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VIDEOS DE ZIZEK, DERRIDA Y DE BOTTON

EL MANDATO A LA DIVERSIÓN O EL MANDATO AL GOCE - ZIZEK:

• Zizek nos dice que tradicionalmente, el psicoanálisis ha propuesto que, debido a las
normas y a las prohibiciones paternas y culturales que de alguna forma internalizamos
y hacemos nuestras, se complica nuestra relación con el goce. No podemos gozar
libremente, o simplemente el placer no nos es accesible. O accedemos al placer, pero
bajo formas patológicas que nos hacen sentir culpa: el acceso al placer viene
acompañado de la culpa.

• Esto era antes. Ahora, en nuestros tiempos, hedonistas y consumistas, pareciera que
la cultura nos empuja y nos invita permanentemente a ¨gozar¨. Se nos dice, goza del
sexo, goza de esto y aquello, no hay límites, experimenta aquí y allá, consiéntete,
prueba, etec: ¨Puedes tener sexo y gozarlo, consumir y gozar del artículo, gozar
espiritualmente, realizarte a ti mismo, cualquier cosa¨.

• Ante este cambio, el paso de una cultura excesivamente represora a una totalmente
permisiva, que incluso te juzga si no gozas; Zizek plantea que el problema ya no es
liberarse de las inhibiciones que nos impedían disfrutar a nuestras anchas, sino: ¨…el
problema es cómo liberarse del mandato al goce¨. Tanto la represión como la imposición
del goce nos hacen infelices.

EL AMOR ES EL MAL - ZIZEK:

• En este video Zizek establece una comparación entre lo que pasa con el amor y el
universo y la física. Asimila el amor a algo que ocurre en un vacío, y que surge
precisamente perturbando ese vacío. Así, metafóricamente el amor sería una especie
de ¨desequilibrio cósmico¨, una ¨catástrofe¨:

o ¨Si miras al universo, este es un gran vacío. Pero entonces, ¿cómo emergen las cosas?
Aquí, siento un tipo de afinidad espontánea con la física cuántica. Donde, ya sabes, la
idea es que el universo es un vacío, pero una especie de vacío cargado positivamente,
y entonces cosas particulares aparecen cuando el balance de este vacío es perturbado.
Y a mí me gusta esta idea de espontaneidad según la cual es no solo nada… las cosas
están ahí afuera. Significa que algo salió terriblemente mal, que lo que llamamos
creación es una especie de desequilibrio cósmico, una catástrofe cósmica, que las
cosas existen por error.
• Pero dice algo especial sobre ese ¨desequilibrio¨ y esa ¨catástrofe¨:

o ¨ Y estoy listo para ir hasta el final y afirmar que la única manera de contrarrestarlo
es asumir el error e ir hasta el final. Y tenemos un nombre para esto. Se llama amor.
¿No es el amor precisamente esta especie de desequilibrio cósmico…?

• Luego niega las ideas sobre un ¨amor universal¨ o la creencia de que es posible ¨amar
a todo el mundo¨

o Siempre he tenido cierta repugnancia con esa noción de “yo amo al mundo”, del amor
universal. No me puede gustar el mundo. No entiendo cómo… Básicamente, estoy
entre “yo odio al mundo” y “tengo indiferencia hacia él”. Pero toda la realidad, es solo
eso. Es estúpido, está ahí afuera. No me importa. El amor para mí, es un acto
extremadamente violento. Amor no es “los amo a todos”. Amor significa, yo selecciono
algo, y es, de nuevo, la estructura del desequilibrio. Aun cuando esto sea solo un
pequeño detalle… Una frágil persona individual… Yo digo “te amo más que cualquier
otra cosa.” En este preciso sentido formal, el amor es el mal.

• Para él, el amor no es algo idealizado que haga posible ¨amar a todo el mundo¨. Es
imposible verdaderamente amar a todos. Para Zizek el amor es siempre particular,
singular. Se escoge a un objeto por sobre todos lo demás. En ese sentido, como
oposición a las ideas que proponen el que se pueda amar a todos, es que el amor
aparece como el mal, como un acto egoísta. Hay que tener cuidado al interpretar la
metáfora detrás de todo esto.

ENTREVISTA A JACQUES DERRIDA – ON LOVE AND BEING

• Derrida habla aquí de la importancia de distinguir entre el QUIEN y el QUE.

