Serie: ARQUITECTURA Y URBANISMO, nº 91
Edita
Ediciones Universidad de Valladolid
Departamento de Teoría de la Arquitec-
tura y Proyectos Arquitectónicos
Escuela Técnica Superior de Arquitec-
tura
Universidad de Valladolid
Colaboran
Cámara de Almeida, Portugal
CEAMA. Centro de Estudios de Arqui-
tectura Militar de Almeida
Coordinación editorial
Valeriano Sierra Morillo
Javier Blanco Martín
Diseño gráfico y maquetación
Flavia Zelli
Diseño de la colección
Jairo Rodríguez Andrés
Pablo Llamazares Blanco
Impresión
CARGRAF Artes Gráficas S.L. Valladolid
El Departamento de Teoría de la Arqui-
tectura y Proyectos Arquitectónicos de
la Escuela Técnica Superior de Arqui-
tectura de la Universidad de Vallado-
lid agradece a la Cámara de Almeida y
al Centro de Estudios de Arquitectura
Militar de Almeida (CEAMA) su colabo-
ración y apoyo en las actividades lleva-
das a cabo durante el curso 2014-2015
y que tienen como memoria escrita y
gráfica esta publicación.
Agradece especialmente al arquitecto
Joâo Campos su generosidad al facili-
tarnos la documentación planimétrica
de la ciudad, así como su proyecto para
la rehabilitación del Quartel das Esqua-
dras.
Esta publicación tiene carácter acadé-
mico sin ánimo de lucro. Los derechos
de las imágenes tomadas de otras pu-
blicaciones corresponden a sus edito-
riales. Los derechos de las imágenes
originales corresponden a los autores
de cada artículo.
Los autores de los proyectos aportan
su trabajo desinteresadamente. Se han
publicado íntegramente los paneles que
han sido seleccionados en la asignatu-
ra de Proyectos IV de la Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de la Univer-
sidad de Valladolid, elaborados para las
exposiciones.
Queda prohibida, salvo excepción previs-
ta en la ley, la reproducción (electrónica,
química, mecánica, óptica, de grabación
o de fotocopia), distribución, comunica-
ción pública y transformación de cual-
quier parte de esta publicación -inclui-
do el diseño de la cubierta- sin la previa
autorización escrita de los titulares de la
propiedad intelectual y de la Editorial. La
infracción de los derechos mencionados
puede ser constitutiva de delito contra la
propiedad intelectual (arts. 270 y siguien-
tes del Código Penal). El Centro Español
de Derechos Reprográficos (CEDRO) vela
por el respeto de los citados derechos.
La Editorial no se pronuncia, ni expresa
ni implícitamente, respecto a la exacti-
tud de la información contenida en este
libro, razón por la cual no puede asumir
ningún tipo de responsabilidad en caso
de error u omisión.
Printed in Spain
ISBN: 978-84-1320-105-4
Depósito legal: VA-829-2020
Índice

Presentación 04
Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría

Introducción
Valeriano Sierra Morillo 06

I EXCURSUS

Tiempo y proyecto 08
Eusebio Alonso García

El mueble, materia dúctil de la arquitectura 16

Javier Blanco Martín

Ciudades, patrimonios y arquitectos en formación 22

Joâo Campos

Almeida, estrella en el corazón de la frontera 28

Moisés Cayetano Rosado

Territorio y sistema, geometría y lugar 32

Fernando Cobos Guerra

Estabilidad y temporalidad 38
Paloma Gil Giménez

El espacio de relación entre el interior y el exterior 44

Ángel Iglesias Velasco

Vivienda y regeneración urbana: Almeida 48

José Manuel Martínez Rodríguez

El Quartel das Esquadras o el arte de embellecer la necesidad 52

Valeriano Sierra Morillo

Arquitectura y espesor 58
Leonardo Tamargo Niebla

Colonizar el patrimonio. Del continente y su contenido 62

Flavia Zelli

II PROYECTOS PARA ALMEIDA

Proyectos de intervención 66

Presentación del curso 68

Valeriano Sierra Morillo
Quartel das Esquadras 72

Lucila Castañeda Aller 76

María Cobos Averturo 80
Lucía Glez. Lamuño Sanchís 84
Pablo Gutiérrez Herrero 88
Raúl Herrero Correa 92
Manuel Pila Merino 96
Elena Rodríguez Fernández 100
Eduardo Rodríguez Gallego 104
Borja Velarde Ruiz 108
Claudia Vivas Martín 112

Viviendas para artesanos 116

Lucila Castañeda Aller 120

Ángela Domínguez Sánchez 124
Ana García López 128
Pablo Manteca Martín 132
Arturo Menduiña Hernández 136
Juan Pérez García 140
Manuel Pila Merino 144
Maximiliano de la Rasilla Coloma 148
Miguel Rosón Mozos 152

Vivienda colectiva 156

Ana García López 160

Raúl Herrero Correa 164
Manuel Pila Merino 168
Lara Redondo González 172
Elena Rodríguez Fernández 178
Eduardo Rodríguez Gallego 182
Álvaro Ruiz Espinosa 186
Victor A. Sanz Larriba 190
Claudia Vivas Martín 194
III TRANSFERENCIA DE CONOCIMIENTO A LA SOCIEDAD

Exposiciones 200

Congresos y seminarios 202

Referencia en publicaciones 204

Trabajos de investigación 206

Agradecimientos

Se presentan en este volumen los re-
sultados del trabajo que una serie de
profesores y alumnos han desarrollado
a lo largo de un semestre en la Escuela
Técnica Superior de Arquitectura de la
Universidad de Valladolid. Se trata de la
asignatura de Proyectos Arquitectónicos
que se imparte en el segundo período de
docencia del tercer curso de la forma-
ción de un arquitecto y por consiguiente
refleja el grado de madurez que durante
los cursos precedentes los estudiantes
han ido adquiriendo, lo que les permite
responder de forma precisa a una serie
de problemas concretos que se aseme-
jan a la realidad a la que se enfrentarán
cuando se titulen.
Las asignaturas de Proyectos, presen-
tes a lo largo de toda la carrera de Ar-
quitectura, constituyen un autentico
laboratorio donde, de forma simulada,
se experimenta con propuestas necesa-
riamente reales, sujetas a un contexto
social y situadas en un ámbito determi-
nado. Esto nos permite aproximarnos a
situaciones y localizaciones existentes,
entrar en contacto con sitios concretos
donde el estudiante aprende a tomar
conciencia de la importancia del lugar a
la hora de iniciar el proceso compositivo
del proyecto.
De hecho, tal y como se entiende el pro-
pio proceso proyectual, éste es en si mis-
mo un trabajo de investigación, algo que
difícilmente comprende a veces la so-
ciedad, que suelen confundir el trabajo
del arquitecto como la mera aplicación
automática de una serie de conocimien-
tos técnicos. Si embargo, el proyecto de
arquitectura es una búsqueda de mar-
Presentación
cado carácter intelectual, y como cualquier
investigación, ésta ha de ser extensa, cons-
tante, esforzada y rigurosa.
La ejercitación del proyecto, por tanto, im-
plica un dominio en el manejo de cuestio-
nes de muy diversa índole que tienen rela-
ción con mundos tan dispares como pueden
ser el programa funcional, la tectónica, el
contexto urbano y social, etc. aglutinados
todos ellos a través de un proceso compo-
sitivo con un marcado carácter cultural. El
resultado arquitectónico de este proceso,
sin embargo, no se valorará en cuanto a
que responda adecuadamente y de forma
independiente a los requerimientos de los
mundos citados, sino por la capacidad de
configurarse como un objeto capaz de tras-
mitir una serie de emociones directamente
relacionadas con la percepción espacial de
mismo.
El proyecto, por consiguiente, es el proceso
creativo a través del cual el arquitecto es
capaz de producir un objeto arquitectónico
singular, respondiendo además a requeri-
mientos de índole muy concreta, a través
de un razonamiento que utiliza conceptos
abstractos. El estudiante en su aprendizaje,
trata de perfeccionar el procedimiento que
permite atender a cuestiones objetivas me-
diante un mecanismo compositivo de mar-
cada subjetividad.
Y todo esto es lo que nos conduce a que, al
realizar un curso de proyectos, escojamos
un lugar, en este caso la Ciudad de Almeida
en la frontera portuguesa con España, lleno
de contenidos, de arquitecturas particula-
rísimas, debidas a su situación y función,
constituyendo un magnifico soporte para el
ejercicio de aprendizaje.
Enfrentándose a un rico patrimonio, lleno
de sugerencias y posibilidades, los futuros
arquitectos con ayuda de sus profesores
han materializado una serie de propuestas
verosímiles que se presentan en esta publi-
cación. Propuestas que dada la condición
del método compositivo con el que se ge-
neran han producido un resultado diferen-
te en cada caso, sin que ello implique una
incorrecta utilización de los instrumentos
y mecanismos propios de la disciplina, más
bien al contrario, pone de manifiesto la ca-
pacidad de cada estudiante para concebir
una arquitectura personal y enriquecedora.
Acompañando a los trabajos realizados du-
rante el curso se presentan los textos que
recogen las lecciones que recibieron los
estudiantes para completar su formación,
impartidas por los propios profesores de la
asignatura o por invitados especialistas en
la materia, a los que agradezco su esfuerzo
y dedicación.
cesarios para la realización del curso y
contribuyeron a la materialización de la
exposición de los trabajos en la propia
ciudad donde habíamos trabajado.
Esta simbiosis entre universidad e insti-
tuciones dan sentido a nuestro trabajo
y constituye un objetivo fundamental
del Departamento de Teoría de la Arqui-
tectura y Proyectos Arquitectónicos, que
tiene siempre presente el compromiso
hacia la sociedad que la sustenta y a la
que se debe.
Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría
Director del Departamento
de Teoría de la Arquitectura y
Proyectos Arquitectónicos
de la Universid de
Valladolid

Con esta publicación también queremos

contribuir a la exposición pública de los re-
sultados de nuestro trabajo discente y do-
cente, devolviendo a la sociedad los rendi-
mientos de su inversión en la universidad y
acercando a los ciudadanos y especialmen-
te a aquellos que habitan los lugares en los
que de forma académica trabajamos, nues-
tras ideas para que sean conscientes de que
a través de la arquitectura se contribuye a
la mejora de la sociedad misma.

Todo ello no hubiera sido posible sin la es-

trecha colaboración de la Cámara de Almei-
da y del Centro de Estudios de Arquitectura
Militar de Almeida (CEAMA), que pusieron
a nuestra disposición todos los recursos ne-

Un límite no es aquello en virtud de lo cual
algo concluye, sino, aquello a partir de don-
de algo comienza a ser lo que es, inicia su
existencia. Espacio es esencialmente lo que
se ha dejado entrar en sus fronteras.
Martin Heidegger1
El primer párrafo de la cita del artículo de
Heidegger describe muy bien lo que esta pu-
blicación pretende ser. No quiere ser el final
del curso, sino precisamente la clave de su
pervivencia en el tiempo y de su continuidad
en la memoria. Quiere sobrevivir, aunque sea
en esa existencia tan en los márgenes de la
realidad y en los límites de lo creíble que sólo
garantizan los libros.
Y quiere hablar, como el filósofo alemán, del
límite, el tema que nos ocupó a lo largo de
todo el curso 2014-2015 y ha constituido el
hilo argumental de los proyectos que recoge
esta publicación y de muchos de los textos
que los acompañan. Y para hablar de él nos
hemos ido al límite más preclaro de nues-
tra geografía, la toponimia nos lo confirma:
la raya de Portugal; y hemos elegido un ar-
gumento que tiene en la delimitación, en el
confinamiento y en la protección su razón úl-
tima: las fortificaciones de frontera.
De nuevo la cita de Heidegger, en su segundo
párrafo, nos acota el ámbito de trabajo don-
de hemos decidido desarrollar los proyectos:
el espacio dentro de sus fronteras, dentro de
sus murallas, protegido por los altos lienzos
jalonados de torres albarranas, de barreras
artilleras o de agresivos revellines.
Los recintos defensivos son, en cierto modo, la
cristalización más perfecta del concepto de lí-
mite y la ciudadela de Almeida, es quizá uno
Introducción
de los ejemplos más depurados. Nos lo cuenta su
geometría perfeccionista, pero atenta a las con-
tingencias de la topografía y las reglas del arte
de la guerra. Y nos lo confirma un edifico tan her-
mético y tan críptico como el Quartel das Esqua-
dras, que hace de la necesidad virtud. Ambos,
resumen bien la tensa relación que se produce
entre la arquitectura y su límite, argumento que
nos ha servido de marco conceptual para armar
el programa del curso.
Almeida, esa estrella varada en la frontera por-
tuguesa, ha sido por tanto nuestro teatro de
operaciones a lo largo del segundo semestre y
esta publicación quiere ser el parte de guerra de
la particular batalla que hemos desarrollado al
amparo de sus muros protectores. En su índice
se dan cita los tres actores esenciales del proce-
so docente: los enseñantes, los aprendices y la
sociedad; y recoge también, los tres cometidos
fundamentales de la enseñanza: la reflexión, el
trabajo y el objetivo práctico de ambos, devolver
a la sociedad lo aprendido.
Esta publicación también es parte de ese compro-
miso con la sociedad, que se materializa a través
de un decantado de los resultados del curso y se
presenta en tres formatos diferentes: un hatillo
de textos, una resma de láminas de proyectos y
un cuenco de semillas que, convenientemente,
hemos esparcido al viento, a ambos lados de la
frontera.
Los textos nos han permitido pararnos por un
momento, detenernos y mirar alrededor. Cada
uno de los participantes hemos visto un paisaje
diferente y lo hemos analizado desde una óptica
diversa, de modo que el conjunto de temas que
recoge esta publicación conforma un caleidos-
copio que podemos girar a nuestro antojo para
establecer todas las relaciones posibles…incluso
las más imprevisibles.
A través de las lentes más grandes descubrimos
primero el territorio, donde se despliega la carto-
 grafía de las necesidades, de las contingencias y
de los deseos; y sobre él, identificamos las inge-
niosas trampas geométricas que la arquitectura
desarrolla para hacerlo suyo. Podemos enfocar
también la ciudad y verla como la radiografía
de nuestra historia, como hito de la civilización y
como sedimento de lo que fuimos, materia de lo
que somos y lugar de lo que soñamos. Con esta
misma óptica desenfocada, nuestra mirada pue-
de, además, disfrazarse de Marguerite Yourcenar
y permitirnos ver al tiempo como el gran escultor,
como el principal instigador de nuestras opera-
ciones a cielo abierto sobre el tejido vivo de la
ciudad.
Las lentes que no deforman la realidad, sino que
nos la enmarcan a tamaño natural, también nos
permiten redescubrirla desde otro punto de vista,
esta vez como territorio de actuación y de bús-
queda de alternativas al eterno problema del ha-
bitar. Como terreno cercano donde escuchar el eco
de nuestros propios pasos y desde ellos, ensayar
nuevas actitudes, reconocer con sorpresa solucio-
nes imprevisibles o atisbar con miedo el incierto
y vacilante camino a seguir.
esconden las irregularidades y las imperfec-
ciones detrás de bambalinas maravillosas y
perfectamente compuestas. Quita la máscara
que cubre la verdad construida y, con la des-
treza del forense, disecciona las partes, pone
al descubierto las entrañas y analiza las vís-
ceras; y, ejerciendo de arúspice, nos desvela
las analogías, los paralelismos, las concomi-
tancias y los referentes que explican y justifi-
can las razones más ciertas de la arquitectu-
ra, aunque como Kahn, las escondamos en lo
más profundo de nuestra biblioteca.
Podemos alternar estas vueltas al caleidos-
copio de los textos con miradas furtivas a
los dibujos y soñar con nuestros alumnos,
futuros idílicos, presentes creíbles o pasados
imperecederos para la ciudad de Almeida. Os
invitamos a ello.

Si continuamos girando nuestro particular ca-

leidoscopio también seremos conscientes de que
nuestra mirada puede alternar el punto de vista,
puede mirar y se mirada. Puede recorrer curiosa y
ávida el exterior de las arquitecturas y fascinarse
por el juego de los volúmenes bajo la luz del sol,
o recluirse cauta y miedosa en su interior, donde
seguro descubrirá otra cara de la realidad, la de
lo pequeño, lo cotidiano, lo mueble y lo efímero,
que a veces esconde en su inofensiva apariencia
de ingenua utilidad, las sutiles claves del futuro.

Y si finalmente cerramos el obturador, después

de oír el nostálgico chasquido de las laminillas al
girar, podremos ver lo que nuestros ojos no perci-
ben, pero sí nuestra mirada. Nuestra mirada lle-
1
HEIDEGGER, Martin. Construir, habitar, pensar. ga más lejos y más profundo que nuestra vista y Valeriano Sierra Morillo
Darmstadt,1951. desvela los trucos de mago de los arquitectos que Coordinador
10
Hemos querido centrarnos en este segundo tér-
mino de la tríada de Giedion, Espacio, Tiempo
y Arquitectura (1941) –importante texto donde
el autor construía el anclaje de la arquitectura
moderna en la historia, buscaba un hilo conduc-
tor desde el pasado y articulaba una perspectiva
histórica frente a la percepción de ruptura impe-
rante– a propósito de las reflexiones surgidas
en el curso 2014-15 sobre Almeida (Portugal)
y la necesidad de dar respuesta al problema de
proyectar con el tiempo en territorios consolida-
dos, enunciado que, en sí mismo, es doblemente
tautológico; el acto de proyectar contiene por
definición una dimensión temporal, proyectar es
pensar y diseñar el futuro pero, a su vez, impli-
ca conocer el punto de partida y su pasado. Y
cuando hablamos de territorios consolidados es-
tamos subrayando el especial valor cultural de
un territorio concreto, pero no existen territorios
que no tengan un mínimo de referencias y, por lo
tanto, una potencialidad para el proyecto como
resultado de su tiempo y de su pasado.
Expusimos entonces en clase algunas reflexio-
nes que brevemente traemos aquí, a partir de
propuestas y casos de estudio en los que se re-
conoce su condición dialéctica con el contexto.
Son propuestas que plantean el proyecto como
parte de un proceso evolutivo que establece un
diálogo creativo entre las condiciones del ha-
bitar contemporáneo y las estructuras locales
en las que se inserta. Incidimos, por ello, en la
condición procesual y contingente que alude a
la idea del tiempo como acción transformadora.
Cuestión ésta determinante y no siempre bien
entendida en su potencial elasticidad: “El tiem-
po no cuenta. Siempre me sorprende que mis
contemporáneos, que creen haber conquistado y
transformado el espacio, ignoren que la distan-
cia de los siglos puede reducirse a nuestro anto-
jo” (Yourcenar, 1982 (1951), 248). Tiempo, cul-
tura y técnica entran en armoniosa colisión en
Eusebio Alonso García
Profesor Titular de Proyectos, Universidad de Valladolid
Tiempo y Proyecto
la imagen [1] como resultado de la inteligencia
transformadora que ha resuelto una necesidad
básica, perentoria y acuciante, reciclando los de-
sechos de la tecnología con la destreza manual
tan útil como inmediata.
El tiempo deja huellas que predisponen al re-
cuerdo y entre los efectos del tiempo está la ca-
pacidad de concentrar en un fragmento, en un
“roto”, la fuerza evocadora de la totalidad y su
potencialidad de crear una obra nueva: “Todo
hombre está ahí … su intención se afirma has-
ta el final en la ruina de las cosas” (Yourcenar,
1989, 10).
La modernidad, que ha desarrollado una pre-
dilección por el arte abstracto, ha explorado la
intensidad expresiva y evocadora del fragmento
–pensemos en algunos ejemplos paradigmáticos
de Brancusi [2]– y en la transformación poética
que los restos del pasado adquieren: “La Victo-
ria de Samotracia es ahora menos mujer y más
viento de mar y cielo” (Yourcenar, 1989, 10),
aportando lecturas y mirandas renovadas.
Aldo van Eyck proyectó el Ayuntamiento de
Deventer (Holanda, 1966) [3]. En sus dibujos
preparatorios y en su propuesta final emerge la
fricción entre el diseño de un espacio fluido y
extenso en la planta baja, que recoge los acce-
sos y los usos administrativos de cara al pú-
blico y que resuelve como suma de unidades
estructurales y espaciales menores, frente a la
estrategia formal de los volúmenes superiores
que aluden claramente en su forma y dimensión
a la volumetría del tejido urbano que deriva de
la parcelación medieval. La estrategia de pro-
yectar con el tiempo identifica la necesidad de
ordenar las acciones presentes en la perspectiva
temporal del pasado y del futuro, asumiendo
las contradicciones de todo tipo, formales, fun-
cionales, etc., que este diálogo pueda contener:

1 - Olivier Jobard. Reciclando la tecnología.
Utilidad y necesidad. 2006. Fotografía.
3 - Aldo van Eyck. Ayuntamiento de Deventer. 1969. Dibujo de proyecto.
“En la medida en que el pasado se reúne en el
presente y en que el conjunto de experiencias allí
reunido halla cabida en el espíritu, el presente
adquiere su profundidad temporal perdiendo la
acidez y el filo de navaja de su inmediatez. Es
entonces cuando se podrá decir que el tiempo se
interioriza o se vuelve transparente. Me parece
que el pasado, presente y futuro deben actuar
en el espíritu y formar un continuum. Sin esta
continuidad, los artefactos que producimos no
podrán ensamblarse (hallar una perspectiva)”.
(Van Eyck, 1994 (1969), 349).
Profundidad, perspectiva y continuidad son al-
gunos temas claves de la capacidad configura-
dora que tiene el tiempo. Kubbler, que tenía un
sentido serial de la creación artística, advierte
los dos extremos o excesos en los que el tiempo
constructor puede caer: “Las antípodas de la ex-
periencia humana del tiempo son la repetición
exacta, que es onerosa, y la variación desen-
11
2 - Constantin Brancusi. Pájaro en el espacio.
1925. Mármol.
frenada, que es caótica” (Kubler, 1975 (1962),
80). Zumthor vincula la idea de profundidad del
tiempo y la dificultad que podemos tener para
entender los mensajes de las cosas del pasado a
pesar de su indudable elocuencia: “Mi museo de-
bería permitir la experiencia de la profundidad
del tiempo. Debería estimular un sentimiento
de historia de existencia humana. Hermosas y
misteriosas cosas hechas por el hombre que no-
sotros, puede que no entendamos ya. Pero ellas
nos hablan” (Zumthor, 2017, 16:01).
Zubiri reconoce que la realidad posee una estruc-
tura dinámica y al describir el tiempo identifica
tres propiedades o estructuras: la continuidad,
la ordenación y la fluencia (Zubiri, 1989, 282
y ss.). Todo proyecto ordena en un determinado
sentido, el sentido del proyecto, una serie de es-
trategias y acciones para dotar de continuidad
temporal al proyecto en el que antes, ahora y
después quedan perfectamente ensamblados y
12
4 - Alvaro Siza. Marco de Canavezes. 1990.
Apuntes interiores.
en continuidad.
En la Iglesia de Marco de Canavezes, de Alvaro
Siza [4], la definición del basamento que reco-
ge el edificio y la plaza, sus precisas relaciones
geométricas y posicionales con relación a la er-
mita y el colegio, constituye una primera fase de
la ordenación para establecer la continuidad con
el lugar y sus elementos referentes y preexis-
tentes; la segunda fase es la estrategia formal
de la propia iglesia para establecer la continui-
dad evocadora de los temas programáticos del
pasado: la puerta de acceso flanqueada por dos
torres, el transparente, el claristorio, la gran
ventana horizontal, la cruz desmochada, etc.
(Alonso, 1997).
Este continuo ordenado se hace desde el proyec-
to: “el tiempo es el tiempo del proyecto” (Zubiri,
1989, 291). El hombre proyecta su vida y decide
con ello sobre el espacio y sobre el tiempo.
El proyecto del Kursaal en San Sebastián, de
Rafael Moneo [5], se diferenciaba de las otras
propuestas del concurso fundamentalmente en
esta cuestión temporal.
Cada una de las otras diferentes propuestas
planteaban estrategias formales diferentes en
su modo de organizar el espacio y articular su
relación con el contexto urbano. El desmarque
que operó Moneo fue mostrarnos que la cons-
trucción de la ciudad, en su acercamiento al
5 - Rafael Moneo. Kursaal de San Sebastián. 1990-99. Perspectiva aérea, dibujo a lápiz.
mar, ya había concluido en la acera de enfrente
al Solar K y lo había hecho hacía años.
La posibilidad que abría el concurso era confi-
gurar el borde del mar y, así, la imagen de dos
grandes rocas varadas expresa la lógica de su
informalidad urbana y justificaba la expresión
paisajista de su volumetría y materialidad. No
percibimos los nuevos auditorios como otras fi-
guras urbanas, como edificios al uso, sino como
geometrías del mar y su costa.
En El Beso de Gustav Klimt (1907-08) el título
de la pintura hace honor a su nombre, pues es
esta acción de besar la imagen que se define con
nitidez mientras las dos figuras de sendos per-
sonajes terminan por desdibujarse en el paisaje
que configuran los vestidos, las telas y el fondo
[6]. Espacio y tiempo intercambian y entremez-
clan sus alusiones; a ello asistimos con toda
naturalidad en las autopistas donde “se multi-
plican las referencias a las curiosidades locales
que deberían retenernos aun cuando estamos de
paso, como si la alusión al tiempo y a los luga-
res antiguos no fuese hoy sino una manera de
mentar el espacio presente” (Augé, 2000 (1992),
79).
Son, en muchos casos, discontinuidades en el
espacio, trozos de la historia, que permiten re-
construir la continuidad temporal de una ciudad
(Ibídem, 79).
Las ruinas son un caso de especial intensidad

