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TITULOS - VALORES.

Introducción

Antecedentes históricos

Concepto. Diferentes teorías:

Teoría de la Creación. Teoría de la Emisión. Otras teorías

Naturaleza jurídica

Características esenciales

Requisitos formales genéricos del título - valor

Clasificación de los títulos - valores:

Desde el punto de vista del objeto de la obligación.

Desde el punto de vista de su circulación.

Desde el punto de vista de su identificación...

Otras formas de clasificación de títulos - valores..

Endoso. Clases de endoso

Transferencia mediante cesión de crédito

El Aval

Especie de títulos - valores.

Acción cambiaria.

Otras acciones judiciales. Acción causal.

Acción de enriquecimiento ilícito.

Caducidad y prescripción

Desmaterialización de los títulos - valores.

LA LETRA DE CAMBIO

Introducción

Concepto.

Personas que intervienen necesariamente

Personas que pueden intervenir.

Requisitos que debe contener la letra de cambio.

Modalidades de giro y formas de vencimientos


Aceptación

Cláusulas especiales en la letra de cambio

Pago. Efectos del pago total. Títulos - valores dados en pago

Protesto. Exigibilidad de la letra de cambio sin protesto

Acciones emergentes de la falta de aceptación o de pago:.

Quiénes pueden demandar la acción cambiaria.

Qué persiguen las acciones judiciales

Prescripción y caducidad..

EL PAGARE

Generalidades

Concepto.

Personas que intervienen,

Requisitos que debe contener

Normas de la letra de cambio aplicables al pagaré .

Acciones emergentes de la falta de pago.

Caducidad y prescripción de la acción ejecutivà.

TITULOS – VALORES

1 INTRODUCCION

Ya se tiene expresado en el Capítulo II que el Derecho Comercial, es quizás la disciplina del


derecho que abarca el área mayor del conocimiento jurídico. Tan vasto es su área de influencia
que se encuentra incrustado en casi todas las ciencias del derecho. Algunas veces este
conocimiento es tan profundo, que inclusive ciertas instituciones del antiguo Derecho
Comercial se han separado de sus entrañas, adquiriendo niveles de independencia, naciendo
así una disciplina nueva y continuando como ciencia independiente de su derecho “madre”; tal
es el caso del Derecho de la Competencia, del Derecho de Autor, del Derecho del Consumo, por
citar algunas.

De igual manera existen otras disciplinas del Derecho Comercial, que si bien es cierto aún
continúan inmersas dentro del Derecho Comercial, se encuentran en tránsito para lograr su
independencia definitiva, tales como el Derecho Societario, el Derecho Bursátil, o como el
mismo Derecho Cambiario, Cartular o de Títulos – Valores motivo de estudio de la presente
unidad.

Es que el Derecho Comercial avanza a la par de las necesidades del comercio imperante y
necesita cada vez más actualizarse, lo que da lugar a la dictación posterior de códigos
especiales que van captando las necesidades de la población; de manera que estas prácticas
generalizadas de comercio que primero son de carácter consuetudinarias se convierten luego
en Derecho Positivo.

El Derecho Cambiario, si bien es cierto que todavía no se ha separado por completo del
Derecho Comercial, ya tiene desde hace tiempo su propia identidad, que se trasunta en las
normas jurídicas que regulan a los títulos – valores. Estas normas, como veremos más
adelante, traen conceptos y efectos jurídicos propios muy diferentes a su derecho “madre”. Es
por ello que en algunas universidades el derecho cambiario constituye una materia de estudio
de la Carrera de Derecho.

Como en la actividad comercial se manejan diferentes clases de documentos, en esta unidad


nos ocuparemos sólo de una clase de ellos, concretamente de los documentos comerciales
denominados TITULOS – VALORES, siendo estos de una categoría jurídica de significativa
importancia, no solo en las actividades estrictamente comerciales sino en cualquier actividad
civil, pues estos documentos son manejados tanto por personas comerciantes como por
personas que no lo son.

2 ANTECEDENTES HISTORICOS

Aunque a los títulos – valores ya se los conocía desde muy antiguo, es desde la Edad Media que
se los identifica con precisión, cuando aparecieron las primeras legislaciones sobre la materia.
De acuerdo con los datos históricos referidos por el profesor colombiano Lisandro Peña Nossa
en su obra Curso de Títulos Valores, la utilización de los documentos hoy llamados títulos
valores aparece en la Edad Media, pues el surgimiento del comercio hacía necesario cambiar
las formas tradicionales de circulación de los bienes, como el trueque y la moneda, por una
circulación más ágil, pues se hacía peligroso que los comerciantes de la Epoca Medieval
trasladen dinero de un sitio a otro.

Fue entonces que ante la necesidad de continuar con la práctica del comercio entre
comerciantes de diferentes ciudades sin tener que transportar dinero como consecuencia de
su alto riesgo, que aparecieron los Cambistas, que eran personas que se dedicaban a cambio de
una comisión a recibir sumas de dinero en un determinado lugar entregando a cambio dos
documentos que ela depositante o acreedor llevaba al lugar donde pretendía realizar sus
operaciones comerciales. En ese lugar el corresponsal o socio del cambista le devolvía el dinero
depositado al cambista. Con esta operación el dinero dela comerciante estaba asegurado, pues
desaparecía el riesgo de su transporte.

Uno de estos documentos que el cambista entregaba al comerciante se refería al monto de


dinero recibido por éste y también a la promesa de devolverlo en el lugar indicado; y el otro
era una carta que el cambista dirigía a su socio o corresponsal, dándole la orden de entrega.

Fue de esta manera que este tipo de operaciones fueron haciéndose cada vez más frecuentes,
llegando posteriormente a sufrir modificaciones con el objeto de hacerlos más prácticos y
efectivos; naciendo así lo que hoy conocemos como el pagaré y la letra de cambio, en los que
se introdujo después una serie de modificaciones que fueron perfeccionándose hasta contener
los términos e inclusión de las personas que hoy conocemos que intervienen.

En las Ordenanzas de Colbert de 1673 en Francia aparece la letra de cambio con un nuevo
concepto aportado por la Corriente Alemana, pues la letra de cambio deja de ser un
instrumento de cambio traslaticio únicamente (es decir, ser utilizado en el traslado de fondos
de una plaza a otra) para convertirse además en un medio o instrumento de pago; es decir en
un instrumento crediticio y además pagadero ya sea en el mismo lugar de su expedición o en
plaza diferente, tal como se lo concibe ahora.

A mediados del siglo XVIII hace su aparición en Inglaterra el cheque que había tenido sus
antecedentes en el siglo XII cuando los Reyes Ingleses giraban ordenes de pago contra la
Tesorería Real, llamados Ex – Chequer Bill. De igual manera los Venecianos expedían los
llamados Contadi di Banco, y en el siglo XVI las Cedule di Cartulario, que eran ordenes de pago
por las que el Banco de San Ambrosic permitía el retiro de dinero depositados o dados en
custodia. Así pues el cheque nace como una letra de cambio girada contra un banco y Pagadera
a la vista, que permitía mediante una compensación de créditos abonar en cuenta del
beneficiario la suma girada contra el banco cuando aquel era depositante del mismo.

Debido al avance del comercio internacional y a la diversidad de legislaciones en materia de


títulos – valores, se hizo necesario a partir de la segunda mitad del siglo XIX que los países
unifiquen sus legislaciones cambiarias para eliminar las dificultades existentes por su
heterogeneidad. Es así que se han llevado a cabo diferentes conferencias internacionales sobre
la materia. Así tenemos la Conferencia de La Haya de 1910; La Conferencia de Ginebra de 1930;
La Conferencia Interamericana reunida en La Habana en el año 1928. Por último; el Proyecto de
Ley Uniforme sobre Títulos – valores de Centroamérica en 1965; en el año 1967 se aprobó el
Proyecto INTAL (Integración para la América Latina), que estuvo a cargo del Instituto para la
Integración de América Latina, organismo dependiente del Banco Interamericano de
Desarrollo, quien elaboró un proyecto de unificación de la Legislación Latino Americana en lo
que corresponde a títulos – valores. Este Proyecto, ha servido de modelo para la mayoría de las
legislaciones sobre títulos – valores de Sudamérica.

De esta manera, si bien es cierto que la legislación extranjera sobre títulos valores no es
uniforme en todo el universo, son muy parecidas y difieren muy poco entre sí, ya que son sólo
tres los grupos de sistemas más importantes sobre títulos – valores; es decir el Germano, el
Italo Francés y el Anglo Norteamericano. De estos sistemas, nuestro país ha acogido el
Germano Italo Francés, es decir, una mezcla de los dos primeros.

3. CONCEPTO

El artículo 491 del Código de Comercio Boliviano, al referirse a esta institución del Derecho
Comercial, expresa: “Título – valor es el documento necesario para legitimar el ejercicio del
derecho literal y autónomo consignado en el mismo. Pueden ser de contenido crediticio, de
participación o representativos de mercaderías”.

El artículo 5 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito de México expresa, que son
títulos de crédito los documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se
consignan.
El artículo 1 de la Ley de Títulos – valores del Perú de 1967 recientemente remplazada en el
año 2000, determina que, el documento que represente o contenga derechos patrimoniales
tendrá la calidad y los efectos de título – valor solo cuando esté destinado a la circulación y
reúna los requisitos formales esenciales que por imperio de la ley le correspondan según su
naturaleza.

El italiano Cesare Vivante, en su obra sobre títulos – valores de 1895, fue uno de los primeros
en dar una definición sobre el concepto título – valor, al exponer “Es todo documento
necesario para ejercer el derecho literal y autónomo que de él resulta”.

Bruner, define a los papeles y título – valores como la documentación de un derecho privado,
cuyo ejercicio está subordinado a la posesión del documento. De igual manera Garrides, citado
por Cabanellas entiende por título – valor un documento sobre un derecho privado cuyo
ejercicio está condicionado jurídicamente a la posesión del documento.

A los documentos objeto de estudio, se los ha denominado de diferentes maneras. Así


tenemos “efectos de comercio o effets de commerce en Francia; Wertpapiere en Alemania;
títulos de crédito en México; o instrumentos negociables en los Estados Unidos.

La verdad es que los términos títulos de crédito e instrumentos negociables, carecen de


propiedad, pues, como dicen algunos autores, existe una incongruencia entre la expresión
gramatical y el significado jurídico de estos términos; pues recordemos, dicen, que hay muchos
títulos que aunque contienen valores no son propiamente títulos de crédito, y tampoco
solamente se incorporan obligaciones de dar especies monetarias; tal el caso de los
certificados de depósitos, los conocimientos de embarques y otros que contienen otros tipos
de obligaciones.

Lo cierto de todo esto es que no es tan importante el definir al título – valor, como sí lo es el
deslindar exactamente sus características esenciales, pues, estos documentos son el resultado
de una elaboración científica que tuvo en cuenta el legislador al plasmar en una norma las
características que la doctrina ha atribuido a dichos títulos.

