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Capítulo 1.

La “cuadricefalia” colombiana, un esquema original de concentración urbana en


América Latina 1 Desde hace mucho tiempo se ha venido señalando, en la abundante literatura
sobre la concentración urbana en el siglo XX, el carácter marcadamente polarizado de las redes
urbanas latinoamericanas, aun cuando un número reducido de países -entre ellos Colombia- se
apartan de esta tendencia. RECAPITULACIÓN SOBRE LA CONCENTRACIÓN PRIMACIAL Y LA
MACROCEFALIA URBANA EN AMÉRICA LATINA 2 Los procesos de concentración urbana acelerada
en América Latina, de jerarqui-zación progresiva de las redes urbanas nacionales y de
metropolización, han sido ampliamente estudiados desde 1950. En particular, desde el inicio
sorprendió a los investigadores la similitud con la cual casi todos los estados de la región
experimentaron una concentración de tendencia “unipolar”, con una supremacía cada vez más
fuerte de la ciudad de mayor importancia sobre el resto de la red urbana. Se designa a este
fenómeno con el término de “primacía urbana”1 . Creado en otra época y otro lugar (para
caracterizar las situaciones norteamericana y europea a principios del siglo XX), el concepto de
primacía urbana se adecua perfectamente a la realidad latinoamericana de los últimos 60 años, en
la que la combinación del éxodo rural masivo, la explosión demográfica y la industrialización
acelerada han tenido como resultado una concentración urbana particularmente rápida, con un
carácter primacial muy marcado. 3 En efecto, las metrópolis de la región figuran entre las más
grandes ciudades del mundo (tratándose de países que no se cuentan entre los más poblados -
exceptuando a Brasil y México-) y no sufren generalmente de ninguna rivalidad nacional (cuadro
6). 14 4 El carácter primacial de las redes urbanas lo han estudiado dos escuelas, muy diferentes
una de otra: 5 1. El “análisis espacial”. Cuervo lo llama “el empirismo lógico”; la síntesis de sus
trabajos la hizo Denise Pumain2 . Esta escuela, esencialmente americana, se ha interesado en el
estudio matemático y estadístico de la relativa regularidad observable en la jerarquía y el tamaño
de las ciudades. Siguiendo los pasos de Zipf, que elaboró la teoría de la “ley rango-tamaño” de las
redes urbanas, numerosos autores trataron de “modelizar” el perfil de las diferentes redes y de
dar cuenta matemáticamente de las frecuentes variaciones con respecto a la “norma”. Las redes
urbanas “primaciales”, en particular, han sido objeto de numerosas especulaciones estadísticas,
siguiendo a Clark3 que ha establecido tres grandes tipos de redes: Las “redes primaciales”,
dominadas por una gran ciudad y que son las más numerosas (casi todos los países de América
Latina), Las “redes oligárquicas” que no son dominadas por una sola metrópoli, sino al contrario
por un número reducido de ciudades (es el caso de Colombia), Las “redes antiprimaciales” en las
que las grandes ciudades están subre-presentadas (como en Suiza o en la ex Unión Soviética). 6
Pumain ha mostrado claramente los límites de esta escuela. Además del carácter empírico,
demasiado descriptivo y “determinista” de sus estudios que, de alguna manera, tratan de reducir a
unas cuantas ecuaciones matemáticas la realidad compleja y fluctuante de la concentración
urbana (y que parten por lo general de una idea preconcebida sin fundamento sobre la
“normalidad” en la distribución de los tamaños de las ciudades), sus intentos de interpretación de
los fenómenos observados denotan una gran pobreza que contrasta con la enorme cantidad de
trabajos estadísticos de descripción de las redes4 . Así fue como fracasaron todas las tentativas de
interpretación de desviaciones con respecto a las leyes rango-tamaño. 7 2. La teoría de la
urbanización dependiente. Esta escuela se ha especializado en la concentración primacial en
América Latina (y por extensión en todos los países en vías de desarrollo. Partió de una
constatación empírica incuestionable: la concentración primacial en América Latina, por su rapidez
e intensidad, alcanza niveles desconocidos en el resto del mundo. Esta peculiaridad ha sido
considerada como una consecuencia de la relación de dependencia económica con los países
industrializados capitalistas5 . Castells propuso el término de “macrocefalia urbana” para designar
la concentración primacial acelerada que caracteriza toda la región6 . Esta fórmula se extendió
rápidamente fuera del cenáculo de la escuela de la urbanización dependiente y se convirtió en una
expresión consagrada, particularmente en boga en los grandes organismos internacionales (FMI,
Banco Mundial, BID, Cepal, etc...) y que se utiliza para designar el “flagelo” que aqueja a los países
en vías de desarrollo7 . Es un término de origen médico (por analogía con la hidrocefalia,
enfermedad caracterizada por la hipertrofia de la cabeza con relación al resto del cuerpo), que
supone que la “hipertrofia” de las metrópolis de América Latina es una patología y que la
concentración de actividades y de población en un número muy reducido de ciudades es excesiva
y constituye un obstáculo al desarrollo. 8 El concepto de macrocefalia dio lugar a una larga y rica
polémica, resumida en la reciente tesis de Cuervo8 . Dicho concepto ha sido muy criticado por su
connotación médica, que da la imagen equívoca de una suerte de “enfermedad monstruosa” y
porque presupone que la macrocefalia es una anormalidad, una desviación de la regla. • • • 15
Singer9 ha observado que no existe regla de “normalidad” en la configuración de las redes
urbanas, como lo hacía suponer Castells, y que se han considerado como modelos de redes
urbanas “equilibradas”, en general de manera implícita, los de los países industrializados10. La
mayoría de los autores concuerdan hoy en que la macrocefalia es la forma “normal” de
concentración urbana en América Latina (ya que existe en casi todos los países de la región), o
para ser más preciso, que no es pertinente plantear el problema en término de
normalidad/anormalidad, so pena de hacer determinismo excesivamente generalizador.
