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Ficha N° 5 Jesús me enseña a vivir con los demás: yo y el otro yo

“El día de los hombres verdes”


Un día, Dios dijo a sus ángeles: _ Yo dije a los hombres: Ámense los unos a los otros, pero
ellos se detestan porque no soportan sus diferencias y hasta llegan a matarse porque no son
del mismo color de piel. He decidido darles una lección: todos los hombres tendrán la piel de
color verde. Todos serán exactamente iguales en todo. Dios cumplió su promesa y todos los
hombres fueron del mismo color, los presidentes, los campesinos, los peruanos, los chilenos,
los africanos. Cualquier persona que veía a otra, se veía a sí misma era como ver a otro yo y
todo era confusión. Las naciones dejaron de luchar porque no sabían quién era su enemigo,
pues todos eran iguales. Pero de esa manera, la humanidad iba tomando conciencia de la
riqueza que había perdido. La humildad y el arrepentimiento se abrieron camino en sus
corazones y todos empezaron a quererse. Eso fue suficiente para Dios y ordenó que en la
tierra todos volvieran a ser como antes. Para los hombres fue un gran acontecimiento, se
dieron cuenta que todos valían por igual, y que todos debían de cuidarse unos a otros sin
importar el origen o la raza.

ACTIVIDAD 1 ¿Por qué Dios


cambió de color a los hombres?
Para que no se pelearan por el diferente color de su piel

¿Qué ocurrió luego entre los hombres?


Empezaron a quererse y aprendieron que no vale la pena paliarse porque

¿Qué lección sacaron los hombres de este acto?


Que son lo mismo y no importa el color de piel de la otra persona

¿Quién es considerado el otro yo? ¿por qué?


El otro yo es uno mismo porque tenemos un yo que es que todos ven, pero el otro yo es aquella
persona (tu) que ni siquiera puedes saber que existe y se presenta en cualquier momento, ya sea en
momentos de estrés o cuando te sientes en peligro.

ACTIVIDAD 2
Lucas 18, 9-14.

Dijo también a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, esta
parábola: "Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El
fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque
no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este
publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En
cambio, el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al
cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que
soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que
se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado."

Reflexionamos y respondemos:

¿A quién crees que escucho Dios en su oración? ¿Por qué lo consideras así?
Yo estoy segura que escucho a él publicano.

Reflexionamos

Jesús deja claro a través de esta historia, que Dios escucha la oración de todos y lo que cuenta
para Dios es el corazón. Él no se fija en el color de la piel, ni en la posición social, ni en la
inteligencia, ni siquiera en si somos fieles cumplidores de todas las normas religiosas. En lo
que se fija Dios, es en la actitud que tiene el corazón para buscar y querer encontrar a Dios
Padre, a Dios Amor. Jesús nos quiere enseñar esta gran verdad, porque todo hombre y mujer
viene de Dios y tiene parte de Él. Y si asumimos esta gran verdad, entonces dejaremos de
lado tantos elementos que hoy nos separan: si somos de una nación u otra; si somos de una
religión u otra; si somos de una etnia u otra; si vivimos en ciudad o chacra; si estudiamos en
un colegio o en otro; si somos de un partido u otro. Todas estas cosas que nos separan, son
aceptadas porque hay gente interesada en que así sea, ya que, de esta manera, esas personas
tienen grandes beneficios.
El día que cada uno de nosotros, dejemos de escuchar esas voces surgidas del mal que nos
invitan a la separación, habremos comenzado a formar un mundo mejor, ya que todos somos
hermanos y hermanas, sin importar el lugar de nacimiento ni el sexo que tengamos.

ACTIVIDAD 3

Descifra el mensaje a partir de las imágenes y responde la pregunta con los siguientes criterios:
- Identifica que todos somos creados a imagen y semejanza.
- Reconoce que todos tenemos la misma dignidad.
- Comprende que el otro tiene el mismo valor que todas las personas.

¿Quién es el otro yo y cómo


debemos convivir?
Tu otro tu está muy lejos de tu
vida y podemos vivir comiendo
sano durmiendo

Las personas, hombres y


mujeres, hemos sido creados por amor a imagen de Dios, es decir, tenemos parte de su
vida, por lo que todos poseemos una dignidad que nadie puede quitarla. De acuerdo a las
situaciones geográficas y sociales, la raza humana ha ido diferenciándose para adaptarse
mejor al ambiente donde desarrollaba sus actividades. También han ido creando una
forma de vida propia, con su cultura y su forma de entender la relación entre unos y otros.
Así mismo han experimentado una forma de relacionarse con lo trascendental. Todo ello
son manifestaciones externas, pero el interior del hombre y la mujer está impregnado del
espíritu de Dios, por tanto, todas las personas, aunque diferentes, tienen los mismos
derechos en la sociedad.

¿Hasta ahora quien ha sido mi prójimo?

Mis familiares, mis amigos, mis vecinos, los ancianos, los niños, la persona que me desea el
mal, la persona que me ofendió, la persona que me ignora, la persona que está abandonada, la
persona que nadie quiere acercarse.

IMPORTANTE:
Recuerda subir al CLASSROOM las actividades realizadas hasta el momento. Este
documento de Word deberá llevar el título “Sema 5_ Ficha 5”.

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