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TOMAS DE AQUINO PEDRO DE ALVERNIA COMENTARIO A LA POLITICA DE ARISTOTELES Traduccién de Ana Mallea Prélogo y notas de Ana Mallea y Celina A. Lértora eunsa EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA. COLECCION DE PENSAMIENTO MEDIEVAL ¥ RENACENTISTA NUM. 22 FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS UNIVERSIDAD DE NAVARRA Consejo Editorial Director: Prof. Dr. Juan Cruz Cruz Subdirectora: Prof. Dra. Maria Jesis Soto Bruna Secretario: Prof. Dr. José Angel Garcia Cuadrado Primera edicién: Septiembre 2001 © 2001. De traduccién Ana Mallea. De prélogo y notas Celina 4. Lértora Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) Plaza de los Sauces, | y 2, 31010 Baraéin (Navarra) - Espafia Teléfono: +34 948 25 68 50 — Fax: +34 948 25 68 54 email: eunsa@ein.s ISBN: 84-313-1904-6 Depésito legal: NA 2.427-2001 Imprime: Live GRantc, S.A. Hnos. Nodin, 11. Ansodin (Navarra) Printed in Spain - Impreso en Espafia INDICE PROLOGO Ana Mallea / Celina A. Lértora La politica como ciencia en el s. XIII y en S. Tomés.. Los manuscritos del Comentario. La tradicién impresa... Las ediciones posteriores a la de Roma de 1492 Esta edicién.... Conclusiones .. NAwe ener Bibliografia.. a) Fuentes... . 1, Aristoteles ... 2. Santo Tomas de Aquino 3. Pedro de Alvernia.. 4. Otros autore: b) Traducciones 1. Aristételes 2. Santo Tomas c) Estudios generale: ) Estudios especiales. COMENTARIO A LA POLITICA DE ARISTOTELES Tomds de Aquino / Pedro de Alvernia LIBRO PRIMERO- Prologo... Leccién I: El origen y las partes de la ciudad. La prioridad natural de a ciudad sobre sus partes.... ve sessunseaseensese 12 13 14 15 16 16 18 18 18 19 19 20 21 21 21 22 26 33 36 * Leecién I: Tres sociedades familiares, la del amo y el siervo, la del varén y la mujer y la del padre y el hijo. © Leccién IIT: Segtin su indole nativa unos sirven y otros mandan. Leccién IV: Siervos por naturaleza o por ley. La opcién legal como justa s6lo relativamente. ... a Leccién V: La dominante y la administracién econémica de la casa no son lo mismo que la politica. En qué sentido la dominante es ciencia. Leccién VI: La posesién como objeto de ciencia en orden a la adquisicién de alimentos y otros bienes necesarios para la vida humana. a © Leccién VII: Origen de la conmutacién pecuniaria; la moneda, el arte pecuniario y el cambiario, distincidn entre riqueza y dinero... © Leceién VII: Varias clases de pecuniaria segin cémo se adquiere el dinero, se utiliza y se reduplica. . Leccién IX: Las partes de la pecuniaria, cémo aprender a usarlas para adquirir dinero. Conocimientos y testimonios titiles al respecto « Leccién X: Las distintas clases de autoridad doméstica Las compara entre si y con la autoridad politica . Leccién XI: Los siervos necesitan cierta virtud moral Importancia y educacién de las mujeres y los nifios. o LIBRO SEGUNDO Leccién I: En la ciudad no todos los bienes deben ser comunes, como sostuvo S6crates.........00-++ Leccién I: La ley de Sécrates sobre la comunidad de mujeres y niftos no ¢s apta para que la ciudad alcance su mejor unidad.. Leccién IIT: La comunidad de hijos y mujeres en la ciudad es causa de enormes dificultades, inconvenientes y es impracticable .. Leccién IV: La comunidad de posesiones provoca més problemas que beneficios, ¢ impide el ejercicio de la templanza y la generosidad ... s Leccién V: La insuficiencia de la ley de Sdcrates se debe a su base errénea, su falta de experiencia y porque destrufa lo que se proponia resguardar.. Leccién VI: Desecha las restantes leyes de Sécrates... Indice 69 73 79 84 90 95 113 117 121 126 132 Indice 7 Leccién VII: Rechaza la posicién de Sécrates en cuanto a la forma politica mixta y al modo de eleccién de consejeros y cargos piiblicos... 138 Leccién VIII: Las leyes instituidas por Féleas de Calcedonia. 143 Leccion 1X: Las omisiones de Féleas sobre el patrimonio ciudadano y la ordenacién insuficiente de los artesanos...... 149 Leceién X: La forma politica y las leyes de Hipédamo el milesio. 152 Leccién XI: Reprueba la forma politica de Hipédamo.. 155 Leccién XII: Las leyes no deben modificarse con facilidad, 159 Leccién XIII: La forma politica de los lacedemonios aunque ponderada en parte, se reprueba por su ordenacidn de los siervos, las mujeres y las posesiones.. 163 Leccién XIV: Critica a la institucién del eforado, del senado y otras formas politicas espartanas.... 169 Leccién XV: La forma politica de Creta y de Esparta, sus diferencias... 175 Leccién XVI: La forma politica de Cartago y su comparacié dos anteriores. Leccién XVII: La forma politica de Solén y los legisladores como Onomicrito, Zaleuco, Filolao, Carondas, Platén, Dracén, Pitaco y Andrédamas.... LIBRO TERCERO > Leccién I: Qué entendemos por ciudadano y por ciudad........ 191 * Leccién I: Dudas sobre Ia identidad de la ciudad. 197 Leccién III: Se pregunta si la virtud del buen ciudadano es la que la virtud de hombre bueno... . 201 Leccién IV: A quiénes debemos lamar ciudadanos. 207 Leccién V: Define la forma politica ¢ inicia la distincién de las formas politicas Leceién VE Distingue entre sf las formas politcas rectas de_ las transgresoras .. 215 Leccién VII: El fin de la ciudad no es el simple vivir sino el vivir bien en raz6n de la vida perfecta y autosuficiente . 219 Leccién VIII: A quién corresponde el mando de la ciudad.. Leccién IX: Si el pueblo debe clegir a los magistrados y debe participar en algo mis... ve 234 g 2 8 {indice Leccién Segtin qué bien sobresaliente se distribuyen las magistraturas. 242 Leceién XI: A quiénes deben distribuirse los cargos de gobierno........ 246 Leccién XH: En la mejor de las formas politicas el var6n virtuoso debe preferirse para gobernar. 253 Leccién XII: Cinco clases de monarquias reales o reinos. 260 Leccién XIV: Qué es mejor para la ciudad, ser gobernada por las mejores leyes o por el mejor rey Leccién XV: Si la ciudad debe regirse por un solo varén excelente 0 por muchos. Leccién XVI: Ciudades aptas para un gobierno real y para una aristocracia, 282 LIBRO CUARTO Leccién I: Distingue las formas politicas rectas de las transgresoras. Lo que estudia la ciencia politica al respecto 287 Leccién Il; Distingue las distintas formas politicas. Rechaza la division basdndose en que sean muchos 0 pocos los que gobiernan. 294 Leccién Ill: Las partes de la forma politica, las més necesarias y las mas importantes. 300 Leccién IV: Los cinco modos de democracia y los cuatro de oligarqué: 307 Leccién V: Las causas de las distintas clases de democracia y de oligarquia 314 Leccién VI: La aristocracia y sus cuatro clases . 318 Leccién VI: La forma politica llamada con el nombre genérico de politia.. 320 Leccién VIII: Cémo se constituye la Hamada politia, mezcla de demoeracia y oligarquia... 326 Leceién 1X: Define la tirania y destaca la que es més propiamente tal... 330 Leccién X: La ciudad compuesta de ciudadanos de posicién media es la mejor, la mas segura, mds durable y menos sediciosa... Leccisn XI: La preservacion de la mejor forma politica. Precauciones para no desviarse hacia populismos u oligarquias. . Leccién XII: La deliberacidn en las distintas formas politicas; variantes Leccién XII: Los cargos de gobierno... ° indice 9 Leccién XIV: Quiénes designan las magistraturas, quiénes son elegidos y cémo. . 362 Leccién XV: La variedad de los asuntos judiciales; entre quiénes y de qué manera se designan los jueces... 366 LIBRO QUINTO Leccién I: Por qué se corrompen las formas politicas y cémo se transmutan... 371 Leccién II: Cémo se hallan y se disponen los hombres sediciosos.. 378 Leccion HI: Causas de sedicién que transmutan las formas politicas..... 388 Leccién IV: Causas de sedicidn y transmutacién de las formas polfticas en particular, comenzando por 1a democracia. 393 Leccién V: La mudanza de la oligarqufa o en si misma o en democracia o tiranfa 398 Leccién VI: Desviaciones de la aristocracia y la llamada poli 405 Leccién VII: La preservacién de las formas politicas.. 412 Leccién VII: El origen de las monarquias 429 Leccién IX: Por qué se disuelven las monarqufas . 434 Leccién X: Causas extrinsecas e intrinsecas que destruyen la tirania, sobre todo el odio y el desprecio. Por qué se destruye el rein 439 Leccién XI: Cémo se resguardan las monarquias y en especial la tiranfa, 445 Leccién XII: Cémo resguardar la tirania reduciéndola Leccién XIII: Rechaza la opinién de Platén sobre la mutacién de las formas politicas en el libro VIII de la Republica .......ccsseee 461 LIBRO SEXTO Leccién I: Por quiénes y cuales se constituyen las formas politicas. 469 Leccién II: Como y por quiénes se constituye la democracia vn... 473 Leccién III: Cémo se discierne lo justo en la democracia... Leccién IV: Quiénes constituyen y conservan mejor la democracia. 482 Leccién V: Cémo debe administrarse la democracia que admite a todos indistintamente 489 Leccién VI: Cémo se establecen las oligarqué: 497 Leccidn VII: Las distintas magistraturas de las formas politicas ... 503 10 indice LIBRO SEPTIMO © Leccién I: La mejor vida y mas feliz para los hombres y las formas politicas. 513 © Leccién Il: La felicidad del hombre individual y la de la ciudad 521 Leccién III: El tamafio o magnitud de la ciudad y su poblacién. 537 Leccién IV: El emplazamiento de la ciudad y la condicién del territorio, el comercio maritimo y la fuerza naval. Leccién V: Las condiciones naturales de los pueblos y los gobernantes 552 © Leccién VI: Las actividades necesarias para que haya ciudad. Leccién VII: Quiénes son parte de la mejor ciudad... Leccién VIII: La divisién de la region... Leccién IX: El sitio en que se instalaré la ciudad. Cudles gobernantes y gobernados constituyen la mejor iendo la vida trabajo y ocio, las leyes deben dirigir a los ciudadanos tanto en la paz como en la guerra © Leccién XII: Cémo se harén buenos los hombres y los nifios en orden a una vida humana mejor. 610 LIBRO OCTAVO. © Leccién I: La educacién de los jévenes... Leccién II: La influencia de la miisica instrumental en la condicién moral Leccién III: El cultivo de melodias y ritmos en sf mismos y para educar... PROLOGO Ana Mallea / Celina A. Lértora El Comentario a la Politica de Arist6teles fue una de las obras péstumas de Tomas de Aquino (1225-1274), escrito durante su segunda estadia en Paris (1269-72), obra que dejé inacabada. Tomas comenté hasta la leccién VI inclusive del libro III', a partir de la cual prosigue el Comentario su discipulo Pedro de Alvernia (de Croc, ten 1304), maestro secular y canénigo de Clermont y Paris. A este maestro secular encargaron los dominicos la terminacién de algunas obras de Tomas’, entre ellas el Comentario a la Politica’. A través del Comentario expone la filosoffa de su maestro como conociéndola, escribiendo incluso algunas paginas excelentes, por ejemplo, sobre la experiencia de rapto, del cual Aristételes dice solamente que es una pasién, en el libro VIII, Ject2 n. 1142. Desde el punto de vista histérico Alvernia se limita a los datos que da Arist6teles, sin aportes nuevos. La Politica fue traducida, segiin parece, del griego al latin en 1260, por Guillermo de Moerbeke OP (1215-1286) siendo la primera versién latina completa de la misma, y usada por Alberto, Tomas y Alvernia, aunque Al berto usé un manuscrito de calidad muy inferior que Tomés*. ‘De la parte escrita por S. Tomds existe edicién critica (ver nota 4), preparada sobre la colacién de manuscritos de Tomas y de Arist6teles que mds se aproximan al texto que pudo haber escrito originalmente el Aquinate. Del resto del Comentario no hay edicién critica hasta la fecha, sino ediciones, sobre las que se tratard seguidamente. 2B, Hocedez dice en “La vie et les ouvres de Pierre de Auvergne”, Gregorianum, 1933 (14), pp. 6-36, que es signo del renombre y celebridad que gozaba este autor, que los continuadores Je hubieran encargado completar el comentario de Tomés Super libros Metheorum, p. 20. No dice nada sobre el encargo de terminar el Comentario de la Politica, pero es plausible extender el elogio. > G. Fraile, Historia de la filosofia, Il (2°), Madrid, 1975, p. 484. Fraile a su vez remite a P. Glorieux, Répertoire des maitres en théologie de Paris XIII siécle, 1, Paris, 1933-34, n. 210. * Sancti Thomae de Aquino, Sententia libri politicorum, Tabula libri politicorum, Préface, Opera Omnia, iussu Leonis XII P.M. edita, Tomus XLVIII, Romae, ad Sanctae Sabinae, 1971, p. 63. 12 ‘Ana Mallea / Celina A. Lértora Si bien Tomds raramente cita partes de la Politica no comentadas por él, debemos notar que el hecho que cite en De regno (n. 62) varios lugares’ de la Politica muestra verosimilmente que él conocia la traduccién completa de Moerbeke. Hay muchas variaciones en los manuscritos atribuidos a Moerbeke, y no se ha identificado exactamente cual uso cada comentario, aun cuando se ha intentado, como en el caso de Tomas. Moerbeke transliteré los términos griegos originales faltantes en latin, a la fonética latina, y asf los usaron los comentarios, por ejemplo democracia, politia, etc. (del griego Sypoxpa- to, RoALTLa). Hay un comentario previo al que inicia Tomas, el de Alberto Magno (1206-1280), escrito aproximadamente en 1263°. Cabria tal vez inferir que Alberto habria interesado a Tomés por la Politica. El medievalista espafiol, J. I. Saranyana recuerda que Tomas estudié tres afios con Alberto en Paris (1245-1248) y cuatro en Colonia (1248-1252) y alli le oy comentar, entre otros, la Erica Nicomaquea y le inicid en el corpus aristotélico’. Tomas conocia el Comentario de Alberto, anterior en varios afios al de él, segtin lo muestra el prefacio de la Edicién Leonina’, debido a las varias coincidencias, diferencias, y aun identidades entre los mismos, que hacen imposible atri- buirlas a la casualidad; aunque una confrontacién sin ninguna incertidumbre todavia espera la edicién critica de Alberto. De la Politica no hay otro comentario medieval, pues Averroes (1126- 1198), el Commentator por excelencia, no leg6 a conocerla y sélo glosé la Repiiblica de Platén’. 1. La politica como ciencia en el s. XIII y en S. Tomas La consideracién de la politica como ciencia es una novedad del s. XIII, debida a la recepcién de la obra aristotélica. Anteriormente se sabfa de su 5 Politica, V, 12, en De reg Princ n. 82; VI, 4, enn. 141, V, 3, enn. 138. J. A. Weisheipl, Friar Thomas D'Aquino, New York, 1974, pp. 380-381. La Edicién Leonina no toma en cuen- ta estos pasajes. * Edicidn Leonina, p. 8. ” En varios pasajes de su Historia de la filosofia medieval, Pamplona, Eunsa, 1989, pp. 112 y 229, Igualmente en la edicién de 1999, en la que afiade un nuevo parigrafo sobre 1a filosoffa politica de Tomés, pp. 236-240. * Bdicién Leonina, pp. 8-10. ° Gi. Fraile, Historia de la filosofia, UW, p. 83. Prélogo 13 existencia, pero los latinos no conocian su contenido. Los temas de Aristételes inauguran un nuevo tratamiento de los asuntos politicos, antes limitados a los “espejos de principes”. Tomés de Aquino atina ambas vertientes, la cientifica, con el Comentario a la Politica y el espejo con el De regno, ambos inacabados (completado este tiltimo por Ptolomeo de Lucca). Hay que sefialar que los “espejos de principes” del s. XIII, entre ellos el de Tomiés, estan ya muy influidos por la doctrina aristotélica y son diferentes a los anteriores (por ejemplo, el Polycraticus de Juan de Salisbury, escrito hacia 1159-60). En el Prélogo del comentario esté analizada la justificacién de la cientificidad de la Politica. El prélogo es un texto fundamental, en el que se expone la tesis central de que la ciencia civil (civilis scientia) es una disciplina subordinada a la filosofia de la ciudad (philosophia de civitate) y ésta a la metaffsica. La civitas como un totum que imita al totum naturale. Sobre la hermenéutica tomasiana en la Politica debemos sefialar la espe cificidad del estilo de Toms en relacién con el continuador. Su técnica consta de los siguientes pasos: 1. divisién del texto"; 2. explicacién de la “{ntentio” de Aristételes; 3. reconstruccién formal ~a veces— del argumento © deduccién empleado por Aristételes (por ejemplo I, lectio 3); 4. algunas =pocas veces- reflexiones propias (por ejemplo I, lectio 1 y 2). Esto signifi ca que el texto de Tomas es més una “expositio” que un comentario, lo cual es importante a la hora de comparar este texto con el De regno, o pre guntarse por el grado de adhesién de Tomés a las tesis naturalistas de Aris tételes. 