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Resumen Derecho Internacional Público - 1° Parcial

Sujetos y Actores del Derecho Internacional

Podría decirse que en la comunidad internacional hay pluralidad de sujetos y actores.


Siguiendo la clásica definición de sujeto de derecho (como todo ente capaz de adquirir
derechos o contraer obligaciones), los sujetos del derecho internacional son todos aquellos
que poseen capacidad jurídica para adquirir derechos internacionales y/o contraer
obligaciones internacionales, o que son centro de imputación de normas internacionales.

Todo sujeto de derecho internacional goza de personalidad jurídica internacional. Asimismo,


se puede decir que no todos ellos tienen capacidad para crear por sí mismos normas
internacionales, lo que no les impide a los sujetos que no poseen esta capacidad ser de
todas formas centro de imputación de normas internacionales creadas por otros sujetos.
Esto implica que la capacidad de crear derecho o de legislar no es una condición sine qua
non para la atribución de subjetividad internacional.

Se puede afirmar que, al gozar de derechos, los sujetos del derecho internacional podrán
efectuar un reclamo internacional en caso de violación. No obstante, algunos sujetos
poseen una capacidad para actuar limitada, y no pueden reclamar por sí mismos en el plano
internacional. De igual forma, en caso de poseer obligaciones internacionales, los sujetos
serán pasibles de responsabilidad internacional ante su incumplimiento o en el supuesto de
causar un daño a otro sujeto. Así, reclamación internacional y responsabilidad internacional
funcionarán como consecuencias de la subjetividad internacional.

El resto de los entes (o entidades) que no poseen subjetividad internacional, pero que
cumplen un rol destacado en el ámbito internacional, son denominados “actores”. Un simple
actor se podría convertir en sujeto del derecho internacional en el momento en que los
Estados adopten (o reconozcan que existe) una norma internacional que regule
específicamente su conducta (o la de toda la clase genérica a la que pertenece), como una
categoría diferenciada del resto de los sujetos ya reconocidos.

Los sujetos de derecho, en un sistema jurídico, no son necesariamente idénticos en cuanto


a su naturaleza o la extensión de sus derechos, y su naturaleza depende de las
necesidades de la comunidad. Esto ya que algunos poseen capacidad para celebrar
tratados internacionales y/o entablar relaciones diplomáticas, mientras que otros no poseen
ninguno de esos poderes, pero pueden reclamar por sí mismos ante órganos
internacionales frente a las violaciones de sus derechos. Se ha hablado entonces de sujetos
“originarios” y “derivados”; “Personalidad jurídica internacional plena” y “personalidad
jurídica para actuar”; o “capacidad jurídica internacional” y “capacidad para actuar”.

Los Estados
Los Estados son sujetos originarios del derecho internacional y los que poseen mayores
competencias, capacidad o poderes para actuar en el plano internacional, es decir que
gozan de una plena personalidad jurídica internacional.

Existen diversos criterios o elementos para determinar si una entidad es un Estado:


- Población permanente.
- Territorio determinado: si bien es un elemento necesario, no importa si se encuentra
total o parcialmente en disputa con otro u otros Estados. Por eso mismo tampoco
tiene relevancia si la frontera se encuentra todavía sin delimitar, ni la extensión que
tenga. De hecho, existen micro estados que son reconocidos por toda la comunidad
internacional (San Marino, Andorra, Liechtenstein, Mónaco).
A pesar de que el Estado es una entidad territorial, no todo sujeto del derecho
internacional que posea territorio propio se transforma por ellos en un Estado.
- Gobierno: se requiere que sea efectivo, capaz de ejercer sus poderes
jurisdiccionales y de control sobre la población y el territorio (sin tener relevancia
para el derecho internacional la forma de gobierno adoptada por cada Estado).
Cuándo un Estado ya no reúne estas condiciones, comúnmente es calificado de
“Estado fallido”, situación que genera preocupación en la comunidad internacional.
(Con estos primeros tres elementos se da la teoría constitutiva del Estado).
- Capacidad de entrar en relaciones con los demás Estados (con este cuarto elemento
se da la teoría declarativa del estado, ya que la existencia política del mismo es
independiente de su reconocimiento por los demás Estados).

Los Estados tienen plena competencia para actuar en el plano internacional. Además de
mantener relaciones diplomáticas con otros Estados y algunas entidades no estatales, los
Estados, como sujetos del derecho internacional, tienen derecho de celebrar tratados y
generar normas consuetudinarias junto a otro u otros Estados. Pueden adquirir derechos y
contraer obligaciones internacionales, siendo pasibles de responsabilidad internacional en
caso de incumplimiento.

Entidades de naturaleza no estatal


El término entidades de naturaleza no estatal engloba a todos aquellos participantes de la
comunidad internacional distintos de los Estados. La mayoría, pero no todas ellas, poseen
alguna forma de capacidad jurídica en el derecho internacional.

Las Organizaciones Internacionales y otros organismos


Las “instituciones internacionales” u “organismos internacionales” comprenden tanto las
organizaciones internacionales como sus órganos. También existen órganos independientes
creados por tratados internacionales, que stricto sensu no son organizaciones
internacionales (como el Comité de Derechos Humanos).

Las organizaciones internacionales son asociaciones voluntarias de Estados establecidas


por acuerdo internacional, dotadas de órganos permanentes, propios e independientes,
encargados de gestionar unos intereses colectivos y capaces de expresar una voluntad
jurídicamente distinta de la de sus miembros. La ONU, OEA o Consejo de Europa
encuadran perfectamente en esta definición, aunque a pesar de que las características
señaladas se presentan en la mayoría de las organizaciones, no se dan necesariamente en
todas ellas.

En cuanto a la creación y composición de las organizaciones internacionales, se advierte


que no siempre son creadas únicamente por Estados y no siempre son estos los únicos que
las integran (hay organizaciones internacionales que son miembros de otras organizaciones
internacionales y hasta a veces son fundadoras).
Respecto al modo de creación, aunque las organizaciones internacionales son establecidas
por un acto internacional, puede no ser un tratado, sino un acto unilateral de otra
organización internacional, como una resolución de la Asamblea General de la ONU.

Los organismos especializados de las Naciones Unidas son organizaciones


intergubernamentales creadas por un tratado entre Estados, vinculadas al sistema de las
Naciones Unidas y con los fines determinados en su instrumento constitutivo. Estos son:
- Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Organización Internacional del Trabajo (OIT).
- Unión Postal Universal (UPU).
- Organización Mundial del Comercio (OMC).
- Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las organizaciones internacionales poseen una personalidad jurídica distinta y separada de


sus miembros. Al igual que los Estados, gozan de inmunidad de jurisdicción, y sus
funcionarios, de privilegios e inmunidades. Además, a muchas de ellas se les ha reconocido
la capacidad para crear normas internacionales, y la capacidad de reclamar
internacionalmente en caso de violación a sus derechos o a los de sus funcionarios.

Entre otros organismos, se puede mencionar también al Mercosur, que en el protocolo de


Ouro Preto establece la estructura institucional de dicho organismo, refiriéndose a su
personalidad jurídica de Derecho Internacional. También algunos órganos independientes
creados por tratados internacionales que poseen personalidad jurídica internacional, como
la Corte Penal Internacional (especificado en el Estatuto de Roma).

Movimientos de Liberación Nacional (MLN)


Los MLN son los representantes de los pueblos que luchan por su autodeterminación.
Fueron admitidos como sujetos del ordenamiento jurídico internacional, principalmente
como consecuencia de la aceptación por parte de la comunidad internacional del principio
de autodeterminación de los pueblos.
El surgimiento de los MLN se produjo particularmente a partir de la Segunda Guerra
Mundial y la creación de la ONU. Surgieron principalmente en África, luego en Asia, en
América del Sur, y en menor medida en Europa. Fueron ampliando sus objetivos, ya que
principalmente se reducían a una lucha anticolonialista, para luego pasar a enfrentarse a
regímenes racistas (ej: apartheid) o conseguir un asentamiento territorial para un pueblo (ej:
Palestina) y la organización de un nuevo Estado.
Como sujetos del ordenamiento internacional tuvieron un lugar preponderante de 1960 a
1980, pero hoy su importancia se ve reducida ya que el proceso de descolonización en gran
medida se ha completado. Su calidad de sujetos del derecho internacional público reside en
el reconocimiento de la comunidad internacional de los fines políticos de estos movimientos,
ya sean estos la lucha por la descolonización, la opresión racial o la ocupación extranjera.

Sin embargo, el ejercicio del derecho a la libre determinación no está exento de límites. El
primer condicionante está impuesto por la integridad territorial de los Estados (principio
reconocido por la Carta de la ONU). Ante una secesión o una guerra civil, quienes la lleven
adelante no se encuentran amparados por el principio de libre determinación, y no
constituirán movimientos de liberación nacional.
Los MLN deben ser aceptados por sus respectivos pueblos como representantes e
interlocutores válidos, y este reconocimiento debe ser también realizado por alguna
organización regional o internacional (en un primer momento adaptada por una organización
regional, para luego pasar a la Asamblea General de la ONU).
Los MLN tienen un vínculo directo con la soberanía, ya que procuran constituirse en nuevos
Estados. Esto le otorga la característica de sujetos temporarios, ya que su propia finalidad
así lo establece, ya que si son exitosos se transformarán en un Estado independiente. Caso
contrario, serán derrotados y oportunamente desaparecerán.

Los MLN son titulares de varios derechos y obligaciones, especialmente referidos al objetivo
que persiguen. No es necesario el dominio específico sobre un territorio para su
reconocimiento. Pueden celebrar tratados con otros sujetos del ordenamiento jurídico (ej:
tratados que dan por finalizada la guerra de liberación y obtención de la independencia),
como así también Estados vecinos que fijan los límites respectivos temporarios, entre otros
ejemplos.
En el marco de la ONU, una vez cumplidos los recaudos necesarios, son invitados a título
de observadores, siendo habitual que participen de las Sesiones Ordinarias de la Asamblea
General y en el Consejo de Seguridad.

Grupos Beligerantes
Un grupo beligerante es aquel grupo armado, organizado militarmente, que se halla bajo las
órdenes de un comando responsable, se encuentra en lucha armada con un Estado y
controla parte del territorio de este. Si dicho grupo es reconocido como beligerante por el
Estado en cuestión y/o por terceros Estados, gozará de personalidad internacional. Esto
traerá ciertas consecuencias.
En primer lugar, el Estado que mantiene la lucha con el grupo beligerante no será
responsable por los actos ilícitos cometidos por dicho grupo que causen daño a terceros o a
la población, el cual tendrá responsabilidad propia. En segundo lugar, a la lucha armada
que mantenga el grupo con las fuerzas armadas del Estado se aplicarán las reglas del
derecho internacional humanitario que rigen en los conflictos armados internos,
colocándose ambas partes en una misma posición.

Los terceros Estados que reconozcan al grupo beligerante deberán mantener una posición
de neutralidad respecto del conflicto que dicho grupo sostiene con el Estado cuya parte del
territorio controla, no pudiendo asistir con armas o prestar asistencia militar ni a una parte ni
a la otra.
El reconocimiento de la beligerancia es un acto discrecional por parte de los Estados y se
basa en la existencia de una situación de hecho. Si bien el Estado que reconoce a un grupo
beligerante en su territorio se desliga de la responsabilidad internacional por los daños que
dicho grupo pueda causar a terceros, la decisión que tome puede tener un costo político
importante, ya que implica reconocer la pérdida de control sobre una parte de su territorio.

Individuos
Las personas humanas son sujetos de derecho internacional. Hay múltiples tratados y
declaraciones, tanto a nivel universal como regional, que otorgan derechos humanos
directamente a los individuos (ej: derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad, etc).
Asimismo, se ha reconocido a los individuos legitimación para presentar reclamos ante
órganos internacionales en contra de un Estado, por violación de los derechos humanos.
Así como gozan de derechos humanos, los individuos también tienen algunas obligaciones
internacionales, que les han impuesto los Estados a través de los tratados internacionales.
En efecto, los individuos están obligados a no cometer crímenes internacionales (genocidio,
crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad, etc), puesto que, en caso de hacerlo,
surge su responsabilidad penal internacional.
No obstante, en el ámbito internacional el individuo posee una personalidad internacional
muy limitada en comparación con otros sujetos. Cabe destacar que, si bien pueden celebrar
contratos internacionales, no tienen capacidad para celebrar tratados internacionales en su
propio nombre.

Inversores Extranjeros
Los inversores extranjeros son personas físicas o jurídicas que han realizado una inversión
de cierta envergadura en Estados extranjeros, es decir, de los cuales no son nacionales.
Existen más de tres mil tratados internacionales (la mayoría de ellos bilaterales) que regulan
el tratamiento que los Estados contratantes deben darle a los inversores extranjeros y a sus
inversiones. Básicamente, dichos tratados establecen una serie de estándares de
protección que deberán respetar los Estados contratantes en los cuales se realiza la
inversión. Asimismo, la mayoría de los tratados de inversión prevé un mecanismo de
solución de controversias entre los inversores y los Estados, en cuyo marco los inversores
extranjeros pueden optar por someter ellos mismos la controversia al arbitraje internacional
contra el Estado extranjero.
Para determinar si los inversores extranjeros son sujetos de derecho internacional es
necesario verificar si los mencionados tratados internacionales (o las normas
consuetudinarias) les otorga algún derecho o le imponen alguna obligación en el plano
internacional.

En conclusión, más allá de cómo se encuentran redactados los tratados bilaterales de


inversión respecto de las obligaciones sustantivas, y de la discusión teórica que se plantea
en la doctrina y la jurisprudencia, lo cierto es que un buen número de inversores extranjeros
goza del derecho procesal de accionar en el plano internacional por su propia cuenta, lo que
convierte a cada uno de ellos en un “centro de imputación de normas internacionales”.
Sin embargo, cabe destacar que los inversores extranjeros poseen una personalidad
internacional muy limitada en comparación con otros sujetos ya que podrán celebrar
contratos internacionales, pero no tratados.

Organizaciones no gubernamentales
Las ONG son entidades sin fines de lucro creadas por individuos bajo la legislación interna
de algún Estado, con el fin de velar por ciertos intereses colectivos. Algunas de ella actúan
también fuera de la frontera del Estado donde fueron creadas (ej: Médicos sin Frontera;
Greenpeace, Amnistía Internacional). Entre sus logros en el plano internacional se puede
destacar:
- Participar como observadores en conferencias internacionales y en reuniones de
órganos internacionales (aunque generalmente sin voz ni voto).
- Llamar la atención de los Estados y de las organizaciones internacionales
gubernamentales al respecto de problemas internacionales.
- Presentar peticiones por violación de derechos humanos y brindar asesoramiento y
asistencia jurídica a las víctimas.
- Poseer estatus de entidades consultivas de la ONU, y ser consultadas
periódicamente en el marco del ECO-SOC.

Pese a que poseen capacidad procesal para presentar denuncias por violación de los
derechos humanos ante órganos internacionales, en general no son consideradas sujetos
del derecho internacional, sino actores internacionales, puesto que actúan para hacer
efectivos derechos de terceros (seres humanos víctimas de violaciones de derechos
humanos), no propios.
A nivel universal, un tratado multilateral que regule la personalidad jurídica de las ONG aún
no ha podido celebrarse principalmente debido a la resistencia de los Estados a reconocer
la participación esencial de estas organizaciones en el ordenamiento jurídico internacional.
De hecho, la influencia de las ONG en distintos regímenes especializados del derecho
internacional ha sido primordial, en particular en el derecho internacional de los derechos
humanos, el derecho internacional penal, el derecho internacional humanitario y el derecho
internacional ambiental. A pesar de esto, se les reconoce en el derecho internacional una
personalidad jurídica muy limitada, tal como acontece con el supuesto de los individuos.

Sujetos atípicos o sui géneris


1) La Iglesia Católica/Santa Sede y la Ciudad del Vaticano: la Santa sede está
constituida por el Papa y por las diversas instituciones que constituyen el gobierno
de la Iglesia. Al examinar la organización de la Iglesia y el contenido de las normas
internacionales que obligan a este sujeto, la Iglesia Católica aparece como una
comunidad cuyos órganos de gobierno están representados por la Santa Sede. En
tal sentido, el sujeto de derecho internacional es la Iglesia Católica, y no la Santa
Sede, que actúa meramente como órgano de esta. Como sujeto de derecho
internacional, y en virtud del reconocimiento efectuado por la comunidad
internacional, la Iglesia Católica goza de los derechos de legación y celebración de
tratados (llamados concordatos). Su misión es el orden religioso y moral.
En el caso de la Ciudad del Vaticano, este sería el asiento territorial de la Iglesia
Católica para algunos autores, mientras que otros le dan la entidad de micro Estado.
2) La Soberana Orden de Malta: es una entidad independiente y soberana considerada
un sujeto de derecho internacional.
Se trata de una orden de caballeros que tiene su origen en el Siglo XI, cuando se
crea en Jerusalén una iglesia, un convento y un hospital. La comunidad monástica
que dirigía el hospital se hizo independiente y, por medio de una bula de papel, en
1113 se transformó en una orden laica religiosa, bajo la tutela de la Iglesia Católica.
La orden cumplía una función hospitalaria y, durante las cruzadas, asumió la
defensa militar de los enfermos y peregrinos.
Luego de diversas residencias temporarias, la Orden se estableció en Roma, donde
actualmente se encuentra su sede.
La Soberana Orden de Malta mantiene relaciones diplomáticas y posee embajadas
en más de cien países, así como misiones permanentes de observación en algunas
organizaciones internacionales. Los Estados le reconocen al Gran Maestre las
mismas prerrogativas, inmunidades y honores que a los jefes de Estado.
3) El Comité Internacional de la Cruz Roja: el CICR es una organización imparcial,
neutral e independiente, de carácter sui generis, fundada en 1863 por un grupo de
ciudadanos suizos. Tiene la misión principal de proteger y brindar asistencia a las
víctimas de los conflictos armados y de ciertas situaciones de violencia interna, así
como de promover el derecho internacional humanitario.
Además, para cumplir con sus funciones, establece delegaciones en distintos países
del mundo y celebra acuerdos de sede con dichos Estados, a fin de que se le
reconozca personalidad jurídica internacional e inmunidad de jurisdicción y se les
confiera a sus delegados las mismas inmunidades y privilegios de las que gozan los
representantes de las organizaciones internacionales gubernamentales.
A diferencia del resto de las organizaciones no gubernamentales, el CICR tiene
facultades que le han sido conferidas por los Estados a través de tratados
internacionales.

Reparación de perjuicios sufridos al servicio de las Naciones Unidas (1949)


Esta es una opinión consultiva emitida por la CIJ en 1949. La situación que dio origen al
pedido de ésta por parte de la Asamblea General fue el asesinato del Conde Folke
Bernadotte, que en 1948 había sido enviado como mediador por la ONU a Palestina durante
el conflicto árabe-israelí.
La consulta era si, en el caso de que un agente de la ONU, en desempeño de sus
funciones, sufra un daño en circunstancias tales que impliquen la responsabilidad de un
Estado: tiene la ONU competencia para entablar una reclamación al Estado causante en
virtud de una reparación por los daños causados? Ya sea el reparo a la ONU, a la víctima o
a sus causahabientes. La Corte entonces se plantea si la ONU tiene personalidad
internacional, es decir, si esta entidad puede ser beneficiaria de obligaciones de parte de los
Estados miembros.
Si bien la Carta de las Naciones Unidas no lo establece, la CIJ entiende que, para poder
cumplir con sus objetivos es indispensable que la ONU posea personalidad internacional.
Las Naciones Unidas no son simplemente un centro que armoniza los esfuerzos de las
naciones para cumplir con fines comunes, sino que está dotada de órganos y tiene una
misión propia. Además, sus miembros deben prestarle asistencia en toda acción que
emprenda, y han aceptado cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad y
autorizado a la Asamblea General a emitir recomendaciones. En consecuencia, la Corte
califica a la ONU como “el tipo más elevado de organización internacional” y concluye que
es una persona internacional. Si bien posee una amplia capacidad para actuar en el plano
internacional, aclara que esto no equivale a decir que se trate de un “super Estado”, sino
que simplemente significa que la organización es un sujeto de derecho internacional, que
tiene capacidad para ser titular de derechos y deberes internacionales y que tiene
capacidad para asegurar esos derechos por vía de una reclamación internacional.
La Corte examina si entre los derechos internacionales de que goza la Organización se
encuentra el de presentar una reclamación internacional para obtener una reparación de un
Estado por los daños causados a un agente de la Organización en el ejercicio de sus
funciones y responde a ello afirmativamente, sin importar si el Estado es o no miembro de
las Naciones Unidas, ya que los que son miembros han creado una entidad dotada de una
personalidad internacional objetiva y no solo de la personalidad reconocida por ellos.

Fallo Radziwill (1993)


En la República Argentina, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tuvo ocasión de
reconocer la personalidad internacional de la Soberana Orden de Malta en este fallo. Trata
sobre una presunta comisión del delito de contrabando por el embajador extraordinario y
plenipotenciario de la Orden.
Se interpretó que en el actual artículo 117 de la CN (101 antes de la reforma de 1994),
cuando hace referencia a que dicho tribunal tiene jurisdicción originaria en “todos los
asuntos concernientes a embajadores, ministros y cónsules extranjeros”, comprende en la
actualidad a los embajadores no solo de Estados extranjeros, sino de otras entidades que,
como la Soberana Orden de Malta; mantiene relaciones diplomáticas con la República
Argentina.
Se sostuvo que “es innegable que, además de los Estados extranjeros, existen otros sujetos
del derecho internacional con quienes la República Argentina mantiene relaciones
diplomáticas y cuyos agentes, además de gozar de inmunidad, tienen rango diplomático”.
También que “en el decreto N°25558/48 se reconoce a la Soberana Orden Militar de Malta
como entidad internacional independiente y se establecen relaciones diplomáticas entre ella
y la República Argentina. El carácter de derecho internacional de la Soberana Orden de
Malta es ampliamente reconocido, pudiendo, entre otras cosas, concluir tratados, establecer
relaciones diplomáticas, extender pasaportes y aplicándose para su Gran Maestre el mismo
ceremonial que para un jefe de Estado extranjero”.

Las Naciones Unidas

Con el fin de la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras, sobre todo Estados
Unidos, buscaron crear una institución basada en la democracia: una organización mundial
que funcionara bajo el imperio de la ley. En ese sentido, en 1919 surgió la primera
organización internacional gubernamental, la Sociedad de las Naciones, con competencias
generales, que pretendía fomentar la cooperación entre naciones y garantizar la paz.
Sin embargo, esta ambiciosa idea fracasó, ya que el mismo Senado de los Estados Unidos
no aprobó la ratificación del tratado, impidiendo el ingreso de su principal promotor como
miembro de la Sociedad de las Naciones. Asimismo, la falta de prohibición del uso de la
fuerza dio lugar a invasiones y anexiones de territorio, lo que debilitó gravemente su
posición como garante de la paz.
Para 1939 la mayoría de los miembros de la Sociedad de las Naciones se habían retirado
de la misma o habían sido expulsados. Su final se determinó con el estallido de la Segunda
Guerra Mundial.

