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INSTITUTO NACIONAL DEL

FÚTBOL, DEPORTE Y ACTIVIDAD


FÍSICA.

“LA NATURALEZA INTERNA DEL JUEGO DEL


FÚTBOL, DESDE LA INTERPRETACIÓN DEL
PARADIGMA SISTÉMICO/COMPLEJO”
ENTENDIMIENTO NECESARIO PARA LA GENERACIÓN DE
CONOCIMIENTO CIENTÍFICO-FUTBOLÍSTICO A TRAVÉS DE
LA “MODELACIÓN SISTÉMICA”.
Autor: EDUARDO BARAHONA A.

Licenciado en Humanidades. Universidad Adolfo Ibáñez (U.A.I.)


Entrenador de Fútbol Profesional. Instituto Nacional del Fútbol, Deporte y Actividad Física (I.N.A.F.)
Estudiante Postgrado: “Máster en Tecnificación y Rendimiento Superior”. Institut Nacional D´Educació Física de
Catalunya (I.N.E.F.C.)

MARZO 2014
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“La Naturaleza Interna del juego del Fútbol, desde la interpretación del Paradigma Sistémico/Complejo”.

Autor: Eduardo Barahona. A

Imprime: El depositario, con autorización expresa de I.N.A.F.

Año: 2014

Edición: Primera

Eduardo Barahona A.
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• Índice

I. Un punto de partida: La Imperativa Necesidad de percibir la “Naturaleza Interna” del juego


del Fútbol…………………………………………………………………………………………………4 - 6

II. La Caracterización del Fútbol: Su Naturaleza Compleja……………………………………..7 - 11

II.1. La Dificultad que nos presenta el “Pensamiento Científico Clásico” a la hora de


entender el Mundo y el Fútbol………………………………………………………………12 - 15

II.2. La Emergencia del “Pensamiento Sistémico/Complejo”………………………....16 - 19

II.2.1. El “Abordaje Sistémico”, como medio para la generación de conocimiento


en el Fútbol…………………………………………………………………………......20 - 25

III. La esencia “Táctica” del juego del Fútbol, como variable emergente dentro de su
“Naturaleza Compleja”………………………………………………………………………...........26 - 32

IV. La “Modelación Sistémica”: un “Método” de construcción Científico -


Futbolístico…………………………………………………………………………………………….33 - 37

Bibliografía…………………………………………………………………………………………….38 - 39

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“Una Teoría no es el conocimiento, permite el conocimiento.


Una Teoría no es una llegada, es la posibilidad de una
partida. Una Teoría no es una solución, es la posibilidad de
tratar un problema”.
(Edgar Morin, 1990)

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I. Un punto de partida:
La Imperativa Necesidad de percibir la
“Naturaleza Interna” del juego del Fútbol.

“El problema principal es poder entender el juego, lo que es el juego, después de


entenderse el juego es absolutamente necesario que se entiendan los juegos y las
varias formas de jugar existentes. Posteriormente recién podrá reconocerse que el
objetivo de estudio, el objeto de preocupación pasará a ser nuestro juego”.

(Frade, V. 2003, citado por Martins, F. 2003:49).

Desde hace muchas décadas atrás, específicamente a fines del siglo XX,
han sido muchos autores, los que fueron sustentado la idea de que la generación
de conocimiento en el Fútbol debe construirse a partir de perspectivas que se
centren en focalizar, caracterizar y comprender la “Naturaleza Interna” del juego
del Fútbol (Durfour, 1983; Queiroz, 1986; Dugrand, 1989; Gréhaigne, 1989;
Castelo, 1994; Baconi & Marella, 1995; Garganta 1997, citado por Garganta, J &
Gréhaigne, J. F. 1999).

En este contexto, para Teodorescu, L. (1983, citado por Garganta, J. 1998)


concebir, estudiar e interpretar la relación existente entre la “Naturaleza Interna” y
la “Didáctica” del juego, es una de las tareas fundamentales y más complejas que
se colocan, a quién desea trabajar en esta modalidad deportiva. En tal sentido,
Frade, V. (1990 citado por Garganta, J. 1997), nos señala que el estudio de la
“Naturaleza Interna” del juego adquiere gran importancia, a medida que en primera
instancia, nos permitirá tener conocimiento acerca de los factores que
“Estructuran” y generan la “Dinámica” del juego, a modo de que posteriormente, se
puedan establecer elementos claves que posibiliten una sistematización “Teórico-

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Didáctica” y “Metodológica”, de los procesos de enseñanza/aprendizaje en el


Fútbol.

De esta manera, sin temor a equivocarnos, debemos ser conscientes de la


imperativa necesidad que presenta el hecho de elevar el juego del Fútbol a objeto
de estudio, debido a que el conocimiento de la “Naturaleza Interna” tendrá
implicaciones futuras, directas y específicas, relacionadas con los planos del
conocimiento, enseñanza y control por parte de los entrenadores (Garganta, J &
Gréhaigne, J. F. 1999). A modo de corroborar esta idea Frade, V (2003 citado por
Martins, F. 2003:49) añade lo siguiente: “El problema principal es poder entender
el juego, lo que es el juego, después de entenderse el juego es absolutamente
necesario que se entiendan los juegos y las varias formas de jugar existentes.
Posteriormente recién podrá reconocerse que el objetivo de estudio, el objeto de
preocupación pasa a ser nuestro juego”.

A continuación, todo lo que iremos desarrollando en cada uno de los puntos


de este documento, se irá relacionando concretamente con el objetivo de concebir
la “Naturaleza Interna” del Fútbol, desde la interpretación del “Paradigma
Sistémico/Complejo”. Medio que consideramos fulclar, a fin de poder delimitar y
sistematizar posteriormente, las bases sobre las cuales poder generar
conocimiento de carácter “Científico-Futbolístico” a partir del establecimiento y
desarrollo, de conceptos como: “Modelo” y “Modelación”.

Así y en más, el logro del objetivo que nos hemos establecido, buscará ir
generando en el lector, el desarrollo de ideas que permitan interpretar la siguiente
reflexión que nos deja el profesor Julio Garganta (1998:21):

“…en el desarrollo de las situaciones de juego en el Fútbol, para un


jugador (y el equipo), la selección del número y calidad de sus acciones
dependen precisamente del conocimiento que estos tengan del juego.
Eso quiere decir, que la forma de actuación del jugador (y el equipo)
estará fuertemente condicionado por sus “modelos” de explicación

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previa, o sea, por el modo en como conciba y perciba el juego antes,


durante y después de aquella acción”.

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II. La Caracterización del Fútbol:


Su Naturaleza Compleja.

“Las <<Situaciones de juego>> que ocurren en el contexto del Fútbol deben


ser entendidas como eventos que poseen una <<Naturaleza Compleja>>,
provenientes no solamente de un gran número de variables, propias del juego,
sino que también, de la imprevisibilidad y aleatoriedad de los escenarios que
se le colocan a los equipos y a sus jugadores”

(Konzag, 1991; Riera, 1995; Reilly, 1996, citado por Garganta, J & Gréhaigne,
J. 1999:41).

A pesar de existir una unanimidad clara, por parte de diversos autores en lo


que respecta a la necesidad de concebir, estudiar e interpretar la “Naturaleza
Interna” del juego del Fútbol, esta se complejiza progresivamente, a medida en
que si bien, este deporte presenta ciertas características “Estructurales”, en el
transcurso de la “Dinámica” de juego estas interaccionan ante múltiples
elementos, los que al confrontarse, generan una gran cantidad de problemas.

