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EL CONOCIMIENTO DEL AMOR Por: Martha Nussbaum Universidad de Brown ‘Traductora: Rosa Helena Santos-Ihlau Universidad Libre de Berlin Y sleimpresioncoaliptica no exist, tompoco se le podré aceptar .entonces.tampoco habrd cerca. Vo no hay cet. tampoco habra wt sistema de certeas. 0 sea. wna ciencia, Dé donde conclye gue tarpoco habré wna cenca dela vida. SSEXTO, EmplricoAdsersus Marhematicos Wi, 12 (Cuando examinames de cerca esa opinién os parece mds wna plegaria que una verdad ‘SEXTO, Empisco.Adversus Mathematicos, i401 Francisca le trae Ia noticia: “La sefiorita Albertina se ha ido”. Un momento antes él crefa.con absoluta conviccién que ya no la amaba. Pero ahora, la noticia de su partida trae consigo una reaccidn tan fuerte, una angustia tan abrumadora que ese juicio sobre su estado afectivo simplemente desaparece, Marcel sabe y con certeza, sin que le quepa la ‘menor duda, que ama a Albertina! [Nos engafiamos acerca del amor, acerca de a quién amamos y oémo y cudndo y.. si amamos. También descubrimos y corregimos nuestros auto-engafios. Las fuerzas que originan tanto el engafio como su descubrimiento son diversas y poderosas: el riesgo no superado, la urgente necesidad de proteccién y autosuficiencia y la necesidad igual contraria, de goz0, comunicacién y uniGn. Cualquiera de ellas puede estar al servicio de la verdad o de la falsedad, segin las exigencias de la ocasiGn, La dificultad consiste, tentonces, en saber, en medio de esta confusién (y deliciay dolor), en cuél de las opiniones sobre nosotros mismos, en qué parte de nosotros podemos confiar. {Qué versiones sobre cl estado de nuestro corazén son las confiables y cusles son las ficciones con las que nos ‘auto-engafiamos? En medio de esta pluralidad de voces discordantes con las que nos interrogamos en este asunto de perenne interés, descubrimos que nos estamos preguntando ‘dénde encontrar el criterio de la verdad. (Y ,qué significa buscar un criterio en esto? Y, {siesta basqueda fuera en sf misma un instrumento de auto-engafio?) Proust nos dice que el tipo de conocimiento que necesitamos en este caso -el cconocimiento del corazén~ no nos lo puede dar Ia ciencia de la psicologfa ni ningtin otro uso cientifico del intelecto. El conocimiento del coraz6n debe venir del corazén —de sus ppenas y anhelos~ debe venir de sus respuestas emocionales. Voy a examinar esta parte de Tie analiza ene parsley su idea del conocimiento en Fictions. preset anlinis modifica muchas dels ‘opiniones expresads en ese arculoy expande ors. Estudios de Filosoffa No. 11 Febrero 1995, Universidad de Antioquia 1a opinién de Proust y su relaci6n con la noci6n puesta la “cientfica”. Dicha opinion crigina una cantidad de preguntas inguietantes que sdlo parialmente son contestadas en Ja exposiciGn mis elaborada sobre la interaccién entre emocién y reflexién que Proust presenta en el volumen final. Examinaré Iuego otra opinin sabre e! conocimiento del amor que se opone a la cientifica de manera més radical; se encuentra en unrelaio de Ann Beattie. Finalmente, voy a ver cudl es la relacién entre estas dos opiniones sobre el ‘conocimiento del amor y los estilos en los que estén expresadas, y haré algunas ‘observaciones acerca de la eftca filos6fica de la literatura El conocimiento del coraz6n por medio del escrutinio intelectual ‘Tenemos que comenzar con una descripcién de la concepcién a la que Proust se ‘pone cuando presenta su explicacién sobre cémo Hegamos a saber de nuestro propio amor. Es importante ver desde el principio que esta no es simplemente una propuesta alternativa o rival, incompatible con la de Proust de la manera en que una creencia es incompatible con otra. Segiin él, es también una forma de actividad en Ia que nos ‘comprometemos, una obligacién que nos imponemos cuando queremos evitar o entorpecer €l tipo de conocimiento que él va a describir. Es tanto una barrera préctica contra ese ‘conocimiento como un adversario te6rico de él. Creer en la teor‘a rival y vivir de acuerdo con ella no es sélo estar en un