• Le dice a la periodista, que no puede hablar nada sobre el amor como generalidad, le
pide que al menos le haga una pregunta específica:

¨No soy capaz de hablar en general del amor, de pronto eso es lo que quieres que diga
enfrente de la cámara ... que no tengo nada que decir acerca del amor en general¨.

• Aclara que la filosofía comenzó precisamente por el amor. Que la filosofía siempre ha
hablado del amor, pero él no quiere recitar clichés.
• Le plantea a la periodista que tal vez sea mejor preguntarse sobre la diferencia
esencial que hay en todo:

¨Bueno, una de las primeras preguntas que uno debería hacer, sería... estoy pensando
un poco... Es la pregunta de la diferencia entre el quién y el qué. ¿Es amor el amor de
alguien o el amor de algo? Bueno, suponiendo que yo ame a alguien, ¿amo yo a
alguien por la absoluta singularidad de quién es? ¿Yo te amo a ti porque eres tú? ¿O
yo amo tus cualidades, tu belleza, tu inteligencia? ¿Uno ama a alguien o uno ama algo
de alguien?

• Esa diferencia es fundamental. Y menciona algo físico que pasa cuando amamos y es
¨el movimiento del corazón¨, esto es, el corazón se mueve, se agita, se acelera cuando
amamos. Y sugiere:

o ¿Mi corazón se mueve porque amo a alguien quien es una absoluta singularidad o
porque amo la manera de ser de alguien?

• Nos hace caer en cuenta que:

¨Muchas veces el amor empieza con un tipo de seducción: Uno es atraído porque el
otro es de una manera o la otra. Inversamente, el amor es decepcionado y muere
cuando uno se da cuenta que la otra persona no merece nuestro amor. La otra persona
no es de tal o cual manera. Entonces en la muerte del amor, parece que uno deja de
amar al otro, no por “quiénes” son, sino por “cómo” son, así o de otra forma¨.

• Pensemos. Si creemos amar a alguien por el QUE, por sus cualidades, diríamos: ella es
bella, inteligente, generosa, divertida, etec. Pero entonces ¿No es acaso cierto
también que existen miles de personas bellas, inteligentes, generosas y divertidas?
¿Incluso, que hay personas muchísimo más bellas, más inteligentes, más generosas o
divertidas que esa persona puntual? ¿Entonces, por qué la amamos? ¿Por sus
cualidades? ¿Y qué pasaría si esas cualidades desaparecen: si se pierde la belleza, si la
persona deja de ser divertida o generosa, si la enfermedad mengua su inteligencia,
etc? Entonces ¿la dejaríamos de amar? ¿Entonces, será que amamos a esa persona
solo por las cualidades o atributos que vemos en ella?

• Para Derrida, la historia del amor está divida entre el quién y el qué. El habla del amor
volviendo a la pregunta básica de la filosofía, la pregunta por el ser. ¿Qué es el ser?:

o ¿Qué es el ser? ¿Qué es ser? La pregunta del Ser está siempre dividida entre el quién y
el qué. El Ser es ¿algo o alguien? Yo hablo de esto abstractamente, pero pienso que
quien sea que empieza a amar, está enamorado, o deja de amar, es atrapado por la
división del quién y el qué. Uno quiere ser real para alguien, singular e
irremplazablemente, y uno percibe que esta persona no es X o Y. “Ellos no tenían las
cualidades, las propiedades, las imágenes, que yo pensé que amaría”. Así que la
fidelidad también es atrapada o amenazada en la diferencia del quién y el qué¨.
• Esto es interesante, porque destaca como en ciertos momentos claves de la vida
amorosa, sobre todo al principio, en la infidelidad o al final, se hace evidente el QUÉ
de lo que amamos. Por ejemplo, en los finales, solemos ver con mayor claridad los
QUE de esa persona: no es generoso, es egoísta, es calculador, es inmaduro, etec. Es
allí en esos momentos claves, en donde se hacen patentes las cualidades, eso que
constituye EL QUE, la descripción de los atributos (ya sea positivos o negativos) de la
persona en cuestión.

• Esto nos lleva a considerar algo más, ¿Amamos entonces las cualidades de esa
persona, o la amamos como singularidad? ¿Y allí cuál es la diferencia? Ya vimos que
no amamos precisamente en esa persona la cualidad de la belleza, o la generosidad,
o la inteligencia, pues esas cualidades las tienen muchas otras personas y/o se pueden
acabar en la persona que escogemos. Entonces, lo que amamos es precisamente su
singularidad, amamos ¨a esa persona especial, singular¨ y eso nos permite ver allí una
serie de cualidades. Amamos a esa persona, y amamos la forma, la manera especial y
singular en la que ella es bella, buena o inteligente. Amamos por tanto al ser, en su
singularidad, con el misterio que esto trae consigo. Es en ciertos momentos especiales
cuando pasamos del QUIEN (la singularidad) al QUE (la descripción de las cualidades).

