1906
Puerto Montt, octubre 17
El “Amazonas” zarpó hoi para Valparaiso y el “Lircai” para los canales de
Chiloé.
- La carestía de los víveres es alarmante. La carne ha subido a 70 centavos el
kilo, precio nunca visto.
- El asunto de la Sociedad “Rio Baker”, en donde murieron muchos a causa
del hambre, está en poder de la justicia.
- Los trabajos del edificio del Mercado están para terminarse.
- Se jestiona comunicar la línea telefónica de ésta con Osorno y Valdivia.

238
Diario El Porvenir, Santiago

Año XXXII, Nº 6163


9 de julio 1906

El naufrajio del “Valdivia”


Anoche estuvieron en nuestra imprenta tres náufragos del vapor “Valdivia”
los señores Juan Lucio Danorat, Fernando Muller y G. T. Sutherland quienes
nos han hecho una exacta relación del hundimiento de esa embarcación.
El vapor “Valdivia” ex Rio-Bueno debía haber salido de Buenos Aires con
rumbo á Lima el 11 de Abril, pero por efecto de su mal estado hubo de pos-
tergar su partida hasta el 18 de ese mes.
En Montevideo á donde llegó dos dias después, se detuvo hasta el 4 de Mayo,
fecha en que reanudo su viaje; el 9 tocó en Bahía Blanca y como el viaje había
causado en él graves desperfecto tuvo que permanecer allí 35 días.
En este tiempo se produjeron á bordo algunos cambios en el personal: el
capitán Mr. Craisé D Ancoust y el oficial primero Mr. Rayamond juntamente
con la mitad de la tripulación abandonaron el buque, pues creyeron que el
estado en que se encontraba hacía muy peligrosa la travesía del océano.
En esta emergencia la Compañía colocó al mando del buque al señor Teo-
doro Languen, quien contuvo el viaje, llegando á Punta Arenas el día 14 de
junio, después de permanecer dos días allí se hizo nuevamente á la mar con
todas las precauciones que requería el mal estado del buque.
Casi todos los días se tenía que hacer parar las máquinas y el día del naufra-
gio hubo una paralización que duró cerca de 12 horas.
Este frecuente entorpecimiento tan frecuente de las máquinas y la noticia de
que el buque podía naufragar en cualquier momento habían infundido un
pánico extraordinario en la tripulación y entre los pasajeros.
En la noche del 24 al 25 todos se habían dormido con este temor cuando á la
1 y 3 minutos de la mañana se despertaron al ruido siniestro de los prepara-
tivos de salvamento.
El buque comenzaba á hundirse en la costa del islote de Quechal, á dos o tres
millas de la isla Mocha.
El capitán fué de los primeros en ganar la tierra firme y desde allí dirigió las
operaciones de salvamento.
Gracias á que el vapor duró algunas horas sin hundirse, sólo perecieron aho-
gados un pasajero de primera, un piloto segundo y un ingeniero.
De la carga salvaron unas cuantas pipas con sebo que el mar ha arrojado á la
playa y otras mercaderías.
Según declaración de los tres náufragos que hemos tenido en nuestra oficina,
en el momento del accidente el vapor marchaba á toda velocidad á la vista
de dos faros, lo que los hace presumir que el naufragio se debió á la falta de
precaución del capitán.

239
M. Davonat se dirigia de Buenos Aires á Lima acompañado de su esposa
Mme. Eugenia Bernard é iba en el buque en calidad de carpintero. Pierde en
la catástrofe cerca de 4.000 francos en especies.
M. Muller era chauffeur del buque; Mr. G. T. Sutherland el otro de los náufra-
gos que nos han visitado dice que ha perdido cerca de 500 argentinos.

El Diario Ilustrado, Santiago

22 de julio 1906
Vida Social
Viajeros
Al sur se ha dirigido el señor don Jorge Lira O.
- A Concepción partió don Benjamín Errázuriz.
- Al mismo punto se ha dirigido el señor don Pedro Aníbal Ruiz.
- A Graneros se fue el señor don Rafael Tagle.
- De Quilpué siguió á Concepción el señor don Cárlos Fernández R.
- De Punta Arenas ha llegado el señor don Julio Vicuña S.

5 de octubre 1906
ANCUD
Octubre 4.- Vapor esperado.- Se espera la llegada del vapor “Araucanía”, de
Magallanes.

Cambio de Intendente.- Se considera un hecho el cambio del actual Inten-


dente señor Menchaca.

Contra un juez.- “La Voz de Castro” ataca rudamente al ex juez interino se-
ñor Pelegrin Mesa.

Llegada del “Cachapoal”.- Ayer fondeó el Cachapoal que trajo varios pasa-
jeros.

6 de octubre 1906
PUERTO MONTT
Vapores.- Octubre 5.- El “Cachapoal llegó anoche.
El vapor inglés “Agaphantos” procedente del Indostan, fondeó hoy.
Trae un cargamente de artículos de consumo para este puerto, Valparaíso y
otras ciudades.
En la navegación ha empleado cien días.
Fracaso.- Fracasó la formación de la sociedad de luz eléctrica.

240
PUNTA ARENAS
Octubre 5.- En honor de los argentinos.- Se prepara una entusiasta manifes-
tación en honor de la Delegación argentina, que regresa á su patria.
El Club Magallanes proyecta un gran baile, el Centro Municipal una comida,
y el Gobernador, el jefe del Apostadero Naval y la juventud, un pic-nic.

Acciones auríferas.- Hay gran demanda de acciones auríferas y pocos ven-


dedores.

9 de octubre 1906
ANCUD
Octubre 8.- Esperando.- En el primer vapor del estrecho se embarcarán aquí
150 individuos de las faenas de Magallanes.

11 de octubre 1906
PUNTA ARENAS
Octubre 10.- Llegada del “25 de Mayo”.- A las 6 P.M. de ayer debió llegar
el crucero “25 de Mayo”. Se prepara un gran baile en honor de los marinos
argentinos, que se efectuará en el Teatro Municipal. Hay gran interés en dar
el mayor brillo posible á todas las fiestas.

Vapores.- Llegaron los vapores “Neva”, “Esploser” y “Orita”.


Completamente reparado zarpó para Santa Lucía el vapor “Abber Holmes”,
que se varó á principios de Septiembre en la isla Marta.

En viaje a Buenos Aires.- El crucero argentino “25 de Mayo” siguió viaje a


Buenos Aires.
Sus oficiales fueron brillantemente festejados en esta ciudad.

Diario El Mercurio de Santiago

1906

30 de marzo 1906
Sección avisos de Sociedades Anónimas
COMPAÑÍA ESPLOTADORA DEL BAKER
Se avisa a las personas que tengan traspasos pendientes de la Compañia, que
deben llevarlos a la oficina, altos Banco Mobiliario, antes del 15 del presente.
Despues de esa fecha no se aceptarán sin el timbre de la Compañía.
EL DIRECTORIO

241
LISTA DE ACCIONISTAS DE LA COMPAÑÍA ESPLOTADORA DEL BAKER
EN 6 DE MARZO DE 1906

Acciones Acciones
Allendes R. Antonio 250 Merino Policarpo 100
Baeza Infante Carlos 5 Marin Pedro A 300
Banco Santiago 100 Mathews Carlos 250
Banco Mobiliario 3570 Mazzini Rafael 100
Battle H. W. 300 Mena Marcelo A 100
Barros Agustín 50 Makin Ernesto 2
Bardeau Alfonso 200 Norris Williams 100
Boero Jerónimo 45 Nieto Ramon 100
Browne V. Eduardo 100 Parry Jones Felipe 25
Canessa Pablo 200 Podestá Juan 200
Caro Tagle Guillermo 20 Piza Alfredo 100
Carrasco B. Eduardo 100 Perez Lopez Manuel 50
Craugle Tomas 100 Podestá Cayetano 300
Croxatto Francisco 100 Portales Juan Santiago 50
Carvallo F. A. 100 Perez de Arce Roberto 100
Claro Solar Luis 150 Pizarro Espoz Julio 525
Chüden Jorge 100 Queirolo Julio 400
Contreras Aníbal 200 Riegel Eduardo 250
Chiarella Alberto 100 Renard Luis A 50
Carrasco B. Héctor 25 Rio Jorge del 50
Diaz Fuenzalida
Manuel 250 Riesco José Luis 500
Durand Jean 10 Sanfuentes Felix E 100
Echeverria L.Matilde 50 Somavia y Velarde 100
Echeverria L. Florenci 140 Sevuller Guillermo 100
Escobar Fernando 100 Subercaseaux Julio 300
Escobar Daniel 200 Squire Walter 100
Espic Juan Edwin 100 Subercaseaux Eujenio 50
Falco Bernardo 200 Surhoff Guillermo 350
Ferreira Jerman de S 10 Stowhas Carlos 50
Fernandez J. Adolfo 300 Solari Domingo 100
Gana Victor 113 Subercaseaux Guillermo 200
Guitard Ramon 5 Sottovia Antonio 100
Gonzalez A. Manuel 100 Silva Cortes Romualdo 25
Grühne Otto 200 Schacht W. 200
Guerin Leon 160 Tornero Florencio 50
Gomez Florentin 50 Tornero Santos 20
Heiremans Amadeo 200 Ugarte Ramon 100
Jones, Guillermo J 250 Valenzuela Leopoldo 100

