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De Boeck - Los Sorias y La Escritura Como Guerra, Temporalidad y Mundos Posibles en La Poética de Alberto Laiseca
De Boeck - Los Sorias y La Escritura Como Guerra, Temporalidad y Mundos Posibles en La Poética de Alberto Laiseca
ISSN: 0121-8530
lapalabra@uptc.edu.co
Universidad Pedagógica y Tecnológica
de Colombia
Colombia
Resumen
En este trabajo analizaremos los modos a través de los cuales José Agustín Conde De Boeck
la representación de la guerra atraviesa los diferentes niveles textuales Universidad Nacional de Tucumán
de Los sorias, la novela central de Alberto Laiseca y una de las más Licenciado en Letras por la
relevantes de la literatura argentina contemporánea. Haciéndose eco Universidad Nacional de Tucumán.
Doctorando en Letras Universidad
de la fuerte pregnancia cultural de lo bélico en la literatura argentina,
Nacional de Córdoba.
veremos cómo gran parte del efecto de canonización de la obra de josecondeboeck@hotmail.com
Laiseca se sustenta en el modo en que estructura los “mundos
posibles” de su poética a través de la guerra ya no sólo como tema, * Artículo de reflexión producto de
sino como principio escriturario y como estrategia para establecer investigación doctoral titulado Mi
una particular distribución de la temporalidad narrativa. proyecto general se titula:
“Coloquialidad, discurso y
Palabras clave:Laiseca, Guerra, Temporalidad, Mundos transgresión: el caso de la revista
posibles. Babel (1988-1991)”desarrollado en la
Universidad Nacional de Tucumán
y financiada por CONICET.
Citar: Conde De Boeck, J.A. (enero-junio de 2016). Los Sorias y la escritura como
guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca.La Palabra,
(28), 103-124.
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Los Sorias y la escritura como guerra: temporalidad y mundos posibles en la poética de Alberto Laiseca
José Agustín Conde De Boeck
De cualquier manera un día tuve sobre mi mesa la obra. Era un libro de tapas duras y negras, sin
inscripciones exteriores, de unas setecientas páginas. El único ejemplar. Lo abrí y ni yo podía creer
que hubiese escrito eso. Qué se habían hecho de los bloqueos. Dónde estaban mis imitaciones de
Hermann Hesse. […] La obra maestra era ética, estética, mística y práctica.
Alberto Laiseca, “Gracias Chanchúbelo” (2011: 221)
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los valientes. No leí Los cuando, en realidad, esa delirante (como lo ha bautizado
sorias, pero está en mi demasía sostiene el carác- el propio autor) en esa posición
biblioteca a la espera de ter mismo del texto. La de verdadera (y no meramente
que algún día tenga el coraje extensión fue un programa, promocionada) inclasificabilidad.
de enfrentar sus más de no una consecuencia. Lo incómodo de Los sorias es,
1.300 páginas. (enZina, (Sarlo, 2007: 448) precisamente, su falta de
2011) programa, su arbitrariedad que
Parecería lógico enmarcar las intenta emular la pluralidad del
Sin embargo, la hipergrafía como grandes novelas de Laiseca (El mundo. Esa falta de literariedad
rasgo fundamental de la poética jardín de las máquinas par- con que su demasía parece
desmesurada de Laiseca es un lantes y Los sorias) en este expandirse fr enéticamente,
fenómeno que va más allá de la mismo diagnóstico, y, sin como si todo pudiera “estar de
prolificidad (como sucede con embargo, no dejaría de resultar más”, por superposición de
Aira) o de la extensión (como extraño al sistema de procedi- episodios, por expansión
puede señalarse en obras como mientos propios del autor, al descriptiva, por un desborde
El pasado de Pauls, Vivir conjunto de recursos con que ha “anormal” de imaginación. La
afuera de Fogwill, El traductor construido su posición marginal construcción de Laiseca como
de Benesdr a, Las islas de en el campo literario. Decir que autor postmoderno, así como la
Gamerr o o La Historia de la extensión de Los sorias es un pregnancia que tuvo su
Capar rós). La hipergr afía “programa” iría a trasmano del recepción en un espacio más o
laisequeana es la materialidad de “plebeyismo” que configura menos coincidente con el de
su escritura: es precisamente su prácticamente la génesis escri- César Aira, se basa en la puesta
movimiento expansivo (es decir, turaria de la literatura de Laiseca en escena de un valor : la
la distorsión y la amplificación) y la estrategia fundamental de su hipergrafía como compulsión que
lo que produce el “efecto inserción en el campo literario. denuncia el consecuencialismo y
Laiseca”, e incluso es lo que da el régimen representativo de la
lugar a la actitud de culto entre Es justamente esta sensación de literatura de “programa”, de la
los autores más jóvenes (el texto salvaje, expansivo y producción literaria calibrada por
realismo delirante tiene la arbitrario lo que configura el un discurso que le es exterior.
iteratividad de un ritual). efecto de Los sorias: la sen- Con justicia, Guillermo Saavedra
sación que tiene el lector, presentaba a Laiseca, en 1987,
Sobre la extensión de algunas cercana a la que experimenta el como “alguien capaz de escribir
novelas de la literatura argentina lector de Kafka, de que la novela olímpicamente de espaldas a los
actual, y en particular sobre El podría extenderse ad aeternum, usos y costumbres del circuito
pasado de Alan Pauls, Sarlo por inserción y acumulación de local” (1987).
afirma: episodios, por expansión analítica
de sus imágenes. A diferencia de Igualmente, no será en la
La extensión de El pasado lo que sucede con El pasado, sí prolificidad (auto-canonización
es […] su presupuesto. La puede (y debe) decirse acerca por saturación del mercado)
novela no “salió” larga, de las novelas de Laiseca que donde pueda comprenderse la
como resultado de una “salieron” largas como resultado apertura receptiva que la obra de
impericia, sino que, para ser de una “impericia”. Pero es que César Aira significó para la de
lo que es, necesitó ser es esta “impericia”, este efecto Laiseca (cfr. Prieto, 2006: 446),
larga. Sería un error pensar de descuido, de “mala escritura”, sino más bien en la asunción de
que algo “está de más”, lo que coloca al realismo una escritura “surrealista” hasta
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sus últimas consecuencias, aún esta gran novela no puede ser sorias en 1982 y, si se juzga por
cuando implique la disolución de más que un gesto simbólico. algunas declaraciones de fines
los límites entre literatura Aunque cierta leyenda del campo de los ochenta (Laiseca, 1988b),
“buena” y “mala”, o la literario - refrendada por el también El jardín estaría
neutralización de toda apariencia propio Laiseca y de la cual finalizada mucho antes de su
programática. Sólo que, si en Aira Ricardo Piglia (2004: 8) se hace publicación original, siendo le
subsiste un programa de fondo - eco en su célebre prólogo - extensión de ambas el único
la aplicación teórica de un afirma que Los sorias fue escrita obstáculo para su circulación. En
sistema de pr ocedimientos durante los diez años que van de una entrevista a Fernando Molle
surrealistas, una “composición 1972 a 19821, en realidad resulta (2011), el autor afirma, con cierta
hipercontrolada” (cfr. Prieto: imposible saber cuánto quedó de vacilación, que Los sorias sería
445-446), dirigida a un esa redacción original en la cronológicamente su primer libro:
experimentalismo cuyo efecto de versión publicada en 1998.
