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Giros Culturales III – Giro Espacial – 13 avril

2018
PAR JOSÉ GONZÁLEZ · PUBLIÉ 19/04/2018 · MIS À JOUR 22/11/2019
El giro espacial ocupa un lugar privilegiado dentro de los giros culturales tanto
por la metáfora del “movimiento”, de “giro”, como por la concepción de espacios
alterables. La noción tradicional de identidad cultural u hogar, pasa a
considerarse un factor de creación de relaciones sociales, diferencias y
entrelazamientos, como un resultado complejo y a menudo contradictorio de
localizaciones, requerimientos de espacio, delimitaciones y exclusiones. El
enfoque de la “cultura como espacio” propone un análisis dinámico desde la
construcción social y su consideración del espacio pone por delante lo sincrónico
sobre lo diacrónico; lo sistemático sobre lo histórico: se resalta la simultaneidad y
las constelaciones espaciales, y la idea de desarrollo evolutivo queda reprimida
(explicación de la historia lineal, con espacios lineales, descubrimiento de
América, nuevo imperio de Estados Unidos, etc…). La relación más significativa
en el giro espacial consta de, por un lado, perspectivas de espacio políticas
(poscoloniales) que ven el espacio como poder y se enfocan en un eurocentrismo
crítico de centro y periferia y, por otro, de aquellas perspectivas que ven este giro
como un aumento de la atención hacia la parte espacial del mundo y su historia.
Formación del giro espacial
El término es introducido por el geógrafo Edward Soja en su
libro Thirdspace (1996). Hoy en día se habla de un redescubrimiento del espacio
como una categoría de las ciencias sociales y culturales, lo que significa que en
algún momento se perdió, de hecho, empezó a tener menor atención a favor de la
perspectiva temporal desde la ilustración y mediante la idea de colonización
unida al pensamiento de evolución del siglo XIX. Otro de los motivos por los que
la espacialización no hubo prosperado pudo estar en el concepto de espacio
desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente en la
propaganda de la Alemania Nazi como “pueblo sin espacio“, „ampliación del
espacio vital“, o incluso el concepto de espacio como campo de concentración.
Sin embargo, a partir de los años 80, comenzó un renacimiento del concepto en
las ciencias sociales y culturales. Motivado por los cambios en Europa como la
caída del muro de Berlin, la entrada definitiva en el capitalismo, la globalización,
hace que el análisis de los espacios vuelva al primer plano. Asimismo, tras el
atentado del 11 de septiembre de las torres gemelas, las diferencias entre norte-
sur, centro y periferia, oriente y occidente, dejaron de ser una ilusión teórica, y
pasaron a formar parte de los centros de atención.
Gracias a su estrecha relación con los análisis de centro-periferia y las temáticas
político-económicas, este giro se ofrece para trabajar conjuntamente con las
teorías poscoloniales, ya que ambas buscan una reestructuración espacial de la
sociedad. Mediante la perspectiva poscolonial los espacios se politizan y ponen al
espacio como una categoría fundamental del poder. Se convierte así en una
herramienta teórica que puede asociarse con las estudiadas en la clase sobre el
giro poscolonial (Edward Said y Homi K. Babbha). Otros teóricos que han
desarrollado conceptos sobre el espacio, junto con Edward Soja, Said y Bhabba,
son Gaston Bacherlard en La poetique de l´espace (1957), Henri Levebre en La
producción del espacio (1974) (una visión marxista y de relaciones sociales
construidas mediante el espacio), como también la teoría del campo social de
Bourdieu o las heterotopías de Foucault, las cuales impulsan discursos críticos
con reflexiones sobre la metrópolis, las estrategias y relaciones de poder, poder y
discurso, y, en el terreno de la literatura, postformalistas como el teórico Yuri
Lotman, cuya teoría del espacio estudiamos en este atelier.
La estructura del texto artístico de Yuri Lotman
En su texto La estructura del texto artístico (1970), Lotman desarrolla una
productiva teoría sobre la semántica de los espacios. Deja la estructura temporal
de la narración en segundo plano y pone de relieve la organización espacial del
texto artístico (el texto literario) y, para ello, propone un modelo espacial
semiótico-estructuralista de fácil aplicación para el análisis de textos narrativos.
Para el teórico, además, no solo los textos literarios tienen una estructura como la
que veremos a continuación, sino que todo orden cultural del mundo está
estructurado topológicamente, es decir que modelos como los sociales, religiosos,
políticos y morales están conceptualizados mediante representaciones espaciales.

