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Para Bruno, estas vacaciones en Ineasa dea sia, en Cael, son distintas La pilets,lastorta casera ylaehietorietae na Jogran hacerle olvidar que umaméy au pap seestan separando, Desde el plétano dal jardin, Branolintentaverlas casas con un poco de lardad, Hasta qe un di. del otroTado dela pared del fondo, descubre a Marina, qu vive ahi ems, a pocos metfos de a casa desu ta Fila sabe tepar al vba! igual quel robs ciruelas igual que dy sus pares estan separados: Juntos descubrirén un misteria del pasado que cambiar si ‘manera de ver alas personas, sn odo es lo que parece? NORMA HUIDOERO nacé en Lan, provinca de Buen Aes 1049. Fs eqresada de a carrera de Lara la Universal de Buenos Airs Dit lsc de Lena y Literatur en legion secundarionycoordndtalleresMerarios Astra deravelas poliialasy relates infants, pare rureersospremlos enti na meneién honariica dl CanisoLitearo Ala Orla dl Wien onde cde Cultura Eronémica] yl Premip Clarn de Novela 2007. Snovela Clespatrato taba is selsesanada pars formar pate el pretigion catego White Ravens dng supra Aparode10shoe sn Norma Huidobro El ladrén de ciruelas 4 Vacaciones diferentes ‘La casa de tia Susana queda justo al lado de la casa del cogro. Ta Susana es la tia de mi mam y es a hermana de ‘mi abuela,o sea que vendeia a ser mi tia abuela. El ogeo es elogeo. La casa queda en Cafuelas, que es un lugar mis 0 me- nos pueblo, mis © menos campo. Siempre me gusté Ia casa de ta Susana, pero ahora la veo horrible. Es grande YY vieja. Antes me encantaba recorreria y meterme en el sgaraje a revolver las cosas que amontona mi tia Antes vveniamos de vacaciones con papé y mam, y armabamos Ja pelopincho en el patio y nos divertiamos come locos. Ala noche, cuando papa hacfa el asado, yo juntaba en tun balde las cirueas que se cafan en el terreno de la tia, yy también las que estaban en as ramas del ciruelo —Ias ‘maduras, solamente— que colgaban de nuestro lado. Porque el ciruelo s del ogro, pero est justo al lado det alambrado con enredaderas que separa los dos terreno, bien al fondo. *Acordate que solamente tenemos permiso para sacar las ciruelas que estén de este lado me decia tia Susana todos los veranos, cuando veniamos con papa ‘y mama. Y yo hacfa caso, Jamés desobedect El mes de enero era mi preferido, Era el mes de las var caciones, Y siempre lo pasébamos en Caftelas. Papa te- fa nada ms que tres semanas de vacaciones, pero mama yo nos quedabamos hasta fin de mes, La dltima semana papé volviaa nuestro departamento de Buenos Aires, yet ‘viernes, cuando salfa de trabajar, arrancaba otra vez para CCafiueas, hasta el domingo a la noche, en que volviamos los tres casa Siempre fue asi, desde que era muy chiqui- {o;tan chiguito que ni me acuerdo. ‘Ahora es diferente y no me gusta. No me gusta nada. “Tengo mucha rabia, Yo no queria venir solo, pero me tra- jeron. Me trajo papa. Cuando Megamos, la tia nos estaba esperando en el jardin; me salud6 primero a mf y des- pués a papé, y me ayudé a bajar el bolso y la mochila det auto, Papa se fue enseguida, hablé un poco con a tia, me dio un beso y me dijo que me portara bien y que cuando terminaran las vacaciones me iba a venir a buscar para evaeme a casa con mamé, Porque ahora es asi: mamé y yo vivimos en el mismo departamento que antes, y papé se alquilé otro. Cada uno por su lado. ¥ las vacaciones, también, Son las primeras {que paso solo; con la tia, Bueno, pero no es lo mismo, Se ‘atin dijeron, necesitan tiempo para pensar, y parece que pata pensar tienen que estar solos, No lo entiendo, pero tampoco me importa, Qué me va a importat. Que hagan lo que quieran. Total CTE 2 La casa de al lado La casa de al Indo es parecida a la de mi tia Susana, grande y vieja, con jardin adelante y mucho terreno en el fondo, Fs la casa del ciruelo a casa del og. A ogro mi tia nole dice ogro; lo llama por su nombre, ‘0 sea, Gabriel, Para mi, es