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El pH es una de las variables más importantes en los suelos agrícolas, pues afecta directamente
a la absorción de los nutrientes del suelo por las plantas, así como a la resolución de muchos
procesos químicos que en él se producen. En general, el pH óptimo de estos suelos debe variar
entre 6,5 y 7,0 para obtener los mejores rendimientos y la mayor productividad (Prasad &
Power, 1997), ya que se trata del rango donde los nutrientes son más fácilmente asimilables, y,
por tanto, donde mejor se aportarán la mayoría de los cultivos.
En cambio, también hay nutrientes (generalmente microelementos) y cultivos que se adaptan
mejor a pH más bien ácidos o básicos.
¿Qué es el barbecho?
El barbecho es una técnica de la agricultura por la cual la tierra de cultivo se deja sin sembrar
durante uno o varios ciclos vegetativos. Su objetivo es recuperar y almacenar materia orgánica
y humedad junto con evitar patógenos, esperando a que sus ciclos terminen sin poder volver a
renovarse debido a la falta de hospederos disponibles.
El barbecho consiste en dejar descansar una parcela de tierra por uno o varios años, antes de
volverse a cultivar, cuando, generalmente, se hace limpieza de esta quitándole las malas
hierbas, espinos, y malezas; entonces se dice que se "barbechea", es decir, que la parcela se
labra disponiéndola con el fin de tenerla lista para la siembra.
Es una técnica que se usa en la rotación de cultivos, para que se repongan los nutrientes y la
composición química del suelo antes de otro tiempo de cosecha, para que naturalmente se
pueda restaurar el equilibrio de los elementos que componen la tierra.
Durante el tiempo que permanece sin cultivar, el suelo es sometido a una serie de labores con
objeto de mejorar su predisposición al cultivo.
LA RAÍZ
La mitad oculta de las plantas, es decir, su sistema radical es el encargado de satisfacer
diferentes requerimientos, como su anclaje en el sustrato, la adquisición y el transporte de los
recursos del suelo (agua y nutrientes esenciales), y el almacenamiento de los mismos. La
nutrición mineral de las plantas está en buena medida bajo control genético porque la
arquitectura de la raíz determina el volumen de suelo disponible para la extracción de agua y
nutrimentos, y porque el funcionamiento de los transportadores en las membranas de las células
radicales representa un proceso fisiológico altamente regulado por la actividad de los genes e
influenciado por múltiples factores ambientales.
IMPORTANCIA DE CONOCER EL SISTEMA RADICULAR DE UN CULTIVO
Conocer y estudiar el sistema radicular de un cultivo debería ser una actividad muy recurrente,
sobre todo en términos de su profundidad y distribución, y su comportamiento fenológico en
relación con la fenología de la parte aérea. Las propiedades arquitecturales de las plantas
determinan en buena medida las interacciones de competencia, complementariedad, o
compensación. La biomasa y la distribución de los sistemas radicales de las plantas cambia de
manera predecible en los diferentes biomas del mundo, y están involucradas en el control de los
ciclos biogeoquímicos e hidrológicos de los ecosistemas terrestres. También guardan relación
con el comportamiento fenológico de diferentes especies.
Las raíces gruesas intervienen en el bombeo de agua y nutrientes de las capas profundas a las
superficiales del suelo, contrarrestan por lo tanto los efectos de la lixiviación de minerales, y
mejoran la fertilidad de suelo y la eficiencia en el uso de los recursos. La sorprendente
plasticidad fenotípica de los sistemas radicales se expresa por ejemplo en la gran adaptabilidad
de la relación raíz: tallo, que tiene profundas implicaciones en la tolerancia de las plantas al
estrés hídrico, y cuya selección a través de las técnicas del fito mejoramiento resultó en la
producción de variedades de cultivos anuales modificadas en su patrón de partición de
asimilados. Esta característica y el conocimiento de los múltiples efectos fisiológicos de las
raíces sobre el tallo han dado como resultado el desarrollo de prácticas agrícolas que modifican
los parámetros.
Es fundamental conocer y manejar el sistema radical de un cultivo para tomar decisiones
correctas en términos de nutrición vegetal. arquitectónicos y fisiológicos de las raíces. Estas
prácticas incluyen la fertilización de los cultivos, la poda de las raíces en sistemas de
rompevientos, el forzamiento de la cosecha de los árboles frutales, la poda por aire de las raíces
de plántulas en vivero, el uso de reguladores de crecimiento en el control del desarrollo de las
raíces, y las inoculaciones con simbiontes.
LOS SISTEMAS RADICALES
Un sistema radical lo integran tanto raíces gruesas como raíces finas (pelos radicales), que
difieren en su distribución en el perfil del suelo, su desarrollo, longevidad, estructura, y
funcionamiento. Es común encontrar las raíces finas en la superficie. Los pelos radicales están
directamente involucrados y son esenciales en la absorción de agua y nutrientes minerales de la
solución del suelo.
Cabe mencionar que varios estudios también han demostrado que las raíces gruesas son
importantes en la absorción de agua, particularmente del agua profunda. Las raíces gruesas
además almacenan agua, carbohidratos, minerales, mucílagos y otras sustancias, que juegan un
importante papel en el control de la fenología de las especies, y en la recuperación posterior a
varios tipos de estrés.
EL SUELO Y EL SISTEMA RADICAL DE LAS PLANTAS
Las respuestas de las raíces a los cambios en el ambiente del suelo son poco conocidas, pero la
información disponible muestra una alta diversidad y plasticidad en la morfología de las raíces
en respuesta al cambiante ambiente del suelo. Esta plasticidad probablemente refleja en alguna
medida la adaptación a la variabilidad espacial y temporal que caracteriza el ambiente edáfico.
Las raíces deben responder rápidamente a cambios en múltiples factores ambientales que
afectan su propio metabolismo, así como la disponibilidad de recursos importantes (agua y
minerales).
Estos factores ambientales incluyen la temperatura, la aireación, la compactación, y las
propiedades químicas de la solución del suelo. Las raíces son de importancia en la
determinación de la estructura y el contenido de materia orgánica del suelo, y de los cambios en
su porosidad. Son capaces de modificar el funcionamiento de la parte aérea (específicamente de
las hojas) acorde a los eventos subterráneos que afectan a las raíces, a través de la producción y
la transmisión de señales hidráulicas, químicas, y hormonales (ABA, citoquininas, minerales
implicados en los movimientos estomáticos).
Una de las características más sobresalientes de los sistemas radicales de las plantas es su
asociación simbiótica casi universal con hongos habitantes del suelo, que culmina con el
desarrollo de las micorrizas. Estas asociaciones frecuentemente mejoran la nutrición mineral de
las plantas hospederas al facilitar la absorción de agua y P en el caso de las micorrizas y la
fijación de nitrógeno atmosférico en el caso de Rhizobium.
Su transporte por floema permite que llegue a las raíces para el control de enfermedades
causadas por hongos del suelo además de los de follaje.
Funciones:
El uso de Fosfito Potásico constituye una herramienta importante debido a las importantes
características que tiene el ión fosfito, siendo capaz de producir un rápido estímulo de
importantes procesos metabólicos en las plantas, provocando los siguientes efectos:
Doble actividad fúngica
Vehículo del elemento nutritivo de importancia: Potasio (K)
Activador metabólico en estados post-estrés.
El doble efecto fungicida del ión fosfito es debido a que tiene:
Acción directa sobre el metabolismo del hongo (fungistático).
Acción indirecta sobre patógenos (activador de defensas de las plantas).
Acción directa sobre el metabolismo del hongo (fungistático).
El ión fosfito compite con el fósforo en diversas rutas metabólicas catalizadas por enzimas
fosforilativas, por ejemplo, en la fosforilación del AMP a ADP, y de éste a ATP. De esta
manera, los procesos implicados en transferencia energética del hongo sufren un considerable
retraso e incluso pueden llegar a bloquearse.
De este modo, el ión fosfito es capaz de suspender el crecimiento y el desarrollo de los hongos,
o la germinación de sus esporas (acción fungistática).
El patógeno es afectado por el ión fosfito.
Los supresores dismimuyen o no se producen.
La célula reconoce la afección.
