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Por Valentin Rivero para HomeTech Magazine.

¿Cuántas veces hemos oído que un minicomponente puede entregar más de 4000 watts, a
través de sus diminutos altavoces? O, qué tal esa escena, cuando entramos a una tienda
departamental y el vendedor nos presume que sus bocinas aguantan 100 watts más que
las de la competencia.

Cuando vamos a comprar unas bocinas algunos se fijan en la estética, otros en la marca
(todo muy válido) y los que tienen un poco más de curiosidad, que a lo mejor quieren
comparar con otros modelos, pondrán atención en las especificaciones y, tristemente,
verán lo poco significativa que es la información que los productores nos dan para poder
determinar si una bocina es de calidad sónica o no.

En la mayoría de las hojas de especificación normalmente encontramos los siguientes


datos:

Rango de Frecuencia: Es una medida que compara la amplitud de la respuesta contra la


frecuencia de un componente de audio. Ésta se mide de entrada a salida. Un componente
perfecto debe ser totalmente lineal en su rango de uso, indicando que reproduce todas las
frecuencias al nivel correcto. Normalmente en amplificación hay variaciones de décimas
de decibel, pero en bocinas la cosa se vuelve más radical.

Normalmente la industria, en materia de bocinas, usa un margen de +-3db, es decir un


diferencial de 6db, en una medición basada en el supuesto eje acústico. Uno pensaría que
6 decibeles, es un rango tolerable, no es un dato que llame la atención, pero si digo que la
diferencia en poder es la diferencia entre 10 watts y 40 watts, vemos lo laxo y fácil que es
cumplir con este requisito. Así es sencillo entender por qué una bocina de bajo costo, que
encontramos en un auto servicio, tiene la misma especificación que una bocina que vale
diez veces más y, obviamente, porque suenan tan distinto. Es más: bocinas de miles de
dólares y mismo rango de precio pueden tener exactamente la misma especificación pero
su sonido será totalmente diferente.

Y la cosa se complica aún más ya que tratándose de bocinas la información que nos da
una sola medición en eje no es suficiente para determinar o describir qué tipo de sonido
emitirá ésta. En realidad se necesita una gráfica donde se enseñen toda una serie de
mediciones ya que en nuestro cuarto gran parte de lo que escucharemos será sonido
indirecto. De ahí que sea necesario que la industria se ponga de acuerdo para presentar
dicha gráfica. Algunas empresas empiezan a presentar estas gráficas de dispersión en
diferentes ángulos y otra información. Aquí un ejemplo, como preámbulo a la ocasión de
que en otro artículo pueda explicares a detalle la información sentada en ésta:

Por ahora es importante mencionar que estas medidas se deben hacer en una cámara
anecóica o campo libre, con una resolución mayor a un 1/3 de octava (usual en la
industria), ello con la intención de conocer el verdadero comportamiento de las
frecuencias bajas (1/20 de octava); y es una realidad que la mayoría de los fabricantes de
bocinas carecen de dichas instalaciones y muchos no las mandan a hacer con terceros.
Como consecuencia tendremos bocinas que cuando fueron medidas en cámara anecóica
mostrarán un cierta extensión (que pareciera limitada) y que, a la hora de introducirlas a
un cuarto, la extensión se verá beneficiada por la ganancia de éste, por lo que es
importante que el fabricante nos indique a qué frecuencia midió (10db es la media), ya
que ésta se relacionará mucho con el comportamiento que la caja tendrá en diversos
cuartos.

Extensión de bajas frecuencias: Describe la respuesta de frecuencia anecóica de baja


frecuencia. La carga acústica es generada por la habitacuón de escucha que incrementa la
extensión de graves de baja frecuencia. Generalmente se lee como sigue:
Low Frequency Extension:
-3 dB: 54 Hz
-10 dB: 35 Hz

A muchos fabricantes les resulta práctico dar la especificación dada en cuarto (los
números se ven muy beneficiados), pero como sabemos, los cuartos cambian mucho ya
sea por aspectos como su arquitectura, decoración, amueblado, etcétera; así que el sonido
que se reproduce en estos se verá claramente afectado. Así que existen muchas bocinas
que presumen una gran extensión en frecuencias bajas, pero en realidad ésta no es
precisa, pero nos ayudará a comparar con otras bocinas.
Estos ejercicios hacen evidente la necesidad de una estandarización.