2. Los manuscritos del Comentario Se conservan més de veinte manuscritos completos del Comentario a la Politica de Tomas y Alvernia, cinco del siglo XIII, tres del XIII-XIV, doce del XIV, uno del XIV-XV y el resto del XV. '© En la traduccién no es tan visible la diferencia de la divisio rextus entre Tomés y Alver- nia, como en el original latino. Alvernia usa cléusulas distintas, nuevas férmulas y expresio- nes; por ejemplo, Tomés emplea el Circa primun duo facit... al inicio de la divisién ~como en ‘otros comentarios de Aristételes- y Alvernia dice Prima in duas... En el VII y VIII, mas cerca- nos a doctrina, pueden encontrarse ejemplos de 3 y 4 en Alvernia; el punto 2 se da pero de manera menos explicita o directa. 4 Ana Mallea / Celina A. Lértora 3. La tradicién impresa Hay catorce ediciones impresas del Comentario. —La primera de 1478 en Barcelona, —La segunda de 1492 en Roma, —La cuarta de 1514 en Venecia, -La quinta de 1558 en Venecia, —La séptima de 1570 en Roma (ed. Piana), -La némero doce de 1867 en Parma, -La trece de 1875 y 1889, en Paris (ed. L. Vivés), -La catorce de 1951 (y reiterada sin cambio en 1966), en Turin-Roma (ed. Marietti)". Es importante destacar que de la cuarta edicién surgen la quinta de 1558, la séptima de 1570, la de 1593 y la de 1595. Y de esta proviene la de Parma de 1867, las de Vivés de 1875 y 89, y de la de Parma la tltima de 1951 de Marietti®. Los editores del Renacimiento han adulterado de varias maneras la tradi cién manuscrita; “la serie de 14 ediciones del Super Politicam no ha toma do sino la contribucién de tres manuscritos; y la edicién de 1492, que es la base de todas las ediciones posteriores, ha ignorado la intervencién de Pedro de Alvernia” (que sin embargo qued6 registrada en varias ediciones de otras obras"), omisién que pas6 a toda la posteridad impresa. Aun las ediciones de Turin 1951 y 1966 presentan todavia los ocho libros del comentario bajo el nombre de Tomas, en la tapa de la obra. El editor advierte al lector que el texto auténtico de Tomés termina al final de la leccién VI del libro III, recién en la Introductio de R. Spiazzi, p. xxix, y antes de la leccién VII del mismo libro III. "Del resto: a tercera, sexta, octava, novena de 1500, 1568, 1593, 1595 en Venecia, la décima de 1612 (ed. D*Anvers), la nimero once de 1645 en Paris. Ver Ed. Leonina, p. 16 y 21. "Con posterioridad a esta Gltima no hubo més ediciones latinas. Sf hubo traducciones en inglés (1963), en italiano (1996), y en castellano (1996), ediciones que hemos consignado en la Bibliografia, en las que s6lo se tuvo en cuenta la parte de Tomas de Aquino. ‘9 Edicién Leonina, p. 6. Por ejemplo, Teéfilo de Cremona en el prefacio de la edicién de Venecia de 1492, Super Physicam, atribuye a Alvernia la continuacién Super Politicam a partir de III, lectio 7. Protogo 15 4, Las ediciones posteriores a la de Roma de 1492 Esta edicién se debe al deseo de un alumno del dominico Ludovicus Valentia Ferrariensis, Luis de Valencia en espajiol, deseo cumplido por éste. Publica esta edicién despreciando la versio antiqua, vetus, es decir, la de Moerbeke reemplazdndola por la recentiorem, nova aparecida en 1438 conocida como translatio aretina. Con lo cual el texto del Comentario, tanto la parte que escribié Tomas como la de Pedro de Alvernia sufrié también considerables cambios. Luis de Valencia elimina del Comentario todos los términos griegos transmitidos a Tomés y a Pedro por la versién de Guillermo de Moerbeke, “los omite o los reemplaza por equivalentes latinos forjados por la Aretina”™. Asi vemos con dolor que oligarchia es reemplazado por paucorum status, democratia por popularis status, homofonia por concentus univocus. Estos son tres ejemplos que consigna la Ed. Leonina en la p. 17. Ademés alli se denuncia haber eliminado “sin piedad las exégesis, las explicaciones de los términos griegos intentados por Tomas, tales como su aclaracién sobre las dos clases reprensibles de acquisitiva pecuniae, de obolostatica y de tokos (I lect8 n89) que han desaparecido de las edicio- nes”. Pero habiendo leido no s6lo la edicién critica y correcta de los libros I hasta III lect6 inclusive, sino las versiones apécrifas"’, por asi decir, de Vives y Marietti de la obra entera, me atrevo a decir que el reemplazo fue aun més devastador que los ejemplos que consigna la Leonina Por ejemplo, demagogus es reemplazado por ductor, campsoria por nummularia, y en especial y principalmente han hecho desaparecer el término griego que da sentido y es la nervadura de todo el Comentario: politia (0 politeia y politeuma). Politia ha sido reemplazado por republica, que no sélo no es una palabra orientadora sino mas bien lo contrario, confunde, pues se inserta en un contexto hist6rico ajeno y anterior a su nacimiento romano. Aun si el medioevo del siglo XIII conocfa el término repiblica, sin embargo no fue usado en ninguno de los tres comentarios mencionados. Edicién Leonina, p. 17. En las pp. 5 y 17, la Edicién Leonina dice que durante cuatro siglos se ha seguido una tradicién bastarda en fas ediciones, sin recurrir a los manuscritos. 16 ‘Ana Mallea / Celina A. Lértora Como guia de estos reemplazos puede consultarse el texto del Aristételes latino de la Politica, del cual las ediciones Marietti y Vivés han respetado el original moerbekeano". 5. Esta edicién La presente edicién es traduccién directa del original latino, segiin 1a edi cién Marietti de 1951, corregida por la Edicién Leonina hasta el libro III leccién 6, donde termina el comentario de S. Tomas. En la Edicién Leonina, lleva el siguiente titulo: Sententia libri politico ram, Sancti Thomae de Aquino, Opera Omnia Iussu Leonis xiii P.M. edita, tomus XLVIII, Cura et studio fratrum praedicatorum, Romae, ad Sanctae Sabina, 1971 (segtin la colacién de manuscritos de S. Tomés realizada por el Padre P, M. Gils, y la colacién de manuscritos de Aristoteles realizada por P. Bataillon y otros). En la Edicién de Marietti figura con el titulo: In libros politicorum Aris totelis, expositio, S. Thomae Aquinatis, doctoris Angelici, Introductio edito ris: Hoc in libros tantum I-III, lect. 6 fecimus, qui ad S. Thomam pertinent; reliquae Commentarii partis, quae a Petro de Alvernia finem habuit. S Tho mas in suo opere explendo a Guillelmo de Moerbeke de Brabantia, p. xxiv. Editione Parmensi in primis usi sumus, quae textum antiquorum editionum refert; nonullis in locis cum Piana (Romae, 1570) et cum Veneta (1588), p. xxix. Taurini-Romae, Marietti, 1951 Ha sido consultada la edicién de Vivés: Politicorum seu de rebus civili bus, Doctoris Angelici divi Thomae Aquinatis Translatio Aristotelis, versio antiqua et recens Opera Omnia, vol XXVI Ludovico Vivés, Bibliopolam Editor, Paris, 1875. 6. Conclusiones 1. En medio de la situacién de no poder recurrir a los manuscritos originales desde el libro III (lect7) hasta el VIII inclusive, he emprendido la tarea de traducir no sdlo la parte auténtica de Tomdas sino también la parte de ‘© La Edicion Vives transcribe las dos versiones latinas, vetus o antiqua y recens (aretina). La Edicién Marietti s6lo la antiqua. Prolog 17 Alvernia, al espafiol, recurriendo a las versiones que he llamado apécrifas, en cuanto se apartan del comentario original. Leemos en el prefacio de Leonina, p. 18: “Las deformaciones debidas a los editores, y ante todo a Luis de Valencia, no se han limitado evidentemente a la parte auténtica del comentario de S. Tomas, sino que se encuentran igualmente en la continuacién de Pedro de Alvernia. El texto de las ediciones no puede pues ser utilizado sin precauciones, o sea, sin recurrir a los manuscritos”. Ante este panorama y no habiendo podido recurrir a los manuscritos, me he aferrado como a clavo ardiendo a los datos de la historia de la filosoffa, las opiniones de algunos reconocidos medievalistas, entre ellos E. Gilson, M. Grabmann, y en nuestro medio, C. Lértora Mendoza, y a los conocimientos que me ha dado la propia traduccién del Comentario a la Etica de Aristételes, de Tomas" asi como el respeto debido a la obra, a sus autores y a Ja autenticidad histérica, que me han demandado permanentemente atener- me a la tradicién que recogen los mejores 0, parafraseando a Tomés, inten- tando aristocratizar"* lo més posible la traduccién. 2. En la parte auténtica de S. Tomas he corregido el texto de la edicién Marietti por Leonina, que tiene en cuenta todos los manuscritos auténticos conservados. Esto me ha parecido lo mas cientifico. 3. En la parte-escrita por Pedro de Alvernia, y ante la ausencia de una edicién critica del texto, me he atenido al texto de Marietti, aun desconociendo hasta dénde esta edicién ha cambiado el texto de Alvernia conforme a la aretina, pero manteniendo la terminologia en griego de las palabras sefialadas, acordes, ademds con la versién de Arist6teles que aporta la edicién, a fin de usar términos unificados en toda la obra. Ante la incertidumbre de un texto histérico he optado por este criterio, respetuoso de la terminologia original griega (transliterada a la fonética’espafiola) con Ia que nacieron las palabras. Con respecto a la parte que Tomas dejé incompleta cabe hacerse varias preguntas de orden histérico critico, sobre las cuales aun no hay respuestas definitorias, por ejemplo: 1. gPor qué dejé el Comentario inconcluso? 2. {Qué relacién guarda el Comentario con el De regno, si es auténtico, escrito en 1265-66 y que también dejé interrumpido en el c. 2 del Libro II? '" El Comentario de la Etica de Aristételes ha sido editado por Eunsa, Pamplona, 2000, que he traducido cotejando palabra por palabra con la Edicién Leonina. "© Politica, 11 1273 b 6; In Polit If tect16 212. 18 Ana Mallea / Celina A. Lértora. 3. {Servirfa la parte tomasiana del Comentario como prueba —a favor o en contra— de la autenticidad del De regno? ¢Cémo y por qué? Responder a estas preguntas es importante dado que el pensamiento de Tomés en ciencia politica quedé truncado y hay que reconstruirlo con el material que hay. El objetivo de este Prélogo, que recoge ademas draméticamente muchos de los problemas que surgen de la lectura del Prefacio de la edicién Leonina, es despertar la curiosidad inquisitiva de algtin estudioso, para realizar la investigacién histérico-critica pendiente, sin la cual no puede haber certeza de exégesis en el juicio sobre la parte que comenté Pedro de Alvernia, y tampoco en la traduccién. Por ultimo, hechas las salvedades aludidas, deseo observar que, traducido por primera vez en el afio 2000 en su totalidad al espafiol, nuestro naciente siglo ha incorporado, por feliz iniciativa de la Universidad de Navarra, el Comentario a la Politica, hasta que pueda emprenderse ademés la noble tarea de preparar la edicién critica de la totalidad del Comentario, que ya propugnaba la edicién Leonina en 1971. 7. Bibliografia a) Fuentes . Aristételes — Aristotelis Opera, edidit Academia Regia Borussica, Reimer, Berlin, 1831- 1870, 5 v. LIl Aristételes graece (Immanuelis Bekkeri, 1831). V Index aristotelicus, H. Bonitz, 1870; 2° ed. Graz, 1955; 3° ed. Berolini, 1961 - Aristotelis opera omnia graece et latina, Firmun Didot, Paris, 5 v. 1848- 1874, 1883-1889. Aristotelis opera quae extant, Addita nonnusquam ob argumenti similitu dinem quaedam Theophrasti, Alexandri, Cassi, Sotionis, Athenaeis... Initio praemissa quaedam de Aristotelis vita et scriptis... 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Asi pues si el maestro de algtin arte hiciera alguna obra de arte, el disci pulo que aprendiera el arte de él, deberd considerar la obra del maestro para obrar a su semejanza. Por eso el intelecto humano, cuya luz inteligible se deriva del intelecto divino, debe ser formado por la observacién de las obras de la naturaleza, para obrar de manera similar. De ahi que Aristdteles diga que si el arte hiciera lo que es natural, obrarfa a semejanza de la naturaleza, y viceversa, si la naturaleza hiciera lo que es del arte, obrarfa a semejanza del mismo”. Empero, la naturaleza no perfecciona lo que es del arte sino s6lo dispone algunos principios y presta en cierto modo a los artifices el modelo para obrar. El arte, en cambio, puede compulsar lo que es natural y usarlo para consumar su propia obra, pero no puede perfeccionarlo. Por eso la raz6n humana es sdlo cognoscitiva de lo que es segiin la naturaleza; empero, de lo que es segiin el arte, es tanto cognoscitiva como factiva. Luego es preciso que las ciencias humanas que versan sobre realidades naturales sean ciencias especulativas, y las que versan sobre realidades pro * Physica, I, 4, 194 a 21-23, y II, 13, 199 a 15-16. > Physica, II, 13, 199 a 12-15. 34 TTomés de Aquino ducidas por el hombre, sean ciencias précticas u operativas segdn la imita cin de la naturaleza. La naturaleza procede en su operacién de lo simple a lo compuesto. Ast en lo que se hace por el operar de la naturaleza, lo més compuesto es lo per fecto; es el todo y es fin de lo demas, como es evidente en cada todo con respecto a sus partes. De ahi que también la raz6n humana operativa procede de lo simple a lo compuesto, como de lo imperfecto a lo perfecto Como la raz6n humana debe disponer no sélo de lo que Hega a ser uso del hombre sino aun de los hombres mismos que se rigen por la razén, en los dos casos procede de lo simple a lo compuesto: en lo que cae bajo el uso del hombre, como cuando de lingotes de madera construye la nave, y de vigas de madera y piedras la casa; en los hombres mismos, como cuando ordena a muchos hombres en alguna comunidad. En esas comunidades que son diversas en grado y en orden, la tiltima es la comunidad de la ciudad, ordenada a la suficiencia por sf de la vida huma na. De ahi que entre todas las comunidades humanas la ciudad es la mas perfecta. Como Io que cae bajo el uso del hombre se ordena a éste como a su fin, que es el fin principal con respecto a lo que es para el fin, es necesario, por es0, que este todo que es la ciudad sea el principal con respecto a cualquiera de los todos que pueden conocerse y constituirse por la razén humana Luego por lo dicho podemos tomar cuatro puntos sobre la ciencia politi ca que Aristdteles trata en esta obra. Primero, la necesidad de esta ciencia. Entre todo lo que puede conocerse por la raz6n es necesario ensefiar al guna doctrina para la perfeccién de la sabiduria humana, que se lama Filo sofia. Por tanto como este todo que es la ciudad est sujeto al juicio de la raz6n, fue necesario como complemento de la filosofia, ensefiar una ciencia sobre la ciudad que se llama Politica 0 ciencia civica. Segundo, podemos tomar el género de esta ciencia. Las ciencias practicas se distinguen de las especulativas en que: éstas se ordenan sdlo al conocimiento de la verdad; en cambio las practicas se orde nan a la obra. Por eso es necesario que esta ciencia se contenga bajo la filo sofia practica, dado que la ciudad es cierto todo del cual la razén humana es no s6lo cognoscitiva, sino también operativa. Ademés hay una raz6n que obra a manera de razén factiva 0 productiva en la operacién que pasa a la materia exterior, que pertenece a las artes Ila madas mecanicas, como fabricar, construir naves y otras similares. Hay otra raz6n que obra por el modo de Ia accién, en la operacién que permanece en & 1. Prolog el que obra, como deliberar, elegir, querer y otras, que pertenece a la ciencia moral. Es pues claro que la ciencia politica que considera la ordenacién de los hombres no se contiene bajo las ciencias factivas que son las artes mecd nicas, sino entre las activas que son las ciencias morales. Tercero, podemos tomar la dignidad y el orden de la politica con res pecto a todas las otras ciencias practicas. La ciudad es lo principal entre lo que puede constituirse por la razon humana, pues a ella se refieren todas las comunidades humanas. Ademis, en las artes mecdnicas, los todos constitui dos por las cosas que Ilegan al uso del hombre, se ordenan a éste como a su fin, Luego, si la ciencia principal se refiere a lo més digno y perfecto, es necesario que entre todas las ciencias practicas la polftica sea la principal y arquitecténica de todas las otras, pues considera el bien ultimo y perfecto en los asuntos humanos. Por eso dice Aristételes al finalizar la Etica’ que en la politica tiene su acabamiento la filosofia que versa sobre los asuntos humanos. Cuarto, de lo dicho podemos tomar el modo y el orden de esta ciencia. Las ciencias especulativas que estudian algtin todo considerando sus par tes y principios, consuman el conocimiento de ese todo mostrando las pro piedades y las operaciones del mismo. De manera similar esta ciencia, consi derando los principios y las partes de la ciudad, ensefia a conocerla mostran do sus propiedades y operaciones. Como es ciencia practica muestra ademas cémo pueden