Durante ese conflicto se evidenció la necesidad de contar con un sistema de seguridad


colectiva más amplio y permanente, abierto a todos los Estados, como también de una
nueva organización internacional de carácter general. Fue así entonces que, en la Carta del
Atlántico, Estados Unidos e Inglaterra en 1941 delinearon los objetivos con ocho puntos
fundamentales para darle forma a la futura organización. En la Declaración de las Naciones
Unidas, en 1942, veintiséis países aliados ratificaron esto último, sentando las bases sobre
las que habría que sustentarse en el nuevo orden mundial. En 1943 hubo dos
declaraciones: la de Moscú (firmada por UK, USA, URSS y China); y la de Teherán, donde
se determinó la creación de los comités de expertos.

El resultado final de este largo proceso de negociación fue la Carta de las Naciones Unidas,
firmada el 26 de Junio de 1945, y entrada en vigor el 24 de Octubre del mismo año.

Carta de las Naciones Unidas


La Carta de las Naciones Unidas es considerada por varios autores no simplemente como
un tratado internacional más, sino como una verdadera Constitución. Motiva esa concepción
lo establecido en el art. 103, que determina que, en caso de conflicto entre un tratado
celebrado por uno o más miembros y las obligaciones de la Carta, prevalecen estas últimas.
Ello sin importar si dicho tratado es anterior o posterior a la Carta. La CIJ incluso lo confirma
en el caso Lockerbie, argumentando que las resoluciones del Consejo de Seguridad tienen
preeminencia sobre cualquier otro acuerdo internacional.
Otro aspecto que destaca el carácter especial de la Carta es el art. 2 inc. 6, la cual
determina la aplicabilidad de las disposiciones de ese tratado a aquellos Estados que no
sean miembros de las Naciones Unidas, generando obligaciones para quienes no han dado
su consentimiento en obligarse por ella.

Propósitos y principios
El art. 1 de la Carta recepta cuatro propósitos, es decir, los grandes fines que la
organización debe alcanzar, y el art. 2 tiene siete principios, considerados las reglas o
medios que llevan al cumplimiento de los propósitos. De modo que los propósitos no se
pueden lograr a cualquier costo, sino respetando los principios allí reconocidos.

Propósitos:
1) Mantenimiento de la paz y seguridad internacionales.
2) Fomento de las relaciones de amistad.
3) Cooperación internacional.
4) Armonizar los esfuerzos para alcanzar los propósitos comunes.

Principios:
1) Igualdad soberana de los Estados: hace referencia a una igualdad ante la ley, todos
los Estados son iguales ante el derecho internacional.
2) Buena fe: implica un límite a la discrecionalidad de los Estados, tanto en la
valoración de sus obligaciones como también en relación con sus derechos.
3) Arreglo pacífico de controversias: la Carta detalla cuales son los medios para lograr
una solución pacífica, y la obligación de no llevar adelante ninguna medida que
pueda agravar o extender la controversia.
4) Prohibición de la amenaza o del uso de la fuerza: tiene dos excepciones, como lo
son el uso de la legítima defensa, y la autorización por parte del Consejo de
Seguridad.
5) Asistencia a las Naciones Unidas: da pauta de las obligaciones de colaborar con la
organización, y en segundo punto el no colaborar con un Estado sancionado por la
misma.
6) Autoridad de las Naciones Unidas sobre los Estados no miembros: hoy en día,
virtualmente todos los Estados del mundo conforman la ONU, por lo que este
principio se ve carente de importancia.
7) Excepción de la jurisdicción interna de los Estados: existen esferas en las que la
competencia es única y exclusiva del Estado y el derecho internacional debe
mantenerse al margen.

Órganos principales de las Naciones Unidas


La estructura de las Naciones Unidas es compleja debido a la amplitud de su campo de
acción, al desarrollo que ha sufrido como consecuencia de distintos acontecimientos
internacionales (proceso de descolonización, guerra fría y el consecuente desbloqueo del
consejo de seguridad) y el prestigio que alcanzó en el cumplimiento de sus fines y
principios. Asimismo, el cambio operado en la estructura política y social a nivel mundial ha
llevado a que cada vez más los Estados se dirijan a la ONU para la resolución de los
problemas políticos, sociales y económicos.

Art 7 Carta ONU:


1. Se establecen como órganos principales de las Naciones Unidas: una Asamblea General, un Consejo de
Seguridad, un Consejo Económico y Social, un Consejo de Administración Fiduciaria, una Corte Internacional de
Justicia y una Secretaría.
2. Se podrán establecer, de acuerdo con las disposiciones de la presente Carta, los órganos subsidiarios que se
estimen necesarios.

Asamblea General
Integrada por todos los miembros de la Organización, representados por no más de cinco
delegados, la AG es el órgano deliberativo por excelencia. Es el único con competencia
para discutir cualquier asunto o cuestión dentro de los límites de la Carta.
No ejerce sus funciones de manera permanente, sino que lo hace anualmente en períodos
de sesiones ordinarias, pero está contemplada la posibilidad de reuniones extraordinarias si
alguna circunstancia así lo exige.

La AG cuenta con un presidente y veintiún vicepresidentes, quienes asumen por lo menos


tres meses antes de la apertura del período de sesiones para el que hayan sido elegidos y
desempeñan sus cargos hasta la clausura de este.
Cada miembro posee un voto, y las decisiones sobre cuestiones importantes se toman por
el voto de una mayoría de dos tercios de los miembros presentes y votantes. Entre estos
asuntos se pueden mencionar las recomendaciones respectivas al mantenimiento de la paz;
elección de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad y de los miembros del
ECOSOC; la suspensión y expulsión de miembros, y cuestiones presupuestarias. Las
demás decisiones se adoptan por la mayoría de los miembros presentes y votantes.

A diferencia del Consejo de Seguridad, las resoluciones de la Asamblea General no tienen


carácter jurídico vinculante, sino recomendatorio; sin embargo, pueden conducir a la
formación de normas consuetudinarias.

La AG desarrolla sus funciones en pleno o por medio de comisiones, que preparan la


mayoría de los proyectos de resolución a ser tratados en las reuniones plenarias para su
adopción. Las seis comisiones principales son:
- Primera Comisión (Desarme y Seguridad Internacional).
- Segunda Comisión (Asuntos Económicos y Financieros).
- Tercera Comisión (Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales).
- Cuarta Comisión (Política Especial y Descolonización).
- Quinta Comisión (Asuntos Administrativos y Presupuestarios).
- Sexta Comisión (Jurídica).

Consejo de Seguridad
El Consejo de Seguridad es otro de los órganos principales de las Naciones Unidas, el cual
tiene como misión primordial el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional. Posee
el monopolio del uso de la fuerza, buscando evitar las acciones unilaterales.
Actualmente está compuesto por quince miembros: cinco permanentes (USA, UK, Francia,
Rusia y China); y diez no permanentes, que son elegidos por períodos de dos años a
recomendación de la Asamblea General, no pudiendo ser reelegidos por períodos
consecutivos. Asimismo, al hacer la recomendación, la AG deberá respetar un criterio de
distribución geográfica equitativa y el aporte que hayan hecho los miembros propuestos al
mantenimiento de la paz. La presidencia del órgano es rotativa y mensual; la ejercen sus
miembros en orden alfabético.

A diferencia de lo que ocurre con las resoluciones de la AG, las decisiones adoptadas por el
CS son obligatorias para todos los miembros de la organización y prevalecen sobre
cualquier otro tratado. El método de votación para las cuestiones de procedimiento hace
necesario el voto de nueve miembros y para las demás cuestiones son necesarios nueve
votos afirmativos, incluido el de los cinco miembros permanentes. Estos últimos cuentan
con el llamado “derecho de veto”, que implica que su voto negativo hace caer el proyecto de
resolución sometido a voto.

El Consejo de Seguridad cuenta con una serie de medidas tendientes a poner fin a
situaciones en las que ha determinado la existencia de una amenaza para la paz, un
quebrantamiento de la paz o un acto de agresión. Dentro de las medidas se pueden
diferenciar las que no conllevan el uso de la fuerza y aquellas que implican recurrir a la
fuerza armada. No existe limitación alguna para que el Consejo adopte inicialmente una
decisión que implica el uso de la fuerza; es decir, no existe un orden de prelación entre
ellas, si la situación reviste una gravedad tal por la que no puede demorar la intervención
armada, así se decidirá.
Otro recurso con el que cuenta el CS para el mantenimiento de la paz y seguridad
internacional es que puede autorizar la utilización de los acuerdos u organismos regionales
que crea necesarios para aplicar medidas coercitivas bajo su autoridad (ej: autorizar a la
Unión Europea para utilizar la fuerza en Bosnia en 2004).

Corte Internacional de Justicia


La CIJ es el órgano judicial principal de la ONU. Sucede en la tarea a la Corte Permanente
de Justicia Internacional que funcionó en la época de la Sociedad de las Naciones y se
ubicaba en la misma sede de La Haya.
La CIJ se compone de quince magistrados elegidos por nueve años (con posibilidad de
reelección) por la AG y por el CS. Estos órganos se manifestarán por mayoría absoluta de
votos y en forma independiente, sobre una lista propuesta por los grupos nacionales de la
Corte Permanente de Arbitraje. La CIJ se renueva por tercios cada cinco años, y no podrá
haber dos jueces que provengan del mismo Estado.
Además de los quince magistrados, existe la figura del juez ad hoc, previsto para aquellos
casos en que una de las partes en litigio no cuenta con un juez de su nacionalidad entre los
miembros de la corte.

La CIJ tiene una competencia contenciosa para entender en cuestiones planteadas por
Estados únicamente, ya que los órganos de la ONU y otras organizaciones no pueden
recurrir a esta vía.
A su vez, la CIJ tiene competencia consultiva, por lo que puede emitir su opinión sobre
cualquier tema jurídico que le sea sometido por los órganos autorizados.
Las decisiones de la CIJ son obligatorias, definitivas e inapelables para las partes en litigio,
y el CS puede tomar medidas para lograr su cumplimiento.
Bastará un quórum de nueve magistrados para constituir la corte. Todas las decisiones de
la Corte se tomarán por mayoría de votos de los magistrados presentes. En caso de
empate, decidirá el voto del Presidente o del magistrado que lo reemplace.

Consejo Económico y Social


Es un órgano principal no autónomo, con un número de cincuenta y cuatro miembros. Estos
son elegidos por la AG por tres años, de acuerdo con un riguroso reparto geográfico, y
pueden ser reelegidos.
Es dirigido por un presidente y cuatro vicepresidentes, electos en la primera sesión anual
por el período de un año, pudiendo ser reelectos.

En la actualidad se reúne dos veces al año en Nueva York y en Ginebra y las sesiones
duran aproximadamente un mes. Las decisiones se adoptan por mayoría de los miembros
votantes y presentes.Para llevar adelante su tarea, cuenta con once comisiones consultivas,
y las competencias del ECOSOC son muy amplias, dado que es el órgano gestor de la
cooperación económica y social de la ONU bajo la autoridad de la AG. Entre sus funciones
se pueden mencionar:
- Hacer o iniciar estudios e informes respecto de asuntos internacionales de carácter
económico, social, cultural y educativo.
- Efectuar recomendaciones a la Asamblea General, los miembros de la Organización
y los organismos especializados.
- Formular proyectos de convención en materia de su competencia para someterlos a
la Asamblea General; también hacer recomendaciones para promover los derechos
humanos.
- Convocar conferencias internacionales en asuntos de su competencia.
- Concretar acuerdos con los organismos especializados, aunque luego estarán
sometidos a la aprobación de la Asamblea General; coordinar las actividades de
dichos organismos.

Consejo de Administración Fiduciaria


Fue creado con el objetivo primordial de supervisar el régimen de la administración de los
territorios fideicomitidos (conducirlos a la independencia).
Estaba integrado por los miembros que administran territorios fideicomitidos, los miembros
permanentes del CS y tantos otros miembros elegidos por períodos de tres años por la AG
a fin de mantener un equilibrio entre administradores y no administradores. Actualmente
está integrado sólo por los miembros del CS. Las decisiones se toman por mayoría de los
miembros presentes y votantes.

Al haber alcanzado la independencia Palau, último de los territorios en fideicomiso, el


Consejo de Administración Fiduciaria enmendó su reglamento por Resolución 2000 del 25
de Mayo de 1994, eliminando la obligación de celebrar períodos de sesiones anuales y
dejando abierta la posibilidad de hacerlo en la medida de las necesidades. Por lo tanto, en
la actualidad este órgano no se encuentra funcionando.

Secretaría General
La Secretaría General es el centro administrativo de la ONU. Está compuesta de un
secretario general, quien es el más alto funcionario administrativo de la organización, y del
personal que se requiera.
La función del secretario general y de los funcionarios de la Secretaría es de carácter
estrictamente internacional. La Carta le ordena no solicitar ni recibir instrucciones de ningún
tipo de gobierno o autoridad ajena a la Organización, así como abstenerse de actuar en
forma alguna que sea incompatible con su condición de funcionario responsable sólo ante la
Organización.

El secretario general será nombrado por la AG a recomendación del CS, y deberá contar
con el voto de los cinco miembros permanentes. La Carta no describe un período de la
duración, pero la AG y el CS lo fijaron en cinco años, con la posibilidad de ser renovado en
una oportunidad.
Dentro de sus funciones administrativas está servir de secretaría al resto de los órganos
principales de la Organización (excepto la CIJ). Prepara el proyecto de la ONU y controla
los gastos e ingresos de la Organización. Le corresponde ser depositario de los tratados,
registrar los mismos y publicarlos.Asimismo, también ejerce funciones técnico-asesoras,
como la preparación de estudios e informes para los demás órganos. Además, es el
encargado de prestar los servicios de recepción, traducción, impresión y distribución de
documentos, informes y resoluciones.
Sus funciones políticas y diplomáticas son efectuar reclamos en nombre de la ONU ante
tribunales nacionales e internacionales; presentar exposiciones orales y escritas ante la CIJ,
y llamar la atención del Consejo de Seguridad ante cualquier asunto que ponga en peligro la
paz y seguridad internacional.

Fuentes y Normas del Derecho Internacional

Las normas jurídicas se crean y expresan, tanto en los ordenamientos internos como en el
derecho internacional, a través de determinados medios (constituciones nacionales, leyes,
tratados internacionales, etc), los cuales se denominan “fuentes del derecho” o “fuentes
jurídicas”.
Una de las principales características del derecho internacional es su carácter
descentralizado, lo que presupone la inexistencia de un órgano legislativo mundial que dicte
normas jurídicas vinculantes para toda la comunidad internacional. Es así que los Estados
crean las normas a través de los distintos mecanismos descentralizados (ej: tratados o
costumbres). También los Estados delegan la facultad de crear normas internacionales en
otros sujetos, como las organizaciones internacionales.
Las fuentes formales principales del derecho internacional en general son los tratados
internacionales, la costumbre internacional y los principios generales del derecho. La
doctrina y la jurisprudencia son fuentes o medios auxiliares en la determinación de las
reglas de derecho, pero no constituyen fuentes principales, es decir, no son creadoras de
derecho.

Art 38 ECIJ:
l. La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean sometidas,
deberá aplicar:
a. las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas expresamente
reconocidas por los Estados litigantes;
b. la costumbre internacional como. prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho;
c. los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas;
d. las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones,
como medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo
59.
2. La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio ex aequo et bono, si las
partes así lo convinieren.

1) Tratados internacionales: son acuerdos de voluntades entre dos o más sujetos de


derecho internacional con capacidad para celebrar tratados, a fin de crear, modificar
o extinguir derechos u obligaciones internacionales y regidos por el derecho
internacional.
2) Costumbre internacional: es la práctica común y reiterada de dos o más Estados
aceptada por estos como obligatoria. El art. 38 del ECIJ se refiere a ella como
prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho.
3) Principios generales del derecho: son postulados, máximas rectoras del derecho en
general, que se encuentran en todos los ordenamientos jurídicos internos, en el
sistema jurídico de todos los Estados.
4) Jurisprudencia: comprende las decisiones (providencias o resoluciones y sentencias)
de las cortes o tribunales. Así, la jurisprudencia internacional es el conjunto de
decisiones y/o fallos de los tribunales (o cortes) internacionales.
5) Doctrina: es la opinión de los juristas reconocidos a nivel internacional.

En cuanto a la obligatoriedad de las fuentes contenidas en este artículo, serán obligatorias


por lo menos para la CIJ.
En principio, la CIJ cuando resuelve controversias está obligada a aplicar las fuentes
contenidas en este artículo. Sin embargo, como se trata de una norma imperativa, los
Estados pueden convenir (sea en un tratado sobre una materia específica o sea en un
compromiso para someter una controversia a un tribunal) las fuentes a ser aplicadas por los
tribunales internacionales en caso de disputa.

Jerarquía
Comúnmente se sostiene que no hay una jerarquía rígida entre las fuentes principales; el
orden en que fueron enunciadas en el ECIJ sería el orden lógico o práctico en general
seguido por los tribunales internacionales al resolver una controversia. Así, los jueces
verificarán primero la existencia de los tratados; segundo las normas consuetudinarias; y
por último, los principios generales de derecho que resulten aplicables. La única excepción
se encuentra en el Art. 103 de la Carta de la ONU.
Art 103 Carta ONU: En caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las Naciones
Unidas en virtud de la presente Carta y sus obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro convenio
internacional, prevalecerán las obligaciones impuestas por la presente Carta.

El problema se presenta cuando existe conflicto de normas de igual jerarquía, como por
ejemplo un tratado incompatible con la práctica seguida por los Estados en cuestión. Una
posible solución sería recurrir a los principios generales de derecho: “ley posterior deroga
ley anterior” y “ley especial deroga ley general”, de modo que prevalezca la norma posterior
o la norma especial, independientemente del tipo de fuente. Así, un tratado podría caer en
desuetudo (entre todas o algunas de sus partes) al ser sus normas reemplazadas por una
costumbre posterior.
Se destaca que las normas imperativas de derecho internacional general (ius cogens)
prevalecen siempre sobre las normas dispositivas, cualquiera sea la fuente por la cual estas
últimas hubieran sido creadas.
Medios auxiliares: jurisprudencia y doctrina
El art 38 de la ECIJ alude a la jurisprudencia como las decisiones judiciales. Debe
entenderse, sin embargo, que este medio auxiliar comprende tanto las decisiones de
tribunales judiciales como las arbitrales.
Dicha disposición tampoco se ha restringido a las decisiones dictadas por tribunales
internacionales. Por ello, se ha argumentado que, si una decisión de un tribunal interno o de
un Estado resulta relevante, puede ser tomada en cuenta por el tribunal internacional. Ello
sin perjuicio de que la jurisprudencia interna de un Estado pueda ser citada como prueba de
la existencia de una costumbre internacional o de un principio general del derecho.

Los fallos judiciales son obligatorios sol respecto de los casos en los que se han dictado y
para las partes en tales asuntos, pero no son obligatorios para casos futuros. La función de
la Corte es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean
sometidas, ya que el tribunal no posee funciones legislativas, sino judiciales, y no puede
crear derecho internacional, sino resolver las controversias de acuerdo con el derecho
internacional creado antes por las fuentes reconocidas.
Sin embargo, un tribunal internacional puede recurrir a la jurisprudencia sentada por dicho
órgano, o incluso por otros tribunales internacionales, no para fundar exclusivamente en ella
la norma que ha de aplicar, sino para determinar con su auxilio si ha surgido realmente una
costumbre jurídica sobre un punto dado, o si existe un principio general del derecho
generalmente recibido.

El estudio de la jurisprudencia internacional es de suma importancia, ya que ayuda a


conocer la forma en que los jueces aplican determinadas normas, así como sus límites.
Aunque hay que tener en cuenta que, al no estar obligados los magistrados y árbitros por
sus propios precedentes, existe la posibilidad de que en el futuro asuman una posición
distinta respecto de una misma norma jurídica. En cualquier caso, los precedentes pueden
tener una fuerza persuasiva (pero no obligatoria) al resolverse futuros casos e inferir en el
mejor entendimiento del derecho.

La doctrina, aunque con menor peso que la jurisprudencia, también auxilia a los jueces y
abogados en la verificación del contenido e interpretación de las normas jurídicas. Si bien es
cierto que algunos tribunales internacionales son reticentes a citar artículos u obras
bibliográficas con el fin de avalar sus conclusiones
En cuanto a la CIJ, no se observan referencias a escritos de juristas en los fallos que
representan el voto de la mayoría de los jueces, pero suelen encontrarse muchas citas
doctrinarias en los votos separados o en disidencia efectuados por algunos magistrados.
Por el contrario, en las decisiones de otros tribunales pueden hallarse citas de obras y
artículos de diversos doctrinarios. En tal sentido, la Corte IDH suele referirse tanto a escritos
de académicos como a informes de organizaciones no gubernamentales que contienen
estudios sobre determinadas violaciones a los derechos humanos.

Las normas del derecho internacional


Las normas internacionales suelen ser clasificadas de acuerdo con distintos parámetros.

Según su alcance personal y/o territorial, las normas pueden ser:


- Generales: son aquellas que vinculan a toda o a casi toda la comunidad
internacional, independientemente de si los sujetos obligados participaron o no en el
proceso de elaboración. Por ejemplo, la prohibición del uso de ciertas armas o
métodos de combate en los conflictos armados contenida en diversos tratados de
derecho internacional humanitario.
- Particulares: son aquellas que vinculan solo a un número determinado de sujetos del
derecho internacional (dos o más).
- Bilaterales/multilaterales: obligan a dos sujetos o a más de dos, respectivamente.
Por ejemplo, son bilaterales las normas previstas en un tratado de extradición
celebrado entre dos Estados; y son multilaterales las normas contenidas en la
Convención de Ginebra sobre Plataforma Continental (1958).

Según sus características:


- Sustantivas/sustanciales: prescriben el comportamiento de los sujetos (por ejemplo,
lo que se debe hacer o lo que está permitido o prohibido) con relación a cuestiones
materiales del derecho internacional, por oposición a las procedimentales que
establecen procedimientos o mecanismos formales a seguir en relación con el
cumplimiento de las normas sustanciales.
- Primarias/secundarias: se distinguen sobre todo en el ámbito de responsabilidad
internacional. Mientras las primarias son aquellas que prescriben el comportamiento
de los sujetos (ej: prohibición de la tortura), las normas secundarias determinan las
consecuencias jurídicas del incumplimiento de una norma primaria (aplicación de
sanciones o medidas de reparación).

Según la fuente creadora:


- Convencionales: son aquellas que provienen de un tratado internacional.
- Consuetudinarias: nacen de la costumbre internacional.

Según si admiten acuerdo en contrario:


- Dispositivas: son aquellas normas generales o particulares que admiten acuerdo en
contrario, es decir, dos o más Estados podrían acordar su modificación o derogación
para sus relaciones mutuas. La mayoría de las normas del derecho internacional
pertenecen a esta categoría.
- Imperativas (ius cogens): son aquellas normas generales que no admiten acuerdo
en contrario y que solo pueden ser modificadas en el futuro por otras normas
imperativas. Por ejemplo, la norma que prohíbe la comisión de actos de genocidio.