4. DIFERENTES TEORIAS

Son numerosos los autores que han tratado el tema del por qué de la existencia de la
obligación cambiaria, formándose así diferentes corrientes o teorías sobre la existencia y
eficacia de los títulos – valores. Algunos las atribuyen a una contrato celebrado entre las partes,
y otros a una declaración unilateral de voluntad. Las principales teorías son las siguientes:

Teoría de la Creación. Según esta teoría, se concibe la obligación cambiaria como procedente
de una declaración pura y unilateral de voluntad; es decir la voluntad del suscriptor del título –
valor. El título – valor existe desde que ela suscriptor estampa su firma en el documento,
independientemente en que sea entregado o no al tenedor, pues desde ese momento existe
un derecho consolidado (el incorporado en el título) y no una mera espectativa, pues desde
que el suscriptor firma el título valor, este constituye un valor patrimonial destinado a ser parte
del activo del acreedor o los acreedores.

Teoría de la Emisión. Esta teoría, al igual que la anterior, también atribuye el origen de la
obligación cambiaria a un negocio o declaración unilateral de la voluntad, pero a diferencia de
la anterior basa o fundamenta la existencia de la obligación cambiaria no solamente en la firma
del suscriptor del título a valor, si no también en la entrega que este hace al adquirente del
documento con la intención de hacerlo negociable.

Según esta teoría, si el suscriptor del título – valor no lo entrega o se verificas la entrega pero
sin la intención de hacerlo negociable, no se cumple con la obligación cambiaria consignada en
el título – valor y por tanto no se cumple con los requisitos para su existencia.

La teoría, de la Emisión, es la adoptada por nuestro Código de Comercio, pues: en su artículo


498 establece que “toda obligación consignada en el título – valor, deriva su eficacia de una
firma puesta en el mismo y de su entrega al tomador o beneficiario legítimo”.Otras teorías.
Para lhering que propone la teoría de la Tendencia, el derecho incorporado en el título – valor
lo concibe como una mera espectativa y no como un derecho adquirido o consolidado; de esta
manera, al producirse la circulación del título, los adquirentes sucesivos del mismo antes de la
fecha de vencimiento adquieren solamente un derecho espectaticio. El derecho nace o se
consolida en el momento en que llega la fecha de vencimiento; por ello, ela verdadero
acreedor para este autor es el tenedor postvencimiento, quien solamente puede presentarlo
para su pago. Esta teoría es muy criticada por los autores, indicando que lo expresado por
Ihering es ilógico, pues antes de la fecha de vencimiento el título – valor producen los intereses
que ya forman parte del pairimonio del acreedor, lo cual va en contra de las meras
espectativas.

Para el italiano Cesare Vivante, el fundamento o razón de la obligación cambiaria se deriva de


un contrato o acuerdo de voluntades si se refiere al primer beneficiario y en una declaración
unilateral de voluntad frente a los demás tenedores del instrumento.

Savigny conceptúa que la razón o fundamento de los títulos – valores está en un contrato; es
un acuerdo de voluntades llevado a cabo entre una persona llamada suscriptor y un sujeto
incierto o indeterminado.

5. NATURALEZA JURIDICA

Con relación a la naturaleza jurídica de los títulos – valores, diremos que tienen las siguientes
características:

Es un negocio jurídico unilateral, porque surge de la declaración de voluntad manifestada por


una parte, en este caso por el creador del título o deudor del mismo, produciendo así efectos
jurídicos. Los títulos – valores en consecuencia constituyen promesas unilaterales de dar o de
cumplir con una obligación.

Es un negocio jurídico de contenido patrimonial, porque por el efecto de la declaración


consignada en el título, se produce el aumento efectivo del patrimonio de. acreedor y al mismo
tiempo y en la misma proporción se produce la disminución en el patrimonio del deudor.

Es un documento, No solamente por que se menciona este elemento en el artículo 491 del
Código de Comercio, si no también por que está dentro de las características que lo configuran
como bien mueble de carácter representativo, declarativo o dispositivo de un derecho.
Es un documento comercial sui géneris, de eficacia probatoria particular y equiparable solo a
los documentos públicos, pues por sí solos tienen fuerza de ejecución.

Algunos autores lo catalogan como documento privado indicando que todo documento que no
reúne los requisitos para ser público, es privado. Sin embargo creemos que los títulos valores
son más que documentos privados, es por ello que lo consideramos como documentos sui
géneris, en una categoría especial equiparables solo a los documentos públicos.

Es un documento auténtico, por que la ley presume la autenticidad de la firma estampada en el


documento sin necesidad del reconocimiento de firmas, cuando lo releva de este requisito, y
como lo expresa el artículo 487- 3) del Código de Procedimiento Civil, a estos documentos le
reconoce fuerza ejecutiva.

Con relación a ello, es preciso aclarar que la presunción de autenticidad del título – valor puede
romperse si se demuestra su falsedad en un proceso de conocimiento.

Es un documento Ad Substantiam Actus, que significa que un título – valor no existe si no se


consigna el derecho literal en el documento.

Es un documento original. Por último diremos que el título – valor es un documento original,
ya que el tenedor solo puede exigir su cumplimiento mediante la exhibición del documento
original y de ninguna manera en fotocopia, así estuviera legalizada, salvo raras excepciones
como se podría dar en los casos de reposición y cancelación.

6. CARACTERISTICAS ESENCIALES

Tanto la doctrina como la ley, establecen características esenciales que deben tener estos
documentos, sin los cuales no puede considerarse como titulo – valor. Estas características son:
La necesidad, la legitimación, la literalidad, la autonomía y la incorporación. De la misma
manera la doctrina señala otras que aunque no estén individualizadas en el concepto legal de
título -valor referido en el artículo 491 del Código de Comercio, se encuentran identificadas en
la ley o en el mismo título que trata de estos documentos; tal es el caso de la circulación, la
indivisibilidad y la solidaridad.

En efecto, el artículo 491 del Código de Comercio Boliviano, al referirse a estos documentos
expresa: “Título – valor es el documento necesario para legitimar el ejercicio del derecho literal
y autónomo consignado el mismo”. Este artículo es complementado con el siguiente; es decir el
492, cuando dice que “los documentos y actos indicados en este Título, sólo producirán los
efectos previstos cuando contengan las menciones y llenen los requisitos señalados en el
presente Código; salvo, dice, que por la misma ley estén implícitos”.

Tomando en cuenta los elementos señalados, examinaremos cada uno de ellos:

La necesidad. Esto quiere decir que para que un documento produzca efectos de título – valor,
se hace indispensable (necesario) que contengan las formalidades indicadas en la misma ley y
cumplan con los requisitos que ella exige. Con excepción de los que la misma ley presuma,
pues no podemos olvidar que esta categoría de documentos han sido creados por el legislador
Si un documento no contiene las menciones y los requisitos estipulados en la ley, nunca podrá
adquirir la naturaleza de título – valor.

La legitimación. La legitimación como requisito esencial de los títulos valores, significa la


facultad que tiene el titular del derecho incorporado ala documento para ejercer ese derecho.
Es decir, para transferirlo a cualquier título, o simplemente para darlo en garantía como sucede
con el bono de prenda.

Esta legitimación no solo comprende a los derechos del acreedor si no también a las
obligaciones del mismo deudor en cuanto se refiere a la obligación que tiene éste de cumplir
con la prestación prometida; salvo que se trate de un poseedor de mala fe, caso en el cual
puede negarse a cumplir por falta de entrega del titulo – valor o por que la entrega se la realizó
sin la intención de hacerlo negociable.

Si se trata de títulos nominativos, está legitimado para ejercer esa facultad la persona cuyo
nombre aparece tanto en el texto del título como en el registro del emisor del documento. Si se
refiere a títulos a la orden estará legitimada aquella persona que tenga la calidad de primer
tomador o endosatario y además posea el título. En los títulos – valores al portador estará
legitimada para ejercer sus derechos de acreedor aquella persona que sea legítima tenedora
del documento, tal cual lo establece el artículo 539 con relación al 514 del Código de Comercio.

La literalidad. Este requisito que al igual que los anteriores lo señala el artículo 491 del Código
de Comercio, se encuentra perfectamente aclarado en el artículo 500 del mismo cuerpo de
leyes, cuando refiere a que "el que suscribe un título – valor quedará obligado en los términos
literales del mismo, a menos que lo firme con salvedades compatibles con su esencia”.

Como se puede advertir, este requisito delimita el contenido, la clase, la extensión y la


modalidad del derecho que se incorpora en el título, pues, de la expresión literal o del
contenido de lo escrito se deriva el alcance del derecho y de la obligación consignada, de tal
manera que las partes que intervienen en la relación cambiaria, o las que intervendrán en el
futuro, saben a qué atenerse, pues conocen perfectamente el derecho o la obligación a que se
someten, pues la literalidad les da la certeza y la seguridad en sus transacciones a todos los que
intervienen en la acción cambiaria.

Si bien es evidente que la misma ley establece que el suscriptor de un título – valor se obliga
conforme a su tenor literal como se había dicho antes; no es menos evidente que la ley
también se encarga de subsanar algunas omisiones que pudieran haber existido al momento
de redactarse el documento o cuando la literalidad se presente en forma dudosa o confusa.
Cuando ello ocurre surgen las “normas supletorias” para allanar aquellas falencias, tales como
la del artículo 494 referidas a la omisión del lugar y fecha del cumplimiento del título valor; la
del artículo 495 referida a los casos de haberse dejado espacios en blanco en el documento; o
la del artículo 496 para citar algunas, referida a cuando en el título valor existen diferencias del
importe representado en números y en letras. Sobre estos casos continuaremos hablando
cuando estudiemos a cada título – valor por separado.

La autonomía. Este requisito esencial de todo título valor, además de encontrarse entre los
elementos conceptuales referidos en el artículo 491 ya citado, se halla mejor precisado en el
art.499 del Código de Comercio, cuando dice que “todo suscriptor de un título – valor se obliga
autónomamente y que las circunstancias que invaliden la obligación de alguno o algunos de los
suscriptores no afectan las obligaciones de las demás personas que lo suscriban. Ello significa
que la posición jurídica de las partes y los derechos que se transfieren en la serie de relaciones
cambiarias generadas por el proceso de circulación de los títulos – valores, son independientes
entre sí.
La autonomía permite que el derecho adquirido por el primer acreedor o por los sucesivos
endosatarios, sea en muchas ocasiones de superior categoría, como puede ocurrir cuando el
derecho consignado en el título – valor o el título mismo esté viciado por una causa de nulidad
en el momento de transferirse el derecho. En este caso, el adquirente del título lo adquiere
totalmente saneado; pues, en materia de títulos – valores, al contrario de lo que ocurre en el
Derecho Civil, se puede transferir más derechos del que se tiene.

El endosante de un título – valor garantiza siempre no solo la existencia del título, si no


también la solvencia de los endosantes anteriores a él, e inclusive la del obligado originario; de
tal manera que cuando estos no lo pagan, él está obligado a hacerlo por haberse convertido en
deudor de los endosatarios posteriores.

La incorporación. Este elemento es un requisito para la existencia de los títulos – valores, el


mismo que se encuentra incluido en el artículo 491 con ela término “consignado”. Asimismo
está establecido también en el artículo 497 cuando se refiere a que el tenedor de un título –
valor tiene la obligación de exhibirlo para hacer valer el derecho incorporado en el título.

Incorporar significa materializarse; en este caso el derecho que es una cosa incorpórea, se
materializa cuando se consigna en el título. Entonces la forma de probar ese derecho es
mediante la presentación del documento original. No ocurre lo mismo en materia civil o en el
mismo Derecho Comercial no referido a títulos – valores, casos en los cuales el derecho se
puede demostrar con otros medios de prueba.