perfeccionarse los singulares, punto necesario en toda ciencia préctica, 2 Eth, Nic. X, 9, 1181 b 14-15; In Ethic X lect16 n1519. LECCION I' 1252 a 1-1253 a 39, n, 1-22 El origen y las partes de la ciudad. La prioridad natural de la ciudad sobre sus partes 1. Ha de saberse que en esta obra Aristételes consigna cierto proemio en el cual muestra la intencién de esta ciencia. Para acceder a lo propuesto primero muestra la dignidad de la ciudad de la cual se ocupa la politica como de su fin, y luego sefiala la comparacién entre la ciudad y las otras comunidades (n. 3). Sobre el primer punto prueba que la ciudad se ordena a algiin bien como a su fin y después prueba que el bien al que se ordena la ciudad es el princi pal entre los bienes humanos (n. 2). Con respecto a lo primero propone este razonamiento. Toda comunidad es instituida por algtin bien, pero toda ciudad, como se verd, es una comuni dad. Luego toda ciudad es instituida por algin bien. Como la menor es manifiesta, prueba la mayor: todo lo que los hombres hacen lo hacen por lo que parece un bien, sea realmente un bien 0 no lo sea. Pero toda comunidad es instituida por alguien que obra, luego todas las co munidades buscan algiin bien, o sea, se proponen algiin bien como fin. 2. El bien al que la ciudad se ordena es el principal entre los bienes hu manos. Razona de esta manera: si toda comunidad se ordena al bien es necesario que la més importante busque de manera superlativa el bien principal entre los bienes humanos, pues es preciso que la proporcién de lo que es para el fin sea segtin la proporcién de los fines. ' Para identificar el texto de Aristételes se siguié Ia numeracién Bekker y para numerar el Comentario de Tomas ~y luego de Alvernia— el orden aproximado de sus citas al Estagirita. La cursiva se us6 para titulos, definiciones, citas, secuencias, términos griegos, distinguir y aclarar, 1.1. El origen y tas partes de la ciudad 37 Qué comunidad sea superlativamente principal lo manifiesta por lo que afiade: y que a todas las otras abarca’. En efecto, la comunidad es un todo; en los todos se encuentra un orden tal que el todo que incluye en si otro todo es el principal; asf la pared es un todo, pero como esta incluido en el todo que es la casa, es claro que ésta es el todo principal con respecto al otro. De manera similar la comunidad que incluye a otras es la principal. Es evidente que la ciudad incluye a todas las demas comunidades, pues tanto la casa como el vecindario estén comprendi dos en la ciudad. Asi la comunidad politica es la principal entre todas. Luego busca el bien principal entre todos los bienes humanos, pues tien de al bien comtn que es mejor y més divino que el bien de uno solo, como se dice al comienzo de la Etica’. 3. Compara la ciudad con las otras comunidades. Lo hace en tres pasos. Primero propone una falsa opinién; luego muestra de qué manera podria conocerse la falsedad de esta opinién (n. 5), y por tltimo segin el modo asignado da una verdadera comparacién entre la ciudad y el resto de las comunidades (n. 6). Sobre lo primero propone la opinién falsa y luego sus motivos (n. 4). Debemos considerar que hay dos comunidades que son notorias para to dos: la ciudad y la sociedad doméstica. La ciudad se rige por dos regimenes, el politico y el real. El régimen real se da cuando el que gobierna la ciudad tiene plena potestad; el politico cuando el gobernante posee una potestad restringida segiin las leyes de la ciudad. De manera similar el régimen de la casa es doble: dominante 0 despotico y econémico o administrativo. Se llama amo o déspota a todo el que tiene siervos. Se llama ecénomo al procurador y administrador de la sociedad doméstica. De ahi que régimen despético es aquél por el que el amo preside a sus siervos, y econémico aquél por el que alguno administra lo que perte nece a toda la familia, en la que se contienen no sélo los siervos sino también muchos libres. Algunos dijeron erradamente que estos regimenes no difieren entre si, si no que son completamente lo mismo. 4. Cémo razonan los que ast opinan. ? “EI bien maximo y principal entre todos pertenece a la comunidad principal y que a todas las otras abarea”, Politica, 1, 1, 1252 a 5-6. * Eth. Nic., 1, 2, 1094 b 9-10; In Ethic I lect? n15. 38 Tomds de Aquino Dicen que eso que s6lo difiere segiin lo mucho y lo poco no difiere en especie, pues la diferencia que reside en lo mas y lo menos no diversifica la especie. Que los regimenes vistos difieren sélo segtin lo mucho y lo poco lo mostraban asf: si la comunidad gobernada consta de pocos, como el caso de una pequefia familia, el que la dirige se Hama padre de familia, y a él le compete la autoridad Hamada dominante o despstica. Si consta de muchos, de manera que no s6lo contenga siervos sino también numerosos hombres libres, el que preside se llama ecénomo. Si consta de muchos més, no sdlo de Jos que estén en una misma familia sino también en una misma ciudad, se Hama régimen politico o real. Por esto algunos decfan que la ciudad y la familia en nada difieren sino en la magnitud 0 parvedad, de manera que la familia seria una ciudad pe quefia y viceversa, lo cual evidentemente es falso, como se vera. De manera similar sostenfan que el régimen politico y el real diferian tni camente segtin lo mucho y lo poco. Cuando un solo hombre gobierna sim plemente y en todo, se llama régimen real. Cuando gobierna segtin normas expresas, segtin las leyes puestas por la disciplina politica, el régimen es poli tico; como gobernando en parte -en cuanto a lo que esta bajo su potestad~ y en parte siendo gobernado en lo que se halla sujeto a la ley-. Todos con clufan, pues, que los regimenes aludidos, referidos 0 a la ciudad o a la fami lia, no diferian en la especie. 5. De qué modo manifiesta la falsedad de esta opinion. Que no es verdadera resulta evidente si se obra segtin el método apropia do, 0 sea, segtin el arte de considerar lo que se dira. Ahora bien, el modo de este arte es tal que, como en los otros asuntos, pa ra conocer el todo es necesario dividir cl compuesto hasta llegar a lo no compuesto, hasta lo indivisible que es cada parte minima del todo. Por ejem plo para conocer una palabra se requiere dividirla hasta llegar a las letras, y para conocer un cuerpo natural mixto hay que dividirlo en sus elementos. De la misma manera si consideramos de qué se compone la ciudad, po drfamos ver mejor los regimenes vistos, qué es cada uno en si, en qué difieren uno del otro y si alguno de ellos por lo que es en si puede ser considerado segtin el arte 0 método propuesto, Pues en todo vemos que si se mira un asunto en cuanto salido de su principio, puede contemplarse en él la verdad del mejor modo. Asf como es verdad en otras cosas, asi lo sera en esto que ahora tratamos. En estas palabras de Aristételes debemos considerar que para el conoci miento de los compuestos primero es necesaria la via de resolucién, de ma nera que dividamos el compuesto hasta lo individual, y después es necesaria 1.1. Elorigen y las partes de la ciudad 39 la via de composicién, para que por los principios indivisibles ya conocidos, juzguemos sobre lo que esos principios causan. 6. Segiin el modo enunciado pone una verdadera comparacién entre otras comunidades y la ciudad. Primero se refiere a otras comunidades que se ordenan a la ciudad; luego a la comunidad de la ciudad (n. 17). Divide el primer punto*: 1. Trata la comunidad entre dos personas. 2. La comunidad de la casa, que abarca diversas relaciones entre las per sonas (n. 11). 3. La comunidad del vecindario formado por muchos grupos (n. 13). Sobre la comunidad entre dos personas: 1. Se refiere a dos relaciones personales (n. 6 y n. 7). 2. Las compara entre sf (n. 8). Se refiere a la primera, que es la comunidad entre varén y mujer. Como es necesario dividir a la ciudad en sus partes minimas, es preciso sostener que la primera combinacién de las personas que no pueden ser la una sin la otra es la de var6n y mujer. Pues esta combinacién se da en razén de la genera cién por la cual se procrean varones y mujeres. Se desprende de esto que no pueden permanecer o ser el uno sin la otra. De qué manera esta combinacién sea la primera lo muestra cuando afiade que sucede no por eleccién’. Debe considerarse que en el hombre hay algo que le es propio, la raz6n, en virtud de la cual le compete obrar por deliberacién y eleccién Se encuentra ademés en el hombre algo que es comin con otros seres, tal como la generacién. Por tanto no le compete por eleccién, en cuanto tiene una raz6n que elige, sino le compete segiin una nocién comin entre él, los animales y aun las plantas, porque en todos estos seres hay un apetito natural de dejar en pos de sf a otro ser semejante, a fin de que por medio de la gene racién se conserve en la especie lo que no puede conservarse en un mismo namero. Este apetito natural existe también en todas las demés realidades naturales corruptibles. Empero, como los vivientes, las plantas y los animales tienen un modo especial de generar, que es hacerlo por si mismos, por eso los mencio * Si las sucesivas divisiones y subdivisiones de lo propuesto en primer lugar son varias, en adelante se numerarén en columnas. 5 esto no acaece por eleccién sino...”, Politica, I, 2, 1252 a 29. 40 ‘Tomés de Aquino na ahora especialmente. Pues también en las plantas se encuentra la fuerza masculina y la femenina, pero unidas en el mismo individuo, aunque en uno abunde més una, y en otro, otra, de modo que podemos imaginar a las plan tas siendo en todo tiempo como el macho y Ia hembra en el momento del apareamiento. 7. Se refiere a la segunda relacién de personas que se da entre el que gobierna y el que esta sujeto. Esta relaci6n nace también de la naturaleza debido a la preservacién. Pues la naturaleza no s6lo se propone la generacién sino, aun, que lo gene rado esté a salvo, Que esto suceda en los hombres por la relacién entre el gobernante y cl gobernado lo muestra porque naturalmente gobierna y se fiorea aquél que por su intelecto puede prever lo que conviene a la preserva cién, como alcanzar lo beneficioso y rechazar lo perjudicial. En cambio aquél que por su fortaleza corporal puede implementar obrando lo que el sabio previé mentalmente, es naturalmente stibdito y sier vo. Por lo cual es evidente que a ambos conviene para su salvaguarda mutua que aquél gobierne y éste esté sujeto. Pues al que por su sabiduria puede prever mentalmente no le serfa posible conservarse faltindole las fuerzas corporales, si no tuviera al siervo que ejecutara, como tampoco éste que abunda en fuerza corporal estarfa a salvo si no se rigiera por la prudencia del otro. 8. Compara entre si las relaciones vistas. Primero segiin la verdad y después excluyendo un error (n. 9). Concluye de lo dicho que la mujer y el siervo se distinguen por naturale za, pues la mujer est4 naturalmente dispuesta para la generacién de otro, pero no es corporalmente robusta, lo cual se requiere en el siervo. Asi, estas dos relaciones difieren entre si. Atribuye las causas de esta distincién a que la naturaleza no hace algo como los que fabricaban espadas de bronce o metal para los pobres en Del fos. Se hacian allf unas espadas que se destinaban a muchos oficios; una misma espada servia para cortar, limar y otros usos similares. Se fabricaban para los pobres, que no podian tener muchos instrumentos. Pero la naturaleza no obra asi de modo que a uno lo disponga a diversos oficios, sino que a uno destina a un solo oficio. Por esto la naturaleza no destina a la mujer a servir sino a generar; pues todo se realiza de modo 6ptimo cuando un instrumento no sirve para muchas obras sino para una sola. Empero esto debe entenderse para cuando sobreviniere algtin impedi mento en ambas o en una de las dos tareas a las que se destina el mismo 1. 1. El origen y las partes de la ciudad 41 instrumento, como si fuera menester ejercitar frecuentemente ambas al mis mo tiempo. En cambio si se ejercitan diversas tareas por turno no se sigue ningtin impedimento si un solo instrumento se acomoda a varios oficios. Por esto también la lengua conviene a dos obras de la naturaleza, al gusto y la locucién, como se dice en el libro III de El Alma’, pues estas dos no coinci den entre si al mismo tiempo. 9. Excluye un error contrario a lo dicho y luego muestra su causa (n. 10). Dice que entre los barbaros se tenfa a la mujer y al siervo como del mis mo orden, pues las mujeres eran utilizadas como siervos. Pero puede haber una duda sobre a quiénes debe Ilamarse barbaros. Al gunos dicen que barbaro es todo hombre al cual no se le entiende el idioma que habla. De ahi que el apéstol dice: “si yo no entendiera el significado de la voz seré barbaro para aquel a quien hablo, y el que habla lo sera para mi”, A otros les parece que se Ilaman barbaros los que no tienen un térmi no equivalente en su idioma vulgar. Por eso se dice que Beda’, para que los ingleses no fueran considerados como bérbaros, tradujo a la lengua inglesa las artes liberales. Por tiltimo para otros barbaros son los que no se rigen por algunas leyes civiles. En realidad todos se aproximan de alguna manera a la verdad, dado que en el término barbaro se capta la idea de algo extrafio. Un hombre puede decirse extrafio, o en sf o para alguno. Se considera que es en s{ mismo ex trafio al género humano quien flaquea en la raz6n por la cual se dice hom bre, y por eso se denominan propiamente barbaros los que tienen una razén deficiente, sea por la inclemencia del clima que les tocé en suerte, sea porque debido a la disposicién misma de la regién se encuentran muchos hombres enervados o embotados. O bien por alguna mala costumbre existente en algunas tierras, de la cual proviene que los hombres se vuelvan irracionales y como brutales. Ahora bien, es algo notorio que de la fuerza de la raz6n procede el que los hombres se rijan por un derecho razonable, que usen la escritura y sepan leer. De alli se desprende que la barbarie se ponga en evidencia por esta pauta: que esos hombres no emplean leyes o las usan irrazonablemente, y de manera similar que en algunos pueblos no usen la escritura ni sepan leer. * Aristételes, De anima, II, 8, 420 b 17-18. Alguna versin atribuye este ejemplo at libro II De partibus animalium. 7 1 Cor 14, 11 * En la Edicién Leonina de In Polit, p. 74 se dice que no se hallé la fuente. Con todo en Gregorio, Moral., XVII, c. 11 hay una alusién al respecto (PL 76, 411, A). 42 Tomés de Aquino Pero se dice que alguno es extrafio para otro cuando no se relaciona con él. Mas los hombres sobre todo por natural aptitud se comunican entre sf por medio de la palabra, de ahi que los que no entienden entre ellos su lenguaje puedan Ilamarse barbaros entre si. Empero, Aristéreles habla ahora de los que son propiamente barbaros. 10, La causa de este error. Dice que sucede porque entre los bérbaros no hay primacfas por natura leza. Se dijo antes que el gobernante por naturaleza es aquél que puede prever con la mente; y el siervo el que puede ejecutar con el cuerpo. Pues bien or dinariamente los bérbaros son robustos corporalmente y deficientes mental mente; por eso entre ellos no puede haber un orden natural de gobierno y sujecién sino que se da cierta sociedad de siervos y siervas; es decir, comin mente usan a la sierva, 0 sea a la mujer, y al siervo. Como naturalmente entre los barbaros no hay un gobierno sino que lo hay entre los abundosos men talmente, por eso dicen los poetas’ que es congruente que los griegos, que estaban dotados de sabiduria, gobernasen a los barbaros, como si natural mente fuera lo mismo ser barbaro y ser siervo. Empero, cuando sucede lo contrario, se sigue la perversion y el desorden en el mundo, segiin el dicho de Salomén”: “via siervos a caballo y a principes a pie como siervos sobre la tierra”. 11. La comunidad doméstica. La determina como constituida por varias relaciones personales. Primero muestra por quiénes esté compuesta, luego a qué se ordena esta comunidad; y después cémo son Hamados los que se relacionan con ella (n 12). Dice pues que de las dos comunidades personales vistas, una para la ge neracién y la otra para la salvaguarda reciproca, se constituye la primera casa, pues es preciso que en ella haya un varén y una mujer, un sefior y un siervo. Por eso se Ilama primera casa, porque hay otra comunidad personal en la casa, la del padre y el hijo, que es causada por la primera; de lo cual se desprende que las dos primeras son primarias. En este sentido menciona las palabras de Hesfodo, quien dice que en la casa se halla esta triada: el sefior que tiene la preeminencia, la mujer y el Ifigenia en Aulide, 1400. 