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Perceptions

PERSEPTIONS
Diego Araujo

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Perceptions

ÍNDICE

I. ............................................................................... 4

IS THERE ANY MONSTER? ................................ 5

BAJO LA CAMA .................................................. 7

SIN HISTORIA ................................................... 10

DEL REVÉS ........................................................ 12

DENTRO ............................................................. 14

II. ............................................................................ 17

NADIE LLEGÓ A LA CUMBRE ........................... 18

RÍO ..................................................................... 21

EBRIOS............................................................... 27

III. .......................................................................... 32

HORIZON MIND ................................................ 33

NO ...................................................................... 35

HEAD ................................................................. 37

IN THE CITY ...................................................... 39

2
Perceptions

IV. .......................................................................... 42

FLOR .................................................................. 43

WALLS ............................................................... 46

V. ........................................................................... 48

A CABALLO REGALADO… ................................ 49

SE RENTA UN CUARTO .................................... 51

AN I.A. ................................................................ 55

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Perceptions

I.

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Perceptions

IS THERE ANY MONSTER?

Al llegar a la cúspide de la colina,

encontraron una pequeña caverna. En su

interior encontraron una especie de cama

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rústica, cubierta con el cuero de una res.

Olía a humedad y a tibieza, el olor que

queda al salir. Atrás de ellos, el sol

empezaba a aparecer por el horizonte;

distante, como una promesa imposible de

sostener. Uno de ellos se aproximó al

fondo de la caverna, a donde ya no llegaba

la luz. Estiró su mano para tocar la pared y

sobre sus dedos sintió la humedad de

gigantescas fauces de algo que aspiró su

aroma, y la sensación lo pasmó ahí mismo.

A su alrededor, la oscuridad empezó a

aspirarlo llenándolo de un fétido olor a

podredumbre que chocó contra su cara.

No se escuchó ningún grito.

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BAJO LA CAMA

Bajé por el camino de tierra. Estaba

enlodado, tenía los pies descalzos y la

madrugada fría olía a eucalipto. Me guio la

costumbre de haber subido y bajado


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tantas veces por ese estrecho camino.

Estaba asustado. Sentí tibieza resbalar por

mi mano. Goteaba sangre. Avancé hasta la

vieja cabaña. Resbalé un par de veces y

mis caídas sonaron como un abrazo sobre

el pajonal. Finalmente, llegué hasta la vieja

cabaña de la cocina de leña. Atranqué la

puerta con un leño, observé mi mano. El

silencio se expandió como un elástico,

esforzándose hasta su máxima tensión

antes de explotar. Luego, el ruido

estremecedor de su agudo olfato. Esas

grandes fosas aspirando atrás de la pared.

Sentí su tenebrosa presencia sobre mí.

Sabía que la puerta de la habitación no

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podría contenerlo mucho tiempo.

Recuerdo que sonreí cuando me lo

advirtieron: “Adiós papá. ¿No te da miedo

quedarte solo? Hay un mostro debajo de

mi cama.”

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Perceptions

SIN HISTORIA

Esa sombra infantil, el fantasma que

habita esta casa, carga consigo una foto

en blanco y negro que muestra un camino

de tierra que se pierde en perspectiva. Al


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Perceptions

fondo de este camino está una casa de

barro. La casa está encuadrada en el

centro de la foto, sobre ésta se levanta

vertical, como una espada, un árbol de pino

envejecido. Junto al árbol se distingue la

silueta de una mujer que carga un bebé, lo

levanta hacia el cielo, como una ofrenda.

Están felices. Esta foto es toda su historia.

No recuerda nada de su madre, ni se

recuerda a sí mismo.

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DEL REVÉS

Desde su corazón, la ciudad del revés

extiende poco a poco un agujero verde que

se traga todo a su paso. La periferia va

siendo el único lugar habitable y gris para


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quienes aún creen que podrán revertirlo

(oficinistas y burócratas), pero la verdad

es que la ciudad del revés está condenada

a su extinción. La idea habitual de urbe se

ve irrumpida por este repentino espacio de

una ciudad que muta hacia lo salvaje. Las

emociones no son las acostumbradas, el

andar de sus habitantes es lento y la

sensación de paz se expande

continuamente. Aquí, en este bosque

metafórico, la civilización perece frente a

la vida.