Aclarando la situación diremos que en los títulos – valores de contenido crediticio, el derecho
consignado (incorporado) en el título es una suma de dinero, como sucede con la letra de
cambio, el cheque o el pagaré; en los títulos de participación o corporativo, el derecho no es
solamente una suma de dinero como en el caso de las acciones o los bonos o debentures, si no
también es la participación que tienen los accionistas o debenturistas en la sociedad emisora.
Otras veces el derecho que se incorpora o consigna en el título es una cosa mueble o
mercadería, como en el caso del certificado de depósito o la carta de porte y el conocimiento
de embarque.

La circulación. Si bien es cierto que este requisito esencial de validez de los títulos – valores no
se encuentra identificado en el concepto referido del artículo 491, la circulación es la
característica que más notoriedad le otorga lan doctrina, tanto es así que estos documentos
fueron creados esencialmente para circular. Por consiguiente la circulación es quizás el
requisito más importante que inspiró al legislador para crear esta clase de documentos
mercantiles, y si bien es cierto que por imperio de la ley se puede también excepcionalmente
restringir o hasta suprimir este requisito en los títulos – valores; como veremos en las unidades
posteriores, ello no le quita la importancia trascendental de este elemento.

La característica de la circulación en nuestra legislación se encuentra establecida con el término


de “transmisión” cuando en el artículo 501 se refiere a los efectos jurídicos de la transmisión
que causa en los títulos – valores. Este mismo elemento lo podemos ver en el Código de
Comercio al referirnos a los títulos nominativos en el artículo 518, a los títulos a la orden en el
artículo 521 y a los títulos al portador en el artículo 539 de nuestro compilado comercial.

Sin embargo con más claridad lo podemos observar cuando nuestro Código en los artfculos 522
al 538 se refiere al endoso de estos documentos; figura jurídica que permite la circulación de
los títulos – valores de cuyos pormenores nos ocuparemos al finalizar esta unidad.La
circulación es uno de los elementos calificados como esenciales por lan doctrina y por la propia
ley; tan es así que el artículo 512 refiere a que las disposiciones sobre títulos – valores no se
aplican a los boletos, fichas, contraseñas u otros documentos no destinados a circular. De igual
manera el artículo 514 considera tenedor legítimo del título – valor a quien lo posea de
acuerdo con las normas de la circulación.

Con relación al elemento circulación Winizky dice que “la esencia económico jurídica de estos
papeles, de estos documentos cartulares está en la negociabilidad de los mismos, en la
seguridad que da a quien los adquiere, en el derecho que ellos emergen y en la simplicidad
formal de su adquisición; de ahí que nosotros insistamos en denominarlos títulos circulatorios,
y que incluyamos en la definición como elemento esencial el de su aptitud para circular”

La indivisibilidad. La indivisibilidad es otro de los requisitos esenciales y doctrinales para la


existencia del título – valor y que le sirve de complemento a la incorporación. Por la
indivisibilidad el derecho literal consignado en el título, solo puede ser ejercido por su titular.

En nuestro Código de Comercio, este elemento está plasmado en el artículo 514 cuando
establece que se considera tenedor legítimo del título a quien lo posea conforme a las normas
de la circulación.

La solidaridad. Finalmente nos referiremos al requisito doctrinario de la solidaridad,


significando ello que en materia de títulos – valores y a diferencia del Derecho Civii, la
solidaridad siempre se presume, de manera que a menos que se manifieste por escrito y en el
título lo contrario, y solo en algunos casos que veremos en otras unidades al referirnos a los
avales, todos los deudores de un título – valor (girador, aceptante, avalista o endosante) están
obligados respecto a los acreedores o legítimos tenedores a cumplir con el total de la
obligación. De igual manera el acreedor, sea este el primer beneficiario o el último endosatario
si lo hubiere, pueden exigir el cumplimiento de lo debido a uno, unos o a todos los obligados,
por el total de la obligación, teniendo el acreedor el derecho de elección.

La solidaridad en nuestra legislación se encuentra establecida en el artículo 505 que refiere que
cuando dos o más personas suscriban un título – valor en una misma calidad, estos se obligan
solidariamente; sin embargo, entre ellos no existe la solidaridad y sí la mancomunidad; de
manera que si uno de estos deudores paga la obligación, el que paga tiene derecho a exigir a
los demás deudores parigrados que en forma mancomunada y proporcional le rembolsen lo
pagado. Esto es que si los deudores del mismo grado deben Bs.9.000 y uno paga el total de la
deuda, los dos restantes tienen que devolver al que pagó la suma de Bs.3.000 cada uno.

7 REQUISITOS FORMALES GENERICOS DEL TITULO VALOR – Los requisitos formales genéricos
que deben contener todos los títulos – valores, son aquellos elementos que aparecen al
dársele existencia al título; es decir, el contenido que debe tener todo título – valor, los que se
trasuntan en prescripciones legales exigidas en el momento de la formación del negocio o acto
jurídico unilateral, como es el caso de los citados por el artículo 493 del Código de Comercio.

De faltar uno o alguno de estos requisitos formales, aquel documento no podrá producir los
efectos de título – valor, salvo que en la misma ley estén implícitos o que la ley establezca
taxativamente que puede ser subsanada la omisión. Sin embargo, por expresa disposición del
artículo 492 la omisión de esos requisitos no afecta a la validez del negocio jurídico que dio
origen al título – valor, salvo alguna excepción. Ello significa que si una persona se obliga
mediante una letra de cambio a pagar el precio de la compra de una vehículo y el título
resultare perjudicado por falta de requisitos formales, es el título el que no surtiría los efectos
cambiarios pero quedaría válido on subsistente la operación de compra venta.

De conformidad con lo dispuesto por el citado artículo, para que un documento de la


naturaleza de los títulos – valores produzca sus efectos legales, debe contener, además de los
requisitos particulares establecidos para cada clase de títulos, los requisitos exigidos por la
citada disposición legal, tal cual pasamos a analizar.

Nombre del título – valor. Esto quiere decir que para que un documento produzca los efectos
de título – valor, debe contener además de los otros requisitos, el nombre del título – valor del
cual se trate escrito en alguna parte del documento. Es decir que el documento debe indicar si
se trata de una letra de cambio, las palabras letra de cambio, si se trata de un pagaré la palabra
pagaré; si se trata de una factura cambiaria la palabra factura cambiaria, etcétera. En algunas
legislaciones el nombre del título – valor inserto en el documento no es esencial para la
existencia del título.

Lugar y fecha de emisión o expedición. En realidad este requisito está dividido en dos partes, el
lugar y la fecha de emisión (creación) del título y el lugar y fecha de entrega del título. En el
primer caso este requisito prácticamente no es esencial para la existencia del título – valor. El
consiste en que se debe consignar en el documento la

Fecha y lugar de emisión o creación del documento. Sin embargo la última

Parte del artículo 494 trae una norma supletoria para el caso de no indicarse el

Lugar y fecha de emisión del título. La referida disposición determina que si no

Se menciona la fecha y lugar de la creación del título, se tendrá como tales la.

Fecha y lugar de su entrega; pero si no tiene ninguna de esas fechas, el título –

Valor no tiene validez legal.

La fecha de creación del documento puede tener importancia cuando en el mismo título se
establecen plazos que se cuentan a partir de la creación, d cuando se da el caso del apartado
segundo del artículo 508 que se refiere a la ratificación expresa o tácita de la suscripción de
títulos por una persona que no tenga el poder suficiente para hacerlo por otro. En el caso de
producirse la ratificación de la firma por parte del representado, el plazo se computará a partir
de la fecha de la suscripción por parte del apoderado aparente.

En el segundo caso; es decir, la fecha de expedición del título – valor, se refiere al


desplazamiento o entrega que hace el suscriptor del título a favor del acreedor o beneficiario.
Esta entrega debe hacerse acompañada de un elemento subjetivo, cual es la intención de
hacerlo negociable.

Solo en forma excepcional se permite la reducción o la prohibición del elemento circulación,


como es el caso del cheque que contenga las expresiones intransferible, no negociable o
cuando se gira o endosa a un beneficiario que es el mismo girado o librado. En este caso aún
sin transferirse con la intención de hacerlo negociable el cheque no pierde su naturaleza de
título – valor, como veremos en la unidad que le corresponda.

La mención del derecho consignado en el titulo. Este elemento tiene íntima relación con la
literalidad y la incorporación referida entre los requisitos esenciales. Ello quiere decir que el
derecho debe mencionarse por escrito en el título. Este derecho puede escribirse a mano,
mediante impresión mecánica o por cualquier otro medio análogo. De igual manera el título
puede ser de papel, cartón, tela o cualquier otro material en el que pueda escribirse sobre él.
Debe estar escrito en idioma castellano.

En el escrito debe mencionarse además el derecho que se incorpora en él,

Como ser una suma determinada de dinero en el caso de una letra de cambio, a

Cheque o pagaré, o una alícuota parte de un crédito colectivo como ocurre en

El caso de los bonos, o referirse a mercaderías depositadas como en el caso de los certificados
de depósitos. De igual manera en caso de tratarse de sumas de dinero, el derecho debe estar
escrito en letras y en números, en la forma establecida por el artículo 496 del Código de
Comercio. Lugar y fecha para el ejercicio del derecho. Este requisito de forma se divide en dos
partes, el lugar donde se debe cumplir con la obligación y la fecha cuando se debe cumplir con
lo prometido.

En el primer caso que se refiere al lugar donde se debe cumplir con lag obligación, significa que
en el título se tendrá que especificar dónde se cumplirá con la obligación. Sin embargo, como
este requisito no es esencial para la validez del título – valor, la ley establece para ello
presunciones para el caso de no consignarse, como la que señala el artículo 494, cuando
establece que si se omite el lugar de cumplimiento o el ejercicio del derecho, se tendrá como
tal el domicilio del creador del título y si se hubieran señalado varios. Lugares, el tenedor podrá
elegir de entre ellos. Sin embargo tratándose de títulos representativos de mercaderías, se
podrá exigir su cumplimiento en ela lugar en que estas deban ser entregadas.

En el segundo caso, que corresponde a la fecha en que deba cumplirse la obligación prometida,
ello tiene diferentes modalidades según el titulo – valor del cual se trate, tales como a fecha
fija, a la vista, a días o meses fecha y a días o meses vista; aspectos estos que estudiaremos
cuando analicemos a cada uno de los títulos por separado.

La firma de quien lo emite o expide. Este requisito es esencial para la existencia del título –
valor y se refiere a que el emisor o girador del título debe necesariamente firmar el documento
para que pueda surtir los efectos de ley. De lo contrario el título es absolutamente nulo, pues
como dice el artículo 498, toda obligación consignada en un título – valor deriva su eficacia de
una firma puesta en el mismo y de su entrega al tomador o beneficiario legítimo, lo que quiere
decir que si al instrumento, por más que cumpla con los demás requisitos, le falta la firma del
suscriptor, es como si no existiera y por ende no produce ningún efecto jurídico.

Aunque sería conveniente que la firma del suscriptor esté acompañada de su número de
cédula de identidad para hacerla más identificable, como ocurre en otras legislaciones, la firma
en los títulos – valores goza de la presunción de autenticidad en razón al principio de la buenas
fe. Sin embargo ese requisito admite prueba en contrario, por lo que puede una firma ser
desvirtuada en proceso ordinario.

