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Restauración ecológica

Article · October 2013

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Luis Balaguer
Complutense University of Madrid
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Restauración ecológica 1

Restauración ecológica
La restauración ecológica, según la Sociedad Internacional para la Restauración Ecológica [1],[2] consiste en “asistir
a la recuperación de ecosistemas que han sido degradados, dañados o destruidos”. El objetivo de la restauración
ecológica es la conservación y reposición del capital natural, así como la restitución de los servicios ecosistémicos
para su disfrute y aprovechamiento por parte de la sociedad.[3] Se distingue de otras prácticas que persiguen
objetivos afines en que sus actuaciones se orientan hacia un referente histórico, inciden sobre procesos
ecosistémicos que regulan flujos de recursos limitantes, y se implementan de acuerdo con modelos de gestión
adaptativa. Para que la restauración ecológica sea realmente ecológica debe realizarse desde una aproximación
holística,[4][5] que contemple conocimientos ecológicos científicamente contrastados, criterios socioeconómicos, el
contexto cultural en el que se realiza la intervención, e incluso la emoción y la sensibilidad de cada uno de los
pobladores y usuarios de los ecosistemas o paisajes a restaurar.

Breve historia
La revolución neolítica, y en concreto el nacimiento de la agricultura,
originó una nueva narrativa del universo, y con ella una nueva
interpretación de nuestra relación como humanos con el entorno
inmediato. Esa visión todavía prevalece, y por ello las correcciones de
los impactos ambientales no deseados derivados de la actividad
humana suelen apoyarse en siembras y plantaciones diseñadas en
función de la fertilidad de la tierra y de la selección de las especies
vegetales. A mediados del siglo XIX, la ciencia forestal se desarrolla a
partir de las disciplinas agronómicas y cobra entidad propia. La
A lo largo de la historia, se ha intervenido en
restauración ecológica, sin embargo, no tiene sus orígenes ni en las
espacios degradados con distintas visiones. En el
aproximaciones agronómicas, ni en las forestales, sino que su visión modelo aguacate, se pretende establecer una
sistémica es una de sus señas de identidad, adquirida en los albores de densa cubierta verde sobre el pétreo sustrato. En
la ecología que nace como ciencia a finales del siglo XIX y comienzos el modelo cebolla, se prima una 'capa' del
ecosistema sobre las demás: el suelo, la cubierta
del XX. Entre los pioneros de la restauración ecológica, el que fuera
arbórea, o las comunidades de aves. Finalmente,
máximo responsable del Servicio Forestal de los Estados Unidos, Aldo el melón representa la visión de la restauración
Leopold, se aleja de la tradición forestal y sugiere nuevas formas de ecológica que requiere un diagnóstico previo
intervenir en el medio cuando discrimina en 1949 entre “plantar basado en pruebas o calas que aporten
información sobre el estado y evolución de la caja
árboles y cultivarlos como si fueran repollos”, frente a “tratar la tierra
negra que es el ecosistema degradado.
como un conjunto de partes interdependientes que interaccionan entre
sí”.[6] Como ciencia, la ecología de la restauración emerge en sinergia
con la biología de la conservación[7] y la ecología del paisaje.[8] El hito que marca el encuentro entre ecólogos
interesados en el estudio de la recuperación de espacios degradados y técnicos de la restauración ecológica es la
creación de la Sociedad para la Restauración Ecológica [1] en 1978. Desde entonces, y especialmente desde el
comienzo del siglo XXI, la restauración ecológica no sólo se ha enriquecido, sino que incluso se ha redefinido al
incorporar conocimientos históricos, culturales, sociológicos, y económicos, adquiriendo una visión holística del
tratamiento de los espacios degradados.[9] En la actualidad, la restauración ecológica es una actividad profesional
consolidada que se presenta a la sociedad como una de las principales herramientas para articular de manera
sostenible y satisfactoria el hábitat y la actividad de los seres humanos.
Restauración ecológica 2