242
Klughist Sofia 10 Valdes L. Jerman 150
Klughist Minna 10 Vergara Salvá Victor 100
Lambie Adam 100 Valencia José Francisco 270
Lyon Adolfo 100 Verdugo de C. Rita 50
Lyon Santiago 160 Wessel Carlos E 120
Langlois Francisco 200 Wiedmayer C 100
Morstadt Adolfo 50 Williams Héctor 300
Magnani Felipe 200 Zanetta Pablo 50
Mc Houl Alejandro 50

07 de abril 1906
Sección avisos de Sociedades Anónimas

Compañía Esplotadora del Baker


Los señores accionistas que no hayan pagado su tercera cuota de $ 10 por
accion, deberán hacerlo ántes del 20 del presente, fecha que el directorio ha
fijado para el remate de las acciones que tengan cuota insoluta.
El Secretario

1908

26 de abril 1908
(Carta al director)
Comunicaciones en Chiloé
Señor Director de “El Mercurio”:
Actualmente hai rejiones en el estremo sur de la República que pasan com-
pletamente aisladas meses enteros, sin poder comunicarse los habitantes de
esos parajes de manera alguna con el resto del pais.
Nos referimos a las pequeñas poblaciones diseminadas en todos los canales
y puntos australes de la provincia de Chiloé.
Esto, como se comprende, es un estado de cosas lamentablemente anormal, y
que puede dar oríjen nuevamente a acontecimientos mui dolorosos, tal como
pasó hace algun tiempo con la mortandad de trabajadores en el Baker, cuya
única y esclusiva causa fué la falta de alimentos, motivada por el abandono
culpable en que se dejó durante seis meses a esos pobres individuos, entrega-
dos inhumanamente a las crudezas e inclemencias de un invierno riguroso.
No se debe ni siquiera discutir la conveniencia que hai en que el servicio de
vapores en esas comarcas sea mejorado, aumentándose el número de los que
hasta la fecha hacen esos viajes.
La carrera mensual que hace la Compañía Sud- Americana de Vapores por
los canales de Chiloé hasta Melinka, no es suficiente, y ademas no se hace
con la regularidad que seria de desear.
Conocedor el Gobierno de estos hechos, ha querido mejorar el servicio de

243
vapores, por los canales, y al efecto, en el presupuesto de este año se con-
sulta una gruesa suma para subvencionar á otro vapor que haria la misma
carrera que hace, en la actualidad, el de la Compañía Sud-Americana, pero
en distintas fechas.
Se pidieron las propuestas, y no se presentó sino una, que, a pesar de ha-
ber sido aceptada por el Gobierno, parece que no tendrá efecto, por cuánto
resulta ahora que el proponente interesado exije mayor subvencion que la
acordada. De lo que se concluye que el nuevo servicio no se hará, y que los
habitantes de las rejiones australes quedarán en las mismas condiciones que
hasta ahora, es decir, completamente abandonados a su suerte.
Ciertos de que el señor Ministro del Interior abriga los mejores deseos para
servir a esa provincia, nos atrevemos a insinuarle la idea de que esa nueva
carrera sea servida por la Compañía Inglesa de Vapores. Quizás, si el señor
Ministro pusiera algun empeño en estudiar este asunto, llegaria a algun re-
sultado de provecho.
No costaria gran cosa ponerse al habla con el jerente de la P.S.N.C. y propo-
nerle que esa Compañía haga el servicio con alguno de sus vapores peque-
ños. Con esto prolongarian la carrera que hacen sus vapores, hasta los cana-
les de Chiloé, en iguales condiciones que la Compañía Sud-Americana, y de
este modo resultarian indiscutiblemente beneficiados todos los habitantes de
Chiloé, que asi tendrian cómo comunicarse con mas frecuencia con el resto
de sus compatriotas.
De usted, A. Y S. S.

28 de abril 1908
JUDICIALES
CONCURSO.- POR AUTO DE 23 DEL presente, del señor Juez del 4º juzga-
do civil, se ha declarado en concurso voluntario a la Compañía Esplotadora
del Baker; se ha nombrado síndico provisorio a don Francisco Langlois y se
ha señalado el 25 de junio próximo, a las 2 ½ P.M., para la primera junta de
acreedores.- El secretario.
M 29

Diario El Chileno, Valparaíso

10 de noviembre 1906
Congreso Nacional
CÁMARA DE SENADORES
Sesión de ayer
Presidencia del señor Sanfuentes

Ayer celebró sesión la Cámara de Senadores, presidida por el señor Sanfuen-


tes con asistencia de 17 senadores y de los ministros de Hacienda y Relacio-
nes Esteriores.
Se nombró a los señores Escobar y Balmaceda, en la comision de Gobierno en

244
reemplazo de los señores Montt y Vial que la componian.
A los señores escobar y Puga Borne en la comision de Constitucion en reem-
plazo de los señores Sotomayor y MacIver.
El señor Rozas llama la atencion del señor Ministro de Relaciones Esteriores
a los atropellos de que son victima los colonos nacionales de Coihueco-Ru-
panco.
El señor Balmaceda, habla estensamente sobre los tropiezos habidos en el
proyecto de reconstruccion de Valparaiso, que atribuia al Primer Alcalde.
Si este funcionario no ha sido culpable, dice, deben serlo otras personas y se
hace necesario que esto termine.
Se aprueba el proyecto que autoriza la inversion de 10 mil libras para pagos
de billetes a la Compañía Norte-Americana de Billetes de Banco.

Diario El Mercurio de Valparaíso

1905

24 de septiembre 1905
Sección avisos sociedades anónimas
Compañía Esplotadora del “Baker”
De conformidad con los Estatutos, cito a los señores accionistas a reunion
jeneral ordinaria para el sabado 30 del actual, a las 2 P.M., en la Bolsa Comer-
cial, Blanco número 180.
Queda cerrado el libro de transferencias de acciones desde mañana hasta el
30 del presente inclusive.
Valparaiso, setiembre 21 de 1905
El presidente

27 de octubre 1905
Sección avisos sociedades anónimas
Cia. Esplotadora del Baker
De conformidad con los Estatutos y acuerdo del Directorio, se ruega a los
señores accionistas se sirvan pagar la 3ª cuota de 10%, o sea $10 por accion,
desde el 2 hasta el 15 de noviembre próximo.
Los recibos correspondientes a los señores accionistas residentes en Santia-
go, se encontrarán en el Banco Mobiliario en ésa y los de Valparaíso en el
mismo Banco en ésta.
Efectuado el pago, se ruega a los señores accionistas se sirvan canjear el reci-
bo por la anotacion en el título correspondiente.
Queda cerrado el libro de transferencia desde la fecha al 2 de noviembre
próximo inclusive.
Valparaiso, octubre 25 de 1905
EL DIRECTORIO

245
1906

Año LXXIX, Nº 24.096


27 de marzo 1906
A MAGALLANES
En la presente semana, se dirijirán a Magallanes, los señores Florencio Torne-
ro E. y Julio Vicuña Subercaseaux.
Diario El Ferrocarril

Santiago, martes 9 de octubre 1906


TELEGRAMAS DE PROVINCIAS
ANCUD. Octubre 8.- Los otros tres periodicos locales han condenado enerji-
camente la actitud de la sociedad de Rio Baker por abandono de sus opera-
rios; murieron 66, quedando atacados de escorbuto mas de 54.
-En el primer vapor del estrecho se embarcaron aquí 150 individuos de las
faenas de Magallanes. La CRUZ dedica un hermoso artículo a la memoria de
don Carlos Walker en el aniversario de su muerte.

