Está en la página 1de 93

HUELLAS

EN EL ALMA

Antonio Fernández-Fígares Morales


© Antonio Fernández-Fígares Morales, 2022
© Mandala ediciones, 2022
I.S.B.N. 978-84-19294-37-1

Arte final: Juan S. Paz


Imprime: Podiprint

Impreso en España
En papel ecológico
Para ese espíritu guía, que siempre me ha acompañado,
al que debo tanto, y que me ha llevado a conocerme.
“Dejar quisiera mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera, no por el docto
oficio del forjador preciada”
Antonio Machado
Designios

Ay mi Dios, que me sometes,


Y torturas, por razones que solo tu conoces.
Tal vez me amases,
0 me amanses.
Quizás quieras más de mí,
0 me lleves donde debo estar,
Más que donde deseo.
Puede ser que yo busque primaveras
Y Tú me lleves al Sol,
0 a mi labor.
Quiero que sepas
Que acepto tu designio,
Pero que lucho por el mío
Hasta que es el tuyo.
Me gustaría acertar
Y tener éxito, para ofrecerte
Sacrificios con corazón.

7
Tengo lava en las venas
Y el espíritu dispuesto,
Para vivir en tí.
Si hay que hacer más labor,
No bajaré los brazos,
Salvo que me sienta,
Abatido y sin latido.

8
Cartas de amor según el signo del Zodiaco

CARTA DE AMOR A ARIES

Naciste, después de la larga oscuridad, en la que eras una pro-


mesa, un delirio, una espera; pero por fin estas aquí y por ello te
doy gracias.
Eres para mí como un trueno de luz, como un relámpago de so-
nidos. Irradiando energía y fuerza, vas por la vida cabalgando
en tu noble rayo de seguridad en ti. Inspirando confianza, res-
pirando anhelos, buscando aquel sonido, un eco de oro en una
piedra, que se transforma en luz. Tú redimirás al ego, convirtién-
dolo en servicio de causas y horizontes, donde no transcurre el
tiempo.
Vives en el ahora, que estiras hasta hacerlo eterno. Rayo blanco,
sinceras voces alerta, confiando en tu verdad, danzas al ritmo de
un soplido, saltando entre susurros, buscando germinar. Aunque
te rodee el fuego, ves tierra, aunque te maltrate el aire, ves meta.
En un lugar sagrado se refugia tu corazón, que busca utilizar tu
fuerza en algo que merezca el llanto, el crujir de dientes, el peso.
Admirando el triunfo, no desprecias a los débiles, que son para
ti una ocasión para compartir y partir, todo aquello que quiso
darte el Verbo.
Quisiera que en mí no encontrarás una oposición a tu esfuerzo,
más bien un lugar en que apoyarte, donde posar tu cabeza.
Y cuando me ames no pienses que es otro ser al que quieres,
siente que sales de ti y por fin te encuentras.

9
Te espero entre las nubes, saltando como tú, entre olas de ener-
gía. Llevas en tu pecho un mensaje, escrito con oro y plata, que
asegura que del océano surgirá un destello, que será mar y gota,
grano de arena y desierto, luz de Luna, que busca para sí el ama-
necer completo, para ser al medio día espejo de la alegría.
Cuando busque a alguien, que encuentre un sentido a la auro-
ra, no te encontraré llorando, por lo que pudo y no quiso, te veré
con el pie en alto, para dar el primer paso, el primer beso, el
primer concierto de arpas de ola y viento.
Tu mirada subirá tan alto, serán tan grandes tus sueños, verán
al día cantando con ardor y con valor; mirando a la muerte a los
ojos, hasta que su sueño penetres y veas una sonrisa y un lecho.
No busco nutrirme de ti, deseo darte las riendas de mi carroza
de estrellas para que la guíes con mano firme, hacia lo de veras.
Quiero encontrarme contigo, saber que fue en buena hora y si
no, confiar en que aunque tengas razón, sepas pedir perdón.

10
CARTA DE AMOR A TAURO

Me gustaría contarte lo que pasó y lo que no pasó, para que de-


cidas si quieres seguir dándome calor.
¿Cómo soplarle nuevas canciones al viento, como esperar lo im-
posible, como estar seguro de que no cambiarás de opinión? No
te he visto hacerlo muchas veces, pero creo que sabrás ser flexi-
ble como las olas, cuando ya sé y cuando supe, cuando espero y
cuando te quiero.
Siento tu solidez, tu firmeza, tu fiabilidad, te oigo cálida, se-
rena, suavemente. Como tú, yo se esperar milagros, pero te he
visto ser a la vez tenaz roca y dulce boca, y ya no he dudado más
de mi fe.
Ahora quiero mostrarte todos los caminos que me llevan hacia
ti. Tú entrega serena, tu constancia, tu vehemencia en el amor, tu
pasión desatada. Te veo crear realidades con hilos de sueño, edi-
ficios con imágenes, creo en ti. Tu fidelidad en para mí un nor-
te, un lugar en el que posar mis pensamientos cansados. Te veo
progresar en cada paso, aprendiendo de tus errores, disfrutan-
do de tus éxitos, sabes sacarle a la vida sus joyas más preciosas.
Ahora veo rugientes rubíes en tus manos, distantes diamantes,
cercanas perlas, y sé que conoces lo importante: cuando sonreír,
respirar profundo, andar lento, querer sincero, e inspirar paz.
Ser para ti es lo que pretendo, saber que no vivo porque sí. Cola-
borar contigo tejiendo una manta hecha de calor y sincero apre-
cio, que nos cobije en las noches sin Luna, cuando los suspiros

11
sean muchos, cuando la vida se estreche y cuando tu frente se
rice.
Quiero ofrecerte espuelas de plata que hagan que tus bríos se
levanten, atardeceres de oro que llenen tu alma, y mis besos.
Anhelo de ti tu presencia firme, tu nobleza, tu resistencia a los
envites del mar, tu negativa a ser vacío.
Después de lo bueno, quiero lo mejor, me has enseñado a vivir
de pie y me gusta sentarme a tu lado. Siendo tu compañía he
encontrado un largo lago, un puente entre dos islas, un escudo y
rica sopa de corazón pleno. Si quisieras oír, como sabes hacerlo,
entre dos sonidos un instante, entre dos susurros un anhelo. Si
quisieras ver, mirarías a la vez a mis dos ojos, y no te sorprende-
ría encontrar la última pieza de tu puzle de tiempo, y sabrías que
tu búsqueda ha acabado.

12
CARTA DE AMOR A GÉMINIS

Una tras otra tus ideas estimulan mis sueños, dan aire a mi fue-
go, agua a mi tierra. Hoy crees que sí, mañana tal vez, ¿dónde está
el futuro? Cantan los que oyen su corazón, y tu preguntas: ¿dón-
de está lo maravilloso que creí ver, que casi toqué, que acarició
mi mejilla en una noche de verano, cuando todo estaba dentro?
Ir detrás de la aurora es para ti un motivo de alegría, en la que
buscas no saber muchas cosas que te duelen, como el paso del
tiempo, la pérdida, el que sea imposible trasladar a otro el por
qué de tus risas, el sabor de un te quiero, el dolor de la duda, el
equilibrio perfecto.
Tu brillante luz rebota en un cristal sonoro, en el que estás tam-
bién, pero de otro modo. A veces lo cuentas todo con mil pala-
bras que son para mis oídos como el rocío para las flores, sabien-
do dar a cada concepto un sabor, un color y un olor. Otras veces
te sumes en un silencio de hielo en el que flotan nubes hechas de
flores y pensamientos.
Buscas antes que nada un juego, que te haga ver que la vida no
tiene mirada de hiena, que te haga pensar que el rigor no está
multiplicado por dos, que lo maravilloso te espera detrás de la
próxima estrella.
Cuando me mires, observa, párate un poco, el tiempo necesario
para que me suba a tu carro de nubes. Te pido que te flexiones
un poco cuando reflexiones. Que no siempre cuentes al revés. Tal

13
vez te encuentres lejos cuando te hablo pero si sigues más y más
allá, llegarás donde empezaste y nos veremos de nuevo.
Te veo diciéndole hola a la ola, riéndote con un río que puede
ser tu rival, también puede ser tu compañero, ¡depende de cuan-
tas veces mires al cielo!.
Quiero estar contigo cuando encuentres dos amaneceres en un
día, cuando bebas rayos de Sol, cuando la luz y la sombra que
viven en ti, se conviertan en un solo cauce, y tomes añejo vino
bajo los sauces.
Sé que a veces te preguntas ¿Dónde está aquello que perdí?, ¿tu
ilusión candente, tu luz viva, tu esperanza color esmeralda?, y la
buscas es mí, pero tal vez yo no pueda llenar todo el espacio que
hay entre tú y el infinito, pero se dónde la puedes hallar: Entre
los dos hay una puerta de oro que custodian nuestros corazo-
nes, que te hará encontrar, aquello que anhelabas desde antes
de nacer.
Déjame decirte que hacia ti me llevan tus brillantes pensa-
mientos, tu corazón alado y tu aire que llena mi boca.