Normas imperativas (ius cogens)


La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados (1969) es el primer instrumento
internacional que define las normas imperativas, y lo hace en el contexto de la mención de
una de las causales de nulidad de los tratados.
Art 53 CVDT: Tratados que están en oposición con una norma imperativa de derecho internacional general ("jus
cogens"). Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración. esté en oposición con una norma
imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa
de derecho internacional general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de
Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede ser modificada por
una norma ulterior de derecho internacional general que tenga el mismo carácter.

Características:
a) Se trata de una norma de derecho internacional general: todas las normas
imperativas de derecho internacional son normas generales.
Respecto a la fuente, la mayoría de las normas imperativas de derecho internacional
son normas consuetudinarias codificadas en tratados internacionales.
b) Es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en
su conjunto.
c) Es una norma que no admite acuerdo en contrario: la norma imperativa no admite
acuerdo en contrario, ni pasado ni futuro. Por ejemplo, si la prohibición a la
esclavitud es una norma imperativa, no pueden seguir vigentes tratados anteriores
sobre la comercialización de esclavos.
d) Es una norma que solo puede ser modificada por una norma imperativa posterior.

En el marco de la responsabilidad internacional del Estado, la Comisión de Derecho


Internacional (CDI) ha previsto en su Proyecto de artículos sobre responsabilidad
internacional del Estado por hechos internacionalmente ilícitos algunas disposiciones con el
fin de proteger el cumplimiento de normas imperativas.
Art 26 Proyecto CDI: Cumplimiento de normas imperativas. Ninguna disposición del presente capítulo excluirá
la ilicitud de cualquier hecho de un Estado que no esté de conformidad con una obligación que emana de una
norma imperativa de derecho internacional general.
Art 50 Proyecto CDI: Obligaciones que no pueden ser afectadas por las contramedidas.
1. Las contramedidas no afectarán:
a) La obligación de abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza, como está enunciada en la Carta
de las Naciones Unidas;
b) Las obligaciones establecidas para la protección de los derechos humanos fundamentales;
c) Las obligaciones de carácter humanitario que prohíben las represalias;
d) Otras obligaciones que emanan de normas imperativas del derecho internacional general.

Normas erga omnes


Las obligaciones erga omnes son aquellas que el Estado asume frente a la comunidad
internacional en su conjunto.
En general, no hay acuerdo entre los juristas respecto del concepto exacto de erga omnes
ni de sus consecuencias. Por lo tanto, tampoco ha sido posible enumerar de manera
exhaustiva a todas las normas erga omnes.
En cuanto a las consecuencias, algunos autores ponen énfasis en la posibilidad de que los
Estados (aunque no sea el Estado directamente lesionado) puedan adoptar contramedidas
contra el Estado responsable frente a la violación de una obligación erga omnes.
Otra de las consecuencias es la posibilidad de cualquier Estado de reclamar por el
incumplimiento de tales obligaciones.

Del carácter erga omnes de una norma se deriva que cualquier Estado podría reclamar por
su incumplimiento, por ejemplo, ante un tribunal internacional, pero siempre y cuando todos
los Estados involucrados de la controversia hayan aceptado la jurisdicción de dicho tribunal.
En cuanto a la relación entre las obligaciones erga omnes y las normas imperativas, podría
decirse que toda norma imperativa constituye una obligación erga omnes, pero no a la
inversa, puesto que no todas aquéllas son normas imperativas.

Fallo Anglo-Iranian Oil Company (1952)


El 29 de abril de 1933 el Gobierno de Irán concluyó un contrato con la empresa británica
Anglo – Iranian Oil Company, otorgándole una concesión petrolera por sesenta años. El art.
21 del contrato de concesión disponía que la misma sería irrevocable, sin que pudiera ser
anulado o modificado su término, por decisión legislativa o administrativa.
En marzo de 1951 el Majlis y el Senado iraníes adoptaron una ley de nacionalización de la
industria petrolera, y en abril del mismo año dictaron otra ley sobre el procedimiento de
nacionalización de esa industria.
Como consecuencia de esas leyes se produjo un diferendo entre el gobierno iraní y la Anglo
– Iranian Oil Co. La compañía invocó el art. 22 del contrato de concesión, que establecía la
solución de diferencias mediante arbitraje. El gobierno de Irán se negó a someter la
cuestión a arbitraje, porque la nacionalización es atributo de la soberanía y ella no puede
someterse en árbitros. El gobierno Británico asumió la defensa de la empresa británica, en
virtud del derecho de protección diplomática, presentando demanda el 26 de mayo de 1951.
El 22 de junio de 1951 Gran Bretaña solicitó a la Corte, de acuerdo con los arts. 41 del
Estatuto y 61 del Reglamento, que indican medidas precautorias de sus derechos.
Cuestiones principales:
1) La declaración iraní de aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte, ¿limitó
esa competencia a las controversias que surgieran con posterioridad a la ratificación
de dicha declaración?
2) A los fines de establecer la competencia de la Corte, ¿puede Gran Bretaña, en virtud
de la cláusula de la nación más favorecida, invocar tratados concluidos con Irán con
terceros Estados?
3) El acuerdo alcanzado por Gran Bretaña e Irán en 1933, por mediación de la
Sociedad de las Naciones, para solucionar una controversia, ¿puede considerarse
un tratado o convención, según se utilizan esos términos en la declaración iraní?
La competencia de la Corte para conocer de un caso depende de la voluntad de las Partes
intervinientes. A menos que éstas se la confieran, según el art. 36 del Estatuto, la Corte es
incompetente. Gran Bretaña la suscribió el 28 de Febrero de 1940 e Irán el 2 de Octubre de
1930, ratificando el 19 de Septiembre de 1932.
La Corte es competente para conocer de un diferendo que se refiere a la aplicación de un
tratado o convención aceptados por Irán. Pero existe desacuerdo entre las Partes sobre la
cuestión de saber si la competencia se limita a los tratados aceptados por Irán después de
la ratificación, o si se extiende a los tratados aceptados por Irán en cualquier fecha.
La Corte concluye que la declaración Irán se limita a los diferendos relativos a tratados y
convenciones aceptados por Irán después de la ratificación de la declaración.
Gran Bretaña sostiene que la Corte es, de todas maneras, competente, atento que Irán violó
sus obligaciones respecto de ella que resultarían de tratados aceptados por Irán después de
la ratificación de la declaración. Esos tratados fueron concluidos por Irán con Dinamarca
(1934), con Suiza (1934) y con Turquía (1937). Según dichos tratados, Irán se obligó a
tratar a los nacionales de los mencionados Estados de acuerdo con los principios y práctica
del Derecho internacional común.
La conducta del gobierno iraní respecto de la Anglo – Iranian constituye una violación de
esos principios y prácticas, y por el juego de la cláusula de la nación más favorecida
contenida en los tratados celebrados entre Irán y Gran Bretaña, Irán debe ser observado.
La Corte no puede aceptar esta argumentación. Para prevalerse de un tratado concluido
entre Irán y un tercer Estado, basándose en la cláusula de la nación mas favorecida
contenida en un tratado concluido entre Gran Bretaña e Irán, Gran Bretaña tendría que
estar en posición de poder invocar este último tratado. El tratado que contiene la cláusula
es el tratado básico en que Gran Bretaña puede basarse, ya que un tratado entre tercero
Estados, independiente del tratado básico, no puede producir efectos jurídicos entre Gran
Bretaña e Irán.
En noviembre de 1932 Irán anuló la concesión D`Arcy. Gran Bretaña sometió entonces la
cuestión al Consejo de la Sociedad de las Naciones, gracias a cuya mediación se soluciona,
llegando a un acuerdo entre el gobierno iraní y la compañía afectada, firmando el nuevo
contrato de concesión el 29 de abril de 1933.
Gran Bretaña sostiene que ese contrato tuvo un doble carácter: era a la vez un contrato de
concesión entre el gobierno iraní y la compañía, y un tratado entre los gobiernos iraní y
británico.
La Corte no puede admitir ese doble carácter del contrato. Ese contrato no es más que un
contrato de concesión entre un gobierno y una sociedad privada extranjera. El gobierno
británico no es parte del contrato, no existiendo ningún vínculo contractual entre los
gobiernos británico e iraní.
Por todo ello, la Corte por 9 votos contra 5 se declara incompetente en el caso.

Fallo Plataforma Continental del Mar Egeo (1978)


Para determinar la plataforma continental del Mar Egeo, los primeros ministros de Turquía y
Grecia expresaron, a través de la Declaración de Bruselas (1975), “que los problemas entre
los dos países debían ser resueltos pacíficamente por medio de negociaciones y, por lo que
respecta a la plataforma continental del Mar Egeo, a través de la Corte Internacional de
justicia”.
La CIJ sostuvo que no había una norma de derecho internacional que pudiese impedir que
un comunicado conjunto constituya un acuerdo internacional para someter una controversia
a un arbitraje o arreglo judicial. En consecuencia, si la Declaración de Bruselas constituía o
no un acuerdo de este tipo dependía esencialmente de la naturaleza del acto o transacción
y la cuestión no se resolvía simplemente en función a la forma en que se materializaba ese
acto o transacción. Por el contrario, el tribunal debía tener en cuenta, sobre todo, sus
términos reales y las circunstancias particulares de su redacción.
La Corte se declara incompetente.

Fallo Qatar vs Bahrein (2001)


En 1991 Qatar presentó una solicitud contra Bahrein respecto de la disputa de soberanía
sobre las Islas Hawar, derechos de soberanía sobre las elevaciones de Dibal y de Qit At
Jaradah, y la delimitación de las áreas marítimas de ambos Estados.
Qatar fundó la jurisdicción de la Corte en dos acuerdos que las partes habrían concluido en
diciembre de 1987 y diciembre de 1990; el objeto y alcance de la jurisdicción habría sido
determinado por la fórmula propuesta por Bahrein a Qatar el 26 de octubre de 1988
(denominada fórmula bahreiní), y aceptada por Qatar en diciembre de 1990.

Las partes habían buscado solucionar la controversia a través de los buenos oficios (o
mediación) del Rey de Arabia Saudita, a partir de 1976. En diciembre de 1987 el Rey de
Arabia remitió dos notas idénticas a los emires de Qatar y Bahrein, proponiendoles someter
"todas las cuestiones" en litigio a la CIJ, no obstante el rey continuaría con los buenos
oficios hasta la implementación de aquélla solución. Dicha propuesta fue aceptada por
ambos jefes de Estado, a través de intercambio de notas.

En una reunión en diciembre de 1990, Qatar manifestó que se encontraba en condiciones


de aceptar la fórmula bahreiní, por lo que los ministros de relaciones exteriores de Qatar,
Bahrein y Arabia Saudita firmaron una "Minuta" (en idioma árabe) en la que manifestaban
que continuarían con los buenos oficios hasta 1991, si no se lograba en ese plazo una
solución, las partes podrían someter la cuestión a la CIJ, de acuerdo con la fórmula
bahreiní.
Como la partes no llegaron a un acuerdo dentro de dicho plazo, Qatar presentó
unilateralmente su solicitud a la Corte. Bahrein objetó la base de la jurisdicción invocada por
Qatar, sosteniendo que la "Minuta" de 1990 no constituía un instrumento legalmente
obligatorio. En ningún caso las disposiciones combinadas de los intercambios de notas y de
la Minuta de 1990 permitían a Qatar presentarse ante la Corte unilateralmente. Al respecto
enfatizaba que una versión preliminar de la Minuta de 1990 disponía que "Una de las dos
partes" estaría autorizada a presentarse ante la Corte, y que, por insistencia de Bahrein,
este texto fue modificado para permitir tal presentación sólo a "las dos partes". A partir de
esto Bahrein concluye que la Corte carece de jurisdicción para conocer la solicitud de Qatar.

La Corte analiza el art. 2.1 (a) de la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los
Tratados, destacando que no importa las denominaciones que pueda tener el instrumento a
los efectos de ser considerado un tratado. Para establecer si efectivamente se ha celebrado
un "acuerdo", observa todos los términos empleados y las circunstancias particulares en las
cuales ha sido redactado. Nota que la Minuta no es un simple registro de las discusiones de
la reunión, sino que enumera los compromisos que las partes han consentido (seguir con
los buenos oficios hasta mayo de 1991, si no se arriba a un acuerdo someter la disputa a la
CIJ, excluye el sometimiento a la Corte con antelación a dicha fecha, etc.), por lo tanto crea
derechos y obligaciones para las partes y constituye un acuerdo internacional.

Bahrein asimismo sostiene que la firma puesta por su Ministro de Relaciones Exteriores en
la Minuta no tenía por fin constituir un acuerdo internacional, porque según la Constitución
de Bahrein los tratados sobre cuestiones territoriales no pueden tener efecto si no son
adoptados de acuerdo con las leyes de Bahrein (no pueden ser obligatorios a partir de la
simple firma del Ministro); en consecuencia, (y según una Declaración efectuada por el
Ministro de Bahrein en 1992), él solo tenía la intención de firmar un "entendimiento político"
carente de valor jurídico obligatorio. La Corte no acepta tal razonamiento, considerando que
no corresponde analizar cuáles podrían haber sido las intenciones de los ministros, sino el
hecho de que suscribieron un compromiso aceptado por ambos gobiernos, con aplicación
inmediata.

Finalmente la Corte considera que cualquiera que sea el procedimiento que se elija
(presentación conjunta o separada) el resultado debería ser que la Corte entienda en
cualquier asunto de derecho o título territorial que pueda ser objeto de disputa entre las
partes, así como el trazado de un límite único marítimo que delimite fondos marinos,
subsuelo y aguas suprayacentes. Una vez que toda la disputa le sea sometida a la Corte,
ella fijará los plazos para los distintos procedimientos.

La Corte observa que Bahrein le da suma importancia a un artículo del proyecto presentado
por Bahrein (discutido en las reuniones de 1988) que disponía que las partes no utilizarían
como evidencia o fundamento la naturaleza o el contenido de las propuestas en el curso de
las negociaciones. Pero este artículo fue objetado por Qatar, no siendo incorporado en la
Minuta de 1990. De todas formas existe una norma de derecho internacional
consuetudinario (enunciada por la CPJI en el Asunto de la Fábrica de Chorzow), que indica
que la Corte no puede tomar en cuenta declaraciones hechas en el curso de negociaciones
directas cuando las negociaciones no hayan arribado a un acuerdo.

En conclusión, la Corte falla (por 15 votos contra uno) que:


1) Los intercambios de notas de 1987 y la Minuta de 1990 son acuerdos internacionales
creadores de derechos y obligaciones para las partes;
2) Que en los términos de aquellos acuerdos las partes se han comprometido a someter la
totalidad de la disputa entre ellas ante la CIJ;
3) y 4) Decide dar la ocasión a las partes de someter la totalidad de la disputa, fijando un
plazo de tiempo para que las partes actúen conjunta o separadamente;
5) Reserva cualquier otra cuestión para una decisión posterior.-

Derecho de los Tratados

Se puede definir al derecho de los tratados como el conjunto de normas internacionales


(consuetudinarias y convencionales) que regulan la celebración, aplicación, interpretación,
validez y vigencia de los tratados internacionales.
La Comisión de Derecho Internacional (CDI) de la ONU se ha ocupado de codificar las
normas consuetudinarias relativas al derecho de los tratados internacionales, elaborando un
primer anteproyecto que sirvió de base para la negociación y adopción de un tratado sobre
la materia en la Conferencia de Viena.
Con posterioridad, y también sobre la base de otro anteproyecto elaborado por la CDI, la
Asamblea General convocó una conferencia en 1986, donde se adoptó la Convención de
Viena sobre el Derecho de los Tratados entre Estados y Organizaciones Internacionales.

Concepto
En un sentido amplio, se puede considerar a los tratados internacionales como acuerdos de
voluntades entre dos o más sujetos de derecho internacional con capacidad para celebrar
tratados, con el fin de crear, modificar o extinguir derechos u obligaciones regidos por el
derecho internacional, cualquiera sea su denominación particular.

Características:
a) Acuerdo de voluntades entre dos o más sujetos.
b) Sujetos que tienen capacidad para celebrar tratados: de acuerdo con la CVDT
(1969), todo Estado tiene capacidad para celebrar tratados.
La capacidad de una organización internacional para celebrar tratados rige por las
reglas de esa organización.
No obstante, también se ha reconocido capacidad para celebrar tratados a otros
sujetos del derecho internacional. Así, pueden citarse los acuerdos celebrados por
algunos órganos internacionales independientes (Corte Penal Internacional;
Movimientos de Liberación Nacional; grupos beligerantes; Iglesia Católica; Soberana
Orden de Malta; y Comité Internacional de la Cruz Roja).
Los individuos y las corporaciones, al igual que las ONG, por regla general no
poseen capacidad para celebrar tratados, sino contratos.
c) Finalidad de los tratados: tienen por fin crear, modificar o extinguir derechos u
obligaciones internacionales. A diferencia de los entendimientos políticos o
declaraciones conjuntas de Estados, que sólo expresan intenciones pero no crean
derechos ni obligaciones para los Estados que las suscriben.
d) Regulación internacional de los tratados: se encuentran regidos por el derecho
internacional, a diferencia de los contratos, que se rigen por las normas de algún
ordenamiento interno.
e) Denominación de los tratados: pueden ser denominados de distintas formas, sin que
ello afecte su naturaleza jurídica (tratado, pacto, convención, convenio, estatuto,
protocolo, acuerdo, carta, acta, entendimiento, declaración, minuta, etc).
Clasificación de los tratados
Entre las principales clasificaciones pueden mencionarse las siguientes:
a) Según el número de intervinientes:
- Bilaterales.
- Multilaterales: estos a su vez pueden ser generales o colectivos
(participación de gran número de partes), regionales (existe una identidad de
intereses en una región geográfica), restringidos (concertados por un número
reducido de Estados y para satisfacer intereses absolutamente particulares a
ellos).
b) Según el criterio para la incorporación de terceros:
- Abiertos: permiten la incorporación, por ejemplo, de terceros Estados que no
han participado en la negociación, mediante cláusulas que se establecen en
el texto.
- Cerrados: no contemplan la incorporación de terceros.
c) Según las formas de celebración:
- Buena y debida forma: creados mediante un procedimiento complejo
(negociación, adopción de texto, firma, ratificación).
- Forma simplificada: se emplea un procedimiento más rápido que incluye
negociación y firma; por lo general, entrada en vigor el mismo día que la
firma.
d) Según la forma de instrumentación:
- Acuerdos escritos: la mayoría lo son.
- Acuerdos no escritos: acuerdos verbales.
e) Según su naturaleza u objeto:
- Normativos: establecen normas generales que reglamentan las conductas
futuras de las partes.
- Contractuales: regulan la realización de un negocio jurídico concreto,
estableciendo obligaciones específicas para las partes.

Celebración de los tratados


El proceso de celebración de los tratados involucra varias etapas, que varían dependiendo
de si se trata de un tratado “en buena y debida forma” o “en forma simplificada”.
La mayoría de los tratados celebrados “en buena y debida forma” constan de un proceso
complejo que en el ámbito internacional abarca las etapas de negociación, adopción del
texto, autenticación del texto (firma), y manifestación del consentimiento. La negociación y
la adopción del texto se tratan de manera conjunta.
En los tratados “en forma simplificada” algunas de estas etapas se abrevian o se asumen en
otras, ya que, por medio de la firma, se manifiesta el consentimiento del tratado. Con lo cual
solo habrá negociación, adopción del texto y firma del tratado.

Negociación y adopción del texto


El “Estado negociador” es aquel que participó en la negociación y adopción del texto de un
tratado. En la negociación, los negociadores se ponen de acuerdo con el objeto y fin del
tratado y sobre los términos concretos de sus cláusulas. Pueden partir de cero, o trabajar de
acuerdo con un modelo de tratado elaborado por uno de los Estados u otras entidades.
El contenido del texto de un tratado puede discutirse por capítulos, partes o bloques de
artículos, o bien artículo por artículo. Para su adopción, los Estados (u organizaciones)
negociadores previamente deben ponerse de acuerdo respecto del método a emplear.

En principio, el texto de un tratado se adopta por consentimiento de todos los Estados (u


organizaciones) negociadores. Pero, en caso de tratados negociados en conferencias
internacionales donde participa un considerable número de Estados, se dispone que la
adopción del texto se efectuará por mayoría de dos tercios de los Estados presentes y
votantes, a menos que esos Estados decidan por igual mayoría aplicar una regla diferente.

Existe también la práctica de ciertas organizaciones internacionales de elaborar el texto de


tratados sobre determinadas materias a través de órganos especializados en esos temas
(ej: derechos humanos). En estos casos, los Estados no redactan directamente el texto del
tratado, aunque luego participan de su adopción al discutir el texto y votar en el órgano
pertinente de la organización de la cual son parte. Una vez que el texto es aprobado en el
seno de este último órgano, el tratado queda abierto a la firma de los Estados a partir de
una determinada fecha.

Autenticación del texto (firma)


El texto de un tratado en buena y debida forma, luego de ser adoptado, necesita ser
autenticado. La autenticación tiene como finalidad poner fin al proceso de negociación y
adopción del texto y dar plena fe de que ese texto es el que efectivamente fue adoptado por
los Estados (u organizaciones) negociadores. El texto autenticado es el que habrá de ser
considerado para su posterior ratificación o manifestación del consentimiento. Si bien los
negociadores no están constreñidos a obligarse por un tratado, la autenticación del texto
garantiza que, si en el futuro los negociadores deciden hacerlo, manifestarán su
consentimiento respecto de ese texto y no de otro, de modo que el texto auténtico es
definitivo y no sufrirá alteraciones (excepto errores menores).

En cuanto a los modos de autenticación:


Art 10 CVDT (1969): Autenticación del texto.
El texto de un tratado quedará establecido como auténtico y definitivo:
a) Mediante el procedimiento que se prescriba en él o que convengan los Estados que hayan participado en su
elaboración; o
b) A falta de tal procedimiento, mediante la firma, la firma ad referéndum o la rúbrica puesta por los
representantes de esos Estados en el texto del tratado o en el acto final de la conferencia en la que figure el
texto.
A modo supletorio se establece la firma, la firma ad referéndum o la rúbrica como modos de
autenticar el texto de un tratado.
Con un mismo efecto que la firma, la rúbrica se produce cuando el representante consigna
sus iniciales en el texto a suscribir. La firma ad referéndum es una firma sujeta a
confirmación (la cual no debe confundirse con la ratificación del tratado). Cuando un
funcionario firma ad referéndum significa que su firma para producir efectos deberá ser
confirmada en el futuro. Si se confirma, el Estado será considerado signatario
retroactivamente, es decir, a partir del momento en que firmó ad referéndum. Si nunca la
confirma, carece de efectos jurídicos.

En este contexto, la firma no tiene la finalidad de obligar al Estado (o a la organización) por


el tratado, sino que se utiliza para autenticar el texto. No obstante, cuando el Estado
negociador firma el tratado, está indicando que tiene la intención de obligarse en un futuro, y
de no frustrar el objeto y fin de este en el período que preceda a la manifestación del
consentimiento.
Art 18 CVDT (1969): Obligación de no frustrar el objeto y el fin de un tratado antes de su entrada en vigor.
Un Estado o una organización internacional deberá abstenerse de actos en virtud de los cuales se frustren el
objeto y el fin de un tratado:
a) si ese Estado o esa organización ha firmado el tratado o ha canjeado los instrumentos que constituyen el
tratado a reserva de ratificación, de un acto de confirmación formal, de aceptación o de aprobación, mientras
ese Estado o esa organización no haya manifestado su intención de no llegar a ser parte en el tratado; o
b) si ese Estado o esa organización ha manifestado su consentimiento en obligarse por el tratado durante el
período que preceda a su entrada en vigor y siempre que ésta no se retarde indebidamente.

