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Estudio 4
Estudio 4
Y di mi corazón a inquirir y a
buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio
Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. Miré todas las obras que se
hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no
se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Hablé yo en mi corazón,
diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que
fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y
dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los
desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría
hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.
(Eclesiastés 1:12-18)
V. 12 - «Rey» riqueza, posición y poder, todo lo que necesitaba para entregarse a sus
proyectos.
Ya que descubrió…
Dice MacDonald “El hombre puede volar a la luna, pero el vuelo de la abeja desafía
todas las leyes conocidas de la aerodinámica. Los científicos han penetrado en los secretos
del átomo, pero no pueden controlar los relámpagos ni almacenar su potencia. Han llegado
a controlarse enfermedades como el polio y la tuberculosis, pero el resfriado común sigue
sin conquistarse”.
V. 16-18 – Aun cuando era el hombre mas sabio y pudo ir al extremo de lo sabio así
como de lo insensato, descubrió que fue en vano, fue como intentar atrapar el viento.
Aun y con mas razón en este mundo caído y manchado con el pecado, la sabiduría
nos traerá dolor, ya que primordialmente nos enseñará sobre nuestra existencia y nos
mostrará naturalmente nuestro pecado y cómo afecta nuestra relación con el Creador.
Dice un comentarista “Siglos más tarde, un joven llamado Henry Martyn persiguió y
ganó los mayores honores en la universidad de Cambridge. Pero, en el momento de su
triunfo académico, dijo: «Quedé sorprendido al darme cuenta de que había corrido tras una
sombra». Esta fue una bendita desilusión pues, como observó J. W. Jowett: «Entonces sus
ojos se elevaron muy por encima de premios escolares al único premio que sacia, el
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro».