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En el caso de la reacción de hidrógeno molecular (H2), como por ejemplo su combustión con
oxígeno (O2) para formar agua (H2O), la reacción ocurre debido a la energía liberada durante el
proceso. En la combustión del hidrógeno, la energía necesaria para romper los enlaces entre los
átomos de hidrógeno y oxígeno es más que compensada por la energía liberada cuando se forman
los enlaces entre los átomos de hidrógeno y oxígeno para formar agua. Esto se debe a que los
enlaces en el agua son más estables y de menor energía que los enlaces en el hidrógeno molecular
y el oxígeno molecular.
En términos más simples, la reacción de hidrógeno con oxígeno ocurre porque los productos de la
reacción (agua) son más estables y tienen una menor energía que los reactivos (hidrógeno y
oxígeno molecular). Esto resulta en la liberación de energía en forma de calor y luz, lo que hace
que la reacción sea favorable desde el punto de vista termodinámico.
La reacción entre el cloruro de amonio (NH4Cl) y el hidróxido de sodio (NaOH) produce dos
productos principales: amoníaco (NH3) y agua (H2O)
En esta reacción, el hidróxido de sodio (NaOH) reacciona con el cloruro de amonio (NH4Cl) para
formar cloruro de sodio (NaCl), amoníaco (NH3) y agua (H2O). El amoníaco liberado es gaseoso y
se puede observar como un gas con un olor característico. Este tipo de reacción es una reacción de
neutralización en la que un ácido (NH4Cl) y una base (NaOH) reaccionan para formar una sal (NaCl)
y agua (H2O).