Sin embargo es necesario dejar claramente establecido, que la firma surte efectos legales no
siempre cuando es pulsada por el suscriptor, sino que ella también puede ser puesta
válidamente por medios mecánicos, tal es el caso de la permisión que se hace en la última
parte del artículo 493 cuando se refiere a que en los títulos en series la firma autógrafa podrá
ser sustituida, bajo la responsabilidad del emisor del título, por un facsímil que puede ser
impreso previa autorización del órgano administrativo que ejerza el control del órgano emisor.

Por expresa disposición de la ley, puede también una persona suscribir válidamente un título –
valor por otra, tratándose de mandatarios o factores. En nuestra legislación la firma del
suscriptor debe estar seguida de su nombre y domicilio para que produzca los efectos de
títulos – valores.

8 CLASIFICACION DE LOS TITULOS – VALORES

La doctrina nos enseña que en materia de títulos – valores, existen diferentes clasificaciones;
esto con el objeto de poder agruparlos de tal manera que podamos relievar sus características
comunes desde una óptica especial. Veamos alguna de estas clasificaciones:

DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL OBJETO DE LA OBLIGACION


Esta clasificación obedece al tipo o clase de derecho que se incorpora en el título – valor. Se
encuentra referida en la última parte del artículo 491 de nuestro Código de Comercio. De
acuerdo a esta clasificación, los títulos – valores pueden ser de contenido crediticio,
corporativo o de participación y representativo de mercadería.

Los títulos valores de contenido crediticio, llamados también por la doctrina “obligaciones”, son
aquellos en los que el derecho incorporado es una suma de dinero, ya sea mediante una orden
como sucede en la letra de cambio o en el cheque, o mediante una promesa como es el caso
del pagaré.

Los títulos – valores corporativos o de participación, también llamados

Personales, son aquellos cuyo objeto principal no es tanto el derecho de un crédito, si no más
bien el poder o la facultad de endilgarle al poseedor una calidad especial de miembro de una
corporación, tal es el caso de las acciones, que confieren a su poseedor la calidad de socio, y
otorgándosele los derechos y obligaciones de accionistas ya referidos cuando tratamos el tema
de las sociedades anónimas en la unidad No.10; o también al caso de los bonos o debentures
que constituyen obligaciones patrimoniales emitidas por sociedades anónimas y cuyo legítimo
tenedor, al mismo tiempo se hace acreedor a una alícuota parte de un crédito colectivo
tomado por la sociedad emisora y a determinados derechos colaterales. Características estas a
las que nos referiremos cuando estudiemos la unidad correspondiente.

Los títulos – valores representativos de mercaderías, son aquellos que confieren a sus legítimos
tenedores un derecho real sobre mercaderías, de tal manera que no puede transferirse el
dominio de éstos sin transferirse el título. Esta clase de títulos – valores corresponden
propiamente a los certificados de depósitos o a la carta de porte y conocimiento de embarque.

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SU CIRCULACION

Esta clasificación, que también es considerada en nuestra legislación en los artículos 516 al 539
del Código de Comercio, obedece a la ley de circulación que tienen los títulos – valores y
corresponde a los títulos nominativos, a la orden y al portador.

Los títulos nominativos contienen a parte del derecho en ellos consignados, el nombre de la
persona que ejercita ese derecho. Este nombre también está apuntado en los registros internos
del que lo emite; de manera que de haber endoso, la transferencia no queda perfeccionada, si
no que necesariamente ésta sólo puede verificarse previo registro del nuevo propietario en los
libros de la sociedad emisora; de suerte que si se realiza el endoso únicamente o el registro en
la scciedad emisora, no se ha legitimado al nuevo tenedor del título; ya que es condición legal
la existencia del nombre del titular en ela título como así también en los registros de la entidad
emisora. En este sentido diremos que el tenedor legitimo de un titulo nominativo será aquel
cuyo nombre se indique en el documento y coincida con el que se tiene apuntado en el registro
del creador del título.

En los títulos – valores a la orden, existe también el nombre del titular; es decir que son
tambiér: nominales; sin embargo para ser transferidos, no necesitan que esta transferencia sea
registrada en los libros internos del que lo emite y para ello basta endosarlos y entregarlos a su
nuevo titular; sin necesidad del registro.

En los títulos – valores al portador, su tenedor es el titular del derecho; no existe endoso por
no ser necesario, pues su legítimo poseedor viene a ser el titular y propietario.

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE SU IDENTIFICACION

Tomando en cuenta la consideración que hace la ley y las características que señala la doctrina
a esta institución del Derecho Comercial, los títulos valores pueden ser típicos o nominados y
atípicos o innominados.

Los primeros son los reglamentados por la ley; es decir, aquellos que con carácter taxativos se
encuentran establecidos como tal en la ley (Código de Comercio, Ley de Títulos – Valores, Ley
de Documentos Cambiarios, etcétera). Y los segundos, o sea los atípicos o innominados son los
que no están reglamentados por estas leyes; son una creación de la costumbre, o están
individualizado por las leyes pero no están reglamentados.

La discusión estriba en la posibilidad de crear títulos – valores por efecto de la costumbre.


Tomando en cuenta que la costumbre es una de las fuentes del derecho y que los títulos –
valores son una creación de la ley, no se puede concebir que existan otras fuentes creadores de
títulos – valores que no sea la ley.

Sin embargo, existen posiciones doctrinarias antagónicas sobre el particular, pues quienes
sustentan que los títulos – valores solo pueden ser los taxativamente establecidos por la ley, se
basan en el carácter especial de estos documentos frente al régimen general de las
obligaciones, y por ello la costumbre carece de fuerza normativa. Para sostener su tesis se
apoyan en els concepto de tipicidad como característica esencial genérica de todo título –
valor, por la cual se exige la nominación de cada título en la ley.

Quienes están de acuerdo en la posibilidad de crear títulos – valores por la costumbre, se


apoyan en el carácter dinámico del Derecho Comercial, y afirman que sostener la tesis
contraria es convertir en rígido un derecho por naturaleza móvil, y olvidar el valor que la ley le
otorga a la costumbre como fuente creadora de derecho. Concluyen afirmando aquellos, que la
costumbre puede generar títulos – valores y que los documentos que reúnen los requisitos
legales establecidos por la ley, aunque no estén plenamente identificados, son títulos – valores
siempre que no violen prohibición alguna.
Sobre este particular Sanin Echeverry, considera que en là medida en que un documento reúna
los requisitos esenciales contenidos en el Código de Comercio, se podrá afirmar que se trata de
un título – valor, y en consecuencia será aplicable la legislación cambiaria y sus efectos.

Una tesis intermedia es la referida por el autor Luís Helo Kattan, quien sostiene que pueden
existir títulos – valores no tipificados por el Código de Comercio, pero sí por otras leyes,
negando así de igual manera el valor creador de la costumbre.

En nuestra legislación (Código de Comercio), este tipo de documentos, si bien es cierto que
aparecen plenamente reglamentados en forma individual (tipificados) cuando en el Capítulo V
del Libro Segundo se refiere a las “Distintas Clases de Títulos – Valores”, implícitamente el
artículo 492 refiere a que los documentos y actos indicados en el capítulo correspondiente del
Código de Comercio sólo producirán sus efectos cuando contengan las menciones y llenen los
requisitos señalados en el Código de Comercio (enumeración taxativa), no es menos cierto
también que el artículo 512 abre la posibilidad (enumeración enunciativa) de que otros
documentos mercantiles con las características esenciales y formales estudiadas
anteriormente, puedan aun sin estar tipificados en el código, ser considerados títulos – valores.
Claro está que los boletos, fichas, contraseñas y otros documentos no destinados a circular,
quedan expresamente excluidos de esta categoría, por así determinarse en nuestro código.

Si tomamos en cuenta que nuestro Código le otorga validez cambiaria tanto a los títulos –
valores nominados como a los innominados, serían también considerados títulos – valores
además de los reglamentados en el Código de Comercio, otros similares como veremos en la
parte final de este capítulo.

OTRAS FORMAS DE CLASIFICACION DE LOS TITULOS – VALORES La doctrina y algunas veces la


ley considera además de los estudiados precedentemente, otras formas de clasificación de los
títulos – valores, como ser las siguientes:

Títulos Abstractos y causales o concretos. Esta clasificación obedece a los efectos de la causa en
la vida del título y al principio de abstracción. Los abstractos son aquellos que se desvinculan
por completo de la causa que les dio origen; es decir, del negocio jurídico o relación jurídica
subyacente, como la letra de cambio con la que se paga la compra de algo. Si bien es cierto que
la emisión de la letra de cambio nace como producto de la operación de compra venta ya
referida, tanto la operación de compra venta como la emisión de la letra de cambio tienen sus
propios efectos por separado. Los títulos causales o concretos son aquellos que no se pueden
desvincular de la causa que les dio origen, como es el caso de las acciones; pues si la sociedad
emisora desaparece, desaparecen también las acciones, o la factura cambiaria cuyo requisito
para su existencia es la compra venta de mercaderías a plazo, o el certificado de depósito que
tiene su referente en el contrato de depósito, por citar algunos.
Títulos restrictivos y no restrictivos. Estos título – valores se clasifican de acuerdo al alcance de
su negociabilidad. Los restrictivos son aquellos cuya negociabilidad (circulación) se ha limitado,
como ocurre con los cheques cuando se le coloca la cláusula no negociable, intransferible,
etcétera; los no restrictivos son aquellos que no tienen esa limitación y son perfectamente
negociables.

Títulos singulares y seriales. Estos se refieren a la forma de creación. Los singulares son
aquellos que se emiten en forma individual como el caso del cheque o el pagaré. Los seriales
son los que ofrecen características genéricas y se emiten masivamente; tal es el caso de las
acciones o los bonos o debentures.

Títulos nacionales o extranjeros. Esta clasificación tiene que ver con el origen territorial de los
títulos. Los nacionales son los creados en Bolivia y conforme a las leyes bolivianas (artículos
491, 492 y 493 del Código de Comercio). Los extranjeros son los creados fuera del territorio
nacional según las propias normas del país de origen y para que sean válidos en Bolivia se debe
cumplir con los requisitos citados en el artículo 513 de nuestro Código; es decir, si llenan los
requisitos mínimos establecidos en su ley de origen y cuando además se cumplan las
formalidades legales que se exijan al efecto dentro del territorio nacional.

9. ENDOSO

El endoso es el mecanismo creado por ley para permitir la circulación de los títulos valores. El
endoso viene a ser la cláusula accesoria inserta en el reverso del título, por el cual el acreedor
o el beneficiario inserta a otro acreedor en su lugar. Este se materializa cuando el acreedor -
endosante ordena por escrito que el título valor sea pagado a otra persona, endosatario. Si se
coloca el nombre del unevo acreedor, la fecha del endoso ya la firma del primer acreedor se
llama endoso completo. Si solo se coloca la firma del endosante únicamente se llama endoso
en blanco. Con el endoso y la entrega del título; es decir con el desplazamiento material del
título de manos del endosante al endosatario, se hace posible la circulación de los títulos –
valores

El concepto referido anteriormente, se refiere al caso más común del endoso, cual es el endoso
en propiedad; sin embargo, debemos dejar claramente establecido que existen dos tipos más
de endosos, como ser el endoso en cobranza y el endoso en garantía que se encuentran
establecidos en nuestro Código de Comercio en el artículo 527.

