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UN MUNDO MEJOR

A veces siento como si en mi organismo hubiera una fuerte batalla entre


el hambre y el cansancio. Por un lado, uno me pide a gritos que coma
algo, manteniendo a mi cerebro en estado de alerta evitándome
conciliar el sueño; mientras que el otro me suplica sintiendo el dolor en
cada músculo de mi cuerpo, que descanse al menos un poco. Se pelean
tratando de decidir cuál es la prioridad, pero termina siendo un empate
donde ambos son perdedores. Es en esos momentos donde en un
intento por acallar dicha batalla que se desarrolla en mi interior, trato de
imaginar como sería la vida si las cosas hubieran sido diferentes, mi
mente vaga por una Tierra de hace 100 años atrás, cuando según las
historias de mi abuela todo era mucho mejor. El agua y la comida eran
abundantes y podías conseguirlos tan solo abriendo una llave o la puerta
de un refrigerador. Nadie sufría de hambre y no tenías que trabajar una
mañana seguida para después tener que hacer filas de casi toda una
tarde para conseguir un poco de pan duro, el cual tendrías que repartir
entre toda tu familia.
Hace 100 años el mundo estaba lleno de animales de todas las especies
y vegetación de todos los tipos y colores. Había mucha diversidad y
todos podían disfrutar de esta. El aire era limpio y las personas no
tenían que andar con cubrebocas todo el tiempo debido a la
contaminación o a las enfermedades.
No había desigualdad, todos disfrutaban de las mismas cosas. No había
odio y violencia, todos se respetaban y amaban entre ellos. No había
sufrimiento, todos eran felices y vivían en paz.
Trato de imaginar un mundo así, mi mente es el único escape que tengo
de la realidad, de la dura realidad que nos golpea hoy en el 2121. Me
pierdo en mis pensamientos, vivo las historias que mi mente crea y soy
feliz hasta que caigo rendida en mis más profundos sueños… O bueno…
Eso es lo que me gustaría, la realidad es que aquella feliz escena no es
más que otra de mis fantasías. Salgo de mi mundo en cuanto mi madre,
bastante cansada, delgada y con unos grandes surcos negros debajo de
sus ojos pasa por el umbral de mi puerta con el fin de “despertarme”
para ir a ganar nuestro sustento.
Voy camino al trabajo, perdida nuevamente en mis pensamientos,
cuando algo -o más bien alguien- llama mi atención. Un joven de
cabellos claros y piel de porcelana pasa bastante apresurado delante de
mí, huyendo de un grupo de personas que no hacen más que
preguntarle cosas y pedirle su ayuda, ¿y cómo no? si el joven además
de ser físicamente agradable, con una piel suave a la vista y sin ninguna
cicatriz que denote una vida de trabajo pesado como la que llevamos
todos en este pueblo, destaca increíblemente por su ropaje fino y pulcro
que caracteriza a los de clase alta, además lleva uno bonitos lentes, los
cuales son toda una extrañeza por acá debido a lo costosos que son.
Todo apunta a que este desconocido es de lo más alto de la sociedad y
ver a alguien así por estos lares es casi imposible, y, sin embargo, aquí
está él, siendo perseguido por un montón de personas que lo rodean
cual buitre a su presa. Quiero ayudarlo, pero no hay quien pueda contra
un grupo de gente desesperada y hambrienta.
No me había fijado en la colección de libros que llevaba en sus brazos
sino hasta que uno de estos se le cayó. Nadie parece darse cuenta,
todos están ocupados contemplando al joven, así que aprovecho y de la
manera más disimulada posible guardo el libro en mi bolsa, busco al de
lentes con la mirada para ver si puedo devolverle el libro, pero este ya
está bastante lejos tras haber comenzado a correr de la multitud.

Me sentí ansiosa todo el día pensando en el libro que tenía en mi bolso,


la curiosidad me mataba y no podía esperar a que llegara la noche para
volver a casa y poder leer su contenido tranquilamente.
Ahora por fin estoy aquí. Sentada en mi cama me dispongo a sacar el
libro y leer su título: “Desarrollo sostenible, ¿una fantasía?” Me llama la
atención, nunca había escuchado algo sobre eso, además ¿por qué sería
una fantasía? Sin poder soportarlo más, abro el libro y empiezo a leer:
“La sostenibilidad es un desarrollo que consiste en satisfacer las
necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones de satisfacer las propias, garantizando el equilibrio entre
el crecimiento económico, el cuidado del medio ambiente y el bienestar
social.”
Creo que empieza a gustarme este libro… Sin embargo, dudo mucho
que algo así sea posible por como está el mundo en este momento. Aún
así, me pone feliz saber que hay personas que podrían estar trabajando
por un futuro mejor y no puedo evitar sentir algo de esperanza. Pero
dicha esperanza naciente queda completamente destruida en cuanto leo
los siguientes párrafos.
“Fruto del interés por el desarrollo sostenible, en la Conferencia sobre el
Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (Rio de Janeiro,
1992) se aprobó un programa conocido como "Agenda 21", que consiste
en un conjunto de los asuntos que deben ser abordados a nivel mundial,
nacional, y local para alcanzar el desarrollo sostenible.
Gracias a esta agenda fueron fijados por la ONU en el 2000, los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con 8 propósitos de
desarrollo humano, los cuales serían prioridad para todos los gobiernos
del mundo. Estos objetivos se revisaron dando lugar a una nueva
agenda mundial (Agenda 2030) con los denominados Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS)”
Siento cierta opresión en el pecho cuando leo las fechas, ¿esto es real?
Esto no solo me quita cualquier esperanza de que el futuro será mejor,
sino que también me hace dudar de todo lo que pensé que sabía hasta
ahora. Mi cerebro trabaja tratando de encontrar una explicación
mientras continúo leyendo. Si en esa época todo era paz y felicidad
como cuenta mi abuela, y como cuentan todos… ¿Por qué acá se habla
de todo lo contrario? ¿Por qué se vieron en la necesidad de hacer una
agenda con 17 objetivos que se supone ya se habían cumplido? Además,
¿por qué se habla de una organización que trabajaba en la paz y
seguridad internacional? ¿qué pasó con eso? Porque parece que no les
funcionó viendo el caos que azota este mundo hoy día.
Ya es de mañana cuando termino de leerme el libro. Me siento extraña y
vacía. Me di cuenta de lo engañados que vivíamos, porque si bien antes
las cosas eran mejor que ahora, no eran tan diferentes, no eran como
las pintan las personas.
Lo peor de todo es que había una solución, puede que el mundo no
fuera perfecto, pero tampoco era demasiado tarde para mejorar. Para
eso estaban los objetivos, sabían lo que debían hacer para salvar su
mundo y conseguir uno mejor y, aun así, la humanidad se rindió. Ahora
somos nosotros quienes pagamos las consecuencias, seremos nosotros
quienes veremos al mundo caer.
Finalmente, leo la nota escrita a mano en la página de cortesía al final
del libro.
“El desarrollo sostenible se volvió una fantasía, en el momento en que
quienes debían ser parte de la solución, se volvieron parte del problema
también.”

Sarita Garro Valencia.

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