Así, desde el punto de vista “Estructural”, con base a las referencias de


diversos autores, tales como: Bauer, G & Ueberle, H. (1988); Ellis, M. (1985);
Durand, D. (1992); Almond, L (1986); Ivoilov, A. V. (1984); Moreno, J. H. (1987);
Fradua, U. (1993); Riera, J. (1995); Deleplace, R. (1994); , Gréhaigne. J. F. (1989);
Mombaerts. E. (1996); Harris, S. & Reilly, T. (1988); Werner, P & Almond, L
(1990); Barth, B. (1994), Garganta, J & Soares, J. (1986), Crevoisier, J. (1984),
citados por Garganta, J. (1997), el Fútbol puede ser considerado un deporte que
presenta las siguientes características:

- Reglas;
- Un gran espacio de juego;

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- Territorios opuestos;
- Objetivo opuesto;
- Objetivo vertical;
- Utilización de un balón como implemento, para lograr el objetivo del juego;
- Interpenetración o espacio común;
- Jugadores;
- Equipos;
- Interacción cooperativa con especialización de funciones (guardametas,
defensas, mediocampistas y delanteros).
- Participación simultánea;
- Invasión;
- Cooperación/Oposición;
- Oposición/Cooperación.

Por otro lado, el mismo autor (Garganta, J.1998, citando a Malglaive, G.


1990 y Gréhaigne, J.F & Godbout, P. 1995) refiere que el conocimiento de la
“Dinámica” dentro de la “Naturaleza Interna” del juego, proviene de tres grandes
elementos que interactúan en simultaneidad: i) “Reglas de Acción” o “Principios de
acción”; esto es, reglas básicas de conocimiento del juego, que definen las
condiciones a respetar y los elementos a tener en cuenta para que la acción sea
eficaz por parte de los jugadores y los equipos; ii) “Reglas de Organización de
juego”, relacionados con la repartición de los jugadores en el terreno, con la
distribución de papeles y otros preceptos, y iii) Capacidades motoras, que
engloban la actividad perceptiva, decisional y de ejecución del jugador.

De esta forma, con relación a lo señalado al comienzo de este punto,


tenemos que debido a sus características “Estructurales”, el Fútbol es una
modalidad deportiva perteneciente al cuadro de los designados: “Juegos
Deportivos Colectivos” (J.D.C.), particularizados por una gran cantidad de
elementos, los que durante el transcurso de la “Dinámica” de juego, producen

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como efecto, una multiplicidad de interacciones de <<Naturaleza Compleja>>.


Idea que trataremos de dejar en claro más adelante.

Sin embargo, en este momento, es propicio mencionar, que nos vemos


confrontados ante un desafío que resulta paradojal. Este se debe al hecho de que
el estudio y análisis de la “Naturaleza Interna” del juego del Fútbol, sólo se puede
realizar, a partir del análisis de la interacción e interrelación de los jugadores y los
equipos en “Competencia”, ya que es en ese contexto, donde se podrá apreciar la
relación existente entre la “Estructura” y su “Dinámica”. Deleplace (1979:49 citado
por Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999) se refiere a esto al señalar: “La
Naturaleza interna del juego se caracteriza a partir de la interacción continua entre
el reglamento y la evolución de las soluciones prácticas, encontradas por los
jugadores y el equipo, provenientes de las capacidades tácticas, técnicas, físicas y
psicológicas en el transcurso de cada fase del juego”.

Con relación a la idea anterior, modo de realizar un breve acercamiento a la


descripción de la “Naturaleza Interna” de este deporte, Wade, A (1978), nos
señala que el “Fútbol” es un deporte que se desarrolla en un contexto de
permanente confrontación, establecido entre dos equipos y determinado por un
escenario en donde uno de ellos, en posesión de balón (dentro del proceso
ofensivo), intenta sobrepasar la oposición de los adversarios, en el sentido de
aproximarse a la portería, rematar y marcar gol. A su vez, el equipo que no posee
el balón (en el proceso defensivo), busca impedir la progresión y remates de los
adversarios, al mismo tiempo que intenta apoderarse del balón para atacar y
marcar.

A partir de esta aproximación, podemos destacar que lo que identifica al


juego del Fútbol, esencialmente es el enfrentamiento entre dos equipos que se
sitúan e interactúan dentro del terreno de juego, condicionados por el
cumplimiento del reglamento. Así, en el contexto de los procesos ofensivos y
defensivos, las sucesivas configuraciones que el juego va experimentando,

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condicionan la manera en como ambos equipos generan las relaciones de


cooperación y oposición.

De tal manera, podemos apreciar que la finalidad de los comportamientos


de los jugadores, es guiado por un objetivo claro de producción: “El Gol”
(Gréhaigne, J. F. 1989). Sin embargo, en el trascurso de un partido, hasta lograr
conseguir su anotación o tratar de impedirla, los jugadores/equipo deberán
focalizar sus esfuerzos en el sentido de establecer una superioridad sobre su
adversario. Debiendo, para ello, garantizar, el cumplimiento de principios/reglas de
acción para cada “Situación de juego”, que se presenten dentro del proceso
ofensivo u defensivo, a modo de solucionar con éxito, los diversos escenarios que
puedan encontrarse, y que a su vez, posibiliten el objetivo de generar
desequilibrios al rival, a fin de lograr la mayor cantidad de goles, y por
consiguiente, la victoria final.

En este sentido, como refiere Garganta, J (1999), a medida que la actividad


de los jugadores se desenvuelve ante diversas “Situaciones de juego” cuyas
condiciones se alteran permanentemente (imprimiendo en ello, altos grados de
incertidumbre), es que debemos tener en cuenta que el Fútbol, es claramente un
“Deporte Situacional” que presenta dentro de su “Naturaleza Interna” una gran
variabilidad, alternancia y aleatoriedad de eventos que les son inherentes y que
determinan esencialmente la dirección de los comportamientos a adoptar por parte
de estos.

Así, a modo de recapitulación, podemos afirmar que dentro de la


“Naturaleza Interna” del juego, emerge una lucha incesante por el “Tiempo”, el
“Espacio” y la “Tarea”, generada a partir de las “Situaciones de juego” que se dan,
donde los jugadores y los equipos que se confrontan entre sí, intentan buscar
soluciones a fin de lograr el objetivo principal del juego. Con relación a la idea
anterior, Couto, P (2007 citando a Greco y otros, 2000) menciona que en todo
momento, estos factores a tener en cuenta, nos llevan a identificar a la trilogía

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“Espacio - Tiempo - Tarea”, como elementos fundamentales de este “Deporte


Situacional”.

Por lo tanto, a medida que la actividad de los jugadores se desenvuelve en


contextos cuyas condiciones se alteran permanentemente, podemos señalar que:
“las <<Situaciones de juego>> que ocurren en el contexto del Fútbol deben ser
entendidas como eventos que poseen una <<Naturaleza Compleja>>,
provenientes no solamente de un gran número de variables propias del juego, sino
que también, de la imprevisibilidad y aleatoriedad de los escenarios que se le
colocan a los equipos y los jugadores” (Konzag, 1991; Riera, 1995; Reilly, 1996,
citado por Garganta, J & Gréhaigne, J. 1999:41). Lo anterior nos permite agregar
el hecho de que estas acciones, de <<Naturaleza Compleja>>, producen como
consecuencia, altos grados de incertidumbre en el desarrollo juego (puntualmente
en los procesos ofensivos y defensivos), donde la relación e interacción de los
jugadores y los equipos deben concebirse e interpretarse como parte del contexto
de este “Deporte Situacional” (Garganta, J. 1997).

Una vez realizada esta caracterización del Fútbol, con el fin de poder
comprender su “Naturaleza Compleja”, a continuación desarrollaremos
profundamente cómo el “Paradigma Científico Clásico” y el “Paradigma
Sistémico/Complejo” nos han posibilitado responder preguntas y generar
conocimiento, no sólo para comprender el Mundo, sino también, a la hora de
transportarlos al Fútbol.

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II.1. La Dificultad que nos presenta el


“Pensamiento Científico Clásico”
a la hora de entender el Mundo y el Fútbol.

“Desgraciadamente, hemos seguido el modelo de Descartes que preconizaba


la división de la realidad de los problemas. Sin embargo, un <<Todo>>
produce cualidades que no existen en las partes separadas. El <<Todo>> no
es únicamente la adición de las partes, es algo más…”

(Morin, E. 1984 citado por Tamarit, X. 2007:21).