1. El origen y las partes de la ciudad a buey para arar'', Pues en la casa del pobre el buey esta en lugar del criado, dado que el hombre usa al buey para realizar alguna tarea, como también al siervo. 12.A qué se ordena la comunidad doméstica. Debemos considerar ahora que toda relacién humana se da segiin ciertos actos. De los actos humanos algunos son cotidianos, como alimentarse, ca lentarse al fuego y otros similares. Otros no lo son, por ejemplo comerciar, pelear etc. Pues bien, es natural que en estas dos clases de actos los hombres se relacionen ayuddndose entre si, por eso dice que la casa no es sino una comunidad constituida por la naturaleza para todos los dfas, 0 sea para los actos que se realizan cotidianamente. Lo manifiesta sefialando algunos nombres. Un tal Carondas llama a los miembros de la casa, homostitios, como si dijera hombres de un solo ali mento, pues comparten la misma mesa. Otro llamado Epiménides, oriundo de Creta, los denomina homocapnos, como si dijera hombres de un solo humo, pues se sientan al calor del mismo fuego. 13. La tercera comunidad, la del vecindario. Muestra quiénes la componen y qué fin tiene; después, que esta comuni dad es natural (n. 14). Dice pues que la primera sociedad que se forma de varias casas se llama vecindario, y es llamada primera para diferenciarla de la segunda que es la ciudad. La comunidad de la ciudad no se constituye para todos los dias, como di ce de la casa, sino que se instituye para usos no diarios, pues los vecinos no se relacionan entre sf en actos cotidianos en los que sf se relacionan los que integran una misma casa, como comer, sentarse al calor del fuego y otros actos similares, sino que participan de actos exteriores no cotidianos. 14, La comunidad del vecindario es algo natural. Primero lo muestra razonando, luego por algunos signos (n. 16). Dice pues que la vecindad de casas que constituye el vecindario parece algo muy natural, pues nada hay mas natural que la propagacin de la espe cie de uno a muchos en los animales, y esto es lo que hace la vecindad de casas. A los que tienen casas vecinas algunos los Haman colacténeos 0 het manos de leche; y Ilaman a los nifios, 0 sea a los hijos y a los hijos de hijos, descendientes, a fin de que entendamos que esta vecindad de casas surgio porque los hijos y descendientes, multiplicados, instituyeron diversas casas "' Hesfodo, Los trabajos y los dias, 405. Ver notas de In Polit I lect2 24, 44 ‘Tomas de Aquino contiguas que habitaban. De lo cual se desprende que asi como la multipli cacién de la prole es natural, también Jo es la comunidad del vecindario. 15. Muestra lo mismo por algunos signos. Primero por lo que vemos en los hombres y luego por lo que se decfa de los dioses (n. 16). Dice pues que como la vecindad se constituyé por la multiplicacién de la prole, de esto surgié que desde el principio las ciudades fueran regidas por un rey; y todavia algunos pueblos lo tienen, aun cuando cada ciudad no tenga su propio rey. Ello se debe a que las ciudades y los pueblos se consti tuyen por los que estan sujetos al rey. Cémo este signo responda a lo dicho lo muestra por lo que afiade: toda casa es regida por algiin anciano, como los hijos son regidos por el padre de familia. De lo cual resulta que también toda la vecindad, que estaba consti tuida por los consanguineos, se regia segtin el parentesco, por el principal en este aspecto, como la ciudad se rige por el rey. De ahi que Homero” dijera que cada uno dio la ley a su mujer y sus hijos como el rey lo hace en la ciu dad. De modo que este régimen pasé de los hogares y vecindarios a las ciuda des, porque los diversos vecindarios son como una ciudad dispersa en diver sas partes. Por eso antiguamente los hombres habitaban dispersos por los vecindarios y no congregados en una ciudad. Es evidente, pues, que el régimen del rey sobre la ciudad 0 el pueblo pro cedié del régimen del mayor en la casa 0 en el vecindario. 16. Propone el otro signo segtin lo que se decia de los dioses. Por lo dicho, todos los gentiles sostenfan que sus dioses eran regidos por un rey al que Hamaban Jtipiter’”. Lo decfan porque hay hombres que todavia se rigen por algunos reyes, empero antiguamente casi todos se gobernaban por ellos, pues éste fue el primer régimen, como se vera. Asi como los hombres ponen su semejanza en las especies de dioses, es decir en sus formas, estimando que los dioses tienen la figura de algunos hombres, asf también atribufan su propia semejanza a la vida de esos dioses, a su trato, estimando que se comportaban segin veian comportarse a los hom bres, Ahora Aristételes, a la manera platénica, denomina dioses a las sustancias separadas de la materia, creadas por el tinico y sumo Dios, y a quienes los ' Homero, Odisea, IX, 14. © Politica, IM, 15, 1286 b 8-11; In Polit III lectl4 359. 1.1. El origen y las partes de Ia ciudad 45 gentiles erréneamente atribufan las formas y el comportamiento de los hom bres, como lo dice en este pasaje. 17", [La comunidad que es la ciudad]. Una vez que Aristételes determiné las comunidades ordenadas a la ciu dad, ahora lo hace de la comunidad que es la ciudad misma: sefiala primero cémo es la comunidad de la ciudad; luego prueba que esta comunidad es natural (n. 18); y por tiltimo considera la institucién de la ciudad (n. 22) Sobre lo primero muestra la condicién de la ciudad en cuanto a tres as pectos. Primero, seiiala los componentes de la ciudad, asi como el vecindario est4 constituido por muchas casas, la ciudad lo est4 por muchos vecindarios. Segundo, dice que la comunidad es una comunidad perfecta y lo prueba, dado que si la comunidad de todos los hombres ha de ordenarse a lo necesa rio para vivir, la comunidad perfecta sera la que se ordene a que el hombre posea con suficiencia lo necesario para vivir. Tal comunidad es la ciudad. Pues compete a la nocién de ciudad que en ella se encuentre todo lo que baste a la vida humana, como sucede. Esta es la raz6n por la que se compone de muchos vecindarios, en uno se ejerce el arte fabril, en otro el arte textil y asi en los demas. De lo cual se desprende que la ciudad es una comunidad perfecta. Tercero, sefiala a qué esté ordenada la ciudad, pues originariamente fue hecha en raz6n del vivir para que los hombres encontrasen en ella de dénde poder vivir con suficiencia. Pero por ella sucede que el hombre no sélo viva sino que viva bien, en cuanto por las leyes de la ciudad la vida del hombre se ordena a la virtud. 18, La comunidad que es la ciudad, es algo natural. Primero muestra que la ciudad es algo natural; luego que el hombre na turalmente es un animal civil (n. 19); y tercero se pregunta qué es anterior segtin la naturaleza, si un hombre solo, la casa o la ciudad (n. 21). Da dos razones para mostrar el primer punto. La primera dice que el fin de las realidades naturales es la naturaleza misma. La ciudad es el fin de las comunidades vistas, de las que demostré. que son naturales, luego la ciudad también lo es. '* Segiin la Edicién Leonina, por fidelidad al manuscrito primitivo, esta leccién primera se subdivide en dos, La-Ib, a manera de subleccién dentro de la misma. En realidad la Leonina divide el texto en capftulos, no lecciones, pues este término se usa en el sentido actual recién a partir de la edicién de 1514, Antes se usaba en enseffanza oral, ver pp. 42 y 43 del Prefacio. 46 Tomés de Aquino Que la naturaleza eg el fin de las realidades naturales lo prueba por esta raz6n: la naturaleza de cada realidad es aquello que le conviene cuando su generacién es perfecta. Asi como la naturaleza del hombre es la que posee después de consumarse la perfeccién de su generacién, y lo mismo se dice del caballo y de la casa, con tal que por la naturaleza de la casa entendamos su forma. Y la disposicién de la cosa, que posee por su perfecta generacién, es el fin de todo lo que hay antes de su generacién. Luego lo que es fin de los principios naturales por lo que algo se genera, es la naturaleza de esa realidad. De esta manera, como la ciudad se genera por las comunidades vistas, que son naturales, ella misma serd natural. La segunda raz6n dice que lo 6ptimo en cada uno es el fin y en razén de lo cual algo se realiza. Tener suficiencia es 6ptimo, por tanto tiene razén de fin. Como la ciudad es una comunidad que posee por sf suficiencia de vida, es el fin de las otras comunidades vistas. De lo cual surge con evidencia que este segundo argumento se induce como prueba de la menor del anterior. 19. El hombre naturalmente es un animal civil. Primero lo concluye del cardcter natural de la ciudad y luego lo prueba por la operacién del hombre mismo (n. 20). Sobre lo primero prueba lo propuesto y luego excluye cierta cuestién relativa al hombre insocial. De lo dicho concluye que la ciudad es de los que son segtin la naturaleza; y como la ciudad no es sino la congregacién de los hombres, se sigue que el hombre por naturaleza es un animal civil. Esto podria ser cuestionado, pues lo que es segtin la naturaleza esté en to dos pero vemos que no todos los hombres habitan en ciudades. Por eso para rechazar esta cuestin, dice que hay quienes no son sociales en virtud de Ja fortuna o azar, por ejemplo por ser expulsados de la ciudad, 0 bien por su pobreza, como los que tienen necesidad de cultivar los campos 0 custodiar a los animales. Es evidente que esto no va contra lo dicho, que el hombre es natural mente social, pues también otras realidades naturales alguna vez fallan en raz6n de la fortuna, como cuando a alguno se le amputa una mano o se lo priva de alimento. Pero si algtin hombre no es civil en razén de su naturaleza es necesario que, o bien sea un hombre malo, pues eso sucede por corrup cidn de la naturaleza humana, o bien que sea mejor que el hombre, en cuanto posee una naturaleza mas perfecta que la que comtnmente tienen los demés hombres. De tal manera que podria bastarse por si mismo sin la socie dad de los hombres, como fue el caso de Juan Bautista, 0 de Antonio el santo erel 1. 1, El origen y las partes de Ia ciudad 47 Presenta al respecto la palabra de Homero™ maldiciendo a cierto hombre que por maldad no era social. Dice que este hombre era insocial porque no podfa abrazar el vinculo de la amistad, ilegal pues no podia sujetarse al yugo de la ley, e infeliz pues no podia regirse por la regla de la raz6n. Quien es incivil por naturaleza al mismo tiempo ha de ser belicoso, como siendo hombre litigioso y sin yugos, segtin lo vemos entre las aves, las que no’ son sociales son rapaces. 20. Por la operacién propia del hombre ahora prueba que es un animal social, més aun que la abeja y cualquier otro animal gregz La raz6n es que decimos que la naturaleza nada hace en vano, pues siem pre obra por un determinado fin. Luego si la naturaleza atribuye a una cosa algo que de suyo est ordenado a un fin, se sigue que este fin le es dado por naturaleza. Vemos efectivamente que aunque ciertos animales poseen voz, slo el hombre por sobre los demas animales emite palabras. Pues aunque algunos animales profieran locuciones humanas, sin embargo no hablan con propiedad pues no entienden lo que dicen sino que profieren sus voces de bido a cierta repeticién. Hay diferencia entre la palabra y la simple voz pues ésta es signo de tris teza y de deleite y, por ende lo es del resto de las pasiones, como la ira y el temor, todas las cuales se ordenan a la alegria y la tristeza, como se dice en el libro II de la Erica’, Por esto se da la voz en los demés animales, cuya natu raleza llega hasta esto: que sienten sus deleites y dolores, y lo transmitan entre si por ciertas voces naturales, como el leén por el rugido y el perro por el ladrido, en cuyo lugar nosotros tenemos las interjecciones. Pero la palabra humana transmite 0 significa lo util y lo nocivo; por ende, se sigue que lo justo y lo injusto. Pues la justicia y 1a injusticia consisten en que algunos se igualen o no se igualen en cuanto a las cosas utiles y nocivas. Por eso la locucién es propia de los hombres; porque en relacién con los otros animales es propio del hombre que tenga conocimiento del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de otros similares, que pueden transmitirse 0 significarse por medio de la palabra. Como al hombre se Ie ha dado la palabra por naturaleza, y esta se ordena a que se comuniquen entre sien lo titil y lo nocivo, en lo justo, lo injusto y otros similares; como la naturaleza nada hace en vano, se sigue que los hom bres se comuniquen naturalmente entre si en tales cosas. Comunicarse en las "5 “A Ia manera de aquel que fue maldecido por Homero como insocial, ilegal e infeliz™, Politica, 1, 2, 1253 a 4-6. En Homero, Iliada, IX, 63. 1 Bth. Nic., Ul, 5, 1105 b 21-23; In Ethic I lect5 n182. 48 ‘Tomas de Aquino mismas es lo que constituye Ia casa y la ciudad. Luego el hombre es natu ralmente un animal doméstico y civil. 21. La ciudad es primera segiin la naturaleza. Muestra por Io dicho que la ciudad es anterior a la casa o a un hombre singular. Y lo prueba por esta raz6n: es necesario que el todo sea primero que la parte en el orden de la naturaleza y la perfeccién. Empero esto, debe entenderse de parte de la materia y no de parte de la especie, como se dice en el libro VII de la Metafisica”. Y lo prueba asf: destruido todo el hombre no queda el pie ni la mano sino equivocamente, al modo que una mano de piedra pudiera Iamarse mano. Y esto porque esta parte se corrompe destruido el todo. Pero lo que se corrompe no retiene su especie, de la cual se toma la razén definitiva. De alli es evidente que no permanece la misma razén del nombre y entonces éste se predica equivocamente. Que destruido el todo la parte se corrompa lo muestra porque toda parte se define por su operacién y por la virtud con que obra; como la definicién de pie es la de un miembro orgdnico que tiene virtud para andar, Cuando ya no posee esta facultad y esta operacién, no es lo mismo segiin la especie sino que se llama pie equivocamente. Lo mismo sucede respecto de las otras par tes de esta clase, que se denominan partes de materia, en cuya definicién se pone el todo, como en la definicién de semicirculo se pone el circulo, pues aquél es la mitad de éste. De otro modo sucede en las partes de la especie que se ponen en la defi nicién del todo, asi como las Iineas se incluyen en la definicién del triangulo. De este modo, pues, es evidente que el todo es naturalmente primero que sus partes de materia, aun cuando éstas sean anteriores en el orden de la ge neracién. Pero cada hombre se compara a toda la ciudad como las partes del hombre al hombre; pues como la mano o el pie no pueden ser sin el hom bre, tampoco un solo hombre puede bastarse totalmente a sf mismo para vivir separado de la ciudad. Si aconteciere que alguno no pudiera participar en la sociedad de Ja ciu dad por su maldad, éste es peor que el hombre, es como una bestia, En cam bio si de nadie necesita, y es como si se bastara a si mismo y por ello no es parte de la ciudad, éste es mejor que el hombre, porque es como un dios. De todo lo dicho se desprende que la ciudad por naturaleza es anterior que un solo hombre. 22. La institucin de la ciudad. " Metaphysica, VIL, 10, 1035 b 11-19. 1.1. Bl ovigen y las partes de ta ciudad 49 Concluye de lo dicho que en todos los hombres hay cierto impetu natural hacia la comunidad de la ciudad, como hacia las virtudes. Sin embargo asi como las virtudes se adquieren por la ejercitacién humana, como se dice en el libro II de la Etica™, asi las ciudades han sido instituidas por la industria humana. El que primero instituy6 la ciudad fue para los hombres causa de los mas altos bienes. Pues el hombre es el mejor de los animales si en él se perfecciona la vir tud hacia la cual posee natural inclinacién. Empero, si vive sin ley ni justicia, es el peor entre todos los animales. Lo prueba de esta manera: Ia injusticia es tanto mds cruel cuanto mayores armas posee, o sea, ayudas para hacer el mal. Pero por su propia naturaleza la prudencia y la virtud que de suyo estén ordenadas al bien competen al hombre. En cambio cuando el hombre es malo las emplea como armas para hacer el mal; como cuando por su astucia excogita diversos perjuicios y por la privacién se torna poderoso para soportar el hambre y la sed, para poder perseverar mejor en la malicia. De igual manera se da en otros casos. Por eso el hombre sin virtud, cuando se trata de la corrupcién de la irascible, es el mas malvado y salvaje, como cruel y sin afectos. Y cuando se trata de la co rrupcién de la concupiscible, es el peor en cuanto a lujuria y a voracidad de comida. En cambio por el orden civil el hombre es conducido a la justicia. Se ve con evidencia si consideramos que entre los griegos el orden de la comuni dad civil y el juicio de justicia se denominan con el mismo nombre, con el término dike. Luego es manifiesto que el que instituyé la ciudad impidié a los hombres que fueran pésimos y los condujo a ser los mejores segdn la justicia y las virtudes. ‘© Eth, Nic., I, 1, 1103 a 31-b 2; In Ethic Il lectl 0156, LECCION I 1253 b 1-1254 a 17, n, 23-29 Tres sociedades familiares, la del amo y el siervo, la del varon y la mujer y la del padre y el hijo 23. Una vez que en el proemio Aristételes mostré la condicién de la ciu dad y de sus partes ahora empieza a considerar la ciencia politica. Primero, segiin el modo sefialado, trata lo que concierne a las partes pri meras de la ciudad. Luego, en el libro II, lo que concierne a la ciudad mis ma, comenzando en n. 115. Divide y subdivide el primer punto. 