sentido está programado y Quizás sobrevive más de esa —A pesar de su edición
enmarcado en un cierto esprit de versión de 1982 en los relatos de tardía, ¿Los Sorias es
vanguardia - en Laiseca la Matando enanos a garrotazos cronológicamente su primer
escritura se entrega sólo a las o en “La epopeya del rey libro?
mínimas restricciones con que Teobaldo” (de Aventuras de un —No, querido, pero a ver...
una “anti-novela” puede novelista atonal) antes que en sí, yo creo que sí, creo que a
mantenerse dentro de lo la confección final de Los sorias, Los Sorias la empecé a
novelesco, pero adoptando, por donde la experiencia posterior de escribir sin escribirla, sin
lo demás, el surrealismo más en haber escrito sus novelas saber que iba a ser escritor,
el pr ocedimiento mental de exóticas (La hija de Kheops y a los nueve años de edad,
escritura (el delirio como La mujer en la muralla2) y El cuando recortaba figuritas,
continuum, la hipergrafía como jardín de las máquinas cuando organizaba ejércitos.
automatismo más o menos parlantes (1993) probablemente Ahí salió. Mucho después me
controlado) que en el efecto le permitió al autor plantear su puse a escribirla. Escribí tres
“cultural” de su recepción. obra cumbre con mayor porquerías, tres versiones, las
sofisticación y actualizar los deseché. Y empecé de
Un efecto rizomático elementos de su mitología que, nuevo todo por cuarta vez, a
desde 1982, tuvieron un alto principios de los setenta, sin
Asumir que las obras de grado de desarrollo. Sin embargo, tomar como texto base lo
Laisecaanteriores a la publi- más allá de toda especulación, anterior. Diez años después,
cación de Los sorias en 1998 Laiseca sostiene firmemente la la terminé. (en Molle, 2011)
configuran “anticipaciones” de fecha de finalización de Los
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1
De hecho, en la última página de Los sorias el autor agrega la fecha original de finalización: 27 de febrero de 1982. Esto
significaría que la novela existía completa desde cinco meses antes de la primera edición de Aventuras de un novelista
atonal. Ahora bien, es de pensar que el agregado de esta fecha al final de Los sorias puede corresponder también a un
efecto de sentido destinado a subrayar la mítica condición de inédita de la novela.
2
Todo un sector de la crítica literaria (Montaldo, 1990;de Arriba, 1996; Holmes,2008 ;Kurlat Ares, 2006) ha demarcado un
período de la literatura argentina (más o menos circunscripto a la década del ochenta) caracterizado por la escritura de
novelas ambientadas en espacios exóticos (China, Egitpo, Malasia, etc.), en las cuales se construyen parodias de corte
postmoderna desde las cuales lo exótico puede leerse como metáfora distanciada de la realidad argentina. En su mayoría,
estos autores coinciden con lo que fue el grupo “Shanghai”, nucleado luego en la revista Babel (1988-1991) y compuesto
principalmente por Martín Caparrós, Daniel Guebel, Alan Pauls, entre otros. César Aira y Alberto Laiseca han sido
referentes de esta generación y, por lo demás, han escrito respectivamente dos de las novelas fundacionales del
exotismo postmoderno argentino: Una novela china (1987) y La hija de Kheops (1989).
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En todo caso, la inclusión de Los mítica como accidentada. Si bien reeditó en una impresión de
sorias en un tríptico junto a El se mantuvo durante los años mayor tirada (mil quinientos
jardín y a El gusano máximo ochenta y noventa como una ejemplares), esta vez a través de
de la vida misma (1999) sería, suerte de obra maestra secreta la editorial Gárgola, dirigida por
a todas luces, una clasificación e inédita en el ámbito intelectual, Ricardo Romero. En 2014, diez
artificial a resultas de los efectos las continuas redacciones (de las años más tarde, Simur g se
producidos en el campo literario cuales sólo la cuarta llegó a ser encargó de la tercera edición de
argentino según el orden de la definitiva) y los constantes la novela, poco después de que
publicación de las obras. Igual- intentos frustrados de publicarla apareciera en Francia la primera
mente, si el efecto de recepción produjeron la construcción de un traducción de alguna obra del
de Los sorias al ser publicada fuerte efecto de sentido alre- autor: Aventures d’unromancier
en 1998 es el de culminación de dedor de la novela, el cual, como atonal, publicada por la editorial
un proyecto creador, en términos hemos visto, cristaliza comple- El Nuevo Attila y traducida por
de producción debería hablarse tamente en el discurso mítico que Antonio Werli (también se han
más bien de punto de partida. se manifiesta en el prólogo de presentado en 2014, en el Salón
Ahora bien, si pensamos que Piglia a la primera edición, o en del Libro de París, los relatos “Yo
todas las obr as de Laiseca algunas declaraciones de Fogwill comí una chuleta de Napoleón”
remiten explícita o implícita- y Aira. Durante los años ochenta y “Mi mujer”, publicados por La
mente a su novela mayor, la cual y noventa se publicaron algunos Guêpe Cartonnière).
se erige en centro gravitatorio de fragmentos de la gran novela
su poética, esta duplicidad “impublicable” (en el semanario Género cultural y antece-
(culminación/punto de partida) El Porteño, en V de Vian, en dentes en el campo
genera a su vez un efecto rizo- Babel) y la leyenda circuló por
mático3 , donde la referencia a el ambiente literario a través de Frente al proyecto creador de
Los sorias nunca es lineal (ante- la lectura de los ciclópeos ma- Laiseca, y particularmente frente
cedencia/posterioridad), sino nuscritos originales, proporcio- a su centro medular, Los sorias,
accidentada (una obra que existe nados por el propio autor (Piglia, es inevitable remitir a esa recu-
y que no existe a la vez; culmi- Fogwill y Air a fueron los peración de una “vanguardia”
nada, pero inédita) y ubicua (Los primeros lectores de la obra). fuerte que comenzó a emerger
sorias como omnipresencia a lo con los autores de Literal a
largo de todo el programa literario Finalmente se publicó en 1998, comienzos de los años setenta:
de su autor); un efecto de rizoma de la mano de Gastón Gallo, la búsqueda de una revolución
donde, a fuerza de paradoja, Los director de la naciente editorial literaria a partir de una suerte de
sorias no constituye un centro Simurg, y fueron necesarios terrorismo de los procedimientos
jerárquico que subordina al resto numerosos voluntarios para hegemónicos de lo literario, la
de las obras, sino que es la tipear los manuscritos (cfr. Zina, impugnación de la mera repre-
multiplicidad de todas ellas. 2011). La primera edición, en sentación lineal de la realidad, el
papel biblia, e ilustraciones típica- rechazo a caer en los compro-
Instancias de mediación mente laisequeanas (mapas, misos sociales sistemáticos y su
editorial diseños, pentagramas, etc.), reivindicación de lo imaginario
circuló en una edición limitada de como un “envolvente de la
La historia de Los sorias en el trescientos cincuenta ejemplares. realidad”, como dice Germán
campo literario argentino es tan Recién en 2004 Los sorias se García en su posfacio a El fiord
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3
Tomando el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari (1972).
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(1969, 43). En continuidad, Bergara, 2013; Vázquez, 2008; Marechal o Filloy, puede afirmarse
también resulta inevitable la Kurlat Ares, 2006). La con- que, en todo caso, es el
remisión al género de la novela tratapa de Su turno en la edición intelectualismo estéril de las
experimental, desde sus antece- de Mansalva, por ejemplo, vanguardias lo que constituye el
dentes universales, como Ulysses afirma de manera taxativa: objeto de su rechazo, puesto que
de Joyce, las obras lúdicas de no puede negarse la continuidad de
Raymond Roussel o el movi- Su turno -parodia de la su obra con los experimentalismos
miento surrealista, hasta su novela policial y de la gótica, de Lamborghini, Aira o Marcelo
refundación en las letras na- donde el lenguaje y la Fox. En esta línea reflexiona Daniel
cionales con Marechal, Mace- invención se funden en la Link, al comparar Los sorias con
donio Fernández, Filloy y pura acción del relato-vuelve Memorias de un semidiós de
Cortázar. Experimentación con el comprensible el linaje que Héctor Libertella (que “pueden ser
lenguaje y utilización del humor posteriormente protagonizó las novelas más larga y más corta
como recurso para exponer una una de las líneas más de la literatura argentina” [1998]):
visión del mundo propia son potentes en la construcción
elementos que Los sorias de la literatura argentina de Tan lejos de la vanguardia
comparte con cierta forma de la vanguardia. (2010) como del realismo “de
novela vanguardista argentina que almacén”, Libertella y
tiene a Joyce como asignatura Y, sin embargo, en la representación Laiseca definen su literatura
pendiente y que en Adán que Laiseca hace del arte, su con palabras como sueño y
Buenosayres, en Rayuela o en repudio a las vanguardias, a las que delirio. Sólo habría dos
Museo de la novela de la identifica con el arte abstracto, se lógicas para tener en cuenta:
Eterna asume la tarea paradójica presenta de manera evidente, la lógica del mito (aquello
de, en un único gesto, destruir la especialmente en obras como Por que se puede contar, pero
novela como género y, a la vez, favor, ¡plágienme! o en su que no puede interpretarse)
construir la “gran novela total”. novelización de El artista, así como hacia la que tiende Laiseca
En este marco de búsquedas en la crítica que hace en El jardín (y de ahí su interés, que no
estéticas, “la idea wagneriana de de las máquinas parlantes a sus hay que confundir con
un arte total adquiere con Laiseca propias juveniles veleidades ningún exotismo4, por las
forma de novela” (Link, 1998). vanguardistas (2013, 97-98). Así, por antiguas dinastías chinas y
ejemplo, el autor afirma: “Cortázar egipcias) y la lógica del
La crítica se ha hecho eco en me gusta en sus cuentos, pero creo sueño (aquello que no se
numerosas ocasiones de esta que en sus novelas se dejó llevar puede contar, que debe
necesidad de explicar el realismo por la vanguardia y no fue tan inter-pretarse) en la que
delirante de Laiseca por medio bueno” (en Mazzuco, 2010). Y si hace pie Libertella.5 (1998)
de su inclusión en el paradigma consideramos que, a fin de cuentas,
de las novelas vanguardistas Laiseca no ha tenido reparos en Además del mito, la vanguardia
argentinas (cfr. Piglia, 2004; expresar su admiración por y la novela experimental, debe
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4
Debemos aclarar que, si bien estamos de acuerdo con esta posición de Link, el sentido que nosotros concedemos al
término “exotismo” en esta investigación se restringe a una noción más específica: lo exótico como construcción paródica,
artificio simbólico y pastiche entre los géneros “altos” y “bajos” de la literatura, y, muy particularmente, con la tematización,
propia de la novela moderna, de lo extranjero y de lo ajeno como significante estereotipado que remite inevitablemente a
la propia identidad social y a la instancia de enunciación.
5
Link afirma luego, en torno a la novela de Libertella: “es previsible, pues, que al autor le sorprenda lo que sus lectores leen
en sus libros. En cada interpretación, sabido es, aparece el propio fantasma. Y si el Semidiós es Yabrán eso es porque
Yabrán, hoy, es el fantasma argentino” (1998). Esto mismo nos permite repensar las lecturas alegóricas que se han hecho
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tenerse en cuenta la frecuente extensiones hacia los noventa, Laiseca: la obsesión por la figura
relación que se establece entre Son del África de Sergio Bizzio del tirano (Almanzor fue un
Los sorias y géneros como la y Un poeta nacional de C.E. caudillo musulmán que instauró
ciencia ficción (cfr. Piglia en Feiling, ambas de 1993). un régimen totalitario en la
Laiseca, 20036; Ravetti, 2013a), España del siglo X) y el interés
la novela gótica y de terror Algunas líneas generales de por el exotismo oriental (así como
(aspecto fortalecido por el papel la superficie textual de Los Laiseca dedicó respectivas
del autor en los mass media, sorias novelas al emperador chino
como en sus presentaciones ShiHuangdi con su construcción
televisivas de cuentos de terror, Son tres los paratextos funda- de la Gran Muralla y al faraón
y no tanto argumentado por la mentales de Los sorias (más allá egipcio Kheops con su pirámide,
crítica, aunque el propio Laiseca de las tres diversas portadas que no hubiera sido ajeno a sus
resalta esta filiación de los han acompañado a sus sucesivas intereses dedicar una obra a
referentes paródicos de sus ediciones): el prólogo de Ricardo Almanzor y la construcción de
obras –Poe, Stoker, Meyrink– Piglia (que a su vez configura un su gr an ciudad palacio de
que apuntan al género de terror), metatexto crítico) 8 y la dedi- Almedina-al Zahira 9 ). Ambos
la fantasía épica (el propio catoria al crítico de arte César elementos serán centrales en Los
Laiseca afirma que su novela Magrini (a quien Laiseca define, sorias: la figura del dictador,
puede leerse como “ficción según lo que Oscar Wilde encarnada en el Monitor, y la
pura”, al estilo de Tolkien7 [en llamaba “el crítico como artis- construcción ciclópea de
Petroselli, 2004]) o la novela de ta”). El tercer paratexto con que monumentos simbólicos al estilo
aventuras (así, Kurlat Ares [59] abre la novela, un epígrafe, es oriental (la escritura colosal de
relaciona la emergencia de las una cita adjudicada al caudillo la propia novela funciona como
novelas exóticas de Laiseca con árabe Almanzor: construcción homóloga, intro-
una revitalización, en clave duciendo esa relación lúdica con
postmoderna, de la novela juvenil El mundo está sostenido solamente que el autor se identifica a sí
de aventuras: Arnulfo o los por cuatro cosas: la ciencia de los mismo con un Monstruo o con
infortunios de un príncipe y sabios, la justicia de los grandes, los propios tiranos de sus obras).
La perla del emperador de la plegaria de los justos y el coraje A lo largo de la novela se retoma
Daniel Guebel, La noche de los valientes. (2004: 13) el epígrafe cuando uno de los
anterior de Martín Caparrós, tiranos principales, el Soriator,
algunas novelas de Aira, etc., a Este paratexto remite a varios plantea cambiar su nombre a Al-
lo cual podría incluirse, como aspectos de la poética de Manzur Billah, a fin de
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de la obra de Laiseca (cfr. Casas, 2014; a su vez, Kurlat Ares, 2006, es tal vez la síntesis perfecta de esta vertiente
interpretativa), donde las torturas de Su turno son las de la triple A, o donde las dictaduras de Los sorias remiten al
Proceso militar: lo político no como significado de la obra de Laiseca, sino como presencia fantasmática.
6
Contratapa de Las aventuras del profesor Eusebio Filigranati.
7
Abundan las comparaciones entre la epopeya total de Los sorias y la obra de J.R.R. Tolkien, El señor de los anillos.
Excluyendo las obvias diferencias de género entre ambas obras y señalando los atributos paródicos de la obra de
Laiseca, Christian Estrade afirma: “En otro orden de comparación Laiseca escribe una epopeya delirante, una versión
s ádic a, ubues ca y criolla del El señor de los anillos de Tolkien” (2013). En el Dic tionnaire des Littératures
Hispaniquescompiladopor Jordi Bonells, se declaraalgosimilar: “L’épopée politique tient de la farce rabelaisienne mais ne
dédaigne pas, dans une sorte de parodie de Tolkien revisitée par Jarry […]” (2009).
8
El prólogo de Ricardo Piglia es un metatexto de gran importancia en lo que respecta a la construcción de imagen de
Laiseca en el campo literario y, en sí mismo, configura una instancia de canonización fundamental en la carrera del autor.
9
Puede mencionarse como curiosidad, acaso externa a las intenciones del autor, que la batalla donde fue vencido
Almanzor, en Calatañazor, se encuentra en las cercanías de la ciudad de Soria (nombre que, como sabemos, en Los
sorias no sólo tiene carácter de topónimo sino también de gentilicio, e incluso de adjetivo valorativo).
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Nos remitimos al concepto de “actor” de Greimas: “término parosémico y sustitutivo del de personaje […] designa, en
correlación con el papel funcional del actante en el nivel semionarrativo o de la historia, las unidades léxicas nominalizadas
que, operando ya en el plano discursivo, muestran la individualización como rasgo semántico y distintivo mínimo: el actor,
pues, concuerda en gran medida con el personaje, aunque Greimas acepta que los actores pueden ser individuales o
colectivos y figurativos (hombres o animales) o conceptuales (el azar)” (Valles Calatrava, 2008: 164). Siguiendo este
concepto, podemos incluir entre los actores de Los sorias no sólo a los personajes figurativos e individuales (como
Personaje Iseka, Monitor o el Kratos Enrique Katel), sino también a los actores colectivos (Tecnocracia, Soria, Protelia,
Chanchín del Sur, y toda la cartografía geopolítica laisequeana) y conceptuales (las “manijas” enviadas por los esoteristas,
el dios Exatlaltelico y, en definitiva, el Ser y el Anti-Ser). También pueden incluirse las diversas criaturas mágicas utilizadas
por los esoteristas como medios para enfrentar a sus enemigos (“vurros”, “harañas”, “chimpanzés”). Estas criaturas,
según el momento de la novela, actualizan diversas funciones, desde Aliado hasta Oponente.
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ficcional. Todo mundo posible sentido interior y unitario. Es obra de Laiseca, si bien puede
sería en sí mismo un sistema de inevitable aceptar que este inter rumpir la linealidad
verosimilitud cuya densidad sentido está parcialmente cronológica de sus narraciones
ontológica mantiene relaciones subordinado a efectos de sentido con estructuras hipodiegéticas o
semióticas complejas con la provenientes de otros textos con descripciones hiperbólica-
“realidad” (es decir, con los otros culturales, pero la específica mente detalladas, siempre se
relatos culturales que dan forma reescritur a de estos textos despliega hacia un tiempo cuyas
a la experiencia social y produce un efecto de realidad leyes están específicamente
psicológica). autónomo con un funcionamiento orientadas a poner en escena el
para cuya comprensión se debe conflicto bélico, mezclando de
El modelo de Dolezel busca considerar estrictamente los manera indivisible el tiempo
superar las limitaciones de las modos en que resignifica los mental del delirio con la
concepciones de la literatura que textos culturales que componen temporalidad lógica propia de la
se apoyan en modelos miméticos su tejido semiótico. dimensión física de la guerra. El
o universalistas, es decir, que se resultado produce una expansión
reducen a determinar las Uno de los rasgos fundamentales interior del “cronotopo” de Los
relaciones entre el texto literario de la autonomía heterocósmica sorias hacia una escritura como
y sus referentes del mundo del universo Laiseca estriba en guerra: situaciones aparente-
“real”, o bien, a la encarnación la particular utilización del tiempo mente cotidianas, como la
que produce de arquetipos y el espacio. Si bien el espacio convivencia entre Personaje
universales. La búsqueda de geográfico con el que Los sorias Iseka y sus compañeros de
canales semióticos que permitan construye sus conflictos geo- pensión, dilatan y distorsionan la
establecer vínculos entre la obra políticos no es definido minu- realidad espacio-temporal hasta
de Laiseca y la realidad socio- ciosamente, y a veces incluso alcanzar la trascendencia de un
histórica nacional, así como la plantea ciertas contradicciones, enfrentamiento donde cada
determinación de constantes su operatividad es suficiente para detalle es interpretado como
estructurales de la narración los intereses del mundo narrado, parte activa de un conflicto
(desde los tópicos y motivos hasta donde el espacio, desde la pieza bélico. La guerra contra los
las dinámicas actanciales que se de pensión de Personaje Iseka “enemigos de pieza”, descripta
producen en su obra), no per- hasta la guerra total de potencias, en las primeras quince páginas
miten desarrollar la especificidad se representa como cifra de de Los sorias, se construye
del universo Laiseca (tarea que, conflicto, como mapa de estra- como un microuniverso de la
someramente, es invocada por tegias bélicas y como zona de guerra ciclópea que tendrá lugar
Piglia en su prólogo al concen- conflagración. A su vez, la a lo largo de todo la novela.