Manifestación del consentimiento


Luego de la adopción y autenticación del texto del tratado, los Estados y organizaciones
internacionales, según corresponda, podrán proceder a manifestar su consentimiento en
obligarse.
Art 11 CVDT (1986): Formas de manifestación del consentimiento en obligarse por un tratado.
1. El consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado podrá manifestarse mediante la firma, el canje de
instrumentos que constituyan un tratado, la ratificación, la aceptación, la aprobación o la adhesión, o en
cualquier otra forma que se hubiere convenido.
2. El consentimiento de una organización internacional en obligarse por un tratado podrá manifestarse mediante
la firma, el canje de instrumentos que constituyan un tratado, un acto de confirmación formal, la aceptación, la
aprobación o la adhesión, o en cualquier otra forma que se hubiere convenido.

La firma como modo de manifestar el consentimiento en obligarse por el tratado se emplea


normalmente en los acuerdos en forma simplificada (acuerdos ejecutivos), ya que, una vez
adoptado el texto del tratado, se procede a su firma, concluyendo ahí con el proceso de
celebración.
El canje de instrumentos que constituyan un tratado es la forma en la que los Estados u
organizaciones internacionales manifiestan el consentimiento en obligarse en un acuerdo
por canje de notas (o notas reversales).
- La ratificación es la forma en la que un Estado negociador que firmó previamente el
tratado puede proceder a manifestar su consentimiento. En los tratados
multilaterales es normal que se efectúe a través del depósito del instrumento de
ratificación, mientras que en los bilaterales bilaterales se lleva a cabo por medio del
canje de instrumentos de ratificación.
El acto de confirmación formal es la expresión utilizada por las organizaciones
internacionales que equivale al acto de ratificación que realizan los Estados.
- La adhesión está prevista en los tratados abiertos y es el modo mediante el cual un
Estado u organización se pueden incorporar a un tratado que no han firmado
previamente o no han negociado. Se lleva a cabo, en general, a través del depósito
del instrumento de adhesión, aunque también puede ser posible a través de un canje
o notificación del instrumento de adhesión.
- La aceptación o la aprobación son formas de manifestar el consentimiento en
obligarse por el tratado empleadas por algunos Estados en lugar de la ratificación, el
acto de confirmación o la adhesión.

A partir del momento en que un Estado (u organización internacional) manifiesta su


consentimiento en obligarse por el tratado, pasa a denominarse “Estado contratante”.
Entrada en vigor y aplicación provisional
La entrada en vigor es el momento a partir del cual el tratado comienza a surtir plenos
efectos jurídicos y a ser aplicado. Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser
cumplido por ellas de buena fe. Se trata de un hecho jurídico que puede depender del
simple paso del tiempo o bien de la realización de ciertos actos jurídicos, establecidos por lo
general en el propio tratado.
Art 24 CVDT (1969): Entrada en vigor.
1. Un tratado entrará en vigor de la manera y en la fecha que en él se disponga o que acuerden los Estados
negociadores y las organizaciones negociadoras o, según el caso, las organizaciones negociadoras.
2. A falta de tal disposición o acuerdo, el tratado entrará en vigor tan pronto como haya constancia del
consentimiento de todos los Estados negociadores y todas las organizaciones negociadoras o, según el caso,
de todas las organizaciones negociadoras en obligarse por el tratado.
3. Cuando el consentimiento de un Estado o de una organización internacional en obligarse por un tratado se
haga constar en una fecha posterior a la entrada en vigor de dicho tratado, éste entrará en vigor con relación a
ese Estado o a esa organización en dicha fecha, a menos que el tratado disponga otra cosa.
4. Las disposiciones de un tratado que regulen la autenticación de su texto, la constancia del consentimiento en
obligarse por el tratado, la manera o la fecha de su entrada en vigor, las reservas, las funciones del depositario y
otras cuestiones que se susciten necesariamente antes de la entrada en vigor del tratado se aplicarán desde el
momento de la adopción de su texto.

Puede hablarse de una fecha de entrada en vigor “en general” y de una fecha de entrada en
vigor “en particular” para un Estado determinado. La primera es la fecha en que el tratado
entra en vigor (por primera vez) respecto de todos los Estados que manifestaron su
consentimiento previamente, y la segunda es la fecha en la que el tratado entra en vigor
respecto de un Estado o entidad que manifiesta su consentimiento luego de la fecha de
entrada en vigor en general. Es decir, si un Estado se obliga con posterioridad a la fecha de
entrada en vigor en general, habrá que determinar la fecha en que el tratado entrará en
vigor para él, de acuerdo con lo estipulado por el tratado.
Por ejemplo, en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, se
especifica que el tratado entra en vigor doce meses después de que sesenta partes hayan
manifestado su consentimiento. Para los Estados que quisieran adherirse posteriormente,
entrará en vigor treinta días después de su ratificación o adhesión.

Si bien los tratados comienzan a aplicarse en general a partir de la entrada en vigor, existe
la posibilidad de que sean aplicados (en todo o en parte) con anterioridad, si los
negociadores lo convienen o el propio tratado lo dispone. Si ello ocurre, el tratado se
aplicará de manera provisional respecto de los Estados negociadores, a menos que estos
notifiquen su intención de no llegar a ser parte del tratado. Será un mecanismo excepcional.

Reservas
Una reserva es una declaración unilateral, cualquiera sea su enunciado o su denominación,
hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al adherirse a él, con
objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su
aplicación a ese Estado.
Un Estado sólo puede formular (o confirmar) una reserva al manifestar su consentimiento en
obligarse por el tratado, no puede hacerlo con posterioridad.
La característica definitoria de una reserva es la intención de su autor de excluir o modificar
los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a aquel, cualquiera
que sea el enunciado o denominación de la declaración unilateral.
En cuanto a las “declaraciones interpretativas”, la CDI las ha definido como una declaración
unilateral, cualquiera que sea su enunciado o su denominación, hecha por un Estado o por
una organización internacional, por la que ese Estado o esa organización se propone
precisar o aclarar el sentido o el alcance de un tratado o algunas de sus disposiciones.
Persiguen un objetivo distinto que las reservas, ya que buscan interpretar el tratado en su
conjunto o algunas de sus disposiciones. De acuerdo con la CDI, el enunciado o la
denominación de una declaración unilateral constituye un indicio de los efectos jurídicos
perseguidos.

La CDI agrega las reservas transversales, que son aquellas que tienen por objeto excluir o
modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones de un tratado, o del tratado en su
conjunto, con respecto a ciertos aspectos específicos, en su aplicación al autor de la
reserva. La práctica de las reservas transversales es sumamente corriente, como es el caso
de las reservas que excluyen o limitan la aplicación del tratado: a ciertas categorías de
personas o de objetos, a ciertas situaciones, a ciertos territorios, en circunstancias
determinadas, por razones particulares relativas a la condición jurídica internacional de su
autor, a su derecho interno, etc.

La validez de las reservas


Las reservas están sujetas a condiciones de validez sustantiva y de validez formal.

- Validez sustantiva:
Art 19 CVDT (1969):
Formulación de reservas.
Un Estado o una organización internacional podrá formular una reserva en el momento de firmar,
ratificar, confirmar formalmente, aceptar o aprobar un tratado o de adherirse a él, a menos:
a) que la reserva esté prohibida por el tratado;
b) que el tratado disponga que únicamente pueden hacerse determinadas reservas, entre las cuales no
figure la reserva de que se trate; o
c) que, en los casos no previstos en los apartados a) y b), la reserva sea incompatible con el objeto y el
fin del tratado.
En primer lugar, una reserva está prohibida por el tratado si este contiene una
disposición que prohíbe cualquier reserva, prohíbe las reservas a determinadas
disposiciones a las que se refiere la reserva en cuestión o prohíbe ciertas categorías
de reservas entre las que figura la reserva en cuestión.
En segundo lugar, cuando un tratado dispone que únicamente pueden formularse
determinadas reservas, esto significa que sólo pueden formularse las expresamente
previstas en el tratado a ciertas disposiciones de este, o al tratado en su conjunto
con respecto a ciertos aspectos específicos.
Por último, en su intento por dar contenido a la expresión “incompatible con el objeto
y fin del tratado”, la CDI explicó que una reserva es incompatible con el objeto y fin
del tratado si afecta a un elemento esencial de este, necesario para su estructura
general, de tal manera que comprometa la razón de ser del tratado.
- Validez formal:
Las condiciones de validez formal de una reserva son:
a) Que no se haya formulado tardíamente.
b) Que se haya formulado por escrito.
c) Que haya sido notificada a los demás Estados y organizaciones
internacionales interesados.
Si la reserva es formulada en el momento de la firma de un tratado sujeto a
ratificación, aceptación o aprobación, debe ser confirmada formalmente por el autor
de la reserva al manifestar su consentimiento en obligarse por el tratado, en cuyo
caso se considerará que ha sido realizada en la fecha de confirmación. Esta regla
sólo es aplicable a los tratados en forma solemne (en buena y debida forma), en los
cuales la firma no constituye una manifestación del consentimiento en obligarse por
el tratado. En el caso de tratados en forma simplificada, la reserva formulada en el
momento de la firma no necesita ser confirmada ulteriormente, pues el autor de la
reserva manifiesta mediante esa firma su consentimiento en obligarse por el tratado.
Asimismo, si el propio tratado establece de manera expresa que las reservas
pueden ser formuladas en el momento de la firma, el autor de una reserva formulada
en ese momento no la necesitará confirmar formalmente al manifestar su
consentimiento en obligarse por el tratado.

Efectos jurídicos frente a las reservas válidas


Las reservas producen efectos relativos, no alterando los efectos jurídicos del tratado
multilateral en lo que respecta a las otras partes. En cambio, una reserva fracciona un
tratado multilateral en un haz de relaciones bilaterales entre el autor de esta y cada uno de
los Estados contratantes en función de la reacción de ellos a la reserva.

a) Aceptación:
La aceptación de una reserva puede formularse en forma expresa, tácita o implícita. Con
independencia de su forma de aceptación, sus efectos jurídicos son siempre los mismos. La
forma de aceptación solo afecta el momento en que la reserva se considera aceptada.
Si bien la aceptación de una reserva suele ser tácita o implícita, un Estado puede aceptar
expresamente una reserva mediante una declaración unilateral en ese sentido.
- La aceptación expresa de una reserva debe formularse por escrito y comunicarse a
los Estados contratantes y a los que estén facultados para llegar a ser parte de ese
tratado. Fuera del caso de la aceptación expresa, la aceptación de una reserva se
presume en razón de la falta de objeción.
- La aceptación tácita se produce cuando un Estado contratante no ha formulado una
objeción a una reserva al vencimiento del plazo de doce meses desde la notificación
de esa reserva.
- La aceptación implícita se produce cuando un Estado se convierte en contratante
con posterioridad al vencimiento del plazo de doce meses desde la notificación de la
reserva sin formular una objeción a ella al momento de manifestar su
consentimiento. En el caso de que el Estado se convierta en contratante antes del
vencimiento del plazo de doce meses de la reserva, podrá objetar hasta el mismo
momento que las demás partes del tratado.

La regla general es que una manifestación del consentimiento en obligarse por un tratado
que contenga una reserva surtirá efecto en cuanto acepte la reserva al menos otro Estado
contratante. Al ser aceptada por un Estado contratante (de la forma que sea), una reserva
válida (sustantiva y formalmente) queda establecida con respecto a ese Estado.
Art 20 CVDT:
Aceptación de las reservas y objeción a las reservas.
4. En los casos no previstos en los párrafos precedentes y a menos que el tratado disponga otra cosa:
a) la aceptación de una reserva por un Estado contratante o por una organización contratante constituirá al
Estado o a la organización internacional autor de la reserva en parte en el tratado en relación con el Estado o la
organización que haya aceptado la reserva si el tratado ya está en vigor o cuando entre en vigor para el autor de
la reserva y el Estado o la organización que ha aceptado la reserva;
b) la objeción hecha por un Estado contratante o por una organización contratante a una reserva no impedirá la
entrada en vigor del tratado entre el Estado o la organización internacional que haya hecho la objeción y el
Estado o la organización autor de la reserva, a menos que el Estado o la organización autor de la objeción
manifieste inequívocamente la intención contraria;
c) un acto por el que un Estado o una organización internacional manifieste su consentimiento en obligarse por
un tratado y que contenga una reserva surtirá efecto en cuanto acepte la reserva al menos un Estado
contratante o una organización contratante.

b) Objeción:
Una objeción es una declaración unilateral hecha por un Estado como reacción ante una
reserva a un tratado formulada por otro Estado, por la cual aquel se propone impedir que la
reserva produzca los efectos jurídicos deseados u oponerse de otro modo a ella.
Con respecto a su forma, la objeción sólo podrá ser formulada en forma expresa por escrito,
y debe ser comunicada a los Estados contratantes o a los facultados que puedan llegar a
ser parte. Asimismo, será comunicada directamente por su autor o por el depositario (si lo
hubiera).

- Objeción simple:
Si bien una objeción simple a una reserva válida no impide la entrada en vigor del
tratado, tampoco produce ipso facto la entrada en vigor del tratado entre el autor de
la reserva y el autor de la objeción, a diferencia de la aceptación de la reserva. La
objeción simple es neutral respecto de si el autor de la reserva llega o no a ser
Estado contratante en el tratado y no lleva necesariamente aparejado que el tratado
entre en vigor entre el autor de la objeción y el autor de la reserva.
La objeción simple tiene por efecto que la disposición a que se refiere la reserva sea
inaplicable entre el autor de la reserva y el autor de la objeción simple únicamente
en la medida de la reserva, no en su totalidad.
- Objeción inequívoca o categórica:
La objeción hecha por un Estado contratante a una reserva válida impedirá la
entrada en vigor del tratado entre el Estado que haya formulado la objeción y el
Estado autor de la reserva, si el primero manifiesta inequívocamente esa cuestión.
La no entrada en vigor del tratado entre el autor de la reserva y el autor de la
objeción tiene como consecuencia que no exista ninguna relación convencional
entre ellos.

Aplicación de los tratados


Como regla general, un tratado comienza a aplicarse respecto de un Estado a partir del
momento en que entra en vigor para ese Estado, y deja de aplicarse una vez que el tratado
termina. En principio, los tratados no se aplican de manera retroactiva, de modo que los
tratados se aplican a actos o hechos que se produzcan con posterioridad a su entrada en
vigor, y no a actos o hechos consumados antes de esa fecha (los hechos continuados sí
aplicarán).
Art 28 CVDT (1969):
Irretroactividad de los tratados.
Las disposiciones de un tratado no obligarán a una parte respecto de ningún acto o hecho que haya tenido lugar
con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para esa parte ni de ninguna situación que en esa
fecha haya dejado de existir, salvo que una intención diferente se desprenda del tratado o conste de otro modo.
Si bien la irretroactividad es un principio general del derecho y una norma internacional
consuetudinaria, no configura una norma imperativa, por lo que los Estados pueden
convenir la retroactividad en un tratado si así se quiere.

Aplicación de los tratados en el territorio


Los tratados son obligatorios en la totalidad del territorio de los Estados parte, salvo que una
intención diferente se desprenda de él o conste de otro modo.
Art 29 CVDT:
Ámbito territorial de los tratados.
Un tratado entre uno o varios Estados y una o varias organizaciones internacionales será obligatorio para cada
uno de los Estados partes por lo que respecta a la totalidad de su territorio, salvo que una intención diferente se
desprenda de él o conste de otro modo.

En cuanto a las colonias, algunos tratados incorporaron la denominada “cláusula colonial”,


con el objeto de permitir expresamente la aplicación de dichos tratados a los territorios
coloniales, previa notificación al resto de los Estados contratantes.

También se permite que los Estados que convengan un tratado se aplique solo a ciertas
partes de un territorio, incluso que se aplique extraterritorialmente a espacios en los que el
Estado puede ejercer su jurisdicción, como en alta mar o en espacio aéreo internacional.
Si el tratado lo permite, el Estado podrá, al momento de obligarse, hacer una declaración
con el fin de limitar o excluir la aplicación del tratado respecto de una parte de su territorio o
de una provincia o entidades que componen el Estado federal.

Aplicación de tratados sucesivos concernientes a una misma materia


Existen supuestos en que una misma situación está regulada de manera simultánea por dos
(o más) tratados, uno anterior y otro posterior. Tal vez alguno de ellos sea general y el otro
más específico sobre la materia.

Se habla del caso de los tratados subordinados, es decir, que especifiquen que están
subordinados a un tratado anterior o posterior o que no deben ser considerados
incompatibles con ese otro tratado. En este supuesto, la solución es que prevalecen las
disposiciones del tratado al cual se subordinan.

En el caso de un tratado anterior y otro posterior entre las mismas partes, la solución es que
prevalece el tratado posterior (ley posterior deroga ley anterior).

En cuanto a un tratado anterior y otro posterior entre diferentes partes, en las relaciones
entre los Estados parte en ambos tratados se aplicará el tratado posterior (el anterior se
aplicará en medida en que no sea incompatible con el posterior). En las relaciones entre un
Estado que sea parte en ambos tratados y un Estado que solo lo sea en uno de ellos, los
derechos y obligaciones recíprocos se regirán por el tratado en el que los dos sean parte.

El artículo 41 de la CVDT, por su parte, permite la celebración de acuerdos que modifiquen


el tratado entre algunas de las partes.

Modificación y enmienda de los tratados


La modificación y la enmienda son medios utilizados por las partes de un tratado para
cambiar su contenido. A diferencia de la reserva, tanto la modificación como la enmienda
requieren un acuerdo, es decir, de la intervención de dos o más partes.

Modificación
Se emplea el término “modificación” para hacer referencia al acuerdo colateral que celebran
dos o más partes de un tratado multilateral con el fin de modificarlo en sus relaciones
mutuas.
Art 41 CVDT:
Acuerdos para modificar tratados multilaterales entre algunas de las partes únicamente.
1. Dos o más partes en un tratado multilateral podrán celebrar un acuerdo que tenga por objeto modificar el
tratado únicamente en sus relaciones mutuas:
a) Si la posibilidad de tal modificación está prevista por el tratado; o
b) Si tal modificación no está prohibida por el tratado, a condición de que:
i) No afecte al disfrute de los derechos que a las demás partes correspondan en virtud del tratado ni al
cumplimiento de sus obligaciones;
ii) No se refiera a ninguna disposición cuya modificación sea incompatible con la consecución efectiva del objeto
y del fin del tratado en su conjunto.
2. Salvo que en el caso previsto en el apartado a) del párrafo 1 el tratado disponga otra cosa, las partes
interesadas deberán notificar a las demás partes su intención de celebrar el acuerdo y la modificación del
tratado que en ese acuerdo se disponga.

Enmienda
En cuanto a la enmienda, se trata de un procedimiento para cambiar el contenido de un
tratado entre los Estados u organizaciones partes.
Art 39 CVDT:
Norma General concerniente a la enmienda de los tratados.
1. Un tratado podrá ser enmendado por acuerdo entre las partes. Se aplicarán a tal acuerdo las normas
enunciadas en la Parte II, salvo en la medida en que el tratado disponga otra cosa.
2. El consentimiento de una organización internacional a un acuerdo de la índole mencionada en el párrafo 1 se
regirá por las reglas de esa organización.

Las propuestas para enmendar un tratado multilateral pueden ser hechas por cada parte en
el tratado, es decir todo Estado para el cual el tratado se encuentre en vigor.
Art 40 CVDT:
Enmienda de los tratados multilaterales.
1. Salvo que el tratado disponga otra cosa, la enmienda de los tratados multilaterales se regirá por los párrafos
siguientes.
2. Toda propuesta de enmienda de un tratado multilateral en las relaciones entre todas las partes habrá de ser
notificada a todos los Estados Contratantes y a todas las organizaciones contratantes, cada uno los cuales
tendrá derecho a participar:
a) En la decisión sobre las medidas que haya que adoptar con relación a tal propuesta;
b) En la negociación y la celebración de cualquier acuerdo que tenga por objeto enmendar el tratado.
3. Todo Estado y toda organización internacional facultados para llegar a ser partes en el tratado estarán
también facultados para llegar a ser partes en el tratado en su forma enmendada.
4. El acuerdo en virtud del cual se enmiende el tratado no obligará a ningún Estado ni a ninguna organización
internacional que sea ya parte en el tratado pero no llegue a serlo en ese acuerdo; con respecto a tal Estado o a
tal organización se aplicará el apartado b) del párrafo 4 del artículo 30. 5. Todo Estado o toda organización
internacional que llegue a ser parte en el tratado después de la entrada en vigor del acuerdo en virtud del cual
se enmiende el tratado será considerado, de no haber manifestado una intención diferente:
a) Parte en el tratado en su forma enmendada;
b) Parte en el tratado no enmendado con respecto a toda parte en el tratado que no esté obligada por el
acuerdo en virtud del cual se enmiende el tratado.

Interpretación de los tratados


El punto de partida de la regla general de interpretación es el método textual, que establece
que un tratado debe ser interpretado de buena fe conforme al sentido corriente de sus
términos en el contexto de estos. También se determina que el tratado debe ser
interpretado teniendo en cuenta su objeto y fin.

En cuanto al contexto:
Art 31 CVDT:
Regla general de interpretación.
2. Para los efectos de la interpretación de un tratado, el contexto comprenderá, además del texto, incluidos su
preámbulo y anexos:
a) todo acuerdo que se refiere al tratado y haya sido concertado entre todas las partes con motivo de la
celebración del tratado;
b) todo instrumento formulado por una o más partes con motivo de la celebración del tratado y aceptado por las
demás como instrumento referente al tratado.

Hay elementos de interpretación que son extrínsecos al texto y contexto del tratado, pero
que deben ser tenidos en cuenta junto con el contexto.
a) Todo acuerdo ulterior entre las partes acerca de la interpretación del tratado o de la
aplicación de sus disposiciones: un acuerdo sobre la interpretación de una
disposición al que se haya llegado después de la celebración del tratado constituye
una interpretación auténtica por las partes que debe ser tenida en cuenta a efectos
de la interpretación del tratado.
b) Toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por la cual conste el
acuerdo de las partes acerca de la interpretación del tratado: constituye una prueba
objetiva del acuerdo de las partes en cuanto al sentido de este.
c) Toda norma pertinente de derecho internacional aplicable en las relaciones entre las
partes.

Se prevé un caso excepcional en el que, a pesar del sentido aparente de un término en su


contexto, consta que las partes tenían intención de darle un sentido especial.

Medios de interpretación complementarios


Art 32 CVDT:
Medios de interpretación complementarios.
Se podrá acudir a medios de interpretación complementarios, en particular a los trabajos preparatorios del
tratado y a las circunstancias de su celebración, para confirmar el sentido resultante de la aplicación del artículo
31, o para determinar el sentido cuando la interpretación dada de conformidad con el artículo 31:
a) deja ambiguo u oscuro el sentido; o
b) conduzca a un resultado manifiestamente absurdo o irrazonable.