Cuando se endosa en propiedad se debe indicar en el documento o en hoja adherida al mismo


las palabras “páguese a la orden de”, o “a la orden de”. En el endoso en cobranza debe
indicarse la expresión “en cobranza o al cobro, u otra equivalente”. En cambio cuando se
endosa en garantía debe expresarse “en garantía, en prenda, u otra equivalente”. El endoso en
blanco se reputa como endoso en propiedad.
Mediante el endoso en propiedad se transmite el dominio del título. Mediante el endoso en
cobranza, no se transmite la propiedad pero faculta al endosatario para presentar el
documento para su aceptación, para endosarlo en cobranza y para cobrarlo judicial o
extrajudicialmente. El endosatario en este caso tiene los derechos y obligaciones de un
mandatario. En el endoso en garantía confiere al endosatario además de sus derechos de
acreedor

Prendario, las facultades que confiere el endoso en cobranza.

OTRAS CLASES DE ENDOSO

Fuera de las tres clases de endoso referidas anteriormente, tanto la doctrina como la propia ley
establecen otras clases, tales como :

Endoso posterior al vencimiento. Llamado también endoso impropio, y es establecido por el


artículo 531 de nuestra legislación comercial. Este se lo hace después del vencimiento o
después del protesto y produce los efectos de cesión ordinaria.

Endoso sin responsabilidad. Este tipo de endoso se efectúa cuando el endosante transfiere un
título a la orden, en el cual le pone una cláusula especial que dice “sin responsabilidad, u otra
equivalente”. En este caso ela endosante se libera de toda responsabilidad cambiaria respecto
a los tenedores futuros del documento, quedando entendido de acuerdo al artículo 526 que el
propietario transfiere su derecho pero sin garantizarlo de modo alguno.

Valores entre bancos, de Endoso Bancario. Los endosos de títulos conformidad con el artículo
536 del Código de Comercio, constituyen una modalidad excepcional con respecto a los
requisitos que debe contener todo endoso, pues el endoso entre bancos se puede hacer
únicamente con el sello del banco endosante y sin necesidad de firma de este, como lo norma
el artículo 522 4) de nuestra ley.

10. TRANSFERENCIA MEDIANTE CESION DE CREDITO

Los títulos – valores pueden excepcionalmente transferirse mediante la cesión de crédito


establecida en el Libro Tercero, Capítulo I, Título II, artículos 384 y siguientes del Código Civil.

Mediante la citada norma legal, es posible que los derechos establecidos en documentos civiles
o mercantiles constitutivos de obligaciones puedan ser traspasados de manos del acreedor a
otra persona que se constituye en nuevo acreedor. Sin embargo en lo que toca a títulos -
valores, aunque estos sean esencialmente transferibles, la transferencia por lo general no se
efectúa mediante la cesión de crédito, si no mediante el endoso, y solamente en la vía de la
excepción se transfieren mediante la césión de crédito, ya sea antes o después de su
vencimiento.

Es pertinente aclarar que si bien es cierto que tanto el endoso en propiedad como la cesión
crédito significan transferencias, también existen entre ambas figuras marcadas diferencias que
es necesario puntualizar:

La cesión de crédito es una figura jurídica de índole civil y también mercantil; el endoso es
exclusivo de materia comercial, y dentro de ello de materia de títulos – valores en particular.

La cesión de crédito puede verificarse sobre un derecho que conste o no en un documento,


mientras que el endoso se verifica siempre sobre un derecho necesariamente incorporado en
un título – valor.

La cesión de crédito puede hacerse mediante documentos separados del título, mientras que el
endoso debe hacerse en el reverso del título, y sólo con carácter excepcional en hoja adherida
él.

Para que la cesión de crédito produzca efectos respecto al deudor y a terceros debe ser
aceptado por el deudor o por lo menos notificado éste; mientras que en el endoso para que
produzca efectos respecto a los obligados no requiere ninguna notificación.

En la cesión de crédito se requiere la designación de la persona a la cual se transfiere el


derecho (cesionario); en el endoso no, pues puede un título- valor endosarse en blanco o al
portador, como dispone el artículo 524 del Código de Comercio.

En la cesión de crédito, el cedente garantiza la existencia del derecho en el momento de la


cesión, y la solvencia del deudor solamente es garantizada cuando así sea convenida. En el
endoso la existencia del derecho y la solvencia de los deudores es garantizada en todo
momento, salvo casos muy especiales en los cuales el endosante transfiere su derecho al
endosatario sin responsabilidad.

La cesión de crédito puede ser total o parcial, mientras que en el endoso siempre es total. En la
cesión se transfiere una cosa incorporal como son los derechos, mientras que con el endoso se
transfiere una cosa corporal(mueble), como es el caso del documento llamado título – valor.

11 EL AVAL
La palabra aval es un término jurídico utilizado única y exclusivamente al referirnos a los títulos
– valores. El aval es una garantía personal, típica de los títulos – valores, ya que este término es
únicamente utilizado para referirnos a esta materia.

El profesor Colombiano Lizandro Peña Nossa, en su libro “Curso de Títulos –

De Bogotá 1992, define al aval

Valores”, editorial Temis S.A. Santa

Indicando que “es un acto jurídico unilateral, en virtud del cual una o varias

Personas garantizan en forma objetiva, escrituraria, pura, simple, total o

Parcial y mediante sus firmas, el pago de una obligación de personas

Determinadas o no, vinculadas cambiariamente en un título – valor”

El término garantía es un término genérico que se utiliza para referirse a aquella persona o a
aquel bien o conjunto de bienes que están disponibles para asegurar el cumplimiento de una o
varias obligaciones, o responder por ellas. La garantía puede ser real o personal. Si es personal
en materia civil o comercial se la llama fianza, mientras que en materia de títulos – valores se la
llama aval.(las demás características de las garantías no son tocadas en este punto por no ser
parte de nuestro estudio).

En la fianza en materia civil se presume una responsabilidad mancomunada de no haber pacto


en contrario, mientras que la fianza en materia comercial se presume una responsabilidad
solidaria y por lo menos en títulos – valores no acepta pacto en contrario. La fianza puede ser
total o parcial mientras que ela aval siempre es total, salvo algunas excepciones.

De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 499 del Código de Comercio, el avalista queda
obligado al cumplimiento del título – valor aunque la obligación del avalado se haya extinguido
por cualquier causa.

12. ESPECIES DE TITULOS-VALORES


En nuestro Código de Comercio, en forma taxativa se distinguen como especies de títulos –
valores típicos los siguientes: La letra de cambio, el pagaré, el cheque, el bono o debenture, las
cédulas hipotecarias, el certificado de depósito y bono de prenda, la carta de porte y el
conocimiento de Embarque y la factura cambiaria.

Existen otras especies de títulos – valores también referidas taxativamente en el Código de


Comercio pero no reglamentadas, tales como los bonos o certificados de ahorro, establecidos
en el artículo1.370. A los certificados fiduciarios legislados en el artículo 1.444, el código no lo
ha incluido expresamente como título – valor, pero sin embargo se refiere a ellos como que
tienen el carácter de títulos – valores.

Sin embargo, por el carácter enunciativo del Código de la Materia referido a este tipo de
documentos, tienen las características de títulos – valores, otros documentos similares cuyas
creaciones obedecen al Código o a otras leyes de naturaleza económica, tales como las
acciones, los certificados de depósitos bancarios a la vista y a plazo fijo, los certificados de
créditos fiscal, y otros.

En las legislaciones extranjeras, cada país crea y reglamenta el título – valor que más se ajuste a
sus necesidades. Es así que es común encontrar en otras legislaciones titulos – valores que
nosotros no conocemos o conocemos muy poco, tales como el título de crédito hipotecario
negociable, la letra hipotecaria, el pagaré bancario, el cheque de pago diferido, el certificado
de depósito negociable, y otros.

13. ACCION CAMBIARIA

Hasta ahora nos hemos referido al derecho sustantivo o de fondo que da origen el negocio
jurídico de los títulos – valores. En este punto de la Unidad, nos toca referirnos al derecho
adjetivo o de forma, del cual tenemos que valernos para hacer efectivo el cumplimiento judicial
del derecho literal

Consignado en los títulos; es decir, para hacer cumplir coactivamente el derecho que tienen los
acreedores de estos documentos una vez que se hayan realizado sin éxito el cobro voluntario y
la colocación de falta de pago en el título o el protesto, si corresponde, del título – valor. Si el
tenedor del título no ha sido satisfecho en sus pretensiones, éste tiene

Derecho a dirigirse al órgano jurisdiccional competente para obtener en forma


Forzosa su cumplimiento. La utilización de estas acciones judiciales para exigir el cumplimiento
de los derechos de acreedores en los títulos – valores, es lo que la doctrina denomina “Acción
Cambiaria”.

Es preciso tener en cuenta que la acción cambiaria es la vía judicial idónea para exigir
coactivamente el cumplimiento de los derechos incorporados en el título – valor legalmente
otorgado y legítimamente obtenido. De manera que no constituye acción cambiaria la de aquel
acreedor de un título prescripto, caduco o perjudicado, o la de otro documento que tenga
suma líquida y exigible pero que no sea un título – valor.

Tampoco constituye acción cambiaria el trámite que se realiza en almacenes

Generales de depósito a instancias del acreedor del bono de prenda para exigir

Vía remate de la mercadería el pago de la obligación garantizada con éste, pues

Ello tiene un procedimiento especial. La segunda parte del bono de prenda

Que se réaliza en tribunales de justicia cobrando el saldo insoluto de la deuda

Garantizada con el bono de prenda después de realizado el remate en el

Almacén, sí es una acción cambiaria.

Por lo explicado anteriormente, diríamos que la acción cambiaria es el derecho que le asiste al
legítimo acreedor de un título – valor para que mediante los tribunales competentes de justicia
se exija y obtenga forzosamente de parte de los obligados el cumplimiento de los derechos
incorporados al título – valor.

En nuestro Código de Comercio se establece que el cobro judicial de los títulos valores (acción
cambiaria), se lo hará mediante el trámite del proceso

Ejecutivo, indicándose esa situación al tratarse de cada título en particular. De igual manera
existen según el título del cual se trate, dos clases de acciones ejecutivas (acciones cambiarias),
la directa y la de regreso. Por su parte el artículo 487 3) del Código de Procedimiento Civil,
determina que son títulos ejecutivos los títulos – valores y documentos mercantiles que de
acuerdo ala Código de Comercio tuvieran fuerza ejecutiva.

Por consiguiente, en un proceso ejecutivo por cobro de títulos – valores se deben observar las
normas generales del Código de Procedimiento Civil, pero teniendo en cuenta en forma
preferente las disposiciones adjetivas que contempla el Código de Comercio, si es que las hay.
Como ejemplo diríamos que el cobro judicial de una letra de cambio se lo hará por la vía
ejecutiva pero dando cumplimiento a lo dispuesto por la Sección VI Capítulo V Título II del Libro
Segundo del Código de Comercio.

Es necesario aclarar que no todos los procesos ejecutivos constituyen acción cambiaria, pues,
para que se denomine aquello, necesariamente las acciones ejecutivas deben provenir de
títulos – valores; de manera que si la acción ejecutiva proviene de un contrato civil o mercantil,
no es una acción cambiaria.