trarse en el funcionamiento introducción de elementos Personaje Iseka es escritor y su
profundo de Los sorias como mágicos y religiosos a lo largo de inspiración se ve constantemente
“mundo autónomo que vive con la novela (presentes en toda la obstaculizada por sus “enemigos
sus propias leyes” [2004: 10]). obra del autor) origina de pieza”. A fin de evitar estas
El poder representado en el superposiciones de espacios molestias y conseguir concen-
realismo delirante no sería así visibles e invisibles (guerras que tración para inspirarse, delira
sólo un “reflejo” o una se manifiestan físicamente, pero con una representación bélica del
“textualización” de un poder que tienen un equivalente astral tiempo ganado para escribir y
“real” que desde el exterior le y otro cosmológico, donde se donde las ofensivas están com-
dicta sus articulaciones a la enfrentan el Bien y el Mal). puestas por tiempo arrebatado,
literatura, sino que posee un Igualmente, la temporalidad en la lo cual produce que, desde el
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comienzo, Los sorias construya ficcional interior es efectiva? ¿Se completamiento es siempre
su concepción de la guerra como trata de una alegoría con nom- aplazado, pues, si bien a nivel
una guerra por el tiempo (que, bres apócrifos que representa de intratextual sus otras obras se
además, se despliega a través de maner a cifrada la realidad sitúan en un mundo más o menos
una temporalidad mental nacional inmediata? identificable con el de Los sorias,
subordinadora de la temporalidad estas obras también lo expanden
real): Siguiendo las características con de forma tal que siempre hay
las que Dolezel define los más zonas incompletas, inex-
No va a ser fácil. Las horas “mundos posibles” (1999), ploradas, elididas. Así, por
de los sorias se infiltran a pueden identificarse algunas ejemplo, uno de los factores que
través de las zonas desmili- particularidades del realismo más contribuye a la incompletitud
tarizadas y se lanzan como delirante en general y de Los de la heterocósmica laisequeana
kamikazes sobre mis posi- sorias en particular. Según es la cronología, la puesta en
ciones. Me pongo a escribir Dolezel, toda heterocósmica escena de la temporalidad
y miles de minutos, que sería incompleta en la medida en diegética: en su mundo los
escupen sus ametralladoras que toda diégesis es un perfil, un hechos pseudo-históricos no se
pesadas, pican la tierra al fragmento, de un mundo posible localizan temporalmente bajo el
lado de mi cama. Cerca de total. Las obras recortan régimen de algún sistema
mí un ciego afecta comer pequeñas porciones de ese identificable, como siglos, años,
un chocolatín y me larga el mundo posible (así, nunca fechas. La cronología laise-
papelito plateado. Un conocemos lo que ocurre en queana depende de una
minuto sin estallar. Hay que cada rincón de los mapas de temporalidad mítica y no posee
quitarle el detonador. Tolkien, ni la totalidad del otro calendario que el del devenir
Llamen a la cuadr illa contenido de la borgeana narrativo y el de las grandes
desmontadora de minutos. Encyclopedia de Tlön, ni el secuencias sucesivas (antes de
(2004: 25) desenlace narrativo de las tres la guerra, durante, después;
grandes novelas de Kafka: las deshumanización del dictador/
Por otra parte, las referencias obras eligen mostrar una parte rehumanización; preparación
espaciales mezclan su dimensión de los mundos que construyen). para la guerra, desarrollo de la
referencial con connotaciones Podría decirse que, como en un guerra, derrota, etc.). Es a través
ambiguas, donde el mundo iceberg, la obra literaria fáctica de este uso de la temporalidad
ficcional en que se encuentran es sólo la parte visible, y el que Laiseca eleva la guerra, no
Tecnocracia y Soria, entre otras potencial mundo posible a que da ya a una repr esentación de
potencias, a veces incorpora lugar es la parte sumergida e referentes socio-histór icos
signos de “disonancia argenti- invisible. Esto hace del mundo particulares, sino al estatuto de
nizante” (como en la Norte- posible una realidad inagotable, mito. Con una temporalidad
américa de Su turno, la China siempre posible de ser revisitada arquetípica, cuyo flujo se adapta
de La mujer en la muralla o la y expandida. El mundo ficcional a la idea general de lo bélico (no
Tollán/Buenos Aires de El jardín de Laiseca, como toda hete- una guerra, sino todas las
de las máquinas parlantes) que rocósmica, está incompleto: Los guerras), la escritura de Laiseca
distorsionan los límites espa- sorias es sólo un fragmento de se organiza en torno a la guerra
ciales al per der densidad ese mundo (como dice Piglia “Un como mundo autónomo, ajeno a
mimética: ¿se trata todo de un fragmento de ese mundo referentes exteriores, sólo
delirio de Personaje Iseka o de atomizado ha llegado hasta deudor de una mítica de lo bélico.