1, Propone la intencién. 2. Desarrolla lo propuesto (n. 27). 1, Propone Jo que va a determinar. 2. El orden en que Io hard (n. 26). 1. Determinard lo que concierne a la casa. 2. Lo enumeraré (n. 24). Es manifiesto por lo dicho de qué partes consta la ciudad. Como para conocer un todo es preciso conocer antes sus partes, segtin dijo, es necesario que empecemos por la administracién econémica 0 el gobierno de la casa pues toda la ciudad se compone de casas como de partes. 24, Lo que pertenece a la casa. Primero enumera lo que concierne a la casa como partes, luego lo que concierne a las partes mismas como necesario (n. 25). Dice pues qué partes de la casa son aquellas con las cuales se constituye. Toda casa o familia doméstica si es perfecta consta de siervos y hombres 1.2. Tres sociedades familiares 51 libres. Dice si es perfecta, pues en la casa del pobre hallamos el buey [labra dor]' en lugar del siervo, como dijo’. Como cada cosa que puede considerarse en muchos debe buscarse pri mero en los pocos y en los simples para facilitar su estudio, debe decirse que las partes primeras y minimas de la casa son estas tres combinaciones: la de sefior y siervo, la de marido y esposa, la de padre ¢ hijos. Esta tercera nace de la segunda, por eso antes la omitié. Y por eso ahora considerara lo que es cada una de éstas. Luego les pone nombres diciendo que la combinacién de amo y siervo se Hama dominante despética; la de varén y mujer, que no tenfa nombre en su tiempo, la Hama conyugal, y es la que nosotros llamamos matrimonio. Tampoco tenia nombre propio la combinacién padre ¢ hijos, pero él la de signa como teknofactiva (procreadora’) 0 paterna. 25, La pecuniaria, cuarta parte de la casa. Dice que hay otra parte de la economfa, llamada crematistica 0 pecuniaria, que para algunos es como toda la economfa, y para otros es la parte més importante de la administracién de la casa, que consiste sobre todo en la adquisicién y la conservacién del dinero. Sobre esta parte también estudiara de qué modo se halla. 26, El orden en que trataré estas partes. Antes que otras debemos tratar la combinacién de sefior y siervo, que se 14 itil en dos sentidos, Primero, para que podamos conocer lo que es conve niente al respecto, es decir, para ejercer dominio sobre los siervos. Segundo, por su contribucién para la ciencia a fin de poder concebir al go mejor que lo que los antiguos opinaron sobre el dominio y la servidum bre. 27. Determina lo propuesto y lo divide en dos partes. Primero estudia la combinacién de sefior y siervo y luego las otras dos (a. 101). ' San Alberto emplea la expresién buey labrador -bovem aratorem-, Polit., I, ¢. 2b, £34 B. 19 a (B. segtin la Ed. Borgnet, Opera Omnia, Paris, 1891). (Cit. en Ja versién Leonina de In Polit, p. 82). > La primera vez que alude al buey es en In Polit I lect ni 1, donde trae lo dicho por Hesiodo al respecto, y dice buey para arar. * Tomas comenta teknofactiva, 0 sea factiva filiorum. Tomas y Alvernia no usan el término procrear, procreacién, que no es medieval sino posterior, registrado por primera vez en docu- mentacién del s. XV, en distintos tipos de textos. Por ejemplo, textos de medicina, segdén informacién de la Real Academia Espajiola, via Internet. En general, en In Polit, se emplea el érmino generare para referirse a la generacién. 52 Toms de Aquino Divide y subdivide el primer punto: 1. Determina la combinacién amo y siervo y por qué el siervo es cierta posesidn; 2. Por eso se refiere a la otra parte de la econémica, que es la pecuniaria © posesiva (n. 61). 1. Da algunas opiniones sobre el dominio y la servidumbre. 2. Muestra la verdad al respecto (n. 28). La primera opinién dice que la dominante 0 despética es cierta ciencia por la cual se sabe dominar al siervo; y es la misma ciencia que la econémi ca, por la cual se sabe gobernar la casa; y que la politica y la regia, por la cual se sabe gobernar la ciudad, como dijo en el proemio‘, La otra opinién expresa que tener siervos es ajeno a la naturaleza y que sélo por la ley est4 ordenado que algunos sean siervos y otros libres, y que ninguna diferencia hay entre ellos segin la naturaleza. Por eso posterior- mente infieren que es injusto que algunos sean siervos, pues provino de cier- ta violencia que algunos hombres sujetaran a otros para sf en calidad de sier- vos. 28. La verdad sobre el dominio y la servidumbre. Primero determina la nocién de servidumbre y luego indaga las opinio nes vistas (n, 30). Sobre lo primero para conocer la nocién de servidumbre trata antes cua tro puntos necesarios y luego concluye la definicién de siervo (n. 29). Primero. La posesi6n es una parte de la casa y el arte relativo a la pose sién es una parte de la economfa, pues es imposible vivir en la casa sin lo necesario para la vida, lo cual se tiene por la posesién. Lo prueba por su similitud con las artes, Vemos que a cada arte le es necesario poseer instrumentos adecuados, si ha de consumar su obra, como el herrero necesita tener un martillo si ha de hacer un cuchillo. De este modo al que gobierna la casa le es preciso tener cosas poseidas para su propia obra en calidad de instrumentos. 28, i. Segundo. Los instrumentos se dividen en animados e inanimados. Por ejemplo, pa ra el capitin de la nave, el timén es un instrumento inanimado; el marinero de proa, o sea el vigfa de la parte anterior de la nave, y que obedece al capi t4n, es un instrumento animado. En las artes, el asistente tiene raz6n de ins * Politica, I, 2, 1253 a 7-16. 1. 2. Tres sociedades familiares 53 trumento animado, pucs como el instrumento es movido por el artifice asi también el instrumento [animado] es movido por el imperio del que manda. Asi como en las obras de arte hay dos clases de instrumentos, de la misma manera en la casa hay un instrumento inanimado que es lo posefdo mismo; por ejemplo el lecho y el vestido, que son como instrumentos que sirven a la vida humana. El conjunto de estos instrumentos es la entera posesién de la casa. Como el siervo es algo poseido y animado, se sigue que es el instru mento animado que sirve a la vida doméstica. El instrumento animado, como el asistente en las artes 0 el siervo en la ca sa, es un instrumento por encima de los demas pues él mismo usa a los otros instrumentos y los mueve; y para esto necesitamos de asistentes y siervos. Los artifices principales, llamados arquitectos, no necesitarfan de asistentes ni los amos de la casa de siervos, si cada uno de los instrumentos inanimados pudieran, conociendo el mandato de su sefior, consumar su obra; por ejem plo que las lanzaderas 0 peines tejieran por sf y los plectros tocaran la citara por si, como se dice de la estatua que hizo Dédalo, la que se movia a sf misma por la cualidad del mercurio. O cierto poeta que dice que en un templo de Vulcano, Hamado el dios del fuego, habfa unos tripodes preparados de tal modo que, por artificio humano o por nigromancia, por si mismos, como esponténeamente, eran vistos incorporarse a las solemnidades de los dioses como compitiendo en servir en el ministerio del templo. 28, ii. Tercero. Propone una segunda divisién de los instrumentos. Los de las artes se llaman instrumentos factivos; lo posefdo que es un instrumento de la casa, es activo. Lo prueba por dos motivos. El primero dice que los instrumentos factivos se Ilaman asi pues con ellos se hace algo fuera de su uso mismo. Lo vemos en los instrumentos del arte, como con la lanzadera 0 peine usado por los tejedores se hace algo distinto fuera del uso mismo, 0 sea, se hace el pafio. En cambio con todo lo poseido, que son los instrumentos de la casa, no se hace algo distinto fuera del uso mismo, como del vestido y del lecho no se hace algo, sino que se los usa. Luego estos instrumentos no son factivos como los de las artes. 28, iii. El segundo motivo dice que de lo diverso hay diversos instru mentos. La accion y el hacer difieren por la especie. El hacer es la operacién por la cual algo se hace en una materia exterior, como cortar 0 quemar; la accién en cambio es la operacién que permanece en el agente y pertenece a la vida 54 Tomés de Aquino del mismo, como se dice en el libro 1X de la Metafisica’. Estas dos operacio nes necesitan instrumentos, luego sus instrumentos difieren por la especie. La vida doméstica o la convivencia no es un hacer sino una accién, Lue go el siervo es el asistente y es el instrumento de lo que pertenece a la accién, no de lo que compete al hacer. 28, iv. Cuarto. Muestra c6mo es la relaci6n entre el siervo y el amo. Dice que la relacién entre lo posefdo y su poseedor es la misma que entre la parte y el todo, en el sentido que la parte no se dice parte del todo, sino simplemente se dice que es del todo, como la mano es del hombre, y no sdlo decimos que es una parte del hombre. De igual manera lo poseido, por ejemplo el vestido, no sélo se dice que es posesién de un hombre, sino sim plemente que es de este hombre. De ahi que, como el siervo es cierta pose sidn, no sdlo es siervo del amo, sino que sencillamente es del amo. En cam bio el amo no es sencillamente del siervo, sino sdlo es su amo. 29. Da la definicién de siervo. Por lo dicho es claro cual es la naturaleza del siervo y cual su virtud, que es su oficio; pues la virtud se refiere a la accién mientras que el oficio es lo adecuado de algtin acto. Como el siervo es lo que es de otro, segtin dijo, cualquier hombre que no es naturalmente de si mismo sino de otro, sera naturalmente siervo. Siervo es el hombre que naturalmente no es de si mismo sino de otro; que no puede regirse sino por otro. Esto es convertible; 0 sea que quien es lo posefdo o siervo de otro, es hombre de otro. Es propio de la nocién de lo posefdo que sea instrumento activo y separado. De ahi que puede concluirse esta definicidn de siervo: siervo es el instrumento animado, activo y separado de otro hombre existente. En esta definicién instrumento se pone como género, al que se le afiaden cinco diferencias. Se dice animado para distinguirlo de los instrumentos inanimados. Se dice activo para distinguirlo del ayudante del artifice que es un ins trumento animado pero factivo. Se dice de otro existente para distinguirlo del hombre libre, que a veces ayuda en la casa, no como cosa posefda sino voluntariamente o contratado por una merced, * Metaphysica, IX, 8, 1050 a 23-35, I. 2. Tres sociedades familiares 55 Se dice separado para distinguirlo de la parte no separada que es de otro, como la mano. Se dice hombre existente para distinguirlo de los animales que son pose siones separadas. LECCION III 1254 a 17-1255 a 2, n. 30-42 Seguin su indole nativa unos sirven y otros mandan 30, Después que Aristételes mostr6 la nocién y la virtud del siervo, ahora investiga las opiniones antes puestas. Primero indaga si la servidumbre es natural; y luego si es 1a misma que la politica (n. 54). Sobre lo primero plantea una cuestién; luego la resuelve aprobando una de sus partes (n. 42); y tercero muestra cémo la otra parte tiene también algo de verdad (n. 43). Dice, pues, que luego de lo dicho ha de considerar si hay quien es natu ralmente siervo 0 no; y si para alguno es mas digno y justo servir que no servir, 0 no, sino que toda servidumbre es ajena a la naturaleza. Este planteamiento responde a las dos dudas propuestas. Pues si toda ser vidumbre es ajena a la naturaleza, entonces nadie es naturalmente siervo y, ademis, no ser justo ni digno que alguno sirva, dado que lo que es ajeno a la naturaleza no es justo ni digno. 31. Determina la cuestién propuesta. Sefiala dos puntos: que hay hombres naturalmente siervos, y que para al gunos es digno y util servir. Sobre lo cual, primero considera el modo por el cual mostraré estos dos puntos diciendo que no es dificil comprender la verdad y el sentido de las cuestiones propuestas, y que su verdad se alcanza por lo que sucede en la realidad. Lo segundo Io pone en el n. 31, i. Conforme a los dos puntos, muestra lo propuesto: por lo que sucede y por la raz6n (n. 32). 31, i. Por lo que sucede se refiere a cuatro puntos. Primero. Gobernar y estar sujeto, no sélo se cuenta entre lo que surge de Ja necesidad o la violencia, sino también entre lo titil a la salvaguarda de los 1.3 Segtin su indole nativa unos sirven y otros mandan 57 hombres. Este punto concierne a la segunda cuestién [planteada], porque lo que es titil a alguno parece digno y justo para él. Segundo. Vemos entre los hombres que, desde el nacimiento, se distin guen entre si: algunos son aptos para estar sujetos y otros para gobernar. Este punto concierne a la primera cuestién porque lo que esté presente desde el nacimiento parece ser natural. Tercero. Hay muchas clases de sujecién y de gobierno, pues de una ma nera gobierna el varén a la mujer, de otra el amo al siervo, y aun de otra el rey a su reino. Este punto concierne a la misma cuesti6n, [a la primera], pues lo que se halla naturalmente en algo se diversifica segtin la diversidad de ese algo. Cuarto. Siempre es mejor el gobierno que recae sobre los mejores stib ditos. Asi el gobierno por el cual se rige al hombre es mejor que aquel por el cual se gobierna al animal. Lo prueba porque todo gobierno y sujecién se ordena a alguna obra, pues el que estd sujeto al gobernante en alguna obra, lo obedece. Pero 1a obra que se realiza por los mejores es mejor, por ende también el gobierno. Este punto concierne también a la primera cuestién, pues lo que se halla naturalmente en un ser es tanto mejor cuanto mejor es el ser. 32. Muestra lo propuesto por una razén. Primero argumenta que son naturalmente siervos los hombres a los que servir les resulta un beneficio, y luego muestra qué hombres son asf (n. 38). Razona de esta manera: todo Jo constituido por muchos tiene una parte que gobierna y otra que est4 naturalmente sujeta, y esto es beneficioso. La multiplicidad de hombres est4 constituida por muchos, luego es natural y benéfico que uno gobierne y otro esté sujeto. La menor de este razonamiento es evidente por lo mostrado antes: que el hombre es naturalmente un animal politico y, asi, es natural que muchos hombres constituyan una multitud. Por eso pasa por alto la menor y prueba la mayor. De esta manera en este razonamiento primero pone la premisa mayor, luego la prueba (n. 33), y tercero infiere la conclusién (n. 37). Dice, pues, que algunas realidades estan constituidas por muchos de ma nera que por ellos se forme algo comin. Es asi sea que esos muchos estén unidos 0 conjuntos, como los miembros del cuerpo se unen para constituir el todo, sea que estén separados como en el caso del ejército, que de muchos soldados se constituye un ejército. En todos estos se encuentra que hay una parte que predomina y otra que esté sujeta. Esto es natural y conveniente, como se evidenciar por los ejemplos. 58 Tomés de Aquino 33. Prueba la mayor de cuatro modos. Lo hace en lo inanimado, en las partes del hombre (n. 34), en el género de los animales (n. 35), en la diferencia de los sexos (n. 36). Dice, pues, que la verdad de la premisa mayor se encuentra en las cosas inanimadas no porque sea algo propio de ellas, sino porque es comin a toda naturaleza, dado que, aun en las que no participan de la vida, hay algtin pre dominio, como en la armonia. La armonia puede entenderse de dos maneras. Una es la armonia de los sonidos, pues siempre en la consonancia de las voces hay alguna que pre domina, segtin la cual se aprecia toda la armonfa. Otra es la armonia de los elementos en el cuerpo mixto, en el que uno de los elementos es predomi nante. Pero pasa por alto este asunto por ser extrinseco a esta consideracién. 