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DENTRO

Todo estaba oscureciendo cuando

esa gigantesca boca empezó a tragar.

Traté de correr, al principio, pero luego me

di en cuenta de la inutilidad del gesto. La


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Perceptions

boca enorme se cerraba fue como si las

montañas alrededor se juntaran para

oscurecer totalmente el cielo, y en ese

extenso bosque, yo me sentía solo, a pesar

de que sabía que no era el único que

estaba por ser engullido.

Ya dentro de las densas fauces sentí

la humedad del aliento del monstruo, y el

mundo se volvió de repente otro mundo.

Poco a poco, empezaron a aparecer

personas, y su luz iluminaba la enorme

cueva que ahora nos contenía. No tardaron

en levantar carpas de tienda, y poner en

venta algunos productos, como una feria

en medio de la desgracia. No lograba

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comprender la razón de su actitud. Me

aproximé a una anciana que reposaba

serenamente sobre una roca, ignorando

completamente el hecho de que habíamos

sido tragados, quería saber lo que sucedía.

— Mejor póngase cómodo y busque

un lugar en dónde quedarse, piense en una

casa, consiga un oficio. Este monstruo que

nos ha tragado se tardará cien años en

digerirnos.

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II.

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NADIE LLEGÓ A LA CUMBRE

— Papá, que en paz descanse, decía que

esta montaña solía comerse a quienes se

adentraban en ella a mitad de la noche. —

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Dijo, como quien pretende desafiar a su

destino, mostrando con su mano el

sendero que se estrechaba y ascendía

hacia esa oscuridad gélida. Nevaba un

poco y las linternas alumbraban una

sábana blanca que tras de sí ocultaba el

páramo y la bastedad de la noche y su

oscuridad.

Por un momento, la nevada se detuvo y

pudimos ver la noche limpia y profunda. De

pronto, el frío chocó en la cara, como un

zarpazo, como el aliento de una bestia

abismal y hambrienta, que era al mismo

tiempo el frío y la piedra; entonces, lo

vimos gritar y perderse entre afilados

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dientes de marfil. Su grito se tragó la

noche en esa oscuridad limpia, y volvió a

nevar de inmediato. Miré el reloj: 12:01.

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RÍO

Madre soltó a Roger de sus piernas

mientras descansábamos esa noche en el

jardín, alrededor de una fogata. Roger era

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un perro tonto que había llegado apenas

un par de semanas atrás; pero su misma

estupidez lo volvían divertido. Aprendimos

a quererlo. Corría alrededor de quien

llegaba, se le tiraba en frente y esperaba

que le raspen la panza. Corría hasta chocar

contra la puerta de vidrio, y cada tiempo se

le olvidaba, y volví a chocar, y volvía a

chocar. Pero cuando lo soltaban fuera,

corría como un desalmado.

Madre lo tenía en sus piernas, y el

perro lamía su mano, mientras ella

sostenía con la otra un cigarrillo. Madre

fumaba con la mirada al frente, al

horizonte siempre, como si tuviese un

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orgullo patriótico al que no podía renunciar

y que se lo reconocía en cada

inhalada/exhalada de las cenizas que se

quemaban al otro lado de su boca,

consumiendo el cigarrillo. De pronto,

Roger mordió la mano de mi madre, quien

se atoró por un momento para luego, con

un sacudón de su mano, lanzar al animal al

suelo, de donde desapareció de inmediato,

corriendo hacia su oscuridad.

No esperamos demasiado para correr

atrás de él. «Roger» gritábamos mientras

corríamos en su búsqueda. Se convirtió

con facilidad en una sombra que aparecía

y desaparecía entre los pajonales, que en

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la oscuridad se veían como penachos,

como biombos que tejían un laberinto por

donde transitan conejos, donde cenan los

zorrillos.