6 - Gustav Klimt. El Beso. 1907-1908. Óleo.
7 - Gunnar Asplund en el vestíbulo de la
Piazza d`Oro de Villa Adriana, Tívoli, 1914.
Fotografía.
8 - Rafael Moneo. Museo Romano de Mérida. 1980-86. Estudios previos.
de cuanto venimos comentando y “cuya contem-
plación no es hacer un viaje en la historia, sino
vivir la experiencia del tiempo, del tiempo puro”
(Augé, 2003, 45). Si en Villa Adriano asistimos
a uno de esos casos excepcionales donde pode-
mos contemplar los restos de un único momento
de la historia [7], en Roma asistimos a lo contra-
rio, a la superposición de fases sucesivas, a una
serie de destrucciones y reconstrucciones, a las
que se suman las excavaciones arqueológicas.
El modo en que se ordena el resultado de este
diálogo define el tiempo del proyecto y su espe-
cífica perspectiva.
El proyecto del Museo Romano de Mérida (1980)
de Rafael Moneo [8] apuesta por esta profun-
didad temporal y ordena el equilibrio de sus
diversas referencias. El edificio se alza sobre el
terreno y deja a la vista desde la calle las ruinas
romanas del yacimiento arqueológico que queda
situado en su sótano.
El material de ladrillo y algunos espacios, como
el aula central, transfieren la atmósfera roma-
na; sin embargo, las dimensiones y geometría
de las naves, así como su orientación, diferente
de la geometría de los trazados de las ruinas
romanas, recogen la parcelación medieval del
tejido emeritense.
Finalmente, el carácter del edificio se desdobla
entre la conservación y guarda del pasado his-
tórico que alberga y la condición cívica y social
del turismo cultural contemporáneo.
A esta circunstancia responde la impostura
de la fachada de acceso que, como un retablo
adosado y conmemorativo asume la acogida
del público; apenas unos metros más allá, y en
claro contraste, las naves, con sus muros emer-
gentes, presentan su condición más fabril con
total naturalidad. Son las estrategias arquitec-
tónicas que utilizan el tiempo como herramienta
de proyecto.
Frankfurt, como tantas ciudades alemanas y
europeas, quedó literalmente arrasada en bue-
13
na parte de su territorio después de la Segun-
da Guerra Mundial. Es el caso del área que se
extiende entre la plaza Römerberg y la catedral
para la cual los arquitectos Candilis, Josics y
Woods presentaron una propuesta de mat-buil-
ding en 1963 que recoge la idea de una malla
que puede extenderse, sistematizarse, crecer,
diferenciarse topológicamente y contener pro-
gramas diversos cuyo sistema de circulaciones
emula de modo abstracto e idealizado la des-
aparecida urdimbre medieval [9].
La propuesta se enmarca en el desafío de un
sistema de crecimiento desde dentro como al-
ternativa a las intervenciones en un tejido con
un pasado consolidado; algo del ´filo de navaja´,
del que hablaba Aldo van Eyck, acontece en su
irresuelta relación con algunos edificios preexis-
tentes.
Aquella apuesta por interiorizar el tiempo pue-
de estar más resuelta en propuestas más recien-
tes, como el proyecto de Herzog y De Meuron
para los 5 patios en Munich (Fünf Höfe, 2003),
donde podríamos decir que su intervención en
las manzanas muniquesas alcanza la unidad de
tiempo a la que se refiere Zambrano y el “engar-
zado en la relatividad del pasado y el futuro”
(Zambrano, 1992, 85).
Se refiere Zambrano a la necesidad y a la nor-
malidad de “vivir el presente como fragmento
de una corriente temporal: percibiendo su movi-
miento” (Ibídem).
La modernidad de estas galerías comerciales,
que se desarrollan entre 5 patios, habita en el
interior de estas viejas manzanas urbanas con
una silente elegancia que, desde fuera, bien po-
dría pasar desapercibida al paseante que no se
adentre en su recorrido.
Apreciamos mejor estas cuestiones en el pro-
yecto de Le Corbusier [10] para el Hospital de
Venecia (1963-65).
Algunas declaraciones del propio arquitecto so-
bre el método de proyecto utilizado en el diseño
de este mat-building denotan el uso del tiempo
14
10 - Le Corbusier. Hospital de Venecia. 1963-65. Maqueta del 1º Proyecto.
9a - Candilis, Josics, Woods. Römerberg de
Frankfurt. 1963. Plantas estado previo.
como herramienta de proyecto, condición que
traslada al propio proceso proyectual, ofertando
diversas versiones, pero engarzando todas ellas
con el caserío inmediato: “La ciudad de Venecia
está allí y yo la he continuado. No he inventado
nada. He proyectado un complejo hospitalario
que puede nacer, vivir y expandirse como una
mano abierta: es un edificio “abierto”, sin una
sola fachada definitiva, en el cual se entra desde
abajo, es decir, desde dentro, como en otros luga-
res de esta ciudad” (Petrilli, 1999, 49).
El Hospital de Venecia incorpora otra novedad
formal que añade implicaciones importantes
al coronar el volumen del edificio con los pisos
de habitaciones y liberar en buena medida las
plantas inferiores, posibilitando atravesar el
área por debajo del edificio y subrayando la con-
dición de acceder desde abajo, como sucede con
los palacios de Venecia y sus accesos desde los
canales (Alonso, 2014). En este proyecto, el es-
pacio púbIico y el espacio privado del hospital se
superponen y los percibimos simultáneamente.
“La simultaneidad sería precisamente la posibi-
lidad para dos o más acontecimientos de entrar
en una percepción única e instantánea (Bergson,
1992 (1922), 43).
Ya hemos visto esta simultaneidad de percep-
ción de la ruina y del edificio en el museo de Mé-
9b - Candilis, Josics, Woods. Römerberg de
Frankfurt. 1963. Planta propuesta.
rida, pero hay un ejemplo paradigmático de esta
condición, la propuesta de Hannes Meyer para
la Peterschule de Basilea (1927), donde proyec-
ta el patio del colegio suspendido del edificio de
aulas y elevado sobre el suelo para rescatar es-
pacio público para la ciudad [11]. Al igual que
el texto de Bergson, esta propuesta de concurso
acontece apenas unos años después de la teo-
ría de la relatividad de Einstein, que estimuló el
texto del filósofo francés.
La modernidad ha recurrido a estas superposi-
ciones para resolver, entre otros, los problemas
de coexistencia de infraestructuras [12], temáti-
ca que el arte, el cine y la arquitectura recogió
desde principios del siglo XX (Alonso, 2016) y
que podemos comprobar en nuestro dieciochesco
Canal de Castilla.
Concluimos estas reflexiones recordando el cur-
so de 2014-2015 cuando trabajamos a ambos
lados de la Raya de España y Portugal, en Ye-
cla de Yeltes y San Felices de los Gallegos, en el
primer semestre, y en Almeida, en el segundo
semestre.
ALONSO GARCÍA, Eusebio. La magia del demiurgo.
Reflexiones sobra la iglesia de Marco de Canavezes de
Alvaro Siza En BAU, nº 16, 1997.
ALONSO GARCÍA, Eusebio. “Estrategias alucinato-
rias del último Le Corbusier”. En AA. VV. Critic All.
I International Conferenceon Architectural Design &
Criticism, pp. 55-73. UPM, Madrid, 2014.
ALONSO GARCÍA, Eusebio. “Plan Obús de Le Cor-
busier versus Metrópolis de Fritz Lang. Dos discursos
contrapuestos sobre la imagen de la ciudad a fina-
les de los años 20”. En AA. VV., AVANCA CINEMA.
International Conference, pp. 300-311. Cineclube de
Avanca, Avanca, 2016.
AUGÉ, Marc. Los no lugares. Espacios del anonima-
to. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa,
Barcelona, 2000 (1992).
AUGÉ, Marc. El tiempo en ruinas. Gedisa, Barcelona,
2003.
BERGSON, Henri. Durée et simultanéité. Quadrige,
París, 1992 (1922).
EYCK, Aldo van. 1969. “En el interior del tiempo”. En
AA. VV. Meaning in Architecture. The contributors
and design year book limited. Gran Bretaña. Cfr. P.
 15

11 - Hannes Meyer. Peterschule, Basilea. 1927. Perspectiva del concurso.

12 - Eusebio Alonso García. Canal navegable que pasa sobre la autopista. Holanda. 2017.Foto-
grafía.

HEREU, J. Mª MONTANER, J. OLIVERAS. Textos de

Arquitectura de la Modernidad. p.349. Nerea, Ma-
drid, 1994.

GIEDION, Sigfried. Espacio, Tiempo y Arquitectura. El

futuro de una nueva tradición. Dossat., Madrid, 1982
(1941).

KUBLER, George. La configuración del tiempo. Alberto

Corazón, Madrid, 1975 (1962).

PETRILLI, Amedeo. Il testamento de Le Corbusier. Il

progetto per l´Ospedale di Venezia. Marsilio, Venecia,
1999.

YOURCENAR, Marguerite. Memorias de Adriano. Ed-

hasa, Barcelona, 1982 (1951).

YOURCENAR, Marguerite. El tiempo, gran escultor.

Alfaguara, Madrid, 1989.

ZAMBRANO, María. Los sueños y el tiempo. Siruela,

Madrid, 1992.

ZUBIRI, Xavier. Estructura dinámica de la realidad. :

Alianza, Madrid, 1989.

ZUMTHOR, Peter. Mextrópoli 2017. https://youtu.

be/Hs5j9CGxvgA. Acceso 2017.06.15
16
materia dúctil de la arquitectura
El origen de la arquitectura, como ya lo escribió
Vitrubio, se encontraría en el fuego, una mate-
ria en combustión en torno a la cual se dispo-
nían los hombres para protegerse y reunirse. Se
sentarían directamente en el suelo o bien sobre
hojarasca, pieles, troncos de madera, piedras…
de este modo aparece la hoguera en la Casa
Experimental que se hizo en 1949 Alvar Aalto
en Muuratsalo, alrededor suyo se organizan el
resto de las dependencias de vivienda. El fuego
fue el centro de la vida familiar, evolucionando
desde un espacio no diferenciado del resto del
hogar hasta el siglo XX, momento en el que se
convirtió en una pieza altamente tecnificada con
la aparición de los electrodomésticos, gracias a
lo que se simplificaron las tareas domésticas1
[3]. Esta idea primigenia es captada por los ar-
quitectos como una idea-fuerza. Le Corbusier
desde sus primeros proyectos en clave moderna
ya se planteó que, como objetivo prioritario, la
arquitectura no sólo debía ser un refugio pro-
tector, sino que desde su interior debía mirar al
exterior para la contemplación del paisaje [1]. Y
por tanto no serían los edificios los que se confi-
gurarían como meros objetos sobrepuestos para
componer estratégicamente una imagen en un
lugar. John Utzon en el primer esquema del cobi-
jo que se hizo para su retiro en Can Lis [2] trazó
una pieza curvada para sentarse a observar el
Mediterráneo desde un acantilado. Desde ese di-
bujo casi iniciático este asiento aparece tratado
como un sitial sagrado que proyecta radialmen-
te unas aberturas en la caverna moderna que lo
cubre. Aquí la arquitectura se presenta al ser-
vicio del mueble o viceversa, pero más bien se
conforma todo ello en una unidad indivisible, se
diluye la diferenciación entre la arquitectura y
el mueble.
La fotografía de arquitectura añade intensidad
a la conceptualización, cuestión por la que al-
gunos autores presentan los edificios desnudos
Francisco Javier Blanco Martín
Profesor Ayudante Doctor de Proyectos, Universidad de Valladolid
El mueble,
como objetos ensimismados; otros con enseres
y mobiliario; en cambio, hay quienes conside-
ran que no se puede prescindir de la presencia
humana para dotar de sentido a la construc-
ción arquitectónica, y no lo hacen para crear
ambientaciones idealizadas sino para expresar
el fin último de la arquitectura, el del habitar.
Jean Pierre Junker hizo un fotomontaje [5] en
el que duplicaba una fotografía del salón de
la casa Bianchetti, la original refleja un frío e
impersonal interior que contrapuso a una ima-
gen tratada del mismo espacio pero dotado de
vida, aparece amueblado y con sus habitantes
acomodados, que transmite la idea de confort y
de habitar. Le Corbusier, pese a que en algunas
fotografías persigue contrastar su arquitectura
con la estética de la moda y los avances de la
época, como en la famosa fotografía de Doble
Casa en Weissenhofsiedlung en la aparece una
mujer apostada sobre un coche, en fotografías
de casas procura que aparezcan objetos como si
fueran de un visitante –aunque le pertenecían a
él2, unas gafas, un sombrero, etcétera, pero no
confieren de domesticidad al espacio, no trans-
miten vida.
En la foto impostada que tomó en 1956 Nigel
Henderson en Limerston Street [4], Alison y Pe-
ter Smithson, Paolozzi y el propio Henderson,
escenifican el restablecimiento de las relaciones
de continuidad y comunicación entre el espacio
abierto/público y el cerrado/privado, que se ha-
bían perdido. Es decir, se trataba de recabar la
atención de lo que fueron los orígenes de la vida
en sociedad, alejados de la persistente idea de la
caja arquitectónica como dispositivo protector y
separador. La aparición de unas sillas – algunas
diseñadas por los Eames – inducen a la leer la
escena en clave de ruptura de barreras entre el
hogar de la casa cerrado y la calle.
A través de la arquitectura, el hombre desde

1 - Le Corbusier. Río de Janeiro. 1929. Croquis.
2 - John Utzon. Casa Can Lis. Porto Petro. 1972. Croquis planimétrico y fotografía.
siempre ha buscado la forma de dar cuenta de
su presencia en el mundo a través de construc-
ciones lo más sólidas y perdurables en el tiem-
po. Sin embargo, no podemos obviar nuestro
pasado nómada, cuyas construcciones efímeras
lo eran todo y como tal arquitecturas-mueble.
Haciendo un repaso de la historia encontramos
en las cuevas habitadas cómo sus ocupantes
tallaban formas para el acomodo personal, así
como guardas y hornacinas para la custodia
de sus enseres, e incluso enterramientos an-
tropomórficos. En la House of the Future de los
Smithson o la Spray Plastic House de David
Green, referentes de cuevas de la modernidad,
no se puede plantear una dicotomía entre lo es
específicamente arquitectónico frente a lo que es
mobiliario, donde difícilmente cabe desligar am-
bos conceptos: arquitectura y mueble.
El Movimiento Moderno despojó la construcción
de las abigarradas decoraciones de las tenden-
cias y estilos precedentes. Sin embargo, la ma-
yoría de los arquitectos que formaron parte de
la modernidad diseñaron el mobiliario para in-
corporarlo a esa arquitectura desnuda, inicial-
mente como piezas autónomas que se pensaban
y colocaban a posteriori. Ligado a esto apareció
el mueble como objeto funcional de producción
en serie, que contribuiría a la concepción de la
“máquina de habitar” lecorbuseriana.
Por el contrario, conviene recordar que muchos
diseños se encadenaron a la concepción de la
propia arquitectura material y formalmente,
constituyéndose en miniarquitecturas como un
proceso engranado desde el inicio del proyecto.
De tal modo que los muebles en la vivienda
17
moderna abandonaron su condición de obje-
tos autónomos, para convertirse en elementos
funcionales ligados a la propia construcción. El
tema de la chimenea, aun cuando pasó a ser un
elemento anacrónico con la evolución de los sis-
temas de calefacción, ha sido siempre un foco
de atención que simboliza el hogar y por ende
la ancestral hoguera. Este recurso lo encontra-
mos en numerosos ejemplos donde la chimenea
viene recogida por la forma icónica de la casa en
autores como Joseph Olbrich [6], Robert Venturi
[7], o John Pawson.
Los cambios sociales llevaron a nuevos modos
de vida principalmente para la mujer por su
incorporación al trabajo fuera de la casa. Esto
propició que se agilizaran las tareas domésti-
cas con el desarrollo de los electrodomésticos y
la estricta funcionalidad de los muebles para su
implementación en casas ajustadas a la econo-
mía familiar, conllevando que fueran más im-
personales. En el tránsito del siglo XIX al XX
nos encontramos inmersos en el debate sobre el
mueble [8] de fabricación seriada (Muthesius)
frente al diseño personalizado (Van de Velde), y
a su vez respecto al mueble del carpintero con
un esquema estrictamente funcional.
Charlotte Perriand y Eileen Gray, junto con otros
diseñadores de la época mostraron el camino, a
través del diseño, de las nuevas formas de vida
que se iban imponiendo, perfilando muebles
adaptados a todas las necesidades funcionales
de esos usuarios modernos.
El sistema (patente) del Vagón Pullman llamó la
atención a muchos arquitectos como Loos, pues
posibilitaba que un mismo habitáculo pudiera
18

3 - Catharine y Harriet Beecher. The American´s Woman´s Home. 1869. Litografía.

5 - Jean-Pierre Junker. Casa Bianchetti, Snozzi. 1990. Fotografía del interior y fotomontaje.

4 - Nigel Henderson, Eduardo Paolozzi, Alison 8 - Caricatura de Karl Arnold. Van de Velde,
y Peter Smithson en Limerston Street. 1956. Muthesius y el carpintero. 1914. Dibujo.
Fotografía.

6 - Joseph Olbrich. Casa Olbrich, Darmstadt.
1900. Fotografía.
7 - Casa Tucker, Nueva York. 1975. Robert
Venturi. Fotografía.
9 - Gerrit Rietveld. El Núcleo de la Casa. 1917.
convertirse fácilmente en varios espacios según
los mecanismos móviles: salón-restaurante du-
rante el día y dormitorio en la noche. Esto apor-
taba una nueva concepción de versatilidad tan-
to de los espacios como de los propios muebles
que fue aprovechado en numerosos diseños.
Con el tiempo, la consideración del mueble como
algo autónomo y diferenciado de la construcción
fue cambiando para ser parte inherente a la
propia arquitectura como configurador espacial
y determinante en algunos casos de la propia
forma de los edificios.
EL MUEBLE EDÍCULO de Mies. La idea de los
edículos (entendidos como entidades menores
dentro de otra mayor: la casa dentro de la casa),
cabría interpretarse ya en la organización espa-
cial de las viviendas de Wright alrededor de la
escalera y la chimenea como elementos verte-
bradores de espacios. Gerrit Rietveld diseñó un
módulo, que denominó El Núcleo de la Casa [9],
para acoplarlo en el interior de cualquier vivien-
da como una estructura independiente del cuer-
po principal.
Dicho núcleo contenía un programa con las pie-
zas más funcionales de un programa como eran
el aseo y la cocina. Esta fórmula nos retrotrae
a los baldaquinos de los interiores de los tem-
plos de algunas culturas. En este sentido cabe
observar el cuadro de San Jerónimo en su estu-
dio (1474-75) de Antonello da Messina donde
un escritorio de madera se convierte en un ente
emancipado dentro de un templo construido en
piedra. Al escritorio se accede subiendo unos
peldaños, todo en él está estrictamente organi-
19
zado con elementos fijos (estanterías, casilleros,
mesa) y varios objetos, y el propio santo se ha
despojado del sombrero de cardenal y descal-
zado aparentando estar retirado a un espacio
propio respecto del resto del edificio. La incor-
poración de pequeños edículos definidos dentro
de una envolvente o bien la alteración de los
niveles del suelo y las formas de los techos a
Charles Moore [10] le permitió generar ámbitos
diferenciados sin necesidad de compartimentar
con tabiquerías. El paradigma de la arquitectu-
ra moderna fue la Farnsworth House de Mies,
donde un gran mueble irrumpe en medio de
una planta diáfana. Este mueble que alberga
los usos más restringidos (baño), era capaz de
zonificar en torno a él espacios diferenciados
(salón, comedor, cocina, dormitorio) dentro de la
caja transparente, manifestándose como el úni-
co elemento visible en el paisaje.
EL MURO HABITABLE de Loos. En la rehabi-
litación de una antigua bodega para vivienda
en Azeitao los hermanos Aires Mateus [11]
consiguieron mantener el espacio diáfano de
la nave destinado ahora a salón de estar y, a
la vez, compartimentaron en altura el progra-
ma de la zona de noche con pequeños edículos
“flotantes“ (dormitorios y baños). Estos edícu-
los blancos apoyan virtuosamente en un muro
poché que envuelve perimetralmente la planta
baja donde está el salón-comedor, dicho muro
contiene armarios, cocina, aseo, escalera, etcé-
tera. De este modo el muro poché se convierte
en un dispositivo funcional susceptible de ser
ocupado e, incluso, habitado, y como tal se con-
figura como un muro-mueble. En las Maisons
20
11 - Aires Mateus. Casa en Azeitao. 2007.
Diagramas de proyecto.
13 - Le Corbusier. Pabellón Esprit Nouveau. París. 1925. Fotografía.
Jaoul (1951) Le Corbusier cerró los testeros con
muebles-estantería de madera y vidrio con el
fin de diferenciarlos de los muros de carga lon-
gitudinales de ladrillo, los aligeró y retranqueó
sutilmente respecto de la estructura portante.
De modo similar encontramos la solución de la
House Esherick (1959) de Louis I. Kahn.
Loos estructuró algunas de sus viviendas como
una gran masa troquelada creando cavidades
secuenciadas física y visualmente, como se
aprecia en la Villa Möller [12]. Así el concep-
to de organización espacial que definió como
Raumplan permitía ordenar espacios según su
función e importancia en el contexto familiar.
Los espacios se sucedían en distintos niveles y
orientaciones, unos más abiertos y otros más
cerrados. Confiaba en la mirada introspectiva,
hacia el interior de la casa aprovechando las
aberturas de luz natural con la intención de
tensionar los diferentes espacios. Le Corbusier
recordaba que Loos le dijo: “un hombre culto no
mira por la ventana”3. Pese a que Loos confiaba
12 - Adolf Loos. Villa Möller, Viena. 1928. 10 - Charles W. Moore. Sea Ranch Condominium.
Perspectiva interior. 1965. Estudios de sección y planta.
a los habitantes la personalización del espacio
desnudo proyectado por el arquitecto, sin orna-
to, la realidad es que, tanto por la disposición de
las zonas de acomodo como por los acabados, el
mobiliario se confundía con la construcción.
EL MURO MUEBLE de Le Corbusier pretendía
generar continuidad espacial a través de los
vacíos verticales y horizontales, mientras que
separaba las zonas de funciones diferenciadas
con muebles. Esto lo lograba con estanterías y
mamparas flotantes que “no tocaban” los para-
mentos de la construcción, de tal modo que flu-
yera la visión y la luz por los suelos, los techos
y las paredes. Algunos de sus muebles eran po-
lifuncionales como el que expuso en el Pabellón
Esprit Nouveau [13] o en el Pabellón de Otoño
[14] con Charlotte Perriant.
Lo que se refiere al acomodo en un edificio impli-
ca un estudio específico de su ergonomía, y por
lo general requiere del uso de materiales más
blandos. Un ejemplo que lo ilustra bien es la di-
 21

14 - Charlotte Perriant y Le Corbusier. Pabellón de Otoño. París. 1929. Fotografía.

ferencia entre la puerta de paso respecto a la del

armario, pues ambas no dejan de ser puertas.
No se encuentra una especificidad material y
formal que caracterice a la arquitectura respec-
to del mobiliario, ni siquiera la movilidad y la
escala son atributos suficientes que permitan
un encasillamiento.

Así, la discusión para definir lo que es propio

de la arquitectura respecto al mobiliario, prin-
cipalmente en lo doméstico, no parece posible,
pues no son entidades autónomas, ni siquiera
complementarias, sino que se trata de una con-
cepción unitaria al servicio del ser humano.

1
Catharine Esther Beecher con el libro The American´s
Woman´s Home editado en 1869, fue precursora en
la búsqueda de soluciones que facilitasen el trabajo
en la cocina, ideando fórmulas para crear soluciones
continuas liberadas de obstáculos, primando la sepa-
ración de funciones, de olores y humos, etcétera.
2
COLOMINA, Beatriz. Privacidad y publicidad. La
arquitectura moderna como medio de comunicación
de masas. Ed. CENDEAC, Murcia, 2010.
3
LE CORBUSIER. La Ciudad del Futuro. Ediciones In-
finito, SRL, Buenos Aires, 1962. Cit. p. 126.
22
Es con gran placer que me incorporo a
esta publicación académica, proponiendo
una reflexión ampliada sobre el valor de
la Ciudad Histórica. Además de la consa-
bida citación sobre ser la ciudad el pro-
ducto más cualificado de la creación del
Hombre1, hay que perfeccionar nuestra
actitud, para que no se olvide que siem-
pre nos incumbe la salvaguarda activa de
los bienes culturales.
La importancia del intercambio entre
el Municipio de Almeida y la Escuela de
Arquitectura de Valladolid puede poten-
ciarse en los dos sentidos. Por un lado,
el servicio de la disponibilidad de un
patrimonio físico y cultural multiplica
su alcance cuando, sobre él, se ejercitan
formadores y formandos que darán con-
tinuidad a esos mismos bienes - para más
tratándose de una escuela de / para ar-
quitectos.
Por otro lado, para un grupo así, trabajar
en un ambiente calificado como es la Pla-
za fuerte de Almeida, es motivo de am-
plificación de las resonancias provocadas
por la excelencia del contexto, del conte-
nido y del continente en que se ejercita la
experiencia. Espero que tenga eco la ac-
ción llevada a cabo y que otras, del mismo
tenor, se repitan, sin demoras.
¿Actuar con normativos?
En una época como la nuestra, forma-
teada y desatenta a lo que pasa en el te-
rritorio más vasto de los valores y de la
conciencia, se pretende conocer los rece-
tarios para la eficacia de cualquier inter-
vención. Afortunadamente, eso no existe
en la “Ciudad Histórica”, puesto que se
Joâo Campos
Consultor del Municipio de Almeida para la Plaza-fuerte y CEAMA
Ciudades, patrimonios y
arquitectos en formación
constata que son tan diferentes los cen-
tros urbanos así cualificados. Pero son
ellos, precisamente, el repositorio de lo
más sublime que hay producido, como Ci-
vilización, el genio humano.
Desde 1964, cuando surge la “Carta
de Venecia”2, parece poder existir una
preocupación de regular sin que, obliga-
toriamente, se imponga el imperio de la
normatización, es decir, elegir principios
sin ser por la vía de policía.
Esto me parece importante para el cua-
dro mental de la Arquitectura, ya que el
ejercicio de esta profesión se mueve en el
marco creativo de la libertad individual,
con el consiguiente predominio de la res-
ponsabilidad.
La observación de las normativas regu-
ladoras hace muy difícil enmarcar lo
esencial de la misión del arquitecto. Sin
embargo, las Cartas del ICOMOS son, en
general, documentos útiles para la activi-
dad, balizando aspectos a tener en cuenta
para una correcta ecuación técnica. Se es-
pera que tal sea el caso de la futura “Carta
de las Fortificaciones”3, como sucedió con
los “Principios de La Valletta para la Sal-
vaguardia y Gestión de Ciudades y Con-
juntos Urbanos Históricos”4.
A nivel de las ciudades y sus sitios monu-
mentales, aunque pueda mantenerse una
cierta ambigüedad sobre lo que verdade-
ramente son “centros históricos”, se hizo
necesario operacionalizar conceptos que
caracterizan la vida actual. La ambición
es alcanzar una redacción que pueda ser
considerada por urbanistas y arquitec-
tos, por gestores o políticos, dándole una

1 - João S. Sousa Campos. Quartel Das Esquadras. Projecto. Planimetria a escala urbana.
2 - João S. Sousa Campos Cortes. Quartel Das Esquadras. Projecto. Elementos de conexión
vertical en el módulo central, secciones.
utilización práctica como instrumento
informado de acción. La Carta reafirma y
acoge, en el cuerpo de la nueva doctrina,
conceptos o determinantes ya expresados
en la anterior “Carta Internacional para la
Conservación de las Ciudades Históricas
y Áreas Urbanas Históricas”, pero tam-
bién los de otro documento central de la
UNESCO, la “Recomendación sobre la Sal-
vaguardia de los Conjuntos Históricos y de
su Función en la Vida Contemporânea”5,
junto con una referencia a la “Declaración
de Québec” de 2008 sobre la especificidad
del “espíritu del lugar”.
Los “Principios de La Valleta” son postula-
ciones menos orientadas al Centro de la
Ciudad, y más para las relaciones con las
implicaciones de todo tipo, incluyendo el
progreso económico y la sostenibilidad
del patrimonio. En vez de axiomas, el ar-
ticulado se presenta como un contenido
informador de un programa de actuación,
revelando preocupación dominante por los
factores de cambio.
El supuesto genérico es asumir siempre el
patrimonio de las ciudades como recurso
esencial del ecosistema urbano, teniendo
en cuenta que muchas directrices sobre
planificación e intervenciones arquitectó-
nicas se basan ahora en políticas abogando
límites a la expansión urbana y a la primor-
dial preservación de los Centros Históricos.
23
Este desiderato pasa como telón de fondo
del nuevo documento orientador, en el que
se asume, como principal objetivo, pro-
poner principios y estrategias basados en
la salvaguardia de los valores, tangibles e
intangibles, de las ciudades, integrándolos
en la vida social, cultural y económica del
tiempo actual, con el fin último de la cali-
dad de vida de sus habitantes.
Patrimonio y vida
Déjenme traer una cita de Séneca: “Tanto
en el público como en el privado, nada es
inmutable: el destino de los hombres cam-
bia, tanto como cambia el de las ciudades”.
En ese cambio, los centros urbanos hacen
circular la sangre vital de ese organismo
que es la Ciudad. Esta, sin perjuicio de su
patrimonio cultural, niega genéricamente
la categorización museológica, dado que
seria contradictoriamente compaginable
con su propia definición. Pero eso no des-
ciende o retira el alcance insubstituible de
la ciudad como memoria de la Civilización
- y que nos incumbe respetar.
La ciudad, como repositorio de todo cuanto
de más elevado el Hombre crea, constitu-
ye el referente preferencial de la Memoria,
confrontándose con el permanente cambio
que ocurre en el fluir del tiempo, inexora-
blemente acompañando los procesos de
24
3 - João S. Sousa Campos Cortes. Quartel Das Esquadras. Projecto.Elementos de conexión vertical
en el módulo central, plantas.
transformación. Después, hay el campo
de la nostalgia, en general conduciendo
al confort de las certezas (cuestionables)
sobre lo que tiene que ser conservado, de
acuerdo con vivencias, amistades, amores
y otras experiencias, colectivas o indivi-
duales.
Milán Kundera dice que “el Futuro es un
vacío indiferente que no interesa a nadie,
mientras que el Pasado está lleno de vida,
que nos irrita y excita y, por eso, queremos
destruirlo o perfeccionarlo - los Hombres
quieren ser dueños del Futuro sólo para
poder cambiar el Pasado”...
Al hablar de Centros Históricos, en general,
no podemos correr el riesgo de situarlos en
la categoría de museo, es decir, organismos
que viven de la conservación de algunas
Memorias, en forma aprisionada por el
Tiempo.
En fin, hay que ponderar, siempre y mucho,
en cuanto a la valoración del pasado, sa-
biendo adaptarse a nuevas funciones, sin
necesidad de configurar de modo extraor-
dinario una parte específica, ya que los
Centros Históricos se definen en el modo
de aproximación a su tejido urbano y esta-
rán tanto más operativos como defendidos
a partir del espacio natural que enmarca la
ciudad toda.
El interés por el Pasado, bien vistas las co-
sas, es lo que nos trae, cada vez, al redes-
cubrimiento de que somos hijos de qué, de
los lugares donde estuvimos, y de la volun-
tad de conocer a otros que forman parte de
la memoria cultural de la Civilización. Por
eso necesitamos cuidar de las ciudades,
hablando de la Memoria como la historia
de la ciudad. Pero, como dice Henri Lefèb-
vre, “el derecho a la ciudad no es un simple
derecho de volver a visitar la ciudad tra-
dicional; sólo se consuma en el derecho a
una vivencia urbana renovada”6.
En conclusión
Es ya consensual que los Centros Históri-
cos tienen que adaptarse a las funciones
requeridas por la sociedad actual, porque
la ciudad es, como dijimos, un organismo
vivo. Una escuela que forma a arquitectos,
actuando en la Plaza-fuerte de Almeida,
representa siempre un acontecimiento,
tanto más importante cuanto los resulta-
dos son excepcionales - tal fue lo que nos
reveló la exposición que la Escuela de Va-
lladolid llegó a montar en la Puerta Magis-
tral de Santo Antonio.
Es por la reflexión, eminentemente, que
podemos acompañar con acierto la sal-
vaguarda de la Ciudad Histórica, es decir,
conservarla en sus dimensiones cultura-
les, físicas y espirituales más amplias. Las
modificaciones, admitidas en función de la
evolución justificada, sólo son admisibles
si se garantiza el equilibrio de los valores
en presencia, incluida la adecuación a la
escala y al espíritu de la ciudad.
Tomemos conciencia de que actuamos
sobre la Historia, puesto que no hay más
donde podamos actuar allá de la Historia,
porque ella es el mundo que nos rodea,
tanto físico como espiritual o social. Por
eso es siempre imperioso, sobre todo en los
Centros Históricos, tener una noción preci-
sa de los límites a partir del momento en
 25

4 - João S. Sousa Campos Cortes. Baluarte da Santa Bárbara ou Praça Alta, Revelim Doble e Baluarte de Sâo Joâo de Deus. Projecto. Planimetría.