14
CARTA DE AMOR A CÁNCER

Junto a un río he visto un rumor de olas, y no acertaba a com-


prender como es que estabas allí, reflejándote en todo, y poco a
poco, ya no supe si era tu risa la que caía entre las piedras.
Cuando te miro a los ojos veo en ti océanos que cambian tus
ricos tesoros. Tus emociones se mueven al son de arpas que vie-
nen de lejos, y que estoy aprendiendo a escuchar.
A veces pienso que tu corazón es como un inmenso y tierno Sol
que al mismo tiempo que abraza la Tierra, quiere partir hacia La
Luna. No conozco todos tus secretos, sabes que no. Hay sombras
en ti que solo tú conoces su lenguaje, y me gusta respetar su si-
lencio enaltecido, sonreír a tu locuaz mirada, saber lo que no he
de decir nunca, y quisiera convertirme en un recuerdo, porque
sé que en el pasado moras muchas veces.
Quiero hacerme amigo de La Luna, y preguntarle por qué tratas
con tanto cuidado a los que el tiempo y el desaliento han casti-
gado, como eres capaz de tenerlo casi todo previsto, y a la vez
contarte las orejas por si alguna te falta.
Quiero convertirme en música porque sé que la amas y que in-
vestigues en mi con tu receptividad atenta, que sigas mis sones
y mis dones, y que reces plácidamente conmigo. Quiero llegar al
fondo de tu ser y estallar como una bomba de paz.
Pero sobre todo quiero soñar contigo, que a la vez, con una sola
alma, creemos cielos color esmeralda, tierras doradas y luz, y
una tenue noche en la que las estrellas vivan y canten, para des-

15
terrar los malos sueños que algunas veces te hacen pensar que
te atrapa la soledad.
Vibra conmigo y siente una o dos veces, la razón por la que tu
amor es intrépido y desdeñoso del peligro, y tú te ocultas detrás
de lo que consideras real.
Dime si vendrás a la una o a las tres, si te veré cantando o llo-
rando, si pondrás en mi todo tu anhelo que a veces se mira de-
masiado al espejo.
Esperare llenando de fe mi copa, a que los árboles te indiquen,
meciéndose, cual es el torrente que te lleva a mí, y conviertas en
tu orilla mis labios.

16
CARTA DE AMOR A LEO

En donde empieza la vida para ti, es lo que quiero saber, por-


que si comienzas siempre en ti, no sé si llegarás a mí.
Y no quiero desafiarte, ni ver tu alma flameando, más bien quie-
ro ver tu corazón dándome calor, convertido en Sol de mediodía,
llegando a tu Zenit. Se por favor, una vez cada dos y no solo por
mí, la fuente para el agua, el color para la flor, el viento para la
nube y escúchame al mismo tiempo que me hablas.
Quiero decirte que a veces me aturdes y otras me llenas de gozo.
Eres para mí un latido constante, una promesa alada. Y cojo mi
antorcha y me uno a tu fuego que arde tanto... hasta que levantas
tu voz, y alguien te recuerda que es verdad, que necesitas, se-
cretamente, que la admiración caiga a tus pies desmayada, que
todos vitoreen tu nombre, y te vistas de victorioso laurel.
Creo que hay alguien en ti que te lo da y te lo quita todo. Y tal
vez no te deja recordar las muchas batallas que has ganado. Te
las quiero recordar: cuando pusiste delante la generosidad de
la avaricia, cuando perseveraste sin caer en la derrota, cuando
miraste más por los demás que por ti, iluminaste tu sombra con
otra sonrisa.
Y cuando quieres jugar, buscas la alegría desesperadamente,
quieres que nunca te den el alto, tomar el cielo por asalto, reírte
a carcajadas y confiar en tu hada.
Me gustaría recoger tu luz, darle forma de cristal y construir con
ella un castillo en el horizonte para que descanses sobre tu meta,

17
Después me gustaría recordarte tu fuerza, con la que eres capaz
de levantar al caído, tu vivacidad, con la que festejas la vida, tu
sed de gloria que a veces puede saciar la palabra amable de un
niño, y tu capacidad para iluminar las largas tardes de otoño.
Cuando vea que tu furia me alcanza, pensaré en los momentos
en los que me has dado tanto calor y esperanza, como abriste las
ventanas de mi habitación de par en par, y danzaste con mucha
soltura, para hacer magia y atraer la suerte, y como una paloma
blanca entró a verme.
Nunca olvidaré como miras al cielo, ¡como si fuera tuyo! y pu-
dieras repartir trocitos a los que han perdido su canción.
Quiero llamarte antes de que amanezca, para verte brillando.

18
CARTA DE AMOR A VIRGO

Mil luces se encienden cuando me dirijo a ti, miro a tus ojos y un


nuevo brillo me eleva.
Esta es la hora en la que te veo sopesándolo todo sin pesar, ana-
lizando corazones te has convertido en un palpitar, en un pulso
que quiere dar, lo mejor de si, lo que ahora tiene entre los ojos
y casi nunca mira. Aquella alegría recién sacada del horno, que
cruje como el pan que haces a menudo. Pan de esperanza, que
inmacula tus manos y me nutre de ti.
Como decirte que te renuevas en cada instante, que tienes una
mirada felina que me hace echar raíces a tu vera.
Hay en ti una procesión de estrellas que me hacen imaginar una
y otra vez como sería navegar contigo en un barco hecho de ri-
sas, hacia una tierra que se te asemeje, cálida como la orilla y de
pensamientos claros como un reflejo en el aire.
Siento tu pasión controlada, tu viveza, y como sabes colocar
cada cosa en su sitio: el corazón en el pecho, el ardor en la mira-
da, una palabra...., ¡depende por qué letra empiece el alba!.
Siento tu frescura de nieve en mi rostro desierto, y doy gracias
a la vida, por saber que si no muero, he de verte vistiendo hojas
de olivar en tus sienes, y que con un beso, te haré sentir que no
eres torre de marfil, sino luz blanca que en mis manos se posa.
Entonaré tres canciones para hablarte, te llamaré por tres nom-
bres diferentes, te buscaré tres veces en las riveras de los ríos,
una vez cuando te recuerdo en el pasado, otra en el eterno pre-

19
sente, y otra en el inmenso futuro, para tenerte así, siempre con-
migo.
Me gusta ver que te ríes de dos o tres formas diferentes, cuen-
tas con mucho detalle cuanto haces y piensas, y que me miras a
los ojos como la primera vez que nos vimos.
iHay tantos lugares a donde me gustaría llevarte! Quiero esce-
narios de vivos colores para tu sonrisa, y que bailando le pares
los pies al tiempo.
Añoro tu sombra, tu aliento y tu voz, porque cuando te siento
cerca, mi pulso no conoce la calma, mi respiración está alerta y
al mismo tiempo, me llenas de paz.

20
CARTA DE AMOR A LIBRA

Una tras otra las olas se posan en el tiempo, y entonces apa-


rece tu sonrisa, haciendo que suba la arena de un reloj, y que
vuelva a un momento en el que todo era posible.
Quiero elevar mis súplicas a lo más alto, vivir recto y cantar,
después, aceptaré que dudes de mí, no antes, porque no tendría
fuerzas.
Vivo sabiendo que tu mente brillante y tu rojo corazón habitan
en lugares distintos, escriben otras cartas, y a veces, se mien-
ten. Llegará un momento para el abrazo entre la torre de marfil
y la sangre, en el que se encuentren todos los deseos perdidos,
pero antes de que ocurra esto, yo decido creer en ti, en tu sonrisa
llena de amaneceres, en tu deseo de poder, en tu mano blanda y
en tu dura premisa.
Y cuando creo en ti se me llena el corazón de azucenas, y un
viento cálido y verdadero convierte mi cuerpo en brisa. Después
veo que me das el mejor consejo, que sabes ver el derecho y el
revés, y con qué delicadeza sabes evaluar sin juzgar. Me advier-
tes de la necesidad de prudencia, al mismo tiempo que fomentas
mi arrojo. Noto como tu suave mano coge, a veces, las riendas de
mi vida, y la orienta hacia el Sol, después me las devuelve y casi
no he notado que has cambiado mi destino, que has girado mi
estrella entre tus dedos.
Buscas en la estética un reflejo de la ética, y me gusta oírte decir
que no hay que buscar, sino encontrar.