Método
La práctica de la restauración ecológica consiste en inducir una mínima perturbación (o secuencia de
perturbaciones) en el espacio degradado con el fin de desencadenar un proceso espontáneo de reconfiguración del
sistema en la dirección deseada. No existen recetas extrapolables. Es decir, lo que resulta exitoso en un enclave
puede ser un clamoroso fracaso en otro lugar de características aparentemente semejantes. Es por ello que cada
proyecto de restauración ecológica se inicia con un diagnóstico ecológico específico e individualizado. No existen,
tampoco, técnicas específicas de restauración ecológica, y así la solución propuesta puede ir desde la reconfiguración
del relieve hasta simplemente el esparcimiento de piedras, desde la plantación de ejemplares de especies arbóreas
hasta la tala y destoconado de árboles adultos, desde la siembra a voleo al restablecimiento de las redes de aves
dispersoras de frutos y semillas. Las conclusiones de cada diagnóstico permiten la aplicación de técnicas conocidas o
el desarrollo de otras nuevas. En definitiva, el método de la restauración ecológica consiste en gestionar el margen de
incertidumbre asociada al manejo de sistemas complejos y dinámicos apoyándose en tres principios fundamentales:
el papel del pasado como motor de cambios presentes y futuros, el funcionamiento de los ecosistemas y paisajes a
través de las escalas espaciotemporales, y nuestra capacidad como humanos de aprender de la respuesta de los
sistemas complejos a manipulaciones experimentales. De esos principios derivan las tres prácticas que conforman el
ejercicio de la restauración ecológica: la selección o construcción del referente histórico, el desbloqueo de procesos
ecológicos, y la implementación del proyecto siguiendo un modelo de gestión adaptativa.

Referente histórico
El objetivo de la restauración ecológica no es volver al pasado. No es recuperar la situación original. Sencillamente
porque volver al pasado es termodinámicamente imposible y toda degradación ambiental severa conlleva una
pérdida neta irreversible. Sin embargo, lo sucedido en el pasado permanece, al menos parcialmente, codificado y
almacenado en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas y de los paisajes. Esa fracción de información
remanente recibe el nombre de ‘memoria ecológica’.[10] Parte de esta memoria puede persistir de forma latente, y
expresarse o activarse en un futuro, y parte perdura en los procesos activos que se originaron en el pasado y se
proyectan hacia el futuro.
La memoria ecológica se almacena en el clima, en el relieve, en el
suelo, y en las comunidades de organismos, incluyendo a los seres
humanos. Esta memoria es el componente histórico de la resiliencia
de los ecosistemas. Desde esta perspectiva, la degradación supone una
pérdida local de memoria y el objetivo de la restauración ecológica
sería recuperar e inducir la expresión de esa memoria ecológica perdida
con el fin de ofrecer soluciones coherentes y fundamentadas a
problemas y demandas actuales. En la práctica, el restaurador ordena y
reconstruye con los vestigios de memoria ecológica la secuencia de
La memoria latente de los Incas en los oasis de
configuraciones que ha experimentado el espacio degradado a lo largo
nieblas del Desierto Pacífico Costero de Perú es
de su historia. Esa secuencia constituye lo que se conoce como esencial para la construcción del referente
[11]
‘trayectoria ecológica” de los ecosistemas afectados. El restaurador histórico que guíe su restauración ecológica.
debe, entonces, contrastar la trayectoria ecológica con la demanda
social actual de los habitantes y agentes sociales relacionados con el espacio a restaurar. Finalmente de este contraste
debe obtener la configuración diana, denominada ‘referente histórico’, cuyo interés radica en servir como guía para
orientar el diseño y ejecución de las soluciones técnicas desde la fase de redacción hasta la de seguimiento del
proyecto de restauración.
Restauración ecológica 3

