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¿DE QUE ESPIRITU SON USTEDES?

Lucas 9 versos 51 al 55

51
Cuando se cumplió el tiempo en que él había de ser recibido arriba, afirmó su
rostro para ir a Jerusalén.

52
Y envió mensajeros delante de él, los cuales fueron y entraron en una aldea de
los samaritanos para hacerle preparativos.

53
Mas no le recibieron, porque su aspecto era como de ir a Jerusalén.

Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos
54

que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?

55
Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué
espíritu sois;

Quiero hablarles hoy del ESPIRITU DEL PADRE.

Vemos esta historia como Jacobo y Juan al enfrentarse a una situación en la que se
sientes despreciados como mensajeros del Padre, le hacen a Jesús una pregunta
que más adelante veremos que no es extraña, ni fuera de lugar para ellos:

¿Quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los
consuma?

Pero Jesús les reprende diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois;

Quiero parafrasear el verso 55 en esta frase para que quede claro que no es una
pregunta la que hace Jesús, sino una afirmación: USTEDES NO SABEN DE QUE
ESPIRITU SON.

Pero entonces ¿de qué espíritu son?

Vayamos a la historia de Elías ya que ellos nombran a Elías como el ejemplo de que
eso se les puede hacer a los enemigos.
2 reyes 1: 7-12

7Entonces el rey les preguntó: --¿Cómo era el hombre que encontrasteis y os dijo
tales palabras?
8--Uno que tenía un vestido de pelo y un cinturón de cuero ceñido a su cintura --
respondieron ellos. --¡Es Elías, el tisbita! --exclamó el rey--,
9y enseguida envió tras él a un capitán de cincuenta con sus cincuenta hombres.
Cuando él subió adonde estaba Elías, este se encontraba sentado en la cumbre del
monte. Y el capitán le dijo: --Hombre de Dios, el rey ha dicho que desciendas.
10Elías respondió al capitán de cincuenta: --Si yo soy hombre de Dios, que
descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió
fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres.
11Volvió el rey a enviar tras él otro capitán de cincuenta con sus cincuenta
hombres, el cual le dijo: --Hombre de Dios, el rey ha dicho así: "Desciende pronto".
12Elías le respondió: --Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y
te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo que lo
consumió a él y a sus cincuenta hombres.

Este era el Espíritu de Elías y que logro confundir a Juan y a Jacobo, que se movían
entre dos Espíritus, El que acompañaba a Elías y el que acompañaba a Jesús, pero:
¿cuál es la diferencia? Bueno estudiemos esos dos espíritus.

EL ESPIRITU DE ELIAS:

No es la primera vez que la Biblia menciona este tipo de eventos y de juicios de


hecho el Salmo 136 es un resumen de ese espíritu de Elías que es uno que solo
ama a un grupo de los que llama su pueblo y aborrece a los otros fuera de ese
grupo o familia o pueblo o nación.

SALMO 136
136 ¡Alabemos a Dios, porque él es bueno!

¡Dios nunca deja de amarnos!


2
Alabemos al Dios de dioses.

¡Dios nunca deja de amarnos!


3
Alabemos al Señor de señores.
¡Dios nunca deja de amarnos!
4
Sólo Dios hace grandes maravillas.

¡Dios nunca deja de amarnos!


5
Dios hizo los cielos con sabiduría.
¡Dios nunca deja de amarnos!
6
Extendió la tierra sobre el agua.
¡Dios nunca deja de amarnos!
7
Hizo los astros luminosos.
¡Dios nunca deja de amarnos!
8
Hizo el sol, para alumbrar el día.
¡Dios nunca deja de amarnos!
9
Hizo la luna y las estrellas,
para alumbrar la noche.
¡Dios nunca deja de amarnos!
10
En Egipto hirió de muerte
al hijo mayor de cada familia.
¡Dios nunca deja de amarnos!
11
Sacó de Egipto a Israel.
¡Dios nunca deja de amarnos!
12
Allí mostró su gran poder.
¡Dios nunca deja de amarnos!
13
Partió en dos el Mar de los Juncos.
¡Dios nunca deja de amarnos!
14
Hizo que Israel cruzara el mar.
¡Dios nunca deja de amarnos!
15
Hundió en el mar
al faraón y a su ejército.
¡Dios nunca deja de amarnos!
16
Guió a Israel por el desierto.
¡Dios nunca deja de amarnos!
17
Derrotó a reyes poderosos.
¡Dios nunca deja de amarnos!
18
Quitó la vida a reyes famosos.
¡Dios nunca deja de amarnos!
19
Hirió a Sihón, el rey amorreo.
¡Dios nunca deja de amarnos!
20
Hirió a Og, el rey de Basán.
¡Dios nunca deja de amarnos!
21
Entregó a su pueblo,
las tierras de esos reyes.
¡Dios nunca deja de amarnos!