21
Cuando me acerco a ti, noto mil mariposas en el estómago, y
tu aroma a jazmines hace que mis pies no encuentren un lugar
donde posarse.
Cuando te digo que te quiero, no pronuncio palabras, no lleno
mi boca de sonidos, sino que me pongo de rodillas y dejo que
celebre tu nombre la pureza que hay en mi, y que en mi corazón
mora.
Cuando me alejo de ti, no te añoro porque te llevo conmigo. Tu
aliento relaja mis sienes y aleja mis malos pensamientos. Tu re-
cuerdo lo tengo enmarcado en aire, para que este siempre en
contacto con el cielo. ¡Pero no quiero vivir de tu recuerdo!, ¡quie-
ro sentir tu calor bajo mi mano, y tu pecho respirando con an-
helo las palabras que te digo, tu carne embravecida, tu mirada
serena y firme como cien lagos de oro! Y ver en tu frente una
cascada de risas, y algún pesar.
Buscas en tu mente las respuestas a lo que te digo solo por pen-
sar. Después tratas de levantarte y casi no puedes, me miras y
me sonríes, te acercas y me besas, y tengo la sensación de que
sería maravilloso si no vinieses desde tan lejos.
A veces te he visto encima de un caballo de orgullo que me ha
desconcertado un poco. No sabía que miedo te había llevado a
devorar tu ternura y hacer que tu sangre hierva. Quisiera trenzar
contigo las manos y suplicar en silencio para que nos lleguen
tardes de sol y amigos, música y laberintos.

22
CARTA DE AMOR A ESCORPIO

Los ocres y los rojos velan tu sueño, y yo intento entrar en tu


reino de visiones que nacen y mueren, pero no siempre me de-
jas. Quisiera acercarme a ti sin ser una nueva sombra o un ocaso.
Deseo llevar mi luz en la mano y ofrecerte pasión y compasión.
Creo que has olvidado el placer de jugar sin que este tu orgullo
en juego, sin que una daga te obligue a ganar, y quiero enseñarte
a reír sin huir, a mirar sin buscar, a nadar en un río de olvido que
te haga de nuevo vivir en tus primeros años, y ver como tus ojos
brillan.
Compites desde lejos, desde una indiferencia febril, que aúna
lo bueno y lo malo. Tus secretos son reflejos, tus artes, punto y
aparte.
Te veo morir muchas veces por un deseo diferente, alguna bruja
oscura te dijo que no eres suficiente. Por eso quieres atraer a ti
cielos e infiernos, rizos de niña y miradas de rapaz, truenos y
sones de guitarra.
Tu corazón es un Ave Fénix que quiero abrazar suavemente, an-
tes de que se convierta en guerrero con espuelas de vanidad y
espada sagaz, forjada en los altares del tiempo con verdades de
acero.
Nube roja de agua sagrada que trasforma lo que moja, piedra
filosofal que mira hacia adentro, lucero que no puede evitar ser

23
cruel con la noche. ¡Encuéntrate en ti!
Si quieres jugaremos otra vez al ajedrez, pero con justicia. Esta
vez déjame que cuide las piezas que has desechado, y que ya no
están en el tablero, tal vez tenían algo que decirnos sobre como
ejercer el poder sin perder, de cómo encontrar el camino más
corto hacia el triunfo, casi sin movernos....
Quiero saber cómo acarician tus manos, donde llega tu aliento
y cuál es el lamento que habita en tu pasión. A mí me veras sin
coraza ni escudo, desatando todos mis lazos, abandonándome
en una rivera por la que todo fluye.
Tus ojos ven fácilmente en mi corazón, por eso me gustaría que
vieras el fulgor de mil estrellas que estallan en mi pecho cuando
te veo, y como siento un mar cálido meciéndose en mis venas.
Desearía, si pudiese, que tu alma se abrazase a la mía, querien-
do darse, más que buscando poseer, así seremos los mejores
amantes que haya conocido el tiempo, nos disolveremos hacia lo
profundo, buscando el significado de la vida, y nos elevaremos
hacia lo alto para consagrarlo.
Sé que sabes combatir y luchar, te presentaré un dragón de mu-
chas cabezas de nombre Soberbia, al que puedes convencer con
tu hipnótica mirada de que es un niño mal criado y mal que-
rido, que piensa que el mundo gira solo para él.
Siempre estoy contigo, aunque no te vea, te siento, cuanto más
me entrego a ti más libre soy. No sientas celos del aire, porque
también es tuyo, no me río con otras personas por hacerte daño,
sino por expandir la felicidad que me has dado. Te pediré que
cantes dos canciones a la vez. ¡Ríete, todavía estas a tiempo!

24
CARTA DE AMOR A SAGITARIO

Te pido que esperes, antes de salir a la carrera, porque tal vez lo


que te quiero decir te hará llegar antes. Sé que puedes ver en el
futuro hasta la caída de las estrellas, y me gustaría que me vieras
junto a ti, quitando peso a lo imposible, haciendo que casi no
haya límites, y los pocos que queden, que estén ahí para acom-
pañarnos en un paseo sincero entre la escarcha y el rocío, entre
el deseo y la duda, encontrando en un te quiero, la solución al
enigma de porque el mundo nace nuevo a cada instante.
Tiene que haber un lugar en el que tus bríos se templen, y yo
pueda acompañarte en tu brillante centella, hacia un horizonte
amplio en el que el aire no duela, y tu verdad pronunciada, en un
susurro o en guirnalda de carcajadas, brote limpia y fresca como
una magnolia besada.
Ahora quieres cantar y bailar conmigo: cien coros y un pajari-
to. Mañana lo beberemos todo, en lo alto de un monte, y saciare-
mos la sed, nos quedará en la cara una sonrisa perpleja que hará
pensar a muchos, que el oro del becerro no vale lo que cuesta.
De ti quiero tu sonrisa de triunfo, saciada de esperas, imperio-
sa y generosa, que abre puertas y ventanas, que luce como una
promesa, que abandona lo que tuvo, que aunque lo que tiene no
quiera, quiere lo que quiera. Tu canción de cuna es la euforia,
bendita sea, celebrémoslo todo, apostemos al treinta y tres, tú te
reirás después si ganas, si no acertaste seré yo quien ría ¡así no
hay forma de perder!

25
Para descansar de las emociones abiertas, pediremos algo ali-
ñado con prudencia, y sabremos que sabe a tata sabia que sabía
que sabía, y ella alejará nuestro temor, con consejos sobre cómo
proceder y hacer, sobre lo poco y lo mucho, sobre que lo primero
es antes. Le preguntaremos por el miedo, y nos dirá que es una
amenaza suicida, que en el mejor de los casos convierte nuestro
cuerpo en helada sangre, para recordamos muy serio que no nos
juguemos la cara, porque otra nueva nos iba a salir muy cara. 0
que dejemos la ruleta rusa, que ya no se usa.
Pero a veces este miedo no quiere morir, y crea mil razones para
no vivir. Saquemos de nuevo la comba, todavía no estoy cansado
de reír.
Buscas cosas lejanas, que te recuerden lo que has sido. Como,
por la mañana, te levantabas con el pecho de maíz y mirabas a
cada lado, por si te habías perdido algo.
Sé que te cuesta la rectitud, la fidelidad y la paciencia, me gus-
taría decirte que estas cualidades están en ti, y puedes usarlas
cuando quieras. Espero que ahora quieras, a mí.
Voy a tejer una manta con hilos de seda, que nos sirva para es-
condernos y para volar lejos, para que no arrugues el entrece-
jo. Quiero verte regalando flores en un desierto lleno de gente.
Quiero verte desnudarte ¡de repente!
Una cosa no me ha quedado clara la última vez que hablamos,
te dije que había visto amanecer así seis o siete veces, ¿cómo
es que me contestaste: ¡yo, una o ninguna!? . ¡Antes morir que
perder la vida!

26
CARTA DE AMOR A CAPRICORNIO

He visto una huella junto a ti, y no sabía si era tuya, si la habías


hecho al pasar o a tu pesar.
Quiero decirte muchas cosas, y espero que tengas tiempo para
oírlas. Si entran en ti y echan raíces se convertirán en mágicas
plantas de frutos maravillosos, que harán que ese tiempo que
tanto valoras, se transforme en un océano inmenso, con miles de
playas, cientos de sombras, decenas de brisas, tú y yo.
Encuentro en ti una suspicacia sabia, una prudencia que no
para, un hacer para hoy y para mañana, que tranquiliza mis ve-
nas, sosiega mi pecho y me hace pensar en una montaña de cho-
colate, que hoy no quiero probar.
Luego te veo reflexionando y entendiendo, el por qué de un so-
nido de violín, de cómo un agujero vacío puede estar tan lleno,
por qué el arco iris está en todas partes.
Veo en ti una piedra que rueda con sentido por un valle, nieve
que vuelve hacia la nube, y una aspiración sin dueño.
Si te dirigieras hacia mí, vería un prodigio, un refugio y un des-
tino. Guadañas sin filo, espadas de caramelo y batallas de flores,
ventanas desde lo alto, y un sin fin de luciérnagas haciendo sitio
al Sol.
No sé cómo contarte que veo en tu cintura un lugar por el quiero
dar mil y una vueltas, hacerte un cinturón de estrellas, y vivir
cara a ellas.

