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Género: ¿Todavía una categoría útil

para el análisis?*
Joan W. Scott**
Institute for Advanced Study

Resumen: Este artículo traza la historia de los usos de Género. n. sólo un término gramatical. Referirse
la palabra “género”. Sugiere que aunque “género” se ha a personas o criaturas como de género femenino
convertido en un lugar común, muchos cuestionamientos o masculino, es o bien un uso jocoso, o un error.
persisten en cuanto al modo como se definen y evolucionan
los términos “mujeres”, “hombres” y las relaciones de Mi argumentación en ese entonces fue que el
poder entre ellos. Siempre que continúe permitiéndonos
término no podía ser controlado por la policía lin-
cuestionar los significados que se ligan a los sexos, cómo
se establecen y en qué contestos, género sigue siendo una güística; las feministas se habían apropiado de ma-
categoría analítica útil, debido a que es crítica. nera útil del género para hablar de las formas en las
Palabras clave: género, sexo, mujeres, hombres, ca- cuales las diferencias del sexo anatómico habían
tegoría analítica llegado a tener significados diferentes en distintos
momentos. En aquella época usábamos mucho el
Gender: Still a Useful Category of Analysis?
término “construcción cultural”, con lo cual quería-
Abstract: This paper traces the history of uses of the mos decir que los significados eran atribuidos, no
word “gender”. It suggests that though “gender” has inherentes a los cuerpos, y que había una historia
been recuperated and become commonplace, many issues y una política de esas atribuciones de significados.
persist around the way “women” and “men”, and the La idea de construcción cultural se basaba en la
power relations between them, are defined and are evol- noción de que podía distinguirse cuidadosamente
ving. Provided it still allows us to question the meanings
entre el sexo y el género, ya que el primero se refe-
attached to the sexes, how they are established and in
what contexts, gender remains a useful, because critical, ría a la biología y el segundo a la cultura. (Algunas
analytical category. críticas (Judith Butler, Donna Haraway), señalaron
Key Words: gender, sex, women, men, analytical que la distinción era falsa, ya que si el género podía
category ser construido culturalmente, lo mismo podía ha-
cerse con los significados biológicos del sexo. De
En 1986, cuando escribí el artículo que aparente- hecho, era el género el que le atribuía a la biología
mente se ha convertido en un clásico, “Género: Una su significación supuestamente innata. Pero aún sin
categoría útil para el análisis histórico”, comencé los escritos de estas teóricas (o quizás, en parte de-
con una cita del Diccionario de usos del inglés mo- bido a ellos), las líneas entre género y sexo se bo-
derno, de Fowler: rraron en el uso popular. De allí que la definición de

*Este artículo apareció originalmente, con el título “Gender: Still a Useful Category of Analysis?” en la revista Dio-
genes, February 2010, vol. 57, No. 1, 7–14. ISSN 0392-1921. Véase asimismo el foro sobre el tema en la American
Historical Review, 113, December 2008. La traducción fue realizada por Gabriela Castellanos.
**Joan W, Scott es Harold F. Linder Professor de la School of Social Science del Institute for Advanced Study, en
Princeton. Entre sus libros encontramos Gender and the Politics of History (1988), Only Paradoxes to Offer: French
Feminists and the Rights of Man (1996), Parité: Sexual Equality and the Crisis of French Universalism (2005), y The
Politics of the Veil (2007).
La manzana de la discordia, Enero - Junio, Año 2011, Vol. 6, No. 1: 95-101
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“género” en la edición de 1992 (tercera edición) del por hombres que oprimen a las mujeres. Estas femi-
Diccionario de la herencia americana del idioma nistas profesan que tales roles han sido socialmente
inglés sea la siguiente: construidos y por lo tanto pueden cambiar” (ibid,
p.43).