Alves, S. (2007), Gaiteiro, R. (2006) y Maciel, J. (2008) son enfáticos en


señalar que el “Paradigma” que dominó el siglo XX (y que aún permanece en
nuestros días), encuentra su base, en una progresiva construcción filosófica
(heredada de Aristóteles), desarrollada en gran parte del siglo XVI por René
Descartes (1596 - 1650). Con el tiempo, los científicos más influyentes en su
puesta en práctica fueron: Isaac Newton (1643 - 1727), Adam Smith (1723 - 1790),
Antonie Lavoisier (1743 - 1794), Charles Darwin (1809 - 1882) y Émile Durkheim
(1858 - 1917). De sus trabajos fue tomando forma el “Pensamiento Científico
Clásico”, el cual, para Gaiteiro, R. (2006), se caracterizó principalmente por
desarrollar un conocimiento objetivo, basado en leyes “Universalmente
Deterministas”.

A continuación, citaremos algunas ideas de Descartes, R (cit por Durand,


1979 en Silva, M. 2006:15), con la finalidad de poder comprender los principios
fundamentales en los que se basa este “Paradigma”:

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“Dividir en el mayor número posible de partes cada una de las


dificultades a examinar, tanto cuanto fuera necesario para resolver
mejor”.

“Orientar ordenadamente los pensamientos, comenzando por los


objetivos más simples y más fáciles de comprender para mostrar como
poco a poco, por grados sucesivos, se llega al conocimiento de los más
complejos”.

“Hacer siempre aseveraciones tan completas y apreciaciones tan


generales cuanto fuese posible, de forma de asegurar que nada se
omite”.

Con relación a lo anterior, este “Paradigma” se fundamentó, a modo


general, según Maciel, J. (2008), en un “Modelo de Pensamiento Reduccionista”, o
sea, en un esquema que busca el estudio de un fenómeno, a través de la
separación y división del “Todo” en “Partes”, para después, a partir de un
entendimiento detallado de estas (y su posterior unión), intentar explicar el “Todo”.
De acuerdo con lo señalado, el mismo autor considera que a través de este
“Modelo”, el conocimiento generado, no es más que un resultado de la suma de
las “Partes”. En este sentido Morin, E. (1984 citado por Tamarit, X. 2007:21)
añade: “Desgraciadamente, hemos seguido el modelo de Descartes que
preconizaba la división de la realidad de los problemas. Sin embargo, un
<<Todo>> produce cualidades que no existen en las partes separadas. El
<<Todo>> no es únicamente la adición de las partes, es algo más…”.

De esta forma, la ciencia occidental, con el paso del tiempo, se orientó y


edificó sobre los contributos del “Pensamiento Científico Clásico”. Un tipo de
pensamiento que para Tamarit, X (2007: 31), “tomó el mando de la forma en cómo
se genera el conocimiento, pasando a ser el referente mundial, como una verdad
única e incuestionable, dejando a las otras formas de raciocinios a su sombra”.

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En tal contexto, Morin, E (1985, citado por Tamarit, X. 2007:32) profundiza


lo señalado, al mencionar que esta división de conocimientos, “…provoca aquello
que Fernando Sobral llama justamente una <<Patología del Saber>>”. Esta
<<Patología del Saber>> para Sobral, F (1995:44), emerge como el resultado del
“imperio de los principios de separación, de reducción y de abstracción, cuyo
conjunto constituye el <<Paradigma de la simplificación>>”. Ante esto, Capra, F
(1996), además apunta que este pensamiento analítico, divisionista y mutilante,
dificulta nuestra comprensión del mundo, ya que la fragmentación de las partes de
un “Todo”, implica no sólo la separación de éstas, sino la anulación de sus
propiedades.

Con relación a todo lo mencionado en el transcurso de este punto, Frade,


V. (1990) y Gréhaigne, (1992), señalan que al transportar este tipo de raciocinio al
Fútbol, es posible constatar que los pilares “Conceptuales” (relativos a la
“Naturaleza Interna”), así como también, de los “Didácticos” y “Metodológicos”,
sobre los cuales, este deporte se ha fundado, han reposado ciegamente en el
“Pensamiento Científico Clásico”, trayendo como consecuencia, una división
artificial el juego, centrándose en el análisis descontextualizado de la actividad
individual de los jugadores y con ello, en el abordaje “Didáctico” y “Metodológico”
de su entrenamiento en pequeñas y detalladas parcelas, debido a que se sigue
insistiendo en señalar, según Garganta, J. (1996:66) que: “…la expresión más
elevada del rendimiento por parte de los jugadores y los equipos proviene de un
alto grado de desenvolvimiento y especialización de los referidos factores,
tradicionalmente agrupados en cuatro grandes dimensiones o categorías: la física,
la técnica, la táctica y la psíquica”.

El aludido autor refiere a su vez, que los abordajes analíticos dominantes y


los respectivos modelos de estructuración del entrenamiento y evaluación del
rendimiento, han inviabilizado el estudio de problemas considerados importantes,
relativamente a los que se reportan, al comportamiento de los equipos, en cuanto
a totalidades, cuyas características provienen de las interacciones entre sus

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elementos constituyentes. En este sentido Bauer, G. & Ueberle, H (1988, citado


por Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999) apuntan a que la pertinencia del estudio
de los problemas inherentes al juego, deberán situarse más a nivel de la
interacción e interrelación de los factores de cada uno de ellos entre sí, por lo que
se torna necesario percibir el juego en su complejidad.

De esta manera, como reacción a las tendencias analíticas, teniendo como


punto de convergencia la inepcia explicativa del “Pensamiento Científico Clásico”,
fue emergiendo la necesidad de encontrar un método que permitiese reunir y
organizar los conocimientos a partir del reconocimiento de la “Naturaleza
Compleja” del juego del fútbol y de las propiedades de interacción de los
jugadores y los equipos, en cuanto conjuntos o totalidades (Garganta, J &
Gréhaigne, J. F. 1999).

Así, una vez realizada nuestra reflexión sobre los pilares fundamentales
bajo los cuales se basa el “Pensamiento Científico Clásico”, y sus efectos al ser
transportado al Fútbol. En el siguiente punto trataremos el surgimiento de un
nuevo “Paradigma” que tendrá gran impacto a la hora de concebir y entender el
esta modalidad.

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II.2. La Emergencia del


“Pensamiento Sistémico/Complejo”.

“Toda la interacción dotada de alguna estabilidad o regularidad asume un carácter


organizacional y produce un sistema”.

Morin, E. (1990, citado por Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999:44).

Según Maciel, J (2008), vivimos hoy en un mundo globalmente interligado,


en el cual, los fenómenos biológicos, psicológicos, sociales y ambientales son
todos interdependientes entre sí, por lo tanto, para describir ese mundo
apropiadamente, necesitamos de un “Pensamiento Sistémico/Complejo”, que la
visión de mundo analítica y reduccionista no nos ofrece. Con base a lo
mencionado, Tamarit, X. (2007:15), añade: “los principales problemas de nuestra
época no pueden ser entendidos aisladamente, estamos ante problemas
sistémicos y por eso, requerimos de un cambio radical en nuestras percepciones,
en nuestros pensamientos y en nuestros valores”.

A partir de lo anterior Gaiteiro, R. (2006), a manera de introducción, nos


señala que la palabra “Sistema”, deriva del griego “synhistanai” que significa
“colocar junto”. En este sentido, entender las cosas “Sistémicamente” significa,
colocarlas dentro de un contexto, a modo de establecer la naturaleza de sus
relaciones. Con base a este concepto, Garganta, J & Gréhaigne, J. F. (1999) nos
refieren que la “Sistémica”, constituye un abordaje, un método de comprensión y
de resolución de problemas, que tiene como objetivo, buscar aumentar la eficacia
de la acción de nuestro pensamiento de cara a problemas relacionados con el
modo de observación, representación, modelación o de simulación de “Totalidades
Complejas”. Como lo es el Fútbol.

