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La Sunamita
La Sunamita
Eliseo y la sunamita
La Sunamita es un personaje bíblico que, en específico, aparece mencionado en el libro
de Reyes, en el capítulo 4 del segundo libro. Aquí podemos encontrar un relato que nos
habla de la historia de una mujer de Sunem que fue visitada por el profeta Eliseo.
Eliseo es uno de los profetas más importantes del Antiguo Testamento, donde se dice
que fue discípulo del profeta Elías.
Después de que Elías ascendiera al cielo, Eliseo se convirtió en el líder de los profetas y
continuó con la obra de su maestro. Al igual que su maestro, Eliseo realizó muchos
milagros y prodigios por el poder de Dios. Algunos de los milagros más conocidos de
Eliseo incluyen la curación de un hombre con lepra, la multiplicación de panes para
alimentar a un grupo de profetas, y la resurrección de un niño muerto, de la que
hablaremos a continuación.
En esta historia, la Sunamita es descrita como una mujer virtuosa y generosa que se
preocupa por el bienestar de Eliseo. Ella ofrece a Eliseo un lugar para quedarse en su
casa, con el fin de que pueda descansar y recuperarse de sus viajes y, finalmente,
incluso construye una habitación para él. La Sunamita no pide nada a cambio de su
hospitalidad, pero Eliseo desea recompensarla por su amabilidad.
Cuando Eliseo se da cuenta de que la Sunamita no tiene hijos, él le promete que tendrá
un hijo al año siguiente. La Sunamita se queda embarazada y tiene un hijo, tal como
Eliseo había prometido. Sin embargo, varios años más tarde, por desgracia, el hijo de la
Sunamita fallece.
Entonces, la mujer lleva a su hijo a la habitación que había construido para Eliseo y le
solicita su ayuda. Entonces, el profeta Eliseo va a la habitación y ora pleno de Fe a Dios;
con esto, logra hacer que Dios interceda y dé vida al niño.
Sin embargo, debemos dejar en claro que la Sunamita no esperaba nada a cambio de su
ayuda a Eliseo, pero su actitud de bondad y generosidad fue recompensada con la
bendición de tener un hijo y la oportunidad de ser testigo de un milagro.
*La importancia del aposento que la mujer hizo ´para el profeta y como llevamos esto a
nuestras vidas
Como mujeres de Dios, debemos tener un aposento para estar con Dios. Como la
historia: (2 Reyes 4:10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y
pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se
quede en él.)
CAMA/ un lugar en el que tengamos intimidad con Él, donde no exista nadie mas que Él
y tu
MESA/ lugar en el que comamos y nos alimentemos de la Palabra de Dios; donde nos
reunimos a hablar temas importantes