Tradicionalmente, “género” se ha usado pri- Dentro de las Naciones Unidas, la polémica fue
mordialmente para referirse a las categorías gra- tal que la Comisión sobre el Estatus de las Mujeres
maticales de “masculino”, “femenino”, o “neutro”,
había establecido un grupo de contacto para buscar
pero en años recientes la palabra se ha arraigado
en su uso para referirse a categorías relacionadas acuerdo sobre “el significado común de ‘género’”,
con el sexo, y en tales frases como “la brecha de y para trasmitir sus conclusiones “directamente
género” y “la política del género”. Este uso se ve a la Conferencia en Beijing”. El desacuerdo entre
respaldado por la práctica de muchos antropólogos quienes insistían en una definición estrictamente
y antropólogas, quienes reservan sexo para referirse biológica y quienes querían referirse a los “roles so-
a categorías biológicas, mientras usan género para
cialmente constructivos [sic] de hombres y mujeres
referirse a categorías sociales o culturales. De
acuerdo con esta regla, se diría, “la efectividad del (ibid, p. 107) condujo a una resolución enteramen-
medicamento parece depender del sexo (no el géne- te sin información que se ofreció como apéndice al
ro) del paciente”, pero “en sociedades campesinas Programa de Acción de la Conferencia. La “Decla-
los roles de género, (no de sexo) probablemente ración sobre el significado comúnmente entendido
están más claramente definidos”. Esta distinción del término Género” dice lo siguiente:
es útil en principio, pero no puede decirse que sea
ampliamente observada, y ocurren considerables
Habiendo considerado el tema concienzuda-
variaciones de uso en todos los niveles. (754)
mente, el grupo de contacto observó que 1) la
palabra “género” ha sido comúnmente usada y
De hecho, para algunas personas, género se ha entendida en su uso común y generalmente acep-
convertido en una forma cortés de referirse a cual- tado en numerosos otros foros y conferencias de
quier cosa que tenga que ver con el sexo, mientras la Naciones Unidas; 2) no hubo indicación de que
que el sexo se reserva para los actos físicos de hacer la Plataforma de Acción tuviera intención de adop-
tar algún significado nuevo o connotación nueva
el amor o de copulación. Pero para otras personas, el
del término, diferente de los usos previamente
género tenía implicaciones radicales que debían ser aceptados[…] Por lo tanto, el grupo de contacto
detenidas. Tal fue el caso de la Cuarta Conferencia reafirmó que la palabra “género”, tal como se usa
Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing, Chi- en la Plataforma de Acción, se debía interpretar
na en 1995. En las semanas anteriores al inicio del y comprender en su uso ordinario, generalmente
evento, un subcomité de la Cámara de Representan- aceptado. (Comisión de la Naciones Unidas sobre
el Estatus de las mujeres, 1996)
tes de Estados Unidos (1996) celebró una audiencia
en la cual congresistas republicanos y delegados de
Lo que llama la atención sobre este intento de
grupos en pro del “derecho-a la-vida” señalaron
clarificación es que no hay ninguna explicación del
las implicaciones subversivas de “Género”. Quie-
“uso generalmente aceptado”. Era como si el signi-
nes declararon advirtieron que la moralidad y los
ficado fuera auto-evidente, libre de ambigüedad y
valores de la familia estaban siendo atacados por
de todas las interpretaciones erróneas posibles. La
aquellos que creen que puede haber hasta cinco gé-
expresión de la declaración intentaba resolver una
neros (hombres, mujeres, homosexuales, bisexuales
controversia negando que tal controversia existiera.
