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na vision penetrante y genial sobre Estados Uni dos y el mundo proporcionada por el hombre Pre rs acs ote re een Soe ec ae Ta Carr eee ae eee Cee es cate ee cd ene cer eat reer een eters ee eet ea eee See te ne Entrevistas por ee ok RCE eres : DAVID EARSAMIAN camente paralizado y le impide hacer algo por resolver ee ee eee ete ee en en ean Sony ee eet a) penta ee eet Desde mi punto de vista esa deuda no le correspon raver ra i esuponte que una de las premisas del capitalsmo esque * fa inversion esté tan exenta de riesgos como sea posible. etre eae rent ces ' enc eee eae poe ee y politica, sociologia traduccin de BERTHA RUIZ DE LA CONCHA EL BIEN COMUN por NOAM CHOMSKY entrevistas realizadas por DAVID BARSAMIAN compilado por ARTHUR NAIMAN Sigto veintiuno ealtores grupo etteria! siglo vento Shao wx eatores, man Sa" Se portada de maria lisa martinez psssarge primera edicién en espaol, 2001 ‘arta reimpresién, 2013, © siglo xe editors, sa de ex. segunda edicin en inglés, 1999 {© 1996-98 by noam chomsky and david barsamian llrightsreserved. originally published in ingish ‘asthe common good by odonian press, which i now fan imprint of goldsten & blair, 1.1.¢, po. box 32375 tucson az 85751, usa derechos reservados conforme a J ley impreso en ogrifica ingramex, sa. de cv. centeno 162-1 col, granjasesmeralda méxico, df ep. 09810 NOTA DEL COMPILADOR Estimado lector: EL presente libro es una compilacién de siete lar- gas entrevistas a Noam Chomsky, realizadas por Da- vid Barsamian. Después de reorganizar y editar el material, ambos sugirieron cambios y correcciones al original. Chomsky también agreg6 material nuevo y proporcioné notas para quienes tengan interés en ahondar sobre algiin punto. Las preguntas de Barsamian aparecen en cursi- vas. He agregado algunas notas aclaratorias [entre corchetes). En caso de que desconozca algiin nom- bre o término, consulte el indice, donde encontrar la primera pagina en la que aparece. Si este libro lo hace enojar 0 lo deprime ~y sino, verifique su pulso— lea el iltimo capitulo “Qué po- ‘demos hacer” (asf como la lista de organizaciones de apoyo que sugerimos). Noam Chomsky nacié el 7 de diciembre de 1928 en. Filadetfia, Ha impartido cursos de lingitstica desde 1955 —campo de estudio que ha revolucionado con sus teoras— y filosofia en srt. Ha recibido innume- rables reconocimientos y premios. Chomsky ha escrito diversos libros sobre proble- mas sociales y ha impartido conferencias sobre te- ‘mas politicos en Estados Unidos y el mundo entero. En un mundo menos enajenado, sus incansables es- m +8 [NOTA DEL.COMPILADOR fuerzos por promover la justicia le habrfan ganado desde hace mucho el preinio Nobel de la Paz. ARTHUR NAIMAN EL BIEN COMUN, |ARISTOTELES, ESE PELIGROSO RADICAL, A princpias de enero de 1997, iste wna confeencia en Washinton, D.C, evspiciada por diversas organic res inclayendo el gro de ola progress, ceca de Cinouerta miamies el Congreso eral radials. Suet arc la cnfrecia? ‘Me alentd mucho lo que percibfs una atmésfera animal, posit, yuna gran vtalidad,Predomina ba la sensecién Zon la ual concuerdo— de que la gran mayoria dels extadunidentes estan mas me- Fos en favor de un liberalism ipo New Dea, 10 tual es sorprendente, ya que pocos habrinescuche- doa alguien que promuera ena postura Supttestamente el mercado ha comprobado que Iapalaba iteration es nociva; por lo menos ext refuerza a punta de repetriocontinament.¥, sin Conbargo, muchos integrantes de eite grupo progre Sista que publicamenc se promanciaron eh 0" dl Now Deal, como el senador Paul Wellstone [dem6- trata por Minnesota), | dipstado Jim McGovern [deméerata por Massachusetts} y otos,ganaron la tleecién, De hecho, este grupo se fortaleis después de las elecciones de 1906 ‘Ahora bien, no creo que el iberalismo a estilo New Deal sea la solucin final. de ninguna mane: fa peo val a pena defender y extender sus gros, {que son el resultado de una fuerte lcha popu B81 10 EL BIEN COMON Tu fltica se ttul6 “Et bien comin’ fue el titulo que se me asigné, y como soy un tipo obediente y bien portado, pues de eso hablé. Comencé por el principio, por la Politica de Aristé- teles, que es la base de casi toda teorfa politica pos- terior. Para Aristételes una democracia deberia ser plena mente participativa (con algunas notables excepcio- mesiceorio:las-mnujeres y'los exclavoe) y que su meta deberia ser buscar el bien comtin. Para lograrlo, debe ~asegurar una relativa igualdad, “propiedad moderada yy suficiente” y “prosperidad duradera” para todos. En otras palabras, Aristoteles consideraba que es imposible hablar de democracia donde hay pobreza y riqueza extremas. Una democracia verdadera debe ser lo que hoy llamamos un estado benefactor —en realidad, una forma extrema de éste, que supera cualquier cosa vista durante el siglo pasado. (Cuando mencioné esto en una conferencia de prensa en Mallorca, los titulares de los diarios espa- fioles comentaron més 0 menos que “Si Aristételes viviera, seria denunciado como un peligroso radi- cal”. Y posiblemente sea cierto.) La idea de que riqueza extrema y democracia no pueden coexistir siguié vigente hasta la Iustraci6n y el liberalismo clisico, incluyendo a grandes figuras ‘como De Tocqueville, Adam Smith, Thomas Jeffer- son y otros, Era algo que se tenfa mas © menos por un hecho. Aristételes también sefial6 que si en una demo- cracia perfecta hay un pequefio mimero de ricos y un gran niimero de pobres éstos utilizarn sus dere- ‘chos democraticos para quitarles propiedades a aquéllos. Como le pareciera injusto, propuso dos so- LBIEN COMON u uciones: reducir la pobreza (lo cual recomendaba) 0 reducir la democracia. ‘James Madison, que no era ningtin tonto, obser v6 el mismo problema pero, a diferencia de Aristé tcles, para él lo importante era reducir la democra- ‘cia mis que la pobreza. Estaba convencido de que el objetivo primordial del gobierno era *proteger a la minora opulenta de la mayoria”. ¥, como solfa afir- mar su colega John Jay, “en realidad, deben gober- nar quienes son duefios del pais”.! ‘Madison temia que el mtimero cada vez mayor de habitantes que padecian las serias desigualdades de la sociedad “suspiraran secretamente por una distri- bucién més equitativa de las bendiciones [de la vi da]’. Si tenian poder democratico, habia el peligro de que hicieran algo més que suspirar. Claramente ‘expresé lo anterior en la Convencién Constitucio- nal, manifestando su preocupacién de que la mayo- ra pobre utilizara su poder para lograr lo que aho- ra llamarfamos reforma en la tenencia de la tierra. Por consiguiente, disefié un sistema para impedir