5a - João S. Sousa Campos. Portas Exteriores e Interiores de Santo António. Projecto. Planta.

5b - Portas Exteriores e Interiores de Santo António. Fotografía exterior.

26
6a - João S. Sousa Campos. Portas Exteriores e Interiores de Santo António. Projecto. Planta.
6a - Portas Exteriores e Interiores de Santo António. Fotografía exterior.
que puede verificarse una desvinculación
con el sentido de continuidad, imprescin-
dible a la propia vida. Estamos operando
en organismos sensibles.
El problema cultural hoy más urgente en
Portugal (pasado el ciclo dramático del
sobre poblamiento de las áreas antiguas)
es la despoblación de los Centros Históri-
cos. Por lo tanto, surge una equivalente de
degradación, que se traduce en la pérdida
de los valores y, a veces, en la justificación
para la toma de decisiones precipitadas
y condenables. Es conveniente la genera-
ción de nuevas y más atractivas identi-
dades urbanas en los Centros Históricos.
Pero hay que no caer en la tentación de lo
fácil, entregando el tejido patrimonial al
voraje predador de actividades sin alma.
Para las decisiones que impliquen cambio
de las estructuras tradicionales deberá
tenerse en cuenta que el parámetro más
valorizado es el que se relaciona con el
equilibrio humano de la ocupación de los
Centros Históricos. Con simétrica conse-
cuencia en relación a la despoblación, el
exceso que trae consigo la saturación de
carga funcional provoca la conflictividad
con los residentes que resisten, derivando,
a su vez, para el vaciamiento. Es necesario
contener, en primera instancia, la excesi-
va terciarización y combatir la monofun-
cionalización, por regla general asociadas
a la gentrificación.
Los criterios de intervención deben basar-
se en los valores culturales existentes y en
la cuidadosa gestión y calificación de los
cambios, manteniendo la coherencia de las
zonas urbanas como un todo, el equilibrio
de las dimensiones espaciales, sociales,
culturales, económicas y medioambienta-
les.
Queremos Centros Históricos y Ciudades
activas y sanas, destacando la protección
de los valores materiales e inmateriales,
salvaguardando la importancia del “espí-
ritu del lugar”, de que deriva la identidad,
el significado, la emoción y el misterio de
cada entidad urbana. Se alerta a la nece-
sidad de mantener la continuidad física y
la identidad histórica, reforzando el papel
cívico del espacio libre público e insistien-
do en el equilibrio de los factores socioeco-
nómicos y ambientales, incluyendo en las
nuevas funciones a asignar a los espacios
construidos. Todo esto tiene sus retos y lí-
mites en torno al paisaje urbano, la com-
prensión de la topografía y el respeto por la
silueta histórica siempre considerando el
Patrimonio como parte de un ecosistema a
escala de la ciudad y del territorio.
1
Leonardo Benevolo, “Diseño de la Ciudad”, Ed. Gus-
tavo Gili, México D.F., 1978.
2
Uno de los documentos que sirven de base a la acti-
vidad de la UNESCO, la “Carta Internacional para la
Conservación y la Restauración de los Monumentos
y Sitios” está en la base de la creación del ICOMOS
(“International Council on Monuments and Sites”).
El carácter distintivo de la producción doctrinal del
ICOMOS, traída a la luz a lo largo de los últimos 50
años, se deriva de la naturaleza profesional de sus
fundadores y de la mayoría de los continuadores, li-
gados a la intervención en el objeto patrimonial, prin-
cipalmente profesionales de la arquitectura con perfil
marcado por la formación en Historia.
3
En la actualidad se está preparando una Carta In-
ternacional sobre las Fortificaciones y el Patrimonio
Relacionado, promovido por el ICOMOS International
Scientific Committee on Fortifications and Military
Heritage - ICOFORT.
4
Se trata de un texto que continúa, ampliando y dan-
do nuevo sentido y campo de actuación, a la común-
mente denominada “Carta de las Ciudades Históri-
cas” (o de Washington), de 1987 (cuya redacción se
hizo en Toledo el año anterior). Pasados veinticinco
años, el nuevo texto fue aprobado a finales de 2011
en la Asamblea General del ICOMOS que tuvo lugar
en París.
5
Consensualmente denominada “Recomendación de
Nairobi”, que data de 1975, fue promovida por una
Conferencia de las Naciones Unidas.
6
Henri Lefebvre, Le droit à la ville, Paris, Éditions
Anthropos, 1968.
27
28
Las fortificaciones de nuestra frontera forman
como una especie de “botón y ojal” en esa “cami-
sa” que es la Península Ibérica; por ahí se cierra
o abre según convenga a los tiempos que pasan
y pasaron. Excelente sistema concebido como tal
para enfrentarse y defenderse uno de otro, que
tiene los hitos fundamentales en ocho conjuntos
con al menos tres fortificaciones esenciales cada
uno, situados como escudos en las fundamenta-
les líneas de invasión.
Así, al norte gallego-minhoto: Valença-Monção-
Salvaterra; al noreste leonés-trasmontano: Cha-
ves-Bragança-Puebla de Sanabria; más al sur,
en Salamanca-Beiras: Almeida-Aldea del Obis-
po (Fuerte de la Concepción)-Ciudad Rodrigo; en
el norte alentejano-cacereño: Marvão-Castelo de
Vide-Valencia de Alcántara; centro alentejano-
badajocense: Elvas-Campo Maior-Badajoz, y
ligeramente más abajo: Olivenza-Juromenha-
Estremoz; sur alentejano-badajocense: Monsa-
raz-Mourão-Alconchel, y en Algarve-Andalucía:
Castro Marim-Alcoutim-Sanlúcar de Guadiana
[1].
El empeño de autoridades y técnicos al servicio
de Almeida por conseguir para estas Fortifica-
ciones Abaluartadas de la Raia/Raya la califi-
cación de Patrimonio de la Humanidad ha sido
y es tan grande como su mérito propio para
encabezar ese grandioso sistema fortificado,
cuestiones ambas en que asume un liderazgo
indiscutible y ejemplar.
Antecedentes de ese objetivo transfronterizo
ya lo tenemos en 1998, cuando se inscribe en
la Lista Indicativa española a las “Fortalezas
abaluartadas de la Frontera” localizadas en
Castilla-León, Extremadura, Navarra, Aragón
y Cataluña, sin que se llegara a sustanciar.
Poco después, comienzan reuniones en la Raya
Luso-española para la inclusión de fortificacio-
Moisés Cayetano Rosado
Doctor en Geografía e Historia
Almeida, estrella en el
corazón de la frontera
nes rayanas, aunque tampoco se materialice
formalmente una candidatura. Será Elvas quien
en solitario presente la suya, que es proclamada
por la UNESCO en 2012, si bien el 25 de marzo
de 2009 la propia Elvas, Valença do Minho y Es-
tremoz habían firmado en Almeida, bajo el im-
pulso de ésta, un “Protocolo sobre a Elaboração
de Documentos e Apresentação dos Dossiês de
Candidatura”, en serie, por ciclos y transfron-
teriza.
Almeida no ha dejado en ningún momento de
luchar por ese objetivo: conseguir la calificación
de la UNESCO para todo el conjunto, adelantan-
do además trabajos de investigación sobre su
propia plaza para formalizar, por lo que a su
parte incumbía, el dossier. En fecha temprana
como es julio de 2009 publicaba el volumino-
so trabajo colectivo (364 páginas de extenso
formato, y amplia y técnicamente ilustrado),
coordinado por el Consultor doctor arquitecto
João Campos: Almeida. Candidatura das Forti-
ficações Abaluartadas da Raia Luso-Espanhola
a Património Mundial – UNESCO.
Los contactos y reuniones de trabajo continua-
ron, hasta dar por fin un primer fruto satisfac-
torio. En mayo de 2016 serían incluidas en la
Lista Indicativa de Portugal para la calificación
de Patrimonio Mundial las Fortalezas Abaluar-
tadas da Raia, impulsadas esta vez por Al-
meida, Valença do Minho, Marvão y Elvas, con
expresa intención de que sucesivamente se in-
corporen otras fortificaciones, de un lado y otro
de la frontera, o sea, “en serie y por etapas”.
Y así, siguen los empeños de Almeida por va-
lorizar este singular patrimonio militar, ha-
biendo sido sede en mayo de 2017 de las VI
Jornadas Transfronteiriças de Valorização das
Fortificações Abaluartadas da Raia, que organi-
zó conjuntamente con la Revista transfronteriza

2 - CEAMA. Sala de conferencias. Casa da Guarda, Puertas Exteriores do Revelim
de Santo António. Fotografía del interior.
1 - Fortificaciones de la Raya abaluartada. 3 - Almeida. Museu Histórico Militar. Maqueta.
“O Peloruinho”, de la Diputación Provincial de
Badajoz, como culminación de una serie que ha
tenido las anteriores sedes en Badajoz (2012),
Castelo de Vide (2013), Castro Marim (2014),
Chaves (2015) y Vila Viçosa (2016).
Por otra parte, y como actuación de profundo
calado, con el de este año 2017, son once los
Seminários Internacionales de Arquitectura Mi-
litar que celebra en su Centro de Estudos de Ar-
quitectura Militar (CEAMA), cuyas ponencias
se publican en portugués/español e inglés en su
lujosa e imprescindible Revista del CEAMA, con
presencia de investigadores del mundo entero
[2]. Esta publicación y las numerosas monogra-
fías que edita estudiando las particularidades
de la joya abaluartada que constituye su forta-
leza -relacionándola con su entorno y el sistema
rayano y su proyección mundial-, forman un
“cuerpo documental” incomparable como jus-
tificación de su valor universal excepcional, su
autenticidad, integridad, representación de obra
maestra del genio creativo humano y explicación
histórica de los enfrentamientos luso-españoles
y sus aliados respectivos durante toda la Edad
Moderna. Todo ello cubre de sobra los criterios
de selección que la UNESCO establece para la
calificación como Patrimonio de la Humanidad.
¿Qué decir de su planta estrellada, con seis ba-
luartes y seis revellines (uno de ellos singular-
mente doble), amplísimos fosos y extensos gla-
cis, y las dos monumentales puertas dobles de
Santo António y São Francisco, del siglo XVII?
¿Del Tren de Artillería, del mismo siglo, y actual
Picadero? ¿De las veinte Casamatas o Quarteis
Velhos del Baluarte de S. João de Deus, con cis-
terna propia, conducciones y pozo, ahora Museo
29
Histórico Militar? ¿De las ruinas de su Castelo
de los siglos XIII-XIV/XVI, con cuatro torres ul-
tracirculares artilleras y foso, antecediendo a los
levantamientos abaluartados? ¿De sus cons-
trucciones dieciochescas interiores rehabilitadas
o en proceso de ello y puestas en valor, como
el Cuerpo de Guardia Principal (actual Câma-
ra Municipal); la Vedoria Geral, luego Casa dos
Governadores (ahora Palacio de Justicia), o el
magnífico Quartel das Esquadras, modelo para
la construcción de otros cuarteles en las Plazas-
fuertes portuguesas? [3].
Precisamente fue este singular Quartel motivo
de estudio por parte de diversos alumnos de la
ETS de Arquitectura de Valladolid - como ejerci-
cio con propuestas para su rehabilitación - co-
rrespondiente al tercer curso de carrera, en el
año académico 2014-2015, inaugurándose la
exposición de paneles con las mismas el 29 de
abril de 2017, en la Sala de Exposiciones de la
“Porta Interior de Santo António”. Otro ejercicio
de los alumnos versaba sobre Casas para arte-
sanos: completar el tejido urbano, así como un
tercero: Casa colectiva: construir la ciudad his-
tórica. Todo un ejemplo de colaboración trans-
fronteriza en el estudio, investigación y propo-
sición de alternativas para completar y mejorar
la revitalización de la ciudad monumental de
forma habitable y sostenible [4].
Almeida, esta estrella de piedra y tierra, fue
protagonista de incursiones, sitios, contencio-
nes…con hitos sobresalientes desde finales del
siglo XIII (defensa de las tierras de Ribacôa)
bajo el reinado de D. Dinis, que se reafirmarán
en el contexto de las Guerras Fernandinas casi
un siglo después, así como bajo el reinado de
30
4 - Castelo artillero. Ruinas. Fotografía.
5 - Cerco de Almeida. Porta de São Francisco en las celebraciones.
D. Manuel que duplica sus murallas y ordena
la construcción del castillo artillero finalizando
la segunda década del siglo XVI. Pero será en
la Edad Moderna cuando “la estrella brille con
toda su potencia”: transformación en espectacu-
lar Plaza-fuerte abaluartada durante la Guerra
de Restauração (1640-1668), que continuará su
perfeccionamiento defensivo especialmente en
la primera mitad del siglo XVIII (con la Guerra
de Sucesión de España, entre 1701 y 1715, y
tras ella), siendo completado el conjunto esen-
cialmente en el contexto de la Guerra Fantástica
(1761-1763).
Las invasiones napoleónicas de 1807-1814 le
serían especialmente gravosas: la explosión en
el castillo artillero el 26 de agosto de 1810 por
ofensiva francesa no solo lo arrasó, sino que se
extendieron las ruinas a toda la población, que
dos días después hubo de capitular [5].
Pero durante todo el siglo XIX la fortificación
de Almeida seguirá teniendo protagonismo
esencial, con mejor o peor fortuna, ostentando
funciones militares hasta 1926, y siendo clasifi-
cadas sus murallas como Monumento Nacional
dos años después. A partir de ahí, se llevarían
a cabo diversas campañas de recuperación y re-
cualificación, con lo que llegamos al momento
actual, de admirable presencia artística, monu-
mental, de inigualable “lectura histórica”.
Una lectura que cada año tiene cita popular de
amplia aceptación, tanto de figurantes como de
espectadores, en la recreación del “Cerco de Al-
meida”, conmemorando los sucesos de finales de
agosto de 1810. Las tropas francesas sitiaron la
plaza, abrieron fuego sus baterías sobre la ciu-
dad, estalló el polvorín del castillo, provocando
un elevado número de víctimas civiles y mili-
tares, terminando en la rendición, como quedó
señalado. En la recreación hay ceremonias de
homenaje a los muertos en el cerco, escenifica-
ción de diversas peripecias callejeras, escara-
muzas, maniobras militares, luchas cuerpo a
cuerpo de infantería y caballería, actuaciones de
la artillería, fuegos de artificio, explosiones, tea-
tralizaciones trágicas, sin faltar otras burlescas,
mercado ochocentista con puestos de venta y ac-
tuaciones circenses, música, danza, talleres va-
riados, desfiles, paradas militares, exposiciones
variadas, degustaciones y ranchos gastronómi-
cos… Todo un espectáculo global, aleccionador
y de actual convivencia internacional, pues la
presencia de ingleses, franceses y otras nacio-
nalidades, junto a españoles y portugueses, es
masiva y de fraternal armonía [6 y 7].
Y esa “lectura histórica” puede completarse di-
dácticamente en su Museo Histórico Militar, que
tanto por el “continente” en que se ubica (las ca-
samatas del Baluarte de S. João de Deus) como
 31

6 -Cerco de Almeida. Enfrentamiento en los fosos de la fortificación. Fotografía.

7 - Museu Histórico Militar. Patio y cubiertas. Fotografía.

por el contenido en planos, maquetas, unifor-

mes, armamentos, etc. seriados por etapas his-
tóricas, resulta altamente provechoso para en-
tender la evolución no solamente de esta plaza
significativa sino el conjunto rayano, así como el
progreso técnico del armamento utilizado tanto
neurobalístico como pirobalístico. [8]

Lectura que se extiende a la Raia/Raya luso-es-

pañola, pues es el sistema rayano es el que le da
sentido a cada uno de los elementos, de los hitos,
de las fortalezas y monumentos del mismo. Es
el sistema lo que le da inusual grandeza y expli-
cación, como barrera, como escudo, como defen-
sa del territorio y de la soberanía nacional. Un
sistema que tiene, junto a Almeida, decenas de
ejemplo de extraordinaria validez, pero que, en
un primer momento, al presentar la iniciativa a
la calificación de Patrimonio de la Humanidad,
lo hace de la mano de Valença do Minho (la gran
fortaleza del norte de Portugal también ejem-
plarmente recuperada en su grandeza), Marvão
(hito fundamental del norte alentejano) y Elvas,
que obtuvo por méritos propios en 2012 la cali-
ficación a que ahora aspira el conjunto.
32
Territorio y sistema, geometría y
lugar, los proyectos de fortificación
abaluartada en la raya de Portugal
No todas las fortificaciones históricas ni todos
los núcleos fortificados de un territorio han
existido al tiempo ni han sido utilizados de la
misma manera en todas las épocas. Fueron pro-
yectados en unas circunstancias concretas para
servir a unos fines concretos en un momento
preciso1. Esto ocurre obviamente con todos los
edificios, puentes y caminos, con todos los lu-
gares de cualquier territorio, pero en la forti-
ficación de una frontera, a los condicionantes
comunes del territorio y del lugar, se superpo-
nen las determinaciones propias de cada sis-
tema defensivo y, en el caso de la fortificación
abaluartada, la determinación geométrica de
su traza. La lógica del sistema y la lógica del
territorio no son exactamente lo mismo y, más
obvio, la lógica geométrica del proyecto de la
fortificación abaluartada y la lógica topométri-
ca del lugar tampoco.
En un momento como el actual en el que la ar-
quitectura-espectáculo, a cuya influencia esta-
mos tan expuestos, es cada vez más ajena a los
territorios y los lugares en los que “aterriza”,
quizá sea aprovechable este repaso a las claves
de la implantación territorial y de implantación
proyectual de las fortificaciones y las ciudades
fortificadas de la Raya.
Forma y función
Cuando vemos las bellas y “perfectas” plantas
estrelladas de esta fortificación es fácil pensar
que el condicionante geométrico es básicamen-
te un condicionante formal. Sin embargo, en la
fortificación abaluartada todas las formas son
consecuencia directa de su función. El cruce de
la trayectoria del fuego de flanco, el alcance del
tiro de mosquete, la rasante general de la plaza
que alinea el campo exterior con las sucesivas
obras defensivas, las medidas recomendables
Fernando Cobos-Guerra
Doctor Arquitecto
para los ángulos de las puntas (flanqueado),
en función de su resistencia, o para los ángu-
los de los propios flancos (flanqueante), según
se sigan o no determinadas alineaciones de las
caras de los baluartes…
Un complejo mundo de premisas geométricas y
constructivas, expresadas las más de las veces
con fórmulas y cálculos trigonométricos y loga-
rítmicos que con regla y compás2.
Con la raya fronteriza ocurre algo parecido, pero
de signo opuesto. Cuando vemos los arribes del
Duero, el curso del Miño o del Guadiana podría-
mos llegar a pensar que la frontera de Portugal
es una frontera natural construida a lo largo de
muchos siglos por la acomodación de los límites
políticos a los límites naturales que marcan los
accidentes geográficos. Sin embargo, el nombre
de raya ya explica cómo es, verdaderamente, un
límite artificial que inicialmente dividía los de-
rechos de conquista de Al Andalus entre Casti-
lla y Portugal, como luego, cuando a ambos rei-
nos se les había acabado la conquista ibérica,
otra raya, la del tratado de Tordesillas, dividiría
sus derechos de conquista sobre el mundo ente-
ro. Y es precisamente cuando la raya política y
la demarcación geográfica natural no coinciden
cuando más necesarias son las fortificaciones y
las ciudades fortificadas.
El territorio fronterizo de la raya central, y es-
pecíficamente el situado entre Ciudad Rodrigo
en España y Almeida en Portugal, el situado
entre el río Águeda y el rio Coa, es un ejemplo
paradigmático de lo que ocurre cuando la traza
formal de la raya política se empeña en llevarle
la contraria a la traza funcional que define la
naturaleza del terreno.
Territorio y sistema

1 - Mapa de 1643 que muestra la división de territorios de la frontera entre los ríos Coa
y Águeda.
El primer sistema fortificado fronterizo que he-
mos estudiado en profundidad es implantado
por el entonces independiente Reino de León en
la segunda mitad del siglo XII para defenderse
de Castilla y de Portugal y evitar ser cerrado por
ambos reinos en su expansión conquistadora
de Al Andalus. Se trata de recintos o pequeños
castros ovoides, sin torres, normalmente cons-
truidos en tapial de cal y canto3. Su principal
ciudad fortificada en la zona es Ciudad Rodri-
go, fundada ex novo para defender la frontera
en una posición algo en retaguardia con otras
fortalezas en vanguardia hacia Portugal como
San Felices, El Gardón o Sabugal, Vilarmaior y
Castelo Mendo.
Con el tratado de Alcañices (1297) la raya mo-
difica su trazado y abandona el curso del Coa
para partir artificialmente en dos el territorio
comprendido entre el Coa y el Águeda. El rey
portugués D. Dinis emprenderá un amplio pro-
grama de fortificaciones4 para defender esta
nueva Raya mucho más artificial que la ante-
rior y construye torres y castillos en Sabugal,
Vilarmaior y Castelo Mendo, que ahora pasan a
ser portuguesas, mientras que el Gardón y San
Felices pasan a estar en la misma raya y Ciu-
dad Rodrigo queda ya más cerca de la frontera,
protegiendo por detrás del puente del Águeda.
Todos se refuerzan con nuevas fortificaciones,
pero el cambio más importante sucede con la
fundación de Almeida que nace básicamente
como un importante castillo que protege por
delante el puente del Coa. A finales del siglo XV
y principios del XVI Almeida refuerza su forta-
leza con fosos y barrera, Ciudad Rodrigo hará
lo mismo y ambas poblaciones empiezan a ser
las poblaciones opuestas más importantes a un
lado y al otro de la raya, ambas nacidas como
fortificaciones de frontera pero en sistemas y
épocas distintas.
La unión ibérica (1580-1640) desactiva la fron-
tera hasta que el inicio de la guerra de secesión
de Portugal obliga a replantear otra vez el sis-
tema defensivo de este territorio.
33
En ese año (1640) todas las fortificaciones me-
dievales están obsoletas, algunas como el Gar-
dón, sobre la misma Raya, abandonadas. La
estrategia portuguesa, que pretende que sea la
población la que defienda el nuevo reino busca
concentrar las defensas formando grandes ciu-
dades militares a partir de pequeños pueblos
medievales ya que las grandes ciudades y to-
dos los obispados están del lado español. Es
el caso de Almeida que surge a partir de un
caserío mínimo y termina cubriendo una su-
perficie enorme. Por el contrario, la mayoría de
los proyectos de fortificación de Ciudad Rodrigo
suponen la destrucción de casi la mitad de su
caserío y sus vecinos se oponen frontalmente.
Las alternativas estratégicas más lógicas pa-
san por conquistar Almeida y convertirla en el
cierre español de la frontera y con este propósi-
to nacen los fuertes primero de Gallegos y luego
de La Concepción, muy en la lógica española de
custodiar la frontera (e invadir Portugal si se
puede) con cuerpos profesionales de ejército5.
La percepción del territorio bajo el prisma del
sistema defensivo es ahora muy diferente y si
la conquista española de Almeida, bien en el
XVII bien en 1762, hubiera sido definitiva y la
línea fronteriza se hubiera movido de nuevo al
Coa, sería aún más distinta donde el fuerte de
la concepción no existiría y las fortificaciones y
el desarrollo urbano de Ciudad Rodrigo y Al-
meida serían muy diferentes.
Geometría y lugar
Ya hemos visto que las razones para que los
proyectos de fortificación multiplicaran el área
urbana de Almeida o cercenaran los arrabales
de Ciudad Rodrigo no tenían nada que ver con
la evolución lógica y las condiciones sociales y
urbanas de ambas ciudades. Eran decisiones
estratégicas tomadas en función del papel que
ambas debía tener en el sistema defensivo de-
finido para el territorio de la Raya. Las deci-
siones de proyecto estaban pues condicionadas
34

2 - Primer diseño del Fuerte de la Concepción en el siglo XVIII sobre la traza del fuerte del XVII.

3 - Fernando Cobos-Guerra. Almeida. Análisis gráfico de la traza. 2013.


