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TEMA INTRODUCTORIO
1. Que conozcan a Jesucristo personalmente, aceptando su salvación, con un cambio fundamental de vida, y lo
reconozcan como Señor de sus vidas, con el poder del ES.
2. Que se abran al don de Dios y que sean dóciles a la acción del Espíritu Santo, que los quiere transformar en
nuevas criaturas.
Dado que lo anterior es una decisión absolutamente personal como persona, en este momento es conveniente
hacer énfasis, de que, si alguno no vino por su propia voluntad y que no se siente en la mejor disposición, es
preferible que no siga adelante con el seminario; incluso, puede retirarse.
“A los que de antemano Dios había conocido, los destinó desde un principio a ser como su Hijo, para
que sus Hijo fuera como el mayor entre muchos hermanos” (Rm 8,29).
1. Ninguno está aquí por casualidad, ni siquiera porque haya sido invitado por alguien. Cada uno está
aquí, porque Dios lo ha traído. Dios es un padre bondadoso y atento a las necesidades de sus hijos.
Dios conoce personalmente a cada uno y los llama por su nombre.
2. Dios llama a tu puerta, lo único que te pide es que lo dejes entrar. Dios te ofrece su amistad, ofrece
ser tu padre y que tú seas su hijo. El señor ha estado contigo desde tu bautizo, pero ha sido para ti
como un vecino, poco conocido.
3. Si hoy aceptas la salvación que ofrece el señor, tu vida cambiará radicalmente y ya nunca será la
misma. Hoy puede ser conocido la alegría de los que son redimidos y la paz de los que caminan de
la mano del señor.
4. Lo importante es que, en este seminario, tenga un encuentro personal con Jesús, para lo cual has
de dar varios pasos:
Primero se hace un recordatorio de las cuatro verdades fundamentales que debemos conocer en
el camino de iniciación en la vida cristiana.
Luego se presenta el amor con el que Dios nos ama, con el que se preocupa por todos y llama a
llevar una vida digna de un hijo de Dios.
A veces no se experimenta ese amor de Dios como algo próximo porque el pecado eleva un
muro entre el amor de Dios y nosotros.
Lo peor de todo es que ese pecado se experimenta como una tendencia interna, que no se
puede contrarrestar. Se necesita que alguien venga y ayude a superar esa debilidad. Jesús es el
único Salvador del mundo que puede ayudar al ser humano.
La salvación solo se puede apropiar si se cree en Jesús como el Señor, Salvador y Sanador
personal y hay conversión en la persona. Es decir, si se abre el corazón a los cambios de la vida
para vivir como hijos de Dios.
Esta nueva manera de vivir, se realiza cuando se reconoce a Jesús como el Señor. Es decir,
dejar que Él sea el “camino verdadero” que nos lleva al Padre.
Este camino de vida, no es algo que se pueda realizar con las propias fuerzas, sino que es un
don de Dios. Es un regalo (carisma) del espíritu. Para poder cambiar de vida, se tiene que recibir
una nueva efusión del Espíritu Santo. Renovar el don del Espíritu que se recibe en el Bautismo y
en la Confirmación, con el que Dios selló la vida. Permitir que el Espíritu Santo haga su obra
santificadora en la vida de cada u no, para que se transforme a las personas en verdaderos hijos
de Dios.
Y, por último, este cambio solo puede consolidarse cuando se vive en una comunidad. (este
paso lo meditamos en el seminario siguiente: permanecer y perseverar).
Presentar en forma resumida el contenido Kerygmático del SVES, de manera que los
participantes tengan una visión inicial de las verdades fundamentales de la Buena Nueva que trajo el
Señor Jesús, o sea su Evangelio, para que se viva una vida plena en esta tierra al obedecer y cumplir
sus mandamientos. Para que al final de los días, se pueda gozar de la vida eterna, la vida
bienaventurada junto a Él, son sus Ángeles y sus santos.
1ª. VERDAD: DIOS NOS AMA Y QUIERE QUE VIVAMOS UNA VIDA LLENA Y FELIZ.
Dios quiere que el ser humano lo conozca, que experimente su amor y se amen en una comunidad
de amor, de donde se irradia su amor para todos. El hombre fue creado para tener vida feliz cerca
de Dios.
Dios ha esperado siempre para dar a conocer el amor especial que tiene para cada uno.
Por no escucharlo y por ausentarse de la presencia de Dios, se sufre en el mundo.
2ª. VERDAD: EL HOMBRE ES PEADOR Y POR TANTO SEPARADO DE DIOS, POR ESO NO
PUEDE CONOCE EL AMOR DE DIOS Y PARTICIPAR DE LA VIDA DE DIOS CON LOS DEMAS.
3ª. VERDAD: CRISTO JESÚS ES EL ÚNICO QUE PUEDE DAR EL PODER PARA VIVIR ESTA VIDA,
A TRAVÉS DE ÉL SE PUEDE CONOCER EL AMOR DE DIOS Y PARTICIPAR DE LA VIDA DE DIOS
CON LOS DEMÁS HOMBRES.
En Jesús Dios se hizo hombre y entró al mundo para superar la separación entre Dios y el
hombre.
A través de la vida, muerte y resurrección, Jesucristo abrió el camino hacia Dios y ha hecho esto
posible para el hombre, para que así pueda experimentar una vida abundante.
A través de Jesucristo, Dios da a los hombres el poder de vivir juntos, con la clase de amor y
armonía que Dios quiere para la humanidad.
Aceptar a Cristo en la vida, es más que creer que Él es Dios, que murió por los hombres y más
que hacer buenas obras y seguir su enseñanza moral, significa entrar en una relación personal
con Él, en la que se recibimos su amor y loe damos nuestra vida.
Cada circulo representa la vida de una persona. El centro de los círculos representa el centro de
la vida, el lugar del conductor, el punto desde el cual la vida es controlada, alrededor del cual gira
la vida. Quien sea o lo que esté instalado en el centro de la vida de la persona es lo que controla
su vida.
Aceptar a Jesucristo en la vida, significa que Él está en el centro, lo cual envuelve la vida en el
amor de Dios. Cuando se hace esto, se puede llegar a conocer personalmente a Dios.
A quienes aceptaron de esta manera, Jesús les da el don del Espíritu y una nueva vida
(representada por las líneas que irradian de la cruz).
El don de Espíritu llena la vida entera y cambia tanto que se comienza a conocer y a
experimentar el amor de Dios y la abundante vida de la que habla Jesús (Jn 10,10).
El poder del Espíritu Santo, era evidente en los comienzos de la Iglesia: Pentecostés Hch 2, 1-4.