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Silo - Tips - Futbol Profesional y Mi Modelo de Juego Laureano Ruiz
Silo - Tips - Futbol Profesional y Mi Modelo de Juego Laureano Ruiz
y
Mi Modelo de
Juego
Laureano Ruiz
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1ª edición: Octubre 2010
© Laureano Ruiz
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DEDICATORIA
3
ÍNDICE
PRÓLOGO 6
LA GRAN ÉPOCA 22
EL MUNDIAL-66 24
EL AJAX Y CRUYFF 28
FUTBOLISTAS ALTOS 30
LOS GUARDAMETAS 36
• EL META MODERNO 41
• PREPARACIÓN PSICOLÓGICA 45
4
• SISTEMA 4-3-3 80
• SISTEMA 4.4.2 82
• SISTEMA “CERROJO” 85
• SISTEMA 4.2.3.1 89
• SISTEMA 3.3.3.1 92
• SISTEMA GUARDIOLA 95
BIBLIOGRAFÍA 148
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PRÓLOGO
Yo tuve más suerte. Soy de ciudad y desde el primer día tuve una enseñanza
futbolística de primer nivel, con buen material y profesores cualificados. Y ade-
más, al número uno, detrás de toda la organización, al número uno, al más sabio.
Conocí lo que significaba disciplina. Gané más que perdí, hice del balón mi mejor
amigo, como él siempre me decía, y empecé a hacer realidad mi sueño.
Jugar con niños mejores que yo me hizo espabilar. La tocaban muy bien,
la paraban y la pasaban con precisión. Yo tuve que correr más que ellos,
apretar los dientes, desarrollar mi intuición y mi orgullo. Tal vez tenían
guantes en los pies pero con eso no íba a ser suficiente para superarme.
Supervivencia desde el trabajo, desde la cultura del esfuerzo.
Jugar con niños mayores que yo me hizo espabilar. Eran más altos, más fuer-
tes y más rápidos así que tuve que construir mi fútbol pensando antes que los
demás y haciendo correr el balón más que los rivales. Supervivencia desde el
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talento. El balón siempre me quiso mucho, tal vez, porque yo siempre lo traté con
mucho cariño. De niño hasta le dí besos...
Y viniendo por caminos muy diferentes el fútbol nos ha unido. Hoy somos
grandes amigos, inseparables almas unidas por la pasión hacia un balón. Dos
años de diferencia en edad, estados civiles distintos, equipos rivales, otras
realidades. Pero un mismo final: el conocimiento del fútbol y de la vida a partir
de unos valores innegociables: el balón por el suelo, por las bandas, hacia
la portería rival y como forma de disfrute para los practicantes y los espec-
tadores. La vida, como consecuencia de los valores aprendidos a través del
deporte, la capacidad de trabajo, compañerismo, compromiso, disciplina, ge-
nerosidad, respeto, responsabilidad, sacrificio, capacidad de superación... y
equipo, la palabra mágica, equipo por encima de todo.
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referente en todas partes, es la envidia del mundo entero. Un honor haber
colaborado. Y un honor participar en este prólogo porque Iván siempre me
dice que no me equivoque, que el padre de la idea es Laureano Ruíz y que
lo tengo que conocer.
Aquí os presentamos
parte de su sabiduría, mu-
cha de su experiencia y to-
dos sus consejos para que
disfrutéis del fútbol, de ‘su’
fútbol, que también es el
nuestro. No es un libro más
así que no lo tratéis como tal.
Es una joya. Es el ‘FÚTBOL’
en mayúsculas.
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EL AJAX Y CRUYFF
Como es lógico, no todos lo equipos actuaban, “sin jugar”. Los conjuntos “nor-
males”, desarrollaban este tipo de fútbol: si atacaban y perdían la pelota, se ve-
nían atrás, a las proximidades del área propia, para cerrar los espacios y, ante el
lógico adelantamiento del rival, encontrar claros mediante el contraataque veloz.
Así transcurría el juego con repliegues y despliegues constantes (hasta enton-
ces era inconcebible que un atacante neto, hiciera trabajo defensivo). Con este
fútbol de contraataque, queda claro que el medio campo no interesa y se cede al
adversario. ¡Ojo!, se cede, no se pierde.
Entonces llegó el Ajax con un juego de ataque, en campo contrario y con un
ritmo fortísimo, que nunca decaía. Si en las proximidades del área rival – o den-
tro de ella-, perdían el balón, el equipo en bloque –los primeros los delanteros-,
intentaban recuperarlo con gran éxito, ya que los adversarios –principalmente
sus defensas-, sorprendidos por aquella oposición inesperada, no acertaban a
reaccionar y, desorientados, encajaban goles increíbles.