• El filósofo nos invita a pensar en que es lo que realmente amamos, y a darnos cuenta
de esa diferencia entre singularidad (el ser, el quien) y la descripción (el qué, las
cualidades).

ALAIN DE BOTTON Y LA TRAMPA DEL ROMANTICISMO:

El matrimonio feliz, es una idea relativamente reciente, que surge con el Romanticismo. Antes
de esto, el matrimonio era simplemente una concertación de intereses en su mayoría
económicos, pero no se esperaba amor entre los conyugues. El romanticismo, un gran
movimiento cultural, que se expande desde mediados del siglo XVIII, modificará
sustancialmente muchas de las ideas acerca del amor y la pareja. Claro está que el amor se
vive siempre de acuerdo con la época.

La Rochefocauld dice: ¨Algunas personas nunca se habrían enamorado sino hubieran


escuchado hablar del amor¨.

En esta charla, el filósofo y periodista Alain de Botton, nos dice de qué manera
el romanticismo ha afectado la forma en que concebimos el amor, y nos
propone desmitificarlo, con un diálogo cargado de inteligente y graciosa
ironía.
1.Características del amor romántico: Hoy amamos románticamente porque
somos herederos del romanticismo. Y este tiene una ideología particular para el amor.
Veamos algunas de sus características o creencias:

1)Todos tenemos un alma gemela allá afuera. Hay que encontrarla, y si lo logramos,
sentiremos una atracción instintiva por ella: ¨un sentimiento especial¨. Esa persona es
nuestro destino, cuando la encontremos lo sabremos. Buscaremos esa ¨alma gemela¨
en todas partes.

2)Con el amor llega la completitud: Una vez que encontremos a nuestra ¨alma
gemela¨ estaremos completos, nada nos hará falta.

3)El amor es comprensión total: Una vez estemos con esa ¨alma gemela¨ seremos
inmediata y absolutamente comprendidos por ella. Se acabará nuestra desesperanza,
nuestra tristeza y nuestra soledad.

4)En el amor no hay secretos: Cuando el alma gemela aparezca en nuestras vidas, ya
no tendremos secretos, no serán necesarios. Podremos y deberemos contarle todo de
nosotros pues ella nos comprenderá completamente y nosotros a ella. Ella
comprenderá todos nuestros sentimientos, nuestra historia, nuestras penas y
sufrimientos, las cosas de nuestro pasado que nos avergüenzan. Podremos revelarlo
todo porque el otro nos apoyará.

5)Hay una serie de imágenes típicas en torno a lo romántico: Los que inventaron el
romanticismo al aparecer no trabajan. Viven inmersos en paraísos, escenarios
maravillosos, cascadas de agua, puestas de sol y crepúsculos, encuentros de película,
largas caminatas en la playa, etec.

6)EL amor y el sexo van juntos: Para los románticos, el amor y el sexo van juntos, el
sexo es la máxima expresión del amor. El sexo es la prueba última del amor. De allí
que a partir de la época en que surge el movimiento romántico, las ideas sobre el
adulterio y la infidelidad se tornan trágicas y terribles, cuando antes no lo eran. Esto
da lugar a toda una literatura especial, de la que son ejemplos Madame Bovary (G.
Flaubert) y Anna Karenina (L. Tolstoi).

2.Lo errado del romanticismo: Según De Botton, el romanticismo es uno de los


problemas más grandes que enfrentamos hoy día para poder amar, pues sus ideas han
tergiversado y complicado la experiencia real del amor, ha puesto de por medio unos
parámetros muy complicados, fantasiosos e ilusorios. Para poder amar hoy, tendríamos que
descartar muchas de esas ideas y creencias. Y ¿Qué es lo errado del romanticismo según el?

