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Administrando La Uncion
Administrando La Uncion
Hechos 1:8:
El poder o la unción de Dios viene cuando el Espíritu está sobre nosotros. El
espíritu no es un poder, Él es quien da poder a aquellos que pueden guiar y
testifican de Jesús.
Hechos 8:18-23:
Debemos guardar nuestro corazón para tener una actitud correcta delante del
poder de Dios. Debemos entender que Cristo sea exaltado y predicado, no
nosotros.
¿CÓMO SE ADMINISTRA?
Con la imposición de manos (Hechos 2:1-4)
Durante una prédica o culto, sin imposición de manos ( Hechos 11:15)
Durante la oración (Hechos 2:1-4)
Al oír con fe (Gálatas 3:5)
Por medio de la profecía (1ª. Juan 4:14)
LA FE Y EL PODER:
Cada uno según el don que ha recibido: Saber el don que Dios me ha
dado y quien soy en Cristo. Todos tenemos algún don de Él (1ª. Corintios
12:7). Se ministra según el don que tengo y no según el que otro tiene.
Los dones se reciben por profecía e imposición de manos y hay que
cuidarlos y avivarlos (1ª. Timoteo 4:14, 2 Timoteo 1:6).
Minístrelo a otros. El poder es para servir a otros y no para servirse de
él. (hechos 1:8)
Como buenos administradores de la gracia de Dios: administramos la
gracia en nosotros a través nuestro y la unción no es algo que
obtenemos por obras o dignidad, sino por misericordia. Pero aún en esa
gracia debemos ser fieles, como buenos administradores (1ª. Corintios
4:2). Debemos ser constantes en la oración, ayuno y búsqueda de Dios,
en el estudio de la Palabra y en la consagración.
Debemos hablar según las Palabras que Dios dice. Escuchar a Dios es
básico para enseñar (Juan 8:38)
Debemos ministrar según su poder. No podemos ministrar sin poder,
sino esperar en El para administrarlo.
Debemos Recordar que el Espíritu es como un viento (Juan 3:8). No lo
vemos ni oímos, pero si podemos ver y oír las manifestaciones del
viento en las personas (Hechos 2:33). Debemos ir detrás de Él,
ministrando en sociedad con Él, y veremos la gloria de Dios manifiesta
en su pueblo