Anteriormente hemos destacado a los grandes equipos, en los que prevalecía
la calidad inteligente. Para ellos, lo básico era hacerse con el balón anticipán-
dose a la acción del adversario y luego desbordarlo con inteligencia, habilidad y
destreza. Estas no eran las características del Ajax, ya que su juego era fuerte,
duro y con muchos choques. ¿Y la calidad?. Realmente los virtuosos no abun-
daban –sólo Keizer y el fabuloso Cruyff-, ya que los restantes destacaban por su
capacidad de trabajo, coordinación colectiva y un espíritu de lucha encomiable.
Se cree que el Ajax triunfó por su gran preparación física. Un tremendo error.
Los jugadores –incluidos los delanteros-, cuando perdían el balón, solo tenían
que correr 5-7 metros para recuperarlo, siempre que el esfuerzo fuera general y
coordinado. Pero si esto no existía, cada jugador tenía que correr 50-60 metros
y, además, el esfuerzo resultaba baldío.
Esta forma de jugar, que luego fue copiada en todo el mundo –comenzando
por el Milán de Sacchi-, han sido muchos los técnicos que se han atribuido su
paternidad, pero nunca se ha nombrado al verdadero inventor del sistema: Jany
Van Der Veen. Además, fue el que descubrió a Johan Cruyff.
Éste se hace entrenador llegando al Ajax y después al Barça, cuando predomi-
naba aquél “fútbol no fútbol” de pases al “escoba” rival. En ambos clubes implan-
tó el sistema de Jany Van Der Veen, pero apostando por jugadores creativos, de
calidad e inteligencia, no importándole en absoluto la fuerza ni la estatura.
Como es lógico, volvió a los extremos–extremos para formar un amplio frente
de ataque, asaltar constantemente al rival pero sin prisas y buscar el momento
de acelerar el juego para llegar al remate. Atención: todos vimos la posesión del
balón y los excelentes pases, pero no todos apreciaron los movimientos sin ba-
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lón –“entrar-salir”, “ir-venir” y viceversa-, que fueron una pesadilla para los riva-
les. También utilizó un gran “pressing” al perder el balón, para recuperarlo cerca
de la puerta rival. Y otra vez con el balón, “tocar” y “tocar” hasta que la posición
de los rivales les invitaba a buscar la verticalidad, gracias al trinomio espacio,
desmarque y pase. Como verán, el mismo gran juego de húngaros, argentinos,
brasileños y españoles que antes hemos citado y admirado.
Cruyff al principio fue discutido pero, sin duda, su Barça con Koeman, Guar-
diola, Laudrup, Romario, Stoichkov, Beguiristain, etc, ganó y convenció gracias a
un juego excepcional; por algo se le conoció como el “Dream Team”.
Para mí lo más grande que hizo fue terminar con el “anti-fútbol”. Muchos en-
trenadores del Mundo –no sólo los de España-, le imitaron y sus equipos trataron
de lograr un juego de calidad. Los que más le ayudaron fueron técnicos amantes
del juego ofensivo: Pedroto, Duarte, Ferguson, Michel Hidalgo, Tele Santana,
Wenger, Menotti, Platini, Valdano… y últimamente Rijkaard y Guardiola.
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FUTBOLISTAS ALTOS
30
Munitis (1,67), estuvo 4
años en el “B”, “¡¡porque
era pequeño y no podía ju-
gar en el Racing!!”
“... Y NO SABER JUGAR
AL FÚTBOL”
Hace muchos años -yo era entrenador del Rácing de Santander-,
el Presidente me notificó que tenía un compromiso y que probara a
un jugador. Era de raza negra, guineano y estudiaba y practicaba
atletismo en Madrid (recordman de España en 100 y 200 metros).
Problemas familiares le habían lleva a intentar la aventura del fútbol. Tam-
bién influyó que su primo Jones, jugador del Atletico de Madrid, le animó
a ello.
El primer día, en un entrenamiento suave, demostró que físicamen-
te era un portento. Pero para mi lo sorprendente fue que las recepciones,
conducciones y centros sobre puerta – jugaba de extremo-, fueran de ex-
celente nivel; tanto que pensé podía ser la solución a los problemas que
teníamos en el ataque. Era el futbolista más veloz y fuerte de España y
poseía una técnica muy notable, por lo que teóricamente, debía ser un ju-
gador destacado.