1)La falsa idea de la búsqueda del alma gemela y el no reconocer nuestra locura:
¨Contrariamente a lo que el romanticismo idealiza, nosotros no somos seres puros, simpáticos
y amorosos que andamos en búsqueda de nuestra alma gemela, más bien, somos
profundamente peligrosos y la mayoría de nosotros estamos al borde de la locura. Pero esto
es lo que significa ser humanos. A duras penas nos soportamos, somos una compañía peligrosa
para los demás. Tenemos impulsos, sentimientos y deseos que nos vuelven problemáticos.
Creemos que la única persona normal es la que acabamos de conocer. Pero apenas vamos
conociéndola, percibimos que tampoco es normal. Somos personas difíciles y en realidad todos
estamos un poco locos. Y las cosas se agravan, pues cualquier persona con la que decidamos
juntarnos también estará loca y no será capaz de decirnos cuan loca está. Su locura será una
parte de su autobiografía a la que no tendremos acceso, y todavía menos por medio de las
típicas preguntas normales que nos hacemos cuando tenemos una cita. En una sociedad más
consciente quizá una de las primeras preguntas que nos deberíamos hacer es: ¿Qué tan loco
estás tú? ¿Cuál es tu locura, cómo es? Yo soy loco de esta manera ¿y tú de cuál? Esta debería
ser una pregunta estándar en toda primera cita. Pero claro, para muchos sería insultante¨.

2)Los problemas de nuestra dinámica psicológica: ¨Otra de las razones por las que somos
tan poco conscientes de nuestras dinámicas psicológicas tiene que ver con que hasta que no
nos sumergimos en una relación seria de largo plazo, nadie se toma el trabajo de decirnos
nuestras verdades. Por eso le decimos a nuestra pareja: pero mis amigos no me critican como
tú, no dicen eso de mí. ¿Por qué tu si me criticas? Pues lo que pasa es que ellos, los amigos, no
tienen que lidiar todo el tiempo a fondo con nosotros, por eso no se complican. Por eso no nos
dan siempre información vital. Es el amante, el esposo, el novio, la persona que está
profundamente implicada con nosotros la que se toma el trabajo de conocernos y darse cuenta
de esas cosas que los otros pasan de largo o no ven¨.

La información que es más relevante para la comprensión de lo que somos, nos hace
falta. Los amigos no quieren complicarse, o no quieren saber, y los amantes, en
algunos casos sobre todo en las relaciones casuales cuando la información parece
compleja, prefieren abandonar. ¨Las personas en general no se quieren tomar el trabajo de
invertir tiempo en el esclarecimiento mutuo que debería suceder en una relación¨. Para De
Botton, dos personas perturbadas cuando se juntan, es claro que darán problema.

3)La idea del instinto que actúa como una guía infalible para ser felices. Antes la
gente se unía por razones lógicas, los matrimonios se basaban en intereses racionales:
se propendía por uniones que garantizaran la permanencia o el incremento de un
patrimonio, la sobrevivencia, etec. Las personas se unían sobre supuestas bases
lógicas y sensatas: un pedazo de tierra interesante, el compartir la misma religión,
etec. Hoy día sólo creemos en el instinto y pensamos que este nos llevará a buen
puerto. ¨El problema aquí, validando lo que lo que el psicoanálisis nos enseñó, es que cuando
nos enamoramos, estamos de alguna forma recreando un patrón de nuestra infancia.
Aprendemos del amor en el seno de nuestra familia, y cuando se trata del amor adulto,
reflejamos en él, esa vieja historia que es inaccesible a nuestro control consciente¨.

Lo que pasa según De Botton, es que cuando somos adultos, necesariamente no nos
sentimos atraídos por las personas que razonablemente nos harían felices. ¨Somos más
bien inconscientemente atraídos por personas que se nos hacen familiares a lo que ya vivimos
en nuestra casa. Somos atraídos a personas que nos parecen familiares. Y muchas veces la
familiaridad y la felicidad divergen¨. Y familiaridad y felicidad divergen porque el amor
que conocimos cuando niños no era un amor puro y limpio, libre de dinámicas
perturbadoras y poco saludables: tal vez amamos a alguien demasiado distante, o con
un temperamento difícil de controlar, o incluso amamos a alguien a quien temíamos.

Para De Botton, esa atracción inconsciente a las personas que nos resultan familiares,
sería lo que suele explicar el por qué muchas veces no funcionan los encuentros que
organizan nuestros amigos para que conozcamos y nos enganchemos con alguien que
ellos creen ¨perfecto para nosotros¨. En teoría, y de acuerdo con criterios razonables,
nuestros amigos pueden pensar que somos ¨el uno para el otro¨. Pero lo que pasa
muchas veces es que después de la cita le decimos a nuestros amigos algo como ¨sí,
el está bien, es simpático, pero es un poco aburrido. No hubo química, falto ese
¨sentimiento especial¨.

