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LA DECISIÓN DE ENTREGARLE LA VIDA A DIOS

(Tema de MEP y planeación)


Base Bíblica: Isaías 1:16; Isaías 55:6

El gozo más maravilloso que se vive en cada una de las células de nuestra iglesia,
es el momento en el cual nos comunican nuestros hijos espirituales de la decisión
que han tomado de entregarse a Cristo y ser bautizados en su nombre. Aún los
ángeles del cielo se regocijan por dicha decisión (Lucas 15:7). Pero, ¿qué
representa y cómo impacta esa decisión en la vida de una célula?

La decisión de nuestros hijos espirituales de entregarle su vida a Dios, nos abre la


puerta a una gran cosecha, estimado líder, no podemos pensar en grandes
multitudes de bautismos, si antes no bautizamos al primero, todo comienza con uno.
Te imaginas, ¿Qué pasaría si cada colaborador de célula se ganara a uno para
Cristo? Seguramente se desataría un gran avivamiento de transformación de vidas
en nuestras comunidades. No hay grandes cosechas sin decisión de salvación de
los hijos espirituales.

La decisión de nuestros hijos espirituales de entregarle su vida a Dios, es la mejor


decisión que ellos pueden tomar, ahí son reconciliados con Jesucristo. No hay
decisión más importante y trascendente, ya que en ella va implícita la salvación del
alma y la vida eterna en Cristo Jesús.

La decisión de nuestros hijos espirituales de entregarle su vida a Dios, transforma


la vida de ellos por completo, en el bautismo, es donde nacen de nuevo nuestros
hijos espirituales (Romanos 6:3-9); la Biblia nos considera nuevas criaturas al
entregarle nuestra vida a Jesucristo (2 Corintios 5:17). Entonces, la vida es
transformada por completo e inicia una vida abundante para él y su familia (Juan
10:10b).

La decisión de nuestros hijos espirituales de entregarle su vida a Dios, trae un gran


triunfo al padre espiritual por el trabajo realizado. ¡Qué dicha tan grande es mirar
que el esfuerzo y trabajo que el padre espiritual realizó es recompensado con la
salvación de ese hijo espiritual (Salmo 126:6) “irá andando y llorando el que lleva la
preciosa semilla; mas volverá a venir trayendo sus gavillas”. ¡Adelante estimado
líder, continúa esmerándote en esta labor, ya que una gran cosecha de salvación
viene para tu célula!

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