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Hacia la filosofia de la historia
1, Hacta 1a ritosoria e 14 nisroRta: De Bossuer
A VOLTAIRE
Vimos —de Maquiavelo a Bodino— el proceso de auco-
snomizacién y seculaizacion del discurso historico: ese proceso
de independizacién de la historia profana et politica vespecto
de la teologia, que lena, en realidad, tantas discusiones y tan-
tos desarollos metahistricamente relevantes de ls sglos x¥1
y xvn, Discusiones y desarollos centrados, en cierto modo, en
ka lucha por la construceién de la historia como ciencia, de esa
sciencia nuevas (por dectlo al modo de Vico) que tenia, ance
‘odo, que llegar a ser consciente desu propia espeificdad. De
conquistar trabajosamente, si se prefire, tal autoconsciencia
en pugna incipiente con el providencialismo —esto , con la
araigada tess de la determinacién por pate de la Providencia
del curso entero de la historia— y, en no menor medida, con
las clisicasperiodizaciones de inspiracin biblica.
De ahi lo instructivo del paso de Bossuet a Voltaire en el
‘marco de lo que podriamos lamar la génesis de una|
paralela a intentos como los de
‘Montesquieu de elaborar una vciencia de la historia: cul
cin genuina del proceso de secularizacién de la historia, esto36 Jacono Musor
«5, del proceso de desgajamicnto de la historia profima et politi
ea respecto del inicial teonco omiabarcador de una historia en
definiciva divin.
‘Cuando se habla de plenicud se habla tambicn, siquiera sea
de modo latence, de postrimerias, de final, qué dda cabe. De
‘mutacién inminente (con o sin decadencia, para bien o para
imal: ese es otro asunto). No otra cosa ocurte, ciertamente, @
propésivo de Bossuet, verdadero pensador-limite, y de la filo-
sofia dela historia. Porque de hecho fue a Bossuet a quien vino
8 corresponder —a las puertas mismas del paso defintivo de
ia concepcién sprovidencialistay a la sprogtesita» del decue-
40 histérico— la tara de levar a su consumacién la teologia
agusciniana de l historia. Si Bossuet vive entre 1627 y 1704 y
publica su Discowns sur sore universe en 1681, Voleit, el
primer filsofo explicito dela historia lo hace, en efecto, entre
1694 y 1778, y publica su Esai sur lsprit et les mocurs des
peuple en 1754
EI Discours de Bossuet es, empero, un cratado de historia
universal: una reconstruecién de la misma, desde la creacion
del mundo hast a instauracién del nuevo Imperio cristiano de
Occidente por Carlomagno, en la que la Monarquia Francesa
—Bossuet fue profesor del hijo de Luis XIV— es presentada
como heredera del Sacro Imperio Romano y atin de la antigua
Roma. De ahi quizi la mayor atencién —por comparacin con
la Civitas Dei agustiniana—a la historia politica, ala concate-
nacidn causal de los eventos eprofanoss. Aungue, desde luego,
nada mds cjs del dnimo de Bossuet que escribir shistora pro-
fina» como tl lo siyo es en realidad, una historia dela gle
» Recuésdente lo exerts de Bano por dsinguir entre hora di
in, historia matali hari clr 0 humana, ast como la epesicin 3
toda autonomic dela Atria ev por pare de quienes, como Me
luncheon, spraban acer dels hiora de Is gla y del profana mo-
‘mentor dena ivr mand Inermente dina A tdas ets polemics
Ina qe aa, desde lng as desroldas3 props de ls periods
sion hiseiea impoess pore modelo flees es del igo xt Cellars
escibié una obra que levbs el siguiente sgnfcativo ctl: Fora uni
Dea imantiguam ere eo encom eiie (1696).
Prosorta oe La nistones ”
sa Tunis em cay marco no se distingue par nada ene
aconcecimientos sagrados y profanos, aunque a proposito dela
hinoia de low Imperios (a Cintas Zomen) ss ditingy en la
arte tercera del Discus entee un orden sagradoy otto profano
‘cya correlacién viene a set a a ver, firmemente postulada.