Su teoría parte de una división de los textos en dos tipos: los que tienen un
acontecimiento y los que carecen de él. El término acontecimiento se podría
traducir como la “acción” en una narración, el cual divide la estructura global. El
“acontecimiento” consta de tres elementos: 1. Un campo semántico: un mundo
narrado divido en dos subconjuntos que están connotados semánticamente como
contrarios o complementarios. 2. Una frontera o límite entre los dos
subconjuntos la cual es infranqueable en circunstancias normales, pero que puede
ser penetrada por el personaje principal o héroe. 3. El personaje principal,
transgresor o héroe quien es el portador de la acción, eso es, quien puede
transgredir el límite cuyo traspaso permite el “acontecimiento”. Partiendo de esta
división, un texto en el que tiene lugar una transgresión de la frontera – con
acontecimiento -, sería, por ejemplo, la Divina Comedia de Dante. El
protagonista (Dante) atraviesa el límite entre los vivos y los muertos en su paso al
Infierno. Por el contrario, un texto sin acontecimiento sería una obra
como Esperando a Godot de Samuel Beckett, en la que no ocurre un traspaso de
una frontera que dé lugar a un cambio de los espacios en el texto y del campo
semántico.
Los cambios en la semántica de los espacios definen otro punto importante en el
acontecimiento. Los espacios semánticos están definidos en los textos mediante
tres niveles formados cada uno por pares dicotómicos. El primero sería el
nivel topológico, en el que el sistema binario estaría compuesto por los pares, por
ejemplo, “arriba-abajo”, “derecha-izquierda”, “dentro-fuera”. El segundo sería el
nivel semántico, el cual marcaría las diferencias topológicas semánticamente con
pares opuestos usados frecuentemente, como, por ejemplo: “bueno-malo”,
“propio-ajeno”, “natural-artificial”, etc. El tercer nivel sería
el topográfico mediante el cual se concretiza el orden creado de forma
topológica y semántica. Los pares topográficos podrían componerse por:
“montana-valle”, “ciudad-bosque”, “cielo-infierno”, “casa-calle”, etc.
Los límites topográficos son límites clasificadores solo cuando están codificados
topológica- o semánticamente porque solo las transgresiones de límites
clasificados funcionan como “acontecimiento”. Esto significa que el paso de un
límite espacial como la entrada en una casa que no implique un cambio
semántico y topológico, no representa un acontecimiento en el texto. Por el
contrario, un traspaso con un cambio semántico y topológico en el texto, sí. Por
ejemplo, la entrada por el balcón de Don Álvaro en la tragedia romántica Don
Álvaro o la fuerza del sino, representa un acontecimiento porque tras su entrada
se produce una violación de los límites que adquieren una semántica nueva:
desgracia, deshonra, muerte, etc.
Para Lotman, este orden espacial es el elemento organizar alrededor del cual se
organizan los textos, incluso los que no tienen características espaciales. La
configuración espacial es vista por el autor como un lenguaje que expresa las
demás relaciones no-espaciales. Además, para el autor los textos con
acontecimiento pueden ser de dos tipos: los revolucionarios y los restitutivos. En
los textos revolucionarios hay un traspaso de un límite que altera el orden del
mundo representado el cual queda así tras el acontecimiento. Por el contrario, en
los textos restitutivos puede ocurrir que haya este traspaso y la consecuente
alteración del orden, pero que finalmente este orden se reinstaure. Pero también
puede que no haya un traspaso del límite por parte del héroe a pesar de haberlo
intentado.
En la última parte del seminario, hemos tratado de aplicar la teoría de Lotman a
una de las Novelas ejemplares de Cervantes: La fuerza de la sangre. Hemos
analizado el texto topológica-, semántica y topográficamente, hemos estudiado
los espacios y finalmente hemos realizado un análisis de la novela a través de una
concepción espacial. Entre los presentes ha tenido lugar una larga y fructífera
discusión acerca de la subjetividad de las diferentes concepciones espaciales y
sobre las diferentes opciones posibles para un análisis semántico-espacial del
texto presente.
Bibliografía
Bachelard, Gaston, La poétique de l’espace. Paris: PUF, 1958
Bachmann-Medick, Doris, Cultural Turns. Hamburg: Rowohlt, 2006
Barney Warf & Santa Arias (eds.) The Spatial Turn: Interdisciplinary
Perspectives, Routledge, Londres-Nueva York, 2009
Bhabha, Homi K., The Location of Culture. Londres: Routledge. 1994
Foucault, Michel, Dits et écrits (1984), T IV, « Des espaces autres », no 360, p.
752-762, Gallimard, Paris, 1994
Lefebvre, Henri, La production de l’espace. Paris: Anthropos, 1974
Lotman, Youri, La structure du texte artistique. Paris. Gallimard. 1973
Soja, Edward, Postmodern Geographies: The Reassertion of Space in Critical
Social Theory. London: Verso Press, 1989.
Soja, Edward, Thirdspace: Journeys to Los Angeles and Other Real-and-
Imagined Places. Oxford: Basil Blackwell. 1996.

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