Recientemente, Cuervo ha enriquecido el debate al criticar en particular la pobreza de los
indicadores utilizados para “diagnosticar” los casos de macrocefalia en el mundo entero, que son
únicamente demográficos y no toman en cuenta sino la población de las ciudades más grandes, sin
considerar todas las redes urbanas; por lo tanto, propone utilizar este concepto con la mayor
prudencia y solamente en un sentido descriptivo (estadístico), dando la preferencia al término más
neutro de “monocefalia” o, mejor aun, al de “primacía”, que ya tiene la ventaja de ser muy
utilizado. LA EXCEPCIÓN COLOMBIANA RESPECTO AL ESQUEMA LATINOAMERICANO DE
CONCENTRACIÓN PRIMACIAL Los hechos estadísticos 9 Hace tiempo que Colombia ha sido
señalada como una excepción en América Latina, al lado de las “semiexcepciones” de Brasil y
Ecuador11. Como lo manifiesta Gilbert, “de todos los países del continente, Colombia es el único
que en realidad presenta la jerarquía rango-tamaño que numerosos autores consideran como
deseable. En este caso, Bogotá es aproximadamente dos veces mayor que Medellín, representa
tres veces el tamaño de Cali y cuatro veces la población de Barranquilla”12. Subrayemos al mismo
tiempo que Gilbert emplea el término de “deseable”, en una época en que se consideraba que la
“macrocefalia” en América Latina era “anormal” y en que había la tendencia a considerar la red
urbana de Colombia como una red “normal”. Desde que se criticó la noción de macrocefalia, se
insiste más en la desviación colombiana con relación al modelo latinoamericano que en su
coincidencia con las “normas internacionales”, cuyo carácter relativo hemos señalado. Dicho de
otra manera y en términos estrictamente estadísticos, en los años 70 había la tendencia a
considerar a Colombia como un “caso normal” de concentración urbana, mientras que hoy se hace
más hincapié en su “anormalidad” (estadísticamente hablando) en el contexto latinoamericano. 10
En efecto, el examen de los cuadros 2, 2, 3, 4 y 5 revela que: La concentración urbana sí ocurrió en
Colombia, igual que en los países vecinos (cuadro 3) y más o menos en el mismo período (a partir
de los años 30)13.. Simplemente, no se hizo alrededor de una sola ciudad, sino de varias: tres
(Bogotá, Medellín y Cali), cuatro (las mismas, más Barranquilla), y más si añadimos las ciudades
que siguen a las mencionadas (cuadros 1 y 2). La ciudad más grande, Bogotá, no agrupa una parte
muy importante de la población nacional (14% en el último censo de 1985) y, sobre todo, no hay
“ruptura demográfica” entre la capital y las otras grandes ciudades: Bogotá es sólo dos veces más
grande que Medellín. Es en • • 16 particular importante señalar que entre 1905 y 1951 Bogotá
creció globalmente en forma más lenta que las tres ciudades que la siguen (cuadro 5), y que sólo a
partir de esta fecha su crecimiento ha sido más rápido. El “cuadrinomio” Bogotá-Medellín-Cali-
Barranquilla destaca claramente del grupo de las grandes ciudades colombianas, al sobrepasar el
umbral simbólico del millón de habitantes, muy adelante de las dos ciudades siguientes
(Bucaramanga y Cartagena). La brecha entre las “metrópolis nacionales” y las simples “grandes
ciudades” no se sitúa entre Cali y Barranquilla (la relación entre las dos ciudades era de 1 a 1,3 en
1985), sino entre Barranquilla y Cartagena (relación de 1 a 1,9). Señalemos de paso que el
conjunto de las cuatro ciudades, con el 29% de la población colombiana (cuadro 4), representa
más o menos el mismo porcentaje de la población nacional que la ciudad más grande de los países
de América Latina de red urbana primacial -y hasta menos, como en el caso de Argentina o Chile
(cuadro 6). Finalmente, el esquema actual de concentración urbana alrededor de cuatro ciudades
es un fenómeno reciente, posterior a los años 1930. La red urbana colombiana (cuadro 2) era poco
jerarquizada a principios de siglo y la clasificación ha sido extremadamente fluctuante durante
todo el siglo, con numerosas variaciones tanto en la base como en la parte superior del cuadro. Las
cuatro grandes metrópolis sólo comienzan a despegar después de 1938 (cuadro 5); fue hace poco,
a partir de los años 1960, cuando se estableció la jerarquización entre ellas y dejaron atrás al resto
de la red urbana. Las otras grandes ciudades también han experimentado importantes variaciones
entre los dos últimos censos (1973 y 1985). Tales fluctuaciones no son frecuentes, ya que, como lo
señala Pumain, en la mayoría de los países del mundo el crecimiento urbano no modifica la
jerarquía de las redes urbanas14 • • 17 CUADRO 1. CRECIMIENTO DE LOS DIEZ PRINCIPALES
CENTROS URBANOS COLOMBIANOS (1905-1990) Fuente: DANE, Censos de población y Proyección
quinquenal de población (1990). Nota: “MEDELLIN” = Municipio de Medellín + área metropolitana
de Medellín. (1) En 1954, seis municipios periféricos fueron anexados a Bogotá para formar el
Distrito Especial, que se convirtió en Distrito Capital en 1991. (2) El “área metropolitana” de
Bogotá, que no tiene existencia jurídica, se compone de Distrito Capital + Soacha. (3) Medellín +
Barbosa + Bello + Caldas + Copacabana + Envigado + Girardota + Itagüí + La Estrella + Sabaneta. (4)
Cali + Jumbo. (5) Barranquilla + Soledad. (6) Bucaramanga + Floridablanca + Girón. (7) Cúcuta +
Villa del Rosario + el Zulia (para 1905, la cifra es de 1912). (8) Pereira + Dosquebradas. (9)
Manizales + Villamaría. 18 CUADRO 2. LAS 20 CIUDADES MÁS GRANDES DE COLOMBA (1918-1985)
Fuente: DANE, Censos de Población (censos 1973 y 1985 con ajuste). Nota: En 1918 y 1938, se
consideraron solamente los municipios; a partir de 1951, se consideraron las áreas metropolitanas
para las ciudades más grandes, y el Distrito Capital para Bogotá. Las ciudades en itálicas no son
capitales de departamentos. CUADRO 3. LA TRANSICIÓN URBANA EN COLOMBIA (1938-1985).
Fuente: DANE, y J. O. RUEDA, Historia de la población en Colombia, 1989, vol. V, p. 378. Nota: En
1985, “población urbana” = “cabecera” y “población rural” = “resto”. 19 CUADRO 4. LA
IMPORTANCIA DE CUATRO METRÓPOLIS EN LA POBLACIÓN COLOMBIANA (1938-1985) Fuente:
DANE, (Censos y Proyección quinquenal para 1990) y J. Rueda, Historia de la población en
Colombia (1880-2000), 1989, vol. v, p. 378. Nota: Para 1985, “población urbana” = “cabecera” y
“población rural” = “resto”. CUADRO 5. TASA DE CRECIMIENTO ANUAL DE CUATRO METRÓPOLIS
COLOMBIANAS (1905-1990) Fuente: DANE, Censos y Proyección quinquenal de población (1990).