4 - Fernando Cobos-Guerra. Ciudad Rodrigo. Análisis grafico comparativo de los proyectos de fortificación entre los años 1735-1766. 2013.
por las decisiones estratégicas, pero también
por las condiciones geométricas-funcionales de
la fortificación del periodo y su forzosa adapta-
ción a un lugar elegido no necesariamente en
función de las características geométricas del
proyecto.
Incluso en el caso de que se eligiera un lugar
nuevo para una nueva fortaleza como el fuerte
de la concepción, casar la geometría del mode-
lo fortificatorio y la geometría del lugar no era
necesariamente inmediato. La estrella perfecta
de ocho puntas (cuatro baluartes y cuatro reve-
llines) que se extiende sobre el cerrito del fuer-
te, y modula con la prolongación de sus aristas
todas las laderas, ignora un tramo elevado del
mismo cerro que queda fuera y se convierte en
un riesgo (padrastro) para la fortaleza. El pro-
yectista (el ingeniero Pedro Moreau) construye
un reducto avanzado sobre el padrastro y una
trinchera con el edificio de las caballerizas que
une ambos fuertes. La planta estrellada perfec-
ta representa el modelo geométrico puro que el
proyectista no ha querido modificar; el reducto
y la trinchera representan la geometría real del
cerro que es obligado defender, aunque no res-
pondan al modelo ideal. Ambas soluciones se
yuxtaponen una a la otra sin apenas modificar
su diseño.
En la fortificación de Almeida la idea de proyec-
to, una estrella de seis puntas que con los reve-
35
llines tendría 12, busca adaptarse al terreno de
otra manera. Le falta poco para ser una estrella
completamente regular y hay quien lamenta
que faltándole tan poco no se intentase hacerla
completamente regular.
Obviamente conociendo la gran capacidad téc-
nica de los ingenieros del periodo es claro que
si no la hicieron regular no es por error, es por-
que no quisieron. La necesidad de adaptarse a
las laderas del cerro del castillo, conservando la
ventaja de altura y al tiempo minorando los cos-
tes de desmonte y terrapleno (que en todo caso
siempre se equilibraban) les pareció razón sufi-
ciente para “sacrificar“ la regularidad del mode-
lo ideal. Los ingenieros de Almeida, formados
casi con seguridad en las escuelas jesuíticas de
la primera mitad del siglo XVII, demostraron
en muchos detalles la sabiduría suficiente para
poder ir mucho más allá de la reproducción de
modelos previos de tratados y manuales de la
época. De hecho, copian directamente en la por-
tada principal el diseño de una portada que es
además la portada del tratado de fortificación
de Antoine de Ville pero paradójicamente no to-
man del francés ni sus dimensiones de frente
abaluartado ni siguen sus máximas principa-
les (ángulo flanqueado de 90º y ausencia de
segundo flanco). Y como hemos comprobado6
que su traza permitía cumplir con estas máxi-
mas si no lo hacen es realmente porque tenían
criterio propio en lo realmente importante. De
nuevo aquí la aparente caracterización formal
36
estilística nos lleva a unas conclusiones que la
geometría desmiente.
La historia de los proyectos de fortificación de
Ciudad Rodrigo es bastante más compleja y
cada proyectista intenta adaptarse a los con-
dicionantes con lo mejor de su repertorio. El
problema de Ciudad Rodrigo es que la muralla
medieval ovoide nace de un recinto de foso y
terraplén previo perfectamente adaptado a la
forma natural del cerro. Este sistema inicial de
foso y terraplén obligó en el diseño medieval a
largas puertas en corredor y fosos alejados de
la muralla al retirarse el terraplén intermedio
una vez construida la muralla de piedra por el
interior. Tanto espacio “libre”, inusual en otros
recintos medievales, permite que la fortificación
abaluartada se adapte muy bien a su perímetro
exterior, pero presenta dos serios inconvenien-
tes: deja fuera y obliga a derribar todos los
arrabales exteriores y presenta un padrastro, el
teso de san Francisco, que está relativamente
lejos para englobarlo. En las decenas de pro-
yectos realizados para fortificar la ciudad hay
de todas las opciones. Proyectos que definen
soluciones canónicas y básicamente regula-
res alrededor del recinto medieval, derribando
arrabales y despreciando el teso; proyectos que
intentan englobar todos o algunos arrabales e
incluso proyectos que tratan de incluir tanto
arrabales como teso con decenas de baluartes
y kilómetros de murallas. Nada se hizo y al fi-
nal la guerra destruyó los arrabales, obligó a
fortificar provisionalmente el recinto medieval
y, aunque se diseñaron varios fuertes para el
teso, nunca se construyeron y desde allí toma-
ron la ciudad franceses e ingleses en las guerras
napoleónicas. Nos queda sin embargo el legado
de tantos proyectos con sus reflexiones, a veces
casi dogmáticas desde la geometría del proyec-
to fortificatorio, a veces extraordinariamente
sensibles con caseríos y monasterios, a veces
completamente fuera de escala, a veces terri-
blemente sencillas y pragmáticas.
1
COBOS, Fernando, RETUERCE, Manuel. Metodolo-
gía, valoración y criterios de intervención en la arqui-
tectura fortificada de Castilla y León. Junta de Castilla
y León, Consejería de Cultura y Turismo, Valladolid,
2012. Disponible en. http://eprints.ucm.es/23418/
2
COBOS GUERRA, Fernando. “La fortificación espa-
ñola en los siglos XVII y XVIII: Vauban sin Vauban
y contra Vauban” En SILVA SUÁREZ, Manuel (ed.)
Técnica e ingeniería en España, II. El siglo de las luces,
Zaragoza, 2005. pp. 469-519.
3
COBOS, Fernando, CASTRO, Javier de y CANAL, Ro-
drigo. Castros y recintos en la frontera de León en los
siglos XII y XIII. Fortificaciones de tapial de cal y can-
to o mampostería encofrada. Junta de Castilla y León,
Consejería de Cultura y Turismo, Valladolid, 2012.
4
BARROCA, Mario Jorge. “D. Dinis e a arquitectu-
ra militar portuguesa”. En Revista da Faculdade de
Letras. Historia, Nº. 15, 1, 1998, pág. 801.
5
COBOS GUERRA, Fernando; CAMPOS, Joâo.
Almeida / Ciudad Rodrigo, la fortificación de la Raya
Central = a fortificaçao da Raia Central, Consorcio
Transfronterizo de Ciudades Amuralladas, Salaman-
ca, 2013. Disponible en: http://www.guerradelainde-
pendencia.net/
6
COBOS GUERRA, Fernando. “Metodología de aná-
lisis gráfico de los proyectos de fortificación”. En A.
CÁMARA MUÑOZ (coord.) El dibujante ingeniero al
servicio de la monarquía hispánica: siglos XVI-XVIII.
Fundación Juanelo Turriano, Madrid, 2016, pp. 119-
139.
37
38
Una visualización fronteriza de la arquitectu-
ra consiste muchas veces en apreciar sus posi-
bilidades de consistencia ante la levedad y la
temporalidad. Porque siempre se han previsto o
improvisado asentamientos leves o temporales,
recientemente, siguen surgiendo a propósito, es-
tilizados experimentos como el alojamiento para
una chica nómada1 proyectado por Toyo Ito en
1985 [1], simbólicos y reales, como Drop City [2]
y también de manera espontánea, sin voluntad
ornamental, pero con la fuerza visual de bata-
llas ganadas, concentrada en las tiendas capta-
das por la cámara en el retorno de los jóvenes a
la isla de Utoya en 2015 [3].
Vivir en cualquier lugar y casi de cualquier for-
ma, o con los mínimos elementos, sería casi lo
mismo que purificar la función o el programa.
Según la radicalidad vanguardista de Adolph
Behne “la adecuación a las funciones técnicas
y económicas trabajadas con coherencia, con-
ducen a la liquidación del concepto de forma.
Una construcción sería entonces, una pura he-
rramienta” 2.
En este sentido David Green propone Living pod
[4] como cápsula hermética capaz de ser aco-
plada en la autonomía de espacios abiertos o en
estructuras mayores. Como un embrión confor-
table, permite el aseo, descansar, almacenar, co-
cinar. Se arma como tienda de campaña sólida.
Es interesante el modo práctico con el que los lí-
mites se adaptan al contenido, del mismo modo
que se elabora una cáscara con sentido orgánico.
En el orden biológico de los frutos las superficies
y la masa se encuentran hasta el extremo [5].
El mapamundi habitado recogido en el códice I
del Beato del Burgo de Osma es un borde que
contiene cualquier resquicio en el que se incrus-
ta cualquier cosa o cualquier forma y el límite
asume, engloba y encierra esa regla de juego [6].
No se plantea la idea de división ni se concilia
Paloma Gil Giménez
Profesora Titular de Proyectos, Universidad de Valladolid
Estabilidad y temporalidad
la geometría. Los montes, los ríos, los peces, al-
gunos edificios, las personas, los astros encuen-
tran hueco en una posición estimada. Existe un
hermoso plano de la ciudad de Almeida repre-
sentada como un mundo y como un fruto, como
una nuez en desarrollo orgánico hacia el inte-
rior. El plano, altera la realidad y simboliza los
efectos estratégicos de la ciudad, con un nivel
de exactitud relativo [7] ante el fin de ofrecer
una descripción del territorio para el ataque y la
defensa militar.
El azar, forma parte de la trama del tiempo. Las
reglas, las estrategias y la experiencia no evi-
tan la aventura, lo imprevisible. Arquitectura
efímera es aquella que desde la idea se elabo-
ra como no permanente; es la de los montajes,
exposiciones, celebraciones. La arquitectura
imprevisible es la que acompaña a la vida, el
uso siempre, o en tantas ocasiones cambiante
y muchas veces destinado a metamorfosis de
intensidad variable3.
En el recinto ideal de su Casa del futuro [8]
Alison y Peter Smithson proponen la actividad
confortable y enigmática de una crisálida. Sus
estancias, como elementos huecos, alveolos des-
de dentro de una masa, se solidifican en proceso
de consistencia. La composición de armarios y
recovecos da por hecho que la densidad de ar-
quitectura puede no ser concreta y estable, pue-
de ser penetrable e imprevisible4. Las líneas que
separan lo estable de lo inestable se diluyen. La
materia fluye y los muebles se habitan como
refugio que soluciona lo básico. Siglos antes en-
contramos los profundos muros habitados del
castillo de Dover, tan queridos por Louis I. Kahn
[9] y no hace tanto, antagónicamente, experien-
cias artísticas y comerciales acerca de armarios
con todas las condiciones para funcionar como
kits ligeros de supervivencia [10].

1 - Toyo Ito. Prototipo para muchachas nómadas
en Tokio. 1985. Vistas.
2 - AA.VV. Drop City. 1965. Dibujos de proyecto y fotografía.
En pleno momento de revisión de la moderni-
dad, desde un punto de vista casi sociológico y
con ánimo pedagógico, Leonardo Benévolo com-
paró las condiciones científicas y reales de una
habitación. El lado de la exactitud, las medidas
y los criterios lógicos estaban representados en
el manual enciclopédico de Neufert.
En el lado experimental, el autor italiano expo-
ne la realidad sin adornos de una habitación
de estudiante. En ambos casos se ofertan po-
sibilidades. En el primer caso como catálogo de
casos que recorren el tamaño y la posición de
los elementos; en el segundo, las posibilidades
se refieren al cambio, a la deriva temporal en el
que se mueve todo lugar utilizado5. Benévolo, se
coloca en el lugar del diseñador que utiliza su
oficio para explorar el mundo, se entretiene en
la descripción del ambiente y en representar, no
solo los objetos, sino los motivos de los mismos,
incluso, como se utilizan.
Elabora un mapa de objetos, procedimientos y
obras, con una perspectiva universal. Con la mi-
rada puesta en lo general, pero desde un acerca-
miento directo a las cosas y a las situaciones,
que implica la posibilidad de que lo tipificado se
encuentra siempre, de algún modo, en un proce-
so de cambio.
El cariz técnico que Benévolo otorga a la arqui-
tectura se define mediante afirmaciones como la
siguiente: “Las características de la vivienda de-
rivan del acoplamiento de varias habitaciones”
y más tarde “la vivienda es la unidad mínima
de proyecto y de uso…el mejor modo de habi-
tarla no debería ligarse a las vigentes formas de
propiedad si no estar dirigida de forma objetiva
y científica”6.
Justifica el planeamiento y la organización de un
modo rígido, quizá porque se detiene en detalles
determinados por la lógica de lo mínimo. Com-
pone un manual de distribución de habitaciones
y espacios estables para el alojamiento, y otros
asociados a los medios de transporte [11] con
explicaciones no especializadas. Admite la re-
lación estandarizada de los locales que forman
una vivienda a través de la dimensión y la po-
sición de los objetos básicos sin discusiones ni
contemplaciones sobre los prototipos estableci-
39
dos. Expone el contraste entre la imagen de vi-
viendas cueva Matera [12] y la casa en Belmont
de Walter Gropius. No se aproxima a la posibili-
dad de lo intermedio, ni tampoco a la noción de
flexibilidad, sino que lo variable, para él, existe
como desviación de los casos7.
Una aproximación al sueño de la arquitectura
en estado permanente de uso, en su imprevi-
sión, tiende al alejamiento de lo convencional
hacia las fronteras de las normas y lo civilizado
y desde luego, diverge del ambiente vital, teóri-
camente disciplinado, que se desarrollaría en un
acuartelamiento. El acuartelamiento es el lugar
en el que se aloja la tropa de combatientes. Se
forma como un sistema de viviendas organiza-
das de modo unitario sin diferencias, reproduci-
bles o repetibles. Son ámbitos que llevan implí-
cito el dominio de lo estándar [13].
¿Cómo hilvanar la forma que se habita en serie,
como un número, sin personalizar, en la era de
la personalización? Concretar, si es que existen,
los parámetros de lo estándar, sería distinguir lo
común, de lo esencial y entender la flexibilidad
arquitectónica como capacidad de adaptación
que permite a los edificios cambiar, para sobre-
vivir al paso del tiempo. Una construcción como
un esqueleto que ha permanecido, por muy radi-
cal que sea su orden, es soporte que permite gra-
dos de flexibilidad, más eficaces cuanto más se
incluya el factor de la indiferencia, sin alusiones
afectadas desde demasiados ámbitos. Inventar
estrategias que envuelvan, vistan, disfracen,
reubiquen, disuelvan; en diálogo con el tiempo
y con el programa.
El programa es una condición arquitectónica en
permanente interpretación a la que se da tantas
veces una importancia que desproporciona su
supervivencia, Tomado desde un punto de vista
tajante, el programa condiciona los límites y los
límites condicionan el programa, pero como se
puede intuir en la serie de imágenes que acom-
pañan a este texto, distribuir, sistematizar y li-
mitar, no son una misma cosa.
Admitir la adaptabilidad como condición pro-
yectual al ritmo del tiempo, es promover la ca-
pacidad de los edificios para variar los plantea-
mientos de organización con los que nacieron.
40

5 - Mapamundi recogido en el códice I del Beato del Burgo de Osma.

3 - Retorno de jovenes a la ista de Utoya,

2015. Fotografía.

4 - David Greene. Living pod. 1966-67

6 - Frutos secos. 7 - J. Ferreira y J. da Cunha. Plano de Almeida. 1807


1
La chica nómada de Tokio, cuya ligereza, inesta-
bilidad y posición dentro de los flujos del capital la
han transformado de marginal en central para la
comprensión del mundo actual; Cfr. http://estructu-
rassensitivas.blogspot.com.es/2011/03/el-pao-de-la-
muchachas-nomadas-de-tokio.html
2 la arquitectura y la exagerada exaltación de la
BEHNE, Adolf. La construcción funcional moderna.
Ed. del Serbal, Barcelona, 1994 (1923). Cit. p.53.
3
Cfr. Carles Marcos http://habitar.upc.
edu/2014/01/07/metamorfosis-navidena/
4
Cfr. CORTÉS, Juan Antonio. Nueva consistencia. Es-
trategias formales y materiales en la arquitectura de
la última década del siglo XX. Universidad de Valla-
dolid, Valladolid, 2003. pp.33,53.
5
BENEVOLO, Leonardo. Diseño de la Ciudad-1. La
descripción del ambiente. GG., Barcelona, 1975. pp.
106-112.
6
Cit. Ibid p.154 “es admisible el paso por el sector de
día para ir al nocturno, pero nunca al revés”.
7 marinas. Incluso las rompientes más simétricas
“Un mayor número de viviendas pueden asociarse
entre si sin perder sus características más importan-
tes, colocándolas una junto a otra formando hileras o
tendidos continuos” cfr. Ibid p. 160.
8
“La piel de cristal y los muros de cristal son los úni-
cos que pueden revelar la forma estructural simple
del armazón del esqueleto y asegurar sus posibi-
41
8 - Alison y Peter Smithson. Casa del futuro. 1956. Planta.
9 - Castillo de Dover. Planta. 10 - Alan Wexler, Armario.
La alteración del uso, el desgaste, el abandono,
habla de ellos como objetos preciosos y preci-
sos que mudan. También en este panorama, el
equilibrio en la estructura es algo serio. Conce-
de estabilidad básica a priori, pero también se
define a medida en que se construye. Por ello,
su importancia icónica y filosófica, carece hoy
día de sentido operativo8. La abundancia, en
cualquiera de los parámetros que condicionan
forma, colapsan por agotamiento. Como contra-
partida, una visión en perspectiva ayuda a sos-
pechar que estructuras resistentes son las que
se encuentran en las fronteras geográficas, en
las técnicas y en las culturales.
La civilización líquida es un hecho9 y la arqui-
tectura que acompaña a esta situación se centra,
como se ha visto, en signos visibles; en ejem-
plos que han arraigado desde hace ya décadas
y continúan emergiendo. “Las olas no son obje-
tos estáticos en la naturaleza., como las rosas o
los diamantes. Son hechos fugaces y violentos
que se producen al final de una larga cadena de
acciones provocadas por tormentas y reacciones
tienen sus manías y un carácter completamente
autóctono que cambia con cada alteración de las
mareas.” Como algunas arquitecturas, como la
posibilidad de entender la arquitectura en trans-
formación, en evolución, imprevisible.
42

11 - George M. Pullmann. Coche cama y vagón restaurante. Dibujos de proyecto.

12 - Viviendas cueva. Matera. Fotografía del interior. 13a - El lammione. Grassano, Italia. Plantas y sección
tipo.

lidades arquitectónicas” Mies van der Rohe, Cit. en

FRAMPTON, Kenneth. Estudios sobre cultura tectó-
nica. Poéticas de la construcción en la arquitectura de
los siglos XIX y XX. Akal, Madrid, 1999, p.171.
“Debo dejar claro que en inglés se puede llamar es-
tructura a cualquier cosa. En Europa no es así. A una
choza la llamamos choza y no estructura. Por estruc-
tura tenemos una idea filosófica. La estructura es el
todo, de arriba abajo, hasta el último detalle” Cit. Ibid.
P.180.
9
BAUMAN, Zygmunt. 44 cartas desde el mundo lí-
quido. Paidos, Madrid, 2011. p.124-134

13b - El lammione. Grassano, Italia. Dibujo de un interior tipo.

 43

14 -Lucila Castañeda Aller. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Plantas y sección longitudinal.

15 - Lucía Gonzalez Lamuño Sanchís. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Plantas.

16 - Claudia Vivas Martín. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Planta y sección tipo. Vistas del módulo habitacional.
44
El espacio de relación entre el
interior y el exterior
Según dice Bruno Zevi en el libro Saber ver la
arquitectura: “la arquitectura dimana propia-
mente del vacío, del espacio envuelto, del espa-
cio interior en el cual las personas viven y se
mueven”. Este espacio sólo se puede apreciar
mediante experiencia directa, convirtiéndose en
el protagonista del hecho arquitectónico.
El descubrimiento de la perspectiva permitió re-
presentar la arquitectura en tres dimensiones,
pero a comienzos del siglo XX se descubrió que
existía una cuarta dimensión: el tiempo. Toda
obra de arquitectura, para ser comprendida y
vivida, requiere el tiempo de nuestro recorrido,
la cuarta dimensión.
No obstante Bruno Zevi afirma que “el espacio
en sí, la esencia de la arquitectura, transciende
de los límites de la cuarta dimensión, lo impor-
tante es establecer que todo lo que no tiene es-
pacio interno no es arquitectura”.
Esta afirmación puede dar lugar a dos gravísi-
mas equivocaciones que harían ridícula la in-
terpretación espacial de la arquitectura:
- Que la experiencia espacial de la arquitectura
tan solo se puede tener en el interior del edifi-
cio, es decir que el espacio urbanístico no tiene
valor.
- Que el espacio, siendo el protagonista de la ar-
quitectura, agota la experiencia arquitectónica,
y que la interpretación espacial del edificio es
suficiente como instrumento crítico para juzgar
una obra de arquitectura.
Toda edificación ayuda a definir dos espacios:
los espacios internos y los espacios externos o
urbanos. Decir que el espacio interno es la esen-
cia de la arquitectura no significa de ninguna
manera que el valor de una obra arquitectónica
Ángel Iglesias Velasco
Profesor Asociado de Proyectos, Universidad de Valladolid
se agote en el valor espacial. El juicio estético
sobre un edificio no se basa sólo en su valor
arquitectónico específico, sino también en los
complementos accesorios que ayudan a definir-
lo, ya sean escultóricos, decorativos, pictóricos,
de amueblamiento, etc.
No obstante, aunque en la arquitectura poda-
mos encontrar las contribuciones de las demás
artes, es el espacio interno, el espacio que nos
circunda y nos incluye, el que otorga el juicio
a un edificio, los demás accesorios son impor-
tantes, pero funcionan como complemento de la
concepción espacial.
Que el espacio vacío sea el protagonista de la
arquitectura resulta natural, ya que la arqui-
tectura no es sólo arte, ni sólo imagen de la vida
histórica o la vida vivida por nosotros y por los
demás, es también “el ambiente, la escena en la
cual se desarrolla nuestra vida”.
Según Bruno Zevi: “todo edificio pone límite a
la libertad visual y espacial del observador, por
lo tanto lo que el arquitecto debe subrayar no
es el límite puesto a la libertad espacial, sino
esta misma libertad delimitada, definida, po-
tenciada entre las paredes”. La realidad de un
espacio urbanístico no se concreta en torno a
un solo edificio, sino en los vacíos limitados por
todos los elementos construidos o naturales que
lo definen.
Por otra parte, el camino del hombre no se de-
sarrolla sólo en el interior o el exterior, sino en
uno y en otro consecutivamente; existe una in-
terdependencia, una identidad entre el espacio
interior y la volumetría, siendo esta última a su
vez factor del espacio urbanístico [1].
El carácter de cada obra arquitectónica está de-
terminado, tanto en el espacio interno como en

1 - Álvaro Ruíz Espinosa.Vivienda colectiva. Proyecto. Vista exterior.
el juego de volúmenes, por un elemento funda-
mental: la escala, es decir la relación entre las
dimensiones del edificio y las del hombre.
Según todo lo dicho no hay ningún medio de re-
presentación que identifique perfectamente un
espacio, tenemos que ser nosotros, estando in-
cluidos en el mismo, los que lleguemos a sentir-
nos parte y metro del organismo arquitectónico.
El arquitecto, para conseguir llevar a cabo sus
ideas, cuenta con determinados medios, ligados
a la historia de la arquitectura, de los que se
sirve para llevar a cabo los fines materiales y
conceptuales que se propone.
Las diversas formas de la vida contemporánea
se han visto influenciadas tanto por el desa-
rrollo industrial como por los nuevos conceptos
sociales, que de alguna forma nos han sido im-
puestos, y esto ha provocado cambios profun-
dos en el ritmo de la vida diaria.
No obstante, si se analizan las distintas fases
de la evolución de la vivienda a lo largo del
tiempo, siempre encontramos que el hombre
necesita contar con un espacio que le permita,
manteniendo el contacto con la sociedad, conse-
guir aislarse y gozar de intimidad [2].
Entre los medios con los que cuenta el arquitec-
to para desarrollar sus ideas y mejorar la forma
de vida de las personas se pueden destacar tres
que se han venido utilizando a lo largo de la
historia de la arquitectura: el muro, la luz y el
patio.
Estos medios ayudan a relacionar el interior con
el exterior en los edificios, y han jugado a lo
largo del tiempo un papel clave para desarrollar
una buena arquitectura, tanto en el ámbito de
la casa familiar como en las edificaciones pú-
blicas.
45
Jesús María Aparicio Guisado en su libro El
muro realiza la siguiente pregunta: ¿es el muro
tan solo un elemento físico de la obra arquitec-
tónica o podría tener también una lectura como
concepto de la misma? La respuesta a esta pre-
gunta se puede relacionar con la afirmación:
“las intenciones arquitectónicas se materiali-
zan en sus muros de dos maneras: materiali-
zando la idea o idealizando la materia”.
La continuidad de un muro revela un pensa-
miento estereotómico, mientras que la discon-
tinuidad de este expresa la tectónica de un
refugio. Mientras lo estereotómico tiene remi-
niscencias de lo estático, lo tectónico implica
una cultura abierta, desmontable, efímera y
nómada. La cultura sólo se diferencia de la na-
turaleza a través de lo estereotómico, mientras
que lo tectónico tiende a una sutil fusión entre
naturaleza y cultura [3].
Con la aparición de la casa los conceptos gua-
recerse y defenderse, relacionados con la cueva
y la cabaña, se transformaron en habitar. El
hombre, dominado ya el espacio, concibió la po-
sibilidad de controlarlo, y descubrió que con la
luz podía tensarlo. Así, dominando la gravedad
y la luz, de manera consciente, se ha ido perfec-
cionando la arquitectura.
Por otra parte, el hombre necesita en la casa un
espacio de paz y recogimiento que le proteja del
espacio exterior, pero que a la vez le permita
participar del día y de la noche, del sol y de la
luna, del frío y de la lluvia. Este espacio, so-
metido a los condicionantes que determinan la
existencia, es el patio.
El patio es un símbolo espacial de la intimidad,
debido a su aislamiento con el exterior propor-
ciona a sus habitantes la ilusión de poseer una
zona de dominio figurado. Durante su larga
evolución, el patio se ha mantenido como el lu-
gar central de la casa, un lugar central y abier-
to, en oposición a los espacios cerrados.
46
2 - Juan Pérez García. Viviendas para artesanos. Proyecto. Vista exterior del conjunto.
3 - Lucila Castañeda Aller. Viviendas para artesanos. Proyecto. Vista y planimetría de la agrupación residencial.
Son de interés las viviendas en torno a uno o
varios patios cuando estos centran la actua-
ción, convirtiéndose en su principal elemento en
cuanto que se configuran como protagonistas
de la ordenación estructural, de la relación del
interior con el exterior y del dominio del edificio
mediante el recorrido a través de ellos [4].
Entre vivienda y espacio habitable se viene de-
sarrollando un largo debate en el que el leit-
motiv, en las últimas décadas, ha sido y sigue
siendo: el de la arquitectura moderna versus
tradición urbana, el hombre versus la técnica,
la vivienda versus el espacio habitable. Esta
permanente oposición ha transformado el pai-
saje, la sociedad, la cultura, los hábitos y la
apariencia de muchas ciudades.
Con el desarrollo de la ciudad industrial, a me-
diados del siglo XIX, las características de la
ciudad tradicional: delimitación, homogeneidad
y equilibrio se disuelven, y emerge un nuevo
sistema que pugna por consolidar las trazas de
una nueva realidad urbana donde la indeter-
minación, la heterogeneidad y la fragmentación
son las características que definen esta nueva
realidad.
Las propuestas modernas no surgen como rup-
tura con la ciudad tradicional, sino como crítica
a la ciudad especulativa generada por el desa-
rrollo industrial ochocentista, en la que muchos
de los rasgos que definían la ciudad tradicional
habían desaparecido.
El tejido urbano de la ciudad tradicional está
compuesto básicamente por viviendas unifami-
liares que, mediante su agrupación, conforman
manzanas horadadas por patios.
La aparición de la industria consuma la sepa-
ración entre vivienda y trabajo, imponiéndose
el bloque urbano o la manzana como edificio
residencial colectivo, constituyéndose en el ele-
mento básico para la formación de las ciudades.
En la ciudad tradicional calle y edificación con-
forman dos entidades inseparables, en cambio
en la ciudad industrial, debido en gran parte al
transporte, se utiliza la infraestructura viaria
como elemento de soporte de grandes edificios
colectivos, lo que dificulta la relación de la ciu-
dad con la naturaleza y empeora las condicio-
nes de habitabilidad.
El Movimiento Moderno rechaza la ciudad
ochocentista y elabora una ciudad alternativa,
bien definida teóricamente, pero que ha queda-
do irrealizada en gran medida.
 47

4 - Claudia Vivas Martín. Vivienda colectiva. Proyecto. Vista de los espacios comunes.

las posibles formas de agrupación, ya sea en

Según Serge Chermayeff: “el conflicto entre li- pisos o en hilera, permitiendo generar los espa-
bertad privada y responsabilidad pública se cios que relacionen el interior de las viviendas
hace cada vez más agudo en todos los campos con el exterior, y facilitar así la privacidad re-
de la actividad humana”. querida por sus ocupantes.
El caos que origina la cultura de masas es tan
grande como la multiplicación de la población
y el desarrollo tecnológico. No sólo no logramos
crear entornos nuevos que resulten satisfacto-
rios, sino que estamos perdiendo lo mejor de lo
que tenían los viejos [5].

Las comodidades y los adelantos mecánicos que

se están introduciendo en los hogares civiliza-
dos deben facilitar la consecución de la privaci-
dad, y no al contrario. Si no logramos recupe-
rar las experiencias personales que procura la
privacidad, no se podrá devolver la salud y el
bienestar a este mundo de cultura de masas.

Si reflexionamos sobre la vivienda actual, debe-

mos tener en cuenta los cambios acaecidos en
la sociedad en los últimos años. Se deben pre-
cisar las demandas y necesidades que, sobre la
vivienda, requiere nuestra sociedad de cambio,
considerando las modificaciones en la forma de
vida requeridas para adaptarnos a las realida-
des sociales relacionadas con las formas de pro-
ducción, con el ritmo de vida y con los cambios
de los valores de referencia.

El espacio de la vivienda debe dar respuesta a

las necesidades de sus potenciales ocupantes;
para Ignacio Paricio: “un buen espacio es aquel
que pasa inadvertido porque no genera dificul-
tades añadidas a las actividades y usos que se
quieren desarrollar en él”.