el ogro, a secas. Un tipo rar, no habla con nadie, a personas me refer, porque con su perro si que habla; Io vi varias veces, nunca supe qué le decia, porque cuando espfo a través del alambrado no alcanzo a oir lo que le dice, apenas oigo un murmallo, pero es suficlente para saber que le esti hablando al pe ro, porque no hay nadie més con 6) vive solo. También, con el carécter podrido que tiene, gquién iba a querer vivie con 6? (tra cosa que hace el ogra, aparte de hablar con el pe- ro, es cuidar las plantas; se ve que le gusta Ia jardineria, Y capaz que también les habla a las plantas. Nunca lo vi, ‘pero no me extrafiaria, Hay algunas cosas dele gente que las comprendo bastante bien, por ejemplo, la necesidad {que todos tenemos de hablar con alguien, aunque sea con 1 perro oel gato, Claro que a algunos se les va la mano y no paran nunca de hablar, y ademds gritan y se insultan. so no me gusta. No me gusta nada. Como hacian papa yy mam los iltimos tiempos, antes de la separacidn. Yo me tapabs las orejas, pero los ofa igual. Ahora ya no se agritan, Apenas hablan dos o tres palabras euando no les ‘queda més remedio que verse porque me llevan o me van 1 buscar de una casa ala otra 0 estoy enfermo y uno elo dice al otro por teléfono. Es horrible todo eso, Tia Susana habla con toda la gente del barrio, pero con el ogt0, poco. Ella dice que es un hombre reserva do, pero que es buena persona y muy buen vecino, Yo To dudo, Mi tia sf que es buena vecina: le riega las plan tas ctando sale de vacaciones y Ie leva las cuentas del ‘gs, la luz y es4s cosas, que el cartero deja siempre en su buzén —porque el ogra no tiene— en ver de tomarse la -molestia de entrar al jardin ydejaras junto a su puerta Elia que legué, lo primeto que hice fue iral fondo a juntar ciruelas. Empecé por las que estaban tiradas en el past, y después me subjal banco escalera ysegut con las de las ramas que daban para el terreno de mi ta, como siempre, Pude llenar medio balde nada més; podria ha berlo llenado del todo sin tocar ni una sola ciruela de las ue estaban del otvo lado, si hubiera tenido una escalera ‘como la gente, pero con el anco no lego ni hasta la mi- TOT tad del teonco, El drbol es muy alto y se nota que las ci- ruelas dearriba nadie ls toca. Me dio bronca que a fruta teeminara pudkiéndose porque nadie la sacaba del érbol Entonces se me ocurrié que si me trepaba al tronco, Iba a poder legar hasta las ramas mas altas del lado de mi tia y arrancat todas las czuelas Claro que el tronco estaba del otro lado del alambra- do, Era un riesgo, es cierto, pero valis la pena intentarlo, Arimé el banco escalera contea el alambre,subf hasta el Altime escalén, me agarré de una rama baja, me estiré hasta el tronco y empecé a tepar. Ya estabs llegando ala primera rama alta, ciando un grito casi me hace caer del frbol, Un grito de loco. Un grito de ogre. Eh, mocoso! ;Bajate de ab, ya mismo! ‘Me tom6 tan de sonpresa, que no supe qué contestar- le, Me quedé mado, abrazado al drbol iQue te bajes, te djl izNo entendistor? ‘Yo entender, entendia, pero el tipa me ponia nervioso con sus gritos y tenta miedo de caerme. Menos mal que ‘parecié mi tia y el ogro se calms, —pDespacito, Bruno, por favor! Disculpel6, Gabriel, seguro que quiso sacar las ciruelas mas altas de nuestro lado, no del suyo. Que las saque con una escalera,entonces. AL drbol nose sube ms. ;Entendiste, nene? Estaba clarisimo, Al érbol no tenia que subir. No cije ni mut Baié,y entré a la casa con mi ta Ay, Bruno, vos ya sabés cémo es Gabriel, querido, Después de todo, el ciruclo es de dl, asi que no se puede protestar, Dije que estaba bien, que no habia problema, pero me quedé algo atragantado que no se me iba a ir asf noms, [No sé por qué. Antes no me pasabs. Ahora sent que las cosas me alectaban més. Me quedé con mucha bronca, ‘con ganas de hacer algo malo para desquitarme, Mejor dicho: de hacerle algo malo ad al ogro, Mientras