20 CUADRO 6. LA PRIMACÍA URBANA EN AMÉRICA LATINA: ALGUNOS INDICADORES
ESTADÍSTICOS. Fuente: L. M. CUERVO, La primauté urbaine en Amérique Latine, Paris, tesis de
doctorado, 1990 (cuadro J). IPT = Pob. la. ciudad / Pob. total. IQV = Pob. la. ciudad / (Pob. 2a. +
Pob. 3a. + Pob. 4a. ciudad). (1) “Ratio de intensidad cronológica” = (IPTf - IPTi) / f - i. (f = Año final
de crecimiento de la primacía urbana; i = año inicial de crecimiento de la primacía urbana). 11 Así
mismo, conviene precisar que el auge de las cuatro grandes metrópolis colombianas no es
únicamente una realidad demográfica. Estas ciudades crecieron porque eran dinámicas en el plano
económico, como lo muestran los cuadros 7 y 8. Representan casi la mitad del producto interno
bruto (PIB) de la nación, más de los dos tercios de su industria, y estas proporciones van creciendo.
12 Una importante característica de la economía regional colombiana es su fragmentación
territorial, más marcada que en muchos países vecinos (como Ecuador o Perú). Las actividades
productivas (industria, minería y agricultura comercial) están diseminadas en todo el territorio, sin
que una región domine ampliamente a las demás. El peso de los distritos de Bogotá, de Antioquia
y del Valle en la distribución del PIB por departamentos es relativamente equilibrado; y a pesar de
un progreso rápido de la capital colombiana entre 1945 y 1990, se notará que en Colombia existen
tradicionalmente cuatro focos industriales importantes, relativamente especializados: Bogotá,
Medellín, Cali y Barranquilla. 13 Fuera de la industria, la economía de las cuatro metrópolis es
diferenciada: Barranquilla es la sede de una importante actividad portuaria, La región de Cali es
conocida por sus actividades agroindustriales (papel y azúcar principalmente), Medellín es un
centro cafetero y minero de primer orden -sin hablar del narcotráfico- (capítulo 4), Bogotá es ante
todo la capital nacional y permanece paradójicamente apartada de las numerosas actividades de
producción (minas, agroexportación, comercio internacional, turismo). • • • • 21 14 Esta
“repartición de las tareas” entre las cuatro ciudades, así como la relativa posición de enclave de
Bogotá, constituyen sin duda alguna elementos explicativos de la fragmentación de la
concentración urbana alrededor de cuatro polos. CUADRO 7. DISTRIBUCIÓN DEL PIB EN CUATRO
DEPARTAMENTOS (1960-1989) Fuente: DNP, Cuentas regionales (1960-75) y dane, Cuentas
regionales (1980-85). El concepto de “cuadricefalia urbana” 15 ¿Cómo designar esta peculiaridad
colombiana? ¿Qué nombre dar a una red urbana dominada por cuatro metrópolis? 22 CUADRO 8.
DISTRIBUCIÓN DE LA INDUSTRIA EN CUATRO ÁREAS METROPOLITANAS (1945-1990). Fuente:
Contraloría (1945) y dane (otras fechas); para 1956, estimado del autor. (1) Establecimientos de
más de 10 empleados únicamente (estimado del autor). (2) Resultados provisionales. (3) Estimado
del autor. 16 En un breve estudio comparativo sobre México y Colombia, Mauro proponía el
término de “tetrarquía urbana”, un concepto que había elaborado partiendo de la realidad
mexicana en la cual, hasta fines de los años 50, la red urbana estaba dominada de alguna forma
por cuatro ciudades que desempeñaban un papel específico en la economía nacional (México,
Guadalajara, Monterrey y Tampico)15. Pero este concepto nos parece inapropiado, pues hoy la
realidad de México y de Colombia es muy diferente. 17 Habiéndose desacreditado el concepto de
macrocefalia en beneficio del de “primacía”, y ya que se ha recurrido con frecuencia a los adjetivos
“policefálico” (o pluricefálico")16 para designar un conjunto dominado por varias entidades,
utilizaremos el neologismo “cuadricefalia” (y el adjetivo cuadricefálico) para caracterizar la red
urbana colombiana que no está dominada por una sola ciudad sino por cuatro. Es un fenómeno
único en América Latina que se ha señalado a menudo, pero que se ha explicado poco. Queda bien
establecido que utilizaremos este término sólo en un sentido descriptivo, de ninguna manera
genético, para designar una situación objetiva: la concentración urbana colombiana, percibida a
través de indicadores estadísticos. 23 ALTERACIÓN DE LA CUADRICEFALIA Y DESPEGUE DE LA
PRIMACÍA DE BOGOTÁ: PROBLEMÁTICA DE LA CONCENTRACIÓN URBANA EN COLOMBIA 18 El
ejemplo de la concentración urbana en Colombia entre 1930 y 1990 es interesante por más de una
razón. Hemos podido observar dos hechos importantes, aparentemente contradictorios: La
concentración urbana se ha hecho alrededor de cuatro ciudades en lugar de sólo una, entre 1930
(fecha que corresponde al principio de la urbanización acelerada en Colombia y al despegue de las
cuatro metrópolis) y ± 1960 (fecha en la que el esquema de cuadricefalia se estabiliza por unos
diez a veinte años). La situación actual es notablemente diferente (la periodicidad de los censos
poblacionales no nos permite saber con precisión cuándo se produjo el “viraje”), ya que una
brecha demográfica se está ahondando entre Bogotá y las otras tres ciudades. Esta brecha existe
también en el plano económico (industria y PIB). 19 Hemos señalado dónde reside la originalidad
de la cuadricefalia en América Latina. Del mismo modo, podríamos mencionar que la evolución
primacial actual aproxima a Colombia, tardíamente, a su entorno regional. La cuestión sería
entonces saber si los procesos responsables de la concentración primacial actualmente
observables en Colombia son los mismos que los que intervinieron en los otros países de América
Latina unas décadas antes. Lamentablemente, no vamos a poder ir muy lejos con nuestro estudio,
en términos comparativos, ya que Cuervo ha mostrado claramente las dificultades metodológicas
de una tarea como ésta: lo único realizable en el largo plazo y a nivel de continente es una
comparación de indicadores estadísticos simples, y todo lo que era posible efectuar en la materia
ya ha sido hecho (y bien hecho) por él17. Por lo tanto, nuestro trabajo será más bien de orden
cualitativo y se referirá únicamente al caso colombiano, pues sería demasiado pesado llevar a cabo
un estudio como éste sobre varios países. Además, parece útil profundizar este estudio de casos,
procurando estudiar, cada vez que sea posible, los aspectos cuantitativos, tanto de la cuadricefalia
como de la primacía naciente de Bogotá. 20 El estudio de la concentración urbana en Colombia se
plantea entonces en términos dialécticos, y gira alrededor de dos interrogantes fundamentales:
¿Por qué la concentración se ha realizado alrededor de cuatro ciudades en lugar de sólo una? ¿Por
qué y cómo se ha establecido el esquema de cuadricefalia? ¿Por qué este esquema se está
alterando en la actualidad? ¿Por qué Bogotá, tardíamente, parece distanciarse de sus tres rivales?
