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Al igual que los pentecostales, creen en la glosolalia pero, a diferencia de

los pentecostales clásicos, creen que el hablar en lenguas es la confirmación para


llegar a ser hermanos espirituales y entrar en el reino de Dios, y que éstas lenguas
únicamente pueden ser otorgadas al momento de recibir el Espíritu Santo.

Existe, dentro de su estructura organizacional, un nepotismo sagrado, es decir, se


les da la preferencia a los parientes para ocupar cargos o empleos, en este caso de
orden divino. La iglesia venera a Elisa Flores, a quien llamaban «la jefecita». En
2011, Eva García, esposa de Joaquín Flores, es venerada al igual que sus hijos y
nietos. En las casas de los feligreses pueden observarse sus fotografías en las
paredes. Sin embargo, María no es sujeto de veneración, y en los lugares de culto
no se encuentra imagen alguna de santos, cruces ni ninguna otra representación
que pueda considerarse objeto de culto.

La iglesia no cuenta con un cuerpo gobernante, sino que el líder fue establecido
por mandato divino. Todos los miembros tienen que participar y contribuir a la
iglesia, a la que consideran su familia. De acuerdo con De la Torre y Fortuny (1991),
los miembros creen que cada persona está en su justo lugar, y esos papeles se
perciben como algo natural, divino, y no se sienten dominados ni tampoco sienten
que las actividades que realicen sean imposiciones. Sus cultos de alabanza y de
adoración son únicamente con sus voces, y enseñan canciones para el uso en
general, con frecuencia en coros. De forma similar a la iglesia
católica, Aarón y Samuel son considerados intercesores de los hombres ante Dios, y
sustituyen así a la Virgen de Guadalupe o a los santos.

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