Este es el espíritu que confunde a Juan, el que porque ¡nunca deja de amarnos! a
nosotros, asesina a todos los niños primogénitos de Egipto, por no contar las otras
nueve plagas mortales enviadas contra este pueblo.

Este es el espíritu que confunde a Juan, el que porque ¡nunca deja de amarnos! a
nosotros, asesina a los reyes de otras naciones, pero al decir esto, hay que aclarar
que al quitar la vida a esos reyes eso conlleva la derrota militar de esas naciones y
por lo tanto la muerte de toda una población o de una raza de hombre, como
claramente podemos ver en esta historia de Sehón rey amorreo narrada en
Números 21: 21 – 35, veamos los versos 34 y 35:

34
Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he
entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de
Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.

35
E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se
apoderaron de su tierra.

Como este personaje “nunca deja de amarnos” les mando a sus amados que
asesinaran hombres, mujeres, ancianos y niños, entiéndase que no dejaron uno
solo vivo.

Quiero explicar algo para no herir susceptibilidades o por lo menos para que
entiendan que este personaje, que acá le llaman “Dios”, es decir este que nunca
deja de amar a su pueblo, repito “a su pueblo” porque no está hablando de ti o
de mi, sino de aquellos que cumplían sus órdenes de matanza, este personaje no
es DIOS, el del Espíritu al que pertenecía Jesús, de hecho allí no debería estar la
palabra Dios, es más ni allí ni en ningún lugar del antiguo testamento, la palabra
correcta es ELOHIM que si se quiere traducir se debería colocar LOS VIGILANTES, o
LOS PODEROES PASTORILES, pero no Dios, ya que el idioma hebreo no tiene una
palabra para Dios, por lo tanto el Salmo está hablando de uno de esos vigilantes
cuyo espíritu era este de venganza, asesinatos, genocidios, infanticidios,
feminicidios, que quien sabe de qué manera pudieron hacer para que en nuestras
mentes justificáramos tales crímenes, como válidos porque eran a favor del pueblo
de “Dios”
Jesús es de otro espíritu como dio a entender al decirle a ellos que no conocían el
espíritu del cual era Jesús, El Espíritu del Padre.

Juan 14: 8

8
Felipe le dijo:

—Señor, muéstranos el Padre y nos basta.

9
Jesús le dijo:

—¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que
me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: “Muéstranos el
Padre”? 10 ¿No crees que yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo
os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, él
hace las obras. 11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra
manera, creedme por las mismas obras.

Y en el verso 15

15
»Si me amáis, guardad mis mandamientos. 16 Y yo rogaré al Padre y os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 17 el Espíritu de verdad, al
cual el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce; pero vosotros lo
conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros.

Aquí es donde Jesús les muestra a ellos de que espíritu son, y es de aquí de donde
Juan conoce y luego años más tarde escribe el famoso verso de sus cartas “Dios es
Amor”

Porque de haber leído el Antiguo Testamento o la Torá, jamás, entiéndase bien,


¡JAMAS! Alguien que no haya sido preparado, sugestionado, entrenado o
manipulado podría leer el Antiguo Testamento y deducir que el espíritu del que
hablan allí es un Dios de amor.

En la próxima entrega hablare de porque uso la palabra espíritu y no la palabra


dios, ese día use una silla como las de comer de los bebes que tienen la correa
para amarrarlos porque viene muy fuerte esa enseñanza.

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