y transexuales). E insistieron en que un programa de
Sin embargo, algunos participantes de la conferen-
la Naciones Unidas para la Conferencia de Beijing
cia se sintieron obligados a explicitar su modo de
había sido secuestrado por “feministas que creen en
entender el término. El representante de Guatemala,
el género, y creen que todo lo que creemos natural,
por ejemplo, escribió que “de conformidad con los
incluyendo la virilidad y la feminidad, la materni-
criterios éticos, morales, legales, culturales y natu-
dad, la heterosexualidad, el matrimonio y la familia
rales del pueblo guatemalteco, Guatemala interpreta
son ‘fijaciones’ culturalmente creadas originadas
el concepto de género como solamente el género fe-
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menino y masculino en referencia a hombres y mu- taban abiertos al cambio, pero los cuestionamientos
jeres” (Naciones Unidas, 1995, v, 11). De Paraguay más avanzados producidos por el término parecían
emergió una declaración semejante. Perú llevó el haberse desviado o domesticado. En los años 70s y
asunto más allá, anticipando las peligrosas implica- 80s “género” realizó trabajo teórico importante para
ciones que el “género” parecía tener al insistir que las feministas; suministró una manera de repensar
“los derechos sexuales se refieren exclusivamente los determinantes de las relaciones entre los sexos;
a las relaciones heterosexuales” (Naciones Unidas no había aún un “uso generalmente aceptado” para
1995: v, 28). Y el representante del Vaticano inter- el término. “Género” abría todo un conjunto de
pretó el significado común de “género” como “basa- cuestiones analíticas sobre cómo y bajo qué condi-
do en la identidad biológica sexual, varón o hembra ciones se habían definido los diferentes roles y fun-
[...]. La Santa Sede así excluye las interpretaciones ciones para cada sexo; cómo variaban los diversos
dudosas basadas en visiones del mundo que afirmas significados de las categorías “hombre” y “mujer”
an que identidad sexual se puede adaptar indefinida- según la época, el contexto, el lugar; cómo se crea-
mente para adecuarse a nuevos y diferentes propó- ron e impusieron las normas regulatorias del com-
sitos” (Naciones Unidas 1995: v, 12: “Declaración portamiento sexual; cómo los asuntos relacionados
de la interpretación del término ‘género’ ”). Esto no con el poder y los derechos contribuían a las defini-
quería decir que la biología determinara los roles ciones de masculinidad y feminidad; cómo las es-
sexuales de manera estática. El Papa estaba a favor tructuras simbólicas afectaban las vidas y prácticas
de “una cierta diversidad de roles […] siempre y de personas comunes y corrientes; cómo se forjaban
cuando esta diversidad no fuera resultado de una las identidades sexuales dentro de las prescripcio-
imposición arbitraria, sino más bien expresión de lo nes sociales y contra ellas.
que es específico de ser hombre o mujer” (ibid.) El Mi ensayo de 1986 fue escrito con esos temas
mensaje implícito era que la homosexualidad era no en mente. Era, para mí, una manera de plantear pre-
sólo intolerable por no ser natural, sino que además guntas que yo asociaba con la influencia de Michel
representaba una corrupción del orden natural de las Foucault, sobre cómo se establecía el conocimien-
cosas en el cual se pensaba basado el orden social. to cierto de la diferencia sexual “natural”, y sobre
Aunque estos debates demostraban el efecto pro- cómo y cuándo se reemplazaba un “régimen de
fundo que había tenido el pensamiento feminista en verdad” por otro. El género suministraba una forma
los años previos a Beijing –pues “género” parecía de investigar las formas específicas adoptadas por
ser un término que conllevaba amenazas de disrup- la organización social de la diferencia sexual; no
ción y subversión feministas— también mostraban las trataba como variaciones de un tema invariable
hasta qué punto había sido recuperado, privándolo de dominación patriarcal. Por el contrario, requería
de su significado como un reto radical al estatus una lectura cuidadosa de manifestaciones concretas,
quo. Como lo había señalado el antes mencionado atención a los diferentes sentidos que podrían tener
Diccionario de la herencia americana del idioma las mismas palabras. “Género” podía siempre refe-
inglés varios años atrás, “género” simplemente se rirse a las formas en las cuales se concebían las rela-
había convertido en un sinónimo para las diferen- ciones entre hombres y mujeres, pero no se tomaban
cias entre los sexos, tanto adscritos como “natura- ni las relaciones ni los hombres ni las mujeres como
les”. Todavía podía provocar ardientes debates, es iguales en todos los casos. Lo importante era cues-
cierto, como lo sugieren las deliberaciones previas tionar todos estos términos y así historizarlos.