un mundo cuya verosimilitud nosotros” [10]). Su nivel de Y es por medio de esta
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fantástico y lo simbólico: ese Personaje Iseka y sus “enemigos la forma en que Personaje Iseka
“saber intransitivo” que defi- de pieza”. percibe la guerra y en cómo ésta
nimos anteriormente para des- 3. El nivel mágico: diversas se erige en hipóstasis de sus
cribir las claves principales de sociedades esotéricas mantienen conflictos psicológicos iniciales
Aventuras de un novelista una guerra secreta, usualmente (los del nivel cotidiano). Y es en
atonal. interpersonal (de mago a mago), este nivel donde se emplaza uno
y utilizan para ello dos armas: el de los temas fundamentales del
Por su parte, Aichino (2011, 9) conocimiento de la magia y los realismo delirante: la sexualidad
distribuye la narración de Los poderes de todo un bestiario de (en su versión laisequeana de lo
sorias en cuatro niveles: criaturas sobrenaturales que ellos “sadomasoporno”). En la vita-
mismos crean. Los enfrenta- lidad sexual de los personajes
1. El nivel cotidiano, donde se mientos producidos en este nivel también se revelan los grandes
sitúa la apertura de la novela: se corresponden, a su vez, a los enfrentamientos cosmológicos, y
Personaje Iseka vive en una del nivel geopolítico. es usual que las utopías de
pensión miserable junto a unos 4. El nivel cosmológico: la Laiseca, como La hija de
compañeros cuyos consejos eterna lucha entre el Ser (el Kheops, encuentren en la
inter preta como invasiones Bien) y el Anti-Ser (el Mal), la sexualidad libre una vía para la
existenciales a su privacidad y a cual tiene supeditados a sus humanización y la armonía
su inspiración artística. Cuando avatares en los tres niveles espiritual (cfr. Aichino, 2011: 10).
Iseka abandona la pensión, anteriores.
ubicada en una zona predomi- También resulta necesario
nantemente Soria, para insta- Cabe destacar que estos cuatro destacar que estos cuatro niveles
larse en la Tecnocracia, se abre niveles que dan forma a Los no sólo se limitan a la narración
el segundo nivel. sorias tienen un funcionamiento de Los sorias, sino que se distri-
2. El nivel geopolítico: re- reversible: toda la guerra mani- buyen de diversas maneras a lo
presentado por las gr andes quea que sucede en el nivel largo de toda la obra del autor:
potencias dictatoriales en guerra cosmológico no sólo se expresa así, por ejemplo, el nivel cotidiano
(Tecnocracia y Soria pactan en los enfrentamientos esotéri- predomina en la primera mitad
alianzas con diferentes estados cos o en los geopolíticos, sino de Aventuras de un novelista
y llevan a cabo una guerra que también en la psicología de los atonal, mientras que en su
Laiseca construye por medio de personajes. La rehumanización segunda mitad predomina una
un pastiche de datos derivados del Monitor, por ejemplo, se suerte de nivel mítico (donde se
de los grandes conflictos bélicos constituye en el eje profundo aúna el geopolítico y el mágico
de la historia, poniendo énfasis donde se debate el Ser y el Anti- de Los sorias). Por su parte, la
en los personalismos fascistas de Ser, razón por la cual no sería mayor parte de los cuentos de
la II Guerra Mundial11 ). Esta errado mencionar un quinto nivel: Matando enanos a garrotazos
guerra parece por momentos el nivel ético, donde el cos- se ubica en el nivel geopolítico,
constituir una sublimación mológico encarna su mayor aunque algunos, como “El
simbólica y extremada del pugna por el alma del hombre. A checoslovaco”, parecen cen-
enfrentamiento psicológico entre su vez, este nivel se expresa en trarse en el nivel de los conflictos
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Lo hiperbólico del realismo delirante alcanza también a la parodia de las jerarquías dentro de los regímenes dictatoriales
(tanto en Soria como en Tecnocracia). Así, Laiseca mezcla el militarismo nazi con la burocracia soviética, resultado de lo
cual es la abundanc ia deMonitorías y submonitorías,Kratos, secretarios, s ubs ec retarios , vices ubsec retarios,
infravicesubsecretarios, etc.
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éticos (donde el cosmos mani- novela también se habla de todo el universo de Laiseca
queo de Laiseca se encarna en Argentina, como si fuera un país participa de una misma guerra
la vida mental de los personajes). distinto a Guatimotzín). En el extendida en diferentes niveles.
Por otra parte, las novelas caso de El jardín, la remisión a En El jardín de las máquinas
exotistas de Laiseca (así como una realidad política inmediata es parlantes, esta guerra entre el
también Las cuatro Torres de de las más explícitas que pueden Bien y el Mal llega a las sutilezas
Babel y algunos relatos de encontrarse en la obr a de más profundas de la vida mental:
Gracias Chanchúbelo) se Laiseca, y la figura de su dictador, la guerra entre las diversas zonas
producen en los cuatro niveles, Quetzal, comporta una parodia del hombre, entre la luz y la
sólo que el geopolítico, en lugar del tercer peronismo, incluyendo oscuridad que cada uno alberga.
de tomar la apariencia de los el regreso del exilio y la Y esta dialéctica interior es la
fascismos contemporáneos de designación de un pr imer que, en su desarrollo narrativo
Los sorias, se encarna en la ministro maléfico que puede más elaborado, permite el acceso
reconstrucción de ambientes y identificarse con López Rega. al motivo de la deshumanización
símbolos tomados de las y la rehumanización del dictador.
civilizaciones antiguas. La síncresis entre los diferentes
niveles que se produce en Los En la cosmología de Los sorias,
El jardín de las máquinas sorias lleva a su máxima el lenguaje y el arte tienen una
parlantes, novela que entra en expresión uno de los elementos importancia radical, subordinada
diálogo constante con la obra fundamentales del realismo a fines esotéricos y religiosos. Es
mayor de Laiseca, desarrolla delirante: la descripción de las así que, dentro de la estructura
especialmente el universo del relaciones humanas y sus estatal de la Tecnocracia, una de
nivel mágico, que aparece tensiones a través de metáforas las monitorías más importantes
representado en contrapunto con bélicas. Los conflictos psico- es la de las Lenguas, dirigida por
el cotidiano, el cosmológico y el lógicos entre Personaje Iseka y el Kratos Enrique Katel. En esta
ético. Si esta obra concentra en sus compañeros de pensión se suerte de ministerio se investiga,
sí el mundo del esoterismo y la distorsionan e hiperbolizan en la entre otras cosas, el origen
construcción de las criaturas guerra geopolítica, manteniendo etimológico de las palabras,
mágicas tal como aparecerán en las claves en los nombres: el puesto que, “Según ellos, el Anti-
Los sorias, su nivel geopolítico apellido Iseka es el que tienen Ser (o Dios del Mal) operaba
se produce más bien de fondo: todos los habitantes de la sobre los hombres a través de las
éste aparece apenas evocado, Tecnocracia y el de los hermanos distorsiones idiomáticas” (71).