27
Te veo administrar lo que das y lo que recibes con mano blan-
da y justicia de miel. A veces mides mucho lo que das, pero tam-
bién sabes lo que recibes, y no echas en saco roto las palabras
amables, los apoyos, las buenas intenciones, ni la lealtad.
Una estrella de mar guía tu destino, y me gustaría que fuera ha-
cia mí. Sé que he de respetar tu reserva, tu reflexión y tu silencio,
tu ordenado principio y tu eterno fin. Quiero apoyarte en tu am-
bición fría, hacia un logro soleado y cálido, que no sea solo una
meta, ni una posición de triunfo, sino que se convierta en un fluir
hacia el misterio estando rodeados de humo de hogar, de guiños
de niños, de deseo satisfecho, de paz.
A veces te empeñas en saber antes de ver, o crees que estás dan-
do la vuelta, pero yo creo que la vida siempre es nueva, y ¡hay
tanto por aprender! También creo que saber está lleno de sabor,
y que el prejuicio es una muralla para el que no halla. Pero tú
ya lo sabes, naciste con cien años, y eres para mí como un roble
noble que hace tiempo que no espera crecer más, pero que sin
embargo, crece porque cree, y quiere ver el mar.
Me encantaría que me contases, las mejores cosas que hayas
vivido, tus triunfos merecidos, y aquellos que te regalo la vida.
Quiero celebrarlos contigo, en un lugar siempre abierto, que
huela a escarcha de fresa, a cama limpia y a tu mirada.
Quiero meter tus malos recuerdos en una pecera de plata, lle-
narla de peces de colores y esperar hasta mañana.

28
CARTA DE AMOR A ACUARIO

Cien cigüeñas de agua cabalgan hacia el horizonte de aquí al


lado, me has dicho esta mañana tan temprano que no supe que
contestarte ni que preguntar.
Quisiera que supieses que deseo ser tu camarada, tu solaz y tu
viento. Me gusta ver como haces de la amistad un amor sin más
interés que nutrirse de sí mismo, sin más designio que el respe-
to, y sin más ley que la comprensión y el compartir.
Quiero servir en tus causas, unas perdidas y otras ganadas, pero
siempre luchadas con ahínco, por ti y por los demás, por esto te
quiero más. Sabes ponerte no solo en el lugar del otro, sino cal-
zarte sus zapatos, ponerte su sombrero, y entender de verdad,
su mente y su corazón, por eso tanto te quiero.
Sé que buscas la verdad, la ida y la vuelta, y no te paras en lo
que parece o en lo que perece, sino que abres tu mente a más,
hacia lo profundo y hacia lo ancho, hasta que sabes lo que com-
prendes, y no te lo quedas solo para ti, lo ofreces generosamente,
como el Sol.
De tu mirada salen extrañas luces que me invitan a soñar, con
un futuro posible, lleno de inventos, en el que llueven notas mu-
sicales de colores, hay hogueras de sabiduría, en las que se co-
nocen todas las cosas buenas y en los parques, niños telépatas
juegan al ajedrez.
Tu originalidad y tu sentido del humor hacen que mi cabeza de

29
vueltas. Me maravilla, como observas las cosas desde ángulos
tan diferentes que siempre me aportan algo.
Quiero corresponderte dándote pasión, ternura y un corazón
lleno de promesas. Sé que a ti te mueven otros vientos, que no es
tu música el tintineo de las monedas, ni buscas en la apariencia
nada parecido a la ciencia.
A veces creo que lo que te impulsa a revelarte es muy parecido
a lo que te hace ser. Espero que no confundas la justa reacción
ante la injusticia, el despotismo y la arbitrariedad, con la oposi-
ción sistemática. Te costará mucho ser río que fluye hacia arriba.
Cuando quieras ser original, que sé que te encanta, vuelve hacia
el origen, en el encontrarás el punto de partida y la meta. Piensa
en Uno, mejor que en dos.
Quiero nadar contigo en un estanque dorado, lleno de peces de
conocimiento, cada uno nos cantará una canción diferente que
nos de la pista de ese misterio, que tanto buscamos, que está
más cerca de nosotros que nuestra respiración.
Llamaré al pez del amor para que me diga como he de tratarte
para que tu sonrisa se mantenga, tu entusiasmo brille y una in-
mensa serenidad nos alcance.

30
CARTA DE AMOR A PISCIS

Te he visto navegando en un sueño dentro de otro sueño. Unas


veces te veía como vela, otras como barco y otras como Mar.
Quiero decirte que he estado esperando mucho tiempo el ha-
llarte, y ahora que te tengo sigo buscándote.
En muchas ocasiones te encuentro viviendo en una atenta re-
ceptividad, que oye, y que acepta lo que la vida le ofrece, otras
creas una pasividad y un vacío, que hace que todo el Universo
quiera llenarlo, y muchas cosas fluyen hacia ti.
Adoro tu suavidad, tu dulzura y tu fe, tu abnegación y ganas de
servir. Veo cadenas de oro que te unen a todas las veces en que
tu compasión te ha hecho entregar tu corazón. Como de tu boca
han salido palabras de consuelo que sabían a canela, como has
puesto medallas en pechos descubiertos, como has hecho trajes
de luces para guerreros que habían perdido su batalla.
Me sorprende tu intuición, como ves el fondo de las cosas y de
las personas. Los corazones son para ti una plaza abierta y llena
de Sol, y entras en ellos de puntillas, vertiendo bálsamo en las
heridas, y regándolos con fe y pasión.
Me gusta que me repitas que lo importante no es lo que pase,
sino como me lo tome. Quiero tomarme todo con agua de rosas,
pan de esperanza y vid, y que estés a mi lado.
A veces te veo entrar en tu océano porque te llama el abismo, y
sé que no he de decir nada. También sé que en ocasiones sufres

31
y te duele el mundo. No quisiera que te acostumbraras al dolor,
sino que lo vieras como un visitante que termina por partir.
Me asombra como te entregas, todo tu ser está presente y al
mismo tiempo ausente, dentro y fuera de ti a un tiempo. Es como
si vivieras lo que sientes o como si te trasformaras en sentimien-
to, lo más parecido es la música.
Quiero que pienses en mí y me sientas, que veas mi mano en la
tuya, mi mirada en la tuya, y que no huyas.
Deseo que las horas no pasen ahora, verte vivir, cantar despacio
tu canción y estar un siglo contando tus pestañas. Una estrella
me ha dicho que nada nadas, y que tu boca dice la verdad aun-
que mientas entre dientes.
Déjame construir contigo una pirámide de besos. Lloro cuan-
do rezas.

32
Contemplo el tiempo

Una tras otra las horas se posan en el tiempo, y sé que a cada


segundo soy más yo, y con eso casi me conformo y formo.
El querer es más dar que pedir, subir es más que tener, y cuando
más me acerco a mi mas soy uno con todo, y siéndolo sé que el
Universo es mi casa y cada ser mi hermano, y a veces vamos de
la mano.
Si estoy triste es porque dudo o porque no recuerdo el acuerdo
conmigo de amar amando y de reir riendo.
La vida se va transformando en un dulce cauce lleno de prima-
veras de veras y suaves caricias de vientos para mi alma.
Todo nace de darle a cada cosa su nombre, y saber que lo que
parece no siempre es lo que es, y que hay mirar por detrás, por
debajo, y sobre todo por dentro para saber si hay que echar lo
que parece un lucero al puchero.
Siempre que ando, dejo las huellas de un pájaro en vuelo, na-
dando en libertad, sabiendo que lo que aplazo no es para tomar
ni para coger, es sobre todo para estar.
No es probable que abandone la senda, ni por la seda ni por el
fulgor, solo espero que pueda cumplir con mi propósito de ser
dentro del laberinto de espejos y que no me confunda con los
reflejos.
He descubierto que mi alma la alimenta más la virtud que de la
vid. Y que solo de pensar en la vida eterna un escalofrío cálido

33
me quita el frío. Y que el amor es mejor que la comidilla aunque
esté muy preparadilla, que la creatividad siempre da. Y que la
aventura siempre es ahora cuando me abro a ver la esperanza de
las canciones de verdades.

34
Hurras

¿Qué hacer cuando el corazón implora amor?


Darlo y recibirlo, merecerlo, pintando un cuadro de colores
armónicos y sabores únicos.
De preciosos rojos y llameantes verdes, de surtidos y frondo-
sos anhelos turgentes.
No sé lo que espero sin dar un te quiero
Es lo único que se decir.
Sin menos cabo y sin rebajo de abajo.
Quiero contar canciones de colores azafranados
Y vencidos por lo que añoro.
Cuando más nado en las sombras, más me convenzo de que el
sol quema.
He de calmar mi entraña con lamentos y susurros de nuevos
brazos.
Y canciones de fuera.
Soy una aurora que no espera ahora.
Soy un quejido que sabe que hay invierno.
Nunca he de contar lo que dejo de ser
Pero sí darles nuevos hurras a lo que llega de nuevas.