error, sino participar en una forma fundamental de autoengafo. Esa propuesta altemativaes la siguiente: saber si uno ama a alguien, el conocimiento de 1a condicién del propio corazén cuando se trata de amor es algo que puede obtenerse dde manera éptima mediante el escrutinio intelectual, exacto, imparcial y sin emocién de Ja propia condicién, realizado de la misma manera en que un cientffico conduce una determinada investigacién. Observamos cuidadosamente, con sutil precisién intelectual, las vieisitudes de nuestra pasién, haciendo separaciones , andlisis y clasificaciones. Este tipo de escrutinio es necesario y suficiente para el autoconocimienio buscado.* El Marcel de Proust esté profundamente convencido de esto. Justo antes de recibir Ia noticia de la Partida de Albertina, ha estado inspeccionando el contenido de su corazén en la manera ‘cientifica: “Yo crefa que, como analista riguroso, no haba dejado nada por fuera; crefa ‘conocer el estado de mi propio corazén” (III 426). La inspeccin lo convence de que en su corazén ya no hay amor por Albertina, Est cansado de ella, Desea a otras mujeres. 2 Acerca de este panto hay un andliss més zgo en Felons con referencia Pa 3. Mis referencias «Remembrance of Things Pa sebasan en los vohimene y pginas de a wantin de C.K. Scott Moncey A. Mayor, revisda por Terece Kilmartin (New York, 1981), En varios casos yo misma he ‘uch a radi el frances con el fin de dstacar ma clarament alg aspecto del original, pero de odo ‘modes cito ls paginas dela edicion de Kilmartin. (Agu! en castellano se ha aducdo dela version de ‘Nussbaum y se mandiene la referencia alas paginas que lla dN. dT. 170 Sobra decir que esta concepein del conocimiento tiene fuertes rafces en toda nuestra tradici6n intelectual y, especialmente, en nuestra tradicién flos6fica. Bs, ademés, el supuesto sobre el que se basan muchas de las concepciones sobre método y escritura en tal tradicidn. Sostiene (como lo hacen pensadores, tan diferentes en otros temas como Platén y Locke) que nuesiras pasiones y sentimientos son innecesarios para le bisqueda de la verdad, no importa sobre qué materia. ¥ ms atin, que los sentimientos pueden muy bien impedir esa busqueda, ya sea perturbando el intelecto en su indagacin 0, peor atin, distorsionando su visién del mundo. Como dice Platén en el Fedén, el deseo atael alma aasuprisi6n corpora y la obliga a verlo todo desde ese distorsionamte encierro. El resultado es que el intelecto queda “embrujado', pervertidoen su funci6n; se convierteen un eautivo {ue “colabora en su propio encarcelamiento”. En suma, e] auto-engafio sobre nuestra condicién -cuando ocurre~ es e] resultado de Ia corrupei6n de laraz6n ocasionada por e! sentimiento y el deseo. El intelecto “por s{ mismo” nunca es autoengafador. A pesar de ‘que, por supuesto, puede no aleanzar su objetivo por alguna raz6n exterior, nunca presenta tuna visiGn sesgada o unilateral de la verdad. Interiormente no es corrupto ni corruptor. ‘Tampoco requiere suplemento de algune otra fuente, “El solo” llega a la verdad Esta opinién iene implicaciones en lo referente a cuestiones de método y de estilo. La vision de Locke es, naturalmente, muy diferente ala de Platn con respecto ala relacién ‘entre intelecto y percepcién sensorial corporal, pero no es mas caritativa con las pasiones. y su papel en la bisqueda de la verdad, Su ataque a los rasgos de estilo ret6ricos y emotivos (que he analizado més ampliamente en otra parte) presupone que las pasiones nunca son necesarias para la comprensiGn de la verdad y que usualmente son perniciosas. Lo cito como forma tfpica del prejuicio que impregna nuestra tradicién filos6fica: Sin embargo, s vamos a habla dels coss como son, tenemos que septa quel aplicain atiiialyfigueaiva de as palabras que ha invent a elocuenca no sive sno pa asinuat Iaeaserada,excitarpasionesy con ello devise uicio plo que conahyen a engao {ota Pores deben lertamente ser evtadas en todos ls dears que pretendan informa 0 instruc yen lo que conciemea a verdad yal conacmiento, slo poeden sr consderadas como ‘tn gran defect, ya