Pensamos que ese sentimiento especial es la guía infalible para conseguir la felicidad,
pero no lo es. Lo que realmente pasa en este tipo de citas es que ese candidato
aparentemente idóneo, nos resulta demasiado normal y saludable. No satisface de
alguna forma nuestra necesidad de sufrir. Decimos: ¡Es demasiado saludable para mí!
¡El o ella no se adapta a mi patrón de locura, por eso lo descarto!

¨El instinto nos guía hacia individuos bastante problemáticos, y no sentimos ese ´sentimiento
especial´ hasta que nos involucramos con alguien que nos haga sentir el tipo de problemas que
nos son familiares, que nos son bellamente familiares, de nuestra infancia¨.

4) La idea de que en el amor debemos ser siempre nosotros mismos. Otro de las ideas
erradas del romanticismo en el amor, es la que nos dice que debemos siempre ser
nosotros mismos. Y ser nosotros mismos en una relación es algo que deberíamos
evitarle a los demás, pues realmente somos problemáticos. Creemos que, si NO somos
totalmente nosotros mismos, no estaremos siendo sinceros, y la sinceridad, dicen los
románticos, es el camino al verdadero amor. Para De Botton, esta idea de una hiper-
sinceridad puede crear dinámicas muy complicadas.

Cuando conocemos a alguien nos encantamos y le contamos una cantidad de cosas y


decimos ¨qué bueno encontrar a alguien así, que siente u opina igual que nosotros¨
Esto proporciona sobre todo al principio un sentimiento liberador, y refuerza la idea
de que encontramos a nuestra alma gemela. Con el sexo puede parecer también que
coincidimos en muchas ideas y eso también se siente liberador. Pero a veces, con el
tiempo, podemos revelar deseos ocultos con los que el otro no coincide (el ejemplo
de invitar al mesero) y entonces, esa persona, que hasta hace poco nos había
comprendido, que había comprendido tan bien nuestro pasado, nuestra relación con
los padres, etec, se queda fría, perpleja ante nuestra revelación. Y puede entonces
aparecer un conflicto entre amor y sinceridad. La mayoría suele escoger el amor
dejando a un lado la sinceridad. Esto puede crear una especie de muro, una especie
de límite que puede complicar las cosas.

5.La idea errada de creer que el otro adivinará lo que pensamos. Otra cosa que el
romanticismo dice es que, si amamos y somos amados, no debemos usar muchas
palabras. El otro nos entenderá casi que instintivamente. Y creemos que nuestra
pareja deberá comprendernos siempre, incluso aunque no le digamos una palabra.
¿Qué tal? Esta es una idea desastrosa, pues puede que no siempre y en todo momento
nuestra pareja nos entienda o descifre lo que nos pasa con solo vernos. Asumir que
nos comprenderán sin necesidad de hablar o explicarnos es un gran error de
comunicación, pues así en una pareja haya un nivel de diálogo excelente y un
conocimiento maravilloso entre ambos, siempre existirá la posibilidad del
malentendido. Esto se hace patente por ejemplo cuando alguien está disgustado y se
enfada aún más porque el otro no lo entiende, y aún más, por ejemplo, cuando se
encierra en el baño y pretende que el otro adivine lo que le sucede. Hay quienes creen
que si están molestos el otro está en la obligación de darse cuenta, ¨pues si lo ama
verdaderamente debería poder saberlo¨.

6.La idea errada de creer que el otro nos aceptará completamente, sin pretender
cambiarnos. Otra creencia realmente problemática en el romanticismo amoroso es
que creemos que si amamos a alguien y esa persona nos ama, nos aceptará
completamente y nunca intentará cambiarnos. Por ejemplo, en el momento en que
alguien le reclama a su pareja por el ruido molesto que hace al comer cereales, este
se indigna y se siente ofendido. Cree que se ha roto una de las reglas del amor (me
aceptarás sin querer cambiarme), pero eso es errado. Para De Botton, debemos volver
a la Grecia antigua, en donde el amor estaba vinculado a la búsqueda de la perfección.
Los griegos creían que el amor era una atracción por la perfección, la virtud y la
realización. Por tanto, cuando amamos podemos tolerar los defectos e
imperfecciones que nos molestan del otro, pero no tenemos que ¨amarlos¨.
Solamente los soportamos. Siguiendo a los griegos, lo que haría el verdadero amor
seria emprender un camino para ser cada vez mejores, más virtuosos y sabios. La
visión romántica es contraria a esto, pues insiste en que el amor nos debe llevar a
aceptar al otro sin pretender cambiarlo. Para De Botton, debemos emprender un
proceso de educación mutua cuando amamos, pues el otro realmente me importa y
yo a él. Pero hay quienes se indignan cuando se les invita a cambiar y lo consideran
una traición al amor.