35
Déjame amarte

Déjame amarte como tú quieras. Deshojando margaritas, ju-


gando con atardeceres, con tu risa como puente entre ríos de
nieve.
Déjame quererte para cruzar contigo las fronteras del presente.
Quiero oro para tu pelo, anillos de brillantes, música compartida
y primaveras en tu frente.
Pero pon tu la medida, pon tu el ritmo, pon tu el espacio y el
tiempo. Yo aceptaré tus propósitos, tus gustos y tus sueños.
Acepta tú por favor, mi corazón, con sus heridas y sus tropiezos,
luchador en mil batallas, unas ganadas y otras perdidas, pero
siempre con la vida apasionado.
Te vi y te reconocí como la dueña de mis barcos, de mis are-
nas, de mi Mar. Yo paseo en la fresca brisa de tu sombra, aunque
quiero darte el calor de mil soles de alegría, que te hagan olvidar
cualquier tristeza, cualquier duelo, cualquier herida.
Y cuando me mires, quiero que te sientas orgullosa, que tu bon-
dad se comunique con la mía, y veas el rostro del que hizo lo
posible.
Te ruego que sientas lo mejor de mí, y no te fijes mucho en los
errores que cometa que son como tropiezos de niño junto a tus
piernas.
Quisiera saber de ti todo aquello que quieras contarme, como
puedes ser tan sensible, tan femenina y tan ardiente.

36
Puede que me juzgues entre las brumas, y no veas, la luz que
hay en ti, tan radiante y tan suave como mil pétalos de rosas.
Espera un poco, a que la brisa que nace de tu caminar, despeje
la niebla de mil futuros inciertos, y puedas observar un presente
tan sólido como un lago de esperanza.
Déjame ayudarte para que se cumplan las promesas hechas a
ti misma, para que seas mucho más que una isla, a cambio solo
pido tu sonrisa, y que me consideres tu apoyo.
Confía en mí, hacia ti me mueven mil motivos, pero un solo su-
surro tuyo es suficiente para cambiar el destino de mi nave.
En el principio y en el fin he visto estrellas que se hacían gui-
ños, unas veces se acercaban y otras se alejaban, pero siempre
se alegraban por ser la causa de millones de amaneceres, quiero
ser para ti como ellas. Y que en mi encuentres lo que busques en
cada instante, un torrente, un remanso, una mano tendida y un
alma recobrada, que te haga todo bonito.

37
He llorado junto a mí en tiempos sin velo

No necesito saber lo que acontece, más bien escuchar.


Oír la voz que en mis oídos dulcemente, suavemente,
me narra la verdad del cuento.
El inmenso anhelo de gozo, plenitud y alegría.
El radiante coraje
La adorada integridad
Las amigas de espíritu, las virtudes que cohesionan mi alma
a mi cuerpo y tejen sin cesar la espera...
con hilos de sueño
en los que convierto en oro respetando al plomo
de mil capas cubierto
que contiene lo que quiero que sepa a rica sopa de sufí con
verso, capaz de hacer del andar por el cuchillo,
un paseo entre las flores.
Mi palabra se hace carne, cuando yo no sé si quiero.

38
Luz de flores

Luz de flores, fuerza que se agita, mi sangre no me quita.


Me das algo que no entiendo, que tú sabes, que es cierto.
Antes he vivido solo, el ahora es un sitio en el que hay lugar para dos,
Estás llena de una vida que no tiene fin.
No puedo esperar sin ver, sin conocer cual es la vida que se
mueve, llena de sonrisas, de gozos sin fin, de alegrías que nacen
de tu cuerpo y de tu alma.
Espero que encuentres para mí un lugar en tu pecho, cerca del
corazón, que no pueda llenarse con nada más que conmigo.
Yo estoy dispuesto a ver de cerca, desde arriba y desde abajo,
contar tus pasos, mirarte en todo.
Muchas luces se encienden cuando te veo, cuando te siento,
cuando te oigo.
Espero que sientas lo que te digo, muevas tu cuerpo de brisa, y
acaricies mi ser como sabes hacerlo.
Dame mucho de ti, todo lo que quieras, una vez y otra deseo
tenerte y estar en ti.
Hoy no quiero llenarte de palabras, déjame que te haga sentir-
me.

39
Mi alma

De estación en estación,
y de sol a sol mis días transcurren,
cada vez con menos creencias y menos escarchas,
con vivencias de presente que saben a brisa de almíbar,
a vientos de susurros y primaveras de veras.
Que difícil ser de oro cuando el fuego llega
Que fácil caer en la zozobra, cuando todo sobra,
Pero también es cierto que tengo muchos sortilegios y
privilegios,
De cantar canciones a los que me escuchen En tono callado, y a
veces de lado,
De vivir desde dentro y desde arriba
Sabiendo que se esperar una hora, ahora, dentro de un minuto.
Es tiempo de suplicas para el amor
Es tiempo de cristales rotos en la entraña del pasado,
Pero sé cómo llegar a la paz y cantar una o dos canciones con
sabor
Y valorarme sin desdeñarme e intentando no despeñarme,

40
Encontrarme en mí, y saber que solo me canso cuando no es-
toy convencido de mi latido
No es verdad que vaya contra el viento, solo contra el lamento
Quiero encender antorchas y poner en ellas agua de miel.
No sé si solo he de saber reír, y ser despacio, un cielo o una
sombra de cipreses de valor.
Y ventanas de aire en las que entren sonrisas de quizás y de
claro que sí.
El infinito es una meta y una treta.

41
Necesito

Necesito más alma,


Más coraje dentro de mi traje,
Mas viento en mis velas de nácar,
Mas esperanza corriendo por mis venas de oro.
Que canten alabanzas,
Al empeño y al renacer
Al ala y a la verdad.
A lo que siendo
Que lo siento
En un canto sincero,
De júbilo y de certeza de cereza,
Que no se me suba a la cabeza.
Espero ser yo cuando consiga,
Y que la prudencia sea mi amiga.
Porque cuando crees que tienes todo en el bolsillo,
A veces hay un agujerillo.
Pero el bien esta siempre bien.

42
Reflejos

De un momento a otro pasa todo,


si bien, hay reflejos en tus risas que no puedo sondear,
Si quieres me subes en nubes de flores y calientas mi corazón,
con guiños de soles y rumores de sirenas,
que no saben decir que no.
Si no es mucho lo dicho, si es estrecho el trecho, estás tu.
A veces todo rueda por pendientes sin dientes, y el ahora pasó
sin enterarnos.
Sabes ser roca y almohada de hada, apoyo y rincón para soñar.
Lo que escondes es tan venerable como la aurora, solo que te
Cuesta saber por dónde empezar y acabar.
Junto a ti encuentro una alianza de veras, de pinturas de soni-
dos, a veces un susurro es tan cálido, que noto como esperas.
Pero si canto por dentro es por no cantar por fuera.
Tu y yo hemos inventado el sonido de los dos.
Y si me río, puedo ver pájaros por abajo volando sobre el mun-
do, sonriendo a la ola que no esconde al Sol.
Tu sombra sabe de sobra cual es el vino que sabe a dulces tardes
y chisporroteantes campanas de mañanas, sin embargo lo encie-
rra en bodegas de esperanzas sin quebrantos.

43
Todo lo que ha pasado puede esperar, porque ahora es mejor
vivir en el regazo de un dulce abrazo.
Es difícil saber dónde sabes y donde callas lo que hayas, pero te
veo capaz de convertir un lado en un costado, un descanso en un
paraíso y un espejo en un palacio.
Solo sé que si no estuvieras sin duda cabría la duda.

44
Quiero

Quiero besar tus labios, y saber si saben a viento


Quiero mirar tus ojos y saber si miento
Quiero acariciar tu cuerpo
Y no saber si estoy fuera, o dentro.
Quiero beber rayos de Luna fresca,
Oír a lo lejos, lo que tu cabellera me cuenta,
Oír de cerca lo que te dí,
Mirar despacio lo que me has dado y no saber contar.
Ondas al aire rebasan el infinito,
Y creen que es muy poco el hito
Nunca saben qué hora es,
Y casi nunca los por qués.
Siendo sin ser me atrevo a ver
Una, dos y tres, como es.
Quiero sentir el soplo de tu aliento,
Saber de qué te nutres y cuál es tu mejor silencio
Quiero oír mil palabras en tu boca,
Que saben a espacio y a tiempo,
Entrar en ti, soñar que nunca saldré
Y encontrarme bien, dentro de lo que cabe.
45
Silencios rotos

Uno tras otro los minutos cabalgan el tiempo,


Soñando que no pasan,
Y que no esperan.
Que saben susurrar y a veces cantar,
Pero caen en un abismo insondable
Del que renacen siendo otros sin recordar quienes han sido,
Ahora es sin duda un lugar sin dueño y sin cobijo,
La patria de los apátridas,
Pero es en el único lugar en el que encuentro el coraje
Y a veces una espera.
Si sonrío solo siento un lamento,
Si sueño sé que tal vez todo sea de color de verdad.
Y si es la rueda de soles solo es un pequeño lugar,
De carencias y de virtudes, de pálidos lamentos,
De susurros de viento
iPero aquí viene el Sol!
Para cambiar el alma y darle aliento,
Y tal vez un asiento

46
Para cantar de lado, debajo de un trapecio,
Y mirando a través de un topacio.
Si estoy sabiendo es porque no quiero rodar ladera abajo
Sin antes despertar a más de uno, o a ciento uno.
No saber es una primavera de alientos,
Saber es un verano de siestas de colores.
Y lo que ahora espero es un te quiero.