Esta afirmación conduce al anonimato de la vi-

vienda, ya que no se suele saber quien va a ser
su ocupante, pero no impide reflexionar sobre
48
Vivienda y regeneración urbana: Almeida
Introducción
En el tema de la vivienda colectiva Europa, y Es-
paña en particular, viven una situación diferen-
te al resto del mundo. La vieja Europa se debate
entre la necesidad de recuperar un gigantesco
parque inmobiliario heredado del siglo XX, con
edificios históricos, construcciones industriales
deterioradas y recientes edificaciones abando-
nadas, o mantener un pulso de continuidad con
nuevas construcciones más económicas, soste-
nibles y preocupadas por los usuarios.
Si la masa construida en Europa excede en un
porcentaje alto a lo que debería ser necesario en
relación al suelo ocupado, deberíamos plantear
alternativas que permitan utilizar lo que hay
para dar cabida a la gente. Soluciones eficaces
para recuperar lo construido sin destruirlo. In-
cluso aquello que en apariencia pueda parecer
ruinoso, una mirada atenta puede salvarlo de
su destrucción. La misión de los arquitectos es
construir habitabilidad, ciudades vivibles y no
tanto edificios1.
En este contexto es en el que se debate el proyec-
to de vivienda contemporáneo.
La vivienda colectiva, pública y social es el
asunto arquitectónico más sujeto a la teoría del
eterno retorno2. Vuelve constantemente, una
y otra vez, protagonizando cada cierto tiempo
nuevas polémicas en los debates de arquitec-
tura. En cada nueva incursión, economistas,
políticos, sociólogos, arquitectos, etc., discuten
y plantean soluciones universales que nunca
acaban resolviendo el problema concreto. Los ar-
quitectos centran sus investigaciones en revisar
los aspectos que redefinen a esta disciplina en
cada momento, planteando nuevas alternativas
acordes a las nuevas situaciones.
El proyecto contemporáneo de vivienda ha pa-
José Manuel Martínez Rodríguez
Profesor Contratado Doctor de Proyectos, Universidad de Valladolid
sado en poco tiempo de ser un proyecto genera-
lista y universal que intentaba buscar nuevas
formas de vida para el habitante contemporá-
neo (independiente, libre, viajero cosmopolita,
tenaz, etc.) apoyados en los eslóganes hereda-
dos de la modernidad como flexibilidad, adapta-
bilidad, estandarización o sistematización, para
convertirse en un proyecto concreto para un tipo
particular de habitante perteneciente a un gru-
po específico, en un entorno de cierta fragilidad
e incertidumbre.
En la actualidad, a la investigación sobre los
nuevos modos de habitar relacionados con
nuevos programas de vivienda destinados a
colectivos en situaciones especiales (personas
mayores, familias en situaciones de emergencia,
jóvenes emprendedores sin recursos, refugiados,
estudiantes, etc.), deberíamos añadir la capaci-
dad potencial de las ciudades, las poblaciones
o los pequeños centros urbanos para albergar
a estos nuevos tipos de habitantes. Un tipo de
vivienda versátil, adaptado a las personas y
grupos diversos en aquellos lugares de cierta
vulnerabilidad.
Es en este escenario en el que se proponen los
trabajos planteados en el curso de Almeida, con
un proyecto de viviendas para estudiantes que
recupera el Quartel das Esquadras, otros liga-
das a sistemas de producción agrícola urbana
en una parcela en la que sobrevive la torre de
un antiguo depósito de agua, o un nuevo edificio
residencial situado en un punto de la ciudad que
debe contribuir a mejorar y articular una situa-
ción urbana problemática.
Breve recorrido por las últimas
décadas de la vivienda
En los años 80 el eslogan de “todo es posible”
provocado por la salida de los duros y a la vez

1a - Alvaro Siza. Bonjour Tristesse. Berlín.1980.
Planta.
2a - Steven Holl. Viviendas en Fukoaka. Japón.
1991. Interior abierto.
2b - Steven Holl. Viviendas en Fukoaka. Japón.
1991. Interior cerrado.
1b - Alvaro Siza. Bonjour Tristesse. Berlín.1980. Fachada.
prósperos años de las posguerras y el desa-
rrollismo, despertó la imaginación de artistas,
escritores, arquitectos, cineastas y músicos en
toda Europa, que con una gran dosis de creativi-
dad lucharon tratando de crear un entorno más
bello y humano para la sociedad.
El edificio de Alvaro Siza, rebautizado Bonjour
Tristesse3 (en alusión a la novela que le da
nombre en la que se describe el desencanto de
la generación posterior al 68), proyectado en
1980 antes de la caída del muro, fue uno de los
muchos proyectos diseñados para la Exposición
Internacional de Construcción de Berlín IBA87,
con invitados como los arquitectos Aldo Rossi,
James Stirling, o Peter Eissenman. Las ideas
emergentes sobre la construcción de la ciudad
encontraron en este momento en Berlín una
plataforma para su expresión, aportando a la
reconstrucción de la posguerra un enfoque de
renovación urbana tranquilo y con una actitud
crítica4.
En esos momentos salvo raras excepciones, la
preocupación por el estudio sobre nuevas tipo-
logías de vivienda apenas existía, lo importante
era la ciudad y el enfoque urbano.
Los años 90 representan en España y Portugal
el pleno acceso al Estado del Bienestar bajo las
contradicciones del eslogan “todo es posible”. En
España la Expo 92 de Sevilla y las Olimpiadas
de Barcelona, o en Portugal la Expo`98 de Lis-
boa, conviven con un proceso de construcción
masiva de viviendas, cuya inercia durara hasta
la gran crisis financiera de 2008. El Estado Bien-
estar estaría definido por una mayor necesidad
de confort, el objetivo de acceso universal a la
vivienda en paralelo a la explosión de la segun-
da vivienda, en un marco de incremento del po-
der adquisitivo5.
Si bien en España los proyectos más impor-
tantes en este momento vienen de la mano de
concursos como Europan, o los planteados por
la Empresa Municipal de Vivienda de Madrid
o Barcelona, el proyecto que se manifestó como
representante de la década final de siglo puede
ser el conjunto de viviendas en Fukuoka Nexus
49
World (1991), un experimento habitacional so-
bre tipologías de vivienda colectiva cuyo con-
junto contó con la participación de varios arqui-
tectos occidentales de renombre, liderados por
el japonés Arata Isosaki, entre ellos Steven Holl
que plantea viviendas que pueden adaptarse a
muchas posibilidades de habitabilidad, Óscar
Tusquets, Mark Mack, Christian de Portzam-
parc, Osamu Ishiyama y especialmente Rem
Koolhaas, que se lanzó a la fama internacional
con este proyecto en el que los espacios de la
viviendas flexibles y adaptables no olvidaban la
importancia de la relación con el espacio público
a través de la calle interior como lugar de en-
cuentro y relación.
Algunos especialistas definen la arquitectu-
ra de los 90 como la arquitectura de las “neo-
vanguardias”6, otros han utilizado otras ex-
presiones como “nueva abstracción”, “nueva
modernidad”7 o “deconstrucción” para definir
una manera de hacer que rechaza la arquitec-
tura figurativa y postmoderna de las décadas
anteriores.
El nuevo milenio se estrena con la pesada carga
del miedo, con la caída de las torres gemelas en
2001 que acabará desatando la gran crisis fi-
nanciera de 2008. Los grandes concursos para
jóvenes arquitectos como Europan empezaron
a tener problemas para gestionar su construc-
ción tras haber sido premiados. En todos ellos se
continúa hablando de una nueva arquitectura
de vivienda para un habitante que no puede ya
vivir en la casa burguesa de los años 80. Espa-
cios flexibles y adaptables en el tiempo a nuevas
situaciones familiares eran, junto con un fuerte
compromiso con la ciudad y el paisaje, las señas
de identidad de la vivienda del siglo XXI8. Un
ejemplo claro de ello son los concursos premia-
dos en las ediciones de Europan 6, 7 y 8.
En esos años algunos arquitectos como Lacatón
y Vassal, hablaban ya de dotar a la vivienda de
un espacio anexo, regulador de energía, de con-
trol solar, un espacio extra para sus habitantes
con pequeñas acciones de rehabilitación. La eco-
logía se convierte en un añadido indispensable
50
3 - Raúl del Valle. Europan 6. Santa cruz de Tenerife. Primer premio. Dibujos de concurso.
al estado de bienestar. Todo el mundo quiere
tener una casa energéticamente eficiente y res-
ponsable con el medio ambiente.
Situación actual. Menos demo-
ler y más reparar. Recuperar
edificios
La crisis, aunque se dejó sentir de forma dife-
rente tanto en sus formas como en el tiempo en
los distintos países, paralizó de alguna forma el
afán constructor y despertó de nuevo el espíritu
creativo de artistas, escritores, algunos políti-
cos, sociólogos, arquitectos, etc. que tratan de
definir este nuevo estado de la cuestión.
En Europa la falta de recursos económicos movi-
liza algunos arquitectos jóvenes que empiezan
a plantear de forma independiente programas
mixtos de vivienda mezclados con otras activi-
dades, y a edificar piezas habitables en entornos
singulares. La herencia de arquitecturas ahora
abandonadas que en las últimas décadas del
siglo XX fueron utilizadas para museos, biblio-
tecas, edificios administrativos, etc. parecen ser
requeridas ahora para otros programas más
acordes a la situación económica y social del
momento.
Reciclar, recuperar, re-habitar9, reconstruir es-
pacios urbanos y viejas edificaciones son las
palabras que se manejan en los círculos de ar-
quitectura y orientan una nueva línea de expe-
rimentación e investigación en el campo de la
vivienda colectiva. En la recuperación de edi-
ficios los planteamientos pasan por proponer
estrategias que permitan, no solo prolongar la
vida de los mismos, sino añadirles un apéndice
o un nuevo órgano que les ayude a superar su
decadencia.
Así, por ejemplo, los arquitectos Lacatón y Vas-
sal10 proponen la recuperación de un edificio
construido en los años sesenta en los alrededo-
res de París, próximo a una vía de circunvala-
ción. Se trataba de un bloque de 16 plantas y 90
apartamentos, cuya demolición estaba prevista
y optan por un proyecto de transformación. El
proyecto propone una ampliación generosa de
los apartamentos, añadiendo una estructura
que soporta unas amplias terrazas, las cuales
no solo ayudan a regular las condiciones térmi-
cas de las viviendas, sino que mejoran su ha-
bitabilidad con una importante ampliación del
espacio. Este tipo de actuaciones se repiten con
frecuencia hasta la actualidad incluyendo todo
tipo de intervenciones sobre edificios que no
presentan un valor arquitectónico reseñable. A
través de obras como la de los arquitectos Laca-
ton & Vassal, la revista a+t, Domestic Actions
2, invita a mirar de otra manera los edificios
de vivienda colectiva recibidos del pasado y a
solicitar la redención selectiva del patrimonio
edificado del último siglo11.
En este mismo intervalo de tiempo, en España
los trabajos presentados en Unfinished, título
de la exposición que presenta el Pabellón de Es-
paña en Bienal de Venecia de 2016, pretendía
dirigir la atención al proceso por encima del re- 1
Anne Lacaton en una entrevista en el País Semanal
sultado, sacando a la luz estrategias de proyecto nº 2.122, Mayo 2017: “Demoler es un error. Nuestra
surgidas de una mirada optimista hacia el en- alternativa es la reparación. Se consigue más si se
torno construido12. cuida lo que se tiene que si se desprecia. El resultado
es más económico”.
Almeida 2
HERREROS, Juan. “Vivienda pública + Espacio pú-
blico: Un manifiesto”. En LAPUERTA, José María de.
Los instrumentos utilizados se plantean des- Manual de vivienda colectiva. Edic. Actar, Barcelona,
2007. p.15.
de conceptos que unifiquen la intervención con
el único fin de establecer una tensión entre lo 3
SAGAN, Françoise. Bonjour Tristesse. (traducción de
preexistente y lo nuevo que revitalice los espa- Javier Albiñana). Edt. Tusquets, Barcelona, 2015.
cios mediante estrategias en las que la vida de
4
sus nuevos habitantes pueda reconducir una es- Pascucci, Denim. Clásicos de Arquitectura: Residen-
pacialidad pensada para otras formas de vida. cia Schlesisches Tor (Bonjour Tristesse) / Álvaro Siza
Vieira + Peter Brinkert. En P.A. Julio, 2014.
Es en este intervalo de negociación en el que se 5
“El concepto de confort se materializa en los años
sitúan proyectos como la recuperación del Quar-
50 en Norteamérica, con el acceso masivo de la clase
tel das Esquadras. media a los electrodomésticos, que generan un cambio
en el concepto de vivienda ante una reorganización
Los proyectos resultado de las investigaciones de los espacios para responder a estos nuevos apa-
sobre este espacio realizados por los alumnos, ratos (lavadoras, neveras, cocinas de gas, etc.), y que
parten de establecer nuevas reglas de juego penetra con más lentitud en Europa, como refleja con
apoyadas en conceptos totalizadores, en los que ironía la película Mon Oncle de J. Tati (1958)”.
la interacción entre lo heredado y el nuevo sis- 6
PIÑÓN, Helio. Arquitectura de las Neovanguardias.
tema de articulación de espacios para el nuevo
G. Gili, Barcelona, 1984.
 51

4 - Druot, Lacatón y Vassal. Torre Bois Le Prêtre. Proyecto de rehabilitación. París. 2005.

5 - Eduardo Rodríguez Gallego. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Planta.

programa habitacional se establece con natura-

lidad, orquestado por la nueva cosa.
En definitiva, un universo de nuevas oportuni-
dades emerge. Desde el viejo caserón de pueblo
abandonado, el cobertizo de madera en la ladera
de un campo cultivado o los maltrechos grupos
residenciales de un barrio de la primera perife-
7
MONTANER, Josep María. La nueva abstracción ria. Todo son oportunidades para este proyecto
formal. En Documentos de Arquitectura nº 14, 1990. sin final de mejorar lo que ya tenemos, de rege-
8 nerar ciudades, paisajes y pueblos.
“Las formas de convivencia y de cohabitación han
variado mucho a lo largo de la historia. Variaciones
que se han debido a las formas de relación dentro de
las unidades de convivencia pero, sobre todo, a la ne-
cesidad de adaptación a las realidades sociales globa-
les, que se relacionan con las formas de producción,
con el ritmo de la vida y con los cambios de los va-
lores de referencia”. PARICIO, Ignacio, SUST, Xavier.
La vivienda contemporánea. Programa y tecnología.
Instituto de Tecnología de la Construcción de Catalu-
ña, Barcelona, 1998.
9
MONTEYS, Xavier. Re-habitar en nueve episodios.
Editorial Autor-Editor, Barcelona, 2012.
10
Lacaton&Vassal 1993/2015. El Croquis. 2015. Vol.
177/178.
11
Revista a+t, Domestic Actions 2, serie Reclaim. Nº
41, 2013.
12
http://unfinished.es/2016
52
El Quartel das Esquadras
o el arte de embellecer la necesidad
A la cabeza de los conocimientos que se basan
en la imitación, deben situarse la pintura y la
escultura, porque entre todos ellos, es allí donde
la imitación se acerca más a los objetos que
ella representa y habla más directamente a los
sentidos. Se puede añadir a éstos la arquitec-
tura, ese arte nacido de la necesidad y per-
feccionado por el lujo que, al haberse elevado
gradualmente de las chozas a los palacios, no
es, a los ojos del filósofo, si así puede decirse,
más que la máscara embellecida de una de nu-
estras mayores necesidades. La imitación de la
hermosa Naturaleza es en ésta menos contun-
dente y más limitada que en las otras dos artes
de las que acabamos de hablar; éstas expresan
indistinta y enteramente todas las partes de la
hermosa Naturaleza y la representan tal como
es, uniforme y variada. La arquitectura, en
cambio, se ciñe a imitar, mediante el ensambla-
je y la unión de los diferentes cuerpos que em-
plea, la disposición simétrica que la naturaleza
observa más o menos de manera sensible en
cada individuo, y que contrasta tan bien con la
hermosa variedad de todo el conjunto
D'Alember1
Parece una casualidad que D´Alember esté es-
cribiendo en París este texto para el Discurso
Preliminar que prologa la Encyclopédie en el
mismo momento que se termina la construcción
del Quartel das Esquadras (1736-1750), en el
recinto abaluartado de Almeida, junto a la raya
de Portugal. Y sorprende porque la definición de
Arquitectura que adelanta el prólogo del diccio-
nario enciclopédico se ajuste con tanta precisión
al proceso que guía el proyecto del Quartel y a las
razones que lo argumentan.
La explicación de que esta obra de arquitectu-
ra militar responda a los postulados más van-
guardistas de la arquitectura del momento, en
Valeriano Sierra Morillo
Profesor Contratado Doctor de Proyectos, Universidad de Valladolid
fecha tan temprana y desde una ubicación tan
distante del foco donde se gestan los grandes
cambios que alumbra la ilustración, quizá haya
que buscarla en la campaña de renovación y
puesta al día de las estructuras defensivas que
Portugal viene construyendo y perfeccionando,
desde el momento de su independencia en 1640,
en su frontera con España. Después de la gue-
rra de sucesión (1701-1715) las plazas fuertes
que jalonan ambos lados de la frontera han
quedado maltrechas y obsoletas, y requieren de
nuevos proyectos que refuercen su capacidad
defensiva, en previsión de futuros e inevitables
enfrentamientos bélicos.
En el lado portugués, como también ocurre al
otro lado de la frontera, este reto se afronta ini-
cialmente con el apoyo de ingenieros militares
franceses como Antoine de Ville, Charles Las-
sart o Gilles Saint-Paul, pero continúa con la
formación de cuerpos de ingenieros nacionales,
donde tenemos que reseñar especialmente al
Ingeniero Mayor del Reino Manoel de Azeve-
do Fortes (1660-1749), ya que se le considera
autor de la configuración definitiva de la pla-
za fuerte de Almeida, del propio Quartel das
Esquadras y del tratado de fortificación más
importante en lengua portuguesa, publicado
en 1728. Su formación europeísta, primero en
Madrid y más tarde en Paris o Siena, supone el
desembarco, sobre los lejanos territorios de la
Raya de Portugal, de las nuevas ideas ilustra-
das, que se plasman directamente en las reno-
vadas estructuras abaluartadas y que recono-
cemos aplicadas de forma sorprendentemente
explícita en una obra tan novedosas y pionera
como el cuartel que nos ocupa.
También es significativa la coincidencia tempo-
ral de la construcción del edificio con la creación
en Paris de la École des Ponts et Chausses en

1 - Manoel de Azevedo Fortes, Ingeniero Mayor del Reino, Quartel das Esquadras. 1736-1750.Foto-
grafía histórica.
1747, que supone la definitiva separación de
arquitectos e ingenieros. Escisión ratificada,
así mismo, por la voz architecture de la pro-
pia Encyclopédie cuando divide l´art de bâtir
en tres tipos: on en distingue ordinairement de
trois spéces, savoir, la civile qu´on appelle ar-
chitecture tout court, la militaire, et la navale2.
Desde este momento, la ingeniería, y en espe-
cial la militar, asume más rápidamente que su
hermana mayor, la arquitectura, los principios
de racionalidad, funcionalidad, economía de
medios y austeridad formal que impone la re-
volución ilustrada, que son, con la búsqueda de
los orígenes de la disciplina, el fruto maduro de
la vieja Querelle des Anciens et des Modernes
que sacudió el debate arquitectónico a finales
del siglo anterior.
Sorprendido por el descubrimiento de la condi-
ción de obra pionera de las nuevas corrientes
de la arquitectura ilustrada que representa el
Quartel das Esquadras, y, en cierta manera,
perplejo por la significativa coincidencia de fe-
chas, me propongo en las reflexiones que siguen
analizar la gestación del singular edificio a la
luz de la definición de Arquitectura que adelan-
ta el texto de D´Alembert y del marco teórico y
programático en el que se proyecta y finalmente
se construye.
Para ello comenzaré por los términos clave del
texto: arte de la imitación y nacido de la necesi-
dad, con el objetivo de alumbrar desde ellos los
orígenes del tipo arquitectónico que representa
y que, como reza el texto de D´Alembert, tiene
en una perentoria necesidad su razón de ser.
Esa necesidad, que se hace acuciante después
de la guerra de sucesión y de la reforma y mo-
dernización del estamento militar que se em-
prende una vez acabada la contienda sucesoria,
es la de alojar el nuevo ejército profesional en
cuarteles, liberando a los ciudadanos de acoger-
los en sus propias casas, como era la práctica
habitual hasta ese momento.
Se trata por tanto de crear una estructura ar-
quitectónica que dé acomodo fijo a la milicia y
53
que responda a su nueva estructura organiza-
tiva articulada en Regimientos, Batallones y
Compañías, que sustituye a las huestes tras-
humantes de mercenarios que sembraban la
discordia y el descontento entre la población
que los alojaba. Confirmamos esa traslación li-
teral de la organización militar a la estructura
arquitectónica si nos atenemos a la descripción
que hace el militar español Antonio de Gaver en
1763 del Quartel das Esquadras, donde nos in-
dica que era capaz de alojar un regimiento con
incomodidad3. Pero este paralelismo va más
allá de identificar la unidad militar con el edifi-
cio y traslada también sobre su traza la unidad
básica de convivencia, el rancho o camarada4.
La inicial acepción del término “rancho” como
comida básica del grupo se amplía a la caseta
o barraca5 que construyen los camaradas para
alojarse en las afueras de las poblaciones cuan-
do no lo consiguen en las casas de los vecinos,
como era la norma. Es esta unidad elemental de
alojamiento la que sirve de referencia al proyec-
to de Manoel de Azevedo Fortes para componer
los cubículos que conforman el Quartel, confir-
mando con su traza que la arquitectura es un
arte de imitación, como advertía D´Alembert.
Desde esta imitación de la organización natu-
ral de la tropa que el Quartel das Esquadras
representa también constatamos que, además,
escenifica de forma sorprendentemente literal
la metáfora de D´Alembert. El camino que la
arquitectura traza elevándose gradualmente
desde las casas de paja hasta los palacios para
resolver la misma perentoria necesidad de alo-
jamiento, es el mismo que el proyecto de nues-
tro Ingeniero Mayor del Reino recorre desde las
casetas autoconstruidas de madera y paja que
dan refugio al rancho hasta el fastuoso acuar-
telamiento construido, cuyo carácter es inequí-
vocamente áulico.
La unidad básica habitacional que identifica-
mos en la covacha autoconstruida que resuelve
de forma precaria el refugio del pequeño grupo
54
2 - Manoel de Azevedo Fortes. Tratado de Forti-
ficación. 1728. Litografía.
militar sirve, por tanto, de referencia proyectual
para el cubículo de planta cuadrada techado
con bóveda de cañón que Azevedo Fortes utiliza
como módulo para la traza general del Quartel.
Esta relación tan directa entre ambas formas
arquitectónicas, que resuelven la misma fun-
ción básica desde la más elemental concepción
espacial, unida a la literalidad del proceso de
traslación de las formas de la madera a la pie-
dra y de la naturaleza al artificio, nos remite
inevitablemente a la teoría fundacional de la
arquitectura proclamada por Marc Antoine
Laugier en su Essai sur l´Architecture, también
editado casualmente en París en 1752. El incen-
diario abate francés, traductor de los 10 libros
del teórico romano retoma, para argumentar el
origen de la arquitectura, el viejo mito vitru-
viano de la cabaña primitiva que, como adver-
timos, también se escenifica y construye en el
Quartel das Esquadras con la claridad y natu-
ralidad que sólo podría conseguir el nuevo cuer-
po de ingenieros, y en especial el de ingenieros
militares, más preocupados por la fírmitas y la
utílitas, que por la idealizada venustas.
La eficacia, la sencillez y la economía de medios
que guían la construcción de la covacha por los
propios camaradas sirve también de marco teó-
rico de referencia al proyecto del Quartel, que
parte de dos objetivos básicos: alojar al regi-
miento manteniendo su organización funcional
básica, el rancho; y protegerlo frente a las incle-
mencias, en este caso, frente a las bombas del
enemigo. Ambos objetivos se consiguen a tra-
vés de una sólida construcción de cubos confor-
mados por gruesos muros de fábrica y macizas
bóvedas de cañón que presentan únicamente
dos aberturas, la puerta de acceso, que también
sirve de ventilación, y la chimenea-hogar para
calentarse y cocinar.
En este punto es preciso establecer otra refe-
rencia esencial a la arquitectura histórica y que
3 - Proyecto para Almeida. 1736.
entronca también con el espíritu refundacional
que caracteriza a la ilustración, el paralelismo
tipo-morfológico que presenta con el megaron
micénico, matriz básica de toda la arquitectu-
ra clásica occidental. El arquetipo originario de
la arquitectura templaria constituido por una
única sala con óculo cenital dispuesto para la
salida de humos del fuego sagrado y dignifica-
do por un espacio de acceso, antas, es perfec-
tamente reconocible en el módulo habitacional
del Quartel.
También desde este enmarque de nuestro ar-
quetipo en la tratadística que busca los oríge-
nes de la arquitectura, podríamos remitirnos,
para explicar la límpida traza del Quartel, a la
mirada idealizada de la arquitectura iluminista
que preconiza E. L. Boullée en su tratado: Archi-
tecture. Essai sur l´Art. Su teoría, inspirada ge-
néricamente en el Empirismo y específicamente
en su variante más perceptiva, el Sensismo,
sostiene que los cuerpos puros, los volúmenes
perfectos, asumidos como la referencia más de-
purada de la naturaleza, son los que consiguen
transmitirnos de manera más cercana las emo-
ciones que nos produce la contemplación de la
propia naturaleza. Y en paralelo, plantea tam-
bién que la forma debe remitir a la condición
funcional propia de la organización social:
Escuchemos a un filósofo moderno: “todas nu-
estras ideas, todas nuestras percepciones -nos
dice- no nos llegan más que por medio de los
objetos exteriores. Estos objetos llevan a cabo
sobre nosotros diferentes impresiones a causa
de la mayor o menor analogía que tienen
con nuestra organización social”. Añado que
calificamos de “bellos” a los objetos que tienen
mayor analogía con nuestra organización y
que rechazamos aquellos que desprovistos de
tal analogía no convienen a nuestra manera
de ser” 6