sea del enguaje ode la persona que ce uso deellas (Essay, Libro 3, ap. 10)? Hay que tener en cuenta especialmente la inferencia: “excitar las pasiones y con ‘ello desviar el juicio"; igualmente, a afirmacién explicita de que los elementos emotivos ¢enel estilono tienen ninguna funciGn buena o necesaria y que pueden o deben ser omitidos totalmente. El intelecto es suficiente criterio de verdad; no tenemos otros elementos veridicos. Por tanto, un discurso que pretenda buscar la verdad ¢ impartir conocimiento debe hablar en el lenguaje del intelecto, dirigiéndose al intelecto del lector (y, como diria, Para esta comparacion y temas relacionados, ft Fletlonsy Frapilin especialmente cap. Imerudio |: pare Puc cf caps. $7. 5 Com especto a este pase. cf también DE MAN, Paul The Epistemology of Metaphor. Em: Crical Ingury. 5 (1978), 13-30 im Plat6n, fomentando su independencia). Ahora podemos proceder a indagar la ‘contrapropuesta de Proust, utilizando como blanco esta tesis, algo simplificada, sobre e1 cconocimiento y el discurso, La impresién cataléptica: el conocimiento en el sufrimiento ‘Seguro y satisfecho de s{ mismo, y mientras leva a cabo el escrutinio analftico de sucorazén, Marcel oye las palabras: “La seflorita Albertina se ha ido”. Inmediatamente la angustia ocasionada por estas palabras rasga las pseudoverdades det intelecto, revelando la verdad de su amor. “Cuénto més hondo penetra el suftimiento en la psicologia que la Psicologia misma”, observa. (L425). La impresin de la pérdida y 1 concomitante aumento del dolor le muestran que sus teorfas eran formas de racionalizaciGn autoengafiosa, no s6lo falsas con respecto a su condicién, sino también manifestaciones y complices del reflejo de negar y de encerrar las propias vulnerabilidades que, para Proust, estén en lo ns profundo de toda vida humana. La forma primaria y ms bicua de este reflejo puede verse en las operaciones del habito que nos hacen tolerable el dolor de la vulnerabiliad al «escondernos la necesidad, la paticularidad (y asf le vulnerabilidad a la pérdida), y todos tos aspectos del mundo que nos infligen dolor, haciendo que nos acostumbremos a ellos, hhaciéndonos insensibles a sus asaltos. Cuando nos hemos acostumbrado a ellos ya no los sentimos ni los deseamos en la misma manera, ya no nos afige tan dolorosamente nuestra incapacidad de controlarlos y poseerios. Marcel pudo concluir que ya no ama.a Albertina, ‘en parte, porque se acostumbré a ella. Su escrutinio intelectual, sereno y metédico, resulta impotente para desalojar a esa “deidad terrible, tan afianzada en el propio ser, cuya insignificante faz estd tan incrustada en el propio coraz6n” (I1I.426). En efecto, es {totalmente incapaz de descubrir la importantisima distincién entre ia faz del habito y la verdadera faz del coraz6n, Y¥ es que el intelecto ayuda y apoya activamente al hébito de diversas maneras, ccultando esta verdadera faz. En primer lugar, la visita guiada al corazén conducida por l intelecto trata todos los puntos sobresalientes como equivalentes, marcando como especiales © interesantes muchos deseos que son, en realidad, triviales y superficiales ‘Como en ia descripcisn de la vida social presentada en la parodia del periédico de los Freres Goncourt (en la que el color de la cenefa de un plato tiene la misma importancia ‘que la expresién de los ojos de alguien), en la descripcién intelectual de Ia psicologia falta ‘odo sentido de las proporciones, de la profundidad y de la importancia. Por consiguiente, ticnde a calcular todo en términos numéricos, “al comparar la mediocridad de los placeres {que Albertina me proporcionaba con la riqueza de los deseos que me privaba de realizar” (111.425), Este andlisis del corazén en términos de costos y beneficios -la tnica valoracién, comparativa que el intelecto es capaz de efectuar por sf mismo inevitablemente, sugiere Proust, ignora las diferencias de profundidad. No solamente las ignora sino que impide su. econocimiento, El andlisis de costos y beneficios es una manera de consolarse, de asumir el control, pretendiendo que toda pérdida puede ser compensada por una su m de alguna otra cosa. Esta estratagema se opone al reconocimiento del amor y, de hecho, al ‘amor mismo.’ Ademés, podemos ver que no solamente el contenido de Ia explicacion intelectual sin el hecho mismo de comprometerse en un auto-escrutinio intelectual es en ‘este caso una fuente distorsionante de consuelo y distancia. El sentimiento mismo de estar siendo sutil y profundo, de no estar “dejando nada por fuera en cuenta, como un riguroso analista” leva a Marcel ala complacencia, impidiéndole hacer una exploracion mds rica 0 mis profunda quiténdole la capacidad para atender a los impulsos de su corazén. {Cudl es el antfdoto contra estas estratagemas? Para retirar esos obstéculos tan poderosos contra la verdad requerimos el instrumento “més sutil, més poderoso y ms ‘apropiado para comprender la verdad”. Este nos es dado en el sufrimiento. [Noes intelgenia, pr Iida que seu, 9 puede peribir los elementos que lo componen y pemanecen insoepectados basta qe un fendmeno capar de ssa eos elementos del estado ‘olden el que generaimente existe, los somete alos primers extadios de soiiicaci. Yo te habia equivoeado al pensar que podia ver clare ecto de mi propio comzén. Peo exe ‘onocimiemto, que n0 mel bran dado mls percepciones rs sagaces dela mene, me lo ha ‘tai dar, rutlanteyextrafo, como al enstalizada- la reaccion abropta de door (L426), Zenéin, el fildsofo estoico, sostenia que todo nuestro conocimiento del mundo exterior se basa en ciertas impresiones perceptivas especiales: aquéllas que por su propio cearécter interno y la propia calidad de experimentadas, certfican su propia veracidad.” Al recibir tales impresiones entramos en la condicincatalépica, una condicién de certeza de confianza de la cual nadie puede despojarnos. Sobre la base de tales certezas se construye {oda la ciencia, tanto la natural como la ética, (La ciencia es definida como un sistema de catalepsis). Se considera que la impresion cataléptica, precisamente por medio de su especial calidad sensorial, iene el poder de arasirarnos ala aceptaci6n, al onvencimiento é pcion Ta design mas pian Frag cap. 10. Sobel modificacidn de nuestra via erocional ‘orla creencia en le conmensurabldad cf cap4y Plate on Commensursbilty En El disceralmfento de Ii pereeplén discut lareacém entre league de Ariseles ala conmensurabilidad y algunos modelos de racionaidad ea ateoriaeconémica contemporines 7 La impresin catalépica es un tema histrico sumamente complejo. Eo cuanto La fuentes angus mis ‘importanes, ft Von ARNIM, J Soicorum Veterum Fragment, Statgat 1905, 0.5273 1, 1903p. 52> 70. Los textos ms portant son: LAERTIUS, Didgenes Les of th Philosophers VI (anon) 9.466 50°54, SEXTUS, Empircu.Adversu Mathematicor (Se agul en adelante M), VIL p. 27 sp. 2365, 248s, 426, CICERON. Academica Prana, 8,77, 144y CICERON. Academica Posteiora I 41.La versa que yo artical aqui~que la impresin mise obliga aasentr por su popio carder intrnveco~ es Iams comin fro artiguosexpstnes (dor de cules, sin embargo, son baste hoses ell). Estas seguramentc Tn dea que Marcel, como lector de Sextus y de Ciceréa, ha wsinllado, Los comenarsas modemos ban ‘tao de encontrar enn endencia una posiiéa mds comply sofisticaday faaimente se ha hecho claro ‘he los posteronesesoicos modificaron la idea orginal y simple de Zena. En cuanto discusiones que se fefleren lnevidenci, ft ANAS, Truth and Reality. Ea: Doub and Dogmatism. Bd J. Barvesy tos (Oxford, 1980), 8-104; FREDE, M. Stoes and Skeptes oa Clear and Distinct Impressoos. En: Te ‘Steptical Tradition. Ed. M. Burnyea Berkeley, 1983), 6594: RIST. J Soi Philosphy. (Cambuidg, 1969), ‘cap 8 SANDBACH, F Phantala Kataleptibe. Ex: Problems in Stoiciom Bd. A. A. Long (Londres, 1971),5.21 173 de que las cosas no pueden ser de otra manera. Es definida como una marca o impresin ‘ene alma, “una marca impresa y acufiada en nosotros por la realidad misma y de acuerdo con la realidad, una que de ninguna manera puede venir de Jo que no es esa realidad”! Se ‘compara la experiencia de una impresiGn cataléptica con la biscula que desciende abrumada por un peso excesivamente grande ~se tiene que estar de acuerdo, obliga @ asentir- Por otra parte, Zenén compara su cardcter de carrada y su certeza con un puso apretado: tiene tal firmeza que no hay posibilidad de oposiciGn."