47
Soles

A veces, cuando siento lo siento,


El desgarro y la dicha compiten en mi interior,
Como fieros luceros y como lacerantes contrincantes.
Es una vez y otra la que deseo una quimera de soles,
Y elijo lo que creo que es una dicha,
Cuando en realidad es un oasis hecho de espejismos.
Y lo sé desde el principio, pero mi corazón
que ha sido capaz de saltar océanos y de renacer de las tinieblas,
de abrazar el sol y vencer a cien dragones,
cree que es capaz de convertir el plomo en oro
y el barro en rutilantes brillantes,
tan audaz y tan seguro es, tan convencido de su fuerza
y de su magia, que se le olvida que hay a leyes y rocas,
duras como mentiras de amor, y como amantes fingidos.
Pero también sabe, que lo que se da no se pierde
Y que gana el que más pone
En la balanza de vida, por eso espera a que surja la aurora.
Triste pero en paz, solo recorcomido por un poco de lo perdido.
Y es consciente de que cada hora que pasa,

48
La dicha esta más cerca,
Porque es mejor perder con nobleza que ganar con vileza,
Ya que uno está dentro de sí mismo.

49
Una mujer

Una mujer para perderse,


Una mujer para encontrarse,
Para soñar y para hacerse real.
Viviendo dentro y fuera,
Queriendo respirar.
Sabiendo que ella es de cerca
Una amable compañera.
Y una sagaz y certera
Arquera, de sonrisa dulce
Llena de primaveras.
Y que empuja sin fuerza
Casi sin saber por qué lo hace,
Unas veces cantando y otras riendo.
Cazadora de estrellas, esperanzas
Y te quieros.
Cueva que abriga y llanura abierta
Cascada que moja, y que sabe elegir
Y sonreír para sí y para mí.
Se que a veces somos uno,

50
Y otras ninguno.
Que ella ve cuando mira
Y sonríe cuando sabe
Pero no es una rosa roja,
Es más bien un horizonte
Que se puede alcanzar,
Si uno esta donde tiene que estar.
Quiere un castillo hecho de besos sinceros
Y miradas de caramelo.
Sus ojos son un lugar por el que mira Dios.

51
Suerte

A veces ocurre lo que uno espera,


Otras desespera.
En ocasiones sucede lo inadvertido,
Cuando lo damos todo por perdido.
Y es que pareciera que el destino es caprichoso,
0 juega con nosotros a darnos lo que no necesitamos,
0 cuando no lo queremos.
La vida no es siempre lo previsto
Ni lo querido, pero es bueno valorar
Lo que llega, y no atarse a lo que se va
Porque por el suelo nos arrastrará.
Vivamos despidiéndonos, y disfrutando de lo que pasa
Pero diciéndole adiós cuando ya ha ocurrido.
La suerte también se rige por lo que hemos sembrado,
Suele pasar que uno recoge lo que puso,
Aunque la justicia a veces no es inmediata
Ni por donde uno la espera.
Con frecuencia recogemos frutos distintos
De las semillas que hemos sembrado,

52
Y es que la vida lo transforma todo,
Ella cambia ayuda por salud
Pero no siempre, o casi nunca
Dinero por amor
Le impresionan más las obras de generosidad
Que las esmeraldas o cualquier manjar.

53
A tu lado

Junto a ti me encuentro a mí mismo,


En un lugar brillante y luminoso,
Puro, cálido y fresco al mismo tiempo,
Ventilado y cobijador, refugio y planicie.
Eres mi Ser y en ti vivo, y cuando me conozco,
Te conozco a ti, o más bien...
Tú me conoces a mí.
Miro por tus ojos y solo estás Tú
Gozosamente, libremente,
Inafectable, más que radiante
Más que infinito, no finito.
Siento tu amor y tu humildad,
Inmensa, llenando mi corazón
Que sabe reconocerte como su dueño.
Sé que tu mano lo sostiene todo,
Y al mismo tiempo deja libre,
Si bien tus leyes llevan a ti
Porque no puede ser de otra forma
Tú eres la fuente de la que todo mana
Y el océano al que llega el presente y el mañana.

54
Amigo

Soy amigo del viento


Y no lo lamento,
Él va donde quiere
Y no se sujeta a nada
A veces susurra
Otras, ulula fuertemente,
Nos despeja y se aleja,
Y vuelve siempre nuevo,
Danzando y gozando
Sin más reyes que la Tierra, la Luna y el Sol.
En ocasiones está placido,
Y nos deja pensar
0 creer que somos algo tangible,
Pero después nos borra esa idea.
Trae noticias de lejanos países,
Empuja embarcaciones
Y juega con los pájaros y con el mar,
Como si fuera un niño
A pesar de haber visto

55
Todas las auroras
Es un amigo tenue
Que también sabe oler
De muchas maneras
Cuando pasa por lugares embriagados.

56
Arde

Las horas amanecen ahora. Es posible que tras tu magia se es-


condan motivos y laberintos de pasiones, anhelos sin duelos,
canciones nuevas.
Tu cuerpo arde en mi mirada. Tu voz es veraz y tiene pocas du-
das, es valiente en declarar lo que tuvo y lo que hubo. No hay
rubor de dos, es un Sol de ocaso, que anuncia noches de caricias
y silenciosos suspiros.
Hay muchas escaramuzas que trenzan sueños, emociones de lo
hondo, y tienes aguas de fuego en las manos.
Hay lamentos que no saben qué hacer, y buscan un horizonte
donde posarse, disfrazándose de herida, de dolor, de espacio.
Entonces empiezas a bailar y la vida se transforma en chispas de
esperas, valles de sonrisas y luz.
Una tras otra tus piernas me recuerdan a las olas, aparecen y
desaparecen en un brillante y ondulante espectáculo de caricias
al aire.
Más o menos, lo que quieres es un sino del destino, una can-
ción de cuna en la que te entretienes con lo que tienes, sin saber
lo que has de tomar. Aunque poco a poco tus nubes se van per-
diendo y las estrellas te marcan destinos hacia donde ir.
Tu corazón sabe ser más tierno, dulce y considerado aunque a
veces deje de lado.

57
Antes de ayer he visto luces en los ojos, destinos brillantes y una
cadena de sueños en tu estela, deseo que me encuentres entre lo
que hallo.

58
Junto al Mar

Con el alma cansada


He ido al Mar
Y le he acariciado en las arenas de su orilla
Con mis pies,
He besado su espuma,
Y de pronto,
Cuando menos lo esperaba,
Él me ha sonreído
Y me ha dado una sorpresa,
Me ha hecho sentir en todo mi ser
Su sereno y acariciante sonido,
Su vaivén incesante,
Y al mismo tiempo me ha hecho escuchar
Desde dentro y desde fuera de mi,
A unos alegres pájaros cantando,
Y ya no he dudado más,
Se han ido los malos presagios,
Disipado el futuro
Quedó una promesa,

59
Y supe que no tenía que esperar
Que todo estaba en mí, ya.

60
Ella

Era una mujer


En la que mi alma descansaba,
Pero también se erguía de gozo
Al verla vivir, con deleite,
Como si fuera la primera vez
Que lo hacía.
Sonreía tanto a la ganancia
Como a la perdida,
Para ella todo estaba bien.
Todo tenía un propósito, un sino
Y una misión.
Y ella lo acogía en su corazón.
Dadora de caricias, regalaba sueños
Y ayudaba a cuidarlos
Su pasado era de cristal.
Vivía para dar, y con su alma de par en par
Hasta que el viento del Oeste
Se la llevo lejos, a un lugar
Con un océano de paz.

61
En Tí

Voy mirando y buscando


Aunque ya se dónde todo está.
No sé por qué lo hago,
Tal vez quiero atarme a un sueño
0 satisfacer un anhelo que no es mío.
Quiero estar en mí y en Tí,
Pero me pierdo en esperanzas muertas,
Que parecen soles, pero solo son quimeras.
A lo mejor es una manera de pasar el tiempo
Que me dañe, para no querer volver
A lo transitorio.
Pero creo que lo estoy haciendo mal
Porque una vez reconocido,
No es nada lo perdido
Y puedo gozar, cantar, bailar,
Sonreír y vivir
Y no pasa nada
Que el barco en el que voy se hunda
Estoy a flote, el barco es una sombra

62
Aunque pueda tener brillantes colores
Y no sea una sombra oscura.
Pero ya estoy en el Sol
En mi corazón.
Mi mente juega porque ya no sabe
Qué hacer... ha ganado la batalla
Y perdido la guerra.
Más que suplicio necesito
Estar en Tí.