que la democracia funcionara, dejando el poder en. manos de “los hombres mis capaces", aquellos que detentan “Ia riqueza de la nacién”. Los demés ciuda- danos debian ser marginados y divididos de diversas, ‘maneras lo cual, en el transcurso de la historia, ha adquirido diversas formas, entre otras, bases de vor tantes politicamente fraccionadas, barreras en con- tra de la accién unificada y la cooperaci6n de los tra- * Para todas Ine ctas de Madison y Jay, véase Noam Chomsky, ‘Paver and Prospects, cap. 5, South End, 1996. Para mayores deta- Nes comentarios, fase Noam Chomsky, "Consent without con sent Reflections om the theory and practice of democracy”, Ce ‘lad State Laws Review 44,1996, p. 4 2 ELBIEN COMUN bajadores, y explotacién de conflictos étnicos y ra- ciales. (En descargo de Madison diremos que era un pre- capitalista y “los hombres més capaces” que proponia eran en teoria “estatistas iluminados” y “filésofos be- nevolentes”, no inversionistas ni cjecutivos de gran- des empresas abocados a la maximizacién de su pro- pia riqueza al margen de las repercusiones que esto tenga en los demas. Cuando Alexander Hamilton y sus seguidores comenzaron a convertir a Estados Unidos en un estado capitalista, Madison se sinti6 de- ‘cepcionado. Considero que, si hoy viviera, seria anti- capitalista, al igual que Jefferson y Adam Smith. Resulta bastante improbable que lo que ahora se califica como “resultados inevitables del mercado” hubiese sido tolerado en una sociedad verdadera- mente democratica. Es posible tomar la senda suge- rida por Aristoteles y velar por que précticamente to- dos tengan una “propiedad moderada y suficiente” =o que €l lamaba la “clase media”. O bien se pue- de optar por la senda de Madison y limitar el funcio- namiento de la democraci ‘A lo largo de Ia historia de Estados Unidos, el po- der politico se ha concentrado en manos de quienes son duefios del pais, con algunas variantes limitadas, ‘como el New Deal. Franklin D. Roosevelt se vio obli- ¢gado a responder a la intolerancia pitblica frente a la situacin prevaleciente y, si bien dejé el poder en. manos de los ricos, los obligé a cumplir con una ex ppecie de contrato social. No era nada nuevo y segu- ramente volverd a suceder. [ELBIEN COMUN 3 IGUALDAD Crees que deberiamos luchar por la igualdad de oport ‘nidades 0 por la igualdad de resultados, con el propésito cde que todo el mundo tenga mas 0 menos la misma situa- idn ecomémica? Muchos pensadores, comenzando por Aristételes, han afirmado que la igualdad de resultados debe ser una de las metas primordiales de cualquier sociedad jjusta y libre. (No decfan resultados idénticos, pero al ‘menos si condiciones relativamente iguales.) ‘Aceptar la desigualdad radical de resultados 5 alejarse de lo que ha sido el fundamento de la tradi- cin humanista liberal desde sus inicios. Incluso los, postulados de Adam Smith en favor del libre merca- do se fundamentaban en el supuesto de que, en con- diciones de perfecta libertad, éste redundarfa en tuna perfecta igualdad de resultados, lo cual él consi- deraba algo positivo.? Ora figura ilustre, De Tocqueville, admiraba Ta re- lativa igualdad que crey6 observar en la sociedad estadunidense. (La exageré bastante, pero dejemos ‘de momento la cuesti6n de si su percepcidn era o no acertada.) Seial6 de manera explicita que si alguna vex se dicra una “desigualdad permanente en las condiciones” habria legado el fin de la democracia. Por cierto, en otras partes de su obra que no se citan con tanta frecuencia, De Tocqueville condené a la “aristocracia manufacturera” que crecia a ojos vistas, en Estados Unidos, y ala que calificé como “una de Jas mas rigidas” en Ia historia. Y afirmé que si ésta Iegara al poder nos veriamos en serios problemas. © Democracy in Amerien, vol. 2, cap. 20. 4 ELBIEN coMUN Jefferson y otras figuras de la Tlustracién compar- tian temores similares. Desafortunadamente, la reali- dad superé sus peores pesadillas, Ron Daniels, director del Centro para tos Derechos Cons titucionales en Nueva York, utiliza la metéfora de dos co rredores: uno inicia en la linea de salida mientras que el otro comienza a un metro de la meta Es una buena analogia, pero no me parece que Uegue al meolto del asunto, Ciertamente, en este pais no existe nada que remotamente se asemeje a una igualdad de oportunidades pero, incluso si la hhubiera, el sistema seguiria siendo intolerable. ‘Supongamos que tenemos a dos corredores que comienzan la carrera exactamente en el mismo lu- {gar, tienen los mismos tenis y equipo deportivo. Uno termina primero y obtienc todo lo que quiere; el otro llega en segundo lugar y se muere de hambre. Uno de las mecanismos para combatr a dsigualdad es la Accién afirmatica. iQué opinas de ella? En muchas sociedades es algo cotidiano, En la In- ia, por ejemplo, existe una especie de sistema de ac- cion afirmativa denominado rseruaciones que se ins tituyé a fines de los cuarenta, durante la época de la independencia, y cuyo propésito era tratar de supe- zar las afiejas y profundas diferencias de castas y de enero. Cualguir sistema de este tipo afectaré mas a algu- ‘os, pero a cambio (por lo menos eso se espera) sur- gird uma sociedad mas equitativa y justa para el futu- 10, El funcionamiento prictico puede ser engafioso. Yo no creo que haya reglas mecénicas simples para que funcione. LIEN cOMUN 1s La accién afirmativa es, en gran medida, un in- tento por justificar los patrones opresivos y diserimi- natorios que existian en el pasado. Ciertamente de- beria diseiarse de manera tal que no perjudique a los pobres que no se encuentran dentro de las cate- gorfas a las que se brindard apoyo. Esto es posible. ‘Tenemos casos de una aplicaci6n sumamente eficaz de la accién afirmativa: en universidades, en la in- ddustria de la construccién, el Ambito de servicios pti- blicos y otros. Si analizamos en detalle, sin duda en- contraremos miiltiples aspectos criticables, pero el impulso principal del programa es humanista y ade- cuado. BIBLIOTECAS Desde pequetio, las bibliotecas fueron muy importantes pa- 1a tu desarrollo intelectual, ino fue asi? ‘Me la pasaba en la biblioteca piiblica del centro de Filadelfia, que era excelente. Ahi lef el edimulo de literatura anarquista y marxista que siempre cito. En aquellos dias la gente lefa y acudia a las bibliotecas con frecuencia. En muchos sentidos, los servicios pilblicos eran mucho mejores en los decenios de 1930 y 1940. Y cteo que ésta es una de las razones por las que la gente pobre, incluso los desempleados de los ba- rrios marginados, parecia tener mas esperanza. Tal ver peque de sentimentalismo, y esto implica compa rar las