Santiago, Domingo 14 de octubre de 1906


ANCUD, Octubre 13.- Los periodicos se han limitado a dar noticias del nom-
bramiento del intendente señor Prado Puelma, sin comentarios.
- La JUSTICIA ridiculiza la versión de la UNIÓN de Valparaiso de que se ha-
yan descubierto en Chiloé yacimientos de petróleo, que esplotaria el Banco
de Chiloé organizado por don Camilo Segundo Menchaca.
- Falleción en ésta doña María Hudson.
- La CRUZ dice que el administrador de los fondos señor Menchaca es digno
de todo encomio por la correcta publicacion del certificado del Tesorero Fis-
cal y el Tribunal de Cuentas, quienes aprobaron sin observacion las cuentas
presentadas.
-El mismo periodico aboga porque el Gobierno instale en Ancud una Caja de
Ahorros como en Valdivia y otras ciudades.
-Comentase desfavorablemente la debilidad del gobernador de Quinchao,
dando certificado inexacto a favor del director de la Escuela Superior, impli-
cado en el desacato a la Iglesia de Quinchao.
-Fallecieron en Dalcahue 8 individuos de desinteria, traidos del rio Baker.
-La CRUZ protesta del exceso de pasajeros llevados por el “Araucanía” a
Magallanes; desembarcaron 40 en Achao perjudicando así sus intereses.

Santiago, Jueves 18 de octubre de 1906


TELEGRAMAS DE PROVINCIAS
PUERTO MONTT.- El “Amazonas” zarpó hoy a Valparaiso.
La carestia de viveres es alarmante, La carne subirá setenta centavos kilo,
cosa que jamás se habia visto.

246
-El asunto de la Sociedad Rio Baker donde muchos trabajadores murieron de
hambre ha pasado a poder de la justicia.
-Los trabajos del nuevo edificio del mercado están por terminarse.
-Se jestiona la construccion de una línea telefónica que comunique a esta
ciudad con Valdivia y Osorno.
Diario La Unión, Santiago

9 de octubre 1906
ANCUD. Abandono de operarios.- Obreros á Magallanes
Octubre 8.- Los tres periódicos de la localidad publican una enérgica censura
contra la actitud de la Sociedad Rio Baker, por el abandono en que ha dejado
a sus operarios, de los cuales 66 murieron, y 54 han quedado enfermos de
escorbuto.
-En el primer vapor que pase para el Estrecho de Magallanes se embarcarán
150 individuos que han sido contratados para las faenas auríferas de ese
territorio.

14 de octubre 1906
ANCUD. No hay yacimientos de petróleo.- Se pide una caja de ahorros.-
Otras noticias.
Los periodicos se limitan a dar noticias del nombramiento del Intendente
señor Prado Puelma, sin hacer comentarios
- LA JUSTICIA dice que es inexacto que se hayan descubierto en Chiloé ya-
cimientos de petróleo que explotaría el Banco de Chiloé organizado por don
Camilo Segundo Menchaca.
- Falleció la señorita María Hudson.
- LA CRUZ DEL SUR dice que la adminsitración de fondos, por el Intendente
Menchaca, es digna de todo encomio por lo correcta, y publica un certificado
del Tesorero Fiscal y del Tribunal de Cuentas, el cual aprobó sin observación,
las cuentas presentadas.
El mismo periódico aboga porque el gobierno instale en Ancud una Caja de
Ahorros como en Valdivia y otras ciudades.
- Comentase desfavorablemente la debilidad del Gobernador de Quinchao,
que dio un certificado inexacto á favor del Director de la escuela Superior,
que se encuentra implicado en el desacato contra la iglesia de Quinchao.
- Fallecieron en Dalcahue 8 individuos de disenteria, que fueron traidos del
Río Baker.
- LA CRUZ DEL SUR protesta del exceso de pasajeros llevados en el “Arau-
canía”, para Magallanes. Desembarcaron 40 pasajeros en Achao, perjudican-
do sus intereses, porque no podían seguir viaje.

18 de octubre 1906
PUERTO MONTT. Partida de vapores.- Gran carestía de víveres.- El asunto
de “Río Baker”.- Proyecto de línea telefónica.

247
Octubre, 17.- El vapor Amazonas zarpó hoy para Valaparaíso y el Lircay para
los canales de Chiloé.
- Hay una carestía de víveres muy alarmante. La carne subió a 70 centavos
el kilo, cosa nunca vista. El precio de la mantequilla fresca es de 85 centavos
la libra.
- El asunto de la Sociedad “Rio Baker”, donde murieron muchas personas á
causa del hambre está en poder de la justicia.
- Se gestiona establecer una comunicación por línea telefónica, de esta ciu-
dad á Osorno y Valdivia.
Diario La Unión, Concepción

16 de octubre 1906
Provincias. ANCUD
LOS ABANDONOS EN RIO BAKER.- GRAVES DENUNCIOS DE UN DIA-
RIO.- Lo siguiente lo leemos en “La Cruz del Sur”.

Hace 15 días dimos cuenta de que en Río Baker se hallaban en completa mi-
seria como 200 trabajadroes, contratados por la Sociedad que explota aque-
llos parajes. En estos últimos días descraciadamente se ha confirmado de
una manera tristísima aquel denuncio.
El jueves arribó á nuestro puerto, al mando del capitán Titus, el vapor
“Araucanía” (ex “Cambronne”) procedente de Punta Arenas. A peticion de
la Sociedad de Río Baker, recaló al puerto de este nombre, donde embarcó
149 operarios chilotes, únicos sobrevivientes de más de 200 personas que
la citada compañía enganchó, hace poco, en Chiloé para sus faenas. Entre
hombres, mujeres y niños, ya habían muerto como 60 personas. De los 149
individuos que el vapor tomó á su bordo había 60 atacados de escorbuto y
disentería á consecuencia del mal alimento con que tuvieron que nutrirse y
que solo consistía en fréjoles, arroz y agua de mala calidad. Momentos des-
pués de haberse efectuado el embarque, murieron dos personas. A causa de
la estrechez del vapor, todos los desgraciados que fueron recogidos en Baker
tuvieron que acomodarse en una estrecha bodega del buque, sin comodidad
alguna, enfermos y sanos.
El vapor arribó primero á Achao desde donde se puso en conocimiento de
las autoridades de Ancud lo que acabamos de relatar. Desde Achao, siguio
viaje á Dalcahue donde desembarcó á todas las personas que había salvado
de su angustiosa situación en Río Baker, pues la mayor parte era de las inme-
diaciones de esta localidad. El mismo día de la llegada á Dalcahue fallecieron
otros cuatro enfermos.
De lo expuesto resulta que la Sociedad Explotadora de Río Baker, en pocos
meses, ha ocasionado una muerte prematura a 66 comprovincianos nuestros,
número que sin duda pasará de un centenar dentro de pocos días…
Desde Dalcahue pasó el “Araucanía” á Ancud, y el capitán, que tan huma-

248
nitarios servicios prestó en esta ocasión á nuestra provincia, aprovechó las
horas de la travesía para hacer lavar y desinfectar el vapor de la mejor mane-
ra posible. En Ancud, se trasladó á bordo el médico de ciudad Don Liborio
Sánchez para constatar el estado sanitario de la tripulación, que parece satis-
factorio. El vapor sin embargo continua incomunicado y se están practican-
do en él nuevas desinfecciones.
Como ya lo hemos anunciado anteriormente á nuestros lectores, el Arauca-
nía ha venido á este puerto con el fin de llevar trabajadores á las diversas
faenas de Punta Arenas y Territorio de Magallanes.

249
2. DOCUMENTOS OFICIALES DEL GOBIERNO
SEPTIEMBRE-NOVIEMBRE 1906

2.1 Gobernación de Quinchao

Telegramas

Gobernacion
Achao, Setiembre 4 1906
Intendente
Puerto Montt

Ha denunciado Lindor
Gallardo i otros á esta gober-
nacion que en Rio
Becker hai alrededor
de doscientos hombres
pereciendo de hambre
abandonados su propia
suerte por sociedad
contratante existente
ahí. Seria de desear
US. averigue hecho po-
niendo conocimiento
gobierno caso ser ver-
dad para advitrar
alguna medida de ausilio
inmediato.