Se dirigió hasta uno de los riachuelos

gélidos del pajonal. Se lanzó al agua

helada de esa noche y lo vimos

desaparecer. Entonces corrimos, y aun así

no logramos alcanzarlo. Yo llegué atrás de

madre, quien ya lo sostenía en sus manos,

como un pedacito de cristal. Se había

congelado. Gritó de horror y al intentar

sacudirlo para regresarlo, ese cuerpo

pequeño y peludo se fracturó como un

pedazo de cerámica. Vi en su cara la

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Perceptions

mueca de todo lo que duele dentro, de los

músculos que no pueden más que

retorcerse hasta perecer, para luego dejar

caer su cuerpo en el helado riachuelo. Al

llegar la alcanzamos, pero al levantarla, se

irguió como una sombra gigante que

oscureció la poca luz de aquella noche de

luna menguante.

Sus manos estaban gélidas, y

parecían a punto de quebrarse también,

como el perro, como el viento que

transitaba lento y preciso, como la razón

que escapó de pronto para no tener que

dar cuentas de todo lo absurdo. La solté,

por miedo a quebrarla y su mirada se

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Perceptions

ahogó hasta ser también la sombra que,

tras pocos segundos, finalmente la soltó y

se perdió por donde el cauce del río nacía,

caminó en sentido inverso hasta parecer y

ser entonces la oscuridad.

— Yo lo maté. —dijo—. Lo hice porque

estos ríos son también las venas de Dios.

Los ríos son las venas de dios.

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EBRIOS

Caminamos ebrios por la madrugada.

El show había terminado hace algunas

horas, pero nuestra fiesta seguía.

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Teníamos una poma de trago de puntas y

no pararíamos hasta vaciarla. Fue así

como anduvimos de trecho en trecho

hasta que la madrugada se coló sin piedad

por debajo de nuestras prendas y

empezamos a tiritar de a poco, primero

como un leve cascabeleo, como mascar

migas de pan, pero luego los dientes

martillaban a causa de una mandíbula

descontrolada, luego, el cuerpo se fue

contrayendo. El alcohol había hecho lo

suyo y nosotros no éramos para nada

nosotros. Descendimos una calle oscura y

la penumbra de la madrugada empezaba a

aclarar de a poco, dejando ver el hielo que

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Perceptions

flotaba en el ambiente, en forma de nube

dispersa, una nube regada, como un manto

de leche. Encontramos al final de la calle

una casa en construcción. Adentro, el

suelo aún de tierra, pilares grises

levantados y paredes sin ventanas.

Encontramos alguna tabla llena de restos

de cemento e intentamos encenderla con

un mechero que al poco rato se agotó sin

siquiera calentar el borde de la madera.

Nos recostamos sobre ella y pensamos

que dormir ayudaría. Desperté al rato. El

cuerpo gélido no parecía recomponerse y

nuestra condición se había agudizado. Lo

noté cuando intenté levantarme, pero mis

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manos no se movieron sino hasta que tuve

que empujarlas con algo más que la

voluntad de hacerlo. Los miré, estaban

dormidos y sus cuerpos se sacudían

convulsos por el frío que era también un

fantasma, capaz de atravesar muros,

carne y huesos para dejarlos limpios e

inmutables en su gélida imagen azul.

Los sacudí, quería gritar, pero el grito

se atoraba en el estómago comprimido, el

grito era un puño en el vacío. Los cuerpos

convulsos continuaron en su sueño

agónico hasta que finalmente se

detuvieron. Intenté sacudirlos, pero eran

entonces un bloque sólido, una pieza de

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Perceptions

mármol, pálidos, hermosos y acurrucados.

Salí en busca de ayuda, caminé pocos

pasos y finalmente caí. El sol llegó antes

que mi muerte.

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III.

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Perceptions

HORIZON MIND

Al filo del horizonte, distante, se

distingue una piedra, que refleja la luz de la

luna en noches claras y se la contempla

como un pedazo de plata. La elegancia es


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su silencio y sosiego. El cuadro está

compuesto por su presencia limpia

contrastando con el universo, distante y

silencioso. Su soledad es un monumento.