percepciones de un nifio con las de un adul- to, pero es verdad. Las bibliotecas eran un factor importante. No s6- lo la gente educada tenfa acceso; muchas personas 16 LIEN COMUN acudian a ellas, y ahora esto es mucho menos fre- cuente. Te diré por qué te lo pregunté. Hace poco esheve en la bi- blioteca publica a la que iba cuando era nino ~en la es quina de la calle 78 y York, en Nueva York después de ‘una ausencia de treinta y cinco arias. Actualment, ésta es tuna de las zonas del pais con un mayor nivel econémico. Descubré que habia muy pocos libras sobre politica Cuando et bibliotecario me explicé que tenéan sobre todo bestsellers, le comenté que me daria mucho gusto donar ‘algunos de nuestas libros. Poco interesado, me sugirié Uenar un formulario. Al tomar uno del méidulo, ime enconiré con que el costo de re comendarte a la biblioteca que adguiriera un determina: do libro era. de 30 centavos! Algo parecido sucede en la industria editorial, en general, incluyendo las librerfas. Yo viajo mucho y con frecuencia me quedo varado en algtin acropuer- to, digamos que en Chicago debido a una fuerte ne- vada, Antes siempre encontraba algo que leer en las librerias del aeropuerto, un clisico o algo de actual dad. Pero ahora es casi imposible. (Y no solo en Es- tados Unidos. No hace mucho me quedé atrapado en el aeropuerto de Napoles y también abi la libre- ria era un asco.) Sin duda se debe sobre todo a la presién del mer- cado. Los bestsellers se mueven répido, y cuesta dine- ro tener libros que no se venden de inmediato. Ade- més, las modificaciones a las leyes fiscales han exacerbado el problema, ya que ahora les resulta mucho mas caro a los editores tener inventarios; por ‘¢s0 rematan al costo los libros que se quedan y dejan de imprimirlos mucho antes. [EL BIEN CoM 7 'Y esto ha afectado muchisimo a los libros de polf- tica, Las grandes cadenas, que hoy por hoy dominan ‘1 mercado del libro, ciertamente tienen muy poco ‘material sobre politica, aunque lo mismo puede de- cirse de otro tipo de libros, por lo que no creo que se trate de censura a estos temas. La derecha esté promoviendo que se cobre el uso de ta bi- Ddlioteca. Esto es parte de la nueva idea de redisefiar a la so- ciedad de manera que se beneficie tinicamente a los ‘cos. Claro que no van a pedir que se acabe el Pen- tagono; no estin tan locos como para pensar que nos defiende de los mafcianos, pero comprenden perfectamente que se trata de un subsidio para los ricos. As{ que no hay problema con el Pentagono, pe- ro si con las bibliotecas. Lexington, el suburbio de Boston donde vivo, es tuna zona de clase media profesional donde los ve- cinos siempre han apoyado a la biblioteca. Yo doy dinero y la uso, y me beneficia que sea bastante buena. Sin embargo, me molesta que las leyes de zonifi- cacién y el deficiente transporte piblico virtualmente garanticen que s6lo gente rica pueda vivir en Le- xington. En zonas més pobres, pocas son las perso- nas que disponen de dinero para apoyar a la biblio- teca, del tiempo para usarla o del conocimiento para saber qué buscar. Te contaré una historia triste. Una de mis hijas vi- via en una zona bastante venida a menos, no precisa- ‘mente un barrio popular pero sf bastante descuida- do. La biblioteca ptiblica es bastante aceptable y tiene una buena coleccién de libros para nitios. Esta 18 BL BIEN COMUN ‘muy bien puesta, tiene un disefio creativo y la atien- den dos bibliotecarios. Un sébado por la tarde fui con sus hijos. No habia nadie, salvo unos cuantos nitios de familias de profe- sionistas de la localidad. Dénde estaban los peque- fos que deberian estar ahi? No lo sé, posiblemente viendo la television, pero desde Inego ir a la biblio- teca no estd entre sus prioridades. Hace cincuenta 0 sesenta aos, ir a la biblioteca cera el tipo de actividad para una persona de clase trabajadora. ¥ el que haya logrado borrar de la men- te de los ciudadanos hasta el deseo de tener acceso a los recursos culturales es una impresionante victo- ria del sistema, LIBERAD La palabra libertad se ha wuelto casi sinénimo de capi- talismo, como el titulo del libro de Milton Friedman, Ca- pitalismo y libertad. Es un viejo truco. Milton Friedman es lo bastante inteligente para saber que jamés ha habido siquiera un vistumbre de capitalismo y que, silo lubiera, so- breviviria exactamente tres segundos porque los em presarios no lo permitirfan. Los grandes consorcios insisten en que los gobiernos poderosos los protejan, de la discipiina del mercado, y su existencia misma es un ataque a los mercados. Todo este parloteo sobre el capitalismo y la liber- tad es un fraude consciente. En cuanto te trasladas al mundo real te percatas de que nadie cree esas ton- terias. BLBIENCoMtON 9 Se dice que Dwayne Andreas, presidente de ADM [Archer Daniels Midland, uno de los principales patrocinadores dde NPR y PAS que se autodenomina “el supermercado det ‘mundo, afirmé: “En este mundo no hay absolutamente nada que se venda en el libre mercado. iNada! El libre mercado s6lo existe en los discursos de los politicos Pues silo dijo seguramente fue en un memorin- dum interno o en una plética entre amigos, ya que no ¢s ¢l tipo de comentario que haria en piblico, Sin ‘embargo, es cierto, Como dijera el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: “la sobreviven- cia en los mercados agricolas depende menos de las ventajas comparativas que del acceso comparativo a Jos subsidios” + Dos economistas técnicos holandeses encontra- ron que fodas y cada una de las cien transnacionales ‘ms grandes que aparecen en Ia lista de Fortune se han beneficiado de la politica industrial de su pais de origen, y por lo menos veinte de ells no habrian sobrevivido si el gobierno no las rescata o les otorga grandes subsidios para sacarlas de problemas.? En la primera plana del Baston Globe apareci6 un articulo sobre cémo superamos a Japdn en Ia fabri: cacién de semiconductores. Afirmaba que estéba- mos presenciando “uno de los cambios de papeles ims importantes de la €poca moderna: Ia transfor- maciGn de Japén de gigantesca potencia en fabrican- te de chatarra... el esfuerzo japonés, liderado por su gobierno, por dominar la industria de los chips, por Dan Camey, Mother ones, diciembre de 196, 4 stuman Development Report 1997, Oxford Universey Press, 1907, p. 86, 3 Winfried Ruigrok y Rob van Tulder, The Laie of Internati. nal Rertrcturing, Rostledge, 1995. 20 ELBIEN COMUN ¢jemplo, debié replegarse. Estados Unidos, cuya participacién en la produccién mundial de chips era mucho menor que la de Japén en 1985, lo superé en 1998 y se ha mantenido en esta posicin’.