Morales

Achao, Octubre 1º 1906


Intendente
Ancud

Arribó éste puerto procedente


Punta Arenas con pasajeros tomados
Rio Beker vapor
nacional “Araucania”. Su
capitan Guillermo
Titus dá cuenta habersele

251
muerto dos pasajeros habien
do ademas cuarenta enfer
mos á bordo para los cua
les proporcionósele médico
Hospital.
Sirvase V.S. de acuerdo
autoridad marítima, dar
me instrucciones si debo
ordenar cuarentena buque
y suspendida ésta (ilegible) quien
ordena zarpe.

Morales

Achao, octubre 2 1906


Intendente
Ancud

En Dalcahue desembar_
có Araucania pasajeros
tomados Beker, mayor
parte enfermos graves
debido falta alimentacion
según informe médico
Bigtt, agregándome que
en Beker de doscientos
hombres contratados por
empresa murieron cin_
cuenta y nueve y dos na_
vegacion.
Como hecho es su_
mamente grave, no dudo
que V.S. pondrá conoci_
miento gobierno para
investigacion culpables.
Administrador Beker
desembarcóse Dalcahue
incluso empleados em_
presa.
Araucania surto en
Ésta.

Morales

252
Achao, Octubre 11 1906

Intendente
Ancud

Varios pasajeros vapor Araucani


surto en ésta presentaronse gober_
nacion esponiendo serio peligro
que corre sus vidas en travesía
á Magallanes debido que Capi_
tan permitioembarcarse mas
trescientos pasajeros, habiendo
espacio solo para ciento cin_
cuenta.
Rogaría V.S. de acuerdo
con la autoridad marítima se
sirva impartirme instrucciones
a fin evitar peligros denun
ciados.

Morales

Achao, Octubre 12 1906


Intendente
Ancud

Ajente vapores, diceme:


“En respuesta nota V.S.
de hoi, digo á V.S. que efec_
tivamente desembarcáronse
cuarenta hombres del “Arau_
cania”, por cuanto venian
abordo clandestinamente
sin pagar su pasaje pero
no por (ilegible) Dios (ilegible)
V.S. (Ilegible) Descouvieres.”

Dígolo V.S. contestacion


telegrama.

Morales

253
Achao, Noviembre 13 1906

Intendente
Ancud

Gana trabajador éste departa


Mento, faenas agricolas, un peso
cincuenta centavos diarios, i dos
pesos establecimientos acerrar
maderas.
Trabajadores, insuficientes des
de Octubre á Marzo inclusive
debido emigran busca trabajo
otras rejiones.
Requieren mayor nú-
mero brazos establecimientos
acerrar maderas, no necesi
tando caballos industrias
establecidas.

Morales

2.2 Ministerio del Interior

Telegrama

27 Set 6
Intendente Puerto Montt

Su telegrama referente trabaja


dores Backer es de caracter
esencialmente privado sobre
cuyo contenido nada puede
hacer Ministerio.

Figueroa

Oficio recibido 12 de octubre


Oficina de Partes

Recibido: 15 Oct
Página: 28
Número: 32

254
Nº 78
Intendencia de Chiloé

Ancud, 6 de Octubre de 1906

Esta Intendencia se hace


un deber en comunicar á US. un
suceso que á mi juicio reviste suma
gravedad y que conviene prevenir
que vuelva á repetirse en lo sucesivo.
Procedente de Punta Arenas
(Magallanes) y al mando del Capitán
don Guillermo Titus, llegó al puerto
de Achao, el primero del presente,
el vapor “Araucania” conduciendo
abordo un crecido número de traba-
jadores procedentes de rio Baker,
de los cuales fallecieron dos durante
el trayecto, según comunicó el capi-
tán al Gobernador de Quinchao,
igualmente espuso que el resto se en-
contraban enfermos abordo.
Inmediatamente que tuve
conocimiento de este hecho, ordené

Al señor Ministro

(Al margen) Trasc. a RR. EE.


Trasc. a la D. J. de la A.
en que US. se sirva
ordenar que la autoridad
marítima respectiva instruya
un sumario sobre los sucesos
enumerados en el of. anterior.
(pág. 2)
que se tomaran las medidas necesarias
que el caso requeria. En efecto, se
trasladó abordo el médico de ciu-
dad de Achao. Como en dicho puer-
to no hay Subdelegación Marítima
y el capitán manifestaba que el
término de su viaje era Puerto-
Montt, continuó su marcha hasta

255
Dalcahue, llevando siempre el
médico abordo. Viendo que el
capitán no obedecía las órdenes del
Gobernador de Quinchao de tras-
ladarse á esta, dirijime por telé-
grafo al Subdelegado de Dalca-
hue, dándole instrucciones pre-
cisas para que obligara al capitán
venirse á este puerto, no obstante,
como en aquel lugar no hay fuerza
ninguna, no se pudo evitar que
desembarcara allí, como ochenta
enfermos en su mayor parte graves,
de los que murieron en la noche Ru-
decindo Muñoz, Serapio Barrientos,
Jerónimo Muñoz y Juan Diaz.
Despues el vapor se dirijió á este puer-
(Pág 3)
to, adonde llegó el cuatro del presen-
te. El infrascrito de acuerdo con
la Gobernación Marítima to-
maron las medidas necesarias,
ordenando al Dr. Don Liborio
Sanchez C. que se trasladase
abordo y certificase sobre la na-
turaleza de la enfermedad y las
causas que la habian producido.
Del informe se desprende que
el vapor “Araucania” recojió un
crecido número de personas en
rio Baker, que se encontraban
allí mas de seis meses, trabajando
á una empresa particular; dicha
gente se encontraba sin los víveres
suficientes y que á consecuencia
de la mala alimentacion, estenuados
se produjo en ellos ‘desintería agu-
da epidémica’ que por falta de
cuidados, alimento y médico pudo
ocasionar el fallecimiento de mu-
chos de esos infelices. Viendo el in-
frascrito que no se trataba de una
enfermedad infecciosa dejó en

256
(Pág 4)
libre platica al vapor “Araucania”
con este puerto, permitiéndole des-
pués continuar su viaje. Este va-
por es pequeño, de 200 toneladas
mas ó menos, y esa gente enferma
venia amontonada en las bode-
gas, por lo que hubo que hacerlas
desinfectar bajo la dirección del
Dr. Sr. Sánchez.
Ahora bien, Señor Ministro,
la empresa Baker es culpable
del desgraciado suceso ocurrido
y viene á demostrar de una manera
palmaria la falta de dirección que
tienen esas pequeñas Sociedades que
se forman con fines aventurados y que
producen hechos verdaderamente
anti-humanos. Por tal razón, ruego
a US. que se sirva poner en conoci-
miento del Supremo Gobierno este
desgraciado suceso para que se tomen
las medidas necesarias que tiendan
á evitar la repetición de aconte-
cimientos de tal naturaleza.

Dios gue á US.

Menchaca

(Pág 4 vuelta)
//tiago, 15 de Agosto de 1906
Nº 5262 Pase al Ministerio
De Relaciones Esteriores,
Culto i Colonizacion

Anótese
Por el Ministro
Prieto

Santiago, 19 de Octubre de 1906


Nº 2018
Para su resolución

257
pase al Ministro de Marina
Anótese
Por el Ministro
Lastra

(Hay un timbre: Minis. Relaciones Esteriores. Sus Secretario. Gobierno de


Chile)

3. Armada Nacional

Oficio
Seccion 1ª Nº 3087
Valparaiso, 17 de octubre 1906.-

Señor Ministro:

El Director del Territorio Marítimo, en oficio nº


1351, de 5 del actual, me dice lo que sigue:
“El Gobernador Marítimo de Chiloé (Ancud), en te-
“legrama de fecha de hoi, me dice lo que sigue:
“Vapor” Araucania” fondeó ayer procedente de Punta
“Arenas trayendo de Rio Baker, 146 pasajeros que paso dejarlos
“Dalcahue, de estos venian como 50 enfermos escorbuto muriendo
“dos, mismo dia se embarcaron.- Detalles Correo.-Firmado.-Del Pi-
“no.”