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En este contexto, estimamos pertinente realizar, una breve reseña sobre el


surgimiento este pensamiento, a modo de explicar posteriormente, la importancia
de la “Sistémica” en la comprensión del Mundo y a la hora de abordar el Fútbol.

Este “Paradigma”, de acuerdo con Silva, H (2008), emerge a partir de la


“Teoría general de los Sistemas”, sugerida por el biologista austriaco Ludwing con
Bertalanffy a mediados del siglo XX, con base a un cuerpo de nociones, que
inciden sobre el estudio de los fenómenos a la hora de producir conocimiento, de
manera que se trata principalmente de una filosofía que concibe la transversalidad
y la interdependencia de las ciencias.

Según esta línea de pensamiento, Bertrand, Y., & Guillemet, P. (1988)


mencionan que no era suficiente estudiar los elementos y procesos constituyentes
del “Todo” de manera aislada, por lo cual, era preciso resolver los problemas
decisivos, que son la organización y orden que los unen, y que resultan de la
interacción dinámica de las “Partes”, y que tornan los comportamientos del “Todo”
de manera diferente. Con relación a lo señalado anteriormente por los autores
citados, se desprende que a la hora de estudiar un fenómeno, se pueden producir
resultados totalmente diferentes, dependiendo de quién los estudia aisladamente,
o cómo pertenecientes a un “Todo”.

A fin de poder acercarnos un poco más al entendimiento del “Pensamiento


Sistémico/Complejo”, mencionaremos algunas de las características que según
Capra, F (1996), son las más relevantes.

La primera característica del “Pensamiento Sistémico/Complejo”, según el


autor, es la que entiende las “Partes” en función de la “Totalidad”. De acuerdo con
esta visión, las propiedades esenciales de un organismo, o sistema vivo, son
propiedades del “Todo”, que ninguna de las “Partes” posee. Profundizando esta
idea, para Bertrand, Y., & Guillemet, P. (1988:35), “un sistema es un todo que no
puede ser descompuesto sin que pierda sus características esenciales. Debe, por

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tanto, ser estudiado como un todo. Más allá de eso, antes de explicar un todo en
función de las partes, es preciso estudiar estas partes en función del todo”.

En segundo lugar, Capra, F (1996), apunta a otra característica que importa


destacar, esta comprende que las “Partes” están (antes que todo), inmersos en
“Redes de relaciones”, las cuales, a su vez, se relacionan con otras. Por eso, la
tarea del intelectual que confía en el “Pensamiento Sistémico/Complejo” a la hora
de producir conocimiento, debe considerar las relaciones entre las “Partes” y el
“Todo”, como fundamentales. En este sentido, importa comprender que el
conocimiento que emerge, se produce desde una concepción, en el cual, ninguna
“Parte” es más importante que las otras. Así, el “Pensamiento
Sistémico/Complejo”, considera el mundo en función de la interrelación e
interdependencia de todos los fenómenos.

Como tercera característica, esta nos remite a la necesidad de concebir la


existencia de distintos “Niveles Sistémicos”, de manera que, dentro de un
“Sistema” podemos encontrar otros “Sistemas Anillados” entre sí. A modo de
esclarecer lo anterior, Gaiteiro, R. (2006:21), nos menciona que: “pudiendo ser
aplicados los mismos conceptos en niveles sistémicos diferentes, podemos
también reconocer que diferentes niveles sistémicos corresponden a diferentes
grados de complejidad” En este caso, en cada nivel, los fenómenos observados
exhiben propiedades que no existen en niveles inferiores, de allí es que se
desprende el nivel de complejidad que les caracteriza.

De esta forma, fue como el concepto de “Sistema”, a la hora de utilizarse


como medio de conocimiento, fue recibiendo diversas designaciones, tales como:
“Análisis de los Sistemas”, “Análisis Sistémico”, “Análisis Estructural”, “Análisis
Funcional”, “Abordaje Sistémico”, “Dinámica de los Sistemas”, entre otros.
(Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999).

Sin embargo, varios autores (Rosnay, 1975; Atlan, 1979; Andreewsky,


1991; Bertrand & Guillemet, 1988, citados por Garganta, J & Gréhaigne, J. F.

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1999) utilizaron la expresión de “Abordaje Sistémico” para designar las


perspectivas y metodologías dedicadas a la descripción y estudio de los sistemas.
El “Abordaje Sistémico” como tal, consiste en una estrategia de “Modelación” de la
realidad que compone la utilización de ciertos instrumentos conceptuales bien
definidos, conduciendo a la “Modelación Sistémica”. Concepto que
desarrollaremos en nuestro último punto.

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II.2.1. El “Abordaje Sistémico”, como medio para la


generación de conocimiento en el Fútbol.

“Somos de la idea de que para un abordaje riguroso de la complejidad del fútbol,


se requiere necesariamente de un entendimiento que reconozca la importancia de
las relaciones, conexiones y necesidad de interacción”.

Frade, V. (1985:18)

A partir de lo señalado en el punto anterior, Garganta, J. (1996:68) nos


afirma, a modo de introducción a la temática que trataremos a continuación:

“Dado a que se admite la complejidad como parte integrante de los


sistemas, se impone un modo de concebir la realidad a partir de esa
complejidad, en el cual, la incerteza, la incertidumbre y la aleatoriedad
no deben ser residuos a eliminar por parte de la explicación científica,
como ha sido en la práctica corriente, más bien, por el contrario, se
constituyen como elementos fundamentales de esa misma explicación”.

En este contexto, es preciso tener en cuenta, los conceptos mencionados


en el punto II de nuestro estudio, dado a que debemos concebir que el juego del
Fútbol es un “Deporte Situacional” de “Naturaleza Compleja”, en donde se
desarrollan una multiplicidad de “Situaciones de juego” cuya frecuencia, orden,
cronología y complejidad, no pueden ser determinados anticipadamente, los que
a su vez, son condicionados por la relación “Tiempo” - “Espacio” - “Tarea”, es que
resultan de las relaciones de colaboración y oposición de los jugadores y los
equipos, de cara a la consecución del objetivo final del juego.

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De esta forma, el juego de Fútbol esconde un fenómeno que reviste una


gran dificultad en su estudio, cuando es perspectivado como objeto de
“Conocimiento Científico” (Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999). Sin embargo, no
parece adecuado que la interpretación de este, se efectúe con base a un
sumatorio de acciones individuales e independientes, ya que las competencias de
los jugadores/equipos tienen que reportarse a grandes categorías de problemas,
figurándose necesario percibir el juego en toda su complejidad.

A partir de lo anterior, Garganta, J. (1996:80) afirma que: “deben imponerse


formas alternativas de explicar, interpretar y abordar el juego del Fútbol, por lo
cual, se figura importante que estas formas permitan un salto epistemológico de
raciocinio analítico y monodiciplinar, hacia el raciocinio sistémico del vocación
transdiciplinar”. En este sentido, todo este cuadro de referencias apunta a la
necesidad de realizar una incursión del estudio de esta modalidad deportiva, a
través los designados “Abordajes de tipo Sistémico” (Garganta, J & Gréhaigne, J.
F. 1999).

En tal contexto, León Teodorescu fue uno de los primeros autores en


utilizar, en el ámbito de los JDC, el concepto de “Abordaje Sistémico” alertando
también la importancia del concepto de “Modelación” (que trataremos en el último
punto de nuestro estudio), en el desenvolvimiento de la teoría y la práctica de este
grupo de deportes, a través de su libro “Théorie et méthodologie des jeux sportifs”
publicado en 1977. Cerca de veinte años más tarde, Jean Francis Gréhaigne,
retomó y profundizó esta problemática, especificándola en el Fútbol a partir de su
Tesis de Doctorado llamada: “Football de Mouvement: Vers une aproche
systémique du jeu” en 1989.