Al día siguiente hicimos partido y todo fue decepcionante. Descubrimos
que no sabía marcar ni desmarcarse. Es decir, no sabía jugar al fútbol.
Por ello, sus grandes virtudes – que las poseía-, no las aprovechaba. Aún
recuerdo a uno de sus compañeros, con el balón, dispuesto a realizarle ese
pase que en el argot futbolístico llamamos “al hueco”. En ese instante, el
central – lento y algo lesionado-, salía al cruce pues preveía lo que iba a
pasar, mientras Jones se mantenía quieto, apático, ausente en la banda.
Cuando el pase salía de los pies de su compañero, Jones comenzaba a co-
rrer con una velocidad, zancada y estilo maravillosos. Pero al balón llega-
ba antes el defensa semicojo… entonces
descubrí que se puede tener una magní-
fica condición física, un notable manejo
del balón y no saber jugar al fútbol.
Ahora bien, los bajos aventajan a los altos en otros aspectos técnicos: al tener
el centro de gravedad mucho más cerca del suelo, tienen menos oscilaciones y
pueden efectuar el desplazamiento y reposición del mismo, con una rapidez que
nunca podrán alcanzar los de estatura elevada. En resumen, que la arrancada,
el frenado, los movimientos cortos para atrás y adelante, los giros y los cambios
de dirección – todo lo cual realiza el futbolista constantemente-, serán mucho
más veloces si los ejecutan los bajos, que si los desarrollan los altos. Por ello,
los grandes dribladores son bajos y de paso breve.
Quede claro una vez más, que no quiero infravalorar a los futbolistas de es-
tatura elevada, ambos tipos de jugador son válidos y se complementan entre sí,
como lo demuestra que los grandes equipos o selecciones, siempre han estado
formados por futbolistas de muy diversas tallas.
Esto me lleva a la Selección Española. Desde hace más de 40 años, los se-
leccionadores han llamado a futbolistas altos, fuertes, luchadores y trabajadores.
Opinaban así: los rivales son altos y muy fuertes. Además tienen una mejor con-
dición física de base y, con su fortaleza, superan a nuestros jugadores, técnicos,
pero de escasa estatura. Hay que poner a los fuertes.
Lo anterior era recibido –aficionados, directivos, críticos y técnicos-, como una
gran verdad. Por ello, se apostó por los grandes y fuertes, año tras año y Mundial
tras Mundial (hasta defensas mediocres jugaron de centrocampistas –recuerden
a Ríos-, zona donde es imprescindible la creatividad).
En realidad lo expuesto era una gran mentira, como queremos demostrar:
• 1. Para superar a un equipo técnico, de gran calidad, hay que utilizar una
mayor calidad que difícilmente se posee o a base de velocidad, marcaje, antici-
pación y fuerza.
• 2. Pero ante un rival físicamente muy superior, por su dureza y velocidad,
aparte su gran espíritu de lucha hay que intentar superarle con habilidad, inteli-
gencia, astucia y colocación.
• 3. Llevo años luchando contra esa opinión generalizada, que valora grande-
mente las faltas “tácticas”, “inteligentes”. Increíble que se aprecie la impotencia.
Además el balón sigue en poder del rival y no se puede poseer el control del par-
tido sin el esférico. Creo que lo correcto es no hacer falta, arrebatar la pelota al
rival y entregársela a un compañero, como hacen o hicieron Mauro Silva, Dunga,
Makelele, Toure, Mascherano y -en la selección- Senna y Busquets.
Luís Aragonés tampoco fue la excepción colocando - como sus antecesores-,
a los altos, fuertes y luchadores. Como aquello no funcionaba, llegó un momento
en que lo vio claro y diáfano. Inmediatamente montó el equipo sobre la calidad,
la técnica y el sentido de la improvisación durante el juego. También sobre la
fortaleza de los altos y la astucia, picardía y habilidad de lo pequeños. Con todo
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ello y el mejor portero del mundo, España ha realizado un juego magistral, mag-
nifico, colosal.
Creo que la senda del fútbol español, su camino – Del Bosque lo sigue-,
ya está trazado. Se basa en estas cualidades: técnica, habilidad, inteligencia y
calidad. ¡Ah! y que no se cambie si llega alguna derrota. Que llegará. En el fút-
bol nadie gana siempre. Equipos, jugadores y entrenadores a veces ganamos
y otras perdemos. Aquellas palabras de Lineker. “Fútbol: deporte en el que los
alemanes ganan siempre”, fue otra solemne equivocación, como se demostró en
la final europea y en le Mundial-10. Alemania perdió.