5 - João S. Sousa Campos Cortes. Quartel Das Esquadras. Projecto. Alzado y plantas.
4 - Marc A. Laugier. Essai sur l´Architecture. 1752.
Desde esta teoría, nuestro Quartel sería, por
tanto, bello, además de por sus formas geomé-
tricamente puras, por ajustarse a la organiza-
ción social que aloja, es decir al rancho o ca-
maradería; y por extensión al regimiento. Hoy
somos conscientes, no obstante, de que esta
búsqueda de la esencialidad formal que carac-
teriza al movimiento ilustrado y que reconoce-
mos en la elección del cubo como módulo base
y del prisma rectangular como configuración
global del edificio, no es más que la intuición
pionera de lo que modernamente preconiza la
teoría gestáltica de la psicología de la forma.
Su condición de pionero también se justifica si
lo analizamos como un precedente del método
de proyectación que J.N.L. Durand enseñará a
través de sus Précis des leçons d’architecture
a los alumnos de L´Ecole Polythechnique donde
cita frecuentemente la molecule intégrale, que,
por supuesto es cúbica, y sirve para modular el
espacio y como consecuencia la planta y los al-
zados, anticipando la prefabricación. El Quartel
se adelanta, así mismo, al concepto de tipología
que también preconiza Durand, aunque consta-
tamos que el tipo arquitectónico que inventa es
una tipología fallida con la que se experimenta-
rá en muy pocas obras y que será rápidamente
suplantada por los cuarteles con dormitorios y
cocinas colectivas.
Y por completar el cuadro de esta mirada re-
trospectiva a través de la tratadística, consta-
tamos también el paralelismo que presenta el
cubículo base que construye el edificio con el
arquetipo propuesto por Gottfried Semper como
origen de la arquitectura. Arquetipo que esta-
ría conformado por cuatro elementos esencia-
les: suelo, cubierta, cerramiento y hogar7; que
también constituyen el elemento modular del
Quartel, pero adelantándose un siglo al descu-
bierto en la arquitectura de la polinesia por del
teórico alemán.
Una vez enmarcado desde las diferentes teorías
arquitectónicas que argumentan su condición
de pionero, cabría hacer también un análisis
55
estrictamente arquitectónico que nos permita
entender el desarrollo específico del proyecto y
explicar el tránsito entre el idealismo de la tra-
za y la realidad construida. Camino que impli-
ca siempre la matización de los planteamientos
y la acomodación de las contingencias median-
te el juego hábil de las herramientas propias de
la disciplina. Es en este trance donde la arqui-
tectura se hace creíble, se verifica y resuelve la
problemática que supone la adaptación de las
ideas a la complejidad de la realidad.
Comenzaremos por el análisis del habitáculo
como unidad compositiva para advertir que ya
plantea una peculiaridad que, como veremos
más adelante, tendrá especial trascendencia
en la composición del conjunto. Se trata de la
disposición de la puerta y de la chimenea en
los extremos de la diagonal del cuadrado base.
La razón de esta ubicación antisimétrica quizá
haya que buscarla en la optimización del apro-
vechamiento del pequeño espacio, que se vería
muy afectada si la disposición de la puerta y la
chimenea se dispusieran centradas en sus res-
pectivos frentes. La funcionalidad se impone a
la composición, o dicho en términos vitruvia-
nos, la utílitas se impone a la venustas; y con-
diciona finalmente todo el proyecto.
Cuando se plantea la conformación del tipo ar-
quitectónico del Quartel como suma de estas
unidades modulares de alojamiento, ranchos,
caracterizados por la radical autonomía espa-
cial y funcional, y condicionados por la salida
directa al exterior de cada uno de ellos, la orga-
nización en dobles hileras de cubículos adosa-
dos por sus fondos y con las puertas dispues-
tas sobre ambas líneas de fachada, viene casi
predeterminada. Aunque quizá esté también
condicionada por la necesidad de que la salida
de la infantería se produzca rápidamente y sin
impedimentos en situaciones de emergencia y
cuando se toca a rebato.
Por tanto, las condiciones impuestas por el mó-
dulo de referencia, la cabaña, determinan de
forma casi mecánica la organización en planta
del conjunto, del tipo, como refleja limpiamen-
56
6 - João S. Sousa Campos Cortes. Quartel Das Esquadras. Projecto. Secciones.
te el segundo nivel de ranchos. En este sentido,
la disposición en dos niveles de alojamientos
iguales superpuestos, genera que el corredor
perimetral de acceso a los cubículos de plan-
ta alta se adose exteriormente, apoyado sobre
las antas de los cubículos de planta baja; del
mismo modo que las escaleras se disponen ado-
sadas a los testeros. Todo ello con el fin de ga-
rantizar que el módulo sea idéntico en los dos
niveles y que se superponga en altura con la
misma limpieza compositiva que constatamos
en la planta.
Esta aparente simplicidad y perfección de la tra-
za del tipo arquitectónico esconde, sin embargo,
sutilezas compositivas que conviene señalar
para poner en evidencia cómo se integran en la
composición del conjunto aspectos contingentes
como los relativos a la estabilidad del sistema
estructural o los requerimientos funcionales es-
pecíficos. Y cómo se resuelven sin empañar su
claridad tipo-morfológica.
Para empezar por la estabilidad del conjunto,
veamos como la sucesión de cañones en parale-
lo se contrarresta en los extremos con la masa
en talud de las escaleras y con la disposición
en arista diagonal de las bóvedas que cubren
los cubículos de los testeros de planta alta, de
modo que se garantiza la compensación de los
esfuerzos laterales sin que se vea afectada la
composición. Antes bien, el volteo asimétrico de
las bóvedas extremas permite la disposición de
la cubierta a cuatro aguas que cierra y ratifica
la unidad compositiva del edificio.
También estos cubículos extremos presentan
anchos diferentes que pretenden ajustar, en
los alzados, la descompensación que supone la
disposición lateral de las puertas. Esta parti-
cularidad del tipo es, así mismo, la causa del
desplazamiento de las antas que flanquean las
puertas del cuerpo bajo que apean las bóvedas
del corredor. Sólo la planta es testigo de este
extraño desplazamiento que viene forzado por
la obligada centralidad de las puertas bajo los
arcos. De nuevo la composición canónica del
conjunto recurre a trucos que demuestran la
voluntad de esconder las irregularidades y la
habilidad del proyectista para hacerlo.
Estas sutilezas de la composición no fueron
captadas ni siquiera por el ingeniero español
Antonio de Gaver, cuando dibuja el Quartel en
1763, quizá porque lo hace de memoria, en Pe-
ñaranda de Bracamonte, y un año después de
devolver la plaza a los portugueses. Este dibu-
jo, sin embargo, representa el modelo ideal de
la traza tipológica donde la continuidad de las
fábricas domina sobre el desplazamiento de las
puertas, que se obvia como tema menor.
Un último truco compositivo de la traza lo des-
cubrimos en la planta baja, donde los espesores
de los muros de los testeros que alojan las esca-
leras y los que flanquean el paso central, juegan
de nuevo a esconder en el interior de la fábrica
las irregularidades que provoca el desfase en-
tre el núcleo interior del edificio y la envolvente
perimetral de escaleras y porches cubiertos. El
truco consigue componer los alzados de forma
canónica, resolver los contrarrestos de las arca-
das que sostienen el corredor y escamotear el
desplazamiento de las puertas.
El resultado de esta hábil operación es que
los alzados se nos presentan impecablemente
compuestos: los huecos se coordinan con las
arcadas, el paso intermedio está sensiblemente
centrado, en los extremos se cierra la composi- 1
ción con los macizos de rigor y los faldones de Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences,
des arts et des métiers. Discours preliminaire des edi-
cubierta contrapuestos; y las escaleras se des-
teurs. Pág. xj-xij. Traducción de Julián, Garzón Moro.
pliegan sobre los testeros para facilitar la eva- Escrito por D´Alembert para encabezar el primer vo-
cuación inmediata del edificio y completar una lumen de la enciclopedia editado en París en 1741.
composición que cumple escrupulosamente el
2
clásico principio albertiano de la subordinación Encyclopédie, ou Dictionnaire raisonné des sciences,
de las partes al todo. Desde esta consideración des arts et des métiers.Vocablo: ARCHITECTURE.
constituye también una brillante lección de la Pág. 617.
diferencia que existe entre adosar mecánica- 3
Descripción de la Plaza de Almeida por el Ingeniero
mente unidades compositivas iguales y compo- español Antonio de Gaver en 1763.
ner un edificio modular con vocación unitaria. COBOS, Fernando, CAMPOS, João. Almeida/Ciudad
O dicho en términos gestálticos: el todo es más Rodrigo. La Fortificación de la Raya Central. Consorcio
que la suma de las partes. Transfronterizo de Ciudades Amuralladas, Salaman-
ca, 2013.
Finalmente recurrimos de nuevo a nuestro texto 4
“Conviene mucho que los soldados hagan camara-
de referencia para contextualizar teóricamente
das en la compañía y que estén divididos en ranchos
este riguroso proceso de proyecto: y que no sean menos de cinco ni más de ocho, pues
más de ocho sirven de embarazo y menos de cinco de
La arquitectura en cambio, se ciñe a imitar, incomodidad”
mediante el ensamblaje y la unión de los DÁVILA OREJÓN, Francisco. Política y mecánica mili-
diferentes cuerpos que emplea, la disposición tar para sargento mayor de tercio, 1669. Pág.14
simétrica que la naturaleza observa más o 5
Hasta el siglo XIX, en que se establecieron los
menos de manera sensible en cada individuo, acuartelamientos permanentes y con ellos cocinas y,
 57

7 - Antonio Gaver. Quartel das Esquadras. 1763. Pormenor del plano de Almeida.

y que contrasta tan bien con la hermosa varie-

dad de todo el conjunto.

Y concluir que la habilidad del ingeniero Ma-

noel de Azevedo Fortes consigue con este pa-
radigmático ejercicio de composición arquitec-
tónica camuflar las complejas irregularidades
que esconde el Quartel das Esquadras, pero
que nos desvela su planta, y ratificar de for-
ma incuestionable la conclusión adelantada por
D´Alembert:

La arquitectura no es más que la máscara

embellecida por una de nuestras mayores
necesidades.

posteriormente, comedores comunes para todos los

soldados, éstos solían juntarse en pequeños grupos
denominados ranchos o camaradas.
En estos ranchos los soldados se ayudaban y apo-
yaban mutuamente. Comían juntos y, cuando no se
les proporcionaba casa o techado para dormir, cons-
truían entre todos, su propia barraca. Con el paso de
del tiempo y el alejamiento de su familia, el rancho
llegaba a representar para el soldado su verdadero
hogar, adquiriendo los vínculos entre camaradas di-
mensiones fraternales.
ÁLVAREZ DÍAZ, Juan José. Ministerio de defensa. El
soldado en el refranero (II).
6
BOULLÉE, Étienne Louis. Architecture. Essai sur
l´Art. Escrito en torno a 1800 y publicado en 1939.
7
SEMPER, Gottfried. Los cuatro elementos de la ar-
quitectura. 1851.
58
Introducción
En este texto se aborda el concepto de muro ha-
bitado como analogía arquitectónica, y su uti-
lización por parte de los alumnos del curso de
Proyectos IV “Arquitectura y Límite”. Para ello,
se introduce el concepto de analogía arquitec-
tónica, se expone el caso particular del ‘muro
habitado’ y se analizan varios proyectos de
alumnos como ejemplos.
La analogía como recurso ar-
quitectónico
El diccionario de la Real Academia Española de-
fine ‘analogía’ como “relación de semejanza en-
tre cosas distintas”, o bien como “razonamiento
basado en la existencia de atributos semejantes
en seres o cosas diferentes”1.
La analogía es, en cualquier caso, un recurso
proyectual recurrente a lo largo de la historia
de la arquitectura. Y su utilización abarca todo
el espectro de temas arquitectónicos: el estilo –
como en los detalles ornamentales de los tem-
plos pétreos griegos, análogos a sus predeceso-
res en madera– el espacio –como en las iglesias
paleocristianas, herederas de las basílicas ro-
manas– el orden –como en la arquitectura orga-
nicista, inspirada en los sistemas naturales– la
construcción –como en las primeras estructuras
metálicas, basadas en los entramados y uniones
de madera– y otros tantos.
Cabe decir que, en arquitectura, la analogía
cuenta con dos grandes fuentes de inspiración:
la naturaleza y la propia arquitectura preceden-
te. Y aunque existe un antagonismo histórico
entre los defensores de una y de otra, ambas
son ampliamente aceptadas en la arquitectura
contemporánea. A menudo la analogía se utiliza
con un fin contextual; para establecer vínculos
entre la arquitectura proyectada y su entorno.
Leonardo Tamargo Niebla
Phd Architect, Columbia University
Arquitectura y espesor
Así, la analogía natural es recurrente en contex-
tos de valor paisajístico, mientras que la analo-
gía arquitectónica lo es en contextos urbanos de
valor patrimonial2.
El curso “Arquitectura y Límite”, en particular,
planteaba una serie de intervenciones arqui-
tectónicas en el interior de un núcleo urbano de
gran valor histórico y patrimonial: la ciudad de
Almeida, en Portugal. En consecuencia, el recur-
so de analogía respecto a la arquitectura histó-
rica era esperable, al menos, en una buena parte
de los alumnos.
Finalmente – y a pesar de la gran diversidad
que caracteriza el conjunto de los trabajos – es
posible reconocer este tipo de analogía en más
de un tercio de los proyectos seleccionados. Este
texto, sin embargo, sólo aborda aquellos proyec-
tos que presentan relaciones de analogía con los
espesos muros de la arquitectura histórica – de
corte fundamentalmente militar – que caracte-
riza la ciudad de Almeida.
La búsqueda del espesor perdi-
do: el muro habitado
En arquitectura, la Modernidad promovió con-
ceptos como “inmaterialidad, diafanidad y lige-
reza”3 en respuesta a dos condiciones históricas
fundamentales. La primera es el auge de la
construcción en acero y vidrio, que revolucio-
nó la tecnología constructiva. La segunda es
la búsqueda de la diferenciación y el contraste
frente a la arquitectura del pasado, tal como se
manifiesta en los “Cinco puntos de una nueva
arquitectura”4 de Le Corbusier. El nuevo para-
digma tecnológico y estético reclamaba la pér-
dida de espesor en los elementos constructivos
de la arquitectura. Esto quedaba especialmente
patente en el caso de los muros que, liberados
de su función estructural, redujeron su espesor

1 - Borja Velarde Ruiz. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Planta.
2 - Eduardo Rodríguez Gallego. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Planta.
al mínimo, llegando al extremo de la hoja simple
de vidrio.
Durante décadas, la arquitectura cultivó con
éxito esta tendencia, que alcanzó su cumbre en
la obra de Mies Van der Rohe. Sin embargo, la
decadencia de la ortodoxia moderna a mediados
del siglo XX dio paso a nuevas interpretaciones
sobre el valor espacial, compositivo y simbólico
del espesor en la arquitectura, más allá de su
cuestionado valor estructural. En los años 50 y
60, algunos arquitectos asumieron la difícil y
paradójica tarea de reivindicar el valor estético
del espesor, aún asumiendo el fin de su valor
estructural y constructivo.
Arquitectos como Louis Kahn o Luis Barragán,
por ejemplo, consideraban que el espesor per-
mitía establecer una continuidad con la arqui-
tectura del pasado. En el caso de L. Kahn, con
la arquitectura monumental; en el caso de L.
Barragán, con la arquitectura vernácula. Sin
embargo, ambos compatibilizaron la apariencia
espesa de su arquitectura, y de sus muros en
particular, con la eficiencia constructiva. Para
ello, a menudo concibieron el muro como un
volumen hueco que albergaba un espacio fun-
cional, normalmente auxiliar, pero cuya imagen
exterior evocaba un macizo construido. Esta re-
lación de analogía entre un volumen arquitectó-
nico vaciado y un muro macizo se conoce como
muro habitado.
59
Desde una perspectiva más teórica, Robert
Venturi dedicaría un capítulo de su libro “Com-
plejidad y contradicción en la arquitectura”5 a
la autonomía del interior frente al exterior, del
espacio frente al volumen, como estrategia com-
positiva. El discurso teórico de Venturi validaba
la ambigüedad conceptual que tanto censuró la
Modernidad. Como resultado, la analogía fue
adquiriendo una nueva vigencia en la arquitec-
tura, pues permitía que una cosa fuera igual y
diferente a otra al mismo tiempo.
En los ejercicios del curso “Arquitectura y Lími-
te”, la analogía arquitectónica cobra una espe-
cial relevancia, como veremos a continuación,
en la medida en que un número significativo de
proyectos la utilizan con fines contextuales.
El Quartel das Esquadras y el es-
pacio murario
En el primer ejercicio del curso se proponía una
intervención en el interior del Quartel das Es-
quadras – un edificio militar con gruesos muros
de carga y pesadas bóvedas de cañón – con el
objetivo de habilitar un albergue en su interior.
El proyecto tendría que lidiar con la presencia
de esta rígida estructura, cuyo espesor contras-
taría, a priori, con el de las nuevas particiones
interiores del albergue. Varios alumnos, sin em-
bargo, optaron por establecer una clara analo-
gía entre las nuevas particiones y los gruesos
60
3 - Pablo Martín Manteca. Viviendas para artesanos. Proyecto. Vista exterior y planimetría del conjunto.
4 - Ana García López. Vivienda colectiva. Proyecto. Plantas.
muros preexistentes; y para ello recurrieron a la
idea del muro habitado.
Estos nuevos ‘muros’ contenían funciones más
o menos auxiliares y, aunque se asemejaban a
los muros del cuartel en su ancho total y su pro-
porción volumétrica, se diferenciaban de ellos en
su materialidad y en su vocación de mobiliario.
Algunos alumnos, como Borja Velarde Ruiz [1]
o Raúl Herrero Correa, optaron incluso por re-
producir la posición y el ritmo de los muros del
cuartel, intercalando sus nuevas particiones en
la secuencia preexistente. Otros, como Eduardo
Rodríguez Gallego [2], desdibujaron el orden
original de la estructura, fundiendo las nuevas
particiones con los muros antiguos y generando
espacios más fluidos. Todos ellos, en cualquier
caso, se sirvieron de la analogía para contextua-
lizar su intervención en el marco arquitectónico
que les fue dado.
Las viviendas para artesanos y
el tejido urbano
El segundo ejercicio del curso planteaba la in-
serción de unas viviendas para artesanos en el
tejido urbano de Almeida. En este caso, el con-
texto estaba definido por la parcelación y la ar-
quitectura tradicional del caserío, muy alejado,
a priori, de la condición pública y el carácter mo-
numental del Quartel das Esquadras. Sin em-
bargo, el recurso del muro habitado reapareció,
en este caso como referencia a la arquitectura
vernácula; muraria y ‘espesa’ por excelencia.
En el proyecto de Pablo Martín Manteca [3], por
ejemplo, las viviendas se disponen en hilera a lo
largo de la calle y se separan entre sí por muros
habitados que albergan espacios servidores.
Es significativo, en este caso, que dichos muros
cumplen además la función de medianeras. Con
ello se refuerza el recurso de analogía, pues es-
tos muros materializan un tipo de parcelación
que recuerda a la lotificación medieval, lo que
resulta todavía más explícito gracias a la apa-
rición de las huertas traseras. Los proyectos de
Ana García López y Maximiliano de la Rasilla
Coloma también emplean, con distintos mati-
ces, el concepto de muro habitado.
Por tanto, la analogía vuelve a ser clave en este
ejercicio. Entendida como síntesis de lo más
característico del contexto arquitectónico en el
que se inserta – el espesor murario y la parce-
lación – establece una relación inmediata entre
la intervención contemporánea y la arquitectura
preexistente.
La vivienda colectiva y la mu-
ralla
 61

5 - Claudia Vivas Martín. Vivienda colectiva. Proyecto. Fotomontaje con maqueta.

tico del curso a este recurso en particular, pues

El último ejercicio del curso proponía la cons-
trucción de un edificio de vivienda colectiva en
una parcela vacante situada frente al Quartel
das Esquadras. La cercanía del cuartel y de la
muralla, así como la existencia de una tapia pe-
rimetral construida con los restos de la fábrica
de antiguos edificios militares hicieron que, una
vez más, la analogía de lo murario, lo macizo y
lo espeso fuera recurrente entre las soluciones
de los alumnos.
ni siquiera llegó a figurar de manera explícita
como parte del programa formativo. Más bien
se pretende demostrar el éxito del curso a través
de un aspecto arquitectónico concreto que, de
manera natural, adquirió una cierta relevancia
en el trabajo de los alumnos.

Al contrario que en el ejercicio anterior, donde el

1
Ver: Diccionario de la lengua española. Real Acade-
mia Española. http://dle.rae.es/?id=2Vt6TRt
2
Sobre el uso de analogía como estrategia proyectual
en contextos arquitectónicos de valor patrimonial,
ver: CAPITEL, Antón. Metamorfosis de monumentos
y teorías de la restauración. Alianza Editorial, Ma-
drid, 1988.
3
CORTÉS, Juan Antonio. “Ligereza y espesor en la ar-
quitectura contemporánea”. En Cuadernos de proyec-
tos arquitectónicos, nº1. 2010. pp. 28-32.
4
Documento presentado por Le Corbusier en 1926.
5
VENTURI, Robert. Complejidad y contradicción en
arquitectura. Gustavo Gili, Barcelona, 1992 (1966).
muro solía ponerse al servicio de la escala resi-
dencial, en este ejercicio lo murario tenía como
fin conciliar la escala de la vivienda colectiva
con la de las construcciones monumentales del
cuartel y la muralla. En este sentido, la imagen
exterior y el contenido del edificio se disocian,
tal como explicaba Venturi, de manera que el
edificio pueda ser dos cosas distintas al mismo
tiempo. Este es el caso de las propuestas de Ana
García López [4] y Claudia Vivas Martín [5].
En ambos proyectos, el perímetro de la parcela
se materializa como muro habitado; una franja
espesa que da una imagen exterior monumental
y unitaria al conjunto al tiempo que esconde la
escala más menuda de las viviendas, situadas
en el interior de la parcela.
Este muro habitado se ocupa con espacios co-
munes de circulación, que sirven como transi-
ción entre exterior e interior.
Una vez más, la analogía se pone al servicio de
la contextualización de la arquitectura en un
entorno urbano histórico, y permite establecer
relaciones de imagen y de escala entre objetos
arquitectónicos muy diferentes.
Conclusiones
En definitiva, este breve análisis pretende re-
velar el aprendizaje y dominio progresivo, por
parte de los alumnos de Proyectos IV, de uno de
los recursos más importantes para la práctica
contemporánea de la arquitectura: la analogía.
No se busca con ello reducir el contenido didác-
62

Flavia Zelli
Profesora Ayudante Doctor, Universidad de Valladolid

Colonizar el Patrimonio.
Del continente y su contenido

Introducción tuada o “en situación”, localizada en un

sitio. El contexto puede ser histórico, geo-
Cualquier relación entre un edificio y su gráfico, cultural, político o económico. No
usuario es violenta, ya que cualquier tipo de es nunca sólo un asunto visual, o lo que en
uso significa la intrusión de un cuerpo humano los años 80 y 90 se llamaba “contextualis-
en un espacio dado, la intrusión de un orden mo”, con cierto conservadurismo estético
dentro de otro. implícito.
Dentro de la arquitectura, el concepto y el
Bernard Tschumi1 contexto son inseparables. Frecuentemen-
te, también, están en conflicto. El concepto
puede negar o ignorar las circunstancias
En su primera producción teórica, Bernard Ts- que lo rodean, mientras que el contexto
chumi insistía sobre la estrecha relación entre la puede oscurecer o difuminar la precisión
arquitectura y los acontecimientos que en ella se de una idea arquitectónica”.
realizan, hasta llegar a afirmar que no existía
arquitectura sin acciones o actividad, alterán- Bernard Tschumi plantea 3 posibles aproxi-
dose mutuamente. maciones arquitectónicas como estrategias a
Así, los eventos pueden “extender creativamen- incluir en el proprio concepto a la hora de abor-
te” las estructuras que los contienen y los edifi- dar un proyecto (indiferencia, reciprocidad y
cios responden e intensifican las actividades que conflicto, como se especificará más adelante).
ocurren dentro de ellos. Dichas estrategias determinan la relación entre
En consecuencia, la arquitectura no se define el mismo concepto y su contexto, siendo las tres
por su contenedor formal o continente, sino más validas opciones de interacción entre lo dado y
bien por sus combinaciones de espacios, movi- lo plasmado, en las que influye especialmente la
mientos y eventos (Uribe, 2016), fomentando interpretación por parte del arquitecto.
así los cambios programáticos, que son unas de
las claves del éxito del Parc de la Villette, cuyo En este mismo escrito, el arquitecto suizo abor-
proyecto del 1983 representa sin duda una de da también las cuestiones inherentes al progra-
sus obras más célebres. ma de un proyecto de arquitectura, es decir su
función, todo aquello que dota el edificio de con-
Estas reflexiones constituyen de alguna manera tenido y cuyos requerimientos pueden evidente-
el punto de partida de su conferencia Concept, mente influir en la determinación de su forma.
Context, Content, dictada durante el 6º Congre- Como es sabido, unas de las grandes afirmacio-
so Internacional Arquine2, en la que argumentó nes del Movimiento Moderno fue que “la forma
que el concepto es lo que define la arquitectura, sigue la función”, tanto que se llegaron a identi-
no su forma. Luego, sin concepto no hay arqui- ficar la una con la otra. Pero si la función, al fin
tectura, más bien construcción. y al cabo, se puede asimilar con su contenido,
El concepto es lo que da coherencia e identidad no sería posible sustituir forma por concepto,
a un edificio, que tampoco puede sobrevivir sin llegando a formular la siguiente pregunta de-
contexto, en una relación a menudo conflictiva: rivada del anterior axioma: ¿“el concepto sigue
al contenido”?
“Una obra arquitectónica está siempre si-

1 -María Cobos Averturo. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Axonometría de las distin-
tas posibilidades habitacionales del elemento añadido.
Lo que da pie a otras reflexiones, de las que
nos centraremos en la siguiente: “Sin embargo,
el concepto de un edificio puede preceder a la
inserción del programa o el contenido, ya que
un contenedor neutral puede alojar numerosas
actividades. Del mismo modo, un elemento pro-
gramático puede exacerbarse o tematizarse de
tal modo que se convierta en el concepto del edi-
ficio”.
Que es, precisamente, lo que ocurre en todo ejer-
cicio de arquitectura que insiste en lo existente:
la forma de lo construido precede a la inserción
del programa, pero no por neutralidad del edifi-
cio, sino por su anterior función, que implicaba
otros requerimientos. Así, si quisiéramos ceñir-
nos a la similitud empleada por Tschumi para
nuestra explicación, nos encontraríamos frente
a un contenedor no vinculado a su contenido,
por lo tanto más asimilable a un contexto que
siempre precede la inserción de la arquitectura y
que el concepto puede negar o secundar.
El presente texto pretende realizar un ensayo a
posteriori sobre los resultados del primer ejerci-
cio del curso, utilizando dichas estrategias como
claves de lectura de los proyectos planteados por
nuestros alumnos en el Quartel das Esquadras,
asumido como contexto dado, que en unos casos
se ha “conceptualizado” (utilizando sus parti-
cularidades y limitaciones como empuje para el
desarrollo de la idea arquitectónica subyacente
63
al proyecto) mientras que en otros casos ha pre-
valecido, ya que el concepto con el que se aborda
el proyecto se adapta a las circunstancias del
lugar y asume su situación particular como un
hecho.
El Continente/Contexto
El Quartel Das Esquadras, ampliamente exami-
nado en sus peculiaridades en uno de los textos
de esta misma publicación (SIERRA MORILLO,
2020), constituye una obra de arquitectura mi-
litar construida en la primera mitad del siglo
XVIII con la finalidad de alojar al ejercito pro-
fesional, organizado en diferentes cuerpos mi-
litares (Regimientos, Batallones y Compañías).
El edificio es un prisma rectangular estructura-
do en dos plantas, cuya planimetría se articula
a través de la repetición de un mismo elemento
– un cubículo de planta cuadrada, techado con
bóveda de cañón – que consta de una puerta de
acceso y de una chimenea-hogar, alojadas dia-
gonalmente la una con respecto a la otra. Este
módulo está dispuesto en doble hilera, desti-
nándose el ámbito perimetral de las mismas al
espacio de circulación, que genera así un anillo
de distribución alrededor de los habitáculos, con
las escaleras adosadas a los testeros. La fábrica
es masiva, con gruesos muros de carga.
Su rígida estructura espacial refleja la transla-
64
2 - Raúl Herrero Correa. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Plantas y sección longitudinal.
ción formal de la unidad básica de convivencia,
el rancho o camarada, que sirve de referencia a
su autor Manoel de Azevedo Fortes para compo-
ner los cubículos que conforman el cuartel, a los
que dota de un carácter áulico.
El Contenido
Al ser una intervención coincidente con la filo-
sofía de la regeneración urbana, en la que un
edificio existente en desuso es sometido a una
transformación motivada por cuestiones de sos-
tenibilidad económico-ambiental (Martínez Mo-
nedero, 2017), el enunciado del ejercicio pide a
los alumnos la inserción en el antiguo cuartel de
un programa actual, capaz de revitalizar el con-
tenedor y ofrecer al mismo tiempo un servicio a
los lugareños.
El Re-uso o Reciclaje, como es comúnmente lla-
mada esta práctica, convierte un edificio estruc-
turalmente sano a un nuevo uso, en un proceso
de renovación que implica una “actualización”
del mismo, manteniendo su carácter original3.
La intervención supone la introducción de todos
aquellos elementos capaces de posibilitar una
utilización contemporánea eficiente, velando al
mismo tiempo por la salvaguardia de lo cons-
truido y por la transposición a la contempora-
neidad del conjunto de valores y significados
históricos, arquitectónicos y culturales del que
es testimonio.
Se propone, por lo tanto, la utilización del mismo
con finalidad habitacional temporal, reconvir-
tiendo el edificio histórico existente en un alber-
gue, una función que podríamos considerar en
continuidad con el uso originario de alojamien-
to, si no fuera porque la forma de habitar ha
cambiado drásticamente desde aquel entonces.
El programa residencial – su contenido – consta
de tres diferentes tipos habitacionales, que se
puedan adaptar a las necesidades de sus nue-
vos usuarios, principalmente jóvenes investiga-
dores y estudiantes: un albergue, alojamiento
para grupos reducidos y alojamiento individual
o de pareja, cada uno de ello con sus espacios
de servicio (baños, taquillas) y de uso colectivo.
Se pretende que los alumnos desarrollen un úni-
co sistema que sepa responder a las peticiones
a través de variaciones controladas, asumiendo
como principios a priori la ligereza y reversibi-
lidad de lo añadido y el respecto de lo existente,
no solo en su materialidad sino también en sus
características espaciales previas, cuya legibili-
dad es también objetivo a perseguir.
El Concepto y sus estrategias
Como adaptamos, entonces, este nuevo conteni-
do a un continente ya dado, que asumimos como
contexto?
A través de un concepto que genera una relación
entre las dos partes, para la que retomamos las
tres posibles estrategias planteadas por Bernard
Tschumi:
“1. Indiferencia: donde una idea y su situación
se ignoran absolutamente entre sí –un tipo de
collage accidental en el que coexisten pero no
interactúan. El resultado pueden ser tanto yux-
taposiciones poéticas como imposiciones irres-
ponsables”.
En su análisis previo, la alumna María Cobos
Averturo asume la preexistencia del cuartel
como un hecho, una imposición espacial que por
su valor patrimonial no permite manipulaciones
más allá de la introducción de lo necesario para 1
posibilitar un uso contemporáneo. TSCHUMI, Bernard. Architecture Concepts. Red is
not a color. Rizzoli ed., Milán, 2012.
En términos proyectuales, esta lectura será cla-
ve para su estrategia de “colonización” del edi- 2
Ciudad de México, 7-9 de marzo de 2005, posterior-
ficio histórico preexistente, al que superpone un mente formalizadas en un texto suyo muy conocido:
nuevo orden, ligero y reversible, capaz de convi- TSCHUMI, Bernard. “Concept, Context, Content” En
vir con la fábrica existente sin por ello tener que Arquine n. 34, 2005.pp. 78-89.
interactuar [1].
3
De hecho, se secunda el contexto de una mane- LUTHER, Joseph “Site and situation. Context of
adaptive reuse” En AUSTIN, Richard (COORD)
ra muy discreta, aunque se le llegue a ocultar
Adaptive reuse: issues and case studies in building
casi por completo con la nueva construcción, que preservation. Van Nostrand Reinhold, New York,
se instala en su interior de manera autónoma, 1988.
siguiendo su propia composición dentro de las
 65

3a y 3b - Lucía González Lamuño Sanchís. Quartel das Esquadras, Proyecto de albergue. Axonometrías del albergue y sus zonas comunes.

limitaciones que lo existente impone. Es uno de

los pocos ejercicio que no amplia la dimensión
del los cubículos, juntando dos o conectando las
plantas.
“2. Reciprocidad: donde el concepto y el contexto
interactúan muy cercanamente, complementán-
dose, pareciendo mezclarse en una entidad con-
tinua sin fracturas”.
El nuevo sistema dinamiza el espacio existente,
privándolo en parte de su originaria rigidez y
adaptándolo sin duda al uso contemporáneo: la
relación conflictual entre el contenedor dado y
su contenido consigue como resultado un espa-
cio fluido del que se beneficia el programa, sin
por ello restar valor al bien patrimonial en el
que se inserta [3a y 3b].