* Me parece que Marcel -quien en otra Parte muestra el serio interés que tiene por los filésofos helénicos-"" desarrolla una ‘consideracién andloga (nada estoica)'* a la de Zen6n acerca de nuestro conocimiento del “Catalpic”,eltaalepuite rego, sun adjtvo de verbokatalambunen, aprender” “eget” “agar firmemene. Es probablemente mds activo que pasvo:aprehenivo, que “apt fie mente (la realidad En los epiraes he trducdo el sustanivo asociadokatatepsis (a condicion dela persona que tone una tl impresin) como “cenexa, lo que me parece apropiae pics destaca el puto esenial de gue esa persona ‘iene abora una aprebensin absolutament indiabl inconmovibe de alguna pute dela Yealidad geno ‘nabea pdido ser producid por ono real Sin embargo, es inportansteaeren cuenta que solo tema (ustema)orgaizado de tls tatulepsefs pede consti una comprensién cena piteme Habra que tener presente oto punto acerca de esas impesiont cuando consideramos el punto aslo de roast yes que ells pueden sey lo son con fecuencia~propsiconsles ose, impesions de queelcaso esate yee. ‘8 Parala definicon ft SEXTUS. M VIl 248, £26; SEXTUS. Outineso Pyrhonism Il, 4; DIGGENES, Liver ‘VIl.$0y CICERON. Ac. Pr I, 18,77. l punto en ea stima frase parece ser quel impesin no solo 0 ede veir de algo que sa por completo ira o inexistent, sino tambien que no puede venir Jeningvaa ‘ra cosa que de ln misma realidad que prsende preven. Paral efniion de cerca (techre) como un sistema de katlepreisestrctrado para alg fin péctico", fla referecia en: Von ARNIM, 1. SVFL 73 9 QF CICERON. Acad Pr I, 38; SEXTUS, M VI, 405, 11 Ge PROUST, M. Remembrance, especisimente Ip. 789, Jonde la ansedad quel ean a Mace Ia visi de uoa oven bella inspira la siguiente ebservacidn:yenconé una ciertasbidurta en los Aaofon que nos ‘secomiendan poner un limite a nuestros deseos (si es as, ellos se referen nests sens hacia Ia gente Porque eta es In inica que mos causa ansicdad, ya que su objeto e alg desconocid pero conscemte Suponet ‘qe la ilosfia pdr extarserefiiend al desco de elude demasiado absurd) [La conexin ene ponerle un init al deseo y ques evite I antedad es ua rasgo paula especialmente ‘sczmtuado del pensaiento ico helenstico (arto de los epiedeve como de os extoics), lo nisi que de ‘scepticism, con igrts vaiacines. (Hay qu tener presente también que ls fl6sofosheleafstcas eran ‘ental ene curculo de Marcel en un forma gue nolo son para novos. Cicer, Plaarcoy Seneca ean ‘mucho mas leidos que Antec, y los evedpios gozaban tambien de ininerumpica importance). Moy ‘oco desputs de a aneror observaiéa, Mucel e encuentra con Albertina, 12 Bi verdadero estcigo no podria toerar munca una impresiGn emocionalcataléptica. Esto sets cas contradiciénemel ring mismo, ya que ls exoicr sesenia que las emociones eran formas de juicon falsos, No obstante, cuando se mira més de cerca. afeenciadisminuye, Los jis flso. alos esles son 'éntca las emociones paz el este, son juicios acerca dl valor de objets externas sobre lose tiene como, asf que el amor -si lo entendemos come una emecn que implica una wa valorsion dela persona amada, vista Como un et sparndo-e Una faa emai, seq Peso noe dl todo claro qua oncepcién que Marcel iene del amor fuera objetable para el estoco de esta manera vermis adelante). fr ‘i acolo: The Stoic on the Exticpation ofthe Patslons. En: Apron (1987) p. 129-71 174 ‘mundo interior. El conocimiento de 1a condicién de nuestro coraz6n nos es dado por ‘medio de ciertas impresiones poderosas que vienen de la realidad misma de nuestra ‘condiciGn y que no es posible que vengan de otra cosa que no sea esa realidad. En efecto, utiliza explicitamente un lenguaje zenoniano para hablar de la manera en que obtenemos tun conocimiento de nosotros mismos por medio de esas experiencias. Nos dice que la impresi6n es “el inico criterio de