° El articu- lo citaba a Edward Lincoln, asesor econémico del ex embajador de Estados Unidos en Japén, Walter Mondale, que dijo: “La leccién de los aiios noventa 8 que todos los paises obedecen las mismas leyes econémicas.” ete fe lo gue sucdis en realidad? Durante e lecenio , Ios gobiernos de Reagan y Bush obligaron a Japéna eleva Tor precios delos chips y 2 garantizar a los productores estadunidenses una articipacién en los mereados japoneses. También derramaron grandes cantidades de dinero en nies tra propia industria, por medio del sistema militar y Sematech, consorcio industrial propiedad del gobier- no que estaba restringido a empresas estadunidens- 8, Debido a esta intervencién estatal en gran escala, Estados Unidos recupers el control de fa parte més sofisticada del mercado de los microprocesadores. En ese momento Japén anuncié que, en un intento Por competir, iniciarfa un nuevo consorcio indus. tial propiedad del gobierno para producir semicon- ductores. (Algunas empresas estadunidenses partici pardn en los proyectos de Japén, en la nueva era que algunos cconomistas de negocios Haman “capitalis: mo de alianza”.) Obviamente, ninguna de estas me- didas tuvo nada que ver con el mercado,” El rescate mexicano es otro ejemplo. Las grandes 6 Peter Gosselin, 4 de febrero de 1997, 7 Andrew Pollack, “Tokyo steps in to help fund companies’ hightech research", New York Times News Seo, International He- tld Tribune, 9 de noviembre de 1986, ELBIENCoMUN a ‘empresas de inversi6n en Nueva York hubiesen re- sultado sumamente afectadas si México no cumple con el pago de sus préstamos, 0 paga los préstamos de corto plazo en pesos devaluados, como legalmen- te tenfa derecho a hacerlo. Sin embargo lograron que el piiblico estadunidense garantizara sus pérdi das... como de costumbre. Esto indica que tienes todo el derecho del mundo a hacer el dinero que quieras, pero si te metes en problemas, los contribuyentes tienen la responsabili- dad de arreglar las cosas. Se supone que una de las, premisas del capitalismo es que la inversiGn esté tan cexenta de riesgos como sea posible. Ninguna empre- sa quiere mercado libre... lo que quieren es poder. ‘Otra de las muchas areas en que chocan la liber: tad y el capitalismo es lo que lleva el ridiculo nom bbre de libre comercio. Cerca de 40 por ciento del co- mercio de Estados Unidos se lleva a cabo dentro del propio pais, entre empresas. El que un fabricante de ‘autos estadunicense envie una refaccién de Indiana allinois no se Hama comercio, pero si envia esa mis ‘ma refaccion de Mlinois al norte de México, entonces, ya se considera comercio —de exportacién cuando sale y de importacién cyando entra. En realidad esto no es més que explotacién de mano de obra barata, evadir normas ambientales ¥ Jjugar al juego de dénde pagas tus impuestos. Este ti- ‘po de actividad también abarca una proporcién ilar 0 incluso mayor del comercio en otros patses industrializados. Atin més, las alianzas estratégicas centre empresas tienen un papel preponderante en la administracién de la economia global. Por ende, hablar del “crecimiento del comercio mundial” es una broma. Lo que crece es la compli- 2 ELBIEX coMUN cada interacci6n entre empresas transnacionales, ins- tituciones con una administracién central que en realidad son verdaderas “dictaduras econémicas” La hipocresia es contagiosa. Por ejemplo, los im- pulsores del libre comercio también exigen derechos de propiedad intelectual [patentes y registros, entre otros] sumamente proteccionistas. La normatividad de las patentes que avala la Organizacién Mundial del Comercio (que los paises ricos de hoy jamas hu- bieran aceptado cuando se disputaban su lugar en el mundo) no s6lo es extremadamente perjudicial para los paises en desarrollo desde un punto de vista eco- némico, sino también afecta la innovacién; en reali dad, ésa es precisamente su finalidad. Lo llaman “li- bre comercio” cuando en realidad lo que hace es concentrar poder. Las grandes transnacionales quieren reducir Ia li- bertad socavando el funcionamiento de la democra- cia en los paises donde operan, al tiempo que se ase- guran de qu el goblerno tenga Ja fuerza suficinte para protegerlos y apoyarlos. Esa es la esencia de lo que en ocasiones yo lamo “Ia verdadera teoria del mercado” Si analizas la historia del desarrollo econémico ‘moderno, encuentras que —pricticamente sin excep- i6n— los abogados del “libre mercado” insisten en que se aplique a los pobres y a la clase media pero no a ellos. El gobierno subsidia los costos de las grandes empresas, las protege de los riesgos del mer- ‘ado y les permite quedarse con las utilidades. Si te pido autorizacién para fumar en tu oficina y me res: pondes que no, dpodria decir que estas coartando mi liber tad? ELBIEN COM 2B Estoy coartando tu libertad pero aumento mis de- rechos. $i tii famas en mi oficina, aumentas las pro- bbabilidades de que me muera. Cualquier esfuerzo ‘rear una existencia mas humana necesariamen- te inhibiré la libertad de alguien. Si un pequeiio cru- zalacalle frente a m{ cuando tengo luz roja, el semé- foro coarta mi libertad de atropellario y llegar ms pronto al trabajo. Las escuelas piblicas son otro ejemplo. La gente que no tiene hijos también paga impuestos para es- cuelas porque tenemos el sentimiento comtin de que beneficia a nuestra sociedad el que los nisios reciban educacién. Si tenemos 0 no hijos no tiene importancia ‘Naturalmente, los apélogos ms fandticos del des- potismo privado —que de hecho desean coartar Ia li- bertad y la democracia— utilizan palabras sonoras como liberiad. Lo que en realidad quieren decir es ‘que es necesaria la tirania y un estado poderoso que la asegure. Fijate bien lo que proponen. La Fundacién Heritage, por ejemplo, habla y ha- bla sobre grandes temas filosoficos, de reducir la im- portancia del estado y cosas por el estilo, pero qui re incrementar el presupuesto para el Pentégono ya ‘que es la principal fuente de subsidio pablico para las industrias de tecnologfa de punta. Es un asunto dificil de defender, pero mientras no haya un deba- te pubblico inteligente, se saldran con la suya. Los tipos mas extremistas, como Murray Roth- bard, por lo menos son honestos. Les encantaria climinar los impuestos de las carreteras porque te obligan a pagar por un camino por el que quiza ja- mis transitaras. Como alternativa, sugieren que si queremos ir a algiin lado deberfamos construir un 24 7 ELBIENCOMON camino y luego cobrarle a la gente el peaje. Si generalizamos lo anterior veremos que una so- ciedad semejante no podria sobrevivir y, aunque pu diera, estaria tan lena de terror y odio que cual- quier ser humano preferiria vivir en el infierno. En todo caso, es