34. Muestra lo propuesto en las partes del hombre. La primera composicién del animal es la del alma y el cuerpo. Se lama primera no segiin el orden de 1a generacién, sino segiin la primacfa, porque surge de las partes principales, en las que una es naturalmente gobernante: el alma, y la otra le esta sujeta, el cuerpo. Alguno podria alegar que esto no es natural pues no se encuentra en to dos. Para rechazar esta objecién agrega que, para juzgar lo que es natural, es necesario considerar lo que se halla segtin la naturaleza y no lo que es co trupto, pues esto es defectuoso segtin la naturaleza. Luego, para juzgar qué parte gobierne naturalmente en el hombre, es preciso considerar un hombre que esté bien dispuesto, tanto segiin el alma como segiin el cuerpo, en el que se ponga de manifiesto que la primera manda al segundo. En los hombres apestosos 0 viciosos y que se hallan mal muchas veces el cuerpo gobierna al alma, pues prefieren las ventajas corporales a las del al ma; esto porque estan mal dispuestos y fuera de la naturaleza. Muestra, por ende, que el gobierno que vemos en las partes del animal tiene cierta semejanza con el gobierno exterior. En el animal que es el hom bre podemos considerar, en sus partes, un doble gobierno. Uno, dominante, por el cual el amo gobierna a su siervo. Otro, politico, por el cual quien rige la ciudad gobierna a los hombres libres. Pues se encuentra, entre las partes del hombre, que el alma gobierna al cuerpo y lo hace con un gobierno do minante, en el que el siervo en nada puede resistir al amo, pues lo que el siervo es como tal es del amo, como se dijo. Esto lo vemos en los miembros del cuerpo, en las manos y los pies, que inmediatamente y sin contradiccién se aplican a obrar por el imperio del alma. 1.3. Seguin su indole nativa unos sirven y otros mandan 59 Encontramos, ademis, que el intelecto o raz6n predomina sobre el apetito con un gobierno politico y real que se da en los libres, por lo que en algo pueden contradecir. De igual modo, el apetito algunas veces no sigue a la raz6n. El motivo de esta diversidad reside en que el cuerpo no puede ser movido sino por el alma, por eso le esté totalmente sujeto. Pero el apetito puede ser movido no sélo por la raz6n sino también por el sentido, por eso no est totalmente sujeto a la razén. En ambos regimenes es evidente que la sujecién es segtin la naturaleza y es beneficiosa, pues es natural y benéfico que el cuerpo sea regido por el alma. De la misma manera, es natural y beneficioso para la parte pasible, 0 sea para el apetito que esta sujeto a lo pasional, que sea regido por el inte lecto o raz6n. Y a las dos partes les seria perjudicial si lo que ha de estar su jeto se tuviera por igual; o a la inversa, estuviera sujeto lo que debe gobernar. Pues el cuerpo se corromperia si no estuviera sujeto al alma y el apetito seria un apetito desordenado si no se sujetara a la raz6n. 35. Prueba lo mismo en el género de los animales. Dice que de igual manera se tiene en el hombre y los otros animales, que es natural y beneficioso que el hombre mande a los demés. Pues vemos que los animales amansados a los que el hombre manda son més dignos segtin la naturaleza que los silvestres, en cuanto participan de algtin modo del régi men de la razén. Pero también es mejor para todos los animales que sean regidos por el hombre pues asf en muchos casos obtienen Ia salvaguarda corporal que por sf mismos no podrfan alcanzar, como es evidente por los abundantes ali mentos y recursos para su bienestar que los hombres les proporcionan. 36. Lo prueba por la diferencia de los sexos, Dice que del mismo modo se hallan entre silo masculino y lo femenino; pues naturalmente lo masculino es mejor y lo femenino es peor, y el macho gobierna y la hembra le est sujeta. Debe tenerse en cuenta que los dos primeros ejemplos se refieren a un todo integral y los dos tiltimos a un todo universal, como el género 0 Ia es pecie. Asi es evidente que la proposicidn mencionada en ambos tiene lugar. 37. Concluye lo propuesto. Entre los hombres sucede como en los casos vistos, que es natural y bene ficioso que algunos gobiernen y otros estén sujetos. 38. Muestra quiénes son los que naturalmente gobiernan y estén sujetos. Primero cémo son segtin el alma y luego segtin el cuerpo (n. 40). 60 Tomds de Aquino Sobre lo primero muestra cémo son segdn el alma los que naturalmente gobiernan y estén sujetos; luego compara los hombres que naturalmente son siervos y los animales, que también sirven naturalmente (n. 39). Dice que, asf como el alma naturalmente manda al cuerpo y el hombre a los animales, otros distan tanto a su vez de otros como el alma del cuerpo y el hombre del animal. Unos, por la eminencia de la raz6n; otros, por su defi ciencia. Aquellos son los verdaderos amos de los demas, de acuerdo con lo dicho por Salomén': “el insensato servird al sabio”. Estos estén dispuestos de tal modo que otros se relacionan con ellos co mo el hombre con los animales 0 el alma con el cuerpo, y cuya principal funcién es el uso del cuerpo, siendo esto lo mejor que de ellos cabe esperar. Pues son vigorosos para ejercer tareas corporales, pero no lo son para las de la razén. Son naturalmente siervos y para ellos es mejor que los rijan los sabios. Asi, es conveniente que se dé fe a las razones apuntadas, pues en esto se juega o se escoge el régimen de la raz6n. Que algunos son naturalmente siervos es evidente en cuanto son asi los que tienen una aptitud natural para ser de otro, al no poder regirse por la raz6n propia por la cual el hombre es sefior de sf mismo, sino s6lo por la raz6n de otro, por lo cual naturalmente son de otro en calidad de siervos. 39. Compara el hombre naturalmente siervo con el animal. Los compara en lo que convienen y en lo que difieren. El que es naturalmente siervo participa de la raz6n s6lo en cuanto a reci bir el sentido de la misma, como educido por otro, pero no en cuanto a tener el sentido de la raz6n por sf mismo. Los demés animales sirven al hombre no como recibiendo del hombre algtn sentido de la razén, 0 sea, en cuanto la memoria de lo bueno 0 malo que vivieron por parte del hombre los incita a servirlo, por temor o por amor. Difieren, pues, en cuanto al modo de servir, dado que el que naturalmente es siervo sirve con la raz6n y el animal lo hace con la vivencia de temor 0 amor grabada en la memoria de lo bueno o malo que vivi al lado del hom bre. Convienen en la utilidad que proviene del servicio de uno y de otro, que poco varfa; pues el mismo auxilio (la ayuda para lo necesario al cuerpo) se nos presta sea por los hombres, sea por los animales domésticos. El que es naturalmente siervo, como falla en su raz6n, no puede ayudar a deliberar 0 a otra obra de la raz6n. En lo corporal en cambio el siervo puede servir de muchos mds modos que el animal, en virtud de la razén. "Pri, 29. 13, Segin su indole nativa unos sirven y otros mandan 61 40. Cémo son los siervos segiin el cuerpo. Primero se refiere a lo propuesto y luego lo prueba (n. 41). Dice que la naturaleza procura, posee cierto impetu o inclinacién a hacer diferencia entre el cuerpo de los hombres libres y el de los siervos, de mane ra tal que los cuerpos de los siervos sean fuertes para cjercer el uso necesario que les corresponde, por ejemplo, cavar la tierra en el agro y otros meneste res similares. En cambio, el cuerpo de los hombres libres debe ser erecto, bien dispuesto segtin la naturaleza e iniitil para las actividades serviles, como exigido por la delicada complexién. En cambio, debe ser titil para la vida civil en la que toman parte los hombres libres. Estos, con miembros titiles para la vida civil, tienen una disposicién repartida entre las coyunturas de guerra y paz. En tiempo de guerra tienen miembros aptos para la lucha y otras actividades militares; en tiempo de paz para ejercer actividades civiles. Aunque la naturaleza tenga inclinacién a causar esta diferencia en los cuerpos, con todo a veces falla en esto como también en todo lo demas su jeto a generacién y corrupcién; pero la naturaleza consigue su efecto en la mayoria de los casos aunque falle en algunos. En muchos de estos casos en que la naturaleza falla, sucede lo contrario de Jo dicho; o sea, los que tienen almas de hombres libres tienen cuerpos de siervos, y viceversa. Debe considerarse ahora que Aristdteles infiere la conclusién de lo pro puesto, que trata de 1a disposicién del alma, pues como el cuerpo es natural mente por el alma, la naturaleza tiende a formar un cuerpo que sea conve niente a tal alma; por ende, tiende a dar a los que tienen alma de hombres libres cuerpo de hombres libres, lo mismo en el caso de los siervos. En cuanto a las disposiciones interiores, siempre estén en consonancia, pues no puede ser que se tenga un alma bien dispuesta si los érganos de la imaginacién y de las otras facultades sensitivas estan mal dispuestos. Pero en la figura, la cantidad exterior y otras disposiciones exteriores, puede encon trarse alguna disonancia, como se dice ahora. 41. Prueba lo dicho. Primero lo hace en cuanto al cuerpo y luego en cuanto al alma (n. 42). Que Ia naturaleza se inclina a hacer diferentes cuerpos para los siervos y los libres es evidente, porque si se hallara mucha diferencia en algunos sélo por parte del cuerpo, parecerian sobresalir tanto sobre el resto como si fue ran ciertas imagenes de los dioses; como cuando vemos a algunos de formas clegantes solemos decir comtinmente que parecen ser como Angeles, Enton ces todos dirdn que los que se apartan de tanta elegancia corporal merecen servir a los que sobresalen, segiin aquello de que la hermosura de Prfamo es digna del imperio. Como esto es manifiesto cuando la diferencia es grande, 62 Tomés de Aquino lo mismo debe apreciarse en la intencién de la naturaleza, aunque la diferen cia no sea tanta, 42. Prueba lo mismo por parte del alma. Dice que si es verdad en cuanto al cuerpo que los defectuosos merecen servir a los que sobresalen, més justo seré determinarlo por parte del alma, siendo el alma mas noble que el cuerpo. Sin embargo, la excelencia de la belleza del alma no puede conocerse asf de facil como se conoce la hermo sura del cuerpo. Por eso se juzga vulgarmente que algunos son dignos de predominar més en raz6n del cuerpo que en raz6n del alma. Por tiltimo resume las dos conclusiones intentadas en este capitulo: algu nos son naturalmente siervos y otros naturalmente libres, y a quienes son naturalmente siervos les es beneficioso servir y es justo que lo hagan. LECCION IV 1255 a 3-1255 b 15, n. 43-53 Siervos por naturaleza o por ley. La opcién legal como justa sélo relativamente 43. Después que Aristételes mostré que algunos son naturalmente siervos, para los que servir es beneficioso y es justo, muestra ahora que la opinion contraria es también verdadera segin algtin modo. Primero se refiere al modo de servidumbre segin el cual algunos niegan gue servir es algo natural y justo; luego plantea una duda al respecto y la resuelve (n. 44). Dice que no es dificil ver que los que expresan lo contrario de lo que se ha determinado, sosteniendo que ninguna servidumbre es natural y justa, segiin alin modo lo dicen rectamente. De dos modos se dice servir y siervo. De uno segiin la aptitud natural, como se dijo. De otro modo porque algunos son siervos y servidores por ley puesta por el hombre. Pues hay alguna ley promulgada, como la que sostiene que quie nes han sido vencidos en la guerra se digan siervos de los vencedores. Casi todos los pueblos practican este derecho, por eso se Io Hama derecho de gentes. 44, Plantea una duda sobre esta servidumbre legal. Primero propone varias opiniones; luego da las razones de esta diversidad (n. 46); y en tercer lugar resuelve la duda (n. 47). Dice que muchos de los que legislaron por escrito asentaron que lo justo de esa ley se cuenta entre lo desigual o injusto, y presenta a uno Hamado orador, a quien le parecia duro que el que sufriera violencia fuera siervo y estuviera sujeto al que pudo inferir tal violencia, quien no es mejor sino por que es mas poderoso. Algunos consideraban por eso que era algo injusto, a otros en cambio les parecia lo contrario, y esta diversidad de opiniones Ja tenfan no sdlo los hombres comunes sino aun los sabios. 64 Toméas de Aquino 45. Asigna la causa de esta diversidad. Primero propone algo manifiesto y luego sobre qué trata la duda (n. 46). Dice que la causa de la duda, sobre la que varian las palabras de los sa bios, es si podria tolerarse més el inferir violencia cuando Ja virtud resultase ganadora por alguno de sus modos, por sabiduria, constancia, fortaleza cor poral © por otro modo, no mediando lo contrario por algiin infortunio. Pues es claro que el vencedor sobresale en algin bien, no mediando algdn infor tunio que modifique la situacién, Asi se ve que la violencia nunca se da sin alguna virtud del que la infiere. Esto por s{ es manifiesto. 46. Muestra lo que queda en duda. S6lo queda la duda de si es justo que por alguna virtud sobresaliente, los vencedores deban gobernar. Las opiniones al respecto son diversas. Algunos dicen que lo justo de esa ley es por la benevolencia puesta a favor de los vencedores, a fin de que los hombres se vean estimulados a luchar valerosamente. A otros, en cambio, parece que el hecho mismo tiene sentido de justicia, 0 sea que quien aparece como siendo el mejor por haber vencido, gobierne, segtin lo dicho por Sa lomén en los Proverbios: “la mano de los fuertes predominard, la que es débil servird con tributos”". Lo dicen porque si se quitaran del medio los motivos de las acciones apa rece, a simple vista, que los que sostienen que no debe gobernar y predomi nar el mejor de los vencedores segiin la virtud, nada eficaz poseen para re mover el motivo, ni tienen probabilidad segiin lo que cominmente les pare ce a los hombres. 47. Resuelve la duda. Primero muestra cudndo es justo servir y, luego, de qué modo es benefi cioso hacerlo (n. 53). Sobre lo primero propone la solucién y luego la manifiesta (n. 48). Dice que, para determinar del todo y completamente la verdad de esta duda, debemos decir que algunos, atendiendo a cierto derecho, es decir a lo justo relativo, o sea a lo justo tal como puede darse en los asuntos humanos, que es lo justo establecido por ley, consideran que la servidumbre proce dente de la guerra es algo justo. Empero, no sostienen que sea entera 0 es trictamente justo. Aprueba esta segunda opinién, pero sefiala que no habla de lo justo en sentido absoluto sino de lo justo relativo, como es lo justo de la ley humana. Pr 12, 24, 1.4, Siervos por naturaleza o por ley 65 Dice que justo en sentido absoluto es lo justo por naturaleza, y que justo en sentido relativo se refiere a la conveniencia humana a la que la ley tiende, pues las leyes son establecidas para utilidad de los hombres. Como no es justo por naturaleza que los vencidos por sus enemigos se vuelvan siervos, ya que sucede a veces que los sabios son vencidos por los insensatos, dice que eso no es lo justo en sentido absoluto, sin embargo es algo conveniente para la vida humana. Es también Util para los vencidos pues por eso son conservados por los vencedores, al menos viviendo, aunque sujetos. De ahi que el término siervo provenga de conservar o guardar. También es titil para los vencedores, pues asi son estimulados los hombres a luchar mas reciamente, siendo conveniente a la sociedad humana que haya luchadores vigorosos para impedir la malicia de muchos. Si la ley humana pudiera definir con eficiencia quiénes son los mejores por su mente, ordenarfa sin duda que, conforme a lo natural, estos hombres fuertes fuesen Jos predominantes. Como esto no seria factible, Ja ley toma otra pauta de preeminencia que es la victoria misma, que proviene de alguna excelencia de la virtud, y por eso estatuye que los vencedores sean los amos de los vencidos. Este derecho se Hama justo relativo porque fue puesto como opcién po sible para la ley sin ser lo justo en sentido absoluto. Con todo, lo mismo ha de observarse para el hombre virtuoso por su mente, pues como el bien co min es mejor que el bien propio de uno solo, no ha de infringirse lo que conviene al bien piblico, aunque no a alguna persona privada. 