como una realidad fuera de foco, Soria se amplifica hasta bautizar Las palabras, como símbolos del
aunque con el mismo nivel de al estado homónimo: Soria. La cosmos, invocan numerosos
mixtura entre países reales y creencia laisequeana en las arquetipos. Conocer el origen de
apócrifos (así, por ejemplo, la energías psíquicas es una de las las palabras implica conocer a
narración se sitúa en un espacio bases de su concepción de la qué Dios se está invocando con
que, localizado en América del magia, lo cual hace de su mundo ellas. Como ya se ve en El
Sur, parece evocar directamente un espacio donde la guerra es jardín de las máquinas par-
a la Argentina, aunque el estado total en el sentido de abarcar lantes, las guerras entre esote-
se denomina Guatimotzín y su desde los matices de los ristas, así como el funcio-
capital, equivalente a Buenos conflictos interpersonales hasta namiento de sus máquinas
Aires hasta en los distorsionados los enfrentamientos cósmicos mágicas, están estrictamente
nombres de las calles, se llama entre el Ser y el Anti-Ser: de ligadas al uso de las palabras y
Tollán; aun así, a lo largo de la forma asfixiante y abarcadora, de las “manijas” (maldiciones) o
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salvaciones que estas producen samente inaccesibles” del arte por caso), pero luego
en los hombres. A su vez, el experimental (cfr. 2013: 97-98). comprende años después
Kratos de las Lenguas, a pesar En todo caso, la concepción que, pese a todos los
de ejercer su actividad en el laisequeana del arte se mantiene hallazgos, es un camino
marco de una dictadura, posee siempre en un equilibrio entre el cerrado […] (73).
una ideología estética repre- entusiasmo de Katel por la
sentada positivamente a lo largo vanguardia como forma de Del mismo modo, Katel intenta
de la novela: de forma opuesta libertad creadora y la obsesión atemperar el fervor y el odio de
al rechazo tecnócrata frente a las de Monitor por la trascendencia Personaje Iseka hacia los sorias
formas artísticas experimentales (lo cual lleva al dictador a (de quienes ahora sólo quiere
o no comprometidas, Katel busca denunciar la vanguardia por su vengarse por el tiempo que los
el advenimiento de un “nuevo frivolidad y falta de vitalidad). toleró en la pensión): “Con
arte” donde exista una libertad quienes debemos ser implaca-
creadora absoluta. En este asunto Ahor a bien, si Monitor bles es con los sorias de espíritu”
el Kratos y el Monitor mantienen representa la deshumanización (74), afirma Katel, y con ello
constantes disputas. Aunque del dictador extremista y fanático diluye algunos de los matices
ambos acuerdan en lo que (cuya ulterior salvación adviene ideológicos que eran centrales en
respecta a la libertad sexual, el por la gracia de la derrota), la construcción semiológica del
Monitor rechaza profundamente Enrique Katel representa un primer capítulo de la novela: si
las formas “sin trascendencia” discurso de mayor templanza y los sorias, especialmente en su
del arte, como el arte abstracto mesura. El viraje estético del encarnación inicial en Juan
o la música dodecafónica. En la propio Laiseca es puesto en Carlos y Luis Soria (“los ene-
dialéctica entre el Monitor y boca del Kratos (significa- migos de pieza”), pueden ser
Enrique Katel, Laiseca re- tivamente, en una car ta a asociados connotativamente a
presenta su propio viraje desde Personaje Iseka, como si fuera una representación del “cabecita
el arte experimental de sus una carta a sí mismo) del negra” provinciano, el discurso
primeros textos hacia una siguiente modo: de Katel intenta redireccionar los
liter atura centrada en la atributos negativos de estos
invención novelesca y en una Usted declara ser escritor. personajes hacia una
suerte de magisterio moral. Si Muy bien, entonces interpretación más amplia, donde
tenemos en cuenta que la comprenderá si digo que en también los habitantes de la
redacción de Los sorias es arte uno debe ser clásico Tecnocracia (apellidados Iseka)
contemporánea parcialmente a pero al mismo tiempo pueden tener un espíritu
Aventuras de un novelista futurista, innovador. Hace “soria”12 .
atonal, puede comprenderse falta un gran criterio para
que la crítica al arte “atonal” no seguir un camino Equivalente al novelista atonal de
todavía no sea tan radical como estético erróneo que Aventuras y al Corvina Sotelo de
la que aparecerá en El jardín de conduzca a la esterilidad. A El jardín, Personaje Iseka, tal
las máquinas parlantes, donde veces uno creer haber como nota el Kratos (75), está
el mismo personaje que defiende descubierto un planeta “manijeado” e irremisiblemente
el “realismo delirante” critica los nuevo (una suerte de destinado al fracaso y la locura,
hermetismos vacíos y “sospecho- novela atonal, pongamos a no ser que encuentr e un
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Frase que parece jugar con esa decadente expresión argentina que, procurando matizar el racismo y orientarlo hacia una
cierta corrección política, afirma su rechazo a los “negros de mente, no de piel”.
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La cita es extensa, pero vale la pena incluirla debido a que en ella se concentran elementos fundamentales de la poética
laisequeana y de las propias condiciones de producción de Los sorias.
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menos “yoes” de lo que se omnipotencia viciosa está la estaba frito. No tendría sal-
imaginan. A veces la fuerza no clave del fracaso: en su falta de vación. (75-76; el subrayado es
les alcanza ni para ser malos. respeto por el mundo terrenal. nuestro)
Suponen ser niños terribles y
resultan de lo más comunes. Personaje Iseka había enviado a El motivo de la salvación por
Arrancan del falso fundamento Enrique Katel una carta lar- medio del reconocimiento de la
de que en el “teatro” de sus guísima, ignoro cómo el otro tuvo alteridad (tal como sucede con
propias almas hallarán la paciencia de leerla. No se limi- Sotelo en El jardín, gracias a su
purificación. Entonces todos los taba a referirle el asunto de los Maestro y a su amada Cecilia,o
personajes y sucesos son hermanos Soria, o el affaire con los atonalistas en el relato
símbolos y partes de un todo, que yogur. Se explayó también sobre “Los santos”, que se salvan de
es el Gran Yo. ¡Vaya arrogancia! su vocación de escritor, en cómo su destino de soledad cuando
Esto resulta, cuanto menos, una había sido su proceso. Declaró abandonan su obra obsesiva y se
falta de respeto por la realidad. que pensaba escribir una marchan a hacer una familia y
El autor no es Dios ni cosa que larga novela donde figurasen trabajar la tierra) se vincula
se le parezca. Por creerse todos; una saga de purifica- estrictamente a la concepción de
omnipotente olvida a los ción interior en la cual, la propia obra: sólo respetando
demás, deja de considerarlos etcétera, etcétera. la especificidad de la realidad
seres humanos y los disminuye como fenómeno exterior y
hasta hacerlos meros símbolos, […] objetivo, el escritor se purifica y
simples propagaciones de su De pr onto tuvo una se salva de su locura. A su vez,
yo. El castigo viene solo, y es que intuición, que bien podría estas reflexiones de Katel
el escritor no resuelve su ser falsa. Su entrenado configuran una compleja puesta
problema y patina en sus vicios olfato de Kratos de las en escena de los mecanismos de
hasta el último día de su vida: por Lenguas le hizo sospechar la narrativa del autor, de sus
no haber aceptado a los otros que Personaje Iseka puntos débiles, de sus contra-
como otros. Una novela puede debía ser uno de esos au- dicciones. La novela se pliega
ser escrita por razones de tores que en un pasado sobre sí misma, denunciando y
purificación, y quizá muchos remoto estuvieron en- condenando la propia instancia de
personajes contengan partes de ganchados por el simbo- enunciación que la hace posible.