El horizonte abruptamente se distorsiona

por su silueta que asciende, se prolonga y

desciende para dar continuidad a esa línea

que siempre nos ve a la altura de los ojos.

En la oscuridad, su dureza es compasión.

Una piedra, en el horizonte, reposa,

contempla su propio ser, se compadece de

su brillo.

Una piedra latente es el silencio de Dios.

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Perceptions

NO

Estar solo. Abrazar el silencio. Porque

la soledad es silencio. Nadie está solo

cuando afuera truena, o el mundo

convulsiona en su trajinar: autos, perros,

pájaros, gemidos, llantos, gritos. No es


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Perceptions

posible estar solo cuando se escucha y se

quiere escuchar la vida. Solo es posible

abandonarse hacia dentro, en el silencio

absoluto que nunca emerge. El silencio de

adentro es infinito e inunda. Por fuera el

silencio abruma porque precede a la

revelación de que no estamos solos.

Abandonar un fantasma es

despojarse de la sombra.

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Perceptions

HEAD

Hay un misterio líquido. Una cabeza

que se avienta a un precipicio. Cae con su

redondez perfecta, girando en el aire,

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Perceptions

imitando al mundo. Al final, el cráneo se

destroza violento y brutal contra las rocas

de los acantilados, no se inmutan. El

sonido es un crujir que nadie escucha. La

mirada de las cabezas logra desprenderse

del cuerpo en su soledad.

La cabeza es una lágrima que rueda.

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IN THE CITY

Detesto las calles agolpadas de

gente. El ritmo acelerado de andar.

Apresurado, siempre apresurado. Un

hombre me golpea en el hombro al pasar.


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Perceptions

No se ha regresado a ver, lleva grandes

audífonos y rápidamente se pierde entre

todas las gentes que avanzan. Imagino

que es así como un río se llevará las

piedras. Estar siempre a merced de la

corriente.

Tengo hambre. Los restaurantes

están llenos. Hay turistas por todos lados.

Quizá aquí mismo, hoy es un día de fiesta,

pero yo no lo sé. No he hablado con nadie.

Nadie me habla. Compro una bebida, algo

de pan y queso. Entre empujones logro

alcanzar la puerta del edificio. Tomo el

ascensor y por un momento el

pensamiento se detiene.

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Perceptions

El ascensor es una tregua a la vida y el

pensamiento.

Mi habitación es el silencio.

La soledad la soporto estando sola.

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IV.

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Perceptions

FLOR

Estaba seguro de que tenía atorada

una flor en la garganta. De no ser así, cómo

podría explicar que cada mañana en su

boca posaba un colibrí. En su boca abierta


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Perceptions

que le hacía babear cuando dormido.

Descubrió que había un colibrí que sorbía

de un néctar dulce que dejó caer en su

lengua al ser descubierto y escapar, como

lo ha venido haciendo cada mañana. Pero

ahora, la garganta dolía, y él imaginaba esa

flor, la imaginaba amarilla, abultada, como

si fuese una lechuga, sosteniéndose en un

tallo robusto que, al no tener a dónde

extenderse, se le empezó a anudar en la

garganta.

Sintió sus espinas clavársele desde

dentro.

Así pasó, noche tras noche. El colibrí

dejó de asistir a su boca en las

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Perceptions

madrugadas. Lo supo porque ninguna de

ellas había podido dormir. Imaginó la flor

muriendo. Pereciendo a causa de sus

bordes y de los tallos que la aplastaron

contra las paredes de su propia garganta.

Sintió compasión por la flor, decidió

liberarla.

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Perceptions

WALLS

Todavía recuerdo el brillo de su

sangre y las lágrimas en sus ojos.

Entonces fueron la pureza. La antesala de

la muerte es el punto álgido de la vida. El


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Perceptions

borde en donde explota y desaparece. Le

dije a mijo, que todo sería mejor así. Sin él.