Idioma del texto


Art 33 CVDT:
Interpretación de tratados autenticados en dos o más idiomas.
1. Cuando un tratado haya sido autenticado en dos o más idiomas, el texto hará igualmente fe en cada idioma, a
menos que el tratado disponga o las partes convengan que en caso de discrepancia prevalecerá uno de los
textos.
2. Una versión del tratado en idioma distinto de aquel en que haya sido autenticado el texto será considerada
como texto auténtico únicamente si el tratado así lo dispone o las partes así lo convienen.
3. Se presumirá que los términos del tratado tienen en cada texto auténtico igual sentido.
4. Salvo en el caso en que prevalezca un texto determinado conforme a lo previsto en el párrafo 1, cuando la
comparación de los textos auténticos revele una diferencia de sentido que no pueda resolverse con la aplicación
de los artículos 31 y 32, se adoptará el sentido que mejor concilie esos textos, habida cuenta del objeto y del fin
del tratado.
Tratados y los terceros Estados
Art 34 CVDT:
Norma general concerniente a terceros Estados y terceras organizaciones.
Un tratado no crea obligaciones ni derechos para un tercer Estado o una tercera organización sin el
consentimiento de ese Estado o de esa organización.
Se enuncia el principio del efecto relativo de los tratados, conforme a la máxima latina pacta
tertiis nec nocent nec prosunt o res inter alios acta. Tal principio ha sido reconocido en la
jurisprudencia internacional. Se trata de la otra cara del principio pacta sunt servanda.

Si bien el principio general es el efecto relativo de los tratados, bajo ciertas condiciones un
tratado puede dar origen a obligaciones o derechos para un tercer Estado, y para ello es
necesario que se cumplan dos condiciones:
- Que las partes en el tratado tengan la intención de que tal disposición sea el medio
de crear la obligación.
- Que el tercer Estado acepte expresamente por escrito esa obligación.
Una vez que se cumplen las dos condiciones, existe un acuerdo colateral entre las partes
en el tratado, por un lado, y el tercer Estado, por el otro.

Para que una disposición de un tratado pueda dar origen a un derecho para un tercer
Estado es necesario que se cumplan las dos condiciones siguientes:
- Que las partes en el tratado tengan la intención de conferir ese derecho al tercer
Estado o a un grupo de Estados al cual pertenezca, o bien a todos los Estados en
general.
- Que el tercer Estado asienta a ello, presumiendo su asentimiento mientras no haya
indicación en contrario.
A diferencia de la aceptación de una obligación, el asentimiento a un derecho por un tercer
Estado no necesita ser expreso por escrito, sino que se presume.

Inaplicabilidad de los tratados


Los tratados se hacen para ser cumplidos y obligan a las partes, y deben aplicarse y
producir efectos jurídicos. Sin embargo, hay tratados que no pueden aplicarse. Su
inaplicabilidad o su falta de aplicación tienen lugar por diversas razones, en circunstancias
muy diferentes y con características muy variadas.
Las causas pueden provenir de otra norma jurídica que impide su aplicación de manera
definitiva o transitoria (sea otro tratado, una costumbre o un acto unilateral), de un hecho o
de la voluntad de las partes. Los efectos de la inaplicabilidad o de la falta de aplicación
pueden relacionarse con el tiempo, es decir, pueden tener carácter definitivo o transitorio, o
pueden estar referidos a la integridad del tratado, o sea, afectar a la totalidad o a una o más
partes.

La denuncia o retiro tienen lugar como resultado de la aplicación de las disposiciones del
mismo tratado.
- Pero se mantienen las obligaciones del DIP independientes del tratado internacional
(costumbre).
- El tratado internacional se renuncia en toda su integridad (en principio).
- Se mantienen los derechos y obligaciones, situación jurídica, previos a la
terminación.
Nulidad
Los actos jurídicos son válidos y lícitos cuando el consentimiento de quienes lo llevan a
cabo se manifiesta con discernimiento, intención y libertad y tienen un objeto lícito. En
consecuencia, si no reunieran estos requisitos, los tratados, o el consentimiento de los
Estados en obligarse por ellos, podrían considerarse inválidos o nulos. La nulidad que
padecerían, en este caso, podría ser relativa o absoluta, dependiendo de que la invalidez
pueda o no sanearse por el acuerdo expreso o posterior aquiescencia de la parte
interesada.
En el primer caso, el tratado podría recuperar su validez por confirmación posterior y seguir
vigente con los efectos jurídicos previstos. La nulidad relativa puede ser alegada por el
Estado que ha sido víctima de las consecuencias de la causal.
Por el contrario, en el segundo caso, la nulidad se produciría automáticamente sin que
existiera la posibilidad de confirmar la misma con posterioridad. La nulidad absoluta puede
ser alegada por cualquier Estado interesado y debe ser declarada por un órgano de
solución de controversias competente conforme a las disposiciones del tratado o del
derecho internacional.

En el caso de los vicios sustanciales del consentimiento, se los llama así ya que se altera la
esencia del consentimiento por una conducta viciada. Sin embargo, algunos tratados
afectados por estos vicios sustanciales son susceptibles de nulidad relativa (error, dolo,
fraude o corrupción), mientras que otros son susceptibles de nulidad absoluta (casos de
coacción sobre el representante o sobre el Estado). Si hay nulidad relativa, el tratado
viciado por error, dolo o fraude o corrupción puede sanearse con posterioridad y aplicarse
válidamente. Por lo contrario, si hay nulidad absoluta, el tratado viciado por coacción no
podrá ser saneado de ninguna manera y será considerado inválido.

El consentimiento también puede ser afectado por vicios formales, es decir, aquellos que no
alteran sus elementos esenciales ni su sustancia, sino que apuntan a la forma en que dicho
consentimiento se emite y a quienes tiene la capacidad o facultades para hacerlo (defecto
de competencia; restricción de poderes). Los vicios formales, por su propia naturaleza, no
producen más que una nulidad relativa del tratado, susceptible de saneamiento por
posteriores conductas de la parte que produce la nulidad como de las restantes.

En cuanto al objeto ilícito, en principio, la libertad de consentimiento de los Estados o de las


organizaciones internacionales posibilita que acuerden sus voluntades sobre cualquier otro
objeto que elijan al celebrar un tratado, Sin embargo, el derecho internacional actual pone
un límite a esa libertad, el cual reside en la ilicitud del objeto elegido. El objeto es ilícito
cuando implica una violación del orden público internacional, entendido como el conjunto de
las normas imperativas de derecho internacional o normas ius cogens.
La nulidad del tratado será absoluta, y se debe distinguir dos alternativas posibles en la
vigencia y aplicación del ius cogens: que los tratados internacionales sean incompatibles
con las normas de ius cogens pre existentes y vigentes o que las normas de ius cogens
surjan con posterioridad (que sean sobrevinientes), en oposición a tratados internacionales
vigentes o en proceso de entrar en vigor.

Terminación
La inaplicabilidad del tratado por haberse extinguido implica su terminación y el agotamiento
de sus efectos jurídicos con carácter definitivo. El tratado ha existido y ha sido válido, pero
la terminación supone la conclusión de su existencia como norma jurídica. En los tratados
multilaterales la terminación puede ser para todos o para alguna de las partes, mientras que
en los bilaterales será para ambas.
Art 54 CVDT:
Terminación de un tratado o retiro de él en virtud de sus disposiciones o por consentimiento de las partes.
La terminación de un tratado o el retiro de una parte podrán tener lugar:
a) conforme a las disposiciones del tratado; o
b) en cualquier momento, por consentimiento de todas las partes después de consultar a los Estados
contratantes y a las organizaciones contratantes.

Los tratados multilaterales deben subsistir hasta que la voluntad de las partes decida su
terminación, aunque el número de partes llegue a ser inferior a la cantidad necesaria y
suficiente para su entrada en vigencia.

Denuncia o retiro: El acto de denunciar un tratado consiste en una declaración unilateral de


voluntad del Estado que lo realiza en la que manifiesta su intención de abandonar ese
acuerdo de voluntades, haciendo cesar los efectos jurídicos que la realización jurídica que
los vinculaba había establecido.
En este caso, se establece el principio de improcedencia de la denuncia o el retiro de los
tratados internacionales, entendiendo que, de manera excepcional, podrán formularse si el
tratado prevé expresamente cláusulas de denuncia o retiro, o si, de los términos del acuerdo
o de la naturaleza no perpetua del tratado, puede inferirse implícitamente la existencia de
esa intención. Una parte deberá notificar con dos meses por lo menos de antelación su
intención de denunciar un tratado o de retirarse de él.

Violación grave: la violación de un tratado por una o varias de las partes da lugar a un
derecho de la otra u otras a considerar terminado el tratado o a suspender el cumplimiento
de las obligaciones por él establecidas. La CVDT lo limita a las violaciones graves, que se
dan cuando consiste en su rechazo, de una forma no admitida por cada convención, o
cuando recae en una disposición esencial para la consecución de su objeto y fin.

Imposibilidad subsiguiente de cumplimiento: se da en los casos donde el incumplimiento


deviene en razón de fuerza mayor o caso fortuito. su objeto, en el momento de la
celebración, pudo haber sido posible, pero, si ha desaparecido o se ha destruido total y
permanentemente, esta situación puede alegarse para dar por terminado el tratado o
retirarse del mismo. En cambio, si la imposibilidad fuere temporal, producirá la suspensión
de la aplicación del tratado.

Cambio fundamental de las circunstancias: examinando las excepciones del principio


indiscutido de la observancia debida, estima que una de sus excepciones puede darse
cuando el consentimiento fue prestado bajo la condición implícita de la existencia de ciertas
circunstancias, que luego cambian o desaparecen. Se admite de manera muy restrictiva, a
menos que sea absolutamente evidente que la condición tácita del consentimiento, al
momento de la celebración, fue que se mantuvieran inalterables las circunstancias que lo
rodearon como razón esencial que llevó a las partes a concluir el tratado originariamente.
Por consiguiente, cuando cambia ese estado de cosas esencial para el consentimiento, sin
el cual no se hubiera otorgado, cae el consentimiento con el cambio de su fundamento.
Suspensión
La suspensión de un tratado produce su inaplicabilidad temporal o transitoria durante un
período variable que tiene una fecha de inicio y una de cese, siendo ambas ciertas o
inciertas y, en este último caso, determinables o indeterminables. Las causales de
suspensión son similares a las causales de terminación, ya que en ambos casos hay
inaplicabilidad en virtud del tiempo. Estas causales pueden clasificarse en causales por
disposición del propio tratado, por voluntad de las partes, por violación grave y por causas
ajenas al tratado, con sus distintas alternativas en cada caso.
Art 70 CVDT:
Consecuencias de la terminación de un tratado.
1. Salvo que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al respecto, la terminación de un tratado en
virtud de sus disposiciones o conforme a la presente Convención:
a) Eximirá a las partes de la obligación de seguir cumpliendo el tratado;
b) no afectará a ningún derecho, obligación o situación jurídica de las partes creados por la ejecución del tratado
antes de su terminación.
2. Si un Estado o una organización internacional denuncia un tratado multilateral o se retira de él, se aplicará el
párrafo 1 a las relaciones entre ese Estado o esa organización y cada una de las demás partes en el tratado
desde la fecha en que surta efectos tal denuncia o retiro.

Fallo Derechos de Navegación (CIJ - 2009)


En el artículo 6 del acuerdo Cañas-Jerez entre Costa Rica y Nicaragua se disponen los
derechos de navegación sobre el río de la siguiente manera: “La República de Nicaragua
tendrá exclusivamente el dominio y sumo imperio sobre las aguas del río San Juan…” pero
a la vez señala que “la República de Costa Rica tendrá en dichas aguas los derechos
perpetuos de libre navegación con objetos de comercio”
De esta manera Nicaragua ganó la soberanía sobre el río y sobre la ruta de un esperado
canal interoceánico, pero cediendo las pretensiones sobre territorio costarricense al sur de
su frontera. Costa Rica se aseguró la libre navegación y el comercio en el río San Juan y a
la vez consolidó el proceso de anexión de Nicoya
En el caso de Derechos de Navegación (2009), Costa Rica pide el cese de la conducta de
Nicaragua la cual impide el ejercicio completo y libre de los derechos que posee Costa Rica
en el río San Juan. Alega que desde más de diez años se han dado restricciones a la
navegación de botes en dicha vía fluvial, violando por ende el acuerdo de límites Cañas-
Jerez, así como el Laudo Cleveland. La aplicación sostiene que pese a las soluciones
diplomáticas propuestas a Nicaragua, dicho gobierno ha rehusado las alternativas dadas.
De manera que la petición a la Corte se basa en la violación del derecho de navegación en
el río San Juan para propósitos comerciales y en la obligación de permitir a Costa Rica
navegar con botes oficiales para los cambios de personal en los puestos fronterizos, con el
equipo necesario (incluyendo armas y municiones) para el propósito de protección.

Considerando los derechos de navegación de Costa Rica en el Río San Juan, la Corte
declara que Costa Rica tiene derecho a la libre navegación en el Río San Juan, con
propósitos de comercio; que tiene derecho de navegación con naves oficiales, únicamente
en situaciones específicas, para proveer servicios esenciales para los habitantes de las
áreas ribereñas donde el transporte expedito es una condición para las necesidades de los
habitantes fronterizos; y que no tiene derecho a la navegación con naves para llevar a cabo
funciones policiales.

Considerando los derechos de Nicaragua para regular la navegación en el Río San Juan en
la parte donde la navegación es común, la Corte declara unánimemente que Nicaragua
tiene derecho a demandar a las naves costarricenses y sus pasajeros a detenerse en el
primero y en el último puesto de su ruta a lo largo del Río San Juan, así como a demandar a
las personas que viajan en el Río a presentar un pasaporte o documento de identidad;
imponer horarios de navegación de las embarcaciones que navegan en el Río; y a requerir
a las naves costarricenses mostrar en sus mástiles o torres la bandera nicaragüense.

La Corte manifiesta que Nicaragua no está actuando de acuerdo con sus obligaciones bajo
el Tratado de 1858, cuando exige a las personas que viajan sobre el Río San Juan a bordo
de naves costarricenses ejerciendo el derecho de Costa Rica a la libre Navegación, que
obtengan visas nicaragüenses; y tampoco cuando exige a las personas que viajan sobre el
Río San Juan a bordo de naves costarricenses ejerciendo el derecho de Costa Rica a la
libre Navegación, obtener Tarjetas de Turismo nicaragüenses; ni cuando exige a los
operadores de naves costarricenses ejerciendo el derecho de Costa Rica a la libre
Navegación, pagar tasas de certificados de autorización de salida.

Fallo La Grand (CIJ - 2001)


El 2 de marzo de 1999, Alemania denunció a Estados Unidos frente a la Corte Internacional
de Justicia alegando que EEUU había violado la Convención de Viena de Relaciones
Consulares de 1963, en concreto el artículo 36.1.b. El tema en cuestión es la condena a
muerte de dos hermanos de nacionalidad alemana, Karl y Walter LaGrand, quienes en 1982
habían llevado a cabo el atraco frustrado de un banco en Arizona. Durante el transcurso del
robo mataron a un hombre y dejaron herida de gravedad a una mujer. Una vez detenidos y
juzgados fueron declarados culpables en 1984 y condenados a muerte por el estado de
Arizona, pero no se les informó de sus derechos, que, al ser extranjeros incluyen el derecho
a asistencia consular. Una vez supieron de sus derechos ambos apelaron sus sentencias
alegando que en el caso de haber sabido de su derecho a asistencia consular podrían
haber tenido una mejor defensa. Pero el tribunal de apelaciones les denegó su argumento
basándose en un fallo de procedimiento. Hasta 1992 el gobierno alemán no tuvo constancia
de los hechos, pero el proceso contra ellos ya había finalizado. Una vez que el gobierno
alemán estuvo al corriente de los acontecimientos intentó mediante una denuncia contra
EEUU por violación de la Convención de Viena de Relaciones Consulares que no fueran
sentenciados a muerte, pero, primero Karl fue ejecutado el 24 de febrero de 1999 y el 3 de
marzo de ese mismo año, su hermano Walter fue también ejecutado.

La cuestión que se presenta en este caso es: si un estado viola sus obligaciones frente a
otro contraídas por la CVRC en cuanto a que no informa a un extranjero arrestado de su
derecho a un aviso consular ni al país del mismo sobre su detención y juicio, también viola
derechos individuales del extranjero bajo derecho internacional.

Alemania pide al Tribunal una providencia sobre medidas provisionales de acuerdo al art.
41.1 del Estatuto de la CIJ el 2 de marzo de 1999, con la intención de paralizar la ejecución
de Walter LaGrand. “Las medidas provisionales son la facultad del tribunal para indicar, si
considera que las circunstancias así lo exigen, las medidas cautelares que deban tomarse
para resguardar los derechos de cada una de las partes”. Las condiciones para que puedan
adoptarse medidas provisionales son; que se evite un perjuicio irreparable y una agravación
o ampliación de la diferencia. El Tribunal dicta las medidas provisionales el 3 de marzo de
1999, que no logran la detención de la ejecución de Walter LaGrand.
Alemania alega ante el Tribunal el incumplimiento de las medidas, que habían sido
declaradas vinculantes por el art. 94 de la Carta de la ONU y el art. 41 del Estatuto de la
CIJ.
EEUU admite en su primera alegación haber violado el art. 36.1, al mismo tiempo que
argumenta que al ser una cuestión de protección diplomática escapa a la competencia de la
CIJ ya que está regulada por el derecho internacional consuetudinario. La competencia de
la corte se basa en el protocolo facultativo, art. 1 que establece que todo litigio que
corresponda por los tratados es competente, pero como en el tratado no se habla de
protección diplomática no sirve. Otro argumento es que los hermanos LaGrand no agotaron
las vías internas, y EEUU entiende que la supuesta violación se refiere a la obligación de
informar a los hermanos LaGrand de su derecho.
Por otra parte, EEUU justifica su incumplimiento de las medidas provisionales con tres
argumentos; primero, las circunstancias en las que Alemania presenta la petición y el poco
tiempo con el que los EEUU contaban para hacer cumplir la providencia de la CIJ; segundo,
la estructura federal de los EEUU y la división de poderes y por último que no considera
que, ni en los artículos 94 y 41 de la Carta de NU y del Estatuto de la CIJ respectivamente,
ni en la jurisprudencia de la Corte esté claro que sean vinculantes por el lenguaje usado ya
que, no es apropiado.

El Tribunal dictaminó que EEUU, al no informar a los hermanos LaGrand sobre los derechos
recogidos en el artículo 36.1 de la CVRC y al impedir la posibilidad de que Alemania preste
asistencia consular a estos, violó las obligaciones de protección diplomática y asistencia
consular respectivamente contraídas con los hermanos LaGrand y con Alemania.
Sentenció que, al no permitir la revisión y reconsideración, a la luz de los derechos
reconocidos en la convención de las sentencias condenatorias y penas impuestas, no
cumplieron las obligaciones que tenían contraídas con Alemania y con los hermanos
LaGrand en base al art. 36 de la CVRC.
Y por último, consideró que EEUU violó la providencia del Tribunal sobre medidas
provisionales al no evitar la ejecución de los hermanos LaGrand y especialmente Walter, el
último en ser matado, mientras el Tribunal deliberaba.

Fallo Gabcikovo - Nagymaros (CIJ - 1997)


El caso tuvo su origen en el tratado del 16 de Septiembre de 1977 por el cual la República
de Hungría y Checoslovaquia acordaron la construcción de un sistema de represas por
medio de una inversión conjunta. Esta tendía esencialmente a la producción hidroeléctrica,
a mejorar la navegación y a la protección contra las inundaciones.
Las principales obras a construir estaban descritas en el Tratado. Dos series de esclusas
estaban previstas, una en Gabcikovo (Checoslovaquia) y otra en Nagymaros (Hungría).

En Hungría se suscitaron críticas al proyecto por los efectos que este tenía en el medio
ambiente. Así, el Gobierno húngaro decidió el 13 de Mayo de 1989, suspender los trabajos
de Nagymaros. El 21 de Julio el Gobierno húngaro extendió la suspensión de los trabajos
en Nagymaros hasta el 31 de Octubre, y asimismo decidió suspender los trabajos en
Dunakiliti hasta la misma fecha. Finalmente, el 27 de Octubre de 1989. Hungría decidió
abandonar los trabajos en Nagymaros y mantener el status quo en Dunakiliti.
En el transcurso de este período las partes mantuvieron negociaciones. Checoslovaquia
propuso una solución, que implicaba el cambio del curso de agua en forma unilateral por
parte de Checoslovaquia, siempre dentro de su territorio. En su último estadio la solución
implicaba la construcción de una barrera divisoria de aguas en el Danubio y de un dique.
El 23 de Julio de 1991 el gobierno eslovaco decidió comenzar –en Septiembre de 1991- las
construcciones en vistas de permitir la explotación del proyecto como solución.
Hubo discusiones entre ambas partes y en Mayo de 1992 el gobierno húngaro remitió una
nota verbal poniendo fin al Tratado de 1977.
El 15 de Octubre de 1992 Checoslovaquia comenzó finalmente los trabajos provocando el
cierre del Danubio.

La Corte consideró que a pesar que el tratado en cuestión fue suscrito en 1977 y las partes
invocaron las cláusulas de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
1969, que entró en vigor en 1980, los artículos referidos a la suspensión de tratados
(artículos 60 y 62) fueron recogidos de normas consuetudinarias existentes.
El comportamiento de Hungría al suspender y abandonar los trabajos de 1989 no puede
interpretarse como su voluntad de no ejecutar al menos ciertas disposiciones del Tratado de
1977 y del Protocolo de 1989.
El efecto del comportamiento de Hungría ha llevado a la imposibilidad de realizar de obras
que el Tratado de 1977 calificó expresamente de único e indivisible.
La Corte examinó si existió un “estado de necesidad” en 1989 que permitiera a Hungría
suspender y abandonar los trabajos sin que esto implique responsabilidad internacional. Al
respecto estimó que tratándose tanto de Nagymaros como de Gabcikovo los peligros
invocados por Hungría, no estaban en 1989 suficientemente establecidos ni eran inminentes
(condiciones necesarias para invocar un estado de necesidad). Hungría disponía en ese
momento de otros medios, sin que fuera necesario abandonar los trabajos.
Así la Corte concluyó que Hungría no tenía derecho de suspender y luego de abandonar en
1989 los trabajos relativos al proyecto Nagaymaros y la parte del proyecto Gabcikovo de la
cual era responsable según los términos del Tratado de 1977.
Checoslovaquia ha sostenido que el recurso de la solución propuesta y su puesta en
marcha no constituían ilícitos internacionales. Sostuvo que la decisión de abandonar los
trabajos por parte de Hungría la llevó a recurrir a una solución que estuviera próxima al
proyecto inicial, invocando el principio de “aplicación por aproximación” y el de “hacer
cumplir el tratado de buena fe”.
Como la Corte ha observado, la característica fundamental del Tratado de 1977 es, según
su artículo primero la de “prever la construcción del sistema de represas en tanto que
inversión conjunta constituyendo un solo sistema de obras único e indivisible”. Asimismo se
previó la propiedad conjunta de dicho sistema y la explotación también conjunta como una
entidad única y coordinada. Por ello la solución propuesta por Checoslovaquia difiere
radicalmente del proyecto inicial. La Corte observa que, en consecuencia, Checoslovaquia
viola con variante disposiciones expresas y esenciales del Tratado de 1977 cometiendo un
acto internacionalmente ilícito.
Checoslovaquia ha sostenido que su acción estuvo motivada por una obligación de atenuar
los daños provocados por el no cumplimiento del Tratado por parte de Hungría.