Lo que tengo el honor de transcribir a US. para su conoci-


miento.-

Dios guarde á US.-


(firma ilegible)

Ministerio de Marina

Santiago, 22 de octubre de 1906

Nº 796.- Acuso recibo a US. de su oficio No.


3087, de 17 del actual, en el cual se inserta otro del
Director del Territorio Maritimo en el que trascribe un
telegrama del Gobernador Maritimo de Chiloé (Ancud) rela-
tivo a que el vapor “Araucania” fondeó el 5 del presente
en dicho puerto.
Dios gue a US.
Casanova

258
Santiago, 29 de Octubre de 1906

No. 841.- El Intendente de Chiloé, en oficio No. 78


de 6 del actual, me dice lo siguiente:

“Esta Intendencia se hace un deber en comunicar a US.


un suceso que mi juicio reviste suma gravedad i que conviene pre-
venir que vuelva a repetirse en lo sucesivo.
Procedente de Punta Arenas (Magallanes) i al mando del
capitan don Guillermo Titus, llegó al puerto de Achao, el prime-
ro del presente, el vapor “Araucania” conduciendo abordo un cre-
cido número de trabajadores procedentes de Rio Baker, de los cua-
les fallecieron dos durante el trayecto, segun comunicó el capi-
tán al Gobernador de Quinchao, igualmente espuso que el resto se
encontraban enfermos a bordo.
Inmediatamente que tuve conocimiento de este hecho,
ordené que se tomaran las medidas necesarias que el caso reque-
ría. En efecto, se trasladó abordo el médico de ciudad de Achao.
Como en dicho punto no hay Subdelegacion Marítima i el capitán
manifestaba que el término de su viaje era Puerto Montt, conti-
nuó su marcha hacia Dalcahue, llevando siempre el médico abordo.
Viendo que el capitan no obedecía las órdenes del Gobernador de
de Quinchao de trasladarse a ésta, dirijime por telégrafo al Subde-
legado de Dalcahue, dándole instrucciones precisas para que obli-
gara al capitan venirse a este puerto, no obstante, como en aquel
lugar no hai fuerza ninguna, no se pudo evitar que desembarcara
allí, como ochenta enfermos en su mayor parte graves, de los que
murieron en la noche Rudecindo Muñoz, Serapio Barrientos, Jeróni-
mo Muñoz i Juan Diaz. Despues el vapor se dirijió a este puerto
a donde llegó el cuatro del presente. El infrascrito de acuerdo
con la Gobernacion Marítima tomaron las medidas necesarias, orde-
nando al Dr. señor Liborio Sanchez C. que se trasladase abordo i
certificase sobre la naturaleza de la enfermedad i las causas que
la habian producido.
Del informe se desprende que el vapor “Araucania” re-
cojió un crecido número de personas en rio Baker, que se encon-
traban allí mas de seis meses, trabajando a una empresa particu-
lar; dicha jente se encontraba sin los víveres suficientes i que
a consecuencia de la mala alimentacion, estenuados se produjo en
ellos “desinteria aguda epidémica” que por falta de cuidados, ali-
mento i médico pudo ocasionar el fallecimiento de muchos de esos
infelices. Viendo el infrascrito que no se trataba de una enfer-
medad infecciosa dejó en libre plática al vapor “Araucania” con

259
este puerto, permitiendole despuer continuar su viaje. Este vapor
es pequeño, de 200 toneladas mas o menos, i esa jente enferma ve-
nía amontonada en las bodegas, por lo que hubo que hacerlas de-
sinfectar bajo la direccion del Dr. señor Sanchez.
Ahora bien, señor Ministro, la empresa Baker es cul-
pable del desgraciado suceso ocurrido i viene a demostrar de una
manera palmaria la falta de direccion que tienen esas pequeñas
sociedades que se forman con fines aventureros i que producen
hechos verdaderamente anti-humanos. Por tal razon, ruego a US.
que se sirva poner en conocimiento del Supremo Gobierno este des-
graciado suceso para que se tomen las medidas necesarias que tien-
dan a evitar la repeticion de acontecimientos de tal natu-
raleza.
Lo que trascribo a US. para su conocimiento i a fin
de que US. se sirva ordenar que la autoridad maritima respecti-
va instruya un sumario sobre los sucesos enumerados en el ofi-
cio anterior.
Dios gue a US.
(Fdo) Belisario Prats B.

Timbre: Ministerio de Marina, Subsecretaria


Casanova

Santiago, 29 de Octubre de 1906

No. 843.- El Sr. Intendente de Chiloé en oficio No.


78 de 6 del actual, me dice lo que sigue:

“Esta Intendencia se hace un deber en comunicar a US.


un suceso que a mi juicio reviste suma gravedad i que conviene
prevenir que vuelva a repetirse en lo sucesivo.
Procedentes de Punta Arenas (Magallanes) i al mando
Del capitan don Guillermo Titus, llegó al puerto de Achao, el
primero del presente, el vapor “Araucania” conduciendo abordo un
crecido número de trabajadores procedentes de Rio Baker, de los
cuales fallecieron dos durante el trayecto, segun comunicó el
capitan al Gobernador de Quinchao, igualmente espuso que el res-
to se encontraban enfermos abordo.
Inmediatamente que tuve conocimiento de este hecho,
ordené que se tomaran las medidas necesarias que el caso reque-
ría. En efecto, se trasladó abordo el médico de ciudad de Achao.
Como en dicho punto no hay Subdelegacion Marítima i el capitan
manifestaba que el término de su viaje era Puerto Montt, conti-

260
nuó su marcha hacia Dalcahue, llevando siempre el médico abordo.
Viendo que el capitan no obedecía las órdenes del Gobernador de
de Quinchao de trasladarse a ésta, dirijime por telégrafo al Subde-
legado de Dalcahue, dándole instrucciones precisas para que obli-
gara al capitan venirse a este puerto, no obstante, como en aquel
lugar no hai fuerza ninguna, no se pudo evitar que desembarcara
allí, como ochenta enfermos en su mayor parte graves, de los que
murieron en la noche Rudecindo Muñoz, Serapio Barrientos, Jeró-
nimo Muñoz i Juan Diaz. Despues el vapor se dirijió a este puerto
a donde llegó el cuatro del presente. El infrascrito de acuerdo
con la Gobernacion Marítima tomaron las medidas necesarias, to-
mando las medidas necesarias, ordenando al Dr. señor Liborio
Sanchez C. que se trasladase abordo icertificase sobre la natu-
raleza de la enfermedad i las causas que la habian producido.
Del informe se desprende que el vapor “Araucania” re-
cojió un crecido número de personas en rio Baker, que se encon-
traban allí mas de seis meses, trabajando a una empresa particu-
lar; dicha jente se encontraba sin los víveres suficientes i que
a consecuencia de la mala alimentacion, estenuadas se produjo
en ellos “desinteria aguda epidémica” que por falta de cuidados
alimento i médico pudo ocasionar el fallecimiento de muchos de
esos infelices. Viendo el infrascrito que no se trataba de una
enfermedad infecciosa dejó en libre plática al vapor “Araucania”
con este puerto, permitiendole despuer continuar su viaje. Este
vapor es pequeño, de 200 toneladas mas o menos, i esa jente en-
ferma venía amontonada en las bodegas, por lo que hubo que ha-
cerlas desinfectar bajo la direccion del Dr. señor Sanchez.
Ahora bien, señor Ministro, la empresa Baker es cul-
pable del desgraciado suceso ocurrido i viene a demostrar de
una manera palmaria la falta de direccion que tienen esas peque-
ñas sociedades que se forman con fines aventureros i que producen
hechos verdaderamente anti-humanos. Por tal razon, ruego a US.
que se sirva poner en conocimiento del Supremo Gobierno este
desgraciado suceso para que se tomen las medidas necesarias que
tiendan a evitar la repeticion de acontecimientos de tal natura-
leza.
Lo que trascribo a US. para su conocimiento.
Dios gue a US.
(Fdo) belisario Prats B.
Al señor Ministro de Relaciones Esteriores.
Casanova

261
3. SESIONES DEL SENADO 1906

Sesión 8.ª estraordinaria en 9 de noviembre de 1906


Presidencia del señor Sanfuentes

Sumario
(…)El señor Rozas llama la atencion del señor
Ministro de Colonizacion hácia los abusos de
que son víctimas los colonos nacionales de
Coihueco i de Rupanco.-Usan de la pala-
bra sobre esta materia los señores Salas Ed-
wards (Ministro de Colonizacion), Puga Bor-
ne, Devoto i Balmaceda. (…)

(pág. 209)
Colonos Nacionales
El señor ROZAS.-Me veo en el caso
bastante penoso, por cierto, de llamar una
vez mas la atencion del señor Ministro
de Colonizacion a los atentados que casi
dia por dia se están consumando con los
colonos nacionales establecidos en las islas
de Coihueco i Rupanco.
Hoi mismo, he recibido de uno de
aquellos ocupantes el telegrama que me
voi a permitir leer ante el Senado.
(…)
(pág. 210)
El señor BALMACEDA.- Ya que
se trata de esta materia, deseo recordar
al señor Ministro un suceso a que llamó la
atención en esta Cámara uno de mis ho
norables colegas, creo que el señor Se-
nador por Llanquihue.
Me refiero a lo que aconteció en la
colonia del Río Baker.
Se sostuvo que los concesionarios ha-
bian abandonado centenares de familias,
dejándolas sumidas en la mas completa
miseria, a consecuencia de lo cual falle-
cieron de hambre veiticinco personas o
mas.
Esto se ha publicado en periodicos del

262
sur que han llegado a mis manos. Me pa-
rece aquello tan enorme de suyo, i tan
perjudicial al país en el momento que mas
necesitamos promover la inmigracion, que
creo que el Gobierno se encuentra en el ca-
so de someter los antecedentes a la justicia
ordinaria. En los hechos, tal como se re-
latan, hai no solo la rasponsabilidad mo-
ral, sino que tambien está comprometida
la responsabilidad criminal de los empre-
sarios.
El señor ROZAS.- ¿Me permite e1
señor Senador?...
Fueron mas de doscientos los indivi-
duos abandonados, i los muertos de ham-
bre llegaron a setenta i siete. Tengo a la
vista los di'arios en que se publicaron los
datos de semejantes enormidades.
El señor BAMACEDA.- No he vis-
to que desde entónces acá se hayan to-
mado medidas por el Gobierno. Parece
que ajentes administrativos ajitaron sus
empeños para hacer sobre todo aquello
un silencio sepulcral.

Sesión 9.ª estraordinaria en 10 de noviembre de 1906


Presidencia del señor Sanfuentes

(Pág. 229)
Acta
Se leyó i fué aprobada la siguiente: (…)

(Pág 230)
El señor Balmaceda espuso que habia
llégado a su noticia que en río Baker
habian sido abandonados, a su propia
suerte, un gran número de trabajadores
que allí llevó para sus faenas la sociedad
ganadera del mismo nombre, i que, como
esto era mui grave, esperaba que el Go-
bierno enviara a la justicia ordinaria los
antecedentes de este asunto a fin de que
se hiciera la investigacion correspon-
diente.

263
Sesión 10.ª en 12 de noviembre de 1906

Sumario
(…)
El señor Salas Edwards (Ministro de
Colonizacion) hace algunas observaciones
tendentes a esplicar la situacion en que se
encuentran los colonos nacionales en el sur.
-Usan de la palabra sobre la materia, los
señores Puga Borne, Devoto i Balmaceda

Incidentes (p. 251-252)


(…)

Colonos nacionales

El señor ROZAS.-De nuevo, señor


Presidente, impulsado por penoso deber,
molesto la atencion del Senado, del Gobierno
i especialmente del honorable se·
ñor Ministro de Colonizacion, con motivo
de los audaces atropellos i vejámenes
que la sociedad de Rupanco viene diariamente
ejecutando para despojar de
sus tierras i sembrados a los verdaderos
colonos nacionales de aquel territorio.

La audaz compañía mencionada toma


vuelo en sus criminales tentativas, al
ver la impunidad en que quedan sus de-
litos.

He aquí el nuevo telegrama de amparo


que ayer he recibido:
«Octai, 10 de noviembre de 1906.
Señor Ramon Ricardo Rozas:
Sociedad Rupanco no me deja vivir,
molestándome con mis sembrados i cer-
cos. Suplico proteccion.--(Firmado).-
Francisco Sigobia».

¿Necesitaré, señor Presidente, repro-


ducir, por la centésima vez, las conside-

264
raciones que he venido haciendo ante el
Senado i el Gobierno para contener a
esta Sociedad de Rupanco en sus desma-
nes, desde que ella inició sus operacio-
nes?

Me parece que nó, pues talvez bastará


referirme a los antecedentes i documen
tos que rejistran los Boletines de las se
siones del Senado, para que el actual
señor Ministro de Colonizacion, si se to
ma la molestia de recorrerlos, ante los
graves denuncios que se han heho i que
están allí consignados, tome alguna re-
solucion eficaz i haga practico de este
modo, el programa de rejeneracion admi
nistrativa que sirvió de base a la eleccion
del actual Presidente de la República.
En los dos meses que lleva de vida la
actual administracion, es esta la tercera
vez que le pido amparo para las víctimas
de Rupanco.
¿Será la última?
Así lo espero pues “a la tercera va
la vencída».

Colonos nacionales del Sur (p 256, 257, 258)

El señor SALAS EDWARDS (Mi


nistro de Relaciones Esteriores).-, Debo
dar una contestacion al honorable Sena
dor de Llanquihue sobre la reclamacion
que hizo Su Señoría en sesiones pasadas
por abusos i arbitrariedades que se dicen
cometidos contra los colonos nacionales.

Es verdad que pocos contratos de co-


lonizacion han ocasionado tantas dificul.
tades como el celebrado con la Sociedad
de Rupanco. Estas dificultades provie
nen principalmente de la vaguedad de 1os
términos del contrato i de cuatro decre-
tos aclaratorios posteriores que en lugar

265
de aclarar han dejado mas vaga la forma
de la concesion.

De ahí que al decir de la Sociedad i de


los informes legales que el Gobierno posee,
no ha comenzado todavía a correr el plazo
para que la Sociedad traiga los colonos.

El caso es tal vez estraño, pero es la


verdad.
La Sociedad de Rupanco, como ade-
lantándose espontáneamente a un plazo
que no corre en contra de ella, ha contra
tado colonos holandeses que están listos
para venir.

Otra causa de las dificultades ocurri-


das es el estado en que se encontraba la
isla de Coihueco. Esta isla estaba toda
ocupada por individuos i familias que cul
tivaban el suelo i que lo tenian como -
simples detentadores o con otros títulos
que les daban derecho, conforme a las
leyes i reglamentos vijentes, para ser
radicados como colonos nacionales o para
que se les abonaran por la Sociedad colo
nizadora las mejoras que hubieren hecho.

Pero resulta que no todos los pobla-


dores se avienen a ser radicados como
colonos nacionales, ya que es muí redu
cido el número de hectáreas que en este
carácter se les concede: cincuenta para
el padre i treinta para cada uno de los
hijos, i se niegan a entregar lo que no les
pertenece.

De aquí nacen los innumerables juicios


que sigue la Sociedad en contra de muchos
ocupantes, por no considerar que
tengan derecho para permanecer en sus
terrenos.

266
El honorable Senador de Llanquihue,
cuyo buen corazon todos reconocemos,
acoje con benevolencia estas reclamacio-
nes que no son siempre fundadas.

La Inspeccion de Tierras i Coloniza-


cion, a quien el Gobierno pidió informe
sobre esta materia, dice en documentos
que están en la Secretaría del Senado, lo
siguiente:

«La Oficina Jeneral de Colonizacion


no tiene noticia de que los ocupantes con
derechos hayan sido arrojados violenta
mente del terreno. Jeneralmente la Em
presa ha recurrido a los tribunales i es
de suponer, si eso ha ocurrido, que tales
lanzamientos estén justificados en las
leyes, en los reglamentos i en los terminos
del contrato».

Tomo esta cita de un informe de la


Inspeccion Jeneral de Colonizacion que
forma parte de un espediente que existe
en la Cámara i que prueba que no es
exacto que mis honorables antecesores
hayan desoido las reclamaciones formula
das sobre esta materia, en esta Cámara.