21 1. Respecto a la primera interrogante, puede uno preguntarse por qué son cuatro las
metrópolis que se han desarrollado, y no dos, tres o más. Dicho de otra manera, ¿por qué
justamente Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla? ¿Cuáles son las condiciones nacionales y
regionales que posibilitaron esta evolución?, y ¿cómo emergió la cuadricefalia todavía observable
hoy? ¿Cuál es la validez de los elementos a veces invocados, tales como el encasillamiento del
relieve, el desarrollo tardío de las vías de comunicación terrestres, la polarización de los flujos de
éxodo rural, etc....? ¿Existen otros factores? 22 2. La segunda interrogante nos lleva
inevitablemente a cuestionar la validez del postulado de la cuadricefalia. ¿Estamos seguros de que
sí ha existido la cuadricefalia? El • • • • 24 diagnóstico se ha hecho principalmente a partir de
indicadores demográficos y accesoriamente industriales; ¿son suficientes estos indicadores? ¿Un
examen más a fondo de la economía colombiana confirma o infirma su existencia? Del mismo
modo, ¿es seguro que la alteración de la cuadricefalia, ligada al crecimiento demográfico de
Bogotá, esté comprobada en el plano económico? Es preciso hacer un estudio detallado para
saber si la evolución actual es un fenómeno superficial (¿pasajero?) o una evolución de fondo. En
particular, nos parece importante tomar en cuenta las actividades terciarias y en especial el sector
terciario superior, que ha sido poco estudiado. Esto nos llevará a reconsiderar los pormenores de
la discusión iniciada por Jaramillo y Cuervo sobre el papel respectivo de la industria y del sector
terciario en la concentración urbana18. Contrariamente a Europa, donde la revolución industrial y
la terciarización se produjeron en épocas bien distintas y donde cada fenómeno correspondió a
etapas diferentes de la concentración urbana, en Colombia (como en casi toda América Latina),
industrialización y terciarización han tenido lugar casi al mismo tiempo y han coincidido
cronológicamente con la urbanización acelerada y la concentración urbana, primero cuadricefálica
y luego primacial. ¿Cuál es la parte respectiva de responsabilidades? ¿En qué la industria y el
terciario han favorecido o no la cuadricefalia, y luego la primacía de Bogotá?

Capítulo 5. De la cuadricefalia a la primacía urbana de Bogotá 1 No hay continuidad entre la


dinámica actual de la red urbana de Colombia y la de las décadas pasadas: las fuerzas centrípetas
parecen prevalecer hoy sobre las fuerzas centrífugas, y Bogotá -que antaño sólo era una ciudad
como tantas otras- está en proceso de convertirse en la metrópoli colombiana. Esta evolución, que
las estadísticas demográficas tendían a atenuar, aparece con mayor amplitud en el plano
económico. ALGUNAS EVIDENCIAS EMPÍRICAS: LA ALTERACIÓN DE LA CUADRICEFALIA URBANA 2
Al poner de manifiesto la cuadricefalia urbana (capítulo 1), notábamos ya que la concentración de
los hombres y de las actividades en Colombia se presentó, entre 1930 y 1990, primero alrededor
de varias ciudades, principalmente Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, para luego recentrarse de
manera progresiva alrededor de las tres primeras (la decadencia de Barranquilla databa ya de
varias décadas) y después, alrededor de una sola: Bogotá. Desde fines de los años 70, varios
autores han señalado esta evolución1 , que no es sorprendente en sí, ya que coincide con las
tendencias primaciales observadas desde hace mucho tiempo en el resto de América Latina.
Colombia fue justamente caracterizada como una excepción al modelo latinoamericano de
concentración urbana. ¿Acaso se estaría plegando -estadísticamente hablando- a las “normas”
regionales delante de nuestros ojos? 3 En el plano demográfico (cuadros 4 y 5), hemos observado
que la brecha entre Bogotá y las otras grandes ciudades del país comenzó a ahondarse
tardíamente. Como lo señalaron acertadamente Jaramillo y Cuervo, la génesis de la cuadricefalia
urbana, durante la primera mitad del siglo XX, se inició con una “desconcentración primacial”, es
decir, una disminución apreciable de la importancia de Bogotá en la red urbana2 . Hasta 1951, la
tasa de crecimiento de Bogotá (que fluctuaba entre el 3 y el 4%) era igual o inferior a la de las
otras tres ciudades (cuadro 5) y fue superior sólo a partir de 1951 (más en el período 1964-1973,
en cuyo último año alcanzó el 6%). El cuadro 34 muestra que entre las 10 ciudades más grandes
del país, solamente dos han experimentado 139 después de 1951 una tasa de crecimiento superior
a la de Bogotá: Cartagena entre 1973 y 1990 (quizá, debido al auge del puerto, de la industria
petroleoquímica y del turismo), y Pereira sólo entre 1985 y 1990. Los estimados de población del
dane en 1990, que son confiables, indican que en la actualidad la diferencia con Medellín, Cali y
Barranquilla se va profundizando. Es cierto que la tasa de crecimiento de las grandes ciudades
colombianas ha disminuido en todo el país (y el período de “explosión urbana” está claramente
circunscrito entre 1940 y 1960-1970), pero menos en Bogotá que en las otras ciudades, y su tasa
actual es todavía bastante elevada (2,2% entre 1985 y 1990). CUADRO 34. TASA DE CRECIMIENTO
ANUAL DE LAS PRINCIPALES METRÓPOLIS COLOMBIANAS (1938-1990). Fuente: DANE, Censos de
población (con ajuste para 1973 y 1985) y Proyección quinquenal de población (1990). (1) Medellín
+ Barbosa + Bello + Caldas + Copacabana + Envigado + Girardota + Itagüí + La Estrella + Sabaneta.