El fosfito actúa sobre el patógeno dando lugar a la producción de elicitores externos que
estimula la respuesta de defensa de las plantas.
los órganos defensivos envían señales de alarma a las células que todavía no han sido
atacadas.
Se codifican proteínas estructurales de pared para crear unas estructuras que refuerzan las
paredes celulares.
Se codifican enzimas que degradan la pared del hongo.
VEHÍCULO DEL ELEMENTO NUTRITIVO: POTASIO (K).
El Potasio es un macronutriente primario esencial que realiza un papel importante como
regulador activo de las funciones de la planta.
Dicho elemento, afecta a la forma, tamaño, color y sabor de la planta y a otras medidas
atribuidas a la calidad del producto, por diversos motivos:
Nutriente clave en la relación planta-agua.
Ayuda a combatir condiciones de estrés.
Involucrado en la elongación celular.
Activador enzimático que interviene en:
La fotosíntesis.
El transporte de fotoasimilados.
La síntesis de proteínas
Involucrado en la calidad de los frutos.
Morfología del cultivo de papa
El sistema radicular de la papa.
El sistema radicular de la papa, está conformado por dos componentes asociados a los
tubérculos o tallos subterráneos de reserva de la planta, presentando inicialmente raíces muy
ramificadas, fibrosas, superficiales muy próximas al tallo aéreo, aunque subterráneas, de rápido
crecimiento, que pueden profundizar hasta los 80 cm, con la particularidad de ser adventicias y
carecer de radícula, si no se originan de semillas sexuales.
Igualmente posee la papa, la existencia de rizomas, o tallos rizomatosos originados de brotes
laterales de los primeros subnudos de la base del tallo, desarrollando un crecimiento lateral
subterráneo y que en su extremo distal genera un tubérculo, el cual funciona como órgano de
almacenamiento de nutrientes y reserva.
El cultivo de la papa y sus diferentes tallos.
El tallo aéreo, cumple la función de sostén del follaje de ramas, hojas, inflorescencias y frutos,
de la planta de papa, además de su actividad fotosintética y se originan a partir de yemas
presentes en el tubérculo utilizado como semilla asexual, siendo herbáceos, suculentos,
alcanzando de 0,6 a 1 m de largo, de color verde, aunque pueden presentar un color rojo
purpúreo.
Pueden ser erectos o decumbentes, siendo lo normal que vayan inclinándose progresivamente
hacia el suelo en la medida que avanza la madurez de la planta, con los entrenudos alargados en
la subespecie andigena y más bien cortos en la subespecie tuberosum, ocurriendo hacia la etapa
final del desarrollo de las mismas, tornarse relativamente leñosos en su parte basal.
Los rizomas, son otro tipo de tallo, superficial y subterráneo, primordio de los tubérculos, o
tallos subterráneos de reserva de nutrientes, que constituyen un tercer tipo de tallo o tubérculo
de la papa, que en la medida que crecen y engrosan, se cubren de una exodermis al romperse la
epidermis inicial, sobre la cual se ubican de manera helicoidal yemas vegetativas, que
originaran nuevos tallos.
Este tubérculo en su exodermis, igual presenta lenticelas, circulares, u orificios de respiración,
estando conformado internamente, por; la corteza, el parénquima de reserva, el anillo vascular
y el tejido medular, todos constituyentes de la pulpa, con cascara de color blanco o amarillo,
violeta, café o rojizo, presentando forma redondeada, oblonga o alargada.
Descripción de la hoja de la papa.
Las hojas de la papa, son compuestas, constituidas entre 7 y 9 foliolos, de forma lanceolada,
dispuestas espiraladas en el tallo, bifaciales, ya que ambas caras presentan epidermis
compuestas por células sinuosas superficialmente, presentando pelos o tricomas, dependiendo
del cultivar.
Sistema floral de la papa.
La flor del cultivo se presenta agrupada en inflorescencias que se desarrollan en el extremo
terminal del tallo, cuya presencia depende del cultivar, con un número de flores usualmente
entre 7 y 15, pero que puede llegar hasta las 30, con la particularidad de que al expandirse la
primera flor, un nuevo tallo desarrolla en la axila de la hoja proximal, una segunda
inflorescencia.