63
Gotas

El agua cae desde el cielo,


Muriendo como nube
Y viviendo como liquido,
Que da la vida y revive
Bautiza la tierra purificándola,
Y nutriéndola para que se manifieste
El ciclo de la vida, en que todo nace
Durante un tiempo goza del placer,
Y sufre el dolor, para terminar siendo
El mismo, alimento.
Salvo el hombre renacido,
Que puede poner sus ojos en Dios
Y acercarse a Él hasta donde Él
Le de permiso.
Puede quedarse,
En la puerta de su casa adorándole
Y si Dios quiere, le dejará entrar y vivir
Siendo uno con Él, para ser y no morir.

64
Deseo

A la mujer oscura, a la oculta


Y a la luminosa, persigue mi corazón.
No tengo predilección por ninguna
A las tres deseo.
De una manera ardiente y alegre,
Lleno de fuego feroz y agua fresca,
Las busco dentro y fuera de mi
Ellas son la promesa de goces
Inefables, y de vislumbres del paraíso.
Saben muchas cosas que se callan
Y sus palabras son como cascadas suaves y dulces
Laberintos de los que no quiero salir,
Me enredo en sus cabellos y en sus piernas,
Y veo como me muestran espumas de mar
Y secretos de viento.
Noto su calor en invierno
Y su fresco en verano.
Saben morar cerca
Para que sienta mi corazón cobijado

65
Y lejos para dejarme libre conmigo mismo.
Son radiantes e hijas de sí mismas,
Han nacido de la necesidad de los hombres.

66
Tarde

He sentido a la tarde derretirse


Lentamente, bajo un fuego solar
Que la hacía cada vez más pequeña,
Aunque por momentos gloriosa,
Ella sabía que se extinguía,
Pero no menguaba su alegría
Cada segundo era precioso
En una hora cabían todos
Los logros de los hombres.
Fue puro presente jugando
Con los niños en los parques,
Sin ningún por qué,
No recuerdo una tarde
Como aquella en la que no
Se veía venir la noche,
No existía ni aun
En la imaginación
De los más apesadumbrados.

67
Ella

Es una estela en el viento,


Pero también es sólida
Como el más duro de los metales.
Tierna y profunda
Sabe a lluvia de fresa
Y a guirnaldas, pero sobre todo a Mar.
Es clara y es oscura,
Transparente y secreta,
Diáfana y llena de recovecos,
Que conducen a puertas entreabiertas,
Con lunares hechos con trozos de Luna,
Sabe decir que si y que no a la vez,
Sin que haya confusión, reír y llorar
Cantar y suspirar, y todo tiene sentido.
A veces me sorprendo extasiado mirándola,
Y ella hace como que no se da cuenta,
Pero cae en la cuenta de las veces que ha sido,
Y se oye un guiño en su latido.

68
Motivos

No necesito motivos para quererte,


Pienso en ti siempre,
En cualquier momento estás Tú.
Como fondo tras el fondo,
Quitándole peso al dolor,
Y crudeza al sin sabor.
Pero dándole viveza al aroma de la flor,
Y a la mirada de los niños.
Eres la causa de la vida,
Y la piedad y el descanso de la muerte.
Todo nace para fallecer,
Y Tú estás al principio,
En el camino y en el destino.
Siempre presente aunque a veces
Inadvertido, porque nos embelesamos
Con tu creación, y perdemos la oración.
Quiero pensar en ti en toda ocasión,
Para que no me falte tu canción.
Y sentir que comprendes y acoges

69
Todo de mí.
El motivo de escribirte es una manera
De vivir enfocado en tu brillante luz,
Y alegrarme gloriosamente,
De que sea mía.

70
Si pudiera

A veces pienso que nada pierdo


Y que la vida me enseña
Una y otra vez, a no repetir errores,
Aunque me deja cometer algunos nuevos.
Si pudiera solo parar mi mente...
Que se empeña en ir tras la niebla
Como si fuera girones de oro blanco.
Me confundo en la apariencia,
Menos mal que el que está en el fondo de mí,
0 en lo alto, sabe mejor que yo lo que me conviene,
Es difícil, saber de qué pie se cojea,
Porque muchas veces estamos tumbados,
Pero la vida enfrenta a uno con su reflejo,
Para que sepa que no es lo que aparenta.

71
Poder y apariencia

La necesidad de aceptación es tan grande,


Que muchos buscan todo tipo de adornos
Que les hagan merecedores del respeto y el cariño,
En su búsqueda del amor y la seguridad,
Exhiben para recibir.
Pero es mejor el dar, ofrecer la mano,
Y valorar por lo de verdad, más que por lo que parece.
¡Que niños somos todavía!
Cuanto necesitamos crecer por dentro....
Para no confundir la herida sangrante
Con la fuerza vivificante.
La vanidad solo es un signo de lamento,
De que no hay lo suficiente dentro.
Y la soberbia un dolor vestido de desdén.
Si uno se encuentra en UNO, ya no habrá más dos,
El que juzga y el juzgado, todo será comprendido,
Y asimilado.
Y aunque hasta la serenidad del cielo
Se ve afectada por las tormentas, ya no serán un tormento.

72
Vestida

Ella va con frecuencia


Vestida de agua, brisa y jazmín.
Sabe ser entera, una, pero al mismo tiempo
Tiene más facetas que un diamante azul.
Dueña de mi tiempo, lo hace desaparecer
Cuando estoy con ella.
Mirarla es meditar en una esencia femenina
Que Dios creo al separarse en dos.
Nace nueva a cada instante y es un deleite
Saber que expresa.
A veces se oculta en si misma
Y sé que no he decir nada.
0 repara sus heridas ayudada por su Hada.
Más que prometer nada, ella ofrece lo substancioso
Y solo pide a cambio, verdad y ojos con amor.

73
Primera vez

La vez primera en que ame,


De verdad,
Fue cuando te conocí,
Embriagándome al mismo tiempo
Que me dabas una tremenda luz,
Y las sombras perdieron su función
Todo era tenue y acariciante brillo,
Que me hacia fundirme en Ti,
Olvidando el mundo, y a mi mismo
Ya no importó el cómo ni el cuándo,
Lo que me parecía ni lo que parecía,
Ni lo que me apetecía.
Completo y uno, me deshice de mis lazos,
Que ya solo fueron recuerdos durante un momento,
Y el tiempo cedió su tiranía,
No había ayer, ni mañana, si siquiera ahora.
Estaba naciendo a mí mismo todo el tiempo,
Y olvidándome del yo y del tú.

74
Era como mirar desde dentro del Sol,
Plácidamente, delicadamente,
Con el corazón en casa, por fin.

75
Sonrisa

Ella cuando mira enciende un fulgor,


En su mirada,
Y una cascada de agua fresca
Cae por su frente hasta su boca.
Y la Luna y las estrellas
Sonríen en ella, cálidamente,
Mostrándose cercana,
Abrazando a mi alma
Aun sin tocarme.
Tiene una sonrisa que derrite barreras
Y a los corazones de hierro.
Noto su amor fluyendo desde sus ojos
Y su boca, desde todo su ser,
Lamento que no pueda tenerla siempre
Cercana a mí, y que a veces sea un recuerdo,
Alguien que pasó, y que desearía encontrarme
En cualquier camino, sobre todo
En los angostos y los umbríos.

76
De mayor

Cuando sea muy viejo,


Me gustaría sentir mi cuerpo
Como brisa,
Y vivir en los reflejos,
En el agua parada y profunda
Y en la que fluye cantarina,
También en el aire, surcando el viento
Haciéndole cosquillas a las plantas,
Refrescándolas cuando haga calor,
Y llevándoles calidez cuando haga frío.
Sentirme dentro de la tierra como arena
Y como roca, como fértil tierno terruño
Del que sale la vida.
Y vivirme como fuego, a veces como llama
Humilde, tímida y temblorosa de vela,
Y otras como llamarada de dragón.
Querré soñar que ya no sueño,
Vivir muy despacio amando
Al que vive en mis entrañas y en mi corazón.

77
Sonriéndole a los caminantes que entiendan
Que la vida pasa si no te estas quieto,
Y que es en ese momento cuando realmente
Estás vivo.