Ese proceso de educar para De Botton es especial. Cuando queremos educar a quien
amamos no nos podemos imponer, esto debe darse con dulzura. Si amamos a alguien
y queremos que mejore algo, debemos alentarlo, educándolo, pero de la misma
manera que hacemos con los niños. Con paciencia, dulzura y tolerancia, aceptando
sus desaciertos, sus equivocaciones y animándolos a intentarlo de nuevo. Debemos
aplicar un 99% de dulzura y 1% de crítica. Por otra parte, hay que legitimar ese proceso
de mejoramiento.

3.Reinventar el amor: Para De Botton, hay también que reinventar el amor. Pensarlo
en relación con los cambios tecnológicos y con las circunstancias del mundo actual. Debemos
replantearnos nuevamente lo que es y cómo podemos construir ideas reales acerca de él.
Para reinventar el amor, propone ¨Huir del instinto¨. Así como es imposible pilotar un avión
o realizar una cirugía de cerebro guiándonos por el instinto, debemos entender que hay que
aprender sobre el amor desde diferentes disciplinas.
4.Curriculum o Check List para el amor. De Botton propone varias ideas para
que enfrentemos mejor el amor:

1)Tratar a nuestra pareja como si fuera un niño. Sugiere que debemos dejar de tratar
a nuestra pareja como un adulto y más bien tratarlo como si fuera un niño pequeño.
Cuando un niño pequeño comete un error o hace algo que nos molesta, tratamos de
ser pacientes con él. Por ejemplo, cuando un niño arroja su plato de comida al piso, el
padre no lo castiga como lo haría con un adulto, sino que se pone en la tarea de
averiguar que le puede estar pasando, a qué se debe esa reacción: ¿estará incómodo
por un diente que sale, estará celoso de su nueva hermanita? etec. Allí somos
generosos en nuestra capacidad de comprensión al interpretar las reacciones y
comportamientos. Pero con los adultos no solemos ser tan generosos, procedemos a
juzgar, muchas veces dejamos de lado la verdadera comprensión y la simpatía y eso
suele cerrar las posibilidades de cambio.

2)Practicar el humor: Para De Bottom el humor puede ayudarnos en el camino de vivir


en relación con otro. De alguna forma, podemos unir el amor a la práctica de un humor
generoso. Incluso propone, irónicamente y en tono bromista, que consideremos a
nuestra pareja como un idiota, pero no como un idiota cualquiera, sino como a un
¨idiota adorable¨.

3)No contarlo todo: Para De Botton, es bueno no contarlo todo, no es necesaria una
sinceridad extrema de estilo confesional sobre nuestra vida o nuestros gustos.

4)Aceptar que, aunque estemos en pareja, también estaremos solos: La pareja no


anula el hecho de que muchas veces en nuestras vidas nos encontraremos de una u
otra forma solos. Hay que vivir con eso.

5)No culpar a nuestra pareja si no comprende todas nuestras cosas: No podemos


esperar del otro una total comprensión, cuando la verdad es que ni siquiera nos
comprendemos a nosotros mismos. Nadie puede leer nuestra mente, nosotros
tampoco la de otros.

6)Comprender que estamos locos: Estamos listos para el amor cuando podemos
comprender dulcemente que estamos locos, y cuando comprendemos también
dulcemente que nuestra pareja esta loca. Cuando comprendemos dulcemente que no
nos podemos comprender completamente, que debemos llevar nuestra relación del
plano de la comprensión instintiva hacia una comprensión más realista y terapéutica.

7) El amor se vive en el plano de la realidad: Necesitamos comprender que el amor


está lleno de detalles prácticos, no vamos a vivir una eterna luna de miel, no vamos a
vivir eternamente de vacaciones, tomados de la mano viendo atardeceres
espectaculares mientras nos miramos embelesados. No, el amor es una aventura
práctica y es posible que muchas veces incluso nos sintamos infelices y desdichados.

8) Un poco de pesimismo haría bien.

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