Estas flores poseen diámetro entre 3 y 4 cm, con corola formada por 5 pétalos unidos, en forma
de estrella, con órgano sexual conformado por un pistilo central y 5 anteras soldadas alrededor
del mismo, midiendo entre 6 y 7 mm., poseyendo el estigma por arriba del anillo de anteras.
La corola puede presentar color blanco, o una mezcla entre azul y purpura, mientras que las
anteras presentan color amarillo brillante, excepto en los androesteriles de color amarillo claro
o amarillo verdoso, con estigmas de color verde, siendo receptivos del polen durante dos días,
ocurriendo la fertilización 36 horas luego de la polinización, aunque igual puede presentar
alogamia.
Descripción del fruto y semilla sexual de la papa.
La fecundación produce un fruto tipo baya, semejante a un pequeño tomate, redondo, ovalado,
alargado o cónico, con diámetro entre 1 y 3 cm., color verde o amarillento, o castaño rojizo
hasta violeta.
Estas bayas se agrupan en racimos terminales, poseen 2 lóculos contenedores de hasta 400
semillas, muy pequeñas, aplanadas, de forma arriñonada, blancas, amarillas o castaño
amarillentas.
LEY DEL MÍNIMO DE LIEBIG
La Ley de Liebig, más conocida como la Ley del Mínimo, es una de las leyes de la fertilidad
del suelo que determina que la producción de una planta es limitada por el nutriente que está en
menor cantidad en el suelo, en relación a la necesidad de la planta, los demás nutrientes estén
en cantidades adecuadas.
El barril es utilizado como ejemplo para explicar la ley, pues así como la capacidad de un
barril con listones de longitud desigual es limitada por la ripa más corta, el crecimiento y
producción de las plantas es limitado por el nutriente con menor disponibilidad en el suelo.
Ley del Mínimo o Ley de Liebig nos explica que el rendimiento de la cosecha está
determinado por el elemento nutritivo que se encuentra en menor cantidad. Además, un exceso
en cualquier otro nutriente, no puede compensar la deficiencia del elemento nutritivo limitante.
La Ley del mínimo fuen enunciada por Von Liebig, en el año 1840.
Este Principio general de la fertilización de cultivos conocido como Ley del Mínimo o Ley
del Mínimo o Ley de Liebig pone en evidencia la relación entre los elementos nutritivos y la
necesidad de alcanzar una riqueza suficiente en cada uno de ellos, para que pueda obtenerse el
rendimiento óptimo.
La interacción entre elementos nutritivos es positiva cuando el efecto producido por un
conjunto de dos factores, en este caso nutrientes, es superior a la suma del efecto de los dos
factores considerados aisladamente. De esta manera, si se satisfacen las necesidades de un
cultivo en potasio se asegura la eficacia de la fertilización con nitrógeno.
En el suelo, la sinergia entre los elementos nutritivos se manifiesta de manera evidente. La
movilización de determinadas formas químicas de un elemento facilita la movilización de otros.
De este modo, la presencia de sulfato y nitrato amónico favorecen la solubilidad del fósforo.
Funciones de las Citoquininas
Las Citoquininas o citocininas se encargan de regular los procesos de división celular.
Dentro de la planta se sintetizan en el meristemo apical de las raíces, aunque también se
encuentran en abundancia en frutos y semillas inmaduras.
Sus principales efectos fisiológicos son:
Estimulan la mitosis celular, en particular cuando actúan en conjunción con las auxinas.
Promueven la formación y crecimiento de brotes laterales.
Estimulan la germinación de las semillas y el desarrollo de brotes.
Activan la movilización de nutrientes hacia las hojas, y en ellas la maduración de los
cloroplastos.
Estimulan el crecimiento celular en hojas y cotiledones.
Retrasan la senescencia, directamente y también de un modo indirecto, al estimular la
síntesis de óxido nítrico.