En cuanto a la competencia de los tribunales para conocer las acciones

Ejecutivas derivadas del incumplimiento de los títulos – valores, los artículos

134 y 177 de la Ley de Organización Judicial, determinan que tendrán

Competencia para ello los jueces tanto de Partido como de Instrucción en

Materia Civil y Comercial, según la cuantía del documento. De la misma

Forma en las provincias serán competentes los juzgados sean de Instrucción o

De Partido.

14 OTRAS ACCIONES JUDICIALES

No podríamos terminar esta Unidad, sin referirnos a otro tipo de acciones judiciales a las que
tiene derecho el acreedor de una obligación; es decir, aquellas acciones no cambiarias que
pueden seguir los tenedores legítimos de titulos – valores para hacer cumplir con las
obligaciones consignadas en los títulos en caso de que por algún motivo hayan perdido sus
derechos de hacerlo mediante las acciones ejecutivas.
Como podremos ver a lo largo del estudio de estos documentos, los títulos – valores son títulos
ejecutivos, de manera que la vía judicial idónea para hacerlos cumplir es la acción ejecutiva y
sin necesidad de reconocimiento de firmas; sin embargo esta vía sólo ampara a aquellos títulos
– valores perfectos, que no tienen ningún defecto en su formación y después de haberlos
cobrado sin éxito en forma voluntaria y haber realizado en tiempo oportuno los trámites
legales para que tuvieran fuerza de ejecución; además se necesita que la cobranza judicial sea
iniciada dentro de un periodo de tiempo más o menos largo que la misma ley determina. Si es
que algo de ello no ha ocurrido, la vía ejecutiva no procede, teniendo la necesidad el acreedor
de recurrir al derecho común para hacer cumplir sus obligaciones. Por consiguiente, si resultare
perjudicado el título – valor por las situaciones referidas anteriormente, no significa en todo los
casos que su acreedor pierda la totalidad de sus derechos, pues, si bien es cierto que ha
perdido sus derechos de acreedor de un título – valor, no quiere decir que haya perdido sus
derechos de acreedor de una obligación común; por consiguiente puede reclamarlos en la vía
ordinaria y de acuerdo con el derecho común, que aunque ya no son cambiarias, mediante
ellas se podría exigir sua cumplimiento. Estas acciones son precisamente la acción causal y la
de enriquecimiento ilícito.

Acción causal. Esta acción tiene su fundamento en lo dispuesto por el artículo 492 del Código
de Comercio, cuando determina que la omisión de las menciones y requisitos establecidos en
la ley para la validez de los títulos valores, no afecta a la validez del negocio jurídico que dio
origen al documento; y en el artículo 510 que dispone que los títulos – valores dados en pago
se presumen recibidos bajo la condición “salvo buen cobro” cualquiera sea el motivo de la
entrega.

En el primer caso, quiere decir que si el documento creado no pudo valer

Como título – valor por no habérselo emitido en legal forma, el negocio

Jurídico que dio origen a su creación seguirá subsistiendo, pudiendo sua

Acreedor iniciar acciones legales comunes cobratorias con base al “contrato

Madre”, haciendo présente esta situación y devolviendo o acompañando a la demanda además


del contrato original, el título que resultó sin valor. Esta demanda es una acción causal. En el
segundo; es decir, el basado en el artículo 510, aquella persona que recibió en pago de una
deuda un título – valor que no fue posible hacerse efectivo porque el deudor no quiso o no
pudo pagarlo, puede demandar judicialmente dos acciones: Mediante la acción ejecutiva
(acción cambiaria) el cumplimiento del título – valor; o mediante la acción causal; si así lo
desea, el
Pago de la deuda en base al contrato, acompañando además del contrato el

Título – valor que no se pudo cobrar. También puede demandar con el

Contrato, aunque ya no es ni acción cambiaria ni acción causal, la resolución

Por incumplimiento, la lesión o cualquier otra situación que afecte a sus intereses.

Acción de enriquecimiento ilícito. Esta acción no cambiaria, constituye el último recurso que
tiene el acreedor de un título – valor, para cobrarlo cuando no ha podido exigir su
cumplimiento por razones de caducidad o de prescripción del título. Encontramos su
fundamento en lo dispuesto por el artículo 961 del Código Civil, cuando determina que quien
sin justo motivo se enriquece en detrimento de otro, está obligado en proporción a su
enriquecimiento a indemnizar a éste por la correspondiente disminución patrimonial.

Decimos que la acción de enriquecimiento ilícito constituye el último recurso

Del acreedor, por cuanto ella sólo es procedente cuando a éste no le queda otro

Camino para hacer valer sus derechos, y siempre y cuando no haya mediado

La prescripción ordinaria o civil de la obligación. La acción se la interpondrá

Acompañando el título y se la deducirá en contra de quien se enriqueció

Favorecido por la caducidad o prescripción del documento.

Esta acción sólo es procedente en caso de que haya existido un enriquecimient, del deudor,
que haya un empobrecimiento del acreedor, que el empobrecimiento sea injusto y sin causa,
que el demandante carezca de cualquiera otra acción y que la acción no pretenda quebrantar
una disposición imperativa de la ley. Por consiguiente, todos estos elementos deben concurrira
al mismo tiempo para que sea procedente una acción de esta naturaleza.
15. CADUCIDAD Y PRESCRIPCION

Estas figuras jurídicas tan importantes para el derecho cambiario, se encuentran en la


legislación extranjera dentro del capítulo correspondiente a los títulos valores en general, pues
son comunes a casi todos estos documentos. Por el contrario, en nuestra legislación, ni la
prescripción ni la caducidad se encuentran en el Código en el lugar que deben estat, ya que
están establecidas al reglamentarse cada título en particular; y a veces ni siquiera tienen una
reglamentación propia.

Ambas figuras se refieren a la pérdida de los derechos cambiarios como consecuencia del
transcurso del tiempo y constituyen alguna de las defensas que tienen los demandados frente
a las acciones cambiarias, pues en virtud de la oposición de ellas por la vía de la excepción, se
puede enervar una acción ejecutiva.

Caducidad. La caducidad no sólo se refiere a la pérdida de los derechos cambiarios por dejar
pasar un determinado tiempo, que por lo general es corto, sino también al acaecimiento de
ciertos hechos contemplados expresamente por la ley, como es el caso de no haber sido
presentado el título en tiempo oportuno para su aceptación o para su pago y por no haberse
presentado el título oportunamente para su protesto, cuando así sea el caso.

La acción ejecutiva de regreso sólo caduca, mientras que la acción ejecutiva directa no sólo
caduca, sino que también prescribe.

Prescripción. La prescripción es una figura jurídica que sólo requiere el transcurso del tiempo
para que opere, a diferencia de la caducidad que precisa además del transcurso del tiempo, el
dejar de hacer ciertos hechos en las oportunidades establecidas por ley. Las causas que
interrumpen la prescripción respecto de uno de los deudores cambiarios, no la interrumpe
respecto de otros, salvo en el caso de los firmantes en una misma condición y que por ello
resulten obligados solidarios.

Los tiempos para la prescripción y las condiciones para que se produzca la caducidad en cada
uno de los títulos – valores reglamentados en el Código de Comercio, lo veremos
detalladamente al referirnos a cada título en particular.

Diferencia entre caducidad y prescripción. Pese a que ambas figuras tienen

Como común denominador el dejar pasar un determinado tiempo sin hacer lo

Que la ley manda, y ambas provocan la extinción de los derechos cambiarios,


Cada una tiene sus peculiaridades que las diferencian; así tenemos:

La caducidad tiene aparejada el transcurso del tiempo y la no realización de ciertos hechos,


mientras que la prescripción sólo requiere el transcurso de un determinado tiempo.

La caducidad sólo opera a favor de los obligados de regreso y ante una acción cambiaria de
regreso, mientras que la prescripción obra tanto en una acción cambiaria directa contra el
aceptante o el avalista, como en una acción cambiaria de regreso del tenedor

La caducidad no se interrumpe, mientras que la prescripción de la acción se

Puede interrurnpir cuando el deudor reconoce expresa o tácitamente su

Obligación frente al acreedor y cuando se cita al obligado cambiario con la demanda ejecutiva.
La caducidad en ningún caso puede ser renunciada, pues ella va íntimamente ligada al
acaecimiento de ciertos hechos establecidos por la ley y no al mero

Transcurso del tiempo, mientras que a la prescripción puede renunciarse

Expresa o tácitamente, como es el caso de no invocarla en la oportunidad

Procesal, o realizar abonos parciales a un título – valor prescripto.

Por último, diremos que la prescripción de la acción cambiaria no puede ser declarada de oficio
por el juez, sino que tiene que ser invocada por la parte interesada, mientras que la caducidad
tiene que ser declarada de oficio por el juez al rechazar la demanda por falta de fuerza
ejecutiva, y también puede ser invocada por la parte interesada.

16. DESMATERIALIZACION DE LOS TITULOS – VALORES

Hemos preferido dejar para la última parte de este capítulo un tema que es necesario abordar
cuando se estudia a los títulos – valores. Nos referimos a la tendencia generalizada de
desmaterializar a estos documentos; por lo menos a alguno de ellos; los que se emiten en
forma masiva y pueden ser adquiridos mediante oferta pública, tal es el caso de los bonos o
debentures y las acciones, y de algún modo también las cédulas hipotecarias.
No se ha querido tocar el tema a lo largo de esta unidad, por cuestiones de método, pues, de
haber sido así, su comprensión se haya tornado más difícil, habida cuenta que hubiere caído en
una serie de contradicciones de carácter filosóficas doctrinarias y hubiera dejado sin sustento
legal algunas características propias de los títulos – valores, tales como cl que son considerados
bienes muebles, el de ser por excelencia un documento original, el de llevar la firma de los
obligados, y por último la de hacerse necesaria la presentación del documento para exigir el
cumplimiento de la obligación establecida en el título; requisito que tiene que ver con la
incorporación.

Con la desmaterialización de los títulos – valores, las características citadas ya no tendrían


sustento legal alguno, o por lo menos la concepción de cada una de estas características
variarían, ya que el término desmaterialización implica lo contrario. Ello significa convertirlo al
título en un derecho incorpóreo o intangible del acreedor, ya que con la desmaterialización se
podría adquirir un titulo – valor sin ni siquiera tenerlo consigo materialmente. De igual forma,
se lo podría hacer exigible sin necesidad de presentar el documento al deudor en forma real.

El término desmaterializar, significa en esencia, situarlo al título – valor en un escenario virtual


pero con efectos reales, sólo posible como consecuencia de los adelantos electrónicos propios
de nuestra época, permitiéndonos hacer una serie de transacciones económicas desde una
máquina o desde un computador. Estas posibilidades, reiteramos, no las habíamos hecho
conocer anteriormente para no desviar la atención del lector, pero son cosas que quizás contra
ley se han empezado a dar en la actualidad en algunos países, hasta que el legislador se ha
visto obligado a reglamentarlas.

Y es que el derecho es así; especialmente el Derecho Comercial y sus ciencias afines; antes de
servir a su doctrina, a su filosofía y a su ética, sirve a la comunidad, y en función de esa misión
de servicio social que tiene, rebasa, a veces el campo de lo tradicional y termina por
aprehender los usos comerciales productos de las necesidades sociales, y los transforma en
leyes escritas, dejando atrás a la doctrina y a los doctrinarios, tal ves molestos o tala ves
nostálgicos por el derecho que se fue.

