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Breve Historia de Las Guacas
Breve Historia de Las Guacas
Clareando el siglo XVIII, el portugués Diego Barreto topó, cuando se escondía en las faldas
de Monserrate tras cometer un delito, con un legendario venado de oro macizo elaborado
por los muiscas. Sin tiempo para sacarlo de la cueva, desprendió un trozo y volvió a
cubrirlo. Pero no pudo regresar por la guaca grande, así que el ciervo dorado aún debe de
andar por allí, para que lo descubran uniformados o civiles. Con la Independencia, fueron
los españoles los que enterraron fortunas antes de emigrar, esperanzados en recuperarlas
algún día. Tal hizo, entre otros, el comerciante santafereño Sebastián Ruiz, quien sepultó el
santuario en 1818 y volvió por él en 1885. Y ahí estaba. Intacto. Esperándolo.
Menos suerte tuvieron las modernas guacas del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha.
En 1990, unos oficiales del Ejército se apoderaron de 19 millones de dólares camuflados
entre bidones. Y en el 2002, la Fiscalía descubrió que una casa de Gacha en Suba había
sido perforada por policías y políticos presos en pos de un mítico maletín del capo que,
dicen, contenía jugosos datos sobre tesoros.