48. Manifiesta la solucién dada. Primero lo hace por dos argumentos y luego por lo que se dice comtin mente (n. 49). El primero sostiene que lo que proviene de un principio injusto no es justo en sentido absoluto. El principio de una guerra puede ser injusto, por ejemplo, cuando no hay una causa justa para emprenderla. Luego la servi dumbre que se sigue de esa guerra no es lo justo en sentido absoluto. El segundo argumento dice que en la guerra puede ser vencido quien es indigno que sirva. Pero nadie puede decir que aquél para quien es indigno servir, sea siervo con justicia. Luego no puede decirse que la servidumbre que nace de la guerra sea enteramente justa. Prueba la menor: si alguien dijera que siervo con justicia es aquél para quien es indigno servir, sucederia a veces que los que tienen muy noble ori gen serfan siervos si fueran tomados como prisioneros de guerra y si fueran vendidos. De lo cual se seguirfa ulteriormente que sus hijos nacerian de sier vos, lo cual parece un despropésito. 66 ‘Tomas de Aquino 49. Prueba lo propuesto por lo que cominmente se dice. Primero por lo que se dice de la servidumbre y luego por lo que se dice de la libertad (n. 51). Sobre lo primero propone lo dicho cominmente y luego muestra c6mo debe entendérselo (n. 50). Para evitar la dificultad aludida, los hombres no quieren decir que los nobles deben ser siervos cuando se los toma como prisioneros de guerra, sino s6lo dicen que los barbaros, cuando son capturados, se hacen siervos. 50. Muestra cémo debe ser entendido. Dice que los que sostienen lo propuesto parecen referirse s6lo a la servi dumbre natural que se da entre los barbaros por su deficiencia mental, y no alos varones bien nacidos capturados en la guerra; porque, como se ha di cho, es necesario que desde el nacimiento haya algunos naturalmente siervos, y otros que no. S51. Lo que los hombres dicen cominmente sobre la libertad. Primero lo propone y luego muestra cémo debe entenderse (n. 52). Hablan de la libertad o del hombre libre de la misma manera, pues naci do libre es el que no es siervo ni liberto. Dicen que los hombres bien nacidos son libres no s6lo cuando estan en sus dominios, cuando se hallan en su propia casa y potestad, sino también en cualquier lugar de la tierra. Los bar baros en cambio, que son naturalmente siervos por su deficiencia mental, s6lo son libres en su casa por faltarles quien los mande. Como si algunos fueran libres 0 nacidos libres en sentido absoluto (habla de los que estén bien dispuestos segtin la mente) y otros sdlo fueran libres en sentido relativo, como los barbaros. Para confirmar lo dicho presenta las palabras de Teodectes en su elegia de la desgracia: gquién considerard digno que se destine a servidumbre al que por ambas partes, por padre y madre, procede de una noble y divina progenie? Scgiin el error de los gentiles que Ilamaban dioses a los grandes gobernantes. 52. Como debe entenderse lo dicho. Dice que los que sostienen lo dicho no parecen expresar sino que la li bertad y la servidumbre, ser noble y ser innoble, se definen por el valor de la mente, de manera que los que son virtuosos segtin la mente son libres y no bles; los que son viciosos son siervos € innobles, segtin lo que dice el Sefior en el libro de los Reyes”: “los que me desprecian sern innobles”. > 1R2, 30. 1. 4. Siervos por naturaleza o por ley 67 Pues, dado que los hombres consideran digno que, asi como del hombre se genera e] hombre, y del animal el animal, asf de los varones buenos se genere un varén bueno. De aqui procede el honor de los bien nacidos, pues Ios hijos de los buenos son honrados como semejantes a sus padres en bon dad. La naturaleza tiene en verdad inclinacién a hacerlo, pues de la buena complexién e indole natural del cuerpo proviene que haya quienes se incli nen mas 0 menos a las acciones virtuosas 0 a las viciosas, como algunos que por su indole nativa son iracundos y otros mansos 0 pacificos. Y esta naturaleza corporal pasa del padre a su posteridad en la mayoria de los casos, como las demés disposiciones corporales, por ejemplo, la belleza, la fortaleza y otras similares. Pero, por algtin impedimento, a veces falla. Por eso de padres buenos nacen muchas veces hijos buenos, pero por algin im pedimento la naturaleza no puede hacerlo siempre. Asi, a veces de padres bien dispuestos a la virtud nacen hijos mal dispuestos, como de padres her mosos, hijos feos; y de corpulentos, hijos pequefios. Los hijos tambign se diferencian de sus padres en la bondad 0 la malicia, no s6lo por la disposicién natural del cuerpo, sino también por la razén que no sigue a la inclinacién natural por necesidad. De ahi que los hombres que son semejantes a sus padres en Ia disposicién natural, debido a otra educa cién y costumbre son también moralmente diferentes. Luego, si los hijos de padres buenos son buenos, serdn nobles tanto segiin la opinién como realmente. En cambio si son malos, serén nobles segiin la opinién, pero oscuros segtin la verdad. A la inversa sucede con los hijos de los malos, 53. Muestra de qué modo servir es beneficioso para algunos, 0 no. De lo dicho concluye, para terminar, que la duda planteada tiene cierto fundamento, pues una de las diferencias entre libertad y servidumbre no se debe a la naturaleza sino a la ley. Empero, en algunos la diferencia es natu ral, y en estos es beneficioso que uno sirva y el otro mande, lo cual también es justo. Lo prueba porque es conveniente que cada uno esté sujeto o mande se giin sea su aptitud natural, Los que poseen aptitud natural de mando es itil que predominen sobre los siervos, pero si lo hacen mal o contra la aptitud natural es intitil para ambos. Lo prueba porque vemos que lo mismo benefi cia a la parte y al todo, dado que la parte se contiene en el todo. De igual manera es un beneficio para el cuerpo y el alma que el cuerpo sea regido por el alma. 68 TTomés de Aquino Dijo que el siervo se compara a su amo como el cuerpo al alma, y que también se lo compara como cierta parte de si, como cierto 6rgano animado que fuera una parte separada de su cuerpo; pues ser separado distingue al siervo de la parte, segtin dijo’. Luego es evidente, por lo dicho, que al amo y al siervo que por naturale za son dignos de ser tales, les es de mutuo beneficio que uno sea el amo y el otro el siervo. Por eso puede haber amistad entre ellos: porque la relacién de dos en Io que es titil a ambos tiene sentido de amistad. Empero, los que no se relacionan entre si segtin la naturaleza sino sdlo segiin la ley y la violencia, se hallan de modo contrario, porque no tienen amistad entre sf, ni les es beneficioso que uno sea el amo y el otro el siervo. * Politica, 1, 4, 1254 a 16-17; In Polit | lect2 n42. LECCION V 1255 b 16-1255 b 40, n. 54-60 La dominante y la administracién econémica de la casa no son lo mismo que la politica. En qué sentido la dominante es ciencia 54, Después de haber buscado la verdad de la opinién que sostenia que la servidumbre no es natural, ahora Aristételes comienza a estudiar la otra opi nién planteada [en el n. 30]. Esta sostenfa que la dominante 0 despética es lo mismo que la politica y que es cierta ciencia. Sobre lo primero, muestra que la dominante no es lo mismo que la politi ca, y luego que la administracién econémica de la casa no es lo mismo que la politica (n. 55). Dice que, por lo dicho, se evidencia que es falsa la opinién de los que sostenfan que la despética y la politica, y aun cualquier régimen, son un mismo gobierno entre si, dado que la politica es el gobierno de los que son libres segtin la naturaleza y la dominante es el gobierno de los siervos. Dijo' que segtin la diversidad de los que estén sujetos y de los que go biernan se da la diferencia de los regimenes, de manera que de los mejores entre los gobernados habré un mejor régimen. Luego no es lo mismo el gobierno despético y el politico, sino que el politico es mas preeminente. 55. Diferencia entre la politica y la administracién econémica de la casa En la econémica esta contenida la dominante, pues ésta es el gobierno de los siervos, y la administracién econdmica es el de todos los que habitan en la casa, de los cuales unos son siervos y otros son libres. La administracién econémica difiere de la politica en que la primera es cierta monarqufa, 0 sea gobierno de uno solo, ya que toda la casa es regida por uno, que es el padre de familia, y la politica es el gobierno de los libres e iguales. Por eso se alternan las personas de los gobernantes y de los que ' Politica, 1, 5, 1254 a 24-26; In Polit I lect3 n31. 70 ‘Tomas de Aquino estén sujetos debido a la igualdad, y se constituyen también muchas magis traturas ya en uno, ya en diversos oficios. Sin embargo parece que esta diferencia no es atinada. Primero, porque no toda administracién econémica parece ser una mo narqufa, excepto cuando el padre es quien rige la casa; empero, cuando los que mandan son el varén y su mujer se da una aristocracia; y cuando en la casa mandan los hermanos, la timocracia 0 politia, como se dice en el libro VIII de la Erica’. Segundo, porque la monarquia es una de las politicas, como se diré en el libro tercero’. Debemos decir sobre lo primero, que Aristételes habla ahora del gobier no de Ia casa segiin la mejor condicién en que pueda persistir. Si los herma nos gobiernan la casa, no lo hacen para siempre, sino hasta la divisién de Ja herencia y que cada uno rija su propia casa. De la misma manera, el gobier no de la esposa en la casa no es absoluto sino relativo, pues ella esta sujeta al varén, y si sucediera de otra forma, la casa se desordena y se corrompe. Sobre lo segundo debemos decir que ahora se habla del gobierno politico segiin que el régimen politico se distingue del real, como se dijo’. 56. Rechaza la opinién que sostenia que la dominante es ciencia. Primero sefiala que no es ciencia y luego que posee cierta ciencia adjunta (n. 57). Dice que no se dice amo o sefior en razén de alguna ciencia, 0 sea, por que se sepa mandar, sino por estar dispuesto para ello segtin la naturaleza o la ley. Lo mismo debe decirse del siervo y del hombre libre. La dominante es eso por lo cual alguno se denomina amo o sefior; luego la dominante no es ciencia. 57. La despética 0 dominante posee una ciencia adjunta. Primero propone su intencién y sostiene que hay cierta ciencia domi nante o despética y otra servil. Luego las explicita, primero a la servil, des pués a la despética (n. 58). Dice que la ciencia servil es como la que cierto hombre ensefié en la ciu dad de Siracusa, el cual por alguna remuneracién ensefiaba a los nifios a realizar cierto oficio servil, que era costumbre realizaran las esclavas y otros siervos. Esta ciencia se extendié a otras tareas, por ejemplo a preparar los * Eth, Nic. VIM, 10, 1160 b 22-1161 a 16; In Ethic VIII lect10 01196-1202. * Politica, WI, 7, 1279 a 33-34; In Polit Il lect6 n254. Politica, 1, 1, 1252 a 7-9; In Polit U lect n3. 1.5. La dominantey la administracién econdmica de la casa no son fo mismo que Ia politica 7 alimentos y a otros oficios. Estos oficios se distinguen de dos maneras, por la dignidad y por la necesidad. Algunos son més honrosos pero menos necesa tios, como el de preparar elaboradas exquisiteces 0 manjares. Otros oficios son mas necesarios aunque menos honrosos, como el de la preparacién del pan. De ahf que arraigara el proverbio de que no todos los siervos son iguales, sino que el siervo se prefiere al siervo, como el amo se prefiere al amo. Lue go, como tales oficios son propios de los siervos, es evidente que todas estas ciencias son serviles. Por eso y para diferenciarlas de ellas, algunas se deno minan artes liberales, las que se atribuyen a los actos de los hombres libres. 58. Cudl sea la ciencia dominante. Primero muesira lo propuesto; luego sefiala la condicién de esta ciencia despética (n. 59); y tercero trata cierta ciencia afin (n. 60). Se lama ciencia dominante a aquella por la que se sabe utilizar bien al siervo, no a aquella por la cual se adquiere a los siervos. Lo prueba porque alguno se denomina amo 0 sefior no porque posea 0 adquiera siervos sino mas bien porque los utiliza. 59. La condicién de esta ciencia. No es ciencia de gran estima o respeto. Lo prueba primero por la raz6n, pues la ciencia despética consiste en que el hombre sepa utilizar a sus siervos y mandarlos. Esto no es gran cosa, pues lo mismo es lo que debe saber el siervo para servir y el amo para mandarlo. De alli es evidente que esta ciencia no tiene gran importancia. Segundo, muestra lo mismo por la costumbre humana, que no considera importante a esta ciencia. Por eso cualquiera, para no sufrir cl mal de verse obstaculizado por el cuidado de los siervos, puede librarse de esta tarea y dedicarse a la vida politica o civil, o aun a la vida filosdfica, encomendando el cuidado de los siervos a algtin administrador. 60. La ciencia dominante no consiste en la adquisic Ajiade que la adquisitiva de siervos es otra ciencia, que difiere de la servil y la despotica de multiples maneras. Ahora pone ejemplos de dos de elas. Una por la cual se adquieren hombres en calidad de siervos; se trata de la ciencia de la conducci6n de las guerras justas, en las que los capturados por derecho se hacen siervos. Si la guerra fuera injusta, la adquisicién de los siervos no seria justa; por ende no se harfa conforme a la ciencia. én de siervos. n Toms de Aquino Otra ciencia es aquella por la cual el hombre adquiere animales en cali dad de siervos, y esta es la ciencia de la caza. Por iiltimo, en un epilogo, concluye que de este modo se ha determinado lo relativo al amo y al siervo. LECCION VI 1256 a 1-1256 b 39, n. 61-70 La posesién como objeto de ciencia en orden a la adquisicion de alimentos y otros bienes necesarios para la vida humana 61. Después de determinar lo relativo al amo o sefior y al siervo, que es cierta posesién, ahora Aristoteles determina en general toda posesién. Primero se refiere a la posesién en cuanto puede ser objeto de ciencia y luego en cuanto a su uso (n. 90). Sobre lo primero propone su intencidn y después plantea dudas (n. 62). Dice, pues, que se ha dicho que el siervo es cierta posesién; por ende es necesario que del mismo modo que nos referimos al siervo, consideremos en general toda posesién y el arte que se refiere al dinero. 62. Plantea algunas dudas. Primero las propone y luego empieza a resolverlas (n. 63). La primera tiene dos partes. La primera plantea si el arte pecuniario o arte de adquirir dinero es en to do lo mismo que la administracién econémica, o si més bien es una parte suya. O aun si no es lo mismo ni siquicra en parte, sino que es més bien un arte de suministro. Es evidente que el arte pecuniario pertenece de alguna manera a la admi nistracién econémica, por eso es preciso que se relacione con ella de alguno de estos modos. No es lo mismo que un arte sea parte de otro y que sea su suministro, Pues se dice que un arte es parte de otro cuando considera algo de lo que considera el otro arte, como el arte de fabricar cuchillos es parte de la herre ria, dado que el cuchillo es una clase de obra hecha de hierro. En cambio se denomina arte de suministro el que hace algo en servicio de otro arte, como el arte de la fundicién del hierro suministra al arte de la herrerfa, Como el dinero esté al servicio de la casa, parece que fuera un arte de suministro ms bien que parte de la administracién econémica, 74 ‘Tomés de Aquino Por eso plantea la segunda duda. Un arte sirve a otro arte de dos modos. De un modo, porque le prepara el instrumento con el cual obra, como el arte que fabrica el peine o lanzadera sirve al arte textil su propio instrumen to. De otro modo, porque le presenta la materia con la cual obra, como el arte de fundir el bronce sirve al arte que hace estatuas broncineas, y el arte de cardar ¢ hilar la lana sirve al arte textil. Queda pues planteada la duda de si el arte de adquirir dinero sirve a la administracion econdmica como el que prepara la materia o como el que prepara el instrumento. 63. Comienza a solucionar las dudas. Primero muestra que lo pecuniario no es lo mismo que lo econémico. Luego se pregunta si es una de sus partes, o un suministro, 0 mejor aun, algo ajeno a lo econémico (n. 64). Soluciona la primera duda sefialando que lo pecuniario no es de ninguna manera lo mismo que lo econémico, porque al arte pecuniario compete ad quirir dinero y a la administracién econdmica usarlo. No hay otro arte al que pertenezca usar lo que es ttil para la casa sino a la econémica. Es evi dente aun en otras artes, que el que se dirige al uso es diferente del que reali za algo o lo adquiere, como el arte de comandar la nave es diverso del de la fabricacién de naves. Luego lo econémico es diferente de lo pecuniario. De lo cual resulta evidente que lo pecuniario es més un suministro que una parte, pues siempre el arte productivo sirve al arte que se dirige al uso, como el arte de la fabricacién del freno sirve al arte militar. Por esto es evi dente también que el arte pecuniario suministra mas a la manera del que prepara el instrumento, que al modo del que dispone la materia. En efecto, el dinero y todas las riquezas son instrumentos de la administracién econdmica, como se dir’. 