Naturalmente no puedo olvidarme del Barça de Guardiola y de su juego
excepcional. Muchos dicen que es el mejor conjunto de la historia del Barça; lo
que está claro es que ha hecho historia en 2009, con sus títulos. Como todos sa-
bemos, junto a futbolistas altos, están Messi, Xavi, Iniesta, Alves, Bojan … todos
pequeños y, sin duda, los mejores.
Por cierto que un renombrado entrenador, alabando el gran juego de Iniesta
y Xavi, exclamó: “una lástima que no midan 1’90”. ¡Qué tremendo error!. Si tuvie-
ran dicha estatura, no tendrían su gran habilidad y los movimientos “de fútbol”,
serian muy lentos. Es decir, no podrían realizar ese juego prodigioso, que nos
fascina.
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ORGANIZACIÓN DEL JUEGO
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Villa, el “rey” del desmarque...
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5. Si tras su desmarque se sitúa en otra zona, ocupada por compañero y ad-
versario, sin percatarse de que existen otros espacios libres.
6. Si se dirige, perseguido por su adversario, hacia la zona donde se encuen-
tra totalmente desmarcado un compañero.
Ahora bien, de poco valen los desmarques buenos, si el poseedor de la pe-
lota, no se percata de ellos, o no elige el pase más conveniente. Este jugador
tendrá concentrada su atención en el juego - no en el balón-, para lograr un fútbol
vertical. Su vigilancia u observación hará que, en el momento de iniciar su ac-
ción, reaccione con un comportamiento diferente ante una situación imprevista.
Por ello debe tener:
a) clara visión del terreno de juego (visión periférica), para observar todas las
posiciones y carreras de compañeros y adversarios.
b) Decidir rápidamente la mejor de las posibilidades que se ofrezcan, jugando
inmediatamente o temporizando la acción, para que el compañero llegue al lugar
idóneo.
c) Aumentar el desmarque del compañero al que finalmente irá el balón, me-
diante una finta de pase en sentido opuesto, logrando así coger a contrapié a los
adversarios.
d) entregar el balón en el momento justo y no cuando el compañero se ha
situado en fuera de juego o está muy retrasado.
e) Desmarcarse tan pronto se ha cedido la pelota.
Una característica del fútbol actual es que los jugadores no deben desmarcar-
se aisladamente. Los desmarques deben ser generales y sincronizados. Los me-
jores pueden resultar baldíos si los compañeros no cooperan inteligentemente.
Por ejemplo, hoy no se concibe que un delantero centro se quede metido dentro,
estático, sin salir en diagonal hacia las bandas. En el centro, marcado por dos
contrarios, no podrá hacer mucho, pero lo peor es que tapona “la bombilla”, e im-
pide que lleguen a ella sus compañeros en forma inesperada. Un delantero cen-
tro móvil, que posea improvisación y velocidad de desplazamiento en espacios
reducidos, se hace incómodo para los defensas, les crea problemas y origina los
huecos necesarios para él y sus camaradas.
Respecto al marcaje, hay algunos técnicos muy renombrados – e infinidad de
otros mediocres-, que aseguran que es el antifútbol y que nadie lo debe emplear.
Estas ideas nos parecen increíbles, ya que el marcaje y el desmarcaje no pue-
den separarse, al estar íntimamente unidos. Marcamos con el fin de apoderarnos
del esférico y atacar sirviéndonos del desmarque. Cuando el adversario tiene el
balón hay que defenderse, luego hay que marcar. Si nos apoderamos del mismo,
hay que atacar; entonces se utiliza el desmarque. Nunca olvidemos que se de-
fiende para poder atacar (sólo existe un balón, luego los dos equipos no pueden
hacerlo a la vez) y que cuando atacamos nos estamos defendiendo.
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Dentro de los principios defensivos –repliegue, cobertura, temporización, an-
ticipación, entrada etc.-, el marcaje es el más valioso, ya que sin él los otros no
serían posibles. No olvidemos que tiene un doble aspecto: individual y colectivo.
Además los equipos pueden hacerlo de diferentes maneras: “zonal”, “al hombre”,
“combinado”, “mixto”, o con “pressing”.
Los investigadores del deporte en equipo, definen la organización del juego,
de la misma manera, aunque con palabras diferentes: “la organización racional
del juego, buscando superar al adversario”. Se divide en sistema de juego, tácti-
ca, plan de juego y estrategia.
