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Crecimiento de la Ciudad de

México en el siglo XIX

Bricio Jacinto Apodaca López


Estudios Sociales e Históricos II
Contexto
A partir de la colonia la
Ciudad de México había
seguido un modelo de
urbanización reticular,
partiendo desde la plaza
mayor.
La formación de una ciudad cumplía requisitos
específicos como la cercanía con el agua, la
dirección del viento, el relieve, etc.
Estas vienen especificadas en las ordenanzas
de 1573.
La capital en el siglo XIX
La mayoría de la población era rural en vez de urbana,
y las ciudades no tenían la extensión ni población de
hoy.
La ciudad más grande en Nueva España era la
Ciudad de México con al rededor de 120 mil
habitantes, seguida por Puebla y Guadalajara,
con aprox. 40 mil habitantes cada una.
La ciudad de México fue confirmada como capital,
esto estipulado en la Constitución de 1857, que dividía
a la república en 19 estados, 5 territorios y el Distrito
Federal.
La ciudad moderna
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la
ciudad vivió un incremento poblacional y
territorial, pasando de 5,800 metros cuadrados
en 1810 a 7,100 en 1876.
En un primer momento, entre 1860 y 1883 la
expansión fue hacia el norte, apareciendo los barrios
de Santa Anna, Tlatelolco, Peralvillo y al noroeste Sta.
María La Ribera, Guerrero, Barroso y Violante.
Entre 1884 y 1900 el crecimiento se dio hacia el
noreste, poniente y sur. Apareciendo las
colonias Morelos, La Bolsa, Díaz de León,
Maza, Rastro y Valle Gómez.
En el poniente: San Rafael, Santa Julia,
Limantour, Indianilla e Hidalgo.
En el sur: Campo Florido, San Salvador,
Necatitlán, Niño Perdido y San Pablo.

Estas nuevas colonias fueron habitadas por la


clase media, la naciente clase obrera y los
sectores populares.
Factores que influyeron
en la dirección del
aumento en el área de la
ciudad fueron la
desamortización de
bienes de la iglesia, las
obras públicas, la
extensión de vialidades,
la industria, y el
ferrocarril.
Además de las migraciones provenientes de
localidades no muy lejanas como Puebla,
Guanajuato, Querétaro e Hidalgo.
La traza urbana ya
no era únicamente
reticular, sino que
respondía a otras
circunstancias como
la integración a vías
existentes, el relieve
del suelo y la
autoconstrucción en
las zonas periféricas.

Hasta entonces se hablaba de una ciudad
sucia, oscura, donde la calidad del agua
variaba según el manantial de donde se
obtenía. Los alimentos estaban adulterados y
eran de calidad dudosa.
Fue hasta la segunda mitad del siglo XIX y principios
del siglo XX que se realizaron diversas obras públicas
de modernización en la ciudad.

En 1879 entra en funciones el Consejo Superior de Salubridad.


En 1881 se colocaron las primeras luminarias eléctricas en el
centro de la ciudad.
En 1883 se remodelaron las tuberías de agua, y para 1884
Antonio Peñafiel estudiaba la influencia del agua en la salud
pública.
Entre 1867 y 1876 se tendieron más de 7000km de cables
telegráficos.
El teléfono ingresó a la capital en 1884 gracias a la
Compañía Telefónica Mexicana.
Para ese mismo año existían 4 ferrocarriles: Nacional,
Central, Mexicano e Interoceánico. Además del transporte
intraurbano: principalmente los tranvías de tracción
animal, que para el siglo XX ya eran eléctricos.
Se transforma la iglesia de San Agustín en la Biblioteca
Nacional.
Se crea el Instituto Geológico Nacional en 1881 y el Instituto
Médico Nacional en 1890.
En 1895 la Ciudad de México tenía una
población de 330 mil habitantes, y para 1910
eran más de 470 mil.
Gracias
Referencias

De Gortari, H. (mayo-agosto de 1987) ¿Un modelo de urbanización?
la ciudad de México de finales del siglo XIX. Secuencia, No. 8. pp.
42-52. México

García, A. (diciembre de 2014) Transporte y trayectoria de
urbanización de la Ciudad de México a mediados del siglo XIX y
principios del XX. Documentos de Arquitectura y Patrimonio, No. 7.
pp. 19-26. España.

Martínez, V. (enero-junio de 2016) Una urbe en expansión: la Ciudad
de México (1870-1910). Punto y Seguido, No. 4. pp. 60-75. México.

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