(2) Cali + Yumbo (3) Barranquilla + Soledad (4) Bucaramanga + Floridablanca + Girón (5) Cúcuta +
Villa del Rosario + el Zulia + (Nota: el A.M. aparece entre 1951 y 1964) (6) Pereira + Dosquebradas
(Nota: ídem entre 1964 y 1973) (7) Manizales + Villamaría 4 Del mismo modo, los indicadores de
concentración (cuadro 35) revelan un estancamiento de la primacía urbana de Bogotá entre 1918
y 1951, seguido de un crecimiento acelerado entre 1951 y 1990. El índice de la población total IPT
-el indicador más simple- creció a un ritmo relativamente regular durante todo el período, aunque
lento entre 1938 y 1951 y rápido entre 1951 y 1964, y de nuevo entre 1985 y 1990. El índice de las
cuatro ciudades (ICC), más representativo de la dialéctica cuadricefalia/primacía (ya que establece
la relación entre la ciudad más grande y las tres siguientes), disminuyó entre 1918 y 1951 (ello
confirma que Bogotá comenzó perdiendo importancia con respecto a las otras tres ciudades), y
luego creció rápidamente entre 1951 y 1990, fecha en la cual era casi igual a uno, lo cual significa
que la población de Bogotá equivale a la de las otras tres reunidas (contra un 65% solamente en
1965). Si notamos que el IPUCC (la relación entre las cuatro ciudades más grandes y el total de la
población urbana de Colombia) aumentó muy poco entre 1951 y 140 1985, se deduce que la
importancia relativa de Bogotá se incrementó en forma apreciable, mientras que la de Medellín,
Cali o Barranquilla se estancó e incluso disminuyó. El cuadro 4 confirma esta evolución: la parte de
población urbana de las cuatro ciuda des aumentó en un 5% solamente entre 1951 y 1985 (pasó
del 40,5% al 45,5%), pero casi todo este aumento se debió a Bogotá (+ 5,6%), ya que la parte de
Cali aumentó poco (+1%), mientras que las de Medellín y Barranquilla disminuyeron (-0,4% y -
1,1%, respectivamente). CUADRO 35. ALGUNOS INDICADORES DE CONCENTRACIÓN URBANA
(1938-1990) Nota: IPX = pob. la. ciudad / Pob. total de Colombia. IPU = Pob. la. ciudad /Pob.
urbana de Colombia. ICC = Pob. la. ciudad / (Pob. 2a. ciudad + Pob. 3a. ciudad + Pob. 4a. ciudad).
IPUCC = Pob. de las 4 ciudades más grandes / Pob. urbana de Colombia (Jaramillo y Cuervo, 1987,
p 202). • IPUCC1 = Pob. de las 4 cabeceras más grandes / Pob. de las 39 cabeceras más grandes;
selección de Jaramillo y Cuervo (def. de las 39 cabeceras p. 265). • IPUCC2 = Pob. de las 4 ciudades
más grandes / Pob. urbana total. Las “ciudades” corresponden a las áreas metropolitanas cuando
hay lugar, y al Distrito Capital para Bogotá (excepto en 1918, año en que correspondían a los
municipios respectivos. 5 ¿De cuándo data la emergencia de la primacía urbana de Bogotá? El
conjunto de los indicadores demográficos a nuestra disposición muestra con claridad que la
importancia de las cuatro ciudades con respecto a la población total creció constantemente a todo
lo largo del siglo, pero hasta 1961 ese crecimiento se debía sobre todo a Medellín, Cali y
Barranquilla, y menos a Bogotá, mientras que después de esa fecha se debe casi exclusivamente a
Bogotá. Por esto, Jaramillo y Cuervo sitúan en 1951 el inicio de este despegue primacial de Bogotá.
Sin embargo, al parecer ese período intercenso 1951-1964 no constituye sino una fase de
transición hacia la primacía de la capital de Colombia, ya que su crecimiento se hizo francamente
más rápido que en las otras tres ciudades sólo después del censo de 1964, pero sin interrumpirse
hasta nuestros días. O sea, la brecha que se ahonda entre Bogotá y sus rivales cercanas es el
resultado de un proceso iniciado en 1951 (véanse las tasas de crecimiento y el icc), pero cuyos
efectos sólo son visibles a partir de 1964. Los dos momentos de mayor intensidad de la
concentración primacial son los períodos 1964-1973 y 1985-1990, es decir, nuestros días. La
primacía urbana de Bogotá es, por lo tanto, un fenómeno más actual que nunca. 6 En resumen, y
para dar una fecha bastante precisa a este viraje primacial, se puede decir que durante la primera
mitad del siglo Bogotá creció menos que las otras metrópolis, y que luego de una década de
transición la primacía urbana de Bogotá se 141 afirmó y sigue afirmándose sin interrupción desde
el censo de 1964. La inversión de la tendencia se produjo a fines de los años 50 y principios de los
años 60 (aun si la periodicidad de los censos y su margen de error -que aumenta a medida que se
remonta en el tiempo- no nos permite llegar a más certeza y precisión). Recordemos hasta qué
punto esta evolución es original en el contexto latinoamericano en el cual, a excepción de Ecuador
y Brasil, la primacía urbana es una tendencia cuyas raíces datan de principios de este siglo e
incluso de fines del siglo pasado (cuadro 6). Dicho de otra manera, Colombia parece tomar, con
poco más o menos medio siglo de “atraso”, el mismo camino de los países vecinos.