Impedancia: Ésta se expresa en ohms -normalmente 8, 6 ó 4- pero la realidad es que este


número tampoco nos enseña el verdadero comportamiento pues ésta varía conforme
cambia la frecuencia (normalmente mucho), como se puede apreciar en una gráfica. En
este caso también se puede apreciar la fase, valor que es mucho más significativo por la
información que despliega como el tipo de amplificador que dicha bocina requiere en
cuestiones de corriente.

Hay más datos técnicos que aparecen en la ficha de un altavoz como el punto de
transición de una unidad con otra (Xo, pasabanda, crossover) o los relacionados con el
peso del producto, sus dimensiones, su sensibilidad y el atributo por el que más pregunta
la gente: ¿cuántos watts posee? Como si esto fuera el indicador más importante; en el
supuesto de que si aguanta más watts será mejor (jajaja), o bien, sonará más fuerte
(nuevamente jajaja). Estas conjeturas son de las peores en matería de audio.

Los números de potencia son una referencia de la cual están bien enterados los
mercadólogos, ya que tienen un peso en la mente del consumidor, y estos a su vez
presionan a los departamentos de ingeniería para conseguir que sus productos soporten
grandes cantidades de energía, lo que ha sacrificado -en algunos casos- la calidad del
producto.
La mayoría de los fabricantes especifican el número en el que la bocina dejará de ser
funcional, por fallas en el sistema mecánico -normalmente asociado al calor generado o
las limitantes físicas del mecanismo-. Pero, en ningún momento se habla de calidad,
entonces ¿de qué sirve tener una bocina que aguanta 300 watts si el sonido emitido por
ésta posee una distorsión terrible? Los ingenieros dirán que el producto es un éxito, pero
los amantes del sonido lo encontraran atroz.

¿No creen que nos merecemos que nos digan qué niveles de distorsión soportan las cajas
a determinado volumen? Yo la agradecería mucho. Veamos este ejemplo. Noten la
diferencia en distorsión entre una y otra a gráfica a diferentes frecuencias. Si bien es
cierto que el “volumen” esta subiendo 6 dB´s, es fácil notar que la distorsión crece
abruptamente, incluso por encima de esos 6 dB´s.
Compresión térmica: Es impactante lo que el calor le puede hacer a una bocina en su
respuesta. En la siguiente gráfica verán cuatro monitores profesionales, con unidades de
las mismas dimensiones y misma configuración. En la primera columna se ve la respuesta
de una señal “mínima” a 2.83v/1watt a 8 ohms; en la segunda columna vemos la bocina a
un nivel de 102 db @ 1 watt @ 1 metro.

Es evidente que observamos cuatro historias diferentes a las que el ingeniero está
escuchando y tomando en cuenta para tomar decisiones al grabar, por ejemplo. Y se
supone que estas bocinas deben aguantar más calor que sus contrapartes caseras.

La realidad es que normalmente la capacidad de volumen de un bocina está determinada


por el tamaño del diafragma y su desplazamiento, además de cómo puede dispersar el
calor generado; no conforme a cuánto calor (watts) aguanta sin dañarse. Sería más útil
que nos dijeran a cuántos decibeles constantes puede nuestra bocina tener, conforme a la
distorsión tolerable y sin compresión térmica; es decir, en uso continuo.

Vaya, una bocina con un poco de trabajo de diseño, debió ser medida pero se niegan a
compartirlo. Esa información nos ayudaría a saber mucho más que lo que actualmente
nos dicen y, por lo tanto, a tomar mejores decisiones acerca de los productos.

Yo personalmente creo que si no enseñan dichos documentos es porque les da miedo ser
juzgados por éstos. Sé que la prueba última y decisiva son los oídos, pero por favor no
me malinterpreten pues encuentro a la industria muy cómoda soportando mitos.

Como dice el refrán: ‘a río revuelto, ganancia de los pescadores’. Es curioso que muchas
de las gráficas aquí puestas provengan de la sección profesional de una marca que tiene
una de las hojas de especificación más completas que conozco; lo triste es que cuando se
trata de ponerse del lado del consumidor vuelven a caer en lo mismo… ¡Qué pena!

Así, tristemente, ‘Juan X’ está con los ojos tapados y depende del estatus de los
fabricantes y de cuestiones no relacionadas al sonido para determinar qué productos
comprar. Mi sugerencia es que si quieren comprar unas buenas bocinas le escriban al
productor y le pidan más información que la que les están dando. Quien la comparta es
porque de menos hizo la tarea. HT
Ing. Ramiro Colasurdo
Director
Audio Video Contractor SA de CV

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