Con relación al desarrollo que fue tomando esta temática con el tiempo,
Oliveira, J. (2004), enfatiza la idea de que para lograr una aproximación de calidad
a la comprensión de la “Naturaleza Compleja” del Fútbol, debe tomarse en cuenta
el “Abordaje Sistémico”, a fin de poder distinguir a través de sus múltiples

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interacciones, como se organizan, direccionan y desenvuelven cada uno de sus


elementos, a modo de poder dar coherencia posterior al desarrollo de una
conceptualización de carácter “Teórico-Didáctica” y “Metodológica de la actividad.

En este sentido, las dimensiones nucleares que conciben el “Abordaje


Sistémico” y que nos aportan la base para comprender la “Naturaleza Compleja”
del Fútbol, según Durand, D. (1979 citado por Garganta, J. 1996:70), se asientan
en cuatro categorías fundamentales: i) Interacción; ii) Globalidad; iii) Organización
y iv) Complejidad. Por cuanto estamos presentes ante un deporte de carácter:

i) Interactivo: porque los jugadores y equipos que los constituyen actúan


en una relación de reciprocidad;

ii) Global o Total: porque el valor de los equipos puede ser mayor o
menor a la suma de los valores individuales de los jugadores que lo
constituyen;

iii) Complejo: porque existe una abundancia de relaciones entre los


elementos que participan en el juego;

iv) Organizado: porque su estructura y funcionalidad se configuran a


partir de las relaciones de cooperación y de oposición, establecidas en
el respeto por principios y reglas y en función de finalidades y objetivos.

Profundizando este tipo de abordaje de carácter “Sistémico” y su analogía


con respecto al Fútbol, Moriello, S. (2003), hace referencia a dos tipos de
“Sistemas” que confluyen en uno en particular. Por un lado, tenemos a los
“Sistemas Abiertos”, que se identifican por presentar mucha interacción con el
medio ambiente, y por otro, a los “Sistemas Adaptativos”, que reaccionan ante él y
se adaptan al entorno. De ahí a que estos tipos de “Sistemas” que consigan reunir,
a su vez, estas dos características, se denominen “Sistemas Homeostáticos”, ya
que buscan permanentemente ajustarse a las transformaciones del contexto a
través de acoplamientos estructurales y funcionales internos (elementos que

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tienen directa relación con el punto iv, la “Organización”). En este sentido, si


transportamos este concepto al Fútbol, podremos apreciar que los jugadores y los
equipos, a través del desarrollo de la “Naturaleza Compleja” del juego, tienden a
buscar soluciones de cada “Situación de juego” que permitan a su vez generar
orden y desorden, a medida en que se establecen las relaciones de cooperación y
oposición en el juego.

A partir de lo anterior, debemos señalar, que el Fútbol es un deporte que


caracteriza su “Naturaleza Compleja” por establecerse dentro de los “Sistemas
Caóticos”, esto quiere decir, que al desarrollarse una serie de “Situaciones de
juego” donde se vive permanentemente entre el caos y el orden, emerge de ellas,
una constante y extrema sensibilidad a las condiciones iniciales, debido
principalmente a que la evolución de acontecimientos es inmensamente difícil de
predecir, sin embargo, el equipo de Fútbol tiene la misión de auto ajustarse
estructural y funcionalmente a las necesidades del momento (Cunha e Silva, P.
1999).

En este contexto, Gomes, M. (2006) interpreta lo señalado por Cunha e


Silva, P (1999) al mencionar que existe la posibilidad de que a partir de una
“Situación de juego” (impredecible y aleatoria), pueda nacer otra, pero
condicionada sobre una lógica, a través de la creación de mecanismos de auto
organización (Principios de acción). Esto se debe al hecho de que en la
“Naturaleza Compleja”, la extrema sensibilidad a las condiciones iniciales sobre
las cuales se confronta el fenómeno futbolístico, los equipos deben desenvolver
mecanismos de auto organización, buscando de esa forma, tornar lo que
aparentemente parece “Desorden” en “Orden”.

Con relación a lo señalado, para Gréhaigne, J. F. (1989), no es posible


explicar y comprender los JDC, en cuanto “Sistemas Complejos”, si no apelando a
modelos que integren las nociones de “Orden”, “Desorden”, “Interacción” y
“Organización”.

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A su vez, a través del “Abordaje Sistémico”, partiendo del principio de que


cualquier “Sistema” puede ser descompuesto en “Otros Sistemas” (“Niveles
Sistémicos” como lo señalamos en el punto II.2.), en un juego de Fútbol, es
posible discriminar según Garganta, J & Gréhaigne, J. F. (1999:44):

i) Un “Macrosistema juego”: identificado a partir del nivel de


confrontación global entre dos equipos;

ii) El “Sub-sistema equipo”: primer subsistema fundamental


del macrosistema, cuyos elementos, basándose en un código
de comunicación común, definen un determinado nivel de
cooperación y confrontación;

iii) El “Sub-sistema (microsistema)”: enfrentamientos


parciales que contribuyen para la transformación del juego,
materializado en la oposición entre una parte de los dos
equipos en una determinada zona del terreno de juego;

iv) El “Sub-sistema (infra-sistema)”: enfrentamientos


elementales cuya expresión se confina en las situaciones de
1 contra 1 y los duelos (1 x 1 con contacto físico). Estos infra-
sistemas se modifican de forma puntual el sistema de los
enfrentamientos parciales.

De esta forma, al buscar entender la “Naturaleza Compleja” del Fútbol en


cuanto expresión del comportamiento de los equipos en confrontación, utilizando
el “Abordaje Sistémico”, deseamos estudiar e interpretar la identidad de los
equipos y la organización que gobierna esa identidad (Garganta, J. 1996). Sin
embargo, conscientes de que el contenido del juego es incierto e imprevisible,
mediante el “Abordaje Sistémico” no pretendemos reducir la interpretación de los
elementos que interactúan entre sí, a una noción abstracta de “Sistema”, sino más

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bien, de identificar el funcionamiento del juego del Fútbol que se pretende


caracterizar y conocer.

Por lo tanto, somos enfáticos en mencionar que el “Abordaje Sistémico” no


se agota y su potencial parece justificarse por cuanto puede contribuir para la
emergencia de nuevas representaciones de la realidad del Fútbol, a partir del
conocimiento de las propiedades del juego y del comportamiento de los equipos,
así como también ofrecer vías de investigación y de reflexión apropiadas en los
planos del entrenamiento, enseñanza y competición.

A continuación, una vez, realizada la interpretación de la “Naturaleza


Compleja” del Fútbol a través del “Abordaje Sistémico”, en el punto siguiente
trataremos los aspectos fundamentales que debemos tomar en cuenta de él, a la
hora de generar conocimiento de tipo “Científico - Futbolístico”.

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III. La esencia “Táctica” del juego del Fútbol, como


variable emergente dentro de su “Naturaleza Compleja”.

“Un equipo es un sistema, una vez que las acciones de los jugadores son
integradas en una determinada estructura, según un determinado modelo, de
acuerdo con ciertos principios y reglas”

(Teodorescu, L. 1977, citado por Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999:43)

De acuerdo con Miranda, J (2009), desde el “Abordaje Sistémico”, debemos


tener muy presente, la importancia que la “Organización” debe asumir en la
constitución de cualquier “Sistema”. En este sentido como refiere Morin, E. (1982
citado por Garganta, J. 1996), todo el “Sistema” es definido simultáneamente por
sus elementos constitutivos y por sus respectivas inter-relaciones. En este sentido
importa, sobre todo, valorizar el carácter “Organizacional”. Es entonces la
“Organización”, la que provoca unidad global del “Sistema”; es la que lo produce,
relaciona, transforma y lo mantiene, concediendo características distintas y
propias, a la totalidad “Sistémica”.