En lo que se refiere al plano nacional, a partir del año 2002 la Superintendencia de Valores,
está implementando lo que se llama el Depósito Central de Valores, con el objeto de que se
tenga un registro y control computarizado de emisiones de bonos y acciones que se realizan en
el mercado bursátil nacional.

Este mecanismo que funciona de manera similar a una cámara de compensación del Sistema
Financiero, permitirá próximamente poner en marcha lo que se llama la desmaterialización de
bonos y acciones, lo que significa que al adquirirse un bono o una acción vía oferta pública, no
se emitirán papeles o títulos, sino que la venta se realizará mediante una transacción
electrónica.
En lo que se refiere a las legislaciones sobre sociedades anónimas de los países comunitarios
europeos, debemos indicar que existe lo que se llama "Anotaciones en Cuenta”, que son una
forma de representación de las acciones u otros valores que pretendan acceder o permanecer
admitidas a cotización en los mercados bursátiles. Estas acciones se materialízan a través de
apuntes contables efectuados por medios informáticos. Han surgido ante la necesidad de
encontrar una solución al problema que supone la negociación de una gran rnasa de títulos en
el mercado. Las acciones representadas mediante anotaciones en cuenta, se constituyen como
tales en virtud de su inscripción en el correspondiente registro contable.

Los titulares de esas acciones tienen derecho a recibir un certificado de titularidad con el cual
pueden ejercitar los derechos de crédito relativos a sus acciones, aunque este documento no le
sirve para negociar las acciones, pues no constituye un documento que pueda ser objeto de
transmisión.

EL PAGARE

1.GENERALIDADES

De acuerdo con los datos que arroja la historia, el pagaré aparece legislado en la edad media
en una forma parecida a las letras de cambio y poco antes de aquellas; esto también como
consecuencia de la dificultad del traslado del dinero en efectivo de un lugar a otro. Del traslado
material del dinero se hacían cargo los llamados cambistas, quienes a cambio de una comisión
tomaban esos riesgos, otorgando a los depositantes una especie de carta en las que hacían
constancia del recibo de una cantidad de dinero, el mismo que prometían entregarlo a la
persona indicada y en el lugar que autorizaba el depositante. Posteriormente la promesa de
pago que hacian los cambistas a los depositantes se convirtió en una orden de pago, lo que dio
lugar al nacimiento de la letra de cambio. Ello significa que el pagaré es más antiguo que la
letra de cambio, pues ésta tuvo sus orígenes en aquel.

El pagaré, a diferencia de la letra de cambio es un título - valor mucho más sencillo y de más
fácil utilización, pues, no tiene un formato exclusivo o emitido serialmente; éste puede ser
elaborado por cualquier persona y con el texto que mejor se ajuste a sus intereses, siempre y
cuando contenga como mínimo los requisitos que la ley señala.
El pagaré no necesita de reconocimiento de firma ni de protocolización notarial para su validez.
Para ser exigible judicialmente vasta con protestarlo en la misma forma que se hace con la letra
de cambio y quien resulte ser su tenedor legítimo, puede conforme a derecho exigir su pago,
pues él constituye un perfecto título con fuerza ejecutiva..

Por su naturaleza este título - valor es de contenido crediticio y siempre acredita la existencia
de una deuda en dinero y una promesa de pago, a diferencia de otros que pueden constituir
otras clases de obligaciones. Representa una promesa de pago escrita que hace el deudor a su
acreedor en una cantidad de dinero concreta y pagadera a tiempo determinado. El término
proviene de conjugar el verbo pagar, de manera que este término imperativo denota la
seguridad del pago al acreedor.

En un pagaré pueden existir uno o más deudores, así como avalistas, siendo todos esos
obligados solidarios respecto al acreedor. De igual manera es un documento susceptible de
endoso en las mismas formas y consecuencias legales establecidas para los títulos valores en
general. En él se puede estipular intereses, consignándolos en el documento.

2. CONCEPTO

Lizando Peña Nossa, en su obra "Curso de Títulos - Valores", Editorial Temis Cuarta Edición, año
1992, Santa Fe de Bogotá - Colombia, manifiesta que el pagaré "es un título - valor de
contenido crediticio, en virtud del cual una persona denominada otorgante o girador, promete
incondicionalmente pagar una suma determinada de dinero a otra, denominada tomador o
beneficiario, o a quien este ordene; o al portador".

Nosotros diremos que el pagaré es un título - valor de contenido crediticio, por el cual una
persona (o varias) llamada girador, otorgante, promitente o deudor declara unilateralmente
deber a otra llamada acreedor, tomador o beneficiario, una cantidad determinada de dinero, y
que se compromete pagarla en el lugar y fecha establecida en el documento.

3. PERSONAS QUE INTERVIENEN

En el momento de crearse el pagaré, intervienen por lo menos dos sujetos: El suscriptor,


girador, otorgante, promitente, obligado o deudor, que es la persona (pueden ser más de una)
que firma el documento y es quien hace el reconocimiento de la deuda y la promesa de pago.
De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 596 del Código de Comercio, esta persona tiene la
calidad de aceptante de una letra de cambio; esto es, que se convierte en la principal obligada
al pago y contra quien debe llevarse a cabo la acción cambiaria.

El otro es el beneficiario, tomador o acreedor, quien recibirá el pago por parte del suscriptor. El
acreedor según nuestra legislación tiene que ser una persona determinada; sin embargo otras
legislaciones, a diferencia de la nuestra, permiten girarios en favor de una persona no
determinada pero determinable, como es el caso del giro al portador. Esta es la persona que
debe exigir su pago, inclusive por la vía judicial.

Pueden también intervenir en la vida del pagaré, de ser necesario el o los avalistas y el o los
endosatarios. Avalistas si el beneficiario así lo solicita, y el endosatario si el pagarė ha circulado
por la vía del endoso.

4. REQUISITOS QUE DEBE CONTENER

De acuerdo con lo dispuesto por los artículos 592, 593 y 594 del Código de Comercio, el pagaré
debe contener los siguientes requisitos, los mismos que generan las situaciones que
exporiemos a continuación:

La mención de ser pagaré inserta en el documento. Este requisito que para la legislación
boliviana es esencial para la validez del título - valor, para otras legislaciones no es tal. El está
referido a que todo pagaré debe mencionar esta palabra en el texto del documento, bajo pena
de considerárselo nulo para los efectos de ley.

La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero. Ello significa que el
suscriptor o girador tiene el compromiso incondicional de ofrecer el pago o el de entregar al
beneficiario una cantidad determinada de dinero en un lugar y tiempo establecido. La suma de
dinero debe ser líquida (aunque cuando se estipula intereses existe un monto líquido que viene
a ser el capital y otro ilíquido que son los intereses); lo que quiere decir que no se puede girar
un pagaré en los que la suma de dinero sea determinable o indeterminada.

En consecuencia, el derecho que se incorpora en el título, es precisamente la promesa del


girador de pagar al beneficiario una cantidad determinada de dinero; requisito este que es
esencial para la validez del título - valor.

El hecho de suscribir o girar un pagaré, es un acto jurídico unilateral, porque una persona, que
es el girador o suscriptor está manifestando en dicho acto su voluntad y admite una
declaración volitiva que lo compromete al nacer para él la obligación cambiaria de responder a
las obligaciones o derechos incorporados en el título - valor.

El nombre de la persona a cuya orden debe hacerse el pago. La Ley Uniforme de Ginebra sobre
Títulos - Valores de 1930, El Proyecto de la Ley Uniforme Centroamericana de Títulos - Valores
de 1965 y el Proyecto de Ley Uniforme de Títulos - Valores para América Latina (Proyecto
INTAL) de 1967, que sirvieron de fuente a la mayoría de las legislaciones de Europa y América
sobre la materia, contemplan a este requisito como esencial para la validez del título - valor,
pues, en ninguno de ellos se da la posibilidad de que el pagaré pueda ser girado al portador o
en blanco.

Este mismo criterio es seguido por nuestra legislación comercial; es más, mientras que las
legislaciones modelos referidas anteriormente establecen que la omisión de los requisitos que
estamos citando perjudican al pagaré como título - valor, pero no afectan sin embargo el
negocio jurídico que dio origen al documento o al acto; nuestro Código de Comercio en su
artículo 595 inexplicablemente va más allá de las legislaciones modelos analizadas, cuando
determina que es nulo el pagaré otorgado al portador o en blanco y los expedidos sin los
requisitos esenciales. Estas situaciones nos parece muy peligrosa, pues, es el único título - valor
en nuestra legislación que tiene semejante penalidad en caso de faltarse a los requisitos
insubsanables exigidos por ley, pues, recordemos que de ocurrir ello en los otros, nuestra
legislación adopta parecida situación que los proyectos modelos; es decir que el documento
puede perjudicarse pero ello no afecta al negocio jurídico al que dio origen.

En definitiva, según nuestra legislación, el pagaré deberá ser siempre a la orden; es decir que
deberá individualizarse con su nombre a la persona natural o jurídica que sea acreedora del
derecho consignado en el título, no pudiendo de consiguiente girarse al portador o dejarse el
nombre del acreedor en blanco, ya que si eso ocurriere, el pagaré es nulo.

Es pertinente indicar que en algunas legislaciones extranjeras, como es el caso de la


Colombiana por ejemplo, es permitido girar pagaré al portador. De consiguiente en esas
legislaciones el numeral en estudio no constituye un requisito esencial.

Fecha de vencimiento o la forma de determinarla y el lugar de pago. Estos dos requisitos


indicados en el numeral de estudio no son esenciales para la validez del título - valor, pues de
faltar ambos o alguno de ellos, el artículo 595 del Código de Comercio contiene las cláusulas
supletorias para subsanar las omisiones.

Pese a que la mayoría de las legislaciones, incluyendo las disposiciones legales modelos, como
la Ley de Ginebra, el Proyecto de Ley Uniforme Centroamericano y el Proyecto INTAL
establecen como modalidades de otorgamiento del pagaré las mismas de la letra de cambio,
nuestra legislación reduce ellas a sólo dos, pues de acuerdo al artículo 593 del Código de
Comercio, sólo puede otorgarse el pagaré a días o meses fecha y a fecha fija

Esto quiere decir que al igual que la letra de cambio, a días o meses fecha significa que el
suscriptor puede prometer pagar lo adeudado a treinta días o a un mes, por citar un ejemplo.
Si es así el plazo se computa desde la fecha en que se emitió el documento. Así pues si se
estableció el plazo de treinta días y se giró el primero de julio, el documento vencerá el 31 de
julio. De igual manera, si se estableció el plazo de un mes y se giró el primero de julio, el
documento vencerá el primero de agosto.

A fecha fija significa que el girador establecerá en el documento una fecha fija para su
cumplimiento, siendo esta diferente a la de su giro.

Sin embargo, si por algún motivo se omitió en el documento indicarse la fecha de vencimiento
o la forma de determinarla, la ley establece que se considera pagadero a su presentación; es
decir, como si fuera a la vista.