mi tia preparaba la comida, me tiré en el si ln de! living y me puse a imaginar maldades para ven- sgarme del ogro. Qué sé yo tirarle bolas de barro ala puer: ta del frente, hacerle pis en las plantas del jardin y cosas asi que yo nunca le habia hecho a nadie. ¥ de repente se ‘me ocureié que a lo mejor me estaba volviendo malo de verdad, porque pensar en esas maldades me hacia sentir bien. Era todo un descubrimiento: Bruno el bueno sees taba convirtiondo en un chico malo? ,Bruno e) obedien- tet gEl buen hijo que siempre les hizo casoa sus padres..? Ja. Me sent otro. Un Bruno diferente estaba naciendo. Y me gustaba. Me gustaba el nuevo Bruno, 3 Tiempo de maldades Sacamos a pelopincho del gara guardar cosas porque no tlene auto, y empezamos a ar- «que mi tia usa para smatla en el patio. Esté buenisima la pelopincho, no es demasiado gran- de, pero puedo hacer la plancha y zambullirme de pie (de cabeza no, por las dudas). Es bastante vieja, eso si, pero «qué importa. Mitia le tiré unos cuantos baldazos de agua para limpiarla un poco y listo. Conectamos la manguera cn la canilla de la pileta de lavar la ropa y ahora Io dnico ‘que habia que hacer era esperar a que se lenara. Estaba lindo el da, con mucho so: haca calor, y segiin deefa mi tia, que habia escuchado el pronéstico del tiempo en la radio, ibaa hacer machisimo calor toda la semana. Mejor Me lo iba a pasar metido en la pelopincho todo el dia Mi tia me pidié que controlara el agua, para que la pileta no se desbordara, y se fue a hacer mandadas. Me puse a dar unas vueltas por todo el fondo. Me gusta mirar e las plantas oler las flores, caminar descalzo por el paso, Estaba tranguilo, hasta que Hlegué ala altura del ciruclo, ‘Me quedé mirando un rato pata arriba: las ramas mas al- tas estaban cargadisimas de ciruelas. Sent algo dentro de ‘mi, Algo como un calareito que me subia desde el cucllo hasta la cabeza. Entonces me acordé de algunos persona jes de historita que para mostrar que estin enojados, el dlibujante les hace la cara colorada y les pone un humito saliendo de las orejas. Yo tenia que hacer algo Segui dando vueltas y legué hasta el final del terre ‘no, donde una pared de ladrillos sin revoque, cubierta en parte por tna enredadera de campanilla azul, separa ba los dos fondos: el de la casa de mi tay elde la case que estaba a fa vuelta, En esa pared se untaban Tos fondos de los dos terrenos més largos de la manzana, Nunca supe 4quién vivia ahi. Es més, jams intenté averiguarlo. Pero shora sentia curiosidad. Di vuelta un macet6n que esta ba por ahi, leno de tierra seca, lo arrimé a la pared y me subf. La pared no es muy alta, asf que me estiré bien y pude ver de otto lado, Habia muchos deboles frutales y €l pasto estaba bastante crecido, Vi algo de la casa, may poco porque mela tapaban las copas de los Arboles: parte de un tejado negro o gris muy oscuro; un tanque de agua de esos plateados, que brillaba al sol, y mas absjo, entre las ramas de los drboles,alcancé a ver ropa colgada, unas sibanas que se agitaban, apenas, movidas por esa brisa « suave de las mafianas de verano en los pueblos, No sé st seri en todos los pueblos igual, porque muchos no co: nozco; lo que si sé.es que en Buenos Aires es distnto. Ce 16 los ojos y pensé en mi casa de Buenos Aires. Pensé en papi y mama, Pensé en antes y en después. En cémo eran las cosas antes y en eémo eran ahora. Otra vez me subio cl ealor desde el cuello, pero no me salié por las orejas ‘coma en las historietas:no, se me quedé todo dentro de la cabeza. De nuevo senti que tenia que acer algo. ‘Me bajé del macetén y fai hasta el cielo. Vol a mi rar para arriba las cieuelas més altas parecian llamarme, Tenia que conseguir una escalera, pero de esas que se abren como una tjera, no como la que mi tia tenia en el taraje, que para subir habia que apoyarla contra algo; esa servis tinicamente si pudiera apoyarla contra el tronco del ciruelo, cosa que era imposible ‘Ya me estaba quedando el cuello duro de tanto mi algo que hasta el rar para arriba, cuando de repente not momento —no me explico por qué—no habia advert do. Cas al final del terreno, pasando el ciruclo, pro del lado de mi tia, habfa un drbol enorme, mucho mis alto que el ciruelo, con unas ramas largas y gruesas que iban tanto para el lado del ogro como para el de mi tia. Y.. st yo apoyaba la escalera en el tronco pera llegar hasta una rama, y después seguia trepando por el arbol, y me est raba un poco... zno podria juntar todas las ciruelas que quisiera? 