Las citoquininas son producidas como respuesta a la luz roja (por lo que parece estar
implicado el fitocromo), y son también estimuladas por el aumento de la concentración de
oxígeno en el medio o por la presencia en el suelo de nitratos y sulfatos. Las bajas temperaturas
también son un importante activador de las citoquininas, lo cual tiene un significado biológico
interesante: la activación de las citoquininas en las semillas, y por tanto el inicio de la
germinación, se produce después de que haya transcurrido un periodo frío: el invierno. Por el
contrario, las condiciones de estrés inhiben la acción de las citoquininas, lo que también es
coherente desde el punto de vista de las necesidades de adaptación de la planta, ya que impide
que las semillas germinen cuando las condiciones no son las adecuadas. En cuanto a los
factores endógenos, tanto el etileno como las giberelinas activan la actividad de las
citoquininas.
Cultivos tolerantes a diferentes rangos de pH
El pH del suelo es una medida de la acidez o de la alcalinidad de un suelo. En la escala de
pH, 7,0 es neutro. Menor a 7,0 es ácido, y por encima de 7.0 es básico o alcalino. El intervalo
de pH de 6,8 a 7,2 se denomina como casi neutro.
Aquellas zonas del mundo con escasas precipitaciones pluviales suelen tener suelos alcalinos
mientras que las áreas con mayores precipitaciones suelen tener suelos ácidos.
La determinación del pH del suelo tiene una gran relación con la absorción de los nutrientes
del suelo, el desarrollo de las raíces y el crecimiento de las plantas.
Conforme el suelo se hace ácido, el pH se incrementa en un factor de 10 por cada punto de
caída. Esto significa que los efectos de un suelo bajo en pH son muy notables y muy
rápidamente se reduce el crecimiento de las raíces, disminuye la disponibilidad de fósforo y
molibdeno al igual que se reduce la capacidad de utilización del nitrógeno, fósforo, potasio y de
los micronutrientes.
En un suelo con pH de 6.0 el cultivo pierde su capacidad para recuperar el 11 % del
nitrógeno aplicado. Y cuando el pH baja a 5.0, se recupera tan sólo el 53% del nitrógeno
aplicado. De esta forma se puede ver porque un agricultor que tiene un suelo con bajo pH
puede pensar que no obtuvo todo el nitrógeno que compró dado que su cultivo está raquítico y
amarillo. Con respecto al fósforo el efecto del pH es mucho más dramático. Con un pH en el
suelo de 6.0 el cultivo sólo puede recuperar 53% del fósforo aplicado, y con 5.0 de pH sólo el
39%. Así que si el campo tiene un pH bajo y un análisis con resultados bajos en fósforo,
incluso después de una aplicación de fósforo el cultivo podrá manifestar una alta deficiencia de
fósforo.
El pH del suelo tiene una influencia un poco menor en la captación del potasio. Es más
determinante en los casos del nitrógeno y del fósforo. Sin embargo, el principal efecto de un pH
inadecuado en el suelo es la reducción en el crecimiento de la raíz. Es decir, no se logra un
enraizamiento suficiente para la captación del potasio, aún cuando la nutrición de la planta sea
adecuada. Con pH muy ácidos, el aluminio y el manganeso se disuelven debido a la alta acidez
y se depositan en el suelo. Estos dos elementos son muy tóxicos para varios cultivos.
Con éstos breves ejemplos queremos hacer ver la importancia que tiene para el agricultor el
mantener el pH del suelo dentro del rango adecuado a fin de que el cultivo se beneficie del
fertilizante que se adquiera.
FERTILIZANTES POTÁSICOS
El potasio de por naturaleza se encuentra concentrado en los depósitos que forman minas o
yacimientos minerales bajo tierra, pero también puede estar en los mares o lagos en secamiento.
El 80% del potasio se extrae de las minas, 12% de lagos y un 8% por disolución de depósitos
de sales bajo tierra.
La eficiencia de los fertilizantes potásicos dentro de los sistemas agrícolas, oscilan entre el 40 a
60%, el resto puede ser retenido por las partículas del suelo o lixiviado al combinarse con otros
nutrientes o elementos presentes en el suelo. Dicha eficiencia también puede verse afectada por
el uso inapropiado de las fuentes fertilizantes potásicas, al desconocer sus características físico-
químicas, métodos de aplicación adecuados y características propias del suelo.