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¿Qué es el efecto invernadero?

El clima de la Tierra se genera por efecto del sol, ya que transmite a nuestro planeta energía en
forma de luz y calor. Parte de ese calor y luz no llega al planeta pues la atmósfera, que es una capa
protectora, no permite su paso. La energía que sí atraviesa la atmósfera es la que determina,
finalmente, la temperatura que existe en los distintos países y regiones. La tierra, durante millones
de años, ha realizado este proceso natural, lo que le ha permitido mantener una temperatura
constante por largos períodos.

¿Qué es el cambio climático?

El problema del cambio climático parte cuando los gases que componen la atmósfera pierden su
equilibrio creando una capa más espesa de gases, conocidos como gases de efecto invernadero. Esto
ocasiona una modificación del clima, ya que se producen alteraciones que se mantienen por mucho
tiempo, provocando un cambio importante y duradero en los patrones climáticos locales y globales,
como consecuencia de la actividad humana que altera la composición de la atmósfera del planeta.
Esto ha generado variadas consecuencias: aumento de las temperaturas en los océanos,
derretimiento de los hielos, tormentas eléctricas, aumento de la temperatura, sequías, lluvias
intensas, entre otros, que no solo ocurren lejos de Chile, sino que lo notamos en nuestras propias
localidades o lugares donde vivimos.

¿Cómo se evidencia esto en Chile?

Principalmente, por el aumento de heladas, sequías y lluvias inesperadas. En la actualidad se


registran diez días menos de lluvia que hace cien años. El sur de Chile, por ejemplo, presenta un gran
déficit de lluvia. El verano de 2015 fue uno de los más secos en los últimos cincuenta años. En los
últimos años se han incrementado la cantidad y la superficie afectada por incendios forestales.
Además, debido a la sequía, hay miles de árboles que están muertos en pie y que son altamente
combustibles. La caída de rayos también aumenta las probabilidades de incendio.

¿Cómo podemos combatir el cambio climático?

Podríamos disminuir el uso de vehículos impulsados por combustibles y utilizar fuentes alternativas
como la bicicleta, apagar y desenchufar los aparatos electrónicos cuando no se estén usando, evitar
el uso de bolsas plásticas y, sobre todo, cuidar los bosques para que no se vayan destruyendo. No
talarlos para dejar el suelo descubierto y plantar aquellos árboles, arbustos y hierbas, que además
de proteger el suelo, entreguen beneficios ambientales como protección a la flora y fauna, aseguren
que el agua llegue lentamente a los ríos y no escurra de una sola vez después de las lluvias y que,
además, sean pertinentes con los pueblos indígenas y su cosmovisión. ¡La responsabilidad de cuidar
el planeta es de todos los que lo habitamos!

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