ridiculo hablar de libertad en una sociedad dominada por grandes empresas. Qué cla- se de libertad existe dentro de un grupo corporativo? Son instituciones totalitarias: recibes érdenes de arri- ba y quiz4 las das a tus subalternos. Hay tanta liber- tad como en el stalinismo. Los pocos derechos que atin tienen los trabajadores estan garantizados por la limitada autoridad pitblica que atin existe. Cuando a las enormes instituciones privadas tiré- nicas se les otorgan los mismos derechos 0 incluso ‘més— que a los seres humanos, la libertad se vuelve tuna farsa, La solucién no es restringir la libertad, si- no restringir las tiranfas privadas. En Boulder (Colorado), donde vivo, se promulgé una ley que prohibia-fumar en los restaurantes, y se suscité wna enorme y-bien fundamentada campaiia en su contra. Al- gunds integrantes del consejo ciudadano de ta ciudad fue ron amenazados y se les calificé de “fascistas” y “nazis”. Todo en nombre de la libertad. No es nada nuevo. Anteriormente, la cantaleta era que Philip Morris debia tener la libertad de con- vencer a nifios de doce afios de que fumaran, y las madres de estas criaturas tenfan la libertad de impe- dirles que lo hicieran. Desde luego, Philip Morris tiene grandes recursos y, por ence, mayor poder de persuasién que miles de padres y cientos de inte- ‘grantes del consejo ciudadano, pero eso supuesta- ‘mente era irrelevante. sunrexcouon 25 Hace poco hubo una curiosa coincidencia. El New York Tines public6 un editorial escrito por un miem- bro del Instituto Hoover sobre “las profundas dife- rencias filosGficas” que separan a liberales y conser adores. Los liberales quieren que la politica social se administre a nivel federal, en tanto que “los con- servadores prefieren transferir el poder a los esta dos, ples creen que las medidas politicas deberian tomar mas en cuenta alas personas" Exe mismo dia, el Wall Street Journal presenté un. articulo titulado “Fidelity generalmente logra lo que quiere, y quiere que se reduzcan los impuestos en Massachusetts", que comenzaba: “cuando Fidelity Investments habla, Massachusetts escucha’,* de lo contrario.. Massachusetts escucha, explicaba el artculo, por- aque Fidelity ¢s una de las empresas mas grandes del estado y ficilmente puede cambiar su domicilio cra zando la linea estatal a Rhode Island. Y es0 es exac- tamente lo que amenaz6 con hacer a menos que el estado de Massachusetts le concediera una "exen- cidn fiscal” —esto es, un subsidio, ya que “la gente” ppaga més impuestos para compensatlo, (Hace poco sucedié lo mismo en Nueva York, cuando las gran- des empresas financieras amenazaron con mudarse a Nueva Jersey.) Massachusetts le concedié a Fidelity Ja “exencién’”. ‘Unos meses antes, Raytheon habia exigido exen- cidn de impuestos y del pago de servicios, tal vex pa- ra compensar el que sus acciones triplicaron su va- lor en los ailtimos cuatro afios, y los dividendos por * Jon Cogan, New Yok Tima; Gary Path, Wel Sie Journal ambos 4 de diciembre de 1985. Charles Sin, "Fund firm's ax ‘eit gts gren igh, Boon Globe, 81 de julio de 1906. 26 -ELBIEN COMUN accién también se elevaron 25 por ciento. El informe ‘en las paginas de negocios presentaba la pregunta (retérica) de si Raytheon “pedia délares de impues- tos.con una mano mientras les pasaba dinero a los accionistas con la otra”? Una vez mds, Massachusetts prest6 atencién a la amenaza de que se saldrian del estado. Los legisla- dores habfan programado una gran exencién fiscal para todas las empresas asentadas en Massachusetts pero la restringieron a Raytheon y otros “contratis- tas de la defensa’. Es una historia antigua. Hasta finales del siglo XIX, las funciones de las empresas estaban explicita- ‘mente determinadas por los estatutos del estado, y el to desaparecié cuando Nueva Jersey oftecio abolitlo, Las empresas comenzaron a constituirse en Nueva Jersey en ver. de en Nueva York, obligando a este diltimo a abolir también el requisito e iniciar una. “carrera a muerte”, EH resultado fue un incremento sustancial en el poder de las tiranias privadas, que les dio nuevas ar- ‘mas para socavar Ia libertad y los derechos humanos, y para manejar los mercados en su propio interés. E's a misma Iégica de General Motors cuando decide invertir en Polonia, o de Daimler-Benz para transfe- rir la produccién de Alemania, donde la mano de obra es muy cara, a Alabama, donde no lo es. Al enfrentar a Alabama con otro estado conten- diente, Carolina del Norte, Daimler-Benz obtiene subsidios, un mercado protegido y seguridad contra los riesgos de “la gente’. (Las pequeiias empresas * Aaron Zitner, “Debate over Raytheon aid", Bouton Globe, 12 de abril de 1995. Doris Sue Wong, “Business tax cut narrowed”, Boston Globe, 81 de octubre de 1995, exten contin 2 también pueden entrar en el juego, cuando los esta- dos se ven obligados a competir para sobornar a los poderosos.) Desde luego, es mucho mas facil jugar este juego entre estados que entre paises. El que Fidelity se mu- de a Rhode Island o Raytheon a Tennessee no signi- fica mayor problema, y Massachusetts lo sabe. En cambio transferir las operaciones al extranjero seria un poco mas dificil, ‘Sin duda, los “conservadores” son lo bastante teligentes para comprender que trasladar las decisio- nes al nivel estatal no transfiere el poder a “la gen te” sino a quienes son Io bastante poderosos para pedir subsidios con una mano y embolsarselos con. Inotra. Ese es el “profundo principio filos6fico” que subyace en los esfuerzos de los “conservadores” pa ra transferir el poder a los estados. ‘Ain quedan algunas defensas a nivel federal, y a cello se debe que se le haya declarado enemigo (aun ‘que no, desde luego, alas partes que canalizan dine- ro a las grandes empresas, como el Pentégono, cuyo resupuesto va en aumento, a pesar de las objecio- nes de mas del 80 por ciento de la gente). De acuerdo con una encuesta publicada en el Washington Post, un gran niimero de personas consi- dera que todo lo que hace el gobierno federal esta ‘mal, con excepcién de lo relacionado con el ejército, que (desde luego) necesitamos para enfrentar las graves amenazas la seguridad de Estados Unidos. (Aun asf, la gente no queria que se incrementara el presupuesto militar, como finalmente hicieron Clin- ton, Gingrich y otros.) 