Con relación a la noción de “Organización” expuesta anteriormente,


Garganta, J & Gréhaigne, J. F. (1999), señalan que dado a que actúan en un
contexto en que se establecen relaciones de dependencia e interdependencia, los
equipos de Fútbol pueden ser considerados “Sistemas” jerarquizados,
especializados y fuertemente dominados por las competencias “Organizacionales”.
Frade, V. (1985:23), destaca la relevancia que debe tener la “Organización”,
dentro del Fútbol al señalar: “…para el juego de un equipo de fútbol, la
organización de un todo (equipo), es superior a lo que puede ser ofrecido por el
simple conjunto de sus partes (jugadores), aisladas entre sí”.

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En este contexto, es fundamental entender que la “Organización” tiene


como objetivo, traducir un conjunto de elementos ligados entre sí por diferentes
procesos, con el fin de alcanzar ciertos objetivos (Bertrand, Y. & Guillemet, P.
1994). En este sentido, podemos relacionar que el comportamiento de todo un
“Equipo” obedece a algún “Orden”, esto significa en el fondo, que sus partes están
ligadas de cierto modo, sobre alguna regla que permite generar su “Organización”.

De acuerdo con este entendimiento, según Garganta, J. (1996), podemos


considerar que en el Fútbol, existen tres grupos de trazos característicos que
interactúan en todo momento dentro de la “Naturaleza Compleja” del juego, que
permiten además, describir de manera general la “Organización” de los equipos en
cuanto “Sistemas”:

i) “Aspecto Estructural”: esto es, la organización de sus


componentes o elementos en el “Espacio”;

ii) “Aspecto Funcional”: o sea, la organización de los


procesos dependientes del factor “Tiempo” - “Espacio”;

iii) “Aspecto Informacional”: o sea, a la forma en como el


equipo genera los procesos de interacción en función de los
factores “Tiempo” - “Espacio” - “Tarea”.

De esta forma, Garganta, J & Gréhaigne, J. F. (1999:47) son enfáticos en


señalar que: “…el fútbol es un juego organizado que, desde luego, presupone una
organización de los equipos. Así, la noción central de oposición nos conduce a
considerar dos equipos como sistemas organizados en constante interacción”.

Sin embargo, tomando en cuenta los puntos anteriores de nuestro


documento (específicamente el punto II), debemos afirmar que el estudio de la
“Organización” del juego de un equipo, en el Fútbol, no puede como tal, confinarse
a la identificación de sus elementos constituyentes. Es el análisis del juego en el

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contexto de la cooperación y oposición, la que permite caracterizar los principios y


variables del juego (Garganta, J. 1996).

Así, la “Organización” de un equipo, es identificable en el juego, a medida


en que existe una cierta permanencia de sus características, independiente de las
modificaciones del medio externo o interno. Con relación a esta idea, tal cuadro de
referencias identificadas puede proporcionar la detección e interpretación de
principios generales, estables, o bien, de variaciones significativas que inducen
desequilibrios (ofensivos y defensivos) importantes que se figuren representativas
de la dinámica de los equipos (Garganta, J & Gréhaigne, J. F. 1999). Así también,
podemos agregar (como veremos en el último punto de nuestro estudio), que el
hecho de poder identificar la “Organización” de los equipos nos permitirá
establecer y sintetizar conocimientos para “Modelar” una “Idea de juego” y poderla
operacionalizar en los entrenamientos y competencia.

Por otro lado, de acuerdo a todo lo que hemos señalado en el transcurso de


este punto, daremos inicio a una temática que se vincula directamente con lo
desarrollado, en relación a la comprensión que debe darse desde la interpretación
del “Abordaje Sistémico” al rol que cumple la “Organización” dentro de la dinámica
de juego en los equipos. Por tal motivo, es que lo que trataremos a continuación
demanda una mayor profundidad por parte del lector a la hora de concebirse y
entenderse, principalmente a la hora de crear conocimiento de carácter “Científico
- Futbolístico”.

A partir de lo anterior, debemos entender que la “Organización” de la cual


los equipos requieren para constituirse y desenvolverse en el juego, condiciona de
sobremanera el entendimiento y la interpretación que debemos tener sobre las
“Variables” que condicionan la “Naturaleza Compleja” del juego, clasificadas a
través de: lo técnico, físico, psicológico y táctico.

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En este sentido, el “Fútbol” al caracterizarse por un contexto de relaciones


de oposición y de cooperación, de elevada variabilidad, imprevisibilidad y
aleatoriedad, cuyas configuraciones provienen de diversos objetivos impuestos por
la “Organización” de los “Jugadores” y los “Equipos” en confrontación, se debe
considerar al Fútbol como un “Deporte Situacional” determinado esencialmente
por la “Variable” “Táctica” (Konzag, 1991; Delfini, 1994; Sisto & Greco, 1995,
citado por Garganta, J. 1999).

Esta idea que iremos desarrollando a continuación para Garganta, J. (1996;


1998), surge por el hecho de que en el desarrollo del juego, los jugadores/equipos
deben garantizar el cumplimiento de principios/reglas y buscar lograr objetivos
intermedios, desenvolviendo diferentes acciones, en un contexto marcado por
múltiples “Situaciones de juego”. En tal sentido, el autor menciona que el problema
fundamental que se le coloca al individuo es principalmente “Táctico”, ya que él
debe saber que hacer, para poder resolver un problema, y cómo hacerlo, o sea,
seleccionar y utilizar la respuesta motora más adecuada (Garganta & Pinto, 1994),
en un medio de problemas no previstos a priori en su orden y ocurrencia,
frecuencia y complejidad.

Estos factores, nos llevan, a su vez, a identificar la trilogía “Espacio” -


“Tiempo - “Tarea”, como importantes elementos que requieren de un
“Pensamiento Táctico” por parte del jugador (Greco y otros, 2000, citado por
Couto, P. 2007).

Lo anterior se debe, según Romero Cerezo (2000, citado por Dias, A.


2009:10), a que ante una determinada “Situación de juego”, como señalamos, los
jugadores, en el intento de conseguir resolver los problemas, deberán utilizar tres
mecanismos fundamentales de acción, estos son:

i) “La Percepción”: que les permitirá distinguir lo que


acontece (lo esencial), de allí, que Garganta (1997), sugiera
que el juego reclama que el jugador sea un hábil percibidor;

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ii) “La Decisión”: cuyo objetivo pasa por solicitar las


capacidades cognitivas y seleccionar la respuesta más
adecuada y;

iii) “La Ejecución”: que corresponde a la solicitación de


habilidades técnicas y de capacidades físicas para ejecutar lo
idealizado.

De esta forma, es en tal contexto donde el “Pensamiento Táctico”, surge en


el juego como componente esencial de la acción “Táctica” (Mahlo, 1997, citado por
Azevedo, J. 2009). A partir de esta idea, el autor añade que el “Pensamiento
Táctico” debe estar presente en la percepción y en el análisis de la situación, esto
es, en la observación así como en la solución mental del problema, sobre una
forma de análisis, de síntesis, de abstracción y generalización. Así, un jugador con
buen nivel de procesamiento de información podrá elaborar con éxito un esquema
mental de actuación motora (Tavares, J 1998, citado por Azevedo, J. 2009). De
acuerdo a esta idea, Insistimos en que este “Pensamiento Táctico” será
fundamental para la correcta orientación de los jugadores, su organización
creativa y realización de las acciones “Tácticas” individuales y colectivas, en
función de la complejidad con que desenvuelven su actuar en el juego.

Por lo tanto, de acuerdo con Azevedo, J (2009), es que de cara a la realidad


“Compleja” del Fútbol, que debemos reconocer la importancia de la “Variable”
“Táctica” colectiva (proveniente de la suma de los “Pensamientos Tácticos”
individuales) como la generadora y conductora de toda la “Organización” en el
desarrollo de la “Naturaleza Compleja” del juego, así como también, debe
concebirse su importancia dentro del proceso de enseñanza y de entrenamiento,
una vez que, como señalamos con anterioridad, el principal problema colocado a
los equipos y a los jugadores, es siempre de naturaleza “Táctica” (Teodorescu, L.
1984; Queiroz, C. 1986; Frade, V. 1989; Oliveira, G. 1991; Gréhaigne, J. F. 1992;
Castelo, J; 1994; citado por Garganta, J 1997), siendo el grado de adecuación de

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cada una de las acciones en el seno de la actividad colectiva global lo que


caracteriza al nivel “Táctico” de un jugador y, en definitiva, del equipo. (Castelo, J.
1999).