Porque desde In dptica de Boussuet a vida de los Imperios,
su nacimiento y su muerte, no pueden explcatsesinmanente-
spent da Se xlcctn ve una gia olen
iscnta: una Nigicapravidentialismd, verdadero gozne unifi-
cador de lo profanoylosagrado bajo una Pocstad supeion
Se trata, por otra parte, en lo que a esta shistoria universal»
afecra, de una historia totalmente deudora de tpicos tan wtra-
dicionales» como la clsica periodizacién biblica, mas 0 menos
matizada por Bossuet, la tesis del pueblo escogido, cl profeti-
mo de cuho apocaliptico, ec.
'No son, sin embago, estos s6picos y su recreacién por
Bossuet lo que aguf nos interes, sino, precisimente, su provi-
dencialismo. Ese ponerio todo en manos de una Providencia
reetora alas puertas mismas de la thistracién... guna crispada
respuesta alos slibrepensadores»? Asi se ha leido, en cualquier
‘aso, muchas veces a Bossuer®. Porque Bossuet lleva a sus i
timas consecuencias, sin duda, el providencialismo judeo-crs-
tiano clisico, pero, ala ver —y en ello hemos de ver un signo
incquivoco de la turbacién de los tiempos en que hubo de vi-
vire un signo de esa inminente y ya percepeible inflexin del
covidencialismo» al yprogresismo> que alguien rocul6 con la
expresin, tan repetida, de crise de la conscience enropéane—
ten, co, que dar cyenta dela contasones con queen
‘6a coordenadas metahistricas, ajenas a toda idea de pro
Cismundano, ay que debate. Dela eontrdiceidn, conc
tamente, entre la bondad y perfeccion de esa Providencia que
tige el entero decursohistérico y la injustcia y el desorden per-
Cf Lowit, K. ob. ci, ig, 129-135,
» Flaard B, La ene de somone enrpltnn, Ps 1935, (Hay ta.
‘ast de Jlin Mata com el dela de La rts de le concen europe. Ma
“ii, Aliana, 1988),98 Jacouo Musoz.
ceptiblesen la superficie misma —sinjustacirracionaly, como
decian los slbrepensadorese alos que tanto atacé'— de dicho
ddecurso.
‘La respuesta de Bossuet es similar ala que —algdin tiempo
despues y cambiadas todas las claves, al menos en su mas lla-
mativa formulacién flos6fica— daria Hegel. El autor de La
_fonomenologia del esprit optasia por remitise a la «astucia de
In razén. Bossuet lo hizo, simplemente, a una
aque solo podremos percbir alejindonos de la superficie
Seis hisora pcomtemplindala, dee la neces dvancia,
‘con los ojos de la fe. Hegel hablari, en eambio, de ls ojos de
la razén..
YY asi, por debajo de las apariencias, Bossuetintenta descu-
brirsabidurfa y racionalidad. Una sabiduria y una razén cuyo
sgarante es, una ver més, la Providencia. Bossuet sigue, como
puede verse, remitiendo al mds all: como la entera tadicién
aque le sustenca
Poco después, los esfuerzos humanos pasarfan a centrarse
‘en exigencias diferentes y el lento trabajo de la inteligencia ira
‘eambiando, de cara al dominio del mundo, sus pautas efecti-
vas, Frente a la secretasabiduria de la Providencia, el progre-
so tangible, Frente a una justiciacuya postulada realidad «no
SS derere mundo, I realacin cmndana de uns idales
suniversalese, sracionaless, El cambio podria, en efecto, medir-
se a la luz de lo que separa, pongamos por cas, a Volare de
Bossuet.
Pero con ello hemos de remicirnos,indefectiblemente, a la
Iustracin Y, mas concretamente, a st tantas veces ignorado y
tantas veces negado pensamiente histérico.
Porque tras haber renovado el pensamiento cientifco eu-
ropco durante el siglo xvi, la Ilustracién comenzd a ser, en
‘efecto, objeto de ataques por parte de los romantica y os his
toricstas del siglo 21x inseparables del contemporinco rellujo
de sus consecuencias revolucionarias. Pero también por par-
* Bossuet, Sctmion su a providence, en Sermon: Clos de Bauer,
Pat sin focha,
Fuosorta 0 ta ston 9
te del marxismo, en nombre esta ver— de la necesi
superar los asgos mecanicistas del «mateialismo metafsico’.