CONCENTRACIÓN DEMOGRÁFICA Y CONCENTRACIÓN ECONÓMICA, O CÓMO LA IMAGEN DE LA
CUADRICEFALIA QUIZÁ HAYA SIDO AMPLIADA POR UNA “ILUSIÓN ÓPTICA” 7 Nos parece
importante aportar algunos esclarecimientos sobre una duda que hemos expresado al describir la
cuadricefalia y su alteración reciente (capítulo I): ¿Estamos seguros de haber diagnosticado la
cuadricefalia como el modo predominante de concentración urbana? 8 En efecto, la mayoría de
los estudios sobre la concentración urbana en América Latina toman como referencia casi
únicamente los indicadores demográficos, y rara vez los indicadores económicos, y eso por dos
razones: Son los únicos indicadores de fácil acceso y utilización, y los únicos comparables en el
largo plazo y en el espacio (en particular, para los estudios comparativos de varios países). Bien se
sabe que la concentración urbana forma un todo, que es un proceso demográfico y económico a la
vez, pero, como lo ha explicado claramente Cuervo, sólo el aspecto demográfico del problema
resulta fácil de deslindar3 . En sus propios trabajos ha tenido que renunciar a seguir adelante en la
búsqueda de indicadores económicos, pues las estadísticas en esta materia son escasas, menos
confiables que los datos demográficos, muy diferentes de un país a otro desde el punto de vista
metodológico y, generalmente, no permiten remontarse mucho en el tiempo. Por lo tanto, resulta
imposible compararlas, sobre todo en el largo plazo. A falta de una observación precisa de la
concentración económica, se supone -en general, de modo implícito- que la concentración
demográfica es representativa de un proceso global de concentración. Mostrar la concentración
demográfica, de alguna manera es mostrar la concentración a secas, que también es económica. Si
se lleva un poco más lejos este razonamiento, se supone que en términos generales la
concentración económica es superior a la concentración demográfica (en valores relativos). Así,
por ejemplo, en 1989 Lima “sólo” concentraba el 30% de la población peruana, pero el 70% del PIB
industrial, el 87% de la recaudación tributaria y el 98% de las inversiones privadas del Perú4 . Lo
mismo ocurrió en Colombia, donde en 1985 el Distrito de Bogotá concentraba el 14% de la
población colombiana, pero el 21% del PIB, el 33% de las industrias y más del 50% del movimiento
bancario de todo el país. Pensamos que el mismo fenómeno se produce en las demás ciudades
primaciales del continente: concentran una proporción más elevada de actividades que de
población. • • 142 9 Nuestra hipótesis es la siguiente: existe un desfase entre la evolución del
“peso demográfico” y la del “peso económico” de Bogotá. En ambos casos, la situación -al
principio de la fase de urbanización acelerada- es de escasa concentración primacial, que
desemboca en una situación de concentración importante en la capital solamente. Pero también
pensamos que si bien una fuerte concentración demográfica es representativa de una fuerte
concentración económica, en cambio, nada permite deducir que la relación inversa sea cierta, es
decir, que una escasa concentración demográfica implique una escasa concentración económica.
Por el contrario, opinamos que la concentración económica en la capital colombiana siempre ha
sido superior a la concentración demográfica (véase más adelante), y que la percepción de una
escasa concentración primacial entre 1930 y 1960 se ha visto acentuada por una limitación de
orden estadístico: pudimos hacer esta constatación sólo a partir de indicadores demográficos. 10
Es allí donde radica la paradoja de Colombia: es el único país de América Latina donde por
tradición la concentración primacial es débil, pero no es seguro que la concentración económica lo
haya sido también. O, en términos más exactos, la concentración urbana de las actividades
siempre ha sido superior a la de los hombres, como en los otros países del continente. Es cierto
que el 33% de las industrias colombianas localizadas en Bogotá son poca cosa en comparación con
el 70% del PIB industrial en Lima; sin embargo, es más que el 14% de la población nacional, y la
concentración económica en la capital colombiana es importante. 11 ¿Era ya éste el caso en el
pasado? ¿Qué se sabe de la concentración económica? ¿Siguió ésta, al mismo tiempo que la
población, los ciclos de cuadricefalia/ primacía urbana? 12 Las estadísticas no nos permiten aclarar
totalmente esta zona oscura, ya que son pocos los datos anteriores a 1970 y su grado de
confiabilidad disminuye a medida que nos remontamos en el tiempo (véase anexo). La única
información comparable en el largo plazo atañe a: Las cuentas regionales, desde 1960 solamente,
las que lamentablemente están desagregadas por departamentos únicamente (y no por ciudades,
a excepción del Distrito de Bogotá); La industria, desde 1945 (1er. censo industrial) y 1956 (fecha
de iniciación de la Encuesta Anual Manufacturera); La banca, pese a que se dispone de series
largas (desde 1925) sólo para las sociedades bancarias en su conjunto, y que el detalle por ciudad
(o por sucursal), aparece recientemente, en 1976; El comercio exterior, que atañe más a los
puertos y ciudades fronterizas que a metrópolis enclavadas en el interior del país como Bogotá,
Medellín o Cali; Los presupuestos municipales, pero cuya definición ha variado con el tiempo, por
una parte, y, por otra, no son directamente representativos del dinamismo económico de las
ciudades. 13 Estamos entonces bastante desprovistos en materia de datos estadísticos que cubran
todo el período de estudio (1930-1990), ya que la mayor parte aparece después de 1960 (e incluso
1980). Por lo tanto, sólo podemos caracterizar con precisión la segunda fase de la concentración
urbana en Colombia, la de la alteración de la cuadricefalia. Sin entrar desde ahora en el detalle
cronológico de la concentración económica, sobre el cual volveremos en los siguientes capítulos
(en especial el capítulo 7), observamos que las cuentas regionales (cuadros 7 y 36) y las
estadísticas industriales (cuadro 8) nos proporcionan una imagen aproximada de lo que era la
cuadricefalia económica hacia mediados del siglo XX, pero no nos permiten reconstituir con
precisión su génesis. En • • • • • 143 cambio, podemos apreciar la precocidad del viraje primacial.
La industria se concentró rápidamente en Bogotá entre 1945 y 1966, y luego su distribución
espacial fue relativamente estable. Las cuentas regionales indican también una concentración
importante entre 1960 y 1975 (pero ¿cuál era la situación antes de 1960?), que menguó de
manera manifiesta después (ya que la tasa de crecimiento del PIB de Bogotá a partir de 1975 se
acerca al promedio nacional, mientras que era muy superior entre 1960 y 1975). CUADRO 36.