2 qué podria explicar esto? =se preguntaba el Washington Post. éSerdn acaso cincuenta afios de intensa propagan- 28 EL BIEN cOMUN da corporativa, en los medios 0 en otros contextos, que han logrado dirigir el temor, el enojo y la frus- tracién de la gente en contra del gobierno y hacer que el poder privado se vuelva invisible para ellos? No se sugiere que ésta sea una raz6n, sino que es un misterio que la gente tenga estas ideas extrafias. ‘Sin embargo, no hay duda de que las tiene. Cuan- do alguien desea dar rienda suelta a su enojo por el hecho de que su vida se desmorona, es mas proba- ble que coloque una bomba en un edificio puiblico ‘que en la matriz de una gran empresa, Giertamente el gobierno tiene muchas fallas, pe- ro esta propaganda critica lo que sf funciona, a sa- ber, que es la tinica defensa de la gente en contra de las tiranias privadas. Regresando a la situacién en Boulder, dseria un ejemplo de to que Uamas “antipolitica”? Es un ejemplo de oposicion a la democracia. Sig: nifica que la gente no deberia tener el derecho de reunirse y decidir de manera democritica eémo quiere vivir Con frecuencia has sealado gue, mientras los eecutivos de las grandes corporacionesobtienen todo lo que quieren on bandeja de plata, son muy recelasos dela extrema dere cha, porque quieren asegurarse de que sus hijas sigan te reno derecho al abort, Pero sus hijas tenia este dere cho antes del caso de Roe vs. Wade. Los ejecutivos no desean hacerlo en secreto ¢ invo- lucrarse en un acto delictiv. Desean que su esposa y sus hijas tengan ls libertades normals y vivir en una sociedad civilizada, no en las garras del fundamenta- lismo religioso, donde quienes lo practican piensan AL BIEN COMUN 29 que el mundo fue creado hace unos dos mil aos. ‘Otra cosa que les preocupa de esta tendencia ha- cia la ultraderecha es que tiene cierta vena populis- ta. Hay mucha oposicién a “Io grande”, no s6to aun gobierno grande sino también a los grandes consor- ios. La derecha no le ve el caso a destinar fondos a la ciencia, pero los empresarios si, porque asi se ge- neran la tecnologia y el conocimiento que explots- in en el futuro, ‘Los grandes ¢jecutivos tampoco estén muy de acuerdo con la idea de desmantelar las instituciones internacionales como las Naciones Unidas ni de eli- rminar lo que laman ayuda al extranjero, Necesitan csas instituciones y quieren que sigan existiendo. El fanatismo patriotero que les gané la desregulacién, la reforma torcida a la legislacién que permitia que fuesen sujetos a una accidn civil y el recorte de los servicios sociales tiene otro aspecto, que definitiva- ‘mente les importa mucho. EN EL FRENTE NACIONAL EL MITO DE LOS TIEMPOS DIFICILES El otro dia que llamé a tu casa en Lexington me comen- taste que no habia luz Greo que cada vez padeceremos con mis frecuen- cia este tipo de situaciones. Realmente no se ha in- vertido en infraestructura; es parte del problema de ‘querer obtener ganancias en el corto plazo: te olvi- das de todo lo demi. Muchas personas son conscientes de ello. El otro ApoliarD Calle (Asocicin Lnoamercra de De rechor Humans y Comin Avia de rns), die, Méxe 0, 14 de octubre de 1994. 44 EN EL FRENTE NACIONAL, bajo fianza. éTe sorprende? éPor qué permitirian los ricos y poderosos que se les enjuiciara? Russell Mothiber det Conporate Crime Reporter com ‘ara dos estaditicas: 24 mil estadunidenses muzren ase Sinades cada aif, en tanto que 56 mil mucren por acc. dentesyenfermalades relacionados con e taba. Este es otro ejemplo de delits corporativos no castigados. En los aos ochenta el gobierno de Rea- gan informé al mundo empresarial que no baa cas tigarVilaciones a los reglamentos de la osta [Agen- cia para la Seguridad Ocupacionaly a Salud). Como resultado, el nimero de accidentes industriless crementé en forma dréstica. Business Week informs que, entre 1988 y 1986, los dias laborates perddos dlebido a accidents casi se duplcaron, en parte debi do a que “durante los gobiernos de Reagan y Bush se maniaté a la osHa.® Lo mismo puede afirmarse de Ios problemas am- bientales, por ejemplo, la disposicion de desechos ‘éxicos. Sin ducla mucha gente muere por esta cat. sa, pero éacaso esto puede considerarse un crimen? Deberia serlo. ‘Howard Zinn y 30 visitamos una prisién federal de alta se- guridad recién construida en Florence, Colorado, La recep- Gidn tenia techs altos, pisos de laseta, vidrio por doguier. Mas 0 menas por las mismas jechas lei que las escuelas de (a ciudad de Nueva York estén tan sobrepobladas que los ‘estudiantes se reinen en cafeterias, gimnasios y vestidoves. ‘Me parecié un contraste digno de mencin, Giertamente hay relacién entre ambas situacio- * Busines Week, 23 de mayo de 1904 EEL FRENTE NACIONAL 45 nes. Tanto las cfirceles como las escuclas de las z0- nas populares tienen poblacién excedente a la que no tiene caso educar porque de cualquier manera no hay trabajo para ella, Pero como somos un pais ivilizado, los metemos a la carcel, en ver de enviar escuadrones de Ia muerte para que acaben con ellos. Las cérceles estin repletas de personas que han cometido delitos relacionados con las drogas, por lo general bastante menores. Sin embargo, no he visto ‘a muchos banqueros o ejecutivos de laboratorios qui+ micos presos. La gente de los suburbios ricos come- te bastantes delitos, pero desde luego no va a la cér- cel con Ia frecuencia que van los pobres. ‘También hay otro factor. La construccién de cét- celes es ahora una parte sustancial de la economia y, si bien atin no aleanza la escala del Pentégono, des- de hace algunos afios ha crecido con la rapidez sufi- ciente para acaparar Ia atencidn de las grandes insti tuciones financieras, como Merrill Lynch, quienes han emitido acciones para ello, En fechas recientes, la industria de tecnologia de punta —que se ha alimentado del Pentagono- esta considerando la idea de administrar las circeles con supercomputadoras, tecnologia de vigilancia, etc. En realidad, no me sorprenderia ver cada vez menos gente en la cércel y ms personas presas en su casa. Posiblemente la nueva tecnologia logre mecanismos de vigilancia que controlen a la gente dondequiera que se encuentre, de manera que si levantas cl telé- fono para hacer una llamada que no les guste, sue- nan alarmas o recibes una descarga eléctrica. Esto ahorra el gasto de construir cérceles. ¥ aun ‘cuando afecta ala industria de la construccién, con- 6 EVEL FRENTE NACIONAL, tribuye a la tecnologizacién del sector, que es el drea de la economia mas avanzada y dindmica. Lo que describes pareceria un escenario orwelliano de 1984, Liimalo orwelliano 0 como quieras, pero creo que es simplemente capitalismo de estado; la evolu- cién natural de un sistema que subsidia el desarrollo industrial y busca maximizar las utilidades de corto plazo para unos cuantos a costa de las mayortas. ‘Si hace treinta 6 cuarenta atios hubieras pronosticado que habria vuelas y restaurantes donde se prohibiera fumar, y que las comparias tabacaleras serian duvamente ataca das, nadie te hubiera