En estas condiciones es de una importancia primordial que la Corte haya constatado que el
Tratado de 1977 está en vigor entre las partes y rige en consecuencia las relaciones entre
ambos países.

Reservas Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (CIJ)


En esta opinión consultiva de la CIJ (1951), se trata sobre el caso de la Convención contra
el Genocidio. Dado que la Asamblea General y los Estados que la habían adoptado
deseaban reunir el mayor número posible de participantes, no era concebible que las partes
contratantes tuvieran la intención de que una objeción a una reserva de menor importancia
condujera a la completa expulsión del Estado reservante de la Convención, pero tampoco
era concebible que estuvieran dispuestas a sacrificar el objeto mismo de la Convención en
favor de un vano deseo de asegurar el mayor número posible de participantes. La CIJ
concluyó que la compatibilidad de una reserva con el objeto y fin de la Convención era el
criterio que debía regir la actitud tanto del Estado que formulaba la reserva como de aquel
que objetaba a ella. Por lo tanto, el Estado autor de una reserva objetada por algunas
partes podía ser considerado parte de la Convención sólo si la reserva era compatible con
el objeto y fin de esta.

Asimismo, la Corte sostuvo que correspondía a cada Estado parte en la Convención


apreciar la validez de las reservas, con lo cual se simplificaba la labor del secretario general,
quien se limitaría a recibir reservas y objeciones y a notificarlas. Si una parte objetaba una
reserva como incompatible con el objeto y fin, podía considerar que era parte. También
podía ocurrir que una parte objetara una reserva sin considerarla incompatible con el objeto
y fin de la Convención y acordara con el autor de la reserva de la Convención entraría en
vigor entre ellos con excepción de las disposiciones afectadas por la reserva.
Por último, la CIJ explicó que una objeción formulada por un Estado autorizado a firmar la
Convención o adherirse a ella, pero que aún no lo hubiera hecho, no producía efecto
jurídico alguno, y una objeción formulada por un Estado signatario tenía carácter provisional
y solo se volvía efectiva con la ratificación de la Convención.

Opinión consultiva (Corte IDH - 1982)


La Corte IDH, en su opinión consultiva de 1982, debió determinar qué disposiciones del
artículo 20 de la Convención de Viena de 1969 eran aplicables a las reservas a la CADH.
En particular, la Corte IDH tuvo que resolver si se aplicaba la regla general del artículo 20(4)
(c), que exige la aceptación de por lo menos otro Estado contratante, o si regía la excepción
del artículo 20.1, que hace innecesaria la aceptación de las reservas.

El artículo 75 de la CADH dispone: “Esta Convención sólo puede ser objeto de reservas
conforme a las disposiciones de la CVDT (1969)”. Considerando que la CADH ha sido
diseñada para proteger los derechos fundamentales del hombre, la Corte IDH sostuvo que
era irrazonable concluir que la referencia del art. 75 de la CVDT (1969) obligaba a la
aplicación del art. 20(4) de esta última, pues un tratado como la CADH que da tal
importancia a la protección del individuo difícilmente pueda decirse que tienda a retrasar la
entrada en vigencia del tratado hasta la aceptación de la reserva de por lo menos otro
Estado contratante. La Corte entendió que la referencia del art. 75 a la CVDT (1969) debía
entenderse como una autorización expresa destinada a permitir a los Estados formular
cualesquiera reservas, siempre y cuando ellas fueran compatibles con el objeto y fin del
tratado. Es decir, la Corte concluyó que las reservas a la CADH se regían por el art. 20(1)
de la CVDT y, en consecuencia, no estaban sujetas a la aceptación de ningún otro Estado
contratante.

Los Principios Generales de Derecho

Los principios generales de derecho son postulados, máximas rectoras de derecho en


general, que se encuentran en los ordenamientos jurídicos internos, es decir, en el sistema
jurídico de todos los Estados, y que también son fuente del derecho internacional.
Los principios generales de derecho, que son fuente tanto en los ordenamientos internos
como en el ordenamiento internacional, no deben ser confundidos con los denominados
“principios generales del derecho internacional”.
El estatuto de la CPJI (predecesora de la CIJ) expresaba que aquel tribunal debía aplicar
los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas. El estatuto
actual de la CIJ menciona como fuente a los principios generales de derecho, sin establecer
que provienen de las jurisdicciones internas, pero puntualizando que dicha fuente está
integrada por aquellos principios que son reconocidos como principios jurídicos rectores en
los Estados civilizados. La doctrina mayoritaria coincide en que son aquellos que tienen su
origen en los principales sistemas jurídicos del mundo.

En el caso de la Fábrica de Chorzow, la CPJI aplicó el principio de que nadie puede ser juez
en su propia causa y aquel que señala que infringir una obligación indica el deber de
reparar.

Los principios generales de derecho son fuentes principales del ordenamiento jurídico
internacional y comparten la jerarquía con los tratados y la costumbre internacional.
No obstante ser una fuente principal, en la práctica los principios generales de derecho
cumplen una función supletoria, toda vez que se aplican en supuestos especiales
vinculados a la falta de normas convencionales o consuetudinarias que vinculan a las partes
de la controversia.
Los principios pueden también cumplir el rol de complementar otras normas del derecho
internacional cubriendo los vacíos normativos, y ese carácter complementario se vislumbra
por el contenido del principio y no necesariamente porque se verifiquen en los
ordenamientos internos de los Estados.

Entre los rectores del derecho interno se pueden encontrar el principio de buena fe; los
principios procesales (las presunciones de hecho o indicios o pruebas circunstanciales son
admitidos en todos los sistemas jurídicos del mundo); la denegación de justicia (retardo
injustificado); y la prescripción liberatoria.

Los principios generales de derecho interno


Los principios rectores a los que se recurre en los diferentes sistemas jurídicos del mundo
constituyen una herramienta válida a la cual puede echar mano el juzgador para dirimir un
conflicto entre Estados u otros sujetos del derecho internacional.
El origen de los principios se encuentra básicamente en el derecho romano. Los
ordenamientos internos que responden al llamado derecho continental en sus códigos
remiten a los principios generales de derecho en caso de lagunas o vacíos legales.

Se los podría definir como ideas, posturas éticas que pueden estar verificadas en una
norma escrita o bien de tipo consuetudinaria que cumplen la función de orientar e inspirar la
interpretación del ordenamiento jurídico y que son utilizados para esclarecer e interpretar
normas jurídicas y aplicar en supuestos de lagunas del derecho o ante la ambigüedad de la
norma.

Entre los principios más importantes están:


- Equidad - razón.
- Lex posteriori derogat priori (ley posterior deroga ley anterior).
- In dubio pro reo (en caso de duda, a favor del acusado).
- Non bis in idem (no se puede juzgar dos veces por la misma causa).
- Pacta sunt servanda (lo pactado debe ser cumplido).
- Bona fide (buena fe).

Principios generales del derecho internacional


Los denominados “principios del derecho internacional” en realidad no son una fuente
autónoma del derecho internacional, sino abstracciones jurídicas de una fuente principal,
sea la costumbre internacional o los tratados.

La “libertad de los mares” es un ejemplo de abstracción de la costumbre internacional. Otro


ejemplo es la “inmunidad soberana de los Estados”, que surge de la práctica común de los
Estados devenida en costumbre.

Ciertos principios constituyen la base del derecho internacional moderno y ellos son el de
igualdad e independencia de los Estados, así como la libre determinación de los pueblos. La
Carta de la ONU (TTII) verifica la existencia de estos principios, tales como “la prohibición
del uso de fuerza en las relaciones internacionales”, “la solución pacífica de las
controversias”, “la igualdad soberana”, y “la cooperación internacional”.

Por su parte, el derecho internacional humanitario en su evolución ha diseñado los


principios rectores que rigen durante la vigencia de un conflicto armado, habiendo un
consenso generalizado de que constituyen derivaciones de los principios de buena fe y de
humanidad. En la jurisprudencia de la CIJ se encuentra reflejado el “principio de unidad y
complejidad de los tratados de derecho internacional humanitario”. Esto establece los
derechos y las obligaciones de los beligerantes en lo que respecta a la conducción de las
operaciones y limitó la elección de métodos y medios para dañar al enemigo en conflictos
armados internacionales.

En materia de protección a la persona humana, rige el principio pro homine, el cual indica
que las normas, sean convencionales o consuetudinarias, deben interpretarse a favor del
individuo.

Por su parte, en el ámbito del derecho de los refugiados, rige el principio de “no devolución”,
el cual hace gozar de una protección especial al refugiado o solicitante de asilo o refugio
hasta tanto culmine un procedimiento justo.

Equidad

Según las enseñanzas de Aristóteles, la equidad se da algunas veces sin el consentimiento


del legislador, ya sea cuando no se ha legislado sobre una cuestión o cuando una ley de
carácter general no puede aplicarse a situaciones concretas. Algo puede llegar a ser injusto
por la aplicación de la ley escrita pero justo en la realidad de los hechos, y esto es
precisamente el carácter equitativo.
Entre el derecho y la equidad se puede establecer una relación de independencia,
interpretando esta como una justicia individualizada, aplicada a un caso concreto. La
equidad tiende a mitigar los inconvenientes que una ley general puede traer aparejados.

La equidad en el derecho internacional


La equidad es una cualidad del derecho que guía en cierta medida su interpretación, sin
descartar las normas. Este concepto puede ser incluido dentro del marco de dos
concepciones: por una parte, es un método de conciliación de normas de derecho
internacional aplicables a una cuestión determinada que permite arribar a una situación
justa para las partes y, por la otra, se la puede considerar como un sistema destinado a
mitigar las deficiencias del derecho positivo.

La equidad es inherente a una sana aplicación del derecho, y la CIJ (en el caso Barcelona
Traction) ha estimado que en el ámbito de la protección diplomática, como en todos los
otros, el derecho internacional exige una aplicación razonable.

En cuanto a la proporcionalidad como aspecto de la equidad, la CIJ (en el fallo de la


plataforma continental entre Túnez y Libia) consideró que, para satisfacer el criterio de
proporcionalidad como aspecto de la equidad, al delimitar la plataforma continental se
debían tener en cuenta todas las circunstancias pertinentes.

Funciones de la equidad
Se ha considerado que la equidad tiene tres funciones: correctora,complementaria o
supletoria. La equidad podría ya sea atenuar la rigidez de la regla jurídica, complementarla
o suplirla. En el primer caso se manifiesta infra legem; en el segundo, praeter legem; y en el
tercero, contra legem.

Referente a la función infra legem de la equidad, se puede decir que su característica


principal reside en el hecho de que está dentro de la aplicación normal del derecho positivo,
y que permite al juez elegir la interpretación más razonable a la luz de las circunstancias de
un caso, con el fin de atenuar las consecuencias demasiado rigurosas del summum ius. Se
produce así la adaptación de la regla jurídica a las circunstancias del caso concreto a fin de
armonizar los intereses.

La equidad praeter legem cumple su función en el supuesto en que una regla jurídica no
puede ser aplicada a un caso concreto porque resulta insuficiente. Es un medio de colmar
las lagunas del derecho positivo. Así, la equidad puede constituir un aspecto subsidiario del
derecho internacional. Aun cuando no exista una norma jurídica sobre una cuestión
determinada, es necesario tomar una decisión por parte del juez y la equidad constituye una
guía. El poder discrecional del juez (ante la inexistencia o insuficiencia de normas) se ejerce
de una manera disciplinada: la función praeter legem es la aplicación del derecho mismo.

En relación a la equidad contra legem, la doctrina y la jurisprudencia es mayoritaria en


reconocer que el poder que tiene el juez para descartar el derecho positivo requiere el
acuerdo previo de las partes. Los jueces pueden guiarse por consideraciones de equidad en
el derecho positivo, pero no pueden tomar una decisión basada en consideraciones
extrañas al derecho.

Actos Unilaterales del Estado

La conducta de un estado puede generar obligaciones internacionales más allá de la


conclusión de tratados. Se ha definido a los actos unilaterales como “una expresión de
voluntad que emana de un Estado o Estados que produce efectos legales de conformidad
con el derecho internacional.
En 2006, la Comisión de Derecho Internacional (CDI) produjo una serie de “Principios
rectores aplicables a las declaraciones unilaterales de los Estados capaces de crear
obligaciones jurídicas”. Ahí la CDI definió un acto unilateral stricto sensu, es decir, “los que
adoptan la forma de declaraciones formales formuladas por un Estado con la intención de
producir obligaciones en virtud del derecho internacional”.
Uno de los principios rectores de la obligatoriedad de los actos unilaterales es el principio de
buena fe.
El carácter vinculante de un acto unilateral puede surgir, también, de una disposición de un
tratado o de una regla de la costumbre internacional.

Actos unilaterales autónomos


Hay una distinción entre dos tipos de actos unilaterales, y entre ellos se encuentran los
autónomos, que son aquellos que constituyen una manifestación de voluntad de uno o
varios sujetos de derecho internacional con capacidad suficiente, no vinculada con ningún
acto convencional, tendiente a establecer una regla de derecho en el orden jurídico
internacional.

- Promesa: es una declaración unilateral por la que un Estado se compromete a


realizar algún acto o a adoptar determinada actitud respecto de otro Estado sin
sujetar tal acto o comportamiento a una contraprestación del receptor (ej:
declaraciones públicas de autoridades francesas en los casos de los ensayos
nucleares, que anunciaron la intención de Francia de cesar su realización).
- Protesta: Una protesta es un acto realizado por un Estado en el que objeta un acto
realizado o contemplado por otro Estado (ej: Argentina respecto a los actos
realizados por UK en las Islas Malvinas).
- Reconocimiento: El reconocimiento es una manifestación de voluntad de un Estado
por la que considera legítima una situación o pretensión (ej: Estado reconoce haber
cometido un ilícito internacional).
- Notificación: La notificación es un acto a través del cual un Estado informa algún
hecho o pretensión que puede tener consecuencias jurídicas para aquel que es
informado (ej: un Estado notifica a otro la existencia de una controversia o conflicto
internacional).
- Renuncia: La renuncia es un acto unilateral por el que el Estado abandona
voluntariamente un derecho o el ejercicio de un derecho.

Elementos para generar obligatoriedad


En su trabajo sobre actos unilaterales, la CDI se refiere a una serie de principios rectores de
la materia:
- Capacidad: todos los Estados tienen capacidad para obligarse a través de una
declaración unilateral. La cuestión, entonces, es determinar quiénes podrán realizar
tal declaración y obligar al Estado.
Se ha asemejado la capacidad de una persona para obligar al Estado a través de
una declaración unilateral con la necesaria para la conclusión de un tratado. La CDI
se refiere a los jefes de Estado, de gobierno y ministros de relaciones exteriores, así
como aquellos que estén autorizados a obligar al estado en la materia de su
competencia.
- Intención: la importancia de la voluntad de obligarse por parte del Estado que realiza
la declaración unilateral es manifiesta.
La relevancia de manifestar la intención en obligarse por parte de un Estado es un
correlato necesario de la aplicación del principio de la buena fe como rector en esta
materia.
- Forma: existe un principio de libertad de formas para la realización de un acto
unilateral (podría ser oral o escrita).
- Publicidad: la práctica internacional indica que, para que un acto unilateral sea
considerado vinculante, debe tener publicidad.
- Destinatarios: las declaraciones pueden estar dirigidas a la comunidad internacional
en su conjunto, a uno o varios Estados o a otras entidades.

La aquiescencia
La aquiescencia es un concepto que proviene del derecho romano e históricamente se ha
manifestado bajo la máxima qui tacet consentire videtur si loqui debuisset ac potuisset (el
que calla parece que consiente si pudiera y debiera hablar). Opera calificando la inacción y
genera efectos jurídicos en las relaciones jurídicas. Su principal consecuencia es provocar
la pérdida de un derecho sustancial o del derecho a presentar un reclamo.
La inacción en representación de un Estado puede dar lugar a la pérdida de un derecho o
de un reclamo si, bajo tales circunstancias, se hubiera esperado que el estado desarrolle
algún tipo de actividad.
Por su parte, quien reclama debe demostrar que el otro Estado no presentó su reclamo con
anterioridad y, así, implícitamente aceptó su extinción. Si un Estado, ante un reclamo o
comportamiento de otro Estado, guarda silencio (o no protesta) estará consintiendo esa
nueva situación.

Para que la aquiescencia pueda producir efectos jurídicos es necesario que cumpla
determinados requisitos:
1) Ausencia de reclamo: el silencio o la pasividad son las conductas que generan
aquiescencia.
2) La ausencia de reclamo debe prolongarse durante un determinado período de
tiempo.
3) La ausencia de reclamo debe haberse puesto de manifiesto en circunstancias en las
que se hubiera requerido acción por parte del Estado.
4) La aquiescencia solo puede afectar los derechos de aquel Estado que incurre en ella
y no los de terceros Estados.
5) Atribución: sólo los representantes del Estado pueden provocar que un Estado
incurra en aquiescencia.
6) La inacción del Estado que incurre en aquiescencia debe ser consecuencia de su
libre voluntad y no debe haber estado viciada.
7) La aquiescencia no podrá avalar situaciones en las que se han quebrantado
obligaciones fundamentales.

El estoppel
El estoppel es una excepción de fondo receptada en el derecho internacional por la
jurisprudencia internacional. Permite que un sujeto de derecho internacional rechace un
reclamo formulado por un Estado que, con su conducta anterior, dio lugar a que la otra parte
en la controversia presuma su consentimiento con determinados hechos o situaciones que
ahora considera diferentes o niegue su existencia.
El estoppel impide que un Estado presente un reclamo si, debido a su conducta previa, las
declaraciones u otras manifestaciones de voluntad:
a) Han inducido a otro Estado a creer, de buena fe, que el derecho a reclamar no había
sido ejercido.
b) Que el ejercicio de ese derecho no iba a ser invocado en detrimento del Estado que
se encuentra particularmente perjudicado.

El estoppel impide a un Estado que ha incurrido en determinados actos estatales (incluso


actos de abstención o silencio que generan una situación de aquiescencia) poder volver
sobre sus propios actos cuando con estos se han lesionado derechos o expectativas de
otros Estados que se perfeccionaron debido al comportamiento primario del Estado. Actúa
estableciendo un límite, una restricción, y cumple una función de privación o pérdida de
derechos. No crea nuevas obligaciones internacionales, sino que las extingue.

Responsabilidad Internacional del Estado por Actos Ilícitos

Todo hecho internacionalmente ilícito del estado genera su responsabilidad internacional, y


esto ocurre cuando el Estado viola una obligación internacional en vigor, cualquiera sea su
fuente. La responsabilidad internacional genera una nueva obligación: la de reparar el
perjuicio causado, entre otras consecuencias jurídicas. Las normas que regulan la
responsabilidad internacional y sus consecuencias se denominan “normas secundarias”, ya
que operan frente a la evolución de una norma “primaria”.

En el caso del Estado, existen dos formas de responsabilidad internacional:


a) Responsabilidad por actos internacionalmente ilícitos: esto sucede cuando sus
órganos o funcionarios (o eventualmente otras personas) incumplen el derecho
internacional, ya sea por una acción o una omisión respecto de otro Estado u otro
sujeto.
b) Responsabilidad por actos no prohibidos por el derecho internacional: en ciertas
circunstancias el Estado también puede incurrir en responsabilidad por un acto no
prohibido por el derecho internacional, pero que ocasiona un daño a otro Estado o a
otro sujeto, y estar obligado a reparar. Ello puede acontecer cuando se llevan a cabo
actividades que, si bien no están prohibidas, son sumamente riesgosas.

Elementos
De acuerdo con el derecho internacional consuetudinario, para que el Estado incurra en
responsabilidad internacional por la comisión de un acto ilícito se requieren dos elementos.

Elemento objetivo
El elemento objetivo tiene que ver con la violación o el incumplimiento de una obligación
internacional en vigor, la cual se encuentra establecida en una norma primaria.

La clasificación del hecho ilícito se rige por el derecho internacional; por lo tanto, es
independiente de si el hecho es o no lícito conforme al derecho interno del Estado
responsable.
El proyecto de la CDI sobre la responsabilidad de los Estados por actos ilícitos
internacionales se refiere a la existencia de la violación de una obligación internacional, y
señala que esta se produce cuando un hecho de ese Estado no está en conformidad con lo
que de él exige esa obligación, sea cual fuere el origen o la naturaleza de esa obligación.
La conclusión de la CDI es que no puede establecerse una regla general aplicable a todos
los casos, de modo que algunas obligaciones podrán ser violadas por la mera sanción de
leyes incompatibles con ellas, generando la responsabilidad internacional de Estado,
mientras que, en otros casos, dependerá de si la ley en cuestión se aplica y de qué manera,
puesto que el Estado podrá aplicar la ley de forma de no violar la obligación internacional.
Art 12 Proyecto CDI: Existencia de violación de una obligación internacional.
Hay violación de una obligación internacional por un Estado cuando un hecho de ese Estado no está en
conformidad con lo que de él exige esa obligación, sea cual fuere el origen o la naturaleza de esa obligación.

En cuanto a la vigencia de la obligación violada, la CDI recoge como principio general la


irretroactividad.
Art 13 Proyecto CDI: Obligación internacional en vigencia respecto del Estado
Un hecho del Estado no constituye violación de una obligación internacional a menos que el Estado se halle
vinculado por dicha obligación en el momento en que se produce el hecho.

En cuanto a la extensión de tiempo de la violación de una obligación internacional, la CDI


contempla tres supuestos:
Art 14 Proyecto CDI: Extensión en el tiempo de la violación de una obligación internacional.
1. La violación de una obligación internacional mediante un hecho del Estado que no tenga carácter continuo
tiene lugar en el momento en que se produce el hecho, aunque sus efectos perduren.
2. La violación de una obligación internacional mediante un hecho del Estado que tiene carácter continuo se
extiende durante todo el período en el cual el hecho continúa y se mantiene su falta de conformidad con la
obligación internacional.
3. La violación de una obligación internacional en virtud de la cual el Estado debe prevenir un acontecimiento
determinado tiene lugar cuando se produce el acontecimiento y se extiende durante todo el período en el cual
ese acontecimiento continúa y se mantiene su falta de conformidad con esa obligación.

La CDI, por último, se refiere a las obligaciones consistentes en un hecho compuesto,


estableciendo cuál es el momento de la comisión de la violación y hasta dónde se extiende
dicho incumplimiento. Se trata de obligaciones formadas por una serie de acciones u
omisiones que, en su conjunto, se definen como ilícitas. Por ejemplo, los actos sistemáticos
de discriminación racial, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad.
Art 15 Proyecto CDI: Violación consistente en un hecho compuesto.
1. La violación por el Estado de una obligación internacional mediante una serie de acciones u omisiones,
definida en su conjunto como ilícita, tiene lugar cuando se produce la acción u omisión que, tomada con las
demás acciones u omisiones, es suficiente para constituir el hecho ilícito.
2. En tal caso, la violación se extiende durante todo el período que comienza con la primera de las acciones u
omisiones de la serie y se prolonga mientras esas acciones u omisiones se repiten y se mantiene su falta de
conformidad con la obligación internacional.