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Esto lo demuestran lo grandes técnicos, que han hecho historia en el fútbol:
Chapman, Herrera, Benito Diaz, Jany Van Der Veen, Scopelli, Bela Guttman,
Pedroto, Cruyff, Capello, Miera, Benito Floro, Wenger, Benítez, Guardiola y más.
Todos han “marcado” a sus equipos, haciéndoles jugar de una forma muy pecu-
liar y, si cambiaban de club, éste pasaba a ser una copia fiel del anterior, actuan-
do con el “sello” característico del entrenador.
Lo expuesto me lleva a pensar en ciertas ideas que, pese a su inconsistencia,
desde hace un siglo, se mantienen en el mundo del fútbol. Por ejemplo, cuando
fui al Barça, el ex jugador Segarra, en aquel momento técnico del club, me dijo
antes de un partido: “tranquilo. Hemos trabajado correctamente durante la sema-
na y hoy hemos preparado bien el partido. Ya hemos cumplido. Ahora depende
de los jugadores”. Esta para mi increíble opinión la vienen sustentando infinidad
de entrenadores. Hace pocos días, el hoy técnico Quique Setién, repetía las
mismas palabras en la prensa.
Estoy convencido de que nosotros también jugamos y, con nuestras decisio-
nes – tras observar y analizar el juego-, podemos resolver algunos partidos. Por
lo pronto, atisbando la posición de los jugadores propios ya que se descolocan
con gran facilidad (recuerdo en Segunda División a Majó que no conseguía el
balón – el terreno muy encharcado-, puesto que le rebasaba por elevación. Le
dije que se situara cinco metros más atrás y, a partir de aquel momento, se erigió
con su gran toque, en la figura del partido). También el técnico estará pendiente
de cómo actúa el contrario y, si conoce su estilo de juego, observará si lo emplea
o lo ha cambiado. En cualquier caso, tomará las medidas pertinentes. Igualmen-
te estudiará los cambios, que son muy complicados: ¿Quién sale del campo?.
¿Quién entra? ¿En que posición?. Incluso, en el transcurso de algún partido,
será importante hablar con los capitanes sobre la actuación arbitral.
Quizá peque de vanidoso si digo que desde Primera División a la Escuela de
Santander, muchos encuentros se han ganado por mis decisiones durante el
juego. Igualmente, finalizados partidos con derrota, rememorando el juego, he
pensado que no me había percatado de cuestiones tácticas que podían haber
cambiado el resultado y el juego.
¡Ah!, el razonamiento de estos técnicos: “los jugadores, por el gran ruido exis-
tente, no nos oyen, por lo que cualquier instrucción que se les dé, es inútil”. No
estoy de acuerdo. Ahora con los cambios, eso está superado. Y antes, cuando
no existían y en algún momento el rival nos superaba – o uno de sus elementos-,
yo hacía una seña a un jugador determinado y este aparecía en el suelo, con un
calambre repentino. Mientras se le atendía, los capitanes se me acercaban y les
explicaba lo que el equipo debía corregir.
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ENTRENADORES MUDOS
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Valdano, cree en el juego de ataque, pero no en la creación sistematizada.
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SISTEMA PIRAMIDAL
Vamos a dar un repaso a los sistemas de juego más destacados y que, esen-
cialmente, cambiaron el juego de su momento, al ofrecer nuevas ideas y abrir
vías de maniobra, en defensa y ataque. Emplearemos el nombre con que son co-
nocidos, aunque ya hemos explicado que lo importante es el orden colectivo – en
defensa y ataque-, el “contenido” que preconiza el entrenador, unido a la actitud,
voluntad e inteligencia de los jugadores y a su inspiración durante el juego.
En 1883, el equipo de la Universidad de Cambridge inventó y puso en prác-
tica, el sistema piramidal, también conocido en el mundo por “el método”. Su
creación se debe a la modificación de la Regla del “offside”. El jugador situado
delante del balón en campo adversario dejó de estar en fuera de juego siempre
que tuviese TRES jugadores o más entre él y la línea de meta rival.
Este sistema aprovechó esta Regla y uno de los defensas quedaba muy atrás,
más incluso que el del “cerrojo”, mientras el otro se colocaba en la línea divisoria,
con lo que lograban tener alejados a los adversarios de la propia meta o bien
hacerlos incurrir en fuera de juego. ¿La contratáctica?. Tener muy abiertos a los
extremos (les decían los entrenadores: “al final, quiero ver las botas llenas de la
cal de las bandas”), pasarles en largo – eran muy veloces-, y que condujeran el
balón hasta el córner – nunca hacia la portería-, para desde allí centrar, desha-
ciendo toda posibilidad de offside.