En este contexto, debemos concebir que cualquier acción de juego está


condicionada por una interpretación que envuelve una decisión individual
(“Pensamiento Táctico”) y colectiva (“Dimensión Táctica”). Esta a su vez, está
regida por una habilidad motora (“Dimensión Técnica”), que exige un determinado
nivel de movimiento (“Dimensión Fisiológica”) y que fue ajustada y direccionada
por estados volitivos y emocionales (“Dimensión Psicológica”) (Oliveira, J. 2004
citado por Azevedo, J. 2009). Vemos entonces, que el juego se manifiesta por la
interacción de las diferentes dimensiones/variables, siendo la “Dimensión Táctica”
la que solicita (de acuerdo con la especificidad de juego), elementos físicos,
técnicos y psíquicos (Faría, R. 1999).

Con relación a lo mencionado, Garganta, J. (1998:21) nos clarifica lo


siguiente:

“…la forma de que un jugador entienda el juego y cómo se


expresa a través de él, depende en el fondo de aquello que
podemos designar de “modelo de juego” (…) las relaciones
que el jugador establece entre este modelo y las situaciones
que ocurren en el juego orientan las respectivas decisiones,
condicionando la organización de la percepción, la
comprensión de las informaciones y la respuesta motora”.

Por lo tanto, estamos de acuerdo con Barreira, D. (2006) al apuntar que


siendo el Fútbol un “Deporte Situacional” en que la actividad de los jugadores se
desenvuelve en contextos donde impera la aleatoriedad, la variabilidad de
situaciones y la imprevisibilidad de respuestas, parece ser imprescindible que los
jugadores deban asimilar un conjunto de conocimientos para que sean capaces de
resolver de la mejor forma posible los problemas que en el juego, o sea, para que

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se consigan “Organizar” eficazmente desde el punto de vista individual


(“Pensamiento Táctico”) y colectivo (“Dimensión Táctica”).

De acuerdo con las ideas señaladas, en el último punto de nuestro


documento, trataremos de acercar al lector a la noción de concebir e interpretar el
concepto de “Modelación”, como método científico que posibilite la construcción de
una “Organización” de juego, o mejor dicho, la sistematización de una
“Concepción de juego”/“Modelo de juego” acorde el abordaje de la “Naturaleza
Compleja” inherente al Fútbol.

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IV. La “Modelación Sistémica”: un “Método” de


construcción “Científico – Futbolístico”.

“La Modelación y la Simulación pueden ser considerados como las bases sobre
las cuales reposa el pensamiento humano”.

(Durand, D. 1979, citado por Garganta, J. 1996:63)

“La mediación entre la teoría y la práctica presupone la existencia de


representaciones (simplificaciones) de la realidad que funcionen como puente. Los
modelos son simplificaciones de la realidad compleja”

(Garganta, J. 1996:74)

A partir de todo lo señalado, desde el inicio de nuestro documento, hasta


este punto, creemos necesario y fundamental, remitirnos nuevamente a la idea
expresada por Frade, V. (2003, citado por Martins, F. 2003:49) a modo de
desarrollar lo que queremos trabajar en este punto:

“El problema principal es poder entender el juego, lo que es


el juego, después de entenderse el juego es absolutamente
necesario que se entiendan los juegos y las varias formas de
jugar existentes. Posteriormente recién podrá reconocerse
que el objetivo de estudio, el objeto de preocupación pasará
a ser nuestro juego”.

En este sentido, podemos apreciar que el autor hace hincapié en darnos a


entender que para que lo “Táctico”, o sea, la “Organización” de juego que
queremos para nuestros jugadores y que nuestros equipos manifiesten, es

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imprescindible conocer, en primer lugar, la “Naturaleza Compleja” del Fútbol. De


allí que Martins, F. (2003:49) señale con toda propiedad: “La primera preocupación
en este proceso…para el gestor del entrenamiento, debe ser entender la actividad
en que está y el proceso que va a llevar a cabo, en este caso, debe entenderse el
juego, entender lo que es el juego del Fútbol”. Con relación a esta idea, como lo
hemos desarrollado, creemos que el “Pensamiento Sistémico/Complejo” (mediante
el “Abordaje Sistémico”), nos aportará mejores herramientas para entenderla e
interpretarla. Desde este punto, recién estaremos capacitados para concebir la
necesidad de entender y sistematizar “Nuestro Juego” Sin embargo, para lograr
este objetivo, es fundamental, que podamos ayudarnos del entendimiento de una
noción muy importante para construir el entendimiento de nuestro Mundo y que
también podemos utilizar en el Fútbol. Hablamos del hecho de concebir la
“Modelación Sistémica” como “Método” “Científico” para sistematizar nuestra
“Concepción de juego”/”Modelo de Juego” como entrenadores, y no sólo
inicialmente, sino que permitir que ella valla evolucionando permanentemente.

A continuación, a modo de que el lector pueda percibir e interpretar el


concepto de “Modelación” y “Modelación Sistémica” creemos fundamental,
establecer la diferencia y la posterior relación entre el significado de: “Método”,
“Modelo” y “Modelación”.

En primer lugar, tenemos que comenzar por mencionar y dilucidar el


significado de la palabra “Método”. Según la versión online del “Diccionario de la
Real Academia Española” (R. A. E.) al introducir la palabra “Método”, nos llama
profundamente la atención, encontrarnos con dos significados, que se relacionan
directamente con la idea que queremos desarrollar. Estas señalan: “Modo de obrar
o proceder, hábito o costumbre que cada uno tiene y observa”; el otro es
“Procedimiento que se sigue en las ciencias para hallar la verdad y enseñarla”. En
este sentido, podemos apreciar que estos conceptos nos conducen a entender
que el “Método” es una “Concepción/Idea” adquirida (mediante la observación y/o
estudio), a partir del cual, se generan “Acciones” futuras, las que a través de su

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realización sistemática en el tiempo, se transforman en “Hábitos” de operación en


el Mundo, o sea, podemos decir que los “Métodos” son un “Medio para…”.

A partir de lo mencionado, es necesario adelantarnos en señalar la idea de


que una vez concebido, estudiado e interpretado el concepto de “Modelación
Sistémica”, el “Método” se relacionará con ella, al ser un “Medio para…” la
“Construcción Científica”, con el objetivo de posibilitar la “Simulación” de los
“Fenómenos Complejos” del Mundo, así como también en el Fútbol.

Ahora bien, con relación al entendimiento de la noción de “Modelo”,


debemos señalar que este envuelve toda una “Representación” (realizada a través
de una “Simplificación Conceptual”) de un “Sistema”, ya sea mental o físico, que
es “Expresado” sobre una forma verbal, gráfica o matemática (Walliser, B. 1977,
citado por Garganta, J. 1996), En este sentido, podemos añadir que la
construcción de un “Modelo”, es un proceso que se cumple a través de un “Ciclo”
que se desenvuelve en un ámbito establecido entre un “Campo Teórico” que
proviene a partir de la problematización/conceptualización de la “Realidad
Compleja” y de un “Campo Empírico”, proveniente de la observación de esa
realidad. Así, a través de un permanente vaivén, entre un campo y otro, que el
proceso (el “Modelo”) se cumple (Garganta, J. 1996).