Elemento subjetivo
El elemento subjetivo tiene que ver con que esa violación sea atribuible al Estado. Esto
requiere que se den algunos supuestos:
1) Que el acto sea cometido por un órgano del Estado o por un funcionario público o
agente del Estado.
2) Que el acto sea cometido por una persona que no pertenezca a un órgano del
Estado ni sea funcionario público, pero que se encuentre facultada por las leyes para
ejercer atribuciones del poder público.
3) Que el acto sea cometido por un agente u órgano de otro Estado puesto a su
disposición. En algunos supuestos, la responsabilidad es compartida por ambos
Estados, sobre todo en los casos de simple cooperación para la realización de
determinadas tareas, o de tareas llevadas a cabo conjuntamente por dos o más
Estados.
4) Que el acto sea cometido por una persona o grupo de personas que actúa “de
hecho” por instrucciones o bajo la dirección o control del Estado.
En principio, el Estado no responde por los actos de los particulares. Pero en
ocasiones puede existir una relación de hecho entre los particulares y el Estado que
hace que la conducta de aquellos le sea atribuible al Estado.
5) Que el acto sea cometido por un particular (ajeno al Estado) que ejerza “de hecho”
funciones públicas, en ausencia de autoridades oficiales y en circunstancias que
requieran el ejercicio de tales funciones.
6) Que el Estado reconozca y adopte como propio el comportamiento de determinadas
personas ajenas a él.
7) Que el acto sea cometido por un movimiento insurreccional que luego llegue al
poder de ese Estado. Si el acto es cometido por un movimiento insurreccional que
se transforma en un nuevo Estado será el responsable.

Circunstancias que excluyen la ilicitud


El derecho internacional reconoce la existencia de ciertas circunstancias que excluyen la
“ilicitud”, las cuales funcionan como defensas o excusas ante un reclamo por incumplimiento
de una obligación internacional.
La responsabilidad se hará efectiva, entonces, en la medida en que no exista alguna de
esas circunstancias. Ellas son: el consentimiento, la legítima defensa, las contramedidas, la
fuerza mayor, el peligro extremo y el estado de necesidad.

El consentimiento exige que otro Estado, con quien existe la obligación que se dejaría de
cumplir, preste su consentimiento válido previo a la comisión del acto contrario a la
obligación. Por ejemplo, si bien las fuerzas armadas de un Estado no pueden penetrar en el
territorio de otro y realizar prácticas con armas, tales actos no serían considerados ilícitos si
este último Estado autorizó previamente el ingreso de aquel contingente con el fin de llevar
a cabo ejercicios militares conjuntos, en el marco de un programa coordinado por las
escuelas de guerra de ambos países.

La legítima defensa es una acción armada tomada para repeler el ataque armado de otro
Estado. El derecho internacional consuetudinario impone, además, que la acción tomada
cumpla los requisitos de necesidad, proporcionalidad e inmediatez.

Las contramedidas son, al igual que la legítima defensa, otra forma de autoejecución
aceptada en el ámbito internacional frente al carácter descentralizado del derecho
internacional. Se trata de medidas que puede tomar un Estado lesionado en respuesta a un
acto internacionalmente ilícito cometido por otro Estado, a fin de obtener la cesación y
reparación de hecho en cuestión, pero no como castigo o sanción para el Estado
incumplidor.
La CDI exige otros límites a este instituto, como por ejemplo las contramedidas no pueden
consistir en un uso de la fuerza armada (a diferencia de las acciones de legítima defensa) y
no pueden afectar los derechos humanos fundamentales ni las obligaciones de carácter
humanitario que prohíben las represalias, así como tampoco otras obligaciones que emanan
de normas imperativas del derecho internacional general.
Las contramedidas deben ser proporcionales al perjuicio sufrido, teniendo en cuenta la
gravedad del hecho internacionalmente ilícito y los derechos en cuestión, y deben cesar tan
pronto como el Estado responsable haya cumplido sus obligaciones en relación con el
hecho internacionalmente ilícito.

La fuerza mayor es definida como una fuerza irresistible o un acontecimiento imprevisto,


ajenos al control del Estado, que hacen materialmente imposible, en las circunstancias del
caso, cumplir con la obligación internacional.
Por ejemplo, un buque de guerra de un Estado ingresa en aguas internacionales de otro
Estado sin autorización debido a la presencia de un fenómeno climático al que no puede
resistir.

El peligro extremo es una causal invocada como único modo razonable de salvaguardar la
vida humana, de las personas que se encuentran a cargo del Estado. Tal sería el caso de
una aeronave de un Estado que aterrizara en un territorio de otro Estado sin autorización
para socorrer a una persona que se encuentra a bordo y que requiere asistencia médica
inmediata.

El estado de necesidad es la situación en que se encuentra un Estado que incumple una


obligación internacional porque no tiene otro medio para preservar un interés esencial
amenazado por un peligro grave e inminente. El interés esencial a salvaguardar puede
consistir en la salud de la población, el medio ambiente o la continuidad misma del estado o
de cualquiera de sus instituciones.

Consecuencias jurídicas de la responsabilidad


De acuerdo con la CDI, la responsabilidad internacional del Estado produce la siguientes
consecuencias jurídicas.

a) Continuidad del deber de cumplir la obligación violada: el hecho de que un Estado


haya incurrido en responsabilidad internacional por la violación de una obligación no
afecta la continuidad del deber de cumplir con dicha obligación. Esto significa que la
obligación no queda automáticamente terminada por el hecho de la violación.
b) Cesación del ilícito: el Estado responsable está obligado a ponerle fin al acto ilícito
en caso de que continúe.
c) Garantías o seguridades de no repetición: el Estado responsable también puede
estar obligado a ofrecer seguridades o garantías adecuadas de no repetición si las
circunstancias lo exigen. De acuerdo con la CDI, las seguridades suelen darse
verbalmente, mientras que las garantías de no repetición entrañan algo más, por
ejemplo, la adopción de medidas preventivas por el Estado responsable para evitar
una repetición de la violación.
d) Reparación del perjuicio: El Estado responsable está obligado a reparar
íntegramente el perjuicio causado por el acto ilícito, independientemente de la clase
que sea. De acuerdo con la CDI, la reparación del daño o perjuicio puede asumir las
siguientes formas: restitución, indemnización y satisfacción.
- Restitución: consiste en reestablecer la situación que existía antes de la
comisión del ilícito, siempre que ello fuera materialmente posible.
- Indemnización: consiste en el pago de una suma de dinero que cubre todo
daño susceptible de evaluación financiera, incluido el lucro cesante.
Asimismo, corresponde el pago de intereses.
- Satisfacción: puede consistir en un reconocimiento de la violación (ej: a
través de una sentencia o un instrumento), una expresión de pesar, una
disculpa formal o cualquier otra modalidad adecuada, pero no puede adoptar
una forma humillante para el Estado responsable.

Fallo Nicaragua - Estados Unidos (CIJ - 1986)


Nicaragua demandó a los Estados Unidos de América, por las intervenciones ilícitas que el
país del norte cometió en su contra, razonamiento en el que la Corte coincidió, profiriendo
sentencia a favor de la nación demandante el 27 de junio de 1986. La Corte Internacional
de Justicia argumentó que efectivamente los Estados Unidos de América habían incurrido
en actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua, sin ningún tipo de
justificación válida a la luz del Derecho Internacional.
Tras la caída del gobierno dictatorial de Anastasio Somoza Debayle se conformó la Junta de
Gobierno de Reconstrucción Nacional, cuya composición en principio fue democrática; no
obstante, con los años la participación en la institución empezó a monopolizarse en manos
de los miembros del Frente Sandinista de Revolución Nacional, ante lo cual los opositores
del gobierno, quienes antiguamente fueran miembros de la Guardia Nacional y militares
afiliados al gobierno de Somoza, formaron una serie de disidencias armadas que se
denominaron Fuerzas Contrarrevolucionarias (Contras) que, si bien se constituyeron de
manera autónoma, recibieron apoyo financiero, técnico y bélico de la administración de
Ronald Reagan.
Esta clase de apoyo llevó a que los contrarrevolucionarios cometieran infracciones al
Derecho Internacional Humanitario, como el homicidio de prisioneros, el secuestro, tortura,
ataques y asesinatos a la población civil no vinculada al conflicto armado.
También Nicaragua acusó al gobierno americano de realizar sobrevuelos ilegales, violar la
soberanía nicaragüense, afectar el derecho de libre comercio, por medio del apoyo a las
Contras quienes instalaron minas en los principales puertos, gasoductos e instalaciones
petroleras del país, dejando daños materiales desproporcionados y generalizados en la
infraestructura, y afectando varias embarcaciones civiles.

La Corte Internacional de Justicia incorporó dentro de sus doctrinas la necesidad de un


control efectivo en el caso de agresiones en las cuales un estado se vale de un grupo
armado para atacar a otro estado. Éste es un recurso que permite imputar a un estado
responsabilidad internacional en la violación del Derecho Internacional Humanitario y los
Derechos Humanos, siempre y cuando se pueda acreditar probatoriamente que dicha
nación, aun cuando no haya intervenido directamente en un conflicto bélico, sí se valió de
otros grupos armados para la ejecución de los abusos.
Dentro de las reglas generales del Derecho Internacional se establece que los actos u
omisiones cometidos por grupos de personas, disidencias armadas o grupos beligerantes,
no son en principio imputables a un estado. Sin embargo, la CIJ consideró que para que
una organización pueda ser considerada como agente de un gobierno extranjero, es
necesario aportar una prueba que revele dominio de las unidades militares, y una dirección
de las operaciones de defensa y ataque en las que se violan los derechos humanos y el
derecho humanitario. En caso tal de que llegue a existir tal prueba, puede darse una
imputación de responsabilidad al estado, por las acciones de los grupos, disidencias o
milicias que haya promovido.
Del mismo modo, la Corte Internacional aseguró que existen actos que, aunque implican la
participación de una nación en un conflicto armado no internacional, no generan
responsabilidad por violación al DIH y los Derechos Humanos; pues si bien sí constituyen
un acto de injerencia en los asuntos internos de un estado, éstos no son suficientes para
hacerlo responsable por la violación a las normas internacionales, en las que incurra la
disidencia armada que es patrocinada por la potencia extranjera.
Dichos actos son: selección de combatientes y de dirigentes milicianos, adiestramiento,
suministro, asistencia técnica, entrenamiento a una de las fuerzas en combate, planeación
de operaciones y selección de objetivos.

De acuerdo con los argumentos planteados por los Estados Unidos, la Corte no podía
aplicar ninguna disposición jurídica de la Carta de las Naciones Unidas, la Carta de la OEA,
la Convención de Montevideo y la Convención de la Habana de 1928, dado que cuando el
país norteamericano aceptó su competencia, formuló una reserva mediante la cual ésta era
incompetente para conocer los conflictos en los cuales se aplicaran tratados multilaterales,
a menos que todas las partes en el tratado en el cual se basa la decisión, sean parte en el
caso sometido ante la Corte, o que los Estados Unidos, expresamente, acepten su
jurisdicción.
Para tal efecto, la Alta Corporación reconoció que la reserva efectuada por Estados Unidos
al aceptar la jurisdicción internacional, era perfectamente legal; sin embargo, aclaró que
este acogimiento no implicaba que la costumbre internacional pudiera ser inaplicada.

La Corte de la Haya profirió sentencia condenatoria por la violación de las siguientes reglas
y principios consuetudinarios: prohibición del uso de la fuerza o amenaza de uso de la
fuerza, no intervención en los asuntos internos o políticos de un estado, respeto a la
independencia política e integridad territorial de los estados y libertad de navegación y
comercio entre los estados.

Legítima defensa:
El artículo 2.4 de la Carta de Naciones Unidas, establece que los miembros de la
organización en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir al uso de la fuerza
o a la amenaza de ella contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier
estado o cualquier forma incompatible con el propósito de la Carta.
De lo anterior se ha interpretado la existencia de una prohibición a los estados, a hacer la
guerra salvo las cuatro excepciones en las cuales está autorizada. La legítima defensa es
una de las cuatro excepciones, y es la única que depende de la voluntad de los
representantes de los estados, habida consideración que las demás dependen de la
autorización del Consejo de Seguridad. Además es la única excepción al uso de la fuerza
que está consagrada expresamente en la Carta de 1945.
Según la Corte Internacional de Justicia es costumbre internacional ejercer el derecho de
legítima defensa, sea particular o colectiva, como excepción a la prohibición general de los
Estados de hacer la guerra, pero para ejercer legítimamente ese derecho se deben cumplir
con las siguientes condiciones.

a) Preexistencia de un ataque armado.


b) Legitimación: los únicos sujetos del Derecho Internacional que pueden ejercer la
legítima defensa son el estado atacado, en el caso de la legítima defensa singular; o
las organizaciones de estados o grupos de estados, en el caso de la legitima
defensa colectiva.
c) Gravedad: el ataque debe ser de tal magnitud que afecte la seguridad del estado y
sus habitantes.

Condiciones de Ejercicio:

a) Subsidiariedad: debe ser el último recurso, el último medio, al cual el estado debe
recurrir para detener la agresión.
b) Proporcionalidad: se refiere al quantum de la fuerza que el estado atacado debe
emplear para repeler la acción del estado agresor. El estado debe ejecutar sólo los
actos, todos los actos y nada más que los actos necesarios para neutralizar la
acción del estado atacante.
c) Necesidad: sólo es lícito causar aquellos daños que sean necesarios para evitar un
mayor daño. Por tanto la medida de la acción de defensa, es la medida del daño
sufrido por el estado atacado.
d) Requisito temporal: la legítima defensa puede ser utilizada desde el momento en
que el estado es atacado, por lo tanto se exigen la inmediatez y celeridad como
condiciones de ejercicio; es decir, la acción defensiva debe ser concomitante con el
ataque armado, en tanto y en cuanto subsista el ataque armado, la ocupación del
territorio, o hasta que el Consejo de Seguridad tome las medidas de paz y seguridad
internacional que le son propias.
e) Condiciones Procedimentales: la legítima defensa debe ser provisional y subsidiaria
a las acciones del Consejo de Seguridad; por lo cual a los estados que ejercen la
legítima defensa se les exige la inmediata comunicación al Consejo de Seguridad de
las medidas defensivas, e incluso se exige en algunas ocasiones comunicar las
medidas defensivas al Estado agresor.
Estados Unidos no efectuó ningún tipo de notificación al Consejo de Seguridad ni a
Nicaragua sobre la instalación de minas en los puertos nicaragüenses, no hubo un
ejercicio legítimo de la defensa, en opinión de la Alta Corporación.
f) Petición específica: en caso de legítima defensa colectiva el estado víctima del
ataque armado debe requerir a uno de los estados para que le ayuden a defenderse
de la potencia invasora, por lo tanto está prohibido, que un estado no víctima de
manera autónoma, proceda a defender los intereses de un estado sin este haberlo
requerido. Esta es una regla de derecho consuetudinario.

La Corte Internacional de Justicia ha sostenido en varias sentencias y especialmente en el


fallo Nicaragua vs Estados Unidos, que debe respetarse en todos los conflictos armados la
regulación contenida en el artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra. Esta
regulación constituye derecho consuetudinario y debe ser aplicada por todos los estados
incluso aquellos que no son parte de dichos Convenios internacionales, ni de sus tres
protocolos adicionales.
La Corte Internacional expresó que dicho artículo resulta aplicable al caso Nicaragua vs.
Estados Unidos, dado que las acciones de los Contras contra el gobierno de Nicaragua
deben ser reguladas por el artículo 3 que regula el mínimo humanitario aplicable a los
conflictos no internacionales. En punto de la agresión de los Estados Unidos a Nicaragua
dijo que si bien se trataba de un conflicto internacional, la Corte no podía aplicar los cuatro
Convenios de Ginebra de 1949, habida consideración que le reserva efectuada por Estados
Unidos al reconocer la jurisdicción internacional, impedía la aplicación de un tratado
multilateral si todas las partes no comparecen al proceso o si Estados Unidos no aprueba
expresamente la jurisdicción.
Sin embargo, esto no implica que la Corte pueda aplicar la costumbre y los principios de
Derecho Internacional Humanitario y como es costumbre de guerra, el respetar y hacer
respetar el Derecho Internacional Humanitario sin importar las reservas efectuadas o si el
país es parte de los instrumentos que componen el Derecho de Ginebra, se resolvió que
Estados Unido al expedir y difundir el manual Operaciones Psicológicas en la Lucha de
Guerrillas había instigado a los Contras a violar el mínimo humanitario aplicable en todos los
conflictos armados, aun cuando no se condenó a Estados Unidos por violación del DIH toda
vez que no existía un control efectivo sobre las unidades militares de los
contrarrevolucionarios.
Relaciones entre el Derecho Internacional y el Derecho Interno

Existen dos formas de incorporación del derecho internacional al ordenamiento interno:


automáticamente; o a través de un acto formal del Estado que recepte, transforme o integre
el derecho internacional al derecho interno.

La incorporación automática o directa de los tratados es propia de los Estados que siguen la
teoría “monista” que considera al derecho internacional y al derecho interno como dos
subsistemas que pertenecen al mismo sistema normativo. Por lo tanto, ambos coexisten en
el mismo ordenamiento y están relacionados jerárquicamente. Desde el mismo momento en
que en el plano internacional un tratado se torna aplicable para un Estado monista, también
es exigible en el plano interno, pudiendo ser invocado por las personas y los tribunales
domésticos.
Por oposición, la doctrina “dualista”, al considerar que ambos derechos pertenecen a
sistemas normativos distintos, requiere la transformación del derecho internacional para
poder ser aplicado en el orden jurídico interno. Esa transformación o incorporación se
produce a través de un acto formal del Estado, que puede ser una ley dictada por el poder
legislativo, un decreto del poder ejecutivo o cualquier otro acto. Dicho acto interno se realiza
luego de que el Estado haya manifestado su consentimiento en obligarse por el tratado en
el plano internacional. Esto no debe confundirse con la ley aprobatoria que se sanciona
antes de que el poder ejecutivo ratifique o adhiera a un tratado, ya que el acto por el cual se
incorpora formalmente el tratado al ordenamiento interno en los sistemas dualistas tiene
lugar con posterioridad a la manifestación del consentimiento en sede internacional. Una
vez que se produce la incorporación, la norma internacional es considerada como una
norma interna, y puede procederse a su aplicación, cumplimiento o ejecución.

La incorporación de los tratados en el derecho argentino


Los tratados celebrados “en buena y debida forma” atraviesan distintas etapas: negociación,
adopción del texto, autenticación del texto y manifestación del consentimiento en obligarse
(ratificación, adhesión, etc).
Para nuestro derecho, el tratado es un acto complejo federal, por cuanto en su celebración
intervienen los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Nación.
En sede internacional, el PEN es el que negocia, firma y ratifica los tratados.
Art 99 CN: El Presidente de la Nación tiene las siguientes atribuciones:
11. Concluye y firma tratados, concordatos y otras negociaciones requeridas para el
mantenimiento de buenas relaciones con las organizaciones internacionales y las naciones
extranjeras, recibe sus ministros y admite sus cónsules.

En el ámbito interno, la CN exige que los tratados con las naciones extranjeras sean
previamente aprobados por el Congreso de la Nación.
Art 75 CN: Corresponde al Congreso:
22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones
internacionales y los concordatos con la Santa Sede.

Por lo tanto, para el derecho argentino, la celebración de los tratados comprende las
siguientes etapas: negociación, adopción y autenticación del texto (PEN - Cancillería);
aprobación del texto (a través de una ley del PLN); y ratificación o adhesión (PEN -
Presidente).
Es imprescindible destacar que la aprobación que realiza el Congreso de la Nación en el
orden interno (por medio de una ley) es sólo un paso intermedio en el proceso de
conclusión de los tratados, previamente a la ratificación en el ámbito internacional y, por
ende, no implica su incorporación en el derecho interno. Cuando el PLN aprueba, solamente
brinda conformidad para que el PEN se obligue con posterioridad sobre la base de dicho
texto. La naturaleza de la ley aprobatoria es la de una habilitación constitucional a fin de que
el PEN se encuentre facultado para expresar el consentimiento del Estado en obligarse.
Luego, el PEN lo podría ratificar o no, ya que se encuentra dentro de sus facultades.
Una vez ratificado (o adherido) por acción del PEN, el tratado se incorpora automáticamente
a nuestro derecho, sin necesidad de ser receptado o transformado a través de una ley u
otro acto interno formal.

La relación jerárquica entre el derecho internacional y el derecho interno


En el ordenamiento jurídico internacional se reafirma que dicho orden prevalece sobre el
interno.
Art 27 CVDT: El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las disposiciones
de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta norma se entenderá sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 46.

A pesar de aquello, cada ordenamiento interno se ocupa de establecer la jerarquía que


poseen las normas internacionales en su sistema jurídico, la cual puede plasmarse en la
propia constitución nacional o en alguna norma de menor rango. Cuando esto no ha sido
establecido de manera explícita, la relación jerárquica entre el derecho internacional y el
derecho interno es resuelta por lo tribunales locales.

En la Constitución argentina siempre se dejó un vacío respecto de la relación jerárquica


entre las leyes del Congreso de la Nación y los tratados internacionales, lo que era objeto
de interpretación por los tribunales locales (y en su última instancia por la CSJN). Este vacío
fue subsanado por la reforma constitucional de 1994 que, además de establecer jerarquía
supralegal de los tratados, jerarquizó a algunos de ellos (en materia de derechos humanos)
al otorgarles jerarquía constitucional.

Antes de la reforma constitucional de 1994, los únicos artículos que establecían una
jerarquía normativa eran el 27 y el 31, los cuales no fueron alterados por la reforma.
Art 31 CN: Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por el
Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación; y las
autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera
disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales, salvo para la
provincia de Buenos Aires, los tratados ratificados después del Pacto de 11 de noviembre de 1859.
Esta disposición les otorga a la Constitución, las leyes de la Nación y los tratados
internacionales rango de “ley suprema de la Nación”, sin establecer jerarquía alguna entre
ellos.
Paralelamente a lo estipulado en el artículo 31, el artículo 27 de la CN sujeta a los tratados
internacionales a la propia Constitución.
Art 27 CN: El Gobierno federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las
potencias extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con los principios de
derecho público establecidos en esta Constitución.
Por su parte, el artículo 30 de la CN consagra su carácter pétreo.
Art 30 CN: La Constitución puede reformarse en el todo o en cualquiera de sus partes. La
necesidad de reforma debe ser declarada por el Congreso con el voto de dos terceras partes, al
menos, de sus miembros; pero no se efectuará sino por una Convención convocada al efecto.
Podría, entonces, sostenerse que, hasta la entrada en vigor de la reforma de 1994, la CN
ocupaba la cúspide de la pirámide jurídica, en virtud de los artículos 31, 27 y 30. Por una
parte, los tratados debían respetar los principios de derecho público constitucionales y, por
la otra, al establecerse un procedimiento rígido para la reforma constitucional, en
consecuencia, la Constitución no podría ser modificada por un tratado o una ley (sino a
través de una convención constituyente).