Raúl Herrero Correa utiliza la masividad de los

AUSTIN, Richard (COORD). Adaptive reuse: issues
and case studies in building preservation. Van Nos-
trand Reinhold, New York, 1988.
CÁRDENAS ARROYO, Elizabeth. Arquitecturas
transformadas: reutilización adaptiva de edificacio-
nes en Lisboa 1980-2002. Tesis doctoral. Universidad
Politécnica de Cataluña. E.T.S.A. Barcelona 2007.
HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, Ascensión. “Restauración,
transformación, reciclaje. La deriva de la disciplina
más allá de los criterios consolidados”. En HERNÁN-
DEZ MARTÍNEZ, Ascensión. (ed.). Conservando el
pasado, proyectando el futuro. Tendencias en la
restauración monumental en el siglo XXI/Preser-
ving the Past. Projecting the Future. Tendencies in
21st Century monumental restoration, Institución
Fernando el Católico, Zaragoza, pp. 31-51.
MARTÍNEZ MONEDERO, Miguel. “Reciclaje de ar-
quitectura vs restauración arquitectónica, ¿herra-
mientas contrapuestas?” En Habitat y Sociedad, nº5,
noviembre 2012, pp. 23-33.
TSCHUMI, Bernard. “Concept, Context, Content” En
Arquine n. 34, 2005.pp. 78-89.
muros del contenedor como disculpa para rom-
per la rígida sucesión de sus espacios: a través
de una pared con un grosor asimilable a los mu-
ros de carga del quartel – aunque hueca por su
vocación de mobiliario – compone un ritmo al-
ternativo al preexistente, como si se tratara de
una reproducción desplazada de su secuencia,
pero con otra materialidad [2].
Su proyecto bien se aplica para ejemplificar
una estrategia de reciprocidad entre el contexto
dado y lo concebido, en la que ambos se realzan
mutuamente, ya que comparten reglas compo-
sitivas y ritmo, aunque se expresen con otros
lenguaje y materialidad.
“3. Conflicto: donde se hace chocar estratégica-
mente el concepto con el contexto, en una batalla
de opuestos que los obliga a negociar su propia
sobrevivencia”.
La idea de proyecto de Lucía González Lamuño
Sanchís reside en la metáfora del hormiguero,
cuyos túneles se van expandiendo en el interior
del cuartel, rompiendo así su secuencia de espa-
cios, que pasa en un segundo plano de lectura.
La planimetría existente se fragmenta a través
de una estructura de madera laminada y pa-
neles del mismo material, que se introducen en
el espacio conformando las “cavidades” destina-
das a albergar las diferentes funciones.
 Proyectos
de Intervención

PROFESORES
Valeriano Sierra Morillo (Coordinador)
Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría
Eusebio Alonso García
Paloma Gil Giménez
José Manuel Martínez Rodríguez

Jesús de los Ojos Moral

José Antonio Lozano García
Francisco Javier Blanco Martín
Flavia Zelli
Ángel Iglesias Velasco
Miguel Ángel Rosique Valverde

ALUMNOS PARTICIPANTES
Lucila Castañeda Aller
María Cobos Aventuro
Ángela Domínguez
Ana García López
Lucía González Lamuño Sanchís
Pablo Gutíerrez Herrero
Raúl Herrero Correa
Arturo Menduiña Hernández
Juan Pérez García
Manuel Pila Merino
Maximiliano de la Rasilla Coloma
Lara Redondo González
Elena Rodríguez Fernández
Eduardo Rodríguez Gallego
Miguel Rosón Mozos
Álvaro Ruiz Espinos
Victor A. Sanz Larriba
Borja Velarde Ruiz
Claudia Vivas Martín

MATERIAL SELECCIONADO
28 proyectos desarrollados en 2 paneles.
68
Es siempre en las fronteras donde los serios
accidentes afloran a la superficie, las tormen-
tas y los dramas, exactamente ahí, sobre los
límites, donde reside todo lo patético de nuestra
existencia sensible.
R. Le Ricolais
Podríamos definir el objetivo último de la arqui-
tectura como la voluntad de construir el límite
entre dos realidades espaciales diferentes y ha-
cer de esa frontera una forma significante. Desde
esta definición, explícitamente interesada, hemos
abordado las diversas reflexiones que recoge esta
publicación y que titulamos genéricamente AR-
QUITECTURA Y LÍMITE.
Tanto la selección de trabajos de los alumnos
como los textos de los profesores y colaborado-
res externos que los acompañan se realizan en el
marco del tercer curso de proyectos desarrollado
entre 2014 y 2015. El curso comprende las asig-
naturas de Proyectos III y Proyectos IV y tiene
como territorio de maniobras la frontera hispa-
no-portuguesa en la provincia de Salamanca,
donde los protagonistas principales son las forti-
ficaciones que jalonan “la raya” por ambos lados.
En la elección del lugar para el desarrollo del
curso hemos seguido una pauta que venimos
poniendo en práctica desde hace varios años y
que consiste en elegir un ambito de actuación
concreto y determinado, un territorio específico y
real, donde ubicar todos los ejercicios del curso,
de modo que la elección de ese marco ya supon-
ga una determinada toma de postura respecto al
hilo argumental que estructura los objetivos ge-
néricos del curso y la temática específica de cada
una de las dos asignaturas que lo componen. Sin
olvidar que nuestro fin último es modificar la
realidad planteando soluciones a la problemática
específica diagnosticada en cada territorio.
Con esta misma intención, hemos trabajado en
Valeriano Sierra Morillo
Profesor Contratado Doctor de Proyectos, Universidad de Valladolid
Presentación del Curso
curso anteriores en luagres especialmente emble-
máticos:
En la Ruta del Cares, donde la naturaleza en su
estado más puro se enfrenta a las inevitables in-
teracciones antrópicas, hemos profundizando en
el problemático binomio que vincula la preserva-
ción del medio natural a su desarrollo.
En el Canal de Castilla, pardigma del patrimonio
industrial abandonado, hemos intervenido con el
objetivo de recuperar sus ingenios como cataliza-
dores de la reactivación económica y de la fijación
de la población al territorio rural.
En un tramo de la costa asturiana en torno a
Luanco, donde el minifundio y la pesca confor-
man un tipo de economía de subsistencia, pre-
tendíamos mantener la huella que este sistema
de explotaciones familiares deja en el paisaje,
como seña de identidad y marca de futuro.
O como lo estamos haciendo ahora a lo largo del
Pisuerga a su paso por Valladolid, donde estruc-
tura urbana y bosque galería plantean una deli-
cada e inestable convivencia que nuestros pro-
yectos pretenden convertir en ecuación resoluble
y de éxito.
Éstos son sólo son sólo algunos ejemplos de ubi-
caciones de nuestros proyectos en diferentes cur-
sos, donde las intervenciones que proponemos
trascienden los objetivos estrictamente discipli-
nares y atienden a las problemáticas territoria-
les, sociales y económicas específicas que cada
uno de ellos plantea.
Nuestro hilo conductor en el curso 2014-2015 se
teje en “la raya” de Portugal y lo resume el propio
título del tema: ARQUITECTURA Y LÍMITE.
Se despliega a ambos lados de la línea fronteri-
za y se apoya en las diversas interpretaciones de
este concepto que se superponen en este territorio
de frontera: el límite orográfico que explicita la
cortada de Las Arribes del Duero, como barrera
 69

natural insalvable; el límite geopolítico, étnico,

el tejido urbano del recinto.
idiomático, etc. que supone la frontera entre am-
Por economía de medios, esta parte del tercer cur-
bos países, como zona de fricción e interacción
so, correspondiente al 5º semestre, no se recoge
constante; el límite defensivo que construyen a lo
en la publicación, que se dedica exclusivamente
largo del tiempo las sucesivas estructuras forti-
a los trabajos realizados en la segunda mitad, la
ficadas que jalonan la frontera: Los Castros cel-
correspondiente al 6º semestre y a la asignatura
tibéricos de Yecla de Yeltes o las Merchanas, las
de Proyectos IV.
murallas medievales de Ciudad Rodrigo y San
Felices de los Gallegos o los recintos abaluartados
Si en la primera mitad del curso los proyectos
de Almeida y La Concepción; y finalmente el lími-
se han desarrollado en la parte española de “la
te mental que supone el reconocimiento del otro,
raya”, en la segunda nos trasladamos a Portugal
como realidad alternativa, diferente y opuesta a
y en concreto a la ciudad abaluartada de Almei-
nosotros mismos.
da donde, como ocurriera en el Castro de Yecla
o en el recinto de San Felices, de nuevo el límite
Estas diversas lecturas del concepto genérico de
se nos presenta como una presencia insoslayable,
frontera, implícitas en el territorio elegido, que se
obsesiva y críptica, esta vez en forma de recinto
entretejen en el espacio y se redibujan permane-
abaluartado, de estrella de seis puntas que en-
temente en el tiempo, son las que hibridamos
cierra el conjunto urbano, en cuyo casco histórico
con nuestros conceptos específicamente discipli-
desarrollamos los tres ejercicios del este segundo
nares: exterior/interior, volumen/espacio, abier-
semestre.
to/cerrado, espacio libre/espacio construido, etc.
con el fin de armar el doble entramado en torno a
La elección de la ciudad de Almeida como final
la idea de límite que construye la urdimbre con-
de trayecto para el tercer curso de Proyectos es
ceptual del curso.
significativa no sólo porque cierra el hilo históri-
co argumental que comenzáramos con el castro
En una primera parte, la correspondiente a la
celtibérico, la muralla medieval, la fortificación
aisgnatura de Proyectos III, hemos actuado en
renacentista y finalmente el recinto abaluartado
parte española, concretamente en el Castro de
ilustrado, sino porque representa la culminación
Yecla de Yeltes y en el recinto amurallado de San
de una determinada manera de afrontar la de-
Felices de los Gallegos, donde se ha abordado la
fensa de la ciudad que, a partir de ella y de sus
temática de Arquitecturas públicas de pequeño
coetáneas, deja de tener sentido. Es un verdadero
programa. Temática que nos ha servido de dis-
canto de cisne de los sistemas defensivos cons-
culpa para afrontar el problema del límite desde
truidos en torno a las ciudades.
diferentes ángulos:

- En el primer ejercicio hemos construido una

puerta, que constituye un punto crítico de la rela-
ción entre exterior e interior y sobre el que tradi-
cionalmente recae gran parte de la significación
de la arquitectura.

- El Castro celtibérico de Yecla de Yeltes nos ha

dado pie a reflexionar sobre la interrelación entre
el límite natural representado por el promontorio,
rodeado de cursos de agua, y el límite artificial
que construye sobre él la muralla prehistórica.

- Y, por último, el tercer proyecto que hemos reali-

zado, se proponía atrapado entre dos límites muy
precisos y contradictorios: por un lado, la muralla
como cierre y fin de la realidad -detrás de ella
nada existe- y por otro, la preexistencia de un
muro que abría el proyecto a la plaza interior de
la fortificación, al mundo, y se constituía inevita-
blemente como la puerta tácita o explícita de las
intervenciones y como punto de continuidad con
1 - Plano de la frontera hispano-portuguesa encargado en 1641 por el Duque de Alba con oc-
asión de la invasión portuguesa de las Arribes del Duero.
La extraordinaria máquina defensiva que
durante casi dos siglos se construye en tor-
no al primitivo núcleo medieval de Almeida
constituye un ejemplo modélico de aplica-
ción práctica de los conocimientos científicos
que entre el siglo XVII y XVIII alumbran la
modernidad. La pugna entre matemáticos e
ingenieros, entre la frialdad de los cálculos
geométrico-matemáticos y la compleja rea-
lidad topográfica aliada con las exigencias
militares, dan un resultado que es toda una
lección magistral de arquitectura al aunar la
exigencia de perfección formal con la adapta-
ción a las condiciones particulares del lugar y
del problema defensivo.
Es desde esta específica y compleja consi-
deración proyectual, desde la que iniciamos
el análisis que nos permite abordar los tres
proyectos planteados en esta segunda mitad
del curso. Nuestro objetivo es alcanzar con nues-
tras propuestas ese grado de adecuación entre el
perfeccionismo ideal de la forma y la resolución
de los problemas específicos y concretos que re-
presenta la construcción del sistema defensivo de
Almeida.
El Quartel das Esquadras, que utilizaremos
como marco de trabajo para el primer ejercicio,
es un ejemplo muy significativo de este mismo
proceso. Parte de una trama estricta que repite
monótonamente un elemento modular y tiene la
habilidad de adaptar la regla, e incluso perver-
tirla, para ser fiel a la composición general del
conjunto. Experimentamos con este proceso que
atañe a la búsqueda de la unidad de la obra de
arquitectura frente a la garantía de autonomía
de las partes.
Del mismo modo, concluimos que la trama y las
particularidades tipo-morfológicas del tejido ur-
2 - Vista general de Almeida.

bano de la ciudad de Almeida, constituyen una
adaptación de los tipos edificatorios genéricos
a las condiciones específicas locales. El segundo
ejercicio incide en este trasvase introduciendo las
condiciones particulares de nuestro programa.
Tampoco el ejercicio tercero es ajeno a esta pro-
blemática de ajuste y adaptación de las reglas
compositivas locales, puesto que se plantea des-
de el análisis de los invariantes formales de la
arquitectura tradicional portuguesa y con el fin
de proponer su relectura contemporánea como
condición de integración en el conjunto histórico-
patrimonial.
El marco elegido se nos presenta desde esta pers-
pectiva como territorio ideal para la experimen-
tación con la temática asignada a la asignatu-
ra de Proyectos IV: Agrupaciones residenciales:
escala, lenguaje y carácter, La vivienda colectiva
es, por tanto, nuestro objetivo, y lo abordamos
desde estos tres ámbitos. sucesivamante más
complejos:
lugar. Descubrir sus límites y potencialidades
es nuestro primer objetivo, a partir del cual,
articulamos las dualidades que plantean,
tanto el programa previsto -residencial/arte-
sanal- como el lugar elegido -calle/cortina del
baluarte-.
- La última aproximación del curso a la te-
mática residencial, se platea desde la cons-
trucción de un vacío urbano en el interior del
casco histórico de Almeida, donde el enfren-
tamiento a la problemática específica de la
vivienda colectiva en el marco de la ciudad
histórica, se aborda a partir del análisis críti-
co de las invariantes arquitectónicas locales.
La necesidad de llegar a un acuerdo entre la
voluntad de contemporaneidad y el compro-
miso con la condición patrimonial del espacio
urbano en el que se interviene delimitan, por
tanto, el marco de actuación de este proyecto
final del semestre.

- En la primera aproximación, que realizamos

casi en condiciones de laboratorio, nos limitamos
a trabajar en el interior de un edificio histórico
preexistente, el Quartel das Esquadras. La envol-
vente externa no es por tanto tema del proyecto.
El límite externo de la intervención es fijo y nos
limitamos a hacer habitable la obsesiva y rígi-
da retícula espacial interior, Por tanto, se aborda
sobre todo el problema de la escala humana, de
las relaciones físicas, métricas y materiales, de
la ergonomía y el diseño del mobiliario en último
término.

- En el segundo proyecto, la red sobre la que

trabajamos es más sutil y está conformada por
una determinada trama urbana en la que teje-
mos nuestra arquitectura residencial teniendo
en cuenta las condiciones tipo-morfológicas del
72
Esta nueva aproximación al concepto de límite se
va a desarrollar, como ocurriera en el primer ejer-
cicio del semestre anterior, en condiciones casi de
laboratorio y teniendo como argumento el desa-
rrollo de programas residenciales. Abordaremos
el proyecto de diferentes unidades habitaciona-
les, pero no su agrupación, que quedará relegada
a su ubicación en el interior de un edificio histó-
rico preexistente. Edificio cuya traza, más que un
límite, es una verdadera trama rígida, una malla
tridimensional fija y estática en su configura-
ción espacial, conformada por una arquitectura
hermética, muraria, abovedada y ciclópea en su
construcción material.
De ahí el carácter experimental del proyecto, que
no se propone la rehabilitación total del edificio
a partir del renovado uso residencial, sino sola-
mente explorar la capacidad de esta particular
estructura arquitectónica para recuperar, en la
actualidad, su histórica función de alojamiento
modular sin perder sus significativas cualidades
espaciales, tipo-morfológicas y por supuesto pa-
trimoniales.
Desde este objetivo genérico, el edificio histórico
representaría el papel principal de “contenedor”
y nuestra intervención asumirá el papel subor-
dinado de “contenido”, de modo que el contraste
de escalas, materiales, formalización, lenguaje,
carácter y desarrollo programático entre ambas
realidades resignifique el monumento y ponga en
valor sus específicas cualidades arquitectónicas.
Si tuviéramos que utilizar un símil biológico
para resumir el objetivo del experimento proyec-
tual que nos proponemos llevar a cabo, éste po-
dría ser el de la perfecta simbiosis que el cangrejo
ermitaño establece con su caracola, o la variada
y precisa ocupación que hacen las abejas de la
regular estructura del panal.
Ubicación y condicionantes
Quartel das Esquadras
Nuestra particular y múltiple “caracola” será el
Quartel das Esquadras de Almeida (Portugal),
edificio militar construido entre 1736 y1750 por
los ingenieros militares Manuel de Azevedo For-
tes y José Frenandes Pinto de Alpoim y destinado
al alojamiento de las tropas de infantería de la
Plaza.
El modélico acuartelamiento se concibe desde
dos premisas básicas: racionalizar el alojamien-
to de la tropa y construir un edificio a prueba
de bombas. Ambos objetivos se resumen en la
elección de un módulo constructivo-funcional que
responde a ambos requerimientos y que permite
su seriación tanto en planta como en altura, de
modo que configura arquitecturas complejas que
trascienden el simple hecho del adosamiento de
módulos iguales.
El paso desde la elemental y monótona repetición
del módulo a la consecución de verdaderas ar-
quitecturas compuestas desde el rigor formal del
conjunto, requiere de la adaptación puntual de
la regla básica de crecimiento por adición, esen-
cialmente geométrica y matemática, e incluso a
veces de su trasgresión, con el fin de atender a las
exigencias formales y compositivas del conjun-
to. Esta es una de las lecciones magistrales que
el Quartel das Esquadras nos enseña desde el
análisis de su orden compositivo, aparentemente
elemental.
La unidad básica arquitectónica sobre la que se
desarrolla el edificio está constituida por un cubí-
culo de planta cuadrada cubierto por una bóveda
de cañón y cerrado por gruesos muros de fábrica.
Presenta una única abertura que funciona como
puerta de acceso y también como hueco de ilumi-
nación y ventilación. Y dispone de una chimenea
en su interior que servía de sistema de calefac-
ción y de cocina de la compañía que se alojaba
en él. 1
DÁVILA OREJÓN, Francisco. “Política y mecánica
Este arquetipo arquitectónico básico sería asi-
militar para sargento mayor de tercio”. 1669 Pág. 14
milable en su concepción esencial al “megarón”
micénico y por tanto al origen mismo de la arqui-

tectura occidental y responde también al modelo
primigenio semperiano, por resumir y aunar sus
cuatro elementos básicos: suelo, cubierta, cerra-
miento y hogar.
Si lo analizamos desde su origen funcional, nues-
tro espacio modular básico, el “rancho” sería la
traslación arquitectónica de las primitivas cova-
chas de madera que la “compañía”, pequeña uni-
dad militar autosuficiente, construía en las afue-
ras de las poblaciones para alojarse y tener cobijo
antes de que se generalizara la construcción de
cuarteles a partir del siglo XVIII:
Conviene mucho que los soldados hagan cama-
radas en la compañía y que estén divididos en
ranchos y que no sean menos de cinco ni más
de ocho, pues más de ocho sirven de embarazo
y menos de cinco de incomodidad
Francisco Dávila Orejón1
Tema
Este primer ejercicio del 6º semestre se propone
experimentar con la capacidad del “Quartel das
Esquadras” de Almeida (Portugal) para rehabili-
tarse como alojamiento temporal pensado para
los participantes en cursos universitarios de ve-
rano, campos de trabajo, congresos y grupos de
investigación que residan ocasionalmente en la
ciudad.
Programa
Se propone verificar la capacidad del cuartel para
la ubicación en él de tres tipos de alojamientos:
colectivos (albergue), de grupos reducidos (en-
tre 5 y 8 residentes) e individuales (sencillos y
dobles). Cada uno de los tipos de alojamiento
propuestos será autosuficiente, de modo que re-
solverá sus necesidades propias, manteniendo de
este modo, el espíritu originario del cuartel en el
que cada “rancho” alojaba una unidad funcional
autónoma, la compañía, aunque en nuestro caso
73
las unidades funcionales desborden las unidades
espaciales originales.
ALBERGUE:
Se resolverá un módulo de 24 alojamientos de
modo que cada 12 dispondrá de una estancia de
uso colectivo, un paquete de servicios comunes
(aseos y duchas) y taquillas para el equipaje. El
mueble-cama se diseñará de forma que admi-
ta una doble función: cama de noche y puesto
de trabajo, mesa y asiento, de día. Incorporará
también un pequeño armario para enseres per-
sonales.
ALOJAMIENTO DE GRUPOS REDUCIDOS:
Este tipo de alojamiento, además del programa
de uso individual similar al planteado para el al-
bergue: cada alojado dispondrá de una cama y de
una zona de trabajo y almacenamiento propios,
dispondrá de un paquete de baños, una estan-
cia para reuniones y un comedor-cocina de uso
compartido.
ALOJAMIENTO INDIVIDUAL:
Este programa diseñará alojamientos completos,
que podríamos definir como apartamentos, pen-
sados para el uso individual o de parejas. Su pro-
grama incluirá una zona con uso de dormitorio
(sencillo o doble), una zona de estancia y trabajo,
una zona de cocina y comedor y un baño comple-
to. Será explícita y clara la diferencia entre am-
bos programas en relación al tamaño, carácter y
organización de los espacios y funciones.
No se trata, por tanto, de intervenir en todo el
edificio, ni de hacer un proyecto de rehabilitación
completo, sino de verificar puntualmente la ca-
pacidad de la rígida trama espacial para resolver
los diversos tipos habitacionales propuestos, sin
alterar los valores arquitectónicos esenciales del
edificio. En este sentido, las intervenciones ten-
drán genéricamente el carácter de “mueble” de
modo que su condición teóricamente reversible
74

“sistema” proyectado -compositivo, estructural,

permita, en el futuro, recuperar la espacialidad formal, funcional o material-de adaptarse a di-
original y cambiar el uso residencial propuesto. ferentes requerimientos de programa sin perder
Las inevitables comunicaciones entre los diferen- su identidad y garantizando que las diversas va-
tes espacios, que será necesario establecer a tra- riantes a resolver con él pertenecen a un mismo
vés de los muros actuales, se realizarán teniendo y único proyecto.
presente su condición patrimonial y de modo que
no pongan en riesgo ni la integridad espacial ni
la estabilidad estructural y constructiva del cuar-
tel.
Las propuestas de los tres tipos de alojamientos
básicos no serán completamente independientes
entre sí, sino que se buscará un “sistema” base
que, mediante las variaciones y adaptaciones
correspondientes, permita resolver las diferentes
situaciones habitacionales propuestas.

Objetivos
- Análisis y valoración del edificio sobre el que se
actúa. Sistema compositivo y formal, estructural
y constructivo y, por último, histórico-artístico y
patrimonial.

- Análisis espacial del edificio con determinación

de los valores a potenciar, los problemas funcio-
nales a resolver y justificación de los límites de
la intervención y alteración de las estructuras
históricas.

- Explorar la capacidad que la intervención ar-

quitectónica mueble que se proyecta tiene de po-
ner en valor las cualidades espaciales del edificio
en el que se introduce y verificar el contraste de
escalas, lenguajes, materialidad y carácter con la
arquitectura histórica existente.

- Establecer una primera aproximación a la dis-

ciplina ergonómica en relación al diseño de los
diferentes elementos de mobiliario-estructuras
arquitectónicas que constituyen el proyecto ha-
bitacional.

- Experimentar con la capacidad de variación del

75
76

Lucila Castañeda Ayer

Quartel das Esquadras
77
78
79
80

María Cobos Averturo

Quartel das Esquadras
81
82
83
84

Lucila Glez. Lamuño Sanchís

Quartel das Esquadras
85
86
87
88

Pablo Gutiérrez Herrero

Quartel das Esquadras
89
90
91
92

Raúl Herrero Correa

Quartel das Esquadras
93
94
95
96

Manuel Pila Merino

Quartel das Esquadras
97
98
99
100

Elena Rodríguez Fernández

Quartel das Esquadras
101
102
103
104

Eduardo Rodríguez Gallego

Quartel das Esquadras
105
106
107
108

Borja Velarde Ruiz

Quartel das Esquadras
109
110
111
112

Claudia Vivas Martín

Quartel das Esquadras
113
114
115
116
Viviendas para artesanos
De nuevo el límite, el borde de una particular y
compleja realidad, se convierte en la coartada y
escenifica el marco de trabajo también para este
segundo ejercicio. En este caso se trata de un lí-
mite múltiple, poliédrico y ligado a la formidable
máquina de guerra que supone el recinto aba-
luartado de Almeida. Desde otro punto de vista,
también podríamos decir que trabajaremos sobre
el filo de sucesivos límites concéntricos o super-
puestos en el tiempo y en el espacio; y solapados
en el índice de nuestro particular guión de análi-
sis del locus elegido:
- Un límite topográfico: la ciudad de Almeida se
sitúa en el borde de la depresión de la cuenca del
Côa y nuestro ámbito de trabajo se localiza en la
zona más elevada del promontorio que ciñera la
desparecida muralla medieval.
- Un límite histórico, constituido, en un primer
momento, por la primitiva muralla, de la que la
Rua dos combatentes mortos pela patria recoge-
ría la ubicación por el flanco este, mientras que
nuestro solar delimitaría el flanco oeste. Flanco
del que hoy no reconocemos ni la traza, borrada
por la implacable y ciega geometría de la forti-
ficación abaluartada que, en un segundo mo-
mento, recerca la ciudad excavando sus fosos y
levantando sus baluartes, cortinas y revellines,
sobre los cimientos de la primitiva muralla me-
dieval.
- Un límite visual. La singular ubicación está sig-
nificada por la vecina torre del reloj y su moderno
competidor, el depósito de agua que, arropados
por la cortina de cipreses del cementerio, escenifi-
can la imagen lejana de la ciudad en sustitución
de la fortaleza medieval desaparecida.
- Un límite urbano constituido por el borde exte-
rior del tejido residencial, donde nuestro solar no
tendrá más remedio que asumir su sobrevenida
condición de fachada exterior del casco histórico
que las actuales tapias y cobertizos niegan.
- Un vacío, casi el único que la ciudad presenta,
delimitado, de un lado, por las cortinas del recinto
abaluartado y del otro por el caserío circundan-
te. Vacío que sin embargo está habitado por los
principales fantasmas de la memoria histórica:
las ruinas del castillo que explosionó rindiendo
la ciudad al enemigo, exhumadas bajo la rasante
del suelo actual; el cementerio, que actúa como
negativo especular de la población que hoy habi-
ta la ciudad; la torre del reloj, que remite, como
resto vivo, a la primitiva iglesia desaparecida; y
por último, el tejido urbano original, borrado y
desfigurado, del que hasta la edad moderna fue-
ra el centro mismo de la ciudad, mutado en tra-
seras, tapias y cobertizos agropecuarios que no
hacen justicia al significativo locus que ocupan.
Ubicación
La manzana donde se propone la intervención se
localiza en el lateral oeste del casco histórico en-
tre las cales Rua do Touro y Rua do Trem.
Presenta dos mitades claramente diferenciadas.
La mitad norte está consolidada como estructura
urbana generando un frente claramente definido
hacia la Rua do Touro y unas traseras donde se
adosan diversas construcciones auxiliares que
se completan con las tapias de cierre posteriores;
mientras que la mitad sur aparece prácticamente
vacía.
Apenas identificamos en ella unos cobertizos,
que no tendremos en cuenta, y la presencia del
depósito de agua en el ángulo sur, que sí consi-
deramos significativa. Contaremos con él de cara
a su integración en la ordenación del conjunto.
Es en esta parte sin edificar donde nos propone-
mos regenerar el tejido urbano vacante.
El perímetro de la intervención es el definido ge-
néricamente por el parcelario, salvo en el entorno
del depósito de agua.
Se mantendrán, por tanto, las alineaciones exis-

tentes en la Rua do Touro y en la Rua do Trem,
así como en el frente sur y en el límite norte - este
último colindante con la primera parcela edifica-
da - pero se estudiará la posibilidad de liberar
más espacio público en el perímetro del depósito
de agua con el fin de dignificar y potenciar su
condición de hito, de forma que establezca nue-
vas relaciones con las edificaciones proyectadas.
Tema
El ejercicio tiene como objetivo completar el te-
jido urbano de la manzana indicada en el plano
adjunto proyectando diversas unidades residen-
ciales para artesanos, cuyo número total oscilará
entre 5 y 7.
Cada unidad residencial se entenderá también
como una entidad de producción que ayude a la
auto-gestión económica de los residentes: unida-
des familiares, profesionales o colectivos espe-
cíficos, de modo que comprenderá una vivienda
completa y un taller para la manufactura de
artesanías, así como un jardín-huerta, que pue-
da complementar la actividad artesanal con la
agrícola y garantizar la subsistencia del grupo
de residentes.
Taller y huerta no estarán necesariamente vincu-
lados a la vivienda.
Programa
Se proyectarán entre 5 y 7 unidades residencia-
les para artesanos que desarrollarán el siguiente
programa específico:
PROGRAMA DE LAS VIVIENDAS
- La vivienda resolverá las necesidades habi-
tacionales de un colectivo entre 2 y 8 usuarios.
El resto de las funciones que la vivienda debe
satisfacer, de forma colectiva y proporcionada,
serán las básicas: descanso y relación, alimen-
tación y preparación de los alimentos, higiene y
almacenamiento; así como un ámbito de trabajo
o estudio diferenciado de las actividades más do-
mésticas.
117
En la organización de la vivienda se valorará el
correcto dimensionado y proporción de los dife-
rentes espacios, la racionalidad de la distribución
funcional, la cualificación espacial de los diferen-
tes ámbitos, así como la orientación, vistas y/o
relación con el espacio de jardín-huerta y taller,
en su caso.
PROGRAMA DE LOS TALLERES
- Además del espacio para el desarrollo de la acti-
vidad artesanal, que no será inferior a 50 m2, el
taller dispondrá de un aseo, un almacén de pro-
ductos y un garaje para estacionar una furgone-
ta de tamaño medio.
Se valorará la racionalidad de la distribución de
las diferentes funciones así como las cualidades
específicas del espacio destinado al taller, accesi-
bilidad, versatilidad de uso, iluminación natural,
ventilación, etc.
La relación entre la vivienda y el resto de los
usos, taller y huerta-jardín, puede ser continua o
discontinua, privada o de carácter colectivo.
Objetivos
- Valorar los condicionantes históricos, topográfi-
cos, de orientación y paisajísticos de la zona, con
especial atención a la presencia de las estructu-
ras defensivas así como del depósito de agua y la
torre del cementerio y su papel en la cualificación
del entorno.
- Realizar un análisis crítico de la estructura ur-
bana preexistente en relación a la parcelación,
trama urbana, ocupación y espacios libres.
- Reflexionar sobre las relaciones entre tipología
edificatoria y morfología urbana que plantea la
parte de la manzana construida y la posibilidad
de su reinterpretación en el ámbito de actuación.
- Experimentar con renovados programas habi-
tacionales cuya versatilidad permita el ajuste a
118

las nuevas unidades de convivencia colectiva.

- Abordar la cualificación espacial de las vivien-

das como superadora de los tipos edificatorios
convencionales, basados en criterios elementales
de funcionalismo y economía de mercado.

- Desarrollar la relación interior/exterior como

problema de encuentro y confrontación de los
planteamientos formales y compositivos de la
envolvente y de respuesta a los requerimientos
técnicos y de habitabilidad, que el detalle cons-
tructivo debe resolver conjuntamente.
119
120

Lucila Castañeda Ayer

Viviendas para artesanos
121
122
123
124

Ángela Domínguez Sánchez

Viviendas para artesanos
125
126
127
128

Ana García López

Viviendas para artesanos
129
130
131
132

Pablo Manteca Martín

Viviendas para artesanos
133
134
135
136

Arturo Menduiña Hernández

Viviendas para artesanos
137
138
139
140

Juan Pérez García

Viviendas para artesanos
141
142
143
144

Manuel Pila Merino

Viviendas para artesanos
145
146
147
148

Maximiliano de la Rasilla Coloma

Viviendas para artesanos
149
150
151
152

Miguel Rosón Mozos

Viviendas para artesanos
153
154
155
156
Este último ejercicio de PROYECTOS IV es la
tercera aproximación del curso a la arquitectura
residencial. Tal como determina el Programa Ge-
neral de Proyectos Arquitectónicos para este sex-
to semestre, desarrolla la temática específica de
las Agrupaciones residenciales: escala, lenguaje
y carácter y, como los dos ejercicios anteriores,
tiene también en la ciudad de Almeida su ubi-
cación.
Se plantea desde la construcción de un vacío ur-
bano en el interior del casco histórico donde el
enfrentamiento a la tipología específica de la vi-
vienda colectiva, en este marco concreto, plantea
un primer problema de control de la escala que
se abordará desde el análisis crítico del tejido ur-
bano circundante y de su fragmentaria confor-
mación.
En segundo lugar, la necesidad de llegar a un
acuerdo entre la voluntad de contemporanei-
dad y el compromiso con la condición patrimo-
nial del espacio urbano en el que se interviene,
caracterizado y condicionado por sus peculiares
invariantes formales, plantea el eterno problema
del lenguaje, que el proyecto abordará desde ese
doble condicionante.
Y en último término la necesidad de completar la
configuración de un significativo espacio público,
el Terreiro do Poço do Rancho, con la presencia
en él de arquitecturas monumentales como el
Quartel das Esquadras, incide en la cuestión del
carácter, como resumen y articulador final de los
problemas de escala y de lenguaje.
Ubicación
El proyecto se propone actuar sobre uno de los
pocos espacios sin edificar del casco histórico de
Almeida que se localiza en el ángulo sur de la
manzana delimitada por la Rua Dr. Chegâo (Rua
do Misericôrdia), Rua Comendador Cardoso, Rua
das Esquadras y Terreiro do Poço do Rancho. El
ángulo norte de esta manzana presenta en sus
Vivienda colectiva
dos frentes construidos un tejido urbano conso-
lidado y completo, mientras que el ángulo sur, es
en la actualidad un vacío acotado por un muro de
contención de piedra. Muro que está constituido
por los restos de edificaciones militares desapa-
recidas y transformadas finalmente en simples
tapias.
El tejido que conforma la manzana es diferen-
te en cada uno de los dos frentes consolidados.
El frente que se abre a la Rúa da Misericórdia
es compacto y construye el cierre completo de la
manzana, de modo que la edificación configura la
calle corredor clásica.
Mientras que el frente a la Rua Comendador
Cardoso presenta edificaciones exentas que com-
pletan el alzado de calle con tapias y cierres de
patios abiertos a fachada.
La última construcción, levantada recientemente
en el fondo noroeste de la plaza como ampliación
del edificio histórico colindante, genera un híbri-
do entre ambas situaciones: se separa del edificio
existente creando un estrecho patio, abierto por
la parte trasera, y, sin embargo, se conecta a tra-
vés de la fachada mediante un edificio rótula.
Nuestra intervención tendrá en cuenta esta di-
versa configuración del perímetro, que tiene
como objetivo último completar, así como la re-
ducida escala y complejidad volumétrica de las
actuales arquitecturas que conforman el interior
de la manzana. Arquitecturas donde identifica-
mos elementos especialmente significativos como
la galería posterior acristalada de la Sta, Casa
da Misericòrdia, rematada por una esbelta torre
prismática, o el testero de piedra de la construc-
ción que se adosa a sus pies. También es reseña-
ble el arbolado de porte existente. Elementos con
los que nuestra intervención podría establecer un
enriquecedor diálogo.
Además del análisis del tejido urbano en el que
se inserta el proyecto, se tendrá en cuenta el es-
pacio urbano en el que se presenta, donde las

arquitecturas propuestas tendrán un papel es-
pecialmente comprometido en la configuración
definitiva de la plaza.
El Terreiro do Poço do Rancho tiene ya un actor
principal de la escena urbana: el Quartel das Es-
quadras, y otro secundario en la cabecera de la
Igreja da Misericórdia. También cuenta con ar-
quitecturas de acompañamiento, domésticas y
de escala menor, en la manzana que se localiza
frente a nuestro solar y “actores invitados” como
el nuevo edificio que cierra la plaza.
En este peculiar marco, nuestra intervención de-
berá asumir el reto de completar la escena urba-
na, rellenado el vacío. O dicho en términos de la
teoría de la restauración: su finalidad será rein-
tegrar la “laguna pictórica” y dar continuidad al
paisaje urbano.
Objetivo que se llevará a cabo en base a la lectura
crítica del conjunto, en la que la escala casi rural
del espacio urbano, la articulación fragmentaria
de los volúmenes y alzados de conjunto y, en úl-
timo término, el silencio cómplice y respetuoso de
las arquitecturas residenciales que componen la
plaza, colaboran eficazmente en la puesta en va-
lor la arquitectura monumental del Quartel. Este
será también un objetivo prioritario de nuestra
intervención.
Tema
VIVIENDA COLECTIVA: CONSTRUIR LA CIU-
DAD HISTÓRICA
Completar el vacío existente en la manzana pro-
yectando, en el solar indicado, un nuevo tejido
residencial conformado por vivienda colectiva de
programa genérico estándar de 3 dormitorios.
Programa
Se proyectarán entre 8 y 12 viviendas, así como
los elementos comunes de acceso que determinan
su carácter colectivo: patios comunitarios, gale-
rías de distribución, escaleras generales, paque-
tes de ascensores, si fueran necesarios, garajes,
157
etc.
PROGRAMA DE LAS VIVIENDAS
Se proyectarán viviendas tipo con programa es-
tándar que resolverá, al menos, las siguientes
funciones:
- Salón-estancia-comedor
- Cocina-trastero-instalaciones-tendedero
- 3 dormitorios, dos de ellos dobles
- 2 baños completos
- Armarios, almacenes, etc.
Se pueden incorporar otras funciones suplemen-
tarias como patios, galerías, terrazas, barandas,
etc. que enriquezcan tanto la espacialidad de la
vivienda como su versatilidad funcional y de re-
corridos internos alternativos.
Cada vivienda proyectada dispondrá, al menos,
de una plaza de garaje. Si se proyectara un gara-
je colectivo o público, el número de plazas podría
ser superior al de viviendas.
Todas las viviendas responderán genéricamente
al mismo tipo organizativo pero asumiendo, no
obstante, las variaciones puntuales necesarias
para el ajuste a las específicas condiciones del
solar, de la orientación, de coordinación con la
estructura, etc.
Condicionantes tipomorfológi-
cas
Desde el punto de vista tipológico, el casco his-
tórico de Almeida está constituido mayoritaria-
mente por viviendas unifamiliares, lo que da
como resultado una específica morfología urba-
na caracterizada por determinados invariantes
formales vinculados a la parcelación, a la dis-
tribución de huecos, a la presencia de viviendas
y/o locales en planta baja, etc. Nos proponemos
rellenar un vacío de este tejido, pero con vivienda
colectiva, de modo que el proyecto deberá asumir
158

las tensiones formales que esto supone en rela- - Experimentar con renovados programas habi-
ción con las constantes morfológicas que caracte- tacionales cuya versatilidad permita el ajuste a
las nuevas unidades de convivencia colectiva.
rizan el casco histórico de Almeida.
- Abordar la cualificación espacial de las vivien-
Condicionantes urbanísticos das como superadora de los tipos edificatorios
El límite exterior del solar que constituye la fa- convencionales, basados en criterios elementales
chada a la plaza (Terreiro do Poço do Rancho) lo de funcionalismo y economía de mercado.
define el muro de piedra que conforma las dos fa-
chadas. El resto del perímetro es un límite media- - Desarrollar la relación interior/exterior como
nero sobre otras propiedades, por lo que se respe- problema de encuentro y confrontación de los
tarán en él los derechos básicos de luces, vistas, planteamientos formales y compositivos de la
aguas, etc. que garantizarán, en caso de abrir envolvente y de respuesta a los requerimientos
huecos sobre dichos linderos, la distancia míni- técnicos y de habitabilidad, que el detalle cons-
ma de 3 m. Las construcciones que en la actua- tructivo debe resolver conjuntamente.
lidad se ubican en el interior del solar indicado
(cobertizos y garajes) no serán tenidas en cuenta
ya que el planeamiento prevé su desaparición.
La altura de la edificación no superará, en la lí-
nea de fachada exterior, la cornisa del Quartel
das Esquadras (9,00 m. medida en su base), sea
cual sea la rasante de apoyo de la edificación pro-
yectada.
La pendiente de las cubiertas no será superior a
30º.

Objetivos
- Valorar los condicionantes históricos, topográfi-
cos, de orientación y paisajísticos de la zona, con
especial atención a la presencia de las estructu-
ras defensivas así como del depósito de agua y la
torre del cementerio y su papel en la cualificación
del entorno.

- Realizar un análisis crítico de la estructura ur-

bana preexistente en relación a la parcelación,
trama urbana, ocupación y espacios libres.

- Reflexionar sobre las relaciones entre tipología

edificatoria y morfología urbana que plantea la
parte de la manzana construida y la posibilidad
de su reinterpretación en el ámbito de actuación.
159
160

Ana García López

Vivienda colectiva
161
162
163
164

Raúl Herrero Correa

Vivienda colectiva
165
166
167
168

Manuel Pila Merino

Vivienda colectiva
169
170
171
172

Lara Redondo González

Vivienda colectiva
173
174
175
176

Elena Rodríguez Fernández

Vivienda colectiva
177
178
179
180

Eduardo Rodríguez Gallego

Vivienda colectiva
181
182
183
184

Álvaro Ruiz Espinosa

Vivienda colectiva
185
186
187
188

Victor A. Sanz Larriba

Vivienda colectiva
189
190
191
192

Claudia Vivas Martín

Vivienda colectiva
193
194
195
 Transferencia de conocimiento
a la sociedad
EXPOSICIONES
Los trabajos de la investigación fueron ex-
puestos en la sala Porta Interior de Santo
Antonio en Almeida (Portugal); en la IX
BIENAL de la Restauración y Gestión del Pa-
trimonio AR&PA 2016 celebrada en el Audi-
torio Miguel Delibes de Valladolid; así como
en la BIENAL IBÉRICA DE PATRIMONIO
CULTURAL AR&PA deleb, fruto del acuerdo
de la Junta de Castilla y León y la Feria de
Patrimonio de Portugal celebrada en Ama-
rante en octubre de 2017.
Las exposiciones tuvieron como objetivo
principal visibilizar los proyectos de alum-
nos de Arquitectura desarrollados en el
marco de las fortificaciones defensivas loca-
lizadas a ambos lados de la frontera hispa-
no-portuguesa en el tramo de la provincia
de Salamanca y el Distrito da Guarda.
ALMEIDA, ARQUITECTURA Y LÍMITE
En el marco de las VI JORNADAS DE REVA-
LORIZACIÓN DE LAS FORTIFICACIONES
ABALUARTADAS DE LA RAYA, la Escuela
de Arquitectura de Valladolid, representada
por la asignatura de Proyectos IV, corres-
pondiente al tercer curso, presenta en esta
exposición una selección de los trabajos
realizados por los alumnos en el año acadé-
mico 2014-2015 que tuvieron como ámbito de Comisariado y Diseño de Exposiciones:
actuación la ciudad de Almeida. La coincidencia
de nuestros objetivos de curso con la temática Valeriano Sierra Morillo,
genérica de estas jornadas, así como el cumpli- Javier Blanco,
miento de nuestro compromiso de presentar en Flavia Zelli.
la ciudad los resultados de nuestro trabajo, han
sido las razones que justifican esta exposición.
El curso ha tenido en los últimos años como
argumento recurrente la intervención en terri-
torios con una intensa carga patrimonial, así
como la voluntad de actuar en ellos para poner
de nuevo este legado al servicio de la sociedad.
ALUMNOS PARTICIPANTES
En este específico programa de trabajo se en- Lucila Castañeda Aller
marca también la intervención en esta exposi- María Cobos Aventuro
ción, que se desarrolló en el territorio de frontera Ángela Domínguez
en torno a las fortificaciones defensivas locali- Ana García López
zadas a ambos lados de la “Raya” hispano-por- Lucía González Lamuño Sanchís
tuguesa en el tramo que discurre entre la pro- Pablo Gutíerrez Herrero
vincia de Salamanca y el distrito de Guarda. La Raúl Herrero Correa
temática trata las Agrupaciones residenciales: Arturo Menduiña Hernández
escala, lenguaje y carácter, y como objetivo, re- Juan Pérez García
flexionar sobre la capacidad de la arquitectura Manuel Pila Merino
de dar nueva vida a las estructuras arquitec- Maximiliano de la Rasilla Coloma
tónicas y urbanas históricas, sin renunciar a Lara Redondo González
la voluntad de llevar a cabo la arquitectura de Elena Rodríguez Fernández
nuestra época. Eduardo Rodríguez Gallego
Miguel Rosón Mozos
Álvaro Ruiz Espinos
Victor A. Sanz Larriba
Borja Velarde Ruiz
Claudia Vivas Martín
EXPOSICIONES
“ARQUITECTURA Y LÍMITE. Proyectos para
Almeida”. Porta Interior de Santo António, Al-
meida, Portugal. Del 29-4-2017 al 03-06-2017.
AR&PA 2016. X Bienal de Restauración y Ges-
tión del Patrimonio Cultural.
AR&PA 2017.Gestâo de Patrimonio cultural.
Amarante, Portugal.
CONGRESOS Y SEMINARIOS
VI Jornadas Transfronterizas de Valoriçâo das
Fortificaçôes Abaluartadas da Raia. Almeida,
Portugal. Del 29 al 30 de abril 2017.
11º Seminario internacional de arquitectura mi-
litar. Fortalezas modernas e identidades nacio-
nales. 24/27 de agosto de 2017.
Bienal de Restauración y Gestión del Patrimonio.
AR&PA 2016.
Revista del CEAMA (Centro de estudos de ar-
quitectura militar de Almeida) Nº 16, 2017.
Actas do 11º Seminario Internacional sobre ar-
quitectura militar .
Revista CEAMA nº 17, 2017.
Revista O PELOURINHO (Boletín de relaciones
transfronterizas)
Nº 21 (2ª época) 2017.
TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN
Estudio sobre algunas fortificaciones de
frontera entre España y Portugal.
Este trabajo forma parte del Proyecto de in-
vestigación “ESTUDIO SOBRE ALGUNAS
FORTIFICACIONES DE FRONTERA ENTRE
ESPAÑA Y PORTUGAL”, cuyos Investigado-
res principales son Darío Álvarez Álvarez,
Javier Blanco Martín, Valeriano Sierra Mo-
rillo y promovido y financiado por el Servi-
cio de Planificación, Investigación y Difu-
sión de la Consejería de Cultura y Turismo
de la Junta de Castilla y León (Expediente
B2017/011727).
Gestionado por el Parque Científico de la
Universidad de Valladolid, tuvo como finali-
dad explorar las posibilidades teóricas de in-
tervenciones en zonas determinadas por la
arquitectura defensiva en torno a la “Raya”
entre España y Portugal, a través de trabajos
de alumnos de la Escuela de Arquitectura de
la Universidad de Valladolid tutorados por
los profesores del Departamento de Teoría
de la Arquitectura y Proyectos Arquitectóni-
cos: Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría,
Eusebio Alonso García, Paloma Gil Gómez,
José Manuel Martínez Rodríguez, Valeriano
Sierra Morillo, Javier Blanco Martín, José An-
tonio Lozano García, Jesús de los Ojos Moral,
Ángel Iglesias Velasco, Flavia Zelli, Miguel
Ángel Rosique Valverde.
198

EXPOSICIONES

2016

Calendario de actividades

VALLADOLID

EXPOSIÇÃO DE TRABALHOS

PROYECTOS ARQUITECTÓNICOS III-IV. 2014.15

Bienal ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA DE VALLADOLID

ARQUITETURA E LIMITE
Projectos para Almeida
ARQUITECTURA Y LÍMITE
Proyectos para Almeida

29/04/2017 – 03/06/2017
SALA DE EXPOSIÇÕES “Porta Interior de Santo António”
ALMEIDA

INAUGURAÇÃO
29 DE ABRIL às 12h00

VI JORNADAS DE VALORIZAÇÃO DAS FORTIFICAÇÕES ABALUARTADAS DA RAIA

VI JORNADAS DE VALORIZACIÓN DE FORTIFICACIONES ABALUARTADAS DE LA RAYA

Universidad deValladolid
Departamento de
Teoría de la Arquitectura y
Proyectos Arquitectónicos
199
200

CONGRESOS Y SEMINARIOS
201
202

REFERENCIAS EN PUBLICACIONES

ISSN 1646-9089

2017

CEAMA
17 17
· MOISÉS CAYETANO -
· JOÃO CAMPOS -
· FERNANDO COBOS - CENTRO DE ESTUDOS DE ARQUITECTURA MILITAR DE ALMEIDA

CEAMA
· MARGARIDA ALÇADA -
· Painel da Escola de Arquitectura de Valladolid. Profesor Coordinador VALERIANO SIERRA.
“Arquitectura y limite. Proyectos para Almeida”.
· Departamento de Engenharia Civil da Universidade do Minho. Protocolo de colaboração e
Teses de Mestrado concluidas. Prof. LUIS F. RAMOS&PAULO B. LOURENÇO.
· CUSTÓDIO OLIVEIRA -
· RAMÓN GARCÍA GÓMEZ -
CENTRO DE ESTUDOS DE ARQUITECTURA MILITAR DE ALMEIDA

· FRANCISCO BILOU -
· RUI JESUÍNO -
· FAUSTINO HERMOSO -
· PAULA SOUSA -
· RUI CARITA -

ACTAS DO 11º SEMINÁRIO

INTERNACIONAL SOBRE
ARQUITECTURA MILITAR

ISSN 1646-9089

2017

CEAMA
16 16

CENTRO DE ESTUDOS DE ARQUITECTURA MILITAR DE ALMEIDA

CEAMA
CENTRO DE ESTUDOS DE ARQUITECTURA MILITAR DE ALMEIDA

FREI BERNARDO DE BRITO – COMEMORAÇÃO DOS 400 ANOS DA SUA MORTE

PROJECTANDO O CONHECIMENTO DA IMPORTÂNCIA DA PRAÇA-FORTE DE ALMEIDA
(VI JORNADAS TRANSFRONTEIRIÇAS DE VALORIZAÇÃO / 11º SEMINÁRIO INTERNACIONAL SOBRE
ARQUITECTURA MILITAR DE ALMEIDA / CONTRIBUTOS DE PERITOS INTERNACIONAIS SOBRE O VALOR DA FORTALEZA)
NOVA CARTA INTERNACIONAL (ICOFORT / ICOMOS) SOBRE FORTIFICAÇÕES
UMA LINHA DO TEMPO SOBRE A RAIA DE PORTUGAL E O SÍTIO DE ALMEIDA
203
204

TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN
205
 Agradecimientos

El primer agradecimiento es para la ciudad
de Almeida, por su cálida acogida siempre
que hemos flanqueado sus murallas. En es-
pecial, cuando la visitamos con los alumnos,
ocasión en la que nos agasajó con una ge-
nerosidad que no hemos tenido ocasión de
devolver todavía.
Gracias a la Cámara y a su alcalde-presi-
dente António Baptista Ribeiro, que siempre
ha tenido para nosotros unas palabras de
bienvenida, así como a sus técnicos y perso-
nal administrativo que nos han facilitado el
apoyo necesario para poder realizar nuestro
trabajo.
Un agradecimiento también muy especial a
Joâo Campos por su entrega, por su pasión
por Almeida, que nos ha contagiado a todos,
y por habernos invitado a compartir su ca-
mino durante ese tiempo, aportando nuestro
pequeño granito a la causa de conseguir la
declaración como Patrimonio de la Humani-
dad para las fortificaciones de la Raya.
También al CEAMA, a su directora Paula
Sousa y al resto del personal del centro, que
con su disposición y amabilidad han hecho
posible esta experiencia compartida. Ha sido
un placer participar con vosotros en las jor-
nadas, seminarios y el resto de actividades
programadas y os agradecemos encarecida-
mente la invitación a colaborar en ellas.
la meta final de esta publicación. Sin su trabajo y
esfuerzo nada de esto hubiera sido posible. Esta
publicación es de ellos, para ellos y por ellos. O
así debiera ser.
Al equipo de profesores del curso que ha apoyado
y participado activamente en todo el proceso. Y
en especial a Javier Blanco que ha compartido las
tareas más ingratas y sin cuya eficacia y capa-
cidad de gestión, nada de todo lo hecho hubiera
sido posible. También a Flavia Zelli, cuya colabo-
ración ha permitido que viera la luz todo lo que
hemos emprendido.
Gracias también al Departamento de Teoría de
la Arquitectura y Proyectos Arquitectónicos y a
la Escuela de Arquitectura de Valladolid, porque
nos han apoyado en todo momento y han facili-
tado la gestión económica de toda la actividad
llevada a cabo, incluida esta publicación.
Y finalmente quiero agradecer a todos la con-
fianza en este proyecto colectivo y sobre todo la
paciencia que habéis tenido esperando que esta
publicación, resumen de todo el trabajo realizado,
vea definitivamente la luz.

A los autores de los textos, a los de la casa, y

muy especialmente a los que no lo son, pero
que han tenido la deferencia de acompañar-
nos en esta empresa: Joâo Campos, Fernando
Cobos y Moisés Cayetano.

A los alumnos participantes y al resto del

curso, porque ellos son el punto de partida y
Este libro se terminó de imprimir
el día 11 de noviembre de 2020
en los talleres gráficos de
CARGRAF Artes Gráficas S.L.
Valladolid