El “Modelo” en cuanto mediador entre las dimensiones teórica y empírica


(Garganta, J. 1996 adaptado de Walliser, B. 1977)

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De esta forma y con relación intrínseca a la idea de “Modelo”, es que la


“Modelación” surge y debe ser entendida, a partir de Le Moigne, J-L. (1990), como
la acción de elaboración y de construcción intencional, por composición e
interacción de ideas, a partir del cual, se torna posible la “Interpretación” de
“Fenómenos Complejos”. A partir de lo anterior, “Modelar” es un proceso que se
genera, cuando simultáneamente identificamos y formulamos problemas,
construyendo enunciados que los permitan explicar e intentar resolver,
raciocinándolos por “Simulación”. En este sentido, a modo de ejemplo, podemos
señalar que al crearse un “Modelo”, de un determinado “Fenómeno Complejo”,
este al transportarse desde el medio “Teórico” al “Práctico”, se generarán
indicadores (en el “Aquí” y “Ahora” de su aplicación), los que al ser percibidos y
reflexionados por parte del operacionalizador (el entrenador), a través del acto de
“Modelización”, tendrá que ir interpretando y modificando este “Modelo” si es
necesario, con el objetivo de mejorarlo y hacer evolucionar ese “Modelo”.

(Vitor Frade 2007 adaptado por Tamarit, X. 2007)

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Transportando los conceptos anteriores al contexto del Fútbol, Garganta, J.


(1996) nos habla, que desde algunos años a esta parte, las “Ciencias del Deporte”
han comenzado a utilizar los conceptos de “Modelo” y “Modelación Sistémica”.
Así, expresiones como “Modelo de Juego”, “Modelo de Jugador” y “Modelo de
Entrenamiento”, fueron haciéndose parte del vocabulario cotidiano de
entrenadores e investigadores de esta modalidad deportiva.

A continuación, debemos ser claros en señalar que a través de las


siguientes líneas, vamos a ayudarnos puntualmente de las ideas del profesor Rui
Faría (1999), quien logra realizar una gran interpretación sobre la relación
existente entre la “Modelación Sistémica” como “Método” de construcción
“Científico - Futbolístico” (de la ”Concepción de juego”/“Modelo de juego”) en el
Fútbol.

Partiendo este análisis, de acuerdo con las palabras de Faria, R. (1999:15):


“Es en este contexto (el Fútbol) que surge el concepto de Modelización Sistémica
para permitir tratar Fenómenos percibidos como Complejos (“Naturaleza
Compleja” del juego del fútbol), o sea, fenómenos que a priori se consideran que
no pueden concebirse por descomposición analítica”.

Así, el autor añade que la “Modelización de la Complejidad” (“Modelación


de un jugar”), permite a los entrenadores construir una “Inteligencia intencional”
sobre el juego que se quiere crear (una “Concepción de juego”/“Modelo de juego”),
de tal forma, que al aceptar el desafío de este “Proyecto Científico” (“Modelización
Sistémica”) se posibilita que la “Complejidad” del juego, sea concebida (en el acto
de “Modelizar”) como el camino hacia la irreductibilidad, y a su vez, la construcción
de un mejor “Modelo” que evoluciona permanentemente. De acuerdo a lo anterior,
debemos puntualizar, que en el proceso de “Modelización”, está prohibido mutilar
(reducir). Así la “Naturaleza Compleja” del juego debe ser comprendida sin
mutilación previa, debiendo sus variables, ser irreductibles (táctico, técnico, físico y
psicológico), y con ello, al ser “Modelizable” acercar la “Naturaleza Compleja” (en

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su totalidad) al entendimiento del “Modelizador” (el entrenador). De esta forma,


puede ser posible “Modelizar Científicamente” la “Naturaleza Compleja” del juego
del Fútbol, dejando de ser necesario, por lo tanto, reducir con el objetivo de
“Modelizar” y de desunir, a fin de comprender su “Complejidad”.

A modo de profundizar lo anterior, el profesor ayudándose de las ideas de


Le Moigne, J-L. (1994, citado por Faria, R. 1999) nos añade que este “Método” de
comprender la Naturaleza Compleja”, en otras palabras, el “Método” de la
“Modelización Sistémica” se justifica en un principio, sobre el cual, el “Modelizador”
debe construir una realidad sobre un contexto determinado pero no de manera
perversa, o sea, de “Modelizar” analíticamente, y por lo tanto, destruyendo la
“Naturaleza Compleja” inherente del Fútbol, en vez de concebirla en su
potencialidad, y a su vez, como “Método” que tiene la capacidad de hacer emerger
continuamente lo “Nuevo y lo Significativo” de un proceso de “Modelización” del
juego que se autopoduce en permanencia.

Faría, R. (1999, citando a Le Moigne, J-L. 1994) agrega que el concepto de


“Modelización Sistémica” surge entonces como una forma de entender, percibir y
tratar un “Fenómeno Complejo”, (como el juego del fútbol), sin haber la necesidad
de descomponerlo analíticamente. Esto quiere decir que si entendemos el
concepto de “Modelización Sistémica”, este aparece como forma de interpretación,
conocimiento y “Modelización del juego”, sin que para eso sea necesario su
reducción en aspectos de orden táctico, técnico, físico o psicológico. Por ello el
autor va más allá, al señalar que es necesario una “Modelización” y
“Periodización” del jugar (en el proceso de entrenamiento), que revele
suficientemente el entendimiento de esta “Naturaleza Compleja”, permitiendo una
deliberación racional, su intervención y evaluación del proceso de acción antes,
durante y después.

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De esta forma, el autor finaliza mencionando las siguientes palabras:

“Existe ahora un “Método” de representación y “Modelación”


de la “Naturaleza Compleja” del juego del Fútbol, que no se
agota, y que no mutila sus características propias
(aleatoriedad, imprevisibilidad, orden-desorden, entre otros),
presentando de esta forma al “Modelizador” una
“Complejidad” a partir de lo que él concebible de aquella
“Complejidad” (“Naturaleza Compleja” del juego del Fútbol).
Ahora bien, al considerar la exposición de la “Modelización
Sistémica” como adquirida, es fundamental interpretarla en
términos de “Método” (Faria, R. 1999: 18)

Así, a partir del análisis e interpretación del contenido del juego (“Naturaleza
Compleja”) y de la importancia del papel de la “Organización” en los equipos, que
a través de la óptica de la “Modelación Sistémica”, se permite la posibilidad de
utilización de una “Metodología Científica” capaz de ir en ayuda de la
“Construcción”/“Evolución” de una “Concepción de juego”/ “Modelo de juego” y a
partir de ella, facilitar la optimización de la programación del entrenamiento, ya
sea para; la selección de los jugadores, el conocimiento de los adversarios, y en
general, para toda la actividad realizada por los entrenadores y sus cuerpos
técnicos (Teodorescu, L. 1977, citado por Garganta, J. 1996). Sin embargo, se
debe dejar en claro que el Fútbol, en cuanto juego será siempre más complejo y
completo que su reproducción a través de cualquier “modelo”.

A modo de concluir este punto, y con él, esperando lograr el objetivo de


este trabajo, queremos mencionar que la “Modelación Sistémica” del juego del
Fútbol, más allá, de permitir generar una objetivación “Científica”, a partir de la
cual, sistematizar nuestra “Concepción de juego”/“Modelo de juego” nos permite
además, determinar los objetivos y el rumbo que deben llevar nuestros procesos
de enseñanza/aprendizaje y constatar, a su vez, los progresos de los practicantes,

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en “Entrenamiento” y “Competencia” con relación a esta “referencia” de


“Organización” de nuestro juego, definida con anterioridad.

Sin embargo, como quedó en claro a lo largo de nuestro trabajo, es


imperativo que exista, en primer lugar, la necesidad de concebir, estudiar e
interpretar la “Naturaleza Compleja” del juego del Fútbol, desde el “Pensamiento
Sistémico/Complejo” (“Abordaje Sistémico”) a fin de poder lograr el acto de
“Modelarlo” (adquirido como “método”) con una coherencia y eficacia ajustada a la
complejidad propia de la esencia de esta “Modalidad Deportiva”.

Eduardo Barahona A.
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