verdad” (111.914), que toda la comprensién de nuestra vvida se hace sobre la base del texto “que Ia realidad nos ha dictado, cuya impresién en nosotros es obra de la realidad misma” (II1.914). Sin embargo, las impresiones catalépticas, fen este caso, son impresiones emocionales; especificamente, impresiones de afliccin. {Qué €s lo que hace eatalépticas las impresiones de sufrimiento? {Por qué convencen a Marcel de que la verdad estéahiy no en los dictémenes del intelecto? Somos cconscientes, ante todo, de su poder absoluto. El suftimiento es “fuerte, centelleante, in dolor como el que yo sentfa que no lo soportarfa largo tiempo” (IIL425), tuna “nueva sacudida inmensa” (429); un “golpe fisico...al corazén” (431); “como... un rayo” (431); produce “una herida abjerta” (425). El poder de esta impresiGn abate simplemente cualquier otra impresién. Las impresiones superficiales del intelecto “ya no pueden ni siquiera empezar a competi... han desaparecido instanténeamente” (425). Estos pasajes nos muestran que, ademés de fuerza absoluta, hay sorpresa y pasividad. La impresién le sobreviene a Marcel esponténeamente, sin anunciarse, incontrolada. Porque no puede preverla ni gobernarla, porque simplemente le es grabada, parece natural concluir que es auténtica y no una estratagema ingeniada por laraz6n que quiere aliviarse. Estas impresiones emocionales al igual que las impresiones perceptivas de los estoicos, evan al agente perceptor a asentir, no slo por su intensidad sino también por su earécter espontdneo y externo -como no parecen haber sido inventadas, tienen que haber venido de la realidad misma-. Para Proust es especialmente significativo que la sorpresa, la viva particularidad y la extrema intensidad cualitativa, son todas caracteristicas sistematicamente escondidas por el funcionamiento del habito, la forma primaria de auto- ‘engafo y auto-encubrimiento. Aquello que posee estas caracteristicas tiene que haber ‘escapado a los efectos del auto-engafio, tiene que venir de la realidad misma, Observamos, finalmente, que el dolor mismo de esas impresiones es esencial para su cardcter cataléptico. Nuestro principal objetivo es consolarnos,aliviar el dolor, cubrit nuestra heridas. Entonces, lo que tiene un carécter doloroso tiene que haber escapado a 80s mecanismos de consuelo y de encubrimiento; tiene, pues, que venir de la naturaleza, verdadera y sin ocultamientos, de nuestra condicién ‘Vamos a discutir ahora una ambigiedad que encontramos en la explicacién de Marcel.” El nos ha dicho que ciertas impresiones sobre él ya son un criterio de verdad 1 Baa discutin sigue de cercael watanient eet contasteaFetions pe con algunos cabion signiticaivs 175 Psicolégica acerca de nosotros mismos. Pero esto puede ser entendido en mas de un sentd En una interpretacin, la impresion nos da acceso a verdades que pueden en principio (atin si no de hecho) ser captadas de otras maneras, por ejemplo, por el intelecto, Quizds no podamos percibirlas asf debido a cierios obstéculos de la psicologia humana Pero existen en el corazén, aparte del suftimiento, a disposicién del conocimiemto, El amor de Marcel es algo que un ser superior -digamos, un dios~podrfa ver y conocer sin dolor. El ‘conocimiento puramente intelectual del corazén como es en sf misimo es posible, en principio, sin que intervenga la emocién. No pertenece a la pura naturaleza de! onocimiento el que tenga que implica sufrimiemto, Seguin esta lectura, Marcel discrepa del intelectualista solamente con respecto a los medios instrumentals del conocer; también, ¢n algunos casos, con respecto al contenido del conocimiento obtenido. Pero no disiente fundamentalmente de 61 acerca de lo que el conocimiento es, acerca de qué actividad o pasividad de la persona Jo constituye. Hay, sin embargo, otra posibilidad. Para el estoico Ia impresiGn cataléptica no es simplemente una via hacia el conocimiento, es conocimiento. No apunia mds allé de st ‘misma hacia el conocimiemto,pretende constr el conocimiento (a ciencia es un sistema

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