Una extra falta de interés por los hombres de la liustracién
y ss ideas ha hecho que transcurran ciento eincuenta aos sin
{que se rcediten las obras de Bayle, Holbach, Raynal o Mably.
Solo unas pocas figuras cimeras, como Voltaie o Diderot, e
apron aa sur comin le por mers que sscaron
Nada podia favorecer tanto la perduracién de los t6picos
hostile como esta ausencia de conocimiento directo y de inves-
tigacién. Autores que no los han leido jams din que Raynal
«iegibleo ealifcarin a Mably como sun mediocre publicis-
ta y philosophe del siglo xno (se? Se hari comtin el t6pico
de definir el pensamienco ilustrado, y hasta el siglo xv por
entero, como vahistéricos”, pretendiendo que los ilustrados se
limitaron a formular interpretaciones universles que suponian
vilidas para la generaldad de la especie humana, al margen del
Tiempo y del espacio.
Tncliso cuando un hombre como Dilthey admitia que sla
Hluscracién del silo xvi, a fa que se achaca su caricterahis-
térico, ha producido una nueva concepeién de fa historia, se
apresuraba a limita sus méricos a sla aplcacién completamen-
5 Bgl Laie Reach lf de fll lean, San
Schin, Equipo Batra, 1968 (in conjunta co Del sociale us
‘pico al scam inti) pigs, 128-130 (esa conepeion anthisrca
Imperabarambin enc campo de fa orn. Peja, Lar cueone
findamenate del marsons, Madrid, Ediciones de cencias economics
politica, sa (1930), pigs. 128-129 y paurm. Sobre ese problema vase
‘Simismo Pere Nville,D hash plilphe sennigue an XU eme
‘le, Pats, Gaia, 1967, 2, pig. 404-416, Notes sur le materialise
tne le est ntrprcattons marine.
SRL Hellronne, Ene cpio 7 soialima, Madi, Alianza,
72. ply 7.
esto no et de més salar una notable excep: la eprsenada
or Case en cya Floated le Train (Meco, FC. 1972, 3°
a) se hae cumplda juss al penaimiento hisérco icra, Vee,
tobe to, pga 222-260, (Cap. Ve signiicativamente tulad, ol co
(gists dl mundo hei).100 acoso Muse,
libre de la cxticahistérica, que no se detiene ni ante os san-
tuarios mis sagrados del pasado, y un método comparado que
abarcaba todas las etapas de la humanidads"
‘Lo que Dilhey y otros critics de la Ilustracién, como Mei-
necke, parecen ignorar, cs quclassagoscelpensaminconis-
‘éricn de la Istracin se asentan en un detrrllo iene
Yytiene una etapa decsiva en la Inglaterra del siglo xvn. En su
norable estudio sobre Los orgenesintelectuaes de la revolucin
fnglsa, Christopher Hill ha lamado la atencién acerca de la
trascendencia que encierra la hicha emprendida por Bacon, Ra-
legh y Hakewill para elimina la arbitrariedad de la historia, ha-
ciendo una distincién entee las casas primera (en las que podia,
aadmitrse la interpretacién divina, rigiendo el destino de los
hombres) y as cats segundas, estrctamente humanas, de los
acontecimientos, que eran las que podian ineeresar al historia
dor. Fue asi como un libro tan difundido como la Historia det
‘mundo de Ralegh, del que se hicieron por lo menos once edic
ciones en el transcurso del siglo xvi, «contribuyé 2 reemplazar
Ia intervencién direeea de Dios por la idea de le histrica’
La critica histérica a que se referiré Dilthey no ser la mera
dlscusibnerudita del dato asado, sno una concepcién mucho
mds amplia, el amado spirronismo histicos", rendente a
desbrozar una maleza mucho més resistente que lade la fabula-
cin y l mito: Ia del prejuicio intelectual y la inolerancia, que
tanto dafio aban causado a fo largo de dos silos de contro-
versa religisa, En sus rafees est la obra gigantesca de Pierre
Bayle, tal vex. menos conocida en nuestros dias de lo que dada
su envergadura eabria esperar"
* Wilhelm Dilthe +E! mundo hiserco ye sgl XVII n ET mando
indice, Mesico, FC 1944, pg 345,
"Ch. Hil Ieltuas orig ofthe Engh revolution. Londres, Grana