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BREVE HISTORIA DE LAS GUACAS

La fiebre de tesoros escondidos es tan vieja como el mundo,


y la de encontrarlos en tierras americanas es tan antigua
como América. Por eso, una de las primeras palabras
indígenas que pasó al castellano fue guaca , vocablo quechua
que en 1551 ya aparece en español como sepulcro de indios
en el que a menudo se hallan objetos de valor . Así nació el
primer millonario colombiano, Andrés Vásquez de Molina,
quien en 1560 descubrió una guaca chibcha en Guatavita,
que le permitió volverse terrateniente casi ilímite.
Por: FORTUNATO GUAQUETA
22 de mayo de 2003
La fiebre de tesoros escondidos es tan vieja como el mundo, y la de encontrarlos en tierras
americanas es tan antigua como América. Por eso, una de las primeras palabras indígenas
que pasó al castellano fue guaca , vocablo quechua que en 1551 ya aparece en español
como sepulcro de indios en el que a menudo se hallan objetos de valor . Así nació el primer
millonario colombiano, Andrés Vásquez de Molina, quien en 1560 descubrió una guaca
chibcha en Guatavita, que le permitió volverse terrateniente casi ilímite.

Clareando el siglo XVIII, el portugués Diego Barreto topó, cuando se escondía en las faldas
de Monserrate tras cometer un delito, con un legendario venado de oro macizo elaborado
por los muiscas. Sin tiempo para sacarlo de la cueva, desprendió un trozo y volvió a
cubrirlo. Pero no pudo regresar por la guaca grande, así que el ciervo dorado aún debe de
andar por allí, para que lo descubran uniformados o civiles. Con la Independencia, fueron
los españoles los que enterraron fortunas antes de emigrar, esperanzados en recuperarlas
algún día. Tal hizo, entre otros, el comerciante santafereño Sebastián Ruiz, quien sepultó el
santuario en 1818 y volvió por él en 1885. Y ahí estaba. Intacto. Esperándolo.

Menos suerte tuvieron las modernas guacas del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha.
En 1990, unos oficiales del Ejército se apoderaron de 19 millones de dólares camuflados
entre bidones. Y en el 2002, la Fiscalía descubrió que una casa de Gacha en Suba había
sido perforada por policías y políticos presos en pos de un mítico maletín del capo que,
dicen, contenía jugosos datos sobre tesoros.

Si en México ciertos generales no aguantaban un cañonazo de 10 millones de pesos, en


Colombia las guacas, otrora fuente de leyendas, hoy lo son, tristemente, de corrupción, que
no respeta grados ni instituciones.

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