6 Y si el ogto me vefa, zno se tba a tener que caller la boca porque el drbol era de mi tia y no de él? ‘Claro que yo iba a ser cuidadoso: primero sacaba las ciruelas de las ramas que daban de este lado y, después, tal vez alla hora dela siesta, cuando el ogroestuviera dur- miendo, también podeia sacat las del lado de el Genial. Mi idea era genial. Me felicité a mi mismo, y ahi noms me acordé de la pelopincho y sal corriendo, ‘no fuera cosa que ya estuviera lena y empezara.a desbor- arse. LT DL ae eas YY; LM VAIN Al i. }?> ars | 4 El Arbol grande Tia, jedmo se llama ese érbo! alto que esté al final del terreno? ‘Ya era la hora de Ia siesta y mi ia andaba dando vuel tas por el patio antes de ira acostarse, Yo hacia la plancha enla pelopincho. Es un plitano, :Viste qué grande? Andé a saber = {No lo plantaste vos? —iNo, cotazén! Cuando yo vine a vivir acé ya era un ‘bol enorme. Seguro que tiene mas afios que yo. Mitiase fuea dormir a siesta yme quedé pensandoen cso de que el érbol tenfa mis aftos que ella. Entonces era viejisimo; alo mejor, mds viejo que la casa. Si, seguro que ‘cuando construyeron la asa, el bol ya estaba abi, Pero cl ciruelo, no, Eleirulo lo habia plantado el ogro, claro, por eso se sentia tan duefio del drbol; era como su hijo. zLe hablar el ogro al ciruel, como le hablaba al perro? * Segui haciendo la plancha un rato ms, hasta asegu- rarme de que mi tf estuviera dormid, después fui hasta ol garaje y, sin hacer ef menor ruido, saqué la escalera y la llevé hasta el plitano. Mas justo, imposible: el ilimo cescalén Hegaba a la altura de la primera rama. Era fac: lisimo trepar a ese érbol. Las ramas eran gordisimas, ast ‘que quisiera, que aguantaban todo; eran como troncos esas amas. Subf alto, no del todo, pero bastante. Decidi ser prudente, por las dudas, después de todo era a primera vvea que trepaba y no conocia bien al drbol: lo mejor era tomar confianza de a poco. Me estié para vers aleanza- «que podia pararme, sentarme, ponerme a cabalito, ba las ciruelas, pero no saqué ninguna. Alcanzaba bien: tanto las del lado de mi ta, como las del lado del ogro.Po- dia robarle todas las cruelas, tenia tiempo, tenia todoel tiempo del mundo para robartranquilo. Ahora no, ahora, estaba explorando y eso me gustaba, Trepé un poco més y me senté acaballito en una rama ancha y eorta, que se dividia en otras dos rams forman: do una horqueta. Ah{ sentado, con los brazos apoyados ‘en Is horqueta, vei completa la casa del ogro y la de mi tia también, Todo estaba tan tranquilo, no se ofa ningin ruldo, seguro que el ogro dormia la siesta, igual que mi tia. ¥ el perro, que nose vefa por ningun lugar, capaz que dormla adentro de la casa, Era tan lindo ver todo des. de aht arriba, No sé cuénto tiempo estuve asi, distraido; ‘me sentia tan bien con ese airecito tibio que pasaba muy TEM despacio entre as hojas del platano, ya sombra que me protegia del sol furioso de la siesta, ue de lo que menos ie daba cuenta era del paso del tiempo. Minutos, horas, ‘no sé, podria haber estado ahf una eternidad, sino Iu biera sido por esa extrafia sensacién que me invadié de ‘ole, asi, de una, La sensacign de una mirada, un par de ‘jos drigidos hacia mi. Tuve un escalofro. De repente, el silencio se hizo més profundo. ‘Alguien me estaba observande. a 5 Pared por medic Bajé dos ramas ya vi. Ahi