a Beijing, pero mayormente, en el informe final de Para mediados de los 90s, al menos en Estados
Beijing, aparecía como un término inocuo, a menu- Unidos, el término género parecía haber perdido su
do un simple sustituto para “mujeres”. filo crítico precisamente porque su significado pa-
No hay duda de que para 1995 “género” le daba recía poder tomarse por establecido. La palabra ya
a las proponentes de la igualdad de las mujeres una no era desconcertantes, ya no ofrecía un reto al uso
manera de argüir que los roles sociales habían sido gramatical fijo; por el contrario era un término más
“construidos culturalmente”, y que por lo tanto es- o menos generalmente entendido del léxico femi-
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nista. Por supuesto, tal no era el caso de otras partes hembra/varón que permanece, a un apareamiento
del mundo no de habla inglesa. En esos lugares la normativamente (si no claramente biológico) hete-
misma dificultad para traducir la palabra daba un rosexual, aún cuando el tema que se está tratando
cierto cuestionamiento radical asociado con el fe- es la homosexualidad. No es que a las mujeres no
minismo. También ocasionaba el rechazo firme de se les dé una historia, claro que se les da. Las ideas
las autoridades, quienes condenaban la palabra por acerca de ellas se dice que cambian, como lo ha-
inapropiada, inaceptable, inclusive inculto, porque cen las experiencias; éstas varían en el tiempo y de
caía fuera de los límites nacionales de “uso común”. acuerdo a la clase, la etnicidad, la cultura, la religión
De esta suerte, la Commission générale de termi- y la geografía. La abundante literatura sobre la his-
nologie et de néologie (2005) dictaminó que no era toria social de las mujeres está llena de importantes
una palabra francesa; esto, a pesar de su aparición distinciones que insisten en la particularidad de las
con creciente frecuencia en los títulos de libros y ar- mujeres obreras o campesinas, lesbianas o medie-
tículos. Sólo unos cuantos años más tarde apareció vales o judías o afro-americanas, o musulmanas o
un comentario sobre la impotencia de esta prohibi- latinas o europeas del este o africanas. Pero por más
ción, en la forma de un manual de estudios de gé- que tomen en cuenta las vidas cotidianas de pobla-
nero en francés, el primero de su tipo (véase Bereni ciones diversas, estas diferencias dan por supuesta
et al, 2008). una “continuidad subyacente de mujeres reales so-
La pregunta de si el género sigue siendo una ca- bre cuyos cuerpos constantes danzan descripciones
tegoría útil para el análisis –ya sea histórico o de aéreas y cambiantes” (Riley, 1988, p.7). Paradójica-
otro tipo— me parece que no depende de la pala- mente, la historia de las mujeres ha mantenido a las
bra en sí, sino de los usos críticos que seguimos ha- “mujeres” fuera de la historia. Y el resultado es que
ciendo de ella. Con demasiado frecuencia, “género” “las mujeres” como un fenómeno natural se reins-
connota un enfoque programático o metodológico cribe, aún cuando afirmamos que ellas se constru-
en el cual los significados de “hombre” o “mujer” yen discursivamente. Para decirlo de otra manera,
se toman como fijos; el objetivo parece ser describir la pareja binaria sexo/género continúa en su lugar
roles diferentes, no cuestionarlos. Creo que género a pesar de una generación de trabajo académico en-
sigue siendo útil sólo si va más allá de este enfoque, caminado a desconstruir esa oposición. (Como ya
si se toma como una invitación a pensar de manera lo mencioné, la desconstrucción insistió en que el
crítica sobre cómo los significados de los cuerpos sexo, como el género, tenía que ser comprendido
sexuados se producen en relación el uno con el otro, como un sistema de significado atribuido; ni el sexo
y cómo estos significados se despliegan y cambian. ni el género eran producto de la naturaleza sino de
El énfasis debería ponerse no en los roles asignados la cultura. El sexo no era un fenómeno transparente;
a las mujeres y a los hombres, sino a la construcción adquiría su estatus natural de modo retrospectivo,
de la diferencia sexual en sí. como justificación para la asignación de roles de gé-
En mi campo, la historia, hay demasiados libros nero.) Mientras las “mujeres” sigan “formando un
que asumen que el significado de “mujer” está dado: telón de fondo pasivo para concepciones cambian-
lo que las mujeres tienen físicamente en común es tes de género” (ibid.), nuestra historia descansará
un sinónimo de la entidad colectiva designada como en una base biológica que las feministas –al menos
“mujeres”. Se dice que género trata acerca de la re- teóricamente—quiere cuestionar.
lación entre mujeres y hombres, que se presupone Este era el argumento, hace ya dos décadas, de
no sólo que es jerárquica, sino que lo es invariable- Denise Riley en su libro ‘¿Soy yo ese nombre?’ El
mente; los términos particulares usados para descri- feminismo y la categoría de ‘las mujeres’ en la his-
bir la relación son aparentemente menos importan- toria (‘Am I that Name?’ Feminism and the Cate-
tes que la asimetría en sí misma. Y, a pesar de una gory of “Women” in History). El libro fue publicado
gran cantidad de investigación innovadora sobre en 1988, el mismo año que el mío, El género y la
la sexualidad, el género –al menos en el discursos política de la historia (Gender and the Politics of
histórico— a menudo se refiere a una oposición History, Scott 1988). Ambos libros comparten un
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interés similar por el feminismo y la historia; ambos “las mujeres” en objeto de investigación histórica, y
acuden a la teoría post-estructuralista para obtener pregunta cuándo la categoría llega a debatirse y en
ayuda; los dos dialogan entre sí. Mientras mi libro qué términos, señalando las formas en las cuales, en
se ocupa de la cuestión del género como una cate- diferentes momentos históricos, ha habido diferen-
goría analítica, el de Riley asume la tarea de tra- tes tipos de aperturas creadas por los reclamos femi-
tar a las “mujeres” de la misma forma. La autora nistas. “Las formas en que se ha agrupado personas
ofrece una genealogía foucaultiana de “mujeres”, bajo las banderas de “hombres” o “mujeres” están
un término comúnmente tratado como una descrip- enmarañadas en las historias de otros conceptos
ción transparente. A pesar de que ella distingue a también, incluyendo los de “lo social” y “el cuer-
las “personas de sexo femenino” de “las mujeres”, po”.” (ibid., p. 7). Riley nos muestra cómo, en los
su interpretación a menudo se ha confundido con inicios de la modernidad en Europa, las nociones
“una especie de enfoque sobre las mujeres a través del alma andrógina definían un tipo de relación de
de las épocas”—algo que ella específicamente que- “las mujeres” con la humanidad, mientras que para
ría evitar (Riley, 1988, p. 7). El hecho de que esto el siglo Dieciocho, la atención a la naturaleza y al
haya ocurrido nos muestra la resistencia de la his- cuerpo condujo a un énfasis creciente en las mujeres
toria como disciplina al reto epistemológico radical como “el sexo”.