78
Lamentos

La tristeza ya no es lo que era,


Ni siquiera sabe mostrarse como es,
Se camufla de perdida, de esperanza muerta
Y esparcida al viento.
Pero no tiene esencia de algo digno,
Es casi siempre una desilusión,
Por haber perdido el capricho.
Hay pocas luchas con sentido
Que ennegrezcan el alma,
Si se pierde uno no se rompe
Cuando hay mérito...
El fracaso no es un ocaso,
Es una ocasión de aceptar
Una voluntad mayor
Que sabe lo que se hace,
Y compensa abundantemente
Al caído y al vencido,
Pero no es oro lo que recibe,
Son cosas de la substancia
Que está hecha la verdad.

79
La mujer del ayer

La contemplo desde la distancia del tiempo


Y ya no dice nada,
En su día fue vela gloriosa
Que impulsaba mi barco
En la espuma del mar,
Pero ahora su recuerdo se vuelve oscuro
Y aunque rememoro lo que sentí por ella
Y por la vida...
Hay un velo de tiempo,
De muchos años.
Pienso que quise un sueño
Mas que a una persona,
Y que me la inventé,
Como invento muchas cosas.
Pero ella era otra,
Que no quise conocer.
Disfrute de su vida latente
Y ella de la mía,
Pero no sabía que ella deseaba,

80
Sobre todo lo mejor para sí misma,
Y por tanto no me amó,
Lo suficiente.

81
Música

Es de lo que conozco,
Lo más parecido al amor.
Cuando mece al corazón,
Es capaz de llevarlo
A la puerta de la Fuente,
Nos acompaña en él éxito,
Y en el aparente fracaso.
Nos hace soñar y rememorar,
Recordar lo que hubo
Y lo que pudo ser.
Dios creo el cosmos con ella,
Y sabe hacernos renacer
Después de caer.
Nos llena casi del todo
Y nos lleva a creer.
Aunque hay músicas
Que no merecen ese nombre,
Pero nacen para morir pronto

82
Y caer en el abismo del olvido.
El silencio también es música,
De un solo tono, que nos lleva
A pensar en el origen y en el fin.

83
La espera

Cuando se ha visto el hogar,


Y se está en medio del camino...
Con Sol, con viento, o con frio,
Se sueña con estar refugiado,
Y acostumbrado a unos muebles
Y a una cama, que den confort.
Mucho mayor es mi deseo
De que mi alma vuelva a casa,
Y salir del sueño de la imposible satisfacción.
iQué efímera es la paz en este mundo!
iQué largas y encadenadas sus zozobras!
Y aunque hay regalos que momentáneamente
Llenan el alma, después se siente la ausencia,
De ese espíritu por el que nuestra alma
Clama.
El amor que nos hace inmortales,
Y la consciencia que nos libera.

84
Lucero

Hubo una vez una mujer


Que llevaba armadura de duro acero,
Y su corazón dentro de una caja de hierro,
Para que nadie lo rozara.
Ella era sagaz e ingenua a la vez,
Valiente y temerosa,
Con un orgullo sensible que rápidamente
Se subía en su caballo y cabalgaba lejos.
Por eso no puede amarla,
Aunque llegó como Venus y anunciada
Por las estrellas.
Cuando decía una palabra amable
Era de verdad, pero muchas veces
Fue cruel, hasta que cambió,
Al ver que me alejaba, y se convirtió
En una niña que buscaba la felicidad
En un lugar oscuro, sin lucero.

85
Soy

¿Qué soy?
A veces de hielo y otras de fuego.
Duda permanente que descansa
En la Fé, primero intuida,
Escondida, protegida con pudor
Y no rebelada.
Después, cuando
Pasaron los años, se manifestó,
Como luz que no ciega, como certeza
Sin sombra.
Diluyéndome, hasta que sólo
Estuvo ella.
Y me llenó el corazón del todo,
Rebosó, y quiso darse, como pudo,
Solo con deseos y simpatías en las manos,
Pero afortunadamente vi y después compartí
Una pequeña parte de lo que recibí.
Sol de agua y mar de fuego.

86
Hacer

Hay quien trabaja para sí mismo,


Para gozar, y para engrandecerse
Cara a los demás o ante sí.
Y quien lo hace para Dios,
Y esos benditos, son cauce del bien,
Pan que alimenta, agua que refresca,
Y luz.
De casi todos es provechosa su labor,
Porque construyen, algunos puentes
Y otros refugios, castillos de puertas abiertas,
Fuegos naturales, silencios, besos y abrazos.
Hay algunos que piensan que hacen el mal,
Pero solo aprenden, tal vez por el camino
Mas duro.
Hay luchadores pacíficos que se merecen medallas,
0 incluso monumentos, pero ellos no quieren eso,
Prefieren sentirse bien consigo mismos, llevan
Trajes de luces que no se ven a simple vista,
Hay que mirar dentro de su corazón.

87
Vida plena

Si yo no me enredo con la vida,


Ella no me pone trampas.
Si vivo, placida, sencillamente,
Substanciosamente, no perdiendo
Tiempo en banalidades.
Y me sacrifico
En el altar del mérito, llevaré una buena vida.
También he de saber ser amigo
De mi corazón y de mi mente,
Hablar con ellos, porque a veces los he convencido
De que quieren cosas y personas,
Y ya no lo recuerdo, pero lo siento
Como venido de otra parte.
He de valorar la paz, el sosiego y la calma,
Que hacen que mi vaso se llene,
Porque estoy con las manos abiertas,
Dispuesto a recibir.
Es bueno que no desee mucho,
Y que tema poco,

88
Para eso tengo que hablar...
Con los que viven en mí,
Que muchas veces no se acuerdan,
De lo que hemos descubierto.
Vivir poco para mí, es una ofrenda a Él.
Pero ha de ser de corazón y que cueste,
Para que tenga el mayor valor.
Y la recompensa es vivir un mí sin tú,
Unificado, ya no me encontraré mirando,
Escuchando, palpando, saboreando, oyendo u oliendo,
Algo que considere fuera, me abriré a todo,
Para descubrir que siempre estuvo dentro.

89
Sol

Siempre alumbrando,
Siempre está.
Tal vez no lo veamos,
Porque nos movemos
Y miramos en otra dirección,
Pero él siempre está dando calor
Y vida.
Somos sus hijos, estamos hechos de luz.
De una luz que hay tras la luz
Que no se ve con los ojos...
Está siempre con nosotros,
Recordándonos que todo es pasajero,
Y que aunque haya nubes y sombras
Negras como alas de grajo, el brilla.
Adorado en el pasado, buscado para vivir
Con alegría... parece que se pasea,
Pero nos movemos nosotros,
Mirando mil cosas al día,

90
Que nos seducen y nos atrapan,
Si bien lo esperamos cada mañana,
Como se espera a un redentor,
Que haga huir a los malos sueños,
A las culpas, y a los resentimientos.
Prometiéndonos escapar de la muerte,
Hacia un horizonte de amor y paz.

91
Opuestos

Todo responde a su contrario,


Buscando el equilibrio,
Y Dios sabe que más cosas,
Porque la vida es una montaña rusa,
Que sube y baja,
Muchas veces con velocidad trepidante.
No nos gusta el lado oscuro,
Pero a través de él vemos muchas cosas
Y nos impulsa hacia otras.
A veces una caída es un trampolín,
Y un ascenso un descenso.
Casi nada es lo que parece,
Porque nos ofuscamos y nuestra visión oscurece.
No es fácil saber el por qué de lo que acontece,
Hasta haber pasado muchas lunas
Y desde lejos poder mirar.

92
Amigos

Hay diversos quereres


Que nacen de varios lugares.
Hay amigos y amigas
Del cuerpo, de la mente,
Del alma y del espíritu.
A veces se encuentra a uno
Que es amigo de todas mis partes,
Pero pocas veces.
Hace falta paciencia para tratar con todos
Y una mente comprensiva y abierta.
Que entienda que el Sol calienta
Pero también quema.
Y que hace falta que haya aire
Entre los afines, aunque se les quiera mucho.
Todos tenemos nuestro castillo dentro,
A veces inexpugnable,
Y con un foso lleno de cocodrilos en sus aguas.
Pero también hay una cocina con dulces

93
Y camas para el descanso,
A menudo, bodegas para el olvido
Y para la fiesta.

94
Suerte

Tenemos mucha suerte de ser libres,


De poder amar y buscarnos a nosotros mismos,
De ver amaneceres y atardeceres
Y toda la belleza del mundo.
De poder perseguir sueños,
Quimeras y utopías que nos llenen el corazón.
De sentarnos a la sombra una tarde
Y ver mecerse a los árboles.
Poder buscar a Dios
Y hacer nuestra alma UNA con Él.
De sonreís a los niños que son la promesa del mañana.
Poder sentir que nuestro cuerpo pertenece a la tierra
Y al cielo.
Saber olvidar el dolor y las afrentas
Con una canción de cuna.
Y saber que nuestro sacrificio nunca es vano,
Siempre va a alguna parte,
En el que se construye con él,
Un nuevo futuro, más brillante.

95

También podría gustarte