El siguiente requisito del numeral en estudio tiene que ver con el lugar geográfico donde se
efectuará el pago del documento. Este requisito tampoco es esencial para la valides del título -
valor, como ya se dijo anteriormente, pues, el numeral 2) del artículo 595 contiene una cláusula
supletoria en este sentido. Esta norma establece que si no se indica el lugar de pago del
documento, se entiende como tal el domicilio de su expedición y al mismo tiempo se presume
el domicilio del deudor.

Todo ello significa que en el pagaré debe establecerse por escrito la dirección, es decir la
ciudad y la casa o la oficina donde tendrá que dirigirse el beneficiario a los efectos del pago de
la deuda. Sin embargo, si en el documento no se ha indicado tal lugar, el pagaré mantiene sus
efectos jurídicos, pues en este caso el lugar del pago será el de su expedición, realizándose el
cobro y el pago en el domicilio del girador o deudor.

Esto quiere decir que si un pagaré fue girado en Santa Cruz de la Sierra y no se determina el
lugar donde debe ser exigido, se deberá cobrar en esta misma ciudad y en el domicilio
particular o en el legal (según se trate de personas físicas o colectivas) del deudor. Si los
deudores son varios, se aplicará la regla del artículo 494 del Código de Comercio; es decir que
el beneficiario o acreedor podrá elegir el domicilio que estime conveniente.

El lugar y la fecha de suscripción del documento. Al igual que el numeral anterior, esta
disposición legal se refiere a dos aspectos diferentes. El primero al lugar geográfico donde se
firmó el documento, y el segundo a la fecha de su entrega. Según la doctrina, ambos requisitos
no son esenciales para la validez del pagaré, pues, en caso de omisión, existen cláusulas
supletorias que vienen a llenar estos vacíos, tal cual veremos más adelante.

Pese a que el numeral 5) del artículo 592 del Código de Comercio señala como requisito el que
un pagaré debe contener entre otros el lugar y la fecha de suscripción del documento y el
artículo 595 determina la nulidad del pagaré que no contenga este requisito, el artículo 494
segunda parte del código de la materia, determina que si en un título - valor no se menciona la
fecha o el lugar de su creación, se tendrá como tales la fecha y el lugar de su entrega.

A nuestro juicio, el artículo 494 es de preferente aplicación, en razón a que esta norma que se
encuentra dentro de la parte general de los títulos - valores debe ser aplicada con preferencia
de las demás; de consiguiente, insistimos en que si en el pagaré no se indica el lugar y la fecha
de suscripción del documento, esto debe ser subsanado con la referida cláusula supletoria.
Esta aseveración es confirmada por el artículo 495 en el sentido de que el tenedor del
documento puede llenar los espacios en blanco del título no esenciales a su naturaleza, hasta
antes de su cobro, siempre que no se altere el acuerdo entre el creador y el primer tomador.

La firma del suscriptor o deudor. Este requisito es sin duda alguna el más importante de todos;
es tan esencial para su validez, que aunque el título - valor contenga todos los otros requisitos,
si no lleva la firma del suscriptor el documento no tiene ningún valor legal; en razón a que
como dice el artículo 498 del Código de Comercio, toda obligación consignada en un título -
valor deriva su eficacia de una firma puesta en el mismo y de su entrega al tomador o
beneficiario legítimo.

5. NORMAS DE LA LETRA DE CAMBIO APLICADAS AL PAGARE Todas las legislaciones


extranjeras sobre la materia, incluyendo las legislaciones y los proyectos unificadores modelos
ya enunciados, dedican muy poca cobertura legal al pagaré. Estas normas, al igual que la
nuestra completan la tipificación de este título valor, aplicando supletoriamente algunas
disposiciones legales para la letra de cambio; esto seguramente en razón a que la letra de
cambio es la que más se parece al documento en estudio.

Tomando en cuenta lo indicado anteriormente, los artículos 596, 598 y 599 del Código de
Comercio, dan cuenta que serán aplicables al pagaré, en lo compatible, las siguientes
disposiciones legales relativas a la letra de cambio:

El suscriptor se equipara al aceptante de la letra de cambio. El artículo 550 del Código de


Comercio determina que por el hecho de la aceptación, el girado se convierte en el principal
obligado y es la persona quien debe pagar el título a su vencimiento.

Si tomamos en cuenta que por disposición del artículo 596 del mismo cuerpo de leyes, el
suscriptor de un pagaré tiene la calidad de aceptante de una letra de cambio, ello significa que
el suscriptor es el principal obligado en un pagaré y quien debe pagar el documento a su
vencimiento; en el domicilio indicado por éste o en su domicilio particular en caso de utilizarse
la cláusula supletoria, será donde se levantará el protesto; y será en la persona del suscriptor
contra la cual recaerá la acción cambiaria, esto sin excluir a los avalistas y endosatarios si los
hubiera.

Como ya sabemos que en la letra de cambio el girado se vincula mediante la aceptación


convirtiéndose así en el principal obligado, en el pagaré al no existir aceptante, el principal
obligado que es el suscriptor o girador, se vincula al documento mediante su firma en el título.
El protesto se lo realizará conforme a la letra de cambio. De acuerdo con lo establecido por el
artículo 598, el pagaré debe ser protestado el tercer día de su vencimiento por un notario de fe
pública y llenando las formalidades establecidas para las letras de cambio en los artículos 569,
570, 573, 574, 575 y 578 del Código de Comercio.

Esto significa que el protesto debe ser realizado en el domicilio señalado para el cumplimiento
en el documento, o en el domicilio del suscriptor en caso de omisión; Si hubieren pagos
parciales estos deben aceptarse y protestarse por el saldo, y además que se podrá levantar el
protesto antes de su vencimiento en caso de que el girador o deudor sea declarado en quiebra
o concursado por sus acreedores.

Es importante puntualizar que el pagaré sólo se puede protestar por falta de pago y no así por
falta de aceptación, en razón a que como ya se tiene dicho, no existe la aceptación en esta
clase de documentos. De igual manera no es permitido dispensar al tenedor de formalizar el
protesto como puede ocurrir en la letra de cambio.

Sobre el vencimiento del pagaré. Si combinamos los artículos 599 con la última parte del
artículo 544 del Código de Comercio, tenemos que determinar que cuando un pagaré es girado
a meses fecha, éste vence el día correspondiente a su giro, tomando en cuenta los meses
señalados para el vencimiento; sin embargo, si ese mes no tuviera el día correspondiente, el
pagaré vence el día último de dicho mes.

Pueden haber avalistas. Tal como se tiene expresado en esta unidad al referirnos a los sujetos
intervinientes, el cumplimiento del pagaré puede ser garantizado en todo o en parte mediante
uno o más avales, los mismos que tendrán la responsabilidad en el pago, tal como se expuso en
la unidad dedicada a los títulos - valores en general, así como la que correspondió a la letra de
cambio.

No se puede pagar antes de su vencimiento. De acuerdo con lo establecido por el artículo 599
con relación al artículo 567 del Código de Comercio, el tenedor del pagaré no podrá ser
obligado a recibir el pago antes de su vencimiento. El deudor que pague antes del vencimiento
del documento, es responsable de la validez del pago si resulta no haber pagado a persona
legitimada. De igual manera si el deudor paga antes del vencimiento y se produce la quiebra de
éste, el acreedor deberá restituir a la masa común de la quiebra el importe recibido por el
quebrado.

Todo esto, al igual que el tratamiento para la letra de cambio, se explica porque el pagaré comc
cualquier otro título - valor, es un documento circulatorio, de manera que puede pasar de
acreedor en acreedor sin que el deudor conozca esta situación. Por esta razón, se hace
necesario que el documento se pague a su vencimiento y no antes. Lo mismo ocurre en caso
de quiebra o concurso de acreedores en contra del girado que pagó el documento antes de su
vencimiento; si fue así, el acreedor deberá devolver o restituir a la masa común el dinero
recibido del quebrado con el objeto de su distribución entre los demás acreedores conforme a
ley, pues recordemos que los títulos valores son documentos quirografarios.

Pago por consignación. De conformidad con lo dispuesto por el artículo 568 del Código de
Comercio, con relación al 599 del mismo cuerpo de leyes, el pago o cumplimiento de un pagaré
se lo puede hacer por consignación, con los mismos efectos liberatorios que cuando se hace a
la persona legitimada para hacerlo. Esto ocurre cuando el acreedor no puede o no quiere
recibir su importe o cuando no se conoce a la persona a quien debe realizarse el pago Si
vencido el pagaré éste no es presentado para su cobro, el girado o cualquier otro obligado,
después de transcurrido el plazo para el protesto, podrá consignar su importe mediante un
depósito judicial y presentarlo al juez competente del lugar donde debía de realizarse el pago,
explicando los motivos de la consignación. En la práctica ese depósito se lo hace a nombre del
juzgado que conocerá el asunto, pues, por el carácter circulatorio del título - valor, puede que
el legítimo tenedor sea otra persona distinta del primer tomador. En cuanto al tribunal, será
presentado ante el Juez en materia Civil y Comercial de la cuantía.

6. ACCIONES EMERGENTES DE LA FALTA DE PAGO

De conformidad con lo dispuesto por el artículo 599 del Código de Comercio, con relación a los
artículos 580,581,582,583,585,586 y 587 del mismo cuerpo de leyes, si el pagaré no es pagado
totalmente a su vencimiento y una vez que el documento fuere protestado legalmente se
podrán ejecutar las siguientes acciones cambiarias:

Acción ejecutiva del beneficiario, tomador o último acreedor en contra del suscriptor, de los
avalistas o de los endosantes si los hay. El legítimo tenedor del documento puede demandar el
pago del total adeudado contra todos los obligados o contra uno en especial, en el orden que
crea conveniente y sin que ello signifique que se pierda el derecho a accionar en contra de los
obligados que en un principio no fueron demandados.

Al igual que en las letras de cambio, la acción ejecutiva puede ser directa, cuando se la efectúa
en contra del suscriptor y de sus avalistas, y de regreso cuando se la efectúa en contra de los
endosantes o de los avalistas de los endosantes. El obligado en la vía de regreso que pague el
pagaré, podrá exigir por medio de la vía ejecutiva comúnmente llamada acción de repetición,
que el suscriptor o sus avalistas le devuelvan el capital pagado, los intereses moratorios legales
y otros gastos reconocidos por ley.

La acción ejecutiva perseguirá el pago del total del documento o del saldo deudor si antes se
pagó parcialmente, los intereses pactados, los moratorios y los demás gastos que ocasionó la
cobranza.
7. CADUCIDAD Y PRESCRIPCION DE LA ACCION EJECUTIVA Tomando como referencia las
disposiciones de los artículos 588, 589, 590 y 591 del Código de la materia, con relación al
mismo artículo 599 tantas veces citado, tanto la caducidad como la prescripción de las acciones
ejecutivas para la letra de cambio, tiene plena vigencia en lo que corresponda al título - valor
en estudio

Caducidad. De consiguiente, la acción ejecutiva del beneficiario o acreedor del pagaré caduca
por no haber sido presentado el documento en tiempo oportuno para su pago y por no
haberse efectuado el protesto en el transcurso del tercero día de su vencimiento.

Prescripción. Sin embargo, la acción ejecutiva directa del beneficiario o acreedor en contra del
suscriptor o deudor y/o sus avalistas prescribe a los tres años a partir del vencimiento del
documento. La acción ejecutiva de regreso del tenedor en contra de los endosantes o de los
avalistas de éstos prescribe en un año contado a partir de la fecha del protesto.

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