Procesos ecológicos críticos


Los espacios severamente degradados no se recuperan espontáneamente.[12][13] El restaurador ecológico interviene
en estos medios desbloqueando procesos ecológicos críticos con la intención de que el sistema tras la actuación
evolucione espontáneamente en la dirección deseada. Así, la estrategia del restaurador no es imponer una solución
acabada, sino que se desarrolla siempre bajo la máxima: “deja que el sistema haga su trabajo”. Máxima enunciada
inicialmente en el contexto de la restauración ecológica de riberas como “deja que el río haga su trabajo”.[14] En este
contexto, se entiende como proceso ecológico cualquier cambio -o conjunto de cambios- que tiene lugar en el seno
del ecosistema.[15] Estos cambios interaccionan con la estructura ecosistémica, es decir, con los elementos que
forman la arquitectura actual del ecosistema, para generar las funciones de los ecosistemas. Los cambios que afectan
a moléculas, están anidados en los que afectan a células, y estos a su vez en los cambios que afectan a tejidos, y así
sucesivamente en órganos, individuos, comunidades, ecosistemas, paisajes, regiones, etc. De manera general, estos
procesos, o conjuntos anidados de cambios, pueden agruparse en cuatro bloques: erosión y estabilidad del suelo,
flujos y reparto del agua, retención y reciclado de nutrientes, y captura y transferencia de energía.[16] Pero a efectos
de diagnóstico ecológico resulta mucho más explícito agrupar los procesos en función de su papel en el ecosistema:
flujos desencadenantes, de transferencia, de reserva, pulsos, pérdidas y ganancias.[17] Este modelo facilita la
‘lectura’ del paisaje y la visualización de las causas de la degradación del espacio a restaurar.[18]
En la visión de la restauración ecológica, la idea de que desbloqueando
un proceso ecológico crítico se dispara una secuencia de cambios
espontáneos, se apoya en la concepción de los procesos ecológicos
como parte de un sistema integrado y jerárquico, en el que los
niveles que ocupan una mayor extensión espacial son también los que
se reconfiguran más lentamente.[21] Es por ello que las posibilidades de
que un proyecto concreto de restauración genere un sistema más
resiliente son mayores cuando se interviene sobre procesos que
vinculan funciones ecosistémicas a través de diferentes escalas [19]
El uso de metáforas, como la de 'fugas', en el
espaciotemporales.[22] Por este motivo, se recomienda que antes de
modelo que articula los procesos en función de su
diseñar la intervención a escala local, se analicen y contemplen los papel en el ecosistema
[20]
permite visualizar de
procesos ecológicos críticos siguiendo una aproximación tipo zoom forma gráfica los desequilibrios de un espacio
desde las escalas más gruesas hacia las más finas o detalle.[23] degradado.

Finalmente, es esencial comprender que la restauración ecológica de un espacio degradado concreto no dispara una
secuencia lineal, en la que se suceden las etapas de una forma direccional, única y por tanto predecible. El papel del
restaurador no se limita a acelerar o catalizar una secuencia predefinida, sino que en su mano está el orientar la
evolución del sistema hacia una configuración o estado seleccionado entre los varios posibles en el contexto de la
metaestabilidad ecológica.[24]

Gestión adaptativa
Los proyectos de restauración ecológica se vertebran desde la perspectiva de la gestión adaptativa para afrontar el
reto de trabajar con sistemas complejos cuyos grados de libertad superan nuestra capacidad para predecir con
precisión su comportamiento. La gestión adaptativa es un proceso iterativo, de toma de decisiones, orientado a
gestionar la incertidumbre asociada a la evolución temporal del espacio restaurado. Desde esta visión, el proyecto
no se articula en función de entregables o de certificaciones de tareas ejecutadas, sino en fases, cada una de las
cuales culmina con un punto de toma de decisiones acerca de cómo debe afrontarse la siguiente fase descrita en
proyecto. La toma de decisiones se fundamenta en la medida de indicadores específicos que informan sobre el
funcionamiento del espacio a restaurar. Utilizando un símil médico, se trata de evaluar cómo evoluciona la "salud"
del sistema mediante pruebas específicas, como la evolución de la emisión de sedimentos, del contenido en materia
orgánica del suelo, de metales pesados en los lixiviados, o de la composición de las comunidades vegetales, entre
Restauración ecológica 4