Este espediente, formado con motivo


de una peticion del honorable Senador
de Llanquihue, contiene todos los infor
mes del Consejo de Defensa i de la Ins
peccion de Colonizacion, tanto de la cen
tral como de la provincial. Hai una pro
videncia del señor Secretario que dice
que estos antecedentes fueron puestos a
disposicion de los señores Senadores, con
fecha 30 de julio de este año.

Ahí figura, por ejemplo, la. reclamacion


de una persona que pide mil i tantas hec
táreas a que cree tener derecho.

267
Este juicio acaba de ser fallado i la
justicia solo le reconoce derecho a con
servar ciento cincuenta hectáreas.

El Gobierno, tanto en esta adminis


tracion como en la pasada, se ha preocu
pado siempre de averiguar la efectividad
de los denuncios presentados, formán
dose para el efecto un espediente en el
que se estampan los cargos formulados
en contra de los concesionarios i los des
cargos que éstos hacen.

En este momento se encuentran en


Ancud, para que informen sobre ciertos
denuncios, los sub-inspectores de las pro
vincias de Chiloé i de Llanquihue.

El honorable Senador de Llanquihue


ha acojido con su benignidad reconocida
todos los reclamos que se le han hecho.
Pero no todos ellos son justos i fundados.

Sin embargo, prometo a Su Señoría


remediar i evitar todos los abusos i atro
pellos que sean realmente tales i dejar
a la justicia ordinaria que falle los juicios
pendientes sobre esta materia.

Respecto al punto concreto relacionado


con el secretario de la Intendencia de
Llanquihue, debo manifestar que ignoro
el por qué no se ha cumplido el acuerdo
del Gabinete a que se refirió el honorable
señor Puga Borne i que disponía que el
empleado aludido optara entre su puesto
de secretario i el de ajente o defensor de
la Compañía de Rupanco.

Impuesto por el que habla, el señor


Ministro del Interior ha dado órden de
que, comprobada esa circunstancia, lo que
es fácil, se pida inmediatamente su renun

268
cia al secretario de la Intendencia.
Por otra parte, el Senado se esplicará
fácilmente que, dada la dificultad de es-
clarecer bien los hechos a tanta distancia,
no haya podido obrarse inmediatamente
en el asunto a que se refirió el honorable
señor Balmaceda: a la muerte por abandono
i por hambre de setenta i tantos
colonos en Rio Backer.

Segun una comunicacion que tengo a


la mano del jerente de esa colonia, señor
Julio Subercaseaux, las desgracias acaecidas
no fueron consecuencia del aban-
dono ni del hambre sino de una epidemia
de escorbuto i de haberse negado los en-
fermos a tomar remedios.

Las investigaciones, sin embargo, con


tinuarán adelante hasta hacer completa
luz en este negocio, poniéndolo en manos
de la justicia si fuere necesario.

La comunicacion a que me he referido


dice a este respecto:
“1. No es exacto que la jente se haya
muerto de hambre; el jerente de la Em
presa don Florencio Tornero i don Julio
Vicuña estuvieron en la colonia hasta
julio i dejaron víveres en abundancia.
El administrador Mr. William Norris,
que se encuentra actualmente en Chiloé
contratando jente, dice que se desarrolló
una epidemia de escorbuto que cundió
porque los chilotes se negaron a tomar
remedios.
2. Que la Empresa hizo lo humana-
mente posible para sacar cuanto ántes a
dichos trabajadores, que estaban solos i
no con familias, como se ha dicho.”

Como se ve, lo sucedido se debe a casos


fortuitos i a la imposibilidad en que se

269
encontró la Empresa para proporcionarse
buques.

Colonos nacionales del sur (p 259, 260)

El señor DEVOTO.-El honorable


Senador por Tarapacá ha llamado la
atencion del señor Ministro de Coloniza
cion a lo que ha ocurrido en la colonia
Backer, en que setenta personas habian
muerto de hambre.

El señor Ministro, contestando al ho-


norable Senador, no ha negado el hecho
de esas numerosas muertes, sino que ha
dicho que provinieron del escorbuto, i de
que los enfermos no quisieron tomar
remedios.

A mí me parece estraño que haya un


solo hombre que no quiera tomar reme-
dios cuando está enfermo i prefiera morir.

El señor BALMACEDA.-¡Los se-


tenta no quisieron tomar remedios!

El señor DEVOTO.-EI señor Minis-


tro, al referirse a estos desgraciados,
empleaba un tono despreciativo llamán-
dolos «chilotes»…

El señor SALAS EDWARDS (Mi-


nistro de Colonizacion ).-Permítame el
señor Senador. No he empleado tono
alguno despreciativo, ni siquiera he en-
trado a este respecto en apreciaciones de
ninguna clase: me he limitado simple-
mente a dar lectura a una comunicacion
del presidente de la Sociedad, i he agre-
gado que, en vista de estos denuncios,
enviaré los antecedentes a la justicia
ordinaria para que se haga efectiva la
responsabilidad de quien corresponda, si
es que la hai.

270
Vuelvo a repetirlo, no he empleado
tono alguno; nadie desconoce las cuali-
dades esforzadas de los hijos de Chiloé.

El señor DEVOTO.-Me alegro que


Su Señoría esté dispuesto a tomar medi-
das, porque me parece que es realmente
un acto de inhumanidad dejar morir a
setenta personas, ya sea por falta de ali-
mentos o por falta de remedios.

He querido acentuar este hecho con


el propósito de llamar mas vivamente la
atencion del Gobierno sobre el particu-
lar, a fin de que tome medidas severas
i eficaces contra esta barbarie, que no
puede llamarse de otro modo dejar mo-
rir de hambre o de enfermedad, sin pro-
porcionarles ausilios, a estos infelices.

No ha podido ser causa de este aban-


dono la falta de buques, puesto que hai
lanchas suficientes en aquellos parajes
para el trasporte.

Pero las palabras desdeñosas del señor


Ministro están revelando que por ser «chi·
lotes», ha podido dejarse morir de ham
bre a un considerable número de nuestros
conciudadanos.
¿Qué razon pudo haber para no sumi-
nistrarles ningun ausilio i dejarlos morir
abandonados?

El Gobierno debe tomar medidas in-


mediatas para investigar lo que ha pa-
sado, nombrando a un funcionario públi-
co que vaya a aquel punto a tomar las
informaciones correspondientes.

El señor SALAS EDWARDS (Ministro


de Colonizacion ).-Repito que el
Gobierno ha tomado las medidas que le

271
ha sido posible i que tomará todas aque-
llas que conduzcan al esclarecimiento de
este asunto, porque, como es fácil com-
prender, bien puede haber datos equi-
vocados en lo que se dice. Si de las in-
vestigaciones resultan exactas las infor-
maciones de los señores Senadores, se
hará efectiva la responsabilidad de quie-
nes corresponda.

El señor DEVOTO.--No deben ser


equivocadas ni exajeradas nuestras infor-
maciones, puesto que el jerente de esa
Compañía, señor Subercaseaux, no niega
el hecho de haber muerto el número de
personas de que se habla.

El escorbuto, ademas, no se desarrolla


sino en lugares desolados o abandonados
en los cuales no hai medios de combatirlo
i tiene su oríjen justamente en la alimenta-
cion escasa i malsana. Es enfermedad
que se produce comunmente entre los
marineros, en las largas travesías, por
carencia de alimentos o por usar ali-
mentos descompuestos.

Esto está probando la gravedad de las


Faltas cometidas por esta Compañía al
dejar abandonados a una multitud de in-
dividuos.

Rogaría al señor Ministro que cuando


reciba noticias de estos sucesos, tenga a
bien comunicarlas al Senado.

El Señor SALAS EDWARDS (Mi-


nistro de Colonizacion) -Perfectamente,
señor Senador; me haré un deber en co-
municarlas a la Cámara.

272
4. ACCIONISTAS DE LA COMPAÑÍA EXPLOTADORA DEL BAKER

4.1 Listado de accionistas fundadores Compañía Explotadora del Baker,


según Estatutos de constitución fechados el 15 de julio 1904.