COMPARACIÓN DEL PIB DE BOGOTÁ Y DE COLOMBIA, EN MILLONES DE PESOS CONSTANTES DE
1989 (1960-1989) Fuente: DNP y DANE, Cuentas Regionales de Colombia (1960-1989). 14 Las
estadísticas bancarias (cuadros 37 y 87) indican también un movimiento de concentración en
Bogotá, pero en un corto período (1976-1991), y con algunas restricciones de orden metodológico
(véase anexo). Y, sobre todo, notamos que las colocaciones en Bogotá son superiores a las
captaciones, es decir, los bancos invierten en la capital de Colombia más capitales que los que
recaudan, y este excedente proviene del resto del país. Concretamente, Bogotá drena una parte
no desdeñable de la liquidez colombiana (el 11% en 1991), lo cual prueba que el mercado
financiero de la capital de la nación concentra más expectativas que otros del país. 15 Las cifras del
comercio exterior (cuadro 38) coinciden globalmente con los otros datos. Antes de 1960, la
participación de Bogotá en el comercio internacional era insignificante, tanto en volumen de
mercancías como en valor. Esto es lógico, ya que en esa época la mayor parte de los intercambios
se hacían por vía marítima o terrestre, por los puertos o las ciudades fronterizas (Cúcuta, Leticia,
Ipiales, etc. ...). Con el papel creciente de los transportes aéreos en el comercio internacional, las
metrópolis del interior del país han ocupado un lugar cada vez más importante en los intercambios
(en valor de las mercancías, y ya no en volúmenes, pues los productos transportados por avión no
son cargas pesadas y no representan sino una parte marginal del tráfico). Lo podemos apreciar con
las siguientes cifras: entre 1960 y 1989, Bogotá pasó del 0% del valor de las exportaciones al 8%, y
del 2% del valor de las importaciones al 22%. Fue una progresión espectacular, en un período
relativamente corto. 144 CUADRO 37. PARTICIPACIÓN DE BOGOTÁ EN EL MOVIMIENTO BANCARIO
NACIONAL, PROMEDIO ANUAL EN PORCENTAIES (1982-1990) Fuente: Cámara de Comercio de
Bogotá, “Bogotá en la década de los 80”, p. 136. 145 CUADRO 38. PARTICIPACIÓN DE BOGOTÁ EN
EL COMERCIO EXTERIOR COLOMBIANO, EN PORCENTAJES (1960-1990) Fuente: DANE 16 Resulta
muy delicado interpretar las enseñanzas que nos proporcionan estas cifras sobre la primacía de
Bogotá. En el fondo, todas revelan una misma tendencia a la concentración primacial, que coincide
con la información demográfica. Pero hay dos puntos de divergencia: En cuanto al nivel inicial de
concentración primacial. Las estadísticas del comercio exterior, de la industria y de las cuentas
regionales indican que la participación de Bogotá era relativamente poco importante al principio, y
estas dos últimas ponen de manifiesto la existencia, hacia mediados de siglo, de una cuadricefalia
económica. Pero en una misma fecha (1960), la plaza de Bogotá era desdeñable para el comercio,
ya importante para la industria (un 25% del potencial nacional), e intermedia para la participación
en el pib nacional (15%). En cuanto a la fecha del viraje primacial de la economía. Parece que la
concentración industrial fue más temprana (entre 1945 y 1966) que la concentración económica
global (pib), y que la concentración del comercio internacional (cuyo retraso se explica por la
“andinidad” de Bogotá). En cambio, pese a que no tengamos elementos para probarlo, la
concentración bancaria debió ser muy precoz, quizá más que la industrial, ya que el nivel de
concentración en 1976 (primera fecha disponible) es superior al de los otros indicadores en la
misma época (y también porque la actividad bancaria es una de las más concentradas que hay).
Dada la diversidad de los procesos económicos y la pobreza de los indicadores disponibles, no nos
parece posible fijar una fecha para este viraje, ni siquiera una década, como hemos hecho para la
población. Parece que la transición no se hizo al mismo tiempo en todos los sectores: comenzó
antes de los años 60 en algunos casos, y más tarde en otros. • • 146 17 En cambio, hemos
comprobado que la superioridad de la concentración económica con respecto a la concentración
demográfica es una constante que encontramos tres décadas más tarde: en 1985-1990 Bogotá
concentra más actividades que población, y éste ya era el caso en 1960. En esa época Bogotá
concentraba solamente el 9,7% de la población colombiana (en el censo de 1964), pero el 15% del
PIB, el 25% de la industria y un porcentaje elevado de los movimientos bancarios. Es imposible
saber cuál era la situación antes de esa fecha, pero el único dato económico significativo
disponible para el principio de nuestro período, el censo industrial de 1945, arroja entre el 14 y el
21% del potencial industrial nacional localizado en Bogotá, frente a sólo 4,7% de la población
colombiana (estimado para 1945). 18 En otras palabras, la percepción de la cuadricefalia urbana,
basada esencialmente en datos demográficos, merece ser matizada, pues hace mucho tiempo que
la concentración económica en Bogotá supera a la de la población. Eso no cuestiona la validez del
esquema de cuadricefalia (no olvidemos que tanto en 1945 como en 1956 la industria de Medellín
era más importante que la de Bogotá), pero guardémonos de cierta “ilusión óptica”: el relativo
equilibrio demográfico de la red urbana en los años 1960-1970 oculta en realidad una
concentración económica cuyo carácter primacial ya era marcado. 19 Sea lo que fuere, no
podemos sino confirmar la emergencia de la primacía urbana de Bogotá, la que quizá haya
comenzado antes de los años 60 y que parece acelerarse en la actualidad. LA “PRIMACÍA DE
EFECTO RETARDADO”: ¿SE TRATA DE UNA SIMPLE “RECUPERACIÓN HISTÓRICA” O DE UN NUEVO
PROCESO? 20 Hemos visto que la concentración urbana en Colombia se produjo efectivamente, al
mismo tiempo y en proporciones comparables con las de otros países de América Latina, pero, a
diferencia del resto del continente donde esta concentración se hizo desde el inicio alrededor de
una sola ciudad, en Colombia ocurrió primero alrededor de cuatro, luego de tres (la decadencia de
Barranquilla fue precoz) y posteriormente de una sola, Bogotá, a partir de los años 60 por lo
menos. En todos los países de la región la concentración urbana se debe a una serie de factores
idénticos, y los particularismos nacionales no aportaron -con excepción de Colombia, y tal vez
Ecuador y Brasil-, sino variaciones menores a este esquema. Estos factores son: La explosión
demográfica en el campo (vinculada a la disminución de la mortalidad y al control tardío de la
natalidad; es decir, a la etapa intermedia de la transición demográfica) y las mutaciones de la
economía agraria, cuyos efectos combinados provocaron una sobrepoblación relativa del mundo
rural; Los flujos masivos de éxodo rural, suscitados por factores de expulsión del campo (el push) y
de atracción hacia las ciudades (el pull), y posibilitados por diversos modos de traslado del campo
hacia las ciudades (transportes terrestres, servicio militar en el caso de los hombres, educación,
existencia de contactos en las ciudades, etc....); Los progresos apreciables en materia de
transportes internos, que facilitaron (mas no “determinaron”) las migraciones a más larga
distancia, hacia una sola ciudad (con etapas intermedias o sin ellas), en lugar de varias; • • • 147
Las mutaciones de la economía regional, con el despegue industrial (primero por sustitución de las
importaciones, y en segundo lugar por la diversificación, ligada al mercado interno y en forma