otras muchas posibilidades a seleccionar para cada caso. Esta toma de decisiones al finalizar cada fase se apoya en el
proyecto de restauración ecológica que debe anticipar las posibles respuestas, modelos o escenarios que describen la
evolución esperada del sistema. Es evidente que, según la magnitud de los objetivos planteados y el grado de
exigencia del cliente, puede afrontarse la incertidumbre con distintos grados de ambición dentro del esquema de
gestión adaptativa. El reto consiste en encontrar el balance entre adquirir nuevo conocimiento y acortar el tiempo de
ejecución. Este compromiso entre calidad y plazos genera un rango de aproximaciones que abarca desde la gestión
adaptativa pasiva basada en un único modelo, hasta la gestión adaptativa activa basada en una aproximación
experimental:
1. Gestión adaptativa pasiva. De forma general, la gestión
pasiva, es la más económica y la que puede ejecutarse en un
menor tiempo. Sin embargo, es la que encierra un mayor riesgo
en cuanto al éxito en la consecución de objetivos y en cuanto a
imprevistos posteriores a la fecha de entrega de la obra
acabada. En el caso de la gestión pasiva, la caracterización del
funcionamiento del sistema no es un objetivo del proyecto. En
este esquema, se pretende restituir el capital natural o los
servicios ecosistémicos, registrando durante el seguimiento las
Restauración de un humedal en terrenos militares
incidencias inesperadas, e integrándolas durante la ejecución (Virginia Beach, Virginia, 15 de junio de 2010), con la
del proyecto de restauración como correcciones sobrevenidas construcción de un observatorio de la fauna silvestre.
que condicionan la toma de decisiones al concluir cada una de
las fases. Se trata de una aproximación semejante a la conocida como “ensayo-error”, en la que las
disconformidades se analizan y sus causas se integran en lo que se ha denominado un “ciclo de aprendizaje
estratégico o continuo”. Únicamente, se diferencia del ensayo-error en que, el esquema adaptativo, ― tanto el
pasivo como el activo―, se apoya en el contraste de las hipótesis que se recogen en el modelo de evolución del
sistema restaurado, definido previamente en el proyecto de restauración. Otra diferencia es que lo aprendido se
incorpora durante la ejecución del propio proyecto y no se reserva para proyectos futuros.

1. Gestión adaptativa activa. La gestión activa es la de mayor exigencia en cuanto a la gestión de la


incertidumbre. Lo que caracteriza la aproximación activa es que el aprendizaje sobre le eficacia y eficiencia de las
medidas de restauración es en sí mismo un objetivo explícito del proyecto. Esto tiene importantes consecuencias
en la estructura y duración del proyecto:
• El proyecto incluye objetivos que se implementan en obra como diseños experimentales en los que se
contrastan hipótesis, se obtienen datos sobre el funcionamiento del sistema, que se testan estadísticamente, se
interpretan y discuten con el fin de alcanzar sólidas conclusiones sobre las que fundamentar las decisiones en
cada fase.
• Más allá de la zonificación del área a restaurar en función de las distintas medidas para cada espacio singular,
los proyectos que adoptan un esquema de gestión adaptativa activa definen dentro de una o varias de estas
zonas un reducido número áreas experimentales. Cada una de estas áreas se denomina área o unidad de
gestión adaptativa (AGA) y en su interior se establecen parcelas a modo de réplicas en las que se ensayan las
intervenciones propuestas.
Es recomendable que el desarrollo del proyecto de restauración ecológica, estructurado siguiendo el esquema de la
gestión adaptativa, incorpore desde un principio la participación de los agentes sociales afectados o interesados. Esta
valiosa contribución puede conducir a la identificación de nuevas fuentes de incertidumbre, a la articulación y
visualización de configuraciones alternativas del mosaico de ecosistemas, e incluso a una mejor definición de los
objetivos del proyecto.
Restauración ecológica 5