de Foucault, y también lo bien comportadas que han A medida que “lo social” encontró un lugar entre
resultado ser las hijas supuestamente rebeldes de la “lo doméstico” y “lo político” en el siglo Diecinue-
disciplina de la historia. ve, “se estableció a “las mujeres” como un nuevo
El libro de Riley va dirigido a las feministas y a tipo de colectividad sociológica” (ibid., p. 50). Y
las dificultades planteadas para nosotras por la nece- por supuesto, hasta que los individuos se definie-
sidad a la vez de insistir en la identidad de “mujeres” ran como sujetos políticos, no podía haber reclamo
y de rechazarla. Esta no es una debilidad, sostiene de ciudadanía ni de derechos políticos para las mu-
Riley, sino la condición que permitió el surgimien- jeres. No se trata simplemente de que las mujeres
to del feminismo. “Las ‘mujeres’ es en verdad una tuvieran distintas posibilidades en sus vidas, sino
categoría inestable […] esta inestabilidad tiene una que “las mujeres” es algo distinto en cada uno de
base histórica, y… el feminismo es el sitio de la lucha estos momentos. No hay una esencia de ser mujer
sistemática de esa inestabilidad” (ibid., p. 5). No es (o de ser hombre) que aporte un sujeto estable para
sólo que hay diferentes tipos de mujeres congregadas nuestras historias; sólo existen iteraciones sucesivas
bajo el término, sino también que la identidad colec- de una palabra que no tiene un referente fijo y por
tiva significa diferentes cosas en diferentes épocas. lo tanto no significa siempre lo mismo. Fue la po-
Aun para las mujeres individuales, una no siempre lítica feminista la que llevó a “las mujeres” a ser
está consciente de “ser una mujer”. La identidad, nos vistas como un objeto de investigación histórica.
dice Riley, no nos permea y por ende es “inconstante, Pero, irónicamente, el proyecto de crear un sujeto
y no nos puede dar una base ontológica” (ibíd., p. 2). para el feminismo contemporáneo (una colectividad
“El cuerpo” no nos da esa base tampoco, ya que es en activa, que protesta, afirma sus derechos, que bus-
sí mismo un concepto que debe ser “leído en relación ca emanciparse de la opresión) tendió a difuminar
con lo que lo apoya y lo rodea” (ibid., p. 104). “A las líneas de diferencia, ya sean temporales, cultu-
pesar de su corporalidad”, señala Riley, el cuerpo no rales o sociales. Se tenía la intención de que “gé-
es “un punto de origen ni un término, es un resultado nero” historizara y relativizara a las mujeres y se
o un efecto” (ibid., p. 102). las concibiera como parte integral de la historia, no
La ausencia de una base ontológica podría su- sólo como agentes, sino como “mujeres”. La idea
gerir la futilidad de la historia de las mujeres; se- era que el sujeto actual del feminismo (nuestra co-
gún la queja de algunos de los críticos de Riley, si lectividad) no podía proyectarse retrospectivamente
no hay mujeres, ¿cómo puede haber historia de las ni lateralmente. El feminismo global es una unidad
mujeres, o inclusive, feminismo? (véase, por ejem- imaginaria, una visión política, no una entidad que
plo, Modeleski, 1991). De hecho, Riley convierte a pre-exista a su articulación.
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El concepto de “género” sugería que teníamos do psíquico de la diferencia sexual […] es algo que
que problematizar la noción misma de cómo llega- no podemos no saber” (Weed 2007, p. 6). Por otra
mos a pensar de nosotras mismas en el modo en que parte, no existe conocimiento cierto de qué quiere
lo hicimos. No era auto-evidente que las mujeres decir. Sus significados se ofrecen en los dominios
estuviéramos conscientes de nosotras mismas como de la fantasía individual o del mito colectivo, y es-
“mujeres”, ni era claro en absoluto que “nuestros tos no están necesariamente en sincronía entre sí,
cuerpos” “nos” definieran. No existía una “falsa ni determinan las formas en las cuales los sujetos
conciencia” sobre qué quería decir ser mujer (aún se relacionan con la masculinidad o la feminidad
cuando el despertar de la conciencia era una técnica (asumiéndola, rechazándola, rechazando la división
movilizadora. Más bien, se apelaba a los intereses entre ellas). El psicoanálisis no ve una correspon-
y las experiencias específicas que, en un momento dencia necesaria entre las posiciones psíquicas de
particular, se organizaba bajo el signo de “mujeres”. masculinidad y feminidad, por un lado, y un cuerpo
Las preguntas eran cómo y cuándo sucedía esto y físico, por el otro; de hecho, es “el cuerpo el que ha
bajó qué condiciones. Para entender el feminismo llegado a representar la realización psíquica de la
(en sus manifestaciones actuales y las históricas) diferencia sexual y no a la inversa” (ibid, p. 6) La
había que pensarlo como una intervención estra- teoría no plantea una definición fija de masculino/
tégica en un conjunto de discursos que no estaban femenino o las diferencias entre ellos; más bien, re-
restringidos a las “mujeres”. quiere análisis para llegar a saber qué quieren decir.