En este aspecto, la reforma de 1994 produjo modificaciones notables sobre el texto


constitucional, a pesar de mantener inalterados los artículos 31, 27 y 30. En la actual CN se
diferencia distintas categorías de tratados: según su objeto y según los sujetos
intervinientes.
En primer lugar, tal como fue mencionado en el Art. 75 inc. 22, se consagra la jerarquía
supralegal de los tratados internacionales.

Previo a la reforma de 1994, respecto de los tratados y las leyes, ante la falta de normas
constitucionales que brindaran un orden jerárquico, la CSJN durante varias décadas había
considerado a las leyes y a los tratados en igualdad de rango, y para resolver un conflicto
entre ambos podía recurrir a los principios generales del derecho (ley posterior deroga ley
anterior; ley especial deroga ley general).
En 1992 la CSJN revirtió su doctrina en el caso Ekmekdjian-Sofovich al sostener que la
derogación de un tratado internacional por una ley del Congreso violenta la distribución de
competencias impuesta por la misma CN, remitiéndose al artículo 27 de la Convención de
Viena. En resumen, la jurisprudencia de 1992 consideraba a los tratados celebrados de
acuerdo con la CN como superiores a las leyes y al resto del ordenamiento jurídico.

Por otro lado, el artículo 75 inc. 22 le otorga jerarquía constitucional a una serie de
instrumentos sobre derechos humanos en las condiciones de su vigencia, que en el caso de
los tratados no puede sino significar que gozan de dicha jerarquía tal como entraron en
vigor.
Art 75 CN: Corresponde al Congreso:
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de
Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio;
la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la
Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la
Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía
constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser
denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo Nacional, previa aprobación de las dos terceras
partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.
Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el
Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada
Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.
La referencia a que dichos instrumentos “no derogan artículo alguno de la primera parte de
la Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos”, así como la vigencia de los artículos 27 y 30, lleva a interpretar que siguen
prevaleciendo los principios de derecho público constitucionales sobre todo tipo de tratados,
puesto que esa es la condición que deben cumplir incluso los tratados de derechos
humanos para gozar de la llamada jerarquía constitucional.

Fallo Ekmekdjian (CSJN - 1992)


El sábado 11 de junio de 1988 el señor D. Sáenz, en el programa televisivo de G. Sofovich,
expresó todo un largo discurso con palabras ofensívas, irrespetuosas y blasfemas sobre
Jesucristo y la Virgen María.
Ekmekdjian al sentirse profundamente lesionado en sus sentimientos religiosos por las
frases de Sáenz, interpuso una acción de amparo dirigida al conductor del ciclo televisivo
para que en el mismo programa diera lectura a una carta documento que contestaba a los
supuestos agravios vertidos por Sáenz.
Ante la negativa del conductor del programa a leer la carta documento, Ekmekdjian inició un
juicio de amparo fundado en el derecho a réplica basándose para ello en el Articulo 33 de la
Constitución Nacional y en el Artículo14 del Pacto de San José de Costa Rica.
El juez de primera instancia rechazó la demanda con los mismos argumentos empleados
por la Corte Suprema al resolver en la causa Ekmekdjian contraNeustad, sosteniendo que
“no tiene derecho a réplica por no haber mediado una afectación a la personalidad”. Y
agrega que “el derecho a réplica no puede considerarse derecho positivo interno porque no
ha sido aún reglamentado”.
La cámara de Apelaciones resolvió en este mismo sentido.
Como consecuencia de ello, el actor dedujo recurso extraordinario ante la Cámara el cual
no fue concedido, esto motivó la queja por denegacion del recurso ante la Corte Suprema
de Justicia de la Nación.
Decisión de la Corte:
La Corte hace lugar a la queja declarando procedente el recurso extraordinario, al entender
que debía pronunciarse por tratarse de una cuestión federal en cuanto se cuestionaban
cláusulas de la Constitución Nacional y del Pacto de San José de Costa Rica.
En su pronunciamiento deja establecido que el derecho a réplica integra nuestro
ordenamiento jurídico. Sobre este punto la Corte resuelve de manera opuesta a como lo
había hecho años atrás en la causa Ekmekdjian c/ Neustad.
Interpreta que el Pacto de San José de Costa Rica al expresar, en el artículo 14, “en las
condiciones que establece la ley” se refiere a cuestiones tales como el espacio en que se
debe responder o en qué lapso de tiempo puede ejercerse el derecho, y no como se
consideró en el caso antes mencionado, en el que el a quo interpretó que esa frase se
refería a la necesidad de que se dictara una ley que estableciera que el derecho de réplica
fuera considerado derecho positivo interno.
Por tanto, el derecho a réplica existe e integra nuestro ordenamiento jurídico, sin necesidad
que se dicte ley alguna.
Para ello, la Corte se basó en el artículo 31 de la Constitución Nacional y en lo establecido
por la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados, donde se confiere primacía al
derecho internacional sobre el derecho interno.
La Corte expreso que el actor estaba legitimado para actuar por verse afectado
profundamente en sus sentimientos religiosos. Que el Sr. D. Sáenz interfirió en el ámbito
privado del Señor Ekmekdjian conmoviendo sus convicciones más profundas, lo que
implica un verdadero agravio a un derecho subjetivo.
En consecuencia, resolvió hacer lugar al derecho a réplica ordenando la aclaración
inmediata y gratuita en el mismo medio, y fue así que se condenó a G. Sofovich a dar
lectura a la carta documento en la primera de las audiciones que conduzca.

Los Dres. Petracchi, Moliné O'connor, Levene y Belluscio, hicieron lugar a la queja,
declararon admisible el recurso y confirmaron la sentencia apelada.

En síntesis, se implementa el derecho a réplica sin una ley que lo autorice. Se evitan
abusos de la libertad de expresión. Se reconoce prioridad al derecho internacional sobre el
derecho interno. Se establece que las garantías individuales existen y protegen a los
individuos.

Fallo Giroldi (CSJN - 1995)


El Tribunal Oral en lo Criminal Nº 6 de la Cap. Fed. condenó a H. D. Giroldi a la pena de un
mes de prisión en suspenso, como autor penalmente responsable del delito de robo simple
en grado de tentativa.
La defensora oficial interpuso recurso de casación. El fondo del litigio radicó en la
inconstitucionalidad del límite impuesto por el Art. 459, inc. 2, del Código Procesal Penal de
la Nación, por contrariar lo dispuesto en el Art. 8, inc. 2, ap. h) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, que otorga a toda persona inculpada de un delito el derecho “de
recurrir el fallo ante juez o tribunal superior”.
La Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, rechazó el planteo de inconstitucionalidad y
dio origen a la queja ante la CSJN, la que declaró admisible el recurso.

Fundamentos:
El a quo sostuvo que “por virtud de los límites objetivos fijados en los Arts. 458 a 462 del
Código Procesal Penal no hay posibilidad de recurso de casación ni inconstitucionalidad… y
la causa ha fenecido en instancia única, por lo que su sentencia es final y contra ella cabe el
recurso extraordinario de apelación”
La Corte expresó que ante la reforma constitucional de 1994 que ha conferido jerarquía
constitucional a varios acuerdos internacionales (Art. 75, inc. 22, parr. 2), corresponde
determinar si dentro del ordenamiento procesal penal existen el órgano y los procedimientos
para dar adecuada satisfacción a la garantía constitucional en cuestión.
Puede sostenerse que en la hipótesis de autos, el recurso extraordinario no constituye un
remedio eficaz para la salvaguarda de la garantía de la doble instancia que debe observarse
dentro del marco del proceso penal como garantía mínima para toda persona inculpada de
un delito
La Cámara de Casación Penal ha sido creada, precisamente, para conocer, por vía de los
recursos de casación e inconstitucionalidad – y aun de revisión – de las sentencias que
dicten, sobre los puntos que hacen a su competencia, tanto los tribunales orales en lo
criminal como los juzgados en lo correccional.
“Que lo expuesto determina que la forma más adecuada para asegurar la garantía de la
doble instancia en materia penal prevista en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (Art. 8, inc. 2, ap. h), es declarar la invalidez constitucional de la limitación
establecida en el Art. 459, inc. 2 del Código Procesal Penal de la Nación, en cuanto veda la
admisibilidad del recurso de casación contra las sentencias de los tribunales en lo criminal
en razón del monto de la pena”.

La jerarquía constitucional de la Convención Americana sobre Derechos Humanos ha sido


establecida por voluntad expresa del constituyente.
“Que, en consecuencia, a esta Corte, como órgano supremo de uno de los poderes del
Gobierno Federal, le corresponde – en la medida de su jurisdicción – aplicar los tratados
internacionales que el país está vinculado en los términos anteriormente expuestos, ya que
de lo contrario podría implicar responsabilidad de la Nación frente a la comunidad
internacional.
En tal sentido, la corte Interamericana precisó el alcance del Art. 1 de la Convención, en
cuanto los Estados parte deben no solamente “respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella”, sino además “garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona
sujeta a su jurisdicción”. Según dicha Corte, “garantizar” implica el deber del Estado de
tomar todas las medidas necesarias para remover los obstáculos que puedan existir para
que los individuos puedan disfrutar de los derechos que la convención reconoce.

Por consiguiente, la tolerancia del Estado a circunstancias o condiciones que impidan a los
individuos acceder a los recursos internos adecuados para proteger sus derechos,
constituye una violación del Art. 1.1 de la Convención (opinión consultiva Nº 11/90 del
10/8/90 – “excepciones al agotamiento de los recursos internos” – párr. 34). Garantizar
comprende, asimismo, “el deber de los Estados parte de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el
ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el
libre y pleno ejercicio de los derechos humanos” (id., parágrafo 23).”

Por todo esto se declara procedente la queja y el recurso extraordinario y se deja sin efecto
el pronunciamiento apelado.

Fallo Analía Monges (CSJN - 1996)


La CSJN ha tenido oportunidad de interpretar el segundo párrafo del inc. 22 del artículo 75
de la CN en este fallo. En dicho asunto, el máximo tribunal analizó diversas normas y su
compatibilidad, con el objeto de verificar la constitucionalidad o inconstitucionalidad de la
resolución 2814/1995 del Consejo Superior de la UBA, a través del cual se había dispuesto
dejar sin efecto la resolución 1219/1995 dictada por el Consejo Directivo de la Facultad de
Medicina, por lo que se creó el denominado “curso preuniversitario de ingreso”. Las normas
en cuestión eran:

1) El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.


Art 13:
2. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que, con objeto de lograr el pleno ejercicio de
este derecho:
c) La enseñanza superior debe hacerse igualmente accesible a todos, sobre la base de la capacidad de
cada uno, por cuantos medios sean apropiados, y en particular por la implantación progresiva de la
enseñanza gratuita;
2) Art 75 CN: Corresponde al Congreso:
18. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las
provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y
universitaria...
3) Art 75 CN: Corresponde al Congreso:
Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad
nacional respetando las particularidades provinciales y locales; que aseguren la
responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la
promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin
discriminación alguna; y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la
educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales.
4) Art 50 in fine de la Ley Federal de Educación 24.521:
En las universidades con más de cincuenta mil estudiantes, el régimen de admisión,
permanencia y promoción de los estudiantes será definido a nivel de cada facultad o
unidad académica equivalente.

Al respecto, la CSJN estableció que el art. 75 inc. 22, mediante el que se otorgó jerarquía
constitucional a los tratados cuyas disposiciones se han transcrito, establece, en su última
parte, que aquéllos “no deroguen artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y
deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos”. Ello
indica que los constituyentes han efectuado un juicio de comprobación, en virtud del cual
han cotejado los tratados y los artículos constitucionales y han verificado que no se produce
derogación alguna, juicio que no pueden los poderes constituidos desconocer y contradecir.
Que de ello se desprende que la armonía o concordancia entre los tratados y la
Constitución es un juicio constituyente. En efecto, así lo han juzgado al hacer la referencia a
los tratados que fueron dotados de jerarquía constitucional y, por consiguiente, no pueden
ni han podido derogar la Constitución pues esto sería un contrasentido insusceptible de ser
atribuido al constituyente, cuya imprevisión no cabe presumir.
Que, de tal modo, los tratados complementan las normas constitucionales sobre derechos y
garantías, y lo mismo cabe predicar respecto de las disposiciones contenidas en la parte
orgánica de la CN (entre ellas, art 75 inc 19) aunque el constituyente no haya hecho
expresa alusión a aquella, pues no cabe sostener que las normas contenidas en los
tratados se hallen por encima de la segunda parte de la CN. Por el contrario, debe
interpretarse que las cláusulas constitucionales y las de los tratados tienen la misma
jerarquía, son complementarias y, por lo tanto, no pueden desplazarse o destruirse
recíprocamente.

Fallo Arancibia Clavel (CSJN 2004)


En principio cabe hacer mención a la Convención sobre Imprescriptibilidad, que si bien
había sido adoptada por la AG de la ONU el 26 de noviembre de 1968, debido a los
períodos en que el país estuvo gobernado por regímenes de facto y dictatoriales,
involucrados en la comisión de crímenes de lesa humanidad, en la República Argentina
recién fue aprobada en 1995. Sin embargo, pese a que el PEN contaba con la aprobación
del Congreso, la decisión de adherir a la Convención se tomó varios años más tarde
(probablemente debido al carácter conflictivo del tratado, en pugna con el art. 18 de la CN).
Finalmente, poco después de la adhesión en el plano internacional, en la Argentina se le
otorgó jerarquía constitucional por ley.

La primera vez que los tribunales argentinos fueron llamados a aplicar la Convención sobre
Imprescriptibilidad (con carácter retroactivo) fue en el caso “Arancibia Clavel”, con motivo
del procesamiento de un ex agente de inteligencia chileno por un hecho cometido en la
República Argentina en 1974, en el marco de la Operación Cóndor, por el cual resultó
asesinado el General Carlos Prats (ex Comandante en Jefe del Ejército de Chile) y su
esposa, al explotar su vehículo. Arancibia Clavel había sido uno de los miembros de la
Dirección de Inteligencia Nacional “DINA exterior”, dependiente del gobierno de facto
chileno, “cuya actividad consistía en la persecución de opositores políticos al régimen de
Pinochet exiliados en la Argentina”, lo que incluía secuestros, sometimiento a interrogatorios
bajo tormentos, etc. Esta actividad había sido llevada a cabo desde marzo de 1974 hasta
noviembre de 1978, cuando Arancibia Clavel fue detenido. Si bien en primera instancia
había sido condenado a la pena de reclusión perpetua por el delito de asociación ilícita
agravada, en concurso real con participación necesaria en homicidio agravado por el uso de
explosivos y con el concurso premeditado de dos o más personas, la Cámara Nacional de
Casación Penal consideró que calificaba como asociación ilícita simple y declaró extinguida
la acción penal por prescripción, sobreseyendo a Arancibia Clavel por ese hecho. La
Cámara entendió que, desde la fecha en que se dejó de cometer el delito (1978) hasta su
llamado a prestar declaración indagatoria (1989), habían transcurrido más de diez años, por
lo que operaba la prescripción. El Gobierno de Chile, actuando como querellante, interpuso
recurso extraordinario, invocando la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad. La
Cámara lo rechazó por entender que los hechos imputados a Arancibia Clavel no
encuadraban en crímenes de lesa humanidad.

La CSJN entendió que era competente pues lo concerniente a que “la prescripción de la
acción penal constituye una cuestión de orden público y la omisión de su consideración
puede comprometer la responsabilidad del Estado argentino frente al orden jurídico
interamericano”. Contrariamente a la posición de la Cámara, la Corte sí consideró al delito
como de lesa humanidad, por lo que resultaba aplicable la Convención sobre
Imprescriptibilidad, que había adquirido jerarquía constitucional. Si bien la Corte reconoció
que “el instituto de la prescripción de la acción penal, está estrechamente ligado al principio
de legalidad, por tanto no sería susceptible de aplicación una ley ex post facto que alterase
su operatividad, en perjuicio del imputado”, no obstante, consideró que “la excepción a esta
regla, está configurada para aquellos actos que constituyen crímenes de lesa humanidad,
ya que se tratan de supuestos que no han dejado de ser vivenciados por la sociedad entera
dada la magnitud y la significación que los atañe”.
La Corte destacó que “esta convención sólo afirma la imprescriptibilidad, lo que importa el
reconocimiento de una norma ya vigente (ius cogens) en función del derecho internacional
público de origen consuetudinario. De esta manera, no se fuerza la prohibición de
irretroactividad de la ley penal, sino que se reafirma un principio instalado por la costumbre
internacional, que ya tenía vigencia al tiempo de comisión de los hechos”.

En conclusión, se señaló que los hechos por los cuales se condenó a Arancibia Clavel, ya
eran imprescriptibles para el derecho internacional al momento de cometerse, con lo cual no
se da una aplicación retroactiva de la Convención, sino que esta ya era la regla por
costumbre internacional vigente desde la década del ‘60, a la cual adhería el Estado
argentino. Por lo tanto, las reglas sobre prescripción de la acción penal previstas en el
Código Penal argentino quedaron desplazadas por el derecho internacional consuetudinario
y por la Convención sobre imprescriptibilidad. En consecuencia, la Corte declaró procedente
el recurso extraordinario y dejó sin efecto la sentencia apelada.

En disidencia, el ministro Belluscio consideró que, si bien no había ninguna disposición


constitucional que estableciera que los delitos debían siempre prescribir, por lo que la
convención sobre Imprescriptibilidad no planteaba ningún conflicto con la CN, sin embargo,
algo distinto era su aplicación retroactiva. La aplicación de la Convención a este caso
“resulta contraria a la proscripción de aplicación retroactiva de la ley penal, como contrario
del principio de legalidad” contenido en el art. 18 de la CN. En cuanto a la jerarquía
constitucional de la Convención, Belluscio reiteró su posición acerca de que estos tratados
con jerarquía constitucional son “normas constitucionales de segundo rango, que
prevalecen por sobre las leyes ordinarias pero que son válidas únicamente en la medida
que no afecten los derechos consagrados en la primera parte de la CN.

Por su parte, el ministro Fayt, también en su voto en disidencia, agregó que la vigencia del
art. 27 de la CN impide “la aplicación de un tratado internacional que prevea la posibilidad
de aplicación retroactiva de la ley penal, en tanto el principio de legalidad que consagra el
nullum crimen nulla poena sine lege praevia es innegablemente un principio de derecho
público establecido en la CN (art. 18), quizá uno de sus más valiosos.

Fallo Fontevecchia (CSJN - 2017)


Este caso dio lugar cuando aparecieron dos publicaciones consignadas en una revista el 5 y
12 de noviembre de 1995, donde se vinculaba a Carlos Saúl Menem, en ese momento
Presidente de la República Argentina, con la existencia de un presunto hijo no reconocido
por él. Menem demandó a la editorial de la revista así como también a Jorge Fontevecchia y
Héctor D’Amico (editores de misma) con el objeto de obtener un resarcimiento económico
por el daño moral causado por la supuesta violación del derecho a la intimidad,
consecuencia de las publicaciones de la revista; como también se solicitó la publicación de
la sentencia a cargo de los demandados.
En 1997 un juez de primera instancia en lo civil rechazó la demanda interpuesta por el señor
Menem. La sentencia fue apelada y en 1998, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil
de la Capital Federal revirtió la decisión y condenó a la editorial y a Jorge Fontevecchia y
Héctor D’Amico a pagar la suma de la suma de $150.000,00. Los demandados
interpusieron un recurso extraordinario federal. En el año 2001 la Corte Suprema confirmó
la sentencia recurrida aunque modificó el monto indemnizatorio, reduciéndolo a la suma de
$60.000,00.
A raíz de esto, una vez pagada la indemnización, los condenados sometieron en caso ante
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ya que la sentencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación había vulnerado el derecho a la libertad de pensamiento y
expresión (reglado por el artículo 13 CADH), responsabilizando al Estado Argentino de lo
antes mencionado. El caso pasó a la Corte IDH, donde las partes fueron los denunciantes y
el Estado Argentino (Menem no participó), y ésta dispuso que el Estado Argentino había
violado el derecho a la libertad de expresión y sentenció que el Estado Argentino debía
dejar sin efecto la condena; publicar el resumen oficial de la condena en el Diario Oficial y
en un Diario de amplia circulación nacional; publicar la sentencia completa en la página del
Centro de Información Judicial de la Corte Suprema ; y entregar la compensación
económica. El Estado Argentino procedió a iniciar el cumplimiento de la sentencia,
publicando el resumen de la sentencia en los diarios, y la sentencia completa en la página
indicada anteriormente, y comenzó con el pago de la reparación económica indicada. Pero
el problema apareció en tanto a la primer reparación que dispuso la corte: dejar sin efecto la
condena civil impuesta a Jorge Fontevecchia y Héctor D´Amico. Respecto a esto, el
Ministerio de Relaciones Exteriores hizo una presentación judicial, dictando una resolución
en comentario, resultando una mayoría (Lorenzetti Ricardo, Highton de Nolasco Elena,
Rosatti Horacio y Rosenkrantz Carlos Fernando) votando en contra de que quepa la
posibilidad de revocar la sentencia, basándose en que lo resuelto por la Corte IDH excede
su competencia, examinando los supuestos errores de derecho o de hecho cometidos por
los tribunales nacionales; como también en que la petición de dejar sin efecto la condena
contradice los principios de derecho público argentino, contradiciendo varios artículos de
nuestra Constitución Nacional, como así también artículos de otras convenciones o tratados
internacionales. Además, interpretan este fallo de la Corte IDH como una “instancia más” o
“cuarta instancia” del caso ya tratado en tribunales Nacionales, entendiendo como sinónimo
de “dejar sin efecto” la palabra “revocar”, siendo estos quienes tienen aptitud de revocar una
sentencia (la cámara de apelaciones del tribunal Nacional), teniendo esta la capacidad de
revisar las decisiones del tribunal inferior, y pudiendo dejar sus sentencias sin efecto.

Así también, en este fallo la Corte Suprema Nacional se menciona que la Corte IDH,
dispuso en algunas ocasiones que esta medida de reparación es improcedente,
jurídicamente imposible, y en estos casos se debería aplicar el artículo 63.1 de la CADH
“Cuando decida que hubo violación de un derecho o libertad protegidos por esta
Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su derecho o
libertad conculcados”. Para concluir con la sentencia, la Corte Suprema dice que revocar la
sentencia implica privar al Tribunal de órgano supremo del Poder Judicial Argentino, y
sustituirlo por un tribunal internacional, lo que transgrede los artículos 27 (“El Gobierno
federal está obligado a afianzar sus relaciones de paz y comercio con las potencias
extranjeras por medio de tratados que estén en conformidad con los principios de derecho
público establecidos en esta Constitución”.) y 108 (“El Poder Judicial de la Nación será
ejercido por una Corte Suprema de Justicia, y por los demás tribunales inferiores que el
Congreso estableciere en el territorio de la Nación”.) de nuestra Constitución Nacional.

En tanto a la minoría, el juez Juan Carlos Maqueda, voto a favor de que se revoque la
sentencia, basado en los fallos de la Corte IDH son obligatorios para el Estado Argentino, ya
que este aceptó su competencia al ratificar la CADH en 1984, y esta convención es muy
clara al indicar en su artículo 68.1 que los Estados Parte se comprometen a cumplir la
decisión de la Corte IDH en todo caso que sean partes.

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