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Reglas de oro para el músico cristiano

1. Nunca tengas la música como tu dios personal, ni el lugar físico (plataforma)


como tu
único territorio de poder. Debes reconocer a Dios como tu Señor y Maestro, valorar
su obra
por encima de cualquier cosa, incluida la música y tus capacidades personales.
2. No te servirás a ti mismo ni buscarás la fama personal sino que buscaras ser de
bendición
a otros, a la obra y a tu Dios, procurando siempre el bien y la edificación del
cuerpo de
Cristo.
3. Servirás a todos por igual a través de la música, tu voz y tu instrumento, sea
cual sea su
edad, condición social o cultura.
4. Conoce bien la voluntad de Dios para ti, no juegues con tus emociones y tomes
decisiones equivocadas, asegúrate de que Dios te quiere precisamente en el lugar
donde
estas,
5. Asegúrate y trabaja el don o dones espirituales que Dios te ha dado y
contrástalos con las
capacidades musicales que tienes. Nunca caigas en el pecado de que lo sabes todo;
constantemente revisa tus aptitudes y púlelos para el bien del ministerio musical
cristiano;
un músico nunca deja de aprender, menos un cristiano. Ten siempre una buena actitud
para
aprender
6. Nunca se apartara de ti el libro de Dios, aliméntate todos los días de ella para
entender la
voluntad de Dios para tu vida, no te vayas por camino de la moda y lo
contemporáneo,
entiende y vive su Palabra y entonces tendrás un ministerio de bendición (para ti y
la
congregación donde participas)
7. Busca siempre la excelencia, no uses la común expresión: "Al cabo y es para el
Señor".
Recuerda que su palabra dice: "hacedlo bien" (con arte), esto quiere decir
perfeccionamiento.
8. Debes tener una actitud de trabajo de equipo y sumisión. Nunca trabajaras o
ministraras
solo, tienes personas arriba de ti como debajo de ti. Solamente se un instrumento
de Dios y
sométete a las normas de Dios y de la iglesia.
9. Buscaras la adoración como un sentido comunitario, (incluye todas las edades)
Evita la
actitud elitista o sectaria.
10. No uses la capacidad musical y los dones espirituales que Dios te dio para
crear
divisiones en el cuerpo de Cristo. No provoques a ira, enfrentamiento o división
11. Debes de recordar que eres un sacerdote de Dios ante la congregación; deberás
cumplir
con tu propósito ministerial para con todas las personas en la iglesia; con la
niñez, con la
juventud, con los adultos, con los ancianos por lo cual deberás ser un verdadero
hijo de
Dios que lo testifique con hechos, palabras y actitudes y amaras a tu prójimo como
a ti
mismo
12. La comunión deberá ser un elemento principal con tus colaboradores; nunca
busques la
competencia porque este es un instrumento del enemigo
13. Comparte lo que Dios te ha dado con otros con sencillez y humildad
14. Y finalmente, el más importante: Amaras a tu Dios con todo tu corazón, con toda
tu
mente y con todas tus fuerzas.
Dios te bendiga en tu ministerio
P/mm Daniel Torres

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