Aunque había mucha preocupación expresada Por supuesto, el análisis busca descubrir los
sobre la posibilidad de que el término género, aña- significados idiosincráticos desarrollados por las
dido o sustituyendo a las mujeres (en los títulos de psiquis individuales, pero éstos no se forjan inde-
libros y en los currículos de los cursos) debilitaría pendientemente de la conciencia de las categorías
las consignas feministas, de hecho el género marcó normativas y de cómo se imponen. Tampoco son las
una profundización del compromiso con la historia categorías normativas simplemente afirmaciones
tanto de las mujeres como de “las mujeres”. Arguyo racionales de identificación deseable. Son intentos
actualmente que ninguna historia de las mujeres está (a menudo no efectivos) de eliminar la confusión
completa sin una historia de “las mujeres”. “Géne- psíquica que general la diferencia sexual, de alinear
ro” era un llamado a trastornar el poderoso influjo la fantasía individual con el mito cultural y la orga-
de la biología al abrir todo aspecto de la identidad nización social. El género es, yo diría, el estudio de
sexuada al cuestionamiento, incluyendo la pregun- la difícil relación (en torno a la sexualidad) entre lo
ta de si hombre/mujer, o masculino/femenino era el normativo y lo psíquico, el intento de a la vez colec-
contraste que se invocaba. Riley nos recuerda que tivizar la fantasía y usarla para algún fin político o
la insistencia en la fijeza de esa oposición (o en la social, ya sea ese fin la construcción de nación o la
“verdad” esencial de la diferencia sexual) es en sí estructura familiar. En este proceso, es el género el
misma producto de una cierta historia y no un a dis- que produce significados para el sexo y la diferencia
tinción que debamos considerar inviolable. sexual, no el sexo el que determina los significados
Quizás es ahora la diferencia sexual la que ne- del género. Si éste es el caso, entonces (como lo han
cesita ser problematizada de modo que el género insistido hace tiempos algunas feministas) no sólo
pueda liberarse para hacer su trabajo crítico. Para no hay distinción entre sexo y género, sino que el
este fin he encontrado útil acudir a la teoría psicoa- género es la clave para el sexo. Y en tal caso, en-
nalítica, no a sus articulaciones conservadoras (que tonces el género es una categoría útil para el análi-
han sido usadas, entre otras cosas, para apuntalar sis porque nos obliga a historizar las formas en las
la familia heterosexual como clave para las psiquis cuales el sexo y la diferencia sexual han sido con-
normales y las culturas estables), sino a aquellos lu- cebidos.
gares donde se ocupa de las dificultades asociadas El “lenguaje de género”· no puede codificarse
con establecer las fronteras y los significados de las en los diccionarios, ni sus significados pueden ser
identidades sexuadas. Por una parte, “el significa- fácilmente presupuestos o traducidos. No se reduce
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a alguna magnitud conocida de masculino o feme- es una pregunta abierta sobre cómo se establecen
nino, varón o hembra. Son precisamente sus signifi- estos significados, qué implican, y en qué contex-
cados particulares los que necesitan ser extraídos de tos, entonces sigue siendo una categoría útil para el
los materiales que examinamos. Cuando el género análisis, por ser crítica.

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