Diferencias con otras prácticas afines


Las prácticas que más se aproximan al ejercicio de la restauración
ecológica son las que se desarrollan en consultoras e ingenierías
ambientales, estudios de paisajismo, empresas de bioingeniería, de
jardinería, o viveristas orientadas a la producción, siembra y plantación
de planta autóctona o forestal.
• La diferencia con las prácticas habituales en consultoras e
ingenierías ambientales reside en que cada espacio degradado
requiere un diagnóstico previo, holístico (que integre lo científico,
lo socioeconómico, lo cultural y lo subjetivo). Las prácticas
La tala, destoconado, troceado y quema de
convencionales no se apoyan en un diagnóstico ecológico de las arbolado pueden ser técnicas de restauración
afecciones de la estructura y funcionamiento de los espacios ecológica. En el Parque Nacional de Doñana
degradados a nivel sistémico, sino que consisten en la aplicación de (España), estas técnicas fueron empleadas para
recuperar las marismas que habían sido desecadas
soluciones basadas en una batería de “recetas universales”. Además,
cuarenta años antes mediante la plantación de
la restauración ecológica se aleja de la ingeniería ambiental en que eucaliptos.
su planteamiento no es finalista. Es decir, no se limita a atender
demandas inmediatas de los usuarios, sino que requiere que sus proyectos se fundamenten en un referente
histórico, definido por la memoria ecológica del espacio a restaurar.
• La restauración ecológica se diferencia de la bioingeniería en que ésta última cifra el valor diferencial de sus
actuaciones en la utilización de determinadas técnicas específicas. Sin embargo, los profesionales de la
restauración ecológica son perfectamente conscientes de que lo que diferencia sus actuaciones no son las técnicas
empleadas, sino el efecto sobre los procesos ecológicos que persiguen con su intervención.
• La restauración ecológica se aleja diametralmente de las prácticas de reforestación, jardinería o viverismo que
limitan sus actuaciones sobre el ecosistema al componente vegetal del mismo, subordinando, o simplemente
ignorando, el resto de los elementos que lo integran. La restauración ecológica sólo ofrece soluciones sistémicas.
• Finalmente, la restauración ecológica se aleja de la práctica de los paisajistas en que si bien la restauración puede
incorporar el arte ―especialmente land-art― como vehículo de expresión y comunicación, su reto se encuentra
en la reconstrucción de la estructura y funcionamiento de los ecosistemas. Es por ello, que la restauración
ecológica ofrece la restitución de un amplio abanico de servicios ecosistémicos, dado que no se centra en el
componente estético o emotivo.

Referencias
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[2] SER (Society for Ecological Restoration International Science & Policy Working Group). 2004. The SER International Primer on Ecological
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ser-international-primer-on-ecological-restoration
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Restauración ecológica 6

[11] Balaguer, L., Arroyo-García, R., Jiménez, P., Jiménez, M.D., Villegas, L., Cordero, I., Rubio de Casas, R., Fernández-Delgado, R., Ron,
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[18] Aronson, J., Murcia, C., Balaguer, L. 2013. Leak plugging and clog removal: useful metaphors for conservation and restoration.
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[19] Aronson, J., Murcia, C., Balaguer, L. 2013. Leak plugging and clog removal: useful metaphors for conservation and restoration.
Conservation Letters. DOI: 10.1111/conl.12021
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[21] Wu, J. 1999. Hierarchy and scaling: extrapolating information along a scaling ladder. Canadian Journal of Remote Sensing 25:367-380.
[22] Peterson, G., Allen, C.R. & Holling, C.S. 1998. Ecological resilience, biodiversity, and scale. Ecosystems 1: 6–18.
[23] Suding, K. N. and R. J. Hobbs. 2009. Threshold models in restoration and conservation: a developing framework. Trends in Ecology and
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[24] Hilderbrand, R. H., A. C. Watts, and A. M. Randle. 2005. The myths of restoration ecology. Ecology and Society 10:19.