Accionista Nº de acciones
Juan y Florencio Tornero 4.000 liberadas
Ramón Nieto, comerciante 100
Víctor Gana, corredor 113
Osvaldo Prieto Goñi, gerente de sociedad anónima 100
Carlos Subercaseaux, comerciante 500
Ernesto Makin, corredor (por sí) 1352
Ernesto Makin, corredor (por terceros de Stgo) 7180
Ottorino Zanelli, comerciante (magnate salitrero) 250
Eduardo Sonsa, comerciante 50
Jorge Bouchier, corredor 100
Víctor Vergara Salvá, comerciante 100
Julio Fabres, comerciante 200
Guillermo Snohoff, comerciante 100
Juan Widow, corredor 100
Pedro Cubillos, abogado 50
Carlos Schröeder, agente de aduana 100
Juan Martínez, corredor 100
Jorge del Río, gerente de sociedad anónima 50
Alfredo Gardechens, corredor 50
William Russel Young, corredor 50
Ramón Ugarte, gerente de sociedad anónima 100
Ramón González A, comerciante 100
Ernesto Edwards, comerciante 50
Antonio Mosca, comerciante 200
Andrés Ivol, comerciante 50
Antonio Mancilla, comerciante 100

273
Luis W. Rawson, médico 100
Guillermo Scouller, comerciante 50
Santiago de Arestizabal, comerciante importador 50
Juan Ewing Espic, médico 100
Guillermo Rivera, abogado 100
Luis Browne, empleado 100
Edmundo Belly, comerciante 50
Paulino Hernández, gerente de sociedad anónima 50
Alberto Browne, empleado 500
Carlos R. Bittencourt, corredor 100
Manuel Pérez López, corredor 500
Guillermo Gesswein G., comerciante 100
Gabriel Gómez Lobo, corredor 50
Gustavo Jullian, ingeniero 100
Fernando Edwards, comerciante 100
Jorge Edwards Ariztía, comerciante 100
Jorge Jonanne, corredor 100
Braulio Bittencourt, empleado 10
Carlos Tweedy, comerciante 100
Emilio Claro, abogado 100
Eduardo Cumming, corredor 50
Louis Guevin, comerciante 100
Enrique Jonve, comerciante 10
Isidoro de Lueja, comerciante 10
Santiago Devoto, comerciante 70
Alexander Edwards, empleado 50
Arturo Seddan, comerciante 50
Roberto Riddell, comerciante 50
Alfredo Sanvalle, comerciante 50
Arturo Sutherland, comerciante 10
Alejandro Latto, empleado 20
Sofía Klingkist, comerciante 10
Minna Klingkist, comerciante 10

274
Ramón Sánchez, comerciante 100
Víctor Bobillier, abogado 50
Federico Harper, empleado 50
Luis Despony, comerciante 20
Liborio Mayo, comerciante 60
Arturo Trevena, empleado 25
Víctor Medina, comerciante 10
Hugo Metz, comerciante 10
Anton Phillips, comerciante 50
Anibal Tornero Echeverría, comerciante 20
Enrique Balbontín, comerciante 40
Carlos Barnett, comerciante 100
Reginald Davis, empleado 25
Santiago Lyon, comerciante 100
Carlos Lyon, comerciante 100
Felipe Parry Jones, comerciante 25
Jorge Herrera, comerciante 700
Charles Thompson, empleado 20
Alejandro Greene, abogado 200
Miguel Gazitúa, comerciante 100

Total de acciones suscritas 16.000


Total de acciones nominales 16.000
Diferencia 0

275
4.2 Accionistas al 06 de marzo 1906, según inserto publicado en diario El
Mercurio de Santiago.

Accionista Nº de acciones
Allendes R. Antonio 250
Baeza Infante Carlos 5
Banco Santiago 100
Banco Mobiliario 3570
Battle H. W. 300
Barros Agustín 50
Bardeau Alfonso 200
Boero Jerónimo 45
Browne V. Eduardo 100
Canessa Pablo 200
Caro Tagle Guillermo 20
Carrasco B. Eduardo 100
Craugle Tomas 100
Croxatto Francisco 100
Carvallo F. A. 100
Claro Solar Luis 150
Chüden Jorge 100
Contreras Aníbal 200
Chiarella Alberto 100
Carrasco B. Héctor 25
Diaz Fuenzalida Manuel 250
Durand Jean 10
Echeverria L.Matilde 50
Echeverria L. Florencio 140
Escobar Fernando 100
Escobar Daniel 200
Espic Juan Edwin 100
Falco Bernardo 200
Ferreira Jerman de S 10

276
Fernandez J. Adolfo 300
Gana Victor 113
Guitard Ramon 5
Gonzalez A. Manuel 100
Grühne Otto 200
Guerin Leon 160
Gomez Florentin 50
Heiremans Amadeo 200
Jones Guillermo J 250
Klughist Sofia 10
Klughist Minna 10
Lambie Adam 100
Lyon Adolfo 100
Lyon Santiago 160
Langlois Francisco 200
Morstadt Adolfo 50
Magnani Felipe 200
Mc Houl Alejandro 50
Merino Policarpo 100
Marin Pedro A 300
Mathews Carlos 250
Mazzini Rafael 100
Mena Marcelo A 100
Makin Ernesto 2
Norris Williams 100
Nieto Ramon 100
Parry Jones Felipe 25
Podestá Juan 200
Piza Alfredo 100
Perez Lopez Manuel 50
Podestá Cayetano 300
Portales Juan Santiago 50
Perez de Arce Roberto 100

277
Pizarro Espoz Julio 525
Queirolo Julio 400
Riegel Eduardo 250
Renard Luis A 50
Rio Jorge del 50
Riesco José Luis 500
Sanfuentes Felix E 100
Somavia y Velarde 100
Sevuller Guillermo 100
Subercaseaux Julio 300
Squire Walter 100
Subercaseaux Eujenio 50
Surhoff Guillermo 350
Stowhas Carlos 50
Solari Domingo 100
Subercaseaux Guillermo 200
Sottovia Antonio 100
Silva Cortes Romualdo 25
Schacht W. 200
Tornero Florencio 50
Tornero Santos 20
Ugarte Ramon 100
Valenzuela Leopoldo 100
Valdes L. Jerman 150
Vergara Salvá Victor 100
Valencia José Francisco 270
Verdugo de C. Rita 50
Wessel Carlos E 120
Wiedmayer C 100
Williams Héctor 300
Zanetta Pablo 50

278
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2. Escritas

2.1 Biblioteca Nacional, sección Periódicos y Microformatos

2.1.1 Diarios

El Chileno, Valparaíso. 1906.

El Diario de Aysén, Coyhaique. 1978.

El Diario Ilustrado, Santiago. 1906.

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El Ferrocarril, Santiago. 1906.

El Magallanes, Punta Arenas. 1905-1908.

El Mercurio de Valparaíso, Valparaíso. 1906-1907.

El Mercurio, Santiago, 1906, 1908.

El Sur, Concepción. 1906.

La Reforma, Santiago. 1906.

Las Últimas Noticias, Santiago. 1906-1907.

2.1.2 Periódicos

El Correo de Valdivia, Valdivia. 1906.

El Independiente, Ancud. 1905-1906.

El Liberal, Osorno. 1906

La Alianza Liberal, Puerto Montt. 1904-1908.

La Cruz del Sur, Ancud. 1905-1907.

La Justicia de Ancud, Ancud. 1905-1907.

La Prensa, Puerto Montt. 1904-1906

La Reforma, Santiago. 1906.

La Voz de Castro, Castro. 1905-1906.

La Unión, Santiago. 1906

La Unión, Concepción. 1906

2.1.3 Revistas

Zigzag, 1956. Santiago

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2.2 Archivo Nacional de la Administración

Fondo Ministerio del Interior, 1906


Fondo Ministerio de Hacienda, 1903-1906, 1911
Fondo Ministerio de Marina, 1906, 1908
Fondo Ministerio Relaciones Exteriores, 1901-1911
Notarios Santiago, 1904, 1908
Notarios Puerto Montt, 1908
Notarios Magallanes, 1904, 1908

2.3 Archivo Nacional Histórico

Fondo Intendencias, 1906-1908


Intendencia de Llanquihue
Intendencia de Chiloé
Judiciales Santiago

3. Entrevistas

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facilitada por el entrevistador.

Sabina Barría, Mocopulli, comuna de Dalcahue. Abril 2014. Videograbada


por Producciones Ñire Negro.

Orlando Cárdenas, Castro. Abril 2014. Videograbada por Producciones


Ñire Negro

Héctor Díaz, Coyhaique, julio 2014.

4. Informes inéditos

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Michell 1902. Informe técnico territorio del Baker (mecanografiado).

5. Traducciones inéditas

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