noms, del otro lado de la pared delaillos y campanillas azules. Estaba sentada en lpasto, las piernas cruzadas, los codos en las rodillas, la cara entre las manos. No dejaba de mirarme. Seria, como a punto de retarme, 2X vos quin sos? —e pregunté ZY avos qué te importa? —me dijo, levantando un hhombro y moviendo la eabeaa, como si yo fuera un pobre esto que no merecfa enteratse de nada, No le contesté, Decidl ignorarla. Me senté en la rama en la que me habia parado, recosté la espalda en el tron. | coy ahi me quedé, mirando para otro lado, haciendo de cuenta que pensaba en cosas importantes, —Cémo te lamés? —me pregunté, Tardé un poco en responder. A propésito, claro. Bruno, Dejé pasar un ratito y pregunté yo. " Sa a A ws! Marina —respondié enseguida Entrecerré los ojos y a espié por un costado. Vi como setiraba en el past, panza abajo, otra ver la cara entre las ‘manos, los codos clavados en la tierra, mirdndome como ‘un bicho rato. = jCusntos afi tenés? —preguts Once, Pasa, iY vos? Once, también “Ahora se ponia panza arriba, con las piernas levanta- das, os brazos doblados debajo de la cabeza. Fstaba des calza, Abr los ojos del todo; ya me estaban doliendo de tanto mirar para absjo de costadito. ~Vivis en esa casa? —pregunté, sehalando el tejado gris oscuro. Si, Esa case de mi abuela, Mi mama y yo nos muda: ‘mos cuando terminaron las clases ZV antes dénde vivias? En Ezeiza. Ahora voy ara otra escuela. ¥ mi mama cempezé a trabajar todo el dia, porque antes trabajaba a Ja manana nada mds, asi que ahora me va a cuidar mi abuela iY tu papa? Mi papi qué, nene? —dijo, mientras se paraba de | tun salt, enfrentindome como sila hubierainsultado, Nada... Te pregunto si trabaja todo el dia también, Si, trabuja todo el dia. ¥ basta. No me preguntes mis Se qued6 parada, ceuzada de brazos, micando el pas- to, Por un momento pensé que iba a salir eorriendo. No queria que se fuera. Entonees se me acurrié: —Querés comer ciruelas? a —{Sabés qué? —dlijo Marina, después de que nos har- tamos de comer—. Podemos subir un balde, le atamos tuna soga y la pasamos por una rama, lo Henamos de ci- | ruelas y después lo bajamos, zte parece? U | Mientras dura la siesta “Marina corrié hasta el extremo de la pared que estaba toe deanna bisa pla de cones emoet Riera aan apse ces Tea oma Mientras subja por la escalera, arranqué dos ciruelas ‘ aon serch aincanctdomaano Le alana Sere tc erimieeanroaes oe eae edioon pon deen lasietnocm dea de] paced tod, io anc, peroentaen el teeno de | imi tia, ast que tenia mas derecho yo que ella, Me meti he ciraclaen la boca y subi yo también. Desde aci podemos agarrar mis ciuelas —dijo—. Y tenemos una rama para cada uno. ;Ves que es mis cémodo? ‘Tenfa razén, Del tronco del plitano salian dos ramas. truesas casi juntas, que avanzaban hacia el terreno del ‘gro. Bien abrazados cada uno asu rama, podiamos sacar todas las ciuelas que quisiéramos. » “Me patecié una idea genial, pero no se lo die para que no se agrandara. Listima que no se me ocurrié a mi —Quedate acd, que enseguida vuelve —le dije—. En el garaje de mi ta hay un balde de basil y una soga bien larga. ‘Cuando voli la enconteé dele sacar ciruelas que iba amontonando en un hueco del tronco, justo en la parte fen que nacian las dos ramas y en el que, hasta ese mo- mento, no habia reparado. Llenamos e balde volando. Lo ‘bajamos con cuidado y justo cuando legs abajo, el perro cemperé a ladrae. —Sonamos —dije—. Seguro que ahora aparece el ogro. = Qué ogo? = Gabriel, el que vive ab el duefo del ciruelo, Como si lo hubiera llamado. Apenas terminé de ha- ‘lar abi estaba el ogro, debajo del ciruelo, amenazndo- nos con un purio en alto. “~iBajen de aht inmediatamente! Mocosos! ,Me esta- ban robando las ciruelas? El perro acompafaba sus gritos con ladridos cada vez mds fuerte, Nadie robé nada! jY este drbol no es suyo! —grité yo, enojado, 13

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