64. Se pregunta si lo pecuniario es parte de lo econdmico 0 es algo aje no al mismo. Plantea la duda y luego la prosigue (n. 65). Dice que como lo pecuniario no es lo mismo que lo econémico, que usa en general las riquezas y posesiones, puede dudarse si el arte pecuniario es parte de lo econémico o si es otra especie distinta del mismo. 65, Prosigue con la duda. ' Politica, 1, 8, 1256 b 36; In Polit | lect6 70. 1. 6. La posesién como objeto de ciencia 75 Primero muestra la diferencia entre el arte pecuniario y otra ciencia rela tiva a la posesién. Luego determina la duda (n. 86). Trata lo primero en tres pasos: plantea la duda sobre la diferencia entre 10 pecuniario y otras ciencias relativas a la posesién; segundo trata otra ciencia relativa a la posesion (n. 66); tercero trata el arte pecuniario (n. 71). Dice, pues, que como a lo pecuniario concierne considerar de dénde se adquiere el dinero, y dado que se poseen muchas cosas ademés de él, como los productos de Ia tierra y otros similares, se plantea una duda sobre la agri cultura por la cual algunos adquieren riquezas, a saber si es una parte de lo pecuniario 0 es otra clase de arte. Como la agricultura se ordena a la adqui sicién del alimento, la misma duda puede plantearse sobre el arte que se ordena en general a adquirir el alimento. 66. Soluciona la duda planteada. Primero divide la adquisicién de alimentos en varias partes, y luego muestra cémo es (n. 68). Sobre lo primero muestra la diversidad alimentaria de los animales, luego de los hombres (n. 67). Dice pues que muchas son las clases de alimentos, y de allf se diferencian los modos de vivir tanto en los animales como en los hombres. Como no es posible vivir sin alimentos, es necesario que, segtin la dife rencia de los alimentos, difiera el modo de vivir en los animales. Pues vemos que algunos animales viven juntos en manadas y otros viven dispersos y separados, segiin lo que conviene a su alimentacin. Algunos comen a otros animales, son carnivoros 0 animalfagos, 0 sea comedores de animal (en grie go fagi es lo mismo que comer), otros comen frutas y otros son omnivoros, comen indistintamente de todo. De ahi que la naturaleza distinguié la vida de los animales segtin los ali mentos que eligen nativamente, y segtin que viven en la inactividad 0 en la lucha, pues los que devoran a otros animales deben ser luchadores y vivir dispersos, pues de otro modo no podrfan encontrar su alimento. En cambio los animales que comen lo que facilmente pueden hallar, viven juntos. Como en cualquiera de los géneros vistos, lo deleitable es diverso para los diferentes animales; dado que no todos los carnfvoros se deleitan en las mis mas carnes, y a todos los frugivoros no les agradan los mismos frutos, se sigue que aun los animales carnivoros tienen modos de vivir diversos, y lo mismo los frugivoros. 67. Muestra la diversidad de alimentos entre los hombres. Dice que también por la diversidad de alimentos difiere la vida de los hombres en muchos aspectos. 16 Tomés de Aquino Los alimentos se adquieren de tres maneras. Algunos los adquieren sin trabajar, sin dedicarse a su biisqueda; estos lle yan una vida muy descansada, como los pastores, pues su alimento lo obtie nen de los animales domésticos, por ejemplo de las ovejas, y asf estos hom bres lo hallan sin trabajo o descansadamente. Tienen tnicamente un trabajo: como es necesario que los animales pastando pasen de un lugar a otro bus cando pastos, los pastores se ven obligados a seguirlos como si cultivaran un agro que viviera y se moviera. Otros adquieren su alimento por cazar animales; 0 porque lo toman de los hombres por latrocinio; 0 porque los adquieren de las aguas de los es tanques, pantanos, rios y otros lugares, como los pescadores; 0 bien en algu nas praderas y selvas, como los cazadores de aves y animales. Una tercera clase de vida es la que conviene a la mayor parte de los hom bres, que viven de lo que nace de Ia tierra y de frutos domésticos; estos co men un alimento elaborado. En la mayor parte de los casos ésta es la vida que llevan los hombres, pues fuera de los que comen un alimento elaborado y viven del comercio, del que trataré luego”, hay cuatro tipos simples de vida: el pastoreo, el latro cinio, la pesca y la caza, como consta por lo dicho. Como la vida de estos hombres es muy deficiente porque les faltan mu chas cosas, algunos para bastarse en todo a si mismos combinan estas clases de vida, asf viven agradablemente supliendo con una lo que les hace falta en Ia otra, como los que se dedican a la vez a la vida pastoril y al latrocinio, 0 a Ia vez a la agricultura y a la caza, y lo mismo a otros tipos de vida segdn que a cada uno le sea propicia. 68. Cudl sea la ciencia de la posesién, relativa a la adquisicién de ali mento. Primero muestra que es natural; luego que es parte de la econémica (n. 69); y después que no es infinita (n. 70). Sobre lo primero propone este razonamiento. Asi como la naturaleza provee a los animales al instante de su primera generaci6n, asi lo hace des pués que su generacién alcanza la perfeccién. Que los provee de nutrimento cn su primera generacién es evidente en diversos animales. Pues hay algunos animales que no generan al animal ya perfecto, sino que producen huevos, como las aves, 0 bien ciertos gusanos 0 larvas a la manera de huevos, como es claro en las hormigas, las abejas y otros similares. Estos animales junto con los propios fetos coekpariunt, o sea, paren a la vez tanto alimento cuanto Politica, 1, 9-11, 1256 b 40-1259 a 39; In Polit I lectVUL-IX. 1. 6. La posesién como objeto de ciencia 7 pueda bastar hasta que la cria llegue a lo perfecto, como se ve en el huevo, cuya yema sirve de alimento al pollo, el cual se genera de la clara del huevo, y esto mientras esté dentro del cascarén. Lo mismo sucede en los gusanos. Otros animales en cambio generan un animal perfecto, como el caballo y otros, que para alimentar a su cria tienen en s{ mismos durante cierto tiempo un nutriente Hamado leche. Es evidente, pues, que en la primera generacién la naturaleza provee a los animales el alimento. Por ende es claro que después de haber Iegado los animales a su perfec cin la naturaleza los provea también de nutrimento, de tal manera que las plantas estan en raz6n de otros animales, pues de ellas se nutren; y otros animales estén en razén del hombre: los domésticos lo estén tanto por el alimento como por otras utilidades; los silvestres, si bien no todos, muchos de ellos pasan a ser alimento del hombre, o de cualquier otro modo lo sirven en cuanto proporcionan al hombre pieles para su vestimenta, u otros instru mentos, como los cuernos, los huesos 0 los dientes. Asi es evidente que cl hombre para su vida necesita de los demas animales y plantas. Como la naturaleza no deja nada imperfecto ni nada hace en vano, por ende es claro que la naturaleza hizo a los animales y las plantas para sustento de los hombres. Cuando se adquiere para sf lo que la naturaleza hizo, se esta ante una adquisicién natural. Luego, la ciencia posesiva por la que se adquiere lo que compete a lo necesario para la vida, es natural. Una de sus partes es la relativa a la captura, que debe usarse tanto para los ani males que estén sujetos al hombre como para los hombres barbaros que son naturalmente siervos, como se dijo’, con tal que sea en primer lugar una gue rra justa segtin la naturaleza. La captura es parte, pues, de esta ciencia de la posesién; la otra parte es la agricultura, 1a cual adquiere el alimento de las plantas. 69. Conclusion a partir de lo dicho. Una especie natural de la ciencia de la posesin es cierta parte de la eco némica, de la que se habl6, segtin que esta parte se dice que es la que sumi nistra no sdlo a la econémica sino también a la politica; pues tanto a la ac cién propia del politico como a la del ecénomo les es necesario que poda mos adquirir los bienes que se almacenan para las necesidades de la vida y utilidad de la comunidad, tanto de la casa como de la ciudad. Pues ninguna de las dos puede ser gobernadas sin lo necesario para la vida. 70. Muestra que la ciencia de la posesion no es infinita. > Politica, 1, 6, 1255 a 28-38; In Polit | lect4 n49-50. 8 Tomés de Aquino Dice que riquezas verdaderas son aquellas por las que se subviene a las necesidades de la naturaleza. Por tanto lo son las que pueden quitar la indi gencia y dar suficiencia al que las posce, de tal manera que el hombre se baste a si mismo para vivir bien. Hay en cambio otras riquezas cuya posesién es infinita, como se dir: las que Soldn, uno de los siete sabios, dijo en su poema que ningiin término de las riquezas podia prefijarse para los hombres. De ahi que estas no son verdaderas riquezas puesto que no colman el apetito del hombre. Que las riquezas que consisten en lo necesario para la vida son finitas, lo prueba con este argumento. El instrumento de ningtin arte es infinito ni en multitud ni en magnitud, asf pues el arte de la herrerfa no tiene infinitos mar tillos ni tampoco un solo martillo infinito. Las riquezas de las que hablamos son ciertos instrumentos del ecénomo y del politico, porque las usan para gobernar la casa y la ciudad, como dijo. Luego, estas riquezas no son infini tas, sino que de ellas hay un término. Por éltimo, resumiendo, concluye que hay cierta ciencia natural de la po sesién que es necesaria a los ecénomos y a los politicos; la causa es evidente por lo dicho. “Politica, 1, 9, 1257 b 23-1258 a 18; In Polit I lect8 n82-87. LECCION VIL 1256 b 40-1257 b 24, n, 71-81 Origen de la conmutacion pecuniaria; la moneda, el arte pecuniario y el cambiario, distincién entre riqueza y dinero 71. Después de tratar una parte de la ciencia de la posesién relativa a la adquisicién del alimento y otros bienes necesarios para la vida, ahora Aris t6teles trata otra parte de Ia posesiva llamada pecuniaria. Primero propone su condicién y luego trata la pecuniaria (n. 72). Sobre lo primero determina tres puntos en esta parte de la ciencia posesi va: Primero: su nombre y dice que se Hama pecuniaria porque se refiere a la adquisicién de dinero. Segundo: como 1a adquisicién de dinero es infinita, por eso ahora en esta segunda parte de la posesiva parece a los hombres que no hay término algu no en las riquezas y posesiones, pues muchos consideran que esta parte de la posesiva es una y la misma que la precedente, por la cercania que con ella tiene. Tercero: compara esta ciencia de la posesién con la precedente, y dice que ni es la misma ni dista mucho de ella. Que no es la misma es claro por que la parte de la ciencia posesiva, relativa a la adquisicién de alimento y otros bienes necesarios para la vida, es natural, mientras que la pecuniaria no lo es. El dinero no se encuentra en la naturaleza sino que fue introducido por cierta experiencia y arte. Por eso dijo que no distan mucho, pues por el dinero puede tenerse también lo necesario para la vida, y viceversa. 72. Comienza a tratar la naturaleza de la pecuniaria. Como la pecuniaria se introdujo para realizar conmutaciones, primero considera de qué manera el intercambio se relaciona con las cosas conmuta das; luego considera Ia conmutacién natural (n. 73); y por tltimo el inter cambio monetario. 80 TTomis de Aquino Dice que para considerar la pecuniaria debemos tomar como principio que cada cosa tiene dos usos, que coinciden en que los dos son por sf y no por accidente, y que difieren en que uno es el uso propio de la cosa y el otro no ¢s propio sino comin. Como el uso que se hace del calzado es doble, uno el uso propio, calzarlo, que es el uso para el cual fue hecho; otro es el uso no propio, la conmutacién. Pues el zapato no fue hecho para que el hombre lo conmute; sin embargo puede usarlo de manera que lo cambie por pan 0 por alimento. Aunque la conmutacién no sea el uso propio del calzado, con todo es un uso por sf y no por accidente, pues el que lo conmuta usa de él segéin su valor. Lo que acaba de decir del calzado debe entenderse también de todas las otras cosas que pueden ser poseidas por el hombre. 73. La conmutacién natural. Primero muestra sobre qué recae; luego de qué manera se introdujo (n. 74); y tercero cémo se relaciona con la naturaleza (n. 75). Dice que la permutacién puede recaer sobre cualquier cosa. La primera conmutacién comenzé por lo que la naturaleza suministra para la necesida des de la vida humana, pues algunos hombres tenfan mucho de estas cosas, y otros poco. Por ejemplo, unos tenian mas vino y otros mas pan; por eso era menester que los intercambiaran, y la conmutacién se realizaba hasta que cada uno tenia lo que era suficiente para él. Por ende es manifiesto que co mo el dinero no procede de la naturaleza, segiin se dijo’, la campsoria 0 permuta de dinero tampoco proviene de la naturaleza. 74. Cémo se introdujo esta permuta. Dice que en la primera comunidad que es la de una sola casa no habia necesidad de tal conmutacién en razén de que todo lo necesario para la vida era del padre de familia que todo Jo proveia. Cuando la comunidad se am plio al barrio y a la ciudad porque algunos hombres se relacionaban con todos, entre ellos no hubiera podido realizarse la conmutacién. Otros estaban separados aun en muchos otros aspectos, de ahi que fue necesario conmutar esos bienes que tenfan por separado, de manera que mientras uno recibia del otro lo que éste posefa, a su vez le retribuia con lo que él tenia. Esto se conserva todavia en muchos pueblos barbaros que no usan dinero y no conmutan sino lo conveniente para la vida, como dar y recibir vino y trigo, y otros similares. ' Politica, 1, 9, 1257 a 4; In Polit | lect7 n71 1. 7. Origen de la conmutacién pecuniaria 81 75. Concluye de lo dicho que tal conmutacién no es ajena a la naturaleza, ya que es parte de lo que ésta misma suministra; ni es una clase de Io pecu niario, porque no se realiza a través de dinero. Que no es ajena a la naturale za lo prueba porque es para reforzar la suficiencia por si, v.g. que el hombre por esta conmutacién tenga lo necesario y suficiente para la sustentacion de la vida humana. 76. La conmutacién pecuniaria. Primero muestra cémo fue hallada razonablemente aun cuando no pro venga de la naturaleza; y luego muestra que es infinita (n. 82). Sobre lo primero trata el primer invento de conmutacién pecuniaria; lue go se refiere a cierta conmutacién pecuniaria que sobrevino después (n. 77); y por tiltimo a la pecuniaria que trata esta clase de conmutacién (n. 78). Dice que de la primera conmutacién, que recaia sobre lo necesatio que se cambiaba entre si, procedié otra hallada segiin la razon. Como el mutuo auxilio entre los hombres por medio de las conmutaciones se torné cada vez més peregrino, porque los hombres empezaron a usar la conmutacién no s6lo con los cercanos sino también con los distantes, trayendo para silo que necesitaban y Ilevando a los otros lo que posefan en abundancia; debido a esta necesidad, se invent el uso del dinero, pues no hubieran podido trans portar facilmente lo imprescindible segtin la naturaleza a tierras remotas, por ejemplo, el vino, el trigo y otros similares. Luego, para poder realizar estas conmutaciones a lugares remotos, convi nieron que darian y recibirian mutuamente algo que se pudiera transportar facil y expeditamente, y no obstante, tener de suyo alguna utilidad. De esta indole son los metales, como el hierro, la plata y otros similares, pues son Utiles en si mismos en cuanto con ellos se fabrican vasos o algunos instru mentos, pudiéndose llevar no obstante con facilidad a lugares remotos, ya que poca cantidad de los mismos y debido a su escasez, valfa mucho més que las demas cosas. De este modo, los hombres que debfan recorrer un largo camino, en vez de llevar para sus gastos dinero de bronce lo Hevaban de plata o de oro. Debido a esta necesidad de realizar conmutaciones en lugares remotos, primero fue determinado el metal por el solo peso o tamafio, como sucede entre ciertos pueblos que tienen piezas de plata no acufiadas. Empero mas adelante para librarse de la necesidad de medir o pesar, los hombres impri mieron alguna marca que se ponia como signo de que el metal era de tanta cantidad, como también en ciertos lugares se imponian algunas sefiales pti blicas para medida del vino o del trigo. De esta manera resulta evidente que al principio el dinero fue inventado para conmutar lo necesario.

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