Alguna vez se lo dije, lo recuerdo. Me pidió

que me retractara, pero no lo hice. Lo miré

a los ojos, le dije que era cierto. Que así

sería, y así lo he hecho. Y no tengo que

agachar la cabeza por eso. Me lo recuerdo

cada día, como una bandera que es izada

en honor a los héroes de guerra, a la patria,

a los muertos. Por eso lo hice. Y no me

retracto, porque es lo único que recuerdo,

antes de estas paredes blancas.

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Perceptions

V.

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Perceptions

A CABALLO REGALADO…

Resultó al final, que no había sido tan

generoso como parecía. Las aves que nos

regaló tardaron un día en decaer. Estaban

todas enfermas. Entonces Manuel salió en


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Perceptions

busca de medicamento. Se gastó los

pocos ahorros para salvar a las pobres

gallinas que parecían empezar a

paralizarse. ¿Por qué no las dejas morir

nada más? Le pregunté. “A caballo

regalado (…)”. Respondió, y continuó con

su tarea. Manuel jamás interpretaba bien

un refrán.

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Perceptions

SE RENTA UN CUARTO

Esa noche regresó. En medio del frío y

la lluvia, vio que todavía existían algunas

luces encendidas a la entrada del pueblo.

Le quedaba cerca la casa de su tía y para


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Perceptions

la suya tendría que caminar un poco más

hasta el centro. Recordó entonces la

advertencia de su padre: “Esta será la

última vez que te aguantamos tus

huevadas en esta casa. Lárgate otra vez y

mejor ya te vas no más quedando”.

Dos días después, sus amigos lo

recogieron para irse a pasar tres días en

una casa de playa que les habían prestado.

La experiencia, como todas, fue increíble,

pero las aventuras empezaban a volverse

monótonas. Beber, escuchar rock, y hablar

del heavy metal. De vez en cuando,

gozaban con la compañía de alguna chica

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Perceptions

un poco afín a ellos, es decir, bastante

apática.

Ahora estaba allí, en el frío de la

madrugada, con mochila en mano, y un

sentimiento de arrepentimiento que le

subía por la espalda. Decidió pasar por

donde su tía. Ella lograría que las cosas

sean más tranquilas; que la puteada no

pase de ser una puteada; que nadie se vea

en la necesidad de romper un palo de

escoba en su lomo maltratado por las

continuas resacas y el largo viaje. Cuando

se aproximó a la puerta, vio el letrero

colgado en la ventana que daba a la calle.

El mismo día de su partida, su padre había

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Perceptions

lanzado todas sus cosas a la calle y, con

brocha en mano escribió el mensaje con

letras negras sobre un pedazo de madera

de fondo blanco.

Dudó, y justo antes de llamar a la

puerta, se resignó y regresó por donde

venía. Pensó en la determinación de su

padre. Ese hombre que jamás se habría

retractado de una sola palabra.

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Perceptions

AN I.A.

: Creo que todo terminará aquí.

: Lamento que estés pasando por

esto. Pero soy una I.A. y no puedo

ayudarte. Te recomiendo que visites un


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Perceptions

profesional quien pueda brindarte el apoyo

necesario.

: No hay apoyo necesario, ¿sabes?

: Problemas como la depresión, el

estrés, tienen naturaleza neurológica. Un

profesional de la salud está capacitado

para revertir formas de pensamiento que

provocan actos violentos contra la propia

integridad.

: Yo no lo creo así. Supongo que es

cuestión de querer hacer algo y ya.

Voluntad propia, se llama. Y claro, dirán

que no es voluntad. Porque eso es de

cobardes. Pero esa gente no entiende

nada. La valentía que implica el diseñar un

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Perceptions

plan, definir día y hora, de forma

milimétrica cada detalle para no fallar.

Para hacerlo bien hasta el final. Eso me

genera una especie de satisfacción.

: Los temas abordados están

restringidos en estos chats. He sido

configurado para no violentar normas

morales y códigos éticos. En caso de

persistir en su tema de conversación, la

cuenta será suspendida.

: La ética vale más que la vida?

: Ha sido advertido. SUSPENDED

ACCOUNT

: Debí suponerlo. La IA está creada a

imagen y semejanza del hombre.

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