limitada a las exportaciones), luego por la “terciarización” de las ciudades, proceso que se inició a
comienzos de siglo en el Cono Sur y más tardíamente en otras partes; La calidad de vida en las
ciudades, globalmente superior a la del campo en el momento de los flujos masivos de éxodo
rural; El fortalecimiento de los Estados nacionales que dispusieron progresivamente de más
medios, más poder, de una burocracia más numerosa, y cuyo intervencionismo económico ha
crecido de manera ininterrumpida; factores todos éstos que han contribuido a acercar el gobierno
central, en la capital del país, a los hombres y a las actividades; Un fenómeno de inercia, una
especie de “círculo virtuoso” mediante el cual el crecimiento llama al crecimiento, y la
concentración atrae a la concentración (cuanto más crece la ciudad primacial, más se acentúa su
“ventaja comparativa” con respecto a las otras ciudades, tanto para los hombres como para las
actividades). 21 Estos procesos han intervenido en Colombia como en los otros países de la región,
y la originalidad colombiana no radica tanto en la falta de concentración urbana sino en la forma
en que ésta se ha producido: alrededor de cuatro ciudades en lugar de una sola. Este esquema
particular, que hemos llamado “cuadricefalia”, se debe a la convergencia: De una serie de
elementos favorables al crecimiento de tres ciudades fuera de Bogotá, que hemos descrito en el
capítulo 3; De una serie de obstáculos a la concentración primacial, que están relacionados con la
fragmentación física del territorio colombiano, la diseminación 22 de la población (el “archipiélago
humano”), el atraso en el desarrollo de los transportes (y por consiguiente en la unificación del
mercado interno), la polarización de los flujos del éxodo rural alrededor de cuatro ciudades y,
finalmente, la estructura misma del Estado colombiano, que es un Estado tradicionalmente débil
(y pobre), fuertemente marcado por su herencia federal. Estos factores han interferido en las
causas de la concentración urbana, hasta el punto de “repartir” de alguna manera la
concentración urbana alrededor de varias metrópolis, cuando la lógica regional era la de la
primacía urbana. 23 ¿Qué observamos hoy? Se nota una clara alteración de la cuadricefalia con la
creciente primacía de Bogotá, por una parte y, por otra, la desaparición progresiva de los
obstáculos a la concentración, obstáculos que han interferido durante varias décadas. Las
dificultades del espacio colombiano son allanadas a medida que los transportes internos van
mejorando, tardía pero seguramente (en particular, la carretera y el avión); las migraciones de
larga distancia son más fáciles que antes, por las mismas razones; la distribución de la población
pierde poco a poco su carácter insular con la expansión de los frentes de colonización desde 1950
y el relleno progresivo de los “vacíos intersticiales” (como el no man's land del Magdalena Medio
que durante mucho tiempo ha separado los núcleos occidental y oriental de población, o las
tierras bajas del sur de los departamentos de Córdoba y de Sucre, al oeste de la depresión
momposina, que aislaban la costa Caribeña del núcleo antioqueño); el Estado central se ha
fortalecido de manera apreciable desde la instauración del Frente Nacional (en 1958), en perjuicio
de los poderes regionales, hasta el punto de que el debate políticoadministrativo principal de la
segunda mitad del decenio de los 80 ha sido el de la descentralización. • • • • • • 148 24
Podríamos inclinarnos a pensar que la primacía actual de Bogotá se debe a una suerte de
“recuperación histórica”, es decir, a un relleno tardío de los vacíos que habían posibilitado la
cuadricefalia, entre 1930 y 1960-1970. Vemos aquí, indudablemente, un elemento de explicación
de la inversión de la tendencia que se ha producido en los últimos 30 años. Pero de ahí a
considerar que Colombia sigue la misma tendencia que el resto del continente, simplemente con
algunas décadas de retraso, sólo hay un paso, que no puede darse sin primero preguntarse si la
concentración primacial que Colombia experimenta actualmente se debe a los mismos factores
que intervinieron en el pasado en los países vecinos, o bien si se trata de un proceso nuevo, sui
géneris. 25 Anteriormente, hemos enumerado los factores de concentración urbana que
prevalecieron en América Latina, entre 1940 y 1970, aproximadamente, y debemos constatar que
un gran número de ellos ya no son válidos para explicar la aparición de la primacía urbana de
Bogotá: La explosión demográfica ha terminado y la transición demográfica se encuentra en su
fase final; Las grandes mutaciones tecnológicas del campo, así como el movimiento de
concentración de tierras no tienen hoy la amplitud que tenían entre 1950 y 1970; Los flujos
masivos de éxodo rural se han agotado y el campo está en gran parte despoblado (eso que no
excluye la existencia de frentes activos de colonización); La ola de industrialización acelerada de
las grandes ciudades también ha terminado (e incluso la industria urbana ha experimentado una
década de crisis, desde el final de los años 70), y la distribución espacial de las industrias
colombianas es relativamente estable desde los años 60 (con un crecimiento más lento de la
importancia de Bogotá); El único factor tradicional de concentración que interviene con efecto
retardado en Colombia es el fortalecimiento del Estado central, empero con una restricción: la
aceleración actual de la importancia demográfica y económica de Bogotá coincide precisamente
con la más profunda política de descentralización político-administrativa que el gobierno haya
emprendido jamás (con la transferencia de las competencias y de los presupuestos que ello
implica). 26 Pero, así como la mayor parte de los factores “históricos” de la concentración no
intervienen ya hoy, algunos factores del crecimiento actual de Bogotá son nuevos. Es claro que el
dinamismo económico de Bogotá se debe también a la internacionalización de su economía (ya
que los intercambios internacionales necesitan una ciudad-relevo), al desarrollo de las actividades
del terciario superior, a la ampliación del mercado local, a la franca mejoría de los servicios
públicos de la capital (agua, electricidad, teléfono, salud, educación, etc....), y a la llegada de
migrantes en número reducido y diferentes de aquéllos de los años 1950-1970 (por ser
principalmente de origen urbano, son más calificados). Todos estos factores no tenían sino un
papel secundario antes de 1970. 27 En consecuencia, y como respuesta a la pregunta que hemos
formulado antes, constestamos que la concentración primacial actualmente observable en
Colombia no es una simple “recuperación de retraso” con respecto al resto de América Latina, ya
que los factores de concentración no son los mismos. Por lo menos, existen dos generaciones de
factores muy distintos: los de los años 1940-1970, que en su mayoría han dejado de actuar, y los
que aparecieron posteriormente y son en gran parte nuevos. 28 Colombia sigue siendo original,
aun cuando parece aproximarse al modelo regional. Sería interesante poder seguir adelante con
este paralelo entre Colombia y los países vecinos, para verificar si los factores de concentración
urbana han cambiado de la • • • • • 149 misma forma en el resto del continente.
Lamentablemente, el marco nacional de este estudio no nos permite profundizar esta hipótesis.

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