creido. Durante los afios ochenta, el uso de todas las sus- tancias —drogas, cigartillos, café, etc— decliné entre los sectores mas educados y pudientes de la pobla- cin. Y como las tabacaleras saben que terminaran or perder esa porcién de su mercado, se han expan- dido répidamente a mercados extranjeros, que se ven obligados a abrirse debido al poder del gobierno estadunidense. ‘tin encuentras mucha gente pobre y sin educa- ‘cin que fuma; de hecho, el tabaco se ha convertido ‘en una droga de clase baja, por lo que algunos his- toriadores del derecho predicen que llegar el mo- mento en que se vuelva ilegal. En el transcurso de los siglos, siempre se han prohibido las sustancias asociadas con “las clases peligrosas”. La probibicién, del alcohol en este pats se dirigié, en parte, a la cla se obrera que frecuentaba los bares de Nueva York. Los ricos siguieron bebiendo a su antojo. No estoy en favor de que fumar se vuelva ilegal, EL FRENTE NACIONAL 47 como tampoco estoy en favor de que se vuelvan ile- les otras sustancias vinculadas con la clase social. Pero es un hébito asesino que mata a gran nimero de personas y perjudica a muchos otros, por lo que | imponer cierto control es un paso adelante. En agosto de 1996, Gary Webb escribié wn articulo en tres partes en el San Jose Mercury News, que después se con- virtié en un libro lamado Dark Alliance. Webb afirma (que la CIA hizo una fortuna vendiendo crack en el gueto negro de Las Angeles y que de hecho es responsable de que asta droga se haya vuelto tan popular en el decenio de 1980. ‘He observado que ti te mantienes al margen de estas historias, al menos hasta que te piden tu opinién en algw na sesién de preguntas y respuestas. No les dedicas mucha eat “To que pasa x que les doy otro enfoque. La his- toria de Webb es fundamentalmente correcta, pero el hecho de que la CIA esté involucrada en la distri- bucidn de droga ha sido bien conocido desde hace vyeinticinco fis, cuando Al McCoy publics su li bro. Comenz6 después de la segunda guerra mun- dial, ys posible seguirle la pista a través del contac- to en Francia, en Marsella (una consecuencia de los, esfuerzos de la CIA por socavar los sindicatos recons- tituyendo la mafia de rompehuelgas y revoliosos), has- tael Tringulo Dorado en Laos y Birmania, Afganis- tn, etcétera. ‘Tanto Parry como Brian Barger sacaron a la luz 1 San Jose Mereury News, 18.20 de agosto de 1996. Gary Webb, Dark llianey, Seven Stories, 1998, "Allred W. MeCoy, The Politics of Heroin im Southeast Asi a per & Row, 1072; The Plt of Heron, Lawrence Hl, 1991 48 EVELFRENTE NACIONAL, esta historia hace diez afios Su evidencia era correc- ‘a, pero los callaron de inmediato. La contribucién de Webb fue rastrear algunos detalles y descubrir que la cocaina se introdujo en los guetos por una ru- ta particular, Cuando la cia afirma no saber nada del asunto, supongo que tiene raz6n. éPara qué querria saber detalles como ésc? Que termine en los guetos no es tun complot, sino algo que ocurre de manera natu- ral. No se va a introducir en comunidades bien cus- todiadas que pueden protegerse a s{ mismas, sino en comunidades devastadas donde la gente tiene que luchar para sobrevivir, donde nadie cuida de los ni- jios porque sus padres trabajan para darles de co- mer. Desde luego hay una relacién entre la cia y las drogas. Estados Unidos estuvo involuerado en una ‘campatia internacional de terrorismo en gran escala ‘en Centroamérica en general de manera clandestina (lo que significa que los altos Funcionarios y directo tes de medios lo sabfan, aunque como se manteni bajo el agua, bien podian fingir absoluta ignorancia del asunto). Para obtener dinero que no pudiera ras- trearse su origen y asesinos brutales, nuestro gobier- no recurri6, naturalmente, a narcotraficantes como Noriega, quien fue su gran amigo hasta que se vol vVi6 demasiado independiente. Nada de esto es secre- 00 sorpresa, En lo que difiero de muchas personas es que no reo que la cia haya actuado de manera indepen- dlicnte; sigue instrucciones de la Casa Blanca, que la utiliza como un instrumento de politica de estado para realizar operaciones que el gobierno quiere ne- gar de manera crefble. {28 EL FRENTE NACIONAL, 49 | 108 MEDIOS En Manufacturing Consent, ef libro que excrbiste en | 1983 conjuntamente con Ed Herman, describes que las noticias pasan por cinco filtres? antes de que et pblico © as vea. Si mal no recuerdo, uno de los filtros era el anti: comunismo. éCrees que habria que cambiarlo? ‘Cuando menos temporalmente. En aquellos mo- ‘mentos se tenfa una visién sumamente estrecha pe- ro, desde una perspectiva mas amplia, se refiere a la idea de que el enemigo acecha y debemos cobijarnos bajo el manto del poder interno. ‘Necesitas algo para asustar a la gente, para impe- dir que presten atencidn a lo que verdaderamente les sucede. De alguna manera tienes que engendrar temor y odio, canalizar el tipo de rabia —o incluso s6lo descontento— que se genera debido a las condi ciones sociales y econémicas. A principios de los afios ochenta era claro que el comunismo no servirfa como amenaza durante mu cho tiempo més, asi que en cuanto Reagan lleg6 al poder, se volvié la atencién hacia el “terrorismo in- ternacional”. Desde un principio, utilizaron a Libia como chivo expiatorio. Cada vez que querian obte- "1 dimensidn,contracin de a propiedad, medioseconémi- os del propietario orientacin de las utlidades de las principa- les empresas de comunicacién masa: 2) ln publicidad como fuente primordial de ingress dle los mesos de comunicacién masiva: 3] dependenea de los medios de la informacién propor ‘ionada por el gobierno, elector empresarialy los “experts” rancad y sprobada por estas fuentes primariasy agentes del po- der, 4] critica 0 publicidad negativa como medi de diseipliar a las medios:y 5} el ‘anticomaninmo! como teligin nacional y me- ‘anismo de contol” Edward 8. Herman y Noam Chomsky, Me ‘nufactring Consent, Pantheon, 1988, p 2. 30 [EN EL FRENTE NAGIONAL, ner el respaldo popular para apoyar a los Contras 0, algo por el estilo, maquinaban una confrontacién con Libia. Llegé a ser tan ridiculo que, en cierto mo- mento, la Casa Blanca estuvo rodeada de tanques pa- ra proteger al pobrecito de Reagan de los escuadro- nes libios. Desde luego, provocé la risa del mundo entero. EL enemigo cambié hacia finales de los afios ochenta: ahora eran los narcotraficantes hispanos, sumados a los inmigrantes, los criminales negros, las madres que vivian del subsidio estatal y todo un sé quito de atacantes desde todos los flancos. Al final de Manufacturing Consent, legas la conclu: sin de que “el propisito de los medios en cuanto a ta sociedad es defender la agenda econémica, soci y politi a de los grupos privilegiados que dominan la sociedad y al estado”. iQuiseras agregar algo? Es algo tan obvio que resulta innecesario decirlo; sorprendente seria que no fuera cierto. Tan sélo su- poner que hay un libre mercado ~o algo similar~ te Teva directamente a esa conclusién, En la revista 2, Ed Herman escribis sobre la persistencia de la idea de que tas medios son liberales, EL punto de Ed es muy vilido —1o importante es lo que quiere la gente que es duefia de los medios. Sin ‘embargo, dificro un poco de que sean liberales, Des- de mi punto de vista, los medios nacionales como el Washington Post y el New York Times posiblemente se apeguen a la definicién actual de Ia palabra liberal, ‘A veces hasta publican cosas con las que estoy de acuerdo. Por ejemplo, para mi gran sorpresa, el New York LL FRENTE NACIONAL ‘Times publicé un editorial en favor de que los tra- ‘pajadores indonesios tengan mayores derechos (a diferencia de la opinién de derecta, de que no hay problema con estrangular a los obreros indonesios Sivesto permite hacer mas dinero). El New York Ti ‘mes también tiene algunos columnistas —Bob Her- pert es un ejemplo— que dificilmente hubieran pu- blicado hace cuarenta afios, y por lo general son excelentes. © Sin embargo, en general los medios convenciona les suelen dar ciertas cosas por sentadas, como la ne- cesidad de mantener el estado benefactor para los cos. Dentro de este marco, hay cierto margen para las diferencias de opinién, y es muy posible que los, medios mas importantes tiendan hacia el extremo li bral de este rango. De hecho, en un sistema de pro- jpaganda bien disefiado, éste es el lugar donde debe- fan ubicarse. La manera més inteligente de mantener a la gen- te aplacada y obediente es delimitar estrictamente el spectro de opinién aceptable pero permitir un de- bate abierto dentro de estos limites ~incluso alentar los puntos de vista mis criticos y disidentes. Con ello la gente tiene la sensacién de que existe libertad de opinién, en tanto se refuerzan las presuposiciones del sistema con los Kites impuestos al debate. Por ejemplo, te permiten discutir si el “proceso de paz” en el Medio Oriente debe llevarse a cabo de inmediato o es necesario esperar; si Israel estd sacri- ficando demasiado 0 lo justo. Sin embargo no pue- des mencionar el hecho —y ciertamente es un he- cho de que este llamado “proceso de paz” borré de tun plumazo un esfuerzo diplomatico ~que durante veinticineo afios tuvo apoyo internacional— que reconocié los derechos nacionales de ambos conten. dientes. Ahora prevalece la posiciGn de Estados Uni dos, que le niega estos derechos a los palestinos. periodistas votan por el Partido Demécrata. de Brasil, respondié que la economia marchaba per: fectamente, pero lamentablemente la gente no. Y ‘exco que esto lo dice todo. Hay algo que no me queda claro. A los consorcios ls ine- ‘esa que los constemidores engan suficiente dinero para ‘comprar sus productos. Por lo menos &sta era la Uigica que motivé a Henry Ford a elevar el salario de sus obrevos a cinco délares por dia, de manera que pudieran comprar tos antos que fabricaban. Desde luego les interesa tener utilidades, pero hay otras maneras de lograrlo ademés de vender enormes cantidades de productos a un mercado ma- sivo formado también por tus propios trabajadores. Tal vez te convenga mas utilizar mano de obra ex: temadamente barata y oprimida para producir me nos bienes para gente relativamente rica, a la vez que haces dinero por medio de la especulacién fi 1 Jan Black, US Ponettation of Broil, University of Pennsyiva- ia Press, 1977 66 EN EL FRENTE NACIONAL, Cuando se les pregunta a las divectivns de las grandes transnacionales por qué pagan tan poco a los trabajadores que contratan en el tercer mundo, responden que esa gen- te antes no tenia trabajo y ahora ells les propercionan em- ‘pleo y les enserian un oficio. iCémo responderias a esto? Silo dicen en serio deberian destinar parte de sus utilidades a fomentar mejores condiciones laborales ‘en Indonesia. éCada cuando lo hacen? No les hace falta dinero... nada mds lee los informes anuales de Fortune 500. Por cierto, no critico a los ejecutivos como indivi- duos. Si alguno de ellos intentara destinar fondos de a empresa para mejorar las condiciones de los tra- bajadores seguramente lo sacarian a patadas en tres segundos. Tal vez hasta seria ilegal. ‘La responsabilidad de un alto ejecutivo es con los accionistas: velar por que obtengan las méximas uti- lidades, participacién de mercado y poder. ¥ silo lo- gra pagando sueldos de hambre a mujeres que mo- rirén en un par de aftos debido a las horrendas condiciones de trabajo, pues él sélo cumple con su trabajo. Mas bien deberfamos cuestionar el trabajo. 4Acaso los divectivos no estan dispuestos a ajustarse a las circunstancias y hacer pequeiias concesiones, como dejar que la gente vaya al bano dos veces al dia en lugar de una? Por supuesto. Lo mismo podria decirse de los re- yes y principes, quienes recurrian a las concesiones ‘cuando no podian controlar a sus stibditos. Y tam- bién sucedia con los esclavistas. Las pequefias concesiones estin muy bien. Quiz Ja gente del tercer mundo sufra un poco menos y los activistas de este pais se den cuenta de que sus es- EN EL FRENTE NACIONAL or fuerzos sf funcionan, Io cual los impulsard a seguir adelante, Pero a la larga llegar el momento en que se pregunten por qué les estin pidiendo concesio- nes, por qué tienen el poder, para qué los necesitan. Recientemenie estuve en Trinidad, pais que se encuentra ‘en un proceso de “ajuste estructural”, Les pregunté a at- _gunas obreros cémo Uegaban al trabajo. Dijeron que te- nian gue tomar un tazi. Sorprendido pregunté si mo ha- ‘ia servicio de autobis, pero resulté que a ruta para la zona pobre de Puerto Espaiia, donde ells vivian, se habia cancelado y ahora debian pagar una proporcién conside- rable de si salario en taxis. Sucede en todas partes. Transferir los costos de los ricos a los pobres es un mecanismo bien conoci- do para mejorar la “eficiencia”. Esta mafiana, cuando iba en el auto al trabajo, me percaté de que los caminos estén llenos de baches y hay enormes embotellamientos, pero es dificil utii- zar el transporte piiblico porque es muy lento y, en. realidad, resulta mas caro que manejar tu auto. Sila gente no tiene mas opcién que manejar se ve obligada a comprar mas automéviles y a consumir més gasolina. Los baches aumentan la reparacién y J compra de autos. Mientras mas automéviles, més contaminacién, y los efectos sobre la salud de esta

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