Bibliografía recomendada
1. Aronson, J., S.J. Milton and J.N. Blignaut, eds. 2007. Restoring Natural Capital: Science, Business and Practice.
Washington DC: Island Press.
2. Clewell, A.F., Aronson, J. 2013. Ecological Restoration: Principles, Values, and Structure of an Emerging
Profession. Island Press. Washington D.C.
3. Egan, D., Howell, E.A. 2001. The Historical Ecology Handbook: A Restorationist’s Guide to Reference
Ecosystems. Island Press, Washington D.C.
4. Hobbs, R.J., Harris, J.A. 2001. Restoration ecology: repairing the Earth’s ecosystems in the new millennium.
Restoration Ecology, 9, 239 –246.
5. Tongway, D. J., Ludwig J.A. 2011. Restoring Disturbed Landscapes: Putting Principles into Practice.
Washington, D.C.: Island Press.
6. Whisenant, S. G. 1999 Repairing damaged wildlands. A process-orientated, landscape-scale approach. Biological
Conservation, Restoration, and Sustainability. Cambridge: Cambridge University Press.

Enlaces externos
• Society of Ecological Restoration (http://www.ser.org/)
• Red Iberoamericana y del Caribe de Restauración Ecológica (RIACRE) (http://www.riacre.org/site/
?gtlang=es)
• SER Europe (http://chapter.ser.org/europe/)
• Restoring Natural Capital. RNC Alliance (http://www.rncalliance.org/epages/rncalliance.sf/en_AU/
?ViewObjectID=3710)
• Biohabitats (http://www.biohabitats.com/)
• Creando Redes: Foro de Restauración Ecológica (http://fororestauracionecologica.wordpress.com/)
• Master en Restauración de Ecosistemas (http://www2.uah.es/master_rest_eco/)
• FORECASTER - Facilitating the application of Output from REsearch and CAse STudies on Ecological
Responses to hydro-morphological degradation and rehabilitation (http://forecaster.deltares.nl) Proyecto
FORECASTER: una herramienta para compartir información y conocimientos relativos a la hidromorfología y la
Restauración ecológica 7

ecología de los ríos europeos, incluyendo casos de estudio (proyectos de restauración), las principales presiones
de los ríos europeos, y medidas de restauración ecológica.
• Restauración ecológica (http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_restauracion_ecologica.php) En
PRONATURA VERACRUZ, el programa Ecoforestal lleva a cabo proyectos y actividades de restauración
ecológica desde 2007 en los manglares de la Costa del Golfo y el Bosque de Niebla de la Sierra de Zongolica. La
restauración ecológica siendo una herramienta muy versátil, define su uso según cada caso y las oportunidades
que ofrece. Se pueden apreciar métodos y resultados en las páginas de la sección Ecoforestal del sitio web de la
organización: Bosque de niebla (http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_bosque_niebla.php), Restauración
ecológica (http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_bn_restauracion_ecologica.php), Especies
emblemáticas (http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_bn_especies_emblematicas.php), Árboles para
restaurar (http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_bn_arboles_restaurar.php), Restauración ecológica
(http://pronaturaveracruz.org/ecoforestal/ef_mg_restauracion_ecologica.php).
Fuentes y contribuyentes del artículo 8

Fuentes y contribuyentes del artículo


Restauración ecológica Fuente: https://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=70306391 Contribuyentes: Boninho, Diegusjaimes, Dr. Luis Balaguer, Ecemaml, Fadi251, Feministo, Furado,
GermanX, Goliath Wiki, Gusgus, MambaVerde, Mercetadzio, Quatus, Robespierre, 11 ediciones anónimas

Fuentes de imagen, Licencias y contribuyentes


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Luis Balaguer
Archivo:US Navy 100615-N-1688B-034 Don Shregardus is briefed on Environmental Restoration Site 8, Watchable Wildlife Area, at Joint Expeditionary Base Little Creek-Fort
Story.jpg Fuente:
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