A la línea media se la llamaba “columna vertebral” del equipo y el medio centro
era el pivote sobre el que giraba todo el juego. Muy ofensivo – se le denominaba
también sexto delantero-, se limitaba en defensa a marcar en zona al delantero
centro o interiores.
El quinteto atacante jugaba en línea para no incurrir en offside, siendo el de-
lantero centro el cerebro y el que más se retrasaba. Posteriormente fueron los
interiores los que se replegaron, para recibir balones de los medios.
Es indudable que este sistema tuvo mucho éxito – no olvidemos que reinó
cerca de 50 años-, pero finalmente los defensas se convirtieron en verdaderos
artistas para provocar el fuera de juego. El espectáculo perdió atracción y llegó
un momento en que era dificilísimo marcar.
La Comisión Internacional de Fútbol, después de largas reuniones y delibera-
ciones durante siete años, modificó la Regla del “offside” pasando a que hubiera
DOS jugadores o más, entre el atacante y la línea de meta rival. Ello sucedió en
1925 incluso tres años después, para dar más facilidad a los atacantes, la Comi-
sión eliminó, en el saque de banda directo, el fuera de juego.
Es evidente que todo ello desarticuló a los defensores. Y aunque los dos de-
fensas pasaron a situarse en anchura y no en profundidad, los atacantes, con
los extremos y el delantero centro mucho más adelantados, pues no era fácil
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incurriesen en fuera de juego, incrementaron la producción de goles en forma
considerable. Sobre todo los delanteros centro, totalmente en punta ahora y si-
tuándose entre los dos zagueros abiertos, se convirtieron en súper-goleadores.
Este sistema pasó a estar descompensado por la superioridad de los defen-
sores que impedían los goles, a descompensarse por exceso de goles, ya que
los atacantes les superaban y esta claro que la modificación de la Regla XI fue
el factor determinante.
Esta modificación acabó con la trampa del “fuera de Juego” y hubo un énfasis
goleador – resultados de 8-3, 7-4 o 9-1 fueron normales-, lo que originó que el
publico, que había desertado de los campos, volviera para gozar del juego y
goles.
La selección
de Austria, que
reinó en los años
treinta -Wender-
team-, jugaba
con el sistema pi-
ramidal, a pesar
de que el “WM”,
ya se había im-
puesto en Ingla-
terra.
71
SISTEMA 4.2.4
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4. El juego de ataque se veía beneficiado por otra máxima: “el central nunca
debe perseguir al delantero fuera de su zona. Cuidar el centro es lo más im-
portante”. Cuando el extremo -cualquiera de los dos- se hacía con el balón y
lo conducía para enfrentarse al lateral contrario, el punta más próximo salía a
la banda buscando lo que yo llamo “la doblada”. Como el central no le seguía,
inmediatamente se creaba una superioridad numérica que los húngaros sabían
aprovechar.
Selección
húngara 1950-54
con su auténtico
4-2-4.
Casi todos los autores señalan a Brasil-58, campeón Mundial, como los pre-
cursores de este sistema. Hungría-54 – que no fue campeón, ahí esta el proble-
ma-, se enfrentó a los brasileños en el Mundial de Suiza y los europeos humilla-
ron con su juego excepcional a los americanos, actuando con “su” 4.2.4.
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Nos resulta evidente que Brasil copió el sistema húngaro. El estilo de juego de
éstos, en el que descollaban habilidad, vivacidad e inteligencia, se adaptaba a la
perfección a las características de los brasileños. Hungría utilizaba el apoyo casi
mágico de sus jugadores en rotaciones, pases y relevos cortos. No quedaban
excluidos los pases largos – de gran precisión-, pero el estilo de juego no se
basaba en ellos. Brasil realizaba un juego “más largo”.
4-2-4 de Brasil
en Suecia-58
Además sabemos que fue Bela Guttman el creador del 4-2-4. En 1948 ya lo
utilizaba en el MTK y Gustav Sebes lo llevó a la selección. Guttman tras la re-
volución del 56, marchó a Brasil a dirigir al Sao Paulo y, lógicamente, implantó
“su” sistema. Feola, seleccionador brasileño le consultó algunos datos del mis-
mo, que le permitieron perfeccionarlo, siendo más flexible y elástico que el de
Sebes.
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LOS DESDOBLAMIENTOS
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