su autor. Pero no todos, y aun lismo alemán. Tales ma- Incluso más: describe las
los que entran en esta categoría, nijeados, a lo poco que características de una novela
si son partes lo son entre otras han vivido en serio lo ideal y absoluta que, por un lado,
cosas y a pesar de; lo más recortan de la realidad, parece representar lo opuesto de
fructífero e importante, en todo lo incorporan a su novela Los sorias, pero por otro,
caso, es el hecho de ser ellos simbólica y lo trans- también expresa la voluntad
mismos, pues viven. forman en alegorías, profunda de la gran novela del
ensuciando el hecho autor:
Los simbolistas –continuó maravilloso de la
pensando con furia el Kratos– se existencia. Esperaba que ese tonto
parecen a quienes creen que el alguna vez escribiese algo
mundo no existe, que sólo ellos Si Personaje Iseka no bajaba de que fuera superior a la no-
tienen resolución real y corpórea, su altura falsamente poderosa, si vela simbólica alemana, con
y que están imaginando todos los no reconocía a la realidad como sus enfermedades y omni-
procesos de la vida. En tal realidad y a los otros como otros, potencias. Que escribiese
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una novela tal como una diegética: el novelista atonal, su en la gran cantidad de debates
ciudad cuyas paredes, pisos novela y sus lectores se des- dialógicos que alberga la novela
y techos fuesen como truyen, como una forma de en torno a diversas cuestiones,
enormes fotografías, cintas purificación. Paradójicamente, especialmente sobre el papel del
magnéticas y filmaciones Laiseca hace decir al Kratos que estado en la vida del hombre) y
de procesos internos y el lector de esa novela-mundo cambios dinámicos en la estruc-
externos. Una novela al fin debe terminar la lectura sin tura actancial de los personajes.
de la cual el lector, pese a pensar que todo lo sucedido fue Así, Monitor, al humanizarse y
todo, no se diga: “Esto lo un sueño del personaje prota- subjetivarse a lo largo de la
soñó el personaje central”, gonista. Sin embargo, y aunque novela, va adquiriendo de ma-
sino: “Ésta es una realidad, no lo desarrollaremos aquí, nera creciente una función como
sucedió, los personajes puede decirse que existen Sujeto central de la narración,
viven y mueren en este numerosas y ambiguas claves en alrededor del cual se construyen
libro, no hay símbolos que Los sorias para interpretar las las demás funciones del relato.
los ensucien. Se respetó su guerras cosmológicas y deli-
sangre”. rantes entre Soria y Tecnocracia Conclusión
como un delirio compensatorio
Si alguna vez el otro escribía su de Personaje Iseka (e incluso La guerra, motivo obsesivo de la
famosa novela, el Kratos rogaba como un conjunto de fantasías tradición literaria argentina, se
para que su autor no cayese en oníricas). Es quizás por ello que disemina en Los sorias, de
la tentación de mancharla con Laiseca expresa la voluntad de Alberto Laiseca, hacia la cons-
símbolos, aunque ello exista clausurar (o al menos obsta- trucción de todo un mundo
siempre, aun si el hombre no se culizar) una clave hermenéutica posible. La guerra funciona en
lo propone. La alegoría constan- que parecería desprenderse de el realismo delirante, ya no como
temente subyace; pero sólo los la obra: la idea del delirio como tema literario, sino como prin-
hombres reales y vivientes logran sublimación psicológica. Perso- cipio escriturario: una tempo-
que el símbolo se comprenda, sin naje Iseka, según la concepción ralidad mítica y una hetero-
por ello permitir que invada el del autor, no debe ser com- cósmica dispuesta en diversos
campo gravitatorio irrepetible de prendido como un centro niveles de representación cuyo
la vida. significativo de la novela, del cual eje es la guerra total como matriz
se desprender ían todos los narrativa. La guerra es el punto
Una novela que, aun partiendo personajes como hipóstasis de partida para narrar, la base
del simbolismo alemán, éste diegéticas, sino que se debe para estructurar tal narración y
termine por hacerse trizas. Sólo juzgar el mundo narrativo por la la justificación para poner en
así su autor lograría purificarse realidad profunda que encubre escena una mitología sustentada
en serio, pues ello sería prueba bajo el manto de hiperbolización, en un maniqueísmo filosófico
de que aprendió la dura lección. anacronías y parodias. Así, el cuya dialéctica se desplaza entre
(77) funcionamiento del poder, la el Bien y el Mal, el Ser y el Anti-
violencia, el mal, el arte, el sexo Ser.
Si este “hacerse trizas” remite –en fin, los grandes temas
en Los sorias a la disolución de laisequeanos–, no son despren- Laiseca construye su obra
los mecanismos solipsistas del dimientos monológicos del autor, capital a partir de la ambición de
criticado alegorismo, en Aven- sino búsquedas dialécticas donde representar una guerra total (la
turas de un novelista atonal se representan formas opuestas guerra como símbolo de crisis
adquiere una concreta dimensión de concebir el mundo (pensemos cultural y como función textual
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donde, más que la remisión total – como superación del de lo exclusivamente literario.
particularista a un específico género por medio de la maxi- Pero también, esos niveles de
fenómeno histórico, sobreviene la mización de sus potencialidades totalidad acaban concentrándose
voluntad de mostrar lo bélico episódicas y por su hiper- en un único núcleo: la ética de
como atributo general, como bolización de lo novelesco como un magisterio espiritual donde “lo
figuración literaria de tensiones elemento plebeyo – y la obra de total” (guerra, novela y arte) se
sociales). Y esta ambición se arte total – mezcla de géneros, convierten en la piedra de toque
desplaza, a su vez, hacia dos aspiración artística autonomizada para la humanización del poder
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